Aportes filosóficos a la construcción del concepto riesgo

July 26, 2017 | Autor: Oswaldo Mesias | Categoría: Filosofia De Las Ciencias, Riesgos, Gestion del riesgo de desastres
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Descripción

Ensayo Filosofía de la Ciencia:

Universidad Central de Venezuela – Facultad de Arquitectura y Urbanismo

Doctorado en urbanismo







Título:


El Trascurrir de los criterios filosóficos en la construcción y definición del concepto Riesgo





Elaborado por:

Oswaldo Mesías Rosas




Profesora:


María Carolina Álvarez P.







Caracas, Marzo 23 de 2015
CONTENIDO:




INTRODUCCION

EL MITO Y LAS RELIGIONES FRENTE AL RIESGO

LA SUPERACION METAFISICA DE LA CONCEPCION DEL MUNDO Y SU INFLUENCIA EN LA DEFINICION DEL RIESGO

EL CRITERIO EMPIRISTA DEL SIGNIFICADO Y LAS CIENCIAS NATURALES COMO PARADIGMA FRENTE AL RIESGO

FALSACIONISMO DEDUCTIVISMO Y LA SOCIEDAD DEL RIESGO

ETNOGRAFIA DEL CONOCIMIENTO, DIALECTICA Y LAS CIENCIAS SOCIALES COMO PARADIGMA FRENTE AL RIESGO

LA MODERNIDAD LIQUIDA Y LA DOCTRINA DEL SHOCK COMO RESPUESTA AL RIESGO

ETICA DEL RIESGO LA RESPUESTA

INTERPRETACIONES ERRONEAS Y PRECISIONES CONCEPTUALES

CONCLUSIONES

BIBLIOGRAFIA


INTRODUCCION

El presente ensayo pretende hacer un paneo de las distintas corrientes filosóficas que han ido evolucionando a través de la historia, y específicamente a partir de la modernidad y destacar su relación con la construcción y evolución de la concepción del riesgo, concepto básico de entender, para a partir de ahí tomar decisiones y acciones en lo pertinente a la denominada gestión del riesgo.

El interés particular que ánima la elaboración de este ensayo es el de aportar en la construcción del marco teórico de la tesis para optar por el título de doctorado en urbanismo titulada "Criterios para la planificación de la eco-región Galeras con el objeto minimizar el riesgo volcánico que la afecta", donde el concepto de cómo se entiende y ha entendido el riesgo juega un papel primordial en las acciones que se asumen y se pretendan asumir en la planificación de este territorio.

Este ensayo hace una síntesis de las diferentes formas de concebir el mundo desde la visiones mitológicas y metafísicas de la épocas antiguas y pre-modernas, donde el concepto del riesgo no se había construido y donde toda se asumía como designios del destino y de la providencia divina, tan solo en la modernidad, particularmente con la aparición del positivismo, se avanza en la definición del concepto de riesgo como tal, y son las ciencias naturales las que toman las riendas en su rigor empírico, para medir y valorar los riesgos.

Con el resurgir de la Ciencias Sociales desde aportes de la filosofía como los de Feyerabend con su etnografía del conocimiento y de Habermas con su dialéctica de la totalidad, surge un nuevo paradigma para entender la concepción del riesgo y su manifestación en el desastre, donde sus distintas visiones culturales, políticas y socio-económicas son tenidas en cuenta, en lo que se denomina como la construcción social del concepto riesgo.

A la actual modernidad avanzada, como superación de la modernidad industrial, Bauman la define como inmersa en la "sociedad líquida", en la que aparece como respuesta al riesgo, lo que Beck denomina como "la sociedad del riesgo", donde se plantea una nueva forma de asumirlo. Si antes, el Estado de bienestar y su institucionalidad era la encargada de gestionar el riesgo, ahora en esta nueva etapa de la globalización, se da una repartición de cargas donde el riesgo se asume en forma particular e individualmente.

Se acoge también la propuesta de Klein en la definición de cómo se aborda hoy en día desde los diferentes grupos de poder, avalados por los Estados neoliberales la gestión del riesgo con su denomina "sociedad del shock", donde las empresas privadas siempre miran en cada riesgo una oportunidad para lucrarse de las necesidades de población en estado de desastre, lo que para Klein constituye el capitalismo del desastre.

En los puntos finales se recoge la propuesta de Wilches sobre la ética del compromiso para asumir el riesgo con un visión comprometida con la biodiversidad del planeta entre la que nos contamos como seres humanos, capaces de vivir en armonía con los otros seres vivos. Y finalmente se hacen una descripción de las malas interpretaciones que se tienen sobre el desastre y se hacen una precisiones conceptuales sobre el riesgo y conceptos afines.


