Aproximación al territorio del campamento de la Legio VII Gemina (León, España)

July 14, 2017 | Autor: F. Muñoz Villarejo | Categoría: Roman Army, Territory, Legionary fortresses, Roman Archaeology
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Descripción

Evolución de los espacios urbanos y sus territorios en el Noroeste de la Península Ibérica

[Entrar] Raquel Martínez Peñín Gregoria Cavero Domínguez (eds.)

[Créditos]

Índice Presentación Manuela Martin

Bloque I Paisaje y Territorio Cristina Maria Vilas Boas Braga Aproximación al territorio del campamento de la Legio VII Gemina (León, españa) Emilio Campomanes Alvaredo y Fernando Muñoz Villarejo el entorno de Asturica Augusta desde la protohistoria hasta la romanización Fernando A. Muñoz Villarejo, Emilio Campomanes Alvaredo, Jesús Celis Sánchez y Mª Ángeles Sevillano Fuertes Puesta en valor de los canales de “Las Médulas” en La Cabrera (León-españa) Roberto Matías Rodríguez y Mª Luz González Fernández





Análisis de los asentamientos costeros en el sector oriental de la provincia de Lugo Luis Cordeiro Maañón Valença: território e povoamento na longa duração Belisa Vilar Pereira, Francisco José Silva de Andrade y Luís Fernando de Oliveira Fontes “Vilar de Frades”: do Convento aos (seus) Lugares, dos Lugares à Paisagem Elvira Rebelo y António Sá Pereira A villa romana de Via Cova (Póvoa de Lanhoso) no contexto do mundo rural romano no entre-Douro-e-Minho José Manuel da Silva Ribeiro O parcelamento de “Agras Velhas” em Mire de Tibães (1714-1716). Problemas de reconstituição da dimensão espacial das propriedades Carla Sofia Fernandes Xavier Revisión de la mansio de Argentiolum en la Vía XVII Item Bracara Asturicam del Itinerario de Antonino Patricia Argüelles Álvarez y Isabel García Sarmiento

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Bloques II y III Cultura material y materiales de construcción Raquel Martínez Peñín y Jorge Ribeiro Um modelo de análise da circulação monetária em Bracara Augusta David Ribeiro Mendes estudio preliminar de la cerámica del área de Santiago de Compostela en época plenomedieval Francisco Alonso Toucido Una cerámica de gres de Raeren en Santiago de Compostela (NW de españa) María Pilar Prieto Martínez, Óscar Lantes-Suárez y Francisco Alonso Toucido De fullonum bracaraugustani diis: Interpretatio e votos de pisoeiros na fachada ocidental do Conuentus Bracaraugustanus Raquel de Morais Soutelo Gomes



Reutilización de monumentos funerarios romanos en contextos arquitectónicos. Una herramienta para conocer el proceso de romanización en el noroeste de la Península Ibérica María José Martínez González el proceso constructivo de la Cerca bajomedieval de la ciudad de León a través de las excavaciones realizadas en los solares nº 9-13 de la calle Tarifa Raquel Martínez Peñín y María Isabel Cano Gómez

Bloque IV evolución urbana Fernanda Magalhães Los castros arriscados en la provincia de León: un grupo castreño singular Julio M. Vidal Encinas O surgimento do espaço urbano no Noroeste da Ibéria. Uma reflexão sobre os oppida préromanos Gonçalo Passos Correia da Cruz

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Índice

evolução e análise funcional de uma domus romana. A unidade habitacional da zona arqueológica das “antigas Cavalariças” de Braga Juliana Ferreira da Silva y Manuela Martins Urbanismo en el Poblado tardoantiguo de “el Castillón” (Santa eulalia de Tábara): adaptación y control del territorio José Carlos Sastre Blanco, Patricia Fuentes Melgar y José Honrado Castro Conimbriga después de Conimbriga. evolución y transformación durante la Antigüedad Tardía y la edad Media Jorge López Quiroga y Artemio M. Martínez Tejera Aquae Flaviae a Chaves Medieval. Evolução do tecido urbano flaviense João Manuel Gonçalves Ribeiro y Patrícia Isabel Almeida Machado Construir las ciudades vizcaínas en la edad Media. el ejemplo de la villa de Tabira de Durango Belén Bengoetxea Rementeria



el patrimonio inmobiliario urbano de los monasterios benedictinos en la Asturias bajomedieval. el ejemplo de San Pelayo de Oviedo y Santa María de Valdediós en Villaviciosa Álvaro Solano Fernández-Sordo Los libros de visitas de casas capitulares como fuente para la historia social de la ciudad medieval: primicias de un ejemplo leonés (ACL, nº 10.719) Raúl González González A tipologia dos bens imóveis do Concelho de Braga nos finais do século XV e inícios do século XVI Raquel de Oliveira Martins Valença: génese e evolução do aglomerado urbano Francisco José Silva de Andrade, Belisa Vilar Pereira y Luís Fernando de Oliveira Fontes Actividades profesionales en el entramado urbano ovetense del siglo XVIII. Una aproximación a su estudio Alberto Morán Corte y Patricia Suárez Álvarez

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Posters Contributos para a evolução da paisagem do complexo mineiro romano de Tresminas Patricia Machado A via romana Bracara – Tongobrigam – Emeritam, entre Braga e o rio Ave: resultados preliminares Luis Silva elementos arquitetónicos de Bracara Augusta. Contributo para o estudo da construção romana Manuel Lopes As cerámicas tardo antigas e medievais localizadas no ex. Albergue Distrital de Braga Alexandra Sousa A arquitectura doméstica e a organização do espaço urbano da Citânia de Sanfins Vera Brito



Sequência de ocupação da zona arqueológica do ex. Albergue Distrital. Contributo para a análise evolutivo e funcional de uma unidade doméstica em Bracara Augusta Ana Caterina Silva A zona arqueológica da “escola Velha da Sé”: contribuição para o estudo da evolução urbana da Braga entre a época Romana e Medieval Susana Bailarim Evolução da morfologia urbana de Guimarães, entre os séculos XIV e XVI. Uma abordagem multicisciplinar Paulo Pereira Formas em transformação na paisagem urbana de Barcelos: o sistema defensivo medieval António Sá Pereira

