Aproximación al espacio irrigado andalusí de Negra (Blanca, Valle de Ricote)

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Actas II Jornadas de Investigación y Divulgación sobre Abarán y el Valle de Ricote 20 / 27 abril, 2012 Centro Integrado Multifuncional de Abarán (CIMA) Museo de Siyāsa (Cieza) Museo y Centro de Arte de Blanca (MUCAB)

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II Jornadas de Investigación y Divulgación sobre Abarán y el Valle de Ricote Organizan: Comité Organizador y Científico de la Jornadas de Investigación y Divulgación sobre Abarán y el Valle de Ricote y Asociación Cultural «La Carrahila». Comité Organizador y Científico: Alfredo Jiménez Gómez, Constantino José González López, Cosme Jesús Gómez Carrasco, David Soto Carrasco, Enrique Miguel Pérez Gil, Félix Martínez García, Jesús Joaquín López Moreno, Joaquín Caballero Soler, José María Gómez Manuel y José Raúl Gómez Sánchez. Coordinador: Jesús Joaquín López Moreno. Colaboran: Concejalía de Promoción Cultural del Excmo. Ayuntamiento de Abarán, Concejalía de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Blanca, Concejalía de Cultura, Museos y Patrimonio Histórico del Excmo. Ayuntamiento de Cieza, Fondo Europeo de Desarrollo Agrícola - Leader, Grupo Europa, BdBJerónimo Gómez, Sonar-Asesoría Inteligente, DR-Informática, Joyería «Georgina», Bazar Melilla-Tien 21, Papelería «Plis-Plas» y Variedades «La Ermita». Diseño del cartel: Josué Martínez Lozano. Diseño del tríptico: Constantino José González López. Diseño del logotipo: Constantino José González López.

Actas II Jornadas de Investigación y Divulgación sobre Abarán y el Valle de Ricote Edición: octubre de 2014. © Asociación Cultural «La Carrahila» © De los textos y sus imágenes: los autores. Edita: Asociación Cultural «La Carrahila». Colabora: Fondo Europeo de Desarrollo Agrícola - Leader. Coordinador: Jesús Joaquín López Moreno. Autores: Álvaro Carpena Méndez, Cristina Lucas Rubio, David Soto Carrasco, Félix Martínez García, Govert Westerveld, Grupo de Trabajo «Valle del Segura» (Ana Cascales Vicente, Ángel Cano Molina, Ángel Ríos Martínez, Fermín Gallego Medina, Fuensanta Yepes Hita, Gloria Durán HernándezMora, José Antonio Ramírez Parra, Mari Carmen Neira Fernández, Raquel Galera García y Remedios Martínez Martínez), Héctor Manuel Quijada Guillamón, Jesús Joaquín López Moreno, Joaquín Caballero Soler, José David Molina Templado, José María García Avilés, José María Gómez Manuel, José Monteagudo Fernández, Manuel Enrique Medina Tornero, María Ángeles Castaño Molina, María Isabel Rubio García, Mariano de la Cruz Pelegrín Garrido, Miguel Díez Rayo y Víctor Manuel Martínez Lucas. Cubierta: Fotografía de la entrada norte del Valle de Ricote (Abarán/Cieza). Josué Martínez Lozano. Maquetación: Jesús Joaquín López Moreno. La presente edición puede consultarse en www.lacarrahila.org. Depósito legal: MU 1048-2014 I.S.B.N: 978-84-616-3562-7 Reservados todos los derechos. De acuerdo con la legislación vigente, y bajo las sanciones en ella previstas, queda totalmente prohibida la reproducción o transmisión parcial o total de este libro, por procedimientos mecánicos o electrónicos, incluyendo fotocopia, grabación magnética, óptica o cualesquiera otros procedimientos que la técnica permita o pueda permitir en un futuro, sin la expresa autorización por escrito de los propietarios del copyright.

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Índice Prólogo El exilio morisco: una lectura impolítica……………………………………………………... David Soto Carrasco

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Arqueología de las primeras poblaciones prehistóricas de productores -Neolítico y Calcolítico- en el Valle de Ricote………………………………………………... José Mª Gómez Manuel

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Arte rupestre en Cieza: argumentos para la creación de un centro de interpretación………… José Monteagudo Fernández

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Aproximación al espacio irrigado andalusí de Negra (Blanca, Valle de Ricote)……………... Jesús Joaquín López Moreno

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La jerarquización de los espacios en la vivienda andalusí en el despoblado de Siyâsa. Generalidades y ejemplos de alteración de la unidad domestica……………………………... Miguel Díez Rayo Los diferentes tableros del juego de alquerque de doce hallados en Siyāsa (Cieza)…………. Govert Westerveld

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«Hisn Siyâsa»: aspectos históricos, paisajísticos, geográficos y cronológicos. Estudio de un enclave estratégico…………………………………………………………….. Cristina Lucas Rubio

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La enajenación de los bienes confiscados a la población de Abarán tras su expulsión en 1613……………………………………………………………………... José David Molina Templado

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El valle de Ricote en los años centrales del siglo XVIII. Análisis a través de las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada…………………….. José María García Avilés

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Obras hidráulicas históricas en el Valle de Ricote………………………………..................... Mariano C. Pelegrín Garrido Presas de derivación de agua para riego asociadas a cauces temporales en el Término Municipal de Abarán (Murcia), S.E. de España……………………..………... Joaquín Caballero Soler El Puente de Blanca: vía de unión en el Valle de Ricote……………………………………... Grupo de Trabajo «Valle del Segura»

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Iconografía del retablo del altar mayor de la Iglesia de San Pablo de Abarán………………... 257 María Isabel Rubio García Hambre, miseria y represión. Archena (1939-1945)………………………………………….. 287 Manuel Enrique Medina Tornero La educación de la mujer abaranera en la escuela de antaño: de las cartillas de urbanidad a la glorificación de la maternidad…………….……….............. Álvaro Carpena Méndez Mujeres Trabajadoras: las abaraneras de los años cuarenta…………………………………... María Ángeles Castaño Molina

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Evolución sociodemográfica de la inmigración extranjera en el municipio de Cieza (Murcia)……………………………………………………………. 357 Víctor Manuel Martínez Lucas Estudio hidrológico e hidráulico de la Rambla de Benito en Abarán. Metodología y riesgos..……………………………………………..………………………… Félix P. Martínez García

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Sendas, veredas y caminos públicos en las sierras del Oro y Ricote. Rutas por viejos caminos para el uso público y el acercamiento a la naturaleza……………... 437 Héctor M. Quijada Guillamón Anexo fotográfico……………………………………………………………………………..

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Aproximación al espacio irrigado andalusí de Negra (Blanca, Valle de Ricote) Jesús Joaquín López Moreno Maestro Asociación Cultural «La Carrahila» [email protected]

Resumen El análisis documental de la Acequia Principal de Blanca entre los siglos XVI y XX posibilita extraer una aproximación al espacio irrigado andalusí de la población de Negra (Blanca) en el momento de la ocupación castellana. El empleo de la arqueología hidráulica ha evidenciado tres fases en la configuración de la acequia madre, todas de probable diseño dentro del periodo andalusí, como puede corroborar la toponimia medieval de los lugares de riego por donde discurre. El crecimiento del espacio hidráulico refleja la progresión de la carga poblacional de Negra hasta convertirse en el lugar más habitado de la zona norte del Valle de Ricote. Para el siglo XIII, el estudio sugiere una estructuración administrativa en torno a Negra a modo de «hisn», de quien dependerían diversas alquerías próximas, como las estudiadas Favaran (Abarán) y al-Darrax (Darrax/Cabezo de la Cobertera, Abarán/Blanca). El trazado de la acequia madre a lo largo del sector septentrional del Valle de Ricote constituye el indicio más palpable para reconocer el territorio castral de Negra. El poblamiento se enmarcaría dentro del Valle de Ricote andalusí («wādī Riqūt»), bajo la administración del «hisn Riqūt».

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«Los campesinos andalusíes, musulmanes, veían en el jardín (ŷanna) la imagen perfecta del paraíso. El jardín es el espacio hidráulico más intenso y artificioso, como son supongo, todos los paraísos. Los campesinos andalusíes perdieron sus paraísos a manos de nuestros ancestros que los conquistaron, dominaron, asesinaron y expulsaron. Actualmente, estamos en el trance de no poder conservar la vieja y arrebatada herencia. Estamos, incluso, perdiendo los paraísos perdidos». Miquel Barceló (1989, XXXVII).

La interpretación del paisaje histórico es un ejercicio que debe profesar la persona que quiera adentrarse en cómo era un determinado espacio agrario en un momento concreto, con el objetivo de tener una mejor comprensión del poblamiento asociado. Caminando pausadamente por los rincones del Valle de Ricote, los ojos captan un entorno que la mente analiza como propio del medievo. Ese encanto para todos los sentidos, en el que el tiempo parece que quedó parado hace más de ocho siglos, puede crear equiparaciones idénticas entre el espacio agrario actual y el andalusí. Extrapolaciones, a veces erróneas, que la documentación y la información recogida en el trabajo de campo desmienten. Peso importante tiene el análisis de los sistemas hidráulicos tradicionales en el Valle de Ricote, labor que venimos desarrollando para facilitar un mejor conocimiento del poblamiento rural andalusí en estas latitudes. El acercamiento a las huertas fluviales de las alquerías de Favaran (Abarán) y al-Darrax (Darrax/Cabezo de la Cobertera, Abarán/Blanca) es parte del trabajo realizado que ha visto la luz (López Moreno, 2003; 2005; 2010). En esta ocasión, proponemos tratar sobre la Acequia Principal de Blanca1, cuya documentación ha permitido remontar su espacio hidráulico al siglo XV. El objetivo de trabajo, en el que no ha faltado el análisis toponímico, ha servido para conseguir una aproximación a la distribución y extensión del espacio irrigado del poblamiento andalusí de Negra (Blanca) en el momento de la ocupación castellana (siglo XIII), lugar fortificado enclavado en la zona norte del Valle de Ricote. Junto al trabajo sobre los espacios hidráulicos, ha tenido cabida el análisis de los aspectos castrales y administrativos en base a la documentación medieval y a la interpretación de los yacimientos arqueológicos, que ha sugerido un punto de vista sobre la estructuración del Valle de Ricote en el último momento del periodo andalusí. El presente estudio está fundamentado en la arqueología del paisaje2. Se basa en el análisis de los procesos antrópicos sucesivos que ha sufrido un determinado espacio, es decir, en la observación de la confluencia entre naturaleza y cultura, donde el estudio de la evolución de los sistemas hidráulicos tiene un peso destacado. Como una especialización de ésta, tendríamos la arqueología hidráulica, descrita por Helena Kirchner y Carmen Navarro (1993). Sus métodos y técnicas se fundan en la combinación de la prospección arqueológica y la reconstrucción de los sistemas hidráulicos, teniendo siempre en cuenta la información documental y el registro toponímico. Los resultados también estiman varias fases en la ejecución de la Acequia Principal de Blanca, que podrían quedar contextualizadas dentro del periodo andalusí, como puede corroborar la toponimia medieval de algunas zonas de riego 1

Un estudio preeliminar del presente trabajo publicamos, como componente del Grupo de Trabajo «Valle de Ricote», en el capítulo «Evolución histórica de los sistemas hidráulicos tradicionales en la Huerta de Blanca», del libro Cultura hídrica. Blanca y su entorno. Materiales de apoyo para la docencia. Este artículo revisa y amplia los contenidos presentados en aquel escrito de 2010. 2 La arqueología del paisaje, también nombrada «extensiva», la definió Miquel Barceló (1988, 195) como «la movilización de toda la información, incluida la escrita, para identificar, relacionar y entender todas las trazas de los asentamientos desaparecidos y de los entornos por ellos producidos, también desaparecidos. Se comprende fácilmente que la arqueología extensiva solo sea practicable mediante un complejo de técnicas y procedimientos que van desde la fotografía aérea y la teledetección, los análisis de palinología y zooarqueología hasta la medición de pendientes para determinar los perímetros de irrigación y el análisis de topónimos. Incluso cierta documentación es susceptible de ser utilizada regresivamente; es decir, aprovechar su información, cronológicamente posterior, para reconstruir los espacios sociales anteriores».

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por donde discurre el sistema hidráulico. Como en el caso que nos ocupa, el estudio de los sistemas hidráulicos debe considerarse ineludible por la paulatina desaparición de los espacios irrigados y los elementos que los conforman debido a la revolución tecnológica de nuestros días, la que ha hecho que el poblamiento deje de ser una interacción continua entre el hombre y los recursos que el medio le ofrece. Sólo así es posible la comprensión de un determinado poblamiento andalusí. La actual desaparición de los paraísos perdidos, tal como apuntó Miquel Barceló, evidencia la necesidad de este tipo de trabajos. Las huertas del Valle de Ricote no son ajenas a esta problemática. 1. La población y fortaleza de Negra en el «wādī Riqūt» La arqueología evidencia la presencia de la población de Blanca, la medieval Negra, en los últimos siglos del periodo andalusí (siglos XII y XIII). Las conclusiones de las intervenciones sistemáticas realizadas en su fortaleza y cementerio islámico así lo manifiestan. Sin embargo, los escasos documentos árabes conocidos para el Sureste peninsular eluden este emplazamiento, el principal de la franja norte del Valle de Ricote para ese momento histórico. No ocurre lo mismo en la documentación bajomedieval, que cita a Negra, con su fortaleza, como un destacado poblamiento de la encomienda santiaguista de Ricote. Los restos de la fortaleza de Blanca dominan el sector septentrional de la comarca del Valle de Ricote. Distintos lugares desde Abarán hasta el Estrecho del Solvente (límite entre Blanca, Ojós y Ricote) encuentran las ruinas de este castillo en el horizonte. Emplazado sobre un espolón rocoso de la Sierra del Solán, que constituye el estrecho fluvial de Excanales, el área fortificada alcanza una altura de 220 metros. En los años 2004 y 2005, Johnny De Meulemeester y Jorge A. Eiroa (2005; 2006) realizaron dos intervenciones arqueológicas. Las conclusiones de las excavaciones revelaron la existencia de una torre en el punto más elevado. Ésta queda rodeada por un muro perimetral, registrándose restos cerámicos datados entre mediados del siglo XII y mediados del siglo XIII. Desde la torre se desprenden dos muros paralelos y perpendiculares a ella que bajan hasta un cantil rocoso, dándose un espacio pavimentado intermedio. Al borde del transformado precipicio3 existiría otra torre, según interpretación de los arqueólogos, la cual dominaría el camino que viene de Abarán, zona por donde también transcurre la Acequia Principal de Blanca. Estas estructuras constituían el cierre noroeste de la fortificación. El resto de la orografía sería utilizado como sistema de protección, formando el llamado «albacar» (refugio de la población en periodos de inestabilidad). Para André Bazzana, estas estructuras estarían vigentes en los siglos X y XI. Dentro del «albacar» fue construido, en una fase posterior, lo que hoy constituye el castillo propiamente dicho, es decir, el recinto principal en el que destaca el alzado oriental formado por tres altos torreones. Éste fue edificado entre 1180 y 1210, según se desprende de la datación por Carbono-14 de diferentes fragmentos de las agujas de sus cajones (Bazzana, 2005, 193). Para los arqueólogos, la construcción de la parte más robusta del Castillo de Blanca sería posterior a las estructuras anteriormente descritas, quedando fechada en la etapa almohade (1172-1228). A los pies de la fortaleza, junto a la denominada Peña Negra4, se ubica el casco antiguo de Blanca. Sus callejuelas constituyen un vivo ejemplo de urbanismo hispano-musulmán adaptado a la 3

Según información de Ángel Ríos Martínez (Cronista Oficial de Blanca), este cantil rocoso fue utilizado como cantera para la realización del Puente de Hierro de Blanca en los primeros años de la década de 1930. 4 El topónimo «Peña Negra» ya se menciona en la documentación del periodo morisco. Como ejemplo, en la «Escritura de donación por parte de María Rodríguez, viuda de Juan de Vega», de 1613, se citan «unas casas de morada en ella (villa de Blanca) cerca de una peña negra» (19-XII-1613, Cartagena, Legajo 5362 de Cartagena, ff. 282-286). Documento transcrito en WESTERVELD, G. (2001), Blanca, «El Ricote» de Don Quijote. Expulsión y regreso de los moriscos del último enclave islámico más grande de España. Años 1613-1654, Murcia, 376 y 377.

