Aproximación al movimiento de okupación, asamblearismo y autogestión desde una sociología en euskara

August 1, 2017 | Autor: D. Carbajo Padilla | Categoría: Squatting
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Descripción

Aproximación al movimiento de okupación, asamblearismo y autogestión desde una sociología en euskara Diego Carbajo Padilla y Nader Koochaki Etxeberria1

Resumen: El artículo pretende condensar los resultados metodológicos y epistemológicos desarrollados en una investigación en torno al movimiento de okupación, asamblearismo y autogestión en Euskal Herria. El deseo de desarrollarla en euskara, nuestra condición de iniciados y el hecho de partir desde una personalidad jurídica compartida, materializada en una sola beca, nos ha situado en una posición subalterna, entusiasta y a la vez dual; ésta ha resultado fructífera en tanto que el hecho de ser dos personas nos ha dado la posibilidad de entender y aprehender más complejamente algunos de los modos de hacer que comparten los diferentes procesos a los que hemos ampliado nuestra mirada (lonjas y gaztelekus) así como para tematizar la condición misma del sujeto investigador (o individuo); no obstante, ha resultado también relativamente exigua en cuanto a la falta de bagaje académico con la que afrontar la investigación como a la inexistencia de una teoría sociológica en euskara con la que poder llevarla a cabo. Esta ambivalencia nos ha posibilitado, al igual que los procesos sociales investigados, desarrollar cierto tipo de imaginación con la que ajustarnos y dar respuesta (mediante el concepto euskaldun asmatu) a posiciones y contextos precarios, aproximándonos a su vez, y siempre parcialmente, a su comprensión. En definitiva, con la voluntad de entender este tipo de procesos desde una sociología que atienda a un territorio concreto, pretendemos dar a conocer algunas de las herramientas teóricas y métodos sociológicos resultantes del ejercicio de imaginación sociológica que nos ha supuesto la investigación. Es decir, presentar un intento de construcción de puentes que unen una sociología en euskara con los aspectos epistemológicos de la misma.

Citación: Carbajo, D., y Koochaki, N. (2007). "Aproximación al movimiento de okupación, asamblearismo y autogestión desde una sociología en euskara". En Inguruak (47), pp. 159-180.

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DIEGO CARBAJO es personal investigador (FPI-Gobierno Vasco) del departamento de Sociología 2 de la Universidad del País Vasco y miembro del «Centro de Estudios sobre la Identidad Colectiva» (CEIC-IKI) de la misma universidad. NADER KOOCHAKI es, entre otras muchas cosas, licenciado en sociología. E-MAIL: [email protected]

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Una de las ventajas de la universidad es la libertad de pensar y de investigar aunque sea inútil Anónimo

1. Introducción

Resulta paradójico que un artículo que verse sobre una investigación sociológica en euskara esté escrito en castellano. El principal interrogante que esto plantea es qué tipo de estatuto o grado de institucionalización tiene la sociología hecha en euskera dentro de una disciplina como ésta. Estableciendo como telón de fondo la posible posición subalterna (Galfasoro, 2005) que puede tener este modo de hacer sociológico respecto a otros, simplemente señalar que la decisión de llevar a cabo una investigación en esta lengua, de alguna manera, posiciona, limita y, a la vez, abre la posibilidad de reflexionar sobre lo que se entiende por norma(l) a la hora de producir sociología. Huelga decir que si hemos decidido realizarla en euskera, ha sido, más que por cuestiones cuantitativas (la cantidad de gente a la que le podamos hacer llegar la investigación) por insistir en otorgarle al euskera reconocimiento y validez en esta disciplina. Es decir, en tanto que reconocemos que no es lo mismo partir de una lengua u otra a la hora de intentar realizar un acto de reflexión y de comunicación como el que sigue, somos conscientes de que ésta también es una decisión política2. Respecto a la investigación en sí, nuestra lengua materna es el euskera, hemos estudiado la carrera en

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Este articulo, entendido como acto de autopromoción ante la sociología castellana, pretende evidenciar una de las maneras que tiene la misma de absorber, traducir y revertir enunciaciones (y puntos de enunciación) que intentan territorializar(se en) un campo por abarcar (producir conocimiento en y del euskera). Subrayar que ésta es una de las principales tensiones en las que se genera (y nos genera) este articulo. De alguna manera venimos a ser una reedición grotesca de los apologistas de la ilustración que, como J. Gabilondo señala en una entrevista para Berria (10/05/07), “era porque tenían la mirada puesta en la corte de Castilla que escribieron en castellano a favor del euskera”.

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euskera y entendemos que vivimos en un territorio donde se habla, entre otros, este idioma. En ese sentido, este articulo lo hemos escrito en castellano porque da más juego (joko)3. Dicho esto y atendiendo a la intención de este articulo vemos necesario apuntar que, siguiendo la línea editorial de la publicación, nos centraremos más en los modos (el cómo o las mediaciones entre sujeto y objeto) que en el “objeto” (el qué) mismo de investigación. Es decir, trataremos de describir un dinámico, complejo y azaroso proceso de investigación intentando definir qué es lo que de él sacamos en claro. Es así que vemos necesario explicar la investigación desde múltiples planos (entre otros, transitando concepciones sobre lo privado y lo publico, el/los investigador/es y lo que investiga/n, como lo han llevado a cabo, etc.) en los que tanto el azar, la causalidad y la casualidad han jugado [jolas (ver nota al pie)] un papel importante. Una breve génesis de la misma servirá para situarla y esbozar nuestra posición de enunciación.

1.1 El siamés, más de uno pero menos que dos

Esta investigación parte de un trabajo y un posterior proyecto conjunto que iniciamos el último año de carrera que, pretendiendo superar el “horror vacui” que supone terminar una licenciatura, presentamos para las becas de investigación que el Observatorio Vasco de la Juventud inició en el 2005. Siendo uno de los dos el único licenciado aquel año, era él el único que cumplía las condiciones para defender el proyecto. Lo presentó pues en su nombre (identidad) informando al tribunal de la existencia e interés “del otro” en el mismo; el concedérnosla nos situó en la dual posición de compartir una sola personalidad jurídica materializada en una misma beca. Esta posición nos ofrecía múltiples (virtuales y/o imaginables) posibilidades. Razones como los vínculos afectivos, decisiones personales (por ejemplo, la emancipación familiar), la recién estrenada condición de iniciados en la

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Joko-Jolas son conceptos o dicotomías analíticas que vienen a establecer, respectivamente, la distinción entre la vertiente competitiva (apostar) y la lúdica (disfrazarse) que contiene el termino castellano juego. En inglés, por ejemplo, sucede algo parecido con el verbo play que contiene tanto tocar o actuar como jugar en las dos vertientes que señalamos con joko-jolas.

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investigación y el consiguiente entusiasmo que generó en nosotros un reto así, junto con otras que se nos escapan (seguramente las más importantes), nos llevaron a decidir establecernos en un espacio común que hiciese las veces de lugar de vivienda y trabajo. Dado que okupar no garantiza de antemano la continuidad y estabilidad que una labor así necesita y planteándolo desde entonces como un posible modo (metodología) con el que iniciar la investigación, gracias a ciertas casualidades, conseguimos acertar (asmatu)4 con un local en alquiler que cumplía un mínimo de habitabilidad (paredes, cubierta y luz natural) 5.

Fotos 1 y 2: Estado en el que se encontraba el espacio antes de habitarlo y aspecto que mostraba (Loketxea) en el curso de la investigación

Puede que esta aspecto del método quede mejor ilustrado si explicamos que el local está en la ultima planta de un edificio industrial con un gran tránsito de personas, que no tiene cédula de habitabilidad y que es por ello que desde el inicio tratamos de ocultar, mediante diferentes astucias, que estábamos viviendo en él. Si bien no lo okupamos, las 4

Asmatu es uno de los conceptos eje que hemos utilizado a la hora de analizar y/o entender los diferentes procesos sociales que hemos investigado. Brevemente dicho, es un verbo del euskera que significa tanto inventar, crear y construir como acertar, atinar y descubrir. 5 Este espacio ha resultado uno de los ejes sobre los que hemos establecido algunos de los aspectos teóricos de la metodología que hemos empleado. En este sentido, tanto el semi-autónomo régimen de trabajo que la beca ofrecía, la capacidad de cuestionar y cancelar algunas convenciones sociales que la sociología y la antropología proveen (en nuestro caso dicotomías como habitable no-habitable, dignoindigno, legitimo no-legitimo o cuestiones de identidad, etc.) y principalmente, el simple juego (jolas), nos posibilitaron acondicionar y habitar este espacio.

