APRECIACIÓN DE LA CULTURA POLÍTICA EN COLOMBIA

October 6, 2017 | Autor: Andrea Ospina | Categoría: Political Sociology
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Descripción

APRECIACIÓN DE LA CULTURA POLÍTICA EN COLOMBIA
La cultura política estaría relacionada con el conocimiento, los valores, creencias, actitudes del individuo ante la política.
Es de suponer que la cultura politica implica dominación de determinados grupos sobre otros y las estrategias que se depliegan para mantener formas de poder, también es de suponer que la cultura politica implique distintas relaciones sociales que de alguna manera proyectan nuestra identidad, incluso la cultura politica puede ser diferente en distintas zonas del país, por ejemplo la cultura politica de Bogotá es sustancialmente diferente a la cultura del Caribe colombiano o a otras zonas del país que pueden estar más influenciadas por el conflicto armado.
El modelo bipartidista implantado en Colombia hace varias decadas ha provocado modelos totalitarios favoriendo intereses economicos de pocos, la violencia bipartidista provoco el surgimiento de distintos movimientos sociales y grupos armados como lo son las guerrillas que pudieron en algun momento estar inspiradas en procesos revolucionarios como el ocurrido en Cuba y el surgimiento de grupos paramilitares. Enfatizaré la influencia del paramilitarismo en Colombia ya que ha permeado los ultimos gobiernos. Para explicar un poco el surgimiento de este ultimo debemos retroceder a los años cuarenta y cincuenta donde grupos privados denominados pájaros operaban con el apoyo y complicidad del estado.
Además la organización paramilitar de los chulavitas destinada a eliminar liberales nacida de la policía de Boavita fiel al gobierno de Ospina armo a varios campesinos conservadores de la vereda Chulavita para restablecer el orden luego del bogotazo y como contrapeso a las nacientes guerrillas provenientes de los llanos orientales, estos paramilitares operaban mediante mascares selectivas.
Además la influencia de Estados Unidos y metodologías francesas favorecieron la conformación de estos grupos". Estados Unidos recomendó como estrategia para combatir las guerrillas la conformación de grupos paramilitares que permitieran mantener la política de estado y su ideología política".
En los años ochenta el gobierno de Belisario Betancur entre 1982 -1986 debido a su política de paz, provoco que algunos militares, algunos miembros de derecha y los narcotraficantes consideraran que se le habían dado demasiadas concesiones a las organizaciones subversivas, ellos consideraron que estaban en la obligación de defender el establecimiento y para esto crearon , impulsaron y financiaron diversos grupos paramilitares como estrategia contrainsurgente, se formaron entonces grupos como la mano negra, prolimpieza del valle del Magdalena, el escuadrón de la muerte entre muchos otros, reconocidos por sus masacres y técnicas de tortura. En este gobierno se manejo un doble discurso de guerra y de paz, sin embargo se presume que los militares no se encontraban muy interesados en la paz y temia perder poder frente a un eventual proceso de paz, teniendo en cuenta que manejaban al pais en ese momento, en gobiernos anteriores e incluso en la actualidad lo siguen haciendo sin necesidad de tomar el poder por la fuerza (Excepto en el pasado en la dictadura de Rojas Pinilla)
En el gobierno de Turbay (1978-1982) se incrementaron las detenciones arbitrarias, las torturas y los consejos verbales de guerra. En el siguiente gobierno los grupos paramilitares se incrementaron y continuaron su crecimiento, en el gobierno de Virgilio Barco ya habían cerca de 200 grupos paramilitares organizados, se continuo con las practicas de violencia como la desaparición forzada y las masacres colectivas, desafortunadamente esto continuo también en el gobierno de Gaviria Trujillo (1990-1994). En 1988 se tipifico la organización y militancia de estos grupos como delito.
El gobierno Gaviria declaró la guerra a la insurgencia pero nunca al paramilitarismo.
En el gobierno de Ernesto Samper (1994-1998), por medio de su ministro de defensa, Fernando Botero Zea miembro de una de las más honorables familias de Colombia", impulsó las Asociaciones Comunitarias de Vigilancia Rural mal llamadas "Convivir", como una estrategia para regularizar el paramilitarismo, las Convivir tuvieron respaldo legal en los Decretos 2535 de 1993 y 356 de 1994, en el gobierno de Andrés Pastrana que lo contrario de lo que todos creemos si hizo algo bien y fue declararlas inexequibles en 1999, el Estado no recuperó las armas, ni a los hombres de bien que pertenecían a estas organizaciones como lo fueron prestigiosos ganaderos y narcotraficantes. Las Convivir, tuvieron su principal epicentro en el Departamento de Antioquia, donde fungía como gobernador "el excelentísimo y magnánimo hombre integro, hombre de paz y político honesto el Doctor Álvaro Uribe Vélez".