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Lámina 1. Población y fortaleza de Blanca desde la Peña Negra.

Lámina 2. Parte principal del Castillo de Blanca vista desde la torre excavada por Johnny De Meulemeester y Jorge A. Eiroa.

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orografía de la ladera sur de la Sierra del Solán. Históricamente, el crecimiento de esta población ha estado acotado por la sierra al norte, el Estrecho de Excanales al oeste y la huerta al sur. Por su parte, la zona oriental era la única con posibilidades de expansión. Es el terreno por donde discurre el camino de conexión con el exterior del valle a través de la Rambla de San Roque (López Moreno, 2007, 345). Juan Antonio Ramírez y Jesús María Molina (2005) realizaron un acercamiento a lo que constituyó la población de Blanca en el periodo andalusí a través de la arqueología del paisaje. El estudio estuvo motivado por la localización de unos enterramientos en el número 13 de la anteriormente denominada «Calle Mayor», donde emplazaron la «maqbara», cuya cronología cabría ubicarla entre el siglo XIII y el año 1501, momento de la conversión al cristianismo. Cerca del cementerio musulmán se localizaba la mezquita, dada en el suelo de la Iglesia de San Juan Evangelista. Como manifiestan ambos autores, la visita santiaguista de 1515 especificaba que dicho templo «solia antes ser mezchita». La primera vez que encontramos el nombre de esta población es en el documento, fechado el 25 de marzo de 1281, por el que el infante Sancho promete entregar a la Orden de Santiago, cuando fuera rey, el «val de Ricote con Negra et con Favaran et con Oxoxe et con la Ruelda de la Losiela con todas sus alcarias». Años después, el 19 de noviembre de 1285, Sancho IV confirma la anterior promesa de donar el Valle de Ricote a la Orden de Santiago, en gratitud por la ayuda que ésta le había ofrecido en las luchas por la sucesión al trono castellano5. Pese a que había transcurrido más de un tercio de siglo desde la conquista castellana, la constitución de la encomienda santiaguista de Ricote podría evidenciar una primera aproximación a la organización administrativa de esta comarca en los últimos instantes de la dominación musulmana. Al igual que se registra desde finales del siglo XIII hasta el XIX, Ricote aparece como cabeza administrativa en 1243. La firma del Tratado de Alcaraz, en abril de ese año, muestra la presencia del señor o arráez de Ricote como representante de uno de los lugares del Reino de Murcia que estaban «sennoreados sobre si»6. En Alcaraz también asistió el señor de Cieza. La fuente documental castellana, por la que el desestructurado Reino de Murcia pasaba a ser protectorado de Castilla, revela que la comarca natural del Valle de Ricote estaba organizada en torno a lo que las fuentes árabes citan como «hisn Riqūt» y «hisn Siyāsa», éste último controlando la mismísima puerta norte de la comarca. La documentación de la formación de la Encomienda de Ricote y el resto de escritos bajomedievales apuntarían que, como mínimo, el territorio del «hisn Riqūt» estaba comprendido desde Abarán hasta Villanueva del Río Segura. En esta franja de valle se localizaban tres fortalezas: la principal de Ricote, Negra y Las Peñas de Oxox (yacimiento arqueológico Pila de la Reina Mora, Ojós/Ulea). A éstas hay que añadirles «todas sus alcarias», como se detalla en el citado documento de 1281. De todos los lugares citados en los dos documentos que aluden la constitución de la encomienda santiaguista de Ricote, sabemos que Favaran era el único que no disponía de fortaleza, tratándose de una alquería7. Con esta categoría se menciona en 1304, cuando Jaime II entrega sus rentas, junto con las de la alquería de al-Darrax, al magrebí beréber Alabbez Abenrraho y su hueste8. Por el contrario, las poblaciones de Ricote, Negra y Las Peñas de Oxox sí disponían de sus 5

Documentos transcritos en TORRES FONTES, J. (1977), Documentos de Sancho IV, CODOM, IV, 1, 2, 44-47. MENÉNDEZ PIDAL, R. (1955), Primera Crónica General de España que mandó componer Alfonso el Sabio y se continuaba bajo Sancho IV en 1289, II, Madrid, 742. 7 La inexistencia de fortaleza en Abarán se entrevé en el documento alfonsí, de 1244, por el que se entrega el lugar, junto al castillo y villa de al-Darrax, al señor Sancho de Antillón: «el castillo de Aldarache con su villa e Favarel, que es allende el rio, es contra Sieza». De haber existido una fortaleza en Abarán, hubiera sido manifestada en la concesión, en señorío, al noble aragonés. Documento transcrito en DE AYALA MARTÍNEZ, C. (1995) (ed.), Libro de Privilegios de la Orden de San Juan de Jerusalén en Castilla y León (Siglos XII-XV), Instituto Complutense de Estudios de la Orden de Malta, Madrid, 498 y 499. 8 El documento de entrega de las rentas de las alquerías de Hauaran y Andarraix a Alabbez Abenrraho está transcrito en GIMÉNEZ SOLER, A. (1905), «Caballeros Españoles en África y africanos en España», Revue Hispanique, tome XII, 356. 6

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respectivas fortalezas. De modo distinto debemos considerar a «la Ruelda de la Losiela» (Puerto de la Losilla), punto de control comercial, a modo de aduana, de uno de los principales puertos secos del Reino de Murcia, donde existió una torre medieval, documentada en el año 1421 (Torres Fontes, 1982, 69). Entre las poblaciones no mencionadas en los aludidos documentos de Sancho IV, sabemos de la existencia de al-Darrax. Ésta fue entregada en señorío, junto a Favaran, al noble aragonés Sancho de Antillón en 1244 y aparecida, con categoría de alquería, en 1304 (López Moreno, 2003; 2005; 2010). Otros de los lugares no mencionados en los documentos de 1281 y 1285, y que debieron existir en el periodo andalusí, serían Oleya (Ulea) y Asnete (Villanueva del Río Segura)9, localizadas a pies de la población y fortaleza de Las Peñas de Oxox. Para autores como Bazzana, Cressier y Guichard (1988), los territorios orientales de al-Andalus se organizaban en torno a un «hisn», es decir, alrededor de una fortaleza, con o sin núcleo poblacional, que se situaba administrativamente por encima de las alquerías de su entorno inmediato. Como constató Patrice Cressier en la provincia de Granada, pudieron existir jerarquizaciones de los asentamientos fortificados en una determinada comarca, es decir, entre distintos «husūn» (plural de «hisn»), que pocas veces afectaba a la organización local del poblamiento (Cressier, 1991, 414 y 415). Por la documentación medieval conservada, este modelo administrativo debió existir en el Valle de Ricote, donde se encontraba la población y fortaleza de Ricote como el principal lugar, aludido por al-Idrīsī (m. 1162 o posteriormente) como «hisn Riqūt»10. A su resguardo estarían otras fortalezas y poblaciones («husūn»), como Negra y Las Peñas de Oxox con sus respectivas alquerías: Favaran y al-Darrax para el primer caso y Oleya y Asnete para el segundo, entre otras que la toponimia y la arqueología puedan revelar. Al-Himyarī (siglo XV) e Ibn Idārī (m. dp. 1312-3), entre otros autores árabes, citan una fortaleza llamada «hisn al-Sujūr» o «hisn al-Sujayrāt», respectivamente, como el lugar, ubicado en el río de Murcia, donde se sublevó Ibn Hūd al-Mutawakkil ante el poder almohade en 1228 (Navarro Palazón y Jiménez Castillo, 2005, 68-71). Sobre este hecho, las fuentes cristianas de la Primera Crónica General y de la Historia de rebus Hispaniae aluden a la fortaleza de Ricote como el sitio donde se levantó el caudillo antialmohade11. Por ello, se viene asociando ambos nombres a una misma fortaleza, en tal que el Castillo de Ricote es hoy identificado por algunos arqueólogos e historiadores como «Castillo de los Peñascales», traducción directa de «hisn al-Suhayrāt», pese a que los lugareños lo nombren simplemente como «El Castillo». Sin embargo, significativas son algunas de las formas del nombre «Las Peñas de Oxox» en la documentación de la ocupación aragonesa: «Penna d´Oxuix», «La Penna de Sux» y «La Peyna de Xoys» (Sáinz de la Maza Lasoli, 1997, 295-297). Se puede intuir que alguna de las variantes de la segunda parte del topónimo, como la forma «Sux», tiene una articulación muy próxima a la palabra árabe «sujūr». Por ello, no es descabellado pensar en una posible relación entre el «hisn al-Sujūr» y Las Peñas de Oxox. Así nos manifestamos por esta semejanza fonética, rompiendo la correspondencia «hisn Riqūt» y «hisn al-Sujūr» y viendo dos fortalezas diferentes en las fuentes árabes (López Moreno, 2008, 32 y 33). Otra prueba sería la traducción de «hisn al-Sujūr» por «fortaleza de Las Peñas» y su 9

Que sepamos, la primera vez que se registra el asentamiento de Ulea («Oleya») es en una documentación bajomedieval, cuando, en 1337, unas personas de Aragón y Jumilla entraron en el lugar para robar los ganados a los moros (Sáinz de la Maza Lasoli, 1988, 92 y 93). Para Asnete existen escritos de 1376 y 1377 que narran un hecho acontecido en 1373, cuando unas personas robaron un ganado de vacas y toros en el Puerto de la Losilla a un carnicero de Calasparra que se dirigía hacia Murcia, llevándoselos a «Asnete, lugar que es del Valle de Ricote, e le fue muerto allí un toro» (Rodríguez Soler, 2005, 340 y 341). 10 Al-Idrīsī menciona, en su Uns al-Muhag, el «hisn Riqūt» en el itinerario de Murcia a Segura (Carmona González, 2005, 136). 11 MENÉNDEZ PIDAL, R. (1955), Primera…, op.cit., 721; y XIMENII DE RADA, R., Historia de rebvs Hispanie sive Historia Gothica, FERNÁNDEZ VALVERDE, J. (1987) (ed.), Corpvs Christianorvn, LXXII, 294.

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Figura 1. Aproximación al poblamiento del Valle de Ricote en el momento de la ocupación castellana.

correspondencia significativa con el castillo y poblamiento denominado «Las Peñas de Oxox» en el resto de la documentación castellana bajomedieval. Vemos aquí una traducción directa, que nos llevaría al pleonasmo «Las Peñas de Las Peñas». Que ninguna de las fuentes árabes conocidas citen el «hisn Riqūt» como el lugar de insurrección de Ibn Hūd y que la documentación castellana así lo narre induce a pensar que el «hisn al-Sujūr» estaba incluido dentro de la administración del «hisn Riqūt». De igual modo, Las Peñas de Oxox quedaba dentro de la Encomienda de Ricote en el periodo bajomedieval. La categoría de «hisn» de Las Peñas de Oxox en el periodo andalusí serviría para confirmar la propuesta de que en el Valle de Ricote existían diversos «husūn» por debajo del «hisn Riqūt», modelo de jerarquización entre fortalezas registrado por Patrice Cressier en la provincia de Granada. Pese a la inexistencia de fuentes árabes que citen a Negra, este lugar debió constituir otro «hisn», como los restos de su fortaleza y las alquerías circundantes registradas en el periodo bajomedieval pueden corroborar. Al igual que ocurrió con el «hisn alSujūr» (Las Peñas de Oxox), el lugar fortificado de Negra debió estar bajo la administración ricotí en el periodo andalusí. De este modo aparecen los dos lugares en el proceso de formación de la encomienda santiaguista de Ricote y en episodios de la ocupación aragonesa del Reino de Murcia. La puerta meridional de la comarca natural del Valle de Ricote estaba controlada por la fortaleza de Archena, que también debió estar adscrita al «hisn Riqūt» en el momento de la 62

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conquista castellana. En el documento alfonsí de entrega de Archena a Rodrigo López de Mendoza, el 5 de julio de 1243, puede intuirse una primera mención a la fortaleza de Negra y otras de las dadas en el Valle de Ricote: el infante Alfonso otorga, en tenencia, «lo de Archena y otros tres castillos» al anterior señor12. Éstos corresponderían, bajo nuestro punto de vista, con los de Ricote, Las Peñas de Oxox y Negra. Un dato a su favor sería que éstos son tres castillos sin aludir en el repartimiento a los caballeros de la hueste del infante Alfonso en el inicio del protectorado castellano, coincidiendo, además, en número y proximidad geográfica con el de Archena. Por su parte, el Castillo de Cieza es concedido, en tenencia, a Gómez Pérez Correa el mismo día que el de Archena junto a las tres fortalezas anónimas13. El documento de entrega de Archena, con los tres castillos propuestos, escaso tiempo después de registrarse la presencia del arráez de Ricote en la firma del Tratado de Alcaraz, haría pensar en una unidad administrativa donde se daba el anterior lote a finales de la dominación musulmana, es decir, las fortalezas de Negra, Las Peñas de Oxox, Archena y la principal de Ricote, con sus respectivas alquerías. Abarcaría la porción de valle comprendida desde la propia Archena hasta Abarán (López Moreno, 2005, 385). Este sector geográfico debió de ser lo que Ibn al-Hatīb llamó «wādī Riqūt» en su Rawdat al-ta ̔rīf (siglo XIV)14. Dentro de la zona norte del Valle de Ricote encontramos la única fortaleza, elemento central de un «hisn», en la vecina localidad de Blanca, la andalusí Negra. Por su parte, la pequeña fortificación de al-Darrax (Cabezo de la Cobertera), incluida en esta franja de valle, constituía un granero colectivo («agadir»), que difiere de la fortaleza común formada por «celoquia» (punto más elevado) y «albacar». Tendríamos en el castillo y en el lugar de Negra un núcleo de organización rural, a modo de «hisn», en el momento de la ocupación castellana, de quien dependerían distintas alquerías, como las estudiadas Favaran y al-Darrax. Éstas aparecen en la historia el 15 de abril de 1244, pocos días después de la firma del Tratado de Almizra entre Castilla y Aragón, cuando fueron otorgadas, en señorío, al noble aragonés Sancho de Antillón. Intuimos aquí un fraccionamiento del territorio andalusí del Valle de Ricote, que se ampliaría a la zona sur con la entrega del «castillo de Archena con su villa» a la Orden de San Juan el 15 de junio15. Nada encontramos sobre la constitución en señorío del resto de los lugares del Valle de Ricote tras el citado Tratado de Almizra, a partir del cual se pasaría de la entrega de castillos en simple tenencia, desde 1243, a su sustitución por la concesión de señoríos con fortalezas, villas y términos. La constitución del señorío de al-Darrax y Abarán cabría entenderlo como un intento de separar geográficamente los territorios castrales de Cieza y Ricote, segregando dichas alquerías de Negra (López Moreno, 2005, 382-387). La documentación medieval y los restos arqueológicos evidencian que Negra debió constituir una organización territorial («hisn») dentro del «hisn Riqūt» en el momento de la conquista castellana. Su área se extendería, a lo largo del Río Segura, desde la Rambla del Moro, línea territorial entre Abarán y Cieza, hasta el Estrecho del Solvente, límite entre Blanca, Ricote y Ojós. En esta zona quedan incluidas las alquerías de Favaran y al-Darrax, a las que hay que sumar la propuesta de existencia de otra en el paraje de Buyla (Blanca). La aproximación al espacio irrigado de Negra para finales del periodo andalusí deja entrever que su territorio castral dominaba esta franja de valle. 12

Documento transcrito en TORRES FONTES, J. (1973), Fueros y privilegios de Alfonso X el Sabio al reino de Murcia, CODOM, III, 35. 13 Ibídem, 5. 14 Ibn al-Hatīb aludió el Valle de Ricote («wādī Riqūt») al referirse a que sus habitantes se adhirieron a una doctrina mística extremista (Guichard, 2001, 156 y 169). 15 Documento transcrito en DE AYALA MARTÍNEZ, C. (1995) (ed.), Libro…, op.cit., 500.