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Aproximación al territorio del campamento de la Legio VII Gemina (León, españa) Emilio Campomanes Alvaredo Fernando Muñoz Villarejo Talactor S.L. Abstract A proposal to delimit the territory of the camp of the Legio VII Gemina, in León (Spain), through the study and spread of archaeological materials, epigraphic and brands latericias this military unit in their environment, and the revision of addresses old news and recent findings provide a glimpse of some of the archaeological sites of the surroundings. 1. Consideraciones sobre Territorium y Prata Legionis Los territoria militaris son espacios controlados por el ejército, para el abastecimiento de las unidades militares, así como un espacio destinado para el entrenamiento de las tropas. Entre las necesidades que deberían satisfacer se encontraría la obtención de abundante madera,



ya fuese como combustible de hornos artesanales, baños públicos o bien los hogares de la tropa, bien para construcción e incluso la fabricación de pertrechos militares. Se deben añadir espacios con pastos para animales de carga, tiro o unidades montadas de caballería y también para el abastecimiento de agua potable y suministro de otras materias primas como la arcilla para la fabricación de ladrillo y teja o las canteras de piedra de construcción. En líneas generales, entraría dentro de la concepción autárquica de las unidades militares romanas, que además de obtener materias primas necesarias, disponían de los oficios propios para su autonomía. Sin embargo, estos espacios plantean numerosas incógnitas como su tamaño, disposición, las relaciones con las ciudades vecinas, su papel económico o los medios empleados para su explotación (Bèrard, 1992: 81). Su estudio se ha abordado tradicionalmente desde el estudio de la dispersión de las marcas latericias, con resultados muy dispares (Kurtzman, 2006), ante una falta habitual de indicios epigráficos más explícitos, como los hitos que delimitan estos espacios, de los que Hispania suma la mitad de los termini pratorum conocidos en el imperio romano. Aún la documentación epigráfica, la cuestión de estos territorios es bastante espinosa, como se pone de relieve en las diversas puestas al día de la cuestión que resumen las interpretaciones de los prata legionis (Le Roux, 1982: 114-118; Cortés Bárcena, 2009). El primer problema es de terminología entre prata y territorium y aunque se haya querido equiparar en ocasiones (García y Bellido, 1961), más bien parece que ambos definen realidades diferentes e incluso a nivel cronológico, ya que el término prata podría haber sido sustituido por territorium desde mediados del siglo II d. C. (Mocsy, 1974; Le Roux, 1982: 116), aunque tampoco parece

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totalmente seguro este término ya que apenas existe en la epigrafía o las fuentes clásicas, habiendo siendo acuñado por Schulten, aunque aún se siga empleando de forma convencional (Bèrard, 1992: 80). En cuanto a la forma y superficie que ocupaban tampoco hay demasiado consenso. Así, García y Bellido (1961: 118) y Mócsy (1967: 211-214) defienden que se trataba de un continuo en el territorio, mientras que otros investigadores consideran que los prata eran enclaves discontinuos formando “islas” entre los territorios de las ciudades limítrofes (Bèrard, 1992: 84). Si atendemos a la situación de algunos hitos que han aparecido cercanos a su ubicación original deberían darnos una idea sobre la extensión de estos espacios. Así en el caso de Dalmacia, los dos hitos conocidos se encuentran a unos 12-15 km de la base campamental de la legio XI Claudia pia fidelis (Bèrard, 1992: 83). De los numerosos hitos leoneses únicamente podemos tomar como referencia el de la legio X Gemina, con la civitas Beduniense, que posiblemente fue hallado in situ en la localidad de Quintana y Congosto, próxima a Castrocalbón (Descosido Fuertes, 1982), lo que nos proporciona una distancia de 18,5 km en línea recta de la base de la legión en Rosinos de Vidriales. El caso con mayor documentación corresponde a los prata legionis de la legio IIII Macedónica gracias a los 18 termini aparecidos en Cantabria que limitan con Iuliobriga y otro más en Burgos, con la ciudad de Segisamo, de época de Augusto. Los hitos cántabros aparecen



concentrados en el entorno de la localidad de Valedeolea y se disponen a unos 30-35 km en línea recta desde la localidad de Herrera de Pisuerga (Fernández et al., 2012: 270, fig. 4), al que hay que añadir el hito con Segisamo, cuyos cálculos llevarían a una superficie nada desdeñable que superaría con creces los 1.000 km2, equiparable al territorio de una ciudad (García y Bellido, 1961: 118). A falta de datos epigráficos tan precisos, en la mayoría de las ocasiones se han debido tener en cuenta otros elementos, como la dispersión de hallazgos latericios con sellos militares, que ha sido un indicador empleado tradicionalmente, aunque en la actualidad ha sido puesto en tela de juicio para reconstruir los territoria de estas unidades (Kurzmann, 2006: 256263). Efectivamente, no se debe tomar de forma indiscriminada este tipo de hallazgos, sino profundizando en su contexto, dadas las numerosas variables que explican su aparición en determinados lugares y en segundo lugar, el hecho que no siempre cuentan con un contexto arqueológico claro que nos aclaren las circunstancias de su aparición o su reutilización. En el caso de la legio VII la distribución de la epigrafía y marcas latericias han servido tradicionalmente para identificar los lugares donde se desplazaron destacamentos de esta unidad, como en el caso de Villalís (León) dentro de las labores mineras, o bien a ciudades próximas como Asturica y más lejanas, como Itálica, o al Norte de África o la Dacia relacionadas estas últimas con posibles campañas militares (Le Roux, 1982; Liz y Amaré 1993; Palao Vicente, 2006). Sin embargo, los hallazgos en el entorno del campamento, muy dispersos por la bibliografía, no han sido sistematizados para de trazar su territorium, cuestión relegada en los diversos trabajos sobre las producciones latericias de la legión.

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2. el recinto campamental En la actualidad se conoce con bastante precisión el origen y evolución de la base campamental en la ciudad de León, gracias a la gran cantidad de intervenciones arqueológicas realizadas en los últimos años en su casco urbano, que han dado lugar a una completa secuencia de varios campamentos superpuestos, desde finales del siglo I a. C. hasta el época Bajoimperial bastante descritos, por lo que no entraremos en detalles (Morillo y García, 2009; Morillo y García, 2006). El origen militar corresponde con un establecimiento construido con materiales perecederos fechado entre finales del siglo I a. C. y comienzos del I d. C., sustituido en época tiberiana por un recinto levantado con materiales estables y de trazado similar al campamento posterior. Ambos se atribuyen a la legio VI Victrix basándose en indicios epigráficos y numismáticos (García y Morillo, 2006: 233), que hacia el año 74 ó 75 fue sustituido por la legio VII Gemina (García y Bellido, 1970: 579; Palao Vicente, 2006: 64), que levantó un nuevo campamento, superpuesto al anterior, manteniendo el mismo trazado del que poco a poco se ha ido conociendo la planta de muralla, edificios y organización interna. Entre los diversos aspectos, nos interesa ahora señalar los estudios sobre la producción latericia de la legión desde el estudio clásico de A. García y Bellido, que secuenció sus marcas