1. EL MITO Y LAS RELIGIONES Y EL SURGIMIENTO DEL CONCEPTO RIESGO

La historia de la humanidad estuvo durante milenios regida por las concepciones de tipo mítico-religioso, y estas dominan no solo la forma de ver y entender el mundo, sino que inducen desde luego a como actuar y desenvolverse en la cotidianidad, el hombre primitivo se esfuerza por congraciarse con el amenazador demonio de los terremotos o adora agradecido a la divinidad de las lluvias fertilizadoras. Las antiguas civilizaciones elaboraron mecanismos culturales que dotaban de certidumbre a la existencia del futuro, se acudía al llamado de los dioses protectores y se confiaba en la práctica de la adivinación.

Las sociedades tradicionales de la antigüedad, al igual que las sociedades actuales que conservan sus cosmovisiones y tradiciones y ante todo en aquellas de concepciones de carácter mítico-religioso, a cualquier temporización perversa de determinados cursos de acción de la naturaleza se los atribuye a la fortuna, al destino, a la voluntad meta-social-divina.

Por tanto, como vamos a ver más adelante en la definición del concepto riesgo, para que éste exista, en primer lugar se debe tener conciencia de su existencia y en segundo lugar debe ser este contingente, es decir poder mediar una decisión en su elección, entonces podría deducirse que naturalmente las antiguas civilizaciones no necesitaron del concepto riesgo.

En los Siglos XI y XII con la ayuda del avance del concepto naturaleza y su nueva interpretación, se empieza a contraponer y combatir la gran influencia procedente de las creencias y controversias teológicas. La naturaleza en tanto portadora de sentido invita a ser observada y conocida directamente por el hombre, lo que lo obliga a asumir como suyo el proceso de adaptación a las contingencias y ya no dejarlo todo en manos de la voluntad divina.

Solo hasta la edad media y específicamente con el desarrollo del comercio marítimo (S. XIV), se podría afirmar que ya existe una primera aproximación a la conciencia del riesgo, cuando se da la primera aparición de los ordenamientos jurídicos que buscan reglamentar el viaje por los mares, de donde se desprendió la creación del sistema de seguros marítimos, que se constituyó en el primer ejemplo de la planificación del control del riesgo.


2. LA SUPERACION METAFISICA DE LA CONCEPCION DEL MUNDO Y SU INFLUENCIA EN LA DEFINICION DEL RIESGO

La herencia del mito es asumida por una parte por la poesía y por otra por la teología, posteriormente, las fuentes sobrenaturales del conocimiento de la teología son sustituidas por las fuentes naturales del conocimiento, lo que permite afirmar que la metafísica aparece como sucedánea de la teología en el nivel del pensamiento sistemático y conceptual. "La metafísica surge de la necesidad de dar expresión a una actitud emotiva ante la vida" (AYER, A. J. 85).

El viraje decisivo que dio la filosofía para superar el predominio de los postulados metafísicos tuvo su origen en la senda de la lógica, cuando la filosofía se reconoce como un sistema de actos, en lugar de un sistema de conocimientos descubre que su papel es el encontrar el determinado sentido de los enunciados y es a la ciencia a quien le corresponde verificarlos.

El viraje que hace la filosofía cuando se aparta de la metafísica básicamente se da cuando se deslinda de proporcionar axiomas a priori considerados incondicionalmente como verdades y pasa a proporcionar un soporte definido al conocimiento, entendiendo que este no solo se da en la vía del carácter inductivo que obliga solo a crear enunciados de validez hipotética, de lo particular a lo general, por vía deductiva también se puede partir de una teoría general y llegar a la particularidad.


3. EL CRITERIO EMPIRISTA DEL SIGNIFICADO Y LAS CIENCIAS NATURALES COMO PARADIGMA FRENTE AL RIESGO

El Circulo de Viena y el positivismo lógico

Este grupo de connotados filósofos modernos de la Universidad de Viena (1922), se plantean la crítica al Materialismo Mecanicista el cual se caracterizaba por aprobar elementos a priori en la ciencias empíricas, posición ésta negada por el Neopositivismo o Positivismo Lógico, hacia donde derivó y como se definió a la posición asumida por los integrantes del Circulo de Viena, que opuesta a la metafísica de Hegel y Heideger propone un nueva filosofía la cual la denominan como Filosofía Científica, que convertida en Ciencia Positivista imita como modelo a las matemáticas, la física, la lógica.

En la propuesta de Ciencia Unificada se parte de enunciados empíricos, observacionales, utiliza como medio la reducción al leguaje fisicalista, que es un lenguaje universal que puede traducirse a cualquier proposición fáctica, se las que se desprenden las Proposiciones Protocolares que son las que pueden ser confirmadas por la experiencia, como verdades a posteriori, son utilizadas por las ciencias con contenido empírico como las ciencias naturales. La verificación de las proposiciones protocolares se constituyen en la esencia del saber científico por su capacidad de predecir fenómenos naturales, y su capacidad de verificabilidad experimental los distingue de otro tipo de saber.