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“estrategias clandestinas” a las que nos ha confrontado han hecho que hayamos aprehendido y reflexionado sobre ciertos modos de hacer que, no siendo exclusivos del movimiento de okupación, en él se dan de una manera más evidente6. Lo que queremos subrayar es que todo el repertorio de estrategias que hemos desarrollado nos ha hecho tematizar y reflexionar sobre cuestiones de calado en sociología como la importancia que adquiere la gestión (el hacer) del espacio, las relaciones entre actantes humanos y no-humanos, los hábitos, las redes de actores o los procesos de subjetivación en la construcción y configuración de identidades colectivas (refiriéndonos al “objeto”, los nuevos movimientos sociales). De alguna manera, estas duplicidades nos han dado la cercanía y la distancia necesarias como para identificar en nuestra experiencia ciertas dinámicas, poder vincularlas con algunos modos de hacer que constituyen los diferentes procesos sociales y procesarlas con teoría sociológica en una espiral en la que no sabemos, ni vemos necesario, identificar dónde está el inicio y dónde el fin, dónde la causa y dónde el efecto. Lo que queremos subrayar mediante este articulo es que el poco bagaje teórico y académico con el que estábamos provistos7, mezclado con lo vivido-trabajado en ese espacio y en la manera que lo experimentamos, resultó, como trataremos de explicar a continuación, relativamente productivo.

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La mayoría de objetos y enseres los fuimos consiguiendo gracias a la red de amistades, familia, conocidos y trayectos urbanos; de alguna manera, tanto los actantes humanos como los no-humanos (Doménech y Tirado, 1998), se han constituido como participes (in-)directos de esta investigación. Estas labores de acondicionamiento del espacio, siendo un acto de territorialización (Deleuze y Guattari, 2004) han resultado ser tanto un proceso de aprendizaje de diferentes habilidades técnicas como de vinculación afectiva o identificación a ese espacio social en constante construcción. Las reacciones encontradas que amigos y familiares en un primer momento nos brindaron, nos sirvieron para entender lo que más tarde en las entrevistas nos encontramos: no es fácil hacer entender actitudes que se salgan (o traten de subvertir) de lo que ese entiende por normal. A este respecto simplemente señalar que el nombre con el que lo bautizamos, “Loketxea”, es un juego de palabras que da para múltiples interpretaciones en las que todas ellas, en parte, son válidas; si gaztetxea (gazte, joven y etxea, casa) significa casa (de) joven(es), Loketxea nombraría un hibrido entre local (lokala) y casa (etxea); pero cruzando los idiomas también se puede entender como (la) casa de (los) locos; o conjugándolo solo con el castellano abreviaría la expresión “lo que sea”, es decir, “cualquier cosa”, sentido que en última instancia, daría cuenta de lo el azaroso de su constitución. 7 En tanto que sociólogos de reciente hornada reconocemos que, por un lado, la adquisición de este título, en sí mismo, no provee directamente de un alto grado de formación intelectual y por otro, que carecemos de un bagaje profesional extenso que nos legitime.

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Como venimos señalado, esta investigación se ha constituido en los pliegues y repliegues de múltiples planos (somos varios), donde han (porque, en parte, no hemos sido nosotros) confluido lo antropológico (etnografía), lo sociológico (teoría fuerte), lo filosófico (existencial), lo cotidiano (lo banal) y, sobre todo, el Juego (el acierto, la alegría, el error y la decepción).

1.2 Guía de viaje: Resumen de contenido

Centrándonos en las bases teóricas en las que nos hemos sustentando, a continuación profundizaremos en la idea eje desde la que hemos partido (vacío-carencia) y las hipótesis de la investigación que de él hemos desarrollado. En el punto siguiente esbozaremos los principales conceptos con los que creemos haber atinado (asmatu) a la hora de intentar comprender algunas de las dinámicas que constituyen los procesos sociales en los que hemos focalizado nuestra mirada. Para terminar, trataremos de vincular, poner a prueba o hacer chirriar estos modos de hacer sociología —como intento de ajuste y comprensión de la especificidad del “objeto”— con la producción de conocimiento útil para alguien (como pueden ser, el movimiento social que hemos parasitado y la sociología de la que nos alimentamos).

2. Primer tramo: desde la teoría al objeto pasando por las hipótesis

Brevemente pincelado, partimos de los planteamientos que señalan que, debido a diferentes procesos que conocidos autores contemporáneos identifican (Bauman, Sennett, Beck, etc.), vivimos tiempos en los que los grandes referentes e instituciones sociales que han otorgado cierto carácter estable a lo que entendemos por modernidad (el Estado moderno como actor principal) y que han servido como soporte de las identidades

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colectivas que han posibilitado una determinada concepción de la Política (zurrun)8, se han venido abajo o han perdido gran parte de la funcionalidad que se les atribuía (Bauman, 2001). En consecuencia, bajo ideas como fragmentación, despolitización, individualización, fluidificación, flexibilización, externalización, riesgo, incertidumbre… se están dando múltiples procesos sociales en los que —en lo que a nuestra investigación se refiere— la dicotomía básica de lo publico y lo privado con la que se ha trabajado académicamente produciendo sociología, sociedad y sentido ha perdido gran parte de su utilidad u operatividad. Aceptando en nuestro presupuesto teórico que las instituciones que cargaban de sentido las trayectorias vitales de los individuos [(fundamentalmente, religión, trabajo y política (CEIC, 2005)], han sido puestas en cuestión o vaciadas, partimos de la base de que más que de «la Nada», los sujetos que identificamos con la categoría Joven9 —desde y en específicos contextos políticos, culturales, históricos y sociales— generan respuestas concretas a las citadas dinámicas que han sido identificadas como características de las actuales sociedades occidentales10. Intuíamos un conjunto de modos, discursos y actitudes que bajo los conceptos okupación, autogestión y asamblearismo11, señalaban y daban respuesta, mediante configuraciones concretadas en un (¿nuestro?) territorio (¿vasco?), a diferentes (i-)lógicas del mundo occidental contemporáneo. Entendiendo este conjunto de prácticas, discursos y actitudes como movimiento (dinámica) social que parte de señalar el vacío o la carencia de espacios físicos y/o 8

Lurrun-zurrun es otro de los conceptos analíticos que proponemos. Sin ser una traducción literal del termino Baumaniano de “Sólido”, zurrun se acerca a la noción de rígido. En este sentido lurrun, esta más cerca de la noción de vaporoso o difuso que del concepto “Liquido”. 9 Categoría que por razones de espacio no vamos a abordar aquí pero cuya problematización hemos visto necesaria para acercarnos, con un mínimo de rigor, a este tipo de procesos sociales. 10 A nuestro parecer, “lo fluido” ha tornado lugar común en toda reflexión en ciencias sociales. Esto nos hace sospechar si no será que definido como Nuevo e identificando el Cambio, no es más que una reedición de la promesa moderna de que Avanzamos o Progresamos (en línea recta) hacia algún lugar. 11 Estos son los tres términos en torno a los cuales decidimos conceptualizar el movimiento social que queríamos analizar. Preferimos adoptar esos términos porque, más que empezar a investigar “el Movimiento de Gaztetxes, Gazte Asanbladas y Casas Ocupas”, intuíamos que siendo un entramado complejo de relaciones y configuraciones sociales, dicho lenguaje lo reduciría, reifincándolo en tipos ideales. De hecho, en el proceso de investigación hemos comprobado que estas simplificaciones son poco operativas a la hora de dar cuenta de la morfología del “objeto”(nos hemos encontrado con una multiplicidad de situaciones, todas ellas diferentes entre sí). Así pues, preferimos adoptar los conceptos que nos parecían fundamentales en dichas fricciones sociales y que hacían referencia a las bases políticas (lurrun y zurrun) del mismo.