y cronología (García y Bellido, 1970), con revisiones posteriores de J. Liz y Mª. T. Amaré que recogieron su dispersión con interesantes consideraciones sobre su producción (Liz y Amaré, 1993) o de P. Le Roux (1999), hasta recientes aportaciones que han ido completando gradualmente su panorama (Campomanes Alvaredo, 2006a; Morillo y Salido, 2013a), del que aún quedan diversos aspectos por esclarecer. La secuencia de las marcas latericias comienza prácticamente con la llegada de la legio VII y con una producción ininterrumpida durante los siglos I y II hasta que finaliza abruptamente a mediados del siglo III, bajo el emperador Trajano Decio (249-251) (García y Bellido, 1970: 588-599; Liz y Amaré, 1993), que parece coincidir con el abandono de buena parte de los edificios del campamento en el último tercio del siglo III d. C., en una situación bastante generalizada en todo el asentamiento, como se ha puesto de relieve en varias ocasiones (San Román et al., 2006), lo que ha abre numerosos interrogantes sobre el periodo final de la legio VII en tierras leonesas. No obstante, aún se levantará una potente muralla entre finales del siglo III y comienzos del IV, que se añade a la primitiva defensa legionaria por su exterior, aunque la documentación arqueológica es muy escasa en este periodo, evidenciando una importante reducción población. A pesar de ello, algunos edificios tuvieron una continuidad en la tardoantigüedad, al menos hasta el siglo VI, demostrando que no llegó a abandonarse del todo (San Román et al., 2006). En función de la secuencia descrita, se hace necesario tener en cuenta las fases de ocupación del asentamiento legionario, para el análisis de su territorio y considerar las transformaciones sufridas por las diferentes unidades legionarias asentadas, que pudieran haber

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imprimido en la explotación y control de su entorno. En este sentido hemos de indicar que la gran mayoría de los testimonios que disponemos, por no decir la totalidad, corresponden a la legio VII, mientras que la información sobre la legio VI Victrix es prácticamente inexistente en el entorno, tanto arqueológica como epigráfica, por lo que nos centraremos en el periodo entre época flavia y el siglo III, momento para el que contamos con suficientes indicios. 3. La red viaria



La red de comunicaciones articuló el territorio de una forma incontestable e incluso muchos de los yacimientos conocidos alcanzan una suficiente comprensión en relación a la malla viaria del entorno (Fig. 1). La propia posición del campamento legionario resulta bastante peculiar en relación al trazado viario, ya que se encuentra ligeramente aislado respecto del eje principal, la vía de Astorga a Tarragona y Burdeos, que discurre a unos kilómetros al sur del campamento legionario por las localidades de Villar de Mazarife, donde se ha querido localizar la mansio de Vallata, Grulleros y Villaturiel (Moreno Gallo, 2006: 46). Sin embargo, el asentamiento legionario estuvo perfectamente comunicado mediante sendos ramales que conectaban con esta calzada por el este y el oeste, de claro origen militar. Uno de ellos partía de la localidad de Hospital de Órbigo, al oeste, para seguir un trayecto similar a la actual N-120 y llegar por la “calle de la Raya”, en la localidad de Trobajo, donde se ha identificado un tramo (Moreno Gallo, 2006) y se existe un asentamiento del que más adelante nos ocuparemos, para cruzar el río Bernesga cerca del actual puente y continuar por la actual calle Ordoño II hasta alcanzar la puerta oeste del recinto legionario. El segundo ramal, hacia el este, corresponde con la vía nº 1 del Itinerario de Antonino, que tiene un gran interés por la concentración de varios yacimientos arqueológicos en su trayectoria y un extraordinario poblamiento entre las 8 millas que separan las mansiones de Lance, la ciudad de Lancia, y Ad Leg. VII Geminam (Roldán, 1975: 44). De varios lugares, apenas se sabe nada, mientras que en otros se han hecho recientes descubrimientos que han permitido profundizar en su conocimiento. Algunos autores habían propuesto su recorrido siguiendo la actual carretera N-601 y cruzando por los puentes medievales de los ríos Torío y Porma (Rodríguez, 1970; Rabanal, 1988), sin embargo, su trazado había sido descrito en el siglo XIX por el ingeniero de caminos Cipriano Martínez González (1874) que ya vio sus restos en un mejor estado de conservación que en la actualidad y que han seguido otros estudios posteriores basándose en la fotografía aérea (Loewinson, 1991; Moreno Gallo, 2006) con trabajos recientes bastante exhaustivos1. Así pues, la calzada partiría desde la puerta sur del recinto campamental, cruzaría el río Torío al sur de la localidad de Puente Castro atravesando el asentamiento de Ad Legionem (ver más adelante), continúa hasta los altos de Valdesogo, para seguir en línea recta hasta cruzar el río 1

Recientemente ha aparecido un visor con una completa documentación gráfica de las diferentes vías en Castilla y León: www.viasromanas.net

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Porma, donde se unía a la vía que viene desde Astorga para pasar al pie del cerro de la ciudad de Lancia (Loewinsohn, 1991: 196).



Figura 1. Vías romanas en el entorno del campamento de la Legio VII.

Hay que sumar la vía que figura en la tabla nº 1 del llamado Itinerario de Barro de Astorga, entre el campamento de Legio VII y Portus Blendium, a través del antiguo campamento de la Legio IIII Macedónica, situado en la actual Herrera de Pisuerga. Si el “Itinerario de Barro” había suscitado serias dudas sobre su autenticidad, esta ruta parecía la más controvertida de todas las descritas en este documento, que deberían haberse despejado tras recientes análisis por termoluminiscencia que avalarían la autenticidad del documento (Fernández Ochoa et al., 2012). Así pues, se trataría de una calzada hasta ahora no identificada sobre el terreno, que habría que suponer discurriendo al norte de la vía 1, e incluso de la ciudad de Lancia, atravesando por la Sobarriba y cruzando transversalmente los valles del Porma y el Esla. El documento cita las mansiones de Rhama a VII millas y de Amaia a XVIII millas, que hasta la fecha no han sido localizadas. Desde la puerta norte del campamento legionario partiría otra vía que cruza la Cordillera Cantábrica para llegar hasta Oviedo y Gijón, a lo largo del valle del Bernesga en cuyo trazado se citan algunos restos epigráficos y un miliario anepígrafo (Gutiérrez González, 1985: 242). De esta calzada no se han identificado sus restos sobre el terreno hasta la divisoria entre León y Asturias, donde se ha reconocido su estructura a lo largo de unos 40 km, conocidos como la “vía Carisa”, en cuyo entorno se han localizado algunos campamentos romanos de la época de conquista. Su construcción se atribuye al ejército romano, con un carácter estratégico fuera de toda duda, que podría haberse trazado en la época de la conquista (Camino y Viniegra, 2011).

