Aportes teórico-metodológicos para arqueología náutica de momentos históricos. El caso de la corbeta de guerra HMS Swift (Puerto Deseado, Santa Cruz).

August 30, 2017 | Autor: Dolores Elkin | Categoría: Metodología Arqueológica, Arqueología Subacuática
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Descripción

Capítulo

XXV

INVESTIGACIONES EN ARQUEOLOGÍA SUBACUÁTICA: TEORÍAS, MÉTODOS Y TÉCNICAS

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APORTES TEORICO-METODOLÓGICOS PARA ARQUEOLOGÍA NÁUTICA DE MOMENTOS HISTÓRICOS. EL CASO DE LA CORBETA DE GUERRA HMS SWIFT (PUERTO DESEADO, SANTA CRUZ) Dolores Elkin* y Amaru Argüeso **

Arqueología náutica de momentos históricos y el papel de la documentación escrita La investigación arqueológica de la relación entre el ser humano y el medio acuático ha dado origen a una serie de especialidades y denominaciones dentro de la arqueología. La expresión “arqueología náutica” o “arqueología naval” se refiere a la especialidad de la arqueología que se ocupa tanto de la embarcaciones en sí como de su equipamiento, cargamento, tripulantes y todo un corpus de elementos que permiten avanzar en el conocimiento de la compleja red de los sistemas económicos y sociales que se relacionan con el desarrollo de la navegación. Si bien existen restos de embarcaciones o de otros tipos de sitios relacionados con la navegación que no se encuentran bajo el agua, la arqueología náutica generalmente incluye técnicas de trabajo subacuático, y en este trabajo nos ocuparemos precisamente de arqueología náutica subacuática. A su vez, esta contribución se vincula con la arqueología llamada “de momentos históricos” (Goñi y Madrid 1996) o simplemente “histórica” (Deagan 1982, Orser 2000, South 1977, entre otros), es decir aquella rama de la arqueología que integra al proceso de investigación el uso de diversos tipos de fuentes documentales escritas. Es de nuestro interés en el presente trabajo discutir el papel que posee este tipo de documentos en la generación de conocimiento científico para la arqueología. El desarrollo teórico que se ha venido produciendo en relación a la arqueología histórica nos coloca hoy en día ante una riqueza de enfoques y matices que, más próximos o más lejanos entre sí, resultan en un conjunto estimulante de propuestas que sin duda contribuyen de modos diversos a la investigación arqueológica –subacuática o no- de períodos históricos (cf, por ejemplo, Deagan 1982, Goñi y Madrid 1996, Funari 1998, South 1977, Staniforth 1997, Zarankin 1994, Zarankin y Acuto 1999). Consideramos que los principales aportes que puede proporcionar el abordaje de los documentos escritos al estudio de los restos materiales –es decir, al trabajo estrictamente arqueológico- pueden enunciarse sintéticamente como sigue: a) la comprensión del contexto sociocultural en el cual se enmarca un tema de investigación b) la generación de hipótesis o expectativas que sólo podrán ser puestas a prueba a través del registro arqueológico c) la orientación de los trabajos de prospección, en el caso de éstos formen parte de la investigación. El último punto mencionado cobra particular importancia al tratarse de arqueología subacuática, ya que una exhaustiva recopilación, consulta y análisis de textos escritos, cartografía y otras fuentes permite optimizar la localización de sitios ocultos bajo el agua. * CONICET – Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano. 3 de febrero 1378, 1426 Buenos Aires. [email protected] ** Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano. 3 de febrero 1378, 1426 Buenos Aires. [email protected]

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El denominador común en este enfoque que planteamos es que la documentación histórica no debe ser utilizada para la contrastación de hipótesis ni debe ser tampoco responsable de forzar la evidencia arqueológica para que genere los resultados buscados. Esto llevaría a cometer errores tanto en el terreno de lo epistemológico como en el metodológico. Incluso los planos oficiales de un barco, que pueden parecer un tipo de documento mucho menos subjetivo o distorsionado (y por lo tanto más “confiable”) que cualquier relato escrito, presenta diferencias en algunos casos sustanciales con respecto al registro arqueológico. Precisamente esta situación es la que se produce en relación a la nave inglesa HMS Swift, a la que se hará referencia más adelante en este trabajo y en otras contribuciones de este volumen (Murray et al.). También es necesario reflexionar acerca de qué tipo de hipótesis se plantean a través de la información escrita, siendo esencial la concordancia entre la hipótesis formulada y la evidencia arqueológica de que se dispone o se espera disponer. Por ejemplo, no se podrá entender la dinámica mercantilista del siglo XVIII español a través del estudio de un solo naufragio, pero tampoco debemos formular hipótesis tan básicas cuya contrastación resulte en información irrelevante, elemental o incluso tautológica, como sería por ejemplo plantear que en un depósito de municiones de un barco determinado es esperable encontrar mayor frecuencia de este tipo de material. A partir de una primera revisión bibliográfica general referida a diversos trabajos de arqueología náutica histórica, como los dos volúmenes editados por Bound en relación a arqueología de barcos de guerra (Bound 1995 y 1998) se observa que en general o bien la documentación histórica no se ha utilizado para generar hipótesis a ser confrontadas con el registro arqueológico, o bien la relación entre las hipótesis y las expectativas referentes al registro arqueológico no están formuladas de forma suficientemente explícita.