El Empirismo Lógico, como se ha denominado en esencia a la corriente desarrollada y propuesta por el Circulo de Viena, se constituye en el método principal de las ciencias empíricas y se inicia con la verificación observacional y termina con el grado probabilístico de confirmación de una determinada hipótesis, de la inducción a la probabilidad.

La forma como se aborda la conocimiento desde está visión positiva se traducirá en el piso que fundamenta del primer paradigma dominante frente a como entender conceptos como el riesgo y su consecuencia perversa el desastre.


Paradigma desde las ciencias naturales frente al riesgo

En la baja edad media y principios de la modernidad, con la ampliación del saber, que invita a conocer y entender la naturaleza y al hombre como un observador protagónico de la misma, se da paso a la tradición racionalista, empieza a vislumbrarse todo dentro de la esfera del cálculo racional, se sustituye las viejas limitaciones cosmológicas y se empiezan a develar los misterios de la naturaleza, se da el salto a indagar los riesgos a través de la magnitud y la probabilidad del daño, y se entiende que renunciar al riesgo significa renunciar a la racionalidad.

Solo bajo estas condiciones, es como puede afirmarse que ya aparece el riego como constructo social histórico, el que permite entender lo que la sociedad considera en cada momento como normal o seguro, y la primera precisión del concepto riesgo lo define como la medida de la determinación limitada del azar que se está dispuesto a soportar según la percepción social del riesgo, que del mismo se haya elaborado.

El primer paradigma dominante de la concepción del riesgo es de tipo físícalista y estructural derivado de las ciencias naturales básicas, y específicamente de las ingenierías y la arquitectura, conciben los desastres como eventos temporales y territorialmente segregados y no como parte integral de la relación hombre-naturaleza, establece la disyuntiva falsa en contraponer desastre a la vida cotidiana.

Desde esta visión se pone énfasis en la investigación tecnocrática, que busca hacer predecible lo impredecible, el proceso de su estudio consiste en las etapas de predicción, prognosis, monitoreo y control, del fenómeno como tal, independiente de las sociedades que asumen o no sus riesgos.


4. FALSACIONISMO DEDUCTIVISMO Y LA SOCIEDAD DEL RIESGO

Si antes los riesgos, o mejor los peligros, obedecían en esencia a su carácter natural, es ya con la sociedad moderna, en su escenario del desarrollo industrial donde el hombre ya tiene incidencia sobre la naturaleza y a su vez está en condiciones de generar riesgos, que ya no solo son de origen natural, sino artificiales o antrópicos, estas razones justifican que a las sociedades modernas y en particular, su revolución industrial, a la que se le atribuye toda la producción de los riesgos, y como consecuencia se desprende la contribución a su definición conceptual.

En la modernidad avanzada aparece que la cuestión del riesgo tiene relación directa con la dimensión temporal y social, sobrepasa por tanto la dimensión fáctica objetiva, lo que permite a autores como U. Beck denominar a la actual época como la "Moderna Sociedad del Riesgo", donde a mayor racionalidad con que el cálculo del riesgo se haga, se obtendrá un mayor número de facetas de incertidumbre del futuro.

Este es el contexto en que aparecen dos posiciones críticas, una desde la filosofía que cuestiona a la forma de hacer conocimiento, y la otra desde la sociología que desnuda a la sociedad de la modernidad industrial avanzada descritas a continuación:


Falsación y conocimiento

El Filósofo Karl Raimund Popper (Viena 1902) identificado con el movimiento Racionalismo Crítico compara la evolución de la teoría del conocimiento a partir de entender la teoría de la ciencia no como un cubo sino que apuesta a entenderla como un reflector, mientras que la primera el conocimiento se construye a partir de la acumulación de percepciones y experiencias de los sentidos (como quien guarda en un cubo), corriente que viene desde los atomistas griegos, es también sostenida por Bacon y Kant, y a la que se ha denominado como el empirismo ingenuo; la segunda es similar a la de un reflector que ilumina el sendero a seguir.

Popper recalca que la función de la ciencia es en parte teórica, ya que nos ofrece una explicación conceptual y en parte práctica, porque le apunta por un lado a la predicción y por otra a encontrar una aplicación técnica, ambos como dos aspectos distintos de una misma actividad.

El principio metodológico de Popper está en contradicción con las tendencias positivistas y empiristas ingenuas (inductivistas), por tanto insiste en proponer hipótesis audaces que abren nuevos campos de observación, los que permiten que a un mayor grado de contrastabilidad se obtenga un mayor grado de universalidad que a la postre se constituyen en base del progreso de la ciencia.