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En último lugar, habría que citar una posible vía secundaria que a lo largo del valle del Torío, que partiría desde la puerta este del campamento romano. De esta calzada existen menos indicios, aunque el escalonamiento de algunos lugares con poblamiento romano hace verosímil su existencia, tal vez hasta el paso de Asturias por Piedrafita (Gutiérrez González, 1985: 242).





Figura 2. Situación de hallazgos y emplazamientos en el entorno del recinto campamental. 1 Campamento de la legio VII. 2 Necrópolis de San Claudio. 3 Ad Legionem. 4 Castro de Puente Castro. 5 Necrópolis de Vegazana. 6 Villa de Navatejera. 7 Acueducto. 8 La Raya (Trobajo). 9 Altos de Valdesogo. 10 Marialba de la Ribera.

4. el poblamiento en el entorno inmediato al campamento Como entorno inmediato hemos establecido un radio de unos 3 km alrededor del campamento en el que se incluyen asentamientos estrechamente vinculados al mismo, del que su acueducto marca la extensión de un primer anillo de su territorio (Fig. 2). 4.1. el acueducto romano El acueducto que abastecía de agua al campamento se conoce gracias a varias noticias desde el siglo XIX, y a una excavación arqueológica que hicimos en 1999, gracias a la cual 22

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pudimos realizar interesantes observaciones en torno a su construcción. El trazado de esta conducción discurre al norte del campamento (Fig. 3), aprovechando una topografía favorable y siguiendo las curvas de nivel del terreno, por lo que en su mayor parte es subterránea y sin necesidad de obras elevadas, salvo tal vez en su tramo final próximo al campamento, que según todos los indicios llegaba por su puerta norte a un hipotético depósito del que partían otros canales que debían abastecer las grandes termas legionarias situadas bajo la actual Catedral de León (Campomanes Alvaredo, 2006a; 2006b). En una prospección con georradar que pudimos realizar en el año 2006 identificamos restos subterráneos más al norte del último punto documentado que nos permiten prolongar su trazado hasta al menos 3 km de distancia del recinto campamental, sin haber alcanzado aún su caput aquae, que debemos suponer aún más alejada.





Figura 3. Trazado del acueducto.

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La conducción presenta una peculiar morfología, consistente en un canal cubierto con bóveda de mortero encofrado y una caja hecha íntegramente en ladrillo de la cual recogimos numerosas marcas, en su totalidad con lectura LEG VII G F (Campomanes Alvaredo, 2006b). Del numeroso material latericio proceden varias cartelas rectangulares, con pequeñas variantes y una marca con leyenda en dos registros sobre tabula ansata con un nombre en sus ansae de lectura VAL / PA(t?) (Fig. 4), que interpretábamos como uno de los responsables de la producción. Este sello estaba casi ausente de los catálogos conocidos, por lo que parece corresponder a una producción hecha ex profeso, para el acueducto, que además necesitó unas elevadas cantidades de ladrillo en su construcción. A penas se documenta en otros dos lugares más, como en uno de los vertederos del campamento lo que permitió aportar una datación de la primera mitad del siglo II d. C. (Campomanes Alvaredo, 2006a).



→ Figura 4. Sello aparecido en la fábrica del acueducto.

4.2. Vicus ad Legionem VII Geminam Con este nombre se ha identificado un yacimiento arqueológico situado en la actual localidad de Puente Castro, a unos 2,2 km al Sureste del recinto amurallado legionario, sobre la margen izquierda del río Torío en un terreno llano y levemente elevado que le protege de sus avenidas. En este lugar se citaban restos romanos desde el siglo XIX (Martínez González, 1874), pero solo en la última década se han realizado extensas excavaciones que han permitido conocer la verdadera identidad del lugar. La primera, realizada en el año 2000 descubrió una serie de edificios organizados a ambos lados de una calle, que parece tratarse de la propia vía romana, entre los que destaca un edificio de planta basilical rematado en un ábside de planta cuadrada (Álvarez et al., 2000-2001:142). Más recientemente en 2010, se realizó una gran intervención sobre 4.500 m2, que descubrió buena parte de su urbanismo y viviendas (Fig. 5), con varias manzanas de edificios y calles2 y que aportan nuevos datos sobre un núcleo de grandes dimensiones que corresponde claramente con la cannaba del campamento legionario.

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La excavación fue dirigida por E. Campomanes, F. San Román Fernández y V. García Marcos, (García Marcos, 2010).

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Anteriormente ya se había llamado la atención sobre la baja densidad de hallazgos constructivos en el entorno del campamento de la legio VII muy reducidos a las franjas cercanas a la muralla y vías principales, que en algunas ocasiones no pasan de mediados del siglo II d. C., lo que resultaba una situación extraña (San Román et al, 2004: 734-738) y que ahora encuentra explicación por la identificación de una cannaba doble, con el núcleo mayor alejado del recinto legionario. La documentación histórica nos proporciona el nombre del asentamiento y así figura en el Itinerario Antonino en la vía nº 1, como ad Legionem VII Geminam (Roldán, 1975) y también aparece mencionado en la epístola nº 67 que San Cipriano de Cartago dirige en el año 254 d. C. al obispo Félix y a las comunidades cristianas de León y Astorga donde literalmente figura como: “Felici presbytero et plebibus consistentibus ad Legionem et Asturicae” de la que se había llamado la atención sobre la ubicación de la cannaba legionaria, cercana y al mismo tiempo separada del propio campamento (Teja, 1990: 115-124 y 2005: 305-307), como delata la fórmula ad más acusativo, bien atestiguada en las fuentes viarias y en el Itinerario de Antonino, indicando que estos núcleos se encuentran “al lado de” o “junto a” del lugar señalado en acusativo (Rodríguez Morales, 2011: 54), en este caso cercano al campamento legionario aunque lo suficientemente alejado como para estar individualizado como núcleo independiente, donde se habría desarrollado una comunidad cristiana a mediados del siglo III.





Figura 5. Imagen aérea de la excavación de Ad Legionem (2010).