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2. Sistemas hidráulicos y poblamiento andalusí en el Valle de Ricote Los sistemas hidráulicos para la irrigación de los sotos ribereños del Río Segura en el Valle de Ricote estarían presentes, con toda seguridad, en los siglos centrales de la Edad Media. Algunos son los autores árabes por los que podemos entrever la existencia de huertas andalusíes en esta comarca en los siglos X-XI y XII, lo que daría por sentado la existencia de alquerías, como la arqueología y la toponimia prueban. La creación de los sistemas hidráulicos en el Río Segura debió ser más fácil en el Valle de Ricote que en otros lugares por ser una comarca donde el río transcurre encajonado entre montañas. Así lo recogió al-Bakrī (m. 1094) en Kitāb al-Masālik, en un texto sobre el Río de Tudmīr, que se supone es transmisión de al-Rāzī (m. 955). Según traducción de Alfonso Carmona (Carmona González y Pocklington, 2008, 50-51), al-Bakrī dice: «Es un río que encajonan las montañas en un lugar conocido como Ricote (Riqūt), a una distancia de 18 millas de Murcia [unos 33 kms.], de tal modo que allí el hombre puede detener su curso. Si no fuera por esos montes, las aguas torrenciales anegarían Murcia». La acción antrópica de interrupción de un cauce fluvial hay que relacionarla directamente con la construcción de presas de derivación (azudes), punto de origen de algunos sistemas hidráulicos. Por el relato, tendríamos la presencia de huertas en esta comarca en los siglos X y XI, con la consecuente constatación de aldeas de carácter oriental (López Moreno, 2008, 29 y 30). La consolidación de estos nuevos poblamientos andalusíes queda probada por al-Zuhrī, quien, en torno a 1154, recorrió y describió el curso alto del Río Segura hasta la fuente de El Borbotón de Cieza, a la salida del Cañón de Almadenes. Al finalizar esta descripción, en su Kitāb al-Ğaʻrāfīya, comenta que «desde la fuente, se suceden sin interrupción los lugares habitados, a una y otra margen del río, hasta Murcia, a lo largo de 30 millas [unos 55 km]. También hay 30 millas de Murcia al mar». En otra parte narra: «de sus dos orillas se extrae agua para riego a lo largo de un recorrido de siete días, hasta su misma desembocadura en el mar» (Carmona González y Pocklington, 2008, 34 y 55). La datación de la Acequia Principal de Archena con anterioridad al siglo X (Matilla Séiquer y Adrados Bustos, 2008, 69 y 70) confirma esta realidad en el Valle de Ricote. La «orientalización» prácticamente se había conseguido en al-Andalus a finales del siglo X, dejando en un plano casi inexistente la cultura occidental de la población hispano-goda. Estuvo en relación con la consolidación de asentamientos rurales de una nueva estructura social, la que, en general, se ha denominado «sociedad andalusí». Los nuevos lugares nacieron ligados a la implantación de sistemas hidráulicos, que potenciaron el desarrollo de la agricultura de regadío con la inserción de especies alóctonas originarias en climas tropicales y subtropicales (limón, naranja, lima, etc.). Si bien en el lugar de origen crecían bajo los agentes de calor y humedad, en este clima semiárido, en el que la estación más cálida corresponde con la más seca, las especies tuvieron que ser adaptadas por medio de la irrigación artificial (Watson, 1998). En un segundo plano quedará la explotación extensiva de la tríada mediterránea (cereal, vid y olivo), base económica de la población anterior. La introducción de nuevas especies vegetales y la creación de los sistemas hidráulicos fluviales anularán las posibilidades de utilizar el sistema «nilótico», basado en el aprovechamiento para el cultivo de los sotos de inundación de los ríos tras las crecidas. Con las nuevas huertas plenamente andalusíes, fruto de un regadío dependiente de ríos, ramblas y del reaprovechamiento de los manantiales, surgirán poblamientos rurales formados por decenas de viviendas. Los nuevos espacios agrarios serán diseñados por personas con fuerte cohesión genealógica (tribus árabes y beréberes). La toponimia es un fiel reflejo de lo acontecido, lo que vendría a confirmar el grado de «orientalización» de una determinada comarca. Ejemplo encontraríamos en las alquerías de Favaran y al-Darrax. La primera estaba localizada en el casco antiguo de Abarán, ubicado en el Cerro de la Solana. La hipótesis más fehaciente sobre el origen de 64

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su topónimo la dio Consuelo Hernández (1978, 176 y 177). Afirmaba que se pudo deber a la tribu beréber Hawwāra. Al nombre le sería añadido el sufijo plural «-an» para formar «Hawwāran», viniendo a significar «Los de Hawwāra». La alquería utilizó un sistema hidráulico consistente en una acequia madre dependiente del Río Segura (Acequia Principal de Abarán). La segunda estaba asentada en el paraje de huerta tradicional de Darrax, entre Abarán y Blanca. Su topónimo haría referencia al establecimiento de los Banū Darrāŷ, fracción de la tribu beréber de Sinhāŷa según la Ŷamharat ansāb al-‘Arab de Ibn Hazm (siglo XI) (Lévi-Provençal, 1953, 72 y 73, nota 6). Su población debió estar localizada en la falda suroeste del Cabezo de la Cobertera, al amparo del granero fortificado de tradición beréber dado en su cima16. Para la confección del espacio irrigado, los habitantes de la alquería emplearían un sistema hidráulico constituido por una noria fluvial. Esta solución se documenta en el paraje de Darrax en el año 1566, cuando se puso en funcionamiento la Noria de Corona (Cañada de Hidalgo, Abarán). El sistema hidráulico se documentará en 1604 y 1725. En el año 1780 será anulado por la llegada de la Acequia de Charrara (López Moreno, 2003; 2005; 2010). Para Miquel Barceló (1989), la construcción de un sistema hidráulico17 es una opción social, más que una identidad tecnológica, que produce procesos de trabajo e impone condiciones de organización social. Una mera explicación técnica es insuficiente para entender un espacio irrigado, teniendo que buscar la única explicación en los campesinos electores de una agricultura de regadío. Sin ellos no puede existir comprensión histórica posible de los sistemas hidráulicos. Los espacios irrigados son el resultado de un diseño inicial que requiere una comprensión del entorno y de los objetivos agrícolas de los campesinos constructores. Este autor, junto con Pierre Guichard, propuso la existencia de una hidráulica rural andalusí parecida a la dada en los campesinos beréberes, bien diferenciada de las grandes huertas, como la de Murcia, construida a partir de la decisión autoritaria del estado. Para Barceló, la base de trabajo sobre cualquier sistema hidráulico se debe centrar en la invariabilidad de su diseño original. Con posterioridad, el espacio irrigado pudo crecer, aunque la adición siempre será distinguible. La correcta identificación de la estructura original de las ampliaciones permitirá identificar las etapas de crecimiento del sistema hidráulico, con la posibilidad de evaluar su rendimiento agrícola e, incluso, su carga poblacional. Éste es otro de los objetivos que queremos conseguir con el análisis de la Acequia Principal de Blanca, en el que, como analizaremos más adelante, se han registrado tres fases constructivas datables dentro del periodo andalusí, que deben relacionarse directamente con la evolución demográfica de la población de Negra. Miquel Barceló encuentra el modo de unión entre los aspectos tecnológicos y la carga social de los sistemas hidráulicos en la llamada «línea de rigidez». Y es que las posibilidades de crecimiento de todo espacio irrigado están delimitadas por la línea de rigidez que traza la acequia madre. Un sistema hidráulico sólo podrá crecer atendiendo a la necesidad de las pendientes favorables para la circulación del agua por gravedad, de manera parabólica. Cualquier diseño de 16

En la década de 1960, con motivo de trabajos agrícolas realizados por un tractor en ladera suroeste del Cabezo de la Cobertera (polígono 25, parcela 413, T. M. de Abarán), salieron a la luz restos óseos que evidenciaron un cementerio. En esta superficie tendría que circunscribirse el caserío de la alquería. Descartamos la posibilidad de que las viviendas estuvieran a pies del cercano Cabezo Alfil, como manifestamos en referencia a una tradición oral (López Moreno, 2010, 34), ya que, en marzo de 2012, se realizaron importantes movimientos de tierra en esa zona que no manifestaron restos arqueológicos. 17 Miquel Barceló (1989, XXV) definió el sistema hidráulico como «el resultado de un diseño que, a partir de la exigencia de la gravedad como hecho fundamental de toda hidráulica, articula el punto de captación de agua, el trazado y pendiente de los canales de derivación, la localización de las albercas de regulación y la previsión del emplazamiento, de haberlos, de los molinos. Este diseño prevé, también, las posibles, si las hubiere, direcciones de crecimiento, determinado este último por el caudal del agua y las condiciones del relieve que deben facilitar pendientes favorables al movimiento del agua».

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ampliación conllevaría la necesaria elevación de la línea de rigidez del sistema hidráulico, lo que implicaría un aumento en altura del punto de captación, aunque el trazado original se mantendrá intacto y reconocible. Detrás de la rigidez del espacio hidráulico está el fundamento de una serie de rasgos sociales bien caracterizados 18, como la segmentación o fragmentación ante el crecimiento poblacional. Este rasgo estaría motivado por las imposibilidades de crecimiento de un determinado espacio hidráulico, lo que conllevaría la emigración de la población sobrante. La segmentación es creadora de identidades genealógicas con intersticios espaciales, es decir, con una discontinuidad espacial de los asentamientos tribales y clánicos con la misma identidad onomástica (reduplicación del nombre), como quedaría evidente en las alquerías, de probable origen beréber, de alDarrax (Banū Darrāŷ) y Favaran (Hawwāra). Al contrario que ocurrió con estos lugares, que presentan un espacio hidráulico con unas posibilidades de expansión limitadas 19, el lugar de Negra sería el único con claras posibilidades de crecimiento de su acequia madre, lo que le supondrá una mayor carga poblacional. Como trataremos en el apartado toponímico, la relación entre la Acequia Principal de Blanca y el elemento oriental queda patente en el nombre beréber de un lugar irrigado en el siglo XVII: «Targa» («canal de riego»). El topónimo confirma la presencia de poblamiento beréber en la zona norte del Valle de Ricote.

3. La configuración de la Acequia Principal de Blanca en el siglo XV La Huerta de Blanca es irrigada por tres sistemas hidráulicos tradicionales que del Río Segura dependen: por la margen izquierda, la Acequia Principal de Blanca discurre para regar Huerta de Arriba, Huerta de Abajo, Huerta de Bayna y Solvente; por la margen derecha, la Acequia de Charrara da vida a los pagos de Darrax y Runes; y, en la misma margen, se ubica el Motor Noria y Campillo, que riega las huertas de Buyla (Bulila) y El Campillo. Este cuadro no siempre ha sido así, como prueba que la Acequia de Charrara llegase a la Huerta de Blanca en 1780 para irrigar Darrax, anulando la Noria de Corona (Cañada de Hidalgo) (López Moreno, 2003; 2005; 2010). Por la documentación conservada, sabemos que la Acequia Principal de Blanca y el Motor Noria y Campillo, cuyo origen se remonta a una noria fluvial, han evolucionado en la línea histórica hasta la configuración actual. Para el caso que nos ocupa, los escritos han permitido retroceder la imagen de la Acequia Principal de Blanca desde el siglo XX al XV, es decir, dos centurias después de la conquista castellana. 18

Entre los rasgos sociales que hay detrás de la rigidez de un espacio hidráulico, Miquel Barceló (1989, XXXIIIXXXVII) destaca la necesaria organización y gestión social que da lugar a un reglamento que, a su vez, implica una serie de conductas y ajustes sociales para coordinar los procesos de trabajo y el mantenimiento de la unidad tecnológica. Como sigue comentando el autor, el control local es la formalización política de este orden social de los espacios hidráulicos, que no necesitan de un estado o autoridad exterior, ya que la práctica de los procesos de trabajo crea la autoridad necesaria para atender la resolución de conflictos y el orden social. El planteamiento para entender la sociedad andalusí, como la magrebí, reside en la consideración de la exterioridad del estado, de tal modo que los procesos de trabajo tienden a producir los excedentes justos para la subsistencia. El estado, por su parte, es la única autoridad que exige la renta y que, por otro lado, puede generar demanda urbana capaz de disminuir la aludida autonomía campesina. Por otra parte, Barceló comenta que, con la entrada del feudalismo, la continuidad de los espacios hidráulicos andalusíes será meramente tecnológica y no social, pues la sociedad conquistadora castellana introducirá cambios en la organización del proceso del trabajo, de la selección de cultivos y de los objetivos y ritmo de producción. 19 La única opción de crecimiento de los espacios irrigados de estos lugares se realizaría, principalmente, mediante la construcción de estructuras complementarias sobre el sistema hidráulico, como norias y aceñas.

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Figura 2. Blanca y los parajes de su huerta en el siglo XIX. Detalle del plano cartográfico de 1899 (Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico).

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3.1. Trazado topográfico de la Acequia Principal de Blanca y su espacio irrigado en los siglos XIX y XX La Acequia Principal de Blanca está localizada en la margen izquierda del Río Segura. Nace en el Parque de la Noria Grande (Abarán), en el partidor de la Acequia Principal de Abarán y Blanca20, cuyas aguas proceden del Azud del Menjú (Cieza), ubicado a unos 1.400 metros acequia arriba. El sistema hidráulico termina en el mismo cauce fluvial, en Solvente (Blanca), tras recorrer unos 10.400 metros desde el anterior partidor. En su trasiego riega la Huerta de Abarán (zona meridional), Huerta de Arriba, Huerta de Abajo, Huerta de Bayna y Solvente. En la primera mitad del siglo XX, su espacio irrigado tenía una extensión total de unas 86,87 ha (777 tahúllas). A ella hay que sumar las pequeñas áreas que irrigaban las acequias menores en Huerta de Abajo, por lo que el cómputo global estuvo en torno a las 94,92 ha (849 tahúllas). Las extensiones de los parajes del espacio hidráulico se han calculado sobre ortofotografías históricas21. Necesariamente quedan incluidos los caminos de servidumbre y linderos, con el propósito de dar máxima precisión a su extensión potencial. En el Cuaderno de medición de la huerta que comprende la Acequia Principal de Blanca22, de 1872, se registran 78,26 ha (700 tahúllas) de riego a portillo23 en el suelo de Blanca. El área global registrada en este documento supone unas 2,68 ha (24 tahúllas) menos que el espacio hidráulico calculado sobre las ortofotografías históricas para la acequia madre y sus ramificaciones dentro del Término Municipal de Blanca de finales del siglo XIX. Esta escasa diferencia, en cuya extensión hay que incluir las zonas improductivas apuntadas, deja entrever la fiabilidad que ofrecen las nuevas herramientas a la hora de reflejar las áreas reales de los espacios irrigados en el pasado. La realidad de la primera mitad del siglo XX no se puede comparar con la actualidad, donde la expansión del casco urbano de Blanca a partir de entonces y, sobre todo, la puesta en funcionamiento del Embalse del Azud de Ojós (Trasvase Tajo-Segura), en 1979, mermaron la extensión del espacio irrigado de la Acequia Principal de Blanca. Según cálculos de la ortofotografía de 2009, sólo 4,13 ha (37 tahúllas) se seguían cultivando en Huerta de Abajo, sobreviviendo al desarrollo urbanístico de la población. Por su parte, bajo el embalse se encuentra la totalidad del espacio irrigado por la acequia madre en Huerta de Bayna y Solvente. El terreno cultivado en Abarán y Blanca a través de la Acequia Principal de Blanca y sus ramificaciones ha perdido aproximadamente 57,69 ha (516 tahúllas) en los últimos 60 años, conservándose unas 37,23 ha (333 tahúllas) en 2009, es decir, un 39% de la extensión cultivada con anterioridad. La suerte de contar con las ortofotografías históricas, sobre todo las del vuelo americano de 1956, unido a la documentación escrita, hace posible el estudio general del sistema hidráulico dentro de sus distintas zonas irrigadas. Tras el punto de origen en el partidor de la Acequia Principal de Abarán y Blanca, a la altura de la Noria Grande de Abarán, la Acequia Principal de Blanca discurre por la zona meridional de la Huerta de Abarán. Lo hace muy próxima al Río Segura, a cota de altura inferior a la Acequia Principal de Abarán. Ambas se cruzan en dos ocasiones en el paraje de La Alcantarilla debido a una vaguada del terreno. La acequia madre en estudio se dirige hacia el paraje de El Jarral para entrar en el Término Municipal de Blanca por El Pinar. Continúa por Huerta de Arriba en dirección al Extrecho de Excanales. En este primer tramo (Huerta de Abarán y Huerta de Arriba), la acequia 20

En condiciones optimas de caudal, el partidor distribuye unos 1200 l/s en la Acequia Principal de Abarán y unos 600 l/s en la Acequia Principal de Blanca. Información aportada por Antonio Gómez Gómez («de la Paita»). 21 Se han empleado las ortofotografías realizadas en los años 1956, 1981 y 1999 (cartomur.imida.es/visorcartoteca/). 22 A.M.Blanca, 04-V-1872, Blanca, Caja 203, Cuaderno de medición de la huerta que comprende la Acequia Principal de Blanca. 23 El riego a portillo es aquel que se realiza, directamente, con el agua procedente de una acequia madre, sin el empleo de norias, aceñas, contraceñas o cualquier otra estructura hidráulica complementaria.

