Aportes recientes a la discusión sobre las ocupaciones prehispánicas en el Caribe colombiano: la cerámica de los sitios de San Isidro y Cacaramoa (Sabanagrande, Atlántico)

July 15, 2017 | Autor: Natalia Lozada M | Categoría: Caribbean Archaeology, Ceramics (Archaeology), Prehispanic period, Caribe Colombiano
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Descripción

ANALES DEL 25VO CONGRESO IACA-AIAC, PUERTO RICO-2013

APORTES RECIENTES A LA DISCUSIÓN SOBRE LAS OCUPACIONES PREHISPÁNICAS EN EL CARIBE COLOMBIANO: LA CERÁMICA DE LOS SITIOS DE SAN ISIDRO Y CACARAMOA (SABANAGRANDE, ATLÁNTICO) Natalia Lozada Mendieta Museo Nacional de Colombia Bogotá, Colombia [email protected] [email protected]

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Resumen: En este trabajo se discuten los resultados del primer análisis cerámico realizado a los conjuntos excavados en los sitios arqueológicos de San Isidro y Cacaramoa, hallados recientemente en el municipio de Sabanagrande (Atlántico) en la región Caribe de Colombia. El estudio se compone de tres proxis: una propuesta tipológica que contempla aspectos tecnológicos y estilísticos, análisis petrográficos para determinar posibles fuentes de extracción de minerales y pruebas estadísticas para corroborar la similitud de los dos conjuntos. La comparación de ambos conjuntos se justifica bajo la pregunta sobre la pertenencia de ambos a un mismo grupo étnico, tal y como lo señalan algunos textos etnohistóricos y estudios lingüísticos anteriores. Los resultados que aquí se presentan son un aporte a la investigación sobre las ocupaciones prehispánicas en general y particularmente, contribuyen a la caracterización y análisis de la cultura material y los grupos étnicos que ocuparon esta parte de la región Caribe. Palabras clave: Arqueología del Caribe, Cerámica, Grupos étnicos, Mocanás

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Abstract: This paper discusses the results of the first analysis performed to the ceramic material excavated in the San Isidro and Cacaramoa archaeological sites, found recently in the town of Sabanagrande (Atlántico) in the Caribbean region of Colombia. The study consists of three proxies: a typological proposal that contemplates both stylistic and technological aspects, petrographic analysis to determine possible sources of mineral extraction and statistical evidence to corroborate the similarity of the two sets. The comparison of the two sets is justified under the question of membership of both to the same ethnic group, as pointed out by some ethnohistoric texts and linguistic studies. The results presented here are a contribution to research on prehispanic occupations in general and in particular, it contributes to the characterization and analysis of material culture and ethnic groups that occupied this part of the Caribbean region. Keywords: Caribbean Archaeology, Ceramics, ethnic groups, Mocanás

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Introducción En 1533, Pedro de Heredia, representante de la Corona española y fundador de la ciudad de Cartagena, emprendió el viaje que lo llevaría a la conquista de las llanuras de la costa Caribe colombiana. Su periplo, descrito por Gonzalo Fernández de Oviedo en su Historia general y natural de Las Indias (1535), resulta de especial valor histórico ya que describe los pueblos indígenas que él y sus acompañantes encontraron a su paso. A pesar de los escasos detalles sobre los modos de vida de los nativos, salta a la vista la gran cantidad de grupos que poblaban la zona para el siglo XVI y la diversidad que caracterizaba lo que hoy corresponde a los territorios de los departamentos del Atlántico y norte de Bolívar. En el mismo texto de Oviedo, se hace mención de un detalle particular: dice el cronista que todos los indios que ocupaban las tierras comprendidas entre el Canal del Dique, el Rio Grande de la Magdalena y la costa antillana recibían el nombre de Los Mocaná (Blanco 2011; Escalante 2002). Acerca de la distribución e identificación de este grupo se ha dependido exclusivamente de los documentos etnohistóricos y de los estudios lingüísticos, que incluso sugieren la existencia de varios sub-grupos a partir de una visión crítica del proceso de colonización (Herrera 2002) y la existencia de distintas familias lingüísticas en la región por los menos desde el siglo X d.C. (Trillos 2001; Mendoza 1994; Rivet 1947). Es necesario entonces acudir a otras líneas de evidencia que permitan aclarar el panorama acerca de la ocupación de esta porción del territorio del Caribe colombiano en los últimos siglos anteriores a la llegada de los españoles. En este sentido, la cerámica se constituye en una evidencia directa de la ocupación del territorio por parte de grupos humanos en el pasado. Su caracterización estilística y variabilidad permite trazar secuencias cronológicas y de distribución en el espacio que, a su vez, dan pistas sobre la existencia de unidades culturales y de las relaciones entre estas. De esta forma, apelar a la evidencia arqueológica, específicamente al material cerámico, aporta un elemento adicional para indagar acerca de la identidad de estos grupos y su distribución antes del contacto con los españoles, para de esta manera contribuir a la discusión sobre la diversidad cultural en el periodo prehispánico y a alcanzar un mayor entendimiento de las relaciones sociales entre comunidades en los años previos a la conquista. 4