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Hay que indicar que en los informes de la excavación no se recogen hallazgos de material latericio con sellos legionarios, a pesar de la abundancia de tejas procedentes de los derrumbes de las cubiertas de los edificios (García Marcos, 2010). Ello debe explicarse por ser un asentamiento netamente civil y abundar en la consideración tradicional del uso de estos materiales de construcción reservados únicamente para uso militar. 4.3. Las necrópolis Las necrópolis altoimperiales en el entorno campamental no han sido localizadas hasta la fecha, aunque la abundante epigrafía funeraria de la ciudad hace indudable pensar en grandes áreas funerarias, cuyos monumentos epigráficos fueron a parar a la muralla Bajoimperial. Estos espacios deberían proporcionar más información sobre el entorno inmediato al recinto, su extensión y usos. Por el momento, debemos conformarnos con algunas necrópolis bajoimperiales, en las que no se ha documentado hasta la fecha una fase anterior. Estas zonas han proporcionado numerosas marcas legionarias de sepulcros realizados con ladrillos reutilizados. La más cercana al recinto se encuentra en el barrio de San Claudio de la ciudad de León, cuya cronología se establece desde el siglo IV y se prolonga hasta al menos el siglo VI y sobre la cual se levantó el monasterio de San Claudio (González Fernández, 1994),



claramente relacionada con Legio, aunque su cronología y ambiente cristiano resulta posterior al periodo que nos ocupa. Existe una segunda zona cementerial en el Campus universitario de Vegazana, donde se descubrió casi un centenar de sepulcros construidos con numeroso material latericio reutilizado y un extenso repertorio de sellos legionarios estudiados por J. Liz y Mª T. Amaré. La necrópolis se fecha entre los siglos IV y V, aunque el material latericio está indudablemente reutilizado y fuera de su contexto original (Liz y Amaré, 1993). En cuanto a la atribución del núcleo habitado con la que estaría relacionada, surgen más dudas al estar equidistante de León y de la villa romana de la localidad de Navatejera (Liz y Amaré, 1993: 107-108). 4.4. Otros asentamientos Incluimos algunas noticias que disponemos sobre emplazamientos con hallazgos de época romana en el entorno inmediato de la ciudad. Si bien su cercanía al recinto podría relacionarlos directamente con la base legionaria, la escasez de información al respecto hace que deban ser tomados con cautela. Castro de Puente Castro. Es un lugar conocido por su ocupación plenomedieval como judería, del que varios autores han dado noticias de la existencia de hallazgos en superficie de materiales de la II Edad del Hierro y romanos, como cerámicas y tegulae, que han hecho pensar en dos fases más antiguas del yacimiento e incluso asociarlo al sistema defensivo del campamento (Martínez Peñín, 2007: 41-45). Empero, las recientes campañas de excavación

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practicadas en el lugar y la extensa publicación de los materiales arqueológicos aparecidos no han identificado una fase de ocupación romana de ocupación hasta la fecha (Martínez Peñín, 2007), por lo que debemos tomar con cautela las noticias antiguas. No obstante, su ubicación en un altozano dominando el valle del Torío le convierte en un lugar adecuado para el control y vigilancia del entorno, como de hecho, se utilizó en época medieval, lo que confirmaría su valor estratégico determinado por su posición dominante. Yacimiento de “la Raya” (Trobajo). Es un yacimiento conocido desde antiguo, situado al pie de la calzada romana que comunicaba con Asturica, conocida en la actualidad como “camino de la Raya”. Hay varias noticias, como las de E. Díaz-Jiménez quien señala en este lugar “las ruinas de una quinta” (Díaz-Jiménez, 1922: 12) y otra la más amplia del ingeniero de caminos Cipriano Martínez que la describe de la siguiente forma: “Las únicas ruinas de población romana, de que tenemos noticia próximas a esta calzada, son las visitadas por el R.P. Fita de la Compañía de Jesús, cerca de Trobajo del Camino. Las recientes excavaciones realizadas por las gentes del país revelan que, estas ruinas abrazan una extensión de 200 metros de ancho por 400 metros de longitud” (Martínez González, 1874: 28v).



El lugar parece tener una importante extensión de 9 has, aunque desconocemos su cronología y el tipo de hallazgos que se realizaran en su día. De esta localidad procede una inscripción con leyenda PRI/VAT(um), correspondiente a un “terminus” de propiedad privada (Rabanal y García, 2001: 340 nº 317) que quizá podría relacionarse con este lugar. De nuevo, hemos de tomar con cautela este lugar, salvo su ubicación, a 2,3 km del campamento, prácticamente a la misma distancia que Ad Legionem. 5. Segundo radio Abriendo el radio hasta unos 10 km de distancia el número de yacimientos conocidos aumenta, aunque vamos a centrarnos en aquéllos que han proporcionado materiales relacionados con la legión (Fig. 7). 5.1. Navatejera Se trata de una villa romana situada a casi 4 km al norte de León, excavada a comienzos del siglo XX y reexcavada en parte en 1993, que ha proporcionado la planta de la pars urbana, con varias dependencias pavimentadas con mosaicos y unas pequeñas termas de época bajoimperial. Nos interesa resaltar la presencia de una fase más antigua documentada desde las primeras excavaciones, que acreditan una ocupación anterior del yacimiento de naturaleza no identificada hasta el momento (Miguel y Benéitez, 1996: 114).

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De fase altoimperial se documentan materiales arqueológicos, así como algunos retazos de cimientos bajo las estructuras y los mosaicos, que se prolongan bajo fuera de los límites actualmente excavados, en lo que se ha querido ver un posible edificio organizado en torno a un patio (Miguel y Benéitez, 1996: 123). Así mismo, se han recogido bastante material latericio con sellos legionarios de leyenda: Q P F PROCV y (LEG VII G) PF DEC TRA del siglo III. La presencia de materiales legionarios es tan evidente, que desde las primeras publicaciones ya se asociaba al campamento legionario, interpretando como la villa de recreo de algún mando militar (Díaz-Jiménez, 1922: 12). En nuestra opinión, esta primera fase de ocupación no debería ser interpretada forzosamente como una villa, sino con otro establecimiento cuya función queda por definir, aunque la presencia de materiales latericios sellados parece ponerla en relación con la legio VII. Solo a partir del siglo IV este lugar se transformaría con uso muy diferente, dentro del fenómeno de las villae bajoimperiales. 5.2. Marialba de la Ribera



A lo largo de la mencionada via nº 1 del Itinerario de Antonino señalábamos un denso poblamiento con asentamientos de gran interés. Uno de ellos se encuentra la localidad de Marialba de la Ribera donde existe un lugar conocido por los restos de una basílica paleocristiana excavada por T. Hauschild entre 1967 y 1970 (Hauschild, 1968), donde recientemente se ha realizado una nueva campaña en 20093, cuyos resultados son aun parcialmente inéditos. Se encuentra cercano a la vía romana, a medio camino entre Lancia (9 km) y Legio (7 km) y próximo de Ad Legionem (4,7 km) con una posición muy reveladora en el poblamiento romano de la zona (Fig. 6). Se encuentra en el margen izquierdo del río Bernesga sobre un pequeño escarpe donde se levantó un templo de grandes dimensiones, planta basilical de orientación N-S, de una única nave y rematado en una cabecera de planta de herradura, fechado entre finales del siglo IV ó comienzos del V (Hauschild, 1968). Las últimas investigaciones muestran que la extensión del yacimiento es muy superior a lo actualmente conocido, por la frecuente aparición de abundantes restos constructivos en superficie. Al margen de las consideraciones sobre su ocupación tardoantigua, nos interesan ahora algunos restos de época altoimperial aparecidos en las excavaciones, conservados en el Museo de León4, que han pasado desapercibidos. Se trata de fragmentos cerámicos y algunos sellos latericios de la legio VII reutilizados en construcciones posteriores, con algún ejemplar completo con leyenda LEG VII GEM y que nos hacen pensar en la posibilidad de la presencia de una fase más antigua de ocupación, dentro de la amplia extensión que tiene el yacimiento arqueológico, que tal vez estuviese relacionado con la unidad legionaria.