Criterios teóricos para la elección de Métodos y Técnicas de excavación de Pecios: La Estratigrafía en sitios unicomponentes Antes de retomar los temas enunciados precedentemente quisiéramos realizar algunas consideraciones respecto a las características de los pecios. En primer lugar, los pecios suelen ser sitios unicomponentes. Un sitio de este tipo es el que posee un registro arqueológico cuyos elementos provienen de un mismo grupo humano que coexistió en tiempo y espacio, con lo cual se produce una vinculación muy directa y acotada entre un sistema sociocultural y un conjunto de restos materiales dados. Esta peculiaridad diferencia claramente a los sitios unicomponentes de otros dos tipos de sitios: Por un lado, de aquellos sitios multicomponentes -donde una determinada secuencia estratigráfica se relaciona con sucesivas ocupaciones culturales-, y, por otro, de aquellos sitios que constituyen palimpsestos culturales. Como se indicó más arriba, en general los pecios constituyen sitios unicomponentes. Más aún, a diferencia de lo que ocurre en sitios terrestres –aunque se dé el caso de que estos últimos posean ocupaciones acotadas en el tiempo-, un barco navegando es un sitio donde no se produce una acumulación de vestigios materiales resultantes de actividades de descarte. Es decir que no existen “basurales” en el concepto arqueológico clásico, y a lo sumo, al momento del hundimiento sólo estarán en el barco los últimos desperdicios generados. La contrapartida de este hecho es que los elementos que se encuentran a bordo son elementos aptos funcionalmente. Y esto, a su vez, es la causa de que suela haber altas frecuencias de elementos completos en los pecios, y que en todo caso la fragmentación producida en los artefactos sea resultado del naufragio y de procesos post-depositacionales, pero no de la existencia de elementos descartados intencionalmente por estar rotos. En síntesis, podemos decir que los pecios suelen poseer las siguientes características: - Son sitios unicomponentes - Carecen de basurales - Representan una ocupación muy acotada temporalmente - Son resultado de un abandono repentino ante un hecho súbito de tipo catastrófico Quizás por esta serie de razones, no siempre explicitadas en la literatura, es que a los pecios se los suele describir con el concepto de “cápsulas del tiempo”. Si bien esta visión de “instantánea del pasado” a veces ha impedido realizar un acercamiento crítico a los procesos de formación de sitios -con unas pocas meritorias excepciones entre las que se destacan, por ejemplo, el clásico trabajo de Muckelroy

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(1978), o los más recientes aportes de Steward (1998) y de Ward et al (1998 y 1999), es indudable que un naufragio en general es un sitio de muy alta resolución e integridad arqueológica. Por todo lo antedicho es que también se ha propuesto que el estudio de los naufragios pueda ser enmarcado dentro de la escala temporal de corta duración –o del evento- dentro de la escuela histórica de los Annales (ver Staniforth 1997 para una revisión sobre este enfoque en relación a la Arqueología Marítima). A su vez, en nuestro caso consideramos que las características de estos sitios nos llevan a adoptar metodologías particulares de trabajo relacionadas con la concepción de la estratigrafía y las técnicas de excavación a emplear. El principio geológico de la superposición estratigráfica, por el cual los niveles o estratos inferiores anteceden en el tiempo a los que se ubican por encima de ellos, es el que guía la excavación arqueológica cuando se desea establecer secuencias cronológicas, aunque sea relativas. Pero, ¿qué función cumple la estratigrafía en casos de sitios unicomponentes y de alta resolución e integridad? ¿Cuál es modo más apropiado de excavar un sitio de estas características? Estas son algunas de las preguntas que cobran relevancia, sumadas a una limitación propia de la arqueología subacuática que es el escaso tiempo disponible para trabajar bajo el agua y que por lo tanto debe ser utilizado en la forma más eficiente posible. En las secciones que siguen utilizaremos un caso concreto de estudio para ilustrar y fundamentar los conceptos que acabamos de anticipar.

