APROXIMACIÓN A LA COMPETITIVIDAD

October 4, 2017 | Autor: L. Ovalles Toledo | Categoría: metodologia de la investigacion Roberto hernandez Sampieri quinta edicion
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Descripción

APROXIMACIÓN A LA COMPETITIVIDAD

Autor: William Cuevas Amaya




La competitividad es una palabra que actualmente está en boga, siendo
expresada en todos los lenguajes y en todos los escenarios; está presente
en los sectores científico y tecnológico, cultural y económico, educativo y
empresarial

La competitividad es una palabra que actualmente está en boga, siendo
expresada en todos los lenguajes y en todos los escenarios; está presente
en los sectores científico y tecnológico, cultural y económico, educativo y
empresarial. Es mencionada en las actividades de infraestructura y en el
Medio Ambiente, en las comunicaciones y en la salud, en lo financiero y en
las entidades del Estado, en el proceso de paz, en la convivencia ciudadana
y en estudios empresariales. Es decir, el término competitividad, como
noción y/o concepto, para bien o para mal, ha sensibilizado de una u otra
manera, el sentir de todo lo que implica la sobrevivencia en la sociedad
del libre mercado.
En ese sentido, los trabajadores oficiales, algunos funcionarios del Estado
y los obreros de la empresa privada la atacan, la anatematizan y los
sindicatos se sublevan. Por la competitividad, el Estado y el empresario
privado se devanan los sesos reinventando, aplicando reingeniería y
reestructurando. Los profesionales y los expertos hacen aportes
insinuantes, los intelectuales se esfuerzan en teorizar, positiva o
negativamente. Es el caso de Michael Porter en la Ventaja Competitiva de
las Naciones, quien con el estudio de 10 naciones, elaboró su propia teoría
de la competitividad, investigando ¿"por qué alcanzan las empresas con sede
en determinados países un éxito internacional en segmentos y sectores
claramente diferenciados'? cuya búsqueda se centra "...en las
características decisivas de una nación que permite a sus empresas crear y
mantener una ventaja competitiva en determinados campos..." 
La competitividad es promovida por los líderes empresariales; los mediocres
se escandalizan y los idiotas no se dan por enterados de su existencia.
Unos la elogian, otros la niegan; unos la conocen otros tan sólo la han
oído mencionar. Los últimos bolcheviques la culpan del desastre comunista,
y los capitalistas no consensan en torno a ella. "El sector productivo
tiene opiniones contradictorias sobre la competitividad nacional." (ver
informe Mónitor, Cámara de Comercio de Medellín, 1990).
Es tan prolijo y tan amplio el concepto de competitividad, que para unos es
producto del "Neoliberalismo." Tal es el caso de Ernesto Samper, quien le
echó la culpa a la Apertura Económica de ser "...la causa de todos los
males del país..." (Ver el tiempo de mayo 8/99). Mientras para otros es lo
mejor que le ha ocurrido a la humanidad "!Dios mío, qué época tan
fantástica para estar vivos!" Eso es lo que plantea John Naisbit en su
liibro Macrotendencias. Para la Iglesia, la competitividad es el "
capitalismo salvaje," en fin, la competitividad se ha convertido en el
"shock" del presente, pues es una palabra polémica que da tema para
debates; es tópico de foros; es motivo de huelgas; es el elemento de
constructos intelectuales; se presta para artículos periodísticos; es
materia prima para escritores de talla internacional y se acepta como
recurso de capital.
Pero la competitividad está ahí, esperando ser sustentada como ventaja, con
técnicas y tecnologías, generando conceptos y produciendo expectativas y
resultados. La competitividad resiste todos los embates, insensatos unos,
sensatos otros y, ante todo, se muestra exigente y aportante.
Exigente: En compromiso, esfuerzo, cambios paradigmáticos y
transformaciones empresariales y culturales; de ahí que "La calidad, las
características y la innovación en los nuevos productos son determinantes
en los sectores y segmentos avanzados...Las empresas no llegarán a alcanzar
el éxito a menos que basen sus estrategias en la mejora y la innovación, en
la resuelta voluntad de competir, y en una comprensión de su entorno
nacional y de la forma de mejorarlo." Michael Porter, en La Ventaja
Competitiva de las naciones, páginas 46, 58 y 59.
La competitividad, también es exigente en dinámica, visión, misión,
creatividad, valor agregado, talento humano calificado, promoción de la
investigación. La competitividad es muy exigente en resultados y en
liderazgo, factores sin los cuales, la competitividad carece de sentido.
Esas exigencias de la Competitividad, son perceptibles desde la óptica de
la globalización y lo estratégico del liderazgo, según planteamientos de
Bennis Warren y Nanus Burt en su libro Las Cuatro Claves del Liderazgo
Eficaz, página 2. "Si alguna vez hubo en la historia un momento que
exigiera una visión global y estratégica del liderazgo...es el momento
actual." 
La competitividad, no sólo exige sino que aporta en conceptos, en modelos
de desarrollo, en orientaciones y en cambio de paradigmas. En esos campos
Michael Porter es un convencido, y a fe que, también crea la necesidad de
convencimiento acerca de creer que "La teoría de la ventaja comparativa en
los factores, también es frustrante para las empresas, porque sus supuestos
tienen muy poco parecido con la competencia real. Una teoría que pasa por
alto el papel de la estrategia de la empresa, tal como mejorar la
tecnología o diferenciar los productos, deja pocas salidas a las empresas."
(ver La Ventaja Competitiva de las Naciones página 37)
Los anteriores planteamientos son coincidentes con John Naisbit, quien hace
una descripción muy acertada de los cambios paradigmáticos desarrollados,
