Aproximación a una perspectiva pragmática en la comprensión y traducción del Corán

Share Embed


Descripción

A, Bueno Garcia, M. Ramiro Valdenarna, J. IVL Zamndona Fernandez (Coordinaclores)

LTTRADUCCION DE LO INEFABLE

TA TRADUOEMN DE TO INEMA]BLE

JORGE GTIILLEN, rA EMocróN

onrolóclca

CTAUDE SIMON, nr., prÁ¡,oco DE r,AvozINTERIoR

ACTAS DEL

I CONGRESO INTERNACIONAL DE TRADUCCION E INTERPRETACION DE

SORIA

Colegio Universitario de Soria - Universidad de Valladolid Palacio de la Audiencia Soria (España) - 1-3 de diciembre de 1993

Aproximación a una perspectiva pragnática en la comprensión y traducción del Corán

Nicolás Roser Nebot (Universidad de Málaga)

En el capítulo o sura del Corán llamada al-Qamar (la luna) una expresión se repite, por igual, con un ritmo insistente en varias ayas o versículos('), en un interrogante continuo y retóñco: "Fahal min mudd,ahir", "¿Quién se atreve a recapacitar?". El "qr¡é" que da pie a la recapacitación se encuentra en algunas de Ias mismas ayas: "Wa laqad yassarna, al-Qur'ana li-l-dihri. (2), "Hemos hecho fácil el recuerdo del ¿Fahal min muddakir?" Corán. ¿Habrá quién recapacite?"

EI Corán, a partir de aquí, se presenta como material de reflexión de una experiencia inefable, en la cumbre de lo inefable, en la comunicación de la Divinidad con el hombre. Es, además de esto, el libro sagrado de una comunidad. Es el objeto y el instrumento que corporiza el sentido que la adoración tiene en el Islam. (1) Corán, LIV, 15, 17 , 22, 32,40, 51. Es tÍa sum revelada en La Meca con mterioridad a la Hégira. Consta de 55 versículos, de acuerdo a la lectua de wary, segrim origilal árabe empleado y que está impreso en El Cairo en 1935. Segrin parece, se trata de una reedición, pero es imposible saber su fecha. Sólo se consigna Ia fmha de examen de reüsión del texto por la Universidad de Al-Azhar en El Cairo, prueba indispensable para la autorización de cualquier edición del texto sagrado, Si no existe indicación contraria, la traducción del árabe es la propuesta por el autor de Ia comunicación. (2) Cotár, LIV, 17, 22, 32, 40.

396

Nicoláe Roser Nebot

En su propia defrnición, en el marco sacro-legal del Islam, el Corán es la Palabra de Dios manifestada y que recibe adoración con su recitación. Es, también, el milagro que confrere a la misión de Muhammad, Mahoma, su veracidad como expresión de su üvencia espiritual con Dios. Es la fuente de la legislación, de todo tipo, entre los musulmanes. Posee una entidad y personalidad jurídico-social propias que se concretan en un tratamiento deferente hacia é1... Hasta aquí, es posible no ver diferencia alguna, o contraspertinente, te entre el Corán y cualquier otro libro sagrado del legado de Ia civilización humana, en su deambular en pos de trascender sus propias condiciones, en un intento de dignifrcar su propia situación o justifrcar su actuación. Pero, si volvemos al texto del Corán, siguiendo el consejo intermitente que nos propone de observar su materia, analízarla, volver sobre ella, podemos ya notar componentes más particulares y singulativos. Aunque el texto del Corán se halla, en Ia actualidad, recoy dispuesto en un libro escrito, ni su origen ni su concepto se Srdo ajustan a una obra literaria escrita, ni aún sagrada. Su mismo nombre delata su origen como recitación, como palabra enunciada, como acto de habla. Su estructura, aun distribuida en capítulos, muestra la aparente descoordinación de saltos y elipsis en morfologÍa, sintaxis, campos semánticos y temas, propios de los fenómenos pertenecientes aI campo dela parole y rLo dela langue saussurianas.