Para completar la explicación de su principio metodológico nos insiste en que no hay una vial real que conduzca de un conjunto dado de hechos específicos y una ley universal, tan solo se produce una hipótesis o conjetura que se constituye en parte de un sistema teórico más amplio, por tanto no existe una teoría científica absolutamente cierta y no criticable y tan solo mediante la falsación se ahondan en nuevas experiencias reflexiones cada vez más potentes que abren caminos a nuevas y mejores teorías.


La sociedad del riesgo

Es un concepto acuñado por el sociólogo alemán Ulric Beck, el cual lo define como el estado de cosas que atañen a las sociedades de la modernidad avanzada y que tiene que ver con la manera de repartir los riesgos civilizacionales, derivados éstos, del alto grado de desarrollo tecnológico. Para Beck, estamos atravesando una fractura de la modernidad, que se ubica entre la sociedad industrial clásica y la sociedad industrial del riesgo.

Esta actual sociedad del riesgo plantea dos paradigmas de desigualdad social que confrontan las lógicas del reparto de la riqueza de la sociedad industrial con el reparto de los riesgos de la sociedad avanzada, con lo cual se trata de minimizar, relativizar y canalizar los riesgos con el fin de repartirlos y ponerles límites para que resulten más soportables.

Para la sociedad del riesgo el saber adquiere un nuevo significado político en la disputa pública sobre la definición de los riesgos, por ejemplo define que las industrias con alto riesgo se trasladen a los países del llamado "tercer mundo", sujetos a la necesidad de cambiar aplicación de fuentes de trabajo por minimización política de las consecuencias de los riesgos, lo que indudablemente asocia riesgo extremo con pobreza latente.

Esta nueva resignificación implica la perdida del pensamiento social en las ciencias naturales, que erosiona su propia racionalidad científica dejando de lado conceptos sociales, culturales y políticos, se cae en una relativización social del discurso científico, ya que si bien es cierto que los riesgos se definen y caracterizan en el ámbito científico, éstos se minimizan o sobredimensionan en el debate político, acorde a distintos intereses de carácter netamente particulares.

Esta disputa pública sobre la definición de los riesgos supone que la sociedad de clases, basada en el reparto de las riquezas, donde se busca como ideal la igualdad, da paso a una sociedad basada en el reparto de los riesgos que busca como ideal la seguridad.

5. ETNOGRAFIA DEL CONOCIMIENTO, DIALECTICA Y LAS CIENCIAS SOCIALES COMO PARADIGMA FRENTE AL RIESGO.

La epistemología como etnografía cognitiva

El filósofo austriaco Paul Feyerabend (1924) sostiene que para ir en pos del conocimiento no existen estándares invariables de racionalidad, incluyendo a la misma ciencia; al contrario defiende el valor de la inconsistencia y la anarquía en la en el método de hacer ciencia, aduciendo que el crecimiento del conocimiento debe incluir la crítica y admitir la tolerancia de las anomalías. Para llegar en su búsqueda no sirve un camino prefijado, no hay racionalidad científica considerada como guía para cada investigación, toda metodología tiene sus límites y las posibilidades de los objetos de conocimiento son infinitas.

Feyerabend insiste en que hay un solo principio de amplia permisibilidad que puede ser defendible en toda circunstancia el "todo sirve", ya que considera que los estándares científicos son muy peculiares a las condiciones sociales e históricas, y que la ciencia como tal no conoce de "hechos desnudos", todos sus hechos registrados están ya interpretados de alguna forma por tanto son esencialmente teóricos.

Para Feyerabend la teoría dominante en la ciencia busca esencialmente su preservación, y con su requisito de correspondencia entre hipótesis y teoría impide el progreso científico, ya que mediante su principio de contrastación o verificación corre el riesgo de elegir solo las experiencias favorables e ignorar la aparición de lo inesperado. Esas teoría de la verificación que son la esencia del empirismo terminan por impregnarse de un dogmatismo acrítico que no hace otra cosa que impedir el avance de la ciencia al negarse a entradas alternativas.

Se logra el avance de la ciencia procediendo contra-intuitivamente, donde ésta puede ser sometida a la prueba crucial y se ponga en riesgo su veracidad, que pueda ser falseada. En este punto Feyerabend coincide con Popper con su principio de falsabilidad, principio éste de demarcación que permite diferenciar entre lo que es y lo que no es científico, tesis central del refutacionalismo que pone en jaque al empirismo lógico base y origen de las ciencias duras y naturales.


Dialéctica y totalidad social

El filósofo y sociólogo alemán Jünger Habermas (1929 - ) defiende el concepto dialéctico de totalidad al plantear que el Sistema Social o la Totalidad Social y sus respectivas componentes o particularidades, solo en su reciprocidad resultan cognoscibles, "La totalidad social no mantiene ninguna vida propia por encima de los componentes que aúna y de los que, en realidad, viene a constatar" HABERMAS (147).