Esta ponencia presenta los resultados del primer análisis realizado a los conjuntos cerámicos de los sitios arqueológicos de San Isidro y Cacaramoa, fechados entre 800 d.C.-1500 d.C. y ubicados en el municipio de Sabanagrande1, Departamento del Atlántico. El análisis de los 4537 fragmentos de cerámica se realizó partir de tres proxis: una propuesta tipológica que contempla aspectos tecnológicos y estilísticos, análisis petrográficos para determinar posibles fuentes de extracción de minerales y pruebas estadísticas para corroborar la similitud de los dos conjuntos. Las tres aproximaciones metodológicas se unen bajo el objetivo general que buscaba explorar la presencia de marcadores o patrones asociados a etnicidad en el material cerámico. Antecedentes en tres frentes El conocimiento acerca de los grupos que ocupaban el actual territorio del departamento del Atlántico en tiempos prehispánicos, específicamente en periodo del siglo IX d.C. al siglo XVI d.C., no es concluyente. Las tres fuentes utilizadas para determinar la cantidad y diversidad de grupos que alguna vez ocuparon las llanuras entre el Canal del Dique y el río Magdalena, es decir, las crónicas y registros etnohistóricos, los estudios lingüísticos y los trabajos arqueológicos, se contradicen más a menudo de lo que se asemejan. En las fuentes etnohistóricas que relatan la campaña liderada por Pedro de Heredia, al menos 21 pueblos de indios fueron registrados en su paso desde Cartagena hacia lo que luego se conocería como la Provincia de Tierradentro (Tovar 1993, Tovar 1997, Friede 1955). Si bien algunos cronistas los denominan a todos como parte de Los Mocaná – entre ellos Oviedo (1535) y Fray Pedro Simón (1626)- otros documentos -escritos por Fernández de Enciso (1519), López de Gomara (1552), Cieza de León (1553) y Juan de Castellanos (c.a.1586)- sólo mencionan los distintos pueblos y sus caciques, haciendo énfasis en la existencia de numerosos poblados y confederaciones de cacicazgos que sostenían alianzas y guerras. De la misma forma mencionan la existencia de señoríos con pueblos grandes y pequeños bajo el mando de caciques (Oviedo 1959: 153), separados entre sí por apenas una o dos leguas (Friede 1955: 20). 1

Los sitios fueron excavados dentro del programa de investigación Arqueología, Adaptación y Medio Ambiente en el Caribe colombiano a cargo de la arqueóloga Elizabeth Ramos (2012) Profesora asociada del Departamento de Antropología de la Universidad de Los Andes.

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De acuerdo con Fernández de Oviedo (1535), había una población abundante, una unidad lingüística, poderosos señores rodeados de una población impresionante y que no ofrecieron resistencia inmediata (Tovar 1993:36). Sin embargo, se han presentado otras versiones como la de Pedro María Revollo (pbro.) (1932) que cita las cartas que Pedro de Heredia envió al rey (1533-1534), en calidad de gobernador de la provincia de Cartagena; en las que afirmaba que a cada legua o cada dos leguas habían encontrado poblaciones muy grandes y al menos seis lenguas distintas, además de que sí habían experimentado una fuerte resistencia por parte de los nativos (Otero D’ Costa 1983: 49). La mención de líderes por parte de los españoles sugiere que los pueblos indígenas presentaban algún tipo de estratificación social y estaban regidos por poderes locales que parecen indicar algún tipo de unificación política (Tovar 1988: 111). Al mismo tiempo, los textos resaltan las guerras entre los distintos pueblos que van encontrando a su paso –y que utilizan a su favor para conquistar ciertos territorios de la mano de alianzas ocasionales- . Esto último propone fraccionamientos -de ser una unidad que agrupa a todos los pueblos mencionados de acuerdo a la visión española- o por el contrario, revelan la existencia de distintas unidades culturales que disputaban territorios a la llegada de los conquistadores. Por otro lado, las crónicas resaltan al Río Magdalena como punto de encuentro entre comunidades vecinas que sostenían relaciones filiales y comerciales, y en donde convergieron indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, Zenúes y Malibúes en el intercambio de oro, sal, alimentos y tejidos (Arrieta y Hernández 2006: 97); aspecto que complejiza la teoría del conflicto y sugiere la existencia de relaciones a distintos niveles. Desde la lingüística se ha considerado que el área del litoral central del Caribe Colombiano estaba ocupada por al menos dos grupos prehispánicos –los Mocanás y los Calamaríes- de las familias lingüísticas Malibúes y Caribes respectivamente; que a su vez engloban 8 subgrupos, cada uno con una lengua distinta (Trillos 2001)2. Otros

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Para los Mocanás, Trillos ubica 5 subgrupos: Mocanás, Malambos, Cipakuas, Cornapakuas y Tubaráes; mientras que para los Calamaríes hay 3 subgrupos: Bocingueros, Calamaríes y Turbacos. Los primeros se ubican en el oriente de Cartagena-Bocas del Magdalena y los alrededores de los actuales municipios de Malambo, Cirbaco, Baranoa y Tubará; mientras que los segundos se ubican en el área de la Sierra Nevada hacia el Bajo Magdalena, los alrededores de Cartagena y el nororiente del departamento de Bolívar (Trillos 2001:64).