La propia tradición musulmana y su imagen mental del Corán nos hablan de un diálogo a distancia: entrecortado, aplazado, súbitamente renovado, multivocal y polifónico, en respuestas a casos particulares, generalizaciones de los mismos, resúmenes de polémicas suscitadas por los adversarios de la Revelación y el Mensaje coránico... Un diálogo entre Dios, Mahoma, los compañeros de éste, sus auxiliares, sus enemigos y oponentes. De este modo, la inicial teofanía que supone el Corán, directa e intocada, hacia eI corazón del Profeta, la memoria de los creyentes o las hojas de los "estuches" (o masahifl que encierran la Palabra divina se ve alterada, desde Ia visión de los que presencian el evento (es decir, no importa qué lector u oyente del Corán) por las objeciones, preguntas, argumentaciones en contra, dudas, vacilaciones y demás episodios insertos entre revelación y revelación, de amigos y contrarios. Incluso terceros mediadores en la

Apruimoaión a una pers¡»ectiua pragmú.tiao en 1a..:

397

disputa con incierta intención... En este aparente caos comunica-

tivo, que ha sido el quebradero de cabeza de generaciones de orientalistas y arabistas (¿cómo hacer para presentar un objeto de estudio y refutación, como es el Corán, de modo satisfactorio y lógico sin poner en duda Ia utilidad de tal esfuerzo y larazón de ser de la profesión en sí, a la vista de unos resultados deshilachados y faltos de un orden impuesto por la poética grecolatina) emerge un aspecto del Corán, largo tiempo escamoteado a la ciencia tanto de la hermenéutica como de la traducción: su dimensión pragmática.

Es evidente que si se aplica, al análisis del Corán, la metodología ügente en materia literaria y en el orden gramatical, ambas de temple cartesiano con resabios clásicos, no nos es posible acceder no sólo a una conclusión meramente indicativa, sino tampoco objetiva y con valor califrcativo. Desde hace tiempo, y por mor de ciertas lecturas, si no exhaustivas, sí al menos orientativas, de obras literarias contemporáneas, en las que se aplican técnicas narrativas innovadoras, habíamos pensado en abordar Ia cuestión del estuüo del Corán colocándonos en esas perspectivas. Pero ha sido sólo últimamente cuando nos hemos decidido a adentrarnos por esa vía, ataiz de Iecturas acerca de la gramática posestructural y la pragmática lingüística. Lecturas que están en sus inicios y muy lejos de agotarse en un breve período, pero que, en cada punto, han ido alumbrando algún aspecto constitutivo de la personalidad del fenómeno coránico, intuido ya de antes pero no constatado de modo innegable. Queremos, pues, apuntar aquí, algunas consideraciones sobre 1o que nosotros pensamos, acerca del carácter, primordialmente pragmático, de los enunciados expuestos en el Corán.

En un primer lugar, el Corán no tiene difrcultad alguna (más bien todo lo contrario) en ser definido como acto de habla, de acuerdo con la definición dada por Searle (Speech Acts, tg69): producto de un lenguaje, el árabe, sujeto a unas reglas conocidas por los interlocutores, pero que, en pos de su objetivo (concienciar a un grupo de un deber de actuación frente a la realidad de Ia Thanscendencia Diüna), promueve una desüación de los usos, tanto en temas como en el modo de exponerlos, aun utilizando las unidades genéricas del lenguaje humano descrito como árabe. Y, así, Ia acusación de qup el discurso coránico, no es sino un desva-

Nicoldn Roser Nebot

río poético sin transcedencia o una jerga de un profesional adivino queda reflejada en la disputa que entabla la Revelación y sus negadores:

No es eI discurso de un poeta. iCuán poca fe tenéis! Ni el hablar de un nigromante. ¡Qué poco reflexionáis! Es un mensaje hecho descender por el Señor de los Mundos. Y de haberse inventado (Muhammad) por nosotros algún enunciado que no hubiésemos emitido, lo hubiéramos tomado por su derecha y le habríamos cortado la yugular(').

