Aportaciones al estudio histórico del colegio San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María (Cádiz). 150 aniversario (1864-2014)

June 30, 2017 | Autor: W. Soto Artuñedo | Categoría: Educación, - Compañía de Jesús, Andalucía, Colegio De San Luis Gonzaga, El Puerto De Santa María
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Descripción

Prólogo

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Aportaciones al estudio histórico del colegio San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María. 1864-2014

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Prólogo

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Aportaciones al estudio histórico del colegio San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María. 1864-2014

© Fundación Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia Trajano, 35-A • 41002 SEVILLA Telf.: 954 378 690 • Fax: 954 371 483 • Telf. Atención SAFA: 902 1940 00 E-mail: [email protected] • http://www.SAFA.edu Autores: Manuel Pacheco Albalate Bernardo Rodríguez Caparrini Leonardo Molina García, S.I. Enrique Martín Lara José Miguel Vicente Pecino Juan José Fuentes González Juan Carlos Pumar Reyes Wenceslao Soto Artuñedo, S.I. Luis Conde Pérez de la Blanca Prólogo: J. Ignacio Rodríguez Álvarez, S.I. Diseño y maquetación de cubiertas y línea interior: José Carlos Gómez Poisón Edición: Octubre 2014 Impresión y distribución: Editorial ANAYA

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Prólogo

Índice

Prólogo



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Capítulo primero LOS JESUITAS EN EL PUERTO DE 1767: SU EXPULSIÓN 15 1. LA FUNDACIÓN OFICIAL DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN EL PUERTO: FELIPE V CONCEDE LAS LICENCIAS NECESARIAS

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2. LA CIUDAD DE EL PUERTO EN LA DÉCADA DE LOS AÑOS 60 DEL SIGLO XVIII 19 3. EL COLEGIO DE SAN FRANCISCO JAVIER Y EL HOSPICIO DE INDIAS, EN LOS DÍAS PREVIOS AL EXTRAÑAMIENTO: SUS COMUNIDADES.

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4. LOS PRIMEROS MOMENTOS DE LA EXPULSIÓN JESUÍTICA EN LA SOCIEDAD PORTUENSE

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5. LA PARTIDA HACIA EL DESTIERRO DE LOS JESUITAS DE LAS COMUNIDADES PORTUENSES 33 6. LA SOCIEDAD PORTUENSE ANTE LA EXPULSIÓN DE SUS JESUITAS

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7. JESUITAS PORTUENSES REPARTIDOS POR ANDALUCÍA, AMÉRICA Y FILIPINAS EN EL MOMENTO DEL DESTIERRO

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Capítulo segundo



EL COLEGIO DE SAN LUIS GONZAGA DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS DE EL PUERTO DE SANTA MARÍA (CÁDIZ): UN RECORRIDO HISTÓRICO-LITERARIO (1864-1924) 63 1. INTRODUCCIÓN

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2. ORÍGENES DEL COLEGIO DE SAN LUIS GONZAGA. EL CURSO INAUGURAL EN PUERTO REAL (1864-1865)

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3. EL COLEGIO PROVISIONAL EN EL PUERTO DE SANTA MARÍA Y CONSTRUCCIÓN DEL NUEVO EDIFICIO (1865-1867)

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4. EL COLEGIO EN EL NUEVO EDIFICIO (1867-1868). SU CIERRE TRAS LA REVOLUCIÓN DE SEPTIEMBRE DE 1868

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Aportaciones al estudio histórico del colegio San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María. 1864-2014 5. EL COLEGIO DE JEREZ DE LA FRONTERA (1870-1875). SU TRASLADO A EL PUERTO DE SANTA MARÍA (1875)

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6. VICERRECTORADO DEL P. JOSÉ MARÍA VÉLEZ, 1875-1881

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7. RECTORADO DEL P. MIGUEL SÁNCHEZ PRIETO, 1881-1888

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8. RECTORADO DEL P. ILDEFONSO DEL OLMO, 1888-1892

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9. RECTORADO DEL P. PEDRO CASTELLÓ, 1893-1897 10. RECTORADO DEL P. JOSÉ MARÍA DE LA TORRE, 1897-1904

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11. RECTORADO DEL P. AGUSTÍN LARA, 1904-1907

96

12. RECTORADO DEL P. FRANCISCO SOCORRO, 1907-1909

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13. VICERRECTORADO Y RECTORADO DEL P. RODOLFO VELASCO, 1909-1912 Y 1912-1915 99 14. RECTORADO DEL P. RAIMUNDO ZAMARRIPA, 1915-1916

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15. RECTORADO DEL P. MARTÍN MENDOZA, 1916-1920

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16. RECTORADO DEL P. NICOLÁS CAMPOS DE TORREBLANCA, 1920-1924. CIERRE DEL COLEGIO

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Capítulo tercero PERIODO DEL NOVICIADO JESUITA EN EL PUERTO DE SANTA MARÍA (1924-1962) 1. COMIENZOS DE NOVICIADO DE LA PROVINCIA BÉTICA (1924-1931) 1.1. Rectorado del Padre Juan Murillo (10/10/1924). 1.2. Rectorado del Padre José Fernández Cuenca (31/07/1929). 2. TIEMPOS AGITADOS 2.1. Testimonio sobre la incautación del Colegio de El Puerto. 2.2. Memorias del exilio contadas por un protagonista. 2.3. Y mientras tanto… 3. RECTORADO DEL PADRE MANUEL GRUND (15/08/1933 - 29/09/1936)

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4. RECTORADO DEL PADRE FERNANDO Mª MORENO PAREJA-OBREGÓN (29/09/1936 - 27/07/1942) 4.1. Momento político. 4.2. Trayectoria del Colegio y de la Compañía. 4.3. El “pusillus grex”. 4.4. Espera de nuevos tiempos.

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Prólogo 5. RECTORADO DEL PADRE ENRIQUE SIMONET (27/07/1942 - 13/11/1948) 174 6. RECTORADO DEL PADRE FRANCISCO TORRES MARTÍN (13/11/1948 - 28/10/1953) 178 7. RECTORADO DEL PADRE JOSÉ RUIZ, SÁNCHEZ DE CUETO (28/10/1953 - 13/11/1954) 179 8. RECTORADO DEL PADRE JOSÉ GÓMEZ CRESPO (13/11/1954 - 22/08/1957)

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9. RECTORADO SEGUNDO DEL PADRE FRANCISCO TORRES (22/08/1957 - 07/07/1963)

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Capítulo cuarto

LOS AÑOS DECISIVOS DEL COLEGIO SAN LUIS GONZAGA (1961-2014) 201 1. LA REAPERTURA DEL COLEGIO 203 2. RECTORADO DEL P. JOSÉ TROBAT (1969-1974)

204

3. RECTORADO DEL P. LUIS CONRADI (1974-1980) 4. RECTORADO DEL P. PEDRO JIMÉNEZ VALDECANTOS (1980-1984) 5. RECTORADO DEL P. FERNANDO MARRERO (1984-1989)

206 210

6. GERENCIA DE D. ANTONIO ARIZA ALBAICETA (1990-2000)

215

7. GERENCIA DE D. FERNANDO MORA ELISO (2000-2008)

220

8. GERENCIA DE D. LORENZO RUS JIMÉNEZ (2008-2014)

221

9. LAS PERSONAS DEL COLEGIO DE SAN LUIS GONZAGA

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Capítulo quinto MUSEO DE HISTORIA NATURAL DEL COLEGIO SAFA SAN LUIS DE EL PUERTO DE SANTA MARÍA 2014 225 1. INTRODUCCIÓN 227 2. APUNTES DE HISTORIA DEL MUSEO DE CIENCIAS NATURALES 228 3. INVENTARIO MUSEO DE HISTORIA NATURAL (1885)

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4. ANEXO FOTOGRÁFICO

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5. JESUITAS EN EL PUERTO DE SANTA MARÍA (1864-1924)

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Aportaciones al estudio histórico del colegio San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María. 1864-2014

Capítulo sexto LA BIBLIOTECA DEL COLEGIO SAN LUIS DE GONZAGA 247

1. LA PRIMITIVA BIBLIOTECA

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2. LA REVOLUCIÓN DEL 68: INCAUTACIÓN E INVENTARIO DE BIENES

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3. LA RESTAURACIÓN MONÁRQUICA. NUEVOS FONDOS BIBLIOGRÁFICOS

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4. CONSTRUCCIÓN DE UN NUEVO LOCAL

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5. PRIMERA ETAPA : 1901-1924 (COLEGIO DE SEGUNDA ENSEÑANZA)

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6. SEGUNDA ETAPA : 1924-1931 (COLEGIO-NOVICIADO DE JESUITAS)

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7. LA REPÚBLICA: INCAUTACIÓN DE BIENES (1931-1936)

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8. EL EDIFICIO DE SAN LUIS DURANTE LA GUERRA CIVIL (1936-1939)

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9. EDAD DE ORO DE LA BIBLIOTECA (1940 -1961)

259

10. FONDOS DE LA BIBLIOTECA (HASTA 1961)

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11. DE EL PUERTO A CÓRDOBA (1961-1969)

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12. FIN DE UNA HISTORIA

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Capítulo séptimo LA IGLESIA Y PARROQUIA DE SAN FRANCISCO 267 1. EL CONVENTO DE SAN FRANCISCO 269 2. LA IGLESIA CONVENTUAL 2.1. La primera fase. 2.2. La segunda fase. a) Capillas del lado del Evangelio. b) Capillas del lado de la Epístola. 2.3. Durante la tercera fase.



3. COFRADÍA DE LOS AFLIGIDOS

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4. IGLESIA DEL COLEGIO SAN LUIS

276

5. IGLESIA DEL NOVICIADO-JUNIORADO

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6. PARROQUIA SAN FRANCISCO

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7. EL INTERIOR DEL TEMPLO EN LA ACTUALIDAD

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8. ANEXO FOTOGRÁFICO A COLOR

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Prólogo

Prólogo

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Aportaciones al estudio histórico del colegio San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María. 1864-2014

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Prólogo

Prólogo Los protagonistas pasan, las instituciones permanecen. Esta sentencia queda bien evidente al asomarse al balcón del tiempo para celebrar los 150 años del Colegio SAFA-San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María y leer la historia de esta institución, que tenemos entre manos. La institución permanece con su quehacer a pesar de tantos avatares como en este siglo y medio han sucedido. Avatares políticos que, como en la gaditana gloriosa revolución del 1868 llevan al cierre del colegio; hecho que se repite en 1932, con las contradicciones internas de una república que proclama libertad, pero que en un artículo de su constitución ¡nada menos! prohíbe la Compañía de Jesús; avatares religiosos en los que un concilio ha cambiado tanto las formas de piedad y de cultivo de la fe; avatares sociales, en fin, que de aquella sociedad tan de clases del siglo XIX, o tan autoritaria después de una guerra civil, nos han traído a este principio del siglo XXI, a una sociedad democrática y plural, mucho más interclasista y tolerante. Todos estos cambios y peripecias van siendo narrados, con competencia y cariñosos manifiestos por los autores de este libro homenaje. Al hilo de la lectura, impresiona ver cómo van pasando tantos protagonistas tejiendo la vida, actuando en la historia, impartiendo o adquiriendo cultura, sembrando o clarificando la fe alrededor de la institución educativa colegio SAFA- San Luis de El Puerto de Santa María. Y uno, al leer, quiere pensar que la sociedad no ha evolucionado a mejor por meros avatares, sino que ha ido a mejor porque, como se puede apreciar entre líneas a lo largo de estas páginas, hay personas que la empujan. Evoluciona, es verdad, en zig-zag, no linealmente, incluso con periodos traumáticos, pero evoluciona gracias a las personas que van dejando su vida a girones tratando de dar cultura y promocionando a las nuevas generaciones. Una institución educativa es actor principal de esta marcha hacia delante de una sociedad que evoluciona, pero es a la vez ella misma, cambiada y transformada. Leyendo estas páginas eso se hace evidente. De un legítimo interés de las clases acomodadas por una educación de calidad surge una institución educativa que va pasando, a través del tiempo, de régimen de internado a casa de formación 11

Aportaciones al estudio histórico del colegio San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María. 1864-2014

de jesuitas, a una escuela de oficios, de niveles de pago a escuela gratuita… termina en un colegio abierto a todos, ofreciendo formación de calidad para toda clase de familias y para toda edad y nivel de formación. Y la institución, evolucionando, empujada por muchos, sigue, y permanece. Y sin embargo los protagonistas pasan. Protagonistas de esta historia han sido los benefactores de primera hora que empeñaron sus personas y su dinero para que la Compañía de Jesús fundara un colegio en El Puerto de Santa María, porque los jóvenes van a instruirse al extranjero donde dejan la fe y las buenas costumbres. ¡Qué gran confianza en la capacidad educadora de la Compañía, qué gran aprecio a la educación, qué estima por la fe cristiana! Quede constancia de nuestro agradecimiento a ellos. Estos protagonistas de primera hora anudaron una relación fecunda y preciosa entre El Puerto de Santa María y la Compañía de Jesús; desde entonces, El Puerto, será mucho más que lugar de llegada para jesuitas desterrados, como queda de manifiesto en el primer capítulo del libro. Protagonistas han sido tantos jesuitas que, traídos por la obediencia a la institución, dejaron lo mejor de sí, de sus personas y saberes, en la monótona y no siempre gratificante labor escolar. Dejamos constancia también de nuestro agradecimiento porque escribieron la historia y la empujaron para mejor. Protagonistas han sido la pléyade de alumnos que han pasado por las aulas, y que poniendo en juego sus capacidades, con más o menos voluntad, se prepararon para la vida, independientemente de que después, la fama, ¡tan caprichosa y efímera!, les haya reservado o no un puesto entre los grandes. También agradecimiento a ellos por sus esfuerzos, los que fueran. Esos protagonistas pasaron y sin embargo la institución permanece. Esta es la ley. Las instituciones, por su mismo ser, tienen voluntad de permanencia y forcejean lo indecible por perdurar. Lo que nos corresponde a nosotros, a cada generación, es que la institución en su voluntad de permanecer y de adaptarse a los nuevos tiempos y retos, no pierda el alma, no tuerza la razón y los objetivos que le dieron vida. Se trata de que las inquietudes de los que la pusieron en pie sigan vivas en la institución. Y de la lectura de las páginas de este libro queda claro que esas inquietudes fueron ayudar a vivir la fe cristiana, a la vez que se impartía cultura y se facilitaba la promoción a las nuevas generaciones. Estos objetivos han latido siempre al interior de la institución educativa, en cualquiera de sus periodos. Para ello no se escatimaron medios, tampoco los materiales: Biblioteca espléndida, museo de CC. NN. y laboratorios, Iglesia y tallas de devoción. Los documentados artículos que se incluyen en este libro sobre el particular lo demuestran. Esas aspiraciones, fe, cultura y promoción, han estado ahí en el interior del colegio SAFA-S. Luis Gonzaga desde su fundación, han sido su alma que 12

Prólogo

ha traspasado el tiempo. Al celebrar los 150 años de la institución, a nosotros, protagonistas de este momento, que sabemos vamos a pasar, nos corresponde recrear esa alma, actualizarla, darle vida de modo que el colegio siga empujando la historia a mejor, y dotando a los niños y jóvenes de instrucción, fe y buenas costumbres, como deseaban los fundadores. Éste es el ser de nuestro colegio que nos corresponde cuidar, mimar, recrear siempre; nos corresponde a todos los que tenemos relación con él, porque siempre son tiempos nuevos y propicios para entregar a las nuevas generaciones una educación integral. Nosotros, protagonistas, pasaremos, pero la nave colegial seguirá navegando. Le daremos buen rumbo sin moverse de la bahía gaditana. Mientras tanto, quede aquí constancia del agradecimiento de la Compañía de Jesús, de la SAFA y de todas las familias y alumnos de tanta generosidad, entrega y profesionalidad a los que han hecho posible estos 150 años del colegio, a los que siguen haciendo colegio cada día, a los que han escrito su historia en este libro y a los que se han desvivido para que pudiéramos celebrar esta efeméride. Nosotros no quedamos citados para celebrar los 200 años, el colegio sí. J. Ignacio Rodríguez Álvarez, S.I.

Delegado de Educación Compañía de Jesús - Prov. de España

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Aportaciones al estudio histórico del colegio San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María. 1864-2014

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Los Jesuitas en El Puerto de 1767: su expulsión

Capítulo primero LOS JESUITAS EN EL PUERTO DE 1767: SU EXPULSIÓN

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Los Jesuitas en El Puerto de 1767: su expulsión

Capítulo primero Manuel Pacheco Albalate 1

LOS JESUITAS EN EL PUERTO DE 1767: SU EXPULSIÓN 1. LA FUNDACIÓN OFICIAL DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN EL PUERTO: FELIPE V CONCEDE LAS LICENCIAS NECESARIAS El 20 de noviembre de 1730, cuando El Puerto de Santa María era ya una ciudad de realengo tras haber dejado de pertenecer al señorío de Medinaceli en 1729, ante las instancias cursadas por el padre Luis Portillo, presbítero profeso de la Compañía de Jesús, superior y administrador de la residencia, más o menos tolerada que no autorizada, que en ella se hallaba, y las solicitudes tramitadas por el cabildo municipal portuense apoyando la fundación que los jesuitas pretendían, y que los Medinaceli les negaban aduciendo el excesivo número de conventos religiosos que existían en la ciudad en relación con sus habitantes, el rey Felipe V remitió a ambas instituciones un comunicado manifestando que […] de más de sesenta años a ésta, tenía la religión de la Compañía de Jesús una residencia y hospicio en ella, administrando ciertos bienes que son dote de fundación para un colegio, con el cargo de la enseñanza a la juventud de sus vecinos; y como su renta ha ido aumentando, este capital se halla hoy capaz de mantener competente número de sujetos que empleados en el ministerio consiga la piedad del fundador su intento en el bien que propuso del bien espiritual y temporal de aquella ciudad y tanto se interesa en la cristiana erudición de sus hijos y enseñanza de humana y divinas letras, por medio de maestros hábiles que destierren la ignorancia y pravedad de costumbres, pues uno y otro al presente les era preciso a sus padres apartar sus hijos con crecidos dispendios enviándolos a lugares distantes, y aquellos a quienes faltan medios, se quedan incapaces […] Continuaba haciendo referencia a la vinculación que tenía la ciudad con el santo de la  Compañía de Jesús,  y estrecho colaborador de su fundador, San Francisco Javier, compatrono de la misma por su especial intercesión en 17

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la desoladora epidemia del año 1680, así como otras consideraciones, dando conocimiento de que había acordado […] dar esta nuestra carta, por la cual concedemos licencia y permiso a la Religión de la Compañía de Jesús para que sin incurrir en pena alguna en la residencia u hospicio que tiene en la ciudad del Puerto de Santa María, pueda exigir y fundar colegio de la misma religión conforme su dotación forma que por dicha Ciudad, vicario y clero de allí se nos ha representado para que los religiosos que residiesen en él se empleen en la educación y enseñanza y doctrina de los hijos de sus vecinos conforme a la disposición de su fundador […]2 Creemos interesante destacar en este texto, entre otros, dos aspectos. El primero es que se reconocía que con anterioridad a 1670, la realidad es de 1633, ya estaba asentada en El Puerto la Compañía de Jesús. Lo segundo es la frase “residencia u hospicio”, cuyos dos nombres van unidos por una conjunción disyuntiva de modo que a la incipiente casa se le da uno u otro nombre; si hubieran sido dos comunidades diferentes se hubiera redactado, pese a la falta de normas ortográficas de la época, con la conjunción copulativa “y”. Es bien conocido que el hospicio de Indias aún no estaba construido, sin embargo en algunos escritos existe confusión sobre este particular. Aunque lo verdaderamente interesante fue que ya desde 1719, bajo la administración del padre Luis Portillo, la pequeña célula, el reducido grupo de jesuitas que vivían en El Puerto, abandonaron su primera ubicación, próxima al convento de las Madres Comendadoras del Espíritu Santo, y se trasladaron a un conjunto de casas delimitadas por las calles Nevería, Luna y San Bartolomé, conocidas por el nombres de sus antiguos propietarios, los Carreño, con la firme idea de levantar allí su colegio bajo la advocación de San Francisco Javier. En principio fue un pequeño oratorio en el que celebraban la Eucaristía junto a sus más íntimos seguidores, grupo que con el paso de los años fue creciendo significativamente.3 Cada día que pasaba era mayor el número de personas de la burguesía local, pertenecientes al importante comercio relacionado con América, que deseaban tener un centro adecuado, con profesorado cualificado, para la formación de sus hijos. El 31 de julio de 1723, día de san Ignacio, se cubrió una nueva meta en el reconocimiento de la Compañía en la ciudad, al autorizar el Arzobispo de Sevilla don Luis de Salcedo y Azcona que la Eucaristía, que se celebraba en la intimidad de su residencia, pasara a ser de puertas abiertas para todos los portuenses.4 Una nueva etapa se cubrió con la estancia del rey en El Puerto, en la conocida Casa de las Cadenas, cuando el 7 de abril de 1729 el cabildo municipal le elevó una súplica para que se sirviera, por un decreto absoluto, […] conceder a esta residencia la facultad y licencia para establecer un colegio en cumplimiento del cargo de su fundación […] Otro 31 de mayo, en esta ocasión de 1729, diez años después de que el Padre Portillo se asentara en la calle Luna, llegó el momento en que Felipe V redactó y mando ejecutar la conocida célula que comenzaba exponiendo que “Conviniendo 18

Los Jesuitas en El Puerto de 1767: su expulsión

a mi real servicio y a la Corona incorporar a ella el Puerto de Santa María que hoy goza la Casa y Estado del Duque de Medinasidonia”.5 Dicho documento fue el pistoletazo que puso en actividad a un buen número de maestros de obras, de albañiles, de oficiales, de carpinteros, etc., prestos a levantar la fábrica durante tantos años deseada. No se esperó a tener materialmente la licencia del propio rey, se sabía de la aquiescencia del mismo, por lo que en los último meses de este año se iniciaron las obras, pero no solamente en la calle Luna donde debía levantarse el colegio, sino que se puso un mayor énfasis en edificar el verdadero Hospicio de Indias o, como también se le llamó, “Casa de Misericordia”, tan necesario en el entorno de la bahía gaditana al haberse trasladado de Sevilla a Cádiz, por decreto de 8 de mayo de 1717, Casa de Audiencia de Indias, más conocida como la Casa de la Contratación, fundada en 1503 para controlar la navegación, el comercio y las personas, ya marineros ya pasajeros, que viajaban al Nuevo Mundo. La Compañía de Jesús, que dependía de ella en las innumerables diligencias que debían realizar sus comisarios para obtener las correspondientes reales órdenes de concesión de las expediciones de misioneros que marchaban a Indias, decidió seguir su estela desplazándose a los alrededores de la bahía gaditana, con el fin de estar más próximos a la institución. Mientras, en tanto partían las barcadas, se agrupaban a los jesuitas dispuestos a cruzar el ancho mar en misiones evangelizadoras, unos españoles y otros extranjeros, en la residencia de Cádiz, con las incomodidades e interferencias que se producían entre los residentes habituales y los que lo eran durante varios meses, mientras se realizaba la partida.6 Para ello adquirieron en la desembocadura del Guadalete, en lo que se conocía como Campo del Socorro, unas casas que nombraban del “Sacramento” que orillaban en aquel entonces la costa de la bahía, en lo que hoy se llama calle de los Moros, y desde donde con nitidez se podían observar los muchos barcos fondeados en la bahía, y en segundo plano, entre ellos, la bella silueta de la ciudad de Cádiz en la que sobresalía la Catedral Vieja,7 la Nueva,8 que se encontraba en fase constructiva, y las muchas torres miradores de los cargadores a Indias que, como periscopios, se asomaban por las azoteas oteando el horizonte marino con la esperanza de ver la arribada de algún barco familiar portador de noticias y de actividad comercial. La construcción del hospicio se inició bajo la dirección del maestro de obras Francisco de Sevallos, y por muerte de éste la continuó y concluyó Juan Díaz, dándose por terminada las obras, y por lo tanto puesto en actividad, el 28 de febrero de 1735.9 2. LA CIUDAD DE EL PUERTO EN LA DÉCADA DE LOS AÑOS 60 DEL SIGLO XVIII10 Había pasado ya más de media centuria desde aquel 23 de agosto de 1702 en que los habitantes del entorno de la Bahía pudieron observar cómo una poderosa flota, de más de 200 barcos, que transportaban un cuerpo expedicionario de unos 14.000 hombres, bloqueaba todo su contorno, desde Rota a Santi Petri, dispuestos a efectuar un desembarco en las cercanas playas portuenses, que ellos llamaban la ensenada de Los Toros, hoy conocida por la playa de Las Redes. Era la armada 19

Aportaciones al estudio histórico del colegio San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María. 1864-2014

anglo-holandesa que, al mando del almirante inglés George Rooke, venía en nombre de la Casa de Austria y por tanto en oposición directa al recién nombrado rey Borbón Felipe V. La ciudad de El Puerto, en la que residía el capitán general de Andalucía y de la Mar Océana don Francisco del Castillo, marqués de Villadaria, sólo pudo hacerles frente con una tropa regular de 150 hombres de infantería, y una compañía de caballería de 30 elementos al mando del capitán Félix Vallarón, así como con algunas milicias urbanas, quienes se parapetaron entre barriles de vino llenos de arena de la playa y compactas fajinas densamente confeccionadas con retamas y pequeños arbustos. Ni que decir tiene que la próspera ciudad de aquellos años, la citada por Tolomeo con el nombre de Puerto de Menesteo, fue abandonada por sus habitantes, entrando los invasores a saco, sin la menor consideración, desvalijando las bodegas, las importantes casas de los acaudalados comerciantes y los almacenes en que estos tenían depositados sus géneros y mercancías pendientes de enviar al Nuevo Mundo, así como conventos y edificios donde existía algo de valor.11 Pero, como decíamos, ya habían pasado sesenta años. La población, de unas 22.000 personas, era una nueva generación repuesta de los estragos de la invasión. La actividad comercial estaba de nuevo en auge; los ricos hacendados de las regiones del norte peninsular, asturianos, vascos, navarros…, y los extranjeros, en su mayoría genoveses, franceses y flamencos, habían reanudado su actividad formando una acaudalada aristocracia que se dejaba ver en suntuosos edificios: las casas palacio de los cargadores a Indias. La ciudad, de calles limpias que rezumaban bullicio y constante animación, era la tercera del Reino de Sevilla, después de Cádiz y de la propia Sevilla, según se desprende de las respuestas generales del Catastro de Ensenada12. Su organización político administrativa, tras las decisiones que tomó Felipe V en 1731, con unas arcas agotadas, de vender los cargos del gobierno municipal, estaba constituida por un gobernador político-militar, nombrado por el rey de una terna presentada por la Cámara de Castilla, un alférez mayor, un alguacil mayor, el alcalde de la Hermandad, y 18 regidores, todos, a excepción del gobernador, perpetuos, y los diputados del común y síndico personero quienes también lo eran por un periodo determinado. Este gobernador, quien tuvo un papel relevante durante todo el proceso de la expulsión jesuítica, era Berengario Trigona, militar de buena reputación, que había sido gobernador del ducado italiano de Guastalla, Brigadier de Infantería del ejército real, y a quien Felipe V, en 1749, concedió el título de conde de Trigona. Dicho oficial, siciliano de nacimiento, vino desde Italia en 1759 al acceder Carlos III a la Corona española haciéndose acompañar por personal castrense de su confianza. Junto a él otra persona tuvo un protagonismo relevante en la expulsión de los jesuitas; nos referimos a don Guillermo Tyrry (1726-1779), alférez mayor, quien poseía el cargo desde 1745, habiéndolo comprado su abuelo por 60.000 reales, y quien desde 1730 poseía el título de marqués de la Cañada.13 Era también un municipio culto donde las nuevas ideas ilustradas que recorrían Europa, y cuya preocupación fundamental eran las cuestiones políticas y sociales, ya se habían dejado sentir, destacando el importante y renombrado gabinete de antigüedades del citado marqués de la Cañada, Guillermo Tyrry, 20

Los Jesuitas en El Puerto de 1767: su expulsión

que lo había heredado de su padre,14 y donde, aparte de exhibirse su cualificado contenido, servía para que eruditos realizaran estudios e investigaciones, que luego se plasmaron en publicaciones sobre la ciudad.15 Consecuencia de esta inquietud cultural fue el que impresores de otras regiones vinieran a asentarse en ella, donde eran insistentemente demandados. En 1737 inician aquí sus actividades los tipógrafos sevillanos de la familia Gómez, quienes abandonaron la ciudad hispalense al padecer el declive de sus labores desde que se decidió el traslado a Cádiz de la Casa de la Contratación. Realizan durante estos primeros años, fundamentalmente, temas religiosos y fúnebres, llegando al año 1740 en que esta primitiva imprenta de carácter familiar pasó a depender de uno sólo de los hermanos que formaban la sociedad. Roque Gómez Guiraun se hizo cargo de ella estableciéndose en la calle Cielo, y con esta fecha fue nombrado por el Cabildo Municipal impresor mayor de la ciudad. En 1750 continuó su labor confeccionando trabajos para la sociedad portuense, y a su fallecimiento, ocurrido en 1752, el cargo de impresor mayor recayó en Francisco Vicente Muñoz. Otro detalle de esta comercial e ilustrada ciudad es que en la misma se fundara un jardín botánico -en ella estuvo el científico, naturalista, botánico y zoólogo sueco Linneo-16, con deseos de aclimatar las especies vegetales americanas, de manera que pudieran servir, entre otros aspectos, como remedio medicinal.17 El erudito portuense Juan Luis Roche, contando con el apoyo de los cargadores a Indias Pablo y Clara Vizarrón, de los que era su administrador y hombre de confianza, y por tanto contaba con la posibilidad de importar plantas del Nuevo Mundo, construyó el que pudo ser primer jardín botánico de aclimatación de la ciudad de El Puerto, y quizás uno de los primeros de España, pues fue anterior al año 1755 cuando Fernando VI encarga a José Quer Martínez, cirujano militar y sobre todo el más insigne botánico de estos años, que organice el jardín botánico de Madrid, y que, años más tarde, bajo el reinado de Carlos III, se trasladaría al Paseo del Prado. Este jardín de El Puerto, cuyo emplazamiento y demás circunstancias que debieron rodearle desconocemos, podríamos pensar, sólo a manera de hipótesis, que estuviera en los jardines que se montaron, en ocho días, con motivo de la visita de los reyes Felipe V e Isabel de Farnesio, en la callejuela de Vizarrón, junto a la Casa de las Cadenas. También, por aquellas lejanas fechas, ya se había introducido en la desembocadura del Guadalete la talasoterapia, o baños medicinales de mar, signo evidente de que las nuevas ideas del “Siglo de las Luces” habían llegado con rapidez a esta población, adelantándose en muchos años a otras regiones españolas. El jesuita misionero alsaciano Johann Jacob Baegert, quien estuvo en El Puerto entre los años 1749 y 1750 a la espera de embarcar con destino a Nueva España, a la Baja California, relata así cómo veía aquellos baños: […]Hacia las cinco de la tarde los sacerdotes van en parejas a dar un largo paseo. Sólo a un cuarto de hora de la calle, donde pasean toda clase de hombres y mujeres, los sacerdotes se bañan. Yo nunca lo hubiera creído si no hubiera visto miembros de diferentes categorías de la orden saliendo de nuestra casa para tomar un baño. El baño debe ser una costumbre 21

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general entre los laicos, de ambos sexos, así se pueden refrescar, pero con la diferencia de que las mujeres se bañan por la noche. Los señores médicos están muy dispuestos a recetar a sus pacientes dichas curas de baño en el mes de julio […].18 Pero aún debemos hacer referencia a dos centros culturales del momento, muy importantes, en torno a los cuales se desarrollarían unos hechos que marcaron, no sólo a esta ciudad, sino a gran parte de la humanidad y que son el núcleo sobre los cuales realizamos estas anotaciones respecto a la expulsión de la Compañía de Jesús por Carlos III. En primer lugar referimos, como bien se puede intuir, al colegio de San Francisco Javier que ya por estos años, aunque en fase de mejora y construcción, estaba a plena rendimiento. Lentamente, pero sin descanso, desde el primero de julio de 1732 en que se pusieron sus cimientos, varios centenares de alumnos, tanto de El Puerto como de sus alrededores, se formaban, aprendían a leer y escribir en su escuela de primera enseñanza, y otro grupo significativo también recibía conocimientos de Gramática latina. Se estaba llevando a buen fin el lema ignaciano de “Ad majorem Dei gloriam” (A la mayor gloria de Dios), se estaba divulgando y propagando la fe católica a través de la predicación y la educación de la juventud. La Compañía de Jesús tenía puesta su mirada en la sociedad portuense. Pero junto a éste, existía otro centro, quizás el centro cultural más importante de la ciudad, el ya citado Hospicio de Indias que había finalizado su construcción en 1735. Desde la significativa fecha para la Compañía de Jesús en El Puerto de 1729, recién iniciada las obras del edificio del hospicio, la Procuraduría de Indias, también conocida como el “Oficio de Indias”, una de las tres procuras de significación junto a la de la Corte y la de Roma, se trasladó definitivamente a El Puerto desde Sevilla, desde el hospicio de Nuestra Señora de Guadalupe, y con ella el padre peruano Juan Francisco de Castañeda, quien residía en Sevilla, aunque la procura estuviera en El Puerto, en el oratorio de la calle Luna, desde su nombramiento en 1710 al sustituir al Padre Alonso de Quirós. Esta institución con varios cometidos cuales eran los de ejercer las funciones específicas de aclimatación y agrupación de los que iban a partir, la realización de todos los trámites burocráticos que imponía la Casa de la Contratación para poder pasar a Indias, la manutención y atención a los misioneros, la remisión de material adecuado para todas las comunidades de ultramar, la coordinación de toda la correspondencia oficial, oficiosa, personal y familiar, también era un foco cualificado de debate filosófico sobre las nuevas ideas ilustradas que circulaban por Europa. Los jesuitas que allí se reunían tenían una competente formación, muchos de ellos extranjeros que venían a realizar el aguardo, en ocasiones durante muchos meses, para partir al Nuevo Mundo, junto a otros pertenecientes a las diferentes provincias españolas, y otros que se encontraban en tránsito de regreso a las tierras desde la que habían partido, tras permanecer un periodo de tiempo más o menos dilatado en capitales europeas, especialmente en Roma. Todos debían esperar a que se formara la nueva flota, que debidamente convoyada, les llevara a los lugares de destino. 22

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En este periodo de los albores del año 1760, alrededor de la buena biblioteca que ya poseía el hospicio19, se reunían con asiduidad, y exponían sus ideas, tres destacados personajes: los jesuitas peruanos padres Juan Francisco de Castañeda y José de Alzugay, y el ilustrado portuense Juan Luis Roche, tres grandes amigos, quienes a través de este último tuvieron una fluida correspondencia con fray Martín Sarmiento y con el también benedictino fray Benito Jerónimo Feijoo. Castañeda, que ya había cesado como procurador a Indias en El Puerto, se encontraba a la esperaba de restituirse a su patria peruana, pero mientras llegaba el momento de la partida, continuaba desde hacía bastantes años como confesor de la importante señora de la oligarquía local y cargadora a Indias, doña Clara Vizarrón, quien había encomendado la administración de sus bienes al erudito y protegido personal Juan Luis Roche. El padre Alzugaray20, que había sido procurador General de su provincia y en Madrid y Roma en 1743, compartía con ambos su vasta formación y las muchas ideas que había adquirido en sus viajes por Francia e Italia, así como sus amplios conocimientos, y fluidez, de la lengua francesa, hallándose igualmente pendiente de retornar a sus tierras americanas, no habiendo podido partir al contraer una enfermedad psíquica, que le llevó al borde de la locura, siendo Roche con su compresión y ayuda, tanto psicológica como médica, y Sarmiento a través de sus cartas, quienes le ayudaron en esta situación y conseguirían el retorno a su Perú.21 Desde la plaza del Polvorista, rodeada de hermosas y suntuosas edificaciones, donde se hallaban, mirando a la bahía, a la izquierda la Casa de las Cadenas de la familia Vizarrón donde vivía el ilustrado y erudito Roche, y a la derecha el Hospicio de Indias de la Compañía Jesús donde residían los padres Castañeda y Alzugaray, entre otros, y en sus muchos paseos y charlas compartiendo inquietudes religiosas, sociales y culturales, no nos parece descabellado pensar que los conceptos de buscar la verdad científica por medio de la razón, de modernizar la sociedad combatiendo la superstición, la ignorancia, y el fanatismo religioso, y de mejorar el conocimiento del mundo en que se habitaba, pudieran partir de aquí al Nuevo Mundo, flotando en los navíos y en las mentes de muchos cualificados pensadores jesuitas. 3. EL COLEGIO DE SAN FRANCISCO JAVIER Y EL HOSPICIO DE INDIAS, EN LOS DÍAS PREVIOS AL EXTRAÑAMIENTO: SUS COMUNIDADES. La casa de la Compañía, el colegio de San Francisco Javier, el antiguo oratorio que era conocido en la ciudad como la casa de la Torre, y que venía funcionando como escuela desde 1732, y como colegio de gramática desde 1737 bajo la dirección del padre Gersi, continuaba en fase de consolidación y construcción en 1767; el levantamiento de su fábrica no había ido al ritmo del hospicio de Indias que estaba totalmente construido y en completa actividad. A la vez que se impartían enseñanzas, según las posibilidades económicas lo permitían, de acuerdo con lo que le rentaban sus temporalidades22 y las ayudas económicas de los benefactores portuenses devotos de san Francisco Javier, se continuaba levantando el edificio23. Unos años atrás, en 1764, el historiador local Ruiz de Cortázar nos indicaba que en este año 23

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[…] sólo están labradas las escuelas, una iglesia ínterin primorosa, con dos medios ángulos y diferentes aposentos, con una torre muy alta y hermosa y otras oficinas útiles al Colegio […] Así como que se encontraba […] el templo no sólo abierto los cimientos, delineadas las capillas, sino levantadas las paredes principales y columnas hasta casi las cornisas y será acabado en breve tiempo, no faltando los medios para que desde su principio han transcurrido […]24 Pero el historiador, cuando esto escribió, no intuía lo que iba a ocurrir en los primeros días del mes de abril de 1767, por lo que todas las previsiones quedaron truncadas en un doble sentido: por una parte se paralizaron las obras que nunca más se proseguirían25, y por otra, mucho más sensible para la ciudad, quedaron los jóvenes portuenses huérfanos de cultura. Buena prueba de ello, del vacío que se produjo en cuanto a la atención que se venía prestando a niños y adolescentes, fue la falta de maestros cualificados y autorizados por el cabildo municipal para impartir docencia. El Supremo Consejo de Castilla, sopesando esta deficiencia, remitió escrito a las autoridades de la ciudad, el 17 de agosto de 177326, más de seis años después de la expulsión, pidiendo que el Comisionado informara […] por su mano si está evacuada en todas sus partes la Real Cédula de aplicación de este Colegio e Iglesia que fue de los Regulares de la Compañía y el estado en que se halla su nuevo destino, expresando en caso de no haberse verificado su cumplimiento, la causa o motivo que lo difiera […] Igualmente se solicitaban referencias sobre el establecido de los estudios previstos, del salario que estaban percibiendo los maestros a cuyo cargo debían estar las clases, y si estos se estaban pagando del caudal de las temporalidades o de algunas dotaciones particulares. A lo que se respondió que en cuanto a los maestros y a las clases que se seguían […] la providencia interina dada por el Sr. Gobernador al tiempo del extrañamiento de los Regulares, que es mantener un maestro de Gramática al que se le socorre con doscientos veinticinco reales cada mes; un maestro de primeras Letras, que también se socorre con ciento cincuenta reales cada mes, y un ayudante con noventa reales al mes de socorro, cuyo importe mensual paga el Sr. Marques de la Cañada de los caudales puestos a su disposición para el cumplimiento de su comisión […] En cuanto a la comunidad del colegio, que pertenecía a la Provincia de Andalucía, estaba constituida en aquel año por tres sacerdotes, cuyas escuetas biografías responden a: 24

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Quintanilla, Salvador de Superior de la comunidad desde el 12 de diciembre de 1765. Onubense, habiendo nacido en Niebla el 5 de agosto de 1721, ingresando en la Compañía el 28 de marzo de 1739 y realizando sus votos perpetuos el 2 de febrero de 1757. Embarcó hacia el destierro en El Puerto de Santa María en el navío sueco La Paz el 2 de mayo de 1767 rumbo a Civitavechia. (Archivo General de Simancas, en adelante AGS, Marina: Legajo 724) Puerto, Miguel del Nacido en Montilla (Córdoba) el 8 de enero de 1698, perteneciendo a la Compañía desde el 8 de noviembre de 1711, y habiendo realizado sus votos perpetuos el 2 de febrero de 1731. Era el administrador y, entre otras cometidos, el prefecto de la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús. Depositado en Jerez de la Frontera, falleció el 11 de febrero de 1768, en plena operación de extrañamiento. Montilla, Juan de El tercer sacerdote era sevillano, nacido el 16 de septiembre de 1730, quien había ingresado en la Compañía de Jesús, con quince años, el 17 de de septiembre de 1745, para el 2 de febrero de 1764 realizar sus votos solemnes, teniendo como responsabilidad el impartir la docencia en gramática. Embarcó hacia el destierro en El Puerto de Santa María en el navío sueco La Paz el 2 de mayo de 1767 rumbo a Civitavechia. (AGS: Marina: Legajo 724). Junto a estos, otros tres coadjutores tenían su residencia en el colegio de la calle Luna. Espinosa, Luis de Era el procurador de la comunidad. Natural de Málaga, nació el 30 de abril de 1708, ingresado en la Compañía el 6 de marzo de 1725 y siendo coadjutor desde el 15 de agosto de 1738. Embarcó en Cartagena para Córcega en el navío holandés Catalina Polonia, el 9 de octubre de 1767. (AGS: Marina: Legajo 724). Residía en la legación de Rávena en 1773 (Archivo General de Simancas, Inventario 27, legajo 1) Falleció en Veruchio el 27 de julio de 1786. Calle, Manuel de la Natural de Perroso, en Santander, nacido el 16 de noviembre de 1738, ingresó en la Compañía de Jesús el 9 de marzo de 1756. Embarcó hacia el destierro en El Puerto de Santa María en el navío sueco La Paz el 2 de mayo de 1767 rumbo a Civitavechia. (AGS: Marina: Legajo 724). Se secularizó el 15 de julio de 1767, y meses después huyó de Córcega donde se hallaba. 25

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Vargas, Lucas de Natural de la vecina ciudad de Jerez de la Frontera donde había nacido el 13 de diciembre de 1733. Jesuita desde el 12 de diciembre de 1754, y coadjutor desde el 2 de febrero de 1765.27 Embarcó hacia el destierro en El Puerto de Santa María en el navío sueco La Paz el 2 de mayo de 1767 rumbo a Civitavechia. (AGS: Marina: Legajo 724). Se secularizó el 28 de agosto de 1767, y con posterioridad, en ese mismo año de 1767 huyó desde Córcega donde se hallaba. En 1774 residía en Roma según consta en el AGS, Dirección General del Tesoro (DGT), Inventario 27, Legajo nº 1. Aparte de estos seis ignacianos, otros padres, que se hallaban en el Hospicio de Indias a la espera de embarque, también colaboraban con el colegio en tareas docentes, impartiendo el mucho saber que acumulaban, la gran formación que habían adquirido en las diferentes ramas del saber para marchar a las tierras americanas, para enfrentarse a las más diversas situaciones. En cuanto al hospicio de Indias, con capacidad para más de ochenta regulares, se hallaba completamente concluido desde hacía ya tres décadas, y se encontraba en total actividad, cumpliendo los objetivos para los que se había fundado. Era una casa de piedra de tres pisos con dos altas torres laterales mirando hacia la bahía gaditana, a orillas del mar, de donde recibía su brisa, tan necesaria en los meses de verano cuando sopla en la zona el caluroso y seco viento de levante; su fachada era llamativa por la cantidad de herrajes que cubrían las aberturas que daban a los diferentes aposentos; no tenía jardín, a diferencia de lo que era costumbre en las casas nobles de la ciudad, pero contaba con un patio claustrado con fuente en el centro de donde manaba agua, contándose entre las escasos edificios que poseían el recurso de que les llegara agua potable desde los manantiales de la Piedad, todo ello gracias a las gestiones que realizó el padre Francisco Castañeda en los años en que fue Procurador General comprándole al Cabildo municipal una paja de agua por el precio de ochocientos ducados de vellón.28 En la planta baja se encontraba la iglesia, con seis altares, imágenes, reliquias jesuíticas, todo decorado con excelente gusto y esmero, y varias capillas. También en la misma planta inferior se encontraba el refectorio, la cocina y los almacenes donde aguardaban el embarque los muchos productos que se remitían a las casas y misiones de Indias. El misionero jesuita de Mataró (Barcelona) padre José Manuel Peramás29, que partió desde este hospicio para las misiones del Paraguay en la expedición del padre José Vera, en el navío San Francisco Javier alias “El Torero” el 8 de abril de 1755, a su regreso, extrañado por Carlos III en 1768 y alojado en el mismo edificio del que había partido, en su documentado y valorado Diario del destierro, que recoge el historiador de la Compañía de Jesús Guillermo Furlong30, ensalza este Hospicio indicando que era […] una casa bastante grande y hermosa que las siete provincias de Indias tenían en el Puerto de Santa María. […]. 26

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Con respecto a su gobierno, y a las relaciones con los demás miembros de otras instituciones de la propia Compañía, era un tanto complicado, dándose con frecuencia colisiones, por no decir enfrentamientos, entre los que de alguna manera tenían que ver con esta procuraduría. Recordemos que la procuraduría de El Puerto de Santa María, el Oficios de Indias31, se coordinaba con las otras dos significativas de la Compañía, la de la Corte y la de Roma, aunque a su vez la Compañía había nombrado a otro procurador en Cádiz con residencia en el colegio de Santiago, pero dependiente del General de Indias que residía en El Puerto. A principios de 1767, en Cádiz se hallaba el padre Ignacio Alzaga, en la Corte el padre Ignacio José González, y en El Puerto el padre Marcos Escorza32, quien a su vez era el Superior del Hospicio. Otra singularidad de los hospicios, es que no estaban bajo la responsabilidad directa del Provincial, en este caso del de Andalucía, sino del Comisionado Real y del Padre General, de aquí la dificultad que hemos hallado en saber con exactitud cuál era la dotación estable, no en tránsito, de esta comunidad en los días previos al extrañamiento. El número de los albergados variaba sensiblemente en función de que existiese un grupo para embarcar, o que la navegación ya se hubiese iniciado. Concretamente el primer trimestre del año 1767 fue un periodo de intensa actividad. El 11 de enero33, en principio la fecha fijada fue del 2 pero imprevistos la retrasaron, partió la expedición de los procuradores José Salinas y Francisco Javier Varas, en la fragata San Fernando para Buenos Aires con 64 regulares, en su mayoría novicios. Después de un viaje sumamente accidentado34 arribaron a Montevideo el 25 de julio, para en octubre, ya ejecutado el extrañamiento, devolverlos a la España peninsular. No mucho después, exactamente un mes, el 11 de febrero, partió la expedición del procurador Domingo Scribani35 en la fragata La Fortuna, apodada Julio Cesar. Componían el grupo 29 miembros, muchos de los cuales habían llegado para partir a lo largo del mes de abril de 1766, por lo que cuando iniciaron la navegación llevaban ya casi diez meses residiendo en el Hospicio. Y aún se encontraba un tercer despacho, de 43 regulares, pendiente de salir para el Paraguay bajo la coordinación de los procuradores José de Robles36 y Domingo Muriel37, a quienes se les había concedido licencia el 2 de septiembre de 1766, pero el extrañamiento impidió su salida,38 dejándolos atrapados y presos, junto a los que con ellos iban a viajar, en el Hospicio de Indias, pendientes de su deportación a Italia. La relación de los que hemos podido localizar en aquel año, incluido un grupo de regulares que pensamos que se encontraban allí por su avanzada edad imposibilitados de viajar, ya que sus fallecimientos se producen en fechas muy cercanas a este año, es el siguiente: Escorza, Marcos Procurador a Indias y Superior. Natural de Quito, quien en 1734 era rector del Colegio de Loja. Falleció en el Puerto de Santa María el 4 de mayo de 1767.

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Carrión, Juan Francisco de Sacerdote. Embarcado en el Puerto de Santa María en el navío sueco “La Paz” el 2 de mayo de 1767 rumbo a Civitavechia. (AGS, Marina: Legajo 724) Muerto en Génova 1 de febrero de 1778. Eizaguirre, Miguel Sacerdote. Embarcado en Cartagena en el navío holandés Catalina Polonia el 9 de octubre de 1767 para Córcega (AGS: Marina: Legajo 724). Residente en Ferrara en 1771. Goenaga Urquiola, Martín de Sacerdote. Nació en Vergara el 14 de diciembre de 1704, ingresando en la Compañía el 13 de septiembre de 1722. La tercera probación la pasó en la ciudad mexicana de Puebla de los Ángeles en 1731-32. Fue destinado al colegio de La Habana como profesor de filosofía. En 1744 fundó en Cuba el Colegio de Puerto Príncipe, y el 1748 pasó a México donde fue nombrado Superior de la Residencia de Campeche. En 1751 regresa a Cuba y es nombrado Vice-rector del Colegio de La Habana. En 1755 se encontraba en la Casa Profesa de México, y en 1761 regresa a España, a El Puerto de Santa María, como procurador de México, donde le halló el extrañamiento. Embarcó en el Puerto de Santa María en el navío sueco La Paz el 2 de mayo de 1767 rumbo a Civitavechia. (AGS, Marina: legajo 724) Falleció en Calvi el 22 de agosto de 1768. (Diario del P. Luengo) Gutbel, Juan Sacerdote. Depositado en la Cárcel de Corte de Madrid, actual Palacio de Santa Cruz de Madrid. (Desconocemos las causas que se seguían contra él) Muerto en Zaragoza el 2 de agosto de 1778. Guzmán, Juan Lucas de Coadjutor. Depositado y fallecido en Sevilla. Jurado, Diego Sacerdote. Embarcado en Cartagena en el navío holandés Catalina Polonia, el 9 de octubre de 1767 para Córcega (AGS, Marina, legajo 724). Residente en Ferrara en 1771. Molina, Cristóbal Coadjutor. 28

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Depositado en Sevilla el 24 de febrero de 1768. Fallecido en Sevilla el 18 de mayo de 1772.

Muñoz, José Coadjutor. Fallecido en El Puerto de Santa María el 22 de agosto de 1767. Muriel, Domingo Junto al Padre Robles se hallan pendientes de embarcar con una expedición de novicios. Orbeloso, Diego Sacerdote. Fallecido en El Puerto de Santa María el 5 de septiembre de 1767. Pérez de Rueda, José Estudiante. Embarcado en el Puerto de Santa María en el navío sueco La Paz el 2 de mayo de 1767 rumbo a Civitavechia, (AGS, Marina: legajo 724). Secularizado el 27 de mayo de 1769, (Archivum Romanum Societatis Iesu, en adelante ARSI, 5.049-83). Residente en Roma en 1774, (AGS, DGT, Inventario 27 Legajo1.) Porter, Nicolás Sacerdote. Natural de Inglaterra. Posiblemente procedía del Colegio inglés o irlandés de Sevilla y se encontraba pendiente de partir. Tenemos constancia de que era misionero en la América hispana. Sobre él escribió, en 1886, Giovanni Battista Rasi una publicación titulada “A Short Memoir of Father Nicholas Porter”, que no hemos podido localizar.39 Se embarcó para Londres y no gozaba de pensión. Robles, José de Juntamente con el Padre Domingo Muriel se hallaban pendiente de partir con una expedición que abortó el extrañamiento. Sanz, José Estudiante. Embarcado en el Puerto de Santa María en el navío sueco La Paz el 2 de mayo de 1767 rumbo a Civitavechia, (AGS, Marina, legajo 724). Secularizado el 29 de enero de 1769. Residente en Faenza en 1771. Villarreal Ezenarro, Francisco Joaquín Nació en Bérriz  (Vizcaya) el 7 de septiembre de 1691, ingresando en la Compañía, en Villagarcía de Campos el 23 de enero de 1711 con 29

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ánimo de pasar a Indias. Tercera Probación en 1720, y votos solemnes, en Concepción (Chile), el 2 de febrero de 1728.  Hijo natural del Caballero de Santiago Pedro Bernardo Villarreal Gamboa y Berrit, y de Joaquina de Ezenarro y Unda. A fines de Diciembre de 1711, zarpó de la Isla de León (Cádiz) para Santiago de Chile, y llegó hacia febrero o marzo de 1713, vía Buenos Aires y Mendoza por la cordillera. El extrañamiento le sorprendió en El Puerto, acordando las autoridades, por sus muchos achaques, que pasase al convento de la Merced de Sevilla, donde falleció el 9 de octubre de 1769.

Analizando este grupo de dieciséis regulares a los que sorprendió el extrañamiento en el Hospicio, somos de la opinión de que fundamentalmente se les podía asociar en tres colectivos: unos que pertenecían a la dotación del Hospicio; otros, españoles o americanos, que se encontraban en un delicado estado de salud, y por la tanto imposibilitados para realizar un largo viaje; y otros que se encontraban en tránsito. Todo ello lo deducíamos de cómo son extrañados a Italia, situación que analizaremos más adelante. 4. LOS PRIMEROS MOMENTOS DE LA EXPULSIÓN JESUÍTICA EN LA SOCIEDAD PORTUENSE Nos encontramos en los inicios del año 1767 en El Puerto. Aún el vecindario recordaba la buena climatología que había tenido la zona en el año anterior, y cómo la lluvia había llegado puntual a su cita de manera intermitente, sin brusquedad, habiendo calado lentamente en la tierra y haciendo germinar con alegría la semilla, poniendo el paisaje de un tono verde intenso espectacular y, lo más importante, obteniéndose una excelente cosecha de cereales que hizo llegar el alimento vital, el pan, a las familias más humildes. Pero este año parecía que iba a ser diferente, que acontecimientos importantes, y no deseados, se iban a producir. De entrada, las lluvias caían sin cesar, de manera torrencial inundando los campos, impidiendo que la sementera pudiera brotar, porque tal cantidad de agua pudría el grano, o los torrentes de agua que se formaban lo arrastraban hacia zonas pedregosas. El eterno problema de las sencillas personas que labran la tierra: o las plantas no tienen el agua necesaria, o lo es en más cantidad de la que necesitan.40 En la mañana del día tres de abril de este año, viernes, los portuenses, los trabajadores manuales que se levantaban cuando aún el Sol no los iluminaba, unos a sus faenas agrícolas y otros a las relacionadas con el mar, comentaban los infrecuentes ruidos de soldados que aquella noche se habían dejado sentir, sin poder valorar a qué habían sido debido. Por su parte, la chiquillería, enfrascada en sus juegos y diabluras a pesar del agua que caía, como cada día había acudido al encuentro con su colegio, con sus clases, en la confluencia de las calles Luna y Nevería, debajo de la torre, a la espera de que las puertas se abrieran, de que un miembro de la Compañía de Jesús con un singular atuendo negro, liso y cerrado por delante, con su ancho cíngulo en la cintura, y su característico birrete de elevadas y puntiagudas esquinas, 30

Los Jesuitas en El Puerto de 1767: su expulsión

apareciera tocando palmas para que pasaran a las clases, para indicarles que éstas iban a comenzar. Pero esta situación no se dio. Pasaron unos minutos, más de lo que era habitual, y nadie abría la puerta, nadie salía. Algo anormal pasaba. De inmediato empezaron a correr rumores, a formarse corrillos en los que se musitaba con temor que los padres no se encontraban dentro, que aquella noche militares, el ejército, a las órdenes del gobernador político – militar conde de Trigona, habían tomado las calles contiguas impidiendo la comunicación de sus miembros, siendo apresados y llevados, fuertemente escoltados, al hospicio de Indias cercano a la Plaza del Polvorista. Que dentro, en aquellos momentos, se encontraban jueces comisionados, acompañados de escribanos, que estaban procediendo a la ocupación del edificio y a confiscar todas las propiedades existentes, así como a buscar libros y toda clase de documentos.41 No mucho después se tuvo conocimiento de que de igual modo se había actuado en el hospicio de Indias, por lo que todos los ignacianos que se hallaban en la ciudad se encontraban presos en el Hospicio, también conocido como Casa de los Apóstoles. No hizo falta que transcurriera mucho tiempo, de inmediato la noticia corrió de boca en boca, como si el aire de Levante tan común en estas tierras, las llevara al rincón más apartado. En cualquier lugar de esta antigua ciudad no se hablaría de otra cosa. El tema de conversación sería el mismo en los aledaños del río, en el edificio de la pescadería que fabricase en 1682 el duque de Medinaceli, señor de la ciudad, don Juan Francisco de la Cerda, como entre los revendones, patrones y marineros de la pesca del cordel, del bou o de los chinchorros del río. En las carnicerías, a las que se llegaba por la calle del Muro, que tomó dicho nombre por estar situada sobre lo que habían sido las primitivas murallas de la ciudad, lugar de compras y centro de diálogo, costumbre que no ha cambiado, el tema de conversación giraría sobre lo mismo. En la Plaza del Polvorista, significativo paraje de encuentro de comerciantes que traficaban con Indias, quienes a su vez, en buena porción, componían el gobierno municipal, y sumidos en el bullicioso alboroto que formaban los trajineros, portadores y arrieros que manipulaban las mercancías, la sorpresa era la misma. De la boca de cada uno de los vecinos sólo saldría un único clamor. Los jesuitas regulares, la Compañía de Jesús fundada por san Ignacio de Loyola en 1539, y aprobada por la Bula Apostólica de Paulo III Regiminis Militantes Ecclesia del 27 de septiembre de 1540, la que con tanto esfuerzo había conseguido instalarse en El Puerto tras vencer la oposición de los Señores de la ciudad, había sido drásticamente expulsada, y sus miembros desterrados, echados sin miramiento, con lo imprescindible, con sólo los utensilios y ropa personal, pero no sólo de esta ciudad, que era lo que importaba a los portuenses, sino de todas los reinos y posesiones del rey Carlos III, incluidas las tierras americanas y filipinas. Eran ya muchos años de convivencia mutua entre los naturales y los jesuitas. Aquí, en el marco de la Bahía, los seguidores de san Ignacio de Loyola, una veintena de años después de su fundación, ya estaban afincados en Cádiz (1565-1566), y después vinieron otras fundaciones en Sanlúcar, Jerez, El Puerto y ciudades del 31

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entorno. Había habido problemas con el pueblo llano, con los pecheros, algunos ardorosos y violentos, pero también la Compañía había logrado la simpatía y admiración de otra buena parte de la población, con profusión en el sector de las clases dirigentes y cultas, porque la realidad es que siempre los jesuitas, a lo largo de su historia, han tenido fuertes enemigos y detractores, pero enfrente grandes benefactores y defensores; han logrado importantes conquistas en su misión de defender la fe, pero por el contrario han sido significativas las derrotas que han debido soportar. Siempre su mensaje cristiano ha llegado a toda la sociedad, pero no toda lo ha recibido de igual manera, no toda lo ha interpretado de la misma forma, aunque siempre, invariablemente, han conseguido que nadie se mostrara indiferente. Buena prueba de ello se dio aquí, en El Puerto en 1754, a donde acudió el navarro de Tafalla padre Pedro Antonio Calatayud42 a impartir sus famosos, impactantes y terroríficos sermones, motivando que su Cabildo, influenciado por las ideas que preconizaba este jesuita sobre bailes y representaciones teatrales, se opusiese, en contra del Gobernador Militar de Jerez, a que el empresario napolitano de “opera buffa” Nicolás Setaro actuara con su compañía en la ciudad, cancelando las actuaciones y conduciendo, a pesar de la aceptación que había logrado entre los portuenses, a que el primer teatro que tuvo la ciudad fuese cerrado y demolido. La tensión entre partidarios y detractores de las nuevas ideas ilustradas que con dificultad habían conseguido atravesar nuestras fronteras, estaba en el ambiente enfrentando a unos con otros; por eso no es de extrañar que cuando en febrero de 1758 el también jesuita padre Isla publica su Fray Gerundio de Campazas, ridiculizando a su compañero de Orden el padre Calatayud, se editaran 1.500 ejemplares de los que se vendieron 800 el primer día, agotándose prontamente la edición e iniciándose, al mes siguiente, una nueva que impidió la Inquisición. Pero pese a todo, y según deducimos de la documentación consultada, en El Puerto, al igual que ocurría en otras ciudades, tenían sus adictos y simpatizantes. No obstante las muchas comunidades religiosas establecidas en la ciudad, siempre, la imagen de una larga sotana negra envuelta en su manteo, rematada la cabeza por un bonete y breviario en mano, era habitual, porque eran bastantes los religiosos jesuitas que solían permanecer aquí, en sus residencias, unos impartiendo enseñanzas, objetivo primordial de la institución, y otros en tránsito hacia tierras de misiones. Por todo ello la noticia debió causar un gran impacto, en especial por el sigilo con que se había actuado. Entre los regulares hacía ya tiempo que se sospechaba que algo se estaba urdiendo, habida cuenta de cómo se había actuado contra ellos en Portugal y en Francia, pero no se creía que este proceder fuese inminente.43 La principal autoridad, entiéndase el gobernador político-militar, llevaba varios días más inquieto e intranquilo que de costumbre. Sospechaba que algo importante se iba a realizar, a tenor de la comunicación que había recibido de Pedro Pablo Abarca de Bolea y Ximenez de Urrea, X conde de Aranda, quien jugó un papel fundamental en todo el proceso del extrañamiento. El comunicado, que después se sabría había sido tramitado a la autoridad más significativa de cada pueblo o ciudad, y que se había recibido al inicio de la segunda quincena del mes de marzo, decía que le remitía 32

Los Jesuitas en El Puerto de 1767: su expulsión

[…] el pliego adjunto, que no abrirá hasta el 2 de abril; y enterado de su contenido dará cumplimiento a las órdenes que comprende. Debo comunicar a Vd. que a nadie debe comunicar el recibo de ésta ni del pliego reservado para el día determinado que llevo dicho […], A él seguían rigurosísimos avisos y advertencias para aquellos que se atreviesen a incumplir sus órdenes, concluyendo con la sentencia de […] bajo pena de muerte, no abriréis este pliego hasta el 2 de abril por la tarde […]. Y efectivamente, como no podía ser de otra manera, así se llevó a efecto. La orden, que iba en el interior de tres sobres sellados, se hacía acompañar de la instrucción siguiente: […] Os revisto de toda mi autoridad y de todo mi poder real; para que en el instante, ayudados de fuerza armada, os trasladéis á la casa de los Jesuitas. Os apoderareis de todos los Religiosos, y en calidad de prisioneros, los hareis conducir al puesto que se os indica en el improrrogable término de veinticuatro horas, donde serán embarcados en los buques dispuestos al efecto. En el momento mismo de la ejecución, sellareis los archivos de la casa, y papeles particulares de sus individuos sin permitir a ninguno de estos que lleve consigo más que sus breviarios, y la ropa blanca precisa para la travesía. Si despues del embarque, existiese ó quedase aun en esa ciudad un solo Jesuita, aunque sea enfermo o moribundo, respondereis con vuestra cabeza. Yo el Rey. […]44 Una vez reunidos todos los jesuitas que se hallaban en El Puerto concentrados en el Hospicio, de acuerdo con el punto III de la Pragmática Sanción de Carlos III sobre la expulsión45, de las instrucciones que deberían ejecutar los comisionados para el extrañamiento y ocupación de los bienes y haciendas, se tocó la campana interior de la comunidad que servía para convocar a sus miembros, y una vez reunidos todos, sin excepción, en el refectorio rectangular de la planta baja, en presencia del escribano, el conde de Trigona procedió a dar lectura a la pragmática. Realmente había comenzado el penoso y doloroso exilio de un montón de jesuitas que en su interior se preguntaban, sin encontrar respuesta, el mal que habían podido realizar a la sociedad, a la que habían entregado lo mejor de sus vidas. 5. LA PARTIDA HACIA EL DESTIERRO DE LOS JESUITAS DE LAS COMUNIDADES PORTUENSES Ya estaban los jesuitas de la ciudad de El Puerto a buen recaudo, ya se habían cumplido las primeras órdenes que se insertaban en la Pragmática de Carlos III, ya, dócilmente y sin la temida oposición de la población, ambas comunidades habían sido apresadas. Los seis ignacianos del colegio de La Torre, conducidos por 33

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las calles de El Puerto hacia el Hospicio como corderos dóciles, sin necesidad de que una fuerza armada los hubiera trasladado, como si su Pastor los guiara. Por su parte, el Hospicio, de la noche al día, se había transformado en un importante centro de acuartelamiento. Ya no eran jesuitas silenciosos los que cruzaban su umbral, ahora imperaba un bullicio constante de escribanos dedicados a toda la burocracia del extrañamiento, de amanuenses que ponían en limpio escritos y anotaciones, de porteadores que iban almacenando las propiedades incautadas, de militares, de regidores y diputados del cabildo quienes, por tareas encomendadas, o por simple curiosidad amparados en el cargo que ostentaban, entraban y salían requiriendo información, u oteando el ambiente. En el piso superior, apartados, apesadumbrados, medio inconscientes, los jesuitas debían estar rezando, meditando, sopesando cúal era su situación y su futuro. Casi treinta largos días estuvieron en esta situación, mientras los demás miembros de las comunidades de Andalucía occidental y parte de Extremadura, a los que también se habían capturado, como si fueran alimañas, viajaban para el centro de concentración de Jerez de la Frontera, una de las “cajas” en que se les debería concentrar para ir al encuentro de los puertos de embarques, en este caso de El Puerto, según las instrucciones del conde Aranda.46 Era responsabilidad de éste47, con personal civil de las Secretarías de Guerra y Hacienda, todo lo referente a los aspectos logísticos del viaje de extrañamiento a los lugares de concentración, y de la Armada, de los tres Intendentes de Marina peninsulares, el del Ferrol, el de Cartagena y el de Cádiz, (el cuarto se hallaba en La Habana) el disponer de los barcos necesarios para la navegación hacia Italia. De acuerdo con ello Juan Gerbaut Poruci, que lo era de Cádiz y se encontraba en la Isla de León, actual San Fernando, adonde ya se había trasladado el Departamento Marítimo pese a la fuerte oposición de los gaditanos, de acuerdo con Arriaga48, trabajó deprisa para contratar y acondicionar los navíos necesarios. Mientras esto ocurría, parte de los que debían concentrarse en Jerez de la Frontera, los pertenecientes a las casas de Sevilla, en una noche fría y lluviosa, partían de la ciudad por el río Guadalquivir abajo hacia Sanlúcar de Barrameda el día 10 de abril en tres barcos; mientras los otros, los de tierra adentro, los de Fregenal, Córdoba, Andújar, Cáceres, Llerena, etc., se iban agrupando, en tránsito, en dicha ciudad hispalense, para más tarde seguir la estela, el surco marítimo que habían dejado en las serenas aguas los barcos de sus hermanos de Orden.49 Los primeros que habían partido, tras una navegación tranquila, aunque húmeda, durante toda la madrugada, arribaron a Sanlúcar con las luces del alba. En medio de una intensa lluvia, se desembarcó en faluchos y pequeños botes a los jesuitas que transportaba, para encaminarlos sin pausa, a pesar de la climatología, a la ciudad de Jerez de la Frontera, el destino previsto. Algo después llegaron y fondearon en las playas frente al coto de Doñana los otros dos barcos, a los que esperaban carruajes enviados por el conde de Trigona desde El Puerto. Iniciada la marcha los carreteros hicieron ver a las autoridades responsables de la comitiva, la imposibilidad de llegar a Jerez, por el estado lamentable, debido a la lluvia, en que se encontraban los caminos que allí llevaban, toda vez que los carros hundían sus ruedas más allá de los ejes, y las bestias no podían mantenerse erguidas.50 34

Los Jesuitas en El Puerto de 1767: su expulsión

Ante esta situación, todos cansados, pero sobre todo los regulares que lo estaban física y psíquicamente, decidieron dirigirse a El Puerto de Santa María, en la confianza, según aseveraban los cocheros que había realizado el trayecto de ida, de que el camino estaba mucho mejor, y de que allí, en el hospicio de Indias, se les podría dar alojamiento. Una vez en El Puerto, no todos los regulares sevillanos pudieron alojarse en el Hospicio por falta de espacio, así que se recurrió a la siempre caritativa, generosa y benefactora de la Compañía María de Borja Lastrero, descendiente por línea paterna de San Francisco Javier, y por tanto de los duques de Gandía51, a quien el padre Marcos Escorza había bautizado a su hijo Francisco Javier, quien sería Capitán General de la Armada.52 Abrió las puertas de su residencia, sólo separada del hospicio por una pequeña y estrecha calle, a los expulsos sevillanos, quedando todos los miembros que habían llegado muy cerca unos de otros, vigilados, y a la espera de la partida marítima por el Mediterráneo camino de Italia. Esta imprevista situación de alojamiento despertó inquietud en los comisionados locales antes los nuevos jesuitas que debían llegar, para lo cual recurrieron al filántropo e ilustrado Lorenzo Ferrari Porro, a quien Felipe V en 1737 había concedido el título de conde de Cumbre Hermosa, que poseía un señorial edificio muy cerca del hospicio, ideal para alojar con comodidad a muchos religiosos. Aquí fueron alojados el resto de los jesuitas asignados a este puerto que se encontraban en Jerez de la Frontera, hasta el mismo momento del embarque. Iniciado el mes de mayo, todo estaba preparado para la marcha. El intendente de Marina de Cádiz ya tenía fondeados en la Bahía los navíos apropiados; había mandado arranchar todo, revisar los velámenes, confeccionar los catres, embarcar el sustento necesario, subir a bordo los objetos precisos para las celebraciones religiosas, así como la contratación de los criados que debían atender a los religiosos durante la navegación. Y con todo ello a punto, se dieron órdenes a las autoridades de El Puerto para que procedieran al envío de los jesuitas a los barcos. Para el relato de este acontecimiento nos atenemos al detallado diario de uno de estos jesuitas expulsos, el padre Diego Tienda53: […] Día 2 de Mayo de este año de 1767 se publicó por la mañana vando en dha. Ciudad del Puerto, prohiviendo que a la tarde se concurriesse a la Playa. A las 3 de la tarde salió de los Quarteles un trozo de Cavallería, que se apostó en todas las bocas calles que daban en el Hospicio de Indias, y en todas las abenidas que daban a el Muelle, apartando quanta gente encontraron. Desde dicha ora se comenzaron a embarcar los colchones, y baules en que iba la ropa de dichos P.P. A las cinco salieron de dicho Hospicio con escolta de soldados, los 154 jesuitas que aquella tarde se embarcaron; es a saber: todos los jesuitas de los Colegios de Sevilla, y los de los colegios de Jaén, Antequera, Ubeda y Trigueros, a excepción de los Procuradores o Rectores que quedaron para dar quentas, y algunos otros que quedaron por enfermos. De camino pasaron por la casa en que estaban54 los Jesuitas de Córdova, Fregenal, Higuera, Andújar, con los otros tres Colegios de la Provincia de Toledo, 35

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que eran Cázeres, Llerena, Placencia, y Badajoz, a quienes vieron aunque de lejos con mucho consuelo, esperando el mismo destino. Llegados al muelle se repartieron en nueve grandes barcos55 que inmediatamente se hizieron a la vela; dentro de una hora llegaron al sitio de la Bahía de Cádiz en donde estaban tres Navíos Suecos llamados el General Wan Faulharg, el Bolsholme y La Paz. El primero de éstos era destinado para esta primera división de Jesuitas quienes inmediatamente se transbordaron a dicho Navío en donde fueron recibidos por el Capitán de Fregata D. Pedro Lombardón que havía pasado a bordo a este Navío del suyo de la Princesa que mandaba, y en que nos havía de comboyar.56 Leidos los nombres de todos por el Comisario D. Francisco Saravia, se retiró a su Navío de Guerra y nosotros quedamos en el nuestro, vajo el cargo de un Piloto Español, y al cuidado del Capitán Sueco D. Carlos Magnus Stolpe. Día 3 a la 1 de la noche hizo el Navío la Princesa con un tiro de cañón, la señal de salir de la Bahía y a aquella hora comenzamos a levar anclas, y después caminar. A las 7 de la mañana, haviendo salido a las Playas de Sta. María, fuera ya de Cádiz, se dijo Missa el día de la Cruz. Aquel mismo día por la mañana acabaron de llegar al Puerto los jesuitas que se habían juntado en Jerez; y a la tarde, del mismo modo que el día antes, se hizo el embarco de estos y los demás que estaban en el Puerto en los dos Navíos Suecos que quedaron en la Bahía; los Jesuitas de los Colegios de Córdova, Extremadura y otros en el Bolsholme, y los de Cádiz, Marchena, Baeza, Jerez, Baena, y otros en la Paz, en el uno 153, y en el otro 152.[…] En el grupo de estos últimos regulares, marcharon 8 de los 22 que componían las dos comunidades de El Puerto. Los sacerdotes Quintanilla y Montilla pertenecientes al colegio, y Carrión y Goenaga del Hospicio; los coadjutores de la Calle y de Vargas del colegio, y los estudiantes que se encontraban, pensamos que pendientes de embarcar para Indias, en el Hospicio Pérez de Rueda y Sanz. Siete quedaron por enfermos o enviados a conventos de Sevilla y Jerez de la Frontera. Con la excepción del hermano Molina que falleció en Sevilla en 1772, los demás acabaron sus días en el mismo año de 1767, o un par de años más tarde. También, y de acuerdo con el punto XXII de las Instrucciones del conde de Aranda de primero de marzo de 1767,57 quedó para ajustar y rendir cuentas en el hospicio de Indias el padre Marcos Escorza, pero desconocemos si ya se encontraba enfermo, o si el traumático desarrollo de los acontecimientos le causaron la muerte el 4 de mayo, mientras salían para el exilio sus compañeros de comunidad. Por parte del colegio permaneció su procurador, el coadjutor Luis de Espinosa, quien partiría hacia el destierro meses después, el 9 de octubre, desde Cartagena en el navío holandés “Catalina Polonia”, junto a los padres del Hospicio Miguel Eizaguirre y Diego Jurado. Con el levar anclas y extender al viento el velamen de estas tres embarcaciones, con el cañonazo efectuado desde La Princesa, que las comandaba, a instancias de su capitán Juan Manuel Lombardón, con el inicio de la navegación del convoy por la bahía virando a babor y enfilamiento el Estrecho de Gibraltar para en principio tocar Málaga y luego dirigirse hacia Civitavecchia, la “Ciudad Vieja”, se cerraba 36

Los Jesuitas en El Puerto de 1767: su expulsión

uno de los hechos más lamentables acaecidos en El Puerto con la Compañía de Jesús. 6. LA SOCIEDAD PORTUENSE ANTE LA EXPULSIÓN DE SUS JESUITAS Teníamos un especial interés por saber cómo actuaron los portuenses ante la expulsión de la Compañía de Jesús de la ciudad, de cómo habían aceptado la partida de una comunidad que tanto había costado que se asentara, que estaba atendiendo a la formación de sus hijos, los que a partir de aquellos días quedaban desatendidos, problema que fue general, durante un largo periodo, en todos los pueblos y ciudad del reino. Al no tener la tan deseada narración de aquellos días, como con anterioridad hemos manifestado, nos vamos a centrar en dos aspectos, en lo que dejaron escrito los viajeros y, fundamentalmente, en lo que escribieron algunos “diaristas” de la Compañía que por la ciudad pasaron en su viaje hacia las posesiones papales. De los primeros, algunos de ellos se pierden en la memoria de los tiempos, hemos encontrado deliciosos relatos que loan sus encantos. A lo largo de la historia, por el mar que rodea nuestra costa, llegaron tartesios, fenicios, cartagineses, griegos, romanos, vándalos, judíos, moros, castellanos, etc., etc., buscando todos las bondades de estas tierras y, por supuesto, de la convivencia que tuvieron con los naturales, les legaron aspectos de su cultura58. Pero nos hemos centrado, con más énfasis, en los que escribieron sobre ella en los periodos cercanos al que nos incumbe: los franceses Antoine de Brunel, el Padre Labat y Etienne de Silhouette; el inglés Richard Ford; el embajador marroquí de finales del siglo XVII, 1690, Muley Ismail; Jean Francois Peyron o Antonio Ponz, del siglo XVIII; y más tarde, ya en el XIX, en Próspero Merime, en Washintong Irving o en Pio Baroja. Con diferentes estilos y con diferentes visiones, de una u otra manera, todos ensalzan la belleza de su río Guadalete, sus verdes pinares, sus blancas y abundantes salinas, sus magnificas casas donde en los siglos de esplendor competían unas con otras en cuanto a mármoles, piedras constructivas, artísticos herrajes y no menos admirados artesonados. También refieren sus amplias calles todas pavimentadas de piedras, y cómo no, su fastidioso, pero necesario para la salud, viento de levante. Pero, entre tanto relato, hemos prestado una especial atención a lo que manifiestan de sus gentes, del pueblo llano, de sus campesinos, de sus pescadores, de sus marineros, y también de sus ricos comerciantes. De los que tenían mucho y de los que no tenían nada, sólo sus manos para el arduo y rudo trabajo del día a día en que lo encontraban. Pues bien, todos estos visitantes dejan constancia de la acogida y hospitalidad de sus gentes, de su sencillez, de su saber compartir, de su generosidad que no es la limosnera, sino la que llega sin pedirla, la marinera de socorrer al naufrago. Sirvan estas líneas para exponer que si sus gentes tenían esta idiosincrasia, también estuvieron al lado de los ignacianos. Es más, estaban con ellos porque el mensaje de San Ignacio de Loyola había calado en su sociedad, en los vecinos que habían sabido esperar y superar las muchas barreras que se oponían a su instauración. Había sido un clamor el pedir su venida, y que los portuenses, siguiendo su trayectoria de acogida y de hospitalidad, lamentaron profundamente 37