Habermas analiza cuatro numerales en los que hace la apuesta desde la teoría dialéctica para hacer una clara demarcación frente a la enfoque lógico-empirista de las ciencias naturales:

El concepto de la totalidad desde la perspectiva dialéctica ve más allá de los fundamentos lógicos y desborda al sujeto en el proceso cognitivo, el sujeto se ve coaccionado por los imperativos del objeto.
En la relación teoría – experiencia, la elección de categorías y modelos para el estudio de la realidad social no se rigen por reglas abstractas de una metodología, sino que se adecuan previamente a un objeto preformado.
En la relación teoría – historia, plantea la explicación de los acontecimientos individuales, afirmados en su dependencia con respecto de la totalidad.
En relación a los sistemas sociales, están inmersos en contextos vitales de orden histórico donde existe una estricta diferenciación entre hecho y decisiones y produce como resultado la aplicación de técnicas sociales.

El otro concepto que suscitó especial interés en controversia entre la ciencia analítica y la dialéctica fue el de la "neutralidad valorativa", que para Habermas fue planteado en los siguiente términos:

Desde la dialéctica se entiende que las reglas que regulan la conducta humana, es decir sus normas sociales son impuestas y su incumplimiento está sujeto a la sanción, pero como tal, estas normas se aceptan o se rechazan, no se validan en la experiencia. Su juicio ahora descansa no sobre el conocimiento sino sobre la decisión; decisiones relevantes de orden práctico que no pueden ser sustituidas por el cálculo científico. Con las épocas y las estructuras sociales varían los sistemas jurídicos y los modos de producción, igual ocurre con las normas sociales, por tanto los valores se constituyen dialécticamente en la relación sujetos vivientes y objetos experimentados.

Estas dos visiones, la epistemología como etnografía cognitiva y la dialéctica de la totalidad social, ayudan a construir los cimientos teóricos sobre los que se construye el siguiente paradigma, aun vigente.


Paradigma de las ciencias sociales frente al riesgo

Solo hasta los años 60 del siglo XX inicia una corriente sociológica ligada a la investigación social de los desastres, sus estudios desarrollados se encuentran en un campo marginal en comparación a los realizados por las ciencias naturales e ingenieriles.

Los desastres son considerados como esencia y preocupación de las ciencias sociales y se vuelven interés común de muchas de sus disciplinas como sociología, economía, desarrollo urbano regional, geografía humana, psicología, antropología, derecho, politología, ciencias administrativas, etc. que a la vez que encuentran un campo objeto de sus estudios empíricos, remiten también a una mayor comprensión de la realidad social, y aplica a su vez para aportar en las construcciones teóricas que sustancien sus disciplinas.

Esta concepción social considera a los desastres como producto procesos sociales históricamente determinados, fruto de la convergencia de dos factores el riesgo físico y la vulnerabilidad humana en un contexto territorial determinado, y además si a este campo se introduce la noción de territorialidad tendremos un mayor acercamiento al análisis de los niveles, regional, urbano, local, comunal y hasta familiar.

Bajo estas circunstancias se entiende que toda estimación del riesgo se encuentra ligada a su contexto socio-cultural, donde no existe una preferencia o no preferencia del riesgo y que ésta ya ha sobrepasado su valoración cuántica racional.


6. LA MODERNIDAD LIQUIDA Y LA DOCTRINA DEL SHOCK COMO RESPUESTA AL RIESGO

La modernidad líquida

El Sociólogo y filósofo polaco Ziygmunt Bauman (1925) en su investigación enfocada en la modernidad, ha llegado a definir la forma habitual de vivir en nuestras sociedades modernas contemporáneas como "la vida líquida". Una vida caracterizada por no mantener un rumbo determinado, pues al ser líquida no mantiene mucho tiempo la misma forma. Y ello hace que nuestras vidas se definan por la precariedad y la incertidumbre; navegamos sin rumbo por la vida; vivimos en un mundo donde la única certeza es la certeza de la incertidumbre.

Modernidad Líquida es el calificativo que Bauman le asigna a la fase actual de la modernidad, y calificativos como fluidez, liquidez y levedad son metáforas que utiliza para aprehender su actual naturaleza. Define la sociedad moderna líquida como aquella sociedad donde las condiciones de actuación de sus miembros cambian antes de que las formas puedan consolidarse en unos hábitos y en una rutina determinada.

La modernidad actual emergió de la disolución radical de las amarras que limitaban la libertad de elegir y de actuar y avanzamos hacia la disolución de los vínculos entre la elecciones individuales de los proyectos colectivo, ya no nos planteamos como grupo la tarea de construir un nuevo orden.