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lingüistas sitúan a los Mocanás como miembros de la familia lingüística arahuaca (Mendoza 1994). Finalmente, gran parte de las investigaciones arqueológicas realizadas en esta región del Caribe colombiano se ocuparon de la definición y descripción de tipos cerámicos que permitieron crear una cronología para la región del Bajo Magdalena y el litoral central del Caribe. El arqueólogo Carlos Angulo Valdés, responsable de la mayor parte de las investigaciones arqueológicas realizadas en el departamento del Atlántico, utilizó la metodología de la seriación para definir tradiciones culturales3 y estilísticas (series) a lo largo del departamento. Siguiendo el método de seriación, Angulo identificó tradiciones reconocidas en la literatura arqueológica como la de Malambo (1120 a.C.-680 d.C.) y los Mangos (su fase más temprana). Además de Angulo, la mayoría de las excavaciones que se han llevado a cabo en el departamento desde la década de los 90 corresponden a la arqueología de rescate, y han sido realizadas en el marco de estudios de impacto ambiental de obras de infraestructura (Botero 2006; Baquero 2003, 1996; Arcila 2001; Langebaek y Dever 2000; Otero 1998). Sin embargo, las preguntas que han orientado estos estudios se han centrado en otros temas tales como cronologías del área, tipologías basadas en aspectos tecnológicos y de disponibilidad de materiales, adaptación del medio ambiente o adopción/desarrollo de la agricultura, entre otros. Cabe hacer mención del estudio etnográfico de Gerardo Reichel Dolmatoff sobre la alfarería del Bajo Magdalena (1951) en el que subraya las diferencias a nivel de forma, tamaño, función y decoración de las vasijas cerámicas producidas en los municipios de San Martín de Loba, Juana Sánchez, Bocas de Chími, Tacalasuma y Yatí. Este trabajo se suma a los realizados por Angulo en las inmediaciones de la Ciénaga de Santa Marta (1978) y el Valle de Santiago (1988) que exploraban diferencias en patrones de enterramientos y tradiciones estilísticas de algunos conjuntos cerámicos en esas áreas. Estos trabajos plantean que tanto las propiedades tecnológicas como estilísticas del

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La tradición cultural para Angulo se define como una unidad clasificatoria en la cual se incorporan los valores de una cultura dentro de un ámbito geográfico delimitado y se transmiten de una generación a otra dentro de un tiempo determinado (Angulo 1981).

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material cerámico son rasgos que se encuentran ligados a una manifestación de una identidad cultural que permite diferenciar ciertos conjuntos de otros en esta región. Los sitios de San Isidro y Cacaramoa El sitio de San Isidro se encuentra ubicado en la margen occidental del río Magdalena, 500 mt al occidente de la Ciénaga del Convento y a 2,5 km de la orilla actual del río (Figura 1). El corte de 1x2 mt, y 1,30 mt de profundidad se dividió en niveles artificiales de 10 cm. Se definió como un contexto doméstico, cuya fecha calibrada más antigua es de 640 d.C. - 690 d.C., correspondiente al nivel 9 (80cm-90cm). En el sitio se recuperaron restos óseos de fauna, líticos y fragmentos de cerámica. De estos últimos se contabilizaron 2884 fragmentos. El sitio de Cacaramoa se encuentra localizado en la misma margen del río, a 1 km en línea recta hacia el sur-occidente del sitio de San Isidro y a 3,5km de la orilla actual del río Magdalena (Figura 1). En éste se excavaron dos cortes, el corte 1 (2x1 mt), de 90 cm de profundidad y asociado a un contexto doméstico y el corte 2 (2x2 mt), de 60 cm de profundidad, que corresponde a un contexto funerario donde se recuperaron al menos cinco (5) individuos. En ambos cortes se encontraron fragmentos de cerámica y restos óseos de fauna. De acuerdo a las fechas obtenidas mediante datación de carbón vegetal por AMS se determinó que el nivel 3 (20cm-30cm) del corte 1 tiene una ubicación temporal entre el 1430 d.C.-1480 d.C. (fechas calibradas) mientras que el nivel 4 (30cm-40cm) del corte 2 corresponde al 1420d.C.-1460 d.C. No se encontró ninguna evidencia de material colonial en el sitio. Respecto a la cerámica, en el corte 1 se recuperaron 1546 fragmentos mientras que en el corte 2 un total de 107 fragmentos y una vasija funeraria parcialmente completa.

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Figura 1. Ubicación de los sitios arqueológicos de San Isidro y Cacaramoa, en la esquina inferior se observa su ubicación en el Departamento del Atlántico, Colombia. Metodología en función de la etnicidad Para estudiar comparativamente los aspectos asociados a etnicidad en los conjuntos cerámicos de San Isidro y Cacaramoa se propuso el establecimiento de una tipología cerámica. Las clasificaciones propuestas por Angulo (1989, 1981), Langebaek y Dever (2000) y Ramos y Archila (2009) para la zona de estudio fueron tenidas en cuenta para la muestra, por lo que se registraron tipos reportados anteriormente en la zona y otros que no corresponden a las descripciones ya establecidas.