Es un hecho, el Corán, constituido por elementos del árabe, incluso por algunos de sus usos, desconcierta por la introducción o invención de otros no conocidos hasta entonces: Y dicen:

¡Son leyendas mitológicas que ha adaptado de los antiguos y que Ie son dictadas mañana y tarde!('). Sabemos que dicen: "únicamente Ie enseña un ser humano" La lengua de quien pretenden(u) es no árabe y esto (que tienen enfrente, es decir, el Corán) es un lenguaje árabe explícito(u).

Quien polemiza con Muhammad no sabe a qué atenerse, ante el ejemplo de instrumentalización lingüística que eI Corán le ofrece, y busca una explicación en sus hábitos lingüÍsticos reconocidos y aceptados, sin llegar ni a un acuerdo, ni a una conclusión defrnitiva: (...) Sino que dicen: ¡Son fantasías que ve en los sueños, o un embuste amañado, o es un poeta!

(').

Algunos enunciados, ni siquiera los comprenden, como le ocurre a los conciudadanos de Shua'yá, profeta árabe que fue contemporáneo y suegro de Moisés: ¡Shua'yb! No comprendemos muchas cosas de lo que dices(').

La ausencia de una comprensión acertada nos lleva a la felicidad o infelicidad del acto de habla que plantea eI Corán. Una parte de sus interlocutores no entiende, a pesar de su per(3) Corán, I)(D(,41-46. (4) Corán, XV, 5. (5) Acusándolo de ser el proporcionador de Ios datos y eI ordenmiento que éstos toman en eI Corán. (6) Corán, XVI, 103. (7) Cor¡ín, )O(, 5. (8) Corán, XI, 91.

Aprorimación a una perspectioa pragmtitica en

1q,"..

399

fecta, precisa, construcción en árabe. Y ello, porque, como bien intuye el Corán, no hay error lógico o gramatical en lo emitido. La postura del interpelado es la que impide la consecución del efecto pretendido en el acto de comunicación que se propone Ia Tlanscendencia con su interlocutor, intranscedente y humano: Han tomado los signos de Dios a broma y con chanza. Es porque son una gente que no razona(').

El

Profeta siente cómo su labor de amonestado, no encuentra la respuesta esperada. Su desánimo no pasa desapercibido en el Corán. Éste aclara que (y aquí seguimos a Austin y su teoría de la felicidad en las expresiones denominadas performativas y expresivas)(10) el desafortunado resultado de sus esfuerzos, no se debe ni a su impericia en el papel de Profeta, ni a 1o erróneo de los postulados, ya sea desde el punto vista lógico o gramatical: Quizá te sientas profundamente inquieto y apenado porque no dan crédito a este discurso(").

Incluso llega a pensar, Muhammad, en cambiar bien el continente, bien el contenido, de la trama del Corán, a petición de sus oponentes, con el frn de conseguir una efrciencia feliz para ambos participantes del proceso de relación lingüística en que se sitúa el Corán: Y cuando se les recitan nuestros claros signos, aquellos que no esperan nuestro encuentro dicen: "Tlae otro (12). Qur'an o cambia ésterr Y casi han estado a punto de tentarte, alejándote de aquello que te hemos revelado, para que nos atribuyeses algo distinto(13).

Pero no, ningún trato ha lugar en ese sentido. Y el Corán reafrrtna su formulación inicial, sin concesiones: La Palabra de tu Señor se ha completado como Verdad y Justicia. No hallarás alteración en ella("). (9) Corán, V, 58. (10) V. Graciela Reyee, (11) Corán, XVIII,6. (12) Corá¡, X, 15. (13) Corán, XVII, 73. (14) Cor¡in. VI. 115.

In Pragmótba Lingülstica,1990,

págs. 46-51.