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La excavación fue realizada durante el año 2009, dirigida por J. A. Gutiérrez González, E. Campomanes y F. San Román Fernández, promovida por la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León. 4 Se trata de los materiales arqueológicos inéditos de las intervenciones de los años 60 expuestos en el Museo de León, que en la actualidad se están revisando por el equipo de J. A. Gutiérrez González.

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5.3. Los Altos de Valdesogo Muy cercano a Marialba se encuentra otro yacimiento arqueológico, al pie de la vía de la vía romana que comunicaba el campamento legionario con Lancia, situado en los altos cercanos a las localidades de Valdesogo de Arriba y Valdesogo de Abajo (Fig. 6). En este lugar la calzada experimenta un giro y su posición elevada permite visualizar tanto la ciudad de Lancia, como el campamento de la Legio VII, así como largos tramos de su trazado (Moreno Gallo, 2006: 44). El lugar tiene acreditada una ocupación altoimperial y allí E. Loewinsohn daba cuenta de hallazgos de varias tegulae con lectura L(egio) VII G(emina) A(ntoniniana) P(ia) F(elix) (Loewinsohn 1991: 196-197, nota 6), lo que le hace idóneo para un puesto de control del territorio y vigilancia de la calzada, de claro origen militar.





Figura 6. Situación de los yacimientos al sur de campamento, en relación a la vía nº 1 (señalada con flechas).

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6. Tercer radio En el curso superior de los valles que convergen en el campamento existen algunas evidencias que dan pie a considerar la presencia de algunos emplazamientos relacionados con la legio VII a lo largo del valle del Torío. En el curso del valle encontramos evidencias epigráficas, aunque sin contexto arqueológico. Así, en la localidad de Ruiforco, a unos 15 km al norte de León apareció en el siglo XVI una lápida, sin referencias a su lugar exacto de hallazgo, dedicada a Caracalla por los équites de la legio VII, en el año 216 (CIL II, 2663, Rabanal y García, 2001: 143 nº 75)5. No existen referencias a su lugar de hallazgo en la localidad, aunque la inscripción podría indicar cierta actividad de la unidad montada de la legión en esta zona del valle, que podría sugerir, incluso, la existencia de un emplazamiento estable de esta unidad. Hasta la fecha no se ha podido identificar un asentamiento con evidencias militares con el que pudiera estar relacionado.





Figura 7. Lugares con hallazgos en un entorno amplio del campamento: 1 Campamento de la legio VII, 3 Ad Legionem, 4. Castro de Puente Castro. 5 Necrópolis de Vegazana. 6 Villa de Navatejera. 7 Acueducto. 8 La Raya (Trobajo), 9 Altos de Valdesogo, 10. Marialba de la Ribera. 11 Lancia. 12 Ruiforco. 13 Candanedo de Fenar. 14 Robledo de Fenar. 15 Castillo de Gordón. 16 San Miguel de Escalada.

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Su lectura es la siguiente: IMP CASARI / M ·AVREL ·ANTO / NINO·PIO·FELI / CI · AVG · PARTHIC / MAX · BRIT · MAX / GERMAN · MAX / TRIB · POT · XVIIII / COS · IIII · IMP · III / P·P PROC / EQVITES · IN / HIS · ACTARIVS / LEG · VII · GEM / ANT · P · FEL · DE / VOTI NUMINI / MAIESTATIQ · EIVS

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6.1. el valle del Fenar



Aún más al norte del recinto legionario contamos con noticias de una actividad relacionada con claridad con el abastecimiento de la legión. El valle del Fenar es un valle trasversal esteoeste en las primeras estribaciones de la Cornisa Cantábrica, que es la comunicación natural entre los valles del Bernesga y el Torío. En las localidades de Candanedo, Rabanal y Robledo de Fenar se tiene constancia de varios yacimientos con abundantes hallazgos de material latericio de la legio VII. El primero de ellos, en el “Valle de San Miguel”, al norte de la localidad de Candanedo de Fenar, se localizaron dos hornos cerámicos romanos, seccionados por un camino actual. Uno de ellos fue destruido por curiosos que se llevaron numerosos fragmentos de ladrillos sellados, en cambio, el segundo de los hornos pudo ser excavado parcialmente en 1983, reconociendo su planta circular, de unos 4,60 m de diámetro, de la que se identificó tan solo el hogar debido a su mal estado de conservación (Gutiérrez González, 1985: 155-157). En el entorno aparecían abundantes restos de ladrillos con sellos de la legio VII, entre los que se citan tegula, imbrex y lateres de tipo sesquipedalis y bessalis, algunos con marcas de la LEG VII G y LEG VII G F. Este emplazamiento se pone en relación con un segundo yacimiento cercano, llamado “Las Tejas” en la localidad de Rabanal de Fenar, donde se atestiguan numerosos hallazgos latericios (Gutiérrez González, 1985: 126-127; González y Miranda, 1989: 74). En el entorno se menciona un castro en Robledo de Fenar, llamado “El Castrillo” (González y Miranda, 1989: 74), donde se ha recogido cerámica romana, que debe formar parte de un amplio complejo (Gutiérrez González, 1985: 162). Este lugar se ha sugerido como un lugar de producción para el campamento de la legio VII (Gutiérrez González, 1985; Liz y Amaré, 1993: 46), a pesar de su considerable distancia, unos 22 km en línea recta y unos 30 km por caminos. De los sellos latericios aparecidos allí, González y Miranda publican un fragmento que corresponde con uno de los sellos documentados en el acueducto romano del campamento (González y Miranda, 1989: 83, lám. I.8) (Fig. 4), al que aludíamos en páginas precedentes y cuya forma es inconfundible que solo se ha podido constatar en el acueducto, como una producción realizada ex profeso para el mismo (Campomanes Alvaredo, 2006a). La aparición de esta marca en este entorno parece demostrar su relación de los establecimientos del Fenar como centro productor legionario, constatado en la construcción del acueducto del campamento. 6.2. Otras noticias de hallazgos Algo más alejado hacia el norte, en Barrios de Gordón, ya en la montaña central leonesa se ha consignado un hallazgo en el “Castillo de Gordón” consistente en ladrillo con la marca LEG·VII·G·P·F y un as de Augusto de la ceca de Bílbilis (Gutiérrez González, 1985: 116), mucho más alejado aún de la base legionaria, que quizá se deba poner en relación con un lugar de control y vigilancia de las comunicaciones con la Cordillera Cantábrica.