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La clasificación de la cerámica tuvo en cuenta aspectos como la técnica de elaboración, el desgrasante, la pasta, la atmósfera de cocción, el tratamiento de la superficie (engobe, color, alisado, arrastrado y bruñido), decoración y formas asociadas (borde, espesor, base). Además, se tomaron los fragmentos diagnósticos (bordes, bases, asas, cuerpos y fragmentos decorados) de cada uno de los tipos para identificar la forma, tamaño y función asociados, al tiempo que se registraba la frecuencia en cada corte, nivel y tipo de cada sitio arqueológico. Cabe señalar que para la comparación entre ambos sitios arqueológicos a partir de la pregunta de la existencia de patrones de etnicidad fue necesario un ejercicio sincrónico, por lo que se hizo un énfasis especial en la comparación entre el sitio de Cacaramoa y la parte más tardía del sitio de San Isidro. Para constatar los periodos en los que ambos sitios estuvieron ocupados posiblemente al mismo tiempo, se enviaron dos muestras de carbón vegetal para datar dos niveles del sitio de San Isidro. Las muestras escogidas corresponden a los niveles seis (50-60cm) y tres (20-30cm), seleccionadas estratégicamente con el propósito de conseguir una datación completa de toda la ocupación. Por otro lado, una vez fue definida la tipología para cada uno de los sitios, se realizaron análisis petrográficos para cada tipo cerámico con el objetivo de establecer los minerales y materias primas que fueron utilizados en su elaboración y sus posibles fuentes, cuya proximidad podría indicar contacto entre los grupos humanos que ocupaban ambos sitios arqueológicos en un periodo de tiempo dado. Se enviaron 18 muestras para la elaboración de secciones delgadas. Los minerales encontrados se clasificaron en 19 categorías, propuestas teniendo en cuenta estudios petrográficos anteriores que sugerían algunos componentes como característicos de esta región (Velásquez 2011, Restrepo Ángel 2005). Igualmente contemplaron las variedades de forma y tipos de minerales específicos (es decir, con extinción normal, policristalino y onduloso). Además de la identificación de minerales en el desgrasante, se realizó una descripción cualitativa de la forma de los mismos, que revela una modificación o transformación causada por transporte o energía que pudieron haber sufrido las partículas previo a su 10

recolección e incorporación. Así, aquellas partículas que hayan sufrido mayor transporte se presentarán más redondeadas que angulares. A partir de la definición de la forma, función, tamaño, decoración y composición de cada tipo de cada sitio, se cruzaron las variables funcional y estética para identificar patrones a nivel de lotes y cortes, y su representatividad. Esto último se tradujo en comparaciones estadísticas utilizando el chi- cuadrado para asociar formas decoradas y no decoradas y determinar si estos rasgos se asocian a una funcionalidad del sitio o a marcadores étnicos. Se compararon además los dos cortes de Cacaramoa, utilizando los mismos principios descritos anteriormente, para identificar la materialidad asociada a dos contextos distintos: el doméstico y el funerario. Resultados del análisis tipológico A continuación se presentan los resultados del análisis para el sitio arqueológico de San Isidro y en segundo lugar los del sitio de Cacaramoa. San Isidro Los fechados por acelerador de espectrometría de masas (AMS- por sus siglas en inglés) revelaron, en el caso de la muestra del nivel 6, una fecha calibrada de 880d.C. - 990d.C. Con este resultado y la fecha que previamente se tenía para el nivel 9 (80-90cm) teniendo en cuenta el comportamiento de la sedimentación en la región del Bajo Magdalena4 y la ausencia de indicios de perturbación del sitio, se propuso una cronología tentativa que permitió definir estratégicamente los niveles que podían ser comparados con el material encontrado en el sitio de Cacaramoa. Así pues, se reportó una distancia promedio de 270 años en un espacio de 30 cm –entre el nivel 9 (80cm -90 cm) y el nivel 6 (50cm-60cm). Extendiendo ese comportamiento a los demás niveles del corte, se tendría una ocupación cercana a los 1170 años en el sitio de San Isidro, desde el 190 d.C. -240d.C. (correspondiente al nivel 13: 120cm-130cm)

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Los cambios climáticos entre el 600 d.C. y el 1500 d.C. no han sido dramáticos en la costa Caribe colombiana, donde se ha mantenido un clima seco con baja precipitación desde este periodo, con dos estaciones húmedas y dos estaciones secas bastante marcadas (Gordon 1983: 19, Langebaek 2000: 26, Van der Hammen 1981).

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hasta el 1330d.C.- 1440 d.C. del nivel superior, lo que sugeriría que son los primeros tres niveles (0-30cm) los que pueden compararse con el sitio de Cacaramoa. Del corte realizado en San Isidro se recuperaron 2884 fragmentos de cerámica de los cuales sólo 121 eran fragmentos diagnósticos para forma (un 4,1%)- y 49 tenían algún tipo de decoración – (un 1,6%). Se identificaron en total siete tipos cerámicos5, cuatro de los cuales ya aparecían reportados en la zona, siendo estos: Naranja Fino, reportado por Langebaek y Dever (2000), los tipos Malambo Burdo, Malambo rojo y Malambo Inciso Líneas Paralelas, definidos por Ángulo (1981).