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simbólicos de los que, paradójicamente, son efecto a la vez que lo intentan cubrir (Feixa, 2002), proponemos que analizándolo se puede dar con ciertas claves que lo hagan sociológicamente inteligible. De esta manera, utilizando y forzando las herramientas que en este texto proponemos, se pueden hacer comprensibles también ciertas dinámicas que se estarían dando en otros fenómenos sociales como son el aumento de locales alquilados por jóvenes, renovadas maneras de entender la producción cultural —autoedición, copyleft12— el uso de nuevas tecnologías, la relevancia que están adquiriendo algunos lugares y tiempos de ocio (Lasén, 2000), diferentes expresiones lúdico-festivas (reapropiaciones de los espacios públicos como es el “botellón”), etc. Subrayando la importancia que la gestión del espacio a nivel cotidiano tiene en los procesos de subjetivación y, en definitiva, en la configuración de identidades colectivas, gracias a un préstamo antropológico y apoyándonos en perspectivas más comparativas, decidimos ampliar el espectro del campo de estudio a otros espacios. Dicho brevemente, apoyándonos en el concepto de cronotopo de Bajtin (Gómez,1998) entendemos que el espacio, junto con el tiempo, señala uno los aspectos fundamentales y concretos de la socialidad y lo social en el que, mediante múltiples interacciones, relaciones y juegos de poder, lo físico y lo simbólico se entrelazan. En este sentido, mediante la tematización y problematización de los espacios, atendiendo a los usos, haceres y significados que se producen a través de ellos [en definitiva atendendiendo a procesos de territorialización (Deleuze y Guattari, 2004)] se pueden situar, contextualizar y hacer más comprensibles los procesos sociales de los que ellos también dan cuenta [(un

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Se identifica el origen de este tipo de licencia como una expresión del giro contracultural que se dio en las décadas de los 70 y 80 principalmente en EEUU. Hoy en día, si bien su origen está vinculado al anti-copyright o la negación consciente de las legislaciones de propiedad intelectual y la convención internacional del copyright, el movimiento de software libre trata de dar mediante el copyleft, una expresión política propositiva a un conjunto de licencias que garantizan que sus programas no sean objeto de apropiación por parte de las lógicas de mercado. Básicamente, al contrario que el copyright, da derecho a la reproducción de la obra siempre y cuando se cite su origen y garantice la libertad de copiar, redistribuir y mejorar el programa. Esta licencia se aplica actualmente a diferentes producciones y permite la difusión y distribución no comercial de las mismas. De esta manera, interpela la idea de propiedad intelectual y autoría (y por ende la de sujeto individual-centrado-occidental) ya que plantea el objeto producido, más que como mercancía, como flujo o como producto cultural en movimiento subrayando de esta manera la naturaleza social y colectiva de la producción de conocimiento.

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ejemplo de esto nos lo encontramos en el concepto de no-lugar (Augé, 2004)]. Siguiendo esta línea de argumentación, entendemos que si bien al “movimiento” se le atribuyen ciertos espacios y usos de los mismos en los que la distinción entre lo publico y lo privado ya no está tan clara, planteamos que abriendo el campo de análisis a otros casos se podría constatar si son exclusivos o no del mismo, o en qué grado los diferencian del resto. Por tanto, los espacios que incluimos en la investigación no son identificados como movimiento social, o bien, la misma noción (zurrun) de movimiento social no los integra. Mediante la siguiente tabla señalamos qué tipo de espacios han entrado a formar parte del análisis y de que manera los definimos:

LOCALES ALQUILADOS (bajeras, lonjas, txokos,etc.) GAZTETXES

Gestión colectiva en clave privada de un espacio físico-simbólico que daría respuesta tanto a un vacío social como a una necesidad de socialidad. Gestión colectiva en clave pública de un espacio físico-simbólico que daría respuesta tanto a un vacío social como a una necesidad de socialidad. Espacio que opera como medio y plataforma de múltiples prácticas y reivindicaciones.

GAZTE ASANBLADAS

Gestión colectiva en clave pública de un espació simbólico no dependiente de un espacio físico concreto y propio. Representación morfológica del vacío como sistema de participación, relación y gestión de socialidad, prácticas y reivindicaciones.

GAZTELEKUS

Gestión privada en clave pública de un espacio institucional que daría respuesta tanto al vació social como a la necesidad de socialidad señalada por los gaztetxes, las lonjas y otros tipos de territorialización juvenil.

Atendiendo a la tabla, señalar que entendemos que los gaztelekus, en tanto que respuesta institucional “ad hoc” (zurrun), aunque no obeden a las mismas lógicas que en los demás casos, intuimos que también eran espacios susceptibles de ser comparados. En este sentido, optamos por establecer la distinción entre procesos de territorialización juvenil

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(entre otros muchos, los tres primeros) y las respuestas que a estos se dan por parte de las instituciones (la última, que tampoco es la única). Analizados desde una perspectiva comparativa y atendiendo más a las maneras de hacer (praxis) que a los discursos explícitos (zurrun), hemos encontrado, por ejemplo, analogías de diferente grado entre el fenómeno de las lonjas o locales alquilados y el movimiento al que hemos atendido. En los dos casos, se darían lógicas muy parecidas que vendrían a señalar creatividades sociales y colectivas (Adell y Martinez, 2004).

Fotos 3, 4 y 5: Modos y artes de hacer colectivos que señalan creatividades y soluciones imaginativas a contextos precarios

En definitiva, planteamos la hipótesis de que, sin señalar que haya nada estrictamente Nuevo13 (a lo sumo identificamos-proponemos discretos cambios), es de esos haceres colectivos concretos, banales y políticos (cubrir vacíos y zonas de rotura de lo social a la vez que los tornan habitables) de donde emana una de las principales fuentes de sentido para los agentes que dan forma y hacen identificables estos procesos sociales. A su vez, esto no niega que planteemos que el proceso social que vendríamos a definir como “movimiento de okupación, autogestión y asamblearismo de Euskal Herria”, se configura de una manera diferente y diferenciada por, dicho de manera muy simplificada, la

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Atendiendo al plano estrictamente académico, señalando que no hay nada nuevo intentamos cuestionar ciertos planteamientos académicos que, nostálgicos o esperanzadores, sin querer reconocer Lo Mismo, no aspiran más que a encontrar algo Nuevo que asegure su búsqueda y legitime su status. Dicho de otra manera, en nuestro periplo académico hemos identificado la necesidad ilustrada-moderna de acumulación, búsqueda y avance que caracteriza la producción académica de conocimiento contemporánea.

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interrelación continuada en el espacio y en el tiempo de las características Anti-(autoritario, economicista, centralista, estatal, militar, patriarcal, globalización, etc.) y Auto-(gestión y todos los modos que de ello se deriva) junto con la existencia del conflicto político que viene constituyendo el territorio euskaldun desde no sabemos ya cuando. Siguiendo la tesis de Porrah (2006), defendemos la idea de que es desde la tensión entre una corriente de negación frente al sistema social (proveniente ideología de izquierdas o anarquistas, generalizable a nivel del Estado o incluso a nivel global) y una corriente de negación al sistema Estado-Nacional (de origen básicamente abertzale y/o euskaldun) es donde se generan unos espacios sociales propositivos que interpelan al conjunto del sistema económico-institucional y ciudadano (sociedad). Es en la vertiente positiva (auto-) de las identidades negativas (anti-) donde confluirían las corrientes punk («do it your self») y la patriota (construcción nacional). Atendiendo pues, tanto a dimensiones económicas, políticas (zurrun), históricas, culturales y banales (lurrun) del movimiento, defendemos la idea de que podemos dar (asmatu) con algunas de sus características diferenciales. Atendiendo pues a lo anterior, añadir por último que de un tiempo a esta parte (3-4 años), debido a ciertas tendencias (por ejemplo, el uso de nuevas tecnologías y las posibilidades que abren), juegos de poder (joko) y acontecimientos, se está dando una actualización y/o visibilización de carácter cuasi-estratégico en ciertos modos de hacer a la hora de adquirir visibilidad y relevancia social por parte de este movimiento múltiple y de “naturaleza” difuso-rizomatica (lurrun). Esbozadas las principales ideas eje de las que hemos partido, un breve tránsito por la sistematización de información de la que hemos hecho uso nos situará en posición de analizar las herramientas empleadas.

