Aproximación al conocimiento geomorfológico y paleoambiental de cueva Morín (Villanueva de Villaescusa, Cantabria)

Share Embed


Descripción

Actuaciones Arqueológicas en Cantabria 2004 - 2011

ACTUAciones arqueológicas en Cantabria Editor: Gustavo Sanz Palomera

2004-2011 Consejería de Educación, Cultura y Deporte

Edita: Gobierno de Cantabria, Consejería de Educación, Cultura y Deporte Editor: Gustavo Sanz Palomera Imágenes portada: “Rodete con decoración no figurativa, formada por radios en ambas caras, a los que se superpone una forma geométrica en la cara superior, de la cueva de Las Aguas”, de José Antonio Lasheras Corruchaga. “Pinturas de la cueva de Santián”, de Eric Robert. “Planta de la necrópolis de Respenda (Quintanilla de An)”, de Enrique Gutiérrez Cuenca. D.L.: SA 514-2016 © De los textos e imágenes: Los autores © De la edición: Gobierno de Cantabria, Consejería de Educación, Cultura y Deporte El Editor no se hace responsable de las opiniones vertidas en los artículos que componen esta obra.

58

Gustavo Sanz Palomera (ed.)

Aproximación al conocimiento geomorfológico y paleoambiental de cueva Morín (Villanueva de Villaescusa, Cantabria)

José Manuel Maíllo-Fernández - UNED Joaquín González Echegaray – Instituto de Investigaciones Prehistóricas Carlos Arteaga – Universidad Autónoma de Madrid María José Iriarte-Chiapusso – Universidad del País Vasco Antonio Fernández - UNED Federico Bernaldo de Quirós – Universidad de León Introducción Está situada en Villanueva de Villaescusa (Cantabria) y es conocida también como Mazo Moril o cueva del Rey. Se ubica en una pequeña colina de formación urgoniana en la cuenca de drenaje del Solía, a 60 m y a 6 kilómetros de la línea actual de costa. La entrada de la cavidad está orientada hacia el noroeste. La cueva fue dada a conocer por H. Obermaier y P. Wermet en 1910. Dos años más tarde, en 1912, J. Carballo y P. Sierra realizan un pequeño sondeo que queda inédito. O. Cendrero publicará más tarde algunos de los materiales extraídos del área de excavación de estos investigadores. Entre 1917 y 1919, J. Carballo retoma los trabajos en la cueva y realizará la que podemos considerar como primera intervención seria y sistemática en el yacimiento. Durante ésta se excavan los niveles correspondientes al Paleolítico superior y dos niveles del Paleolítico medio. En 1918, al término de la primera campaña, Carballo invita al Conde de la Vega del Sella a excavar el yacimiento tras la finalización de las campañas del primero. Estas nuevas intervenciones en la cueva son rápidamente dadas a conocer a la comunidad científica en 1921 por el Conde. Entre 1966 y 1969 un equipo dirigido por el Figura 1. Plano de Cueva Morín con indicación del lugar de la toma de muestras sedimentológicas.

Prof. J. González Echegaray y L. G. Freeman retoma los trabajos. Esta intervención aportó a la Prehistoria

española dos aspectos de gran relevancia: la aplicación de métodos de excavación modernos y la primera secuencia completa entre el Paleolítico medio y el superior en nuestro país, incluyendo, por primera vez, un nivel Chatelperroniense. La secuencia estratigráfica que presenta el yacimiento tras esta intervención se compone de 22 niveles, cuyas atribuciones industriales son las siguientes:

Actuaciones arqueológicas en Cantabria (2004-2011)