Figura 2. Distribución de los fragmentos cerámicos por niveles en el sitio arqueológico de San Isidro. La identificación de estos tipos continúa el debate acerca de la cronología propuesta para la tradición Malambo por Angulo (1981), según la cual esta estaría presente desde s XII a.C. hasta el s IX dc. Sin embargo, los únicos sitios con muestras radiocarbónicas (entre ellos San Isidro) muestran que ésta cronología no se cumple. Todos apuntan a una aparición tardía de esta tradición, a partir del siglo VIII d.C. Respecto al comportamiento de la muestra en total se identifican dos momentos de un aumento de material cerámico (Figura 2). El primer pico tiene lugar en el nivel 9 (8090cm) y el segundo en el nivel 6 (50-60cm). A partir de allí hasta el nivel superior se 5

Los tipos cerámicos identificados para los sitios de San Isidro y Cacaramoa están debidamente descritos de acuerdo a cada una de las categorías contempladas para su clasificación. Para consulta ver Lozada, Natalia (2012).

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observa un declive paulatino y constante. La continuidad de ciertos tipos a través de todo el corte sugiere que se trató de una sola ocupación que presentó dos momentos de aumento en la densidad de material (Figura 3). El análisis de formas de las vasijas reveló que no existen formas exclusivas ligadas a ciertos tipos (Figura 4). No obstante, las ollas globulares de gran tamaño fueron identificadas como pertenecientes al tipo Malambo Burdo, mientras que las copas pertenecían a los tipos Malambo Rojo, Habano Compacto y Malambo Inciso.

Cant.

Figura 3. Distribución de los tipos cerámicos identificados por niveles en San Isidro. La decoración encontrada en el material cerámico es reducida (Figura 5). Se reportaron incisiones no muy profundas, muescas en bordes, perforaciones en bases, aplicaciones en alto relieve y cuerpos con motivos geométricos. En el tipo Malambo Inciso se identificaron diseños zoomorfos, posiblemente de babillas y caimanes.

Figura 4. Identificación de formas en la cerámica del sitio de San Isidro con sus respectivos diámetros. Las ollas globulares de gran tamaño pertenecen al tipo Malambo Burdo, mientras que las copas pertenecen al tipo Malambo Rojo, Habano Compacto y Malambo Inciso. 13

Figura 5. Decoraciones en la cerámica del sitio arqueológico de San Isidro. Se observan motivos zoomorfos con incisiones.

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Cacaramoa Como se mencionó en la descripción de los sitios, la ocupación del sitio de Cacaramoa se dio entre 1420-1480 cal d.C. En el corte 1 de Cacaramoa se recuperaron 1546 fragmentos de cerámica, de los que apenas 78 (un 5%) eran diagnósticos para forma y 18 (un 1,16%) presentaban algún tipo de decoración. La mayor cantidad de fragmentos corresponden al nivel 3, que contiene el 62,35% del material recuperado en el corte (Figura 6). Se pudieron identificar tipos anteriormente reportados en la zona y proponer una cronología relativa para el sitio. Se definieron 9 tipos cerámicos para este conjunto, entre ellos el tipo Cerámica de pasta fina reportado por Ramos y Archila (Figura 7).

Cant .

Figura 6. Distribución de fragmentos cerámicos por niveles en el sitio arqueológico de Cacaramoa corte 1. La ocupación del corte 1 de Cacaramoa se caracteriza por ser relativamente breve y perteneciente a la fase más tardía del periodo prehispánico, esto corroborado por la ausencia de cerámica colonial. Las evidencias señalan que el material se concentra en los cuatro primeros niveles, y aunque existen evidencias de material hasta los 80 cm, a partir del quinto nivel la cantidad de fragmentos es mínima y podría sugerirse que es consecuencia de diversos agentes y procesos pos-deposicionales. La distribución de la 15

mayoría de los tipos identificados conserva el patrón descrito anteriormente, con un pico en el nivel 3, y concentrados en los primeros 4 niveles.

Figura 7. Distribución de tipos cerámicos por niveles en el sitio arqueológico de Cacaramoa corte 1. El análisis de formas encontradas (Figura 8) en el corte mostró que las copas pertenecen al tipo Cacaramoa Crema Decorado mientras que las ollas globulares de gran tamaño corresponden al tipo Cacaramoa Granuloso Fino. En el sitio se encontró una decoración en forma de muescas, punteados y patrones ungulados asociados a cuerpos de vasijas; y aplicaciones en alto relieve en formas complejas como pirámides truncas y ojos de café. Estas decoraciones aparecen en sólo tres tipos, que son: Cacaramoa Café Fino, Cerámica Pasta Fina y Cacaramoa Crema Decorado.

Figura 8. Identificación de formas en la cerámica del sitio de Cacaramoa con sus respectivos diámetros. Las ollas globulares de gran tamaño son del tipo Cacaramoa Granuloso Fino y las copas del tipo Cacaramoa Crema Decorado. 16

Figura 9. Decoración en la cerámica del sitio arqueológico de Cacaramoa. Se observan ungulados, punteados y aplicaciones en alto relieve como ojos de café y pirámides truncas. En el corte 2 del sitio de Cacaramoa se encontraron 107 fragmentos en 6 niveles (Figura 10). La mayor cantidad de fragmentos está concentrada en el nivel 4 (30-40cm), nivel en el que fueron encontrados los enterramientos. La identificación tipológica de la cerámica permitió establecer la presencia de los mismos tipos reportados para el corte 1 y por lo tanto la pertenecía de ambos a un mismo grupo. El único tipo que no fue encontrado en el contexto funerario fue el tipo Cacaramoa Gris Pulido, por lo que hasta el momento es el único que parece ser exclusivo del contexto doméstico.