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Lámina 3. Acequia Principal de Blanca y los distintos parajes que riega a lo largo de la zona norte del Valle de Ricote (Abarán/Blanca). Sistema hidráulico trazado sobre la ortofotografía del año 2009.

madre tiene una longitud de unos 5.750 metros, con una extensión irrigable de unas 33,09 ha (296 tahúllas)24. En Excanales, la acequia pasaba bordeando el estrecho a modo de canal de obra, de ahí el hidrónimo. Hoy, este corto tramo está entubado. A partir de aquí, el sistema hidráulico transcurre por Huerta de Abajo, junto al caserío de Blanca, durante unos 1.850 metros, para suministrar agua a unas 23,14 ha (207 tahúllas), cantidad que se mantuvo hasta mediados del siglo XX, cuando el núcleo poblacional comenzó a avanzar. Como se apuntó, sólo se regaban unas 4,14 ha (37 tahúllas) en el año 2009. Por documentación de la segunda mitad del siglo XIX, existente en el Archivo Municipal de Blanca, se conoce los cauces o acequias menores, derivadas de la acequia madre, que permitían irrigar unas 8,16 ha (73 tahúllas) en Huerta de Abajo: Acequia del Ribal de Arriba, Cequia del Ribal de Abajo y Cequia del Callejón de Paulino. Éstas no disponían de agua continua, sino que necesitaban derivarla de la acequia madre a través de partidores. Los documentos ponen en evidencia la relativa unidad de estas acequias, realizándose sus respectivos acuerdos de hacendados. 24

De las que unas 13,97 ha (125 tahúllas) están dentro del Término Municipal de Abarán y otras 19,12 ha (171 tahúllas) en el Término Municipal de Blanca.

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Estaban motivados, en parte, porque en las colas de los cauces se ocasionaban los estancamientos propios por la mala utilización del agua. La Acequia Principal de Blanca tiene un primer partidor en su intersección con la Calle de Ortega y Gasset, antiguo Camino del Partidor. De aquí surge la Acequia del Ribal de Arriba, que constituía el cauce menor más septentrional de Huerta de Abajo. Transcurre paralela a la anteriormente denominada «Calle Mayor» durante unos 550 metros y a una cota de altura cercana a los 147 msnm, la misma que tiene la acequia madre cuando entra en Huerta de Abajo. Es el canal de mayor capacidad de volumen en relación con el resto de cauces menores ya desaparecidos, irrigando unas 3,35 ha (30 tahúllas) en el paraje del Ribal. Por el juntamiento del heredamiento de la Acequia Principal de Blanca de 26 de marzo de 1867, donde la Junta de Sanidad estableció la monda de su cauce, sabemos que la Acequia del Ribal de Arriba pasaba «por algunas casas de la población, y por dentro de estas», siendo utilizada como desagüe de aguas fecales25, lo que no estaba reñido con su aprovechamiento como zona de baño, como se recoge de la tradición oral. En la actualidad, esta acequia lleva agua una vez a la semana para irrigar unas minúsculas y escasas parcelas localizadas en el interior de algunas casas, que llegan a sumar poco más de una tahúlla. Es denominada «Acequia del Rival» en el Proyecto de Ordenanzas de la Comunidad de Regantes del Heredamiento de la Acequia Principal de Blanca, documento redactado en 1978. El agua sobrante regresa a la acequia madre en el sitio de Casas Baratas. El siguiente partidor de la Acequia Principal de Blanca era el que daba agua a la Cequia del Ribal de Abajo. Se localizaba en el mismo Camino del Partidor, a unos 60 metros de la toma de la Acequia del Ribal de Arriba. La cequia está hoy desaparecida por el desarrollo urbanístico. Discurría entre la Calle del Teatro y Gran Vía (146 msnm). Con ésta se irrigaban unas 2,12 ha (19 tahúllas) de la parte baja del Ribal. Su trazado tendría unos 260 metros, vertiendo su cola en la Cequia del Callejón de Paulino. En el acuerdo celebrado el 27 de mayo de 1877 se especifica las quejas del último hacendado (Antonio López García), manifestando «los perjuicios que se le originan por ir á parar á su citada propiedad el sobrante de agüa de todos los riegos, produciendo un estancamiento casi constante», debido a que había «desaparecido la cola ó desagüe de la mina». Se acordó que los hacendados tomasen el agua necesaria para sus fincas, quedando obligados a no quitar el tablacho de sus respectivas parcelas hasta que no se hubiera consumido el agua discurrente26. Otro cauce que regaba Huerta de Abajo lo constituía la Cequia del Callejón de Paulino (143 msnm). Su agua era tomada de otro partidor ubicado en la Acequia Principal de Blanca, a unos 200 metros del anterior. Las aguas sobrantes volvían a la acequia madre una vez recorridos unos 330 metros. Con su cauce se irrigaban unas 2,68 ha (24 tahúllas) en el paraje del Rubión. Al igual que en el caso anterior, el juntamiento de esta cequia, de 25 de agosto de 1878, fue motivado por unos perjuicios a «causa de la mala direccion que á las aguas sobrantes dan los respectivos hacendados». Como solución, se establece que «á costa de todos los hacendados que riegan por la cequia del Callejón de Paulino se construya un tablacho con candado que se pondrá en el partidor que existe á la entrada de dicho callejón para tomar las aguas para el riego»27. Su cauce también desapareció por el avance del núcleo poblacional. 25

A.M.Blanca, 26-III-1867, Blanca, Caja 189, «Juntamiento del Heredamiento de la Acequia Principal de Blanca», Heredamiento de la Acequia Principal, 2º Tomo de Acuerdos, 1864 a 1888. 26 A.M.Blanca, 27-V-1877, Blanca, Caja 189, «Acuerdo de los hacendados de la Acequia del Ribal de Abajo», Cuaderno de los juntamientos extraordinarios que se celebran por los heredamientos o acequias que comprende este término municipal en el año indicado y siguientes, 1875. 27 A.M.Blanca, 25-VIII-1878, Blanca, Caja 189, «Juntamiento de los hacendados de la Acequia que riegan los propietarios del callejón llamado de Paulino». Cuaderno de los juntamientos extraordinarios que se celebran por los heredamientos o acequias que comprende ente término municipal en el año indicado y siguientes, 1875.

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Figura 3. Aproximación al espacio agrario en torno a Huerta de Abajo (Blanca) en el siglo XIX.

En Huerta de Abajo, desde el primer partidor (147 msnm) hasta el último (143 msnm), la Acequia Principal de Blanca ha perdido unos 4 metros de cota de altura en tan sólo 260 metros de longitud. Seguirá perdiendo altitud durante otros 65 metros de trasiego, hasta estabilizarse en unos 141 msnm, cota con la que transita por Huerta de Abajo, durante unos 1.185 metros, para irrigar los parajes Rubión, Saute y La Isla. La significativa pérdida de seis metros de altitud en tan sólo 325 metros de longitud servirá para deducir dos tramos claramente diferenciados, que hablarían, como mínimo, de dos fases constructivas de la acequia madre, como trataremos en el último apartado. La pronunciada pendiente en este tramo de acequia fue aprovechada para ubicar el molino harinero perteneciente a la Encomienda de Ricote. Se localizaba en el extremo opuesto del Camino del Partidor, entre las tomas de las acequias menores Ribal de Abajo y Callejón de Paulino. Está registrado en la visita santiaguista del año 1495, cuando tiene necesidad de reparación28. La visita 28

A.H.Nacional., OO.MM., Manuscritos-Santiago, sig. 1066c, f. 160 r. Documento transcrito en EIROA RODRÍGUEZ, J. A. (2006), Las visitas de la Orden de Santiago a los territorios de la Región de Murcia en el siglo XV, Universidad de Murcia, Murcia, 228-244.

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Lámina 4. Acequia Principal de Blanca en Huerta de Abajo. Año 2011.

de 1498 ratifica su arreglo29. La del año 1507 especifica que el molino era de canal, teniendo una rueda30. Sabemos de su localización por el Catastro de Ensenada, que lo describe como «de una rueda, situado en el pago del Rubión»31, y por el Plano cartográfico de Blanca de finales del siglo XIX32. Desapareció en el pasado siglo por la expansión urbana hacia la huerta. Como en otras zonas peninsulares, cabría la posibilidad de retroceder el molino feudal al periodo andalusí, pues, cuando se entrega el Valle de Ricote a la Orden de Santiago, en 1285, se especifica la entrega de los molinos, entre otras pertenencias. Una vez que la Acequia Principal de Blanca ha salvado el Barranco de Trux, se introduce en la mina que permite pasar el agua hacia Huerta de Bayna y Solvente. La galería está excavada en Alto Bayna, en el saliente margoso que toca el cauce fluvial. Se trata de una mina con varias lumbreras, que tiene una longitud cercana a los 450 metros. Finalmente, la acequia madre 29

A.H.Nacional, OO.MM., Manuscritos-Santiago, sig. 1069c, f. 218 r. Documento transcrito en EIROA RODRÍGUEZ, J. A. (2006), Las visitas…, op.cit., 348-355. 30 A.H.Nacional, OO.MM., Manuscritos-Santiago, sig. 1072c, ff. 175 v. y 176 r.; R-2, doc. 1/3. 31 A.H.P.Murcia, 01-XI-1757, Murcia, Hacienda 3884, Catastro de Ensenada. Libro de lo Real de Eclesiásticos de Blanca. 32 Plano cartográfico de Blanca, Hoja 1ª, escala 1:25.000, Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico, 1899.

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transcurría durante unos 2.350 metros antes de morir en el Segura. Las calculadas 30,52 ha (273 tahúllas) de riego a portillo en Huerta de Bayna y Solvente, según la ortofotografía de 1956, quedaron sucumbidas con la inundación del Embalse del Azud de Ojós en 1979. Pese a ello, se conserva la mayor parte de su cauce para poder elevar el agua a las parcelas ubicadas por encima a través de motores hidráulicos. 3.2. La acequia madre entre el siglo XV y los albores del siglo XIX. La transformación documentada más significativa en la Acequia Principal de Blanca la encontramos en la anulación del azud que tenía en Abarán y la unión de su cabecera a la Acequia Principal de Abarán a través de un partidor. El azud de la Acequia Principal de Blanca se ubicaba junto a la desembocadura de la Cañada de los Morzaletes en el Río Segura (actual Parque de la Noria Grande). En el año 1807 fue suprimido al quedar roto tras una riada. La solución de la encomienda fue unir la toma de la Acequia Principal de Blanca a la cabecera de la Acequia Principal de Abarán para evitar gastos de mantenimiento. Para ello, se ensanchó el primer tramo de la abaranera (actual Acequia Principal de Abarán y Blanca) y se construyó un partidor (figura 4). En la Sala Capitular de la Villa de Abarán, a 25 de agosto de 1807, se redactó el documento para la unificación de las dos acequias. Entre los diversos puntos, se matiza: «que con el motivo de haberse roto la presa ó azud de la toma del agua, que tenia la Villa de Blanca en esta jurisdicion para los regadíos y uso del molino; desde luego se trató de que no había necesidad de reedificarla, porque facilmente podia venir agua suficiente para los dos pueblos, por las minas y cauce que tenia Abaran, ensanchandolo, como con efecto se ha hecho, con seis mil reales que suministró la Encomienda con lo que se han conducido vastantes aguas, para las dos huertas y molinos, con el veneficio de no tener que contribuir la Encomienda a los costos que habia de haber sufrido de guias y clabos para la dicha presa, […] acordaron dejar avandonada la presa rota de Blanca, y establecer el modo y forma de continuar en la dicha unión, y en observar, y cumplir los pactos y condiciones siguiente = Que en la dicha presa de Abaran se han de aunar las aguas para las dos villas y molinos, corriendo unidas hasta el Escorredor de don Francisco Martinez Presbitero donde está la salida de las minas, y el partidor y division de las aguas, para las dos acequias, avocandolas a la acequia de Blanca todas las que necesite; desde cuyo sitio corren separadas»33. El partidor que divide el agua de la Acequia Principal de Abarán y Blanca en Acequia Principal de Abarán y Acequia Principal de Blanca continua vigente, aunque con algunas modificaciones estructurales en relación al primitivo. Se ubica a escasos metros aguas abajo de la Noria Grande de Abarán. Es evidente que del Azud de Blanca no queden restos, aunque sí se conserva el topónimo «Azud» entre los viejos del lugar. El nombre también se localiza en el Plano cartográfico de Abarán de 189834 (figura 5). La unión de los dos sistemas hidráulicos a un mismo azud no significó la alteración del transcurso fósil de la Acequia Principal de Blanca, pues el partidor, ubicado a unos 154 msnm, enlazaba con la anterior cabecera del sistema hidráulico, localizada a unos 153 msnm, a través de un canal de unos 43 metros de longitud. La pendiente generada en este nuevo tramo fue utilizada para la construcción de un molino de papel de estraza, aludido en el Diccionario Geográfico-Estadístico de España y Portugal, de Sebastián de Miñano (1826, 68). 33 34

A.M.Blanca, 25-VIII-1807, Abarán, Caja 189, «Copia de la escritura para la unión de aguas con Abarán». Plano cartográfico de Abarán, Zona 2ª, escala 1:25.000, Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico, 1898.

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Figura 4. Evolución de las acequias madres en la Huerta de Abarán (siglos XV-XIX).

Figura 5. Paraje del Azud en la Huerta de Abarán (rodeado). Detalle del plano cartográfico de 1898 (Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico).