3. Segundo tramo: Método, herramientas conceptuales y complejidad

Suponemos que la variedad de fuentes de in-formación de las que hemos hecho uso (y en parte somos efecto) se debe al deseo de “querer abarcar todo” generada por la

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inseguridad de nuestra condición de iniciados. Esta multiplicidad de fuentes ha sido de corte cualitativo con entrevistas en profundidad (7) y discusiones de grupo (3), entrevistas de aproximación previas al análisis (5) y compilación de diferentes documentos que el propio movimiento produce (libros, fanzines, dvds, páginas de internet, etc.). A su vez, hemos realizado un sistemático análisis de prensa de los periódico “Gara” y “Berria” desde diciembre del 2005 a octubre del 2006. Añadir también que, definidos como “acercamientos informales”, hemos participado y hecho uso de algunos de los lugares y actividades que el “movimiento” gestiona (asambleas, congresos, conciertos, fiestas, charlas, comidas…). En la siguiente tabla describimos, muy sucintamente, aspectos en los que vimos necesario focalizar nuestra atención a la hora de establecer tanto el método de trabajo y elaboración de los cuestionarios como el análisis de la información recogida en las entrevistas14:

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Queremos hacer hincapié en que, tanto esta como el resto de las tablas que vamos a introducir, no han sido rígidas ni absolutamente prefiguradas desde el inicio de la investigación. Si bien han marcado los cauces por los que ha fluido la investigación, a medida que “avanzábamos” las hemos ido actualizando y puliendo siguiendo criterios de “ajustabilidad” al objeto (en nuestra opinión más que “objeto inerte”, “proceso social” es un término que se ajusta mejor a las dinámicas que hemos estudiado).

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TEMPORALIDADES

Inercias, origen, generaciones, hitos, memoria, duración, frecuencia, ritmos, intensidades, proyectos y objetivos a largo y corto plazo.

CONCEPCIONES PUBLICO/PRIVADO

Lógicas dentro-fuera del espacio, relaciones (vecinos, otros movimientos, pueblo, otros jóvenes), política, trascendencia y visibilidad social, nociones de propiedad.

PRAXIS

Gestión del espacio, modos de hacer, estrategias, prácticas, procesos de subjetivación, reflexividad, creatividad, relación con los objetos y el espacio, recursos, estrategias de “parasitaje”, responsabilidad-compromiso-implicación, red de relaciones, organización, actos, iniciativas, actividades.

DISCURSOS

Principios, marcos cognitivos, Medio vs. Fin, críticas y autocríticas, concepto como alternativa/o, autogestión, asamblea, política,…

RELACIÓN CON LAS INSTITUCIONES

Reivindicación, búsqueda de legitimidad, repertorios de acción, procesos de estigmatización, negociaciones, ayudas económicas, oficialidad, institucionalización.

AUTO-IMAGEN E IDENTIDAD COLECTIVA

Auto-definición y auto-percepción, excepcionalidad, diferenciación, mecanismos de inclusión y de exclusión, construcción de la identidad, “los otros”-alteridad, el movimiento, sentimientos de pertenencia.

Señalar también que hemos atendido a diferentes coberturas mediáticas (Internet, radio y televisión) de casos que hemos percibido como paradigmáticos (por ejemplo, el proceso de negociación del gaztetxe de Zarautz —Putzuzulo—). Respecto a métodos antropológicos, señalar las diferentes etnografías (cuaderno de notas y registro fotográfico15) que hemos realizado tanto en eventos organizados por el propio movimiento como a la hora de acercarnos a realizar las entrevistas. Éstas han sido en todo momento realizadas en los propios espacios a los que queríamos atender y con cuestionarios que, teniendo todos las mismas líneas maestras, hemos ido adaptando a las características de los contextos (cronotopos) a los que nos acercábamos. Mencionar que el hecho de 15

Al respecto señalar que dos textos que nos han resultado básicos para la puesta en práctica de una sociología visual son los de Harper (1998) y De Miguel y Pinto (2003) que se señalan en la bibliografía.

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transcribirlas nosotros mismos nos ha acercado, más si cabe, a la idea de artesanía sociológica. En resumen, entendiendo que el movimiento social que queremos analizar se da en un territorio con unas características especificas que de alguna manera le inscriben unos rasgos también específicos, hemos tratado de acercarnos a él en euskera y con el mayor grado de flexibilidad que los modos de investigar lo social nos permiten. En los siguientes párrafos, vamos a esbozar el instrumental teórico con el que nos hemos pertrechado para procesar y hacer comprensible la multiplicidad de fragmentos que hemos recogido e hilvanarla en “un algo” que aspira a ser racional, lógico, coherente y comprensible, es decir, conocimiento. Entender la falta de herramientas teóricas y conceptuales en euskera16 para procesar toda la in-formación recogida como precariedad intelectual y/o académica17, ha hecho que abordemos esta labor con el mayor grado de apertura e imaginación que hemos podido. Desde esta carencia es desde donde, en términos de juego (Joko-Jolas)18, hemos planteado tanto la investigación como los conceptos que en ella hemos empleado. Si bien jolas en un principio atiende a un aspecto más lúdico del juego en el que el disfraz, el carnaval, la performatividad, la improvisación y la ambivalencia serían sus principales características, a medida que se trabaja con y sobre él se torna envite (joko). Es de este modo que se institucionaliza, se normativiza, adquiere seriedad y trascendencia. Tornan “cosas” que, empezando a ser entendidas como Nuestras, se ponen en juego. Lo que era “jugar” se vuelve apuesta; es en este tipo de lógicas en el que se mueven gran parte 16

Los alumnos de la licenciatura en euskera estudiamos sociología de una manera un tanto esquizofrénica. Se nos imparte clase en euskera estando la mayor parte de los textos que trabajamos en castellano y realizamos los trabajos y los exámenes en euskera. Paradójica situación que nos convierte en traductores de conceptos, ideas y desarrollos teóricos. Este articulo seria, en ese sentido, un intento de señalar y cubrir parcialmente esa carencia. En el ámbito sociológico (también) en el euskera se encuentra un tejido amplio pero abrupto, seductor pero incierto en el que producir formas y contenidos son espacios “aún por descubrir” desde esta perspectiva lingüístico-cultural. 17 Tenemos que reconocer en este punto la ayuda que nos ha brindado Iñaki Martínez de Albeniz en tanto que tutor a la hora de hacer el seguimiento de la investigación. Ha sido él quien nos ha ido guiando (teóricamente) y nos ha apoyado (anímicamente) en el decurso de todo el proceso. 18 Estos conceptos y desarrollos los hemos extraído en su mayor parte de Zulaika (2003) y Martínez de Albeniz (2005).

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de las dinámicas sociales (incluidos nosotros) y en particular, el movimiento al que nos hemos aproximado. El esquema que proponemos deriva de un juego con el lenguaje y sirve tanto para entender el método de trabajo que hemos empleado como a la sociología y la ciencia en general. Dicho esto, el concepto matriz en el que nos apoyamos es el de asmatu. Este termino goza de una doble acepción: por un lado hace referencia al acto político de nominación, construcción e intervención y, por otro, se refiere al acto de descubrimiento, acierto e identificación. Significa tanto inventar, imaginar, crear o idear como acertar, adivinar, atinar o predecir sin obviar la contingencia. Esta duplicidad aporta, en un mismo vehículo, la posibilidad de hacer confluir el lastre de la sociología con el potencial de la misma: la acepción política de asmatu descubre la intervención del sujeto en la realidad (el observador en la observación, el sociólogo en lo social, en definitiva, la nominación) y la acepción analítica construye el marco y el acto que posibilita hablar de conocimiento. Inventamos al igual/a la vez que acertamos, creamos al igual/a la vez que descubrimos, al decir hacemos y al nombrar reconocemos. Todo saber se juega en actos políticos de nominación y re-conocimiento, es efecto de juegos de poder. Esto nos ha llevado a plantearnos la pregunta epistemológica de la que ya no podemos separarnos: ¿no se estará encontrando constantemente la sociología con aquello que construye? Con esta desconfianza es con la que defendemos que el concepto-matriz asmatu conceptualiza los planos en los que se mueven los términos concebir-crear y comprender-atinar sin dejar de lado algo inherente al juego, el azar:

acepción política: inventar, crear, construir

ASMATU

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acepción analítica: adivinar, acertar, descubrir