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Tampoco consideramos otras evidencias relacionadas con el territorium de la legio VII, en el presente trabajo, distribuidas por la provincia de León, donde es relativamente frecuente la aparición de marcas latericias de la legión. Así M. Amaré y J. Liz recogen una gran dispersión en puntos más distantes, como en la villa romana de Quintana del Marco o los hallazgos procedentes de las restauraciones del templo mozárabe de San Miguel de Escalada, que más bien ilustran los desplazamientos de pequeñas unidades en tareas de vigilancia o control del territorio (Liz y Amaré, 1993: 46 y fig. 6). 7. La relación con las ciudades próximas La siguiente referencia para poder caracterizar el territorium de la legio VII sería su límite con otras ciudades o núcleos cercanos, para permitir una delimitación, al menos por exclusión. Sin embargo, en el entorno campamental son escasos los núcleos urbanos para poder establecer algún tipo de límite. Así, no tenemos indicios por el este, hasta la ciudad de Asturica, ni por el sur o por el norte en los valles del Bernesga y del Torío tampoco revelan grandes asentamientos de la época, en valles que parecen haber estado muy poco poblados. La ciudad más cercana es la de Lancia, por el este, con la cual el territorium tendría forzosamente que haber limitado debido a su proximidad en los escasos 15 km que separan ambos núcleos.



Lancia es bastante conocida por las fuentes y la arqueología y ocupa una plataforma sobre el espigón entre los ríos Porma y Esla, explotando las vegas de ambos valles. El lugar está poblado desde la II Edad del Hierro y aparece en varias fuentes clásicas como la ciudad más importante de los astures que fue sometida durante la campaña del 26-25 a. C. En época flavia adquirió el estatuto de municipium, lo que parece marcar el inicio de un programa arquitectónico con la construcción de unas termas, macellum y un foro. A lo largo del siglo III algunos de sus edificios públicos, como el macellum, es abandonado y reocupado como viviendas, constatando una ocupación ininterrumpida hasta al menos el siglo V (Celis et al., 2002; 2004-2005; Celis y Liz, 1999). Es llamativa la presencia de un núcleo de estas características a tan escasa distancia del campamento legionario, lo cual nos hace considerar que, al menos a partir de época flavia, la relación de ambos núcleos debió ser importante, beneficiándose mutuamente de su cercanía. A grandes rasgos, la evolución de ambos pudo ser pareja desde época flavia, con la llegada de la legio VII Gemina y la adquisición del estatuto municipal y posteriormente con su declive avanzado el siglo III cuando paralelamente se advierte el abandono de muchas construcciones del campamento legionario. El territorium de la ciudad de Lancia tampoco está estudiado, aunque su posición geográfica a caballo entre los ríos Porma y Esla sugiere que debió explotar las vegas de ambos valles, por lo que deberíamos proponer un límite con el territorium legionario a lo largo del páramo que separa los valles de los ríos Torío y Porma, en la zona geográfica conocida actualmente como la “Sobarriba”.

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8. Conclusiones sobre el Territorium de la Legio VII Gemina A tenor de lo expuesto en las páginas precedentes podríamos señalar un primer radio trazado en el entorno del campamento legionario de unos 3 km que correspondería con un entorno de aprovechamiento directo, del cual el principal exponente sería el acueducto que abasteció su campamento. En este mismo radio que incluir las necrópolis, de las que prácticamente no sabemos nada, aunque debieron ser importantes, si atendemos a la epigrafía funeraria procedente de la ciudad. En este radio encontramos una gran aglomeración civil, ad Legionem VII Geminam, a unos 2,2 km de campamento, que formaría parte de una cannaba doble, con una pequeña aglomeración civil a los pies del campamento y una principal alejada del mismo. Este tipo de asentamiento se atestigua en otros territorios del imperio, como la zona danubiana, donde encontramos algunos núcleos de similares características e incluso idéntica denominación que en el caso leonés. Así, en Aquincum aparecen en una inscripción los veterani et cives romani consistentes ad Legionem II Adiutricem (CIL III, 3505), o bien en otra inscripción de Troesmis, fechada en el 163 d. C., en que vuelven a aparecer los c(ivibus) R(omanis) y consistentes ad Legionem V Mac(edonicam) (Gallego Franco, 1999: 471). Además de los paralelos en la denominación, contamos con similitudes en cuanto al



tipo de asentamiento constatados en el área danubiana, como Vindobona, Carnuntum, Brigetio, Aquincum, Sindidunum o Viminacium donde se localiza un núcleo civil al pie de las murallas del campamento y un segundo núcleo bastante alejado del mismo (Mócsy, 1974). Para algunos autores, como Mócsy, los núcleos al pie del recinto debían estar administrados por la autoridad militar, mientras que las aglomeraciones alejadas mantenían cierta independencia y estaban gobernadas por una corporación de cives Romani consistentes, atestiguados en la epigrafía, que arrancan en el siglo I d. C. y llegaron a adquirir el rango de municipium bajo Adriano, lo que supuso su notable impulso urbano (Mócsy, 1974: 127-139). En el caso leonés, si bien se atestigua la denominación de “plebibus consistentibus ad Legionem” en la epístola de San Cipriano, el asentamiento parece que no llegó a alcanzar un estatuto municipal, como pondría de relieve la existencia de una doble sede episcopal en el siglo III compartida con Astorga, un hecho anómalo en el panorama del primer cristianismo, que se ha querido explicar porque el núcleo leonés no reuniría el requisito de ser legamente ciudad para constituir su propio obispado (Teja, 1990: 122). Estos asentamientos y la epigrafía asociada han proporcionado interesantes datos sobre el territorium de los campamentos en los territorios danubianos. Y así, en algunas inscripciones de Carnuntum figura el término intra leugam que I. Piso propone como delimitación del espacio militar a un radio de 1,5 millas o unos 2,2 km de distancia, donde se encontrarían algunas instalaciones militares y las necrópolis de la legión. Fuera de este espacio, siguiendo a este autor, las comunidades civiles pudieron gozar de cierta autonomía, derecho de propiedad sobre la tierra, motivo por el que pudieron alcanzar su estatuto municipal (Piso, 1991; Piso 1995), lo