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su partida. Eran muchas las familias, de todos los estamentos sociales, que les tenían un especial aprecio; unas, los pudientes y acaudalados, ofreciéndoles sus aportaciones económicas para la fundación, otras dándoles su apoyo y comprensión, y otras entregándoles lo que más querían, la juventud de sus propios hijos para labores misionales. Pero analicemos la situación política de El Puerto en aquel año. El Gobernador, Berengario Trigona, militar, era un hombre de confianza del Rey. Tan era así que se lo había traído consigo desde Italia como hombre en el que podía confiar plenamente, y fruto de esta convicción es que le otorgara el gobierno de una de las ciudades españolas más importantes del momento. Pero a la vez, por el análisis detallado de sus actuaciones a lo largo de los años de la expulsión, deducimos que era simpatizante de la Compañía, ya que tenía un hermano miembro de la Orden de San Ignacio59. Debido a ello, y de que esta misma situación se daba en el conde de Aranda, -militar que en su juventud se formó con jesuitas y con un hermano de sangre, el padre Gregorio Iriarte60, también jesuita- la relación entre ambos fue buena, cordial y fluida. Esto no significó en ningún momento que hicieran dejación del cometido que se les tenía asignado, al igual que el Secretario de Marina e Indias Julián de Arriaga del que también sabemos que era partidario de los ignacianos, sino que lo realizaron bajo la más estricta legalidad, pero siempre que pudieron, y sin salirse de ella, simpatizaron con la Orden, les prestaron su ayuda. Apartado también interesante, y que ha merecido una especial atención, es el de “los diaristas”. Sus autores son jesuitas, expulsos, dolidos, que sufren una situación injusta, incomprensible, y que además, parece, que muchos de ellos realizan esta labor a instancias de sus superiores, en la idea de dejar constancia del calvario que padecen. La doctora Fernández Arrillaga, especialista en el tema de la expulsión de la Compañía de Jesús Por Carlos III, manifiesta sobre los diarios y sus autores que: […] Habría que unir ese interés de los diaristas jesuitas a la voluntad de que sus escritos sirvieran para defender la causa de la Compañía, pudiendo, si se diera el caso, ser utilizados contra sus detractores. Después de haber consultado más de una treintena de manuscritos, en los que los expulsos narran la expulsión de España y el destierro, no nos cabe duda de que fue ese interés apologético el que les movió a escribirlos; realizándolos en muy diversos modos, pero con una misma orientación y siguiendo un mismo patrón […]61 Todo esto nos lleva a poner una especial atención en la información que nos transmiten. Reflejan una realidad indiscutible de los hechos que se produjeron, pero aderezados subjetivamente; por eso su lectura hay que realizarla muy detenidamente, centrándonos en los acontecimientos que se narran, pero separándolos de los comentarios personales que los acompañan. Una vez expuestas estas consideraciones, veamos algunas de las actuaciones de los portuenses, autoridades y vecinos, con los jesuitas que llegaron expulsos. La primera nota digna de destacar es la actuación de Trigona de acuerdo con el Pliego Reservado del 2 de abril, donde se hacía referencia a que en ninguna 38

Los Jesuitas en El Puerto de 1767: su expulsión

casa de los jesuitas faltarían fondos para cubrir las primeras necesidades y para el traslado de los regulares a los lugares asignados, pero que si así fuere se buscarían caudales “[…] en algún particular; asegurándolo V. por escrito en nombre de S.M. de su pronta restitución, sin que se retarde el reembolso al interesado […]62 Muy poco caudal se pudo encontrar en ambas comunidades, por lo que Trigona recurrió a los cargadores a Indias don Domingo López de Carvajal63 y don Jacinto de Barrios,64 quienes a su requerimiento actuaron con prontitud aportando respectivamente 503.666 y 384.437 rs.vn.65 Seguidamente puso manos a la obra de buscar y seleccionar a unos colaboradores en quien depositar parte de la amplia gestión encomendada, que fueron entre otros, un administrador general, dos contadores, un defensor de las ventas de las temporalidades, y un responsable de la manutención y atenciones primarias de los religiosos apresados. Este último debía realizar una labor muy sensible con los jesuitas, por eso acudió a una persona allegada, a su propio secretario personal, a don Lorenzo de la Vega, quien a su vez era Fiscal del Tribunal de Cruzada; pero con este nombramiento se equivocó, pues no pensó que tal Sr. De la Vega se dedicara a otra cosa que enriquecerse a costa de los jesuitas extrañados que por la ciudad pasaban, compartiendo sus irregularidades con su cuñado José Cantelmi. Fueron tantos los abusos, y de tal cuantía, que en junio de 1768 se les pidió informes a los propios jesuitas, y el 26 de septiembre se le abrió expediente a instancias del Fiscal del Concejo, anulándosele el nombramiento66 para recaer la responsabilidad en don Guillermo Tyrry, marqués de la Cañada.67 Todos estos hechos son recogidos por el diarista José Manuel Peramás68 que llegó con el grupo de los expulsos del Paraguay. […] En el Puerto de Santa María, pues, era publicó que cuando asistió Vega al arresto de aquellos jesuitas del Hospicio, reservó uno o dos cajones de escudos de oro, diciendo que eran medallas. Que se apropió muchas alhajas, ocultando algunas y otras componiéndose con los tasadores para que las que valían treinta dijesen valían diez. El cáliz de oro y misal de que hablamos, se puede conjeturar que serían de estas […] Situación ésta, la de la apropiación del oro, que dudamos, pues en el momento de incautar las propiedades del Hospicio de Indias, en el día señalado del extrañamiento, o en alguno posterior, la actuación se realizó en presencia de Trigona, de diputados concejiles y del escribano que certificaba lo que iban hallando, y Vega aún no había sido nombrado. Relata también cómo los portuenses cuando se cruzaban con él por la calle le gritaban “…aquí va el ladrón, que ha robado a los jesuitas en el Hospicio…”. Esta exclamación popular nos induce a pensar que los vecinos estaban contra él, y en postura a favor de los ignacianos. Dedica otro apartado a cuestionar cómo distribuía el ducado que el rey le daba diariamente por cada jesuita, y cómo todo ello no valía sino la mitad: […] El paño de que nos hicieron las sotanas y manteos era tan basto que, luego que perdía el lustre y se le caía el pelo, parecía arpillera. 39

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Las medias tan ordinarias que podían servir de redes para pescar. Las sábanas tan angostas que, sin ponderación, parecían paños de manos. Los pañuelos, un pedazo de terliz, y tan ordinario que no se podía servir de ellos, por pasarse lo que debían retener; y así lo demás. Es verdad que haciéndole cargo á Vega sobre esto, respondía unas veces que el orden de la Corte era que nos dispusiesen de lo preciso para poder llegar decentemente a Córcega, y no más […] En cuanto a la comida decía que era: “…sucia y tan mal guisada que sólo por la necesidad la tomábamos, y en cantidad tan poca que sólo para pasar la vida era bastante...”, y cómo al final, estando ellos para partir de El Puerto le vino a Vega […] de Madrid que diese las cuentas y que a nosotros se nos pidiese informe de cómo se habían portado con nosotros, que ropa nos habían dado. Como esto no podía salir bien, andaba triste, melancólico y pensativo […] Unos meses después, el 7 de septiembre de 1768 llegó una nueva expedición, en este caso con jesuitas de Chile, entre los que venía el padre Pedro Weingartner69, quien escribió un detallado diario sobre su viaje. De su estancia en El Puerto dice: […] Los alemanes fueron conducidos al Hospicio de Indias, que estaba fuertemente vigilado70, en tanto que los demás a otra casa.71 Todas las demás que ocupaban los jesuitas carecían de guardias, y se dejaba todo al cuidado del superior. Se les permitía decir misa, pero se les prohibía toda comunicación con los de fuera. Se les daba ropa conveniente, alimentación buena, y mejor que en las casas de la Compañía, pero escasa […]72 El Padre Antonio López de Priego73 fue otro expulso, de México, que escribió un diario sobre la expulsión realizando algunas anotaciones sobre su estancia en El Puerto.74 En su capítulo cuarto narra la felicidad, después de tantos infortunios, con que llegan a España, trasbordados a los pequeños faluchos y desembarcados en tierra en las inmediaciones del Hospicio donde son hospedados, expresándose así: […] Es verdad que el hospicio es muy grande; pero siendo el recipiente de todas las Provincias, no era buque competente para abarcarlas a todas; y así donde cabían cien, estuvimos cuatrocientos. Repartiendo los otros conformes iban llegando a otros conventos y casas. […] Y continuando, algo después, de este modo: […] Juntos ya todos en el Hospicio, sin salir afuera y siempre con guardia, como en todas partes padecimos las incomodidades que ofrece un número crecido, así en vivienda como en razón de comida, aunque sea 40

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con bolsa abierta y víveres abundantes, como lo es en este puerto de pan, carne, vino, pescado, aceite, pasas, uvas, y a sus tiempos frutas, aunque no tan abundantes, y tantas especies como dejamos en Indias. […] Este comentario parece contradecir lo manifestado por Peramás sobre la alimentación, aunque hemos de considerar que ya no era el responsable del avituallamiento De la Vega, sino el propio Guillermo Tyrry, el marqués de la Cañada, a pesar de que Peramás manifieste, en el punto 187 de su diario, que después del cambio […] tampoco mejoramos, porque la entrada de éste no fue tanto para cuidar de nosotros, cuanto para lo que después diremos; y así, aunque había tantas mudanzas, como en ellas siempre íbamos de Herodes a Pilatos, siempre nuestro estado era el mismo. […] Desde nuestro punto de vista Tyrry, además de ser un excelente y leal colaborador de Trigona y del propio Aranda, fue el verdadero soporte económico de los expulsos en esta ciudad.75 Por deferencia, por respeto a la Compañía, los portuenses que tenían posibilidades para adquirir las posesiones que habían sido de estos, no hacían posturas, no las adquirían, por lo que la Junta Municipal de Temporalidades no obtenía los ingresos necesarios, vitales, para atender a los expulsos, y era siempre el marqués de la Cañada quien en última instancia aportaba los fondos. Caudales que a pesar de solicitar insistentemente su devolución, no consiguió en vida. A finales de 1780 su viuda recibió un comunicado de la Contaduría de Temporalidades de la Corte informándole que en la sesión del Extraordinario celebrado en 26 de Octubre anterior, se había aprobado reintegrarle la importante cantidad que se le adeudaba.76 Dejando esto asentado, retomamos al padre Antonio López de Priego y cómo él veía a los portuenses, cuál era su manera de ser. Manifiesta que: […] El estilo de la gente afable y cariñoso, mostrando mucha ternura al vernos en las ventanas; y las que tenían facultades mandaron a muchos particulares, como la señora Duquesa de Gandía, nieta del Déan que fue de Puebla, sus obsequios, agasajos y comida. Tuvimos el consuelo de decir misa en la capilla del hospicio bien alhajada, y con seis o siete altares, aunque no la decían todos, todos los días por ser el número excesivo, y así el día que no se decía, procuraba una compensar con oír bastantes. […] Peramás por su parte, en esta ocasión, coincide con Priego sobre las atenciones que recibían de la duquesa de Gandía: […] la Sra. Borja principalmente para con los enfermos, a quienes asistía la Señora con suma caridad; por lo que estará siempre en nuestra memoria esta Señora para agradecer sus muchos favores, tanto más apreciables cuanto menos eran los medios que nosotros teníamos para la asistencia y cuidado de nuestros enfermos. […] 41

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E igualmente, siguiendo a este diarista, incluimos un par de referencias sobre cómo eran tratados, en este caso por las autoridades. Son los puntos 205 y 164 del manuscrito. En el primero de ellos nos indica, casi pasando por encima, que había ignaciamos portuense desarrollando su laboral pastoral y misional, unos dentro de la provincia de Andalucía, y otros por tierras americanas y filipinas. Dice que […] Si bien no faltaba quien, o ya porque tuviesen hermanos o parientes en el Puerto, o ya por afecto que aún nos conservan, varias tardes y noches nos enviaban la música del regimiento a nuestra casa, con la que se pasaba la prisión con toda la alegría posible. […] Y que […] Este rigor que observan con nosotros para que no nos tratasen, se vino al fin a remediar, porque los oficiales hacían la vista gorda y dejaban entrar a cuantos querían, y también porque el Sr. Gobernador concedía con facilidad licencia al que la pedía. Con esto lo pasábamos alegremente, sabíamos noticias y lográbamos algunos papeles que sobre nuestro asunto corrían, porque eran muchos los que nos trataban y grande el afecto que nos tenían, principalmente a los del Paraguay, pues como llegamos tan estropeados… […] Otro ejemplo de apoyo de la ciudad a esta comunidad de jesuitas, fue la intervención, nuevamente, de doña Maria Borja junto a doña Juana Arroyabe y un grupo de vecinos. Atendieron a los novicios que, retornados de Jerez de la Frontera a donde se les había conducido a diferentes conventos para presionarles en el abandono de la Orden. Al insistir, gran parte de ellos en continuar, se encontraron completamente desprotegidos, sin techo que los cobijara, y sin dinero para poder continuar viaje. La Corona no les atendía en nada. Ante esta situación, estos benefactores ignacianos, los alojaron en sus domicilios, los vistieron adecuadamente, saciaron su hambre, y reunieron el dinero suficiente para contratar un barco que los condujera al encuentro de los padres de sus comunidades, pudiendo partir el 26 de enero de 1769.77 Otro jesuita, en este caso el padre Francisco Javier Puig78 que procedente de Filipinas y, tras un larguísimo y accidentado viaje, llegó a El Puerto en el verano de 1770, todo dolorido, tanto físicamente como mentalmente, no puede por menos que expresarse en estos términos: […] Nos depositaron en una casa particular donde hallamos otros jesuitas de diferentes provincias de Indias, con guardia militar en la puerta y en donde no hallamos otra cama que los duros ladrillos de dos o tres estrechos aposentos en que nos metieron […]79 Bien es cierto que esta residencia era la menos adecuada para hospedarlos. Perteneciente a las temporalidades de la Compañía, estaba un tanto deteriorada, y hubo de utilizarse en los momentos de más agobios, cuando ya no cabían 42

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más regulares ni en el Hospicio, ni en los conventos, ni en el palacio de Cumbre Hermosa. No sabemos cuáles fueron las causas de tomar esta decisión, porque en la ciudad, en este año, y en este mes de 1770, estaban por partir unos 200 regulares, número sensiblemente inferior a los más de 1000 que hubo en algunos meses. Lo que no nos dice el padre Puig es que unos días después, quizás solamente horas, fueron trasladados a la Casa de Guía, al palacio de Cumbre Hermosa. En estas anotaciones que realizamos, es necesario dejar constancia del apoyo que les prestó a los expulsos tanto Trigona como el marqués de la Cañada, con un Aranda solapado, enfrentándose ambos, duramente, al Intendente de Marina de Cádiz Juan Gerbaut.80 Durante gran parte del año 1768 y principios del 1769, éste, siguiendo instrucciones de los ministros Campomanes y Grimaldi, y del Secretario de Marina e Indias Julián de Arriaga, intentaba que el numeroso grupo de jesuitas que quedaban en El Puerto, unos seiscientos, salieran cuanto antes, que la “operación cesarea”, como gustaba llamar José Nicolás Azara a la expulsión jesuítica, terminase cuanto antes, que no quedase ningún jesuita en la España de Carlos III. No importaba en qué condiciones partieran, si iban hacinados sin las menores condiciones de habitabilidad, si estaban sanos como si estaban enfermos, y ambos, Trigona y Tyrry pusieron toda clase de impedimentos para que la partida no se llevara a efecto. El padre Borja Medina SJ, especialista en la materia y conocedor en profundidad de la expulsión de su Orden por Carlos III, afirma, sobre el trato delicado que en esta ciudad recibieron los extrañados, que: […] Los comisionados del Puerto de Santa María no permitieron el embarque de muchos que, quizás en otros puertos, hubieran sido obligados a hacerlo. […]81 Y es que en El Puerto se les quería, se les apreciaba, se valoraba su labor, al igual que hoy se continúa haciendo. 7. JESUITAS PORTUENSES REPARTIDOS POR ANDALUCÍA, AMÉRICA Y FILIPINAS EN EL MOMENTO DEL DESTIERRO. Queremos concluir nuestra exposición con un pequeño homenaje a un grupo de jóvenes portuenses que mostraron un alto grado de generosidad, de amor a los demás, de desprendimiento de las cosas materiales, de renuncia a sus seres más íntimos -padres y hermanos-, de abandono en algunos casos del estado de bienestar que los rodeaban, y que, amparados en su fe y en la llamada del Dios misericordioso, decidieron integrarse en la Compañía de Jesús para seguir el ejemplo de san Ignacio, para marchar donde se les necesitaba, aunque fuese en lejanas y desconocidas tierras. A veces cruzando el ancho mar al que se accede desde la entrañable y familiar bahía gaditana, y otras aún más allá, al archipiélago de las Filipinas, al que se llegaba después de meses y meses de navegación en insignificantes navíos que a veces flotaban al son que los vientos y las inmensas aguas imponían. Una entrega a los demás que en no pocos casos les llevó a dar su propia vida, bien en la navegación padeciendo enfermedades fruto del cruzar 43

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regiones climáticas tan diferentes, bien por naufragios, o bien por causas naturales sin la compañía de los seres queridos que en estas tierras habían quedado. Cuatro años antes de que la bienhechora de la Orden en El Puerto doña Catalina Cerrato, en 1633, otorgara testamento, con una serie de clausulas, para la fundación de una “escuelas de leer, escribir y contar, y estudios de Latinidad, Artes y Teología”, origen de la Compañía de Jesús en El Puerto, nacía Francisco Escobar, primer religioso jesuita portuense que, según la información que hemos hallado en nuestros estudios, fue a misionar a tierras americanas.82 Con dieciocho años, en 1647, partió para Perú en la expedición del padre Bartolomé de Tafur83 en el navío San José y Nuestra Señora de la Merced, haciendo escala en Cartagena de Indias. Suponemos que entre Francisco Escobar y Blas Álvarez, nacido sobre 1687, que es el siguiente del cual tenemos constancia, debió haber otros portuenses jesuitas repartidos tanto por la España peninsular como por la de ultramar. Marchó el joven Blas, en este caso, a Chile, el 26 de noviembre de 1711 con el procurador Domingo Marín en el navío Nuestra Señora del Rosario y Nuestra Señora Concepción. Este último jesuita, así como Juan Ignacio Bernabé y Diego Manuel Londoño, cuyas síntesis biográficas incluimos a continuación, no llegaron extrañados a El Puerto, y por sus edades, sobre todo la de los dos últimos, entraba dentro de las posibilidades. Pensamos que o bien habían fallecido en Filipinas o en Perú a donde marcharon, o no pertenecían a la Compañía, caso poco probable. Bernabé Ricardo, Juan Ignacio (31 de julio de 1730 - ¿?) AIMPEPSM. (Actas de Bautismo, Legajo nº 71, folio 74.) En la ciudad y Gran Puerto de Santa María en Lunes siete de agosto de mil setecientos treinta, yo don Carlos Francisco Ángel Natera, cura en la Iglesia Mayor Prioral de dicha ciudad, bauticé a Ignacio José, hijo del José de Bernabé y de Margarita Rosa Ricardo, su legítima mujer, casados en esta ciudad, nació a treinta y uno de Julio próximo pasado, fue su padrino Juan de Guardia, le advertí el parentesco espiritual y su obligación y lo firmé. Ingresó en la Provincia de Andalucía, en Sevilla, para marchar a Filipinas en la expedición del padre Antonio Garau, en el navío El Conde. Inició la navegación desde la Bahía de Cádiz el 15 de abril de 1754. Londoño de los Reyes, Diego Manuel (29 de junio de 1747 - ¿?) AIMPEPSM. (Actas de Bautismo, Legajo nº 76, de 1741 a 1743, folio 38.) En la M. N. y Leal ciudad y Gran Puerto de Santa María en jueves veinte y nueve de Junio de mil setecientos cuarenta y uno, yo don Juan Camacho y Vargas, Presbítero, con licencia de Don Manuel de Ochoa cura en la Iglesia Mayor Prioral de dicha ciudad ciudad, bauticé a Diego Manuel José Pedro de Santa Gertrudis, hijo de Don Miguel Manuel de Londoño, Teniente del Regimiento de Quantiosos, 44

Los Jesuitas en El Puerto de 1767: su expulsión

y de Doña Bernarda de los Reyes su legitima mujer (casados en esta ciudad) nació en este propio día fue su padrino el Capitán Don Francisco Matías de los Reyes, su abuelo materno, le declaré el parentesco espiritual y su obligación, y lo firmé. Ingresó en la Provincia de Andalucía, en Sevilla, el 3 de mayo de 1757, para marchar al Perú en la expedición del procurador Francisco Martínez, partiendo desde la Bahía de Cádiz el 18 de diciembre de 1757 en el navío Nuestra Señora del Rosario, alias “La Veneciana”. Si llegaron de América y Filipinas un pequeño grupo, que es lo que condujo al padre Priego a manifestar en su diario sobre el trato recibido en la ciudad, que él lo atribuía a que: […] ya porque tuviesen hermanos o parientes en El Puerto […] Estos fueron: Ascarza y Ruiz del Castillo, Domingo José (4 de agosto de 1734 - 1809) Archivo Iglesia Mayor Prioral de El Puerto de Santa María. En adelante AIMPEPSM. (Actas de Bautismo, Legajo nº 72, de 1732 a 1734, folio 245.) En la ciudad del Gran Puerto de Santa María en sábado siete de agosto de mil setecientos treinta y cuatro, yo don Gonzalo de Rueda, cura de la Iglesia Mayor Prioral de esta ciudad, bauticé a Domingo José Ignacio Antonio Gaspar Cayetano Francisco Javier, hijo del Contador don Vicente Ascarza y Egui, y de Luciana Ruíz del Castillo, su legítima esposa, casados en esta dicha Iglesia, nació el cuatro de agosto de mil setecientos treinta y cuatro, y fue su padrino don Gaspar Ruiz del Castillo, su tío materno. Ingresó en la Compañía el 30 de enero de 1750 en la Provincia de Andalucía, en Sevilla, para pasar a México. En el mes de junio de ese año regresó a El Puerto para embarcar, el día 16, en el navío francés Corazón de Jesús “El Conde”, arribando a Veracruz el 22 de agosto. Estudió Filosofía y Teología, en los colegios de Tepotzotlán, San Ildefonso de Puebla y Máximo de México en los que realizó su noviciado y estudios. En el Máximo fue maestro de Letras Humanas, en el del Espíritu Santo realizó su tercera probación, y en el de Durango, donde le halló el extrañamiento, era rector del seminario de Colegiales. Sacerdote Escolar, se hallaba con la patente del Padre General para hacer la profesión de cuarto voto luego que llegara al destino que se le diera. (AHN, Clero, jesuitas, Legajo 826, Expediente 5) Partió hacia el destierro por el puerto de Veracruz, vía La Habana, en el paquebote Nuestra Señora del Rosario Torrontegui el día 25 de octubre de 1767, formado un convoy de 8 navíos con 210 jesuitas. Continuó el viaje desde La Habana a Cádiz en la urca San Juan Bautista, que inició la navegación el 8 de diciembre de 1767 fondeando en la bahía gaditana el 19 de febrero, siendo alojado en el hospicio de Indias. (AHN: Clero, Jesuitas, Legajo 456, Expediente 19) 45

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Volvió a embarcar, para seguir el camino de la expulsión hacia Córcega, en la Amable Señora junto a setenta hermanos de su provincia mexicana el 14 de junio de 1768, iniciando la navegación al día siguiente. Este nuevo convoy lo componían nueve navíos, en los que embarcaron 1.057 jesuitas, dándoles escolta el navío de guerra Santa Isabel. Residía en Ferrara en 1768, y en Bolonia en 1773. Falleció en 1809. (AGS, DGT, Inventario 27, Legajo nº 1.) Boulet Borras, Juan (20 de enero de 1726 - 1800) AIMPEPSM. (Actas de Bautismo, Legajo nº 68, de 1725 a 1726, folio 34.) En la ciudad del Gran Puerto de Santa María en miércoles 23 de enero de mil setecientos veintiséis, yo don José Francisco de Andrade, cura de la Iglesia Mayor Prioral, bauticé a Juan Sebastián Félix, hijo de Gil Boulet y de Josefa Borras, que nació el veinte de enero de 1726, y fue su padrino Juan Playsa. Ingresó en la Provincia de Andalucía para la del Paraguay, arribando a Buenos Aires el 15 de julio de 1745, y realizando sus votos solemnes el 2 de febrero de 1756. Como coadjutor fue despensero del Colegio Máximo de Córdoba de Tucumán, y sacristán en el de Buenos Aires. En el de la Rioja desarrolló funciones de maestro de primeras letras, e igualmente en el de Montevideo donde le halló el extrañamiento. (AHN: Clero, Jesuitas: Legajo 827) El 12 de octubre de 1767, en la saetía El Pájaro, partió hacia el destierro desde Montevideo donde se hallaba, arribando a la Bahía de Cádiz el 9 de enero de 1768. Tras trasladársele a El Puerto de Santa María, se le dio alojamiento, en tránsito hasta la partida para Italia, en el hospicio de Indias. (AHN: Clero, Jesuitas: Legajo 456, Expediente 16.) Reanudó la navegación hacia Córcega el 15 de junio de 1768 en el navío El Estado del Reino, capitaneado por Jacobo Akermán, donde embarcaron, el 11 de junio, ciento cincuenta y tres jesuitas de diversas provincias americanas. Esta nueva expedición la componían nueve navíos, con un total de 1.057 jesuitas, a los que dio escolta el navío de guerra Santa Isabel. Residía en Rávena en 1773 y falleció en El Puerto de Santa María en 1800 (AGS, DGT: Inventario 27, Legajo nº 1.) González Navarro, Juan Miguel (30 de junio de 1737- ¿?) AIMPEPSM. (Actas de Bautismo, Legajo nº 74, de 1736 a 1739, folio 80.) En la ciudad del Gran Puerto de Santa María en jueves 4 de julio de mil setecientos treinta y siete, yo don José Rodríguez Franco, Presbítero, con licencia del Sr. Provisor don Jerónimo Tomás López, cura de la Iglesia Mayor Prioral, bauticé a Juan Miguel José Pablo, hijo de Juan Miguel González Hidalgo y de doña Ana Navarro Liperi, su legítima. Nació el treinta de junio de mil setecientos treinta y siete. Fue su padrino Juan Pérez Ponce de León. 46

Los Jesuitas en El Puerto de 1767: su expulsión

Se incorporó a la Compañía de Jesús, el 1 de febrero de 1755, para marchar a Santafé de Bogotá. Realizó su noviciado en el colegio de Tunja, de donde como coadjutor marchó al Colegio Máximo de dicha ciudad de Santafé de Bogotá de maestro de primeras letras. De allí con igual cometido pasó al colegio de Cartagena, donde se hallaba en el momento de la expulsión. (AHN: Clero, Jesuitas: Legajo 827.) Partió hacia el destierro desde Cartagena de Indias para La Habana en la balandra Jesús “alias La Pastora”, mandada por el teniente de navío don Tiago Muñoz, arribando a la isla caribeña el 7 de septiembre de 1767, alojándoseles en la Casa de Depósito a la espera de continuar la navegación hacia Cádiz. Enfermó gravemente, pasando al convento de Bethlem para su recuperación. Ya en mejor estado volvió a embarcar en la urca San Juan Bautista, efectuando la nueva partida el 8 de diciembre de 1767 junto a otros ochenta regulares, entrando, y fondeando, en la bahía de Cádiz el 19 de febrero de 1768, dándosele alojamiento en El Puerto en el hospicio de Indias. (AHN: Clero, Jesuitas, Legajo 456, Expediente 19) El 4 de octubre de 1768 solicitó la secularización. (ARSI. 5.049-58) Martín de Vergara Hidalgo, Julián (27 de febrero de 1742 - 1800) AIMPEPSM. (Actas de Bautismo, Legajo nº 6, de 1741 a 1743, folio 104.) En la ciudad del Gran Puerto de Santa María en veintiocho de febrero de mil setecientos cuarenta y dos, yo, don Jerónimo Tomás López, cura de la Iglesia Mayor Prioral de esta ciudad, bauticé a Julián José Miguel Vicente, hijo de Juan Martín de Vergara y de Josefa María Hidalgo, ambos de Cádiz. Nació el 27 de febrero de mil setecientos cuarenta y dos, siendo su padrino don Miguel de Lavaqui. Se integró en la Compañía de Jesús en la Provincia de Andalucía el 28 de septiembre de 1760, habiendo estudiado Filosofía y Teología e impartido enseñanzas de Letras Humanas. El 28 de mayo de 1765 fue ordenado sacerdote en Baza (Granada) por el obispo Francisco Alejandro Bocanegra y Givaja quien rigió la diócesis de Guadix desde 1758 hasta 1773, en que fue nombrado arzobispo de Santiago de Compostela. Se embarcó en la Bahía de Cádiz el 2 de enero de 1767 en el navío San Fernando, no pudiendo iniciar la navegación por diversas circunstancias hasta el día 11. Arribó a Montevideo, después de un viaje plagado de incidencias desagradables, el 25 de julio de ese año, no desembarcando hasta que le fue leída la orden de extrañamiento, que ya se estaba ejecutando. (AHN: Clero, Jesuitas: Legajo 827) Seguidamente, junto a otros quince regulares, embarcaron en la saetía El Pájaro, comandada por el teniente de navío don Luis Ramírez de Arellano, arribando a la Bahía de Cádiz el 9 de enero de 1768. Tras trasladársele a El Puerto de Santa María el día 10, morando, en tránsito hasta la partida para Italia, en el hospicio de Indias. 47

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(AHN: Clero, Jesuitas: Legajo 456, Expediente 16) El 11 de julio de 1768, desde El Puerto, volvió a embarcar, en esta ocasión en El Estado del Reino, capitaneado por Jacobo Akermán, formando parte de un convoy de ocho buques y 153 expulsos con destino a Córcega y escoltado por la Santa Isabel. Residente en Rávena en 1773. Falleció en Jerez de la Frontera (Cádiz) en 1800. (AGS, DGT: Inventario 27, Legajo 1) y (Archivo Histórico Compañía de Jesús Andalucía, en adelante AHCJA, Catálogo Siglo XVIII) Rivera de Montes, Rafael (24 de octubre de 1733 - ¿?) AIMPEPSM. (Actas de Bautismo, Legajo nº 72, de 1732 a 1734, folio 162.) En la ciudad del Gran Puerto de Santa María en veintiocho de octubre de mil setecientos treinta y tres, Don Juan Antonio Yllueca, cura de la Iglesia Mayor Prioral de esta ciudad, bauticé a Rafael José Carlos Antonio, hijo de Luis José de Rivera y de Antonia de Montes Vugarín, nació el 24 de octubre de 1733, y fue su padrino el coronel don Francisco Álvarez Cuevas. El año de 1750 se incorporó a la Compañía de Jesús con el fin de misionar en Filipinas. Desconocemos el momento exacto de la partida, aunque, con reparos, opinamos que partió el 16 de junio de 1750 en el navío El Oriente, con el procurador Pedro de San Cristóbal. En 1752 ya se encontraba en el archipiélago filipino. La orden de expulsión le halló en las misiones de Pintados o Bisayas, en la isla de Leyte y en la residencia de la población de Carigara, desarrollando su labor en el pueblo de Jaro. En los días previos a la partida hacia la metrópoli los médicos consideraron que no poseía las condiciones necesarias de salud para una navegación tan larga, no obstante partió del puerto del Cavite el 30 de enero de 1771 en la fragata la Astrea, a cargo del capitán José de Córdoba y Ramos. Realizaron la travesía bordeando el Cabo de Buena Esperanza, y tocaron tierra en la bahía gaditana el 1 de agosto de 1771. En El Puerto, el día 2, por su delicado estado de salud, ingresó en el Hospital de la Santa Caridad. (AHN: Clero, Jesuitas: Legajo 456) Wolf Ayulando, Diego Antonio (26 de febrero de 1724 - ¿?) AIMPEPSM. (Actas de Bautismo, Legajo nº 67, de 1723 a 1725, folio 36 vlto.) En la ciudad del Gran Puerto de Santa María, el sábado veintiséis de febrero de mil setecientos veinticuatro yo, don Pedro Eusebio de Santisteban, con licencia de don Diego Delgado Hinostrosa cura de la Iglesia Mayor Prioral de esta ciudad, bauticé a Diego Antonio José Cesáreo, hijo de Bartolomé Wolf y de doña Ana Ayulando Calderón, su legítima mujer. Nació en este día y fue su padrino don Miguel de Santisteban. 48

Los Jesuitas en El Puerto de 1767: su expulsión

Ingresó en la Provincia de Andalucía para la del Perú el 29 de agosto de 1748. Iniciado el noviciado en el Colegio San Luís de Sevilla, lo concluyó viajando para el Reino del Perú. Desde la Bahía de Cádiz partió en la misión del padre Alonso Carrillo, el 16 de junio de 1750, en el navío Santo Cristo de la Columna. Había llegado al hospicio de Indias de El Puerto desde Sevilla, el 29 de Noviembre de 1749, a la espera del momento de la partida. Estudió Filosofía en el colegio Máximo San Pablo de Lima y Teología Moral en el de Cusco. Fue maestro de Gramática en el Colegio de Moquegua, y prefecto de ejercicios en las dos casas de Arequipa, donde le halló el extrañamiento. (AHN: Clero, Jesuitas: Legajo 826, Expediente 7) Embarcó hacia el destierro, desde Cartagena de Indias para La Habana, en la balandra La Pacífica, al mando del Teniente de Navío don Martín Vázquez, arribando a la isla caribeña el 7 de septiembre de 1767, alojándosele en la Casa de Depósito a la espera de continuar la navegación para la bahía de Cádiz. El 19 de abril de 1768 subió a bordo de Nuestra Señora de Aránzazu, alias “La Venganza”, fragata de la Real Compañía de asiento de negros, iniciando la navegación oceánica el día 26, arribando a tierras gaditanas el 12 de junio de 1768. Ya en El Puerto fue asignado al Convento de los Descalzos, hasta el momento de salir para Italia. (AHN: Clero, Jesuitas: Legajo 456, Expediente 26) En 1773 se hallaba en Ferrara. (AGS, DGT: Inventario 27, Legajo 1) Y por último, en la provincia de Andalucía se encontraban: Ascarza Ruiz del Castillo, Nicolás (8 de agosto de 1715 – 2 de mayo de 1771) AIMPEPSM. (Actas de Bautismo, Legajo nº 62, folio 112) En la ciudad y Gran Puerto de Santa María en martes trece de agosto de mil setecientos quince, yo Don Carlos de Castro, cura de la Iglesia Mayor Prioral de esta ciudad, bauticé a Nicolás José Antonio Ignacio Francisco Javier, hijo de don Vicente Ascarza y de doña Luciana Ruíz del Castillo su legítima mujer. Nació el ocho de dicho mes, siendo su padrino don Tomás del Castillo, Presbítero. Profeso de 4º voto desde el 2 de febrero de 1749, se había incorporado a la Compañía de Jesús el 2 de enero de 1732, y se encontraba asignado al Colegio de Cádiz. (AHCJA, Catálogo del siglo XVIII) Embarcó hacia el destierro en la bahía de Cádiz en el navío sueco La Paz el 2 de mayo de 1767 rumbo a Civitavechia. (AGS, Marina, Legajo 724) Secularizado el 3 de diciembre de 1767. Fallecido en Ferrara el 2 de mayo de 1771. (ARSI)

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Aportaciones al estudio histórico del colegio San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María. 1864-2014

Bermejo, Juan Cristóbal José (1 de abril de 1691 - 2 de julio de 1767) AIMPEPSM. (Actas de Bautismo, Legajo nº 49, del año 1690 a 1692, folio 135) En la ciudad del Gran Puerto de Santa María el lunes 30 de abril de mil seiscientos noventa y uno, fue bautizado Juan Cristóbal José nacido el 1 de abril de 1691, hijo de Juan Antonio Bermejo y de Catalina Cabello. Fue su padrino Don Juan Bizarrón, caballero del orden de Alcántara. Ingresó en la Compañía de Jesús en la Provincia de Andalucía el 28 de marzo de 1710, e hizo sus votos solemnes como coadjutor el 2 de febrero de 1723. En los primeros días de la expulsión, por su avanzada edad y estado de salud, fue depositado en el Convento de Santo Domingo, donde falleció el 2 de julio de 1767. (AHCJA. Catálogo del siglo XVIII) Rocquecel, Luís (24 de noviembre de 1724 - ¿?) Profesor de 4º voto del Colegio de Canarias, perteneciente por aquellos años a la Provincia de Andalucía. Nació el 24 de noviembre de 1724, ingresando en la Orden el 13 de agosto de 1740. (AHCJA. Catálogo del siglo XVIII) Desde Cartagena (Murcia), marchó al exilio en Córcega en el navío holandés Catalina Polonia, el 9 de octubre de 1767. (AGS, Marina, Legajo 724) Residía en Rávena en 1773. (AGS, DGT: Inventario 27, Legajo 1) Gervette Garrido, Juan (31 de diciembre de 1724 - ¿?) AIMPEPSM. (Actas de Bautismo, Legajo nº 68, años1724-1725) En la ciudad del Puerto de Santa María en domingo doce de enero de mil setecientos veinticinco, don José Francisco de Andrade, cura en la Iglesia Mayor Prioral de dicha ciudad, bauticé a Juan Manuel Silvestre, hijo de Jerónimo Gervette y de Magdalena Garrido, su legítima mujer, nacido el treinta y uno próximo pasado, siendo su padrino Matías del Río. Sacerdote del colegio de Santa Catalina de Córdoba, Provincia de Andalucía, ingresó en la Compañía de Jesús el 7 de septiembre de 1745, y realizó sus votos solemnes como sacerdote profeso de 4º voto el 2 de febrero de 1763. Falleció en Venecia el 15 de diciembre de 1791. (AHCJA. Catálogo del siglo XVIII) Embarcado en el Puerto de Santa María, rumbo a Civitavechi, en el navío sueco Blas Kolmen el 2 de mayo de 1767. (AGS, Marina, Legajo 724) Residente en Rimini en 1771, y en Rávena en 1773. (AGS, DGT: Inventario 27, Legajo 1) 50

Los Jesuitas en El Puerto de 1767: su expulsión

Guevara, Francisco Javier (3 de diciembre de 1735 - ¿?) AIMPEPSM. (Actas de Bautismo, Legajo nº 73, del año 1734 a 1736, folio 150) En la ciudad y Gran Puerto de Santa María en jueves ocho de diciembre de mil setecientos treinta y cinco, yo don Cristóbal Gerónimo Ximénez, Presbítero Beneficiado con licencia del Sr. Provisor de Don Gerónimo Tomás López, cura en la Iglesia Mayor Prioral de dicha ciudad, bauticé a Francisco de Javier José Cristóbal Gaspar, hijo de Juan de Guevara y de Agustina García, su legítima mujer, casados en esta ciudad, nació a tres de dicho mes y año y fue su padrino don José Machado, advertile el parentesco espiritual y obligación de enseñarle la doctrina. Ingresó en la Compañía el 17 de julio de 1759, con votos solemnes desde el 15 de agosto de 1769. (AHCJA. Catálogo del siglo XVIII) Como coadjutor ejercía de despensero en el Colegio de Guadix (Granada). Embarcó hacia el exilio en el pingue La limpia y Pura Concepción, desde Málaga con destino a Civitavechia, el 7 de mayo de 1767. (AGS, Marina, Legajo 724) Residía en Rímini en 1771, y en Rávena en 1773. (AGS, DGT: Inventario 27, Legajo 1) Lopez Garzón, José Alejandro (26 de febrero de1735 - 24 de julio de 1780) AIMPEPSM. (Actas de Bautismo, Legajo nº 73, del año 1734 a 1736, folio 67.) En la ciudad del Puerto de Santa María en jueves tres de marzo de mil setecientos treinta y cinco, yo don Francisco Ángel, cura de la Iglesia Mayor Prioral de dicha ciudad, bauticé a José Alejandro Francisco de Paula, hijo de Francisco López y de Catalina Garzón, su legítima mujer y nació el veintiséis de febrero próximo pasado. Fue su padrino José Machao. Coadjutor de la Casa Profesa de Sevilla. Se incorporó a la Compañía el 11 de enero de 1754, realizando sus votos solemnes el 15 de agosto de 1765. Secularizado el 15 de julio de 1767 (AHCJA. Catálogo del siglo XVIII) Embarcó extrañado en el Puerto de Santa María, junto a la gran parte de la Compañía de Jesús de Sevilla, en el navío sueco General Vaucaulbes hacia Civitavechia, partiendo el 2 de mayo de 1767. (AGS, Marina, Legajo 724) Huyó de Córcega en 1767. En 1773 residía en Rávena, falleciendo en Verruchio el 24 de julio de 1780. (AGS, DGT: Inventario 27, Legajo nº 1.)

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Molina Zuleta, Juan José de (22 de abril de1747 - 4 de julio de 1778) AIMPEPSM. (Actas de Bautismo, Legajo nº 78, del año folio 69 vlto.) En la ciudad del Puerto de Santa María en martes veinticinco de abril de mil setecientos cuarenta y siete, yo Don Manuel de Ochoa, cura de la iglesia Mayor de dicha ciudad bauticé a Juan José Joaquín Vicente Francisco de Paula, hijo de Juan Antonio de Molina Paniagua, natural de Córdoba, Sargento Mayor del Regimiento de Caballería Cuantiosos y de Luisa Zuleta y Córdova, nacido el veintidós de abril de mil setecientos cuarenta y siete. Fue su padrino el hermano Antonio Duarte de los Padres Franciscanos de la Observancia. Estudiante del Colegio de San Hermenegildo de Sevilla, Provincia de Andalucía. Ingresó en la Compañía el 31 de de octubre de 1761. (AHCJA. Catálogo del siglo XVIII) Embarcado en el Puerto de Santa María en el navío suevo General Vaucaulbes, el 2 de mayo de 1767 rumbo a Civitavechia. (AGS, Marina, Legajo 724) Residía en Rávena en 1773, falleciendo en dicha ciudad el 4 de julio de 1778. (AGS, DGT: Inventario 27, Legajo nº 1.) Molina Zuleta, José Leandro (2 de junio de 1748 - ¿?) AIMPEPSM. (Actas de Bautismo, legajo 79, año 1748) En la ciudad y Gran Puerto de Santa María, en miércoles cinco de junio de mil setecientos cuarenta y ocho yo Don Manuel Hernández de Ochoa, cura en la Iglesia Mayor Prioral de dicha ciudad, bauticé a José Leandro Antonio Buenaventura Francisco de Paula del Espíritu Santo, hijo de Don Juan de Molina, Sargento Mayor del Regimiento de Caballería de Cuantiosos y de Doña Luisa Zuleta y Córdova, casados en Sevilla en la Parroquia de San Vicente. Nació a dos de este presente mes; fue su padrino el Hermano Antonio Duarte Donado del Orden del Sr. San Francisco. Advertile el parentesco espiritual y su obligación y lo firmé. Sacerdote sin grado. Estudiante del Colegio de San Hermenegildo de Sevilla. Ingresó en la Orden el 31 de enero de 1763. (AHCJA. Catálogo del siglo XVIII) Partió hacia el exilio italiano, Civitavechia, desde El Puerto de Santa María el 2 de mayo de 1767 en el navío suevo General Vaucaulbes. (AGS, Marina, Legajo 724) Secularizado el 16 de agosto de 1770, se encontraba en Rávena en 1773. ((AGS, DGT: Inventario 27, Legajo nº 1.)

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Los Jesuitas en El Puerto de 1767: su expulsión

Portichuelo Roxa, Bernardo (9 de febrero de 1736 - 1781) AIMPEPSM. (Actas de Bautismo, Legajo nº 73, del año folio 156 vlto.) En la ciudad y Gran Puerto de Santa María, en jueves nueve de febrero de mil setecientos treinta y seis, yo don José Rodríguez, Presbítero, de ésta de don Gonzalo de Rueda, cura en la Iglesia Mayor Prioral de dicha ciudad, bauticé a Bernardo María José, hijo de don Diego Portichuelo Cexudo Narvaez y de doña Antonia Roxa y Medina, su legítima mujer, casados en la ciudad de Cádiz, nació hoy día de la fecha; fue su padrino don Pedro Sánchez de Ocaña; Le advertí el parentesco espiritual y su obligación. Sacerdote del Colegio de Jerez de la Frontera (Cádiz). Profeso de Tercer Voto. Ingresó en la Compañía el 28 de marzo de 1750. Se secularizó en Córcega el 22 de julio de 1767. (AHCJA. Catálogo del siglo XVIII). Embarcado extrañado en el Puerto de Santa María en el navío sueco La Paz, el 2 de mayo de 1767 rumbo a Civitavechia. (AGS, Marina, Legajo 724) Huido de Córcega en 1767, residente en Génova en ese mismo año y secularizado el 3 de enero de 1768. Falleció en 1781. (ARSI) y (AGS, Estado, legajos 5-651 y 5-059). Portichuelo Roxa, Juan Francisco (21 de octubre de 1732 - ¿?) AIMPEPSM. (Actas de Bautismo, Legajo nº 72, del año 1732 a 1734, folio 49) En la ciudad del Puerto de Santa María en sábado 25 de octubre de mil setecientos treinta y dos, yo don Antonio de la Reix Páez, cura de la Iglesia Mayor Prioral de dicha ciudad, bauticé a Juan Francisco Hilario, hijo de don Diego Portichuelo y Cexudo y de doña Antonia Roxa (casados en la ciudad de Cádiz), y nació el veintiuno de dicho mes y año. Fue su padrino Javier Fernández de Valdespino. Sacerdote del Colegio de Cádiz. Se incorporó a la Compañía de Jesús el 28 de septiembre de 1748. Sacerdote de 4º voto desde el 2 de febrero de 1766. Secularizado 9 de noviembre de 1768. (AHCJA. Catálogo del siglo XVIII) Partió hacia el exilio desde la ciudad de El Puerto de Santa María el 2 de mayo de 1767, en el navío sueco La Paz con destino a Civitavechia. (AGS, Marina, Legajo 724) En enero de 1769, y en 1814, residía en Génova. (AGS, Estado Legajo. 5.059; y en AHN Estado legajo. 3518-47 y 3518-50).

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Rodríguez, Francisco Javier (28 de diciembre de 1746 - ¿?) AIMPEPSM. (Actas de Bautismo, Legajo nº 78, folio 39) En la Muy Leal y Gran Puerto de Santa María, en viernes treinta de diciembre de 1747, yo don Gabriel de Seballos y Valdés, Presbítero Beneficiado de esta Iglesia, con licencia de don Gerónimo Tomás Seballos _________ de esta Iglesia Mayor Prioral, _____ Madrina doña Ángela _____ de Seballos______, hijo de José Rodríguez. (Acta muy deteriorada, imposible extraer más información). Natural de El Puerto de Santa María nació el 18 de diciembre de 1746 e ingresó en la Compañía el 6 de noviembre de 1766. Novicio. (AHCJA, Catalogo s. XVIII) Rox y Rox, Francisco José (4 de marzo de 1727 - ¿?) AIMPEPSM. (Actas de Bautismo, Legajo nº 69, de 1725 a 1728, folio 36) En la ciudad del Puerto de Santa María en domingo nueve de marzo de mil setecientos veinte y siete, yo don José Francisco de Andrade, cura de la Iglesia Mayor Prioral de dicha ciudad bauticé a Francisco José Casimiro, hijo de don Francisco Rox y de doña Mariana Rox y Padriña, nacido a cuatro de dicho mes. Fue su padrino don Juan Rox, declarele el parentesco espiritual y la obligación de enseñarle la doctrina cristiana. Sacerdote Profeso de 4º voto en el Colegio San Hermenegildo de Sevilla, ingresó en la Compañía el 15 de octubre de 1942, e hizo sus votos solemnes el 15 de agosto de 1760. Falleció en Veruchio el 7 de abril de 1781. (AHCJA, Granada, Catalogo S. XVIII) Embarcó hacia el exilio el 2 de mayo de 1767 desde El Puerto de Santa María en el navío suevo General Vaucaulbes hacia Civitavechia. (AGS, Marina, legajo 724) Residente en Rávena en 1773. (AGS, DGT: Inventario 27, Legajo nº 1)

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Los Jesuitas en El Puerto de 1767: su expulsión

NOTAS: 1 2

Grupo de Estudios Históricos Esteban Boutelou Universidad de Cádiz Correo-E: [email protected] Archivo Histórico Nacional, Madrid (en adelante A.H.N.), Clero, Jesuitas, Legajo 451, Expediente 16. La transcripción y actualización ortográfica del texto original, es obra del autor. 3 Pacheco Albalate, Manuel (2007: 46-49). 4 Ruiz de Cortazar, Anselmo José (1997: 434). 5 Inserto en: Ruiz de Cortazar, Anselmo José (1997: 356). 6 Sancho de Sopranis, Hipólito (1995: 515-554). 7 Se inició la construcción de la Catedral Vieja o Iglesia de la Santa Cruz en tiempos del rey Alfonso X el Sabio, durante el papado de Urbano IV, sobre los restos de una mezquita árabe con la intención de que el propio rey fuese enterrado en ella, aunque, acaecida su muerte en Sevilla, lo fue en aquella ciudad. (Ved Fierro Cubilla, Juan Antonio, 1992: 89-100.) 8 Comenzó a fabricarse en 1722 bajo la dirección del arquitecto Vicente Acero Arebo. En su prolongada construcción, con periodos de total inactividad, intervinieron también Gaspar Cayón, Torcuato Cayón, Miguel Olivares, José Prat, Manuel Machuca y Juan Durán, dándose por concluida las obras en 1853, aunque el templo había sido consagrado en junio de 1838 por el obispo fray Domingo de Silos Moreno. (Diccionario Enciclopédico Ilustrado de la Provincia de Cádiz, 1985) 9 Ruiz de Cortazar, Anselmo José (1997: 434-435). 10 Para un preciso conocimiento de El Puerto en el siglo XVIII, es necesario consultar la obra de Juan José Iglesias Rodríguez: Una ciudad mercantil del siglo XVIII: El Puerto de Santa María. 11 Ponce Cordones, Francisco (1979: 61-76). 12 Iglesias Rodríguez, Juan José (Estudio introductorio) (1992). 13 Buhigas Cabrera, José Ignacio, y Pérez Fernández, Enrique: (1994). 14 Ibídem. 15 La historia Puerto de Santa María ilustrado y compendio historial de sus antigüedades (1764) de Anselmo Ruiz de Cortazar, fue escrita en gran parte en base a la mucha documentación que allí existía, según el propio autor manifiesta: […] y para mayor exornación me ha franqueado Don Juan Tyrry, marqués de la Cañada, veinticuatro de la ciudad de Cádiz, libros impresos y selectos manuscritos que enriquecen su célebre museo y le ilustran no sólo con el título de Tesorero de los caudales literarios, sino de justo poseedor de ellos[…] 16 Carl von Linneo (1707-1778), también conocido como  Carl von Linné  o  Carolus Linnaeus. Ilustre naturalista sueco conocido especialmente por sus trabajos en botánica, y considerado como el padre de la Taxonomía. Aún hoy, con algunos cambios, se utiliza su sistema para nombrar, ordenar y clasificar los organismos vivos. 17 Pacheco Albalate, Manuel (2002: 63-67). 18 Pacheco Albalate, Manuel (2011: 49-85). 19 Pacheco Albalate, Manuel (2007: 307-357). 20 José de Alzugaray, quien para sus escritos, que no fueron pocos y cualificados, utilizó el sobrenombre de Josef de Algaroza, nació en Lima (Perú) el 2 de julio de 1699. Ingresó en la Compañía de Jesús el 13 de octubre de 1717, profesando el 15 de agosto de 1733. Dedicado a la docencia fue catedrático de teología en Lima en el colegio San Pablo, así como procurador en Madrid y Roma, distinguiéndose por su erudición y sus dotes de predicador. Falleció en la Granja de Santa Beatriz, cerca de Lima, el 27 de enero de 1763. Su obra más representativa es Manual de ejercicios cristianos para los pensionarios y escolares, que están a cargo de la Compañía de Jesús, sacados por la mayor parte de los que compusieron el P. Croisez para los pensionarios de León, y el P. Bignón para los de París. Madrid. 1750. Toda la documentación hallada en Díaz Díaz, Gonzalo (1991). 21 Pacheco Albalate, Manuel (2002: 21). 22 Las propiedades inmobiliarias que poseía el colegio se agrupaban en 15 casas de renta, la mayoría en el entorno de la Plaza de la Iglesia Mayor Prioral, 3 accesorias y un molino de aceite con casa y varias accesorias en la Rivera del Río, en las inmediaciones del convento del Espíritu Santo, valorado, en las primeras reuniones de la Junta de Temporalidades, en 43.356 ducados. También eran propiedad del colegio siete olivares emplazados en diferentes lugares: uno junto a la ermita de Nuestra Señora de la Piedad, otro adosado a él, otro entre la misma ermita y la 55

Aportaciones al estudio histórico del colegio San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María. 1864-2014 sierra de San Cristóbal, en el camino de Jerez había uno más, en el Pago de los Tercios, en la hijuela de Maribáñez, y un último, pequeño, que no hemos podido localizar, sumando entre todos 5.024 árboles, sin contar las estacas o pequeños olivos aún improductivos, con un valor de 12.769 ducados. E igualmente 241/2 aranzadas de viñas en el Pago de los Tercios, en la Laguna Chica, por un valor de 3.579 ducados. Todo ello en: Archivo Histórico Nacional: Clero, Jesuitas, Legajo: 453, Expediente: 1 y 2; Junta nº 3 de Temporalidades de 14 de junio de 1769, fol.: 53 vlto.; y en A.H.N.; Clero, Jesuitas, Legajo: 453, Expediente: 1 y 2; Junta nº 3 de Temporalidades de 14 de junio de 1769, fol.: 41. 23 En la octava Junta de Temporalidades celebrada en El Puerto el 23 de agosto de 1769, don José Ignacio Rodríguez de León, cura de la Iglesia Mayor Prioral y uno de los vocales de la Junta, presentó un memorial, de fecha 6 de agosto de ese año, sobre el estado en que se encontraban las propiedades de la Compañía en la ciudad y los débitos que tenían contraídos, en el punto tercero inserta la siguiente nota sobre la iglesia del colegio: “El sitio que estaba destinado para iglesia, (en el supuesto de ser bastantemente amplio, en el centro de la ciudad y calle principal) sólo tiene labrado el alto de siete a ocho varas. De suerte, que cómodamente puede proseguirse en una gran posesión; en el concepto de que ni es colegio, ni aula, ni alguna otra cosa de las que enumera el Capítulo Décimo de la Real Cédula como invendibles”. En Archivo Histórico Nacional: Clero, Jesuitas, Junta de Temporalidades, Legajo 453, folios 66 a 68 vlto. 24 Ruiz de Cortázar, Anselmo José (1997). 25 En el incendio que se produjo el día 23 de febrero de 1984, en el querido y añorado por todos los portuenses Teatro Principal, que se había construido en 1845 sobre lo que fue el proyecto de iglesia del colegio de San Francisco Javier, una vez apagado, a través de los restos calcinados y humeantes de detrás del escenario, se pudieron distinguir claramente los arranques de lo que se pretendió fuera iglesia, e incluso los bosquejos de sus capillas. 26 A.H.N.: Clero, Jesuitas: Legajo 453, Expediente nº 2, folios 280 a 284. 27 Archivo Teológico Granadino. Catalogo de los jesuitas de la Provincia Andaluza en el siglo XVIII. 28 Pacheco Albalate, Manuel (2011: 59-63). 29 José Manuel Peramás y Guarro, nacido el 17 de marzo de 1732, ingresó en la Orden el 12 de noviembre de 1747, haciendo sus votos solemnes el 21 de diciembre de 1765. Ingresó en la Provincia de Aragón. Se embarcó para Buenos Aires desde Cádiz. Para la partida llegó al hospicio de Indias de El Puerto de Santa María desde Cervera (Lérida) el día 21 de diciembre de 1754. A Montevideo arribó el 17 de julio de 1755, pasando al colegio Máximo de Córdoba de Tucumán donde estudió Filosofía y Teología. Después fue misionero de indios, y más tarde, en dicho colegio de Córdoba, fue maestro de Retórica y Moral. Falleció en Faenza en 1793. 30 Furlong, Guillermo, SJ. (1952: 153). 31 Para el estudio del “Oficio de Indias” es imprescindible consultar la obra de Agustín Galán García (1995): El “Oficio de Indias” de Sevilla y la organización económica y misional de la Compañía de Jesús (1566-1767). 32 En el Archivo Histórico Nacional, en la sección Clero, Jesuitas, en el legajo 249, se conservan casi doscientas cartas que remitió el Procurador General de Indias, en El Puerto padre Marcos Escorza, al también Procurador en la Corte padre Ignacio José González. 33 Hanisch, Walter (SJ.): (1972: 39). 34 Fernández Arrillaga, Inmaculada: (2002: 170). 35 Domingo Scribani Rossi, natural de Piazensa (Parma), nacido el 21 de septiembre de 1707, jesuita desde el 2 de febrero de 1725. Hijo del conde Continuo Scribani, ingresó en la Compañía en la Provincia de Venecia. En 1735 pasó a la Provincia de Santafé en misión que partió de la Bahía de Cádiz. Allí fue a vivir al colegio Máximo como maestro de Juniores, de donde pasó de misionero a las misiones de indios infieles, siendo su nuevo destino de rector del noviciado de Tunja. Catedrático de cánones en el colegio Máximo. Provincial de dicha Provincia dos veces sucesivas, y concluido fue rector del colegio Máximo en cuyo tiempo se le nombró procurador General a Cortes de Madrid y Roma. 36 Nació en Jaén el 16 de agosto 1709. Ingresó en la Compañía y provincia de Andalucía el 20 de diciembre de1723. Hizo los primeros votos en Sevilla el 21 de diciembre de 1725. Fue ordenado sacerdote en Guadix (Granada) por el obispo Tueros en 1733. Hizo los últimos votos en Sevilla el 2 de febrero1745. Llegó a Buenos Aires en 1745. Fue Procurador en Europa entre febrero de 1764 y abril 1767. En 1762 se le designó Maestro de Novicios y en 1764 la Congregación Provincial lo envió a Europa a reclutar nuevos misioneros para América. Le sorprendió la expulsión en El Puerto de Santa María. 56

Los Jesuitas en El Puerto de 1767: su expulsión 37 Nació en 1718, ingresando en la Compañía en 1734, ordenándose sacerdote en 1743 y emitiendo los últimos votos en Córdoba (Argentina). En 1748, siendo profesor de lógica en el colegio San Ambrosio de Valladolid, fue destinado a la provincia del Paraguay. Mientras esperaba embarcarse en Sevilla, fue maestro de novicios durante 5 meses. Zarpó el 20 de setiembre de 1748 en la expedición dirigida por el padre Ladislao Orosz, y llegó a Buenos Aires el 1 de enero de 1749. Enviado a Córdoba, enseñó filosofía en la universidad (1749-1751), fue vicerrector del colegio (1752), profesor de moral en la universidad (1753-1756), rector del convictorio de Montserrat (1757), socio del provincial Alonso Fernández (1758-1760) y del visitador Nicolás Contucci (17601762). En 1758 hizo la visita de la provincia en nombre del P. Fernández. Fue maestro de novicios en Córdoba (1762-1769) y procurador electo en Roma y Madrid (1764-1767), junto con el P. José de Robles. Cuando ambos se preparaban en el Puerto de Santa María para partir hacia el Paraguay con cuarenta jesuitas, el 3 de abril recibieron la notificación de la expulsión decretada por Carlos III. Murió en Faenza, por las inclemencias del tiempo, el 23 de enero de 1794. 38 Galán García, Agustín: (1995: 351). 39 Woodstock Letters, (1987). A Historical Journal of Jesuit. Missionary and Educational Activities. Guide to the Microfiche Collection: Editorial Adviser Robert C. Carriker, I Academic Editions. Congressional Information Service, Inc., Bethesda, Academic Editions. Congressional Information Service, Inc. Bethesda, Maryland, USA. 40 Datos tomados de Iglesias Rodríguez, Juan José (1991: 106). 41 No obstante los miles de documentos que se conservan en archivos y bibliotecas sobre el extrañamiento de los jesuitas en El Puerto, no tenemos constancia de que exista un relato de los primeros momentos, por lo que este relato se realiza en base a unos datos concretos de esta ciudad, y a cómo se llevó a cabo el proceso en la totalidad de pueblos y ciudades de España. 42 Otra polémica existente por estos años en España era sobre el culto al Sagrado Corazón de Jesús, que había brotado en Francia bajo el auspicio de San Juan Eudes y Santa Margarita. Introducido en España, a comienzos del XVIII por los jesuitas, surgieron de inmediato discrepancias sobre su culto en sectores de la sociedad que se oponían a él considerándolo “fanatismo religioso y supersticioso que alejaba a los cristianos de la religión interiorizada”, en una nueva faceta del desencuentro entre seguidores y detractores de la Compañía. [www.cervantesvirtual.com/bib_tematica/jesuitas/notas_historicas/clero/.shtml (consulta 4 de enero de 2005)]. El padre Calatayud, junto al padre Cardaveraz, promovieron su devoción en este rincón de Andalucía, según afirma el padre Fernando Marrero en WWW.ctv.es/users/fermarre/13.htm. 43 La Compañía contaba con el apoyo de ciertos sectores de poder, políticos y nobleza, y en otros muchos del pueblo llano, pero tenían enfrente a la Iglesia oficial, y a algunas órdenes religiosas entre las que destacaban los agustinos y los dominicos. 44 Archivo General de Simancas, Gracia y Justicia, legajo. 690: “Real Decreto de expulsión de la Compañía de Jesús”, Madrid, 27 de febrero de 1767. En el Archivo Municipal de El Puerto de Santa Maria (A.M.E.P.S.M) en el Legajo. 41, Actas de Cabildo, 17 de abril de 1767, se encuentra una copia manuscrita certificada por el escribano del cabildo. 45 Archivo General de Simancas: Gracia y Justicia, legajo., 690: “Instrucción de lo que deberan ejecutar los Comisionados para el Estrañamiento y ocupación de bienes y haciendas de los Jesuitas en estos Reynos de España e Islas adyacentes, en conformidad de lo resuelto por S.M.” Conde de Aranda, Madrid, 1 de marzo de 1767. 46 Archivo General de Simancas, Gracia y Justicia, legajo 690: “Instrucción de los que deberán executar los Comisionados para el Estrañamiento y ocupación de bienes y hacienda de los Jesuitas en estos Reynos de España e Islas adjacentes, en conformidad de los resuelto por S.M.” de primero de marzo de 1767. En éstas, en el punto XII y siguientes, se indican las Casas Generales o parajes de reunión. Estas concretas instrucciones involucraban a dos ministerios, el de Hacienda y el de Marina. Hacienda debía prever la atención alimenticia y personal de los jesuitas, agrupándolos en las diferentes “cajas”, así como los medios para hacerlos llegar a los puntos de embarque. Las “cajas” fueron Palma, Tarragona, Teruel, Segorbe, San Sebastián, Bilbao, Burgos, Gijón, Fregenal de la Sierra, Jerez de la Frontera, Málaga y Cartagena; y los lugares de embarque se situaban alrededor de los tres Departamentos Marítimos: La Graña en el Ferrol, El Puerto de 57

Aportaciones al estudio histórico del colegio San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María. 1864-2014 Santa María en Cádiz, y Cartagena en la zona levantina. Así como Palma para los de Mallorca; Salou para Cataluña, Aragón y Valencia; San Sebastián para los de Navarra y Guipúzcoa; Bilbao para los de Rioja y Vizcaya; Santander y Gijón para los de Asturias, Burgos y Castilla la Vieja; La Coruña para los de Galicia; el Puerto de Santa María para los canarios, extremeños y andaluces occidentales; y Málaga para los andaluces orientales, murcianos y los de Castilla la Nueva. A todos los de ultramar se les agruparía en El Puerto. Por su parte Marina, los intendentes de Marina, debían de aportar todo lo necesario para realizar la navegación hacia Italia, los navíos necesarios, los avituallamientos en el mar, así como las tres fragatas del rey que les darían escolta a cada uno de los convoyes que partirían del puerto de La Graña, la bahía gaditana y Cartagena. 47 […] Para que nuestras disposiciones respectivas se concuerden, participo a V.E. que de mi cuenta queda la parte de conducir los Religiosos a los puertos nombrados; mantenerlos allí hasta que pasen a bordo; y hacerles satisfacer la media anualidad que S.M. ha resuelto se les anticipe para su subsistencia, desde que apeasen en la tierra de su destino […] (Archivo General de Simancas, Legajo 724: Carta del Conde de Aranda a don Julián de Arriaga de fecha 2 de abril de 1767). 48 Julián de Arriaga y Rivera. (Segovia 19 de diciembre de 1700 – El Pardo 28 de enero de 1776). Sobre su biografía, véase: Baudor Monroy, María (2004: 163-185). 49 Información tomada del padre Borja Medina (1991), quien a su vez los extrae del Archivo Municipal de Sevilla, sección XI (Papeles del Conde del Águila), tomo XII, mm. 32 a 44. 50 Medina, Francisco de Borja: (1991: 5-90); Fernández Arrillaga, Inmaculada (2007). 51 Pacheco Albalate, Manuel: (2007: 153). 52 Cardenas Burgueto, Juan : (1983: 9). 53 Natural de Baena, en Córdoba. Nacido el 13 de junio de1726. Jesuita desde el 26 de agosto de 1740. Noviciado en San Luis de Sevilla. Concluido sus estudios, y ordenado sacerdote en Guadix el 17 de diciembre de 1750, hizo la tercera probación en San Ignacio de Baeza. Después de enseñar gramática y retórica en Granada, fue preceptor de retórica de los jóvenes jesuitas de Carmona (1754 – 1759) y, desde 1765, profesor de filosofía en San Hermenegildo de Sevilla, donde le sorprendió la expulsión. Profeso de Cuarto Voto desde el 15 de agosto de 1759. Embarcado en el Puerto de Santa María en el navío sueco “General Vaucaulbes” el 2 de mayo de 1767 rumbo a Civitavechia, en Archivo General de Simancas: Marina, legajo 724, “Relación de los individuos del Orden de la Compañía que se han hoy día de la fecha a bordo del navío sueco “General Vancaulbes”, Puerto de Santa Maria, 2 de mayo de 1767. Residente en Faenza en 1771, y en Rávena en 1773, en Archivo General de Simancas, Dirección General del Tesoro, Inventario 27, Legajo 1. 54 Hace referencia a la mencionada casa del conde de Cumbre Hermosa. 55 Entendemos que cuando dice llegamos al muelle, en realidad era a la playa, junto a la ermita de la Virgen de Guía por donde desembocaba el Guadalete; y que los grandes barcos no eran otros que simples faluchos, embarcaciones sencillas de un solo palo inclinado hacia proa con vela latina, destinados a costear por la zona de bajura, tanto ejerciendo labores de avituallamiento a barcos mayores, como a faenas de pesca, o al transporte de personas dentro de la propia Bahía. 56 A los que partieron desde El Ferrol les dio escolta el San Genaro, y a los de Cartagena la Santa Isabel. 57 Previénese que le procurador de cada Colegio debe quedar por el término de dos meses en el respectivo pueblo, alojado en casa de otra religión y en su defecto en secular de la confianza del Executor, para responder y aclarar exactamente, bajo de deposiciones formales cuanto se le preguntare tocante a sus haciendas, papeles, ajustes de cuentas, caudales y régimen interior. Lo cual evacuado se le aviará al embarcadero que se le señale, para que solo, o con otros sea conducido al destino de sus hermanos. 58 Mariano López Muñoz, portuense, periodista y director entre otras de las revistas regionalistas andaluzas El Regionalista (1917-1920) y El Justiciero, en su obra Las Trovas del Guadalete, manifiesta, muy acorde con lo que decimos, que: «Existe en nuestro pueblo una herencia espiritual, pero no un patrimonio de raza. El Puerto no es la estirpe, no es la raíz o tronco de una familia. La ciudad tiene más de alambique y de molde, que de cuna. En cuanto corre por la sangre un miligramo de sal marina de la que satura el ambiente o una gota del vino sutil de estas soleras que sin embriagar adormecen, El Puerto ha realizado su conquista. Un hijo de castellanos-cántabros, nacido aquí, dirá siempre que es portuense. Dirá lo mismo que el nieto del inglés o de otros extranjeros. El ambiente penetra, domina y caracteriza cuanto se le entrega.»

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Los Jesuitas en El Puerto de 1767: su expulsión 59 Pacheco Albalate, Manuel (2007: 120). Su nombre era Vespasiano María Trigona, quien fue Provincial de Sicilia, y en 1755 asistente del General de la Compañía de Jesús en Italia. 60 Olaechea, Rafael (1964). 61 Fernández Arrillaga, Inmaculada (2000). 62 Archivo General de Simancas: Gracia y Justicia. Legajo 690, Pliego Reservado. 63 Cuenta la tradición que, en 1750, este acaudalado cargador a Indias, oriundo de Galicia y vecino de El Puerto, regresaba de tierras de Nueva España, donde tenía importantes propiedades, en un navío sobre el que se desató un violento temporal que puso en serias dificultades la integridad del barco y, cómo no, la vida de todos los que en él se hallaban, quienes esperaban en breve el naufragio del mismo con las pérdidas de sus vidas. Carvajal, quien portaba un cuadro de la Virgen de Guadalupe, se puso bajo su advocación implorándole les sacase de tan lamentable situación, prometiéndole que caso de salir con vida de aquella mar tan embravecida le levantaría una iglesia en cierto lugar de la provincia de Cádiz. Tornose el mar más apacible y sin dificultad consiguieron los afligidos tripulantes y viajeros arribar a las costas gaditanas En 1757, con el fin de cumplir su promesa, le compró a la ciudad de Jerez de la Frontera la dehesa de Algar, de 2.080 hectáreas, por el montante de 155.200 ducados, dedicando iglesia a la Virgen de Santa María de Guadalupe, a la vez que repartió las tierras entre noventa familias pobres de la sierra de Cádiz. Por este acto de generosidad el rey Carlos III le nombró marqués de Atalaya Bermeja y vizconde de Carrión. 64 Iglesias Rodríguez, Juan José (1991: 379). 65 Archivo Histórico Nacional: Clero, Jesuitas, Legajo 246, Expediente 23. 66 Archivo Histórico Nacional: Clero, Jesuitas, Legajo 827, Expediente 6. 67 Archivo Histórico Nacional: Clero, Jesuitas, Legajo 246, Expediente 23. 68 Furlong, Guillermo, SJ (1952: 167-168). José Manuel Peramás, SJ, natural de Mataró (Barcelona), nacido en 1733. A él debemos un interesante diario acerca de su peregrinar hacia el exilio. Se encontraba en el colegio de Córdoba de Tucumán en el momento de la extradición, siendo detenido y partiendo hacia El Puerto de Santa María, con otros 139 jesuitas del Paraguay, el 12 de octubre de 1767 en la fragata Santa Brígida, conocida como La Venus, arribando a la bahía gaditana el 5 de enero de 1768. Su comunidad, la de los que provenían del Paraguay, fue la primera que se alojó en el Hospicio de Indias, después de las insistentes gestiones del Gobernador Conde de Trigona. 69 P. Pedro Weingartner Clasin, natural de Vierkirchen (Baviera, Alemania), nacido en 1721 y jesuita desde 1746. Ingresó en la de Venecia, siendo sacerdote, para la de Chile. Tuvo su noviciado yendo de camino para el Reino de Chile, en misión que salió de la Bahía de Lisboa 1748, habiendo estudiado Filosofía en el siglo y también la Teología. Tuvo su tercera probación en el colegio de San Sebastián de la ciudad de Bucalemu de Chile, de donde pasó al Máximo de San Miguel para operario y fue destinado a las misiones del Obispado de Santiago, y volvió al mismo colegio de operario, donde se hallaba en el momento del extrañamiento. 70 Sobre estos alemanes y el Hospicio de Indias véase: Fernández Arrillaga, Inmaculada (2009). 71 Este grupo se alojó en el palacio de Cumbre Hermosa, el que era conocido entre los expulsos como casa de Guía. 72 En Hanisch, Walter (SJ) (1972: 57). 73 Antonio Mariano López de Priego García nació en Puebla de los Ángeles (México) el 8 de febrero de 1730, incorporándose a la Compañía de Jesús el 3 de abril de 1751. Sacerdote de 4º voto, realizó su noviciado en el Colegio de Tepotzotlán. Estudió Filosofía en el de San Ildefonso de Puebla, maestro de Gramática en el de Valladolid, y estudios de Teología en el Máximo de México. Realizó su tercera probación en el Colegio Espíritu Santo de Puebla, siendo prefecto de la Congregación en el Colegio San Gregorio de México y en de San Javier de Puebla, desde donde partió al destierro. Después de su paso por Veracruz y La Habana llegó a la bahía de Cádiz, y más tarde a El Puerto el 30 de marzo de 1768. 74 Priego, Zelis, Clavijero (1994: 35). 75 Pacheco Albalate; Manuel (2007: 129). 76 Archivo Histórico Nacional: Clero, Jesuitas, Legajo 454, Expediente nº 2, folio 181. 77 Page, Carlos Alberto (2010: 79); Hernández Gimeno, Pablo (1908: 114). 78 Padre Francisco Javier Puig, natural de Oliana (Lérida), donde nació el 3 de febrero de 1720, ingresando en la Compañía de Jesús el 4 de junio de 1738. Se embarcó en la bahía de Cádiz para la Provincia del Filipinas el 22 de diciembre de 1746 en el navío San Miguel “El Salomón” en la 59

Aportaciones al estudio histórico del colegio San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María. 1864-2014 expedición del P. Juan José Calvo. Para efectuar esta partida llegó a El Puerto de Santa María desde Zaragoza. Arribó a las Filipinas en 1750. En el momento del extrañamiento se encontraba en el Colegio Maximo San Ignacio de Manila. Partió hacia el exilio en el navío San Carlos el 29 de julio de 1768, pero que por malas condiciones climatológicas debieron regresar a Manila el 22 de octubre de ese año, para reiniciar la navegación por la vía de Nueva España el 4 de agosto de 1769, arribando a la bahía gaditana el 9 de agosto de 1770. El 18 de octubre de ese año, partió de nuevo hacia Puerto La Spezia arribando a destino, después de una navegación rápida, el 29 de dicho mes por la tarde. 79 Cushner, Nicholas P. (1964); cita de Lorenzo García, Santiago (1996: 51). 80 Pacheco Albalate, Manuel (2007: 202-214). 81 Medina, Francisco de Borja SJ. (1991: 49). 82 Agustín Galán García (1995: 251). 83 El Padre Bartolomé de Tafur, cordobés, fue Procurador General de la Provincia de Lima en Roma.