El sitio Swift: Características generales El sitio arqueológico Swift está ubicado en la ría Deseado, Provincia de Santa Cruz, Argentina, a pocas decenas de metros de la costa de la localidad de Puerto Deseado. Es resultado del naufragio de la corbeta (sloop) de guerra británica HMS Swift, producido en marzo de 1770 mientras la nave realizaba un viaje de exploración procedente de las islas Malvinas, y su investigación está a cargo del equipo de arqueología subacuática del INAPL desde 1997. Se trata de un sitio extraordinariamente conservado, presentando alta resolución e integridad arqueológica. Esto probablemente obedezca a una serie de razones, algunas de las cuales están expresadas en los documentos históricos y han sido posteriormente corroboradas durante los sucesivos trabajos en el sitio. Entre dichas razones se destacan las siguientes: a) luego de la prolongada varadura el naufragio fue relativamente súbito y pudieron rescatarse escasos elementos (Gower 1803); además fue poco traumático sin producirse daños severos en la estructura, b) luego del naufragio prácticamente no se produjeron operaciones de salvamento (Gower 1803) c) gran parte del sitio se encuentra enterrado d) posee un ambiente favorable para su preservación, como la baja temperatura del agua y las condiciones anaeróbicas que produce el tipo de sedimento que lo cubre e) no ha sido objeto de actividades de saqueo en tiempos recientes. Como resultado de ello tenemos un sitio que aun yace sobre la base de la roca que provocó su hundimiento y que, por ejemplo, conserva gran parte de su banda armada -sobresaliendo unos 3 metros por sobre el nivel de sedimento-; que conserva también porciones significativas de la cubierta principal; que contiene diversos tipos de restos orgánicos además de la madera (como cáñamo, cuero, restos de alimentos), y en el que se han encontrado conjuntos artefactuales en extraordinaria asociación contextual, como platos y tazas apiladas (Fotos 1 y 2). En términos de Muckelroy se trataría de un sitio Clase 1 (Muckelroy 1978:164) A pesar de lo antedicho, sin embargo, vale aclarar que debido a la gran cantidad de maderamen colapsado, al grado de escora (no siempre uniforme) del pecio, y a la baja visibilidad imperante, resulta difícil ubicarse espacialmente en el sitio.

Estratigrafía, tiempo y espacio en un pecio bien conservado Respondiendo a la pregunta relativa a qué función cumple la estratigrafía en sitios de alta resolución e integridad como el caso que aquí se presenta (hecho que, como dijimos anteriormente, es una característica bastante frecuente en pecios), vemos que las columnas estratigráficas pierden protagonismo en cuanto a su valor como indicadores temporales, en el sentido clásico relativo a secuencias de ocupación cultural de un sitio. ARQUEOLOGÍA ARGENTINA EN LOS INICIOS DE UN NUEVO SIGLO

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s Foto 1. Conjunto de platos hondos y escudillas de porcelana china hallados apilados en el sector de popa.

s Foto 2. Conjunto de tazones de porcelana china hallados apilados en el sector de popa.

La variable temporal, en todo caso, puede entrar en juego en relación a procesos de formación del sitio (Figura 1): Si nos encontramos ante un conjunto de materiales arqueológicos superpuestos, esta disposición puede ser resultado de uno o más eventos postdepositacionales que tuvieron lugar en el sitio a través del tiempo. Lo que sí cobra una dimensión muy importante en cuanto a la estratigrafía de este tipo de sitios es la distribución espacial del registro arqueológico (Figura 2). A medida que se profundiza la excavación de un pecio podemos estar avanzando desde la cubierta superior hasta los espacios más profundos en contacto con la quilla, o bien, si el barco está escorado, la excavación vertical puede estar llevándonos, por ejemplo, desde una cubierta superior en estribor hasta una cubierta inferior en babor.

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En síntesis, consideramos que para el diseño de excavación de estos sitios debe tenerse presente que la ubicación estratigráfica de los materiales arqueológicos refleja esencialmente dos cosas: organización del espacio dentro del sitio y procesos postdepositacionales de formación del registro. A partir de allí surgirán particularidades relativas al diseño de investigación para estos casos en cuanto a la elección de las áreas a excavar y los criterios metodológicos que deberá seguir la misma.