Según Bauman nos encontramos en una versión privatizada de la modernidad donde la responsabilidad del fracaso y la construcción de pautas recaen primordialmente sobre los hombros del individuo, salimos de la época de los grupos de referencia para adentrarnos en la era de la comparación universal.

El otro particular calificativo que Bauman atribuye a la modernidad actual es la de época pospanóptica, porque contrario al panóptico donde el ente territorial y la relaciones presenciales de guardia-recluso son su esencia, el ahora se caracteriza por el rechazo a cualquier confinamiento territorial, nos encontramos en el fin del compromiso muto capital-trabajo, supervisor-supervisado

contrario al sedentarismo esencia de la modernidad, brota la venganza del nomadismo contra la territorialidad, las mayorías sedentarias son gobernadas ahora por una élite nómade y extraterritorial, ya no es necesario el compromiso activo con la poblaciones subordinadas, los actuales poderes globales se ven abocados al desmantelamiento de todo intento de constituir redes de ciudadanos activos para obtener como resultado una total desintegración social, para dar cabida al individuo consumidor.


La doctrina del shock

La periodista canadiense Naomi Klein (Montreal 1970) basada en los las experiencias traumáticas de los últimos 30 años, las que expone en sus análisis periodísticos deducidos de una gran gama de estudio de casos como la dictadura de Pinochet en Chile, la invasión de Irak del 2003, el desmembramiento de la Unión Soviética , hasta los desastres naturales ocurridos en Haití, China, Pakistán, India y Brasil le permiten plantear la teoría "la doctrina del shock ", con la cual denomina a la estrategia política que orienta los procesos de reconstrucción como respuesta a los efectos de las intervenciones ya sean te tipo militar, como debidas a desastres naturales.

Klein en su doctrina del Shock nos muestra como los actores y agentes económicos protagonistas en estas intervenciones de reconstrucción tras cualquier tipo de desastres son los principales impulsores de lo que denomina el "capitalismo del desastre", el que postula sin escrúpulos, que detrás de toda tragedia es posible encontrar una gran oportunidad.

En el recuento de la contextualización histórica que hace Klein para comprender las condiciones que permitieron emerger este estado del shock, nos lleva hasta la denominada Escuela de Chicago con su máximo exponente Milton Friedman, cuya principal apuesta fue la del desmantelamiento del Estado de Bienestar y como propuesta la implementación de la globalización del modelo neoliberal, donde aparece una nueva clase neoconservadora, que va tras la búsqueda de todas las nuevas oportunidades, tras la privatización de todos los servicios, donde los de la reconstrucción y atención de desastres no se quedan por fuera.

Klein, también nos invita a comprender la complejidad de los procesos de producción y construcción social del hábitat de las clases populares, donde la pobreza y la vulnerabilidad no constituyen realidades naturales, sino en ella en forma calculada intervienen actores y agentes que juegan un papel importante, cuyos alcances no fácilmente son identificados por el conjunto de la población, ya que tras su velo de aparente altruismo, se esconde la máscara de aprovechar la oportunidad de convertir todo en un negocio de grandes rentabilidades particulares.


ETICA DEL RIESGO LA RESPUESTA

Especialistas en Gestión del riesgo consideran que la humanidad será testigo de nuevos y mayores desastres debido tanto al incremento de la población humana que habita bajo condiciones de vulnerabilidad, como a un cada vez mayor poder destructivo de los fenómenos naturales como respuesta de la expresión del sistema inmunológico de la biosfera, como una reacción al comportamiento de la especie humana.

En palabras del ingeniero civil y sociólogo colombiano Gustavo Wilchez-Chaux solo un nuevo comportamiento basado en una nueva ética puede ser la clave de nuestra supervivencia como especie en el planeta, que será el punto de partida de una Gestión del Riesgo que busca evitar que tanto los fenómenos naturales, socio-naturales como antrópicos se conviertan en una amenaza contra los seres humanos.

Si se define a la biosfera como ese conjunto de todos los ecosistemas que posee una capacidad global de resiliencia, entendida ésta como la capacidad de autorregulación de los seres vivos, la cual se ve diezmada por el abuso de una sola especie, para revertir este rumbo necesitamos acudir a un nueva ética que parta del reconocimiento del derecho a la vida de toda forma de vida, entender que la interdependencia de todos los seres vivos se expresa en la unidad del fenómeno vital del que solo somos uno de sus actores.

Si defendemos que un objetivo de la ética es el de mejorar las condiciones de existencia tanto materiales como espirituales de la población humana, tendremos como punto de partida el de contribuir a la preservación de los ecosistemas mediante estrategias a nivel global que permitan revertir el rumbo de nuestra especie como plaga, volver a un ambientalismo místico en el sentido de considerarnos uno con el cosmos, basados en la comprensión de la unidad e interdependencia de todas las formas de vida, para lo cual se requiere un redefinición profunda de la cultura que nos permita pasar de una ética antropocéntrica a un ética biocéntrica.