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Los Jesuitas en El Puerto de 1767: su expulsión

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Capítulo segundo EL COLEGIO DE SAN LUIS GONZAGA DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS DE EL PUERTO DE SANTA MARÍA (CÁDIZ): UN RECORRIDO HISTÓRICO-LITERARIO (1864-1924)

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El Colegio de San Luis Gonzaga de la Compañía de Jesús de El Puerto de Santa María (Cádiz): un recorrido histórico-literario (1864-1924)

Capítulo segundo

Bernardo Rodríguez Caparrini1

EL COLEGIO DE SAN LUIS GONZAGA DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS DE EL PUERTO DE SANTA MARÍA (CÁDIZ): UN RECORRIDO HISTÓRICO-LITERARIO (1864-1924) No hay biografía de escritor andaluz del siglo XX que leas en la que no aparezca el internado de los jesuitas en El Puerto, la arboleda perdida de las clases de Retórica y el azul de vena o mapa que condenaba a la contemplación del mar y la belleza. Todos tenemos en la memoria una fotografía ideal de un fin de curso en ese colegio jesuítico del Puerto, en la que está un interno que se llama Juan Ramón Jiménez; y un mediopensionista travieso que se llama Rafael Alberti y es maestro en el arte de meter moscas de Picasso en las cazoletas de porcelana de los tinteros; y un guasón muchacho portuense que se llama Perico Muñoz Seca; y un adolescente, ya señor, que le dicen Manolito Halcón y que es hijo del marqués de San Gil... ¿Qué hubiera sido de la literatura española sin el colegio de los jesuitas del Puerto? Los cuadros de Alberti y de Juan Ramón estarían, probablemente, colgados ahora en el Museo de Arte Contemporáneo, pero la poesía española no habría cobrado vida con los animales de fondo y los marineros en tierra que nacieron a la vida y al amor en aquella ribera jesuítica de la mar de Cádiz. (Burgos, 1992). El colegio de San Luis Gonzaga, de la Compañía de Jesús, de cuya fundación se cumplen en este 2014 los 150 años, es conocido como “el colegio de los escritores” o “el colegio de los poetas”. Si preguntáramos a un español de cultura media por los nombres de algunos de los literatos que recibieron parte de su educación en este célebre centro de enseñanza de El Puerto de Santa María (Cádiz), seguramente citaría, en primer lugar, a Juan Ramón Jiménez (1881-1958) y a Rafael Alberti (1902-1999). Creemos que un número inferior de personas serían capaces de aludir, además, a dos antiguos alumnos contemporáneos del poeta de Moguer (Fernando Villalón y Pedro Muñoz Seca) y a otros dos que coincidieron en el colegio con el portuense Rafael Alberti (Manuel Halcón y Pedro Pérez Clotet). Aunque la calidad de la producción literaria de estos escritores, más que su número, bastaría para justificar la peculiar denominación del colegio, lo cierto es que, como pretendemos mostrar en estas páginas, fueron bastantes más de media 65

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docena los literatos que cursaron estudios en el colegio de San Luis Gonzaga desde su fundación en 1864 hasta su conversión en noviciado en 1924 (vid. cuadro n.º 1). En este capítulo nos proponemos hacer un relato histórico del colegio durante este periodo de 60 años, relacionando al mismo tiempo a los literatos que pasaron por sus aulas y aportando -cuando ha sido posible- los recuerdos escolares de estos estudiantes. Incluiremos en nuestro elenco a los alumnos que cultivaron -con mayor o menor éxito- la literatura en cualquiera de sus géneros clásicos (lírico, narrativo o dramático) tras salir del colegio, así como a aquellos otros que, aunque se dedicaran preferentemente al periodismo u otra profesión, nos han dejado también alguna producción literaria editada, ya sea en publicación individual o colectiva. Debemos observar que nuestra relación no pretende ser exhaustiva. Seguramente dejaremos de mencionar, de modo involuntario, a algunos colegiales que ejercitaran el arte literario durante su juventud o madurez, pero que por diversos motivos no llegaron a publicar su obra ni alcanzaron la misma fama que otros antiguos alumnos, razón por la cual no han podido ser detectados. 1. INTRODUCCIÓN La Compañía de Jesús, que había sido suprimida por el papa Clemente XIV en 1773, fue restablecida en la Iglesia por Pío VII el 7 de agosto de 1814. Mediante cuatro decretos sucesivos (1815-1816), el rey Fernando VII la restablecía en España y en los dominios españoles de ultramar. Unos 125 individuos, mayores de 65 años, formaban entonces la renacida provincia jesuita de España. A lo largo de la primera mitad del siglo XIX, la Compañía de Jesús pasará en España por varios períodos alternantes: de restauración, durante los regímenes absolutistas (18151820, 1823-1835) y de supresión, correspondientes a los ciclos liberales (1820-1823, 1835-1852). El artículo 29 del Concordato celebrado en 1851 entre el Estado español y la Santa Sede posibilitaba que la Compañía de Jesús estableciera en la Península “colegios de misiones” para ultramar y casas de religiosos que auxiliaran a los prelados y párrocos. Mediante una Real cédula de 19 de octubre de 1852, la reina Isabel II restablecía la Compañía de Jesús en las Islas Filipinas y designaba Loyola (Guipúzcoa) como casa matriz y colegio de misioneros. Otra Real cédula de 26 de noviembre del mismo año disponía que se estableciera en La Habana (Cuba) un colegio de jesuitas, “con obligación de encargarse de la educación secundaria superior”. Como señala el historiador jesuita Manuel Revuelta (1984: 17), no se trató de un restablecimiento legal de la orden, como se haría con las congregaciones de San Vicente de Paúl y de San Felipe Neri, sino que “la restauración isabelina consistió en una serie de autorizaciones para abrir casas concretas con fines determinados, fundamentalmente misionales”. A comienzos del bienio progresista (1854-1856), el Gobierno ordenó el traslado del noviciado de Loyola a Palma de Mallorca y las Juntas Revolucionarias locales cerraron algunas residencias (entre ellas las de Valladolid, Burgos y La Selva), si bien no se llegó a decretar la supresión de la Compañía. De hecho, durante el lapso progresista se mantuvo el colegio de segunda enseñanza del Sagrado Corazón, instalado en un antiguo convento 66

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benedictino de Carrión de los Condes (Palencia) en 1854, así como el seminario central de Salamanca, puesto bajo la dirección de la orden jesuita al año siguiente. Cuando el general Baldomero Espartero cae del poder, los jesuitas son autorizados -Real orden de 2 de octubre de 1856- a regresar a la casa solar de Loyola. El colegio de Loyola resultará pronto insuficiente para dar cabida al cada vez mayor número de candidatos a ingresar en la orden: 41 novicios en cada uno de los años 1854 y 1855, y 102 en 1856 (Revuelta, 2004: 306). Un nuevo Real decreto -16 de junio de 1857- establecía misiones en las islas del Golfo de Guinea, de las que debía encargarse el restablecido colegio de Loyola. Puesto que la Compañía de Jesús “necesitaba en Cádiz o sus inmediaciones una casa que sirviese de hospicio a los misioneros mientras esperaban el embarque, y para recibir en ella a los que por falta de salud volviesen de las misiones con el objeto de reparar sus fuerzas, como la hubo antiguamente en el Puerto de Santa María” (Zarandona, 1890: 112), a petición del procurador de misiones en Madrid, P. Antonio Zarandona (18041882), el Gobierno moderado de Ramón María Narváez entregó el 31 de agosto de 1857 a la Compañía el antiguo convento de mínimos de la Victoria de dicha población (Gómez Zamora, 1897: 452). Al año siguiente se establece en el mismo edificio de El Puerto de Santa María un noviciado, nombrándose rector y maestro de novicios al P. Victorio Medrano (1811-1880), que ejerce dichas funciones hasta 1863 (Frías, 1914: 123-125). Dado el notable desarrollo que experimentó la Compañía de Jesús en la Península y en ultramar entre 1853 y 1863, en este último año fue necesario dividir la provincia de España en dos, denominadas de Aragón y de Castilla. El decreto de división del Padre general Pedro Beckx (1795-1887) fue promulgado en Loyola el 7 de agosto de 1863 por el flamante provincial de Castilla, P. José Manuel Jáuregui (1804-1864). Contaba la provincia antes de su división administrativa con aproximadamente 900 miembros, de los que unos 560 fueron asignados a la nueva provincia de Castilla, cuyo extenso territorio comprendería Castilla, Vascongadas, Navarra, León, Galicia, Asturias y Andalucía, así como, fuera de España, las misiones de las Antillas, Fernando Poo, Ecuador, Guatemala y Portugal (Zarandona, 1890: 134-135; Frías, 1915: 6-10). 2. ORÍGENES DEL COLEGIO DE SAN LUIS GONZAGA. EL CURSO INAUGURAL EN PUERTO REAL (1864-1865) La iniciativa de la creación del colegio de San Luis Gonzaga partió de un grupo de hombres de negocios de Cádiz y de Jerez, siendo su principal promotor el banquero y comerciante gaditano Antonio de Zulueta Madariaga (c. 1815-1886). El P. José Manuel Jáuregui aceptó verbalmente en 1863 la propuesta del Sr. Zulueta, consistente en establecer un colegio de la Compañía en el sur de España, entre Sevilla y Cádiz, que ofreciera una educación católica de calidad, evitando con ello “la salida de los jóvenes para Inglaterra, Alemania y otras partes donde, en cambio de una instrucción, no siempre perfecta y acabada, dejan los jóvenes la fe y las buenas costumbres” (del Portillo, 1916: 36). Fallecido el P. Jáuregui en febrero de 1864, el nuevo provincial de Castilla -P. Eugenio Labarta (1807-1895)- firmará tres meses después (27 de mayo) un “Convenio con la Sociedad Fundadora del 67

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Colegio de San Luis”, en el que acordará con los representantes de dicha sociedad, Antonio de Zulueta, Juan de Silóniz Ortiz (1805-1887) y Luis Díez Fernández de la Somera (1817-1866), que el colegio sea dirigido y administrado por la Compañía de Jesús y que las clases comiencen provisionalmente en una casa alquilada de la villa de Puerto Real (Cádiz) en septiembre de 1864. También convienen que tanto los gastos de alquiler y arreglo de la casa de Puerto Real como los de construcción del nuevo edificio definitivo, “en el punto que se juzgue más conveniente”,2 corran por cuenta de la Sociedad Fundadora, que a tal efecto aportará un capital de dos millones de reales, a devolver por la Compañía sin interés alguno “a razón de cuatro mil duros al año desde el siguiente a la instalación del colegio definitivo, quedando hipotecado el edificio hasta el reintegro completo, de propiedad de los prestamistas en la suma no reembolsada si por cualquier causa política o social el colegio cesara antes” (Frías, 1944: 404). Era necesario, pues, encontrar en Puerto Real un edificio capaz de albergar el incipiente colegio durante el curso 1864-1865. Esta tarea se presentaba complicada, pues no abundaban en el pueblo inmuebles que pudieran ser adaptados a establecimientos docentes. Sin embargo, en nombre de “los empresarios del Colegio de San Luis Gonzaga”, Antonio de Zulueta presenta el 6 de septiembre de 1864 una instancia ante el alcalde, Manuel Darnell, solicitando permiso para cerrar por ambos lados el tramo de la calle del Rosario que iba desde la calle de la Amargura a la Ribera, “a fin de poner en comunicación interior el solar con el colegio, como sitio de recreo para los alumnos”.3 El mismo Sr. Zulueta manifiesta que los padres-accionistas del colegio pretenden realizar la unión de estas dos fincas con la conformidad de su propietario, el empresario gaditano Antonio Matalobos Azopardo, quien se las había arrendado. El lugar elegido era la casa n.º 55-57 de la calle de la Amargura, a la que se deseaba agregar el solar correspondiente al n.º 53 de la misma calle. Situado en el barrio de San Telmo, se trataba de un edificio de 999 m2, con tres plantas en su fachada sur (c/ Ribera) y dos en la norte (c/ Amargura). Las razones que aduce Antonio de Zulueta para respaldar su pretensión -el hecho de que el cerramiento no perjudicaba a ningún vecino y el escaso tránsito de personas por esa parte de la villa- convencen sin mayores problemas al Ayuntamiento, que en su sesión de 9 de septiembre acuerda autorizar el cerramiento por cinco años, estando obligada la empresa a restablecer el tránsito por la calle del Rosario una vez transcurrido este plazo. Como rector del colegio se nombró -15 de agosto de 1864- al P. Bartolomé Munar Capo (1815-1869), hasta entonces rector de Carrión de los Condes, el mismo que diez años antes había fundado en La Habana el Real Colegio de Belén. El P. Munar, que se encontraba en Puerto Real desde el 31 de julio, ejercerá además como prefecto (de estudios y de disciplina) y dirigirá la congregación mariana. El resto de la comunidad la formaban los PP. Ramón Mendía Aguirre (ministro y procurador) y Francisco Ruiz Mateos (prefecto espiritual); los escolares (“maestrillos”) Venancio Sorondo, Cándido Sanz y Ángel Sánchez Teruel, más los hermanos coadjutores José Leúnda, Pedro Moreno y Felipe Osoro. El curso escolar da comienzo el 20 de septiembre con 50 alumnos,4 que en su mayoría se adscriben a la clase de instrucción primaria. Las localidades de procedencia de los internos eran principalmente las de Sevilla, El Puerto de Santa María, Jerez de 68

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la Frontera y Cádiz. La cifra más alta que se alcanzó durante el curso 1864-1865 fue de 58 alumnos. El primer matriculado fue Antonio de Zulueta González de la Mota; el segundo, Luis Díez Carrera. Eran hijos de los socios fundadores Antonio de Zulueta Madariaga y Luis Díez Fernández de la Somera. También se inscribió Miguel Matalobos Azopardo, hijo del propietario del inmueble.5 3. COLEGIO PROVISIONAL EN EL PUERTO DE SANTA MARÍA Y CONSTRUCCIÓN DEL NUEVO EDIFICIO (1865-1867) Mientras transcurre el curso en Puerto Real, los empresarios del colegio de San Luis Gonzaga siguen buscando el emplazamiento definitivo donde edificar el colegio. Hacia el mes de septiembre de 1864, la empresa propone a los patronos de la fundación benéfico-docente de Francisco de Paula Rodríguez, de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), su participación económica en la construcción -en dicha población- del deseado centro de segunda enseñanza, con capacidad para un máximo de 250 internos “y con clases para número proporcionado de externos”.6 Parece que los patronos de la fundación sanluqueña llegaron a aprobar las condiciones propuestas, si bien el Padre provincial y sus consultores rechazaron finalmente el proyecto a mediados de octubre de 1864 (Frías, 1944: 405). Probablemente influyó en esta decisión, entre otras razones, el hecho de que -ya el 8 de agosto de ese mismo año- el alcalde de El Puerto de Santa María (José Francisco Barreda Pérez) comunicara al P. Bartolomé Munar que una comisión mixta de concejales y vecinos había adquirido el antiguo convento -ya derruidoy huerta de San Francisco, “cuyos locales reúnen a todas las condiciones que pueden apetecerse”,7 y que ofrecían gratuitamente los terrenos a los promotores del colegio para la edificación del mismo. La oferta es aceptada en enero de 1865 (Frías, 1944: 406) y se encarga el proyecto al arquitecto Balbino Marrón Ranero, que lo firma en Sevilla el 1 de junio. Ya en el mes de marzo se habían iniciado los trabajos de replanteo, circunstancia que aprovecha el arquitecto provincial Juan de la Vega para presentar -5 de julio de 1865- un “Proyecto de alineación parcial para la Plaza y Calle de San Francisco”. El 18 de noviembre de 1865, el gobernador civil comunica al Ayuntamiento que la Junta Provincial de Obras Públicas ha aprobado los planos de Balbino Marrón. Cinco días después, el alcalde Francisco de Paula Vergara de la Concha dispone que se traslade el dictamen a la Comisión Fundadora del Colegio de San Luis Gonzaga (Castro, 1994: 36-38; Rodríguez Caparrini, 1997b). Debido al aumento de solicitudes de ingreso, el colegio se traslada a El Puerto de Santa María en el curso 1865-1866. Allí funcionará de manera provisional, durante ese curso y el siguiente, en el antiguo Hospicio misionero de Indias de la Compañía de Jesús, ubicado en la calle Uriarte n.º 12 (hoy c/ de los Moros). Cede el local para tal fin su propietario, el bodeguero Manuel María González Ángel, “en atención al provecho que obtendría el edificio cuando los padres lo dejaran para trasladarse al nuevo colegio” (del Portillo, 1916: 37). Las obras de adaptación del edificio de Puerto Real y del Hospicio supusieron un gasto de aproximadamente 240.000 reales. El número total de alumnos -internos más externos- del curso 18651866 fue de 110. Se admitieron en primer lugar a los niños cuyos padres habían 69

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aportado al fondo de construcción del colegio, de dos millones de reales, un capital no inferior a 20.000 reales. Entre ellos se encontraban la mayoría de los antiguos alumnos de Puerto Real. En una circular del año 1865, el presidente de la Comisión Fundadora, Rafael Rivero de la Tijera (1800-1881), entonces alcalde de Jerez de la Frontera, explicaba que las acciones serían reintegrables en 25 años, “sin ganar interés, pues los que aceptamos este pensamiento no buscamos lucro en él”.8 El resto de plazas se adjudicó, por orden de fechas, a los que aportaron de una vez como donativo una cuota de entrada de 4.000 reales “con destino al reembolso de los gastos suplidos del fondo de construcción, para la preparación del edificio provisional, traslación, etc.”.9 La comunidad jesuita se incrementa en 4 sujetos, pasando de 9 a 13 miembros en el año académico 1865-1866. Diez dependientes, o personal seglar contratado (sastres, camareros, cocineros), trabajan al servicio del internado. En el curso 1866-1867 serán 14 los jesuitas que atiendan a los aproximadamente 123 colegiales. Un brote de “fiebres pestilentes” obliga a interrumpir las clases durante casi dos meses, desde el 21 de diciembre de 1866 hasta el 16 de febrero de 1867. Como el colegio de San Luis Gonzaga estaba incorporado al Instituto Provincial de Jerez de la Frontera, dos catedráticos de este centro se desplazan a El Puerto de Santa María a principios de junio de 1867 para los exámenes de las asignaturas de segunda enseñanza. El 21 de ese mismo mes, día del patrono titular del colegio, hacen la primera comunión unos 25 alumnos. Una semana más tarde, tras la distribución de premios y los actos religiosos, todos los internos marchan a sus casas (“Historia Domus”, folios 2-4; Rodríguez Caparrini, 1997a). A mediados de octubre de 1866 se había ejecutado un tercio de la obra del nuevo colegio, pero se necesitaban 600.000 reales adicionales para su continuación. En una junta general celebrada el 21 de octubre, los socios fundadores autorizaron a la Comisión para que emitiera un empréstito, con interés del 6 %, amortizable en seis años y garantizado por la hipoteca del edificio. El presidente accidental, Bartolomé Vergara Vegas (1802-1875), se suscribió por 30.000 reales; Julián Pemartín Laborde, por 20.000; Manuel María González Ángel aportó 12.000. Diez mil reales fue la contribución de cada una de estas personas: José Pemartín Laborde, Ignacio Fernández de Castro Gutiérrez de Castro, José Romero Gil, José G. de Palacios, Mariano Lassaletta Fesser, Juan Francisco Vergara Marichalar y Juan José Vergara Marichalar. Finalmente, José María Bustamante Padilla y su cuñada Carmen Fernández de Castro Bustamante aportaron 5.000 reales cada uno. Por estas fechas, la provincia jesuita de Castilla había recibido un importante legado de la opulenta santanderina Justa López Martínez (1819-1894). Ascendía a tres millones de reales, que en parte se destinaron a rematar las obras y a la adquisición del mobiliario del colegio y de los utensilios sagrados de la iglesia (Frías, 1944: 407). Con el respaldo de este capital de doña Justa López, a quien el P. Beckx declarará el 15 de diciembre de 1866 fundadora del colegio de San Luis Gonzaga, el rector Bartolomé Munar pudo manifestar en la junta general que tenía autorización para declarar que “quedaba ampliado el contrato de 27 de mayo de 1864 por el importe del empréstito que se realice; ampliando, por tanto, la amortización anual por el periodo que sea necesario para cubrir el total que se expenda en la construcción del edificio y demás gastos sufragados por la Empresa”.10 En la mencionada junta 70

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general se acordó por unanimidad dar un voto de gracias al P. Munar, “así por el excelente estado de la enseñanza y disciplina de los alumnos, cuanto por su celosa cooperación con la Comisión”.11 4. EL COLEGIO EN EL NUEVO EDIFICIO (1867-1868). SU CIERRE TRAS LA REVOLUCIÓN DE SEPTIEMBRE DE 1868 Después de algo más de dos años de obras, aun a falta de algunas dependencias, pero ya en condiciones de habitabilidad para unos 300 internos, la comunidad jesuita de El Puerto de Santa María se establece por fin con sus enseres en el flamante edificio -un rectángulo de 129 x 63,50 m- de la plaza de San Francisco (hoy del Ave María) el sábado 27 de julio de 1867. Unos días antes, el 23 de julio, se publicaba en el diario gaditano El Comercio una crónica de Rafael Robles Carmona, quien narra de esta manera sus impresiones tras haber visitado el colegio: Es, en fin, lo que se llama una obra grandiosa y colosal, donde todo respira suntuosidad, amplitud, comodidad y buen gusto; situada en una posición local tan admirable como conveniente; aislada, pues se halla fuera del pueblo; con vistas deliciosas; y en las mejores condiciones higiénicas de ventilación, con aires purísimos del campo, por hallarse en un punto muy elevado y sano. (ap. Rodríguez Caparrini, 1997b)

En este curso 1867-1868, que da comienzo el 2 de septiembre, la comunidad jesuita casi se duplicará con respecto a los dos cursos anteriores y estará compuesta por 25 miembros: seis sacerdotes, seis escolares y 13 hermanos coadjutores. La nómina de empleados no jesuitas asciende a 21 individuos, en su mayor parte solteros y menores de 30 años. Los alumnos que estrenan el edificio son ya 175 (155 internos y 20 externos), medio centenar de los cuales aproximadamente son asignados a la clase de instrucción primaria, también llamada de “rudimentos” (Rodríguez Caparrini, 2007: 41, 43-44). La pensión anual era de 4.800 reales, a pagar en dos plazos: septiembre y febrero. Aparte había que abonar el lavado y arreglo de ropa y las asignaturas llamadas “de adorno”, como Inglés, Dibujo o Música.12 En el mes de noviembre se organizan ejercicios espirituales durante tres días. Ejerce como Padre espiritual Rafael Izaga Fernández de Gamboa, que es sustituido en el cargo en enero de 1868 por el P. Guillermo Betelu Olasagasti. A principios de febrero se envía a las familias un primer informe sobre la conducta y aplicación de los alumnos durante los cinco meses anteriores. El segundo informe se emite el 21 de junio, cuatro días antes del comienzo de las vacaciones. En él, el rector Munar comunica que el curso siguiente dará comienzo el 3 de septiembre de 1868 y que “todos los alumnos deben pernoctar aquel día en el colegio” (Rodríguez Caparrini, 2007: 46). La Real orden de 24 de junio de 1867 había concedido a la Compañía de Jesús el privilegio de abrir centros de segunda enseñanza con dispensa a sus directores y profesores de los títulos y fianzas exigidos por las leyes vigentes. Esta autorización permitió a los jesuitas españoles afrontar con optimismo las tareas 71

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educativas en el colegio de Carrión de los Condes y en el de El Puerto de Santa María (pertenecientes a la provincia de Castilla), así como en el de San Ignacio, encomendado por el Ayuntamiento de Manresa (Barcelona) en 1864 a la provincia de Aragón. En septiembre de 1868 se fundarán otros tres establecimientos docentes en Valls (Tarragona), Graus (Huesca) y Orihuela (Alicante). Entre 1857 y octubre de 1868, los jesuitas españoles han pasado de 466 a 1.300 sujetos, de los que 550 residen en las casas que la provincia de Castilla tenía en España (en ultramar vivían algo más de 300 jesuitas castellanos). Los residentes en Andalucía -noviciado y colegio de El Puerto y residencia de Sevilla- son 117 (Revuelta, 1984: 17-23). Este progreso de la Compañía de Jesús en España iba a verse detenido por las circunstancias políticas del país. El viernes 18 de septiembre de 1868, quince días después de la apertura del curso en San Luis Gonzaga, tiene lugar en la bahía de Cádiz el pronunciamiento de la escuadra al mando del brigadier Juan Bautista Topete Carballo (1821-1885), comandante y capitán del puerto de Cádiz: En la misma mañana los buques de guerra surtos en este puerto, con todas las fuerzas del resguardo marítimo, se colocaron en línea de combate a la boca del mismo ocupando toda la bahía. A eso de la una hicieron una salva, con la marinería en las vergas, oyéndose distintamente el eco de sus entusiastas aclamaciones desde las murallas por el numeroso vecindario que había acudido a contemplar el hermoso panorama que presentaba la bahía. (Rosetty, 1869: 53) Se iniciaba así la revolución “Gloriosa” de septiembre de 1868, fruto de una gran coalición entre los partidos Progresista, Demócrata y de la Unión Liberal, unidos con el objetivo común de derribar la monarquía de Isabel II. Este movimiento revolucionario, de carácter liberal-burgués, pretendía además acabar con el monopolio de poder de que disfrutaba el partido Moderado, incapaz de resolver los graves problemas políticos, sociales y económicos de la nación. La guarnición de Cádiz se une el sábado 19 a la revolución, que se extiende rápidamente a toda Andalucía. Esa misma tarde llega al colegio de San Luis Gonzaga para entrevistarse con el Padre rector el capitán de fragata Emilio Barreda Pérez, uno de los oficiales de la fragata blindada Zaragoza. Traía un mensaje urgente del brigadier Topete avisando del peligro de que fuesen asaltados por la multitud tanto el colegio como el noviciado de la Victoria y ofreciendo un vapor para conducir de madrugada a los jesuitas al amparo de las fragatas fondeadas en la bahía. El rector Munar, que se encontraba gravemente enfermo, ordenó la salida de los alumnos y de los religiosos, quedando el colegio protegido por una guardia de carabineros. Casi medio centenar de jesuitas de las dos comunidades de El Puerto zarparon el día 21 con rumbo a Gibraltar. Hasta entonces estuvieron refugiados en los domicilios particulares de Bartolomé Vergara, Carmen Ortiz, Faustino de Arbe Carrasquedo y Francisco de Paula Costas Barreda (médico cirujano). En la quinta El Cerrillo, propiedad del bodeguero Tomás Osborne Böhl de Faber, permanecerían alojados durante 15 días el escolar Rafael de los Reyes y cuatro novicios (de los Reyes, 1892: 123-164; Revuelta, 1984: 33-42). Tomás Osborne Guezala, primogénito del anterior y de Enriqueta Guezala Power, había ingresado en el colegio de los jesuitas aquel mismo curso de 1868-1869: 72

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Cuando los alumnos del colegio de S. Luis salieron y se repartieron en algunas casas de la ciudad, un hijo de este caballero, niño de nueve años, (...) entró llorando en la casa que sus padres tenían en la ciudad, y se halla muy próxima al colegio. Aquí le recogió su padre y le condujo a la quinta. Cuando los vio entrar la señora, dijo al marido que cómo no traía consigo algunos religiosos de la Compañía sabiendo que las dos comunidades del colegio y del noviciado estaban dispersas.13 Otros 50 jesuitas -escolares en periodo de formación en su mayoríapermanecieron en El Puerto hasta el 4 de octubre de 1868, ocultos en las casas de las familias que les habían dado acogida. Salieron pocas horas antes de que la Junta Revolucionaria local que se formó en los primeros días de la revolución, “por aclamación del pueblo”, acordara por unanimidad -siguiendo el ejemplo de la Junta de Sevilla- expulsar de la ciudad a los miembros de la Compañía de Jesús, dándoles 48 horas de plazo, pasado el cual sería declarado rebelde todo jesuita que permaneciese en la población. Tomó también la Junta el acuerdo de “incautarse a nombre del Estado de todos los bienes de la Compañía de Jesús, sin perjuicio de que al retirarse los individuos de la misma puedan llevar consigo las ropas y demás objetos de su uso”.14 La orden de expulsión fue comunicada oficialmente ese mismo día al P. José María Mon, que actuaba como superior, al haber salido de El Puerto los rectores del colegio y del noviciado. Solo permanecían entonces en la ciudad el hermano enfermero Ramón Gorosta y otro coadjutor, que fueron autorizados por la Junta a quedarse en casa del médico Francisco de Paula Costas (calle Cielos, 75) para cuidar de otros dos jesuitas gravemente enfermos. En la composición de la Junta Revolucionaria portuense -que sustituye al Ayuntamiento que hasta entonces había presidido Juan de Mata Sancho Díez de Alda-Sopranis (1822-1886)- predominaban los miembros del partido Demócrata, siendo la Unión Liberal la segunda fuerza política. Además de la expulsión de los jesuitas, la Junta tomó otros acuerdos de carácter anticlerical entre el 21 de septiembre y el 12 de octubre de 1868: expulsión de los franciscanos, incautación del convento de San Juan de Dios, derribo de la iglesia y ex convento de los Descalzos y expulsión de los misioneros de Filipinas (Iglesias, 1985: 103-104). La decisión de expulsar a los jesuitas de El Puerto no se debió probablemente al anticlericalismo de la mayoría de los junteros (a pesar de que la ideología del partido Demócrata era marcadamente anticlerical y, en algunos casos, anticatólica), sino a una exigencia de sectores exaltados de la población, cuya actitud hostil hacia los jesuitas hacía presagiar graves alteraciones del orden público a los nuevos responsables del Gobierno local. De no estar convencidos de que se trataba de un mal menor, difícilmente hubiesen secundado el acuerdo de expulsión los vocales pertenecientes a la Unión Liberal, el menos anticlerical de los partidos implicados en la conspiración y que, en líneas generales, venía manteniendo relaciones cordiales con la Iglesia. Ya hemos hecho referencia a la actitud protectora de Juan Bautista Topete, destacado líder unionista de la revolución, cuya intervención personal evitó que algunos sacerdotes jesuitas fuesen agredidos en su huida de El Puerto. El historiador Manuel Revuelta (1984: 33) afirma que los dos hijos de Topete fueron alumnos del colegio de San Luis “hasta pocos días antes de la revolución”. Emilio Barreda 73

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Pérez, uno de los dos vicepresidentes de la Junta Revolucionaria portuense y representante directo del brigadier Topete, era tío carnal de José Barreda Bonmati, alumno que en vísperas de la revolución cursaba tercer año de bachillerato en San Luis Gonzaga. También eran entonces alumnos internos allí los hermanos Joaquín y Manuel Gaztelu de la Vega, hijos de Mariano Gaztelu Hinojosa, vocal de la Junta y socio fundador del colegio. Habíamos dicho que el curso 1868-1869 arrancó en San Luis Gonzaga el 3 de septiembre de aquel decisivo año de 1868. El cronista de la comunidad jesuita del colegio escribió que este curso dio comienzo “con mucha alegría y con gran concurrencia de alumnos” (“Historia Domus”, folio 5). Puesto que el plazo legal para realizar la matrícula en los centros de segunda enseñanza finalizaba el 15 de septiembre, no hubo seguramente tiempo de enviar al Instituto Provincial de Jerez de la Frontera la relación de los alumnos matriculados en el colegio de San Luis Gonzaga. Tampoco hemos encontrado ningún listado de la matrícula en el archivo histórico del colegio. Resulta por ello difícil establecer con exactitud el número de escolares que cursaban estudios en los jesuitas de El Puerto en el momento del estallido de la revolución. La revista católica La Cruz, al informar del suceso, da la cifra de 270 alumnos -“expulsados entre los gritos de los amotinados” (ap. Revuelta, 1984: 33)-, lo cual representaría un notable incremento del 54  % con respecto al curso anterior. Sabemos que en el mes de marzo de 1869, el antiguo Padre ministro y procurador del colegio -Ramón Mendía- se encontraba en el domicilio de Bartolomé Vergara, en la calle Larga n.º 72.15 Su retorno a El Puerto de Santa María, seguramente desde Gibraltar, fue posible gracias al decreto del Gobierno Provisional, suscrito por el unionista Antonio Romero Ortiz, ministro de Gracia y Justicia, el 12 de octubre de 1868. En virtud de este decreto quedaba suprimida la Compañía de Jesús en toda España e islas adyacentes, se cerraban sus colegios e instituciones y se requisaban todos sus bienes, pero dejaba sin vigor las expulsiones ordenadas por las juntas revolucionarias, pues permitía la permanencia de los jesuitas en España como ciudadanos particulares, aunque, en contra de los principios revolucionarios, se les negaban las libertades de reunión y asociación. Un efecto inmediato del decreto de Romero Ortiz fue la dispersión por España de los jesuitas que ya eran sacerdotes, mientras que muchos jóvenes novicios y estudiantes -con mayor riesgo de desvincularse de la Compañía- fueron conducidos por sus superiores a un exilio voluntario en casas o comunidades de Francia (Revuelta, 1984: 101-105, 139-140). El decreto de supresión de 12 de octubre de 1868, convertido en ley en junio del año siguiente, impedía cualquier posibilidad de que la orden reiniciara la actividad docente en el colegio de San Luis Gonzaga. Tras ser suprimidas las juntas revolucionarias por el Gobierno Provisional el día 20 de ese mismo mes de octubre, algunos ministros -entre ellos el de Marina, Juan Bautista Topete- intentaron que el gabinete suavizara su política religiosa. Al parecer, el Gobierno dio permiso verbal a los jesuitas para que volvieran a sus colegios sin usar el hábito religioso, invitación que, de ser cierta, no fue aceptada entonces por la Compañía (Cárcel, 1979: 236; Revuelta, 1984: 108-109). Decretado el reinicio del curso 1868-1869 para el primer día hábil del mes de noviembre de 1868, los alumnos del colegio de San Luis Gonzaga de El Puerto -cuya educación había quedado interrumpida- tuvieron 74

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que buscar un centro de enseñanza alternativo donde continuar sus estudios. Hemos podido determinar el destino, a lo largo de ese turbulento curso, de 62 de los 175 alumnos que estuvieron matriculados en San Luis Gonzaga durante el año académico 1867-1868: 28 de ellos pasan al Instituto Provincial de Jerez de la Frontera; 20 se matriculan en el colegio de los escolapios de San Francisco Javier de Sanlúcar de Barrameda (las Escuelas Pías fueron consideradas como centros de instrucción pública); seis se distribuyen entre distintos centros de enseñanza (Gibraltar, Cádiz, Arcos de la Frontera y Sevilla); cuatro marchan a internados jesuitas en el extranjero (dos en Inglaterra y dos en Francia); otros dos -los portuenses José María Py Puyade y Ramón Tejada Jiménez- eligen la enseñanza libre; Francisco Lassaletta Fesser es admitido en Oscott College (Birmingham), mientras que los padres de Cristóbal Colom Bermejo lo envían a una escuela de comercio de Bélgica (Rodríguez Caparrini, 2007: 53-54; 2011: 171, 180, 182). Inmediatamente después de que la Junta Revolucionaria portuense se incautara del edificio, la biblioteca y los enseres del colegio de San Luis Gonzaga, previo inventario realizado entre el 26 de octubre y el 9 de noviembre de 1868 (Conde, 2012: 39-40), la junta de accionistas que lo había erigido solicitó al gobernador civil de Cádiz -10 de noviembre- la posesión pacífica del mobiliario y útiles del colegio, acogiéndose a las cláusulas de la fundación. En marzo y noviembre de 1869 volverá a reclamar Bartolomé Vergara la entrega del edificio con su contenido a los legítimos propietarios (Revuelta, 1984: 41). 5. EL COLEGIO DE JEREZ DE LA FRONTERA (1870-1875). SU TRASLADO A EL PUERTO DE SANTA MARÍA (1875) Durante el sexenio democrático (1868-1874), los jesuitas españoles -a pesar de estar legalmente suprimidos- llegaron a abrir 11 colegios de segunda enseñanza en España y dos en Francia (Revuelta, 1998: 15). La base legal para estas fundaciones fue el decreto firmado el 21 de octubre de 1868 por el ministro de Fomento, el progresista Manuel Ruiz Zorrilla, quien dispuso la enseñanza libre en todos sus grados y la autorización para que cualquier español fundara establecimientos de enseñanza sin requisito previo. El colegio “libre” de la Purísima Concepción, de Jerez de la Frontera, fue uno de los cinco que se abrieron en el curso 1870-1871 (los cuatro restantes, en Manresa, Valencia, Orduña y Villaba). Se encargó de establecerlo el P. Pedro Sáenz de Cenzano (1827-1901) y comenzó a funcionar en octubre de 1870 con 12 jesuitas y 36 alumnos, algunos de los cuales ya habían sido colegiales en El Puerto. En el curso 1871-1872 se alquila una nueva casa con una bodega anexa junto al edificio que hacía las veces de colegio (en la Puerta de Sevilla, n.º 1, cerca de la Alameda de Cristina), lo que permitió que el número de alumnos subiera hasta los 90. El final del curso siguiente se adelantó por decisión del rector al 9 de junio de 1873 con el envío de los colegiales a sus casas. Se anticipaba así el P. Sáenz de Cenzano a los posibles peligros de la insurrección cantonal que afectó a Jerez aquel verano, en plena Primera República. En ese mismo año 1873 se crea la congregación mariana, cuyo director era el P. Pascual Barrado (1829-1906). La cifra de 90 alumnos se mantendrá durante el curso 1873-1874 -cuando los internos son 70 y los externos 20- y el siguiente. Varios sacerdotes del colegio -entre ellos los 75

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ya mencionados PP. Cenzano y Barrado, más el P. Patricio Merlín y el P. Manuel Cadenas- llevaron a cabo una intensa actividad pastoral en Jerez durante estos años. Mientras tanto, en El Puerto de Santa María encontramos, desde principios de 1869, al P. Rafael Sanjuán (1834-1886) como capellán de las monjas capuchinas, residiendo con el hermano Pablo Uribe en una casa contigua al convento. En 1871, se nombra capellán y superior de la residencia portuense al P. Miguel Mora, que al año siguiente es destinado al colegio libre de Sevilla (Inmaculado Corazón de María). Hasta 1875 ejerce como superior de aquella reducida comunidad -seis sujetos en 1872-1873- el P. José Cabello (1840-1894), luego popular misionero jesuita (Revuelta, 1984: 204, 209, 213, 329, 390, 414, 484-487). Por su parte, los fundadores del colegio de San Luis Gonzaga han seguido intentando recuperar el edificio y el mobiliario que había quedado embargado en su interior. El 12 de abril de 1872, el Ayuntamiento portuense -presidido entonces por Juan Manuel Calvo- reclamó al Ministerio de Hacienda los enseres, mostrando su extrañeza por la tardanza. Pero la devolución no se hará efectiva hasta casi tres años más tarde, a mediados de marzo de 1875, algunos días después de que unos 156 vecinos de El Puerto hubieran solicitado al municipio su intermediación ante el ministro de Hacienda para que “la Empresa vuelva a obtener lo que le pertenece y pueda abrir de nuevo su Colegio”.16 También lo había pedido entonces Rafael Rivero, como presidente de la sociedad fundadora. Bartolomé Vergara, artífice de que el ajuar del colegio se librara de ser subastado, no llegará a ser testigo del reinicio de las clases, pues morirá el 18 de marzo de 1875. En ese mismo mes, el provincial de Castilla, P. Juan Nepomuceno Lobo (1816-1882), acordó con los padres accionistas trasladar el colegio libre de Jerez a El Puerto de Santa María. Reunidos el provincial y sus consultores el 19 de abril de 1875, pusieron algunas condiciones para encargarse de nuevo de la enseñanza: los accionistas debían elegir a un “director legal” del colegio que se entendiera con el Gobierno, si bien los jesuitas exigían total libertad de acción para dirigirlo; finalmente, mientras que la Compañía no estuviese legalmente reconocida en España, “pagar simplemente un arriendo moderado, proporcional al número de pensionistas” (Revuelta, 1984: 481). Ya el 2 de abril, el P. Lobo había enviado a los coadjutores Hilario Epalza y Francisco Calleja para que hicieran algunas obras. Los profesores de los colegios de Sevilla y de Jerez pasan las vacaciones de verano en el recuperado edificio de El Puerto. El 17 de agosto se incorpora como superior y prefecto de estudios el P. José María Vélez. Poco después llegan los PP. Pedro Castelló (prefecto espiritual) y Juan Oca (inspector), así como el hermano Trinidad Sahagún, profesor de Historia de España y de Geografía (“Historia Domus”, folio 6). 6. VICERRECTORADO DEL P. JOSÉ MARÍA VÉLEZ, 1875-1881 A partir del año 1875 empieza para los jesuitas de España un largo periodo que coincide cronológicamente con la restauración de la monarquía borbónica en la persona del joven rey Alfonso XII (1857-1885). Gracias al clima de tolerancia religiosa y de concordia política de su reinado, aún a falta de una restauración oficial de la Compañía, “pequeños grupos de jesuitas se fueron manifestando como tales, de manera gradual y progresiva, como los caracoles que salen al sol 76

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después de la tormenta” (Revuelta, 2004: 314). En este contexto se reabre el colegio de San Luis Gonzaga -con 108 internos y 40 externos- el 16 de septiembre de 1875, según se indica en la “Historia Domus” (folio 6). Treinta de estos 148 alumnos ya habían estado escolarizados en el colegio libre de Jerez el curso anterior. Entre los discípulos del curso inaugural 1875-1876 figuraba un niño de 12 años que mucho después -en 1928- habría de ser nombrado Hijo Adoptivo y Predilecto de El Puerto de Santa María: el filántropo gaditano Elías Ahuja Andría (1863-1951). Elías Ahuja ingresó interno, con su hermano Francisco, el 21 de septiembre de 1875 y ambos salieron del colegio justo un año después (Rodríguez Caparrini, 2006a: 57). El periódico jerezano El Guadalete había publicado durante la primera quincena de septiembre el siguiente anuncio: Colegio de segunda enseñanza de San Luis Gonzaga, en el Puerto de Santa María. Fundado este Colegio en el magnífico edificio, construido al efecto, por una Sociedad de padres de familia, cuyo objeto es proporcionar buena enseñanza literaria y general, sobre la base de sólida educación católica, vuelve a reanudar sus tareas, en el presente mes, abriendo el curso el día 15 de septiembre. La instrucción comprende todo lo correspondiente a la segunda enseñanza, y también lenguas vivas, dibujo, música, etc. La pensión es de 4.400 reales, pagaderos, mitad al ingreso y mitad en Febrero. Para obtener plaza deben tener los alumnos más de 8 años y no pasar de 12. Sufrirán examen de ingreso para ser colocados en la clase que les corresponda; sea cualquiera la que hayan aprobado en otros Colegios. Dirigirse al Rector Presbítero D. José Vélez, en el Colegio. (Pueden obtenerse prospectos, del Secretario de la Empresa de padres de familia, D. Antonio de Zulueta, Nieves 3, Cádiz).17 El P. José María Vélez (1843-1902), primer superior -con el título de vicerrector- de esta segunda época del colegio de San Luis Gonzaga, era un joven dinámico y algo brusco. Algunos miembros de la comunidad jesuita pensaban que les posponía a los seglares. Le acusarán de excesiva tolerancia con determinados alumnos insolentes. No obstante, el P. Vélez era en general apreciado por su vasta cultura y por sus conocimientos de inglés, idioma que enseñará durante su mandato (Revuelta, 1984: 777-778). En el mes de octubre de 1875 llegan los PP. Dionisio Sierra (procurador), Francisco Castellanos (prefecto de externos) y Joseph Krieg (profesor de Alemán), más los escolares Tomás Bergamín (inspector y encargado del museo de Historia Natural) y Rufino Aparicio. En el P. José Hernández recaen los cargos de ministro y prefecto del colegio. Forman la comunidad 28 personas en total: 13 sacerdotes, seis escolares y nueve hermanos coadjutores. Los ejercicios espirituales, para internos y externos, los dirige en noviembre el célebre misionero Francisco de Paula Maruri (1820-1893), que era entonces superior de la residencia jesuita de Murcia. A principios de ese mismo mes, varios alumnos internos son confirmados por el flamante obispo de Santander, Ldo. Vicente Calvo 77

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Valero (1838-1898), que visitó el colegio durante media hora. El 8 de diciembre se constituye la congregación de San Luis y la Bienaventurada Virgen María de la Anunciación, destinada a los internos, cuyo prefecto es el alumno malagueño Fernando Topete Bustillo (1859-1924), futuro sacerdote jesuita. Las instalaciones docentes se amplían con la construcción de un aula de estilo gótico y de armarios del mismo orden para guardar los instrumentos de Física, así como de un buen laboratorio de Química. El miércoles 21 de junio de 1876, día de san Luis Gonzaga, preside la solemne distribución de premios el Dr. Ildefonso Joaquín Infante Macías (1813-1888), administrador apostólico de Ceuta, quien solo unos días antes había sido consagrado obispo de Claudiópolis in partibus infidelium en la catedral de Cádiz (“Historia Domus”, folios 6-8). El colegio adquirió pronto un gran renombre, tanto es así que el rey Alfonso XII lo visitó durante su breve estancia en El Puerto de Santa María el 25 de marzo de 1877, tras haber almorzado en la bodega del diputado José Moreno de Mora, en la calle de los Moros (Rodríguez Caparrini, 2002). El plan de estudios que se seguía entonces era el que el provincial Juan N. Lobo había prescrito en el memorial de su visita (14 de abril de 1876), un bachillerato de siete años que se ajustara lo más posible al Ratio Studiorum: “Sin embargo, esos siete años quedaban reducidos a cinco, pues los dos primeros eran de instrucción primaria. Los cursos siguientes, del 3.º al 7.º, equivalían plenamente a los cursos 1.º al 5.º del bachillerato oficial” (Revuelta, 1998: 206). Mientras que la comunidad jesuita, con 26 miembros, se mantiene estable en este curso 1876-1877, el número de alumnos aumenta hasta los 184 (130 internos y 54 externos) (Revuelta, 1984: 776), cifra que en el curso siguiente se incrementa hasta los 228, según Castro (1994: 306). Se conserva en el archivo histórico del colegio el programa de una academia lírico-poética -“Sevilla reconquistada por El Santo Rey Fernando el Tercero”- que los alumnos dedican el 24 de junio de 1878 al Dr. José María de Urquinaona Bidot (1813-1883), obispo de Canarias y electo de Barcelona (Zamora, 2013: CD Anexos). Teniendo en cuenta que la joven reina María de las Mercedes de Orleans Borbón -primera esposa de Alfonso XII- se encontraba entonces gravemente enferma, de hecho fallecería dos días después de la fecha programada para la academia, nos preguntamos si esta llegaría realmente a celebrarse. En el curso 1878-1879, el superior José María Vélez deja la prefectura de estudios y asume el cargo el P. Matías Abad (1844-1912). Con este nombramiento y con la expulsión de algunos estudiantes conflictivos mejora la convivencia en la comunidad jesuita -31 miembros- y en general en el colegio (Revuelta, 1984: 778). La población estudiantil es ahora de 211 alumnos, el 80 % de ellos en régimen de internado (Castro, 1994: 306). Entre los 46 externos destacaremos a uno que ingresa este mismo curso y sale en 1883: el portuense José Carrajal García (c. 1869-después de 1942). Aunque Carrajal se dedicará profesionalmente al periodismo, lo incluimos en nuestro elenco de literatos del colegio de San Luis Gonzaga como autor de Granos de arena (c. 1902), una “colección de novelas, cuentos y poesías”.18 El nuevo provincial de Castilla, P. Juan José de la Torre (1830-1915), que visita el colegio entre el 1 y el 10 de febrero de 1879, pide que se registren las faltas de asistencia de los externos y que se fije “un número de ellas, pasado el cual no 78

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pueden ganar curso, a lo menos en nuestras clases” (ap. Gómez Fernández, 2006: 80). Impone también el provincial un nuevo plan de estudios, de ocho años de duración, cuyas principales novedades eran que introducía el Latín en el curso preparatorio -o rudimentos (preparatoria ínfima de la Ratio)- y añadía un año más a los cinco del bachillerato oficial (Revuelta, 1984: 778-779). El plan de estudios estipulado por el P. de la Torre entrará en vigor en el curso 1879-1880. Es entonces, concretamente el 16 de septiembre de 1879, cuando solicita su ingreso en primera enseñanza como alumno externo un niño de 8 años, natural de Grazalema (Cádiz), llamado Dionisio Pérez Gutiérrez: “Hijo de un pedagogo muy distinguido y de una familia de esa típica, noble, honrada, inteligente y bondadosa clase media española” (Sánchez de los Santos, 1910: 613). Su padre, Rafael Pérez Cruces († Barcelona, 1902), había tomado posesión como maestro de la escuela pública de San Casiano el 28 de febrero de 1878 (Gómez Fernández, 2006: 143). Una vez admitido en San Luis Gonzaga, Dionisio se matricula en rudimentos y va a permanecer en el colegio como mínimo hasta el curso 1882-1883, cuando hace el tercer año de bachillerato.19 En 1881 ingresa -también externo- Luis Pérez Gutiérrez († 1928), mientras que otro hermano, Ernesto, será alumno interno de 1882 a 1889. Con el paso del tiempo, Dionisio Pérez (1871-1935) se convertirá en un renombrado y prolífico periodista, así como novelista, ensayista y político.20 Aunque la novela antijesuítica Jesús (Memorias de un jesuita novicio), que Dionisio Pérez publicará en 1898 con su nombre y con el seudónimo de “Dr. Pedro Recio de Tirteafuera”, no es una autobiografía propiamente dicha, el autor reconoce que “contiene muchas emociones de mi propia vida y es algo de mi propia carne” (ap. Molina Martínez, 1998: 275-276). En los cuatro primeros capítulos de la novela, el protagonista y narrador -Jesús- menciona, además de al rector y al prefecto, a varios sacerdotes de cierto colegio de jesuitas de Andalucía (los PP. Jimeno, Gil, Diéguez, Menard y Velázquez). Se trata de personajes ficticios, como también lo es su condiscípulo Salvador, con el que después marchará al noviciado, pero que sin duda representan a personas a las que el novelista conoció. El balance que Dionisio Pérez hace en Jesús de sus años colegiales es ciertamente negativo: Contemplo tantos días dedicados al exterminio de mi voluntad naciente, al desarrollo de una prematura sensualidad, al afianzamiento de un misticismo soñador y enervante, a la gimnasia desatinada de la memoria, al adormecimiento de todos los afectos terrenales, al aprendizaje del disimulo como norma de conducta… ¡y lloro! (Pérez, 1898: 7). La casa editorial Henrich y Cía., de Barcelona, publicará en 1902 -como quinto volumen de la serie “Biblioteca de Novelistas del Siglo XX”- la novela costumbrista de Dionisio Pérez titulada La Juncalera, cuya acción se desarrolla en El Puerto de Santa María. Con un tono mucho más amable hacia la Compañía de Jesús que el empleado en su novela de 1898, Pérez Gutiérrez recuerda en el arranque de la narración “un día que hicimos rabona a la clase de la tarde en el Colegio de Jesuitas, Juanito Ávila [Juan Ávila González, 1871-1946] y yo” (Pérez, 1902: 10). A continuación, el capítulo segundo se abre con una descripción de la plaza de San Francisco: 79

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La plaza de San Francisco, ante la que se alzaba la imponente mole del Colegio, a medio edificar, semejaba un sorbete que se derritiera de un lado y permaneciera incólume del otro. Formaba la explanada una pendiente y en medio de ella estaba construida la plaza con un muro circular, que junto al Colegio tenía el mismo nivel del suelo y en frente se alzaba cerca de dos metros. Un asiento con baranda de hierro ocupaba toda la circunferencia, asemejándola a un redondel, donde, a falta de toros de verdad, corríamoslos nosotros todas las mañanas y todas las tardes, cuando hacía buen tiempo o cuando no habíamos de confesar y comulgar. (ib., 11). Los jesuitas recordados, esta vez personas reales, son el “bondadoso padre Merlín” (ib., 12) y el “padre Meda”: (…) jesuita francés expulsado por la ley Ferry, con su cara gordota y bonachona, su boca, siempre contraída por una sonrisa cándida y sus ojillos grises, de expresión rencorosa y vengativa, haciendo grandes esfuerzos para enseñarnos su idioma y aprender el nuestro. A los demás alumnos parecía divertirles el espectáculo de aquel pobre hombre, con el bonete en la coronilla, el pelo lacio y fino, pegado por el sudor a las sienes, los ojos llenos de ira, los puños crispados y la boca balbuciente. (ib., 17). El P. Patricio Merlín (1836-1898) estuvo destinado en San Luis Gonzaga entre 1878 y 1882, siendo profesor de rudimentos, prefecto de externos y director de la congregación de estos. Por su parte, el joven jesuita Urbano Méda (18561914), que aun no era sacerdote, llegó al colegio en el curso 1882-1883, e impartió Francés e Historia Universal hasta su marcha en 1885. El vigésimo quinto aniversario de la declaración dogmática de la Inmaculada Concepción se celebra en diciembre de 1879 con una academia poética presidida por el obispo de Cádiz, Dr. Jaime Catalá Albosa (1835-1899): “Tratábase de cantar las glorias de la Virgen, y los niños de aquel colegio las cantan en castellano, en francés, en italiano, en inglés, en latín, en griego; y escriben versos en idiomas extraños, vivos y muertos, como en su propio idioma” (El Siglo Futuro, 13 de diciembre de 1879). En junio de 1880, la gran provincia de Castilla se divide en dos, Castilla y Toledo, quedando el colegio y la residencia de El Puerto asignados a la provincia de Toledo, que entonces se crea. El P. Juan José de la Torre, primer provincial de Toledo, será sustituido por el P. Agustín Delgado (1826-1894) a finales de enero de 1881 (Revuelta, 1984: 631-646). El P. Delgado ordenará el cierre de la residencia portuense de las Capuchinas, que dejará de funcionar al concluir el curso 18801881, habiendo tenido ininterrumpidamente como ministro, desde 1876, al P. José Cabello. Este curso será también el último del P. Vélez como superior. Las cifras de la comunidad jesuita y del alumnado se mantienen estables, con 33 miembros (16 sacerdotes, cinco escolares y 12 hermanos coadjutores) y 200 alumnos (162 internos y 38 externos) (Castro, 1994: 306). El martes 28 de diciembre de 1880, a 80

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las seis de la tarde, fray Joaquín Lluch Garriga (1816-1882), arzobispo de Sevilla, preside en el colegio una academia poética. Entre otros alumnos, interviene el sevillano Eugenio Sedano González, con la traducción “Jesús niño”.21 Sedano vuelve a ser uno de los protagonistas de la “Fiesta religiosa y de familia” en honor de san José, con la que se obsequia al rector por su onomástica los días 19 y 20 de marzo de 1881 (Zamora, 2013: CD Anexos). Nacido el 25 de enero de 1869, Eugenio Sedano era hijo de Fermín Sedano León († Cazalla de la Sierra, 1903), funcionario del Cuerpo de Telégrafos destinado en Sevilla. Eugenio debió de empezar sus estudios en San Luis Gonzaga, como externo, en este mismo curso 1880-1881, aunque no es seguro que terminara aquí el bachillerato. En Electrón, revista del Cuerpo de Telégrafos, aparece como ingresado el 6 de agosto de 1884 (con 15 años cumplidos) en -entendemos- la escuela de formación de dicho cuerpo.22 Lo cierto es que a principios de 1886, Eugenio ya había realizado en El Puerto de Santa María “una instalación micro-telefónica en el edificio bodega de los señores Bela Nerini hermanos, prestándoles este medio de comunicación utilísimo servicio” (La Palma de Cádiz, 6 de febrero de 1886). El periodista y escritor Manuel Ossorio (1903: 426) lo incluye en su catálogo de periodistas españoles del siglo XIX: “Escritor sevillano, que en 1901 se encargó de la dirección de «El Porvenir», decano de los diarios de Sevilla”.23 Sedano compaginó la labor periodística con la de narrador, dedicándose especialmente a la novela de costumbres y a la crítica. Entre sus obras podemos citar la novela El bueno de Pérez (Relato en cuartillas) y el relato corto Cuatro tiros, publicadas ambas en Sevilla en 1892 (Labandeira, 1982: 70). De 1895 data su juguete cómico Al que se muda. Al año siguiente dará a la imprenta sevillana de El Orden una colección de “artículos-siluetas de pintores y escultores sevillanos” titulada Estudio de estudios. 7. RECTORADO DEL P. MIGUEL SÁNCHEZ PRIETO, 1881-1888 Otros diez rectores gobernarán el colegio de San Luis Gonzaga hasta el año 1924. El P. José María Vélez es sucedido por el salmantino P. Miguel Sánchez Prieto (1841-1920) -hasta entonces prefecto del colegio de Sevilla- el 5 de julio de 1881. Cinco días después, el P. Vélez toma posesión como rector en Sevilla, “con la difícil papeleta de tener que cerrar aquel Colegio para final de curso, y emprender rumbo a Málaga” (Calvo, 1982: 15), donde el 2 de octubre de 1882 se inauguraría el colegio de San Estanislao (Soto, 2007: 51-79). En el curso 1881-1882 se producen algunos cambios en la comunidad jesuita, compuesta por 32 personas. Se incorpora un nuevo ministro y profesor de Inglés, el P. José María Mendía (1841-después de 1908), “un aristócrata portugués, antiguo diplomático y como tal muy relacionado con la alta sociedad. Era hombre de gusto artístico exquisito, gran políglota y de espléndida generosidad” (Revuelta, 1984: 839). Inicia también ahora su largo mandato -16 años- como prefecto de disciplina y de estudios el P. José María de la Torre (1848-1919), quien más tarde será rector. Se alcanza la cifra de 272 alumnos (217 internos y 55 externos), la más alta del periodo que historiamos (Castro, 1994: 306). Uno de los externos admitidos este curso es un portuense -de unos 12 años de edad- llamado Mariano López Muñoz (1869-1941), que va a permanecer en San Luis Gonzaga solo dos 81

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cursos. Con 20 años fundará en Sevilla un periódico gratuito para los niños pobres llamado El Amiguito (Chaves, 1896: 337; Ossorio, 1903: 234). Además de para la prensa,24 Mariano López escribió para el teatro el monólogo en prosa Un buen partido (estrenado en 1905) y el apropósito lírico La vuelta del repatriado, con música de Francisco Javier Caballero, en cuyo estreno hizo el papel de protagonista su paisano Pedro Muñoz Seca (Cuenca, 1937: 279; Buhigas, 1998: 100). Es asimismo autor de tres obras de género narrativo, todas ellas publicadas en Sevilla en 1924: un libro de narraciones (Muñecos) y dos novelas (Ya ha nacido el trigo nuevo: novela de los campos de humildad y desesperanza, dedicada a los campesinos andaluces, y El fauno herido). En 1926 aparece Las Trovas del Guadalete (Tipografía Luis Pérez, El Puerto de Santa María), colección de crónicas sobre su ciudad natal, escritas “con el mismo espíritu fatalista y el mismo amor a la tierra que encontramos en los más representativos escritores de la Generación del 98” (Martínez Alfonso, 1962: 341). En el colegio se sigue el modesto plan de estudios oficial del ministro Fermín de Lasala Collado (Real decreto de 13 de agosto de 1880), que contempla los estudios generales de segunda enseñanza (bachillerato clásico, de cinco años de duración) y los estudios de aplicación (bachillerato técnico). En la Navidad de 1881 hubo numerosas representaciones teatrales por parte de los alumnos (Zamora, 2013: 357-358). A la segunda proclamación de dignidades de este curso, que tiene lugar el 19 de febrero de 1882, le precede una academia de Matemáticas protagonizada “por los alumnos de carreras especiales”. El programa impreso (Zamora, 2013: CD Anexos) destaca la participación en esta academia de dos internos: el gaditano Juan Martín Barbadillo Herrera Dávila y el jiennense José del Prado Palacio.25 El 27 de febrero de 1882, durante su viaje por Andalucía, vuelve a visitar el colegio Alfonso XII, acompañado por la reina María Cristina de Habsburgo (1858-1929), la infanta D.ª Eulalia (1864-1958) y los duques de Montpensier, siendo recibidos por el provincial Agustín Delgado. El granadino José de Roda López (c. 1869-1961), alumno de tercer año de bachillerato y sub-brigadier de la 2.ª división, dirigió unas palabras al rey en nombre de los colegiales. Don Alfonso y la comitiva estuvieron después en la capilla y en el gabinete de Física, donde el jesuita francés Víctor Choné (1852-1911) hizo varios experimentos: “Los ministros de Estado y de Marina no entraron en el colegio” (Revuelta, 1984: 277). Un mes más tarde se recibe la visita de las infantas D.ª Isabel (1851-1931) y D.ª Paz (1862-1946) de Borbón, que llegan el sábado 25 de marzo con numeroso acompañamiento. En el Diario manuscrito correspondiente a este curso, conservado en el archivo del colegio, se indica que D.ª Isabel se mostró muy afable y que los niños “no echaron vivas sino después de haber oído al R. P. Rector que las infantas concedían un día de vacación y esto fue a la salida” (ap. Revuelta, id.). A pesar del auge y prestigio del colegio de San Luis Gonzaga, no se libraba este de algunas dificultades, “creadas por algunos sectores aristocráticos o latifundistas de mucho dinero y poca inquietud cultural, de los que procedía un alumnado proclive a la indolencia y al descontento” (Revuelta, 1984: 780). En la carta que dirigió el 7 de mayo de 1882 al asistente de España en Roma, P. Fermín Costa (1806-1894), el rector Sánchez Prieto le explicaba que los alumnos tenían mucha aversión a los estudios de Humanidades, pues “la mayor parte de los de este país no siguen carrera literaria, sino que se dedican o a carreras especiales 82

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o al comercio o a recibir cierta instrucción para quedarse luego al cuidado de su hacienda, y así entran con mucha prevención a estudiar latín, dando por razón, lo mismo los niños que sus padres, que no les ha de servir de nada tal estudio. Prefieren y están pidiendo el estudio de lenguas vivas” (ap. Revuelta, 1984: 779). En el apartado de obras, a finales de este curso se cambia el pavimento del gabinete de Física y se termina la capilla de las Congregaciones, que será decorada y pintada en 1890 (Zamora, 2013: 390). En el curso 1882-1883, el provincial Delgado envió a El Puerto, “medio desterrado” (Revuelta, 1984: 674), al escritor jesuita Miguel Mir (1841-1912), quien no mucho después (1886) sería recibido en la Real Academia Española. Es probable que el P. Mir asistiera en el colegio a la academia poética en celebración del tercer centenario de santa Teresa de Jesús, que tuvo lugar -según el programa impreso (Zamora, 2013: CD Anexos)- el 22 de octubre de 1882. En este acto académico, Eugenio Sedano recitó el romance titulado “La transverberación”. También interviene, declamando el soneto “Amor al divino Esposo”, un interno que ha ingresado ese curso y que será alumno hasta 1886: el sevillano Fernando Halcón Sáenz de Tejada (1871-1949), más tarde (1892) marqués de San Gil y padre del novelista Manuel Halcón Villalón-Daoiz. Incluimos a Fernando Halcón en nuestra relación de escritores -su hijo Manuel asegura que fue “un poeta que no perseveró” (Ruiz-Copete, 1973: 55)- como autor de un libro de sonetos inspirados por la muerte de su esposa en 1901 y publicado un año después en Sevilla con un prólogo del erudito Francisco Rodríguez Marín (Vallecillo, 2001: 24). El número total de alumnos baja ahora hasta los 238, un descenso que en parte se debe a que 23 de los 272 que habían estado escolarizados el curso anterior en El Puerto han pasado al nuevo colegio edificado en Málaga (Soto, 2007: 74). Precisamente desde el colegio malagueño llega destinado al de San Luis Gonzaga en septiembre de 1883 el P. Julián Pereda, encargándose de la biblioteca y de la secretaría del que consideraba “uno de los mejores Colegios de Europa”, aunque, por otra parte, no le gustaba “la demasiada importancia que se daba a las fútiles quejas de las familias de los niños en lo referente a lecciones, tiempos de clase, comidas, etc., y la poca atención en cambio de las quejas de los profesores” (ap. Revuelta, 1984: 780). De la residencia de Jerez de la Frontera viene, como prefecto espiritual de los alumnos, el P. Fernando Cermeño (1841-1921), pasando el anterior espiritual, P. Pedro Castelló, a ocupar el cargo de ministro. El martes 22 de abril de 1884 se celebra una academia de Agricultura, asignatura de quinto año que impartía el escolar jesuita Cesáreo Eguidazu (1857-?). En el acto académico, dedicado al gobernador civil de Cádiz (Fernando de Gabriel Ruiz de Apodaca, 1828-1888), los alumnos Francisco Picardo, Juan de Dios Pequeño, Francisco Vergés y Rufino de Amusátegui disertan durante dos horas sobre una cuestión de preocupante actualidad: la filoxera. Leemos en el diario La Palma de Cádiz (24 de abril de 1884): “Para mayor explicación intuitiva el programa fue expuesto valiéndose de proyecciones que reproducían perfectísimamente los seres animales o vegetales, objeto de la conferencia”. Entre los jesuitas que residieron en el colegio en esta época destaca el venerable P. Francisco de Paula Tarín Arnau (1847-1910), famoso misionero y predicador, que desempeñó en el curso 1884-1885 la función de director de la 83

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congregación de San Estanislao, para los colegiales medianos y más pequeños, y -durante ese mismo curso y el siguiente- la de ayudante del prefecto, encargándose de los alumnos mayores (1.ª división). Durante algunos meses fue además profesor de la asignatura de Física y Química. El P. Tarín prestó una ejemplar atención a los enfermos del cólera, epidemia que se dejó sentir en El Puerto en septiembre de 1885 y que no remitió hasta dos meses más tarde, afectando de lleno a la vida escolar. El Ayuntamiento portuense que presidía Francisco de Miranda Hontoria acordó por unanimidad el 20 de noviembre de ese año dar oficialmente las gracias a los Padres de la Compañía de Jesús por “la virtuosa y ejemplar caridad y cristiana abnegación que han demostrado tan especial y señaladamente” (ap. Ayala, 1951: 154). Un mes después, el 18 de diciembre de 1885, la propuesta del rector de que se instalara el alumbrado de gas en todo el colegio es aprobada por los Padres consultores, “con la condición de que la empresa de gas se encargara por su cuenta y riesgo de la instalación de la tubería” (Zamora, 2013: 392). Para esta última fecha ya había ingresado, como externo inicialmente, el futuro comediógrafo José Ignacio de Alberti Gómez, pues se conservan en el archivo histórico del colegio calificaciones suyas desde el curso 1885-1886 hasta el 1888-1889. Por algún motivo, pasó a ser interno en marzo de 1887, que es la fecha de ingreso que consta en un registro manuscrito de alumnos internos del mismo archivo.26 Aunque en este documento podemos leer que José Ignacio de Alberti había nacido en El Puerto de Santa María el 31 de julio de 1877, el escritor Francisco Cuenca asegura en Teatro andaluz contemporáneo que José Ignacio era natural de Granada, y lo presenta así: “Distinguido literato muy conocedor de la dramática extranjera, ha dado al teatro español una serie de obras originales y adaptadas que han logrado resonantes éxitos” (Cuenca, 1937: 20). Rafael Alberti (1978: 75) parece confirmar el origen granadino de su pariente José Ignacio cuando escribe: “En Granada había querido ser pintor, pero las aficiones literarias fueron pudiendo más en él, haciéndole abandonar su juvenil deseo”. En julio de 1914, el periódico El Eco Portuense retratará a José Ignacio de Alberti como “distinguido joven y conocido escritor (…), autor de notables producciones teatrales que han alcanzado grandes éxitos en los coliseos de las principales capitales de España y en América”.27 A comienzos de febrero de 1885, los consultores habían aprobado la erección de una escuela para niños pobres, “como el mejor modo de ejecutar la intención de un donante que había dejado un legado de limosna para los pobres” (Castro, 1994: 125). Cuando termina el curso 1887-1888, el último del P. Sánchez Prieto como rector, el colegio sostenía dos escuelas gratuitas en la ciudad, una de 300 niñas y otra de 200 niños: “El colegio de El Puerto, por tanto, se ocupó de la docencia a sectores desfavorecidos desde 1885, cuyo alumnado superaba al del colegio” (Revuelta, 2008: 795). 8. RECTORADO DEL P. ILDEFONSO DEL OLMO, 1888-1892 Durante el mandato del P. Ildefonso del Olmo (1848-1928), que toma posesión el 5 de agosto de 1888, no hubo problemas dignos de mención. La comunidad jesuita sigue contando en el curso 1888-1889, como en el anterior, con 33 sujetos, entre los que podemos destacar a Juan Nepomuceno Oliver Copons 84

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(1851-1926), Padre espiritual y director de las congregaciones de San Luis y de San Estanislao (hasta 1897), gracias a cuya labor surgirán entre los alumnos numerosas vocaciones a la Compañía de Jesús, entre ellas las de Carlos Piury Dagnino, Manuel González de Aguilar Villavicencio, Enrique Martínez Colom, Ricardo Tena Montero de Espinosa, José Joaquín Vergara Gordon, los hermanos Mariano y Pedro María Ayala Fernández, Manuel Abreu Herrera, José Agustín Pérez del Pulgar y Félix García Polavieja. El historiador Manuel Revuelta (1991: 1300) aporta la cifra de 190 alumnos -170 internos y 20 externos- “en 1889”, mientras que Agustín Castro (1994: 306) indica que eran 198 los internos que había en el curso 1888-1889. A finales de marzo de 1889 tiene lugar una academia poética, dedicada por los alumnos congregantes a la Inmaculada, seguida de la segunda proclamación de dignidades. Pronuncia el discurso preliminar Manuel Abreu Herrera, prefecto de la congregación de San Luis y poco después novicio jesuita. Es probable que asistiera al acto el obispo de Tuy, Fernando Hué Gutiérrez (18341894), quien ya había confirmado a varios escolares en la iglesia de San Francisco. El obispo Hué coincide por entonces en el colegio con el cardenal dominico fray Ceferino González Díaz Tuñón (1831-1894), arzobispo de Sevilla, acogido por la comunidad jesuita durante ocho días para hacer ejercicios espirituales (“Historia Domus”, folio 8; Molina García, 2008: 88-89). En septiembre de 1889, la entrada de los alumnos se llevó a cabo en tres días consecutivos. El P. Juan Bautista Moga Mora (1843-1911), célebre predicador jesuita, dirige los ejercicios espirituales durante seis días (“Historia Domus”, folio 9). Es en este curso cuando ingresa como externo el portuense Rafael García Rodríguez († después de 1942), que va a permanecer en San Luis Gonzaga como mínimo hasta 1894. La publicación mensual gaditana Renovación se hará eco en su primer número (1927) de la aparición del libro Cuentos y crónicas de este periodista que firmaba con el seudónimo “Erregé”: “Rafael García, poeta y literato que ha pasado la línea equinoccial, fue una víctima de la vocación periodística. Si la gloria le fue adversa, no es porque le faltara cerebro, sino porque prefirió continuar vegetando en el terruño que le vio nacer, derrochando sus energías en las planas de los periódicos de su provincia”.28 Rafael García es autor de Jarabe de pico, entremés en prosa estrenado con éxito en el Teatro Cómico de Cádiz el 3 de noviembre de 1905. En colaboración con su buen amigo, y quizás compañero de colegio, Pedro Muñoz Seca, escribirá el paso de comedia La mujer, que se estrenará en el Teatro de la Comedia de Madrid en marzo de 1920. Un año después, en noviembre, se representa en Cádiz su comedia De guante blanco. Como poeta, García Rodríguez participa en diversos certámenes, obteniendo el primer premio del tema segundo en los Juegos Florales celebrados en Chiclana de la Frontera en julio de 1924. Según Francisco Cuenca (1937: 172), Rafael García publicó “algunos libros de versos”, si bien no hemos podido obtener datos sobre los mismos. El P. Francisco de Sales Muruzábal (1842-1895) -que era provincial de Toledo desde febrero de 1887- es sustituido en el cargo por el P. Juan de la Cruz Granero (1848-1917) el 29 de junio de 1890. Dos meses antes, la sociedad fundadora del colegio se había constituido en sociedad anónima, “con lo que quedaba asegurada legalmente la propiedad del edificio” (Revuelta, 1991: 1303). En septiembre de 1890 es admitido en San Luis Gonzaga como interno un niño de nueve años 85

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que será poeta: el sevillano Fernando Villalón-Daoiz Halcón (1881-1930), hijo primogénito de los condes de Miraflores de los Ángeles. En este curso el colegio tiene 197 internos y 24 externos, 221 alumnos en total, mientras que la comunidad jesuita la forman 35 personas (Castro, 1994: 306). Destinado a su llegada a la clase de instrucción primaria (cuarta división), Fernando Villalón -alumno brillanteobtendrá el grado de bachiller en julio de 1896 con la calificación de sobresaliente. Aunque nace en mayo de 1881, por el carácter de su producción poética y por las fechas en que la saca a la luz, se adscribe a Villalón a la Generación del 27. Su primer libro de poesías -el modernista Andalucía la Baja (Poemas en verso)- no aparecerá impreso, en Sevilla, hasta 1926, cuando el ganadero poeta tiene 45 años. Ese mismo año colabora en el quinto número de la revista sevillana Mediodía con un texto en prosa titulado “Mañana de San Juan”. Con Adriano del Valle y Rogelio Buendía funda en Huelva -1927- la revista Papel de Aleluyas, donde publica versos que se recogerán en los otros dos libros que dejó escritos antes de su muerte: La Toriada (1928) y Romances del 800 (1929). Este último lleva la siguiente dedicatoria: “A J. R. J. en recuerdo de nuestra niñez encarcelada en los Jesuitas del Puerto, y al R. P. José M. de la Torre, que Dios Nuestro Señor tenga a su vera, dedico estas impresiones de nuestra Andalucía la Baja, durante el año del Señor de MCMXXVII” (ap. Jiménez, 1936). Fernando Villalón es también autor del drama romántico en tres actos Don Juan Fermín de Plateros, “que tenía entregado para su representación al ilustre actor Ricardo Calvo” (Cuenca, 1937: 522). En el curso siguiente, 1891-1892, encontramos a Fernando Villalón en la tercera división del colegio. La entrada de los alumnos se programa de forma escalonada para los días 21, 22 y 23 de septiembre, si bien muchos de ellos se incorporan más tarde, con el consiguiente enfado de los profesores (“Historia Domus”, folio 10). Es probable que el P. Oliver Copons, que dirige en noviembre los ejercicios espirituales, reconviniera a los que se habían retrasado. El 6 de diciembre de 1891, el obispo de Cádiz, Vicente Calvo, preside la academia poética en honor de san Luis Gonzaga y la primera proclamación de dignidades (Molina García, 2008: 92-93). Entre los internos que declaman encontramos a los sevillanos Pedro León Manjón (1878-1913) -prefecto de la congregación- y Joaquín Valdés Auñón (1879-1952), que serán tío y padre, respectivamente, de dos futuros colegiales: Rafael de León Arias de Saavedra y Joaquín Valdés Sancho. El día 8, festividad de la Inmaculada, se tienen cultos solemnes en la iglesia del colegio, realizando el panegírico de la Virgen el P. José María Balboa (1862-1942), confesor y profesor de gramática ínfima. En el curso 1892-1893, el P. Ildefonso del Olmo permanece al frente del colegio solo durante el primer trimestre. Probablemente, uno de los últimos actos que presidió -antes de ser destinado al Perú hacia finales de diciembre de 1892 (Zamora, 2013: 254)- fue la academia poética en honor de Cristóbal Colón, que tuvo lugar el día 8 de ese mes.