La excavación del Sitio Swift

s

Dentro del diseño general de investigación, la excavación del sitio Swift se orientó principalmente en base a las siguientes consideraciones: 1) Por un lado, cuestiones teóricas como las comentadas más arriba relativas al rol que pueden cumplir los documentos históricos en el diseño de investigación arqueológica, al tipo de sitio al que nos enfrentamos, y a la metodología y técnicas de excavación más apropiadas. 2) Asimismo tuvimos en cuenta qué preguntas buscamos responder mediante la investigación arqueológica de este sitio y en qué medida se relacionan con la obtención de información a partir del registro. En este sentido, hay dos preguntas que están muy directamente relacionadas con la excavación del sitio –así como con un particular diseño de muestreo-: Una se refiere a determinar en qué medida la cultura material presente en el pecio Swift refleja diferencias en cuanto a la jerarquía militar y la condición social de los tripulantes, y la otra se refiere a establecer en que medida las características constructivas de la nave obedecen a las especificadas en los planos de construcción de la misma (Elkin 1997).

Figura 1. Modelo de secuencia de procesos de formación de un pecio con características similares a las del sitio Swift. 1. Fase inicial, al momento del naufragio. 2. Fase intermedia. 3. Fase actual.

s Figura 2. Vista en corte de la relación entre excavación y disposición general de la nave. Obsérvese cómo la columna estratigráfica vertical atraviesa distintos sectores de la nave

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3) Por último, no menos importante fue considerar cuestiones de orden práctico relativas a las limitación del tiempo de trabajo en el sitio. Debido esencialmente a cuestiones de fisiología referentes al buceo, es sabido que las horas/individuo de trabajo en un sitio subacuático son significativamente menores a las que pueden destinarse a un trabajo en tierra. En el caso particular del sitio Swift, se agregan otros factores adicionales que acentúan la limitación de tiempo de trabajo disponible. Los principales son los dos siguientes: a) Régimen de mareas: Debemos limitar nuestro trabajo subacuático a los períodos de marea alta, dado que en estos momentos se producen las mejores condiciones de visibilidad, alcanzando una máxima promedio de 2 metros, lo cual permite desarrollar el trabajo de marea eficaz. b) Profundidad: La profundidad a la que se encuentra este pecio (promedio 17 metros) genera un tiempo máximo de trabajo por buceo de unos 50 minutos, con no más de dos inmersiones diarias por persona. A partir de la conjugación de todas estas consideraciones (aspectos teóricos, preguntas a responder y las limitaciones en el tiempo de trabajo subacuático), se planificó la excavación del sitio. Con respecto a la relación entre fuentes históricas y la planificación de los trabajos de excavación, los planos de la nave –que se encuentran entre los principales documentos históricos utilizados en la investigación- proveen información relativa a la distribución del espacio dentro del barco. Concretamente, se utilizan para contribuir a la contextualización espacial de la excavación -orientando la elección del área a excavar-, y para generar hipótesis a contrastar con el registro arqueológico. A continuación enunciaremos algunas de estas hipótesis. 1. Entre el sector de popa, que era ocupado por la oficialidad, y otros sectores de la nave que albergaban elementos utilizados por marineros comunes hay marcadas diferencias en cuanto a la calidad de la elaboración de los artefactos. La expectativa arqueológica de esta hipótesis consistiría en hallar elementos con características tecno-tipológicas vinculadas a un estatus social relativamente alto en la zona de popa y elementos vinculados a los marineros ordinarios en otros sectores de la nave. En cuanto a la organización del espacio dentro del barco a un nivel más específico, se están registrando diferencias entre los planos oficiales de la nave y lo observado arqueológicamente, por ejemplo en cuanto a la disposición de las cubiertas (ver Murray et al en este volumen); desconocemos, de momento, si existe concordancia entre lo indicado en los planos y el espacio destinado a los camarotes asignados a los oficiales, lo cual constituye una de las preguntas que buscamos responder durante el desarrollo de la investigación. Sin embargo, asumiendo que los oficiales poseían camarotes especificos los cuales pueden ser reconocidos en base a su equipamiento (independientemente de dónde se ubicaba cada uno), se plantea la siguiente hipótesis: 2. Dentro de la oficialidad la diferencia de rango militar también tenia un correlato de status social reflejado en el registro material. Para contrastar esta hipótesis sería necesario, en primer lugar, identificar restos materiales asociados con la función desempeñada por los distintos oficiales a bordo (como por ejemplo el capitán, el cirujano, el carpintero, el contador o el artillero), y luego determinar si efectivamente existen diferencias en la calidad del registro. En cuanto al diseño de muestreo para la excavación, éste fue orientado a cubrir sectores espacialmente representativos de la zona de popa, de la zona central del barco y de la zona de proa. El objeto de tal diseño fue obtener información arqueológica significativa en relación a distintos segmentos de la tripulación y a la estructura física de la nave. A la fecha se han abierto 8 metros cuadrados de excavación en el sector de popa (ver Figura 3), previéndose abrir superficies análogas en los sectores medio y de proa entre los años 2002 y 2003. En base a un cálculo estimativo de 180 metros cuadrados para cubrir la superficie total del pecio, los 36 metros cuadrados de excavación representarían un 20% del sitio, es decir una muestra estadísticamente representativa (Thomas 1986, Shennan 1988). En cuanto a la ubicación de la zona de excavación, esta se ubica próxima al palo mesana –o lo