desde la perspectiva de la competitividad, en la página 7 de su libro
Macrotendencias. Cambios que para la sociedad han sido radicales y han
promovido una nueva cultura empresarial, así: "De una sociedad industrial a
una sociedad de información; de tecnología forzada a alta tecnología; de
economía nacional a economía mundial; de corto plazo a largo plazo; de
centralización a descentralización; de ayuda institucional a auto-ayuda; de
democracia representativa a democracia participativa; de jerarquías a redes
de trabajo; de norte a sur y de una de dos opciones a opción múltiple."
Como puede verse, esos cambio son de tal magnitud que no hay institución,
entidad u organización que pueda declararse indemne.
Frente a esos cambios, el mundo empresarial actual, tiene que replantear su
accionar para ubicarse en el contexto de la calidad, y adecuarse al imperio
de la competitividad, si es que se quiere permanecer en el mercado y
desarrollar actividades con sostenibilidad dentro de un sector definido.
Los críticos de la competitividad, nos quieren hacer creer que la Apertura
Económica es mala porque exige competitividad, como si la competitividad no
hubiera existido desde que el hombre apareció. Históricamente el hombre ha
sido competidor, ha reglamentado las formas empresariales, ha pensado cómo
superar su entorno, ha sido transformador y ha trascendido lo cotidiano,
sin embargo, en términos lógicos, no podría decirse que por eso todos los
hombres, en su individualidad, son competidores o transformadores o
trascendentes. 
En Colombia siempre le hemos tenido miedo a la competencia, porque siempre
esperamos resultados inmediatos, porque siempre hemos sido dados a
maltratar al cliente, porque siempre hemos estado amparados en el
paternalismo, porque siempre hemos sido cultivadores del clientelismo,
entonces no nos hemos visto precisados a ser competitivos, desde el punto
de vista de la diferenciación de segmentos y sectores productivos.
Los mercados cerrados no tenían alcances para trascender las fronteras,
privando al mundo de lo que producimos y negándole al país la posibilidad
de acceder a nuevos y mejores productos. Es decir, la economía cerrada, se
convirtió en un vecino inabordable. Esa inabordabilidad del mercado interno
al mundo exterior, le impidió al país reconvertirse, ser altamente
productivo y sobre todo, demostrar calidad en la gestión y en la
productividad.
Para los empresarios, puede haber sido duro el choque ocasionado, por la
Apertura Económica, pues acostumbrados como estaban a trabajar entre rejas,
mirando hacia adentro, ensimismados y sin competencia fuerte, se vieron de
la noche a la mañana con la puerta abierta y con la casa mal organizada,
muchas veces sin qué mostrar a nivel de tecnología, de valor agregado, de
servicio al cliente y tal vez sin proyección a ningún plazo.
Las teorías económicas y gerenciales, previas a la Competitividad, desde la
Teoría Z del japonés William Ouchi, pasando por las teorías de la Calidad
Total y la Reingeniería, se ha venido provocando la Apertura Económica,
pero muchos no entendieron que eso era parte de la teoría de la Caja Negra,
según lo plantea Stafford Beer en su libro "Cibernética y Administración",
página 28: : "El comportamiento de la Caja Negra es estudiado descubriendo
la relación lógica y estadística que se encuentra entre la información que
entra a la Caja negra y las instrucciones que de ésta salen" Muy pocos
fueron lógicos en asimilar la información que les llegaba y se quedaron
esperando instrucciones, las cuales sí llegaron, pero desbarantando lo
existente, porque nadie se había atrevido a hacerlo. No se entendió que el
sistema económico está inserto en un universo de sistemas, cada uno
contenido en otro mayor.
Ya en 1990, lo había previsto Idalberto Chiavenato, cuando en la
Introducción a la Teoría General de la Administración, página 13, decía:
"La tarea administrativa en las próximas décadas será incierta y
desafiante, pues habrá de ser alcanzada por un sinnúmero de variables,
cambios y transformaciones..."
Nuestra economía, caso contrario, en lugar de ampliarse para abarcar una
perspectiva de mayor alcance, venía simplificándose y reduciéndose a la más
pequeña versión empresarial y a la mínima expresión de competencia. Por eso
cuando la Apertura fue exigente con la reconversión industrial, sólo se oyó
el lamento y los interrogantes de ¿cómo puede ser?
Con la puerta abierta empezamos a ver que los vecinos estaban en mejores
condiciones que nosotros, empezamos a advertir que si no nos colocábamos en
posición de competencia y calidad, nuestros mercados iban a ser asumidos
por los vecinos, pero con alta tecnología y calidad demostrada. 

 
William Cuevas Amaya
Sociólogo y Especialista en Administración Pública Santafé de Antioquia
Febrero 17 de 2002
William Cuevas Amaya, es catedrático de Gestión Empresarial en el Grupo de
Atención Occidente del SENA en Santafé de Antioquia. Sociólogo de Unaula;
Especialista en Administración Pública de la ESAP y está terminando su
tesis de Magíster en Administración en la Universidad ICESI de Incolda en
Cali.
 
William no hizo estudios de Primaria ni Bachillerato formalmente, esas dos
etapas escolares las validó, la primera a los 23 años y la segunda a 33
años. Se recibió de Sociólogo en 1987 en la Universidad Autónoma
Latinoamericana de Medellín; recibió titulo de Especialista en
Administración Pública en la E.S.A.P. y actualmente es candidato a Magister
en Administración de la universidad ICESI de Cali. En el 2001 fue candidato
a la alcaldía de Santafé de Antioquia. Actualmente se desempeña como Asesor
Pedagógico de Gestión Empresarial en el SENA, Grupo de Atención Occidente,
con sede en Santafé de Antioquia
cwilliamarrobaedatel.net.co
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