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9. RECTORADO DEL P. PEDRO CASTELLÓ, 1893-1897 El veterano P. Pedro Castelló (1845-1919) llega al colegio de San Luis Gonzaga una vez concluido su rectorado (1888-1892) en el noviciado de San Jerónimo (Murcia). Toma inicialmente posesión como vicerrector, hasta ser nombrado rector el 10 de diciembre de 1893. El 23 de abril de 1893 se celebra una academia de Geometría y Trigonometría, que se dedica al patriarca san José. Veinte días después, el 13 de mayo, el P. Castelló y los consultores deliberan sobre la conveniencia de levantar la fachada del colegio o bien construir una capilla para los alumnos. Ante la diversidad de opiniones, el provincial Granero se decanta por acometer las obras del pabellón de la fachada, que comenzarán oficialmente -según proyecto del mismo rector- el 9 de junio de 1893, día del Sagrado Corazón (Conde, 2012: 47). Las obras se financian mayoritariamente con recursos propios del colegio, derivados de las pensiones que pagaban los internos, cuyo número en el curso 1892-1893 era de 216 (Revuelta, 1991: 1299, 1303; Castro, 1994: 306). El curso 1893-1894 comienza el 21 de septiembre, jueves. El día antes ingresa como interno un niño nacido en Moguer (Huelva) el 23 de diciembre de 1881 llamado Juan Ramón Jiménez Mantecón, a quien en octubre de 1956 -sesenta años después de su salida del colegio- se concederá el Premio Nobel de Literatura por su poesía lírica, “que en la lengua castellana constituye un modelo de alta espiritualidad y pureza artística” (ap. Salvaggio, 1980: 391). Alumno de la segunda división, Juan Ramón se matricula ese año escolar de las asignaturas de tercero de bachillerato: Retórica y Poética, Aritmética y Álgebra, Francés (primer curso). En su autobiografía, publicada en 1907 en la revista Renacimiento, escribió: “Los once años entraron, de luto, en el colegio que tienen los jesuitas en el Puerto de Santa María; fui tristón, porque ya dejaba atrás algún sentimentalismo: la ventana por donde veía llover sobre el jardín, mi bosque, el sol poniente de mi calle. El colegio estaba sobre el mar y rodeado de grandes parques; cerca de mi dormitorio había una ventana que daba a la playa y por donde, las noches de primavera, se veía el cielo profundo y dormido sobre el agua, y Cádiz, a lo lejos, con la luz triste de su faro” (Caballero, 1979: xix). Mientras que Juan Ramón fue admitido por unanimidad el 10 de noviembre de 1893 en la congregación de San Luis Gonzaga, en la que tuvo los cargos de consiliario y capillero, su compañero Fernando Villalón será suspendido (2 de mayo de 1894) y finalmente expulsado de la misma (23 de mayo de 1895), al parecer a causa de algunas malas notas en conducta y en deberes religiosos.29 Tras los muros del colegio escribe Juan Ramón Jiménez sus primeros poemas, como por ejemplo “Epitafio”, manuscrito en un libro de texto durante el curso 1894-1895 y firmado con las iniciales “J. R. J.”: “Aquí yace de un hipócrita/ el cuerpo malvado y necio/que por no sufrir desprecio/bueno quiso aparecer./ Teniendo manchada el alma/con la lepra del pecado/ahora ya está condenado/a las penas del infierno” (ap. Urrutia, 2003: 33). Un año después consiguió el primer premio en la asignatura de Dibujo y Figuras, que tenía carácter voluntario. Idéntico galardón había ganado en conducta en marzo de 1894 (le dieron una medalla especial). Ese mismo año alcanzó la dignidad de edil y en 1895 la de tribuno (Palau de Nemes, 1974: 50; Castro, 1994: 55, 158). 87

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Podemos encontrar en la atractiva prosa juanramoniana varios fragmentos en los que evoca sus años escolares en El Puerto. Así, en “El submarino Peral”, un emotivo ensayo escrito en 1927 que se dio a conocer seis años más tarde en el diario madrileño El Sol y que el autor de Platero y yo integró posteriormente, con algunas variaciones, en su admirable libro Españoles de tres mundos (1942), Juan Ramón Jiménez escribe: “Y en el colegio del Puerto, aquella noche primera en que encendían los grandes focos del patio para deslumbrarnos la nostalgia, todos los niños contaban de Isaac Peral, del submarino Peral” (Jiménez, 1933). Tres alumnos de Cádiz -citados solo por sus apellidos, Picardo, Duarte y Topete- aseguraron entonces que el Peral estaría en La Carraca al día siguiente, domingo. El primero de ellos podría ser cualquiera de los hermanos Picardo Blázquez (Ángel, Luis o Agustín); identificamos luego a Luis Duarte Lacave (1881-1920), siendo el último José Ignacio Topete Bustillo (1879-después de 1925). Aunque el colegio de San Luis Gonzaga no iba a disponer de una instalación eléctrica estable hasta comienzos de 1895, un dato nos induce a enmarcar el episodio rememorado por Juan Ramón en septiembre de 1893 o, tal vez, de 1894, y no del año siguiente: el gaditano Luis Duarte estuvo interno en El Puerto solamente durante los cursos 1893-1894 y 18941895, por lo que no podía figurar ya entre los alumnos del curso posterior. La corriente de esos focos a los que alude Juan Ramón procedería entonces de un generador privativo del centro de enseñanza jesuita. El colegio de San Luis será después uno de los primeros edificios a los que la Sociedad Electra-Peral Portuense -operativa desde el 8 de diciembre de 1894- suministre el alumbrado eléctrico. La “fábrica de electricidad”, ubicada en la que ya se llamaba plaza de Isaac Peral, tendrá como presidente-fundador, precisamente, al inventor del torpedero submarino (Rodríguez Caparrini, 2013). En el artículo “Sonrisas de Fernando Villalón, con soplillo distinto” refleja Juan Ramón varias anécdotas de la vida colegial con su compañero. Así, una leve travesura en la clase de catecismo del “Padre Carles” les costó a ambos ser castigados de rodillas y con los brazos en cruz a la entrada del comedor: “¡Qué frío! Pan y agua sobre el banquillo verde de los expulsados” (Jiménez, 1936). El sacerdote al que alude es sin duda el P. Mariano Carlos Alix (1853-1916), que estuvo destinado en El Puerto los cursos 1893-1894 y 1894-1895. Recuerda también al “Padre Zebriani” (en realidad, el escolar Rogelio Fedriani, profesor de Física), que “era escurridizo y largo, se peinaba a raya brillante, como nosotros, olía a almizcle” (id.); al rector, “el excelente Padre Castelló, tan fino, bondadoso, caballero” y al prefecto del colegio, al que retrata con estas palabras: “Alto, altísimo, el Padre de la Torre andaba con miedo, caída la cabeza morena contra el corazón, como un ahorcado, mirando siempre, para no tropezarse, a todos los techos. A todos los techos de frente, y de lado a todos nosotros, en raro escorzo de equilibrista del patín de ruedas. En realidad, parecía que resbalaba por el techo con la nuca” (id.). Cuenta Juan Ramón que una noche de enero, “nuestro Prefecto, nos llamó de filas a Fernando Villalón y a mí y nos llevó a la secretaría segunda, aquel cuarto misterioso, galería de la montaña rusa, especie de escritorio despensa, donde el Prefecto tenía el vino dulce, el café, las pasas, el chocolate, las nueces ... y el tabaco” (id.). Acto seguido, el P. José María de la Torre les hizo escribir una carta a sus respectivas familias en Moguer y Morón, pues los dos colegiales habían estado hablando de novias y 88

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burlándose de Juan Oca (1834-1894), Padre ministro. Juan Ramón escribió en el sobre “Moguer” y debajo “Huelva”. El Padre le arrancó el sobre de las manos y lo rompió en cuatro pedazos: “¡Se pone ‘Provincia de Huelva’, y aquí arriba, a la izquierda del sello” (el sello estaba ya pegado a la derecha). “¿Todavía no sabe usted esto? ¿Por qué lo pone usted entonces así? ¡Conteste!” Yo, muy serio, dije sencillamente: “Porque me gusta más”. Pero Villalón, que lo había puesto “mejor que yo”, intercedía ya con la atrevida jactancia del sano y salvo: “Padre, eso es porque Huelva está al suroeste de Moguer. Por eso lo pone abajo y a su izquierda”. Villalón, ya más atrevido y con nueva disculpa para mí: “Morón está debajo de Sevilla y por eso lo he puesto yo bien”. Y me miraba con su sonrisita de soplillo pillete. (id.) En los últimos años de su vida, Juan Ramón recordaba con cariño algunos rincones del colegio: “1. La glorieta del jardín con unos bancos que hay frente a las escaleras; 2. La montaña rusa; 3. El patio central del colegio; 4. La clase de pintura; 5. La iglesia (no la capilla); 6. El comedor; 7. La escalinata que sale a la enfermería; 8. Una vista de la bahía de Cádiz desde la enfermería; 9. Salón de actos y fiestas; y 10. El jardincito de la puerta de la iglesia que da frente a la sala de visitas” (ap. Carretero, 1964: 23). En su biografía de Juan Ramón Jiménez, la profesora Graciela Palau de Nemes no ha dudado en afirmar que el poeta estuvo a punto de ser jesuita: “Y del [colegio de] «San Luis Gonzaga» se llevó, con el grado de Bachiller, una gran preocupación por el alma y el cuerpo: una obsesión con la carne y un ansia incomprensible de pureza” (Palau de Nemes, 1974: 65). Durante el primer curso de Juan Ramón Jiménez tiene lugar en la iglesia del colegio un solemne triduo (30 de mayo a 1 de junio de 1894) que los jesuitas y el Apostolado de la Oración dedican al Sagrado Corazón. Pronuncian sermones los PP. Ramón Martínez (profesor de Física y Química), Francisco de P. Tarín y Juan N. Oliver Copons ((Zamora, 2013: CD Anexos). La Revista Portuense (12 de junio de 1894) informa de la salida de los alumnos tras la distribución de premios de final de curso: “La orquesta, hábilmente dirigida por el profesor del colegio, señor [Nazario] Mendiola, ejecutó en los intermedios escogidos números”. En el curso 1894-1895 estuvo vigente el plan de estudios de segunda enseñanza del ministro liberal Alejandro Groizard (Real decreto de 16 de septiembre de 1894), que reformaba el plan de Lasala de 1880 ampliando a seis años la duración de los estudios. Sin embargo, otro decreto dictado por Groizard menos de un mes después (2 de octubre) permitirá que los alumnos concluyan el bachillerato en cinco años: “Las modificaciones requeridas por esta reducción fueron dictadas por el siguiente ministro, Joaquín López Puigcerver, que asumió la cartera de Fomento el 5 de noviembre de 1894” (Revuelta, 1998: 227). La comunidad jesuita tiene este curso 40 miembros. Uno de los 14 sacerdotes es el P. Juan Manuel Ruiz Cobo (1848-1934), que llega en sustitución del anterior Padre ministro, Juan Oca, fallecido en el colegio el 30 de diciembre de 1894. Hay en total 213 alumnos, 191 de ellos internos (Castro, 1994: 306). Entre los 22 externos hay que incluir al 89

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portuense Pedro Muñoz Seca (1879-1936), que ingresa entonces procedente del colegio privado de San Cayetano. Saldrá del colegio en junio de 1896 y en los exámenes para la obtención del grado de bachiller -que realiza en el Instituto Provincial de Jerez- obtiene sendos aprobados, las mismas calificaciones que Juan Ramón Jiménez. El que habría de ser fecundo y popular comediógrafo tuvo como compañeros de curso los dos últimos años de bachillerato a Fernando Villalón y al poeta de Moguer. También coincidió Pedro Muñoz Seca con dos alumnos, de menor edad que él, que en septiembre de 1894 comenzaban su primer año de bachillerato en el colegio: Juan Gavala Laborde (1885-1977) y Félix Sancho Peñasco (1885-1958), quienes destacarían posteriormente en sus respectivas profesiones de ingeniero de minas e ingeniero agrónomo. A Félix Sancho dedicará Muñoz Seca su entremés en prosa Mentir a tiempo, estrenado en Madrid el 25 de enero de 1908. Las inquietudes literarias de Pedro Muñoz Seca se habían puesto de manifiesto desde su niñez, cuando -dice él mismo- “aprendí a leer de corrido en las obras de Julio Verne” (Caballero Audaz, 1919: 10). En enero de 1898, siendo ya estudiante de Derecho y Filosofía y Letras en Sevilla, debuta como actor en una zarzuela que se representa en el Círculo Católico Obrero de El Puerto de Santa María. Un año después se estrena con gran éxito en dicho Centro Obrero su sainete en verso República estudiantil: “Pero, además, desde febrero de 1899 comenzó a publicar en la Revista Portuense poemas, cuentos, ‘novelas rápidas’, ‘novelas cortas’, ‘poemas dialogados’ y otros textos entre los que se encuentran algunos ya con estructura teatral” (Buhigas, 1998: 101). Entre 1907 y 1911, encontramos al menos 23 colaboraciones de Muñoz Seca en tres importantes revistas madrileñas: Blanco y Negro, Nuevo Mundo y La Ilustración Española y Americana. Se trata de “escritos de distintos tipos, en verso y en prosa, en forma de cuento o de escenas teatrales” (García Pinacho, 1998: 118). Como autor dramático es autor de casi 400 títulos (Tejada, 2005: 67) de todos los géneros, sobre todo el sainete, la comedia de enredo y el astracán. Francisco Cuenca (1937: 326-336) relaciona un repertorio de más de dos centenares de obras representadas: desde la primera, Las guerreras (en colaboración con José Luis Montoto de Sedas, 1901), hasta la última (¡Zape!, con Pedro Pérez Fernández, 1936), pasando por El roble de la Jarosa (1915), La venganza de Don Mendo (1918), La barba de Carrillo (1919) o ¡Usted es Ortiz! (1927), por citar solo algunas. Siguiendo con nuestro relato, reseñaremos la academia de Organografía y Fisiología Humanas -seguida de la segunda proclamación de dignidades- que se celebra el 2 de febrero de 1895. Al día siguiente aparece en la Revista Portuense la crónica del acto escrita por el antiguo alumno José Carrajal, quien informa de la proyección de imágenes “por aparato eléctrico” y de los fuertes aplausos que recibe el joven José Joaquín Vergara Gordon (1879-1952) -pronto novicio jesuita- al ser proclamado príncipe del colegio. En el mes de marzo se colocan en la nueva fachada unas letras grandes doradas con el nombre del colegio. La solemne inauguración de esta fachada y nueva entrada del edificio -vestíbulo, salón de actos, biblioteca y varios aposentos- tiene lugar a primera hora del domingo 12 de mayo de 1895, cuando el obispo Vicente Calvo bendice las obras. Terminada la ceremonia, el prelado celebra una misa y da la primera comunión a 26 alumnos. A la una y media de la tarde da comienzo la academia poética “Glorias de la Bética Católica”, dedicada a los beatos fray Diego José de Cádiz y Juan de Ávila. Durante 90

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la función religiosa de la tarde, el P. Oliver Copons “hizo un sermón notabilísimo, como todos los suyos, siendo todo ello digno remate de tan glorioso día” (Revista Portuense, 14 de mayo de 1895). A principios del mes siguiente comienzan en el colegio los exámenes oficiales de fin de curso, para lo que se desplazan a El Puerto ocho catedráticos del Instituto de Jerez. Entre los examinados de la asignatura de Matemáticas III, tanto Juan Ramón Jiménez como Pedro Muñoz Seca obtuvieron sobresaliente (ib., 12 de junio de 1895). El decreto de 12 de julio de 1895 del ministro conservador Alberto Bosch había derogado las reformas de Groizard y Puigcerver, restableciendo el plan de estudios de segunda enseñanza de 1880. Se trataba de un plan poco novedoso y bastante sencillo, pues no incluía los estudios de aplicación: bachillerato de cinco años con tres asignaturas en los cuatro primeros cursos y cuatro en el último (Revuelta, 1998: 231). La Religión pasó a ser obligatoria en el primer año, excepto para quienes declararan por escrito que no profesaban la religión católica. En el colegio de San Luis Gonzaga el nuevo curso comenzó, con la entrada de los alumnos, el 27 de septiembre de 1895. Un futuro rector, el P. Agustín Lara, que había sido profesor los dos cursos anteriores, tiene ahora el cargo de director de la conferencia de San Vicente de Paúl, dedicándose además a visitar el hospital y el penal de la Victoria. En el acto de la primera proclamación de dignidades del mes de noviembre, que estuvo precedido por una academia de Geometría, fue elegido príncipe del colegio el gijonés José María Gil-Domínguez Labarrieta (Revista Portuense, 26 de noviembre de 1895). Durante la novena en honor de la Inmaculada, el P. Oliver Copons pidió a la Virgen “especial protección para los que pelean en Cuba por la integridad de la Patria” (ib., 10 de diciembre de 1895). La segunda y tercera proclamación de dignidades tienen lugar el 2 de febrero y el 12 de abril de 1896, respectivamente (Zamora, 2013: CD Anexos). En el curso siguiente, 18961897, último del P. Castelló como rector, el número total de alumnos es de 188, disminuyendo con respecto al curso anterior la cifra de internos (de 174 a 154), mientras que aumenta algo -de 26 a 34- la de externos (Castro, 1994: 306). Es ahora cuando ingresa el portuense Valentín Galarza Morante (1882-1951), futuro militar y político que llegaría a ser ministro de la Gobernación durante la dictadura del general Francisco Franco. La comunidad jesuita sigue contando con 38 miembros, figurando entre ellos el P. Manuel Cadenas (1841-1913), experimentado misionero que asume las mismas funciones que había tenido el P. Lara, a la vez que imparte catequesis a los niños pobres. Una celebración destacada de este curso fue el triduo (8-10 de febrero de 1897) con que se festejó la reciente beatificación (1895) del jesuita italiano Bernardino Realino, con asistencia del arzobispo de Sevilla, el hoy beato Marcelo Spínola Maestre (1835-1906): “Los alumnos celebraron una academia poética sobre el nuevo Beato, y otra sobre los Rayos X, al final de la cual el arzobispo manifestó su admiración” (Revuelta, 1998: 331). 10. RECTORADO DEL P. JOSÉ MARÍA DE LA TORRE, 1897-1904 El P. Luis Martín -general de la Compañía de Jesús desde 1892 hasta su muerte en 1906- nombra rector al P. José María de la Torre el 10 de septiembre de 1897. Tres meses antes, la orden jesuita había logrado ser reconocida como corporación docente, por lo que sus miembros quedaban dispensados del título 91

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de licenciado para formar parte de los tribunales de exámenes de los colegios incorporados (Revuelta, 1998: 253). Sustituye al P. de la Torre como prefecto y secretario del colegio un sacerdote natural de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), el P. Manuel Morgado (1860-1921), quien no sintoniza con el nuevo rector (Revuelta, 1991: 1303). Se incorpora también este curso el P. José María Gálvez (1863-1924), ministro y prefecto espiritual de los alumnos. El P. José María Balboa se hace cargo de la dirección de las Hijas de María, una congregación mariana femenina establecida en el colegio tres años antes. Forman la comunidad jesuita 43 personas, la cifra más alta durante el periodo que historiamos. Un total de 201 alumnos -160 internos y 41 externos- comienzan el curso el 1 de octubre de 1897. Les imparte los ejercicios espirituales el P. Sánchez Prieto, desde el 16 al 18 de noviembre. Algunos días después es vitoreado durante su visita al colegio el “general cristiano” Camilo García de Polavieja (1838-1914), ex gobernador y capitán general de Filipinas, que se encontraba en Andalucía reponiéndose de una afección en la vista (La Correspondencia de España, 28 de noviembre de 1897). La segunda y tercera proclamación de dignidades tienen lugar el 6 de febrero y el 17 de abril de 1898, respectivamente. Este último acto, al que precede una academia de Organografía y Fisiología Humanas, lo preside el arzobispo Marcelo Spínola (Zamora, 2013: 318). En su edición del 17 de mayo, coincidiendo con la distribución de premios de final de curso, la Revista Portuense incluye una fotografía de la fachada principal del colegio de San Luis Gonzaga, al que califica como “uno de los primeros colegios de la península”, a la vez que elogia los gabinetes de Física e Historia Natural, “dos verdaderas maravillas donde puede admirarse cuanto de notable y grande encierran estos ramos del saber” (id.). El nuevo plan de estudios de enseñanza media del ministro liberal Germán Gamazo solo estará vigente durante el curso 1898-1899. Hay nuevos cambios en la comunidad jesuita: se marcha el P. Morgado y ocupa el cargo de prefecto el P. Gálvez, que sigue siendo ministro, aunque cede la prefectura espiritual al P. Joaquín Sánchez Rosique (1863-1923). Por su parte, el P. José María Remesal Rubio (18661910), además de continuar como encargado de la biblioteca, dirige la congregación de los externos. El domingo 27 de noviembre de 1898, inmediatamente antes de la primera proclamación de dignidades, se celebra un solemne “certamen artístico” en conmemoración del tercer centenario de la muerte del rey Felipe II, que preside el vicealmirante Alejandro de Churruca Brunet (1833-1913), capitán general del departamento de Cádiz (El Siglo Futuro, 30 de noviembre de 1898). Otros actos académicos de este curso son la concertación de Historia Universal -y segunda proclamación de dignidades- del 12 de marzo y la academia de Zoología “con proyecciones foto-eléctricas” del 23 de abril, a la que asiste José María Rancés Villanueva (1842-1917), obispo de Cádiz (Zamora, 2013: CD Anexos). Hacia el mes de mayo se reanudan las obras de la biblioteca, que habían quedado suspendidas (“Historia Domus”, folio 15; Conde, 2012: 47). La comisión de catedráticos que se desplaza al colegio a final de curso regresa a Jerez el 11 de junio, “después de haber celebrado cerca de quinientos actos de exámenes” (El Guadalete, 12 de junio de 1899). Algunos días después, durante el cierre general de comercios que tuvo lugar en protesta contra la reforma fiscal del ministro conservador Raimundo Fernández Villaverde, una turba se dirigió al colegio con la intención de asaltarlo: 92

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“La fuerza de la guardia civil, que rodeaba el edificio, les impidió acercarse, y el alcalde [Francisco Puente], por fin, logró calmar los ánimos, haciendo que la manifestación se disolviese” (El Siglo Futuro, 28 de junio de 1899). El plan de estudios del marqués de Pidal (26 de mayo de 1899) gustó en general a los jesuitas, por ser “el que mejor cuadraba con la Ratio Studiorum, por el énfasis que se daba al estudio del Latín, por la larga duración del bachillerato, por la simplicidad de las asignaturas, (…) e incluso por el método de enseñanza cíclica” (Revuelta, 1998: 235). Solo tuvo un año de vigencia, el correspondiente al curso 1899-1900, que comienza en el colegio de San Luis Gonzaga el 30 de septiembre con un nuevo ministro y prefecto, el P. Eusebio Goñi (1864-1926). Es moderador del Apostolado de la Oración el sacerdote Gabriel Baena Fernández, que saldrá de la Compañía en mayo de 1902. A la primera proclamación de dignidades (17 de noviembre) le precede una academia de Química, siendo muy aplaudidos los alumnos tras sus explicaciones de las propiedades del oxígeno y del hidrógeno (“Historia Domus”, folio 15). El 21 de enero de 1900, el alumno sevillano Eugenio Miguel Antón Montero (futuro ingeniero de Minas) dirige el acto denominado “Examen de Física”, en el que intervienen 30 compañeros que estudiaban esa asignatura (Zamora, 2013: CD Anexos). Algunos de estos mismos alumnos dedicarán -domingo 13 de mayo- al arzobispo Marcelo Spínola una academia de Física Experimental, dividida en dos partes (ondas luminosas y ondas eléctricas): “No se sabía qué apreciar más, si la verdad de las pruebas que presentaban los alumnos, o la precisión con que las ejecutaban” (El Guadalete, 15 de mayo de 1900). El curso 1900-1901, a caballo entre dos siglos, comienza con 173 alumnos internos y 35 externos. Había entrado en vigor el decreto de reforma de la segunda enseñanza (19 de julio de 1900) de Antonio García Alix, puesto por Francisco Silvela al frente del nuevo Ministerio de Instrucción Pública tres meses antes. García Alix “procedió a reestructurar el plan de estudios, procurando equilibrar las asignaturas de carácter científico con las literarias, sin que predominasen unas sobre otras, para que así el bachillerato cumpliese con el doble objetivo de ofrecer ‘un tinte de cultura general’ y servir de preparación elemental para las distintas carreras” (Díaz de la Guardia, 1988: 197). Un importante decreto para los jesuitas -21 de agosto de 1900- del mismo ministro había confirmado a la Compañía de Jesús como corporación docente, junto con los escolapios y los agustinos (Revuelta, 1998: 236). En el colegio de San Luis Gonzaga empieza su primer año de magisterio el antiguo alumno Pedro María Ayala (1876-1949). El P. Diego Alpañés dirige los ejercicios espirituales de este curso, que finalizan el Día de Todos los Santos. Le sigue, el 18 de noviembre de 1900, un certamen de Religión y de Latín, que los alumnos de primer año consagran a san Estanislao de Kostka declamando versos y representando una escena lírica (Zamora, 2013: CD Anexos). El día de la Inmaculada se celebra con especial brillantez, por cumplirse los 25 años de la institución de la congregación mariana. En la Nochevieja se canta un tedeum por los beneficios recibidos el siglo anterior. A mediados de febrero se celebra la segunda proclamación de dignidades, que estuvo precedida de una academia de Geometría. Visitó por entonces el colegio el P. Jaime Vigo (1861-1910), provincial de Toledo de 1897 a 1903, que defenderá al rector de las acusaciones de los PP. Vicente Ortega y José María Balboa: “Sucede con él lo que quizá se ha visto 93

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con muy pocos superiores de la Compañía: que aunque reprende y corrige a los alumnos, éstos le respetan y le quieren” (ap. Revuelta, 1991: 1303). A principios de mayo de 1901, tras el estreno de la Electra de Galdós en el Teatro Principal, hubo un intento frustrado de apedrear el colegio (Molina García, 2008: 106-107). La muerte -con solo 25 años- del hermano coadjutor Domingo Gómez el 26 de mayo causó una gran impresión a los alumnos. Como consecuencia del decreto del conde de Romanones (12 de abril de 1901), que anulaba el privilegio de poder examinar sin “título suficiente” a los miembros de las corporaciones reconocidas como docentes y suprimía las comisiones de examen, los profesores del colegio no pudieron formar parte de los tribunales de exámenes de fin de curso, que se celebraron por imperativo legal en el Instituto de Jerez (“Historia Domus”, folio 17; Revuelta, 1991: 72). Terminado el curso, Romanones reformó el plan de estudios de segunda enseñanza mediante el decreto de 17 de agosto de 1901, que respetó esencialmente el plan anterior, pues prescribía un bachillerato ecléctico de seis años de duración. Sin embargo, sí introdujo algunos detalles significativos: supresión de la obligatoriedad de la asignatura de Religión, división del Latín y Castellano en dos asignaturas distintas y aparición de la Caligrafía (Díaz de la Guardia, 1988: 262-263). Nada más empezar el curso 1901-1902 se declaró una epidemia de sarampión que obligó a aislar a los alumnos de la tercera división (Zamora, 2013: 397). Entre los cambios de personal que se producen señalaremos la llegada del P. José María Ruiz, nuevo ministro y prefecto, que “aunque tenía mal genio, procuraba vencerse, era muy activo y ayudaba mucho al Rector, con el que se entendía muy bien y cuyas deficiencias suplía en parte” (Revuelta, 1991: 1304). Se incorpora además como Padre espiritual Francisco de la Cruz (1870-1916), quien entre el 15 y el 17 de noviembre de 1901 predica los ejercicios a los alumnos con tanta vehemencia que algunos no pueden evitar derramar lagrimas al oírle (“Historia Domus”, folios 18-19). El 11 de enero de 1902 fallece, con casi 80 años, el P. José Cánovas Aledo, “uno de los más antiguos que residían en el Colegio de San Luis Gonzaga” (El Guadalete, 13 de enero de 1902). Pasado un mes, el 15 de febrero, muere también -con 55 años- el P. Vicente Ortega, fundador y director de la Asociación Auxiliadora de Enfermos Pobres (Revuelta, 2008: 652-655). En el curso siguiente -1902-1903- se rebaja la pensión anual de los internos, que pasa de 1.100 a 900 pesetas, “lo que favoreció el aumento del alumnado” (Revuelta, 1991: 1300): se contabilizan 218 alumnos en total, 53 más que en el curso anterior (Castro, 1994: 306). Entre los que ingresan internos el 30 de septiembre de 1902 podemos señalar a los jóvenes portuenses Hipólito Sancho Mayi (1893-1964) -posteriormente insigne historiador-, que finalizará el bachillerato en 1909, y Tomás Osborne Vázquez (1892-1909) -hijo de Tomás Osborne Guezala, segundo conde de Osborne-, que continuó los estudios en el internado jesuita de Beaumont (Old Windsor, Inglaterra) de 1904 a 1909. Pero, dada la orientación que estamos dando a este trabajo, no podemos omitir a otro interno que ingresa el mismo día que los dos anteriores y será alumno hasta el 12 de junio de 1908: el sevillano José Manuel Pabón Suárez de Urbina (1892-1978).30 Pabón sobresaldrá como latinista y helenista (será catedrático en las universidades de Salamanca, Granada y Madrid), si bien figura en nuestro elenco como autor de, al menos, un libro de poesía, 94

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Poemas de la ribera (Barcelona, 1940), que recibió “sinceros elogios nada menos que de Dámaso Alonso, su compañero de fatigas en la Valencia bélica” (Fernández Galiano, 1979: 194). En cuanto a la comunidad jesuita, el provincial Vigo observa: “Se ha recuperado la paz, la caridad y la concordia que se echaban de menos en los años anteriores” (ap. Revuelta, 1991: 1304). El cargo de ministro es ocupado por el P. Sinforiano Fernández y el de prefecto por el P. Martín Mendoza, futuro rector. A principios de noviembre de 1902, antes de partir de viaje a la misión argentinochilena, se aloja en el colegio durante dos días el provincial de Aragón, P. Luis Adroer (1852-1915). El día 12 de ese mismo mes llega el prelado portugués Antonio Sebastián Valente (1846-1908), arzobispo de Goa y patriarca de las Indias, quien repondrá fuerzas en el colegio durante seis meses (Zamora, 2013: 320). Es probable que el arzobispo Valente presidiera la academia de Cosmografía y primera proclamación de dignidades el domingo 16 de noviembre, así como la academia “crítica literaria” que los alumnos de Historia de la Literatura dedican el 19 de marzo de 1903 al papa León XIII en el XXV aniversario de su pontificado (Molina García, 2008: 110). Es en este curso cuando ha comenzado su magisterio en el colegio el escolar jesuita Antonio Osborne Guezala (1878-1964), que imparte Preceptiva, Geografía Comercial y Lengua inglesa. A expensas de la herencia del hermano Antonio Osborne se inician en febrero de 1903 las obras de ampliación de La Inmaculada, la casa de campo junto al mar que el colegio había comprado en 1897 a la familia Amusátegui (“Historia Domus”, folio 21; Revuelta, 1991: 934, 1304). Gabino Bugallal, ministro de Instrucción Pública en el gabinete de Fernández Villaverde, simplificó el plan de estudios de segunda enseñanza del conde de Romanones mediante el decreto de 6 de septiembre de 1903 (en vigor hasta 1926): “Se redujeron las asignaturas secundarias de Dibujo (de tres años a dos), Gimnasia (de seis años a dos) y Caligrafía (un año). La Geografía se redujo a dos años (se suprimía la Geografía comercial y la Cosmografía). La Lengua Castellana a uno. El Inglés y Alemán se suprimieron por falta de presupuesto” (Revuelta, 1998: 241). En este mes de septiembre, las obras de colocación de un nuevo pavimento en el patio central del colegio costaron 7.500 pesetas (Zamora, 2013: 393). En la comunidad jesuita -39 personas- encontramos en el curso 19031904 en el cargo de prefecto a otro futuro rector, el P. Francisco Socorro. El nuevo espiritual -llegado desde la residencia de Granada- es el P. Juan Pujante, que acabará saliendo de la Compañía. El P. José María Pagasartundúa (1860-1919), provincial de Toledo desde el 21 de septiembre de 1903, llega al colegio el 6 de noviembre siguiente (“Historia Domus”, folio 21). Poco después -el domingo 15- tiene lugar la primera proclamación de dignidades del curso, desatacando en este acto por sus dotes de orador el alumno Agustín de Ondovilla Sotés, hijo del registrador de la propiedad de Jerez de la Frontera (El Guadalete, 17 de noviembre de 1903). Para entonces se había organizado ya en el colegio una Escuela Nocturna, a la que asistían unos 120 obreros y en la que se instalará una Caja de Ahorros: “Les movió a ello [a los jesuitas] el deseo de contrarrestar la influencia de los protestantes, que habían puesto con anterioridad una escuela semejante” (Revuelta, 1991: 1305). El 24 de enero de 1904 se celebra una academia literaria, dedicada a la definición 95

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dogmática de la Inmaculada Concepción. Presidida por el arzobispo Spínola y amenizada por la banda del regimiento de Infantería de Marina, sobresale en ella el alumno sevillano José Luis Illanes del Río (El Globo, 31 de enero de 1904). El 10 de mayo de 1904, el rector y el prefecto acompañan a las dignidades de las distintas divisiones hasta Jerez de la Frontera para ver al rey Alfonso XIII, que visitaba ese día la vecina ciudad (“Historia Domus”, folio 22). Era entonces príncipe del colegio el interno -natural de Alájar (Huelva)- Atilano Alonso González. Un importante acto religioso fue el triduo del 29 al 31 de mayo: hubo predicación del P. Oliver Copons y procesión en la que participan los alumnos, las Hijas de María y el Apostolado de la Oración, sacándose a la calle las imágenes de san Luis, san Estanislao, la Inmaculada Concepción y el Sagrado Corazón (Ayala, 1905: 8-9). En la solemne distribución de premios del último día de mayo, José Manuel Pabón -congregante de San Estanislao- obtiene uno de los primeros premios de conducta de la tercera división, así como un accésit en Aritmética. El 1 de junio de 1904 comienzan los exámenes en el que ya se llamaba Instituto General y Técnico de Jerez, distinguiéndose en ellos el mencionado alumno Atilano Alonso. 11. RECTORADO DEL P. AGUSTÍN LARA, 1904-1907 El P. Agustín Lara (1855-1927) es nombrado rector del colegio el 21 de junio de 1904, el día en que se celebraba la festividad de San Luis Gonzaga. Venía de ejercer el mismo cargo -desde 1901- en Villafranca de los Barros (Badajoz), donde ocupa su puesto precisamente el P. José María de la Torre. Entre los sacerdotes que llegan al colegio de El Puerto este curso 1904-1905 encontramos a los PP. Eduardo Dodero (prefecto), Francisco Lirola (director del Apostolado de la Oración), Fermín Ruiz Vela (operario) y José Carretero (profesor de Matemáticas y director de la Escuela Nocturna). Ayudan al P. Carretero en esta escuela para obreros los escolares José Bausili, Rafael Valdivia, Pedro María Ayala y Antonio Osborne, así como el hermano coadjutor José Martínez (profesor de Dibujo), tres seglares y algunos internos. El número total de alumnos, sumados los 23 externos, es ahora de 209 (Castro, 1994: 306). A los que se incorporan a tiempo para comenzar el curso el 1 de octubre se les premia con un día de campo (“Historia Domus”, folio 22). Los actos más destacados del curso fueron sin duda los que se celebraron en diciembre de 1904 para conmemorar los cincuenta años de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción. Las celebraciones duraron cuatro días (desde el jueves 8 al domingo 11) e incluyeron actos religiosos, festivos y académicos. La Litografía Alemana, de Cádiz, editó el programa de las fiestas (Zamora, 2013: CD Anexos). Sobresalió por su novedad una danza alegórica de diez pajes, a imitación de los seises de la catedral de Sevilla. En el concurso floral que tuvo lugar la noche del 10 de diciembre se concedió el premio de la Rosa de Oro y el diploma de honor a la poesía en romance titulada “Tarde y con bulla”, de Pedro Muñoz Seca, “a pesar de sus pocos años, conocido ya en la república de las letras por sus triunfos literarios” (Ayala, 1905: 53). Antes de recitar el poema premiado, Muñoz Seca proclamó “Reina de este solemne Concurso” a la Inmaculada, cuya imagen se adelantó -entre grandes aplausos- en el escenario dispuesto en el salón de visitas. El segundo premio -la Azucena de Plata- lo obtuvo el jesuita Mariano Ayala Fernández, por 96

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su composición “Loor y gloria a María Inmaculada”. También resultó premiado Rafael García Rodríguez, que participó con otro tema en verso: “La Inmaculada inspiradora de las artes y literatura españolas”. Entre los 160 antiguos alumnos que estuvieron presentes, además de los ya citados, se encontraba José Carrajal García. Otros 109, Fernando Villalón entre ellos, justificaron su ausencia por diversos motivos. No nos consta la asistencia ni la adhesión de ninguno de los otros escritores que llevamos nombrados: Dionisio Pérez, Eugenio Sedano, Mariano López Muñoz, José Ignacio de Alberti o Juan Ramón Jiménez (aunque sí concurrió su hermano Eustaquio). El 19 de marzo de 1905 -presidida por el rector Lara y con la asistencia de tres profesores del Instituto de Jerez- se celebra la segunda proclamación de dignidades, a la que precede una academia de Álgebra y Trigonometría (“Historia Domus”, folio 22; La Correspondencia de Cádiz, 20 de marzo de 1905). En abril de ese año se habilita una bodega contigua al colegio y se abre una escuela elemental diurna, a la que asisten unos 150 niños de la ciudad (Revuelta, 1991: 1305). La distribución de premios de fin de curso se efectúa el 31 de mayo a la una y media de la tarde. Recibe el premio de excelencia el alumno -natural de La Palma del Condado- Ignacio de Cepeda Soldán (1890-1967), más tarde ingeniero de Montes (Revista Portuense, 1 de junio de 1905). Y en los exámenes que se celebran en el Instituto de Jerez los días 6, 7 y 8 de junio, José Manuel Pabón, alumno de tercer año de bachillerato, aprueba con sobresaliente las asignaturas de Francés, Historia de España y Latín (El Guadalete, 7 y 9 de junio de 1905). En el curso 1905-1906 la comunidad jesuita tiene 40 miembros, el mismo número que en el anterior. El P. Francisco Socorro regresa ahora como ministro, prefecto y secretario. El nuevo Padre espiritual, Rafael Cordón (1866-1923), que llega desde Villafranca de los Barros, logra que se adscriban a las congregaciones marianas 142 de los 178 alumnos internos. El P. Diego Quiroga se hace cargo de la Escuela Nocturna, a la que asisten 135 obreros, mientras que la escuela diurna tiene 200 niños. El rector Lara dirige la congregación de las Hijas de María y la de la Buena Muerte, teniendo la última de ellas unas 40 asociadas. A finales de marzo de 1906, 22 niños se vieron afectados por un brote de sarampión (“Historia Domus”, folios 24-25). En la academia de Óptica Geométrica que precede a la segunda proclamación de dignidades el domingo día 25 de ese mes, el discurso preliminar corre a cargo del interno tarifeño y alumno de quinto año Domingo Derqui Derqui, quien seguirá la carrera militar. La dignidad de príncipe del colegio correspondió a Tomás Cólogan Zulueta (Revista Portuense, 27 de marzo de 1906). Cólogan (18901954), futuro jesuita, recibirá el premio de excelencia cuando se celebre el 31 de mayo de 1906 la distribución de premios de fin de curso. No podían imaginar los asistentes al acto académico que en Madrid, simultáneamente, se atentaba contra la vida de Alfonso XIII y de su esposa Victoria Eugenia cuando el cortejo nupcial regresaba de la iglesia de San Jerónimo. Los recién casados salieron ilesos, pero la bomba arrojada por el anarquista Mateo Morral dejó más de 20 muertos y un centenar de heridos (Rodríguez Caparrini, 2006b). Entre los jesuitas que llegan al colegio en el curso 1906-1907 se encuentra el P. Miguel Martínez Ropero (18561933), médico, que enseñará Historia Natural y Fisiología y se encargará del museo de Ciencias Naturales. La construcción de un nuevo dormitorio para los criados costó 12.000 pesetas (“Historia Domus”, folio 28). 97

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12. RECTORADO DEL P. FRANCISCO SOCORRO, 1907-1909 El P. Francisco Socorro (1867-1944) gobernará inicialmente -desde el 30 de junio de 1907- con el título de vicerrector, siendo nombrado rector el 15 de agosto del año siguiente. En el P. Juan Antonio Domínguez (1871-1934) recaen los cargos de prefecto de disciplina, subprefecto de estudios y secretario del colegio. Como ministro, y director de la conferencia de San Vicente de Pául, tenemos al P. Francisco Gómez (1870-1935). En el curso 1907-1908 habrá 197 alumnos (Castro, 1994: 307). De los 169 internos, serán expulsados siete por mala conducta. A principios de diciembre tiene lugar una academia de Geografía, seguida de la primera proclamación de dignidades. Poco después se crea un Centro Católico Obrero, con casi 200 asociados. El escolar jesuita Luis Pérez Hitos escribe: “Hemos conseguido que los obreros acojan a los nuestros con mayor cariño, y esto lo manifiestan con signos exteriores” (“Historia Domus”, folio 28). El P. Manuel Díaz de Arcaya, octogenario misionero alavés, fallece en el colegio el 26 de enero de 1908. El 19 de abril -Domingo de Resurrección- se celebra una academia dedicada “A los héroes inmortales de la Independencia Española”, en la que varios alumnos recitan patrióticas composiciones en prosa y verso indicadas en el programa (Zamora, 2013: CD Anexos). A continuación, en la segunda proclamación de dignidades, es designado príncipe del colegio José Manuel Pabón Suárez de Urbina. Se pone fin al acto con la interpretación al piano de “Aires Andaluces”, de Eduardo Lucena (Revista Portuense, 20 de abril de 1908). El 2 de mayo se celebra con unos ejercicios militares de los alumnos en torno al monumento alusivo levantado en el patio central. En los exámenes de fin de curso ante el tribunal de catedráticos de Jerez de la Frontera, José Manuel Pabón es calificado con sobresaliente (con derecho a matrícula de honor) en Ética y Rudimentos de Derecho, asignatura de sexto año (El Guadalete, 2 de octubre de 1908). Pabón fue probablemente uno de los 12 alumnos que -se nos dice en la “Historia Domus” (folio 29)- hicieron ejercicios espirituales en la finca de La Inmaculada durante cuatro días tras haber obtenido el grado de bachiller. A lo largo de este curso, más de 300 obreros harán también los ejercicios de san Ignacio en la casa de campo. En el último curso de mandato del P. Socorro hay un ligero descenso numérico, tanto en la comunidad estudiantil -pasa de 197 a 181 (151 internos y 30 externos)- como en la jesuita, con 33 miembros, frente a los 37 de los dos cursos anteriores. Es ahora cuando ingresa interno -el 1 de octubre de 1908- el niño de 12 años José Montes Torres, natural de Marchena (Sevilla), que destacará profesionalmente como pintor y escultor. Entre los nueve sacerdotes que se incorporan está el P. Luis M. Capitán, espiritual de los alumnos, y el P. Agustín Moral, director del Apostolado de la Oración. En esta época comienzan los alumnos, cuyos padres así lo desean, a irse a sus casas durante las vacaciones de Navidad, que hasta entonces se habían pasado en el colegio (Molina García, 2008: 117). Las relaciones con el Instituto de Jerez parecen ser cordiales: junto con los PP. rector y prefecto, presiden la academia de Física y segunda proclamación de dignidades del domingo 18 de abril de 1909 los Sres. Juan Argullós Sedano, Cayetano Castellón y Horacio Bel (director, secretario y catedrático de Matemáticas del centro docente jerezano, respectivamente). Resultó entonces proclamado príncipe del colegio el sevillano Francisco Aponte Ferrer (El Guadalete, 21 de abril de 1909). 98

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En el apartado de obras, la construcción de un cobertizo en uno de los patios de recreo costó alrededor de 7.000 pesetas (“Historia Domus”, folio 29). 13. VICERRECTORADO Y RECTORADO DEL P. RODOLFO VELASCO, 1909-1912 Y 1912-1915 El P. Francisco Socorro es trasladado a la casa de probación de Granada como maestro de novicios, cargo que desempeña hasta 1912. El 19 de julio de 1909 toma posesión como vicerrector del colegio de San Luis Gonzaga el P. Rodolfo Moro Velasco (1868-1940), que será nombrado rector el 14 de abril de 1912. El nuevo prefecto de disciplina, subprefecto de estudios y secretario es -solo durante el curso 1909-1910- el P. Benito Jaro López (1866-1950). Bastante más tiempo -hasta 1913- perdura en su cargo el P. Mariano Ayala Fernández (1872-1954), destinado ahora a su antiguo colegio como espiritual de los alumnos. Como director de las congregaciones marianas, el P. Ayala tuvo un papel destacado en la organización de las solemnidades religiosas que se celebran los días 3, 4 y 5 de abril de 1910, en las que participan el P. José María Valera (provincial de Toledo, 1909-1915), el Dr. José Roca Ponsa (magistral de la catedral de Sevilla) y el P. Eduardo Dodero. La parte académica consistió en una “Conferencia de Química Experimental”, seguida de la segunda proclamación de dignidades (Zamora, 2013: CD Anexos). El príncipe del colegio y prefecto de la congregación de San Luis es el alumno Carlos Nuñez Manso (1894-1964), futuro alcalde de Tarifa (Cádiz) y diputado de la CEDA (1933-1936). En las elecciones a Cortes del 8 de mayo de 1910, los superiores piden a los jesuitas que apoyen al conde de Osborne (Tomás Osborne Guezala, 18611935), candidato católico independiente por el distrito de El Puerto de Santa María (“Historia Domus”, folio 30), quien resultará derrotado por el liberal canalejista Dionisio Pérez Gutiérrez. En el curso 1910-1911, la comunidad jesuita se compone de 29 miembros, cuatro menos que el año anterior. Llega como nuevo prefecto el sacerdote granadino Luis Maestre (1863-1946). El número de alumnos es de 203 (Castro, 1994: 307). Entre los 161 internos encontramos al niño de nueve años Manuel Halcón VillalónDaoiz (1900-1989), quien el 6 de septiembre ha solicitado su ingreso para cursar la instrucción primaria. El futuro escritor y periodista31 no llegará a obtener el grado de bachiller. En su expediente académico se refleja que cuando sale del colegio al terminar el curso 1916-1917, solo ha aprobado -con la nota mínima- 13 de las 23 asignaturas de las que se matricula a lo largo de seis cursos, no presentándose a las restantes: “Tan indisciplinado y desaplicado era -dirá años después- que nada esperaban de mí mis profesores y compañeros. Era, además, un niño enclenque” (AA. VV., 1961: 39-40). Lo cierto es que Manuel Halcón recibirá al terminar la instrucción primaria un segundo premio de conducta y un primer premio de aprovechamiento (en Doctrina Cristiana). Sobre su estancia en San Luis Gonzaga recuerda Halcón: Para mí fue el colegio una cárcel sin otra ventaja que el clima y la luz del Puerto de Santa María. Y aquellas vistas de Cádiz desde las altas ventanas de la enfermería. Pero no quiero dejar de pasar por alto la 99

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presencia en el colegio de dos santos varones. Justo en los dos extremos de la jerarquización. El Rector Rufo [Rodolfo] Velasco y el hermano coadjutor, Javier Aixpuro [Francisco Javier Aizpuru, 1876-1952], enfermero. (…) El hermano enfermero tenía una llave que abría todas las puertas del colegio (había sido herrero de oficio) y yo siempre le tuve como un ser distinto, a quien los carceleros le dejaban abrir las rejas para sacar a los niños débiles a tomar el aire. (Ruiz-Copete, 1973: 54).

El futuro historiador, profesor, político y académico de la Historia sevillano Jesús Pabón Suárez de Urbina (1902-1976) llega al colegio en septiembre de 1911 y coincide con Manuel Halcón en primero de bachillerato. Es coprotagonista del relato de 1949 “Los dos macferlanes” (publicado diez años después en Narraciones), en el que Halcón cuenta cómo Pabón y él, únicos portadores de unos abrigos desfasados, tuvieron que defenderse de las burlas y agresiones de varios alumnos. Así nació una amistad profunda y duradera entre ambos. En la emotiva crónica de guerra “El amigo enemigo” (1936) ya había evocado Manuel Halcón a algunos de sus compañeros de colegio: “La campana que tocaba Paco Oliva [Francisco de Paula Oliva Mack], las razones que llevaba Pepe Rojas [José María Rojas-Marcos Lobo, 1901-1980], las declamaciones de Jesús Pabón, las travesuras de Juan Antonio Estrada [Moreno]” (Halcón, 1936). Tanto Halcón como Pabón debieron de asistir el domingo 3 de diciembre de 1911 a la academia de exaltación pontificia -dedicada a Pío X “en el cincuentenario de la usurpación sacrílega de los Estados Pontificios” (Zamora, 2013: CD Anexos)- y a la posterior proclamación de dignidades, en la que se designa príncipe al alumno de Trigueros (Huelva) José Sánchez Infante. El nuevo prefecto de disciplina, subprefecto de estudios y secretario del colegio es ahora el P. Manuel Abreu Herrera (1874-1929), antiguo alumno y fundador en 1908 del Patronato de Obreros del ICAI. Tanto el P. Abreu como su compañero y primer rector del ICAI, P. Ángel Ayala Alarco (1867-1960), fueron alejados de Madrid -Ayala a Ciudad Real- a petición del rey Alfonso XIII, pues se les acusaba de pretender la formación de un partido político católico antidinástico (Revuelta, 2008: 891). El P. Abreu, persona laboriosa y activa, concibe en enero de 1912 la creación de una Asociación de Antiguos Alumnos y de una congregación mariana, formada esta por ex colegiales residentes en El Puerto de Santa María. La presentación en público de la congregación -cuyo patrono era S. Francisco de Borja- tendrá lugar el 7 de abril de 1912 (Domingo de Resurrección), cuando el arzobispo de Sevilla, cardenal Enrique Almaraz Santos (1847-1922), visita el internado jesuita en compañía del obispo de Beja -Sebastián Leite de Vasconcellos (1852-1923)- y de numerosas autoridades. También funda el P. Abreu la Hermandad del Niño Jesús, cuyo objetivo era asistir a los niños pobres de la población e inculcar en los alumnos la caridad para con los desfavorecidos. El Eco Portuense, semanario católico fundado en 1910, sirve como medio de comunicación entre los miembros de la Asociación de Antiguos Alumnos, que dispone de una sección fija en el periódico. Con ocasión del arranque de esta Asociación y como preparación para las cercanas bodas de oro de la fundación del colegio, los días 17, 18 y 19 de agosto se celebran unas “fiestas de familia”, a la que asisten unos 275 alumnos, actuales y antiguos (José Carrajal entre los últimos), mientras que 100

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otros 200 envían su adhesión. Durante el banquete que tiene lugar en el comedor del colegio el segundo día de las fiestas, es ovacionado el popular ex rector José María de la Torre (de Alberti, 1912). En el brindis del prestigioso abogado sevillano y gran orador Manuel Rojas Marcos (1869-1920) -padre de José María, citado arriba- resuenan los ecos del supuesto anticlericalismo del presidente del Consejo de Ministros, José Canalejas (1854-1912): “Hay un proyecto en las Cámaras para despojar a los católicos de sus derechos, debemos combatir ese proyecto; el que sepa hablar, que hable; el que escribir, que escriba; el que tenga dinero, que lo dé; y el que no, que dé su persona para la defensa de nuestra causa” (El Correo de Cádiz, 19 de agosto de 1912). La apertura del curso 1912-1913 tuvo lugar en el colegio el domingo 6 de octubre, a las nueve de la mañana: “Por concesión especial se permitió a los alumnos, el salir este día para que pudieran asistir con sus padres o encargados a la corrida de toros” (El Eco Portuense, 13 de octubre de 1912). El rey Alfonso XIII iba a presidir esta “corrida regia” organizada en conmemoración del centenario de la Constitución de Cádiz, si bien el monarca no estuvo finalmente presente debido al luto por la muerte de su hermana la infanta doña María Teresa de Borbón. Ingresa ahora interno el niño sevillano Eduardo Llosent Marañón (1902-1969), que permanecerá en el colegio hasta al menos 1915, finalizando el bachillerato en su ciudad natal. Futuro escritor, poeta, crítico de arte y periodista, Eduardo Llosent será en junio de 1926 uno de los fundadores y director de Mediodía, revista literaria en la que colaborarán, entre otros muchos, Juan Ramón Jiménez, Fernando Villalón, Manuel Halcón y Rafael Alberti. En ese mismo año había publicado Llosent versos en la Revista del Ateneo (Jerez de la Frontera) y también encontraremos colaboraciones suyas en la revista gaditana Isla, entre 1938 y 1940.32 En el caso de que Llosent se incorporara puntualmente al internado, disfrutaría el viernes 25 de octubre en Sanlúcar del día de campo concedido por el rector Velasco. Esa misma semana había comenzado a regir una nueva distribución horaria, “habiendo cuatro horas de clases diarias, alternadas con las horas de estudio” (El Eco Portuense, 27 de octubre de 1912). El 12 de noviembre, el P. Abreu interrumpió la cena de los alumnos para comunicarles el asesinato -esa misma mañana- del presidente Canalejas, víctima de un atentado anarquista. Luego, puestos todos en pie, rezaron por su alma. Jesús Pabón reflexionará sobre los hechos en el prólogo al libro de Diego Sevilla Canalejas (1956): De una parte, Canalejas, el terrible hombre de izquierda, el gobernante que encarnaba y obedecía al desorden, había caído por obra del anarquismo. Algo no era correcto en mi opinión infantil sobre él. Por otra parte, la Iglesia, sin duda combatida por Canalejas durante su vida, ante su muerte me enseñaba a rezar por él: toda la Iglesia estaba, para mí, en la plegaria del Padre Abreu. (…). Transcurrieron los años y los años. Hablé con familiares, con amigos y con partidarios de Canalejas. Estudié lo que él escribió, dijo e hizo, y cuanto se escribió sobre su vida y sobre su obra. Guiado siempre e invariablemente por las dos verdades que el Padre Prefecto del Colegio del Puerto me enseñó con ocasión de su muerte: le había asesinado la 101

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anarquía; y yo debía rezar por él, ejercitar la caridad al recordarle. (ap. Rodríguez Caparrini, 2012). Coincidiendo con la festividad de la Inmaculada de ese año 1912, se celebra por la tarde en el nuevo salón de actos instalado a la derecha del vestíbulo un mitin de protesta contra las escuelas laicas organizado por el Padre ministro, Gabino Márquez (1871-1954), en el que interviene Jesús Pabón Suárez de Urbina, entre otros alumnos (id.). A continuación lee el prefecto Abreu la primera proclamación de dignidades del curso, siendo nombrado príncipe del colegio “el estudioso joven Don Alfonso Sancho y Peñasco [1896-1971]” (El Correo de Cádiz, 9 de diciembre de 1912). Su padre, el bodeguero Alfonso Sancho Mateos, será elegido vicepresidente de la junta de gobierno del Sindicato Agrícola que se constituye en el seno de la Asociación de Antiguos Alumnos a finales de ese mes de diciembre, en la que figuran además el abogado Juan Francisco Py Puyade (presidente), el conde de Osborne (cajero) y Guillermo de Alberti (secretario). El Lunes y Martes de Pascua de 1913 (24 y 25 de marzo) encontramos de nuevo al cardenal Almaraz en las solemnes fiestas religiosas y literarias que se celebran en el colegio (Zamora, 2013: 319-320). Tras visitar el colegio, el provincial Valera detecta algunas carencias, según se refleja en su memorial de 9 de junio: “Urgir el estudio y fomentar el amor y afición hacia él. Se nota falta de sólida piedad en los niños (...) es necesario ir acortando los actos exteriores que detienen a los alumnos en la capilla largo tiempo y los cansan; insistir más en la formación interior del espíritu de fe y santo temor de Dios, de amor al vencimiento y al trabajo, de celo en el cumplimiento del deber, compostura en la capilla (...)” (ap. Molina García, 2008: 122). En el curso 1913-1914 tenemos una comunidad jesuita de 28 miembros (tres menos que el anterior), mientras que el número de alumnos aumenta en 31 y alcanza los 233 (210 internos y 23 externos). Viene destinado de nuevo el veterano P. Fernando Cermeño, que dirigirá la conferencia de San Vicente de Paúl. El P. Manuel Abreu asume el cargo de Padre espiritual que desempeñaba Mariano Ayala, quien a su vez le sustituye como prefecto. Manuel Halcón, que está ahora en tercero de bachillerato, tiene como profesor de Latín al jesuita peruano Gustavo Salaverry (1885-1925), a quien describe en Los Dueñas (1956) -su novela más autobiográfica- como “terror de los alumnos”. En su misma clase encontramos al jerezano Julián Pemartín Sanjuán (1901-1966), que ingresa ahora y termina el bachillerato en el curso 1916-1917. Nieto de uno de los primeros accionistas del colegio, Julián Pemartín publicará esporádicamente poemas en la Revista del Ateneo de su ciudad natal, entre 1927 y 1933. Aunque gran parte de su producción poética permanece inédita, Pemartín llegó a publicar los libros Diez décimas y otros versos de circunstancias (Madrid, 1951) y Mi aportación lírica a la Fiesta de la Vendimia Jerezana (Jerez de la Frontera, 1955), así como el pliego -ilustrado por Teodoro MicianoAleluyas del Vino de Jerez (Jerez de la Frontera, 1957). Antes había aportado a la literatura infantil el cuento Garbancito de la Mancha (Madrid: Saturnino Calleja, s. f., c. 1943), obra en la que se basa la película del mismo título que se estrenará en Barcelona en 1945 y que constituye el primer largometraje europeo en color de dibujos animados.33 Es también a principios de octubre de 1913 cuando ingresa en primero de bachillerato -como externo- el que luego será famoso poeta de El 102

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Puerto de Santa María, Rafael Alberti Merello (1902-1999), quien durante el curso 1916-1917 interrumpirá sus estudios en San Luis Gonzaga para trasladarse con su familia a Madrid. Los testimonios de Alberti sobre el colegio y sobre los jesuitas que lo dirigían en sus tiempos de estudiante son contradictorios. Si en el excelente “Retorno de los días colegiales” (Retornos de lo vivo lejano, 1943-1953) volvía su mirada nostálgica hacia su niñez perdida y en la última etapa de su vida afirmaba que “yo soy un alumno modelo y gracias a ellos [los jesuitas] soy lo que soy” (ap. Castro, 1994: 22), que “le tengo un grandísimo afecto al colegio” (ap. Molina García, 2008: 127), o también que “me alegro de haber pasado por el colegio” (Mateo, 1996: 22), la imagen global que nos formamos del colegio portuense y de la Compañía de Jesús en el amargo poema “Colegio (S.J.)” (De un momento a otro, 1934-1939)34 o en La arboleda perdida es francamente mala. En el libro primero (1902-1917) de estas memorias, publicado en México en 1942, afirma Alberti que en el colegio “tuve que soportar, junto a ocios y rabonas reveladores, humillaciones y amarguras que hoy todavía me escuecen” (Alberti, 1978: 33) y que “no aprendí casi nada durante cerca de cuatro años de externado” (ib., 37). En su estudio pionero Rafael Alberti, entre la tradición y la vanguardia (1977), el también poeta portuense José Luis Tejada distingue dos fases, de aproximadamente dos cursos cada una, de “un estudiante desigual”: durante los dos primeros años de bachillerato (1913-1915), Rafael Alberti “fue un buen estudiante, aplicado, piadoso, puntual y correcto” (Tejada, 1977: 24). Fue admitido en la congregación de San Luis -no en la de San Estanislao, como dice en La arboleda perdida- el 21 de febrero de 1914 (Castro, 1994: 55). Pero a partir del tercer curso, ya con trece años y en el crítico despertar de una precoz adolescencia, Rafael se va rebelando, tomándole el gusto a las “rabonas” (…), al dorado refugio de las dunas que separan la playa de la Puntilla de un denso bosque de pinos piñoneros, a las primeras experiencias eróticas, a las torpes “corridas” de vacas y becerros en el ejido de su tío, a sustituir, en fin, (…), el “Colegio del Puerto” por ese otro colegio del puerto, con minúsculas; a cambiar el estudio por el juego prohibido o peligroso, la inocencia por la malicia, la disciplina por la más desenfrenada libertad”. (Tejada, 1977: 24-25). José Luis Tejada llega a la conclusión de que la supuesta expulsión de Alberti de San Luis Gonzaga, a la que el poeta se refiere dramáticamente en sus memorias (Alberti, 1978: 82-84), acaso “fue más fingida que real, convenida entre el colegio y la familia con la intención de impresionar al niño. De cualquier modo, no hubiera podido terminar allí su cuarto curso” (Tejada, 1977: 30). Por su parte, el jesuita Agustín Castro Merello afirma en el documentado libro sobre los años escolares de su pariente Rafael Alberti: “Toda la batería crítica religiosa albertiana tiene visos de ser, no las reminiscencias del niño que viviera una vida traumatizada, -social y religiosamente-, sino la proyección ideológica del hombre comprometido con su nueva ideología y militancia. Desde esta nueva posición parece que no pierde ocasión para combatir su antiguo mundo social y religioso, con una reiteración casi purificadora o justificante” (Castro, 1994: 99). Apelando a la verdad histórica, Manuel Revuelta (1998: 158) asegura: “No fue Alberti tan 103

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mal colegial como él dice. Ni su colegio fue tan tenebroso como nos lo pinta. Ni la polarización de internos y externos era tan maniquea como nos la describe”. Rafael Alberti obtendrá en 1925 el Premio Nacional de Literatura (al alimón con Gerardo Diego) por su Marinero en tierra. Como prólogo de casi todas las ediciones de esta obra ha figurado una famosa y alentadora carta de Juan Ramón Jiménez, fechada en Madrid el 31 de mayo de ese mismo año, dando su aprobación a las poesías incluidas en el libro (aún inédito), del que Juan Ramón imagina enviar ejemplares “al hermano enfermero del Colejio del Puerto, para que se lo lea al colejial mientras le corta unas sopas de pan y yerbabuena, viendo los dos Cádiz por todas las ventanas abiertas de la enfermería colgada de canarios cantando; al viejo de la abandonada Plaza de Toros vecina del Colejio, en cuyo ruedo sembrado de trigo, daba, los domingos de invierno, el sol solitario de aquel modo” (ap. Martínez Alfonso, 1962: 165). Le impresionó tanto a Alberti la visita que hizo a Juan Ramón Jiménez en la “sola azotea” de su casa madrileña, un día antes de que éste le dirigiera la halagadora carta que hemos mencionado, que 20 años más tarde le inspiró el poema titulado “Retornos de un día de cumpleaños”, del que reproducimos algunos versos: “Le llevaba también / tardes de su colegio, / horas tristes de estudio, / mapas coloreados, / azul niño de atlas, / pizarras melancólicas, / blancas del sufrimiento de los números”. A la identidad poética que hermanaba a Juan Ramón y a Alberti, “venía a sumarse una nueva identidad: la de haberse sentido niños cautivos de una misma disciplina y atisbadores curiosos, a través de cualquier amplio ventanal del enorme edificio, de un mundo de color y libertad que los circundaba” (ib., 164). Una complicidad similar se estableció entre Rafael Alberti y Fernando Villalón. En el libro segundo (1917-1931) de La arboleda perdida cuenta Alberti como, nada más conocerse ambos en Sevilla, en 1927, “nos marchamos, sin más preparativos, en un absurdo automovilillo que el propio Villalón guiaba, al Puerto de Santa María, en visita al colegio de San Luis Gonzaga, mi colegio, y suyo también, veinte años antes, con Juan Ramón Jiménez como condiscípulo” (Alberti, 1978: 243-244). Una de las primeras cosas que hizo Rafael Alberti al retornar a El Puerto en mayo de 1977, tras casi 40 años de exilio, fue visitar su “viejo y queridísimo” colegio de San Luis, estampando una dedicatoria al rector P. Luis Conradi (1924-2011) en el tomo de sus Obras Completas, que él mismo había regalado al colegio (Castro, 1994: 87). Retomamos nuestro relato mencionando la distribución final de premios del curso 1913-1914, que tiene lugar el domingo 7 de junio. Uno de los alumnos más galardonados fue Julián Pemartín Sanjuán, merecedor de la calificación de sobresaliente en todas las asignaturas de tercer año (segunda división). Eduardo Llosent Marañón, estudiante de segundo año (tercera división), recibe un segundo premio en Religión, mientras que Rafael Alberti obtiene tres accésits en su primer año de bachillerato: en Geografía General y de Europa, en Religión y en Nociones de Aritmética y Geometría (El Eco Portuense, 11 y 18 de junio de 1914). Uno de los internos recordados por Alberti en La arboleda perdida es precisamente Eduardo Llosent, “siempre con camisas flamantes y corbatas deslumbradoras” (Alberti, 1978: 39). El 25 de agosto se celebran en la iglesia de San Francisco solemnes funerales por el Padre general de la Compañía Francisco Javier Wernz, fallecido el 19 de ese mes, un día antes de la muerte del papa Pío X. Los Padres de la comunidad 104

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jesuita de El Puerto asisten a las honras fúnebres por el difunto papa, que tienen lugar en la Iglesia Mayor Prioral el 31 de agosto (El Eco Portuense, 27 de agosto y 3 de septiembre de 1914). En el curso 1914-1915, el último del P. Velasco como rector, se cumplían dos aniversarios: el centenario de la restauración de la Compañía de Jesús y los 50 años de la fundación del colegio. Aunque durante el verano de 1914 -en el que estalla la Primera Guerra Mundial- se tienen reuniones preparatorias para celebrar las bodas de oro, previstas para los días 19-21 de diciembre, finalmente se decide cancelarlas “por las circunstancias de la actual guerra” (El Eco Portuense, 22 de octubre de 1914). Al ser destinado a la residencia de Jerez el P. Abreu, asume el cargo de prefecto espiritual de los alumnos el P. Francisco Lirola (1866-1928). Hay 31 jesuitas en la comunidad, aumentando también el número de alumnos hasta los 260 (Castro, 1994: 307). Uno de los 230 internos es el niño de 11 años Pedro Pérez Clotet (1902-1966), natural de Villaluenga del Rosario (Cádiz), que es admitido una vez que ha aprobado -24 de septiembre de 1914- el examen de ingreso en el Instituto de Jerez. Poeta perteneciente a la Generación del 27, Pérez Clotet publicará en 1929, en Málaga, su primer libro de poemas (Signo del Alba) y tres años más tarde creará la revista Isla (Cádiz, 1932-1936; Jerez, 1937-1940), en la que colaborarán destacados poetas -entre ellos los antiguos alumnos Fernando Villalón, Eduardo Llosent y Manuel Rojas-Marcos Lobo-, “lo que la convierte en uno de los cauces de difusión e intercomunicación poética más importante de la década de los treinta” (García Tejera, 1999: 298).35 Pérez Clotet sobresalió por su piedad y su bondad durante su estancia en el colegio, que se prolonga hasta que acaba el bachillerato en el curso 1919-1920. El profesor José Antonio Hernández Guerrero (2003: 11-12) ha escrito: “El padre [Mariano] Ayala, prefecto del colegio, se desplazó a Villaluenga para proponer a su padre el ingreso de Pedro en el Noviciado Jesuita, pero éste, con sencillez y con claridad, después de haber reflexionado detenidamente, respondió: «Estoy decidido a ser un cristiano consciente y responsable, pero no siento vocación de sacerdote ni me considero capaz para entregarme a la vida religiosa»”. En la proclamación de dignidades del domingo 6 de diciembre de 1914 resulta elegido príncipe del colegio Luis Gordillo Díaz (futuro jesuita, asesinado en Málaga el 23 de julio de 1936), mientras que Pedro Pérez Clotet es -junto con Pedro Núñez de Prado Bustillo- uno de los depositarios de la tercera división. Antes se había celebrado un acto dedicado “A la santa memoria de Pío X”, en el que un grupo de alumnos representa las obras cortas “Una venganza de Sarto” y “El poder de la infancia” (El Eco Portuense, 10 de diciembre de 1914). La primera obrita era original del P. Alberto Risco (1873-1937), escritor y profesor de Literatura y de Geografía de España. Es probable que Julián Pemartín Sanjuán, discípulo del P. Risco en la asignatura de Preceptiva (cuarto año), vea ahora publicado su primer soneto, “A Jerez en la Batalla de los Cueros”, que aparece en la edición de El Eco Portuense de 24 de diciembre de 1914. Por una carta del P. Ayala, fechada dos días antes, sabemos que se han hecho algunas reformas en el edificio: los arcos del corredor de entrada al colegio se han cubierto con cristaleras y se han alicatado las paredes, que aparecen adornadas con bustos de los Reyes Católicos, Felipe II, el Gran Capitán y el cardenal Cisneros, así como con grabados 105

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de Rafael y fotografías de grupos de alumnos de distintas épocas. En cada una de las 12 columnas que sostienen los arcos se han colocado cuadros con vistas de otros tantos colegios de la orden en España. Se han pintado los dormitorios del convictorio y sustituido, además, todas las camas y mesas de noche. También disponen los alumnos de la segunda y tercera división de dos nuevos locales con capacidad para 30 bicicletas cada uno, mientras que los de la primera división disfrutan de un salón de billar recientemente ornamentado (Molina García, 2008: 123). Tenemos noticias del “día de campo” concedido por el rector una semana después de la vuelta de las vacaciones de Navidad, el 18 de enero de 1915, cuando los alumnos “fueron a Jerez, visitando las importantes bodegas de los señores González Byass y C.ª y de don Pedro Domecq, siendo en ambas espléndidamente obsequiados” (El Eco Portuense, 21 de enero de 1915). Justo tres meses después, presididas por el cardenal arzobispo de Sevilla, Enrique Almaraz, se celebran solemnes fiestas religiosas y un acto literario-musical para la entronización, en el salón de visitas, de la imagen del Sagrado Corazón de Jesús. Ese domingo 18 de abril son confirmadas las dignidades de Luis Gordillo (príncipe) y de Pedro Pérez Clotet (depositario), mientras que Rafael Alberti es proclamado jefe de filas. La crónica de los actos que escribió el alumno ursaonense Cristóbal Govantes Peñalver, subrigadier de la segunda división, se publicó en la revista intercolegial Páginas Escolares (Gijón, junio de 1915), donde podemos leer: “Rezó las oraciones que en tal solemnidad se acostumbran, su Eminencia, y nos habló con crecido afecto, diciéndonos, en resumen, que la entronización del Sagrado Corazón en el Colegio significa la entronización del mismo en cada uno de nuestros corazones”. Tras realizar la visita al colegio la semana posterior a la entronización, el provincial José María Valera observó (25 de abril): “Noto desorden general y falta de disciplina tanto entre los nuestros como entre los niños. Póngase remedio tanto en el vestido como en la ‘escandalosa’ comida. Y que los alumnos se acuesten a tiempo” (ap. Molina García, 2008: 124). Estas apreciaciones no impidieron que los alumnos disfrutaran el 28 de abril del día de campo concedido por el cardenal Almaraz, “yendo unas divisiones a Utrera y otras a Jerez y Puerto Real” (El Eco Portuense, 29 de abril de 1915). Entre los alumnos que resultan premiados en la distribución del 8 de junio encontramos a Julián Pemartín Sanjuán, de la segunda división (Conducta: segundo premio. Aprovechamiento: Academia de Religión, accésit; Religión, segundo premio; Preceptiva y Composición, accésit; Álgebra y Trigonometría, accésit); Pedro Pérez Clotet, de la tercera (Premio de excelencia. Aprovechamiento: Religión, primer premio; Lengua Castellana, primer premio; Geografía General y de Europa, primer premio; Nociones de Aritmética y geometría, primer premio; Caligrafía, accésit) y Rafael Alberti Merello, división de externos (Premio de conducta. Aprovechamiento: Religión, segundo premio). El 5 de agosto de 1915 fallece en el colegio, con 79 años de edad, el P. Antonio Labrador, curtido misionero llegado a El Puerto desde México en 1912 como espiritual de la comunidad jesuita, visitador del penal y director de la Asociación Auxiliadora de Enfermos Pobres y de la congregación de la Buena Muerte.

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14. RECTORADO DEL P. RAIMUNDO ZAMARRIPA, 1915-1916 Solo durante un curso -20 de septiembre de 1915 a 20 de julio de 1916ejerce el P. Raimundo Zamarripa (1868-1953) como rector del colegio portuense. Recordado por Alberti (1978: 38), en una de sus descripciones más amables, como “vasco rojizo, larguirucho y helado, cortante y temible como una espada negra, aparecida siempre en los momentos menos deseables”, el P. Zamarripa venía de desempeñar el cargo de rector y maestro de novicios en Granada. El P. Mariano Ayala es destinado a Madrid, sustituyéndole como prefecto el P. José Carretero (1872-1951). El número total de alumnos baja hasta los 235, de los que 205 son internos. Ingresa este curso el sevillano Rafael de León Arias de Saavedra (19081982), primogénito de los diez hijos que tuvieron el antiguo alumno José María León Manjón (1879-1942) -séptimo marqués del Valle de la Reina- y María Justa Arias de Saavedra Pérez de Vargas (1883-1951), octava condesa de Gómara. Rafael de León será conocido sobre todo como letrista de coplas tan populares como “Rocío” (1933), “María de la O” (1933), “Ojos verdes” (1935), “¡Ay, Maricruz” (1936), “Tatuaje” (1941), “La Zarzamora” (1947) o “¡Ay, pena, penita!” (1952), entre otras muchas que escribió solo o en colaboración. De él ha dicho Antonio Burgos (2005: 51) que “dignificó literariamente la canción andaluza, llevándola a cotas de calidad y perfección insuperables. Hay un antes y un después de Rafael de León en la canción”. Su obra poética para ser leída se concentra en el libro Pena y alegría del amor (Madrid, 1941), seguido por Jardín de papel (Barcelona, 1943) y Simple idea (Málaga, 1959). La estancia de Rafael de León en el colegio es intermitente, pues tras el curso 1915-1916 se ausentará varios años, para volver en 1919-1920 y, de nuevo, en 1923-1924. Según Acosta, Gómez y Jiménez (1997: 21), en 1920 pasó al externado jesuita de Villasís (Sevilla), estuvo en el de San Estanislao de Málaga y después en el de los salesianos de Utrera, donde concluyó el bachillerato. Algo mayor que Rafael de León era el portuense Juan Modesto Guilloto León (1906-1969), alumno externo de primero de bachillerato en 1915-1916. Domiciliado en el n.º 9 de la calle Cantarería, Guilloto era el mayor de los ocho hijos que tuvieron el arrumbador Benito Guilloto Vaca y Milagros León Obregón, costurera. Juan Modesto Guilloto, más conocido por “Modesto”, será militante comunista y líder militar del Ejército Popular Republicano durante la Guerra Civil Española (Negrín le ascendió a general en marzo de 1939). Lo incluimos en nuestro elenco de escritores como autor de diversas publicaciones, entre las que sobresale su libro de memorias Soy del Quinto Regimiento (París, 1969), subtitulado Notas de la Guerra Española. Sobre su estancia de dos cursos incompletos en San Luis Gonzaga escribió Modesto en estas memorias: Me ahogaba en el colegio, no obstante lo espacioso de sus instalaciones. Me sentía en un mundo feo y triste comparado con mi mundo interior y anterior. Ese ambiente, las pesadas ceremonias religiosas a que debíamos asistir, el desencanto de que todo lo que se presenta como divino, incluso lo que se dice sagrado, es obra de los humanos mayores y niños, como veo y palpo: el ayudar a misa que hacíamos obligatoriamente por turno todos, me dejó tan ahíto, que desde que salí del colegio nunca 107

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más frecuenté la iglesia ni asistí a ningún acto religioso. Sin desgarraduras ni fanfarronería, a los 11 años me hice indiferente. (ap. Martínez Mairena, 2001: 126).