Nicolús Roser Neboü

400

Como se puede comprobar, a través de las citas anteriores, el mismo discurso coránico contiene partes complementarias que se integran, mutuamente, en la confrguración de un signifrcado coherente, a pesar de su excentricidad (lejanía del centro o asimetúa con él). Esta realidad intertextual y contextual de los versÍculos coránicos, subviene uno de los medios, que la exégesis musulmana ha empleado, desde el principio, para la comprensión del sentido del enunciado coránico, en su globalidad y en sus miembros constitutivos. EI Corán se explica a sí mismo con otra parte del Corán, según reza el aforismo de los comentaristas islámicos. O, en otras palabras, el enorme grado de intertextualidad existente entre los diversos miembros del corpus coránico, las desiguales valencias de esa intertextualidad y las modifrcaciones que el significado del conjunto experimenta, en ese movimiento de intercambio de contextos, siempre dentro de los límites de operatividad del fenómeno. Como acto de habla, con un realce pragmático, es decir, de intencionalidad, más allá de su semántica particular, eI Corán tampoco se nos presenta en bloque, en un fluido continuo, simétrico y equilibrado, en sus componentes mínimos. No lo es así ningún acto de habla. Y el Corán lo reconoce de modo explícito: (Y te hemos enviado) con un discurso que hemos separado, para que se lo enuncies a Ia gente de modo pausado(").

Aunque esta intermitencia, en el intercambio comunicativo, no sea del agrado de los contrincantes, en el debate semiológico de la Revelación Coránica. Desagrado que recoge el propio texto revelado: Aquellos que no desean reconocer la verdad reparan: "Si al menos el Corán hubiera sido hecho descender de una sola vez" , Lo hacemos (es Dios quien habla) así (es decir de modo alterante) para confirmar con ello tu conciencia. Así, pues, ¡entónalo salmodiando!

('6).

En esta última cita se puede observar otro compuesto de la dimensión pragmática del Corán. Lo que Mijail Bajtinttn denomina la heteroglosia de los actos de habla, en los que no hay un único locutor o enunciador, sino que son varios a Ia vez. Entre (15) Corán,

XVII, 106.

(16) Corán, XV, 32. (17) V. Graciela Reyes, La Pragmótica Lingüística, 1990, pág. 132.

Aproximoción

a,

una perspectiva pragmá.tica en 1a...

401

ellos, los propios interpelados por el mensaje, recogiendo sus puntos de vista e ideas, aun en el caso, como lo es éste, de que sean antagónicos. La lingüística árabe, eue tiene por origen el enunciado coránico, ha designado a esta heteroglosio, que se da (con una profusión inigualable) en el Corán, como iltifa¿. Éste fenómeno consiste en desviar la atención, o trasladarla, de un objeto a otro o de un sujeto a otro. Es el proceso que tiene lugar en la mente de los hablantes, en el momento del tnreque comunicativo, en el que cada unidad significativa, produce una reacción que afecta y redefrne toda la red de conocimientos poseídos, por los presentes, en el acto de habla. A cada instante, la conciencia de cada uno de los hablantes, se ve transformada, incluso si no sufre modifrcación (de 1o que derivaria el infortunio de la relación comunicativa según Austin), por los contenidos semánticos y pragmáticos de los enunciados intercambiados. Es el "efecto dominó" del uso del lenguaje. Y el iltifat o heteroglosio, conforma uno de los rasgos singulares del Corán como texto. Los ejemplos son múltiples. He aquí uno tomado al azar Esta es Ia Creación de Dios. Así, pues ¡mostradme lo que

han creado otros (que pretendéis que sean dioses como Dios)! Pero quienes son injustos se hallan en un evidente extravÍo. Dimos sabiduría a Luqmán (sabio árabe anterior al Islam): ¡Sé agradecido con Dios! Aquel que es agradecido lo es únicamente consigo mismo. Aquel que no reconoce la verdad, ciertamente Dios es autosuficiente y alabado. Y cuando Luqmán dijo, aconsejándole, a su hijo: ¡Hijo mío, no asocies nada a Dios. Asociar a Dios, en verdad que es una tremenda injusticia! Al Hombre Ie hemos ordenado que se encargue de sus dos padres. Su madre lo ha llevado, pena tras pena, y la edad de destete es a los dos años. ¡Sé agradecido conmigo y con tus dos padres! Hacia MÍ conduce el porvenir(18).