Con el ambiente político el incremento de los paramilitares como complemento a la lucha antisubversiva, se convirtieron en la principal estrategia del Estado colombiano en ese sentido, cuando esas organizaciones, entre 1996 y 1997, se aglutinaron en torno a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), comandadas por el "Mártir" Carlos Castaño Gil.
Posteriormente se presentaron ocho años de gobierno de Álvaro Uribe (2002-2010) adoptó la Ley de Justicia y Paz o la legalización del paramilitarismo, en el sentido de asegurar la impunidad de sus acciones, permitirles legalizar sus bienes ilícitos y dotarlos de facilidades para el ejercicio político. Un rasgo peculiar de la administración Uribe fue su pasividad frente al crecimiento del fenómeno paramilitar. El paramilitarismo invadió́ los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, el DAS trabajaba para el servicio de los grupos paramilitares, además siempre actuaban con el beneplácito del ejercito y la policía, aumentaron las desapariciones y se presentaron los falsos positivos , hechos por los cuales se están investigando a un buen número de militares y debido a los nexos de estos grupos con políticos de diferentes regiones se abrieron investigaciones y actualmente se mantienen privados de la libertad a algunos políticos en su gran mayoría Uribistas. Lejos de terminar este fenómeno paramilitar ahora se convirtieron en delincuentes armados que siguen secuestrado, extorsionando y asesinando bajo el nombre de las BACRIM que se financian principalmente del narcotráfico. A pesar de que este gobierno tiene una posición diferente frente al paramilitarismo no se olvida que el propio presidente actual Juan Manuel Santos fue el ministro de defensa del gobierno de Álvaro Uribe.


Esta fuerza de poder ha mantenido ciertas tendencias en el aparato de estado colombiano provocando ciertos comportamientos políticos en la sociedad ya sea de forma voluntaria o presionada por la fuerza y la intimidación.

Mediación en pleno conflicto social
Dejando atrás el paramilitarismo y su inluencia podemos abordar el proceso de paz con las Farc que busca una salida al conflicto diferente a la intervencón militar donde se estan buscando puntos de acuerdo entre las dos partes que pueden tener posiciones contrarias ya sea de carácter ideologico, de status ,de poder, religioso, uno de los principales problemas es la visión que cada uno tiene del otro: el gobierno los ve como subversivos que generan terror y la guerrilla ve al estado como un ente opresor. Estas visiones generan posturas dentro de la sociedad que apoyan a una o otra corriente profundizando en ocasiones las diferencias y dificultando puntos de acuerdo fraccionando los movimientos sociales que podrian colaborar a la resolución del conflicto.

Un país en conflicto: una sociedad conflictiva
Un país que lleva más de sesenta años en conflicto no conoce un escenario distinto, el conflicto es casi un habito negativo, se es poco tolerante, respetuoso. Aunque se han dado pasos en el mejoramiento de la cultura ciuddadana con experimentos como los realizados por Antanas Mockus se debe afianzar este comportamiento en las generaciones futuras para que ojala puedan vivir en un pais sin conflico, que se pueda recuperar la confianza en el gobierno con espacios de debate, de regulación con politicas serias que mejoren la convivencia.
Finalmente lo ideal sería que los movimientos sociales fueran actores de la generación de una cultura politica que facilite la convivencia, el respeto al otro y a su forma de pensar que se involucre y que tenga poder de desición, sin influencia de grupos que presionan para obtener beneficios y mantenerse en el poder.




López de la Roche, F. (2000). Aproximaciones al concepto de cultura política. Revista Convergencia, (22), 93-123



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