\"Aproximación Biográfica y Creativa entre Chopin y Mendelssohn\"

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Descripción

David Álvarez Muñoz Universidad Complutense de Madrid Enero 2014

Aproximación biográfica y creativa entre Chopin y Mendelssohn "Déjame recordarte que aunque poseas amigos y admiradores más valiosos y cercanos, ninguno es más sincero que yo". Con estas palabras se dirigía el compositor y pianista francopolaco Frédéric Chopin (1810-1849) al también pianista y compositor alemán Felix Mendelssohn (1809-1847) en una carta fechada en octubre de 1845. Chopin solía tener una opinión avasalladora y dura sobre muchos de sus contemporáneos, a los que estaba también unido por lazos de amistad, como vemos en cartas donde habla de Liszt, Schumann o Berlioz (Llort Llopart, Victoria; Escuchando a Chopin. Editorial Tizona, 2010). Con sólo dieciocho años, un deslumbrado Chopin había viajado hasta Berlín para escuchar tocar a Mendelssohn. Cuatro años más tarde, en 1832, Mendelssohn viajó a París para acudir al primer recital público de Chopin. En el segundo concierto que Chopin dio en la capital francesa, un entusiasmado Mendelssohn se levantó para aplaudirle fervorosamente, mientras que permaneció insulso durante las actuaciones de otros pianistas durante el recital. Mendelssohn llegó a tener tanto afecto por su amigo que solía llamarle "Chopinetto". Tad Szulc (Chopin in Paris: The Life and Times of the Romantic Composer. Da Capo Press, 1999) nos deja ver la influencia de la música del joven Mendelssohn en las obras de cámara de Chopin, mostrándonos su amistad como sincera, sin competiciones entre ellos. Mendelssohn dedicó gran parte de su vida a la dirección orquesta, mientras que Chopin se centró plenamente en el piano. El primero abarcó composiciones que van desde el trabajo intimista para piano hasta las grandes formas sinfónicas. Dentro del marcado estilo de Chopin encontramos rastros mendelssohnianos marcados en obras como el Trio para piano, violín y cello en Sol menor, Op. 8 (1829). Pero, quizá dos de los conjuntos de obras más relacionados conceptualmente de ambos compositores son los Preludios (1836-1839) de Chopin y las Canciones sin palabras (1829-1845) de Mendelssohn. Nos encontramos ante dos colecciones de piezas cortas para piano con un tono lírico y expresivo, propias de la tradición pujante en el Romanticismo. Además son obras que reflejan la intimidad del

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compositor durante un periodo dilatado de composición (Mendelssohn compone los ocho volúmenes intermitentemente en un lapso de dieciséis años, y Chopin crea sus preludios durante cuatro de los años más agitados de su vida), lo cual nos permite apreciar su evolución creativa y emocional. Mendelssohn también compuso notables preludios, prácticamente contemporáneos a los de Chopin: Präludien, Op. 104 (1836) y Sechs Präludien un Fugen, Op. 35 (1837). Siguiendo la estela de Bach, los preludios de Mendelssohn son breves y concisos, basándose en figuras o motivos consistentes. Chopin, como admirador de Mendelssohn, usó las Canciones sin palabras dentro de su método de enseñanza del piano (Niecks, Friedrich; Frederick Chopin: As a Man and a Musician. Kessinger Publishing, 2006, p. 189). FRÉDÉRIC CHOPIN PRELUDIOS, OP. 28, No. 6 Y No. 7

El Preludio no. 6 se data en torno a 1931, estando dedicado al pianista y compositor alemán Joseph Christhoph Kessler -quien en 1835 le había dedicado a Chopin sus 24 Preludios, Op. 31, editados en Milán- y al pianista y compositor franco-austriaco Camille Pleyel. Tiene un tono elegíaco que recuerda un poco al Preludio en Mi menor, no. 4. La melodía está desplazada hacia el registro grave. Destaca la sonoridad incisiva de la melodía, calificada por la escritora francesa George Sand , amiga íntima de Chopin, como un sonido que arrojaba el alma humana hacia una temerosa depresión. Hans von Bülow definió este preludio como "campanas que tañen", probablemente jugando con la idea de los sonidos que se repiten constantemente en el registro superior y el hecho de que esta composición sonó en el funeral de Chopin en 1849. Es una composición en Si menor organizada en compás ternario de subdivisión binaria (3/4), aunque durante los compases 13-14 escuchamos tres compases de 2/4. Anotado como un lento assai contiene una melodía que imita al sonido de un cello acompañado por notas repetitivas. Podemos diferenciar cuatro secciones: I) compases 1-8: Si menor; II) compases 9-14: Si menor -> Do Mayor; III) compases 15-22: Si menor con dominante; IV) compases 23-26: Si menor. Los cuatro últimos compases son iguales que los cuatro primeros de la primera sección. Durante toda la composición hay que destacar el uso del pedal cada vez que aparece de forma llamativa la nota Si. El pedal también funciona como intensificador de la nota más grave de la pieza (Fa♯) en el compás 23. El clímax de la pieza lo encontramos en el momento que se modula a Do Mayor.

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El Preludio no. 7 también fue creado en 1831. Compuesto en La Mayor destaca su aspecto danzable al estar construido sobre un compás ternario (3/4) en forma de mazurka -una de las composiciones favoritas del genio polaco-. Henryk Siemiradzki, Concierto de Chopin (1887).