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Figura 10. Distribución de fragmentos cerámicos por niveles en el sitio arqueológico de Cacaramoa corte 2. El comportamiento de los tipos en el corte 2 sigue el patrón descrito anteriormente –con una mayor representación en el nivel 4 (Figura 11). Sólo un tipo está presente en todos los niveles del corte – el Cacaramoa Café Fino- y es además el más abundante con 27 fragmentos (un 25,23% sobre el total).

Figura 11. Distribución de tipos cerámicos por niveles en el sitio arqueológico de Cacaramoa corte 2. Convenciones: CF= Café Fino, PF= Cerámica Pasta Fina, CGP= Cacaramoa Gris Pulido, CG= Cacaramoa Granuloso, CNP= Cacaramoa Naranja Pulido, CGF=Cacaramoa Granuloso Fino, CCD=Cacaramoa Crema Decorado, CGG=Cacaramoa Granuloso Grueso y CNB= Cacaramoa Negro Burdo. 18

Entre las formas encontradas en el corte 2, se identificaron 2 bases de copas y una vasija funeraria casi completa sin decoración, y que estaba cubierta con un plato que hacía las veces de tapa. En su interior se encontraron restos óseos humanos de un individuo neonato. Por último se encontraron tres fragmentos decorados en los niveles 4 y 6, uno con un patrón punteado y dos con pequeñas incisiones. Ninguno de ellos pudo ser asociado con los enterramientos. El análisis por cuadrantes sugiere que la mayor cantidad de fragmentos están asociados al enterramiento del sub adulto dentro de la vasija funeraria y al de un individuo contiguo, dejado in situ. En búsqueda de patrones de etnicidad: resultado de análisis petrográficos y estadísticos Una vez identificados los tipos cerámicos en ambos conjuntos, se inició la búsqueda de patrones de etnicidad desde dos frentes: 1) los análisis petrográficos que buscaban identificar posibles fuentes de extracción y 2) los análisis estadísticos entre ambos conjuntos que examinaban la dependencia de las variables forma/función y decoración. Los análisis petrográficos plantearon que las fuentes de extracción de los minerales que componen los desgrasantes se ubican predominantemente en suelos cenagosos o planicies de inundación (Figura 12). Esto se determinó por la presencia de minerales inestables- como la biotita y la clorita- y el grado de esfericidad de las partículas – que en su mayoría se reportaron como angulares y sub angulares-. No obstante, se encontró en cada sitio un tipo cerámico con una posible fuente de extracción ribereña por la ausencia de micas o minerales inestables en su desgrasante y la morfología más redondeada de sus partículas; lo que indica la existencia de al menos dos fuentes de extracción de materia prima para la elaboración de la cerámica en ambos sitios.

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Figura 12. Distribución porcentual de marcadores de composición minerológica por tipo en los sitios de San Isidro y Cacaramoa. En la gráfica se muestran los cinco minerales escogidos para determinar posibles fuentes de extracción o proveniencia Convenciones San Isidro: AF= Arenoso Fino, MB= Malambo Burdo, HC= Habano Compacto, NF=Naranja Fino, MR= Malambo Rojo, GB=Granuloso Burdo y MI=Malambo Inciso. Convenciones Cacaramoa: CF= Café Fino, PF= Cerámica Pasta Fina, CGP= Cacaramoa Gris Pulido, CG= Cacaramoa Granuloso, CNP= Cacaramoa Naranja Pulido, CGF=Cacaramoa Granuloso Fino, CCD=Cacaramoa Crema Decorado, CGG=Cacaramoa Granuloso Grueso y CNB= Cacaramoa Negro Burdo.

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El estudio de las secciones delgadas ratificó las tipologías propuestas y sugirió posibles fuentes de extracción, pero no es concluyente para la pregunta acerca de la etnicidad dado que los minerales están presentes en toda el área cenagosa de la cuenca del Magdalena. Para los análisis estadísticos, se plantearon las siguientes pruebas de remuestreo y chi cuadrado: 1) Evaluar la Independencia entre las variables decoración y función en los artefactos de San Isidro y Cacaramoa corte 1 para determinar si la cantidad de fragmentos decorados depende de la forma de las vasijas reportadas en el sitio. Las variables se agruparon en formas utilizadas para preparación y almacenamiento (ollas y jarras/cantaros) y formas asociadas a servicio (cuencos y copas). 2) Estudiar las proporciones en cada celda de las matrices San Isidro y Cacaramoa corte 1. 3) Examinar la independencia entre las variables de lugar y decoración. Los resultados no permitieron negar la hipótesis planteada (Figura 13). Tampoco se pudo negar que las proporciones en las que se encuentran distribuidas las variables en ambos sitios sean iguales. Sin embargo, en ambos casos existe una mayor cantidad de ollas y cántaros que no presentan decoración, por lo que es probable que efectivamente exista una dependencia entre ambas variables. Test