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A partir de la escritura de unión de aguas con Abarán quedaron anulados todos los acuerdos acontecidos con anterioridad entre ambos concejos sobre el discurrir de las aguas de sus acequias madres por la Huerta de Abarán. Luis Lisón (1986) recopiló algunos de los conflictos registrados desde mediados del siglo XVI a finales del XVIII, relacionados con roturas e ínfimas variaciones del cauce de la Acequia Principal de Blanca, que eran aceptadas de mala gana por los dueños de las tierras a ocupar. La primera documentación conocida que recoge que la Acequia Principal de Blanca discurría por suelo de la Huerta de Abarán la encontramos en 1540, cuando se aludía que, desde tiempo inmemorial, «se dan riego unos a otros por sus tierras y heredades de los otros y que pueden pasar el agua por las tierras de los otros sin su consentimiento e voluntad»35. La expresión «desde tiempo inmemorial» en una información de mediados del siglo XVI debe retrocederse, como mínimo, una centuria, es decir, al siglo XV. Éste es el umbral más antiguo que hemos podido documentar en referente a la acequia madre en estudio. Lo plausible es que hace referencia al tramo de su cabecera, cuya agua transcurre a la cota de altura necesaria para que pudiera irrigar desde la Huerta de Abarán hasta Solvente. La presencia del tramo intermedio en el siglo XV, en Huerta de Abajo, se confirmaría con la presencia del molino harinero de Blanca con anterioridad a la visita santiaguista de 1495, año en que mandaron repararlo. Las visitas santiaguistas de la primera mitad del siglo XVI corroboran que el sistema hidráulico estaba confeccionado tal y como llegó hasta su unión con la Acequia Principal de Abarán en 1807. La del año 1507 registra, entre las posesiones de la Iglesia fuera del secano, un bancal de tierra en otro tramo intermedio, en Bujerca (Huerta de Arriba), así como una viña de hasta cien vides en Solvente, en la misma cola36. Sabemos que por el primer paraje transcurría la acequia madre, ya que en la visita de 1536 se vio la necesidad de reparar las canales o tramos de acequia hechos de obra de albañilería, especificándose que el arco de arriba de Bujerca se tenía que hacer todo de nuevo37. Por otra parte, en el testamento de Avellán de Vega, de 1584, se refleja que la Huerta de Blanca llegaba hasta Solvente38. Por aquel entonces, en 1583, el escribano Pedro Cachopo disponía de una aceña en Bayna39, que, con mucha probabilidad, estaría emplazada sobre la acequia madre, citada como tal por esta zona en 163940. La visita santiaguista a Ricote de 1515 registra gastos en hacer acequias en Abarán, Blanca, Ulea y Villanueva del Valle41 (anterior «Asnete» y actual «Villanueva del Río Segura»). Por este documento se puede caer en el error de pensar que en dicho año se hicieron las cuatro acequias dependientes del Río Segura a su paso por la Encomienda de Ricote: Acequia Principal de Abarán, Acequia Principal de Blanca, Acequia de Ulea y Acequia de Ojós y Villanueva. Sin embargo, al contextualizar el documento con otros cercanos en el tiempo se vislumbra que no fueron construcciones como tal, sino reparaciones obligadas tras alguna crecida que anuló los sistemas 35

A.R.Ch.Granada, Cab. 3, Legajo 573, Nº 3. Documento transcrito, parcialmente, en RODRÍGUEZ LLOPIS, M., Señoríos y feudalismo en el Reino de Murcia. Los dominios de la Orden de Santiago entre 1440 y 1515, Universidad de Murcia, Murcia, 1986, 198 (nota 6). 36 A.H.Nacional., OO.MM., Manuscritos-Santiago, sig. 1072c, f. 174 v.; R-2, doc. 1/3. 37 A.H.Nacional., OO.MM., Manuscritos-Santiago, sig. 1082c, f. 557 r.; R-3, doc. 2/3. 38 A.H.P.Murcia, 25-IV-1584, Ojós, Protocolo 9886, «Testamento de Avellán de Vega, natural de Blanca y vecino de Abarán», f. 56 r. Documento transcrito en WESTERVELD, G. (2001), Blanca…, op.cit., 278-280. 39 Los documentos en los que se reflejan la opinión de varios testigos sobre el escribano Pedro Cachopo y sus hijos están transcritos en WESTERVELD, G. (2003), «Personajes del Valle: la figura del escribano Pedro Cachopo», Actas II Congreso Turístico Cultural del Valle de Ricote, Blanca, 14/16 Nov. 2003, Abarán (Murcia), 229-237. 40 A.H.P.Murcia, 11-III-1639, Blanca, Protocolo 9353, «Venta y administración de los bienes de moriscos expelidos», ff. 355-358 v. Documento transcrito en WESTERVELD, G. (2001), Blanca…, op.cit., 427. 41 A.H.Nacional., OO.MM., Manuscritos-Santiago, sig. 1078c, f. 327 v.; R-2, doc. 3/3.

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Lámina 5. Trazado de la Acequia Principal de Blanca sobre ortofotografía del año 2009. Las fechas documentadas en diversos tramos (cabecera, central y cola) remontan el sistema hidráulico al siglo XV.

hidráulicos, tónica dada hasta la regulación del Río Segura en el pasado siglo XX. El caso de la Acequia de Ojós y Villanueva es un buen ejemplo. En la visita a Villanueva de 1511 se manda reparar su acequia, rota por varias zonas tras una avenida, principalmente, en las canales de madera existentes bajo el molino harinero de Ojós, Salto de la Novia y Barranco de las Salinas, especificándose que debían sustituirse por canales de cal y canto42. Por la visita santiaguista a Villanueva de 1515 se sabe que la acequia se reparó en su totalidad, sin especificar los gastos43. Éstos aparecen registrados en la visita a Ricote de dos días antes, compartidos con los de la Acequia de Ulea, sumando 6.000 maravedíes. Las visitas de 1511 y 1515 muestran la Acequia de Ojós y Villanueva con similar recorrido al actual. Otro argumento para ver las obras realizadas en 1515 como reparaciones sería comparar el coste reflejado para Abarán (6.336 maravedíes) y una reparación realizada en un alcantarilla de su acequia once años después (visita a Ricote de 1526), cuya cuantía ascendió a 4.400 maravedíes44. El dato económico refleja que la cantidad gastada en 42

A.H.Nacional., OO.MM., Manuscritos-Santiago, sig. 1077c, ff. 258 r.-259 r.; R-2, doc. 2/3. A.H.Nacional., OO.MM., Manuscritos-Santiago, sig. 1078c, f. 341 r.; R-2, doc. 3/3. 44 A.H.Nacional., OO.MM., Manuscritos-Santiago, sig. 1080c, f. 429 v.; R-3, doc. 1/3. 43

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1515 fue destinada a reparar su acequia, no a construirla. Reparaciones de ésta, tras varias crecidas del río, se apuntan en la Carta Puebla de Abarán (1482-1483)45 y en la visita a Ricote de 150746. Para la Acequia Principal de Blanca argumentamos lo mismo para demostrar que su configuración, como llegó hasta el año 1807, procedía, al menos, del siglo XV. De finales del siglo XVI se conserva un documento que alude los sistemas hidráulicos que confeccionaban la Huerta de Blanca. Hablamos de las Ordenanzas sobre el uso de la huerta y montes, documento elaborado en la Villa de Blanca, el 9 de agosto de 1592, para regular las diversas actividades en su jurisdicción y preservar las propiedades comunales47. Entre los reglamentos, se manifiesta: «Primeramente ordenamos y mandamos que ninguna persona […] sea osado de meter, entrar ni pastar sus caballos, yeguas […] en las huertas de riego de ella, assí de las que se riegan con el agua de la azequia con que muele el molino48, como las que riegan con el agua de la noria que dizen de Serrano, sino fuere en bancales yermos...». Según esta ordenanza, la Huerta de Blanca quedaba irrigada por dos sistemas hidráulicos: la acequia donde se ubicaba el molino harinero de la Encomienda de Ricote, que constituía la «azequia madre desta villa»; y la Noria de Serrano, que, como analizaremos en otra publicación, formaba el sistema hidráulico origen del actual Heredamiento Refundido de la Noria y El Campillo, noria empleada para irrigar Huerta de Buyla hasta el año 189249. La visita santiaguista del año 1507 manifiesta una posesión de la Iglesia encima del molino50, que indica que el espacio irrigado por las acequias menores también estaba confeccionado en los albores del siglo XVI. En el siguiente decreto de las ordenanzas de 1592 se puede entrever la presencia de éstas, recogiendo los problemas que se ocasionaban por la mala utilización del agua: «Otrosi ordenamos y mandamos que las personas que regaren sus heredades, de que acaben de regar si no hay quien la tome luego el agua, la tapen bien en la azequia madre donde la tomen, y no la guien a heredad ajena, sopena de seis reales, y en la dicha pena yncurra el que sonrregare vancal ajeno demás que le pague el daño que recibiere, siendo barbecho o sembrado». Un documento que puede aludir a la Acequia del Ribal de Arriba al final del periodo morisco lo encontramos en la escritura de donación de los bienes de María Rodríguez en diciembre de 1613. Se anotaba un «pedazo de moreral en la orilla de la añora en el paso del Calvario»51. Este paraje, que también se alude en las ordenanzas de 1592, se localiza en el lugar de unión de la Acequia del Ribal de Arriba con la acequia madre, en la zona oriental del núcleo poblacional. La donación refleja el empleo de una estructura hidráulica complementaria para ampliar la extensión irrigable 45

A.H.P.Murcia, 19-X-1482, Murcia, Protocolo 634, ff. 159 r.-160 v. y A.H.Nacional, 25-IX-1483, Blanca, Sección «Uclés». Documentos transcritos en LISÓN HERNÁDEZ, L., La Carta Puebla de Abarán (1482-1483), Grupo «Abarán V Centenario», Abarán (Murcia), 1983, 13-19. 46 A.H.Nacional., OO.MM., Manuscritos-Santiago, sig. 1072c, 170 v.; R-2, doc. 1/3. 47 A.M.Blanca, 09-VIII-1592 (15-VIII-1751), Blanca, Caja 34, Ordenanzas sobre el uso de la huerta y montes. Documento transcrito por José María García Avilés en su tesis doctoral Una sociedad agraria en tierras de la Orden de Santiago: El Valle de Ricote, 1740-1780 y publicado en WESTERVELD, G. (2001), Blanca…, op.cit., 287-293. 48 En otra parte: «molino arinero que el comendador tiene en la huerta destta villa» (Ibídem, 289). 49 El estudio de este espacio irrigado lo dejaremos para otra ocasión, estando en estrecha relación con una posible alquería andalusí en la zona de Buyla. 50 A.H.Nacional., OO.MM., Manuscritos-Santiago, sig. 1072c, f. 174 v.; R-2, doc. 1/3. 51 19-XII-1613, Cartagena, Legajo 5362 de Cartagena, «Escritura de donación, antes de la expulsión, por parte de María Rodríguez, viuda de Juan de Vega», ff. 282-286. Documento transcrito en WESTERVELD, G. (2001), Blanca…, op.cit., 376 y 377.

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por la acequia madre en Huerta de Abajo, constituyendo una fuente laudable para conocer el umbral más septentrional de este espacio a principios del XVII. Las ordenanzas de 1592 también hablan sobre la regulación del agua en el término de Blanca: «ordenamos que ninguna persona sea osada de quebrantar el repartimiento que el conzejo desta villa tiene hecho o iziere del agua para regar las huertas de esta villa, tomando el agua no siendo suia». Y es que, pese a que la Acequia Principal de Blanca era un sistema hidráulico dependiente del Río Segura, con el agua ligada a la propiedad de la tierra, el estiaje del cauce fluvial, dado en un clima semiárido, hizo necesario que estuviera regulado por zonas irrigadas para que su agua llegase a todas las parcelas. Ignoramos las características de este repartimiento. Un ejemplo encontramos en la cercana Acequia Principal de Abarán. En el año 1691 se reguló el orden del uso de riego de ésta, distribuyéndose el agua por pagos en los siete días de la semana a partir del domingo, desde la cola hasta la cabecera, dejando el viernes para el molino harinero de la encomienda52 (Gómez Espín, 1983, 3 y 4). Tentativo es pensar que los que redactaron esta regulación local respetaron una tradición mudéjar, periodo en que los pobladores de Abarán iban a la oración comunitaria del viernes en la mezquita, dejando el agua del sistema hidráulico para uso de la molienda ese día de la semana. Otra realidad reflejada por las ordenanzas de 1592 era la presencia de poblamiento disperso en la Huerta de Blanca: «Otrosi dijeron que muchos vecinos de estta villa que tienen heredades en la huerta de ella, van hazer asiento e instancia en las dichas sus heredades y en ellas havitan gran parte del año». No disponemos de más datos sobre la distribución de dichas viviendas y habitantes por los dos espacios hidráulicos citados en el anterior documento. Una aproximación pudiera ser el tardío censo de 1860 (Montes Bernárdez, 2003,10). Para Blanca manifiesta 2.446 habitantes, especificándose que 1.530 vivían en su núcleo poblacional y 428 en los tres grandes parajes por donde discurre la Acequia Principal de Blanca (Huerta de Arriba, Huerta de Abajo y Huerta de Bayna). Lo destacado es que uno de cada seis habitantes vivía a lo largo de la acequia madre a mediados del siglo XIX. A mediados del siglo XVIII, el Catastro de Ensenada (Libro de lo Real de Eclesiásticos y Libro de lo Real de Seculares53) registra 58,706 ha (525,1 tahúllas) para Blanca. Esta cifra está en relación directa con la Acequia Principal de Blanca, ya que todos los parajes irrigados que suman dicha totalidad se emplazan a lo largo de este sistema hidráulico. En este dato hay que tener en cuenta que la línea divisoria de los términos de Abarán y Blanca pasaba aguas más abajo que lo hace hoy. En vez de transcurrir por el paraje de El Pinar, lo hacía por El Lonque. Si bien la extensión de la totalidad de parcelas en Huerta de Arriba y Huerta de Abajo varía poco con el espacio calculado sobre las ortofotografías históricas, no ocurre lo mismo en Huerta de Bayna y Solvente, donde tan sólo se registran 16,278 ha (145,6 tahúllas) de las cercanas 30,52 ha (273 tahúllas) de mediados del siglo XX. La explicación de la diferencia está en que la parte baja de Huerta de Bayna y Solvente era pantanosa e improductiva. El propio topónimo «Bayna», como veremos más adelante, hace referencia a que era una zona honda donde se estancaba el agua del Río Segura. De igual modo, el diccionario de Sebastián de Miñano (1827, 308) recogía que el Estrecho del Solvente formaba un gran estanque en tiempos de avenidas. Estas tierras fueron desecadas y puestas en producción paulatinamente, con lo que la Huerta de Blanca ganaría unas 14,243 ha (127,4 tahúllas), como muestra el Cuaderno de medición de la huerta que comprende la Acequia Principal de Blanca del año 1872 (con el Término Municipal de Blanca similar al actual). Este documento evidencia una cantidad de tahúllas análoga a la dada a mediados del siglo XX. En este momento, la extensión total de regadío por este sistema hidráulico, en los términos de Abarán y Blanca, estuvo en torno a las 94,92 ha (849 tahúllas), en la que se incluía las tierras regadas con las tres acequias menores. 52

En Abarán, el molino harinero de la encomienda era de cubo y estaba emplazado al final del sistema hidráulico, aprovechando el desnivel proporcionado por el Barranco del Judío. El molino no es funcional desde el pasado siglo XX. 53 A.H.P.Murcia, 1-XI-1757, Murcia, Hacienda 3852, Catastro de Ensenada. Libro de lo Real de Seculares de Blanca. A.H.P.Murcia, 1-XI-1757, Murcia, Hacienda 3884, Catastro de Ensenada. Libro de lo Real de Eclesiásticos de Blanca.

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Como conclusión del presente apartado, podemos decir que la documentación del siglo XVI refleja una configuración de la Acequia Principal de Blanca similar a la dada a mediados del siglo XX. La única transformación significativa se realizó en el año 1807, cuando la toma del sistema hidráulico fue unida a la cabecera de la Acequia Principal de Abarán, aunque su recorrido fósil no se vio alterado. El trazado topográfico podría remontarse a siglos anteriores, como mínimo al XV, según la información documentada en 1540, en la que se especificaba que la cabecera de la acequia madre discurría por la Huerta de Abarán desde tiempo inmemorial. La presencia del molino harinero de la encomienda en Blanca con anterioridad a 1495 lo corrobora. La documentación consultada para el siglo XVI registra los diversos parajes por donde la acequia madre discurría: Huerta de Abarán (cabecera), Bujerca, Huerta de Abajo (tramo intermedio), Bayna y Solvente (cola). La extensión de regadío con anterioridad a la desecación efectuada en Huerta de Bayna y Solvente (antes de 1872) estuvo en torno a las 80,72 ha (722 tahúllas), cifra que se cuantifica a mediados del siglo XVIII, de las que 16,99 ha (152 tahúllas) pertenecían a la Huerta de Abarán y 63,72 ha (570 tahúllas) a la Huerta de Blanca, entendiéndose Piedra Redonda (Blanca) como límite geográfico de ambas huertas en el periodo morisco, tal como se registra en los siglos XVII y XVIII. Si bien la parquedad documental medieval hace imposible rastrear el trazado de la Acequia Principal de Blanca con anterioridad al siglo XV, la toponimia de los distintos espacios por donde discurre complementará la aproximación al espacio hidráulico de Negra en los últimos momentos del periodo andalusí (siglo XIII). 4. La toponimia del espacio irrigado: un recurso para retroceder el sistema hidráulico al siglo XIII El análisis de los nombres de lugar de una determinada comarca puede revelar datos ocultos sobre el poblamiento que los generó. La investigación de la toponimia menor de la Huerta de Blanca, aquella que hace alusión a sus parajes, ha aportado datos complementarios al tema que nos ocupa. Las conclusiones revelan la presencia de nombres usados durante la Edad Media, que trasladan la imagen del espacio irrigado del siglo XV a los últimos momentos del periodo andalusí. La toponimia menor de los siglos XVI-XIX ha sido recogida, principalmente, del Catastro de Ensenada y de la documentación que Govert Westerveld recopiló para sus obras Historia de Blanca, lugar más islamizado de la región murciana. Años 711-1700 (1997) y Blanca, «El Ricote» de Don Quijote. Expulsión y regreso de los moriscos del último enclave islámico más grande de España. Años 1613-1654 (2001). Huerta de Arriba Se alude «Huerta de Arriba» al espacio irrigado por la Acequia Principal de Blanca aguas arriba del núcleo poblacional, desde el paraje de El Pinar, en la línea divisoria de Abarán/Blanca, hasta el Estrecho de Excanales. No aparece en el Catastro de Ensenada, de mediados del siglo XVIII. Por el contrario, el topónimo se registra en el censo de 1860 (Montes Bernárdez, 2003, 110). El nombre del amplio lugar debió surgir entre los dos umbrales temporales citados para congregar los topónimos «El Pinar», «El Lonque», «Albanela» y «Bujerca», algunos de los cuales están hoy en fase de desaparición por haber sido eclipsados por el propio «Huerta de Arriba». Como dato adjunto, cabe anotar que por este paraje discurría el Camino de Abarán, documentándose en 161354. 54

19-XII-1613, Cartagena, Legajo 5362 de Cartagena, «Escritura de donación, antes de la expulsión, por parte de

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Figura 6. Espacio irrigado por la Acequia Principal de Blanca en El Pinar (Abarán) y Huerta de Arriba (Blanca).