Como vemos, la exhortación general del Corán se ve atravesada con la interpolación de los consejos, en estilo directo, de Luqmán a su hijo, y la secuencia de éstos, a su vez, se ve traspasada por la intervención de Ia Divinidad, en primera persona, en un tono que oscila, entre la amonestación y el monólogo interior. El Corán se nos ofrece, entonces, como un speech act entre lo divino y 1o humano, entre las incoherencias y dubitaciones del segundo y la plenitud de üsión del primero. (18) Corán, )OOC, 10-13.

402

Nicolá.s Roser Nebot

La mención del personaje de Luqmán, en el fragmento precedente, nos lleva a hablar de otro aspecto coránico, relacionado con los estudios de Ia moderna pragmática: los entornos cognitivos (cogzitiue enuironment). El Corán, en su calidad de producto de la parole, se atiene a unos presupuestos preüos, conocidos por los que asisten al debate, que é1 mismo les propone (su toma de posición ante la Tbanscendencia). No es preciso, pues, explicitar los detalles de unas üvencias que son comunes o, al menos, conocidas por todos. Claro está, que existen cuestiones, como hemos visto con anterioridad, malinterpretadas o no comprendidas por las partes implicadas en el diálogo. EI marco es la ciudad caravanera de La Meca, a principios del siglo VII de la era cristiana, con sus respectivas componentes socio-históricas: las generales de Ia época y las particulares, que atañen aI acontecimiento local, y, hasta cierto punto, doméstico e íntimo, del surgimiento del Islam entre los miembros de la tribu principal de la Meca, los qurayshíes. La extensión del fenómeno social del Islam en el espacio y su prolongación en eI tiempo desdibujaron el entorno primitivo en el que el Corán se había forjado en sus caracteres lingüístico-pragmáticos. Pero, al mismo tiempo, la aparición del Corán en entornos socio-idiosincráticos inéditos en cierta medida le proporcionó, y lo sigue haciendo, nuevas relecturas o reinterpretaciones, sin por eIIo olvidar, por completo, su entorno socioideológico de partida. Fue este traslado de entornos, y el interés en reconstruir eI entorno primitivo de aparición del Corán, en el cuadro de nuevas y múltiples situaciones, lo que produjo eI comienzo de las ciencias islámicas de la lingüística árabe y los comentarios al texto de la Revelación. Y ello por dos razones impuestas por su propia lógica. La primera es la irnrpción del Corán como hecho de habla en árabe, en medios idiomáticos no árabes. La segunda, la paulatina desaparición del modo de vida que vio desarrollar eI texto coránico. De ahí üene, la necesidad de reconstrucción, incluso en Ia propia lengua árabe (afectada por los sustratos lingüísticos de los pueblos en trance de arabización e islamización) del entorno lingüístico y de parámetros de ideas, que dieron su primer sentido a la Revelación. Esta reconstrucción no era el objetivo frnal, sólo la base de nuevas interactuaciones con el texto en sí.

Por ello, no extraña que, entre las condiciones que

se

Aprorimaeión a una perspectiua pragnática en

1a...