Test 1

Test 2

Test 3

Test 4

Hipótesis Existe una independencia entre forma/función y decoración en San Isidro Existe una independencia entre forma/función y decoración en Cacaramoa Las proporciones de cada celda de las matrices San Isidro y Cacaramoa son iguales. Existe una independencia entre las variables de decoración y lugar

p valor

Con confianza de 95%

0.560255

No se rechaza

1

No se rechaza

0.766277

No se rechaza

0.045812584

Se rechaza

Figura 13. Resultados de los test realizados de acuerdo a las hipótesis formuladas. 21

El test de chi cuadrado permitió negar, con una confiabilidad del 95%, que existía una independencia entre las variables lugar y decoración, por lo que se puede afirmar que las variables si son dependientes y que el número de fragmentos decorados depende del lugar o sitio arqueológico en el que fueron hallados. En esta relación, la variable de los fragmentos decorados tuvo una injerencia de 98,3% sobre el resultado, siendo los fragmentos decorados de cerámica los que contribuyen de mayor manera a la diferenciación de los sitios. Esto último refuerza el argumento tipológico en la que las decoraciones encontradas eran exclusivas de cada sitio arqueológico. Así pues, en San Isidro predominan las incisiones y los motivos geométricos y zoomorfos asociados a los bordes de los cuencos y copas, mientras que en Cacaramoa lo hacen los diseños punteados, ungulados y con muescas asociados a platos o cuencos. Aunque los niveles superiores del sitio de San Isidro podrían ser contemporáneos con el sitio de Cacaramoa, no se encontraron tipos cerámicos en común entre ambos conjuntos ni evidencia alguna que sugiriera contacto entre ambos. Conclusiones y perspectivas de la investigación La búsqueda de patrones de etnicidad en los conjuntos cerámicos de San Isidro y Cacaramoa implicó en primer lugar el planteamiento de una propuesta tipológica de la cerámica encontrada en ambos sitios, teniendo en cuenta las tipologías que antecedían este trabajo y las implicaciones cronológicas correspondientes. La propuesta aquí presentada se convierte en una guía para excavaciones futuras del área y está sujeta a los próximos hallazgos que ratifiquen o controviertan los tipos propuestos. La identificación tipológica arrojó por si sola importantes conclusiones con respecto a la funcionalidad de los sitios a partir de la identificación de la forma de las vasijas encontradas, así como de las técnicas de decoración presentes en cada uno y su distribución a través de los niveles del corte. Se pudo identificar en ambos casos –a partir de la recurrencia de ciertos tipos- que se trató de una sola ocupación con momentos de mayor o menor densidad del material cerámico. Tanto el corte 1 de San Isidro como el corte 1 de Cacaramoa presentan una mayor cantidad de ollas globulares comparado con las otras formas identificadas. En el caso del corte 2 de Cacaramoa, 22

correspondiente al enterramiento múltiple, se identificaron los mismos tipos cerámicos presentes en el corte 1 (a excepción del tipo Cacaramoa Gris Pulido) y se registró una mayor cantidad de copas y algunas ollas asociadas a los enterramientos. Respecto a su ubicación cronológica en la región, el sitio de San Isidro es más temprano y tiene una mayor profundidad temporal. Las fechas estimadas para este sitio, de acuerdo

a la propuesta cronológica relativa aquí

planteada, se extienden

aproximadamente desde el siglo II d.C.- siglo XV d.C. Por su parte, el sitio de Cacaramoa corresponde a una ocupación tardía fechada para el s XV d.C. (1430 d.C.1470d.C.) (Ramos 2012). Aunque los niveles superiores del sitio de San Isidro podrían ser contemporáneos con el sitio de Cacaramoa, no se encontraron tipos cerámicos en común entre ambos conjuntos ni ninguna evidencia –al menos en el material cerámicoque sugiriera contacto entre ambos. Esto podría significar por un lado la posibilidad de que incluso no coincidan en el tiempo y la formación del sitio de Cacaramoa sea posterior al término de la ocupación del sitio de San Isidro, o por otro lado la existencia de diferencias culturales. La ausencia de tipos comunes en ambos sitios arqueológicos es significativa para el propósito de esta investigación pues contribuye a pensar que los grupos que ocuparon ambos sitios eran distintos y de haberse presentado interacción conservaron sus atributos particulares. Aunque se reportó que existen tipos similares en ambos sitios, como es el caso del tipo Malambo Burdo y el tipo Cacaramoa Negro Burdo, esta similitud puede atribuirse a las materias primas disponibles en la zona que, como lo ratificó el estudio petrográfico, presentan los mismos minerales en el desgrasante y parecen provenir predominantemente de suelos y arenas cenagosas. Las técnicas de decoración identificadas reafirmaron la existencia de decoraciones exclusivas en cada uno de los sitios, concluyendo que los fragmentos decorados contribuyen a la identificación étnica para este caso y no los aspectos de forma y función. En el sentido de Schortman (1989), son estos aspectos los que contienen un mayor valor simbólico que expresa una afiliación con un grupo y define fronteras sociales que reafirman las pautas de identificación propias a cada agrupación. Las diferencias con relación a los diseños y técnicas de decoración propias de cada sitio arqueológico llevan a pensar que estuvieron ocupados por grupos distintos, que 23