El Pinar El topónimo «El Pinar», también «Lo Pinar», denomina la estrecha franja de huerta irrigada por la Acequia Principal de Blanca entre la desembocadura del Barranco del Judío (Abarán) y El Lonque (Blanca). Por este espacio irrigado transcurre la línea divisoria de los términos de Abarán y Blanca. Aparece como «Pinar» en las Ordenanzas sobre el uso de la huerta y montes de 1592, cuando se especifica que «ninguna persona sea osada de tomar ni corttar el agua de la azequia madre de esta villa, no siendo suia, de las canales y arcadas que dizen de Pinar arriba». El origen del nombre podría estar relacionado por haber sido una zona poblada de pinos en el pasado o por el apellido homónimo, que se registra en Blanca a finales del periodo morisco. Otra probabilidad es que provenga del latín «pĭnna», con el significado de «peña» (Coromines, 2011, 424), al que se le sumó el sufijo «-ar». La última propuesta estaría en correspondencia con la formación rocosa, en forma de menhir natural, de La Carraila o Carrahila, que domina el paraje de El Pinar. El Lonque El nombre de lugar está ubicado entre los parajes El Pinar y Albanela. Con la forma «paso del Llonque» se cita en una escritura hecha en Cartagena el 19 de diciembre de 1613, en los instantes de la expulsión morisca55. Mas tarde, la palabra aparece como en la actualidad. Así, por documento de 1637, se registra «una heredad de moreras de once tahúllas en El Lonque, huerta de esta villa; linde, la rambla que parte jurisdicción con Abarán, el camino y el río»56. La línea divisoria entre Abarán y Blanca estaba trazada, por entonces, río más abajo de lo que hoy está, a unos 500 metros aproximadamente. La rambla aludida en el documento era un barranco cercano a Piedra Redonda, topónimo de la zona alta de El Lonque, por donde pasaba la división de los términos de ambas villas según el Catastro de Ensenada57. El topónimo, con diversas variantes, se registra en otros María Rodríguez, viuda de Juan de Vega», ff. 282-286. Documento transcrito en WESTERVELD, G. (2001), Blanca…, op.cit., 376 y 377. 55 19-XII-1613, Cartagena, Legajo 5362 de Cartagena, «Escritura de donación, antes de la expulsión, por parte de Diego Candel y Catalina Rodríguez», ff. 282-286. Documento transcrito en WESTERVELD, G. (2001), Blanca…, op.cit., 374-376. 56 A.H.P.Murcia, 28-VII-1637, Protocolo 9369, ff. 99-101 v. Documento transcrito en WESTERVELD, G. (1997), Historia de Blanca, lugar más islamizado de la región murciana. Años 711-1700, Blanca (Murcia), 763 y 764. 57 Catastro de Ensenada. Respuestas Generales de Abarán (pares.mcu.es/Catastro/).

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municipios murcianos58. Podría provenir de la palabra «longuera», con el significado de «porción de tierra larga y estrecha»59. Ésta procede de «luengo», del latín «lŏngus» («largo») (Coromines, 2011, 343). Para el caso que nos ocupa, el significado estaría relacionado con las características morfológicas del estrecho soto ribereño donde se asienta el topónimo. Albanela El topónimo «Albanela» alude la zona contigua y aguas abajo a la de El Lonque. Se encuentra casi olvidado por el lugareño, por haber sido eclipsado por el de «Huerta de Arriba». El nombre está registrado en diversos testamentos de finales del siglo XVII, haciendo alusión a tierras irrigadas con la Acequia Principal de Blanca60. La tradición oral y el Registro de la Propiedad lo ubican en el entorno del núcleo de casas más numeroso de Huerta de Arriba. Se registran varios ejemplos de homónimos en otras latitudes peninsulares, que pueden ayudar a precisar su étimo. En la Huerta de Elche se documenta una acequia llamada «Aluanella» en 128561, hoy Acequia de Albinella. En Molina de Segura se localiza el topónimo «Albonela» (González Blanco y García García, 1999, 95). Pascual Ortega (2000, 31) registra el linaje musulmán «Albonella» en Ascó en el año 1329. En Badajoz, se sitúa la Sierra de Albañel, que aparece como «serram d´Albanel» en un documento de 1170. Para Edelmiro Bascuas (2002, 280), este topónimo podría tener un origen romance, quizás proveniente de «*albanus», «*albanellum» en diminutivo, derivado del latín «albus» («blanco»). También podría proceder del andalusí «al-bunā» («las construcciones»), al que habría que añadir el sufijo diminutivo romance62. La propuesta romance para el topónimo vendría avalada por el color blanco de la ladera de la Sierra del Solán en esta zona, que se percibía con anterioridad a su transformación paulatina en regadío: primero, con la construcción de la Acequia Principal de Blanca; luego, a los respectivos sistemas hidráulicos complementarios (norias y aceñas)63; y, por último, a la construcción del Motor «El Progreso», cuya comunidad de regantes se constituyó en 1912. Si queremos ver un origen árabe del topónimo, quizás habría que relacionarlo con algunas construcciones en la zona o al establecimiento de un linaje andalusí, como se registra en Ascó. De lo que no hay duda es de la potencialidad de la zona agrícola de Albanela para el establecimiento de un núcleo rural andalusí, en torno a la terraza fluvial donde se ubica el núcleo principal de casas de Huerta de Arriba. Bujerca El nombre «Bujerca» se ha podido localizar gracias al Registro de la Propiedad, que lo localiza entre Albanela y el Estrecho de Excanales, en la zona de regadío donde se inicia la Cuesta del Zurdo 58

«Las Logueras» (Calasparra), «Longera» (Villanueva del Río Segura), «Longuera de Arriba», «Longuera Estrecha» (Moratalla), «Longuera» (Cieza y Ojós), «La Longuera» (Caravaca, Fuente Álamo, Jumilla, Librilla, Lorca, Murcia y Ulea), «Longueras» (Lorca), «Longuerillo» (Moratalla), «Los Longueros» (Archena), «Longuios» (Villanueva del Río Segura) y «Llonque» (Ojós) (González Blanco y García García, 1999, 372, 374 y 382). 59 Diccionario de la Real Lengua Española, vigésima segunda edición, 2001 (www.rae.es). 60 A.H.P.Murcia, 01-X-1676, Ricote, Protocolo 9355, «Testamento hológrafo de Ginés del Castillo, vecino de Blanca», ff. 70 r. y 71 r. y A.H.P.Murcia, 9-III-1680, Blanca, Protocolo 9341, «Testamento de Antón Hernández, vecino y alcalde ordinario de Blanca», ff. 57-59 v. Documentos transcritos en WESTERVELD, G. (1997), Historia…, op.cit., 834-841, 845 y 846. 61 Documento transcrito en TORRES FONTES, J. (1969), Documentos del siglo XIII, CODOM, II, Academia Alfonso X el Sabio, 78. 62 Queremos agradecer a Federico Corriente Córdoba su amabilidad a responder a nuestras consultas en materia toponímica. 63 En 1768, el maestro carpintero Miguel Candel construye una ceña en Albanela, en sustitución de otra vieja (Lisón Hernández, 2002, 19).

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(Camino de Abarán)64. Aparece registrado como «Buxerca» en la visita santiaguista a Blanca de 1507, donde se apunta un bancal de tierra perteneciente a la Iglesia. La forma actual queda registrada en el año 163965, aunque en el Catastro de Ensenada también aparece como «Bugerca»66. Un topónimo fonéticamente parecido lo encontramos en Lorca, en un paraje de secano llamado «Bujércal» («Buxercal» en el Repartimiento de Lorca). Para Robert Pocklington (1986, 124 y 125), este nombre pudo tratarse de la «kunyah» árabe «Abū Sākir» («Padre de Sakir»), llevada por algunos andalusíes biografiados en la Takmila de Ibn al-Abbār (1199-1260). Otra probabilidad es que la primera parte de nuestro topónimo fuera evolución del árabe «burŷ» («torre»), ya que el espacio agrícola está dominado por la torre registrada arqueológicamente en el Castillo de Blanca. En este sentido, el lingüista Diego de Guadix (Bajo Pérez y Maíllo Salgado, 2005, 443), de finales del siglo XVI, relacionó el topónimo «Bujarca», nombre de un paraje de la ciudad de Siracusa (Sicilia), con las palabras «burŷ» y «arca», para dar el compuesto «burŷarca» («torre de la parva» o «torre de la era»). Excanales El hidrónimo «Las Canales» (hoy con la forma «Excanales») está registrado en un documento de 160967. Hace referencia a la obra que permitía transcurrir el agua de la Acequia Principal de Blanca por el estrecho homónimo. Actualmente, el líquido elemento pasa encerrado en un tramo entubado. Es interesante apuntar que en Excanales existía un paso tradicional del río, en el punto donde está la «Piedra del Barco», topónimo que manifiesta la anterior ubicación de un barco. Éste podría ser el constatado en la década de 1630, cuando Juan de Molina «el Corambrero», vecino de Blanca, construye uno para su villa (Lisón Hernández, 2002, 29). En este lugar también pudo estar el «Barco de Clarotan», paraje registrado en el testamento de Ginés del Castillo de 167668. El paso del río en el estrecho quedaría constatado en las ordenanzas de 1592, donde se apunta el topónimo «Las Canales del Vado». Huerta de Abajo El topónimo determina el espacio hidráulico existente entre el Estrecho de Excanales y Alto Bayna, extensión de regadío prácticamente desaparecida por el avance del núcleo poblacional. El área está ubicada a los pies y aguas abajo del casco antiguo de Blanca, por donde transcurre la acequia madre y, en el pasado, la totalidad de las acequias menores. El origen del nombre de lugar fue sincrónico al topónimo «Huerta de Arriba», que está fechado con anterioridad al censo de 1860 (Montes Bernárdez, 2003, 110). En esta sección de huerta quedan recogidos otros nombres, algunos desaparecidos: «Conaytara, Ribal, Rubión, Saute, La Isla, Trux» y, quizás, «Targa». 64

La Cuesta del Zurdo debe su nombre al seudónimo del abuelo del pintor Pedro Cano. A.H.P.Murcia, 11-III-1639, Blanca, Protocolo 9353, «Venta y administración de los bienes de moriscos expelidos», ff. 409-412 v. Documento transcrito en WESTERVELD, G. (2001), Blanca…, op.cit., 428. 66 A.H.P.Murcia, 01-XI-1757, Murcia, Hacienda 3852, Catastro de Ensenada. Libro de lo Real de Seculares de Blanca. 67 A.H.P.Murcia, 02-III-1609, Blanca, Protocolo 9337, «Obligación de Lázaro de Arróniz de cumplir los compromisos de acensamiento y deuda de 35 ducados en reales de plata castellanos, contraídos por su hermano Baltasar de Arróniz con el fisco de la Inquisición», ff. 86 r.-87 v. Documento transcritos en WESTERVELD, G. (2001), Blanca…, op.cit., 303 y 304. 68 A.H.P.Murcia, 01-X-1676, Ricote, Protocolo 9355, «Testamento holográfico de Ginés Castillo, vecino de Blanca», f. 71 r. Documento transcrito en WESTERVELD, G. (1997), Historia…, op.cit., 834-841. 65

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Figura 7. Aproximación al espacio agrario en torno a Huerta de Abajo (Blanca) en el periodo morisco.

Targa Es un topónimo que no se ha podido ubicar con seguridad, ya que tan sólo lo hemos registrado en escasos documentos. En la carta de dotes y arras de Francisco Pinar e Isabel de Hoyos, de 1668, se alude «vn bancal de vna taúlla de tier[r]a poco más o menos, con moreras, en el pago del Targa, linde Domingo Ançueta, Juan de la Par[r]a y calle»69. El nombre no se registra en el Catastro de Ensenada, por lo que debió desaparecer en el transcurso de los siglos XVII-XVIII. Un intento de aproximar su ubicación viene dado en la calle utilizada como linde de la referida tahúlla. Si bien ésta pudo deberse a un camino de herederos, también podría manifestar que el paraje se localizaría a los pies del primitivo núcleo poblacional, zona de huerta, hoy desaparecida, donde no se ha constatado ningún topónimo menor en el pasado. Este planteamiento serviría, con todas las reservas, para asentar el topónimo 69

A.H.P.Murcia, 13-I-1668, Blanca, Protocolo 9350, «Carta de dote y arras de Francisco Pinar, hijo de Francisco Pinar y de Juana de Molina, y de su mujer Isabel de Hoyos, hija de Juan de Hoyos de Pedro y Eugenia de Torres, todos vecinos de Blanca», f. 507 r. y v. Documento transcrito en WESTERVELD, G. (1997), Historia…, op.cit., 817 y 818.