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cual resulta un paralelo bastante preciso para el caso leonés ya que esta distancia es la existente entre el campamento legionario leonés con el vicus de ad Legionem VII Gemina. Resulta una pauta de ocupación, que tal vez pudiera explicarnos la presencia de un segundo yacimiento en “la Raya” (Trobajo del Camino) a una distancia idéntica de 2,3 km, al que se asocia un hito de propiedad privada aparecido en su entorno, aunque aún queda mucho recorrido a la investigación de este emplazamiento que nos obliga a ser cautos al respecto. En cuanto a la cuestión de trazar un territorio legionario mediante la distribución del material latericio sellado, choca con un problema difícil de resolver, al ser hallazgos de prospección, noticias antiguas y restos que, en muy pocas ocasiones, se conoce su contexto original. A lo sumo podemos intuir la presencia de asentamientos militares en el territorio, gracias a la aparición en contextos posteriores, como en la villa bajoimperial de Navatejera o en la basílica paleocristiana de Marialba de la Ribera, que no dejan de ser insuficientes como para determinar si son asentamientos realmente relacionados con el abastecimiento de la unidad, o bien para el control del territorio o vigilancia. En muy los asentamientos coetáneos a la legión no se atestigua un uso civil del material latericio con sellos legionarios, como es el caso de Ad Legionem, donde los hallazgos han sido prácticamente nulos, lo cual no permite. Otra cuestión es la reutilización en periodos posterior a la estancia de la legión, como en el caso de las necrópolis bajoimperiales en el entorno de



campamento que aprovecharían la disponibilidad de abundante material de construcción para los sepulcros. En otros lugares alejados del campamento, como la villa de Navatejera o en un ambiente religioso (Marialba de la Ribera), inducen a pensar en una continuidad desde el Alto Imperio hasta época tardía experimentando los procesos de transformación de estos asentamientos que, si bien en origen pudieron haber tenido una ocupación militar, debieron pasar a manos civiles a lo largo del Bajo Imperio, como un reflejo de lo ocurrido en el propio campamento, donde se constata igualmente la continuidad y la transformación de su uso. En el caso del territorium el fenómeno podría haber sido paralelo, indicando esta transformación, que debió permitir la aparición de nuevos asentamientos, como villae. En todo caso, sirva esta reflexión como un planteamiento con el que abordar futuras aproximaciones a estos yacimientos. A grandes trazos, el territorio de la legio VII podría extenderse fundamentalmente aguas arriba, hacia el valle del Torío, que tradicionalmente se ha considerado utilizado para el abastecimiento de la legión, donde se concentran las evidencias militares que hemos descrito, en contraste con otros valles, por ejemplo del Bernesga, donde prácticamente están ausentes. En relación con la vecina ciudad de Lancia, cuya proximidad hace evidente un límite, se podría llegar a dibujar una división probablemente por los páramos entre los valles del Torío y del Porma. Es posible que el yacimiento de los Altos de Valdesogo pueda marcar uno de esos límites, por su origen militar y su vocación claramente de vigilancia de la calzada. En cuanto a los yacimientos del valle del Fenar revisten gran interés y desde hace tiempo se han considerado como un lugar de producción de material latericio para la legión, aunque su

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distancia del campamento ha hecho pensar en otros posibles centros productores más cercanos (Morillo, 2008: 179). De las marcas publicadas en este yacimiento, hemos podido identificar una de las marcas aparecidas en el acueducto romano (González y Miranda, 1989: 83, lám. I.8), lo que relaciona claramente este centro productor con el campamento, al menos con la construcción de su acueducto, que debió necesitar unas altas cantidades de ladrillo para todo su trazado y debió ocupar los talleres legionarios. Más complejo es determinar si el lugar pudo encontrarse dentro del territorium legionis. Otro ejemplo similar como el centro productor latericio de la legio XX en Chester/Deva, en la localidad de Holt, a unos 12 km de su base campamental, se consideró dentro del territorio de la legión, aunque posteriormente han existido serias objeciones al respecto (Kurzmann, 2006: 258). En cambio, la presencia de los termini de la legio X Gemina aparecidos a 18 km y de la IIII Macedonica a 30 km de sus respectivas bases campamentales pueden inducir a pensar en importantes extensiones de espacios controlados por las legiones, al menos en lugares donde no se conocen otras ciudades o grandes núcleos civiles. A modo de conclusión, el valle del Fenar resulta el punto más alejado del recinto legionario y a la vez el que más relación tiene con su abastecimiento de todos los lugares con evidencias militares. En este caso no se dispone de suficiente información y registros arqueológicos que permitan esclarecer si existió un territorio continuado de uso militar a lo largo del valle del Torío hasta el Fenar, o bien si este enclave quedaba aislado, formando una isla, entre otros núcleos civiles, aunque se encuentra dentro del radio de otros casos conocidos por la epigrafía, como los campamentos de la legio X Gemina en Rosinos de Vidriales o la IIII Macedonica en Herrera de Pisuerga. La tenue huella arqueológica que puedan dejar una zona de pastos o de explotación maderera no nos permite esclarecer estos puntos oscuros de la investigación. Bibliografía Álvarez Ordás, J. C., Rodríguez González, P. y Martínez Murciego, N. (2000-2001): “Instrumental médico procedente de la excavación del yacimiento de época romana de la carretera del cementerio. Puente Castro. León. Una aproximación”, Lancia, 4: 141-158. Bérard, F. (1992): “Territorium legionis: camps militaires et agglomérations civiles aux premiers siècles de l’empire”, Cahiers du Centre Gustave Glotz, 3: 75-105. Camino, J. y Viniegra, Y. (2011): “La Vía Carisa y la jerarquización del territorio de la Asturia Trasmontana”, P. Bueno (ed.), Arqueología, sociedad, territorio y paisaje. Estudios sobre prehistoria reciente, protohistoria y transición al mundo romano en Homenaje a María Dolores Fernández-Posse, Bibliotheca Praehistórica Hispana, XXVIII. Madrid: 375-396. Campomanes Alvaredo, E. (2006a): “El acueducto de la legio VII gemina y sus producciones latericias”, A. Morillo (ed.), II Congreso de Arqueología Militar en Hispania. Producción y Abastecimiento en el ámbito militar: 439-453. Campomanes Alvaredo, E. (2006b): “Obras hidráulicas en el campamento de la Legio VII Gemina (León)”, III Congreso de Obras Públicas Romanas, Astorga: 195-210

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emilio Campomanes Alvaredo y Fernando Muñoz Villarejo



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