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que resta de él-, el cual constituye una clara referencia estructural para nuestra ubicación en el pecio. (Figura 3). Otra cuestión de orden práctico a tener en cuenta en la elección de los sectores de excavación es la compleja topografía del sitio que se combina con la gran cantidad de elementos estructurales de la nave cuya remoción podría comprometer la integridad de la misma. De lo antedicho se desprende que el diseño de muestro para la excavación de la Swift es de tipo estratificado no al azar. Se decidió también que la excavación, realizada desplazando el sedimento en forma manual hacia la boca de una manguera de succión alimentada por agua, fuera por niveles artificiales de 40 cm de potencia. Consideramos que las unidades estratigráficas de análisis seleccionadas como referencia para la excavación –0.40 m3- permiten un adecuado equilibrio entre la precisión suficiente respecto al registro de la proveniencia espacial de los artefactos y el tiempo disponible para trabajar bajo el agua, especialmente teniendo en cuenta que, como se dijo más arriba, la estratigrafía en este tipo de sitios tiene implicancias relacionadas principalmente con la distribución espacial del registro. También fue debatido si resultaría adecuado “pensar la excavación en plano” cuando la nave se encuentra significativamente escorada, como es el caso de la Swift. En este sentido se consideró que por diversas razones no sería conveniente excavar intentando seguir la escora del barco, principalmente porque no podemos asumir que esa escora es homogénea y aplicable a todo el pecio en general. Por ese motivo, se decidió implementar una excavación siguiendo el criterio tradicional de hacerlo en plano

s Figura 3: Plano del sitio Swift indicando la zona de excavación con la grilla que cubre 8 metros cuadrados en el sector de popa.

(destapando capas sucesivas a lo largo de una columna sedimentaria vertical) por más que los materiales arqueológicos se dispusieran atravesando esa columna de forma oblicua (Figura 4). Lo que sí es tenido en cuenta muy especialmente es la presencia de componentes estructurales que van apareciendo a medida que avanza la excavación y que constituyen indicios respecto a unidades espaciales del barco. Nos referimos por ejemplo a tabiques o mamparos divisorios de recintos, a componentes arquitectónicos destacados, etc.

Consideraciones finales La investigación arqueológica de pecios bien conservados, y contando además con un acervo documental significativo, representa un tipo de trabajo que requiere detenerse a reflexionar acerca del modo en que se encara el mismo. Ello es necesario para evitar caer en tautologías interpretativas y en asumir que todo lo que se encuentra está en asociación contextual.

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s Figura 4: Esquema de la excavación realizada en el sitio Swift, en la que se siguen niveles horizontales independientemente de la escora que presenta la nave.

En este sentido es necesario plantearse, en forma realmente crítica, el modo en que se utilizan las fuentes históricas en arqueología más allá de lo declamado al referirnos a los marcos teóricos. Confiamos en que este trabajo pueda resultar de utilidad para ilustrar lo antedicho y para estimular la reflexión acerca de cómo la metodología de investigación debe ajustarse también a cada caso de estudio, a las limitaciones de tiempo de trabajo subacuático, a las condiciones del medio natural donde se encuentra el sitio, a la problemática particular estudiada, y al tipo de información que se desee extraer del registro. Más allá de una serie de estándares arqueológicos básicos que huelga enunciar en un ámbito como el presente, es obvio que no existe un modo ideal de excavar un pecio histórico. Con este tipo de enfoques, en especial en lo referente a la generación y contrastación de hipótesis, quizás podamos evitar caer en una arqueología meramente reconstruccionista. Pretendemos hacer una arqueología histórica que, sin negar la indiscutible utilidad de los documentos escritos, sea capaz de trascenderlos optimizando el potencial que nos brinda nuestro objeto central de estudio que son los restos materiales. Es en ellos en los que debemos basar los procesos de inducción y deducción que utilicemos para intentar avanzar en el conocimiento de las sociedades del pasado. Logrando este objetivo estaremos en condiciones de hacer una verdadera ciencia.

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