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«Targa» en las parcelas de la parte más occidental de Huerta de Abajo, junto al primitivo caserío de Blanca, por donde transcurre su acequia madre. Un dato que podría argumentar la supuesta localización sería el significado del topónimo, que aporta un aspecto importante para el objetivo del trabajo. El nombre de lugar procede del beréber «targa» («canal de riego»), correspondiente a una acequia madre en el riego español actual (Glick, 1990, 167). El significado coincide con el lugar propuesto, por donde transcurre el cauce principal antes de que éste llegue al partidor de la acequia menor Ribal de Arriba. Pero, más que la posible localización del nombre de lugar, habría que destacar el hecho de que el termino beréber fuera empleado para aludir a una acequia madre en la zona norte del Valle de Ricote en el periodo andalusí, manifestando que el sistema hidráulico del poblamiento de Negra fue diseñado por población de origen magrebí. Encontramos otro elemento que hablaría de la presencia de beréberes en estas latitudes, junto con los topónimos «Abarán» y «Darrax» y los restos del granero de tradición beréber del Cabezo de la Cobertera (Abarán/Blanca) (López Moreno, 2005; 2010). Conaytara Lugar irrigado por la Acequia Principal de Blanca según documentación de 163970. El topónimo debió desaparecer en el discurrir de los siglos XVII-XVIII, pues no se inscribe en el Catastro de Ensenada. Viene del diminutivo árabe «qunaytara», con el significado de «puentecillo». Haría alusión al terreno irrigado junto al puente tradicional que ha tenido el núcleo poblacional de Blanca para cruzar el Río Segura. Este punto queda localizado enfrente de la desembocadura de la Rambla del Puente. La zona de huerta desapareció por el avance urbanístico del siglo XX. El topónimo, conservado a mediados del siglo XVII, evidencia el medio utilizado para cruzar el río en el periodo andalusí. El puentecillo medieval ponía en comunicación el núcleo poblacional con la margen derecha del río, hacia Ricote, cabeza administrativa de la comarca, o hacia los lugares de al-Darrax y Bulila. Cabe reseñar que el camino se dirigiría con un trazado directo desde el puente hacia el núcleo primitivo de Blanca, dado junto a la Peña Negra, a través del desaparecido «Callejón del Puente»71 (hoy Calle de Federico Servet) y Calle del Castillo. Las diversas reconstrucciones del puentecillo debieron prolongarse en el tiempo más allá del periodo andalusí. En un documento de 1567 se constata la construcción de una cuna (Lisón Hernández, 2002, 27). Las cunas fueron unos puentes colgantes rudimentarios, construidos con maromas de esparto y madera. Existieron en el pasado en varios puntos del Valle de Ricote. Por ejemplo, Madoz (1849, 224) alude que Ojós disponía de una cuna para su comunicación con la vecina Ulea: «hay unas maromas con unos palitos á lo que se da el nombre de cuna, cuyo paso es muy espuesto á las personas que no estan acostumbradas, por la facilidad que hay en perder el equilibrio y caer al río». En la misma obra se describe la cuna dada en Villanueva del Río Segura para cruzar hacia Ulea: «de maromas de esparto, por la que se le cruza no con poca dificultad y esposicion para las personas que no estan acostumbradas á transitar con frecuencia» (Madoz, 1850, 212). En Blanca, el topónimo «La Cuna» se registra como un lugar de regadío en un documento de 163072, por lo que ambos, «La Cuna» y 70

A.H.P.Murcia, 27-II/11-III-1639, Blanca, Protocolo, 9353, «Bienes raíces de María Candel, viuda de Ginés de Molina Cachopo», ff. 308-314 y A.H.P.Murcia, 11-III-1639, Blanca, Protocolo 9353, «Venta y administración de los bienes de moriscos expelidos», ff. 355-358 v. Documentos transcritos en WESTERVELD, G. (2001), Blanca…, op.cit., 427. 71 Plano cartográfico de Blanca, Hoja 1ª, escala 1:25.000, Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico, 1899. 72 A.H.P.Murcia, 27-VII-1630, Blanca, Protocolo 9899, «Escritura por la que Jerónimo Martínez, vecino de Blanca, como adquiriente de ciertos bienes subastados por la Corona de Pedro de Molina el Largo, expulso, se concierta con Leonor Marín y Juan de Molina, vecinos de la localidad, quienes poseían los mismos bienes comprados a otros

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«Conaytara», debieron coexistir para hacer referencia a un mismo lugar, hasta que el último topónimo desapareció, como queda dicho, en el discurrir de los siglos XVII-XVIII. El medio rústico de paso del río perduraba a mediados del siglo XVIII, como se constata en el Catastro de Ensenada, donde aparece el «Camino que vá á la Cuna» en el registro del molino de aceite de Jaime Trigueros Hoyos. ¿Procedería la palabra «cuna», con el significado de «puente», de la voz árabe «qunaytara»? De ser así, éste sería el medio para cruzar el río que existía en Negra, prolongándose en el tiempo hasta mediados del siglo XVIII. Un puente de madera se documenta en Blanca años antes de 1770 (Lisón Hernández, 2002, 29-31, 38), que debió sustituir a la cuna. A mediados del siglo XIX, Madoz (1846, 354) describirá un puente de madera «de 28 palmos de altura, que suele ser arrebatado en las grandes avenidas; á sus inmediaciones hay una casita con un guarda que cobra el paso á los traseuntes, con el fin de atender á su recomposicion». Quedará obsoleto cuando se construya el de hierro en los primeros años de la década de 1930. Rival El topónimo pervive en la Acequia del Rival (de Arriba). El paraje está registrado desde los últimos años del periodo morisco, apareciendo como «pago del Riuar»73. La palabra alterna la «v» con la «b» a lo largo del siglo XVII74, como también ocurre en el Catastro de Ensenada y en el siglo XIX. A finales del siglo XX, el Catastro de Riqueza Rústica o Urbana se refiere al paraje como «Rivas» o «Rivas de Arriba», al igual que el Registro de la Propiedad («Rival de Arriba, El Rival») (González Blanco y García García, 1999, 545), especificándose, en ambas fuentes, la zona alta del lugar al que hace alusión. El Registro de la Propiedad ubica el topónimo en el Barrio de la Concepción, incluyendo parte de la anteriormente conocida como «Calle Mayor de Abajo». No ocurre lo mismo con la tradición oral, que prácticamente lo ha olvidado. En relación a su étimo, tres fueron las propuestas iniciales, cribadas gracias a la ayuda del arabista Federico Corriente: rabad, ribāt y rīpa. Que el topónimo «Rival» proceda del árabe «rabad» («arrabal») es prácticamente imposible. La palatización de la primera vocal es muy difícil, ya que la /r/ árabe, salvo ante /i/, se velariza. De hecho, nunca se ha visto un reflejo del árabe «rabad» que ni siquiera lleve /e/. En cuanto a que provenga del árabe «ribāt», también sería muy difícil, sobre todo por localización, ya que esta institución se ubicaba en zonas de frontera, a las que se iba a hacer el precepto del «ribāt». En particulares, para dejarlos en dicha posesión y apartarse de pleitos a cambio de 750 reales», f. 88 v. Documento transcrito en WESTERVELD, G. (2001), Blanca…, op.cit., 414 y 415. 73 A.H.P.Murcia, 02-III-1609, Blanca, Protocolo 9337, «Obligación de Lázaro de Arróniz de cumplir los compromisos de acensamiento y deuda de 35 ducados en reales de plata castellanos, contraídos por su hermano Baltasar de Arróniz con el fisco de la Inquisición», ff. 86 r.-87 v. y A.H.P.Murcia, 25-II-1613, Blanca, Protocolo 9337, «Escritura por la que el bachiller Cristóbal de Ayala Guerrero, cura de Blanca, vende una casa y ciertas tierras a Fernando de Vega, hijo de Juan de Vega, vecino de la villa», f. 8 r. Documentos transcritos en WESTERVELD, G. (2001), Blanca…, op.cit., 303, 304, 358 y 359. 74 A.H.P.Murcia, 28-VII-1637, Blanca, Protocolo 9369, ff. 99-101 v; A.H.P.Murcia, 18-V-1661, Blanca, Protocolo 9349, «Alonso de Molina, vecino de Blanca, vende a Pedro de Molina Martínez, vecino de la misma, la mitad del Huerto del Molino y la mitad de un huerto de su casa por 498 reales de vellón», f. 51 r; A.H.P.Murcia, 01-X-1676, Ricote, Protocolo 9355, «Testamento hológrafo de Ginés del Castillo, vecino de Blanca», f. 72 r. y A.H.P.Murcia, 09III-1680, Blanca, Protocolo 9341, «Testamento de Antón Hernández, vecino y alcalde ordinario de Blanca», ff. 57-59 v. Documentos transcritos en WESTERVELD, G. (1997), Historia…, op.cit., 763, 764, 807, 808, 834-841, 845 y 846; A.H.P.Murcia, 11-III-1639, Blanca, Protocolo 9353, «Venta y administración de los bienes de moriscos expelidos», ff. 355-358 v. y A.H.P.Murcia, 9-I-1648, Blanca, Protocolo 9344, «Codicilos de Ginés del Castillo, vecino de Blanca, al testamento que otorgó el día cinco de ese mes», f.19 r. y v. Documentos transcritos en WESTERVELD, G. (2001), Blanca…, op.cit., 427, 429-431.

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cuanto a su derivación, la primera vocal tiende a abrirse y dar vocablos como «rebato». La posibilidad que nos quedaría, como comenta el arabista, sería que la palabra «Rival» tuviera un origen latino, estando relacionada con la derivación adjetival de «rīpa» («margen de un río», «orilla», «ribera»), que no sólo se decía a las orillas de los cursos de agua, sino a cualquier accidente que interrumpía bruscamente la continuidad del terreno. El Diccionario de la Lengua Española recoge la palabra «riba» con el significado de «porción de tierra con alguna elevación y declive». En el aragonés hablado, en muchos puntos del Alto Aragón, tiene vigencia «ripa», con las definiciones de «trozo de terreno erosionado en una ladera» o «desprendimiento de una pared o margen» (Vázquez Obrador, 1992-1993, 191 y nota 53). La zona donde se da el topónimo, es decir, el Barrio de la Concepción, está relativamente alejada del cauce fluvial. Sin embargo, sus viviendas se asentaron en la ladera de la Sierra del Solán, donde, históricamente, se han registrado desprendimientos, como el importante documentado en el año 1894, que generó un topónimo nuevo en la zona: «El Hundío»75. La erosión presente en la ladera por los continuos desprendimientos, que fue corregida con la construcción de muros para la contención del terreno, motivaría que esta zona fuera denominada «Rival» en el pasado. El sufijo «-al/-ar» daría una derivación adjetival. Cabe recordar aquí las Ordenanzas sobre el uso de la huerta y montes, de 1592, donde se manifiesta: «Otrosi ordenamos que ninguna persona sea osado de andar con sus ganados de qualquier género que sean en las bertientes destta villa, desde el Calbario hasta la fortaleza, ni hazier ni arrancar piedra para alferez. Lo dicho por el daño que recive esta villa con los aguaduchos quando lluebe, por allar muchas piedras e inmundicias movidas». En el suelo donde se asentó el topónimo «Rival» existió una ermita, la de Nuestra Señora de la Concepción, que dio nombre al Barrio de la Concepción. El templo se documentaría, con probabilidad, desde las últimas décadas del periodo morisco76. Con el tiempo, «Barrio de la Concepción» desplazaría al propio «Rival». Rubión Así se conoce a la zona meridional de Huerta de Abajo, en torno a la plaza homónima, en el área de expansión urbana de Blanca. En un documento de 1608 se especificaba que este topónimo estaba en la orilla del Río Segura77. El área es irrigada por la acequia madre. En el siglo XX, antes del crecimiento urbanístico, la zona también fue regada por la desaparecida Cequia del Callejón de Paulino. El nombre de lugar vendría del trigo rubión, que evidenciaría que aquí sería cultivado notoriamente, por lo menos, desde el periodo morisco, cuando se documenta el topónimo. Saute El Catastro de Ensenada registra «Saute» como una zona irrigada por la acequia madre. Hoy también se vocaliza con la variante «Sante», nombre de lugar ubicado en la zona del polideportivo, cuyas infraestructuras y el resto del desarrollo urbanístico han hecho desaparecer este espacio de huerta. La palabra «saut» era utilizada en el árabe español para hacer alusión a un soto ribereño. Pedro de Alcalá la registra en el árabe granadino de los siglos XV-XVI con la forma «xáut». Proviene del latín «saltus», pasando al romance andalusí como «saut». Según Menéndez Pidal (1972, 102), la palabra era muy 75

Información aportada por Ángel Ríos Martínez. No tenemos espacio para tratar sobre esta ermita, cuyo estudio posponemos para otra ocasión. 77 A.H.P.Murcia, 14-XI-1608, Blanca, Protocolo 9337, «Testamento de Francisco Macho, vecino de Blanca», f. 49 v. Documento transcrito en WESTERVELD, G. (2001), Blanca…, op.cit., 298-300. 76

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utilizada por los mozárabes toledanos cuando escribían en árabe en el siglo XIII. Al topónimo le sería añadido la vocal de apoyo «e». La Isla El topónimo «La Isla» se localiza por debajo de Saute, en la zona agrícola que fue transformada en el Parque de Las Cuevas, junto al Río Segura. «La Ysla» aparece como un espacio de regadío en un documento de 163878. Hasta su conversión en zona recreativa, la superficie era irrigada con la acequia madre. El origen del nombre se encuentra en que esta franja de huerta estaba ubicada enfrente de un islote contenido en el Río Segura, que existió en la misma desembocadura del Barranco de Trux hasta el pasado siglo XX. Barranco de Trux El barranco está localizado en la zona oriental de Huerta de Abajo. Una de las propuestas, con todas las reservas, es que la palabra «Trux» tenga una misma raíz que el actual «troj», de origen incierto («espacio limitado por tabiques, para guardar frutos y especialmente cereales», según el DRAE). Bayna El topónimo, con las formas «Baina» y «Vaina», está registrado en el año 1583, en documentación donde se refleja diversos testimonios sobre el escribano Pedro Cachopo y sus hijos. Se aludía que éste tenía una añora movida por bestia (aceña), que, con mucha probabilidad, elevaría el agua de la acequia madre, cuyo transcurso por este espacio ya se especifica en un documento de 1639. Ya comentamos que el nombre podría venir del árabe «bayna», con significado «entre» (López Moreno, 2005, 383). Sin embargo, Federico Corriente, en comunicación personal, no lo cree así, pues los andalusíes decían «beyn». Se inclina a pensar en una fácil deformación de «badina», arabismo variante de «(al)badén», del árabe «batin» («depresión del terreno») (Corriente Córdoba, 2008, 57). Francisco Gómez (1991, 76) registra la palabra «baina» en Caravaca, aplicándole una procedencia árabe, con el significado de «lugar hondo donde se estanca el agua». Vendría bien a la orografía de la zona, conformada por la desembocadura de la Rambla de San Roque en el Río Segura, en un sitio pantanoso ocasionado por el Estrecho del Solvente, tal como recogió el diccionario de Sebastián de Miñano (1827, 308). En torno a esta zona agrícola quedan adscritos otros topónimos: El Limén, El Saque y Solvente. El Limén Nombre de lugar registrado en el Catastro de Ensenada como una zona de secano. Hoy hace referencia al espacio de regadío entre Alto Bayna y la Rambla de San Roque, sobre un motor ubicado en la Acequia Principal de Blanca. Puede provenir del latín «līmen, -inis» («umbral», «puerta», «entrada») o de «līmes, -ĭtis» («sendero entre dos campos», «límite», «frontera») (Coromines, 2011, 338). Alguno de los significados podría estar en relación con su espacio geográfico: antigua zona de secano por encima de la zona inundable de Bayna, por donde transcurre el arcaico camino de entrada al núcleo poblacional. 78

A.H.P.Murcia, 08-X-1638, Blanca, Protocolo 9369, «Escritura por la que Francisco López y María Sánchez, su mujer, vecinos de Granada, venden a Juan Mejías, vecino de Blanca, unas casas y un bancal en esta localidad -bienes cargados con un censo a favor de don Luis de Valcárcel, vecino de Liétor- por precio de 750 reales» f. 290 r. Documento transcrito en WESTERVELD, G. (2001), Blanca…, op.cit., 422 y 423.

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Figura 8. Aproximación al espacio agrario en torno a Huerta de Bayna y Solvente (Blanca) en el periodo morisco.

El Saque El topónimo está ubicado por encima de Bayna, en la ladera occidental de la Sierra de la Navela, entre ésta y la Rambla de San Roque. Referencia documental del uso de este paraje como zona de secano existe en un documento fechado en 161379. En cuanto al significado, se emplea esta misma palabra en Lorca para hacer referencia a una acequia o cauce de riego (García Soriano, 1932, 118). En la misma línea, el nombre «acequia» viene del árabe «ās-sāqiya», participio activo del verbo «sáqà» («regar»), cuyo masdar es «saqi», con el significado de «riego». Éste debería ser el étimo para el caso que nos ocupa80. Luis Lisón (2002, 21) recoge el documento por el que, en 1788, Ramón Falcó construye una acequia que llevara el agua de la rambla y fuente de La Hoya para regar los secanos en el partido de El Saque. Hablaríamos de un sistema hidráulico asociado a la Rambla de San Roque para encauzar el agua discurrente por su cauce hacia los cultivos de secano de este lugar. Este 79

19-XII-1613, Cartagena, Legajo 5362 de Cartagena, «Escritura de donación, antes de la expulsión, por parte de Diego Candel y Catalina Rodríguez», ff. 282-286. Documento transcrito en WESTERVELD, G. (2001), Blanca…, op.cit., 374-376. 80 Agradecemos a nuestro amigo Enrique Miguel Pérez Gil sus aclaraciones sobre éste y otros topónimos del Valle de Ricote.