A nivel puntal, para mejorar las condiciones de vida de la población humana, debemos acudir a la gestión del riesgo como ese camino que nos conduce a prevenir la ocurrencia de desastre y a reducir las perdidas y sufrimiento causados por los desastres de toda índole, lo cual pasa también por reducir la pobreza e incrementar las oportunidades de las comunidades marginales que la postre deberá redundar en la preservación de los ecosistemas, donde hay pobreza y la prioridad es la de sobrevivir en el día a día no podemos exigir que se den adecuados comportamientos de preservación y de cuidado del ambiente.


INTERPRETACIONES ERRONEAS Y PRECISIONES CONCEPTUALES

Serie de mal interpretaciones del concepto desastre

Para entender los desastres mal llamados naturales, se hace necesario desprenderse de sus malinterpretaciones, que permitan orientar por un camino correcto tanto las prevenciones para evitarlo o minimizarlo, como sus acciones para la recuperación después de acaecido.

La primera de las desviaciones tiene que ver con la denominada por Paulo Freire como "Conciencia Mágica", la que automáticamente transfiere la causa de los acontecimientos reales hacia un nivel suprahumano, al de las fuerzas sobrenaturales o divinas. Paralela a esta interpretación está la de considerar que los desastres son producidos por poderosas fuerzas de la naturaleza, que actúan irremediablemente contra los seres humanos.

Las consecuencias de éstas dos concepciones desviadas, son la que presentan una visión fatalista, al atribuir los desastre a la fuerzas de un castigo divino o como una actuación maléfica de la naturaleza, no conciben más reacción que una resignación y conformismo, la cual surge de la impotencia del hombre frente a la naturaleza.

La tercera mala interpretación es la que tiene que ver con superponer dos conceptos que son muy diferentes, fenómeno natural y desastre natural, donde ni siquiera necesariamente el uno implica el otro.

Se entiende como fenómeno natural cualquier expresión que adopta la naturaleza como resultado de su funcionamiento interno, considerados siempre como elementos activos de la geomorfología terrestre. Estos fenómenos pueden o no ser previsibles, depende del grado de conocimiento que se tenga de la naturaleza que lo origina; y no necesariamente provoca una desastre natural, este solo va a ocurrir cuando haya presencia de población humana en situación de vulnerabilidad.

En cambio el desastre natural es la correlación entre un fenómeno natural peligroso como terremotos, huracanes, maremotos, erupciones volcánicas, inundaciones, deslizamientos, etc. y determinadas condiciones socioeconómicas y físicas vulnerables como situación económica precaria, viviendas mal construidas, mala ubicación, tipo de suelo inestable, etc. que hace a sus poblaciones ser susceptibles de sufrir un daño. Solo se está en condiciones de sufrir un riesgo de desastre cuando se da la combinación de estas dos situaciones, de amenaza o peligro físico más vulnerabilidad humana.


Precisiones conceptuales

En aras de las precisiones conceptuales que debemos tener frente a lo entenderemos por riesgo vale la pena diferenciarlo de palabras con las que se asocia y que generalmente tienden a confundirse.

Hablamos de riesgo cuando los daños se producen como consecuencia de la propia decisión, que lo diferencia de peligro o amenaza, ya que estos se entiende cuando sus daños se atribuye a terceros, es así como en la modernidad, cuando a través de la racionalidad del conocimiento hemos hecho conciencia de las amenazas que nos acechan y decidimos asumirlas estamos hablando de riesgo, en cambio cuando en las épocas antiguas, cuando no existe la posibilidad de tomar decisiones por las cuales optar, sobre todo frente a las amenazas de tipo natural, hablamos entonces de peligro.

Otros de los conceptos que se pueden considerar como sinónimos y que siempre aparecen asociados a los del riesgo son los de incertidumbre y contingencia, el primero acuñado desde la disciplina de la economía moderna, se asume como las probabilidades desconocidas, las que deben ser absorbidas cuando de beneficio empresarial se trata. Y el concepto de contingencia contempla que algo puede ser otra cosa, donde es posible que puedan cambiar tanto lo que es observado, el objeto; o el observador, el sujeto. Para que exista la posibilidad de optar por la decisión, ya sea tanto de asumir un riesgo, como de rechazarlo es precisamente por que se está en un estado de contingencia, en un estado de incertidumbre.