Es sabido que la carencia, así como la precariedad, son condiciones de las que emanan actos y actitudes creativas (no es nada nuevo, lo dice la sabiduría popular: “la necesidad agudiza el ingenio”). El termino asmatu da cuenta de los juegos de lenguaje y de poder que, mediante dicotomías conceptuales, hemos ido creando, corrigiendo y elaborando a lo largo de la investigación intentando atinar y comprender los procesos sociales estudiados. Estas dicotomías son modelos no esencialistas, es decir, aunque por lo común sean ellas las principales productoras de sentido, las entendemos como construcciones que no se dan en formas puras. Son puntos fijos que permiten el movimiento en el continuo que en la distancia entre ambas se genera (como veremos, vertical y horizontalmente), permiten entender las tensiones de las fronteras entre ambas formas ideales. Son inventos (asmakuntzak) que ayudan a comprender la “realidad” no desde ellas, sino en las interacciones que en el acto de filtración por ellas se visibilizan. Es colocando, situando y forzando una en su contraria como hemos percibido su funcionamiento. Ahí van:

ume

umo

(inmaduro )

(maduro )

! Fermento, inacabado, in-forme, ignorante... !Juego (jolas) irracional/deseo, despreocupación, insensato, lúdico, descentrado... !Improvisación, presente eterno, derroche...

! Forma, resultado, conocimiento, escarmiento... !Juego (joko) racional/razón, serio, sensato, juicioso, centrado... ! Prueba-ensayo, previsión, antelación, visión de futuro. . .

egin

egon

(hacer)

(estar )

! Actividad, movimiento, acción... ! Proceso ! Dinámico

! Pasividad, estancamiento, reificación.. !Estado !Estátic o

lurrun

zurrun

(difuso )

(rígido )

! Morfología rizomática, circular-caótico, en formación, vaporoso. ! Política de lo cotidiano-banal

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!Geometría arborescente, lineal-ordenado, institucionalización ! Política institucional-trascenden t e

La lectura de esta tabla19 se puede desarrollar horizontal y verticalmente. La primera describiría dicotomías específicas y la segunda una más general [izquierda, morfología rizomática, derecha, estructura arborescente (Deleuze y Guattari, 2004)].

Ume-umo20: El continuo que describe la dicotomía ume-umo va desde el “estado” informe, abierto e intrascendente del niño o el salvaje, al formado, concluso y relevante del serio, formal y maduro adulto. Esta lectura da cuenta del naturalizado “proceso de socialización”. Nuestra aplicación de la tabla es, como ya hemos mencionado, más que lineal (causaefecto) dialógica (causa y efecto), es decir, la que trata de ver cómo en la tensión que esos dos polos generan (juegos de poder) los procesos sociales estudiados se visibilizan (identifican). Asignando la condición ume al movimiento (gaztetxe, gazte asanblada, lonja o incluso al fenómeno del “botellón”) y la umo a las instituciones (ayuntamiento, concejalía de juventud, etc.), esta dicotomía crea y acierta (asmatu), dándonos la posibilidad de entender, algunas lógicas de poder que entre ellos se dan. Lo maduro (umo), la identidad formada, coherente y fuerte (zurrun), como (o)posición lógica se basa en una constante negación de la irracionalidad que la amenaza. Lo inmaduro (ume) no tiene base, es inconsistente, se justifica en parte por la inocencia que se le atribuye. La idea de la infancia inocente e ingenua es constituyente de su contraria. Es así como desde la posición umo, en base a escalas de referencia y categorizaciones, se constituyen estratificaciones sociales que asigna un concepto (graduable) a cada grupo o individuo. Se conforma un campo inteligible, procesal y útil que diferencia e identifica, que organiza y programa una amalgama de posibles en niveles, roles, status y clases. Un 19

Creemos que esta tabla —comprimiendo y sintetizado en euskera (de una manera poética y sencilla) algunas de las más relevantes lógicas dicotómicas occidentales— puede dar cuenta de los juegos de poder en los que se inscriben muchos de los procesos sociales contemporáneos. 20 Reconocer que para el desarrollo de esta dicotomía nos hemos valido principalmente de las reflexiones de J. Izuzkiza Tartas en un proyecto de tesis de filosofía inédito. Tanto sus desarrollos como los nuestros, se apoyan en reflexiones en torno a la madurez e inmadurez que se encuentran en Gombrowicz (2002).

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ejemplo de ello es la aplicación de políticas de juventud que, desde categorías esencialistas, compartimentan —simplificando y etnificando21 en estereotipos al uso— toda una complejidad de dinámicas sociales. La identidad estable, hecha y formada consiste en la negación de la inmadurez y ésta, cuando se apropia del lenguaje de la anterior (comienza a institucionalizarse), se auto arroga de su potencialidad. Esta dicotomía es válida para identificar desde qué tipo de perspectivas paternalistas, adulto-céntricas (Martínez, Berri-otxoa, Hernández, 2001-2002) e higienistas, han sido construidos ciertos Gaztelekus. Del mismo modo, nos sirve para analizar las lógicas que se dan entre los gestores (monitores, dinamizadores, etc.) y los usuarios de los mismos (adolescentes). También nos resulta útil para entender lógicas y tensiones que se dan entre distintas generaciones y sujetos dentro de las asambleas a la hora de incorporar nuevos integrantes, renovarse o actualizarse. Así como lo maduro (lo institucionalizado) se constituye en relación a lo inmaduro, lo inmaduro se define desde y en relación a lo maduro. De esta manera, atendiendo a las mediaciones, tensiones y traducciones (en procesos más que en estados) entre esos dos puntos es como hemos podido comprender las relaciones de los actores mencionados22.

Egin-Egon: Partimos de un ejemplo concreto para desarrollar la segunda dicotomía. Según el conocimiento ordinario, la asignación de un carácter estático/pasivo a las lonjas (apolítico) y activo a los gaztetxes es algo común. A la lonja se le atribuye la pasividad y al gaztetxe o a la gazte asanblada, la (hiper)actividad. El estar (egon) que identifica al local alquilado por jóvenes se define como contrario respecto al hacer (egin), que define a los gaztetxes. Pero si aceptamos una concepción de la política más compleja (lurrun), que relacione la 21

Nos queremos referir con esto a taxonomías institucionales y/o populares esencializadoras que ordenan en unidades discretas claras una población que hasta entonces mostraba unos niveles de complejidad casi ininteligibles e imposibles por tanto de administrar. 22 Otra dicotomía que está unida a la que venimos mencionando y a la que se le pude atribuir un recorrido semántico análogo es la de heldua-heldugabea. Heldua significa maduro, que ha llegado, heldugabea, en cambio, significa inmaduro, que aun no ha llegado.

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banalidad de la vida cotidiana con los aspectos políticos de la misma, podemos entrever que en las lonjas el hacer es consustancial para estar (acondicionamiento, decoración, mantenimiento) así como en los gaztetxes lo es el estar (hedonismo, “stand by”) para el hacer. El hacer y el estar tornan así condiciones indispensables en los dos procesos (CEIC, 2005). Lo que entre los dos casos establece la distinción es el deseo de trascendencia pública del movimiento (lógica umo) y un deseo de intrascendencia (“que nos dejen en paz”) en el fenómeno de las lonjas. Si bien en las lonjas, locales y txokos se sustentan en estructuras de relación como la cuadrilla (Cucó, 1995) y su lógicas de exclusión e inclusión están supeditadas al pago de una cuota, los sistemas de inclusión y exclusión de los gaztetxes y gazte asanbladas son algo más ambiguos y giran, la mayoría de las veces, en torno al hacer. En este sentido, uno de los espacio-tiempo en los que confluirían estos dos procesos sociales seria el de la fiesta como acto de territorialización de espacios públicos en la que la idea de mani-fest-acción (Adell y Martínez, 2004) resume una de las maneras de hacer que hemos identificado en el movimiento.