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canal se perdería con la llegada del agua de riego del Motor «Saque y Navela», cuya comunidad de regantes se constituyó en el año 1911. La asociación del significado «riego» con el topónimo árabe «Saque» serviría para remontar este sistema hidráulico al periodo andalusí. Solvente La Acequia Principal de Blanca vierte sus aguas sobrantes al Río Segura en Solvente. El topónimo aparece en la visita santiaguista del año 1507 con la forma «Sorvente». El nombre de lugar parece deberse al verbo «sorber», del latín «sorbēre», al que se le suma el sufijo «-nte». Este paraje de huerta tradicional se localiza en las inmediaciones del estrecho homónimo, constituido por el cañón que ha abierto el Río Segura entre las sierras del Chinte y Salitre. Antes de la puesta en funcionamiento del Embalse del Azud de Ojós, en 1979, parecería que el agua era absorbida por este estrecho. Reflejamos lo que decía, sobre este lugar, el diccionario de Sebastián de Miñano (1827, 308): «El estrecho llamado del Sorbente, en el que está cortada por dicho rio una sierra que lo atraviesa, conociéndose en la piedra los roces sucesivos, hechos en el espacio de los siglos, y los enormes pedruscos, por entre los cuales pasan las aguas, ocultándose á la vista. En tiempo de avenidas ofrece una vista magestuosa, formando un grande estanque, pequeña idea del que debió existir en los siglos remotos». El resultado del estudio de la toponimia menor viene a afirmar que la configuración del sistema hidráulico registrada desde el siglo XV al año 1807 procedía, al menos, de los últimos momentos del periodo andalusí. La Acequia Principal de Blanca transcurre por lugares irrigados con nombres de lugar presentes con anterioridad a la conquista castellana, en concreto, un tercio de ellos. En Huerta de Arriba, se localizan «Bujerca» («torre…» o «Abū Sākir») y el probable árabe «Albanela» («las construcciones» o procedente de un linaje). En Huerta de Abajo, se encuentran «Conaytara» («puentecillo»), «Saute» («soto») y, quizás, el beréber «Targa» («canal de riego»). En Huerta de Bayna y Solvente, se ubica el propio «Bayna» («lugar hondo donde se estanca el agua»). De todos, los dos primeros podrían reflejar la presencia de poblamiento disperso, pues los sotos ribereños donde se ubican fueron potenciales para demandar población estable. Una de las ordenanzas de 1592 vendría a confirmar esta realidad en el periodo morisco, apuntándose que muchos de los vecinos de Blanca vivían en la huerta gran parte del año. Algo similar pudo ocurrir en Huerta de Bayna. Quizás futuras evidencias arqueológicas puedan corroborar esta propuesta. Por su parte, el análisis del topónimo «El Saque», con una posible correspondencia de significar «riego», hablaría de la existencia de un sistema hidráulico dependiente de la Rambla de San Roque para irrigar los secanos de la parte alta de Bayna durante el periodo andalusí. Pero, sin duda, cabe destacar el topónimo «Targa», palabra beréber con significado de «canal de riego». Su presencia, quizás en la zona de huerta a pies del primitivo núcleo poblacional de Blanca, dataría fehacientemente el empleo de su acequia madre durante el periodo andalusí, manifestando que fue diseñada por población de origen magrebí, además de ratificar la hipótesis, ya enunciada, de la existencia de poblamiento beréber en la franja norte del Valle de Ricote (López Moreno, 2005). Por último, significativa es la correspondencia del topónimo «Saute» («soto») con lo que, por arqueología hidráulica, podía evidenciarse como el primitivo soto irrigado por la Acequia Principal de Blanca en su primera fase de confección, como analizaremos en el siguiente apartado.

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5. Propuesta de evolución de la Acequia Principal de Blanca durante el periodo andalusí El testimonio documental de la Acequia Principal de Blanca desde el siglo XV al XX ha servido para confeccionar una imagen aproximada del espacio irrigado de Negra en el momento de la ocupación castellana, tarea corroborada por el análisis toponímico, que ha evidenciado que una tercera parte de los nombres de lugar por donde transcurre la acequia madre estaba presente en la Edad Media. Resta analizar las fases constructivas del espacio irrigado dentro del periodo andalusí, con el propósito de poder relacionarlas con el rendimiento agrícola y con la evolución demográfica y administrativa de Negra. El diseño y elaboración de un sistema hidráulico ha sido siempre una opción social en aquellos lugares en que las posibilidades del medio lo permitían, como ocurre en el Valle de Ricote. El modo de unión entre los aspectos tecnológicos y la carga social de los sistemas hidráulicos se encuentra en lo que Miquel Barceló llama «línea de rigidez», que queda reflejada en el transcurso de la acequia madre y que delimita las posibilidades de crecimiento de todo espacio irrigado. Cualquier diseño de ampliación conllevaría la prolongación de la acequia madre desde su cola o la elevación de la línea de rigidez. El último caso implicaría un necesario aumento en altura del punto de captación y la construcción de un tramo superior de acequia, aunque el tramo original quedará fosilizado en el espacio. La correcta identificación de la estructura primitiva de las adiciones permitirá identificar las etapas de crecimiento del espacio hidráulico, con la posibilidad de evaluar el rendimiento agrícola y la carga poblacional en cada fase identificada. La pérdida de altura entre la captación y los puntos de irrigación de la Acequia Principal de Blanca, necesaria para que el agua pueda transcurrir por gravedad, hace interpretar un acercamiento a la evolución del espacio hidráulico con anterioridad al momento de la ocupación castellana. Se han constatado tres tramos bien diferenciados en el desnivel del sistema hidráulico. El primero, uno superior, pasa de unos 153 a 147 msnm en unos 6.111 metros, entre su toma en Abarán y el primer partidor de Huerta de Abajo (la cota disminuye 0,1 metros cada 100, es decir, con una pendiente del 0,1%). El siguiente, un tramo intermedio, transcurre durante el Camino del Partidor, perdiendo 6 metros (147-141 msnm) en tan sólo 325 metros (pendiente media del 1,8%). El último, uno inferior, discurre desde el paraje del Rubión (Huerta de Abajo) hasta la cola, desplazándose durante 3.985 metros, entre unos 141 y 137 msnm (pendiente del 0,1%). Los tramos de la Acequia Principal de Blanca revelan la presencia de dos fases constructivas. Por correspondencia espacial del sistema hidráulico con el núcleo poblacional de Negra, la primera fase debe relacionarse con el tramo inferior. Revelador es que en este espacio se haya conservado el topónimo medieval «Saute», cuyo significado corroboraría que fuera el primitivo soto ribereño irrigado por la acequia madre. En una fase posterior, debió diseñarse el tramo superior, elevándose el punto de captación, quedando aquel unido al inferior a través del tramo intermedio. Sólo así es explicable que el último pierda seis metros de altitud en tan corta distancia. La deducción sobre plano manifiesta que el tramo inferior, propuesto para la primera fase, pudo tener un propio azud en el Río Segura a la altura de Excanales, lugar ubicado en el extremo occidental del soto de Huerta de Abajo. Es hacia este sitio donde se dirige su trazado. Ténganse en cuenta que el posible azud estaría ubicado en la misma zona donde se documentará, en el siglo XIX, la presa de derivación del canal81 que ponía en funcionamiento un molino harinero junto al río (Madoz, 1846, 354; Díaz Cassou, 1879, 52 y 53). Esta corta acequia transcurría a la misma cota de altura que la cabecera del tramo inferior de la acequia madre por Huerta de Abajo, es decir, a unos 141 msnm (figura 3). La hipótesis planteada revelaría que el tramo inferior de la Acequia Principal 81

Aludido como «El Ciecón», hoy desaparecido.

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Gráfico 1. Desnivel de la Acequia Principal de Blanca.

de Blanca constituiría el arcaico sistema hidráulico de Negra. Con posterioridad, se realizaría el diseño del trayecto superior. Su ejecución tuvo que haber anulado el azud que tendría la acequia originaria para evitar costes de mantenimiento, uniéndose los dos trayectos a través del tramo intermedio. De manera sincrónica se realizaría el trazado de los tres cauces menores: Acequia del Ribal de Arriba, Cequia del Ribal de Abajo y Cequia del Callejón de Paulino, que completarían la irrigación en Huerta de Abajo. La deconstrucción de la Acequia Principal de Blanca en los dos tramos claramente detectables puede aportar otras conclusiones. Un aspecto a analizar es saber si el tramo inferior, el que discurre por la zona oriental de Huerta de Abajo, Huerta de Bayna y Solvente, se ejecutó en una única fase o, como pensamos, se realizó en dos momentos históricos. En su discurrir por estos espacios, la acequia madre tuvo que salvar el saliente margoso de Alto Bayna, cuya solución se solventó con la excavación de una galería subterránea de unos 450 metros. Este obstáculo induce a pensar que el tramo inferior fue realizado en dos fases distintas: la primera para irrigar la parte oriental de Huerta de Abajo, desde su propuesta toma en Excanales hasta el Barranco de Trux (depresión geográfica ubicada junto a Alto Bayna), y, en un segundo momento, se desarrollaría el tramo que discurre por Huerta de Bayna, desde la propia mina hasta la cola del sistema hidráulico en Solvente. Todo lo dicho exigiría que la construcción de la Acequia Principal de Blanca, tal como llegó hasta 1807, se desarrollaría en tres fases: arcaica acequia madre desde Excanales hasta Barranco de Trux, prolongación de ésta hacia Huerta de Bayna y Solvente con la construcción de la galería en Alto 91

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Figura 9. Arcaica acequia madre en Huerta de Abajo (fase I).

Figura 10. Prolongación de la primitiva acequia hacia Huerta de Bayna (fase II).

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Figura 11. Diseño el tramo superior de la acequia madre y de las acequias menores (fase III).

Figura 12. Aproximación al espacio agrario de Negra en el siglo XIII.

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Bayna y ejecución del tramo superior y acequias menores con la elevación del azud. La progresión del área irrigada estaría en correspondencia con el aumento demográfico de la población de Negra desde la originaria alquería hasta convertirse en el lugar de mayor carga poblacional de todas las poblaciones de la zona norte del Valle de Ricote. Difícil tarea es relacionar cada fase intuida con un momento histórico, teniendo en cuenta la nulidad documental y la insuficiencia de aportaciones arqueológicas en la zona. La única solución real pasa por la intervención arqueológica. La constatación de los sistemas hidráulicos fluviales en el Valle de Ricote habría que fecharla en los siglos centrales de la Edad Media, siglos X y XI, como se deduce del aludido texto de al-Bakrī, de posible transmisión de al-Rāzī. La datación de la Acequia Principal de Archena con anterioridad al siglo X (Matilla Séiquer y Adrados Bustos, 2008, 69 y 70) viene a corroborar esta realidad en el Valle de Ricote. La confección de un espacio hidráulico estuvo en estrecha relación con el surgimiento de una alquería. Como hemos estudiado para el poblamiento rural de la zona norte del Valle de Ricote, las alquerías aprovecharon los sotos ribereños de mayor potencialidad de terreno cultivable para confeccionar su espacio irrigado, a partir del cual se diseñó el resto de la zona agraria. Por al-Zuhrī, sabemos que este modelo de poblamiento ya estaba consolidado a lo largo del Río Segura en el siglo XII. Para el poblamiento dependiente del Río Segura en la zona norte del Valle de Ricote, en torno al lugar de Negra, una primera fase vendría dada con la construcción de los espacios hidráulicos en cada una de las alquerías. Los habitantes de Favaran diseñarían una acequia madre para poner en producción el amplio soto sobre el que se ubicaba el caserío medieval. La alquería de al-Darrax emplearía una noria fluvial como solución. También debió haberse constituido una alquería en el paraje de Buyla (Blanca), que emplearía una noria fluvial, como propondremos en otra ocasión. La población de Negra diseñaría la primitiva acequia que, como se ha intuido, constituiría el tramo de la Acequia Principal de Blanca que hoy riega la parte oriental de Huerta de Abajo, en la zona irrigada donde se ha conservado el topónimo medieval «Saute» («soto»). Las superficies de los respectivos espacios hidráulicos quedarían distribuidos del siguiente modo: 31,30 ha (280 tahúllas) para Favaran, 27,17 ha (243 tahúllas) para al-Darrax, 11,25 ha (100,625 tahúllas) para Bulila y 19,56 ha (175 tahúllas) para Negra. En esta primera fase, el espacio agrícola de Negra se pudo haber visto complementado con el empleo de estructuras hidráulicas complementarias para irrigar la zona occidental de Huerta de Abajo, cuya extensión era de unas 11,74 ha (105 tahúllas). Una solución hubiera sido el empleo de una noria en la misma toma de la pionera acequia madre, a modo de noria fluvial, al igual que existieron en las adyacentes huertas de al-Darrax y Bulila. El estudio toponímico de los anteriores lugares deja entrever una posible relación de su poblamiento con el movimiento tribal o clánico beréber: Abarán con la tribu Hawwāra y al-Darrax con los Banū Darrāŷ, sección de la tribu Sinhāŷa. Por su parte, la hipotética alquería en Bulila parece que estuviera ligada a un posible linaje (Abū Laylā). El topónimo «Negra» sería el único que no tendría relación con ningún poblamiento oriental. Provendría del latín, haciendo alusión a la Peña Negra que domina el lugar. Constituiría, quizás, la población más antigua y, de seguro, la de mayores posibilidades de crecimiento del perímetro irrigado de la zona norte del Valle de Ricote. Esta primera fase la fecharíamos en el momento de llegada de la población árabo-beréber, que dio origen a las alquerías y sistemas hidráulicos. Por las fuentes árabes, estos lugares parecen que ya estaban establecidos en el Valle de Ricote en los momentos centrales de la Edad Media, en torno a los siglos X y XI. En esta primera fase, las alquerías debieron depender del «hisn Rikūt», registrado éste, por primera vez en la línea temporal, en la tercera parte del Muqtabis de Ibn Hayyān (m. 1076), dentro de la llamada «Campaña de Tudmīr» del año 896. La segunda fase constatada estaría marcada por la prolongación de la arcaica acequia madre de Negra hacia Huerta de Bayna y Solvente, previa construcción de la galería subterránea en Alto 94

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Bayna. La ampliación del espacio irrigado hizo que el lugar de Negra pasara a poder irrigar unas 35,89 ha (321 tahúllas), a las que habría que añadir las propuestas 11,74 ha (105 tahúllas) con el potencial empleo de estructuras hidráulicas complementarias en la zona occidental de Huerta de Abajo. Negra se convertiría en el lugar con mayor carga poblacional del resto de asentamientos de la zona norte del Valle de Ricote. Quizás cabría contextualizar este hito demográfico con el paso de la condición de «qarya» al propuesto «hisn» o con la construcción en la propia alquería de una zona fortificada, que, como intuye André Bazzana, estaría presente en los siglos X y XI. La tercera y última fase en la evolución de la acequia madre de Negra vendría fijada por la construcción del tramo superior para irrigar los parajes de Huerta de Arriba y la parte occidental de Huerta de Abajo, elevando el punto de captación en el Río Segura a la zona de la Huerta de Abarán. Con el diseño del nuevo tramo se crearían las acequias menores Ribal de Arriba, Ribal de Abajo y Callejón de Paulino. Con este logro, el espacio hidráulico pasaría a unas 63,72 ha (570 tahúllas) en Negra y a unas 38,79 ha (347 tahúllas) para la huerta de Favaran. Ésta sería la configuración que tendría la acequia madre en el momento de la ocupación castellana, como la toponimia puede avalar. ¿Se enmarcaría la última fase en la etapa almohade, momento de construcción de la parte más invulnerable de la fortaleza? Para ese momento, la población de Negra pudo haber constituido un «hisn», a cuyo resguardo estarían las alquerías de Favaran, al-Darrax y la propuesta Bulila. El territorio septentrional del Valle de Ricote debió enmarcarse dentro del documentado «hisn Riqūt». Esta propuesta territorial se corresponde con el modelo de jerarquización entre lugares fortificados constatado por Patrice Cressier en la provincia de Granada. El trazado de la acequia madre a lo largo de toda la zona norte del Valle de Ricote, por los actuales términos de Abarán y Blanca, es el indicio más palpable para reconocer el territorio castral de Negra.

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