En la primera semana de diciembre visita el colegio el nuevo provincial de Toledo (1915-1919), P. José María Gálvez, que llegó acompañado por su socio el P. Velasco, anterior rector (El Eco Portuense, 7 de diciembre de 1915). Por su parte, el alumno de segundo de bachillerato Pedro Pérez Clotet pertenece ahora a la junta directiva de la congregación de San Estanislao -es elegido secretario de la misma el día de la Inmaculada de 1915- y también es celador del Apostolado de la Oración, que dirige el P. Francisco Gómez. En este curso parece aflorar la vocación literaria de Manuel Halcón, a quien le producía “una emoción más intensa aún que los versos” (Ruiz Copete, 1973: 54) la novela de Pedro A. de Alarcón El final de Norma, que el P. Alberto Risco les leía por capítulos en la clase de Literatura. También situaremos en este contexto la narración de Halcón “El pecado insepulto” (1959), que tiene como protagonistas a sus condiscípulos en la clase de Física del “inefable anciano” P. Plácido Hurtado (1849-1932), entre ellos a “tres P señeras” de la segunda división: Jesús Pabón, Julián Pemartín y Joaquín María Peñuela (1902-1969): “Peñuela había de llegar a príncipe del Colegio [1916-1917], la más alta dignidad del alumnado, y a continuación ingresaría en la Compañía de Jesús, donde brilla sin alarde por su mucho saber en materia de lenguas orientales. Y bien, el futuro P. Peñuela, allí estaba de rodillas, como yo, el más desaplicado de la clase” (Halcón, 1959: 58). Los alumnos de segundo año dedican la concertación de Geografía de España del 30 de marzo de 1916 al provincial Gálvez (Zamora, 2013: CD Anexos). Con toda probabilidad destacaría en este acto Pedro Pérez Clotet, quien en la distribución de premios de final de curso obtendrá segundo premio tanto en la asignatura mencionada como en Aritmética, además de primeros premios en Religión, Latín y Solfeo, concediéndosele además uno de los diez premios de excelencia. El palmarés de Julián Pemartín Sanjuán, alumno de quinto año, consistió en dos premios de aprovechamiento (accésits): en Academia de Religión y en Psicología y Lógica. Sale ahora del colegio el sevillano Francisco Javier Sánchez-Dalp Marañón (1900-1982), que será polifacético artista, cultivador de la pintura al óleo, la aguada, el aguafuerte, la escultura, la pintura decorativa y la ilustración (Rodríguez Caparrini, 2006: 67). 15. RECTORADO DEL P. MARTÍN MENDOZA, 1916-1920 El jesuita burgalés Martín Mendoza (1867-1933), antiguo prefecto del colegio en el curso 1902-1903, toma posesión como rector el 20 de julio de 1916. Venía de ejercer este último cargo (1911-1916) en el colegio de San Calixto (La Paz, Bolivia) y anteriormente (1904-1910) había desempeñado con acierto el rectorado en el internado de Málaga. Entre los 32 componentes de la comunidad encontramos al P. Francisco Javier Maruri Orueta (1880-1954), que se incorpora como prefecto de disciplina y secretario, y al P. Salustiano Legórburu (1862-1943), que lo hace como espiritual de los alumnos. Es difícil precisar el número total de alumnos en 108

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este curso 1916-1917: mientras que Agustín Castro (1994: 307) da la cifra de 160 y Leonardo Molina (2008: 124) la de 215, Manuel Revuelta (1998: 42) la eleva hasta los 240, de los que 210 son internos. En cualquier caso, este será el último año de permanencia en el colegio de Manuel Halcón, Julián Pemartín, Rafael Alberti y Juan Modesto Guilloto. En el curso siguiente -1917-1918- se renuevan los cargos de prefecto de disciplina y de espiritual de los alumnos, que pasan a desempeñar los PP. Francisco Gutiérrez (1882-1945) e Ignacio Zurbano (1881-1965), respectivamente. En el claustro de profesores encontramos a los seglares Esteban Fernández Yáñez (Ortografía), Eleuterio Legarra (Música) y Antonio Pizarro Montaño (Gimnasia). El Sr. Legarra era profesor de música del colegio desde al menos el curso 1904-1905 -sucedió al Sr. Mendiola- y ya en 1908 impartía la asignatura de Gimnasia el Sr. Pizarro. Éste fue el profesor que tuvo Rafael Alberti, quien recordaba al final de su vida la importancia que se daba a los deportes en San Luis Gonzaga: “Los jesuitas cuidaban mucho de nuestra preparación física. No creas que sólo era rezar, aunque rezábamos muchísimo. Teníamos un gimnasio muy grande que, según me contaron, más tarde desapareció. Practicábamos muchos deportes: fútbol, tenis, jockey, patinaje. También daban clases de esgrima, algo que añadía a la educación física cierta variedad. Además, se organizaban carreras de bicicletas, de caballos ... Pero a mí lo que más me gustaba era patinar en aquel magnífico patio, tan amplio” (Mateo, 1996: 23). El 2 de abril de 1918 -Martes de Pascua- los alumnos de sexto año protagonizan una academia de Química Orgánica bajo la dirección del rector Mendoza, profesor de la asignatura. Ocupan la presidencia José González Billón († 1946), director de la Escuela Naval Militar de San Fernando (Cádiz), y el subdirector Juan Cervera Valderrama (1870-1952), con otros dos profesores de la escuela. En la segunda proclamación de dignidades resulta reelegido príncipe del colegio el cordobés Antonio C. Herruzo Martos. El domingo 14 de abril serán los alumnos de sexto los que se desplacen en tren al establecimiento militar de San Fernando con el escolar jesuita Raimundo Bautista, invitados a la jura de bandera que se celebró ese día. El interno Francisco Villanueva Gómez, que escribió la crónica de la jornada para Páginas Escolares (junio de 1918), recuerda: “Se dio fin al solemne acto de la jura con un vistoso desfile y nosotros marchamos poco después a la morada del Sr. Subdirector, donde almorzamos, siendo objetos de las más delicadas atenciones”. El 1 de junio comienzan en el colegio los exámenes de fin de curso, trasladándose para tal fin nueve catedráticos del Instituto General y Técnico de Jerez (El Guadalete, 1 de junio de 1918). El provincial Gálvez no observa deficiencias graves en la visita que realiza del 8 al 16 de junio, aunque sí advierte en su memorial contra la “inmoralidad en la conversaciones, la insubordinación y la falta de piedad en los actos religiosos” (ap. Molina García, 2008: 125). El comienzo del curso 1918-1919 es anómalo debido a la epidemia de “gripe española” que afecta a la ciudad de El Puerto, obligando al rector a cerrar provisionalmente el colegio -como medida preventiva- a finales de octubre (Revista Portuense, 25 de octubre de 1918). Aunque el curso se reanuda el 10 de enero de 1919, la epidemia no se dará por terminada hasta principios de febrero (Herrera, 1996: 50), cuando encontramos a uno de los sacerdotes de la comunidad jesuita, el P. Francisco Meseguer (1870-1933), predicando en la Prioral durante la función 109

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religiosa en señal de acción de gracias. Ha ingresado ahora en segundo de bachillerato (tercera división) el jerezano Juan Miguel Pomar García (1908-1984). Poeta como su amigo y compañero Pedro Pérez Clotet, Juan Miguel Pomar escribirá Esbozos líricos (Jerez, 1927), Policromías (Málaga, 1930) y Reflejos (Málaga, 1932, con prosas de Ramón de Rato). Publicará versos en la Revista del Ateneo de Jerez (1926) y en el primer número de la revista jerezana Cauces (junio de 1936). Será uno de los académicos fundadores de la de San Dionisio de Jerez. El nuevo provincial de Toledo, P. Juan Cañete (1862-1945), hace su visita al colegio del 5 al 16 de julio de 1919, recomendando: (…) todos trabajen con gran empeño en infundir en estos niños el espíritu de sólida piedad en todos los actos religiosos (...) este es el fin principal de los colegios (...) inculque, sobre todo el P. Espiritual, horror al pecado, la práctica de las virtudes en especial de la pureza y el trabajo, la devoción al Corazón de Jesús y a la Virgen (...) apoyar muy especialmente la congregación mariana (...) enseñen la [asignatura de] Religión que esta materia es principalísima entre las que se enseñan en el colegio”. (ap. Molina García, 2008: 130). Pomar permanece en el colegio hasta la conclusión del curso 1919-1920, en el que ha tenido lugar un nuevo cambio en la prefectura de disciplina, cargo desempeñado por el P. Isidoro Grech (1879-1966), mientras que el P. Meseguer ha sustituido al P. Zurbano como espiritual de los alumnos. Entre los escolares jesuitas se encuentra el vasco Valerio Dacoba (1869-1943), ayudante del prefecto de externos. La pensión anual que debían pagar los internos ha subido en 1919 a 1.100 pesetas, mientras que a los mediopensionistas se les cobra 87 pesetas mensuales. Los externos de preparatoria abonaban 15 pesetas al mes y 20 los de segunda enseñanza: “Se añade que los externos podían quedarse a desayunar en el colegio abonando 12 ptas. mensuales” (Castro, 1994: 72). El Carnaval de 1920 se celebra desde el domingo 15 al martes 17 de febrero con sesiones de cine, funciones de teatro y kermeses (Zamora, 2013: CD Anexos). Hay nuevas recomendaciones del P. Cañete tras la visita que realiza del 15 al 23 de mayo de 1920, en el sentido de que “se atienda más a nuestros criados, tratándolos como a parte de nuestra familia, instruyéndolos cristianamente, animándoles a los sacramentos y dándoles un sueldo tal que cubra holgadamente sus necesidades dadas las circunstancia presentes” (ap. Molina García, 2008: 131). 16. RECTORADO DEL P. NICOLÁS CAMPOS DE TORREBLANCA, 1920-1924. CIERRE DEL COLEGIO Llegamos así a la etapa final de la segunda época del colegio de San Luis Gonzaga. El P. Nicolás Campos de Torreblanca (1881-1963) -hijo de Antonio Campos Garín (1842-1896), presidente de la sociedad constructora del colegio de San Estanislao de Málaga- toma posesión como rector el 30 de octubre de 1920. Durante estos cuatro cursos (1920-1924) hubo una media de 17 jesuitas trabajando en el colegio -muchos menos de los 40 que tuvo en el primer quinquenio del siglo110

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y la media total de alumnos descendió a 150 (entre 1921 y 1924). Ya en agosto de 1920, el P. Martín Mendoza había remitido a los padres de familia una circular en la que informaba de que, debido a la escasez de personal jesuita, en adelante solo se admitirían alumnos de instrucción primaria (preparatoria) y de primer año de bachillerato, “dejando suprimidos hasta nuevo acuerdo todos los demás” (Revista Portuense, 22 de julio de 1924). El 13 de abril de 1921, los alumnos de preparatoria protagonizan una concertación que dedican “Al Glorioso Patriarca San José, en el año quincuagésimo de su proclamación por Patrono de la Iglesia Universal”, con el correspondiente desafío entre los bandos de Roma y Cartago. Después tiene lugar la segunda proclamación de dignidades (Zamora, 2013: CD Anexos). Del P. Nicolás Campos parte la idea de consagrar la ciudad al Sagrado Corazón de Jesús y levantar un monumento conmemorativo, para lo cual solicita -y obtienea principios de abril de 1922 el apoyo del alcalde (Manuel Ruiz Calderón) y del arcipreste (Francisco Núñez Galván). El director del Apostolado y espiritual de los alumnos es ahora el P. Jesús María de la Mata (1879-1949). También consigue el rector Campos de Torreblanca revitalizar el antiguo Centro Católico Obrero, rebautizado ahora “Sindicato Católico de Oficios Varios”, que cuenta con más de 200 obreros y muchos patronos. Los alumnos han observado en general buen comportamiento, por lo que se les recompensa con un día de campo y una sesión cinematográfica (Molina García, 2008: 135). El diario católico madrileño El Siglo Futuro, bajo el epígrafe “Colegio de San Luis Gonzaga del Puerto de Santa María (Cádiz)”, inserta en su edición de 1 de junio de 1922 el siguiente suelto: Siendo este Colegio de la Compañía de Jesús uno de los más acreditados de España por su antigüedad, situación, higiene y grandiosidad, y por haberse formado en él gran parte de la nobleza andaluza, y deseando muchas familias de antiguos colegiales saber si se restablecen los cursos hace dos años suprimidos, nos hemos puesto al habla con su Rector, quien nos ha manifestado, que el próximo curso habrá, en tan acreditado establecimiento, además de Preparatoria, los años primero, segundo y tercero del Bachillerato, pudiéndose presumir que el número de alumnos se aproximará mucho al que tuvo en tiempos pasados, cuando estaban los cursos completos. Y no sólo a las familias de los antiguos alumnos, sino a todas las que quieran que sus hijos reciban una sólida y esmerada formación, les recomendamos este establecimiento de enseñanza de los mejores montados que tiene la Compañía de Jesús en España. En ese mismo mes de junio, durante su visita a la diócesis, se aloja en el colegio Eustaquio Ilundain Esteban (1862-1937), arzobispo de Sevilla (Revista Portuense, 22 de junio de 1922). Tras varios años de ausencia, en el curso 1922-1923 regresa al colegio el P. Francisco Javier Maruri, esta vez como espiritual de los alumnos. Se reincorpora el ex rector Francisco Socorro, con el cargo de Padre espiritual de la comunidad jesuita, a la vez que dirige el Apostolado de la Oración, la congregación de las Hijas de María (establecida en el colegio de las carmelitas) y el Sindicato 111

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Católico. Hay ahora diez profesores seglares, mientras que la suma de sacerdotes y escolares jesuitas es nada más que nueve. Los alumnos reciben 15 o 16 horas semanales de clase, todo lo más 21 (Molina García, 2008: 132). En septiembre de 1922 ingresa interno el niño Joaquín Valdés Sancho (Sevilla, 1914-Madrid, 1994), de padre sevillano -el antiguo alumno Joaquín Valdés Auñón, como ya dijimos- y madre portuense (Milagros Sancho Delgado, 1883-1927). Dada su corta edad, es asignado a la clase de instrucción primaria, en la que permanece también durante el curso 1923-1924, para terminar el bachillerato en el colegio de Villasís (Sevilla) en 1930. Licenciado en Derecho por la Universidad hispalense, Joaquín Valdés será aprendiz de poeta, tenaz periodista e importante editor.36 Con el seudónimo de “Jorge Villarín” publicó, entre otras obras, Guerra en España contra el judaísmo bolchevique. Crónica del frente (Cádiz, 1937), Abriles de España (Toledo, 1937; en colaboración con Miner Otamedi), la comedia La venta de Jeromo (Toledo, 1938; con Miner Otamendi), la novela La enfermera de Ondarroa (Sevilla, 1938) y De los ángeles (siete crónicas) (San Sebastián, 1938). El 21 de enero de 1923, domingo, se celebró en San Luis Gonzaga el brillante acto de nombramiento de “Príncipe de Honor del Colegio” de D. Carlos de Borbón y Orleáns (1908-1936),37 alumno entonces en el externado de Villasís. Era el hijo mayor de los infantes D. Carlos de Borbón Dos-Sicilias (1870-1949) -capitán general de Andalucía de 1921 a 1930- y D.ª Luisa de Orleáns (1882-1958).38 El joven príncipe -de 14 años- llegó ese día en tren desde Sevilla, acompañado por el comandante de Estado Mayor Joaquín Aramburu Luque, ayudante de campo del infante don Carlos. En la estación de ferrocarril le esperaban el rector Campos y algunos mandos militares. Se desplazan al colegio en el automóvil del conde de Osborne, siendo escoltados por varios alumnos montados en bicicletas, que formaban parte del flamante regimiento “Gonzaga”. El pergamino que recibió D. Carlos había sido decorado por Juan José Bottaro Palmer († 1970), artista y profesor entonces del colegio. En el patio central desfilaron un centenar de cadetes del regimiento Gonzaga. Hubo carreras de cintas, globos y títeres. La banda de música de Cádiz amenizó la merienda-cena, a la que asistieron los alumnos en mesitas colocadas alrededor de la Montaña Rusa, llamada entonces de San Ignacio (Molina García, 2008: 134). Despiden a don Carlos en la estación el rector y “el joven alumno, dignidad de Príncipe del Colegio, Sr. [Álvaro] Fernández de Castro y Cabeza” (Revista Portuense, 23 de enero de 1923). En el curso 1923-1924 se incorpora el P. Juan Blardony, que impartirá las asignaturas de Historia Universal y Lengua Castellana. Es ahora cuando ingresa interno en primero de bachillerato el sevillano Manuel Rojas-Marcos Lobo (19112000), uno de los 11 hijos del eminente jurista fallecido en enero de 1920 -a quien ya vimos participar en las fiestas colegiales de 1912- y de Ignacia Lobo Vergara († 1962). No es mucha la información que tenemos sobre la actividad de Manuel Rojas-Marcos como poeta, si bien sabemos que publicó poesías en -al menos- las revistas Isla (n.º 7-8, 1935), Mediodía y Nueva Poesía (Sevilla, 1935-1936). Ha sido admitido de nuevo en el colegio -como alumno de cuarto año de bachilleratoel sevillano Rafael de León Arias de Saavedra, que tiene ya 15 años. Con Jorge Marenco Figueroa, Luis Suárez Rodríguez y otros alumnos participa Rafael de 112

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León en la redacción de una revista literaria, “de cuyo contenido nada se conoce” (Suárez, 1997). El portuense Luis Suárez Rodríguez (1910-1977), condiscípulo de Rafael de León, es uno de los 31 externos que hay en el colegio en este curso previo a la clausura. Luis Suárez finalizará en 1931 la carrera de Derecho en Granada y se dedicará profesionalmente a la abogacía. En marzo de 1928 encontramos a Suárez Rodríguez como director artístico y colaborador de Ensayos, flamante “revista mensual ilustrada” de vida efímera (Guardiola, 1991: 28) que editaba en El Puerto -c/ Larga, 116- Gráficas Andaluzas (viuda de Luis Pérez Gutiérrez). Los periodistas José Piodela y Francisco Pérez Pastor eran, respectivamente, director gerente y director literario de esta publicación, en la que colaboran -entre otroslos antiguos alumnos Pedro Muñoz Seca y Rafael de León. Parte de la producción poética de Luis Suárez Rodríguez aparecerá publicada en la Revista Portuense, El Alcázar o en el órgano de Acción Católica en El Puerto de Santa María, Cruzados (1939-1969). Nada parecía indicar el inminente cierre del colegio cuando la Revista Portuense publica el viernes 30 de mayo de 1924 una crónica de los “brillantes” y “solemnes” actos de fin de curso celebrados el día anterior, consistentes en una velada literario-musical y distribución de premios. Son las seis de la tarde y en el abarrotado salón de visitas los alumnos y sus familias esperan la llegada de la presidencia, cuya entrada es saludada con la “Marche Lorraine” (Ganne), que ejecuta al piano el maestro Legarra. Además del rector Campos presiden el acto el alcalde (Alfonso Sancho Mateos), el Padre ministro (Francisco Gómez) y el delegado gubernativo (José Iribarren Jiménez, teniente coronel de Ingenieros). Concurren también los PP. Francisco Socorro, Miguel Martínez Ropero y Juan Lambertini. La distribución de premios comienza tras la intervención del dúo formado por los Sres. Victorino Elías (contralto) y Jerónimo Posadas (bajo). El Padre rector da lectura a la extensa lista de premiados por su conducta y aprovechamiento “a mayor gloria de Dios, para esplendor de las ciencias, cultura de las letras y honrosa memoria de los alumnos del Colegio de San Luis Gonzaga”. Es proclamado “Excelencia de honor” José Ramón Lorente Pellicer, de cuarto curso, obteniendo premios de excelencia los estudiantes de segundo curso Álvaro Fernández de Castro Cabeza y Luis Arroyo Aznar. Los tres son muy aplaudidos al ocupar sus respectivos puestos en la tribuna destinada al efecto. Se intercalan piezas musicales, interpretadas por el coro de seises del colegio. Entre los galardonados figuraban portuenses como Juan Bootello Campos, Luis Suárez Rodríguez, Manuel Rioja Barreda, Luis Cuvillo Sancho, Ramón Jiménez Loma, Luis Merello Álvarez-Campana, Jesús Merello Álvarez-Campana, Eligio Pastor Nimo o Juan Piury Quesada. El sevillano Joaquín Valdés Sancho se alza con un primer premio de conducta en la 1.ª sección de la clase de instrucción primaria, más un segundo premio en Catecismo. Por su parte, Luis Suárez Rodríguez obtiene también un primer premio de conducta en la división de externos, y además premios de aprovechamiento en las asignaturas de cuarto año Preceptiva (segundo premio), Historia Universal (accésit), Francés (segundo premio) y Dibujo Lineal (primer premio), así como un segundo premio en Latín de segundo, asignatura de tercer año de bachillerato (Revista Portuense, 31 de mayo y 1 de junio de 1924). Cierra el acto el alumno de in113

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strucción primaria Pedro de León Arias de Saavedra (1914-1938), hermano menor de Rafael, que declama la famosa poesía titulada “Despedida a la Virgen”, original del P. Julio Alarcón (1843-1924). El público se traslada después a la iglesia del colegio, donde tiene lugar un tedeum. Terminado éste se organiza una procesión de todos los alumnos, que portan veladores encendidos. El príncipe del colegio, José Ramón Lorente, lleva la bandera de la congregación. Otros niños portan los pasos de san Estanislao y de la Inmaculada. Entre el ruido de cohetes llegan las imágenes al patio central. La banda municipal ejecuta entonces la Marcha Real y se incorpora a la procesión en su recorrido hasta el jardín. Allí, ante la gruta de San Ignacio, se hace estación y se cantan unos villancicos de Eslava. Vuelven al patio por la galería opuesta. Nueva estación y cantos corales. De regreso en el templo, finaliza la ceremonia con el “Adiós a la Virgen”, “cantado con singular expresión por los tan repetidos coro y solistas” (Revista Portuense, 30 de mayo de 1924). Era, simbólicamente, el anuncio del cierre de San Luis Gonzaga. Efectivamente, el rector Nicolás Campos de Torreblanca hace pública dos meses después -21 de julio de 1924- la decisión de la Compañía de Jesús de clausurar el colegio como centro de segunda enseñanza: “Por disposición superior, queda suprimida para el próximo curso y siguientes, mientras que circunstancias menos adversas no aconsejan otra cosa, toda enseñanza relativa al Bachillerato en este Colegio de San Luis Gonzaga” (ib., 22 de julio de 1924). La Compañía alegaba motivos estrictamente coyunturales de escasez de personal docente debidamente formado y la necesidad de emplear el edificio para noviciado de la nueva provincia de Andalucía, que se crearía por decreto -31 de julio de 1924- del Padre general Wlodimiro Ledóchowski (1866-1942): “Renacía así en la Compañía restaurada la antigua provincia de Andalucía erigida en los tiempos mismos de S. Ignacio. El decreto ordenaba que la división comenzase a tener valor en la fiesta de la Asunción de la Virgen María” (García Gómez, 1974: 1). El Diario de Cádiz se lamentaba: “No pierde en importancia la residencia, pero ... ya no se verán los hoteles del Puerto de Santa María llenos de familias que acudían a las proclamaciones de dignidades, a las fiestas de fin de curso. La clausura del Colegio de Jesuitas ha de ser efemérides triste en el Puerto de Santa María” (ap. Revista Portuense, 25 de julio de 1924). Se produjo, como es lógico, un movimiento de resistencia por parte de la ciudad. En defensa de los intereses de la localidad, el antiguo alumno Alfonso Sancho Mateos (1858-1952) -alcalde de El Puerto desde solo tres meses antes- escribió en los primeros días de agosto un telegrama al P. Ledóchowski, que se encontraba entonces en el norte de España, rogándole que no se cerrase un colegio que “tanto honor da [a la] población y bien material a industrias y oficios” (ib., 9 de agosto de 1924). Tras la respuesta imprecisa del general de los jesuitas desde Comillas (10 de agosto), el alcalde le remite una carta en la que argumenta que la clausura del colegio, además del perjuicio para la economía local, significaría “restar ambiente de cultura a la ciudad; las familias pobres carecerán de Centro donde poder dar a sus hijos esa enseñanza cristiana y sólida en el saber, que dan los religiosos jesuitas a la juventud, con el sabio sistema de sus procedimientos educativos”, por lo que le pide que haga todo lo que esté en su mano para evitar el cierre (ib., 13 de agosto de 1924). Siguieron telegramas del Sr. Sancho al infante 114

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D. Carlos de Borbón (cuyo hijo era, recordemos, príncipe de honor del colegio), al presidente del Directorio -general Miguel Primo de Rivera- y a la reina madre D.ª María Cristina, solicitándoles su mediación para impedir la clausura. A esta iniciativa del alcalde se sumaron los padres de alumnos (25 de agosto) y, dos días después, la corporación municipal y los antiguos alumnos del colegio, además de la Revista Portuense, el Diario de Jerez y el Diario de Cádiz. De la respuesta del P. Ledóchowski al alcalde Alfonso Sancho, fechada en Madrid el 18 de septiembre de 1924 y publicada el 24 del mismo mes en la Revista Portuense, extraemos estos párrafos: La Clausura a la enseñanza del Bachillerato en el Colegio de San Luis Gonzaga de esa Ciudad obedece a causas que podríamos llamar de momento; ni podían ser de otro carácter. La falta de personal docente, motivada por la escasez muy sensible por cierto de vocaciones a la vida religiosa, ha sido la causa principal, por no decir la única, que ha motivado esa clausura. Es mi deseo, que no tengo que comunicar a los Superiores que he nombrado en la restablecida Provincia de Andalucía, por ver que son también los suyos, que una vez que con la ayuda Divina se modifiquen aquellas causas, se abran de nuevo las aulas a la juventud estudiosa de esa Noble Ciudad. Es tan profundo nuestro agradecido recuerdo y tan principal, como con tanta exactitud aduce V. E. en su comunicación, el puesto en nuestra historia, que se ha granjeado el Puerto de Santa María; que este nuestro deseo lo veremos felizmente realizado; y en ello tendré suma satisfacción. Esto será, Dios mediante, cuando, dentro de pocos años, los jóvenes que este año empezarán a habitar el Colegio de San Luis Gonzaga, se formen en virtud y Ciencia, y se encuentren en disposición de regentar Cátedras. Una promesa que no se pudo cumplir, pues, como es bien sabido, el Gobierno de la Segunda República que presidía Manuel Azaña decretó el 23 de enero de 1932 -basándose en el polémico artículo 26 de la Constitución de 1931- la disolución de la Compañía de Jesús en todo el territorio nacional y la incautación de sus bienes, que pasaban a propiedad del Estado para fines benéficos o docentes (Revuelta, 2004: 351-354). Tras ser incautado por el patronato constituido al efecto, el edificio de San Luis Gonzaga permanece cerrado hasta 1939,39 cuando vuelve a instalarse en él el noviciado y juniorado de la provincia de Andalucía. En 1962, después del traslado de la casa de formación a Córdoba, recupera su primitiva función como colegio.

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Cuadro n.º 1- Nómina parcial de alumnos escritores del colegio de San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María (1864-1924)

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El Colegio de San Luis Gonzaga de la Compañía de Jesús de El Puerto de Santa María (Cádiz): un recorrido histórico-literario (1864-1924)

NOTAS: 1 Profesor de Inglés del I.E.S. Santo Domingo, El Puerto de Santa María (Cádiz). Doctor por la Universidad de Cádiz. Miembro del Grupo de Estudios Históricos Esteban Boutelou (Universidad de Cádiz). 2 “Convenio con la Sociedad Fundadora del Colegio de San Luis”, Archivo Provincial Histórico de Toledo de la Compañía de Jesús (Alcalá de Henares), E-2: 5, legajo 774,5, folio 1. 3 Archivo Municipal de Puerto Real (Cádiz), legajo 134-2 (1864), expediente n.º 15, folio 1. 4 “Historia Domus” (traducción del original latino), Archivo Histórico del colegio de San Luis Gonzaga (El Puerto de Santa María), armario 1, balda 3, caja 3, folio 1. 5 Véase “Lista de los alumnos del colegio de San Luis Gonzaga en Puerto Real durante el curso 18641865”, Archivo Provincial Histórico de Toledo de la Compañía de Jesús (Alcalá de Henares), E-2: 5, legajo 774,6; Rodríguez Caparrini (1998: 199-200). 6 “Proposición que hace la Empresa del Colegio de 2.ª enseñanza de San Luis Gonzaga (interinamente establecido en Puerto Real) a los Patronos de la fundación de D. Francisco de P. Rodríguez, de Sanlúcar de Barrameda”, Archivo Provincial Histórico de Toledo de la Compañía de Jesús (Alcalá de Henares), E-2: 5, legajo 774,4, folio 1. 7 Comunicación de José Francisco Barreda al P. Bartolomé Munar (El Puerto de Santa María, 8 de agosto de 1864), Archivo Provincial Histórico de Toledo de la Compañía de Jesús (Alcalá de Henares), E-2: 5, legajo 774,5, folio 5. 8 “Comisión fundadora del Colegio de San Luis Gonzaga (interinamente establecido en Puerto Real)” (circular, 1865), Archivo Provincial Histórico de Toledo de la Compañía de Jesús (Alcalá de Henares), E-2: 5, legajo 774,4. 9 “Comisión Fundadora del Colegio de Segunda Enseñanza de S. Luis Gonzaga” (circular sin fecha, c. marzo de 1865), Archivo particular del autor (El Puerto de Santa María). 10 “Acta de la Junta General celebrada por los Sres. fundadores del Colegio de S. Luis Gonzaga” (21 de octubre de 1866), Archivo particular del autor (El Puerto de Santa María). 11 id. 12 “Colegio de segunda enseñanza de S. Luis Gonzaga” (prospecto sin fecha, [1867]), Archivo particular del autor (El Puerto de Santa María). 13 “Relato Primero del H. Rafael Reyes durante la revolución de septiembre escrito en Murcia en 1892”, Archivo Histórico de la Provincia Bética de la Compañía de Jesús (Granada), Fondo S.J., 9-9, transcripción mecanografiada, folio 4. En realidad, Tomás Osborne Guezala tenía entonces 7 años, pues había nacido en la calle San Francisco la Nueva, n.º 8, el 2 de marzo de 1861. Véase Archivo Parroquial de la Iglesia Mayor Prioral (El Puerto de Santa María), libro 137, folio 73v. 14 Junta Revolucionaria 1868 (sesión n.º 12, 4 de octubre de 1868, punto 3.º), Archivo Histórico Municipal de El Puerto de Santa María, legajo 137, folio 59. 15 Circular del P. Ramón Mendía (El Puerto de Santa María, 1 de marzo de 1869), Archivo particular del autor (El Puerto de Santa María). 16 Instancia dirigida al Excmo. Ayuntamiento de El Puerto de Santa María, 2 de marzo de 1875. Desamortización, Archivo Histórico Municipal de El Puerto de Santa María, legajo 1778, n.º 4. 17 El Guadalete, 2 de septiembre de 1875, p. 3. 18 ib., 6 de enero de 1903, p. 2. De julio a noviembre de 1885, José Carrajal trabajó como auxiliar de practicante en el hospital portuense de San Juan de Dios. Entre 1889 y 1892 fue ayudante en la escuela privada de la Santísima Trinidad y en la pública de San Casiano, ambas en El Puerto (Gómez Fernández, 2006: 347). Nombrado auxiliar de Secretaría del Ayuntamiento en 1899, en julio de 1925 pasa a encargarse del Archivo y Secretaría particular de la alcaldía. Entre agosto de 1931 y diciembre de 1935 ejerce como oficial mayor de la Secretaría. En el ámbito del periodismo, Carrajal fue colaborador de la Revista Portuense, director (1891-1893) de la misma y corresponsal (desde 1903 al menos) de Diario de Cádiz en su ciudad natal. En abril de 1908 comenzó a dirigir La Voz del Puerto (subtitulado “Eco imparcial de la opinión pública”) y, en julio de 1915, El Diario del Puerto, periódicos que debieron de tener corta vida. 19 Lo cierto es que el 24 de septiembre de 1884, con 13 años, Dionisio Pérez solicita el ingreso en la Escuela Normal de Maestros de Cádiz. Tras aprobar los dos cursos y la reválida del grado elemental, más el tercer curso del grado superior, en octubre de 1887 supera los exámenes escritos y orales para la obtención del título de maestro de primera enseñanza superior. Véase “Expediente personal de D. Dionisio Pérez Gutiérrez”, Archivo de la Universidad de Cádiz, EN 23-28. 117

Aportaciones al estudio histórico del colegio San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María. 1864-2014 20 Dionisio Pérez fundó en 1889 la Revista Portuense y diez años más tarde comenzó a dirigir la revista noventayochista madrileña Vida Nueva. Fue colaborador en numerosos periódicos y revistas, como Diario de Cádiz (a partir de 1889), El Correo, La Iberia, El País, El Heraldo de Madrid, El Globo, Diario Universal, El Imparcial, La Esfera, Nuevo Mundo, Mundo Gráfico, ABC, El Sol, La Nación, o La Voz de Galicia. Además de las dos novelas que citamos en el texto, escribió, entre otras obras, Gente conocida (retratos de políticos, 1895), España ante la guerra (artículos publicados en Mundo Gráfico, La Esfera y El Mundo, 1914), Por esas tierras (1915), En el lendel de la vida (novela, 1926), Guía del buen comer español (1929), La Dictadura a través de sus notas oficiosas (1930) o Isaac Peral. La tragedia del submarino Peral (1935). Resultó elegido diputado a Cortes por El Puerto de Santa María, por el partido liberal, en 1910 (1910-1914) y 1918 (1918-1919). En 1921 obtiene el premio Mariano de Cavia por su artículo “La musa de Joaquín Costa”. Véase Ossorio (1903: 339-340); Martínez Alfonso (1962: 332-337); Pérez-Rioja (1968: 71); Molina Martínez (1998: 275); López Pérez (2002). 21 Véase Asta Regia. Semanario de Ciencias, Letras, Artes e Intereses Locales, 27 de diciembre de 1880, pp. 7-8. 22 Véase Electrón. Revista decenal ilustrada del Cuerpo de Telégrafos, 30 de diciembre de 1897, p. 182. En el mismo ejemplar figura Eugenio Sedano como aprobado en los exámenes para aspirantes segundos del cuerpo, celebrados en Madrid en junio de 1897. 23 Eugenio Sedano era ya en 1901 corresponsal en Sevilla del diario madrileño La Correspondencia de España. Con anterioridad había colaborado en diversos medios de la capital andaluza, como La Andalucía, El Orden, Sevilla Cómica o Andalucía Ilustrada. Fue director de los semanarios republicanos El Zorrillista (1890-1891) y La Juventud Demócrata (1891-1893), así como del periódico literario El Indispensable (1891). Véase Chaves (1896: 145-146, 255-256, 290, 299, 302, 305, 312). 24 Colaborador asiduo de la Revista Portuense, Mariano López Muñoz dirigirá en su ciudad natal (1917), y luego en San Fernando, El Justiciero (órgano del regionalismo andaluz en la provincia de Cádiz, de vida efímera) y al año siguiente se hará cargo del semanario sevillano El Regionalista. En 1920 toma posesión como redactor y representante en El Puerto de Santa María del diario El Noticiero Sevillano. Colaboró además en Sevilla Federal, La Conferencia (Jerez) y La Unión (Sevilla). Bajo sus auspicios nace en Sevilla, en 1923, la revista Guadalquivir. Mariano López trabajó durante cuatro décadas en el Ayuntamiento de El Puerto, siendo oficial de Intervención desde julio de 1924 a agosto de 1936. 25 José del Prado Palacio (Jaén, 1865-Espeluy, 1926), ingeniero agrónomo y político conservador. Fue alcalde de Jaén (1891-1892). Resultó elegido diputado por esa circunscripción desde 1899 hasta 1910 y por la de Lugo en 1914, siendo nombrado senador vitalicio al año siguiente. Director general de Agricultura (1903-1905), subsecretario del ministerio de Gobernación (1913-1914), alcalde de Madrid en dos ocasiones (1915 y 1917) y ministro de Instrucción Pública (1919) en el gabinete de Sánchez de Toca. Creado marqués de Rincón de San Ildefonso en 1920. Autor de publicaciones de carácter político y económico, como El porvenir de una región (1897), El presupuesto de la opinión (1905) o Hagamos patria (1917). José Antonio Zamora (2013: 442-443) lo incluye entre los alumnos insignes del colegio de San Luis Gonzaga. 26 Véase “Alumnos internos del colegio de San Luis Gonzaga desde su segunda época en 1875 hasta la fecha [1912]”, Archivo Histórico del colegio de San Luis Gonzaga (El Puerto de Santa María), armario 1, balda 1. 27 El Eco Portuense, 2 de julio de 1914, p. 3. Para esta fecha, José Ignacio de Alberti ya había estrenado obras originales como Los Jácaros (1910, en colaboración con Ramón de Godoy; premio del Ayuntamiento de Madrid), El diamante azul (1913, con R. de Godoy y Miguel de San Román) y El viaje entretenido (1913, con R. de Godoy); también tenía en su haber la traducción y adaptación de obras extranjeras: Primerose (1912), Jimmy Samson (1912), La morera de plata (1913) o Fígaro, barbero de Sevilla (1913, con Enrique López Alarcón). Después de 1914 estrenará las comedias policiacas Sebastián el Bufanda (1916) y El collar de esmeraldas (1918), escritas ambas con E. López Alarcón, así como el drama romántico Manos blancas (1919) y la comedia La diosa olvidada (1926, con Juan Chacón Enríquez). Para la escena española traducirá comedias de P. Weber y H. de Gorsse (La chiquilla, con José Rosales, estrenada en 1917), J. B. Molière (El ricachón en la corte, publicada en 1920) o G. de Champris (La gorriona, estrenada en 1921). José Ignacio de Alberti obtuvo el segundo premio del Concurso Nacional de Literatura (1935), al alimón con José García Mercadal, por un ensayo cuyo tema era “Las características del romanticismo español”. Empleado del ministerio de Gobernación desde -al menos- 1901, en octubre de 1937 asciende a jefe superior de Administración Civil por su “competencia, lealtad y laboriosidad, al servicio de la causa legítima de la República” 118

El Colegio de San Luis Gonzaga de la Compañía de Jesús de El Puerto de Santa María (Cádiz): un recorrido histórico-literario (1864-1924) (Gaceta de la República, n.º 275, p. 32). En agosto de 1939 fue separado del servicio en aplicación de la Ley de 10 de febrero de ese año, que fijaba las normas para la depuración de funcionarios públicos. 28 Renovación, octubre de 1927, p. 5. Rafael García fue colaborador de la Revista Portuense, Diario de Cádiz, El Noticiero Gaditano, La Información (Cádiz) y Mundo Gráfico (Madrid), así como corresponsal en Cádiz de los diarios madrileños El Heraldo de Madrid, El Liberal, La Voz y El Sol. Formó parte del comité organizador del Primer Congreso Periodístico Español celebrado en Cádiz en 1912. Véase Pérez-Rioja (1968: 79, 90). 29 Castro (1994: 154-155, 162-165). El acta de admisión de Juan Ramón Jiménez está firmada por el P. Oliver Copons (director) y los alumnos Ricardo Tena Montero de Espinosa (prefecto) y Rodrigo Fernández de Mesa Porras (secretario). Ricardo Tena -nacido en Azuaga (Badajoz) el 28 de diciembre de 1877- ingresaría en la Compañía de Jesús en agosto de 1894 y sería asesinado en su localidad natal el 8 de septiembre de 1936, víctima de la persecución religiosa en la zona republicana. Véase Xavier (1997: 487-491). 30 Véase “Alumnos internos del colegio de San Luis Gonzaga desde su segunda época en 1875 hasta la fecha [1912]”, Archivo Histórico del colegio de San Luis Gonzaga (El Puerto de Santa María), armario 1, balda 1. 31 Manuel Halcón es autor, entre otras, de las novelas El hombre que espera (1922, Premio Ateneo de Sevilla), Recuerdos de Fernando Villalón (biografía novelada, 1941), Aventuras de Juan Lucas (1944), La gran borrachera (1953), Los Dueñas (1956), Monólogo de una mujer fría (1960, Premio Nacional de Literatura) y Manuela (1970). Socio fundador de la revista poética Mediodía en 1926, durante la Guerra Civil dirigió el diario FE (órgano de la Falange sevillana) y la revista de divulgación cultural Vértice. Fue subdirector de ABC de Madrid (obtuvo el Premio Mariano de Cavia en 1940) y director de las revistas Semana y Moneda y Crédito. En 1962 ingresó en la Real Academia Española con el discurso “Sobre el prestigio del campo andaluz”. Su última obra, Cuentos del buen ánimo, se publicó en 1979. 32 “Durante la Guerra Civil Española participó en la propaganda franquista. Fue director del Museo Nacional de Arte Moderno desde el final de la contienda hasta octubre de 1951 y miembro de la Academia Breve de Crítica de Arte. Fue uno de los fundadores y el director de la revista cultural madrileña Santo y Seña, en la que escribió de arte y literatura. Hizo crítica de arte en Arriba y otras publicaciones madrileñas. (…) Su esposa fue la escritora Mercedes Formica” (Díaz Sánchez y Llorente Hernández, 2004: 528). 33 Al dar la noticia de su muerte, el ABC de Madrid (1 de mayo de 1966) resume así la actividad de Julián Pemartín como político: “Era pariente y amigo de José Antonio Primo de Rivera. Estuvo entrañablemente unido a la historia del Movimiento Nacional y desempeñó, con rigor y eficacia, los puestos de responsabilidad que le fueron encomendados. Difíciles puestos, desde la Vicesecretaría General de Provincias hasta la Dirección del Instituto Nacional del Libro [1941-1966], donde su labor fue brillantísima y fecunda (…). Como jefe del Sindicato de Papel, Prensa y Artes Gráficas [1949-1962], resolvió con tino los graves problemas que esa sección sindical plantea. Fue también director de la Academia de Mandos ‘José Antonio’, consejero nacional del S.E.U., consejero asesor de la Obra Sindical de Educación y Descanso y miembro de la Junta de Recompensas de la Sección Femenina. Asimismo, procurador en Cortes y miembro del Instituto de Estudios Políticos y de la Junta de Relaciones Culturales del Ministerio de Asuntos Exteriores”. 34 El hispanista británico Cyril B. Morris (1960: 223) ha definido De un momento a otro como “una colección de poesías y dramas, en su mayoría no muy logrados, que escribiera Alberti en parte encandilado por el comunismo de Stalin y Zhdanov y en parte con el dolor y la ira por la derrota de la República” (la traducción es nuestra). 35 Pérez Clotet es autor, además, de la siguiente obra poética: Trasluz (Cádiz, 1933), A la sombra de mi vida (Madrid, 1935), Invocaciones (Cádiz, 1941), A orillas del silencio (Málaga, 1943), Presencia fiel (Sevilla, 1944), Soledades en vuelo (Madrid, 1945), Noche del hombre (Madrid, 1950), Como un sueño (Madrid, 1956), Primer adiós (Cádiz, 1974, ed. de la familia del autor). Su obra en prosa es: La «Política de Dios», de Quevedo (Madrid, 1928), La sierra de Cádiz en la Literatura (Cádiz, 1937), Tiempo literario I (Cádiz, 1939), Romances de la sierra de Cádiz (Jerez, 1940), Algunas notas sobre la Andalucía del P. Coloma (Cádiz, 1940), Tiempo literario II (Cádiz, 1945), Bajo la voz amiga (Cádiz, 1949). 36 Colaboró en la Revista Portuense y Cruzados. Fue redactor jefe del semanario tradicionalista El Observador (1932-1934); redactor de tribunales del diario La Unión (1932-1939); corresponsal de ABC (Sevilla) y colaborador de Domingo (1936-1939); director de El Alcázar (1936-1939); redactor 119

Aportaciones al estudio histórico del colegio San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María. 1864-2014 jefe de Brújula (1947); subdirector de Gran Mundo (1951); director de Diez Minutos (1951-1974; subdirector, 1974-1978), Informador de Empresa (1960), El Europeo (1964-1981) y Alcubilla (1975). Propietario de la editorial Gráficas Espejo (Madrid) hasta 1989. Información facilitada por el Dr. Jordi Rodríguez Virgili, profesor del Departamento de Comunicación Pública de la Facultad de Comunicación (Universidad de Navarra). 37 Nació el 5 de septiembre de 1908 en Santillana del Mar (Cantabria). Después de cursar el bachillerato en el colegio de Villasís (Sevilla), don Carlos hizo la carrera de Filosofía y Letras en la Universidad de Murcia. Tras el 14 de abril de 1931 se exilió con su familia a Francia, donde perfeccionó estudios de Arte. Nada más comenzar la Guerra Civil se presentó voluntario en Pamplona, siendo destinado como alférez al Grupo Mixto de Zapadores. Murió en combate cerca de Eibar (Guipúzcoa) el 27 de septiembre de 1936. 38 Don Carlos y D.ª Luisa, abuelos maternos del actual rey D. Juan Carlos I, habían visitado el colegio de San Luis Gonzaga la tarde del domingo 16 de octubre de 1921, depositando flores ante el altar del Corazón de Jesús ubicado en el salón de visitas. Los infantes asistieron ese mismo día por la mañana a la entrega del estandarte que la ciudad de El Puerto de Santa María regalaba al Tercer Regimiento de Artillería Pesada. Véase Revista Portuense, 18 de octubre de 1921. 39 Durante la Guerra Civil, el colegio-noviciado fue un hospital militar “dedicado en particular a la curación y convalecencia de los soldados musulmanes heridos y enfermos de la campaña” (Cruzados, 28 de mayo de 1941).

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El Colegio de San Luis Gonzaga de la Compañía de Jesús de El Puerto de Santa María (Cádiz): un recorrido histórico-literario (1864-1924)

Capítulo tercero PERIODO DEL NOVICIADO JESUITA EN EL PUERTO DE SANTA MARÍA (1924-1962)

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Periodo del noviciado Jesuita en El Puerto de Santa María (1924-1962)

Capítulo tercero Leonardo Molina García, S.I.

PERIODO DEL NOVICIADO JESUITA EN EL PUERTO DE SANTA MARÍA (1924-1962) “Para ser cristiano hace falta pensar en grande, mirar lejos y hacia lo alto” Juan XXIII

Cuatro fases:

1ª).- Traslado del Noviciado desde Granada (Facultad de Teología en la Cartuja) al dividirse la Provincia de Toledo en dos: Toledo y Baetica (31/07/1924). Provinciales: Juan Cañete (15/08/1924), Antonio Revuelto (11/06/1928) . Rectores: Juan Murillo (10/10/1924) y José Fernández Cuenca (31/07/1929). Maestros de Novicios, Francisco Sauras (1924-5) Juan Murillo (1925-6) y Eduardo de la Espriella (1926-31). 2ª).- Interrupción desde las navidades del año 1931. Destierro a Bélgica. Provinciales: José Fernández Cuenca (15/08/1933), Francisco Cuenca Horcas (06/11/1939) Rectores. José Fernández Cuenca (31/07/29) y Manuel Grund (08/09/1933) y Maestro de Novicios, Francisco Berrocal (1931-1937). 3ª).- Establecimiento nuevo a partir de 1938. Provinciales: Francisco Cuenca Horcas (06/11/1939), Juan Guim (27/09/1947), Juan María Ponce (07/10/1950), Francisco Cuenca Horcas (26/11/1955), José Antonio de Sobrino (15/09/1961).Rectores, Fernando Moreno Pareja Obregón (29/09/1936), Enrique Simonet (27/07/1942), Francisco Torres (13/11/1948), José Ruiz Sánchez de Cueto (28/10/1953), José Gómez Crespo (13/11/1954) y Francisco Torres Martín (22/08/1957). Maestros de novicios: Fernando Moreno ParejaObregón (1937-1945), Agustín Palacios (1945-1948), José Gómez Crespo (19481954) y Joaquín Ruiz de Castro (1954-1962). 4ª).- Traslado del Noviciado a Córdoba, en la Aduana bajo el Rectorado del Padre Francisco Torres (10/05/1961)… 129

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1. COMIENZOS DEL NOVICIADO DE LA PROVINCIA BÉTICA (1924-1931) En la Historia del Colegio, alrededor de los años 20 vino la decadencia y aunque el Padre Rector, Antonio Campos de Torreblanca, trató de reanimarlo, su final era incierto. Disminuyó drásticamente el número de Padres y aún de alumnos, en los años situados alrededor de 1920. La competencia del Colegio internado de San Estanislao de Kostka en la barriada del Palo en Málaga, el auge del Colegio de Villasís sevillano para externos y aun el Colegio, también internado y también jesuita, de Villafranca de los Barros en Badajoz, hacían que las familias ricas de la Baja Andalucía se inclinaran por otras opciones más cercanas. La división de la Provincia [jesuítica] de Toledo en dos, el 31 de julio de 1924, fiesta de San Ignacio, vino en parte a solucionar el momento delicado del colegio. La nueva Provincia Baetica, que recuperó el nombre antiguo de la Antigua Compañía y que ocupó casi el mismo espacio de los años anteriores, excepto la parte de Extremadura, arrancaba con 240 religiosos: 109 sacerdotes, 65 Escolares y 66 Hermanos coadjutores. Pero en el catálogo de 1925 cuenta solamente 175 jesuitas que trabajan en el territorio asignado de Andalucía. A esta Provincia se le asigna la Viceprovincia dependiente de Ecuador y como misión en el extranjero, las Islas Carolinas1. Ante el aumento de vocaciones actual y razonablemente previsible, la nueva Provincia de Andalucía - la Bética - necesitaba un Noviciado2. Pensaron en el Colegio de S. Luis y en aquel mismo mes de octubre trasladaron desde Granada el nuevo Noviciado y el Seminario Menor que hasta entonces habían residido en la finca de Cartuja. Aquel gran centro granadino quedaba ahora como facultad de Filosofía y Teología para las dos nuevas Provincias. La abundancia de vocaciones y aun la esperanza de nuevos flujos de jóvenes hacían pensar en la necesidad de un asentamiento amplio para los novicios y para los primeros años de estudios humanísticos, como preparación sólida a los estudios de Filosofía y

La primera comunidad del Noviciado y Juniorado de El Puerto (1924-1925). 130

Periodo del noviciado Jesuita en El Puerto de Santa María (1924-1962)

Teología. El edificio, sus dimensiones y la misma posición geográfica parecían a los Superiores una solución óptima. Ya el Padre Campos, en carta a las familias del 21/07/1924 anuncia el cierre el Colegio pero sin dar solución al futuro del edificio. El día 22 de julio, en circular, el Padre Provincial, Juan Cañete anuncia el traslado del Noviciado y Juniorado al Puerto de Santa María, a los 30 años de abrirse en Granada el Noviciado de la entonces Provincia de Toledo. Vendrá como Maestro de Novicios el Padre Francisco Sauras, que anteriormente había sido Padre Ayudante del Padre Ángel Ayala, que ahora parte también como Maestro de novicios a Aranjuez. Ese año era alcalde de la Ciudad de El Puerto de Santa María D. Sebastián Péndola y Soto, médico de profesión, pero en abril fue sustituido por el bodeguero D. Alfonso Sancho y Mateos. A pesar de las protestas del pueblo, encabezadas por el mismo señor Alcalde3, no se pudo impedir que el imponente edificio quedara reservado, al menos durante 10 años - ese era el compromiso con la ciudad -, para actividades exclusivamente de los religiosos jesuitas. Como parecía que las protestas estaban sugeridas por el P. Rector Antonio Campos, éste fue amonestado por los Superiores y trasladado imperiosamente de un día para otro a la Residencia de la Compañía de Jesús en Sevilla4. El Padre General había dado al señor Alcalde la explicación más plausible: la falta desde hacía algunos años de vocaciones a la Orden. Pero prometía que en cuanto saliera la oportunidad, el Puerto seguiría contando con “catedráticos” jesuitas que ahora se estaban formando en este Noviciado5. Es la ciudad portuense hogar predilecto de los jesuitas que siempre se han sentido allí defendidos y protegidos. Resignados los ciudadanos, pronto recuperaron la ilusión cuando vieron aparecer por la ciudad abundantes novicios, juniores y Padres que prontamente recuperaron una vida, ahora bastante distinta ciertamente, de la del colegio. Y entre los jóvenes, venían de Granada bastantes chicos que pretendían ingresar, pasados unos años, en el Noviciado, tanto para Sacerdotes como para Hermanos Coadjutores. La despedida oficial del NoviciadoJuniorado de Granada se da el miércoles, 8 de octubre de ese mismo año de 1924. La venida del Seminario Menor desde Granada justificaba en parte el hecho de seguir siendo nuestro Centro, Colegio de enseñanza. Se apresuraron en legalizar la nueva situación6. La justificación jurídica del cambio en el Colegio de San Luis Gonzaga podía aceptarse por venir desde Granada el Seminario Menor (un pequeño colegio)… Los novicios, y en menor grado los juniores, vivían aislados de la ciudad, y de la civilización, es cierto. Pero entre unos y otros, la economía de la ciudad y mucho menos la espiritualidad de la Ciudad portuense, no sufriría grandes pérdidas. Oración, fiestas religiosas solemnes en la Iglesia, procesiones en la ciudad y el catecismo a los niños pequeños que acudían eran la expresión pública de su rica vida interna. Pero dentro de la Casa religiosa - “el Convento” la llamaba la gente de la ciudad - practicaban una formación seria para unos chicos que habían abandonado sus familias para dedicarse al servicio de Dios, bajo la bandera de Cristo. Los Padres dedicaban su atención muy especialmente a la formación, pero también cuidaban el culto en la Iglesia y los ministerios de predicación y Ejercicios Espirituales. Mantenían algunas actividades herederas o continuadoras de las que practicaban 131

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en los tiempos del Colegio en la hermosa Iglesia de San Francisco7 en especial la Adoración Nocturna, los catecismos a los niños y dos Congregaciones Marianas femeninas dedicadas al culto y a la caridad. Los novicios y “juniores” - así llamaban a los que acababan de pronunciar los votos simples - salían de paseo por las afueras de la ciudad, en ternas, ensotanados, y con su teja o sombrero calados o el singular bonete, que comenzó en unos años por el clerical español de cuatro picos y que posteriormente se modernizó con el estilo romano de tres aletas. Su porte debía ser de modestia, ojos bajos, humildes. Dentro de la Gran Comunidad se diferenciaban las “clases” incluso en el porte externo: en el Noviciado el ancho del fajín era más estrecho y los juniores cubrían la cabeza con bonete de cuatro picos, en este tiempo, tirilla y “teja”. Los novicios no usaban el bonete y su fajín era más estrecho y no lucían “tirilla” o “tarjeta” que se adquiría una vez pronunciados los votos al acabar el bienio de Noviciado. Los Hermanos no llevaban bonete. Existía una gran “incomunicación de clases” que impedía, por así decir, el contagio de unos y otros, a no ser con permiso de los Superiores y en contadas ocasiones. Cuando se comunicaban siempre se dirigían con un respetuoso “usted”, o “su caridad”. Cada uno debía guardar el puesto y… Dios en el de todos. Por supuesto siempre debían llevar “la librea de Cristo”, vivir con la santa sotana. Únicamente estaban exentos de esa norma los Hermanos en sus trabajos. Sus conversaciones eran – tenían que ser – pías y bien se encargaban los mismos novicios de exigirlas en el famoso “ejercicios de culpas” donde se llamaba la atención a los infractores. En estos años, incluso los novicios, en actos de más solemnidad y en las salidas a la calle, podían cubrirse con un amplio manteo. Todo negro, por supuesto. El manteo, que yo sepa, se llevaba en la foto oficial de votos, o cuando iban al médico u oculista a la ciudad de Cádiz o la vecina Jerez. Los juniores debían emplear parte del tiempo de paseo a ejercitar la conversación en latín…más o menos brillante, según las posibilidades de cada uno. Aquellos jóvenes cumplían escrupulosamente las normas: “no mirar a los ojos descaradamente, las manos en sitio decente y quieto, respetar a los Padres graves, no beber ni comer fuera de los tiempos señalados”8. Los juniores levantaban respetuosamente su bonete a su paso y se hablaba a los mayores siempre de “su Reverencia” o “su caridad”. Los recreos eran cortos y en ellos nunca se practicaba el fútbol: sí el frontón en unas paredes ya roídas por el tiempo; luego, el baloncesto, el balonmano o el voleibol…. Por supuesto, fuera de las horas de recreación debía mantenerse un absoluto silencio, que únicamente podía interrumpirse en ineludible necesidad y la comunicación debía tenerse siempre…en latín. Las navidades eran fiestas familiares y se preparaban cuidadosamente con las famosas “pacomias” donde los jóvenes lucían sus habilidades en chistes, bromas, siempre de buen gusto. Las obras de teatro eran escogidas entre las divertidas y las de mensajes piadosos. Por cierto que los “trajes” de los actores eran siempre de medio cuerpo encima de la muy visible sotana. No faltaban los “autos sacramentales”. Herederos de la Ratio Studiorum, predominaba la cultura clásica, el griego, el latín. Una vez al mes descansaban con un “campus ruri”, es decir, salidas al campo, normalmente a la finca “La Inmaculada”. Pero, “proh dolor”, (¡oh dolor!) si llovía, el día de asueto tenía que desarrollarse en la misma Casa, con distribución más restringida que si tomábamos el aire entre las jaras, los pinares y el viento marino: 132

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“campus domi”. Un día al mes los paseos eran más prolongados. La vuelta podía ser problemática y motivo de “cantar la culpa” en el comedor, pues al no llevar desde el principio reloj, teníamos que calcular cuidadosamente – y no siempre se lograba – la puntual llegada. Vacaciones, 15 días en la finca antes citada. El baño partía de una caseta muy cerquita del agua…buena decisión pues nos vestíamos con un “mono” de faena, corto de mangas y que sólo descubría las rodillas, impúdico a todas luces, pero que cumplía su función de modestia y humildad…Teníamos para la operación completa 15 minutos, previo lavado de pies en un balde. Junto al mar estaba edificada la gran caseta con 12 apartamentos, para ponerse los “bañadores”. Y recordar los paseos hasta Rota, en la bajamar y por la playa, cuando aún no habían ocupado los americanos la Base Naval de Rota. No podemos olvidar que este periodo de la formación iba encaminado al “dominio de sí mismo”, a una prueba de resistencia, a dejarse atrás el hombre viejo, dominar las pasiones que venían “del mundo” para abrirle camino al Señor. “Señor, ¿qué quieres que haga?”.¿Qué he de hacer por Cristo? El mes de Ejercicios Espirituales de San Ignacio, hechos en el Noviciado y dirigidos por el Padre Maestro de Novicios, hacían sentir a los jóvenes su miseria y su disponibilidad total al Señor. “Tú no eres nadie, déjate llevar por Cristo”. ¿Qué he hecho por Cristo, qué hago por Cristo, qué he de hacer por Cristo? La oración de San Ignacio al final de ese mes riguroso de penitencia y silencio era asumida por los entusiastas jóvenes: “Tomad , Señor y recibid, toda mi libertad…”9 Para no carecer de espejos donde mirarse, por el Noviciado aparecían con cierta frecuencia misioneros, tanto de misiones extranjeras como las misiones populares, que abrían los horizontes apostólicos de los noveles aprendices. La Provincia Bética tenía en este tiempo dos misiones fundamentales: Las Carolinas y el Ecuador. Recordemos ahora al obispo jesuita Santiago López de Riego10, que había sido Superior en Jerez, a los Padres Gumucio11; al sabio y prudente Pedro Castro12, misionero en las Carolinas, luego misionero popular y fundador de una Congregación femenina; al santo y simple Padre Gregorio Fernández Luna13; al admirado Padre Quirino14, asesinado por los japoneses (28/11/1960) en Kitiis, Islas Carolinas… Figuras todas que traían a la mente de los novicios hechos heroicos y aun el deseo del martirio15. Recordamos las charlas del barbudo y venerable Padre italiano, el Padre Greggio, misionero en el Congo belga, quien ponderando la baratura de las piñas tropicales en su misión, así como otros productos, siempre acababa invitando : “Venite au Congo…”. Y tantos otros que traían sus experiencias misioneras de América o del Japón. También se acercaban los misioneros populares, que encendían los campos y ciudades de Andalucía de fervor religioso, y levantaban en los corazones de los noveles jesuitas deseos de extender el reinado de Cristo: los Padres Huelin, Puerto, Rejón, Rodríguez…. Los misioneros extranjeros traían plantas, conchas marinas, animales exóticos que enriquecían tanto el museo del Colegio como otra clase de museo, el de Misiones, luego abandonado pero rico en fetiches y objetos paganos traídos de las selvas o de Oceanía. Todo servía para la misión universal que el Señor les tenía reservada. Con Ecuador la comunicación era fluida, pues en estos años formaba parte de la Provincia y era frecuente el intercambio de destino con la nación hermana. 133

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Comenzaba la distribución a las seis de la mañana con el recitado colectivo del Te Deum y terminaba a las 11 de la noche con una buena disciplina con golpes que resonaban en las camarillas (libres de ella en tiempo pascual, lo que era un alivio). Los novicios se levantaban a las 6 y media. Un descanso reparador a mediodía, la inapelable “siesta” de la que se libraban con especial permiso algunos. Rezos, lecturas, tiempos libres, todo al ritmo de la omnipresente campana del “Hermano Distributario” (el “jefe”, por decirlo así, se llamaba “bedel” en el Juniorado). Examen, 12:45; almuerzo, 13:00; Quiete, hasta las 14:30, deambulando en ternas o cuaternas. Solo los enfermos tenían permiso para sentarse. Los juniores, siesta hasta las 15:00 y enseguida Rosario para despertarse. Después a estudiar, que cuando había viento de levante se hacía insoportable. Los novicios siesta hasta las 15:15, y Oficio Parvo después. Después de las comidas, si no se ayudaba en el fregadero, paseaban por los tránsitos en ternas, previamente señaladas por el Maestro de Novicios. Al ingresar en el comedor, los infractores del silencio u otras culpas menores, pedían permiso al Padre Ministro para “decir su culpa” o tomar penitencia. Cuatro penitencias: “decir la culpa”, “comer de pobre”, “besar los pies a los demás”, tomar una disciplina, o comer de rodillas (”pícola”)…que se prestaban a situaciones pintorescas y divertidas pero que eran tomadas en serio como signos de humildad. En Semana Santa, el Jueves Santo por la noche y en la Víspera de Navidad, con las luces apagadas, todos bajábamos al comedor con la sotana cuidadosamente desabrochada por el hombro izquierdo y con la disciplina en el bolsillo. A la voz del Padre Ministro y con las luces del comedor apagadas, comenzaba el golpeteo de los nudos de la cuerda sobre las espaldas de todos los penitentes que de rodillas obedecían la voz del Padre. Al tintineo de un cuchillo picando en un vaso de agua, cesaba la penitencia. La verdad, era un momento emocionante y con gran sentido religioso. El Padre Salvador Loring tuvo que reforzar el cese, al haber olvidado el vaso y cuchillo y levantó la voz con un “¡bastaaaa!” lastimero y audible que provocó la sonrisa general. Cesaban los golpes, se cubría el hombro y comenzaba la parva cena. Los juniores ocupaban su tiempo principalmente en las clases y estudio, salvando los tiempos de oración, naturalmente. En el refectorio se leían libros piadosos o históricos y solamente había “Deo gratias” los domingos y fiestas; nunca faltaba el Martirologio con el día de la Luna. Durante una época del año desde un púlpito elemental ejercitaban su oratoria novicios o juniores, con más o menos fortuna, según el Señor había distribuido sus talentos… Como preparación remota, en clase de “tonos”16, ejercitaban las distintas modulaciones de la oratoria. Se cubrían con el preceptivo bonete, y la predicación tuvo varianzas. Incluso hubo alguna ocasión en que se recitó en griego un sermón de san Juan Crisóstomo. O en latín… Una nueva separación en los novicios: cantores y peluqueros, con claras excepciones17.Los primeros preparaban las solemnes ceremonias en la Capilla Doméstica o en la Iglesia (¡aquellos solemnes oficios de Semana Santa, con su Tenebrario, el Miércoles y Jueves Santos!). Los segundos, sencillamente pelaban. No era difícil pues el cabello no era cuidado precisamente para lucimiento y bastaban cuatro pasadas de la maquinilla grasienta de pelar para dejar preparado al novicio…y para la humildad (los famosos “obispos” trasquilones). 134

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En el Noviciado, había que pasar por varias “pruebas”. Barrido, cocina, mes de hospitales, días de peregrinación, oficios humiles y…¡un mes de Ejercicios Espirituales! según el método estricto de San Ignacio. Dirigidos siempre por el Padre Maestro, con su absoluto silencio y sus cinco horas de oración. Brava experiencia, hay que reconocerlo. Y luego, el “mes” de peregrinación, reducido a 15 o 20 días. El peregrino vestía como tal: sombrero, esclavina, alforja-bolsón para recoger la comida mendigada, paraguas y una cruz pectoral, ¡por lo que algún paisano reconoció que eran jesuitas! No importaba el tiempo estacional; había que llevarlo pues era parte preceptiva del uniforme peregrino. Precisamente yo, con mis dos compañeros, hicimos el trazado de la peregrinación desde Utrera a Montilla, andando naturalmente, en el mes de septiembre. Año de sequía espantosa… Algunos campesinos nos decían con gracejo andaluz al ver la “facha” con paraguas: ¿Qué, amigos, a que va a llover…?”. El Padre Maestro había avisado a los párrocos, que en tiempos de pobreza y miseria - hablo del año 1955 - apenas pudieron alojarnos en su casa y, muy a nuestro pesar, pues deseábamos pasar fatigas e injurias, nos enviaban a familias pudientes de los pueblos. No podíamos aceptar dinero, ni siquiera una copita de vino fino de Montilla… Las familias vivían al día y estaban acosadas por multitud de mendigos. Una respuesta frecuente, por ello: “hermano, perdona por Dios…”. Una ciudad con nosotros no fue generosa: apenas cogimos en toda la tarde, y mendigando de casa en casa, 6 huevos y kilo y medio de garbanzos. Y eso que era un pueblo rico en blasones: ”sepulcros blanqueados” nos decían unos religiosos que nos acogieron amablemente en su convento, advirtiéndonos. No podíamos decir que éramos novicios jesuitas, pues San Ignacio decía que el peregrino no debía decirlo, sino que “pretendíamos” entrar en la Compañía de Jesús. Nadie entendía. Hasta que por fin aclarábamos que éramos jesuitas… ¿Con esa facha? ¡bendito sea Dios, cómo están las cosas…! ¡hasta los jesuitas pidiendo!... !...Más de uno, vino con la sotana manchada, porque los huevos cabían en los bolsillos y, al sentarse, por descuido… Los peregrinos debían mandar una relación de sus andanzas primerizas apostólicas y a veces era divertida, pero siempre fervorosa18. En los pueblos, si nos lo permitía el párroco, tocábamos la campanilla convocando a los niños para la catequesis. En mi caso, por ser pueblos grandes, apenas pudimos tener esa oportunidad, muy a nuestro pesar. Los 20 kilómetros de cada jornada, a pesar del calor, la “facha” y el equipaje, eran pan comido para unos jóvenes de 20 años… El mes de hospital era más duro, y podía hacerse en Cádiz, en Jerez o en las Hermanitas de los Pobres de la misma ciudad. Sólo por la mañana y con la oportunidad de dar -¡nosotros!- Catecismo o charlas a los ancianos. (¡Pobres viejos, cuando a algún osado se le ocurría cortar uñas de los pies…) El hábitat era ciertamente austero y pobre. Vivíamos en camarillas, separadas por cortinas y los “lugares” o “servicios” se conservaban en estado deplorable así como las duchas, que solían ser de agua fresquita. El edificio iba arrumbándose y la llegada del nuevo Noviciado en la Sierra de Córdoba, finca La Aduana, se hacía imprescindible. La comida era suficiente, pero al ritmo de la España de entonces, progresivamente mejor partiendo de las hambres de la postguerra que provocaron más de una enfermedad de los pulmones. Verdaderamente eran probados aquellos jóvenes. Había que domeñar el “hombre viejo” para que de allí surgiera el “hombre nuevo en Cristo”19 135

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Siguiendo la Ratio Studiorum, los juniores ejercitaban sus cualidades en solemnes academias, concertaciones, recitales de poesía u oratoria, la literatura en la publicación de una revista llamada “`ELLÁS” (bien entendido que ese nombre no tenía nada que ver con “ellas”, sino con Grecia...) y en el teatro en Navidad que tenía larga tradición. Un escolar de entonces, Adolfo Gross, desplegó su ingenio con espectáculos entonces novedosos de luz y sonido. Un grupo, el Tarima Club, estaba dedicado, no a las charlas, sino a preparar las tramoyas y atrezzos. No todo eran penitencias y pruebas. Había tiempo para lucirse en Academias científicas, literarias, recitales poéticos u oratorios y en cultivar la futura oratoria, dirigidos por el competente Padre Ruiz Andreu20 en el púlpito del comedor. Oratoria ciceroniana, era la predilecta del “clásico” Padre Ruiz Andreu. En tiempo posterior se introdujo la técnica del debate, y las diversas técnicas del simposio, mesa redonda, del fervorín. Nuestros maestros de oratoria a veces caían en fallos, todos muy celebrados por los discípulos, así como los juicios a los sermones de los jóvenes en el comedor. El Padre Salvador Loring21 era un rico arsenal para los despistes.22 Los actos litúrgicos cobraban progresiva importancia después de las reformas del Papa Pío XII (sobre todo en 1955), tanto en la capilla Doméstica como en la Iglesia con sus hermosos apriscos. Pero los años anteriores se celebraba a lo grande la Semana Santa, con la Visita al Monumento, la interminable mañana del Sábado Santo. Era muy celebrada la Nochebuena, con el canto de la misa Pastorela. La nueva liturgia, abierta ya al castellano, nos agradaba y era un respiro para las generaciones nuevas, que apuntaban ya a la modernidad. Poética era la Nochebuena, pues nos hacían acostar un poco más temprano a los novicios y, a las 12 en punto, nos levantaban con cantos y villancicos por un coro de campanilleros. Sublime emoción. La mentalidad de los formadores era nítidamente conservadora, claramente alineada con la derecha, en ideas políticas y religiosas. Desde los tiempos de la restauración en España, protegida por Fernando VII, el tinte de la Compañía tuvo sus amigos entre los movimientos conservadores (¡pesada hipoteca!, comenta Manuel Revuelta!). Carlismo, integrismo, antiliberalismo…hasta que en tiempo del Padre General Luis Martín, la Compañía oficial se despegó de esas corrientes. Pero seguían latentes… Por aquellos años ejercía fuerte impacto en la Provincia el jerezano Padre José Manuel Aicardo23. Él mismo, con su coherencia de vida, era el mensaje. En unos Ejercicios Espirituales dados a los estudiantes teólogos en la Facultad de Granada, la Cartuja, impactó en aquellos jóvenes el sentido de la pobreza, el apostolado incansable, la austeridad personal y el sentido de la “resistencia” ante el modernismo. El Padre Ignacio Zurbano24, Maestro de Novicios, inculcaba esta misma línea. Para “corregir las ideas” excesivamente conservadoras, los Superiores enviaron al Noviciado de Granada en el curso 1923-24 como Maestro de Novicios al más “progresista” Padre Ángel Ayala25, lo que provocó aún más la escisión entre las corrientes integristas y las más progresistas. Por supuesto, no estamos hablando de problemas de ortodoxia, ni de movimientos a-religiosos o políticos, sino de hombres en su vida personal y apostólica de gran altura espiritual. Pero… todo acababa en política, como es natural. La corriente integrista en la Compañía seguía viva en la Provincia de Andalucía a través de destacados líderes 136

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y daría muchos quebraderos de cabeza en los años posteriores26. El integrismo constituía, según Laboa, “un talante y una actitud” mayoritaria entre los católicos españoles, que ha sido determinante en nuestra historia reciente: Una disposición de espíritu que lleva a preferir todo lo que viene de lo alto por vía de autoridad, y a desconfiar del hombre, de los procesos subjetivos en la construcción de la verdad y en el acto de fe, y que minusvalora todo dato de experiencia”. La buena acogida a la dictadura de Miguel Primo de Rivera de los jesuitas, sobre todo por su cierto sentido de autoridad y orden, entraba en el esquema de aquellos formadores y de la derecha española. Distingue también Laboa tres etapas en la evolución de la Iglesia, que nos valen como idea general aproximada: la primera, más política, caracteriza los primeros tiempos y parte de los movimientos religiosos del siglo XIX; la segunda nace en 1919, como reacción a la Democracia Cristiana; y la tercera, específicamente doctrinal y religiosa, presente sobre todo después del Vaticano II27. Así, con plena sencillez y fervores religiosos, trascurría la vida de este Centro Religioso. Amaban a la Compañía, amaban a San Ignacio, a la Iglesia, a España. Los avatares políticos de España, e incluso de la ciudad, apenas llegaban conscientemente a sus vidas. Esta primera fase coincide con la Dictadura de don Miguel Primo de Rivera, militar muy vinculado a la derecha española, y a la sociedad jerezana, y por ende, a la Compañía de Jesús. Es tiempo relativamente tranquilo y favorable28. Recordemos ahora, año por año, pautando los tiempos por los Padres Rectores que regían las Casas Noviciado. 1.1. Rectorado del Padre Juan Murillo (10/10/1924 - 31/07/1929)) Fue un tanto sorprendente la división de la Provincia jesuítica de Toledo. La división se llevó a cabo el día de San Ignacio, 31 de agosto de 1924. En otoño ya se trasladaron los novicios y el Seminario Menor a la ciudad portuense. Del generalato del Padre Wlodomiro Ledokowski29 se puede decir que, en muchos aspectos, parece haber sido demasiado conservador en sus puntos de vista, pero, con todo, fue uno de los generales más notables que ha tenido la Compañía de Jesús. Hombre de gran gobierno, quizás exageradamente controlador, llevó la Compañía de Jesús con plena lucidez en circunstancias muy complicadas: era muy seguido por los formadores y con frecuencia se citaba su obra, “La Voz del P. Ledóchowski”30. Pues bien, bajo su generalato y siendo Provincial de la nueva Provincia el Padre Juan Cañete31 y como Rector el Padre Juan Murillo32 y previos los imprescindibles cambios adaptando el edificio a la vida religiosa, comenzó la singladura del mismo barco, pero con distintos marineros, en el edificio otrora del flamante Colegio de San Luis Gonzaga, en la ciudad de El Puerto de Santa María. El Padre Maestro venía “prestado” de la Provincia de Toledo, el Padre Francisco Sauras33. En el catálogo de 1925 se señala que vinieron a esta Casa de El Puerto de Santa María 11 Padres, 51 Escolares y 17 Hermanos Coadjutores34. Entre los Escolares contaban los novicios y entre los Hermanos, los Coadjutores. En total, 79 religiosos. Los seminaristas son 48. Piden la bendición al Padre General entonces en el colegio de Sarriá de Barcelona. Celebran el ingreso en la nueva Casa con una bendición menor, el canto de las Letanías y el Te Deum. Ya el día 28 de octubre se inaugura 137

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la Capilla del Noviciado en el piso alto, ocupando el antiguo espacio de la Clase o Laboratorio de Química. El Seminario Menor ocupará los espacios de la planta baja (lado bajo el reloj). Restauran la Capilla de las Congregaciones, entonces muy deteriorada y poco utilizada en el futuro. Proyectan cerrar con cristaleras las arcadas del gran patio. Para la distribución ordinaria del tiempo no había que complicarse la vida pues las reglas y costumbres venían del Noviciado de Granada. Era libro de cabecera para los novicios las “Prácticas de Villagarcía”35. Ingresaban los chicos, siempre mayores de 14 años, en el Candidatado, que podía durar un máximo de 15 días. En este tiempo los futuros jesuitas debían leer y tomar conciencia muy bien de lo que se comprometían. Debían depositar en una caja todos los bienes que antes poseían: reloj, plumas, gafas caras, etc. Luego, con la toma de la sotana, comenzaba el periodo de Noviciado, de dos años. Finalizaba esta etapa con la pronunciación de los votos del bienio, en la capilla del Noviciado y ante el Maestro de Novicios. Son votos privados y sólo comprometen al individuo y no a la Compañía de Jesús. Pasaban al Juniorado, que podía durar tres o cuatro años dedicados a estudios humanísticos. Los Hermanos, sin embargo, debían pasar por 6 meses de Postulantado antes de ingresar en el Noviciado. Aunque tenían el mismo Padre Maestro de Novicios común, su formación era muy diferente, más bien dedicada a los oficios manuales. La primera actividad académica de la recién inaugurada Casa de Formación versó sobre la Virgen y, después, sobre la oratoria de san Juan Crisóstomo, príncipe de oradores36. Una vez hecha la división de la Provincia de Toledo, guardada antes en absoluto sigilo por los Superiores, con la aprobación ya del Padre General, al llegar octubre, había que acomodar el espacio para lo que los Hermanos se habían adelantado desde meses antes en el trabajo: poco había que hacer pues las instalaciones del colegio se conservaban en buen estado, la Capilla de Noviciado, la Capilla doméstica ya hecha desde el colegio. Uso restringido a las grandes festividades, en la Iglesia de San Francisco. Clima distinto y…a disfrutar del viento de levante y también una hermosa huerta donde una granja de cerdos (“Cerdeña”) emanaba olores traídos y llevados por el viento de levante. Imagino una visita a la Virgen de los Milagros patrona de El Puerto de Santa María. Y las pacomias de Navidad. El Director del Seminario menor era el Padre Sánchez Oliva, que pertenecía a la Provincia de Toledo37. Año 1925 Comunidad asentada, ya acomodados los espacios. Son 11 los Padres, los Escolares 42 y 28 los Hermanos Coadjutores. Ingresan en el Noviciado 18 Escolares y 20 para Hermano Coadjutor. Este año son en total 78 religiosos. Sigue siendo Rector el Padre Juan Murillo, que por un año asume el cargo también de Maestro de Novicios. Para los jóvenes, el mundo de la misiones es punto de referencia. Entonces la nueva Provincia, además de su hermanamiento con el Ecuador, entonces Región dependiente de la antigua Provincia de Toledo, hereda las misiones de las Islas Carolinas, Marianas y Marshall.

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Seminario Menor en El Puerto.