El sutil

acompañamiento armónico le da una sonoridad "idílica".

El compositor polaco Zygmunt Noskowski definió este preludio como un "rayo de sol errante" en comparación a los demás de la colección. Pero, si este preludio ha desencadenado algo destacable es la obra del maestro catalán Federico Mompou (1893-1987) Variations sur un thème de Chopin (1938-1957). Esta composición es un andantino que se ejecuta de forma dolce e semplice y con poca intensidad (piano). La construcción armónica se desarrolla del siguiente modo: V7I-V9-I-V7-I-V7/V/V-V7/V-V7-I. Se inicia con la dominante y concluye con la tónica. Destaca la claridad de las frases, definida cada una con un acorde. Al final de la pieza encontramos un movimiento sobre el círculo de quintas, primando sonoramente el acorde de Fa sobre el resto. Hasta llegar a la parte final encontramos una cierta simetría entre las frases, lo cual se rompe según nos acercamos a la tónica con el movimiento de quintas. La estructura general podríamos dividirla en dos secciones de ocho compases que pueden subdividirse en subsecciones de cuatro frases. En muchas de las interpretaciones de este preludio los pianistas pecan en lentitud, confundiendo una ejecución aletargada con una ejecución más intensa (interpretación afectada y lenta de Valentina Igoshina en Valentina Igoshina Plays Chopin. Voiceprint Records, 2010). Tocar una pieza tan sumamente simple en su tiempo justo y alcanzar la profundidad máxima es algo que pocos pianistas han podido lograr (excelente ejecución de Alfred Cortot en Chopin: 24 Preludes / 3 Impromptus. Naxos, 2005. También es destacable la grabación de Arthur Rubinstein en Rubinstein plays Chopin. Preludes and Waltzes. Heritage Records, 2013). Si lo analizamos en el conjunto de los preludios, debe funcionar como un momento de calma entre el dramático no. 6 y el atormentado no. 8 en Fa♯ menor.

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FELIX MENDELSSOHN LIEDER OHNE WORTE, OP. 102, No3

El Opus 102 se publica póstumamente, en 1868, pero se estima que fue compuesto entre 1842 y 1845. El primer libro de las Lieder ohne Worte ("Canciones sin palabras") había sido creado en 1829 y su éxito llevó a Mendelssohn a componer otros siete volúmenes que se irían publicando sucesivamente. El título Lieder ohne Worte aparece por primera vez en una carta que envía la hermana mayor de Mendelssohn, Fanny, a Karl Klingemann en 1828. Este título se aplicaría a piezas de carácter íntimo, ligado a la relación personal entre la composición musical y la persona en quien se inspiraba. De los seis volúmenes aparecidos en vida de Mendelssohn, cinco tiene dedicatorias, todas a mujeres de la alta sociedad: Elise von Woringen, Rosa von Woringen, Sophie Horsley, Clara Schumann y Sophie Rosen. Como el propio compositor explica en una carta a su hermana Fanny, son piezas hechas "para damas" (Hinson, Maurice; Exploring piano masterworks, Songs without words. Alfred Music Publishing, 1999, p. 4). Las 48 piezas pueden clasificarse en cuatro tipos: canción en forma de solo, donde la melodía fluye continuamente sobre un acompañamiento de arpegios y acordes simples; dueto; canción coral, con secciones de armonías de cuatro-cinco voces; e instrumental, con melodías menos vocales y donde prima el acompañamiento. Algunas de las piezas concuerdan con más de una de estas tipificaciones, siendo en general todas formas breves tripartitas para piano. Cada pieza concluye con una coda. Parece que Mendelssohn hace cantar al piano en estas composiciones, donde ofrece una amplia variedad de estados y emociones. La pieza no. 3 es una tarantella compuesta en Do Mayor y organizada rítmicamente en un compás binario de subdivisión ternaria (6/8). La figura dominante es la corchea -la más apta para el 6/8-, destacando el uso de la agrupación de tres corcheas. Frente a la simplicidad dinámica de las piezas vistas de Chopin, Mendelssohn emplea recursos contrastantes que dan una gran riqueza a la pieza: crescendo, diminuendo, forte, pianissimo. En la primera parte enriquece algunas de las agrupaciones de tres corcheas con apoyaturas (compases 12, 15, 16 y 23). Hay que destacar como se alteran los acordes impares de una secuencia de quintas descendentes para formar dominantes secundarias. Se produce una línea cromática descendente.

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Los amplios saltos interválicos que se dan en los grupos corchea-silencio corchea-corchea (registro superior compases 9-10 y 13-14) dan una sensación de "galope". El compás 6/8 se liga no sólo a la tarantella -en la cultura popular decimonónica se seguía creyendo que la tarantella se bailaba para curar los efectos de la picadura de la tarántula- sino también a la marcha, una forma musical con la que comparte sonoridad esta pieza. Hablar de "galope", "tarantella" y "marcha" es hablar de Gioachino Rossini y la archifamosa obertura de su ópera Guillaume Tell (1829). Recordemos que Mendelssohn fue uno de los compositores románticos que bebió de tradiciones musicales muy diversas y creó obras "alla italiana" como su Sinfonía no. 4 (1829-1833), donde encontramos nuevamente formas como la tarantella o el saltarello.

Wilhelm Hensel, Retrato de Felix Mendelssohn (1821-1822). Staatsbibliothek Preussischer Kulturbesitz, Berlín.

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