Lurrun-Zurrun: Como hemos señalado en el párrafo anterior, esta dicotomía sirve para establecer un concepto de política más operativo y útil o a la hora de entender estos procesos. La política zurrun hace referencia a la política institucionalizada, estabilizada y constante (lenguaje Umo). En tanto que se le delega capacidad de identificar y/o nombrar trabaja constantemente con lo que define como trascendental e importante (asunto público). La entendemos como la Política en términos tradicionales o modernos [estructura arborescente (Deleuze y Guattari, 2004)]. La política lurrun (difuso) da cuenta de lo intrascendente banal y cotidiano (morfología rizomática). Lo vaporoso (lurrun) es inasible, informe, expansivo. Parece que se pierde en la atmósfera pero impregna y empaña. Lo que por discontinuo e inestable no se institucionaliza ni es constante (el habla ume) pero existe. Su in-nombrabilidad lo acerca a

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la noción de intangible y está cerca del concepto de micro-política. Defendemos la idea de que es difícil entender estos procesos sin tener en cuenta los dos aspectos, ya que es en la tensión entre lurrun y la zurrun donde surgen y se visibilizan lo que entendemos por movimientos sociales:

“Ha habido una indudable tendencia a centrarse en los aspectos más epidérmicos de los movimientos lo que ha configurado una mirada articulada en torno a formas organizacionales, las relaciones establecidas con el sistema político, los procesos de difusión en los que se vehiculan formas de hacer (repertorios de acción) y pensar (marcos cognitivos descomponibles en una taxonomía de los mismos). Sin embargo, es necesario rescatar otra óptica volcada en la subjetivación puesto que lo que realmente se dirime en las prácticas de los movimientos sociales tiene que ver con la forma en que el sujeto se da como tal, con el pliegue de la subjetividad, con sus despliegues y repliegues (Deleuze,1987)” (Mendiola, 2003).

Es desde ahí desde donde “el movimiento social” intenta visibilizar o convertir (institucionalizar) en necesidad social lo que, en principio, sería un deseo de un grupo de personas. Mientras la necesidad no necesita (valga la redundancia) justificación, al deseo, identificado como una pulsión irracional, se le exige una razón. Razonar es umo (ver tabla) y en tanto que lógica moderna constituye una de las bases de la legitimidad. Para que el deseo se constituya en reivindicación (necesidad de espacios autogestionados) es necesario traducirlo a códigos umos o por lo menos hacerlo creíble (legítimo) en esos términos (lenguaje zurrun). Todo lo que queda fuera de ese código se califica como inmaduro, noracional, incoherente; es ahí donde se gesta la tensión entre instituciones y movimiento. Forzando la traducción y aplicándolo al movimiento, lo ume (lo formándose) deja su juego (jolas) pidiendo que se le atienda, pide ser umo (institucionalizarse como agente) para entrar al joko (donde se apuesta lo importante, lo entendido como Nuestro). Otras veces el simple jolas acierta o señala (asmatu) algunas de las lógicas sobre las que se sustenta el sistema social interpelándolo —cuestiona aspectos de la idea de propiedad privada, problematiza el concepto de ocio, evidencia la especulación, etc.—.

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Siguiendo esta línea de reflexión resulta curioso observar como desde algunos ayuntamientos, se apoyan en el diagnostico de la “despolitización de la juventud” y a la vez se niega la inclusión de ciertas reivindicaciones (egin) de colectivos de jóvenes en su agenda utilizando la simplificación de “son los de siempre” (código zurrun). Por lo visto, el tipo de “jóvenes politizados” no se ajustan al tipo de jóvenes interesados en la política (zurrun) que desde las instituciones se anhelan. Negándolos, el diagnostico se confirma y el juego (joko) entre umo y umes continua. La tensión que los constituye se visibiliza. Es a partir de paradojas como ésta donde se puede apreciar que el plano visible de la realidad y lo normal (marcos cognitivos, esquemas interpretativos, supuestos) además de ser formal (con forma, luego umo), se sostiene gracias a la negación de aspectos que la puedan relativizar23, sostiene a la vez, la posición de su contrarios. Seguramente por eso, cualquiera que se auto arrogue pertenecer a un gaztetxe no esté de acuerdo con que sean comparados con las lonjas, ni con que desde las instituciones no se reconozca la influencia central que han tenido los gaztetxes en la implementación de gaztelekus o que se de por hecho la convención social de la despolitización o individualización. En definitiva, nos encontramos ante un entramado de relaciones sociales que más allá de esquemas interpretativos rígidos se nos presenta como un escenario complejo en el que mediante conflictos, reapropiaciones y juegos de poder las máscaras o los papeles de los actores se mezclan entre sí y más que convivir con las contradicciones, son ellas las que constituyen estos procesos. Ni el movimiento es tan ume, ni el gazteleku tan umo. Ni las dinámicas que se dan en las lonjas son tan pasivas (egon), ni el movimiento tan reivindicativas (egin). Ni las políticas de juventud son tan zurrun (eficientes) ni las de los movimientos tan lurrun (baldías)24. El uso que hacemos de estos conceptos en el decurso de la investigación es el de intentar ver la paradoja (la discontinuidad) en la coherencia (la

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Es de esta manera como se intenta sacar del marco de lo visible (público) una forma de reapropiación del espacio, por ejemplo, prohibir el botellón en la calle. La perfomance del ume bebiendo hace emerger al plano de lo visible (espacio público) lo social invisible (espacio privado), en tanto que incómodo, se le desplaza a otros espacios (como pueden ser a rincones, calles y zonas más ocultas o espacios como las lonjas). 24 Hay casos en los que, por ejemplo, el espacio donde se establece el gaztetxe es alquilado para poder asegurar la continuidad de proyectos que, okupando, se correría el riesgo de no poder llevar a acabo.

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línea). Es decir, si bien la construcción teórica empleada levanta distinciones dicotómicas, tratando de encontrarle a cada espacio la característica contraria que se le asigna se consigue atisbar algunas dinámicas que los constituyen. Estos modelos pues están hechos para forzarlos y romperlos trabajándolos en Lo Que Pasa25. Estos juegos con el lenguaje son los que nos han posibilitado (siquiera intuirlos) esos fueras de campo que nos hablan del marco y el objetivo que la perspectiva necesita26.

4. Tercer tramo: Complejidad, movimiento, sociología y figuras

Para llevar a cabo el tránsito por los conceptos y herramientas utilizados hemos dejado entrever mediante ejemplos y desarrollo de ideas algunas de las aplicaciones en el “objeto” de los mismos. Nos resulta demasiado abstracto y teórico hacerlas entender en vacío o disociadas de aquello que pretenden analizar. Aunque estos modelos aspiren a ser operativos también sobre “otros objetos”, habiendo sido elaborados y reelaborados en función de ajustabilidad a “este objeto”, un recorrido más amplio por algunas reflexiones surgidas a lo largo de la investigación nos servirán para dar cuenta de su utilidad. Es decir, pasando a un primer plano algunas de las reflexiones sobre el “el objeto”, trataremos de hacer visible la utilidad de los modos y conceptos que desde un segundo plano las sustentan. Para terminar propondremos dos figuras con las hacer un poco más comprensible las dinámicas y tendencias que identificamos en el objeto de investigación. Como ya hemos señalado al inicio, planteábamos la hipótesis de que de un tiempo a esta parte debido a ciertas tendencias, juegos de poder (Joko) y acontecimientos, se está dando una actualización y/o visibilización de carácter cuasi-estratégico en ciertos modos de 25

La que sigue es una de las máximas en la que nos apoyamos y que de alguna manera evidencia la contradicción o el dilema intelectual en el que nos movemos: “Hay un ciclo del sentido, un flujo, una corriente; el sentido no está aquí ni allí, el sentido es lo que pasa. Tratar de detenerlo para asirlo es condenarse a perderlo” (Rosset, 2004: 78). 26 “Zuzenki begiratzen duguna zeharka soilik azal badezakegu, zeharka begiratzen duguna soilik, zuzenki azal dezakegu”. [Si sólo podemos explicar lo que vemos con la mediación o transversalmente, sólo podremos explicar directamente lo que vemos transversalmente, de refilón (La traducción es nuestra)].