Año 1926 Al comienzo, sigue el Padre Sánchez Oliva dirigiendo el Seminario Menor, que ya lo venía haciendo desde Granada; pero este año toma la dirección del Seminario Menor el Padre José Fernández Cuenca38. Asume ahora el cargo de Maestro de Novicios el Padre ecuatoriano Eduardo de la Espriella y el Padre Morillo puede dedicarse con más intensidad a su Rectorado. El nuevo Padre Maestro, ecuatoriano, bajo un aspecto austero, tenía “un corazón de oro” y era muy querido por todos 39. A los dos primeros jóvenes de la nueva Provincia que son destinados a Carolinas, se les despide solemne y fervorosamente. Cierran con cristaleras el bello patio de las sombras. Celebran intensamente dos acontecimientos jesuiticos: fue canonizado el 21 de mayo por el Papa Pío XI san Pedro Canisio y por el mismo Papa son canonizados los mártires del Canadá el 24.06.1930. Estas celebraciones eran para los novicios y juniores auténticas catequesis. Ese año desarrollan una gran actividad académica: “los tres grandes errores de la Edad Moderna y sus tres regias víctimas”. En la ciudad se prepara con un monumento la consagración al Sagrado Corazón, que finalmente se realiza el día 26 de diciembre40. Toma gran relieve la fiesta de Cristo Rey, alentada por el Papa Pío XI, con una serie de sermones que se predican en la Iglesia y a los que asiste toda la Comunidad: títulos muy significativos, “Cristo Rey Eterno, Cristo Rey pacífico, Cristo Rey humilde, Cristo Rey del amor, Cristo Rey hermoso y Jesucristo Rey poderoso”. Año 1927 Los temas desarrollados en la actividad académica son ahora sobre “el beato Juan de Ávila”, “los 23 cantos de la Ilíada de Homero” y sobre el “Cantar del mío Cid”. La familia del Padre Rafael Criado regala un buen armonium. Visita la comunidad el Arzobispo de Sevilla, cardenal Ilundain, que viene para hacer los Ejercicios en la finca de la Inmaculada. Se le recibe obsequiosamente. Tres novedades: regalan una Virgen de Lourdes; se adquiere una pequeña imprenta con su guillotina, que será desde ahora la Imprenta de la Provincia para casos de menor cuantía; comienzan los novicios su experiencia de peregrinación por los pueblos de Andalucía. 139

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Año 1929 Es ayudante del Padre Maestro de Novicios el Padre José María Tardío41, luego misionero en Carolinas. Cuentan en sus “relaciones “ los novicios peregrinos: “visitamos hospitales, en algunas partes comimos con los pobres a quienes besamos los pies y enseñamos la doctrina cristiana”. Se inician en el Noviciado las clases de inglés y francés. La biblioteca se enriquece grandemente sobre todo la del Juniorado. 1.2. Rectorado del Padre José Fernández Cuenca (31/07/1929 - 08/09/1933) Año 1930 Se ha enrarecido grandemente el ambiente político español y los jesuitas están en el punto de mira sobre todo de la clase intelectual de izquierdas que, pasadas las turbulencias de la última etapa de Primo de Rivera, se aprestan a revolucionar los puntos más débiles de la Iglesia y de la sociedad española que consideran atrasada. Y uno de los bastiones a abatir, la Compañía de Jesús. En la Comunidad portuense, sigue como Padre Maestro de Novicios el Padre Eduardo de la Espliella. Los Padres son 1042, los Escolares 59 (incluidos los novicios) y Hermanos 33 (incluidos los novicios coadjutores). Son ahora 9 los novicios Escolares y 18 los Coadjutores. Hacen un total de 102 religiosos en la Comunidad portuense. Enseñan 5 “Maestrillos”43, periodo jesuítico entre Filosofía y Teología. Los Estudiantes, que siguen la Ratio Sudiorum, que tantas veces hemos citado, se distribuyen así: Humanistas 16, Gramática Inferior 10, a los que añaden los novicios del año 28, con lo que suman 15 alumnos. En la Gramática Ínfima, 6. Publica en rústica una buena Gramática latina Jesús María Granero, que es muy apreciada. Como un ejemplo de costumbres y actitudes, copio una carta del Hermano José García Molina (1930) dirigida a sus padres: “Empezaré contándoos el día de mis votos, pues creo tendrán especial deseo de que os cuente algo de lo que en él me sucedió. Como yo había hecho antes los Stos Ejercicios para los votos, solamente hice un triduo como preparación inmediata para ellos. Durante estos tres días cuanto más consideraba lo que iba a hacer, tanto más crecían en mi los deseos de consagrarme a Dios para siempre. El día 1 por la tarde se aumentó mucho más mi alegría y deseo, al ver en mi aposento la sotana, manteo y zapatos etc, etc cosas que con tanta caridad me habían hecho mis hermanos sin yo preocuparme de nada. La noche del uno se me hizo un siglo, pues no pude conciliar el sueño a causa de lo exaltado que estaba y por el gran deseo que tenía de que llegase la mañana y tocase la campana para levantarnos. Tocó por fin la campana para levantarse y enseguida me arreglé con mucha alegría y me puse la santa sotana de la Compañía, no sin antes besarla muchas veces. Después, me fui a la capilla para ofrecer las obras del día a N.S. y para hacer la oración entretanto que llegara la hora de la misa en la que había de hacer los votos. Los santos votos se suelen hacer así: inmediatamente después que el celebrante consume el Sanguis, abre el Sagrario y pone a N.S. 140

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en el altar, entonces el que hace los santos votos, se acerca al altar y en voz clara y moderadamente alta recita la fórmula de los votos, terminada la cual recibe a N.S. en la sagrada Comunión y se retira a dar gracias a N.S. por el señalado beneficio que le ha concedido. Todo esto ejecuté yo con gran alegría de mi corazón, no olvidándome de pedir por Uds de una manera particular, sobre todo después que recibí a N.S. en las Sagrada Comunión. Después de haber hecho gracias a N.S. fuimos a tomar un extraordinario desayuno el R.P. Maestro que había dicho la Misa de votos, los dos Hermanos que le habían ayudado, otro hermano que hizo los votos juntamente conmigo. Durante el desayuno nos dijo el R.P. Maestro que para despedirnos ya del Noviciado iríamos todo aquel día con los hermanos novicios a la Casa de Campo. Después, fuimos al cuarto del R.P. Rector, el cual nos dio un grande crucifijo, para que él nos sirva de consuelo para toda la vida religiosa. Enseguida visitamos a N.S. en el Sagrario y nos dirigimos a la Casa de Campo, donde pasamos un día muy alegre con los Hermanos novicios. Y baste esto para daros bastante noticia del día de mis votos, pues me estoy haciendo muy pesado…”. 2. TIEMPOS AGITADOS Rectores en este tiempo: José Fernández Cuenca (31/07/1929) y Manuel Grund (08/09/1933) y Fernando Moreno Pareja Obregón (29/09/1936) en Loulé (Portugal) Maestro de Novicios: Francisco Berrocal44 (1931-1937) en Ruysbroeck y Loulé y Fernando Moreno Pareja-Obregón45 (1937-1945) el Loulé y El Puerto de Santa María Años 1931 y 1932 El año 1931 será decisivo para la marcha del Noviciado. El Catálogo de este año aún no reseña los aciagos momentos que van a vivir. Ahora viven en el edificio 120 jesuitas distribuidos así: siguen el mismo Rector y el Maestro de novicios. Los Padres son 13, los Escolares 72 y los Hermanos Coadjutores 35. Los “maestrillos” son González Bueno, Leal, Martín Prieto y Simonet. Todo va a cambiar radicalmente. La Compañía había gozado del tiempo de estabilidad y bonanza de la dictadura del General Primo de Rivera46. Cuando el General Primo de Rivera se hace en 1923 con el mando y establece un Directorio militar en 1923, España entra en una fase primera de estabilidad social e incluso inicia una fase de expansión económica con la creación de grandes obras públicas. Primo de Rivera se declara ferviente católico e incluso inclina al rey Alfonso XIII a dejar sus veleidades liberales y acercarse a los movimientos conservadores47.Uno de los grandes “fallos” del General fue el favorecer a la Compañía de Jesús. No lo pudieron resistir los elementos estatalistas, que se opusieron frontalmente a tal favoritismo. Se levantó una oposición de los estudiantes universitarios hasta tal punto que incluso 141

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llegó a cerrarse la Universidad de Madrid varios meses. Primo de Rivera en el año 1928 promulgó la Ley de reforma de la Universidad, y por ella equiparaba el colegio de los Jesuitas de Deusto y el de los Agustinos de El Escorial a las universidades del Estado, pudiendo así dar títulos oficiales: protestan tanto los profesores como los alumnos que se organizan creando la FUE48. Esta ley enciende la chispa de una oposición intelectual que venía forjándose desde tiempo atrás, por diversas razones, desde el cierre del Ateneo de Madrid al destierro de Unamuno en Canarias. Serán Unamuno y Ortega y Gasset quienes se conviertan en el símbolo de la oposición escribiendo cartas continuas tanto al Dictador como a la opinión pública con fuertes críticas al sistema. A pesar de las protestas, Primo de Rivera sigue adelante y los estudiantes salen a la calle. La respuesta del dictador fue contundente: ordenó a los gobernadores civiles la represión por las armas y solo pide que “le comuniquen el número de víctimas”. Protestan no solo los estudiantes sino también los profesores y numerosos intelectuales que elaboran un escrito con más de 100 firmas. La respuesta del dictador fue cerrar la Universidad: catedráticos conocidos como Ortega y Gasset o Fernando de los Ríos renuncian a sus cátedras.... y en las manifestaciones se mezclaban ya los gritos de “¡Abajo la dictadura!” con los de “¡Viva la República!”. En septiembre de 1929, Primo de Rivera se da por vencido y deroga la Ley de reforma universitaria. Ya se conoce el desarrollo de los acontecimientos que culminan con la destitución del Dictador el 28 de enero de 1930, la sustitución por el General Berenguer y, el 14 de abril de 1931, con la proclamación de la República. Los jesuitas van temiendo lo peor y se preparan para los futuros acontecimientos. A todos estos problemas internos de España se añadió la gran crisis mundial del año 1929. Tardaría algunos años el reflujo de los acontecimientos en Estados Unidos, pero el crack fue decisivo en la marcha de los acontecimientos49. La II República (14 abril 1931) supuso un cambio radical en la política religiosa de España, que afectó de manera especial a la Compañía de Jesús. Los antes protegidos jesuitas pagarán caro cuando lleguen al poder los enemigos de la Dictadura con sus nuevos aires de modernización. Los signos del nuevo régimen fueron no sólo anticlericales sino también antirreligiosos, inducidos por ideologías que atizaban el odio del pueblo con­tra la religión y la Iglesia. O al menos, trataban de modernizar España, equiparándola a las democracias europeas. Se precipitaron, creo. Con la  proclamación de la Segunda República Española, el nuevo orden constitucional debía amparar la libertad de conciencia y desarrollar un proceso de secularización que permitiera superar la tradicional identificación entre el Estado y la Iglesia Católica, uno de los elementos clave de legitimación de la  monarquía. “Los republicanos anunciaron su determinación de crear un sistema de escuelas  laicas, introducir el  divorcio, secularizar los  cementerios  y los  hospitales  y reducir en gran medida, si no eliminar, el número de  Órdenes religiosas establecidas en España”. La entusiasta acogida popular en el primer momento dejaba a los jesuitas a la expectativa. La joven II República española se puso en marcha ilusionadamente. Su programa era nítido y urgente: además de modernizar España adaptándola a 142

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los tiempos modernos en todos sus lances, había que ajustar las cuentas con el Ejército, domeñar a la Iglesia y profundizar en una auténtica Reforma agraria, siempre pospuesta y nunca realizada. Tres puntos sensibles en una España rural, conservadora, con un catolicismo tradicionalista en su mayor parte y un Ejército que siempre había sido decisivo en los momentos convulsos de España, proclive a los “pronunciamientos”. Y, naturalmente, en el terreno de la Iglesia, en el primer punto de mira relevante, la Compañía de Jesús con su fama de intrigante, influyente y poderosa. Una de las primeras decisiones de la joven República Española, nacida llena de esperanzas el 14 de abril de 1931, sería la de dispersar a los jesuitas e incautarse de sus bienes. Para ello alegaban - en realidad era cierto- que nunca había sido derogado formalmente, el decreto de dispersión de la nueva Constitución salida después del exilio de Isabel II en 1868 (octubre 1868). La Constitución republicana de 9 diciembre 1931 en su artículo 26 establecía la disolución de las Órdenes religiosas que impusiesen, además de los tres votos canónicos, otro de obediencia a una autoridad distinta de la del Estado y, por ello, disponía que sus bienes se nacionalizasen y aplicasen a fines benéficos50. Era claro que se refería a la Compañía de Jesús: así lo entendieron sus redactores, y también el cardenal de Tarragona Francesc Vidal i Barraquer, quien se lamentaba de la redacción hipócrita con que se decretaba la disolución y de la bochornosa forma de tomar por motivo el cuarto voto de obediencia (al Papa). Decía el Ministro de la Gobernación, Miguel Maura, que a última hora de la tarde [10 mayo 1931] en el Ateneo los jóvenes preparaban para el día siguiente, lunes, la quema de conventos de Madrid. Así, ante la impasibilidad de las fuerzas de Orden Público, se quemaron (11 mayo) sólo en la capital, entre otros once edificios, la Residencia jesuita y templo de San Francisco de Borja, de la calle de la Flor, y el Instituto Católico de Artes e Industrias, de la calle Alberto Aguilera. Pero es que en la vecina Málaga, durante los días 10 y 11 de mayo de 1931, se quemaron 57 edificios, de los que 55 eran religiosos51….y, naturalmente, la iglesia de los jesuitas en la calle Compañía. ¡Alarma generalizada! Se asustan al oír las noticias sobre la quema de conventos en Madrid. Sorpresa en los novicios. “¡Consuman las formas del Sagrario y acójanse a su familia o amigos”. Las familias de los seminaristas, los amigos y las de los jesuitas se presentan en la Portería del Noviciado alarmados y dispuestos a ayudar en lo posible. Mandan a los chicos a sus casas y algunas familias amigas en El Puerto acogen discretamente a los jesuitas. Cuando van por la calle algunos portuenses comentaban: ¡“Mirad, los frailes vestidos de hombres”!... Se les pide a los jóvenes que rompan apuntes y papeles y seleccionen los libros que se han de llevar. A finales de mayo se dirigen poco a poco a Orduña muy bien recibidos por los jesuitas vascos. Sin sotanas pues aún no habían llegado las de El Puerto. En julio ya están todos reunidos en el País vasco. En ese intermedio, en la fiesta de San Ignacio, les da una plática el Padre José Antonio de Aldama sobre “San Ignacio y las persecuciones”. En septiembre tienen que desalojar el colegio de Orduña para que ocupen el Centro los niños y entonces se dirigen a Durango, al Colegio de San José, el 22 de septiembre. Hay gran espíritu y están dispuestos a todo por Cristo; el Padre Maestro les dice que pronto partirán y que preparen los pasaportes para Bruselas; el día 29 suben al autobús rezan y cantan el himno al Corazón de Jesús que prometió que “reinaré en España”. ¿Hasta cuándo? Todos alegres y contentos se hospedan en 143

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Fayts–les-Malages en la Casa de Notre Dame du Travail donde celebran la Semana Santa. De Fayts parten hacia Witthoutc adonde llegan el 31 de marzo de 193252. Es la 5ª Estación pero aún seguirá el peregrinaje… En octubre les avisan que van a disolver la Compañía y que estén preparados para las persecuciones. El día 22 de abril hay cambio de Maestro de Novicios, ahora es el malagueño Padre Francisco Berrocal. En la Navidad de 1931 ya están prevenidos los novicios para tomar medidas convenientes y prevenidas por los Superiores: huir, ya que los debates en las Cortes presagiaban ciertamente la disolución de la Compañía en España por el artículo 26. Por Navidad los Superiores ya había avisado por medio de sus enlaces a los jóvenes estudiantes que esperasen instrucciones concretas, dispuestos a huir. Deciden marcharse al extranjero, como siempre habían practicado en las expulsiones del siglo XIX, reservando así la cantera de jóvenes que en la paz del extranjero podían recibir una formación sólida tanto espiritual como literaria y a la espera de mejores tiempos; era prioritario preservar a los jóvenes de los impulsos revolucionarios que se estaban atizando con la connivencia del poder. Iban sucediéndose poco gratas noticias al mismo tiempo que crecía la violencia, los ataques y amenazas en la sociedad civil53. El 12 de enero 1932 esperan noticias y el 19 ven inminente el decreto. Que se da el sábado 23 y lo conocen públicamente el domingo. Les dan diez días perentorios para dispersarse. Hay amenazas concretas y temores fundados de ataques al Colegio Noviciado, pero al final todo se redujo a la rotura de cristales en la fachada, pues la policía puso orden y preservó el edificio. La Provincia Bética tiene este año 481 sujetos, casi 100 religiosos más que en el tiempo de la fundación de la Provincia. Ahora cuenta con 115 Padres, 122 Escolares y 84 Hermanos lo que demostraba la vitalidad de la cantera. En diez días debían desalojar todos los edificios de los que se incautaba el Estado. Los cinco Provinciales jesuitas, enviaron, dos días antes de la votación, un Mensaje a las Cortes54. En él señalaban la injusticia que se cometería con ciudadanos que sin previo juicio eran unilateralmente sentenciados a ser disueltos sin contrapartida que les pudiera corresponder en derecho al ser nacionalizados sus bienes. Ninguna consideración humanitaria para los ancianos ni enfermos ni para los que lo habían dejado todo, para servir mejor a sus hermanos, y se veían ahora obligados a rehacer sus vidas desde la nada. Unos 3.600 españoles quedaban tirados en la calle, no por un cataclismo fatal ni por un haz de forajidos, sino por las mismas Cortes españolas. Por fin, el diario oficial, la Gaceta, publicó un decreto (24 enero 1932), firmado el día anterior, por el que cesaba la existencia legal de la Compañía de Jesús en España y eran incautados sus bienes por el Estado en el plazo perentorio de diez días a contar de su publicación. El decreto, publicado en términos inequívocos, no disfrazaba los motivos reales para la disolución, expresados en su preámbulo: “El artículo 26 de la Constitución de la República española declara disueltas aquellas Órdenes religiosas que estatutariamente impongan, además de los tres vo­tos canónicos, otro especial de obediencia a autoridad distinta de la legítima del Estado, debiendo ser nacionalizados sus bienes y afectados a fines benéficos y docentes. Es función del Gobierno ejecutar las decisiones que la potestad legislativa hubiere adoptado en el ejercicio de la soberanía nacional y, refiriéndose 144

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concretamente el precepto constitucional a la Compañía de Jesús, que se distingue de todas las demás Órdenes religiosas por la obediencia especial a la Santa Sede, como lo demuestran, entre innumerables documentos, la bula de Paulo III, que sirve de fundamento canónico a la institución de la Compañía de Jesús, y las propias Constituciones de ésta, que de modo eminente la consagran al servicio de la Sede Apostólica, a propuesta del ministro de Justicia y de acuerdo con el Consejo de Ministros”55.

Si la Compañía de Jesús no se resignó a dejarse sacrificar sin defenderse con las armas legales adecuadas, tampoco se intimidó ante el horizonte oscuro y el dilema que se le presentaba como institución: desaparecer o expatriarse. Los jesuitas afrontaron serenamente su suerte y, con el escaso equipaje que el Gobierno les consintió llevar consigo, unos se distribuyeron por casas particulares de familiares o amigos, y otros, casi todos los que estaban en las casas de formación o en colegios, emprendieron alegres el camino a tierras extrañas, no sin antes, en algún caso, sufrir estoicamente el ser apedreados en alguna estación de ferrocarril. No fue ésta, sin embargo, la tónica general, pues la población católica expresó masivamente su simpatía por ellos y les dio con generosidad las primeras ayudas, una vez disueltos Ya estaban, pues, advertidos y desde sus casas, los novicios partieron a la espera de un país extranjero que acogiera tan gran número de sujetos. No había sido posible asilarse en Francia, entonces dominada por ideología socialista. No podían llevar excesivo equipaje. Pasaron por Oña y Orduña y finalmente fueron recibidos en Witouth (Bélgica); otros lo fueron en Italia. El 31 y 1 de febrero de 1932 salen para Bélgica. Ésta fue la nación en donde se concentraron más jesuitas españoles, gracias al favor prestado por las autoridades civiles y a la incondicional colaboración de los jesuitas belgas y el rey de los belgas Leopoldo I. No se había cumplido aún el plazo de los diez días para la disolución cuando ya se estaban preparando seis casas para recibir a los exiliados. La primera estaba junto a Marneffe (Lieja), donde se alojaron los Escolares de filosofía y teología de las provincias de Castilla, Andalucía, Toledo y León; unos 350 en total, aunque la casa sólo tenía capacidad para 300. A la incomodidad del espacio, se unió la del invierno, que propició una intensa gripe epidémica, soportada con espíritu juvenil y alegría espiritual. Eran 302 en el curso 1932-1933: la mayor comunidad jesuita del mundo. Las mismas autoridades civiles les salían a dar la bienvenida. Asimismo, se instalaron en Tronchiennes/Drongen los novicios y juniores de las provincias de Toledo y Andalucía. Los jesuitas que no se expatriaron (1.063) vivieron dispersos en casas particulares (los llamados “coetus”), bajo un Superior: había 324 en Aragón, 93 en Andalucía, 302 en Castilla, 212 en León, y 132 en Toledo. Siguieron con sus actividades ordinarias, dirigiendo Ejercicios espirituales, llevando las Congregaciones Marianas, atendiendo al culto de las iglesias y organizando academias, que substituían a los colegios incautados por el gobierno. Incluso en la prensa aparecían como jesuitas sobre todo a partir del triunfo de la derecha el año 1933. Sólo al ganar el Frente Popular (febrero 1936) notaron la presión política y el acoso que en general sufrió la Iglesia. 145

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¿Cómo se notificó la orden gubernamental? La comunidad de jóvenes jesuitas comienza a dispersarse en diciembre en que son enviados a sus casas a espera de llamarles para ir al destierro56. El número de los expatriados en toda España fue 1.295, los jóvenes estudiantes en formación y sus formadores, de un total de 3.702 sujetos con que contaba entonces la Asistencia de España. La Provincia de Andalucía contaba en este momento con 468 sujetos. 2.1. Testimonio sobre la incautación del Colegio de El Puerto La incautación del Colegio de El Puerto de Santa María está contada con todo detalle en una carta que el P. Antonio Osborne dirige a la Curia de Roma, el 13 de Marzo de 193257. � //1// ������������������������������������������������������������������������ “El sábado 23 de Enero de 1932, al dirigirse el P. Superior [Francisco Gómez] a la portería a dar un recado, se encontró de manos a boca con el Delegado del Gobernador, a quien acompañaba el teniente de la Guardia Civil. La misión del Delegado se redujo a exigir del Padre los nombres de todos los sacerdotes y alumnos moradores del Colegio-Seminario. Como la lista no estaba a punto, rogó el Padre se le diese tiempo para hacerla, a lo que accedió de mala gana el Sr. Delegado y, al cuarto de hora, ya estaba de nuevo preguntando por ella. Como dicho Sr. había pedido taxativamente los nombres de los Padres, aunque su intención era conocer los de los religiosos, prevalidos [sic] de la ignorancia del agente del Gobernador [Gabriel González], consignamos tan solo los nombres de los sacerdotes y de los seminaristas, excluyendo la lista de los Hermanos. Mas comprendiendo que podía comprometernos la lista e ignorando la finalidad a que se destinaba, consultó de paso el Padre con el abogado, quien viendo que estaba escrita a máquina y no tenía firma que la garantizase, nos aseguró que en nada podía comprometernos. De esta manera, un hermano escolar y los coadjutores que figuraban en oficios seculares en el padrón y en la cédula, podrán más tarde vivir en Comunidad sin ser molestados. Días después, quiso el Sr. Alcalde [Francisco Cossi] subsanar el error, pero se lo impedimos, haciéndole notar que ante testigos, el Sr. Delegado no había exigido más que los nombres de los Padres. El Domingo [24 enero] departía el P. Director con sus congregantes, acabada ya la Misa, cuando el H. Portero se le acercó para decirle que un caballero tenía una mala noticia que comunicarle. En efecto, Dn. Rafael Galaya, alargándole “El Diario de Cádiz” le hizo saber de inicuo Decreto. No había tiempo que perder. Uno cuantos antiguos alumnos, sin contar más que con su buena intención y sin encomendarse a nadie, se dirigieron al Museo y se llevaron los aparatos de más valor, que aún quedaban. Es de notar que a raíz de los sucesos de Mayo, se habían sacado del Colegio multitud de objetos máxime, de ajuar y ropa y lo más valioso de la Biblioteca y de la Iglesia, así como los mejores muebles y cuadros. Con la aprobación de su Emma. y Rvma. [Eustaquio Illundain], y del R. P. Provincial [Antonio Revuelto], se pensó en abrir una preceptoría de Latín, 146

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donde albergar a los seminaristas y continuar el Seminario, caso que fuese posible. En una casa frontera que teníamos en usufructo se fueron disponiendo camarillas con todo el ajuar completo: batería de cocina, enseres de zapatería y buena provisión de ropería. Se había hecho la distribución de los salones, se habían traído carpetas para estudios y clases, mesas para comedor y una nutrida biblioteca de más de dos mil volúmenes. Pero renovemos la interrumpida narración. Una hora después de conocido el Decreto se puso un telefonema al R. P. Provincial, solicitando permiso para enviar a un Padre a Sevilla a recibir órdenes, y enseguida contestó accediendo. Después de comer nos reunimos los sacerdotes y determinamos proponer al Padre, además del reparto del personal nuestro, el que a los niños de Preparatoria y Primer curso se fueran a sus casas, quedando en el Puerto en casas particulares los dos de 3º y algunos de 2º. En el auto del Sr. Conde de Osborne, que no se lo quiso ceder a nadie aquel día, por si lo necesitaban los Padres, y guiado el coche //2// por el hijo menor del Sr. Conde, salió el P. Vic-superior para Sevilla a las 3:30 y a las 9:15 podía hablar con el P. Provincial. Aprobó éste el reparto del personal, y rogó se le enviasen en seguida los nombres de aquellos HH. Coadjutores que convenía pasasen la frontera cuanto antes, y cuanto a los niños, no solo aprobó lo que se le proponía, sino que añadió que si las familias lo solicitaban o meramente lo indicaban, se enviasen hasta aquellos con quienes contábamos quedarnos. Así vino a reducirse a 4 el número de los alumnos que quedaron en el Puerto. Los pobrecitos siguieron sus clases y estudios hasta el Miércoles por la noche, en que no hubo manera de poderlo ocultar. Las visitas entretanto empezaron a menudear desde el momento que se hizo público en la ciudad el referido decreto. Señoras y caballeros, algunos de éstos hasta con lágrimas en los ojos, venían a acompañarnos en nuestra desgracia y a ofrecernos sus personas y bienes. Apenas quedó persona católica de alguna significación que no se pusiera con sincera voluntad a nuestra disposición y no manifestase su dolor. Por su parte nuestros enemigos tampoco dormían. Vigilaban la entrada y las puertas exteriores del Colegio y de la huerta contigua, no permitiendo sacar nada. El mismo Alcalde acosaba continuamente al policía secreta (hombre bueno que nos rogaba no sacáramos nada mientras él estuviera presente y sí en las horas de su ausencia) y a la Guardia municipal que guardaba la entrada, señalándoles deficiencias en el servicio muchas veces imaginarias o que le delataban una serie de pobres guardias y de mujeres apostadas junto al Colegio. Y no satisfecho con esto, él mismo en persona estuvo varias noches rondando nuestras tapias hasta las 2 de la madrugada, y depuso a un consumista y suspendió de sueldo a otros por negligentes. Los días sucesivos no menguaban las visitas, y las conferencias y cartas de las familias de los seminaristas menudeaban preguntando por la suerte de sus hijos, algunas -bastantes por cierto- escribían indicando que querían que sus hijos corrieran nuestra misma suerte y emigrasen con nosotros, si fuera necesario para seguir su vocación. Así llegó el miércoles por la noche, en que se presentaron las dos primeras familias de niños por sus hijos, y partieron a 147

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la mañana siguiente, llevándose cada una otros dos, además del suyo. Los restantes empezaron ya a disponer sus equipajes, embalando con la propia alguna otra ropa de cama y libros y objetos del Seminario. A eso de las 10 se presentaron en la sala de visita el Sr. Vicario de El Puerto y su coadjutor y gran amigo nuestro, Dn Antonio Ochoa. En la conversación mostró les el P. Superior su preocupación por los HH. Coadjutores jóvenes y lo bien que estarían en una escuela de Artes y Oficios de los PP. Salesianos, y el Sr. Vicario se ofreció a traer por la tarde al Director de la Escuela de Puerta Tierra, su pariente, y que estaba aquella tarde convidado a su mesa. En efecto, a las pocas horas se presentaba de nuevo con el P. Director de las Escuelas Salesianas, quien se ofreció a personarse aquella misma tarde en Sevilla para obtener el permiso de su Provincial. No cejaba el Alcalde en su afán persecutorio, y sabedor de que por medio de un antiguo alumno habíamos obtenido del Sr. Gobernador el que un Padre enfermo pudiese vivir con compañero, se presentó en el Go- //3// bierno Civil de Cádiz a querellarse ante la primera autoridad de la Provincia de que nuestro antiguo alumno se jactaba de haber conseguido del Gobernador que los Padres vivieran juntos. Ni fue él solo. Recibió soplo de sus espías de que se había sacado objetos del Colegio después de la promulgación del Decreto, y denunció el caso al Gobernador. El Gobernador a su vez trasladó la denuncia para so comprobación al Comandante de El Puerto de la Guardia Civil, sincero amigo nuestro. Éste negó el hecho al Gobernador y previno al denunciador de que pusiese las cosas sacadas en salvo, más aún, requerido por el Alcalde a que vigilase de noche al Colegio para ver si sacaban algo, respondió a la autoridad local que la Guardia Civil no estaba para vigilar las casas de los ciudadanos honrados, sino la de los ladrones. Fuera por la presión del Alcalde, fuera por indicación del Gobernador o de su propio motivo, envió el Gobernador otro delegado para intimar el Decreto de la Disolución, y para preguntarnos la fecha en que pensábamos abandonar el edificio. Acompañado del Sr. Alcalde, se presentó en el Colegio a las 2:30 de la tarde del Jueves 28. Salióle al encuentro el P. Vicesuperior acompañado de un congregante abogado, que salía en aquel momento de confesarse. Interrogado por el objeto de la visita del Delegado, tomó la palabra el Alcalde y dijo que la intimación obedecía a cortar la salida de cosas del Colegio. “Tenga Vd. La bondad de manifestarnos -dijo el Padre- sin inmutarse, qué objetos se han sacado, a donde y por quien”. No esperaba esta respuesta y como la denuncia suya no había tenido efecto, respondió: “Yo creo tal vez haya sido antes de la promulgación del Decreto”. “Antes de la promulgación”, replicó el Padre y “aún después estamos en nuestro perfecto derecho”. “Yo no estoy al tanto de lo que han sacado los que me han precedido, aunque bien sé que sacaron ropa, muebles, dinero. En una palabra, todo lo que han podido” y refiriéndose a la vigilancia con que los estrechaba el Alcalde: “¿Va Vd. a llegar en su crueldad -continuó- a echarnos a la calle sin dejarnos una silla donde sentarnos? Y dígame Vd., Sr. Alcalde, de un Padre anciano y enfermo que tengo en casa ¿Qué quiere Vd, que lo deje morir en medio de la calle? Porque a eso vamos a llegar en el Puerto”. El Delegado, que era un hombre de bien, daba toda clase de ex148

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plicaciones y prometía transmitir nuestros deseos al Gobernador. El Alcalde, en cambio, se contentó con añadir: “Puede Vd. proponer por escrito el asunto al Sr. Gobernador”. “¡Medrados estamos!” -respondió el Padre- “¿para eso hay que recurrir también al Gobernador?, pero en fin... es tan notable el motivo por que nos disuelven; nos honra tanto que callaremos. A la verdad que nunca he amado más que ahora al Romano Pontífice”, y firmó la intimación del Decreto en compañía del Delegado y del Alcalde, y con la mayor afabilidad que pudo los despidió. Horas después concedió el Gobernador, consultado por el Alcalde, el que pudieran sacar 8 ajuares completos, aunque en esto también procuró molestarnos, como después diré. Una vez que se hubo ido el Delegado, tratamos de averiguar a qué obedecería la denuncia del Alcalde y sacamos en limpio que no podía haber otra causa, que los aparatos sacado el Domingo por nuestros antiguos alumnos. Nos confirmó en ello el mismo antiguo alumno que guarda los aparatos, quien, al enterarse de que habían estado en el Colegio Alcalde y Delegado, vino a enterarse de lo que yo había respondido. Entonces me contó cómo al recibir el aviso de la Guardia Civil, llevó en un camión las cosas a Bornos, y se trajo la llave. Ni cesaron con esto las denuncias. Dos más certeras aún se recibieron en días sucesivos, que obligaron a los Superiores, para evitar registros en las casas de nuestros bienhe //4// chores y pérdida de infinidad de objetos en ellas almacenadas, a ordenar no se sacara ya nada del Colegio. Todavía, sin embargo, hermanos y criados pudieron salvar otras cosas importantes. Con la venia del Gobernador y avisado el Sr. Alcalde, de la hora y de los domicilios adonde se habían de llevar, empezaron a sacarse los ajuares presenciando y aún ayudando el embarque el mismo policía secreta. Al dar cuenta esto al Sr. Alcalde de lo que había salido la tarde del Viernes, recibió orden que nos comunicó, de devolver al Colegio una mesa de escritorio, pretextando que íbamos así a desvalijar al Colegio. No hubo más remedio, en vista de esto, que sustituir las mesas de escritorio por otras más pequeñas de mármol, que habían en los aposentos de los enfermos. Como se hacía tan difícil la salida de objetos y tan comprometida para nuestros bienhechores, se llevaron los que no se podían sacar a la Iglesia y sacristía, y se escondieron detrás de los altares o se acomodaron de la mejor manera para sacarlas de allí más tarde con toda seguridad. No ha sido posible, sin embargo, extraer el número sin número de cosas que la caridad de nuestros bienhechores y la necesidad o utilidad de profesores y alumnos habían amontonado en tan vasto edificio durante más de 60 años. Volvamos de nuevo a nuestra narración. El Viernes [29 enero] y el Sábado continuaron desfilando seminaristas. Estos mismos días se recibió una carta cariñosísima del H. Provincial de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, que estaba visitando las casas de Jerez, en la que después de expresar su sentimiento y felicitarnos por la persecución, nos brindaba con sus diez casas de la Provincia civil de Cádiz para hospedaje de los NN. Aguardábamos sin embargo antes de formar resolución la gestión del Director de los Salesianos en Sevilla, que aún no había llegado. Entretanto, las visitas habían acabado 149

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de agotar al P. [Valerico] Dacoba, y el Sábado [30 enero] al atardecer, se sintió atacado de una congestión pulmonar, que le repitió tres veces aquella noche. Poco después del primer ataquillo, reunió en torno del sillón en que estaba sentado a los dos PP. Inspectores del Seminario y determinó partieran a la mañana siguiente con los niños de Sevilla, Granada y Córdoba. Al mismo tiempo, les encargó interesasen a los respectivos PP. Espirituales de los Seminarios diocesanos que eran todos tres PP. de nuestra Compañía el recabar de los Prelados que admitiesen en los seminario a nuestros seminaristas, para así librarlos de peligros y para que no perdiesen el curso. Esto lo acaba de conseguir el P. Alfonso Payán para los seminaristas de Granada. Por la mañana del siguiente día promovieron los Luises y Estanislaos una Comunión general de todas las asociaciones que radicaban en nuestra Iglesia, mezcla de cariño y de protesta, que resultó brillantísima. Se les dijo a los congregantes que no lo anunciaran en la prensa, y ellos corrieron la voz entre la gente que acudió en crecido número. El P. Ministro [Payán] tuvo la feliz idea de regalar como recuerdo a los asistentes algunas estampas, detente, medalla o escapulario. Este mismo día [30 enero] con el P.[Juan] Blardony, que marchó a Cádiz a casa de su hermana, empezó la dispersión de los PP. El lunes [31 enero] le siguieron los PP. [José Mª] Gutiérrez Silva y [Bartolomé] Bejarano a San Fernando, el primero a casa de su madre, y el segundo al Colegio de la Compañía de María. El P. [Juan] Lambertini se instaló el mismo día con un Hº en la casa del capellán de las carmelitas, alquilada un mes hacía. Los PP. [Manuel] Morillo y [Enrique] Simonet, a su vuelta de Córdoba y Granada, se hospedaron el uno en casa de Dña. Rufina Vergara, gran bienhechora nuestra, y el otro en un pisito alquilado en la ca //5// lle Federico Rubio, nº 61, junto más tarde con el P. Dacoba. Viendo que el Director de los Salesianos aún no se había presentado, comisionó el P. Vice-superior al P. Ministro para que visitase al H. Provincial de los HH. de las Escuelas Cristianas, y al efecto se trasladó primero a Jerez, y después a Sanlúcar, donde confirmó el buen Hermano de palabra cuanto había escrito, y añadió que había animado a los HH. Directores para que sirviesen y tratasen como si fueran de su Congregación a cuantos les enviásemos. Así pudieron distribuir el P. Vicesuperior y ministro entre las casas de Sanlúcar, Jerez, Puerto Real y San Fernando a cuatro de nuestros HH Coadjutores. Otros cuatro se repartieron entre las casas de José del Valle y Puerta Tierra de los PP. Salesianos [aprobado por su Provincial], cuyo Director, nuestro amigo D, Antonio Ochoa, recibió a otro en su casa y alojó al H. Ropero del Seminario Menor en una fonda. El mismo Martes [26 enero] se instalaron en las Hermanitas de los Pobres un P. enfermo y un H. septuagenario. Quedaba por sacar de la casa al P. Dacoba, cuyo estado de salud no había mejorado los días que habían transcurrido desde el primer ataquillo y, aunque el médico se inclinaba en un principio a certificar que no podía salir, pero no queriendo el Padre se interpretase como estratagema para burlar el Decreto, lo que era motivo más que sobrado para detener su ejecución, se deliberó sobre enviarlo al Hospital o a dos casas de recreo que ofrecían personas amigas. El médico se decidió por una de éstas, propiedad de una señora (la misma que 150

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hospedaba al P. Simonet y a dos seminaristas), porque la ponía toda entera a la disposición del Padre y de su enfermero, que serían sus únicos habitadores, encargándose ella de la alimentación y de todo lo demás, -encargo que cumplió con magnificencia señorial y preparando por sus propias manos lo que el Padre y el Hermano habían de tomar. A las doce y media envió su coche, que entró hasta la escalera que está junto a la cocina. Sacaron al Padre en un sillón de su cuarto, y así lo condujeron hasta el primer descanso de la escalera, donde continuó despacito por sus pies hasta el auto y, acompañado del H. Enfermero, fue llevado en pocos minutos a la casa de recreo. Para el acto del despojo quedaron en el Colegio los PP. Ministro y Lambertini, venido a este fin, y acompañándolos como en un duelo, se hallaron el Sr. Arcipreste, su coadjutor, Dn. Antonio Ochoa, el Sr. Conde de Osborne, con sus hijos Ignacio y Antonio, Dn. Augusto Morgan, Dn. Fernando Terry, Dn. Eduardo Ruiz, Dn. Serafín Alvarez y Dn. Francisco Pérez. A todos estos señores quedamos muy agradecidos. Desde el Ayuntamiento estuvieron aguardándolo, haciéndonos esperar cinco horas mortales. A las 5 llegó el Sr. Gobernador con el Alcalde de El Puerto y el Comandante [Manuel] Muñoz, diputado del distrito, hombre de mala reputación aquí, en el Puerto, quien con sus groserías, como se verá, nos molestó bastante. Entramos en el recibidor del P. Rector: el Gobernador dijo el objeto de su venida y leyó la protesta, que estaba sobre la mesa. El diputado Muñoz leía la juntamente con él, insistiéndole algo contra la protesta, mas viendo que el Gobernador no hacía caso, se expresó de manera tan desconsiderada, diciendo que él no admitiría la protesta, que era irrespetuosa, que sólo la benevolencia del Gobernador... Dio las gracias al Sr. Gobernador el P. Ministro, y al querer hablar de los términos moderados de la protesta, le cortó la palabra el diputado, no dejándole pasar adelante, sino que en tono de reprensión, //6// gritaba que no había que protestar ante esta autoridad, que si quería hacerlo, lo efectuara ante el Gobierno, añadiendo que también era inadmisible el asunto por los términos irrespetuosos en que estaba redactado. Hubo un momento de silencio, porque ante tanta sinrazón del entrometido diputado, a ninguno de los presentes se le ocurrió hablar. Es de advertir que las palabras más fuertes de la protesta son: que accedimos solamente por la coacción del Poder público. El Gobernador redactó brevemente el acta del sacrílego latrocinio, la firmamos y nos fuimos unos para la portería, y los otros para ver el Colegio; pues Dn Antonio Ochoa, con intento de que no sufriéramos más, llevó a los PP. hacia la Portería, al Sr. Conde de Osborne y algunos otros más. Al bajar a la Portería y pasar por delante de la estatua del titular del Colegio, arrodillose el P. Ministro y le rezó con lágrimas en los ojos un “Padre nuestro”. Todos los acompañantes se arrodillaron y algunos también lloraron. Metieron a los Padres en un coche y los llevaron a sus casas. El otro grupo marchó con los policías a sellar las puertas y recorrer el Colegio. Al entrar en la Iglesia el diputado Muñoz entró cubierto y preguntó por qué se descubría, pero al fin descubrió se él también, viendo que el Gobernador lo había hecho. Al llegar al cuadro de la conversión de San Francisco de Borja quedó mara151

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villado el Gobernador, que este cuadro se lo llevaría al Gobierno Civil, porque era de grande efecto y ornamentación. En el museo cuentan que dijo: “Ésto solo saben hacerlo ellos”. El diputado todo lo registraba, miraba los rincones y sitios oscuros, pero especialmente en el cuarto del P. Maestro [Eduardo de la Espriella], registró los libros, sacó los cajones de la mesa por debajo para ver si tenían doble fondo. Cuando entraron en la Biblioteca, reparó en los claros que en ella había, y lleno de indignación, gritó ”lo que aquí queda no vale nada, todo lo bueno se lo han llevado”. El Gobernador contestó con indiferencia “Qué habían de hacer, sino llevarse los mejores libros”, y señalando a un estante, leyó “Catequesis”; Muñoz, furibundo: “lo que hay que catequizar son muchos prosélitos para la República, y así no habrá tantos cavernícolas”. El que el Gobernador estuviera tan comedido, cosa que no hizo en otras partes, se debió a la presencia de nuestro antiguo alumno Eduardo Ruiz, que es muy amigo suyo, pero es masón. El Gobernador y en el Ayuntamiento se jactaban de que aquel era el día más feliz de su vida. Se les hizo de noche y llevaban prisa por llegar a Jerez, donde debía incautarse de la Residencia. El Gobernador comisionó a Dn Serafín Álvarez y al Alcalde para que tomasen posesión de nuestra casa de campo. De la servidumbre despidieron la de más confianza de los Padres y pusieron subalternos al frente de la finca y de la huerta. Días más tarde vino el Delegado de Hacienda de Cádiz, padre de un alumno nuestro de Deusto, y tomó posesión de todo en nombre del Estado. Estuvo correctísimo. Ahora ha nombrado una comisión del inventario a tres buenos católicos de la capital. Ya tres de los HH. Coadjutores marcharon a Bélgica y dos Padres [Bartolomé Bejarano y Manuel Morillo] a Italia. Los restantes estamos divididos en grupos de a tres en el Puerto, menos dos Hermanos y dos Padres, que aún están fuera del Puerto. 2.2. Memorias del exilio, contadas por un protagonista Así cuenta el exilio en sus “Memorias” el Padre Manuel Tirado58, seleccionando aquello que directamente nos puede interesar. “El 12 de mayo [1931], poco después de la proclamación de la República, al conocerse el asalto de los conventos e iglesias realizado en la capital de España y su repercusión en muchas ciudades españolas, se determinó en El Puerto de Santa María que todos los novicios y juniores y los mismo todos los seminaristas fueran enviados a sus familias mientras se aclaraba la situación. El edifico del Colegio de San Luis quedó vacío. Los novicios, los juniores y los seminaristas marcharon a sus hogares paternos. Cuando les pareció a los superiores que el ambiente estaba tranquilo, los novicios y juniores partieron para el país vasco, el lugar que entonces se consideraba más seguro para las comunidades religiosas. Los andaluces fueron acogidos en el Colegio de Orduña y después en un edificio de la Compañía en Durango. Entonces los jesuitas andaluces salieron para Bélgica y se instalaron los novicios provisionalmente en una Casa de Ejercicios (Fay la Manage) y los 152

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Comunidad primera en Bélgica

juniores fueron acogidos por el Juniorado belga conviviendo con los juniores belgas. Cuando estuvo preparado, los andaluces se pasaron a un “chateau” cerca de Bruselas en el término de Ruysbroek y parroquia de Zuen, provincia de Brabante. La nueva mansión constaba de dos espaciosas plantas además del desván, de gran altura, en ángulo agudo al estilo de los países nórdicos. La transformación fue laboriosa y complicada. Una habitación del piso bajo unida a otra, fue convertida en capilla. Otra, en el extremo del edificio de forma semicircular, se adaptó para comedor. Como el muro era grueso, una ventana amplia se pudo convertir en púlpito para el lector y para los ejercicios oratorios de los retóricos. Los sacerdotes y los Hermanos vivían en habitaciones individuales: los juniores en camarillas separadas por tabiques de tela, tres o cuatro en una habitación según su capacidad. Cerca del comedor, la cocina espaciosa del Chateau pudo servir perfectamente para la comunidad. A una distancia de cuarenta o cincuenta metros, una construcción mucho más humilde que había sido las caballerizas del castillo, pudo servir de albergue al Noviciado. Era amplia. Pudo servir con un buen arreglo y limpieza para el servicio de las exigencias de los novicios. En las labores de adaptación ayudaron mucho las religiosas del Sagrado Corazón de Bruselas. Lo que quedó más escrupulosamente limpiado fue el local que se dedicaría a la capilla. Las pesebreras, cubiertas con las telas del color de la bandera española bicolor, entonces proscrita en España, disimulaban perfectamente su antiguo oficio y el de la habitación. El altar, dispuesto al estilo de aquel tiempo y separado de la pared del fondo unos dos metros por una gran cortina, dejaba lugar para una pequeña sacristía. La capilla, fervorosamente visitada, era el centro de 153

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la eucaristía en las misas de la mañana y en la oración de la tarde y allí nos consagramos al Señor más de uno con los votos del bienio. En el piso alto, la habitación del P. Maestro , el P. Francisco Berrocal. Allí tenía también su habitación el P. Ayudante (PP. Agustín Palacios, Juan Morillo Velarde y Tomás Félez, sucesivamente).En el piso bajo estaba la capilla, la sala de pláticas y las dependencias del Noviciado. Los novicios Escolares tenían sus camarillas en el piso alto y los Coadjutores en el piso bajo. Junto a los dos edificios había un gran terreno, parte dedicado a huerta y otra mayor cubierto de césped y una arboleda bastante frondosa, adornado de unas esbeltas y preciosas hayas que hermoseaban el paisaje junto a un pequeño lago. Y en su centro una islita con un merendero que nosotros nunca usamos. De los dueños nos quedó una barquita chiquita y un par de cisnes blancos que con sus graznidos daban un signo exótico a nuestra vida de desterrados. El Chateau tenía todas las cualidades para una casa de Formación como entonces se entendía. Aislamiento suficiente para que en él se pudiera desarrollar un clima fecundo de estudios y de oración al mismo tiempo que la proximidad a Bruselas y a otros pequeños centros de población hacían fácil el contacto con la civilización, con los jesuitas belgas y con los españoles que frecuentemente pasaban por Bélgica. El terreno cubierto de césped servía muy bien para los deportes escasos que practicábamos y los caminos anchos que lo cruzaban para paseo y para las competiciones ciclistas que solíamos tener en las vacaciones de verano. Cuando yo llegué la comunidad estaba gobernada por el P. Manuel Grund, hombre prudente y paternal que, a pesar de sus conocidos escrúpulos, era muy querido de todos. La vida de comunidad se procuró mantener con las mismas características que tenía en España. Algunos salían a decir misa en iglesias cercanas (en latín). El P. Ministro, Luis Zaldívar, trabajaba con estudiantes hispanoamericanos en Bruselas. El trabajo material de la casa lo llevaban los HH. Coadjutores que en España apenas podían hacer nada por el estado de disolución impuesto por la República. En la cocina y en algunos aspectos de la limpieza ayudaban los novicios por meses. La diversidad de clima, los cielos nublados muy frecuentes creo que fue llevada con facilidad por los jóvenes. Me figuro que para los sacerdotes o hermanos que fueron en edad madura o avanzada sería más penosa. Mayor problema sería el frío del invierno. El termómetro marcaba con frecuenta menos de cero grados. Dentro de casa nos defendíamos con la calefacción central, algo más débil en el Noviciado. Salíamos con ropa de abrigo y los novicios con una especie de solideo que llamábamos becoquín y que abrigaba la cabeza. En contraste con el clima de invierno y primavera el verano era mucho mejor. Los días mucho más largos. El recreo (quiete) después de la cena siempre con luz del día y el amanecer enormemente temprano para nuestras costumbres hispánicas. A mediados de julio, después de haber tenido los exámenes de fin de curso en los que nunca se nos decían las calificaciones, comenzaban los quince días de “vacaciones mayores”. La vida estaba menos tensa. Nos levantábamos una hora más tarde. Se organizaban distracciones y competiciones deportivas. Entre ellas destacaban las carreras de cintas en bici154

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cleta en las que actuaban los Escolares y los Coadjutores. Los árboles, grandes hayas, casi todos de hoja caediza, en toda su frondosidad. El césped que ocupaba una buena extensión junto a la casa principal, con el calor del verano y la humedad del ambiente crecía pujante y suavizaba las caídas frecuentes en los juegos deportivos. Por la misma razón de vacaciones pasaban en este tiempo por Wittouck jesuitas que nos visitaban y nos resultaban interesantes contándonos sus experiencias. Entre ellos podemos contar al P. Ulpiano López, entonces profesor en la Universidad Gregoriana. Eran también frecuentes las visitas del P. Moreno Pareja que se preparaba para profesor del Juniorado estudiando lenguas clásicas en Oxford. Y de cuando en cuando aparecía el P. Justo Ponce de León que por su condición de antiguo teniente de Infantería estaba encargado de los asuntos del servicio militar. Fue memorable la presencia en el otoño del año 35 del P. Alfonso Torres que nos predicó los ejercicios anuales con un ardor extraordinario que dejó una gran impresión. Una preocupación dolorosa en aquellos días eran los acontecimientos políticos de España. Cuando el año 33, el partido de Gil Robles, Acción Popular, encauzado por la CEDA, consiguió un buen éxito en las elecciones, surgió un aire de optimismo pero sin plena confianza. En febrero de 1936 la izquierda encarnada en el Frente Popular alcanzó un gran triunfo y se desvanecieron las ilusiones. La única esperanza que quedaba era la intervención del Ejército ante el caos que se preveía. El ambiente de casa de Formación se vivía plenamente. Se mantenían los principios fundamentales de la Provincia de Andalucía. La vida espiritual tenía su primacía en atención y exigencias. El Noviciado se conservaba con el

El chateau de Ruysbroek 155

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rigor que se había vivido en nuestras casas de Andalucía y Toledo. El Juniorado, con aires de mayor apertura en tono juvenil de fervor alegre y de estudio. Se nos insistía mucho en la necesidad de fidelidad a los ejercicios espirituales como garantía de salud espiritual. Se vivía un ambiente de gran estima a la vocación jesuítica cristalizado en el amor a la Compañía, a su estilo sacado de los Ejercicios, en la devoción a San Ignacio y en el conocimiento y vivencia de su doctrina. Desde el Noviciado la devoción al Corazón de Jesús se cultivaba con intensidad. El culto y la historia de los santos jesuitas, sobre todo de los tres santos jóvenes, mantenía el amor a esta vocación y la estima de nuestro seguimiento. Los meses de mayo y junio eran tiempos fuertes de la Virgen y del Sagrado Corazón. Hombres que influyeron en el espíritu podemos considerar al P. Manuel Grund, Rector casi todo el tiempo del destierro; al P. Ignacio Zurbano, director espiritual de la comunidad algunos años; y la agregación a la casa del P. Juan Cañete, que ya gozaba de fama de santidad. Instrumentos de formación, los Ejercicios de año practicados con seriedad y con buenos directores así como los triduos de renovación de votos dos veces al año. Dejaron gran huella los que dirigió el P. Alfonso Torres el año 1935 que ya he citado. Se seguía con fervor la historia de la Compañía, la antigua y la moderna. Era frecuente lectura en el comedor la interesante historia de la Compañía del P. Astrain y al P. Grund le gustaba leer las cartas de misioneros de Carolinas en amigables reuniones con los juniores. El espíritu misionero se centraba en la heroica misión de las islas Carolinas que estaba encomendada a nuestra Provincia con ayuda de las demás Provincias españolas. Los misioneros nos comunicaban sus impresiones en sus cartas. En el Juniorado había algunos destinados a esa Misión como el H. Francisco Hermoso y el H. Joaquín Portal. La situación sobre todo de soledad de los misioneros alcanzaba tintes heroicos que no siempre eran conocidos. Como estas islas estaban sometidas al Japón, los que estaban destinados a ellas solían ir a Filosofía a Irlanda para aprender el inglés muy conveniente en el Japón. Los años del destierro belga no los olvidamos fácilmente. El contraste entre la tranquilidad y el orden social que se vivía en la nación y las noticias que nos llegaban de España era reconfortante. En nuestros paseos por los alrededores veíamos un pueblo serio, laborioso, respetuoso. Ese aislamiento y alejamiento de la patria y de la familia no nos resultaba muy penoso pues lo considerábamos transitorio. Para algunos, más sentimentales, sí pudiera serlo pero para todos era un consuelo el saber que hacíamos algo que merecía la pena por la vocación. La vida en Bélgica nos resultaba atractiva. Nos sentíamos en una nación centro de Europa, que daba la impresión de estar repuesta ya del cataclismo de la guerra del 14. Nuestros paseos por los pueblos cercanos nos mostraban una nación moderna, limpia, sin alborotos como la España de entonces. Al frente de la política un régimen monárquico prestigioso, que amparaba un gobierno democrático de orden que nos había admitido a cuatro Noviciados y dos casas de estudios de jesuitas. Podíamos pasear por sus calles y campos con tranquilidad y en todos sitios éramos admitidos con cortesía. 156

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El clima duro del invierno, frío, nuboso y llovioso lo enfrentábamos con espíritu deportivo y sin desconcierto. A veces se hablaba de “murrias” de novicios pero lo interpretábamos más bien del ambiente interno que del externo. En contraste, el clima del verano es decir, los meses de julio a septiembre, era delicioso. Las frondosas hayas de la entrada se cubrían de hojas vistosas, el césped del terreno cercano a la casa principal crecía vigoroso y favorecía los juegos y deportes de aquel tiempo. Los paseos, las excursiones a pie más largas nos expansionaban y nos ponían en contacto con el mundo exterior. Nuestra vida de estudiantes se iluminaba y relajaba con el sol del verano que nos recordaba algo el nuestro y las vacaciones mayores y menores. En aquel ambiente de exotérica vida religiosa, bastante monacal, se iba desenvolviendo toda nuestra vida. Nos llenaba el amor a la vocación, el trabajo del estudio centrado sobre todo en las lenguas clásicas y en un interés especial en el francés. La vida de comunidad era grata. Mucha unión con superiores: recordamos los nombres del P. Manuel Grund, el ministro de la casa P. Zaldívar y los PP. Palacios y Cuenca ministros de juniores. La vida de comunidad era grata, el contacto con el ambiente belga nos proveía de sorpresas en lo poco que lo vivíamos. En el verano era más frecuente que nos visitaran jesuitas de otras casas españolas de los contornos; algunos iban a misiones o a incorporarse en destinos nacionales y siempre sus visitas nos ilustraban y animaban. Recuerdos gratos de la vida de familia en las brumas belgas… Las fiestas de Navidad en el alejamiento de la patria. La liturgia de los días más solemnes en las misas de la mañana en la capilla doméstica para lo cual los novicios tenían que atravesar el espacio entre los dos edificios en plena noche a temperaturas de muchos grados bajo cero. A plena luz en la tarde del Domingo la Bendición del Santísimo con los preciosos motetes clásicos cantados por José Mª Laraña y José A. de Sobrino. Las veladas de Navidad en el corredor del tránsito bajo del edifico principal convertido en salón de teatro. Comedias generalmente de humor adaptadas por los “literatos” del Juniorado con trajes más cómicos todavía para los actores. Villancicos y charlas animadas en los entreactos. Los paseos bajo la lluvia por las carreteras cercanas. Los paseos más largos en otras ocasiones en vacaciones de verano o en los días de campo. En el Juniorado el momento mariano del ejemplo que se contaba los sábados en devoción a la Santísima Virgen con la asistencia del P. Ministro de juniores que al final solía dar cuenta de las noticias que pudiera haber sobre la situación política la patria lejana. En el ambiente doméstico el mes del Sagrado Corazón era un centro de devoción comunitaria. En nuestra generación se consideraba algo imprescindible el conocimiento y la práctica del “munus suavissimum”. La fiesta del Sagrado Corazón era su centro y su cima. Por la tarde la Bendición con el Santísimo era su centro y su cima. La Bendición eucarística se prologaba con una procesión por los jardines de la casa. Todos los sacerdotes y Escolares iban de sotana y roquete. Después de la cena, un acto académico al aire libre. Una velada literaria y musical nos hacía vivir con sentido de expansión inusitada una hora de alegría fraternal hondamente humana y espiritual”. 157

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2.3. Y mientras tanto… El colegio, ahora Noviciado-Juniorado, vuelve a cerrarse. Como ha sido contado con detalle en el testimonio del P. Antonio Osborne, el Padre Francisco Gómez59, procurador de la Casa, debe entregar las llaves del Colegio-Noviciado al Gobernador Civil, Gabriel González Tartabull, a Manuel Muñoz Martínez y al Alcalde, D. Francisco Cossi y Ochoa60. El Padre Francisco Gómez presenta una carta de protesta. Por cierto, que dicho Padre permaneció en la ciudad y fue acogido por doña Dolores Aldaz junto con el Hermano Francisco España. El Padre atendía como capellán el Asilo de San José. Como en tiempos anteriores, familias amigas acogieron los bienes de la Compañía. Uno de los “coetus” de religiosos se hospedaba en la calle Federico Rubio (antigua Pozuelo)61. Los Congregantes organizaron una misa de despedida en la iglesia de San Francisco en la que se cogieron una colecta de 757 ptas y en ella se repartieron más de 500 comuniones. La venerada iglesia de San Francisco se cerró en el último plazo dado a los jesuitas para recoger sus cosas: el dos de febrero de 1932. Desde su coetus, los Padres “vigilan” con atención su colegio aunque los tiempos de persecución impiden ni siquiera una aproximación física a él. Como en situaciones antiguas, algunas familias de El Puerto acogen los bienes más indispensables en sus casas. Según la orden gubernamental, se crea un patronato para la incautación de los bienes y del mismo inmueble del colegio. Los Padres que quedaron en este momento fueron el Padre Valeriano Dacoba62 y Juan Lambertini63. El 30 de enero se recibe una carta de aliento del cardenal don Eustaquio Ilundain, arzobispo de Sevilla para las Residencias de Jesús del Gran Poder en Sevilla, de Jerez y de la de El Puerto de Santa María. Como “despedida” oficial a la Compañía de Jesús de El Puerto de Santa María, FCO (las cifras del señor alcalde de la ciudad, don Francisco Cossí Ochoa) escribe en el periódico El Martillo: “La historia oficial de España no se ha manchado, porque más que manchada estaba ennegrecida...España empieza a limpiar su historia...”

Hace ahora un recorrido por cinco siglos: dos monarquías extranjeras... apoyándose en la teocracia y la milicia y los privilegios de los poderosos. Recuerda de Carlos V, a Villalar; de Felipe II, a Flandes: el rey de Aragón matando a Juan de Lanuza, Carlos II que entrega a los Borbones el reino y estrangula a Cataluña... Fernando VII que sometió las colonias a la espada y a la cruz. Barranco del Lobo, desastre del Annual...la dictadura...Continúa el señor alcalde: “¿Y a qué seguir? Al lado de todo esto estuvo siempre la Sociedad de Negros Múltiples. Contra ninguno de cuantos atropellos hemos relatado muy poco hemos oído su protesta, sino por el contrario su complacencia. La memoria de Galán y García Hernández el Domingo nos lo dice... Fiar la prosperidad de un pueblo a la existencia de un batallón con ciento cincuenta hombres, mal vestidos y mal alojados y a una residencia de jesuitas es criterio que puede pasar a la historia pero a la manchada”, Puerto Santa María 28 de enero 1932.64 158

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Pero vuelven las antiguas dudas jurídicas: ¿Quién es el propietario legítimo del colegio? ¿La Compañía de Jesús? ¿Los accionistas? Ante el embrollo jurídico que esta cuestión crea, y sobre todo, al no saber a ciencia cierta de quién era la propiedad del colegio, optan por cerrarlo indefinidamente. Pero no estaba en absoluto descuidado. Entre las reclamaciones sobre las propiedades del Colegio encontramos una hecha por instigación del Padre Fernández Cuenca. Presenta su reclamación don Serafín Álvarez Martínez, en nombre de la Asociación Colegio San Luis Gonzaga, reclamando el edificio del Colegio, la finca de la Inmaculada en el pago de Fuenterrabía, y un trozo de tierra en el pago de Mochicle, término municipal de Puerto de Santa María. Fue desestimada porque “el reclamante actuaba en virtud de un poder que le confirió José Fernández Cuenca, rector del colegio, y porque dicha asociación se declaraba comprendida entre las instituciones disueltas en el decreto 23 de enero de 1932. Se volvió a reclamar, pero quedó en dudas. Después de múltiples reclamaciones parece que con el gobierno de Lerroux se fue aclarando el litigio, a favor del Colegio. Muchos grupos populares pretendían hacerse con las utilidades escolares del centro. En el archivo municipal de El Puerto se conserva un documento de 2-III-1936 en el que la Federación Portuense de Sociedades Obreras, compuesta por 21 secciones y 2031 afiliados, eleva una petición al Ayuntamiento para instalar una Escuela Obrera de Artes y Oficios en el antiguo colegio de San Luis. No pudo llevarse a cabo el proyecto dado que, a los pocos meses, estalló la guerra civil en España y pronto Cádiz, casi el mismo 18 de julio, cayó en manos del Ejército sublevado. Acogiéndose al antiguo documento que demostraba que el colegio pertenecía a la Junta de padres65, el colegio fue clausurado. Como ya ha sido indicado, en el Puerto, en la calle Federico Rubio 35, quedaron dos Coetus: el XI, con Superior el P. Valerico Dacoba (1932-1934); y otro, el X (1934-36), con los Superiores PP. Raymundo Zamarripa y José María Gutiérrez Silva. Desde la cercanía, “vigilaban” su colegio, entonces falto de vida. Una vez pasado el 18 de julio de 1936, se erige la Residencia de El Puerto con los PP. Agustín Palacios (1937-1939) y Roque Arjona (1939) como Superiores. A la espera legal de la posesión del Colegio, se cerraron todas las puertas y habitaciones y se dejó intacto el mobiliario. Suerte, pues el rico archivo se conservó intacto y ahora podemos disfrutar de él. No se le encontró utilidad pública mayor e imagino “trabajando” la humedad de El Puerto las paredes y ayudando a su conservación los violentos secos aires del levante. La Comunidad del Noviciado está citada en adelante en los catálogos como “de dispersión”. En el Puerto queda un “coetus”. Quedan en la ciudad alojados en casas varios Padres y Hermanos66. Ya el catálogo reseña su vida oficial en Ruysbroeck. La comunidad la componen ahora 112 religiosos, 9 Padres67, 69 Escolares y 34 Hermanos. Los novicios Escolares son ahora 17 y solamente tres los Novicios Coadjutores. Sigue Rector el Padre Fernández Cuenca.

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3. RECTORADO DEL PADRE MANUEL GRUND (15/08/1933 - 29/09/1936) Año 1933 En el catálogo, el año 1933 se reseñan 114 religiosos, de los cuales 11 Padres68, 69 Escolares y 34 Coadjutores. El “coetus X”, que así lo citan ahora los catálogos sin dirección ni teléfono, que solamente tenían el Provincial, ahora con la Curia en Gibraltar, lo componen 7 Padres y 4 Hermanos69. Este año cambia el Provincial, siendo nombrado el día 15/08/1933 el Padre José Fernández Cuenca, anterior Rector del Noviciado. Es nombrado Rector de la Comunidad de Ruysbroeck el Padre Manuel Grund. En la República española viene un cambio radical que alienta las esperanzas de los jesuitas. En las elecciones de 1933 gana la derecha con el predominio de la CEDA, comandada por don José María Gil Robles. El 19 de noviembre de 1933 se celebró la primera vuelta de las segundas elecciones generales de la Segunda República Española para las Cortes y fueron las primeras en las que las mujeres ejercieron el derecho al voto. Las elecciones dieron la mayoría a los partidos de centro-derecha y de derechas, lo que dio lugar al denominado bienio radicalcedista o bienio negro de los años 1933-1936. El cambio trascendental para el sistema de partidos fue la inapelable derrota de la izquierda republicana y el duro correctivo sufrido por los socialistas, que se habían presentado en solitario a las elecciones con la aspiración de obtener una mayoría suficiente que les permitiese gobernar y transformar de forma pacífica la república “burguesa” en una “república socialista”. Por último, señalar que la posición central la ocupaba el Partido Radical. La causa fundamental de la derrota de las izquierdas y del triunfo de las derechas fue que las primeras se presentaron desunidas y las segundas unidas, todo lo contrario de lo que había sucedido en las elecciones de 1931. Aunque con mayor tolerancia, y sin cambiar las leyes, el ambiente se vuelve en principio más tolerante y ello hace que la vida católica pública en España vuelva a resurgir. Muchos jesuitas disueltos trabajan ya abiertamente, desde sus coetus. El Noviciado, sin embargo, sigue en Bélgica. A pesar de todo, no acababan de fiarse los Padres, pues seguían disueltos según la legalidad y prefieren mantener a sus estudiantes en el exilio. Pero al menos la situación era para ellos un respiro. Nuestro Noviciado sigue en Bélgica, a la expectativa. Los movimientos de izquierda aprenden la lección y ahora tratan de unirse, esperando su oportunidad. Año 1934 La Comunidad del Noviciado en 1934 la componen ahora 10 Padres70, los Escolares son 53 y los Hermanos 31. Baja el número de novicios: 9 Escolares y 5 para Coadjutores. Son en total 94 personas. Mientras tanto, los acontecimientos en España se agravaban. La Revolución de Asturias de 1934 fue una insurrección obrera, en el mes de octubre, que formaba parte de la huelga general revolucionaria y el movimiento armado organizado por los socialistas en toda España. Sólo arraigó en Asturias, debido fundamentalmente a que allí la anarquista  CNT  sí se integró en la  Alianza Obrera  propuesta por los socialistas de la  UGT  y el  PSOE, a diferencia de lo sucedido en el resto de 160

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España. Fue duramente reprimida por el gobierno  radical-cedista  de Alejandro Lerroux, contra el que se había lanzado la insurrección por haber dado entrada en el gobierno a tres ministros del partido no republicano  CEDA. Recurrieron al  general Franco,  que dirigió las operaciones militares desde Madrid con las tropas coloniales marroquíes —los regulares  del  Ejército de África—, y a la Legión procedente del Marruecos español; de esta forma, el ejército aplastó la sublevación. 34 sacerdotes fueron asesinados, destruidas iglesias y obras de arte. España quedó herida. Estos acontecimientos eran seguidos con ansiedad desde la vida en el destierro. En toda España fueron encarceladas entre 30.000 y 40.000 personas. Miles de obreros perdieron sus puestos de trabajo. Si bien la izquierda aprendió la lección de que no podrían alcanzar sus objetivos sin unión de fuerzas, también la derecha iba tomando nota, y el ejército… Estamos a las puertas de la gran guerra civil. Los jesuitas están, en general, de una parte, por lo menos en las simpatías. Claramente, entre los andaluces. Año 1935 Al año siguiente, 1935, reseña el catálogo una pequeña disminución: ahora son 76 los componente de esa Comunidad que sigue en Bélgica: 7 Padres71, 48 Escolares y 21 Coadjutores. Los novicios Escolares son 11 y ninguno para Hermano coadjutor. En la “Visita” que hace el Provincial a la Comunidad de Ruysbroeck señala que se va contento del espíritu que reina en la Casa. Los jóvenes sueñan con la posible y necesaria recuperación moral de España. Uno de ellos, José García Molina, desde Málaga, escribía a sus padres contento al ver que de nuevo salían las procesiones de Semana Santa en Málaga y la relativa calma en la que desarrollan su actividad los Padres en la ciudad, pero se muestra alarmado por las fechorías de “los malos”72. Año 1936 Baja el número de la Comunidad al año siguiente, 1936. Ahora son 71 los componentes de ella. 11 Padres73, 41 Escolares y 19 Coadjutores. De ellos, 11 novicios Escolares y 5 Coadjutores. Un acontecimiento fundamental viene cambiar radicalmente los nuevos tiempos. El ejército se subleva en África (17-18 de julio 1936) contra el Estado Español y aunque al comienzo proclama su adhesión a la República, poco a poco va perfilándose como una auténtica sublevación contra el Estado y el establecimiento de un orden nuevo, distinto, de regeneración patriótica. Ya se puede uno imaginar de qué lado estaban nuestros exiliados. Una vez que triunfa el Ejército en el sur de la Península, deciden trasladar el Noviciado a Portugal. Pero eso ya pertenece al Rectorado siguiente.