imponen al exégeta coránico, se encuent e su dominio del registro de la lengua árabe en que fue codifrcado el Corán, y el conocimiento de los asbab al-nuzul, las causas del descendimiento (nosotros diríamos, ahora, de la enunciación) de los versículos coránicos, durante el tiempo que duró su producción. Los tafasir (comentarios al Corán) no son sino intentos diversificados, aun en una misma obra, de recontrucción del entorno. Pero, y esto es de capital importancia, para entender el alcance pragmático de Ios enunciados coránicos, la no especificación del entorno, que comtempló por vez primera la emersión del Corán, en los propios entresijos del texto impone la deducción de una intencionalidad detrás de ello. Intención que puede descansar en el interés por permitir sucesivas reconstrucciones en situaciones plurales. Lo que no agota el signifrcado del hecho, sino que 1o dota de una vitalidad expansiva, de la que este trabajo pudiera ser una muy modesta contribución. La conformación de la lingüistica árabe, con rasgos sorprendentemente modernos, por medio de la observación de las estructuras fonológicas, semánticas y sintácticas de los versículos coránicos (y con posterioridad a ellos), no puede dejar de insinuarnos su,semejanza corr las propuestas de Ia lingüística posestructural. Esta plantea sus presupuestos partiendo del estudio de los casos consignados en los hechos de habla realizados. Tbda la lingtiística árabe va tomando cuerpo en contacto directo con los análisis, desde varias perspectivas, a los que se somete eI Corán. Desde los estudios articulatorios acerca de los fonemas árabes, efectuados por Jalil bn Ahmad en su Kitab al-'Ayn(le), err el marco de Ia lexicografia árabe ('ilm al-lugo), a las disputas sobre el valor de Ia palabra en el discurso, en autores como alBaqillani, en estilística ('ilm al-Bayan). Cualquiera que sea la tendencia que los estudios lingüísticos árabes tomen, desde su trabajo con el discurso coránico, nos topamos siempre con una gramática, y aun semiótica, a posteriori. El texto coránico, en su aspecto global (formado por el entorno en que hace aparición, la movilidad intertextual de sus intertextos, los co-textos que el registro del árabe coránico pudiera encontrar, en producciones similares de poesía árabe contemporánea, o ligeramente anterior o posterior) delimita el campo de estudio de (19) Ve¡ Juan Pablo Arias Torres, Introd,ucción a la lexicografla árabe: 'ílm al-luga, Memona de licenciatu¡a inédita, Universidad de Granada, 1992.

Nicold.s Roser Nebot

los lingüistas en árabe. Conectando con ello, y tocando el campo de las preocupaciones de los métodos de traducción, se halla la misma presentación del Corán, en conjuntos y haces de enunciados, a los que denominamos, por transpolación de un hecho bíblico, versÍculos (aya es el término árabe, que no tiene relación con técnica namativa alguna, sino, por el contrario, con el sentido de indicio, señal, demostración de una intención).

Ni la distribución en capítulos y "versículos", entre comillas, ni el orden de disposición de los mismos, encierran una valor absoluto. Y tienen que ver más con facilitar el acceso al discurso, antes que con dotarlo de un orden de proposiciones lógicas que respondan a un cuadro general. El ritmo y la intención de cada haz de enunciados son los que dan forma a la lógica del discurso. La misma práctíca de los musulmanes lo prueba, aI elegir, para su recitación, no importa qué fragmento coránico. Creemos que son, estos haces de enunciados, los que deben ser considerados, por ejemplo, en los intentos de traducción a otras lenguas. Estas reflexiones, y otras más que qttrzá planteemos en otras ocasiones, no toman asiento en ninguna denuncia de originalidad o disputa sobre precedencia histórica, en materia de realizaciones de una civilización u otra. Si las investigaciones últimas en la lingüística actual tienden a coincidir con trabajos e hipótesis formulados, con una anterioridad de siglos en los lingüistas árabes de la época clásica, no signifrca desmerecimiento alguno de unos u otros. Más bien se enfrla el tema como una afortunada posibilidad de recuperación y aprovechamiento de lo antiguo en un ámbito actualizado, con el enriquecimiento que supone la perspectiva histórica multifocal de hoy. Esta breve aproximación pragmática al fenómeno coránico podría continuarse en varias direcciones. Entre ellas, se halla la ampliación de los apartados apuntados aquí (speech acts, heteroglosia, perspectiva translingüística, etc.). Y, naturalmente, acepta ser tema de estudios mucho más aquilatados y (¿por qué no?) de tesis doctorales. Sólo que, en la conclusión de la comunicacíón, desearíamos haber conseguido exponer algunas ideas, orientadas a nuevos acercamientos lingüísticos al enunciado coránico, desde una perspectiva pragmática. Entrevemos que hay un margen alto de éxito en el intento. Lo acertado o no de las orientaciones, está en manos de quien tenga competencia en ello y se sienta atraído por la idea.

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.