CONCLUSIONES:

Este paneo aporta criterios claros para entender como en los distintos momentos históricos se ha construido en primer lugar el concepto del riesgo, clave para determinar las pautas de cómo se abordado la gestión de mismo, hemos pasado de épocas en donde no se asumía ninguna acción, ya que se daba por sentado que obedecía a designios divinos, al extremo del rigor científico de las ciencias naturales que eran las únicas encargadas de definir el grado de riesgo, hasta llegar a la época actual de la globalización neoliberal, donde todo se rige bajo los criterios del mercado.

Toda decisión por meramente práctica que parezca ser, y más si se trata de una decisión institucional, o una decisión de un colectivo social, encierra tras de sí, así se en forma tácita, una posición teórico y filosófica que la sustente. Esta premisa es indefectiblemente válida cuando de la gestión del riesgo se trata, tras de acciones que aparentemente son solo de carácter pragmático, se encierra todo un corpus filosófico que ha sido fundamental para definir conceptualmente el objeto de su conocimiento, de donde posteriormente se desprenderán cada una de las decisiones y acciones que estas conlleven.

Si se entiende el riesgo como fruto de una decisión que se asume sobre algo objetivamente conocido, podríamos concluir que antes de la sociedad industrial no existía la gestión del riesgo como tal, ya que existía tan solo una especulación metafísica frente a lo posteriormente se denominaría como riesgo.

Tan solo a partir de la modernidad, cuando se impone la racionalidad del conocimiento sobre las concepciones de carácter mítico religioso, se concibe el riesgo como tal, en una primera etapa es competencia directa de las ciencias naturales de enfoque positivista planteado desde la física, la geología y/o la geografía, son estas disciplinas las únicas capaces de estudiarlo, medirlo y valorarlo y serán las únicas que arrojen las directrices de las acciones de gestión de riesgo a tomar.

A partir de la revolución científica que se da en una nueva modernidad, se destrona a las ciencias naturales del pedestal de ser las únicas que tiene potestad en el conocimiento y con la recuperación del papel de las ciencias sociales en su rol de ayudar a interpretar el mundo y a los seres que sobre él habitan, aparece ya la necesidad de incorporar factores de carácter social, político y cultural tanto a la construcción del concepto de riesgo como las acciones de gestión que de él se derivan.

A la fase avanzada de la modernidad que hoy vivimos, a la que unos autores llaman posmodernidad, otros prefieren denominarla como la globalización neoliberal, y autores como Beck terminan denominándola como la "sociedad del riesgo", está caracterizada por ser época en que el mercado se impone sobre todas las decisiones, el Estado pierde su carácter de benefactor, garantista de los derechos sociales, para ser solo un ente regulador de las leyes del mercado, es en este contexto, los riesgos ya no se asumen desde la institucionalidad estatal, sino que se reparten sobre los individuos. Es así como solo los que tienen posibilidades de evadirlos o minimizarlos lo hacen, el resto de la población lo asume como tal, en palabras de Klein, es ahí en ésta "sociedad del desastre" donde aparecen los mercaderes del desastre para pescar la oportunidad de hacer de cualquier tipo de reconstrucción un negocio que puede ser de grandes rentabilidades.

Es hora de aprender de la historia de la concepción del riesgo para avanzar en pos de una sociedad más solidaria y humanitaria, donde la garantías de la salud, la propiedad y la vida no sean privilegio de unos o el negociado de otros, debemos en una sociedad reflexiva recuperar el papel que le corresponde al Estado de ser garante de estos derechos, y por otro lado recuperar el papel protagónico de las comunidades para interesarse por conocer los riesgos que los afectan y sobre todo estar dispuestos a ser participes de las decisiones y de las acciones que se tomen para evitarlos o minimizarlos. La individualidad extrema, del sálvese quien pueda y como pueda, a la que nos ha conducido la actual globalización tiene que llegar a su fin, porque en cuanto a asumir o evitar riesgos se trata debe ser una decisión consensuada de carácter ampliamente social, donde la valoración ética está por encima de todo tipo de interés particular.

Al ir tras la búsqueda del dialogo entre las diferentes concepciones sobre la sociedad del riesgo se debe reconocer que los sistemas simbólicos y clasificatorios de las sociedades complejas, que fueron social e históricamente construidos, que interpretan cosmología con prácticas sociales, se constituyen en los elementos que explican la codificación cultural de la percepción del riesgo, también se debe reconocer que la perdida de legitimidad del discurso científico sobre los riesgos, y por otro lado considerar al movimiento ecologista como una organización de carácter político que lo ubica más allá de una impronta anti-moderna

Sea cual fuere le camino por el que se sopese las distintas opciones valoradas, no solo desde las variables cuantitativas del conocimiento racional, sino desde todo el aporte del contexto socio-cultural, lo que debe quedar claro es que a esta época de la modernidad reflexiva, porque debe asumir como propias las consecuencias perversas del modelo de sociedad industrial que la sustenta.


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