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4. RECTORADO DEL PADRE FERNANDO Mª MORENO PAREJA-OBREGÓN (29/09/1936 - 27/07/1942) El primer Rector del “peregrino” Noviciado, en Loulé (Portugal) desde 1936, fue el Padre Fernando María Moreno Pareja-Obregón. Su nombramiento (29/09/1936) fue una medida de gran trascendencia. Venía de hacer estudios especiales en Inglaterra, en Heythrop y Oxford, y marcará su fuerte personalidad en una fase importante de la vida del Noviciado y de la misma Provincia en los años venideros. Con recias convicciones conservadoras, pretendía una Compañía más pobre, más apostólica, más entregada, siguiendo el antiguo modelo de San Ignacio. Tiene ahora su oportunidad, la que le ofrece la Compañía al nombrarle al mismo tiempo Rector y Maestro de Novicios. 4.1. Momento político El momento político español era crucial. El conjunto del nuevo Régimen se había gestado la guerra civil (1936-1939) y condicionó la vida de la Compañía de Jesús hasta 1975. Visto políticamente, el nuevo Régimen era un intento de modernización tradicionalista. Visto eclesialmente, se intentaba la realización de la tesis del Estado confesional católico como ideal. Se empezó pues un experimento especial, dentro de cuya realización y en cuyo agotamiento y crisis desempeñaría la Compañía de Jesús un papel muy específico e importante. Aunque es innegable que la guerra civil tuvo un carácter de defensa de la religión, en ella se trenzaron otros elementos: lucha de clases, antagonismo en la definición del régimen político, pugna por la hegemonía entre la tendencia centralista y la periférica en la concepción del Estado... Toda la intrincada situación acarrearía múltiples problemas posteriores, pero en este momento –al comienzo de la guerra- todo son ilusiones, proyectos y gran entusiasmo. Respecto al tema que nos ocupa, lo más destacado del mes de mayo de 1938 es la aprobación del decreto que restablece en España la Compañía de Jesús. El decreto de readmisión de la Compañía fue expedido el 3 de mayo de 1938, y en él, el general Franco deroga el artículo 26 de la constitución republicana. Los motivos que aduce son de gran loa para la Compañía de Jesús. El decreto fue redactado justo un mes antes por el equipo de Tomás Rodríguez Arévalo, ministro de Justicia, que lo firma. Consta de cinco artículos. El primero de ellos deroga el decreto sobre la disolución y la incautación de bienes a la Compañía de Jesús, aprobado por el gobierno de Azaña en el primer bienio republicano, el 23 de enero de 1932, y todas las leyes que lo desarrollaron. Serrano Suñer comparece ante la prensa, pasadas las 11 de la noche, seis horas después del comienzo de la reunión, para explicar ésta y otras decisiones. Expone las razones por las que se restablece la Compañía: en primer lugar, para «reparar debidamente la injusticia contra ella perpetrada»; en segundo lugar, «porque el Estado español reconoce y afirma la existencia de la Compañía de Jesús como sociedad perfecta en la plenitud de sus derechos, y, por consiguiente, ha de reconocer también la personalidad jurídica de las Órdenes religiosas canónicamente aprobadas». Tercero, «por ser la orden eminentemente española y con gran sentido universal». El ministro del 162

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Interior señala que coinciden «las persecuciones contra ella y los procesos de desarrollo de la anti España». Por último, se restablece la Compañía de Jesús «por su enorme aportación cultural», y recupera las palabras de Menéndez Pelayo cuando habló, a propósito de su disolución, del «golpe mortífero para la cultura española y atentado brutal y oscurantista contra el saber y las letras humanas». El Padre General de la Orden, Vlodimir Ledochowsky, agradece entonces al Caudillo este gesto y declara, tal como señala Beevor, que «a la hora de su muerte, los 30.000 jesuitas del mundo ofrecerán tres misas por el alma del Generalísimo». No obstante, este autor apunta que a pesar de los privilegios que Franco concedía recurrentemente a la Iglesia, ésta no acababa de encontrarse cómoda en el nuevo régimen porque había perdido autonomía. Ahora era un grupo de presión más, muy poderoso, pero que tenía que competir en igualdad de condiciones con otros, como el Ejército, Falange, los monárquicos o los carlistas. 4.2. Trayectoria del Colegio y de la Compañía Disuelta en 1932, desde el 18 de julio de 1936 en que estalla el alzamiento, los jesuitas trataron de volver a la España franquista y ocupar sus Casas, Residencias y Colegios. El catálogo de 1937 señala ya novedades importantes en la Compañía de España. Se van abriendo nuevas residencias en la “España liberada”: Córdoba, Cádiz, Granada, y, con dos sedes de colegio y Residencia, Sevilla y Málaga. El Provincial tiene ahora dos emplazamientos, uno en Gibraltar74 y otro en Sevilla. Durante el tiempo de la guerra, con todo, el edificio del colegio de San Luis alberga un hospital de sangre. Aunque a partir del año 1938 la Compañía había recuperado por decisión del gobierno de Burgos todos sus bienes en la España liberada, el Provincial Padre Fernández Cuenca cede el edificio del Noviciado al Ejército de Franco como Hospital de sangre75. Aunque los jesuitas ya eran los

Comunidad de Loulé durante el destierro. 163

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dueños titulares y administrativos del colegio, éste había quedado clausurado pero no incautado, no sabemos por qué77. Cuando llegó el curso 1934 algunos destacados dirigentes de la ciudad recordaron la promesa del P. Ledokowski de volverlo a comenzar como colegio de Enseñanza. No estaban los tiempos para la tarea. El 19 de julio de 1936 el ejército de Franco se apodera de la provincia de Cádiz y los jesuitas encuentran un adecuado uso para el centro docente y religioso: durante la Guerra civil serviría de “Hospital de sangre” de legionarios y de moros. Mientras, la vida de la Comunidad del Noviciado en el extranjero sigue su curso. Por lo que respecta al Noviciado, la Casa trasladada a la vecina Portugal, a Loulé, cuenta ahora con 12 Padres78, 43 Escolares y 21 Coadjutores. En total, 76 personas. Los novicios Escolares son 13 y 6 los Coadjutores. Ya a las inmediatas de trasladarse de nuevo a El Puerto, la comunidad del Noviciado sigue en Loulé (Portugal). Ahora son 9 Padres79, 28 Escolares y 12 Hermanos, pues ya se van reintegrando a la Provincia gran número de ellos. La comunidad cuenta en total de 47 religiosos. Cuando oficiosamente supieron que podían volver, entraron con espíritu patriótico -otra vez con una España- en la España “nacional”… Cuando acaba oficialmente la contienda el 1 de abril de 1939, se abre en septiembre, provisionalmente de nuevo, el Noviciado en la ciudad de El Puerto de Santa María. No era ese el compromiso con la ciudad (abrir el antiguo Colegio), pero la situación política y aún económica no permitía otra alternativa. No renunciaban a cumplir la antigua promesa, pero aún no era el momento adecuado. De esta forma, al final de la contienda, ven de nuevo las calles de El Puerto deambular por sus aledaños a las ternas de novicios, con su voz baja y la modestia en los ojos. Vuelven los novicios y los estudios humanísticos de los primeros años de formación, llamados Juniorado80. Cuando vuelve el Noviciado en el año 193981 encontraron el edificio muy deteriorado. Se acomodaron provisionalmente con mil fatigas, pero, a la espera de construir el prometido nuevo Noviciado para la Provincia, destinan el antiguo Colegio de El Puerto como Casa de Formación para jóvenes. Tenían la conciencia de haberse comprometido con la ciudad a destinar el Colegio para enseñanza y que más tarde o más temprano El Puerto de Santa María tenía derecho a disfrutar de un Centro de enseñanza llevado por los jesuitas, pero se difiere por lo pronto esta medida. El P. Fernando Moreno tuvo que realizar el traslado desde Portugal y volver habitable el antiguo Colegio-Noviciado. Lo hizo en lo espiritual y en lo material. Los abundantes novicios que acudieron, una vez terminada la guerra el 1 de abril de 1939, ocupando de nuevo el Noviciado ese mismo año, fueron formados por esta gran personalidad. Tiempo de hambre y carestías aun de lo más elemental, como sucedía en toda la España de la postguerra, pero, al mismo tiempo, ambiente cargado de ilusiones y de heroísmo. Había que rehacer la España siempre católica, tanto en lo material, como en lo espiritual. Podemos imaginar el deterioro, no solo del tiempo, sino de un uso de guerra poco delicado y con atenciones de urgencia. Uno de los primeros novicios que llegó a la ciudad con el Padre Maestro de Novicios Fernando Moreno Pareja-Obregón, el Padre José María Huelin82, me contaba haber encontrado un centro contagiado 164

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por chinches, pulgas, humedades y desconchones. Había que habilitar el edificio, aunque no había que inventar apenas nada, pues ya había sido acomodado para Noviciado desde 1924 hasta 1931. Un joven que ingresa en el Noviciado en aquellos primeros años, Manuel Sotomayor, luego importante investigador y profesor de Historia de la Iglesia en la Facultad de Teología de Granada, inicia en el siguiente texto la relación de sus recuerdos del P. Fernando Moreno y ofrece detallados datos del reinicio del Noviciado en El Puerto de Santa María: En abril de 1939, una vez terminada nuestra guerra y siendo el P.Fer­ nando Mª Moreno Rector y Maestro de Novicios, se trasladó nuestro novi­ ciado-Juniorado desde Loulé al antiguo Colegio de San Luis Gonzaga, en el Puerto de Santa María. En los últimos meses de Loulé había allí solamente cuatro novicios de 2° y uno de Primero (José Ignacio de Terry Sánchez Blanco). En el Puerto de Santa María se les incorporaron, desde Loyola, Luis Martínez Fazio, Víctor Gómez Infantes y Manuel Benítez, más Eladio Campe, que había estado militarizado. En el mismo año 1939 entramos en el noviciado 27 nuevos aspirantes, de manera que en ese año estuvimos en el Puerto 36 novicios. El ayudante del Maestro de Novicios en el curso 1939-1940 fue el P. Miguel Liaño, quien hacía al mismo tiempo su Tercera Probación. A lo largo del año 1940 ingresaron 39 novicios y a lo largo de 1941, 29. Al P.Miguel Liaño le sucedió como ayudante en el curso 1940-1941 el P. Baltasar Pérez Argos quien continuó siéndolo en el siguiente curso 1941-1942. En 1942 entra­ron 17 novicios; en 1943, 28; y en 1944 ingresaron 39. Estábamos en pleno estallido vocacional. Las cifras reseñadas, que pertenecen a los años en que el P. Moreno fue Maestro de Novicios en el Puerto, indican que entre primero y segundo de noviciado, éste contaba con más de 60 no­vicios en los cursos 1939-1940 y 1940-1941, más de 40 en los de 1941­-1942 y 1942-1943, y de nuevo más de 60 en el de 1943-1944.83

Apenas había que innovar grandes cosas. El “costumbrero de la Provincia de España”84, elaborado en el siglo XIX dejaba perfectamente organizada la marcha de los Noviciados. Comidas, distribuciones, descansos, actos de piedad, paseos, todo estaba regulado. Inclusive, el ajuar que debía acoger a los huéspedes o incluso lo que debía llevarse cuando eran destinados a otra ciudad. Solo había que acomodar los espacios y proyectar los pequeños apostolados en la ciudad donde estaba ubicado. El plan de estudios, la aplicación estricta, ahora sí, sin trabas, para los estudiantes jesuitas, el prestigioso Ratio Studiorum del que antes tantas veces hemos hablado. Allí se recibieron abundantísimas vocaciones surgidas durante la guerra y en la postguerra y El Puerto es palabra mágica para muchos jesuitas andaluces que allí nos formamos. Era una imagen familiar ver las ternas de novicios y júniores paseando por las afueras de la ciudad, con sus bonetes o sombreros “canoas” o formando grandes filas en las procesiones del Corpus Christi, el Sagrado Corazón o la Patrona, la Virgen de los Milagros. O dando realce a los actos litúrgicos de la Iglesia de San Francisco, o en sus catequesis en las “escuelitas” o bravamente catequizando en las bodegas que prestaban media hora de tiempo laboral para “entrenamiento apostólico” de los 165

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jóvenes jesuitas. También se atrevieron algunos de los jóvenes juniores a trabajar en el Penal85 situado entonces en el antiguo convento de la Victoria. Gran tarea y difícil, pues los amparadores del nuevo régimen – así lo estimaban ellos – acudían a un penal donde sufrían muchos presos simplemente políticos. Ayudaron a aquellos desgraciados, muchos de ellos condenados a muerte. Todo ello ayudaba a no cerrar el círculo monacal que entonces era provisional, pues su futuro se proyectaría en la calle, en medio del mundo, contemplativos en la acción, como decía uno de los más acreditados discípulos de San Ignacio, el P. Jerónimo Nadal. En la parte material de nuevo se habilitaron los espacios. El “patio de las bellas sombras”, que estaba partido se unificó y cerraron las arcadas con cristaleras colocándose en medio cuatro hermosas farolas. La parte alta se reservó para el Noviciado con sus camarillas y Capilla y la parte media para biblioteca, Noviciado y Capilla Doméstica y Juniorado. La parte baja para clases, salón de actos, imprenta y museo de misiones. Y naturalmente se aprovechó el antiguo comedor con su cocina adjunta. El “vagón de tercera”, se reservaba para desayunos y meriendas y para los “postulantes”. Se abandonó el museo, ahora sin inmediato uso, y esta circunstancia provocó el deterioro irremediablemente de muchas piezas, animales y plantes carcomidos por el tiempo y la humedad. Se conservaba la solemne entrada presidida por S. Luis. A la derecha de la solemne entrada, el Salón de actos que únicamente se reservaba para las funciones de Navidad. Entrando a la izquierda la portería, con sus banquitos para los pobres que recibían comida regularmente. Por una escalera interior de madera se ascendía a las habitaciones de los Padres “graves”. En la fachada recibían a los alumnos y vivían los “maestrillos” que ejercitaban su docencia a los novicios y, en algunos casos, a los juniores. En el piso alto se conservaba una magnífica Biblioteca, rica en libros sobre todo de arte y literatura clásica. La huerta se reservaba para las cochineras y algo de sembradura. Dos campos, el de arriba para los novicios, el de abajo para los juniores con un desvencijado frontón donde estiraban la musculatura y las habilidades los jóvenes jesuitas. Conservaban, ahora muy deteriorada, “la montaña rusa” y el Hermano Escolano criaba un gran gallinero y abundantes patos. Quedó sin apenas uso el patio separado por una tapia de la calle San Francisco. 4.3. El “pusillus grex” La coyuntura del momento es totalmente nueva. El entonces novicio Manuel Sotomayor realiza la siguiente descripción de aquel momento histórico: Eran años muy especiales, que seguían a aquellos tiempos tan difíci­les para la Iglesia española que fueron los de la 2ª República y la guerra civil. En 1939 y en los años siguientes, el clero, tan perseguido y martirizado en los años inmediatamente precedentes, pasó a ser objeto de gran estima y respetuosa veneración. Flotaba en el ambiente un senti­miento de liberación y de esperanza. La Compañía de Jesús volvía del destierro al que le había condenado la República, recuperaba sus anti­guas Casas, veía aumentado su prestigio y multiplicadas sus posibilida­des de trabajo en residencia y colegios. Nuestros colegios y nuestras congregaciones marianas se llenaban de jóvenes sumamente receptivos 166

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a los ideales religiosos. Muchos Padres de nuestra Provincia se dedicaban con entusiasmo a proponer el ideal de la vocación religiosa a aquellos de sus pupilos que veían mejor dispuestos. La consecuencia de todo esto fue ese gran aluvión de candidatos en el Puerto de Santa María86. Aquellos años gloriosos vieron ingresar en la Compañía muchos chicos entusiastas…o penitentes. Se contaba entonces la anécdota de que alguno había prometido entrar en la Compañía si no caía en el frente de batalla... Hubo que depurar muchas vocaciones. El Padre Maestro llegó a montar en el mismo Noviciado una especie de misión popular. Al final, discernió y mandó a muchos a sus casas, ya con la conciencia reconciliada y tranquila. Año hubo en que ingresaron en el noviciado más de 100 chicos; se cuenta de alguno que iba por los pasillos marcando el paso militar con la escoba como fusil... Años de miseria y de hambre pero al mismo tiempo de heroísmo y grandes ideales de misiones. Los entusiastas misioneros jesuitas se lanzaron aquellos años a las misiones populares donde, unas veces con métodos antiguos y otras con medios modernos lograron una auténtica reconversión de España herida por los odios de la guerra y los tiempos de la república: reconciliaciones, paces entre los pueblos, bautismos, matrimonios recompuestos hicieron una España distinta, renovada, que abrió paso a la reconciliada España actual. Merecía la pena dar la vida por este ideal. Eran para los estudiantes un ejemplo los incansables Enrique Huelin, Sebastián Puerto, Luis Gonzaga Navarro, Muñecas, Copado, García Alonso…, y lucía en su memoria el santo Padre Tarín, ejemplo de misionero popular. Aún no había entrado el consumismo, ni el capitalismo salvaje. Años de ilusión con una enorme tarea que hacer, en este caso, religiosa. Los jesuitas vivían ese heroísmo y de este Noviciado partieron misioneros al Japón, América Latina principalmente a la Provincia de Ecuador que la Orden había señalado como misión para la Provincia Bética (Andalucía y Canarias). El Catálogo del año 1940 aporta novedades. Había sido nombrado nuevo Provincial (06/XI/1939) el Padre Francisco Cuenca, que venía de Rector del Colegio de San Estanislao de Málaga desde el 19/03/1937. Hombre pacífico, cordial y bueno. Y muy identificado con el régimen de Franco, igual que otros muchos jesuitas que desde el destierro vivían esperanzados la “recuperación” de España. Sigue el Padre Moreno asumiendo los cargos de Rector y Maestro de Novicios y la Comunidad la componen 12 Padres87, 62 Escolares y 11 Hermanos. Los novicios son ahora Escolares 31 y Coadjutores 4. Un total de 85 de Comunidad. Buenos presagios. El Padre Fernando Moreno, como ha quedado dicho, ocupó el cargo de Rector del Noviciado desde Loulé (Portugal) adonde habían desplazado el Noviciado desde Ruysbroekc, acercando así la casa noviciado a la casi totalmente liberada España y facilitando la comunicación con Andalucía. La fuerte personalidad intelectual y religiosa del Padre Moreno impactó en aquellos muchachos creándose algunas divisiones y teniendo los superiores que dispersar a algunos a otros filosofados o teologados. Nadie dudó jamás de la categoría espiritual del Padre Moreno. Pensaba el Padre Moreno que la Compañía se regenaría con espíritu y fuerza interior y fue de alguna manera seleccionando 167

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aquellos chicos de valía a quienes infundía ese espíritu. Él mismo los tituló “pusillus grex” (pequeño rebaño). Tomamos como ejemplo de manifestación de sus intenciones una carta dirigida por él a uno de sus novicios el 3/3/194488. El P. [Pusillus] no es un nombre vacío, ni una agrupación de HH. alegre y confiada; aquel y solamente aquel será en realidad P., que aspire con seriedad a las grandes virtudes e ideales del P., a saber: abnegación propia en faltas ya avisadas, carác­ter, capricho, inclinaciones desordenadas; gran espíritu de oración; caridad y celo con todos, singularmente procurando animarnos a la vida de fervor entre nosotros, con nuestro buen ejemplo; espíritu de la regla 11; odio práctico al 2º binario, primero individual, después social; leal e ignaciana obediencia; ejemplo patente de estricta y delicada observancia de reglas y avisos; vivir y propagar la devoción al Sgdo.Co­razón; que se vea en la práctica que nos hemos embebido los criterios que se nos han enseñado; buscar y seguir con lealtad la dirección del que nos da el Señor por Maestro y guía; es decir , vivir prácticamente las peticiones de nuestra Consagración a la Sma. Virgen y los ideales que encierra la que hemos hecho al Sgdo. Corazón89. He aquí el juicio de Manuel Sotomayor, el novicio entonces del Padre Moreno y miembro del discutidos “pusillus grex”, sobre la personalidad de su P. Maestro90: “En 1939 estaba además en el pleno vigor de sus 40 años y condicionado, como todos, por el ambiente patriótico y de exaltación religiosa, propio de aquellos años. Su orientación era claramente integrista, aunque con un integrismo refe­rido de manera muy especial al problema de la interpretación y ejecución de las Constituciones y en especial de la pobreza. Sus posturas y opi­niones eran nítidas y sin paliativos. No fue nunca partidario de pequeñe­ces ni mojigaterías. Urgía la observancia, pero no aceptaba prácticas trasnochadas como la de lavarse por la mañana ya con la sotana puesta, ni practicó nunca esas pruebas ridículas que solían contar como las célebres pruebas de los jesuitas, y que algunos maestros de novicios todavía solían seguir usando. En cambio nos insistía mucho en las morti­ficaciones y en la oración. Incluso en ciertos momentos hubo su poco de exageración, llegándose a establecer entre nosotros como una inconfe­sada emulación a ver quién hacía más penitencia y, sobre todo, quién hacía más oración. Eran muchos los que solían pedir horas santas noc­turnas y no pocos los que alguna vez lograban permiso para pasar toda la noche en la capilla. En una buena parte de los novicios el P .Maestro suscitó sin duda alguna una adhesión entusiasta que satisfacía plenamente al idealismo juvenil que nos animaba a todos. En los que no suscitó adhesión, suscitó casi siempre más bien rechazo, como sucede siempre con los que poseen fuerte personalidad, ante los cuales no caben posturas intermedias. En alguno de esos últimos se debió de crear un círculo vicioso, porque, al no haber sintonía entre maestro y discípulo, la distancia, al menos afectiva, se hacía cada vez mayor”.

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Estos eran los consejos del Padre a sus novicios: “virtud solidísima, muy estrecha unión con el Señor, gran fusión y sencillez en su trato, virilidad marcadísi­ma y, sobre todo, un profundo y ardorosísimo fervor tanto más de admirar cuanto más lejos se encuentran de la fuente y cuna de él. Hoy que todo, comenzando por la Sta.Misa, va de 1ª intención ofrecida al Divino Corazón por la íntima renovación de nuestro fervor, quisiera yo que, teniendo el ejemplo hermosísimo y alentador de nuestros santos HH. ante los ojos, procurásemos reavivar todos nuestros santísimos fervores. Y ante todo, si el principio de nuestra vida es esa especialísima vocación que el Señor nos hace sentir dentro de nuestra alma, eso es lo primero que tenemos que reavivar en nuestro interior. iQué grande es renunciar a todo, aun a lo que más “honestamente” y aplaudidos y halagados por todos pudiéramos disfrutar, únicamente por querer renovar el grande y evangélico espíritu de la Compañía en toda la pureza en que fue concebida por N.S.P.Ignacio! Si el Señor en el fondo del alma nos da a sentir que El nos quiere como instrumentos directos de esta grandísima empresa, podremos colegir qué tonicidad tan decididamente viril ha de tener nuestra vida espiritual. Quien tiene ante los ojos, siquiera como posible, una tal empresa, no puede pensar en otra cosa que en una vida de continua abnegación de todos sus quereres y torcidas afecciones y de intensísima vida interior. De una manera particular qui­siera llamar la atención sobre, nuestra mutua caridad. La vida de plena intimidad llevada por nuestros primeros PP. en París y dispersos por Italia, que no conocía reserva de ningún género, ni se empañaba con sombras, recelos, quisquillosidades, debe ser nuestro modelo89.

Muchos años después, relata M. Sotomayor que había pertenecido al “pequeño grupo”: Hablando en general, los que habíamos sido del “Pusillus” seguíamos convencidos de que en lo fundamental no había error y que era menester seguir manteniéndonos unidos en medio de la tormenta. Este deseo de cerrar filas recibió notable impulso precisamente del ambiente de acoso tan continuo y tan desagradable que experimentábamos en todas partes. A más de uno le costó notable quebranto de la salud, sobre todo del sistema nervioso. Además del P .Fernández Cuenca, veían con buenos ojos la labor del P. Moreno en nuestra juventud, el P. Antonio Revuelto, el P. Antonio Copa­ do, el P. M. de la Cruz, el P. Alfonso Torres, el P. Antonio de Víu, el P. Augusto Muriel, y los PP.José A. de Aldama y Rafael Criado. El P.Víu dirigía una congregación en Jerez de la que envió numerosas vocaciones al Puerto. También envió alguno que otro de fuera de Jerez, a base de Ejercicios Espirituales; entre estos últimos me encontraba yo. El P. Au­gusto Muriel, sobre todo como espiritual de nuestro colegio de Sevilla, también proveyó al noviciado de abundantes candidatos. Los PP. Aldama y Criado estaban de profesores en el teologado de Granada, eran muy amigos entre sí y del P. Moreno y para nosotros suponían dos grandes valores y de absoluta 169

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confianza. Sin embargo, la mentalidad predominante en la Provincia hacía ya tiempo que se había alejado de la postura fijista e integrista. El P. Mo­reno estaba convencido, con toda razón, de que en cuanto sus novicios saliésemos de la casa-noviciado, nos íbamos a encontrar con un ambiente no sólo diferente, sino contrario a nuestras ideas y, por consiguiente, poco propicio para que nos mantuviésemos firmes en el propósito de lle­varlas a cabo. Se partía del supuesto de que, al ser ideales de auste­ridad, de pobreza, de postura crítica ante cualquier interpretación de las Constituciones que no fuese la de San Ignacio y los primeros compa­ñeros, de rechazo de los medios humanos, etc., cada uno de nosotros llevaría siempre en sí mismo la tendencia a abandonar la lucha y a ren­dirse a las tentaciones del mundo, más halagüeñas para la carne flaca89. Conservamos dos juicios, testimonios competentes, sobre el tema: uno del Padre José Antonio de Aldama90, entonces rector de la Facultad de Teología de Granada y Consultor de Provincia; otro del Padre Baltasar Pérez Argos91, algún tiempo Ayudante del Padre Maestro de Novicios, P. Moreno. Comencemos por el juicio ponderado del Padre Aldama92. Para el Padre Aldama, se reconocen fallos en la formación de los jóvenes jesuitas por parte del Padre Moreno, no en los criterios, sino en el modo poco prudente de difundirlos, en los métodos de inculcarlo a los jóvenes. Los Superiores quizás adolecieron de una cierta falta de perspectiva: ojalá los jóvenes conservaran ese espíritu primero en el futuro… Quizás, por ser demasiado impresionable el Provincial, no adoptó los procedimientos adecuados. Lamenta el Padre las divisiones que se provocaron en la Provincia y sus derivaciones aun políticas. El Padre Pérez Argos, en unos “apuntes” conservados en el Archivo de Documentos de Granada, manifiesta: “El “pusillus grex” nació siendo yo P. Ayudante del P. Fernando Moreno Pareja, Rector y Maestro de Novicios en el Colegio Noviciado de San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María (Cádiz); y luego tuvo algún desarrollo principalmente en el Filosofado de Chamartín, donde estuve de profesor en aquellos años críticos. El material humano era, pues, extraordinario y en manos de un gran formador. El P. Moreno Pareja, quiso formarlos de la mejor manera posible y para ser eficaz piensa que lo mejor es formar bien a un grupo selecto, que fuera como el fermento en la masa, darle una sólida formación, no distinta ni extraña, sino más exigente, caracterizada en concreto en mucha oración y en inculcarles a fondo los grandes principios de San Ignacio en los Ejercicios y Constituciones; poniendo especial énfasis en la pobreza. Punto importante. Había que entenderla con el rigor como la entiende San Ignacio, de no aceptar estipendio alguno por nuestros ministerios, rechazando por lo tanto la corruptela legal, que se había introducido en la Compañía con permiso de la Santa Sede. Fue necesario un permiso expreso que se pidió y se concedió para aceptar estipendios. El P. Maestro les insistía en mucha lectura del P Aicardo, de la Historia de la Compañía, de la vida de nuestros santos y en mucha oración en vigilias nocturnas. 170

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En honor a la verdad hay que decir que esta formación se daba por igual a todos. Imposible otra cosa. Únicamente que el Padre Maestro cultivaba con especial esmero al grupo. No solo cultivaba a cada uno de estos selectos según su capacidad y talante, sino que los cultivaba, y esto era lo peculiar, dándoles cierta conciencia de grupo, de tal manera que llegan a autodenominarse “pusillus grex” Quién le puso el nombre, no lo sé, pero sin duda con la venia y aprobación del P. Maestro. Así nació y esto quiso ser el famoso “Pusillus grex”. Pero en esta conciencia de grupo, en este autodenominarse “pusillus grex” veía yo algo raro. Presentía, y así lo fui entendiendo más y más, que este matiz de grupo, no obstante la sólida formación que recibía y era lo substancial, se prestaba o se podía prestar a inconvenientes. Yo advertía que era excesivo el cultivo del grupo y que otros novicios se sentían discriminados… En abril de 1942 viene el R. P. Provincial, P. Francisco Cuenca, a la visita canónica. En mi cuenta de conciencia no pude menos de hablarle del “pusillus grex” tal como yo lo veía. Era esta sin duda la primera información y denuncia, que se hacía a los Superiores, del “pusillus grex”. El Padre Provincial me lo agradeció mucho y me dijo que le tuviera al corriente. Tanto él, como yo, apreciamos lo bueno, lo excelente de la formación que daba el P. Maestro; pero también el peligro del “pusillus grex”. Nunca pude comprender qué “enemigo tan temible” vieron sin embargo los Superiores en el “pusillus grex” para tomar contra aquel grupo de jóvenes religiosos las medidas que tomaron. La batería que lanzaron contra tal “enemigo” dudo se haya utilizado alguna vez en la historia de la Compañía de Jesús. El final algo borrascoso del “pequeño grupo”, con mucha posterioridad, es contado con mucho detalles de personas en el repetidamente citado informe del P. Manuel Sotomayor: “Los Superiores decidieron proceder poco a poco a la máxima dispersión del P.Maestro y de sus discípulos. El P.Fernando Mª Moreno marchó de El Puerto a la residencia de Montilla, donde fue mi­nistro, misionero rural, operario, etc. Francisco Pérez Ruiz y Lorenzo Ortiz fueron a continuar sus estudios a Salamanca. Antonio Molina y José Sancho a Orduña. Mariano Pérez de Ayala y Antonio Sancho a Aranjuez. En el curso 1946-1947 fueron a Barce­lona José Luis Gutiérrez García y José Mª Peña; otros cuantos (no del “pusillus”) fueron a Veruela. A todo esto hay que añadir los generosos destinos a América y a las misiones. José Manuel Medina, Diego Pacheco, Antonio Pascual, Juan Martínez Martín y Juan Esquivias, andaban con deseos de trabajar en el mundo islámico. Se les aceptó la idea en principio, aunque el P.Provincial destinó después a Esquivias a América, juntamente con Gómez Infantes; y al resto del grupo al que añadió sua sponte a José Mª Mier Terán, los destinó a la India, que después cambió por la China y finalmente por Japón , a donde fueron a parar José Manuel Medina, Diego Pacheco, Francisco Pérez Ruiz, José Mª Peña, José Mª Sancho y José Mª Mier Terán. Se quedaron en España Pascual y Martínez Martín. 171

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Juan José Mateos y yo nos entusiasmamos con la idea de trabajar con los ortodoxos y ordenarnos para ello en rito oriental. Como lo más cono­cido en aquellos tiempos en ese campo era Rusia, los dos pedimos Rusia y en 1946 el P.Provincial nos comunicaba que el P. General había aceptado nuestro ofrecimiento, pero destinándonos a Rumanía, país donde en aque­llos tiempos todavía parecía que se podría trabajar y que además, por cultura y por lengua era más afín a los españoles. En 1945 anduvo por Andalucía como visitador el P. Severiano Azcona, que era Asistente de España. Su visita no parece que tuviese ninguna influencia en ningún sentido. Para solucionar el “conflicto” mantienen como Provincial al Padre Cuenca dos años más. Más adelante, en su momento histórico, explicamos el final –muy anticipado en las referencias anteriores- que tuvo el “pusillus grex”. 4.4. Espera de nuevos tiempos En general, en el Noviciado siempre funcionaba un cierto aire de precario a la espera de una nueva sede, pero ese momento no llegó hasta mayo de 1961 cuando por fin cerraron todas las dependencias y se trasladaron al flamante nuevo Noviciado de la Compañía de Jesús en la finca de la Aduana al norte de la ciudad de Córdoba. Esta situación hizo que nunca se hicieran las debidas reparaciones en la casa de El Puerto, pero que el mismo tiempo se viviera entre los jóvenes aspirantes a ser plenos jesuitas un auténtico espíritu de pobreza. En el ambiente se respiraba por todas partes el arranque de un capítulo especial en la historia de España. Un país depauperado, que tenía aún sangrantes las heridas de la guerra civil y que soñaba en una regeneración, con esencias totalitarias, basaba inequívocamente su dinamismo en un espíritu religioso tradicional. Por todos los medios se fomentaba la idea oficial de que a Dios se llegaba a través del Imperio: Por el Imperio hacia Dios. La Iglesia, la Compañía aceptaron aquella cordial alianza sin apreciables esfuerzos por depurarla críticamente.93 Pero se agrava el problema. El 1º septiembre se declara la Segunda gran Guerra mundial94. España, en un principio proclive a la Alemania nazi, se alía con los alemanes porque ellos le habían ayudado a vencer en la guerra civil, aunque poco a poco se fue retirando. España, en principio olvidada por las potencias en litigio, se encierra en sus propios problemas y en una austera autarquía. Los jesuitas andaluces, por simpatía están con Franco, incondicionalmente. Mucho más tarde, llegarán los tiempos de despegue. Año 1940 Ya con el nuevo Provincial Francisco Cuenca, la comunidad de El Puerto cuenta con 85 religiosos. 12 Padres95, 62 Escolares y 11 coadjutores. Año 1941 En este año, crece la comunidad. Ahora son 113 miembros reseñados. Se distribuyen así: 9 Padres96, 84 Escolares y 20 Hermanos. Subida espectacular de novicios escolares y coadjutores: 39 y 13. 172

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Año 1942 El cambio de rumbo en la Casa es marcado en este año. El Padre Fernando Moreno ha cumplido sus seis años de Superiorato. Es nombrado Rector el Padre Enrique Simonet (27/07/1942) y se mantiene en el cargo de Maestro de Novicios el Padre Moreno Pareja, dado el aumento de vocaciones y la esperanza de ellas. El idealismo de las nuevas generaciones, los miedos de la guerra hacen que muchos jóvenes se pregunten por el sentido de la vida y soliciten ingresar en una Orden con fama de santa, sabia y mártir. Los Padres “pescadores” alentaban el entusiasmo de los jóvenes andaluces que acudieron en aluvión santo al Noviciado jesuita. Hubo que discernir y el Padre Moreno tenía las ideas claras y firmes sobre el ideal jesuítico y separó a aquellos que a él le parecieron ineptos. Esa firmeza de ideas y selección de candidatos molestó a algunos Padres que se quejaron al Padre Provincial. Por supuesto, además, creó ciertas divisiones entre los mismos novicios. El Provincial Cuenca atendió las quejas y decidió que no fuera exclusivamente el P. Maestro el que discerniera la vocación de los muchachos. Ahora viven en la Casa 118 jesuitas: 8 Padres, 84 Escolares y 26 Hermanos. Los novicios Escolares son ahora 29 y 18 los Hermanos. Son años de penurias, de auténtica hambre, de enfermedades de pecho, pero llevados con heroísmo y sacrificio. Dentro de la vida del Noviciado, el Padre Maestro iba escogiendo los que él pensaba mejores y los formaba con auténtico espíritu ignaciano. El instrumentos fue el “pusillus grex”, el pequeño grupo de selectos escogidos por el Maestro del que ya se ha informado con detalle anteriormente. El asunto produjo innegables tensiones internas. El Padre Moreno tuvo siempre libertad omnímoda para hacer y deshacer, y tenía además gran prestigio entre los jesuitas de la Provincia andaluza. La intervención del nuevo Provincial, de ideas más abiertas (dentro de un orden…), fue la que hizo cambiar radicalmente el rumbo de la Casa de Formación. El nuevo Provincial, Francisco Cuenca, no era el preferido por su antecesor, pero Roma eligió a un compañero del Padre Moreno, y, por tanto, muy conocedor de las cualidades y limitaciones del Padre Maestro. Los grandes promotores de vocaciones en esos años eran los Padres Revuelto, Copado, de la Cruz, Alfonso Torres, Víu, Muriel…todos grandes hombres en la Provincia. Y como referentes más destacados, los Padre Aldama y Criado. Como paradigma del “mestizaje”, el Padre progresista Padre Ángel Ayala…en Madrid. Por cierto, la severa selección de vocaciones que realizaba el Padre Moreno molestaba a los “pescadores”… En los dos primeros años de Ayudante de Maestro, dice el Padre Pérez Argos que salieron del Noviciado 30 jóvenes… quizás demasiados. La vida diaria discurre por sus cauces normales. Ahora, los fervorosos religiosos trabajan los catecismos en el Penal, Cuartel del Polvorista, Hospital, Carabineros, en las Escuelas Municipales, en las plazas del Polvorista y Elías Ahuja, en la calle Cruces, y en las cabañas de los campos cerca de la finca “La Inmaculada”. Un hito, el año 1942 se consagra el Ayuntamiento al Corazón de Jesús, presidido por su Alcalde. Un hecho significativo, el Padre Maestro, Fernando Mª Moreno, todavía en el cargo, presenta un estudio, en las Noticias de la Provincia de Andalucía (NPA), sobre el Padre Alonso Ruiz, cordobés, Maestro de Novicios que fue en Roma precisamente en los tiempos de san Estanislao de Kostka97. 173

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5. RECTORADO DEL PADRE ENRIQUE SIMONET98 (27/07/1942 - 13/11/1948) Año 1943 El Padre Maestro de Novicios sigue siendo el Padre Fernando Mª Moreno, aunque no ya como Rector, pues ya había cumplido sus seis años preceptivos Para el cargo de Rector ya ha sido nombrado el P. Simonet. Se le añade al P. Moreno a la tarea de Maestro de Novicios el ser P. Espiritual de los juniores. Ahora son 115 en la Comunidad portuense. Los Padres son 1199, los Escolares 75 y los Hermanos 31. De ellos son Novicios Escolares 17 y 20 los coadjutores. Han disminuido los novicios. El Padre Maestro Fernando Moreno encarga a los talleres Granda de Madrid una talla de la Virgen bajo la advocación de Reina y Madre. En ella pondrán los novicios sus votos de entrega al Señor. El “pusillus grex” se consagraría especialmente a ella junto con las devociones al Sagrado Corazón y a san José. Pero lo mismo hacen y harán en adelante los demás fervorosos novicios. Año 1944 Los Padres son 11100, los Escolares 87 y los Hermanos 36, en total 134 sujetos. Los novicios son ahora 58, los Escolares 41 y los Hermanos 17. Subida espectacular. En octubre traen la imagen de la Reina y Madre, que había sido encargada por el Padre Moreno a los talleres Granda de Madrid A finales de de este año, un novicio, precisamente uno del pequeño grupo, denuncia la existencia del “pusillus grex” entre los novicios y juniores. El nuevo Rector comunica con el Padre Cuenca y éste inmediatamente, el 3 de enero del entrante 1945, como Provincial, depone del puesto de Maestro de Novicios al Padre Moreno. Inquietud, malestar. Año 1945 El 3 de enero, el destino repentino del Padre Moreno a Montilla como misionero rural provoca desconcierto en el Noviciado, porque no se saben bien las causas de tan repentino cambio. El “pusillus grex” ha dejado de existir, por dos razones: “por ser cosa nueva en la Compañía y porque no se ha contado con los superiores”, decía el Padre Cuenca en una charla a los novicios, consternados por la marcha del prestigioso Maestro de Novicios. El 24 de enero el Provincial reúne a los juniores y toma ante ellos disposiciones severas: reconoce muchas virtudes en el Padre Maestro, pero ve fallos que hay que corregir: problemas de obediencia, discriminación entre los novicios, orgullo, no contar con los Superiores y excesos en la mortificación y oraciones. Si alguno no aceptase la medida adoptada, tendría que salir de la Compañía: debería pedir o recibir las dimisorias. Muy rigurosamente, bajo “precepto de santa obediencia”, se les manda guardar estricto silencio sobre el tema. Una dura herida en el corazón para aquellos jóvenes, que habían pretendido una Compañía más evangélica al seguir las orientaciones de su P. Maestro. Radicalmente se corta el hilo de ese grupo. Se produjo un explicable malestar. El tema repercutió en toda la Compañía de Jesús, en el resto de España. 174

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La verdad, “oían campanas y no sabían dónde”… Los jóvenes del “pusillus grex” quedaron un tanto descalificados, sospechosos. Evidentemente ellos acataron con dolor las decisiones de los Superiores. Viendo su evolución posterior, observamos en ellos reciedumbre, humildad, trabajo y competencia… No había sido vana la labor del Padre Moreno. El día 5 de enero viene como nuevo Maestro de Novicios el Padre Agustín Palacios, hombre apacible, de reconocida bondad, humildad y buen espíritu, pero sin la inteligencia ni la formación teológica ni el ímpetu de un P. Moreno. Como Padre Ayudante, llega el P. Claudio Avilés. Final de la Segunda Guerra mundial. Algunos hermanos de jesuitas habían participado como voluntarios en la famosa División Azul101. La derrota de Alemania y las potencias del Eje era un poco también su propia derrota. Comienza el aislamiento internacional al régimen militar de Franco, pero España mayoritariamente estaba con Franco, hay que reconocerlo En el mundo religioso de los jóvenes jesuitas, los acontecimientos son más pacíficos, pero no están exentos de heroísmo. La Comunidad ahora consta de 167 religiosos. Subida espectacular. Hay 7 Padres102, 124 Escolares y 36 Hermanos. Los novicios ascienden a 61 entre los Escolares y 18 los coadjutores. El 30 de agosto de 1945 el rector P. Enrique Simonet decide comprar al Ayuntamiento el Egido, finca baldía que daba la calle Valdés por 9.180 pesetas y que ocupaba 20.000 metros cuadrados. El señor Alcalde, don Ignacio Osborne Vázquez, pone como condición que el futuro Colegio, cuando lo sea, admita a 10 alumnos becarios escogidos por la Compañía. El mismo P. Rector compra también el callejón de las Sierpes, que corría entre la Plaza del Ave María y la calle Valdés (5II-1946). El 24 de octubre de ese mismo año compra a la viuda condesa de Osborne el terreno que actualmente ocupa la institución, dirigida por los Jesuitas, Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia (SAFA). El H. Martínez de Pelayo103 había organizado con un grupo de chicos una “escuelita” donde les enseñaba un oficio de mecánica elemental, electricidad y mantenimiento. Ese fue el núcleo inicial de las Escuelas de la Sagrada Familia que, al fin, se inauguraron en 1945, bajo el amparo de la Institución creada por el P. Rafael Villoslada104 en 1941, contando en El Puerto con el apoyo del marqués de Villapesadilla, D. José de León y Carranza, el conde de Osborne, las familias Terry, Cuvillo y otros señores en el Puerto. Compraron un lugar adjunto al Colegio por 7.790 pts. retomando en el fondo un antiguo proyecto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, que al final se ubicaron en otra parte de la ciudad. Las nuevas Escuelas dependías de la Fundación constituida por el P. Villoslada, con independencia formal por tanto de la Compañía de Jesús. Las “escuelitas” se inauguraron con 100 alumnos el 7 de enero, para poder así empezar el curso 194647. La nueva singladura contaba con toda la protección del Noviciado. Conocidos directores jesuitas fueron el Padre Manuel Bermudo105, Juan Martínez Martín y Antonio Pascual. Los jóvenes jesuitas vivían su vocación con aires de heroísmo. 11 de El Puerto partieron misioneros a Ecuador (misión que junto con las Islas Carolinas heredaban de la primera fase de los años 24 y que aún mantuvieron hasta el año 1946) y Paraguay (a partir del años 1958). No habían sido muchos los misioneros 175

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destinados a las Carolinas y las Islas Marianas, por la falta de número y por las dificultades de la República, pero algunos hubo y marcaron los ideales de los jóvenes fuertemente. Personalmente conocíamos a los Padres Gumucio, Castro y Gregorio Fernández. Algunos Padres volvieron agotados, pero alentaron un gran deseo de heroísmo. Entonces se le encomienda especialmente a la Provincia, junto con la de Toledo, la Misión del Japón. Y allá fueron enviados valiosos muchachos, dispuestos a trabajar en un país pagano y de cultura muy diferente. La gran mayoría han perseverado. En abril se entroniza en la Capilla del Noviciado la imagen de la Virgen Reina y Madre, encargada antes por el Padre Moreno. Compran además, rodeada de los más destacados jesuitas, encabezados por San Ignacio y san Pedro Canisio, una hermosa vidriera de la Reina y Madre de la Compañía de Jesús. Los profesores ahora son de categoría: Fantini, Lucas, Linares, Collantes y Torres, todos en línea humanística y clásica. En un número extraordinario de las Noticias de la Provincia de Andalucía (NPA), publican un relato de la “Instalación del Colegio Noviciado en Witthouck”, escrito desde Ruysbroeck el 25/05/1932 por el Padre Rector Fernández Cuenca, con lo que tratan de no perder la memoria histórica. Año 1946 Después de años sin General por los inconvenientes de la II Guerra mundial, la Congregación General XXIX, de nuevo reunida en Roma, nombra Nuevo General al Padre belga Juan Bautista Janssens106. La Comunidad sigue siendo muy numerosa: 170. Son Padres 11, Escolares 119 y 40 los Hermanos. Son novicios 62 escolares y 22 los coadjutores. El Padre General determina que nuestra Provincia cese en la atención especial a las Islas Carolinas y Marianas, que siguen atendidas ahora por los Padres norteamericanos, pasada la ocupación japonesa. La ONU decreta, al final del año, la exclusión de España de la Organización mundial. “Los pueblos de las Naciones Unidas dan al pueblo español seguridades de su simpatía constante y de que le espera una acogida cordial cuando las circunstancias permitan el que sea admitido al seno de las Naciones Unidas”. Esta Resolución fue aprobada el 12/12/1946. Franco capitaliza la reacción gigantesca a su favor ante la intromisión extranjera de la ONU, que ya desde su fundación en 1945 excluía a España, y que ahora declara que España es un peligro para la paz mundial por tener el régimen de Franco (aunque las Naciones Unidas son las que han hecho la 2ª Guerra mundial, y España no). La Resolución de la ONU impone el bloqueo diplomático a España, ordenando a los países miembros que retiren sus embajadores de España. Este bloqueo se mantendrá hasta 1953. En España se consolida Franco en el poder, con la gran manifestación que se organiza en la plaza de Oriente de Madrid a su favor y contra la ONU.  Año 1947 Por los problemas internos de la Provincia Bética, nombran Provincial al Padre Guim, catalán, poco conocedor de la realidad de la Provincia, pero que trató de informarse y calmar las aguas turbulentas que antes señalaba el informe del Padre Aldama107. Siguen el mismo Padre Rector y Maestro de Novicios. La 176

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comunidad tiene ahora 181 religiosos. Va creciendo. Son 12 Padres108, 132 Escolares y 37 Hermanos. Desglosando de esa cifra. como hemos hecho siempre, en 61 Novicios Escolares y 19 vacacionados para Hermanos coadjutores. El día 18 de agosto del año 1947 se produjo la explosión de un polvorín de la Armada en Cádiz. La magnitud de la explosión fue tal que el fogonazo pudo verse desde el acuartelamiento militar español ubicado en Monte Hacho (Ceuta). Se formó una  nube de hongo,  visible desde toda la  Bahía de Cádiz,  Huelva  y algunos pueblos de Sevilla. El ruido de la explosión fue oído hasta en la propia capital hispalense e incluso hasta en Portugal, donde creyeron que se trataba de un temblor sísmico. Estando el Noviciado a la cara de la Bahía, sufrió desperfectos en cristales y muros. El fuego, el cielo luminoso y los progresivos estallidos hicieron aquella noche toledana, incluso hubo momentos en que el P. Ministro mandó a todos los jóvenes a la huerta. Algunos Padres se dirigieron a Cádiz para ayudar en lo posible espiritualmente. El estallido se dio sobre las 10 menos cuarto de la noche, cuando empezaba al parte de Radio Nacional; y provocó, fuera del pánico natural, mucha devoción de los jóvenes que se dirigieron a la Capilla a rezar en la capilla, según me comentaban unos años más tarde, destacando el fervoroso Álvarez Lomas, destinado después a Japón. Pero aquí, no hubo heridos pero sí en Cádiz, que contabilizó casi 500 muertos y más de 5000 heridos en barriadas grandes totalmente destruidas. En principio se pensó en un atentado terrorista, pero no parece que esa fuese la causa. Este año deja la Compañía la dirección de los Seminarios Mayor y Menor de la Archidiócesis de Granada. Es destacable este dato con respecto a nuestro Noviciado, por constatar abundantes y excelentes vocaciones venidas de este Centro Seminario. El nuevo General escribe una carta al Maestro de Novicios animando su acción109; posteriormente, anuncia el encargo a la Provincia de la Misión del Japón, en la que era entonces Viceprovincial el Padre Pedro Arrupe. El año anterior se había erigido como Provincia, y a ella fueron desinados 29 jesuitas andaluces. Año 1948 El catálogo reseña 193 religiosos en la Casa. 12 Padres, 140 Escolares y 41 Hermanos. De ellos 71 Novicios escolares y 18 para Hermanos. El Padre Claudio Avilés110, se mantiene como Padre Ayudante del Maestro de Novicios, y bien que los probó con escenas pintorescas, como por ejemplo citar a varios simultáneamente para que fueran los primeros al ofrecimiento de obras al levantarse, con lo que los fervorosos aún imberbes ganaban siempre la competición… Era hombre recio y muy responsable de su misión: probar la fortaleza mental de los jóvenes novicios. El día de san Estanislao, 13 de noviembre, es nombrado nuevo Rector de la Casa el Padre Francisco Torres Martín. Una Academia despide cariñosamente al Rector saliente, que marcha destinado a la Viceprovincia del Ecuador. Van a Canarias destinados el Padre Fernández de Castro, Manuel Sotomayor como “maestrillo” y el Hermano Gabriel Serrano. El Padre Escolar Alfonso Romera111 pinta un cuadro para la Casa sobre “la conversión de San Francisco de Borja”.

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6. RECTORADO DEL PADRE FRANCISCO TORRES MARTÍN (13/11/1948 - 28/10/1953) Año 1949 Es el Padre Torres hombre experto en dirección espiritual. Aunque había sido nombrado Vicerector el año anterior, ahora recibe la patente del cargo pleno. Sus principios son nítidos: obediencia a los Superiores y gran responsabilidad. Gran desprendimiento de sí y del poder, como demostró al final de su mandato segundo al ir a misiones, en concreto al Congo. Es el momento de mayor número de miembros de esta gran comunidad: 201. Son 12 Padres112, 146 Escolares y 43 Hermanos. De ellos 59 novicios Escolares y 19 Hermanos. La Iglesia se convierte en un centro de espiritualidad. Dos profesores de categoría enseñan a los Novicios y juniores: Francisco Aparicio113 y Julio Fantini114. Año 1950 El acontecimiento en la ciudad y en el Noviciado es la Misión General que predica el santo Padre Eduardo Rodríguez, con extraordinaria aceptación popular115. Es mediocre orador – se decía – pero es un santo que arrastra. Entusiasma a los jóvenes que le oyen embobados. La Comunidad está compuesta por 168 miembros de los cuales 10 son sacerdotes116, 112 Escolares y 46 Hermanos. Y los novicios escolares son 49 y los coadjutores 28. Proclamación jubilosa por Pío XII del dogma de la Asunción de la Virgen a los cielos. Siguen los estudios humanísticos y literarios y es un acontecimiento especialmente ilusionante las conferencias que posibilita la visita del Padre Pedro Arrupe a la Casa de Formación. El entonces Provincial de Japón cuenta sus experiencias en la explosión de la bomba atómica y enardece en los jóvenes jesuitas el deseo de misiones tanto para Ecuador como para Japón117. Es también un acontecimiento en aquella España la visita de la Virgen peregrina, la Virgen de Fátima. Es acogida con entusiasmo una visita, incluso entrando en clausura, la de la esposa de Franco, doña Carmen Polo. Año 1951 Sube el número de sujetos a 180. De los cuales 11 son Padres118, 120 Escolares y 49 Hermanos. Los novicios escolares este año reseñados ascienden a 56 y los novicios coadjutores a 26. El Escolar Carlos Muñiz, poeta y novelista, ahora en ciernes, que ingresó el año 1950, compone una poesía a la Virgen Reina y Madre, que preside la Capilla del Noviciado. El Padre Ruiz Sánchez de Cueto, le pone música y se convierte en el Himno oficial de los noveles jesuitas. Corazón de Reina y Madre… A pesar de la fiebre que se apodera de la Casa, la gripe al final es benigna. Raro era el invierno que no padeciéramos alguna clase de gripe que en muchas ocasiones afectaba a la mayor parte de los moradores de la Casa. También abre la Comunidad su horizonte a África; en este caso, a la misión de Uganda. 178

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Año 1952 Según el catálogo, la comunidad alberga ahora 173 religiosos de los cuales 13 son Padres119, 114 Escolares y 46 Hermanos. El Noviciado de los escolares cuenta ahora con 50 novicios y el de los coadjutores 17. La misma dirección espiritual para los novicios tanto escolares como coadjutores. Este año la Viceprovincia del Ecuador, ante el aumento de sus propias vocaciones, toma autonomía de nuestra Provincia Bética. La Misión del Ecuador había sido erigida como Viceprovincia dependiente en 1930. Ahora se declara Viceprovincia independiente y en este momento cuenta con 237 sujetos, muchos de ellos béticos. Este año agregan a esta Provincia Bética la zona de Canarias, antes dependiente de la Provincia de Castilla, con tres sedes: el Colegio de Las Palmas, San Ignacio, y a él va destinado como Rector el Padre Moreno Pareja (22/08/1952) y varios “maestrillos”; una Residencia, en la misma ciudad de Las Palmas; y la Parroquia de la Concepción, en Tenerife (Superior, Luis María Eguiraun). Todo el año está dedicado al Centenario de la muerte de San Francisco Javier, con el entusiasmo que este santo siempre suscita en los corazones generosos. Año 1953 Cuenta el catálogo de este año 171 miembros de la Comunidad portuense: 11 Padres120, 109 Escolares y 51 coadjutores. Son novicios escolares, 47 y coadjutores 19. Nombres tan populares como el Hermano Escolano que cuidaba las vacas, una granja y una patera. Además ganaba premios en los concursos de ganadería en la ciudad121. Hay bastantes actos académicos, todos en línea clásica. Este año visita el Noviciado y las escuelas el Jefe del Estado, General Franco. Otros años venía recibido por la familia Terry pero nosotros solamente disfrutamos de las perdices que cazaban en aquellos días en cotos especialmente preparados para las cacerías de su Excelencia… 7. RECTORADO DEL PADRE JOSÉ RUIZ SÁNCHEZ DE CUETO (28/10/1953 - 13/11/1954) El 13 de noviembre es el cambio de Rector. El Padre Ruiz Sánchez de Cueto sólo fue Rector de la Casa por un año, pues fue destinado y formó parte de una expedición de 9 Padres y “Maestrillos” destinados Brasil .Se les despidió cariñosamente en una gran Academia, por la noche. El Padre Maestro de novicios, José Gómez Crespo, es nombrado Rector de la Casa (13/XI/1954), aunque sigue dirigiendo los Ejercicios de mes de los Novicios de Primero que habían comenzado el 6 de noviembre. El Padre Espiritual de los juniores, Joaquín Ruiz de Castro122, toma el relevo a partir de la gran fiesta de la Inmaculada Concepción. Precedida de una solemne vigilia mariana en la Capilla Doméstica, la tanda de novicios acaba finalmente sus meditaciones ignacianas. El nuevo Padre Maestro destacaba por su alta figura, porte y realidad ascéticos que iban acompañados de fino humor y sensatez. Le nombran como Padre Ayudante al Padre José Ignacio Terry Sánchez-Blanco. 179

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El día de la Inmaculada asistimos en la Iglesia Prioral de El Puerto a unas solemnes laudes y participó toda la comunidad en la gran procesión y la bendición de un monumento erigido en honor a la Inmaculada en la plaza de España con ocasión del primer centenario de la proclamación del dogma de la Concepción Inmaculada de la Virgen María por el Papa Pío IX. El Prior de la Iglesia Mayor era el popular D. Antonio Cía, gran amigo de los jesuitas. Le siguió el más solemne don Manuel Salido, también hombre cercano a la Compañía. Constata el Catálogo 161 religiosos, de los cuales 8 Padres123, 104 Escolares y 49 Hermanos. Los Novicios son ahora 41 para Escolares y 16 para coadjutores. Destaca en este tiempo una gran afición musical, con los coros dirigidos por el “maestrillo” Felipe Moreno, que logra gran realce a las fiestas religiosas. Señalan como Padre Ayudante del Maestro de Novicios al Padre Eduardo Fernández-Fígares124, gran devoto de la Virgen y hombre de ancho corazón. 8. RECTORADO DEL PADRE JOSÉ GÓMEZ CRESPO125 (13/11/1954 - 22/08/1957) El Padre Gómez Crespo era un talento precoz en la Compañía, pues incluso le adelantaron las Órdenes y no hizo los casi preceptivos años de Magisterio. Listo, sagaz, intuitivo, mostró buenas iniciativas y mejoró el ajuar de la Casa en comida, vestidos y limpieza. La actividad de los jóvenes hacia fuera era la de atender a los catecismos en las barrios, la visita al Penal, las charlas en la bodegas y catecismo en las “escuelitas” del P. Rafael Villoslada. En definitiva, casi lo que se había acogido desde años atrás. No estaban muy metidos en la vida de la ciudad, la “habitaban marginalmente” pero era otra su misión de entonces: retiro y estudio en profundidad. Hacia el año 1956 sobrevino la crisis de las bodegas que iniciaron en aquellos años críticos el proceso de una imprescindible mecanización y modernización de la producción que dejó fuera del trabajo a muchas familias, aunque finalmente pudieran recolocarse e iniciar a poco una época de mayor prosperidad. Pero los ajustes fueron duros sobre todo para las clases menos pudientes126. Llegó, pues, la crisis de la reconversión, el aumento de la conflictividad laboral, el reajuste de la plantilla en las bodegas y...otros tiempos. Eran los duros años de final de la autarquía, hacia 1958... Llegaron las primeras máquinas de embotellamiento y nos decían; “estas máquinas “dan patás” porque hacen el trabajo de una docena de nosotros”. Los pobres juniores tuvieron que aguantar las protestas soterradas de los obreros que veían peligran sus puestos de trabajo. Personalmente yo oí en alguna de aquellas charlas un “¡Viva la dictadura de Primo de Rivera…!” No por eso dejaron de actuar los Padres formadores en los conflictos sociales y siempre a favor de los pobres. La Compañía ayudó en lo que pudo, aunque se vio que los nuevos tiempos nos desbordaban. No fue menor la actividad de los jesuitas como directores espirituales de muchas personas de la ciudad. Los ejercicios a los mismos trabajadores de las bodegas en nuestra iglesia, predicados al menos una vez por Ruiz Andreu, fueron famosos. Como les cortaban un tiempo de trabajo, la iglesia se llenaba a tope. Y dejaban un olor a alcohol en el ambiente, de impresión… 180

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Año 1955 El catálogo reseña en la Casa 151 religiosos de los cuales 8 son Padres127, 101 Escolares y 42 Hermanos Coadjutores. Los novicios han sido 46 para escolares y 10 para Hermanos. Destaca muy con relieve el nuevo Espiritual de juniores el Padre Francisco García Alonso. Magnífico orador, sensatez, fina espiritualidad. Sus pláticas estaban llenas de sabiduría, con largas citas de san Pablo, de “la santa madre” (santa Teresa), todas recitadas de memoria y con gran cantidad de anécdotas simpáticas recogidas de sus experiencias de misionero y Padre de Residencia. Pero es que, además, sus predicaciones en la Iglesia Prioral, concitaban la atención, por su sencillez, profundidad y calidad religiosa. En la Misa del Trabajador, lucía su entusiasmo y su sensatez. En otro estilo, quizás más académico y clásico, también era llamativa la oratoria del Padre Ruiz Andreu. Escena típica por la ciudad era ver a los dos puntales de la Casa, los Hermanos Hernando y Pelayo, con sus idas y venidas para la organización de la Casa y su economía. Se producen en las Casa muchas mejoras en comida y vestido. Explotan mejor la huerta de la Casa de Campo. Año 1956 Baja un tanto el número de miembros de la comunidad. Ahora son 137, Padres 9128, Escolares 91 y 37 Hermanos. Los novicios escolares son 36 y los coadjutores 9. El año está centrado en la venida de la reliquia de San Ignacio que, traída desde Roma a nuestra Provincia, es acogida en los pueblos y, por nosotros evidentemente, con entusiasmo y, de camino, va ilusionando a muchos jóvenes y a nosotros por supuesto. Sin ninguna resistencia, es más, con entusiasmo, se acogen las reformas litúrgicas que ha iniciado la Iglesia, comenzando por la renovación de la liturgia pascual129. Pues la verdad, añorábamos aquellos oficios, con su Tenebrario, las luces apagadas…Pero también es cierto, nos daba luz espléndida la nueva estructura litúrgica recién iniciada, la fiesta de la Candelaria, los oficios, los nuevos salmos ensayados por Pepe Mendoza. Inolvidables las Nochebuenas, cantadas por el Coro con los dúos de “costurera” de la Pastorela… Entrañables también las pacomias de Navidad, y sus teatros. Eran frecuentes en la Casa las fiebres y las gripes. Para prevenirlas, nada mejor que un poleo con su chorreón de coñac antes de acostarse. Pero ni aún así… Recuerdo la pedagogía del Padre Francisco Maldonado, desde la Residencia de Jerez. Para enseñar a los niños de las “escuelitas” los horribles tormentos que irían a padecer en el infierno si pecaban, les recordaba los chillidos de las ruedas del tren que unía El Puerto con Chipiona. Los chicos se hundían en los bancos de la iglesia y realmente se hacían una idea aproximada de aquellos tormentos. El famoso “cortavientos” daba la imagen. Por no repetir, sigue la actividad cultural en teatros, conferencias, Academias, incluso con visitas artísticas a Cádiz, a Jerez y a Sevilla.

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9. RECTORADO SEGUNDO DEL PADRE FRANCISCO TORRES (22/08/1957 - 07/07/1963) Mientras tanto este Noviciado fue cuna de muchas vocaciones y gran número de jesuitas esparcen por todo el mundo la fama de sus primeros años de formación. En el aspecto apostólico los jóvenes jesuitas y sus formadores lanzaron a las calles y plazas sus ardores apostólicos: la Prisión, el catecismo en las Escuelas, la Congregación Mariana, el centro cultural Medusa, situado al principio en la Pescadería, las predicaciones, los ejercicios y la atención al colegio de S. José… pueden testificar una labor brillante de la Casa Noviciado. Los ciudadanos de la ciudad veían con agrado las ternas de los novicios paseando por las afueras del pueblo, los cultos en la Iglesia, la predicación en las bodegas y las largas filas de jóvenes religiosos en las procesiones de la Virgen de los Milagros, el Corpus y la que partía de la Iglesia de San Francisco con la hermosa imagen del Corazón de Jesús con “fervorín” en la plaza del Ave María. El P. Ruiz Andreu se encargaba de predicarlo, con algún despiste a micrófono abierto metiéndose con las mujeres que no hacían caso… O el Padre Loring aprovechando que el Corazón de Jesús no acababa de subir la rampa en la entrada de la fachada, decía una y otra vez: “es que no quiere irse de vosotros…”. Se estabiliza el número de miembros de la Comunidad: 137. Padres 7130, Escolares 90 y 40 Hermanos. Los novicios escolares son este año 37 y 12 los coadjutores. Los novicios dan catequesis en los patios de las “escuelitas” y los juniores en las bodegas, que interrumpen el trabajo durante media hora para oír a los jóvenes. Así se van concienciando de los problemas sociales que ya apuntan una crisis profunda de reconversión laboral. Aparece entre nosotros la gran figura del Padre Pedro Guerrero131, como administrador. Verdadero apóstol en el confesonario, en la calle. Capellán de la Base de los Americanos en Rota. Los paseos de los jóvenes por la playa se ven cortados por las obras de los americanos de la Base Naval de Rota. Por otra parte, la carretera que une El Puerto con Rota, en su camino se halla la “Casa de Campo”, se ve espléndidamente arreglada. Abandonado ya para siempre aquel camino de arena y piedras que tanto nos hizo sudar. A nosotros nos parecía estar gozando de una auténtica autopista. Este año, el dos de febrero, pronunció sus últimos votos el Padre Guerrero. En el comedor recitó una hermosa poesía su pariente José María Pemán, recordando que su madre, al recoger la ropa del próximo novicio, encontró unos granos de trigo en uno de los bolsillos. Los sembró y el pan de la eucaristía de su primera Misa venía de aquellos granos ahora transformados divinamente. Por cierto, era llamativo ver en la portería sentada en el banquillo de los pobres aquella mujer tan señorial, de la familia de los González Byass, esperando para saludar sólo unos momentos a su hijo. El Padre José Antonio de Sobrino nos comenzó a iniciar en el gusto y la utilidad apostólica y pastoral del cine, actividad que él, junto con otro jesuita vasco, habían iniciado en Salamanca y con la publicación de la revista Film Ideal. Fueron, en dos ocasiones, cursillos de auténtico cineforums. 182

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Año 1958 Este año son 134 los moradores religiosos de la Casa que sigue su rumbo normal. Los Padres son ahora 7132, los Escolares 91 y los Hermanos 36. Novicios escolares 42 y 12 los coadjutores, bajo la dirección del Padre Luis Conradi133. El P. Conradi es cercano, sencillo y servicial. Bueno. Trae otro aire, más acorde ya con el tiempo nuevo, más democrático diríamos. Por fin, por medio de él, nos vamos enterando algo de los triunfos del Real Madrid, de los del Sevilla, del que se hace fervoroso partidario, y no del “otro”, el Betis… No era infrecuente verle jugar al fútbol, dada su cercanía, con novicios y juniores: se arremangaba la sotana, arbitraba los partidos y, si alguien cometía alguna falta, no duraba el infractor más de cinco minutos en el banquillo, porque lo que quería Conradi era que todos participasen y no pasarse con los ‘castigos’. Año 1959 Viene una norma “de arriba” que permite a los juniores usar una especie de chandal para el trabajo y para el juego. Es obedecido inmediatamente y pronto nos vistieron de caqui a todos. Un gran tornado sembró el pánico en la casa por la noche. Destruyó algunas paredes, derribó alguna palmera de la huerta y abatió una gran araucaria que daba solemnidad a la plaza del Ave María .Provocó hilarantes escenas de pánico entre el Noviciado y el Juniorado, separados por un solo tabique y que se vino abajo por las corrientes de aire fortísimos. El desconocimiento, incluso geográfico, que venía de la famosa “incomunicación de clases”, provocó desconciertos pavorosos. Gracias a Dios, “no hubo que lamentar desgracias personales”…pero sí muchos desperfectos materiales. Este año sube la comunidad a 140 religiosos. 9 Padres134, 94 Escolares y 37 Hermanos. 35 novicios escolares y 10 coadjutores. El Padre Juan Manuel Valdés es Ministro de la Casa y viene como Espiritual de Juniores el Padre Mariano Pérez de Ayala, austero y elegante, en sustitución del Padre García Alonso. Los maestrillos vienen ya con otros aires más modernos, lo que provocó ciertas tensiones con anteriores mentalidades. Se tienen prevenciones a la mentalidad que insuflaba el Padre Diez Alegría135 en la Facultad de Filosofía de Alcalá de Henares…Nos hablaban de “Escolios”= escollos…”Eso” era lo que nos esperaba cuando fuéramos a estudiar allí, con “otros aires”. Año 1960 Subida del número de miembros de la Comunidad hasta 148. Padres 9136, Escolares 103 y 36 Coadjutores. Los novicios son ahora, los Escolares 49 y 12 los Hermanos. Año 1961 La comunidad se compone ahora de 150 religiosos: 9 Padres137, 108 Escolares y 33 Hermanos. De ellos 51 novicios escolares y 10 los coadjutores.

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10. A CÓRDOBA… NUEVOS AIRES, NUEVOS TIEMPOS Año 1961 Pasaban los años, el número de novicios y júniores era numeroso y el afecto de la Compañía por la ciudad fuerte; asimismo, la Comunidad sentía el cariño de los portuenses. El edificio, con todo, se iba quedando viejo y poco apto para cualquier uso. Los techos se hundían, los servicios higiénicos podrían catalogarse como de otro mundo. Por fin la Compañía se había decidido a edificar un nuevo Noviciado en la finca de La Aduana, en la sierra de Córdoba y prácticamente ya estaban ultimadas las obras. Año 1961, pues, de cierre, de recogida y empaquetamiento. Llega el momento de la marcha. Después de una solemne despedida de la Virgen de los Milagros en la Iglesia Prioral , el 10 mayo de 1961, la comunidad se traslada al flamante nuevo edificio. Solamente quedan en El Puerto los PP. Juan Martínez Martín138, Pedro Guerrero González139, Antonio Pascual Martín140 y los Hermanos David, Megías y Vázquez. El Colegio en ruinas y con un más que incierto porvenir. La Compañía estaba dispuesta a salir de la ciudad con dolor, las condiciones del edificio no hacían viable otra alternativa. El Provincial, P. José Antonio de Sobrino, se despide en la Sala de Visitas de las familias afectas a la Compañía con la imagen simbólica de “un barco que se despide del PUERTO”... El 10 de mayo marchan los jóvenes jesuitas bajo la dirección del P. Rector del Juniorado, el Padre Francisco Torres. Las mismas familias que habían sentido su marcha, pusieron sus coches a disposición de los “navegantes”. El edificio, todo viejo y arrumbado, había adquirido pocas novedades desde que la Compañía lo tomó como Noviciado: únicamente que las arcadas del patio de las “bellas sombras” habían sido cerradas con cristaleras. La distribución de las clases era fundamentalmente la misma. Sin saberlo, gentecilla más nerviosa y modesta que la que durante muchos años la había vivido, esperaba para irrumpir en sus espacios. Ese momento anhelado tardaría providencialmente poco... Quedaba un edificio en estado ruinoso y la ciudad vacía al no poder ya contemplar las largas filas de novicios y juniores en las procesiones, las ternas paseando por sus calles y alrededores, los buenos predicadores, la Misa del Obrero, las predicaciones de los PP. Francisco García Alonso, Eugenio Ruiz Andreu y las catequesis, los solemnes Oficios en Navidad y Semana Santa, las Congregaciones marianas, la asistencia al colegito del Sr. Zea…... Ante tanto amor, un doloroso propósito callado: abandonar silenciosamente El Puerto de Santa María.

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Anexo 1º: CATÁLOGO DEL COLEGIO NOVICIADO EN EL PUERTO DE SANTA MARÍA (1925-1962)

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Anexo 2º: MISIONEROS DE LA PROVINCIA BÉTICA

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Anexo 3º: REPRESENTACIONES Y ACADEMIAS EN EL COLEGIO NOVICIADO (1925-1956)

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Molina, L. Historia de la Provincia de Andalucía y Canarias (1554-1767) (en preparación). También, “50 años de la Provincia de Andalucía (1924-1974)”. Granada 1974 La Consulta de la Provincia de Toledo (24/05/1924) está decidida a cerrar el Colegio. Piensan conservar al menos las clases de Preparatoria para contentar a las familias (Barrachina 26/07/1924) ¿O cederlo, sin perder la propiedad, a los Hermanos de las Escuelas Cristiana? Ver también Carta del P. Cañete solicitando al General el traslado del Noviciado al Puerto (24/06/1924) y Respuesta del P. Ledokowski (05/07/1924). Cfr Archivo Curia S.J. Sevilla (ACSJ Sevilla). Carta del señor Alcalde al General acompañado de 70 firmas más protestando (05/09/1924). Cañete a Campos 30/08/1924 (ACSJ Sevilla). Carta desde Madrid del P.Ledokowski al señor Alcalde (18/09/1924) (ACSJ Sevilla). Estatutos de la Comunidad de religiosos S.J. establecida en el Colegio de San Luis Gonzaga, presentado al gobernador civil de Cádiz por la exigencia de la vigente ley de asociaciones. Cádiz (23/07/1924) (ACSJ Sevilla).Firman Nicolás Campos, Rector y Francisco Gómez como Secretario Cfr Soto, W, en este libro. Reglas comunes de la Compañía de Jesús. Thesaurus spiritualis Societatis Iesu, Santander 1936, Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola. Contemplación para alcanzar amor [230]. López de Rego Labarta, Santiago. Misionero, vicario apostólico y superior. Nacido, 3 marzo 1869, Santiago de Compostela (La Coruña), España; muerto, 23 agosto 1941, San Fernando (Cádiz), España. Entrada en la Compañía, 20 noviembre 1890, Murcia, España; ordenado, 30 agosto 1903, Enghien (Hainaut), Bélgica; últimos votos, 2 febrero 1905, Jerez de la Frontera (Cádiz); ordenación episcopal, 26 agosto 1923, Tokyo, Japón. Antes de entrar en la Compañía de Jesús, ya había obtenido un título en derecho civil. Acabados sus estudios, fue destinado a la residencia de Jerez, donde sus ministerios se caracterizaron pronto por su dedicación a los trabajadores y a los pobres. Fue trasladado a Sevilla en 1911, donde fue director de la congregación de Nra. Señora y de San Luis. En 1916, volvió como superior a la comunidad de Jerez. Cuando se pidieron a la asistencia de España (1920) misioneros para Micronesia, se ofreció y fue aceptado. Benedicto XV lo nombró (22 julio 1920) provicario apostólico de las islas Marianas, Carolinas y Marshall, y el P. General Wlodimiro Ledóchowski vicesuperior de la misión dos semanas después. Con otros jesuitas españoles, llegaron a las islas en 1921. Dos años más tarde, fue nombrado (23 mayo 1923) vicario apostólico y ordenado obispo en Tokyo. Hombre de virtud, poseía los dones de sencillez, afabilidad y buen humor. Exhausto por su trabajo, fue reemplazado (1939) por Higinio Berganza, y volvió a la residencia de Jerez, donde se dedicó a la labor pastoral ordinaria sin ningún signo externo de su rango episcopal. Falleció en un accidente de auto cuando regresaba de Cádiz, después de haber presidido una ordenación sacerdotal. Gumucio Müller,José  Mª. Nació 21/03/1875 en Málaga. Ingresó en la Compañía 15/07/1898. Ordenación 23/06/1911 en Murcia. Los últimos votos 02/02/1913, Sevilla. Murió 21/06/1957, Granada, Col.Máx. Misionero en Carolinas. Capellán (Marina). Los últimos años los pasó siendo ilustre y buscado confesor de los niños en el colegio de Málaga. CPA, 1958, 68. NA.Abr-Jun 1957, p.81. Castro Quero, Pedro. Nació en 11/04/1871, Porcuna, Jaén. Ingresó 07/12/1905. Últimos Votos 15/08/1916, Sevilla. Murió 29/12/1963, en Granada. Misionero en las Carolinas (1920-36) y pueblos de Andalucía. Sup. Úbeda-SAFA (48-50). Fundador de una Congregación femenina de los pobres. Modelo de sentido común. Muy querido. Entró ya sacerdote [24/09/1893]. NBPA. Ene-Febr.1964, p.11, nº120. CPA, 1965, 86. Fernández Luna, Gregorio. Nació 14/01/1899, en Lucena, Córdoba. Ingresó 4/06/1917. Ordenación 26/07/1929 en Sarriá. Los últimos votos 02/02/1932, Toloas, Truk, Islas Carolinas. Murió en 10/06/1982, Granada. Misionero Islas. Carolinas (1931-57), Vino a Úbeda, donde le llamaban el Padre Santo. Luego a Paraguay. CPA, 1983,61. NBPA. Jun.82 (notic. escueta). Fernández y García, Quirino. Nació 22/03/1900, en Valcuende, León. Ingresó 14/08/1920. Ordenación 27/07/1932, en Marneffe. Los últimos votos 15/08/1937, en Ponapé, Islas Carolinas. Murió asesinado por los japoneses 28/11/1960, en Kitiis, Islas Carolinas. 02/01/1935 zarpó para las Carolinas. CPA, 1962, 71. NBPA, Ene-Feb 1961, nº 102, pgs. 7-11. Molina, L. Cartas del Hermano José García Molina, jesuita, asesinado en Málaga el 14/08/1936, Granada 2014. 191

Aportaciones al estudio histórico del colegio San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María. 1864-2014 16 En esta clase se declamaba por todos los intervinientes una fórmula, que procuraba repasar todos los resortes de la oratoria: “Habéis de saber, carísimos hermanos, que el hombre esta mañana ha caído en el pecado y por el pecado se haya en grave confusión…Es de considerar la pía y liberal benignidad de Dios nuestro Señor…Canite tuba in Sion, santificate ieyunium, congregate populum…” 17 Recuerda Ignacio Molina, un escolar de entonces: “bueno, en mi caso, era cantor, estimado peluquero y maestro de ceremonias”. 18 Recuerda de nuevo Ignacio Molina: “A mi P. Maestro no le hacían gracia las relaciones que yo enviaba -¡me mandó dos veces a peregrinar!-, y menos cuando me firmaba “…de todos in Domino, Ignacio”. Me tenía prohibido cualquier chiste, y más “de cosas espirituales”. 19 Esquivias Franco, E. Noviciado de jesuitas, Sevilla 2003. 20 Ruiz Andreu, Eugenio. Nació 25/10/1918, en Málaga. Ingresó 26/10/1933. Ordenación 15/07/1948 Granada. Últimos Votos, Puerto Sta. María, Cádiz. Murió 15/06/1996, en Málaga. Profesor Juniores. Prefecto de Estudios Colegio de El Palo. Director Técnico Colegio Mayor. Consiliario de AA.PP.AA. CPA, 1997, 40. Necrolog. (Por M. Montero). 21 Loring Cortés, Salvador. Nació 04/01/1917, en Málaga. Ingresó 24/09/1933. Ordenación 15/07/1949, en Granada. ÚltimosVotos 02/02/1952, en Pto Sta. María, Cádiz. Murió en 06/09/2001, Málaga. Estuvo en el Paraguay desde 1968 hasta 1998. CPE, 2002, 152. Necrolog. (Por Fco. Parrilla, Vic. Episc.). 22 Ruiz Andreu: “¿Qué veneno, qué pócima?”. Loring, en un sermón a la Guardia Civil el día del Pilar: “Porque la bendita, la bienaventurada,…¡la benemérita! Guardia Civil…” 23 Aicardo Fernández, José Manuel. Predicador, escritor, apóstol social. Nació 27 julio 1861, en Jerez de la Frontera (Cádiz), España; murió 10 noviembre 1932, en Málaga, España. Entra en la Compañía 24 septiembre 1876, en Poyanne (Landas), Francia; ordenado 30 julio 1891, en Oña (Burgos), España; últimos votoas 2 febrero 1895, en Granada, España. En Madrid fue uno de los fundadores y redactores permanentes de Razón y Fe. Durante muchos años había estado recogiendo una copiosa documentación, principalmente de Monumenta Historica Societatis Iesu, con la que publicó (Madrid, 1919-1932) su colosal obra Comentario a las Constituciones de la Compañía de Jesús. Gran orador, su gran obra pastoral fue el cuidado de los jóvenes sin hogar ni educación. Málaga, en 1926, fue director de la Casa del Niño Jesús, donde cerca de 150 muchachos podían encontrar cobijo, alimentación, ropa, preparación para la vida honrada y, sobre todo, cariño, los jóvenes más desheredados, golfillos sin calor de hogar. Mentalidad integrista, de gran personalidad. 24 Zurbano Jacquet, Ignacio. Nació 02/08/1881 en Espejo, Córdoba. Ingresó 23/10/1899. Ordenación 01/07/1915, en Murcia. Últimos Votos 02/02/1918, en Puerto Sta. María, Cádiz. Murió 02/03/1965, Granada. Maestro de Novicios, Granada (1919-22). Rector Col. Málaga (19241927), Superior Res. Málaga (1930-33, 1940-45), Sevilla (1935-38) y Montilla (1955-58). Ejemplar como religioso. CPA, 1966, 84. NBPA, 1966. Enero, p.8. CPT, 67. 25 Ángel Ayala Alarco (Ciudad Real, 1 de marzo de 1867 - 20 de noviembre 1960), clérigo jesuita, pedagogo y propagandista  católico  español, creador de la  pedagogía activa. Destacó como un gran y activísimo organizador y por el don para conectar con la juventud y los aspectos más modernos de la sociedad, a pesar de su fundamental ortodoxia; sirvió así para romper el integrismo exterior de cierto catolicismo trasnochado que impedía al catolicismo progresar y hacer adeptos en la sociedad. 26 Juan María Laboa,  “El integrismo, un talante limitado y excluyente”, Madrid 1985. Cfr etiam Memorias del Padre Luis Martín S.J., José Ramón Eguillor-Manuel Revuelta-Rafael M.ª Sanz de Diego (editores), Institutum Historicum Societatis Iesu - Universidad Pontificia de Comillas Universidad de Deusto - Editorial Mensajero, Roma - Madrid - Bilbao, 1988, 2 tomos, XLVII+1120 y LII+1075 págs. 27 Sotomayor, Manuel. Crisis en los años cuarenta en la Provincia de Andalucía. El Padre Fernando Mª Moreno y el “Pusillus grex” (Mecanografiado). Más adelante volveremos repetidamente a este documento. 28 Verdoy, A. Los bienes de los jesuitas… páginas 38-42. 29 Ledóchowski, Wlodimiro. Vigésimo sexto General de la Compañía de Jesús. Nació 7 octubre 1866, en Loosdorf (Baja Austria), Austria; murió 13 diciembre 1942, en Roma, Italia. Ingreso en la Compañía 24 septiembre 1889, Stara Wie (Krosno), Polonia; ordenado 10 junio 1894, Cracovia, Polonia; últimos votos 25 marzo 1901, Cracovia. Durante su gobierno surgieron dificultades originadas por el nacional-socialismo en Alemania y por la persecución emprendida contra la Compañía de Jesús en España. En el decenio de 1930, la Compañía de Jesús fue objeto de ataques (en libros y artículos, 192

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periódicos) en muchos países de Europa e Iberoamérica y se trataba de ridiculizar las reglas y la vida espiritual de la Compañía de Jesús. Para responder a esta agresión, Ledóchowski escribió (1928-1931) muchas cartas, urgiendo a los jesuitas para que salieran en defensa de la fama de la Compañía de Jesús. DHCJ Madrid 2001. La voz del Padre Ledochowski, Barcelona 1948. Cañete Zamorano, Juan. Nació 23 septiembre 1862, en Lucena (Córdoba), España; murió 19 septiembre 1945, en Sevilla, España; ingreso en la Compañía 31 julio 1877, en Poyanne (Landes), Francia; ordenación 25 julio 1892, en Pifo (Pichincha), Ecuador; últimos votos 8 septiembre 1897, en Quito (Pichincha); profesor del colegio de Quito (1897-1903), rector del de Lima (Perú) y vicesuperior de la misión de Perú (1903-1908), así como rector de Quito y vicesuperior de Ecuador (1908-1914). A su regreso a España, fue ministro del colegio de Málaga (1915-1916), maestro de novicios en Granada (1916-1919) y provincial de Toledo (1919-1924). Al formarse las provincias de Toledo y Andalucía, fue provincial de la última (1924-1926). Cuando se decretó la disolución de la Compañía de Jesús (1932) en España, era superior de la residencia de Sevilla (1926-1932), donde continuó hasta su envío como espiritual de la casa de formación en el exilio belga (19361937) de Ruysbroeck, luego al portugués de Loulé (1937-1940) y, por fin, al Puerto de Santa María (1940-1941). Fue espiritual de la residencia de Sevilla (1941-1943), y de El Puerto de Santa María (1943-1944), así como instructor de tercera probación (1944-1945). Falleció (1945) en Sevilla. Siempre acogió a todos con exquisita caridad, generosidad y espíritu de entrega. Ayudó generosamente a la misión española de las islas Carolinas y a la Universidad Gregoriana de Roma. “Según el Corazón de Dios”, por el P. Francisco Lucas (1947). CPA, 1946,73. CPC,76.CPT,13. DHCJ 1:641. Murillo Blanco, Juan. Nació 24/12/1878, en Belalcázar, Córdoba. Ingresó en la Compañía 07/12/1903. Los últimos votos 02/02/1920, en Madrid. Murió 22/07/1953, en Granada. Entró ya sacerdote. Maestro de Novicios (1925-26). Rector Puerto Sta. María (1924-29) y Granada (192931). Superior (1933-37) y ViceSuperior (1952-53) de la Residencia .CPA, 1954, 69. Summ.vitæ en latín. Sauras, Francisco, el popular “D. Paco” de los tiempos de la guerra en Madrid, nació en 1887. Ingresó en la Compañía el año 1903. Pronunció sus votos en 1924. Ayudante del Maestro de Novicios en Granada del Padre Ángel Ayala, pasó sus últimos años en la Facultad de Filosofía de Alcalá de Henares. Las “Noticias de la Provincia de Andalucía” (NPA) cuentan que en principio vinieron 10 Padres, 50 Escolares y 17 coadjutores, con 18 novicios escolares y 11 coadjutores. Practicas espirituales para el uso de los hermanos novicios de la Compañía de Jesús, del Noviciado de Villagarcía, por el P. Francisco Javier Idíaquez, 1858. Reimpresión. Noticias…(NPA) (febrero 1925). José Sánchez Oliva. Nació 10-XI-1891. Ingresó en la Compañía el 7-XII-1905. Director del Seminario según el catálogo de 1925 y 1926. Murió en Ciudad Real 09/09/1936. Pertenecía a la Provincia de Toledo. El nuevo Director era el P. José Fernández Cuenca. Nació el 18-X-1892 en Pinos Puente (Granada) e ingresó en la Compañía el 4-III-1907. Rector del Noviciado (1929-31). Organizó la marcha al destierro de esta casa de Formación y los acomodó en Ruysbroeck, en Witout. Fue nombrado Provincial de Andalucía desde 31-VII-1933 hasta 1939 y por tanto dirigió la Provincia algún tiempo desde Gibraltar en Casa cedida por la marquesa de Valencina. Luego fue Superior de la Residencia de Córdoba (1940 al 44) Rector del Seminario Diocesano de Córdoba (1944-51) y Prefecto de Estudios. Operario y confesor. Profesor. Murió en Granada (Residencia de Profesores) 25/10/1981.CPA, 1983, 61. Espriella y Mosquera, Eduardo de la. Nació 11/06/1895, en Pasto, Nariño (Colombia) Ingresó en la Compañía 22/09/1907. Murió 11/11/1933, en Quito (Ecuador) Rector, Maestro Novicios, en El Puerto Sta. María. CPA, 1934, 50. Semblanza en latín y otra en castellano. Tenía otro hermano jesuita, Bernardo (+ 15-1-1945 en Ecuador). Tiene 2.50 metros, de mármol de Carrara, con verja de hierro forjado. Tardío Vázquez, José Mª. Nació 24/02/1893, en Jerez, Cádiz. Ingresó en la Compañía 14/08/1911. Ordenación 26/07/1926, en Sarriá. Los últimos votos 02/02/1929, en Puerto Sta María, Cádiz. Murió 01/12/1949, en Puerto Sta. María, Cádiz. Fue a la misión de las Islas Carolinas el 20/09/1929. Operario. CPA, 1951, 89. Summ vitæ def. Francisco Gómez, Dacoba, Lambertini, Malzieu, Martínez, más los cinco maestrillos después referidos (Hace la Tercera Probación Rafael Villoslada). 193