59

Nivel 1: Aziliense; nivel 2: Magdaleniense; nivel 3: Solutrense superior; nivel 4 y 5b: Gravetiense; nivel 5a: Auriñaciense evolucionado; niveles 6-7: Auriñaciense antiguo; niveles 8-9: Auriñaciense arcaico; nivel 10: Chatelperroniense; niveles 11-17: Musteriense; niveles 18-21: estériles; nivel 22: Musteriense. Objetivos del trabajo La actuación de 1966-69, revisada treinta y seis años después, ofrecía una serie de aspectos analíticos que podían ser revisados o realizados con nuevas técnicas de análisis. Así, por ejemplo, la serie de dataciones radiométricas del yacimiento no fueron todo lo satisfactorias que cabría esperar en la intervención de los años sesenta, en parte, debido a los procedimientos analíticos de una disciplina que ha ido evolucionando, desde entonces, de manera exponencial. Otros de los aspectos a revisar era la interpretación estratigrafica ofrecida en 1978 por K. Butzer. Ésta fue matizada sustancialmente por H. Laville y M. Hoyos en 1991 y por J. Sanguino y sus colaboradores de manera indirecta a partir de los trabajos de éstos últimos, llegando a poner en duda, incluso, la naturaleza de algunos de los depósitos arqueológicos. Éstos, junto a otros aspectos no tratados en las Monografías de 1971 y 1973 y, tras la finalización de la revisión de parte del material lítico por uno de nosotros en 2003 (JMMF), nos hicieron plantear una pequeña intervención arqueológica en el yacimiento, la cual se llevó a cabo en 2005, con los siguientes objetivos: a) Limpieza de los cortes estratigráficos-testigos de las campañas anteriores y revisión de la estratigrafía. b) Estudio de la Geomorfología y génesis del depósito. c) Toma de muestras sedimentológicas. d) Toma de muestras palinológicas y antracológicas. e) Datación radiométrica de los depósitos. Método y desarrollo de la intervención La intención primigenia del equipo de investigación en Cueva Morín era el ser lo menos agresivos posibles con el yacimiento, cuyo perfil principal no es muy extenso. Así pues, los trabajos de limpieza se centraron en el corte estratigráfico longitudinal del yacimiento que corresponde, dentro de la nomenclatura realizada por González Echegaray y Freeman, a las cuadrículas A/B, las J y la zona exterior e interior: a) Corte estratigráfico IIB/VIIIB. b) Corte estratigráfico IVJ-VIIJ. c) Corte estratigráfico IX A/B y IX-X/A. d) Corte estratigráfico IA/B. e) Corte estratigráfico interior. El objetivo de esta limpieza era, como se ha comentado arriba, conocer la dinámica sedimentaria y geomorfológica de la cueva, al menos, en esta fase, de los cortes estratigráficos asociados a la colección arqueológica. Para ello, se llevó a cabo

60

Gustavo Sanz Palomera (ed.)

una limpieza del mismo, nivel a nivel, delimitando las zonas sensibles o problemáticas del régimen sedimentario para ubicar los lugares de la toma de muestras sedimentológicas, palinológicas y para la datación de la secuencia. Resultados del trabajo No era objetivo en esta intervención obtener más material arqueológico (lítico, industria ósea, fauna, etc.), ya que consideramos que las colecciones obtenidas en intervenciones previas eran lo suficientemente significativas. Por ello, el material recuperado se debe al procedente de la limpieza de corte y la toma de muestras. Se trata de un material exiguo y de escasa representatividad (lascas u hojas/hojitas sin retoque, esquirlas de hueso, algún raspador, raedera, piezas con retoque, etc.). Para el programa de dataciones radiométricas se tomaron una serie de muestras directamente del corte estratigráfico, tanto de carbón como de hueso y se enviaron al laboratorio de Kiel (Alemania). La serie obtenida se complementa con la ya publicada en 2001 y constata la coherencia interna de las dataciones en el yacimiento, excepto la proporcionada por el nivel 7 y las del nivel 6, que tuvieron que ser recalculadas al no disponer de suficiente C. Además, cuatro muestras no pudieron ser procesadas al no disponer de suficiente colágeno. Correspondían a los niveles 5s (Gravetiense), 6 (Auriñaciense antiguo), 8 (Auriñaciense arcaico) y 15 (Musteriense).

Nivel 13 10 8 7 7 6 6 5i

Tecnocomplejo Musteriense Chatelperroniense Auriñaciense arcaico Auriñaciense antiguo Auriñaciense antiguo Auriñaciense antiguo Auriñaciense antiguo Auriñaciense evolucionado

Material Carbón Carbón Hueso Hueso Hueso Hueso Hueso Hueso

Dataciones convencionales/ BP Datación error+ error 42850 960 850 38670 480 450 32010 330 320 25080 290 280 34190 1220 1060 28410 820 740 29470 260 260 28020 190 190

Tabla 1. Dataciones obtenidas en Cueva Morín.