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hacer por parte de este movimiento a la hora de adquirir visibilidad y relevancia social. Dicho brevemente, sucesos como el desalojo en 2004 del «Euskal Jai» en Iruñea, entendido como un hito relevante dentro de un ciclo de represión al cual el movimiento ha reaccionado (Euskal Jai Gaztetxea, 2005), ciclos de protesta de orden más global (Tejerina y otros, 2006), la utilización de nuevas tecnologías (móviles e Internet; soportes comunicativos, digitalización, diseño, autoedición, etc.) y reconfiguraciones de ciertas características del movimiento, hacen que podamos hablar de un renovado (que no Nuevo) ciclo dentro del movimiento. Si bien el movimiento, en lo que podríamos acotar como nivel macro, ha llevado a cabo múltiples iniciativas y protagonizado eventos que le han otorgado cierta visibilidad social27, atendiendo a niveles más locales, hemos podido apreciar cambios que identificamos como “nuevas maneras de hacer” (egin modu berri(tu)ak).

Fotos 6, 7 y 8: Es en este tipo de iniciativas donde hemos percibido las reelaboraciones de códigos y registros del movimiento

27

Eventos como el primer congreso de gaztetxes y gazte asanbladas celebrado en 2005 en el gaztetxe de Kukutza (Rekalde, Bilbao) de las que partieron iniciativas como la publicación de la Gaztetxe Gida (guía de gaztetxes), Gasteizko Gaztetxe Eguna (Fiesta-protesta ante la amenaza de desalojo sobre una de las okupaciones referenciales del movimiento), Gaztetxe bira (actualización del circuito de conciertos por diferentes gaztetxes) o Gaztetxe Martxa son ejemplos de nivel macro que darían cuenta de este ciclo. Comentar que esta última fue una iniciativa que con la intención de darse a conocer y recoger mediante firmas de apoyo social, recorrió gran parte del territorio euskaldun, territorializando simbólicamente el espacio sobre el que el movimiento se apoya y se define (ver miniatura central). La idea básica que queremos señalar con esto es la de que recorrer es territorializar (Deleuze y Guattari, 2004). En euskera itzuli significa tanto vuelta o recorrido como traducción.

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En suma puede decirse que mediante la utilización de lenguajes, códigos y repertorios de acción que dan cuenta de su reflexibidad, desde el nivel local, el “movimiento” acierta (asmatu) con modos que le aportan mayor legitimidad social. Hemos percibido cómo los sujetos que lo constituyen resignifican los estigmas (Goffman, 1993) o los términos en los que hasta ahora se ha venido entendiendo el movimiento,28 percibiendo que algunos de los referentes o ejes (básicamente clase social e identidad nacional) de la identidad colectiva en la que se sustentaban se han desplazado, identifican el espaciotiempo de la fiesta como lugar común y crono-topo donde visibilizarse, hacer publicas sus reivindicaciones y obtener apoyo social:

“(…) gazteak ez dira lan munduko arazo eta bizitza prekarietatearen arazoen inguruan batzen” [los jóvenes no se unen en torno a problemas del mundo laboral o la precariedad de vida] (Entrevista B1). Es en este sentido como entendemos que, sin negar la posibilidad de la confrontación directa entre actores (Movimiento versus Instituciones), es mediante la celebración de manifestaciones y apariciones en el plano de lo público en tono de fiesta (jolas-ume) o de carnaval (Galfarsoro, 2005) como el movimiento se visibiliza socialmente (joko-umo). Sin obviar su raíz moderna (zurrun) entendemos que son concepciones más difusas (Lurrun) de la política las que resignifican los modos de hacer y las puestas en escena:

“guri inportanta edo garrantzitsua senditzen dugu hori, entseatzea ba jendea ahal bezainbat nahasten eta…” [lo que a nosotros sentimos importante o relevante es eso, intentar mezclar a la mayor cantidad de gente posible y…] (Entrevista A1). 28

Atendiendo a lo más puramente estético, hasta mediados de los noventa una visión relativamente exterior “al gaztetxe” lo definía negativamente como “agujero negro” al que se asociaban figuras como la del yonkie o lo “mugriento” y en las que el rock radical vasco y el punk eran sus principales “características culturales”, independientemente de la veracidad de esta percepción, hoy en día nos encontramos ante una amalgama variopinta de diferentes expresiones culturales que van desde lo “étnico” hasta lo “red skin”, pasando por el hip-hop y el hard-core.

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Es ahí donde conceptos como “performance” y “happening” (okupaciones simbólico-efimeras, “reclaim the streets”, etc.) señalan unas de sus expresiones más significantes y de lo que el concepto de “mani-festa-acción” también da cuenta; de las renovadas maneras de llevar a cabo la acción política y donde las distinciones analíticas (zurrun) entre lo económico, lo cultural y lo político pierden operatividad.

Fotos 9, 10 y 11: Diferentes actos públicos en clave de fiesta que dan cuenta de reapropiaciones y resignificaciones de espacios y símbolos

Otro aspecto que vendría a reforzar la idea señalada son las iniciativas concretas y cotidianas que desde cada gazte asanblada y gaztetxe se proponen como alternativas al ocio instituido29. Es a través de iniciativas y actividades generalmente abiertas (a lo Público) que tienen en cuenta al vecindario (para niños, personas mayores, mujeres, etc.) y/o a jóvenes que en un principio no se identifican como del movimiento (conciertos de diferentes estilos, colaboraciones con “skaters”, incluso “surfers”, etc.) mediante las cuales también obtienen legitimidad. Identificamos como re-novados modos de acción las negociaciones con el vecindario para acordar el horario de los conciertos o la organización de comisiones para afrontar conjuntamente problemas comunes como son los planes de reordenación urbana. El “gaztetxe”, más que dirigirse directamente a las instituciones políticas (a lo umo, en códigos zurrun), mediante estos modos (ni estratégicos, ni inocentes) de relación (jolas) 29

Hacer hincapié en el ocio y no tanto en instituciones sociales como trabajo, política y religión, advierte de la importancia que adquieren estos tiempos, y lo que en ellos se hace, para la constitución de las identidades colectivas.

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con el vecindario (o pueblo) donde se asienta, va hilvanando redes de apoyo con las que consigue la legitimidad social (poder) que necesita para mantenerse. La idea de “colchón social” resumiría esta capacidad de traducir lo cualitativo (deseo-necesidad) en cuantitativo (códigos institucionales). Estas redes se extienden tanto hacia otros espacios o asanbladas como a vecinos, familiares o amigos. Atienden generalmente a lógicas de reciprocidad positiva en las que si bien las nuevas tecnologías facilitan y aceleran los contactos, las relaciones cara a cara y los vínculos afectivos (experiencias compartidas, amistad y otros vínculos) adquieren una importancia crucial (Cucó,1995). La legitimidad, más que algo que se gana (joko), torna algo que se siembra. Es así como en estos últimos años se han dado varios casos de negociación (estabilización) de gaztetxes con los ayuntamientos, consiguiendo apoyo social mediante modos directos de relación (de maneras lurrun, cotidianas) consiguen indirectamente legitimidad política (poder hacer frente al joko de lo institucional). Hay que subrayar que estas maneras de hacer no se dan de una manera completamente general (cada espacio es un mundo), armónica (la discusión y el conflicto es el eje de toda asamblea), lineal (son ciclos) y determinante (las decisiones no son definitivas). En tanto el movimiento se constituye en relación con un afuera (Deleuze y Guattari, 2004) con diferentes grados de apertura; es efecto de una tensión constante entre “el nosotros” y “el ellos”, entre abrirse y cerrarse. Es una renegociación constante del “quienes somos” o “qué somos”. Es por ello que para dar cuenta de la dimensión identitaria en términos cuasi-esencilistas (zurrun) proponemos la siguiente figura (ya hemos comentado que el movimiento se constituiría en la tensión una corriente abertzaleeuskaldun con otra que gira más en torno a la clase o ideología de izquierdas). Si a lo largo de la segunda mitad del siglo XX una de las consignas del movimiento de liberación nacional vasco e imaginario abertzale-euskaldun fue la de “Aitaren etxea defendatuko dut” [Defenderé la casa de mi padre], la tendencia actual seria la de “Aitaren etxean festa bat egingo dugu” [Haremos una fiesta en la casa de mi padre]. La primera consigna (umo) contiene lo solidó, lo estable y lo racional (zurrun) de las identidades colectivas de la modernidad; recuerda el símbolo del caserío o el baserri