posiblemente cohabitaron en un periodo breve de tiempo en las tierras bajas del Caribe colombiano. La evidencia aquí presentada, aunque insuficiente para definir la ocupación Mocaná, aporta al conocimiento de la ocupación de las tierras bajas del Caribe colombiano en dos sentidos. En primer lugar identifican las técnicas de decoración y diseños presentes en la cerámica como indiciadores asociados a etnicidad, contrario a los aspectos tecnológicos como forma, tamaño y función de las vasijas, que también aparecían incluidos en los rasgos señalados por Reichel-Dolmatoff (1951) para el Bajo Magdalena. En segundo lugar, sugieren la existencia de grupos distintos en el territorio que hoy corresponde al departamento del Atlántico para el periodo anterior a la llegada de los españoles. Esto es congruente con la fracción del debate que reconoce una mayor cantidad de grupos en este territorio que no pueden ser unificados bajo el nombre de Los Mocaná. De igual forma la identificación en ambos sitios arqueológicos de tipos cerámicos reportados en la zona resulta significativa ya que permite empezar a llenar los vacíos respecto a la asociación del material cerámico con grupos étnicos particulares. Si bien la presencia de tipos cerámicos no es ni debe ser tenida por marcador de etnicidad –a riesgo de volver a las áreas culturales- es necesario detenerse en su distribución en el espacio como punto de inicio para esta discusión. Asumiendo la contemporaneidad de ambos sitios arqueológicos en la etapa más tardía de la ocupación de San Isidro, la ausencia de tipos cerámicos comunes y la exclusividad en las técnicas de decoración y diseños sugiere la existencia de una necesidad de mantener o definir fronteras sociales que reafirmen las pautas de identificación propias a cada agrupación. Aunque no se ha explorado todavía la presencia de otros indicios de carácter arqueológico que denoten un conflicto o una estructura jerárquica fuertemente marcada en alguno de los sitios (por ejemplo diferencias en los patrones funerarios, la distribución espacial de los asentamientos, entre otros), existe la posibilidad de que incluso en intercambios comerciales o filiales se conserven o enfaticen aspectos identitarios que permitan reconocer la procedencia de los objetos intercambiados 24

(Hodder 1982). No obstante, ante la ausencia de material cerámico común entre ambos sitios, se sugiere incluso un cuarto escenario en el que la ocupación del sitio de Cacaramoa sea posterior al de San Isidro, y la exclusividad de tipos cerámicos y diseños corresponda a una ocupación más tardía por un grupo diferente, y no a un reforzamiento simbólico e ideológico de fronteras. Sea uno u otro escenario, el reconocimiento de posibles marcadores de etnicidad en el material cerámico de ambos sitios arqueológicos llevado a cabo en este trabajo, cuestiona la aplicación del etnónimo utilizado por algunos cronistas al referirse a todos los pueblos que ocupaban esta porción de las tierras bajas del Caribe colombiano como “Mocaná”. La existencia de al menos dos grupos diferentes durante el Formativo Tardío en el territorio atribuido a los Mocaná –que ya había sido insinuada en algunos textos y estudios lingüísticos y que se complementa aquí con el análisis del material cerámico de los sitios de San Isidro y Cacaramoa- representa un paso importante que se da en el camino de responder la pregunta acerca de la unidad cultural de los grupos que habitaban las tierras bajas entre la costa antillana, el Canal del Dique y el Río Grande de La Magdalena.

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NOTAS 1

Los sitios fueron excavados dentro del programa de investigación Arqueología,

Adaptación y Medio Ambiente en el Caribe colombiano a cargo de la arqueóloga Elizabeth Ramos (2012) Profesora asociada del Departamento de Antropología de la Universidad de Los Andes. 2

Para los Mocanás, Trillos ubica 5 subgrupos: Mocanás, Malambos, Cipakuas,

Cornapakuas y Tubaráes; mientras que para los Calamaríes hay 3 subgrupos: Bocingueros, Calamaríes y Turbacos. Los primeros se ubican en el oriente de Cartagena-Bocas del Magdalena y los alrededores de los actuales municipios de Malambo, Cirbaco, Baranoa y Tubará; mientras que los segundos se ubican en el área de la Sierra Nevada hacia el Bajo Magdalena, los alrededores de Cartagena y el nororiente del departamento de Bolívar (Trillos 2001:64). 3

La tradición cultural para Angulo se define como una unidad clasificatoria en la cual

se incorporan los valores de una cultura dentro de un ámbito geográfico delimitado y se transmiten de una generación a otra dentro de un tiempo determinado (Angulo 1981). 4

Los cambios climáticos entre el 600 d.C. y el 1500 d.C. no han sido dramáticos en la

costa Caribe colombiana, donde se ha mantenido un clima seco con baja precipitación desde este periodo, con dos estaciones húmedas y dos estaciones secas bastante marcadas (Gordon 1983: 19, Langebaek 2000: 26, Van der Hammen 1981). 5

Los tipos cerámicos identificados para los sitios de San Isidro y Cacaramoa están

debidamente descritos de acuerdo a cada una de las categorías contempladas para su clasificación. Para consulta ver Lozada, Natalia (2012).

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