El conocimiento de la génesis del depósito sedimentario de la cueva era uno de los objetivos principales de la intervención de 2005. En nuestro estudio podemos apuntar una dinámica de sedimentos de naturaleza tanto exógena como endógena. Gracias a las diferentes muestras sedimentológicas tomadas de la cueva podemos apuntar cómo en el corte estratigráfico principal del yacimiento, IB-IXB en la nomenclatura clásica, se observan sedimentos de dos naturalezas diferentes. Por un lado, aquellos cercanos a la entrada de la cueva, de origen externo y con una dinámica clásica de formación de rellenos de abrigo/cueva. Por otro, sedimentos relacionados con la circulación hídrica desde el interior de la cavidad hacia el exterior.

Actuaciones arqueológicas en Cantabria (2004-2011)

61

Figura 2. Fotografía del corte longitudinal de Cueva Morín tras su limpieza. Se marca el nombre de las diferentes muestras sedimentológicas.

Esta corriente multiepisódica pudo ser alternante a la ocupación de la cueva, ya que no se observan cicatrices erosivas entre los sedimentos de ambas partes. Ésta, que pudo observar el Conde de la Vega del Sella en su excavación, formaría un meandro cuyos depósitos de canal (channel-lag) podría estar alrededor de la cuadrícula IX, donde se acoda la cueva y el material es más grosero, mientras que la parte externa del meandro, donde se depositan los sedimentos más finos, los podemos rastrear en el perfil de las cuadrículas J. Dicha corriente pudo funcionar en diferentes momentos de la historia sedimentaria de la cavidad, ya que la parte interior de la misma se encuentra sellada por una costra y cantos subangulares o subredondeados, como si se tratara de un “point bar” hipogeo. Éste quedaría abandonado, favoreciendo el posterior asentamiento en el mismo, como así apuntan los hallazgos encontrados en el área central de la cueva en las anteriores intervenciones arqueológicas y como se observa en todo el corte estratigráfico principal. Otro de los aspectos más relevantes es el concerniente a la naturaleza del nivel 10 (chatelperroniense) en Cueva Morín. En nuestro estudio sedimentológico queda demostrada su existencia

e

independencia

del

supra

e

infrayacente. La colección arqueológica ya fue suficientemente

debatida

en

otros

trabajos

(Maíllo-Fernández, 2008). El estudio palinológico de la cueva de Morín está centrado en el análisis de las muestras recogidas en una columna vertical en el cuadro III A. En ella está registrada la secuencia estratigráfica desde el nivel 2 al nivel 15.

Figura 3. Diagrama triangular de texturas.

62

Gustavo Sanz Palomera (ed.)

Dentro del proceso del estudio palinológico, la siguiente fase es la del tratamiento físico-químico de la muestras para la recuperación de los palinomorfos. En el caso de Morín, esta parte del proceso ya está realizada en los niveles 11a, 5b, 5a, 3 y 2. Además, se ha comenzado la identificación esporopolínica de las muestras, la cual está resultando más lenta debido, por un lado, al grado de conservación de los palinomorfos y, por otro, a los fragmentos de carbón microscópicos que dificultan la visión y obligan a diluir mucho más las muestras debiendo leer más láminas para poder obtener el número mínimo de pólenes para que los resultados sean considerados estadísticamente válidos. Hasta que no se finalice la identificación esporopolínica de todas las muestras no se realizará la distribución estadística de los resultados. Conclusiones La aportación más relevante de la intervención de 2005 en Cueva Morín es la relacionada con el debate de la Transición entre el Paleolítico Medio y el Superior en la región cantábrica. En primer lugar, comprobamos cómo existen dos tipos de aportes en la formación del depósito arqueológico. En segundo lugar, son varios los datos que confirman la identificación y coherencia interna del nivel chatelperroniense en el yacimiento, en contra de la opinión de algunos investigadores (Maíllo Fernández, 2008, para un desarrollo completo del debate). Los trabajos desarrollados en la cueva confirman que la formación del nivel clasificado como Chatelperroniense, nivel 10, no está asociada a procesos de solifluxión o similares. Por último, las dataciones realizadas en este proyecto, junto a las ya realizadas en actuaciones anteriores, confirman la coherencia interna de las mismas y, por ende, de la secuencia estratigráfica entre el final del Musteriense y el final del Auriñaciense. Bibliografía Maíllo-Fernández, J. M. (2008), “El Chatelperroniense en el Noroeste de la Península Ibérica”, Férvedes, 5, 127-136.

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.