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(Zulaika,1990) y contiene junto con las figura masculina del padre, nociones de trabajo, propiedad, pertenencia y tradición30. La acción que propone, en lenguaje de guerra, es la de defensa y señala un cierre (egon) o una negación. La segunda contiene lo inestable, lo lúdico y lo irracional, en definitiva, lo dionisiaco o lo orgiástico (ume). La idea de propiedad se pone en cuestión y la casa torna transitiva, es “para hacer” algo (egin). Sin impugnar la identidad, a la vez que cuestiona la idea de propiedad, señala algo que está cerca de el hedonismo, la herejía (akelarre) y la traición (ver nota al pié 30). La acción señala, en plural, una apertura o un ofrecimiento. Tomando como referencia la consigna (zurrun) para identificar el eje euskaldunabertzale, estos dos lemas vendrían a señalar los polos en los que se mueve el movimiento en el plano identitario. No queremos decir que se haya pasado de un estado a otro, sino que es en la tensión entre esos dos puntos donde se movería el imaginario del movimiento; básicamente, en el dilema de la apertura al Otro (ser más) y asumir el riesgo de pérdida de las características propias que ello implica o el cierre ante el Otro para asegurarlas. Para terminar, proponemos la figura de la hayma (tienda o estructura desmontable de tela) para dar a entender cómo el movimiento se constituye y se hace identificable o nominable desde los planos más cotidianos31. La hayma se puede entender como metáfora de un gaztetxe, de una gazte asanblada, o incluso del “movimiento”, es una construcción que acierta (asmatu) en aportar cobijo (físico y simbólico) y que, si bien una persona las puede montar, el trabajo de ensamblar sus piezas se hace más fácil si se hace en grupo. Es un trabajo colectivo casi lúdico (jolas) que requiere unos mínimos de coordinación, cooperación (acuerdos, desacuerdos, etc.) e incluso de capacidad de improvisación. Parecen estructuras efímeras que sugieren debilidad o fragilidad pero son flexibles y es en su debilidad donde reside su potencia.

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A este respecto, Jesús Ibáñez, en un articulo escrito para Egin, 27-05-87, aporta una interesante reflexión sobre el recorrido semántico que en la oposición entre tradición y traición se genera aplicándola a su vez al conflicto vasco (Ibáñez, 1997). 31 Señalar que dimos (asmatu) con esta figura al caer en la cuenta de la presencia que estas estructuras adquieren en la mayoría de las iniciativas macro y actos públicos que el movimiento realiza uniéndolo con nuestra experiencia del Loketxe y las reflexiones que las entrevistas nos han suscitado.

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Fotos 12 y 13: Estas estructuras (hayma) y el uso que de ellas se hace pueden servir como figuras para entender algunas de las lógicas del movimiento

Son desmontables y fáciles de transportar, es decir, son móviles y se pueden desplazar. Más que del ser (egon) son procesos colectivos que cristalizan mediante el hacer (egin) que los carga de sentido. Si entendemos esta construcción como representación (actante no humano) de los sujetos (actantes humanos) que la hacen posible (Doménech y Tirado, 1998), resulta más sencillo percibir cómo la concreción física de una gazte asanblada (circulo) o un gaztetxe adquiere la condición de soporte físico de la identidad. Es decir, las relaciones (no siempre armónicas) que constituyen esta identidad colectiva se visibilizan y adquieren sentido mediante esos haceres. Es así como se puede entender que los desalojos o las cancelaciones en el plano de lo visible-físico no anulan al movimiento, sino que lo desplazan abriendo la posibilidad de re-constituirse (el espacio o su ausencia como soporte de las identidades).

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Fotos 14 y 15: Si construir un espacio físico implica constituir una representación de una identidad colectiva, su desalojo o su derribo no implica que el espacio simbólico (identidad colectiva) desaparezca

Trabajar en y los espacios físicos son actos y haceres mediante los cuales se objetivan y visibilizan los planos simbólicos de los mismos. Queremos decir con esto que la carga simbólica que se gesta en ese espacio es, a la vez, de naturaleza social, cultural, económica y política.

Fotos 16 y 17: Momentos de hacer y construcción de espacios

Siendo efecto y causa de los usos cotidianos y los significados en consecuencia producen, son fruto de tensiones, esfuerzos y disfrutes colectivos e individuales. A través de esos haceres los espacios físicos se vuelven simbólicos y sociales, es así como llegan a formar parte y constituir aspectos de las subjetividades de los individuos (en nuestro caso el Loketxe). Una cita sobre este tipo de procesos nos servirá para apuntalar lo dicho:

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“Lo urbano [en este caso el movimiento] es un tipo de sociedad que justamente se define por su incapacidad para generar estructuras sociales o culturales homogéneas y duraderas, que encuentra una forma de estructuración en el movimiento. Se parecería a aquello que los teóricos del caos llaman un equilibrio inestable. Lo urbano es una sociedad en el momento justo de hacerse, y sin que nunca podamos ver su trabajo completado. Es una sociedad que se trabaja a si misma y que solamente es ese trabajo. Es una labor” (Delgado, 1996).32 5. Fin de trayecto: retorno al origen

Para terminar y respecto a la intención del articulo (atender a lo metodológico), señalar que el Loketxe —siendo nuestra posición de enunciación más evidente— ha sido el espacio donde hemos visto confluir el bricolaje físico con el saber académico, lo abstracto con lo banal. Es más, es el armazón físico y simbólico que ha sustentado nuestra duplicidad (somos más que uno y menos que dos), es el cuerpo del siamés que hemos engendrado. Al igual que los “espacios juveniles” analizados, este espacio es la representación físicosimbólica de una identidad compartida. Un laboratorio que, al habilitarlo, habitarlo y habituándonos a él nos ha abierto la posibilidad de reflexionar los procesos que constituyen las identidades colectivas estudiadas y a los que las estudian (o al revés).

“El antropólogo [el sociólogo en nuestro caso] debería reconocer que es incapaz de estudiar otras comunidades que no sean aquellas que él mismo inventa. Fuera de esa suerte de islas de coherencia e identidad que cree encontrar, lo que hay es eso, la efervescencia de la vida urbana, ese magma hecho de interrelaciones efímeras entre des(-)conocidos” (Ibídem).

Puede que nosotros, siendo también efecto de la época que nos ha tocado vivir, nos preocupemos por viejas cuestiones y demos, a nuestra manera, respuesta a problemas que no son nuevos. Quizá sea nuestra incapacidad para percibir una frontera nítida que 32

Entrevista concedida a la revista AjoBlanco, 1-12-96.

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diferencie el ámbito productivo (Lo Público) del ámbito reproductivo (Lo Privado) lo que nos hace plantear y presentar de estas maneras la investigación. Que propongamos una “sociología práctica transdisciplinar”, que hablemos de una identidad compartida así como que padezcamos el síndrome de “la disolución de objeto zurrun” puede que se deba (aun siendo éste un acto de narratividad, es decir, un proceso de selección de hechos que convengan en una secuencia coherente) a haber forzado los límites de enunciación de la sociología. Entender el error como una forma de acierto y haber entrelazado en un lugar de excepción, y en una lengua extraña, hilos que han producido tejidos que (científicamente) no deberían solaparse. Concebir el Loketxe como laboratorio donde poder ensayar hibridaciones (¿y engendrar un ciborg?) que por un lado pretenden evidenciar el carácter no-esencial/autónomo de la ciencia/sociología y por otro dar pie a invenciones (acertadas o no) presentables como originales, creativas e innovadoras. Al fin y al cabo, mediante este juego (jolas) que ha tornado apuesta (joko), no hemos hecho más que intentar cumplir (reproducir) la tarea que, junto con las demás ciencias ilustradas, la sociología tiene encomendada, producir sentido.

Bibliografía

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