Aportaciones al estudio histórico del colegio San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María. 1864-2014 43 Jesús González Bueno, Juan Leal, Ramón Molina, Martín Prieto, Enrique Simonet. 44 Berrocal Dörr, Francisco de P. Nació 27/11/1892, en Málaga. Ingresó en la Compañía 23/09/1910. Ordenación 29/07/1925, en Oña. Últimos Votos 02/02/1928, en Granada. Murió 09/06/1965, en Málaga. Maestro de Novicios (1931-33), Superior  de las Residencias de Granada (1937-42), Jerez (1945-48) y Málaga (1955-61), Rector  Colegio Málaga (1948-54). De El Puerto a Wittouck, por F. Berrocal, NPA, Núm. Extr. 1943, 88-100. CPA, 1966, 84. Diario SUR (Málaga) en NBPA, Febr.1965, nº 123. 45 Moreno Pareja Obregón, Fernando  Mª. Nació 15/12/1899, en Antequera, Málaga. Ingresó 28/09/1917. Ordenación 29/07/1932, en Heythrop, Reino Unido. Los últimos votos 02/02/1935, en Londres, Reino Unido. Murió 16/08/1992, en Asunción, Paraguay. Estudió teología en Heythrop y clásicos en Oxford. Rector Loulé-Puerto Sta. María (1936-42) y Las Palmas (195258), Maestro de  Novicios (1937-44), Superior Almería (1951-52), Misionero popular. Decano Facultad de Filosofía y fundador Universidad Católica de Asunción Paraguay. Cons.rei oeconom. ViceProvincial. 46 Miguel Primo de Rivera y Orbaneja  (Jerez de la Frontera,  8 de enero  de  1870  –  París,  16 de marzo  de  1930) fue un  militar,  político  y  dictador  español. Fue segundo  marqués de Estella  y  Grande de España. Con el visto bueno del rey  Alfonso XIII, el apoyo de buena parte de la patronal, la Iglesia Católica, el ejército y de las fuerzas conservadoras en general, Primo de Rivera encabezó un Directorio Militar que concentró en él todos los poderes del Estado. En un principio, la oposición a la dictadura fue mínima. Primo de Rivera proclamó su inspiración en los ideales de los regeneracionistas de principios de siglo a fin de restaurar el orden social y eliminar el caciquismo. Finalmente, desautorizado por el rey y los altos mandos militares, claudicante su salud corporal, Primo de Rivera presentó su dimisión el 28 de enero en 1930 y se exilió en París. Los socialistas, republicanos y catalanistas de izquierda firmaron en agosto 1930 el Pacto de San Sebastián, que posteriormente formarían el gobierno provisional de la Segunda República española. 47 Martí Gilabert, F. La Iglesia y la dictadura de Primo de Rivera (1923-1929). 48 Federación Universitaria Española, de gran influjo entonces y en tiempo de Franco. 49 La llamada Gran Depresión se originó en los Estados Unidos, a partir de la caída de la bolsa del 29 de octubre  de  1929 (conocido como  Martes Negro, aunque cinco días antes, el  24 de octubre, ya se había producido el Jueves Negro), y rápidamente se extendió a casi todos los países del mundo. La depresión tuvo efectos devastadores en casi todos los países, ricos y pobres. 50 Arbeloa, V.M. La semana trágica de la Iglesia en España. Del 4 al 14 de octubre de 1931. Madrid 2006. 51 Hitos, J.A. La guerra civil en Málaga. Málaga 2006. Se conoce como  quema de conventos  a la ola de violencia anticlerical contra edificios e instituciones de la Iglesia Católica, ocurrida entre los días 10 y 13 de mayo de  1931  en  España, pocas semanas después de haberse proclamado la  Segunda República. Los disturbios comenzaron en Madrid durante la inauguración del Círculo Monárquico de la calle de Alcalá y rápidamente se extendieron por otras ciudades del sur y el levante peninsular. Alrededor de cien edificios religiosos ardieron total o parcialmente aquellos días, se destruyeron objetos del patrimonio artístico y litúrgico, se profanaron algunos cementerios de conventos, y varias personas murieron y otras resultaron heridas. 52 Noticias de la Provincia de Andalucía 1943 (NPA). De El Puerto a Witthouck, por el P. Berrocal. 53 Con la  proclamación de la Segunda República Española, el nuevo orden  constitucional  debía amparar la libertad de conciencia y desarrollar un proceso de secularización que permitiera superar la tradicional identificación entre el  Estado  y la  Iglesia Católica, uno de los elementos clave de legitimación de la monarquía. Se proclamó la libertad de cultos: respetar de manera plena la conciencia individual mediante la libertad de creencias y cultos, sin que el Estado, en momento alguno, pueda pedir al ciudadano revelación de sus convicciones religiosas. En aplicación de esta declaración en las tres semanas siguientes el Gobierno aprobó algunas medidas secularizadoras poco importantes, pero significativas, como la “disolución de la órdenes militares, supresión de la obligatoriedad de asistencia a actos religiosos en cárceles y cuarteles [22 de abril y 19 de abril, respectivamente], prohibición de participación oficial en actos religiosos [Circular del Ministro de la Gobernación del 17 de abril], fin de las exenciones tributarias a la Iglesia, privación de sus derechos a la Confederación Nacional Católico-Agraria, etc. Entre todas, quizá la medida más destacada fue el decreto de 6 de mayo declarando voluntaria la enseñanza religiosa”. El episcopado en masa se opuso, entre ellos como figura destacada, el cardenal Pedro Segura. 54 Razón y Fe 97 (1931) 266-270. 55 Diccionario Histórico S.J. (DHCJ) Naciones: España. Madrid 2002. 194

Periodo del noviciado Jesuita en El Puerto de Santa María (1924-1962) 56 Para todo el proceso de la marcha de los jesuitas del Puerto, cfr. apuntes manuscritos escrito por D. Antonio Osborne y Vázquez, entregados en 1947.En ese documento conserva la expulsión de los jesuitas de El Puerto en 1868 (dos relaciones) a cargo del Hermano Rafael de los Reyes S.J. entonces escolar. Además, la expulsión de 1931. 57 Carta dirigida a Roma por el P. Antonio Osborne, Sevilla, 13 de Marzo, 1932 [ARSI. Hispania, 1009]. 58 Tirado, Manuel, Nació 07/09/1918. Ingresó en la Compañía 16/10/1933. Ordenación 15/07/1948, en Granada. Últimos Votos 1952. Muchas veces, espiritual y consejero. Buen confesor. Escribió sus “Memorias” (FHSJ), que se mantienen inéditas. Hay también una relación de este tiempo relatada por el Padre Fernández Cuenca, en Noticias de la Provincia de Andalucía, número extraordinario de Agosto 1945: Se titula “Instalación del Colegio Noviciado en Witthouck escrita en Ruysbroecks” (25/05/1932) páginas 57-65. 59 Gómez Contador, Francisco. Nació 17/09/1870, en Almendral (Badajoz). Ingresó en la Ccompañía 13/03/1893. Los últimos votos 02/02/1907. Murió 04/10/1935, en Puerto Santa María. Prov.Tol. CPA, 1936, 57. CPT, 1936, 42. 60 Francisco Cossi Ochoa (El Puerto de Santa María, 24 de agosto de 1898  ( muerto probablemente en el verano de 1936) fue un político republicano español, por dos veces alcalde de su localidad natal y Presidente de la  Diputación Provincial de Cádiz. Miembro de la  Unión General de Trabajadores (UGT) y del Partido Republicano Radical Socialista (PRRS) Detenido, el 22 de julio se le incoó procedimiento para  consejo de guerra  por  rebelión militar  . Fue declarado fallecido en 1941 por resolución del Juzgado de Instrucción de Responsabilidades Políticas de la provincia de Cádiz, fijando como fecha en los primeros días del Movimiento, sin más especificaciones. 61 Durante la dispersión hubo los siguientes Superiores de los “coetus” de El Puerto de Santa María que vivían en la calle Federico Rubio, esquina calle Comedias: Coetus XI (años 1932-1934), superior el P. Valerico Dacoba. Coetus X (1934-1936), superiores: Ramón Zamarripa (1933-1935) y José María Gutiérrez Silva (1935-1936). A partir de 1936, en julio se convierte en Residencia y tiene dos superiores: el P.Agustín Palacios (1936-1937) y el P. Roque Arjona (desde el 1-X-1937). 62 Dacoba ,Elías.Valerio Nació 01/04/1896, en S. Salvador del Valle (Vizcaya) Ingresó en la Compañía 30/07/1913. Los últimos votos 02/02/1930 Murió en 12/04/1943, en Puerto Sta. María. Ministro, Procurador, Consultor. Precaria salud. CPA,, 1944,75. NBPA. Abr-May. 1943. n.º 40-41. 63 Lambertini, Juan. Nació 02/09/1871, en Revello (Piamonte) Ingresó en la Compañía 20/06/1891. Los últimos votos 02/02/1906 Murió 29/05/1951, en Puerto Sta. María. NPA , 1951.Abr-Jun.nº 87, p.91. CPA, 1952, 90. 64 El martillo, Periódico independiente, Órgano de la Asociación del Gremio de Toneleros. Jerez de la Frontera. Tuvo una larga vida y un papel importante durante la guerra civil. 65 Tema oscuro. Nunca dejaron claro el tema jurídico de la posesión del colegio. Por una parte quería la Asociación de Padres entregárselo a los Padres. Estos, ante la situación política tan inestable -los jesuitas no estaban oficialmente legalizados desde el decreto de 1852 y a ello se acogió el artículo 26 de la república- nunca dejaban claro el tema a pesar de frecuentes instancias. Sin embargo el Notario Álvarez-Ossorio dejó clara la posesión del Colegio para la Compañía el año 1925. Pero en la confusión de los primeros momentos, no alegaron su posesión a la República. O es que no había incautación de bienes sino disolución... 66 Dacoba, Blardony, Erdozain, Gómez, Gutiérrez, Lambertini y Simonet. Y los Hermanos Aizpuru, famoso enfermero, Nicolás Alcalde, Elorza y Francisco España. 67 Zaldívar, Cuenca, Grund, Palacios, Viu, y los maestrillos son Murillo, Ponce de León, y Martín Prieto. 68 Zaldívar, Grund, Palacios, Uriarte, Vázquez, Viu. Maestrillos Antonio Mª Aldama, Fantini, y Emilio Murillo. Los novicios Escolares son ahora 19 y 3 los Coadjutores. 69 Dacoba, Blardony, Erdozain, Gómez, Gutiérrez, Lambertini, José María Villoslada y Los Hermanos Aizpuru, Azúa, Elorza y Francisco España. 70 Zaldívar, Guimerá, Palacios, Cristóbal Sánchez, Viu, Zurbano. Los “maestrillos”son ahora Fantini, Gúrpide, Francisco Sánchez, que hace el servicio militar. 71 Murillo Velarde, Cuenca, Guimerá, Sánchez Navarro, Zurbano. Los Maestrillos Gúrpide, Marchena, Mondéjar y Campos. 72 Cartas… oc. 73 Carrasco, Bejarano, Cañete, Cuenca, Félez, Sánchez Navarro y los Maestrillos Carrillo de Albornoz, y Mondéjar. 195

Aportaciones al estudio histórico del colegio San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María. 1864-2014 74 Platavilla, 5. Wittman´s Road y Compañía 1 en Jerez. 75 El 05/ 10/1936, don Luis Martos y Peña, comandante militar, recibe las llaves del Colegio de manos del Padre Fernández Cuenca y el 20/03/1939 el señor Puigllover agradece a la Compañía el ofrecimiento del colegio para hospital de sangre. 76 Archivos de la Curia Provincial. 77 González Bueno, Bejarano, Cañete, Dacoba, Félez, Garrido, Lucas y los Maestrillos, Arredondo, Porcel , Rivas y Serna. 78 Reina, Bejarano, Cañete, Dacoba, Félez, Lucas, Sañudo y queda como maestrillo García Evangelista que luego pasó a la misión del Japón. 79 Noticias de la Provincia de Andalucía 1944 nº extraordinario (I y II). 80 No había sido posible encontrar otro sitio para Noviciado, sobre todo pensando en la avalancha de novicios que llegaba. 81 Huelin López,José Mª. Nació 25/11/1921, en Málaga. Ingresó en la Compañía 09/10/1937. Ordenación 15/07/1953, en Granada. Los últimos votos 02/02/1956, en Málaga. Murió 08/10/2006, en Málaga. Profesor en la Facultad de Teología de Granada y Operario en Málaga. CPA, 2007, 134. Necrolog. 82 Sotomayor, Manuel, Crisis en los años cuarenta en la Provincia de Andalucía. El Padre Fernando Mª Moreno y el “pusillus grex” (Mecanografiado). 83 Por este tiempo se publica el famoso “costumbrero” que unificaba las costumbres de todos los jesuitas de la Asistencia de España. En 1876 el Padre Lobo publicó los “Usos y costumbres de la Provincia de Castilla”. En la nota 35 ya se dio la referencia de las Prácticas de Villagarcía. 84 El Penal de El Puerto de Santa María (el Penal del Puerto) fue una famosa cárcel española ubicada en la localidad andaluza de El Puerto de Santa María entre 1886 y 1981.Este penal ocupaba un antiguo convento erigido a principios del siglo XVI por los señores de la entonces villa, los duques de Medinaceli. Actualmente se encuentra restaurado y su uso se destina a albergar diversos actos culturales y oficiales. El Penal de El Puerto cobró fama durante los años de la II República española  y el  franquismo, al albergar entre sus muros presos políticos de relevancia nacional, como Ramón Rubial, presidente del PSOE, o Lluís Companys, ex presidente de la Generalidad de Cataluña, y delincuentes de gran popularidad, como El Lute. 85 Sotomayor, M. op. cit. 86 Reina Cañete, Dacoba, Garrido, González, Lambertini, Liaño, Lucas, Quintín Pérez, Sánchez Navarro y los “maestrillos Aparicio, García Evangelista y Liaño. 87 Fuente. Fondo Histórico SJ. Facultad de Teología de Granada. 88 Carta 27/12/1943. 89 Manuel Sotomayor, op. cit. 90 Aldama Pruaño, José Antonio de. Nació 09/07/1903, en Sanlúcar de Barrameda, Cádiz. Ingresó en la Compañía 16/06/1918. Ordenación 19/09/1929, en Valkenburg. Últimos Votos 15/08/1936, en Loulé, Portugal. Murió 23/03/1980, en Granada. Rector Facultad de Teología de Granada (1940-45). Profesor Teología Dogmática. Escritor. “El P. Aldama como Teólogo”, por Cándido Pozo. Ver OpNN. CAJAS 34. 42 C.CPA, 1981,55. 91 Pérez Argos, Baltasar. Nació 21/01/1911, en Burgos. Ingresó enla Compañía 26/04/1927. Ordenación 30/07/1939, en Granada. Últimos Votos 15/08/1944, en Madrid. Murió 21/08/2000, en Alcalá de Henares, Madrid. CPA, 2001, 149. Necrolog. (Por A. Verdoy). 92 José Antonio de Aldama, Consultor de Provincia, a fines de 1947: Informe al Provincial, Juan Guim 93 E.Rivera V. Colegio Apóstol Santiago, pág. 425. 94 La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto militar global que se desarrolló entre 1939 y 1945. En él se vieron implicadas la mayor parte de las naciones del mundo, incluidas todas las grandes potencias, agrupadas en dos alianzas militares enfrentadas: los Aliados y las Potencias del Eje. Fue la mayor contienda bélica de la Historia, con más de cien millones de militares movilizados y un estado de «guerra total» en que los grandes contendientes destinaron toda su capacidad económica, militar y científica al servicio del esfuerzo bélico, borrando la distinción entre recursos civiles y militares. Marcada por hechos de enorme significación que incluyeron la muerte masiva de civiles, el Holocausto, y el uso, por primera y única vez, de armas nucleares en un conflicto militar, la Segunda Guerra Mundial fue el conflicto más mortífero en la historia de la humanidad,  con un resultado final de entre  50 y 70 millones de víctimas. El comienzo del conflicto se suele situar en el 1 de septiembre de 1939, con la invasión alemana de Polonia 196

Periodo del noviciado Jesuita en El Puerto de Santa María (1924-1962) La guerra en Europa terminó con la  captura de Berlín  por tropas soviéticas y polacas y la consiguiente rendición incondicional alemana el 8 de mayo de 1945. 95 Reina, Cañete, Dacoba, Garrido, González, Lambertini, Liaño, Lucas, Quintín Pérez y Sanchez Navarro. Francisco Aparicio, García Evangelista y Liaño son los “maestrillos”. 96 Dacoba, Bejarano, Garrido., Lambertini, Lucas, Pérez Argos, Antonio Revuelto, Sánchez Navarro y de “Padres maestros” Escolares Francisco Aparicio, Serna y Simonet. 97 P. Alonso Ruiz. Nació 1530, en Córdoba. Ingresó en la Compañía 02/1554, en Córdoba. Ordenación 1555. Últimos votos 21/09/1566, en Roma. Murió 18/12/1599, en Arequipa, Perú. Maestro de Novicios en Roma (1564), donde tuvo como novicio a S. Estanislao (octubre 1567) y le asistió en su muerte. Rector y Maestro Novicios de S.Andrés (1569-71), Provincial Provincia Romana (1571-74), ViceRector y Rector Granada (1551-52, 1574-77), Arequipa (1582), Chuquiabo (La Paz, 1586-90) y Visitador de Panamá (1591-97). Ep.Mixt, IV,562. Nadal, II, 534. NPA (1942-44), p.98.(Nºs extraords.). DHCJ 4:3434s. 98 Simonet Campos, Enrique.P. Nació 05/01/1904 en Málaga. Ingresó 10/09/1920. Ordenación 24/08/1935 en Lyón, Fr. Los votos 02/02/1938, Jerez, Cádiz. Murió 28/03/1955 en Manta, Manabí. Ecuador. Rector Puerto Sta. María (1942-48), Colegio Quito (49-52) CVPEc, 1956, 33. 99 Dacoba, Cantero, Cañete, Fantini, Garrido, Lambertini, Socorro. Y “maestrillos”, Gallego, Gordon y Rodríguez Molero 100 Osborne, Cantero, Cañete, Fantini, Lambertini, Quintín Pérez, Serna, Socorro y Francisco Torres. Los “padres maestros” Rodríguez Molero y Eugenio Ruiz Andreu. 101 La  250, Einheit spanischer Freiwilliger  de la  Wehrmacht, más conocida como la  División Azul  (Blaue Division, en  alemán), fue una unidad  española  de voluntarios que sirvió a Hitler entre 1941 y 1943 en la Wehrmacht, el ejército alemán de la Segunda Guerra Mundial. 102 Torres, Sánchez, Lambertini, Valdivia, Zamarripa, y los maestrillos, Ricardo Franco, Pérez Ruiz, Ruiz Andreu y J.N. Vargas. 103 Martínez de Pelayo,Francisco de Paula. Nació 19/02/1921, en Granada. Ingresó en la Compañía 07/12/1940. Los últimos votos 15/08/1951, en Puerto Sta. María, Cádiz. Murió en 12/07/2007, en Málaga. Fue sobre todo electricista y mecánico en el Seminario de S. Cecilio de Granada (194547), Pto Sta.María (47-60), Noviciado de Córdoba (1960-68), Las Palmas (1968-92) y Huelva (19922005). Luego, pasó a la enfermería de Granada y desde el 1 de mayo de 2007 a la de Málaga.CPA, 2008, 132. Necrolog. (M. Rodríguez Segura). 104 Villoslada y Peula, Rafael. Fundador de escuelas, apóstol social. Nació 8 junio 1900, en Granada, España; murió 30 diciembre 1985, en Granada. Su contacto frecuente con los obreros, mediante las clases nocturnas y sus desplazamientos por los pueblos de Jaén y Granada, le hizo sentir la necesidad de trabajar por la mejora radical de la clase baja andaluza, cuyo estado de postración después de la guerra civil (1936-1939) era pavoroso. Así, surgió la ambiciosa idea de fundar escuelas cristianas gratuitas en los núcleos rurales importantes de Andalucía. Afortunadamente, este sueño se pudo realizar, gracias a algunas familias pudientes de la provincia de Jaén, también ellas víctimas de la crueldad de la guerra, que le prestaron su ayuda económica. Villoslada se preocupó desde el principio de los niños y jóvenes más pobres: los primeros que llenaron sus internados eran hijos de fusilados, muertos o penados en la guerra civil, a los que, a más de educarlos gratuitamente, se les daba ropa y material escolar. 105 Bermudo de la Rosa, Manuel. Nació 19/03/1921, en Sevilla. Ingresó en la Compañía 14/09/1936, en Loulé, Portugal. Ordenación 15/07/1950, en Granada. Los últimos votos15/08/1954, en Úbeda, Jaén.. Magisterio, en Colegio San Estanislao, Málaga. Rector de Úbeda (1958-64, 196874). Director en Sevilla de Cine Club Vida. Consultor de Provincia. En l982, Director de Andújar. En 1986, de nuevo a Úbeda. En l999, pasó a Enfermería de Málaga, donde murió el 18/02/1999. Escritor. CPA, 2000, 130. Necrolog. (Por Jesús Mendoza) Not. Brev. Febr 1999, pp. 9-10. 106 Janssens, Juan Bautista. Vigésimo séptimo general de la Compañía de Jesús. Nace 22 diciembre 1889, en Malinas (Amberes), Bélgica; muere 5 octubre 1964, en Roma, Italia. entra en la Compañía 23 septiembre 1907, en Drongen (Flandes oriental), Bélgica; ordenado 7 septiembre 1919, en Lovaina (Brabante), Bélgica; últimos votos. 2 febrero 1924, en Lovaina. Elegido en la Congregación General XXIX (6 septiembre-23 octubre 1946). La Congregación General que debía elegir el sucesor del P. Ledóchowski (muerto en 1942) no pudo reunirse hasta 1946. DHCJ. Madrid 2001. 107 Guim Molet, Juan Carlos. Superior, apóstol de los enfermos. Nació 3 septiembre 1873, en Vallfogona de Riucorb (Tarragona), España. Entra en la Compañía 30 julio 1891, en Veruela (Zaragoza), España. Ordenado 30 julio 1907, en Tortosa (Tarragona). Ultimos votos 2 febrero 1910, en Veruela. Hombre 197

Aportaciones al estudio histórico del colegio San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María. 1864-2014 tranquilo y de gran comprensión, fue muchas veces superior: maestro de novicios (1915-1919), visitador de las misiones de Filipinas, Japón y parte de China (1919-1920), provincial de la provincia de Aragón (1920-1926), superior del “Solar Español” de Burdeos (1926-1927), rector del colegio del Sagrado Corazón de Barcelona (1927-1932) y delegado provincial en Barcelona (1932-1939) en el tiempo de la disolución, incluida la guerra civil, durante la cual su vida, puesta a precio, estuvo en constante peligro. La situación conflictiva de la provincia andaluza llevó a su nombramiento, ya de 74 años de edad, como provincial de esta provincia (1947-1950). Acabada su misión, volvió como espiritual al Colegio Máximo de San Cugat del Vallés, prosiguió la gran obra que le había prometido en su lecho de muerte a su connovicio el P. Jacinto Alegre (+1930), en una institución establecida en Barcelona en 1933, sobre todo para enfermos incurables, semejante a la de san José Cottolengo en Turín. Muere 20 febrero 1959, en San Cugat del Vallés DHCJ. Madrid 2001. 108 Torres, Avilés, Collantes, Fantini, Lambertini, Linares, Luis Gonzaga Navarro, Porcel, Rafael Simonet y Zamarripa. Sólo hay un maestrillo, Ramón Delius. 109 APA. 110 Avilés Jaén, Claudio. Nació 04/12/1910, en Castellar de Santiesteban, Jaén. Ingresó en la Compañía 07/09/1926. Ordenación 13/05/1942, en Granada. Últimos Votos 02/02/1946, en Puerto Sta. María, Cádiz. Murió 10/11/1983, en Granada. Rector del colegio de Málaga (1954-58) CPA, 1985, p.62. 111 Romera Pinto,Alfonso. Nació 22/07/1921, en Almería. Ingresó en la Compañía 20/06/1940. Hizo los votos del bienio, pero salío de la Compañía 01/08/1953 [4º magist.] en Málaga. 112 Rafael Simonet, Aparicio, Avilés, Díez de Urmeneta, Fantini, Lambertini, Porcel, Puerto, Vergara, Zamarripa. Los “maestrillos”, Enrique Barón y Estanislao Olivares. 113 Aparicio Díaz, Francisco. Nació 01/08/1915, en Jerez, Cádiz. Ingresó en la Compañía 30/07/1931. Ordenación 15/07/1946, en Granada. Los últimos votos 02/02/1949, en Puerto Sta. María, Cádiz. Salió de la Compañía 01/02/1955, en Madrid. 114 Fantini García, Julio. Nació 24/12/1905, en Sevilla. Ingresó en la Compañóa 26/04/1923. Ordenación. 24/06/1937, en Innsbruck. Últimos Votos 02/02/1940, en Roma, Italia. Murió 22/03/1979, en Sevilla. Profesor de Filología Clásica a los NN.y en la Universidad Pontificia Salamanca. Escritor. CPA, 1980, 51. 115 Rodríguez García, Eduardo. Misionero popular. Nace 9 marzo 1901, en Moratalla (Murcia). Ordenación 19 marzo 1926, en Roma, Italia. últimos Votos 2 febrero 1946, Aranjuez (Madrid). Muere 12 enero 1985, en Alcalá de Henares (Madrid). 116 Antonio Jiménez, Francisco Aparicio, Diez de Urmeneta, Lambertini, Porcel, Román, Vergara y Zurbano. Los maestrillos son Gutiérrez García, Juan de Dios Mendoza, Monis y Estanislao Olivares. 117 Arrupe, Pedro. Yo viví la bomba a tómica. Mensajero. Bilbao. 1952. 118 Espadero, Diez de Urmeneta, Lambertini, Porcel, Jerónimo Román, Eugenio Ruiz Andreu, Rafael Simonét y Joaquín Vergara. Los maestrillos Cantero, Luis Conradi, Juan de Dios Mendoza y Estanislao Olivares. 119 Cara, Díez de Urmeneta, Espadero, Salvador Loring, Morillo, Ruiz Andreu, Ruiz de Castro (Espiritual de juniores), Ruiz Sánchez de Cueto, Rafael Simonhet, Joaquín Vergara. Los “maestrillos” Joaquín Carretero, Luis Conradi, Antonio Molina Torres. 120 Loring, Salgado, Morillo, Pérez Romero, Ruiz Andreu, Ruiz de Castro, Ruiz Sánchez de Cueto, Sañudo, Rafael Simonet. Los “maestrillos” Joaquín Carretero, Luis Conradi, Felipe Moreno y Alejandro Muñoz Priego. 121 El Hermano Ramón Escolano, vestido de seglar, era el clandestino representante de la Compañía en una exposición de ganado en El Puerto. Ganaron las vacas de los jesuitas. En voz alta proclamaron su nombre: “D. Ramón Escolano Escolano”, y la banda dirigida por el Sr.Dueñas comenzó a interpretar, entre aplausos,y a toda pastilla el Himno “Fundador, sois Ignacio y General…”. Otros con zumba decían: “¡Han ganado los cochinos de los jesuitas…!” 122 Ruiz de Castro, Joaquín. Nació 20/12/1908, en Sevilla. Ingresó en la Compañóa 15/04/1937. Ordenación 15/07/1949, en Granada. Los votos 02/02/1952, en Puerto Sta. María, Cádiz. Murió 03/12/1972, en Granada. Maestro de Novicios Puerto (1954-59) y en Córdoba hasta 1961y Superior de la Residencia de Granada (1962-66). P. Espiritual de los Nuestros.CPA, 1974, 87. Summ.vitæ def. 123 Loring, Bermudo, Pascual, Morillo-Velarde, Ruiz Andreu, Ruiz de Castro, Simonet y Terry. Los maestrillos, Gerardo Bravo, Felipe Moreno, Muñoz Priego, Manuel Segura y Navarro 198

Periodo del noviciado Jesuita en El Puerto de Santa María (1924-1962) Montero. Bravo. En estos tiempos hay también juniores antiguos “seminaristas” que dan clases: Caba ayudaba al griego, para Theotonio, López Olea y a mí; Navarro Montero, de Montilla, -seminarista adelantado, que no llegó a ir a filosofía- a su vez era un topo, sonámbulo, y le dio un buen susto a Paco Caballero, que arrastró durante años; y Mata Trani -destinado a la misión del Japón, y después salido y casado en Japón- que le daba clase a novicios y que en una Lectio brevis les dijo “el trabajo dignifica, pero cansa, …y lo primero no está claro”. Gómez Crespo pilló un buen enfado y lo amonestó. 124 Fdez-Fígares Marchesi,Eduardo. Nació 30/11/1922, en Benalúa de Guadix, Granada. Ingresó en la Compañía 26/09/1939. Ordenación 15/07/1954, en Granada. Últimos Votos 03/03/1958, en Sevilla. Muerte 13/03/2005, en Granada. Profesor en Sevilla y Las Palmas, operario en Almería y Granada, ViceSuerior Jerez (1959-62). CPE, 2006, 134. Necrolog. (Por C. Gª Hirchfeld). 125 Gómez Crespo, José. Nació 19/06/1913, en Málaga. Ingresó en la Compañía 20/06/1928. Ordenación 30/07/1939, en Granada. Últimos Votos 15/08/1946, en Granada. Murió 07/1988, en Granada. No hizo magisterio y se ordenó a los 26 años, algo excepcional en aquel entonces. Ministro de Seminario de San Pelagio de Córdoba (1942-44), ViceRector del Seminario S. Cecilio Granada (44-), Maestro de Novicios (1948-54) y Rector (1954-57) Puerto Sta. María. Especialista en EE. Ignacianos y en dirección Espiritual. Nota de la Curia Provincial y del P. Muñiz. CPA, 1989, 42. 126 Los Padres de la Revista de los jesuitas, FOMENTO SOCIAL, fueron llamados a consejo por los grandes bodegueros de la ciudad que querían hacer la transformación económico social a modo cristiano. 127 Salvador Loring, Bermudo, Miguel Fernández, Francisco García Alonso, Pascual, Ruiz Andreu, Simonet, Terry. Los maestrillos Bravo, Jaime Loring,, Mata y Muñoz Priego. 128 Salvador Loring, Bermudo, Pascual, Fernández- Fígares, Miguel Fernández, García Alonso, González Bueno, Juan Martínez, Nieto, Ruiz Andreu. Los “maestrillos” ,Caba, Jesús Caño, Luis Conde, Jaime Loring y Pascual Lupiáñez. 129 Pío XII retomó el grande proyecto de la reforma litúrgica, publicando la encíclica “Mediator Dei” del 20 de noviembre de 1947 e instituyó una comisión. Tomó decisiones sobre algunos puntos importantes, por ejemplo, la nueva versión del salterio, para facilitar la comprensión de la oración de los salmos (cf. “In Cotidianis Precibus”, del 24 de marzo de 1945), la atenuación del ayuno eucarístico, para favorecer más el acercamiento a la sagrada comunión, el uso de la lengua viva en el ritual y, sobre todo, la reforma de la Vigilia Pascual (Cf. “Dominicae Resurrectionis” del 9 de febrero de 1951) y de la Semana Santa (cf. “Máxima Redemptionis” del 16 de noviembre de 1955). 130 Loring, Bermudo, García Alonso, Pedro Guerrero, Federico Gutiérrez García Herrera, Pascual, Ruiz Andreu. Los “maestrillos” Caba, Conde, Parrado y Pascual Lupiáñez. 131 Guerrero González, Pedro. Nació 23/03/1918, en Jerez  de  la  Frontera. Cádiz. Ingresó en la Compañía 06/10/1941, pasado el servicio militar en el Tercio de la Merced (carlista). Ordenación 15/07/1953, en Granada. Los últimos votos 02/02/1957, en Puerto Sta. María, Cádiz. Murió 03/09/1973, en Sevilla (Accidente de tráfico). Operario ejemplar. Con  pobres, mayormente. Introducida su causa de beatificación. Extraordinario impacto y veneración. CPA, 1974, 87. 132 Valdés, Bermudo, García Alonso, Guerrero, Loring, Pascual, Ruiz Andreu. Maestrillos Caba, Godoy, Parrado, Ruiz Jurado 133 Conradi Toro, Luis. Nació 13/09/1924, en Sevilla. Ingresado en la Compañía en 14/08/1942, es educado en la Escuela del Padre Moreno Pareja. Ordenación 15/07/1956, en Granada. Los últimos votos 15/08/1959, en Puerto Sta. María, Cádiz. Su primer destino, entre 1958 y 1961, fue como Maestro de Novicios de Hermanos Jesuitas de El Puerto, donde llegaría a impartir además clases de Latín. Luego vendría Córdoba, con idéntica responsabilidad, Maestro de Novicios, entre los años 1961 y 1967.Murió en la enfermería de Málaga el 07/03/2011. 134 Conradi, Valdés, Garrido, Guerrero, Loring, Martínez, Pascual, Pérez de Ayala y Ruiz Andreu. Los maestrillos Manuel Casares, Marcos Díaz Bertrana, Salvador García Bardón, Mata y Ruiz Jurado. 135 El P. Diez Alegría nació en  Gijón. En  1930  ingresó en la  Compañía de Jesús  y se ordenó  sacerdote  en  1943. Se licenció en  Teología  y se  doctoró  en  Filosofía  y  Derecho. Fue profesor de  ética  en la  Universidad de Madrid desde 1955  hasta 1961. Luego fue profesor de Doctrina Social de la Iglesia en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma hasta 1972. Tras la publicación de su libro  Yo creo en la esperanza, salió de la Compañía y se incardinó en el 199

Aportaciones al estudio histórico del colegio San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María. 1864-2014 Obispado de Segovia, pero nunca llegó a ir hasta allá. Vivió en la Residencia de la Compañía en Cadarso. Exclaustrado de la  Compañía de Jesús, se fue a vivir al  Pozo del Tío Raimundo, junto con el Padre Llanos. Residíó después –por una disposición especial del Padre Arrupe– en el colegio de los jesuitas de Alcalá de Henares. Murió en la Residencia enfermería de Alcalá de Henares, la madrugada del 25 de junio de 2010, a la edad de 98 años. 136 Conradi, Valdés, Guerrero, Loring, Ruiz Andreu, Montero, Martínez , Antonio Pascual y Mariano López de Ayala. Los “maestrillos” López Olea, Montero Tirado y Antonio Vargas-Machuca. 137 Conradi, Valdés, Guerrero, Loring, Martínez Mendoza, Montero, Pascual, Ruiz Andreu. Son “maestrillos” Eduardo Chinarro, Rafael López Olea y Jesús Montero Tirado. 138 Martínez Martín, Juan. Nació en Villaverde del Río 16-XII-1923. Ingreso en la Compañía 14-VIII1939. Ordenación 15/07/1954. Los últimos votos 03/02/1958, en Úbeda, Jaén. Murió 31/08/2007, en Málaga. Director del Centro SAFA de El Puerto (1958-65), tras una estancia en Linares (196566), regresó al Puerto hasta 2007, siendo director (1966-70), Ministro de la Casa (1983-87, 2001-04) Superior de la Comunidad (1987-93) entre otros cargos, hasta que pasó a la Enfermería de Málaga en junio 2007. Fue nombrado hijo adoptivo de El Puerto en 2004. Casi toda su vida la ha pasado en la residencia de El Puerto de Santa María ocupando casi todos los cargos, tanto en la SAFA antigua como en la moderna. 139 Como ha quedado detallado en la nota 131, Pedro Guerrero González nació en Jerez de la Frontera. Después de haber militado en el Tercio Requeté Ntra Sra de las Mercedes en la Guerra civil, ingresó en la Compañía. Su vida se desarrolló en el Puerto de Santa María, como procurador de la comunidad y gran confesor. Capellán de la Base de Rota y finalmente Procurador de la Provincia en Sevilla, además de gran confesor. Murió en accidente de moto cuando iba a confesar a la Casa de Ejercicios de Dos Hermanas (3.VIII-1973). Está introducida su causa de beatificación. Sus restos reposan en la Iglesia de San Francisco del mismo Puerto. 140 Antonio Pascual Martín nació en Loja 21-I-1921. Ingresó en la Compañía 14-IX-1940. Ordenación 15-VII-1953. Director del Puerto, estudió psicología. Psicólogo en el Colegio de Málaga, sus últimos años los pasó como misionero en el Magreb, Marruecos, desde 1988 a 2005. Murió en Granada 16/01/2006. CPA, 134. (Necrolog Jesús Mª León Blanco). 141 En Ruysbroeck (Bélgica). 142 En Loulé (Portugal). 143 Ya en Córdoba. 144 Además, 19 Tercerones (Padres que después de los estudios hacen un año de piedad y formación). El Instructor fue el Padre Francisco Cuenca, antiguo Provincial, en dos ocasiones.

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Capítulo cuarto LOS AÑOS DECISIVOS DEL COLEGIO SAN LUIS GONZAGA (1961-2014)

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Capítulo cuarto Enrique Martín Lara José Miguel Vicente Pecino Juan José Fuentes González

LOS AÑOS DECISIVOS DEL COLEGIO SAN LUIS GONZAGA (1961-2014) 1. REAPERTURA DEL COLEGIO El año 1961 marca el arranque de la reapertura del colegio de San Luis Gonzaga. Como ya vimos, el prestigioso Colegio había cerrado sus puertas en 1924. Desde entonces, con un breve paréntesis de dos años durante la Guerra Civil, en que se destinó a hospital de sangre, venía funcionando como Noviciado de la Compañía de Jesús. Pues bien, en mayo de 1961 se traslada el Noviciado a Córdoba, dejando abandonado un edificio enorme y en estado bastante ruinoso. Distintas son las opciones que la Compañía barajaba con respecto al edificio, como el traspaso a otra entidad religiosa, la construcción de un colegio nuevo en la huerta, dejando hundirse el antiguo, o la cesión de parte del mismo para ampliar la Escuela SAFA, que con tanto éxito viene funcionando desde hace años en un edificio contiguo. La creciente demanda había traído consigo una saturación de alumnos que hacía recomendable la ampliación de dicha Escuela. Con este fin, el Provincial P. Sobrino encarga al P. Martínez, director entonces de la vecina SAFA, ir acondicionando poco a poco una parte del edificio. Acondicionó diez aulas, así como una cocina y un comedor para la Comunidad, y preparó un Convenio Compañía de Jesús-SAFA. Pero enseguida surgen dificultades para el proyecto. Tras la pertinente revisión del edificio, el arquitecto encargado de la misma, D. Joaquín Barquin, calculó un coste excesivamente elevado para asegurar lo esencial del mismo. Éste desbordaba las posibilidades de las Escuelas Profesionales SAFA. Como consecuencia, la Compañía debió cambiar el plan. Entre tanto, el deterioro del edificio avanzaba irremediablemente. No obstante, el recuerdo del antaño glorioso Colegio de San Luis Gonzaga seguía vivo entre los habitantes de El Puerto de Santa María y entre no pocos jesuitas. Es por ello que el P. Provincial libera al P. Martínez del encargo hecho tiempo atrás y, en abril de 1962, envía al P. Restituto Méndez como encargado de las obras y como organizador de, al menos, un colegio de verano para los suspendidos en las reválidas de cuarto y sexto cursos. Poco después se le unió el H. Emilio Castillo. 203

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Con todo tipo de dificultades, como fácilmente puede entenderse, y sin apenas medios económicos, comienzan a poner al día el Colegio. En junio comienzan a llegar los alumnos, en su mayoría internos, y dan comienzo las clases de recuperación, a cargo, sobre todo, de jesuitas “maestrillos” que estaban estudiando en la Universidad. Junto a esta tarea, el P. Restituto Méndez hubo de ocuparse de evitar la ruina definitiva del edificio y de conseguir que éste fuera poco a poco solucionando sus problemas más acuciantes, como el arreglo de los tejados y la reorganización de los diferentes espacios. En octubre se traslada al Colegio, con alumnos y profesores, la Academia que desde antiguo dirigía D. Miguel Cea, una pequeña escuela de Primaria y Bachillerato que, con la protección de la Compañía de Jesús, llevaba unos años funcionando en la conocida como “Casa de la Pescadería”. En efecto, a la marcha de los jesuitas de San Luis en 1924, la asociación de Padres Católicos trató de mantener en dicha Academia el espíritu jesuítico en la educación católica portuense. Después de la Guerra Civil, los socios pretendieron que fuera directamente asumida por la Compañía; al no ser esto posible, la asumió D. Miguel Cea, antiguo novicio jesuita. De hecho, seguía prácticamente el esquema de un colegio tradicional de la Compañía. Todo esto hace posible que el Colegio, que comienza bajo una cierta dependencia del de Portaceli de Sevilla, vaya paulatinamente creciendo en número de alumnos y adquiriendo un prestigio cada vez mayor. Su primer Director fue el P. Antonio de Viu y su primer Prefecto el P. Restituto Méndez. Poco después, en 1966, siendo ya el P. José Torres su Director y el P. Borja de Aldama su Prefecto, el Colegio cuenta ya con un claustro de 24 profesores (5 de ellos jesuitas) y con un total de 375 alumnos (157 de Ingreso y Preparatorias y 218 de Bachillerato). El curso siguiente aumenta el número de alumnos a 415, introduciéndose por primera vez el Curso Preuniversitario, y en 1968, año en que se introduce por primera vez un Curso de Párvulos, se llega a los 488 alumnos, ampliándose también el número de profesores a 28 (7 de ellos jesuitas). Hay que hacer notar que durante todos estos años los alumnos se dividen en externos, internos (en torno a 90) y mediopensionistas. 2. RECTORADO DEL P. JOSÉ TROBAT (1969-1974) En 1969 el Centro se consolida como Colegio clásico de la Compañía de Jesús, con el nombramiento de su primer Rector, el P. José Trobat. El número de alumnos sigue incrementándose ligeramente. Por otra parte, se lleva a cabo una reorganización del Centro, creándose una serie de Departamentos: Estudios, Formación religiosa, Formación y disciplina, Psicología, Servicios administrativos y Servicios auxiliares. El curso 1970-71 trae consigo la implantación de la Educación General Básica. Esto tiene como consecuencia una reestructuración de los cursos a impartir: disminuye el Bachillerato, que pierde el Primer Curso y el Curso Preuniversitario (pasándose de 260 a 180 alumnos) y aumenta la enseñanza primaria, que pasa de 204

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346 a 416 alumnos (dos unidades de párvulos y diez unidades de 1º a 5º de EGB). En los años sucesivos se irán suprimiendo progresivamente cursos de Bachillerato e incrementándose cursos de EGB. Con todo, el hecho más reseñable del rectorado del P. Trobat es la integración de la EGB del Colegio de San Luis en la de SAFA. Desde su nombramiento como Viceprovincial, el P. Luis Álvarez-Ossorio, tomando como guía las orientaciones del P. General, Pedro Arrupe, sobre los Colegios de la Compañía de Jesús, toma conciencia de la contradicción que suponía la convivencia en El Puerto de Santa María de dos Centros contiguos de EGB, uno de ellos de pago, cuyo Director era el P. Fernando Marrero, y el otro completamente gratuito, cuyo Director era D. Diego Mora. Esto traía como consecuencia la presencia de un alumnado de distinta extracción social en cada uno de ellos, aunque hay que hacer notar que la comparación ricos-pobres era, si excluimos a los alumnos internos, más aparente que real, al menos desde el punto de vista económico. Había que evitar cualquier tipo de discriminación social y para ello se hacía necesaria la integración de ambos en un solo Centro de EGB, con gratuidad total para todos los alumnos. Por otra parte, algunos Centros privados de El Puerto comenzaban por entonces a conseguir el “Concierto Educativo”, único modo de socializar la enseñanza. Se barajan distintas hipótesis para la fusión de ambos Centros, optándose finalmente por la absorción de la EGB de San Luis por parte de la SAFA, con el lógico requisito previo de la gratuidad de toda la EGB, dada la imposibilidad de mezclar en unas mismas aulas alumnos de pago y alumnos gratuitos. Habría, pues, que integrar las secciones de San Luis en el Colegio de la SAFA, mediante una ampliación del mismo. El Colegio de EGB resultante tendría que ubicarse, no obstante, en el Colegio de San Luis, pues el edificio de la SAFA no disponía de espacio suficiente. En noviembre de 1973, el P. Álvarez-Ossorio informa a la Comunidad SJ y a la Educativa, APA incluida, de que se había presentado la oportunidad de conseguir el Concierto Educativo bajo la fórmula “ampliación de la EGB del Patronato SAFA”, y que así se había hecho. Como es lógico suponer, surgen todo tipo de objeciones a esta integración por parte de los distintos elementos de ambas Comunidades Educativas. Especialmente significativo es el excesivo temor manifestado por los miembros de SAFA a perder su identidad. Tras múltiples reuniones y discusiones, el P. Viceprovincial adopta, de forma transitoria, una solución provisional para el curso 1973-74. Ambas EGB, administrativamente ya constituidas en un Centro Escolar único, permanecerán en sus respectivas ubicaciones; la alojada en el Colegio San Luis bajo el P. Rector del Colegio, y la alojada en el edificio de la SAFA bajo el Director de dicho Centro. Desde ese momento, el Director de “derecho” de la EGB de San Luis pasa a ser D. Diego Mora, “Director por oposición sin clases”, según el título que se les adjudicaba, haciendo acto de presencia en el edificio de San Luis para los asuntos oficiales (firmas de actas, libros etc.), mientras el P. Marrero continúa como Director “en funciones”. 205

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El P. Rector de la SAFA solicita inmediatamente al Ministerio la ampliación de unidades subvencionadas, cosa que se consigue sin mayores problemas. Se trataba, como ya apuntamos, de una solución provisional hasta que, acondicionadas ya las clases correspondientes, el curso siguiente pudieran ya instalarse los alumnos de SAFA en el Colegio de San Luis. Se hacen las obras necesarias en éste, para poder trasladar a todas las secciones de SAFA y, a finales del curso 1973-74, el P. Viceprovincial decide la organización del siguiente curso. Toda la EGB conformaría un nuevo Centro, distinto del de FP y del BUP. Su nombre, tras muchas consultas, sería “Centro de EGB SAFA-San Luis”. La Compañía de Jesús regiría el Centro mediante el P. Rector del Colegio de San Luis, que pasaría a ser Director Gerente de la parte SAFA. La parte Profesional sigue dirigida por D. Antonio Ariza. A las reuniones SAFA irían los dos. El Centro tendría una economía independiente y se crearía una nueva APA, distinta de las otras. Por fin, en septiembre de 1974, siendo Provincial el P. Marcos Díaz Bertrana, Rector de las Escuelas Profesionales el P. Manuel Segura y Rector del Colegio de San Luis el P. Luis Conradi, se produce la unión definitiva de las dos EGB, pasando a tener unos 1200 alumnos. El claustro, a su vez, pasa a tener 32 profesores, 16 funcionarios (SAFA) y 16 contratados (San Luis). 3. RECTORADO DEL P. LUIS CONRADI (1974-1980) La veintena de años que va desde 1975 (supresión del Internado) hasta 1995 (consolidación de la LOGSE), supone un intervalo entre la tradicional educación jesuítica o más bien el modelo jesuítico y lo que podríamos llamar ‘de la consolidación de la LOGSE al asalto de las nuevas tecnologías’. De este período queremos contar lo que se hacía en el Centro, los temas que interesaban, el ‘anecdotario’ y algo del impacto social que esta enseñanza tuvo en El Puerto de Santa María. Si al final del mismo podemos sacar alguna conclusión, lo haremos. Es una hipótesis a tener en cuenta que la ‘supresión del Internado’ (1975) viniera como consecuencia de la existencia de tres centros, dos de ellos en el mismo edificio y otro anexo al mismo, además de que la opción de la enseñanza reglada pareció a la Compañía la más adecuada para aquellos años y para el Puerto. El P. Bermudo a este respecto dice: ”Por tanto administrativamente había en El Puerto de Santa María tres Centros: el Centro SAFA de Formación Profesional, el Centro SAFA-SAN LUIS de EGB y el Colegio de Bachillerato de SAN LUIS; estos dos últimos en el mismo edificio y bajo el mismo Rector, aunque formando dos Centros jurídicamente diferenciados”1. El mismo P. Bermudo describe esta etapa como Período Próspero aunque en su descripción aparecen tensiones de todo tipo, tanto entre Centros, como entre profesores2. Como síntoma de modernidad y de actualización de la educación que los jesuitas querían para la sociedad de El Puerto de Santa María, en 1978 el Centro de BUP-COU que hasta este momento era exclusivamente masculino, pasa a ser mixto. 206

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En cuanto a temas educativos, religiosos y de actualidad que interesaban en estos años, nos apoyamos para documentarnos en la revista Diálogo, destacando aquí que la mayoría de artículos que mencionaremos son del P. Marrero, al que desde aquí hay que agradecer su autoría y buena labor en el tratamiento de los mismos. Cronológicamente nos encontramos con los siguiente temas, que nos van dar unas variables y reflexiones con bastante profundidad de lo que interesaba más que nada a la sociedad de aquellos años. Las cuestiones eran las siguientes: castigos, fracaso escolar, la imagen de Dios, la coeducación, el internado, los clubs y asociaciones juveniles, ¿hay que ser psicólogo para educar a los hijos?, ¿basta el sentido común?, nuestro hijo aún no ha nacido, influjo del movimiento en la inteligencia del niño, reforma del sistema educativo, solidaridad con los demás, los fines de semana, indisciplina en el aula, predestinados a la droga, las asociaciones de padres, y muchos más. Como podemos observar son temas de creciente actualidad, que en algunos casos están tratados parcialmente o sobredimensionados y, todo hay que decirlo, en la mayoría de ocasiones están muy bien estudiados y documentados. El acontecer académico se desplegaba en largas jornadas de mañana y tarde, una creciente expectación por los acontecimientos políticos de aquellos años, e incluso cierta inquietud entre los alumnos, todo ello fruto de una recién estrenada transición. Eventos destacables podían ser los siguientes: Las fiestas de aquellos años eran sonadas y muy participativas. Las de más movida eran Carnaval, S. Luis Gonzaga (21 de Junio) y Navidades. De estas últimas recuerdo una en particular porque fue el año de la famosa canción Grease, 1978; en el actual auditorio de Cultura, que era salón de actos del antiguo San Luis, se celebró antes de las vacaciones una especie de fiesta en línea con el programa de TV ‘escala en HIFI’, en el que alumnos de COU y 3º de Bachillerato hacían unos numeritos de imitación de cantantes; fue muy celebrado por lo atrevido de la vestimenta de ‘ellos y ellas’; el padre Luis Conradi observaba muy al final del salón un poco asustadillo; el P. Pedro Cambreleng, muy pendiente de cualquier detalle. El Carnaval, recuerdo que se celebraba el jueves y viernes del fin de semana de la propia festividad. Desde días antes, los tutores ya empezábamos a idear cómo sería la participación del curso, qué disfraz o attrezzo montaría, porque había que organizar una cabalgata en el patio de arcos, donde se concursaba, se premiaba y nos implicábamos mucho, adaptando trajes y disfraces de los alumnos e ideando actuaciones. Una muy famosa fue un entierro, no recuerdo qué se enterraba, con colas de “dolientes, ellos y ellas”, que sirvieron para divertirnos un poco y pasar las tediosas jornadas de clase de mañana, tarde, e incluso, durante uno o dos años, los sábados por la mañana, en que, por secciones, teníamos que limpiar el Cole; increíble ¿no? El deporte era un capítulo aparte, sobre todo los partidos de fútbol que se jugaban varias veces al año entre profesores y alumnos; el P. Marrero, de defensa, y el P. Pedro Cambreleng jugaban con solvencia; el P. Conradi arbitraba y eran las pocas ocasiones en las que los profesores de EGB y BACH. participábamos juntos; las palizas eran respetables, pero la animación en el patio central por parte de los alumnos y profesores era sorprendente. Había una modalidad de deporte 207

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que se jugaba en el amplio campo que daba a la calle Valdés; lo llamaban ‘motoball’ y consistía en dos equipos de cinco motos pequeñas, ‘vespinos’, que tenían que golpear con la rueda delantera un balón y conducirlo a una portería: era muy curioso y no exento de innovación y cierto peligro, algo entre motocrós, un balón y dos porterías. A propósito de este mal llamado campo de fútbol, más bien erial de jaramagos, había en su parte oeste una antigua alberca que debió servir para la huerta que había por aquella zona; yo nunca la vi con agua, aunque sí tuve que ir a por alumnos que se iban allí a fumar; hoy ha dado nombre a la plaza del mismo nombre en una calle paralela a la calle Valdés. La ubicación del bar en aquellos años también fue llamativa; por necesidades de espacio, supongo, el bar se emplazó en el pasillo que da a la puerta del patio de deportes, actual servicio de niños de primaria. Los días de levante, que sabemos que en El Puerto son frecuentes, en el rato de tomar café se pasaba frío y, puesto que aún no teníamos que vigilar los recreos, el café y el bocata se convertían en un revitalizador ‘fast food’ . A pesar de lo cutre del lugar, hay que salvar la profesionalidad de Rafael y M. Gatica en hacer bocadillos de tortilla y de ‘magreta’ que no tenían rival. Es un deber moral y ético destacar y distinguir la labor y buen hacer del P. Luis Conradi, que por cuarta vez regresó a El Puerto de Santa María. En esta ocasión llega como Rector del Colegio, permaneciendo en tal responsabilidad desde 1974 a 1980. Esos años serían difíciles y prósperos a un tiempo. Se trataba de poner en práctica las doctrinas que dimanaban de las Congregaciones de Jesuitas de esos años y que había que aplicar tanto en educación como en espiritualidad y valores. Son los años de la Fusión, de la que hablaremos en el punto siguiente. Había que encajar nuevos conceptos: gratuidad, no hacer distingos en las clases sociales, conseguir que los sueldos de los profesores de ambos centros fueran equivalentes y, de alguna manera, conectar con la más amplia realidad social de El Puerto. Tiempos difíciles los que le tocaron vivir a este bondadoso jesuita, quien entre los años 1980 y 1989 sería profesor de religión en la EGB y Superior de la Comunidad jesuita entre 1981 y 1987. Su vida continuó en muchos y varios aspectos pastorales hasta su muerte el 7 de Marzo el 2011, en la más extrema sencillez, como siempre había aconsejado. Como anécdota curiosa de su sentir de hombre cercano a la ciudadanía, anotamos que era un sevillista de ‘pura ley’ y, por tanto, rival de aquel equipo a quien -en clave de humor- denominaba despectivamente “el otro” (léase Betis). Se cuenta que en los partidos televisados, cuando encajaba un gol el Sevilla, no podía soportar el hombre tal contratiempo y abandonaba discretamente el espectáculo. El lunes por la mañana narraba las excelencias del Sevilla F.C. como si no hubiera pasado nada. Otras variadas circunstancias, más o menos anecdóticas, merecen la pena su recuerdo: Con la idea educativa de llevar el aprendizaje de las clases de geografía y ciencias al mundo real, y estudiar ‘in situ’ los conceptos aprendidos en clase, al profesor de Historia, a la sazón J.A. Seisdedos, se le ocurrió la idea de hacer excursiones de más de un día en las que convivirían los alumnos y los profesores en un ambiente diferente a las clases. Una fue a Zahara de la Sierra, al paraje conocido como ‘Bajada a la Garganta Verde’. Fue muy interesante, tanto el propio 208

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descenso, como el avistamiento de buitres, águilas y alimoches, del que tengo algunas imágenes en un antiguo ‘super 8’. La convivencia en una gran pensión de Zahara fue muy buena; algunos alumnos se pasaron un poco con la juerga nocturna, pero todo dentro de la ‘buena conducta’ de aquel momento. La otra consistió en un campamento de dos días a la zona del Picacho – Alcalá de los Gazules-, donde los alumnos estudiarían el ecosistema del bosque mediterráneo y su entorno. La cosa consistía en pasar dos días en tiendas de campaña, alumnos de 2º y 3º de Bach. Al P. Conradi un poco más y le da un infarto cuando se le dijo ‘niños y niñas, dos días juntos’…., pero se lo suavizamos cuando le dijimos que no estarían en las mismas tiendas; aun así nos dio todas las recomendaciones del mundo y, dado su talante, nos mostró una gran comprensión por nuestro trabajo, lo que no era frecuente en aquellos momentos. En esa excursión-acampada nos hizo un tiempo horrible, llovió todo lo que quiso, y en medio de la noche se nos inundaron las tiendas; tuvimos que trasladarnos al Aula de la Naturaleza y pasar la noche como pudimos, mojados, con mucha incomodidad y con frío, paliado con café y cola-cao que se prepararon. En aquellos momentos el Colegio era de pago y la mayoría de alumnos eran de burguesía, llamemos alta, y dudo mucho que la mayoría hubiera pasado en sus vidas una noche como aquella; nadie se quejó, ayudaron unos a otros y, seguramente los más pudientes, los que trajeron de sus casa ‘de todo’ lo repartieron con sus compañeros; la verdad es que fue un comportamiento muy ejemplar. La ‘pijería’ reinante de aquellos años entre los alumnos, en esa ocasión despareció, de lo que nos congratulamos. La conservación del Museo de Ciencias Naturales del Colegio es un capítulo importante que, llegados a 1975, merece la pena que destaquemos. Los inicios del Museo de Ciencias Naturales de San Luis Gonzaga coinciden prácticamente con los del propio Colegio. Año a año va consolidándose, gracias a la aportación de nuevas piezas, hasta completar una valiosa y amplia colección, que incluye, entre su variedad de especies, mamíferos, peces y aves disecados, además de invertebrados, moluscos, corales y restos fósiles. Muchas de las piezas son originarias de América, seguramente traídas por jesuitas procedentes de las misiones americanas. Los avatares de la Guerra Civil, las reparaciones del edificio y el traslado del Noviciado, así como los distintos cambios de ubicación del Museo e incluso un desgraciado incendio que sufrieron las vitrinas del mismo, traen consigo el extravío o el deterioro de multitud de piezas, algunas de singular valor. Pasa el tiempo y en 1975 el P. Luis Conradi acomete, con gran esmero y dedicación, la recuperación del Museo. Dotado, como fácilmente puede suponerse, de muy escasos medios, que suple con la infinita voluntad y paciencia que le caracterizan, trabaja durante cinco años en la clasificación del ingente número de piezas, que a la sazón se hallaban dispersas por distintas estancias del Colegio. Consigue, incluso, financiación privada para llevar a cabo una restauración taxidérmica de mamíferos, aves y peces. En 1985, tras distintos traslados, el Museo volverá definitivamente a su primitiva ubicación, contando en la actualidad con miles de piezas en diferente estado de conservación. Se han publicado varios estudios muy pormenorizados sobre su contenido, pero destaca el realizado por Juan Carlos Pumar Reyes. 209

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4. RECTORADO DEL P. PEDRO JIMÉNEZ VALDECANTOS (1980-1984) Al comenzar su rectorado, el Colegio cuenta con un total de 1729 alumnos, 1317 de EGB (32 unidades) y 412 de BUP-COU (12 unidades) y con un claustro de 54 profesores, 34 de EGB (2 de ellos jesuitas) y 20 de BUP-COU (5 de ellos jesuitas). A lo largo de este periodo se suceden tres Directores de BUP-COU (el P. Antonio Sancho, el P. Juan Berges y el H. Ignacio Bertrán), mientras que D. Diego Mora sigue siendo Director de la EGB. Muy singular de aquellos años fue que, durante quizás dos cursos, el número de alumnos decreció lo suficiente como para darnos un buen susto laboral, sobre todo al Rector del Centro, que ideó un plan para completar la jornada lectiva, en aquellos momentos de 28 horas; consistía en que tuviéramos estudios vigilados por la tarde; nos vino bien porque no se quedaban muchos alumnos, los profesores cumplíamos las jornadas y adelantábamos trabajo; el peor recuerdo era el frío, ya que el estudio tenía lugar en un aula grande al lado de la Capilla pequeña de la planta primera. El curso 1983-84 la EGB, hasta ahora sólo integrada por niños, pasa por primera vez a ser mixta. El hecho más importante ocurrido durante este periodo es, sin lugar a dudas, la remodelación del Colegio. Pese a los arreglos que desde 1961 se habían venido realizando en el edificio, éste llevaba ya algún tiempo en un estado cada vez más ruinoso. Se hacía necesaria una renovación a fondo del mismo, si se quería seguir desarrollando en él la tarea educativa reemprendida dos décadas atrás. El problema era, obviamente, el elevadísimo coste de una remodelación de tal envergadura, que sobrepasaba de largo las posibilidades económicas de la Compañía. El propósito de ésta era vender parte de los terrenos del Colegio y acometer, con el dinero obtenido por la venta, las obras del mismo. Con este fin, la Compañía llevaba ya algún tiempo en negociaciones con el Ayuntamiento, pero éstas se alargaban y la ruina del edificio avanzaba inexorablemente. Finalmente, en 1983, siendo Rector el P. Jiménez Valdecantos, se llega a un acuerdo. El Ayuntamiento autoriza la venta de los terrenos de la huerta. Con el beneficio obtenido se puede llevar a cabo una remodelación integral del edificio, modernizándolo totalmente. Se habilita también el patio de San Francisco y se eliminan las cristaleras que cerraban el patio porticado central. La contrapartida es la cesión al Ayuntamiento portuense del pabellón de la fachada principal del Colegio, situado en la Plaza del Ave María. Caben destacar en dicho pabellón su sobria, pero a la vez monumental, fachada de corte neoclásico, terminada en 1895, y la majestuosa escalera de mármol, que, tras pasar la portería y, frente a ella, el salón de actos, daba acceso al primer piso, abriéndose en dos direcciones. Mención especial requiere la magnífica biblioteca de los jesuitas, instalada en la parte de arriba, sobre el salón de actos, inaugurada en 1901. Se trata de un espacio rectangular, amplio, con balcones abiertos a la Plaza del Ave María. Adosadas a sus muros tiene unas nobles estanterías de madera de tres plantas, cada una de ellas con sus correspondientes pasillos y barandillas. A lo largo de los años los jesuitas habían ido dotando su biblioteca de unos valiosos fondos, 210

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especialmente durante el periodo del Noviciado. Al trasladarse éste a Córdoba, los fondos de la biblioteca se trasladaron primero a esa ciudad y, más tarde, a Sevilla; pero las estanterías, ahora completamente vacías, permanecieron en su lugar. Con la reapertura del Colegio, éstas empiezan a acoger poco a poco nuevos fondos bibliográficos, que en 1983 se trasladan a la nueva biblioteca, ubicada, tras las obras, en la planta baja, en uno de los ángulos del gran patio central. Consecuencia, además, de la cesión de esta parte del edificio al Ayuntamiento, con la consiguiente pérdida de la entrada tradicional al Colegio, es la necesidad de construir una nueva en la fachada norte, con nueva portería y acceso al patio porticado. Este muy significativo acontecimiento se inicia por el deterioro del Centro y las necesidades de nuevos espacios para la integración de los dos Centros, la EGB y el BUP-COU, en el mismo edificio. Como consecuencia de un arreglo provisional en el Centro de FP,3 la Compañía se plantea la necesidad de construir una nueva Escuela de FP y, habiendo conseguido del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María un ‘Plan Parcial’ para sus terrenos, entre los que incluyó parte de los del Centro SAFA, en dicho plan se encontraba la zona Sur de las Escuelas, de alta valoración; con la venta de esa parte se financiaría la construcción de la nueva Escuela. Como consecuencia de dicho Plan y por una posterior ampliación de este Plan Parcial, la Compañía se plantea la rehabilitación del Colegio San Luis Gonzaga (EGB- BUP-COU). A este respecto hubo varios claustros. Las obras ocuparon más tiempo de lo que podía suponerse más allá del año 1982. Una obra en una casa familiar suele ser motivo de quebranto para los dueños, padres, y de cierto jolgorio para los hijos, si son menores, por lo que supone de ocasionales circunstancias para el juego o simplemente la novedad. Hasta donde recuerdo, la obra del Colegio se ejecutó en dos fases, dividiendo las plantas primera y segunda por el centro del lado menor del rectángulo que forma el Centro, para luego acometer la otra fase. Así se hizo, empezándose la obra por las alas que dan al patio de deportes, actual secundaria y cursos de primaria. Por el actual despacho de Gerente (1ª planta) y sala de profesores de Bach. (2ª planta) se hicieron unas separaciones que nos servían para vigilar como iban las obras; por el actual aula de tecnología (2ª p.) y por donde está la Capilla pequeña (1ª p.) se hicieron las otras divisiones que eran menos frecuentadas. Algo sorpresivo antes de las obras fue una interesante reunión que tuvo lugar en la antigua biblioteca del Colegio, actual Archivo Municipal, entre el arquitecto que iba a llevar la obra, creo que se llamaba Gómez de Terreros, de Sevilla, y los profesores de EGB y Bachillerato, con la novedosa idea, no sé si del arquitecto o del Rector en aquel momento, de someter o simplemente consultar a la comunidad educativa los criterios de acabados de las clases, amplitud, luz, uso de materiales, etc.. Tengo que reconocer que me impresionó el talente participativo de los jesuitas. Recuerdo que los maestros objetaron que las clases del patio serían muy oscuras y evidentemente no se equivocaron; también recuerdo que, por la obsesión de aprovechar la luz exterior, se hicieron de cristal los actuales ventanales alargados de los pasillos y puertas de las clases, algo que con el paso del tiempo nos trajo no pocos problemas de rupturas de vidrios gruesos, con el 211

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correspondiente peligro, por no mencionar que por las puertas transparentes se observaba el continuo trasiego de alumnos, alivio para los que se aburrían y molestia para los que dábamos clase. En los últimos años, algunas puertas de metal se han cambiado por puertas de madera, con un original ojo de buey, con lo que evidentemente el paso de alumnos ya no se ve. Evolucionábamos. Y empezó la obra; camiones y grúas tanto por el patio de deportes como por el patio de San Francisco, del que desapareció inevitablemente una bonita arcada junto a la pared que separa el actual parking de dicho patio. Debajo de esa arcada se hizo, creo que dirigida por Álvaro, profesor de educación física, y con ayuda de los alumnos mayores llevando carretillas, una incipiente pista de voleibol y se jugaron muchos partidos; creo que incluso fue el germen de algún club de volley de El Puerto. Hace no mucho he visto una fotografía en la que, debajo de esa arcada, los alumnos de muchos años atrás, y que por la antigüedad de la fotografía eran internos, presenciaban en alguna festividad una carrera de burros, todo un símbolo. Pero hay tres recuerdos de aquel tiempo que destaco entre otros: - El primero es que el reloj (o persona) que accionaba el timbre de entrada a las clases, por motivos de las obras o cortes de luz, con frecuencia dejaba de funcionar; para nuestra sorpresa, los alumnos entraban a su hora, con más o menos orden; con la circunstancia especial de que había alumnos que salían a la calle a la hora del recreo, en concreto por la puerta principal que da a la plaza del Ave María, y el recorrido a las clases era más largo. Evidentemente tenían interiorizado ‘los reflejos condicionados’ ya que no escuchaban desde tan lejos el timbre. - El segundo es que en la crujía de la entrada actual del Centro se hicieron unas escaleras para rellenar todo ese espacio desde abajo hacia arriba y, para reforzar ambas plantas, creo que la segunda, se introdujeron unas grandes vigas por las ventanas, no muy anchas, con un sistema de poleas, llamados ‘polipastos’, siendo, para los que observábamos entre alguna clase libre, de las pocas que teníamos, cómo era el notable ‘ingenio’ desarrollado para no romper las ventanas del Colegio, al estar declarado como Patrimonio de El Puerto de Santa María. - El tercero fue que, como consecuencia de sujetar en la araucaria de la derecha, mirando a la actual entrada, un cable de acero a una pluma (grúa), después de un largo tiempo, el cable estranguló el aporte de savia y secó el emblemático árbol, siendo necesario cortarlo algún tiempo después. Afortunadamente se sacaron esquejes, hicimos una simpática ceremonia de replantación y la joven araucaria crece con vigor.

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5. RECTORADO DEL P. FERNANDO MARRERO (1984-1989) El rectorado del P. Marrero, por su contemporaneidad, va tener dos interpretaciones muy ligadas en sentimientos e historia; son historias similares que se unen en la persona del protagonista de esta parte del relato y que deseamos que se conozcan ambas: - El primer análisis nos traslada al inicio del verano de 1984, cuando fue nombrado Rector del Colegio y Director de BUP-COU el P. Fernando Marrero, que ya había sido en los años 71-73 Director de EGB. El edificio de San Luis, en la parte escolar, tenía rehabilitada la zona de la actual fachada y la que da a los campos de deportes. Faltaba amueblarlas y se agilizó la tarea para que pudieran ponerse en marcha ese mismo curso. La parte que da a la Iglesia de San Francisco estaba en obras. El P. Conradi pidió al nuevo Rector que buscara un sitio para el museo de Ciencias, cosa que no se había contemplado en el proyecto. De tres posibles clases, se hizo un gran salón donde colocaron las hermosas y antiguas vitrinas con los animales vertebrados, moluscos, conchas, peces, fósiles, etc. que el P. Conradi había “salvado” pacientemente y con la ayuda económica de amigos y trabajo personal de algunos profesores y compañeros S.J. Mientras, ese septiembre del 84 se presentó lleno de dificultades para poder poner en marcha tres secciones de 1º de BUP. Se visitaron Centros, se movieron los profesores, los padres y poco a poco, con cuentagotas, cada día fueron apareciendo alumnos. Se hizo célebre en secretaría la pregunta a Paco López Cepero ‘¿Cómo está el parte médico hoy?’. El hermoso edificio, recién rehabilitado, se merecía un florecimiento. Así fue. Cada año era más difícil poder ‘entrar’, a pesar de ser de pago el BUP-COU. No digamos en la EGB. En el año 85-86, la Institución SAFA firmó el célebre ‘Concierto único’ con la Junta de Andalucía, trabajo del incansable P. Restituto Méndez y su equipo. Esto suponía nuevas normas y leyes, especialmente una: el Director de EGB pasaba a ser “nombrado por el Consejo Escolar a propuesta de la Entidad Titular”. En junio se elegía al nuevo director, dejando de ser D. Diego Mora -Director por Oposición-, y nombrándose a D. José María Simón Castilla. Comienza una nueva era, con grandes ilusiones, a pesar de las inquietudes sociales a todos los niveles. Se ponen en marcha actividades extraescolares que se consolidan para el futuro: Aulas de la Naturaleza, La Sauceda, Picacho, Estratos de La Barrosa. ¡Cuánto se le debe a la dedicación de los profesores en éste y otros campos! En el propio Centro se van construyendo los nuevos campos de deportes. Un grupo de profesores se reunió durante varios días para plantar gramón en el patio de S. Francisco, para que los niños pequeños pudieran jugar. Fue motivo de grandes amistades. Se inicia y se consolida una espléndida biblioteca, organizada y dirigida por Gloria Ruiz Murillo, profesora del Centro, y que llega a tener más de 9000 volúmenes informáticamente registrados. Una gran parte procedía de la Comunidad de los jesuitas, especialmente la Enciclopedia Espasa Calpe completa. 213

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Se abría todas las tardes. En 1990 se contrató a un responsable para la biblioteca y un año después dejó de funcionar con el sistema inicial. Se hicieron convenios de ‘estancia’ con algún Colegio de la Compañía de Jesús en Norte América a nivel de BUP-COU. De este último curso queda en el recuerdo las fiestas de algunos sábados por la noche en el patio central, para recaudar fondos para el viaje. Antonio Díaz Vaca, algunos profesores y el Rector “coordinaban la situación”. ¡Qué tiempos! Los aspectos pastorales funcionaban en BUP-COU con el entusiasmo desbordante del P. Leonardo Molina y sus fieles voluntarios; su actividad traspasaba los muros del Colegio. La EGB estaba especialmente cuidada por los Padres Conradi y Ruiz Vázquez, que tan profundo recuerdo han dejado entre los alumnos. La Compañía de Jesús reflexionaba sobre la situación del BUP-COU, residuo del Colegio de San Luis Gonzaga, por tanto, como se ha dicho, ‘de pago’ y cada vez más difícil de encajar en la labor social que los jesuitas sentían como fundamental en su misión educativa. Si se quería socializar la enseñanza a todos los niveles, había que buscar un concierto y éste sólo podría venir, como la EGB en su tiempo, por la integración en el Concierto Educativo de la Institución SAFA. En 1989 se fueron dando pasos para llevar a cabo esta integración con los menores traumas posibles. La gran amistad que unía a Antonio Ariza, Director de FP, y al P. Fernando Marrero, Rector del Colegio y Representante de SAFA en la EGB, facilitó enormemente la labor. Las expresiones ‘Complejo Educativo SAFASAN LUIS’ y las ‘NEM’ (nuevas enseñanzas medias) nacieron de esos ratos, no exentos de humor, en los que se estuvieron eligiendo nombres. Al Rector le correspondió inventariar los que podríamos llamar ‘objetos artísticos’ y que la Compañía de Jesús dejaba en depósito y la SAFA se hacía responsable de cuidar. Así se llegó a septiembre de 1989 y la ‘isla’ de San Luis Gonzaga pasó a ‘continente’ numeroso dentro de las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia. D. Antonio Ariza fue nombrado Director gerente de todo el Complejo y el P. Fernando Marrero fue destinado al Colegio de Portaceli de Sevilla, como Director de EGB. Se había llegado a la total integración. - La segunda apreciación, en palabras del P. Bermudo4, nos traslada a 1989-90 cuando el histórico Colegio de San Luis Gonzaga experimenta una profunda transformación, al fundirse totalmente con la Institución SAFA, para formar el ‘Comple­jo Educativo SAFA-San Luis’. Varios son los motivos que llevan a la Provincia de Andalucía y Canarias, siendo Provincial el P. Manuel Tejera, Rec­tor de la SAFA, el P. Luis Alvarez-Ossorio, y Rector del Colegio de San Luis, el P. Fernando Marrero, a decidir esta fusión. La razón fundamental fue unificar dos importantes Centros contiguos, dirigidos ambos por la Compañía de Jesús y dedicados a estratos sociales de nivel económico distinto. La parte de Formación Profesional era concertada y el Bachillerato de San Luis Gonzaga de ‘pago’. Además, la EGB, en el mismo edificio, ya era concertada. La unificación traería consigo una socialización de la enseñanza, al mezclar to­dos los sectores sociales. 214

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Pesó, por tanto, en la decisión, la posibilidad de conseguir la gratuidad para el Bachillerato de San Luis, como así fue. El Complejo Educativo que surge en El Puerto será el primero en ensayar la gerencia por seglares de un ex Colegio clásico de la Compañía. El cambio era profundo y, como es lógico, hubo algunas reticencias, tanto por parte de miembros de SAFA como de San Luis. No obstante, poco a poco fueron comprendiéndose, por parte de todos, las ventajas del cambio, siendo éste finalmente aceptado gustosamente por la gran ma­yoría. Realmente, más que una fusión, lo que se realiza es una integración del Cole­gio de San Luis en la SAFA, bajo la titularidad de ésta, como se hizo con las EGB de los dos Centros en su tiempo. Al frente del Comple­jo Educativo resultante, que agrupaba a casi 3000 alumnos, se pone al que era Director del Centro SAFA, D. Antonio Ariza Albaiceta. El 26 de Noviembre de 1990 el P. Rector de la SAFA y el P. Provincial de la Compañía de Jesús firman el Convenio de Integración, con una vigencia de 25 años. Fue un paso más de la historia reciente de este Colegio. Se trataba en primer lugar de la Fusión legal y docente de los Centros de EGB, BUP-COU y FP, bajo la dirección de una sola persona, que ya no se denominaría Rector sino Director Gerente. Las consecuencias de esta unión, además de las económicas, supusieron una gran apertura de ‘formas’, se abrieron las tapias de ambos Colegios y los campos deportivos fueron en adelante comunes. No todo fueron ‘bendiciones’, hubo muchas reticencias en los sectores profesorado y padres, menos entre los alumnos, que anhelaban tiempos pasados, pero que se fueron disipando con el paso del tiempo y el buen hacer de cada día. En las memorias del P. M. Revuelta se dice de este Colegio que era uno de los mejores de Europa en su parte material; se refería al Colegio de San Luis Gonzaga de años atrás; muchos creímos entonces y ahora que sumar ‘lo bueno y honesto a la dimensión servicial’ siempre es mejor que restar cualidades; los aspectos académicos no se analizan aquí. El P. Bermudo 5 resume con acertadas palabras los motivos: “Dos importantes Centros colindantes dirigidos por la misma Orden y dedicados a distintos estratos de la población; la posibilidad de conseguir un Bachillerato gratuito, la falta de jesuitas para la Dirección de dos grandes obras, etc.; pero creemos que dominó, sobre todo, el deseo de volver al tipo tradicional de los Colegios de la Compañía en su fundación, abiertos a toda la población, añadiéndole las nuevas ideas de la últimas Congregaciones Generales, de revalorizar a los seglares en las obras educativas. La SAFA, por su condición primigenia y por su historia se prestaba a ello”. Y así está en la actualidad. 6. GERENCIA DE D. ANTONIO ARIZA ALBAICETA (1990-2000) La Reforma Educativa marca de forma significativa el comienzo de este periodo. Frente al rechazo que en muchos Centros, tanto públicos como privados, suscita el “Proyecto para la Reforma de la Enseñanza”, de 1987, el Rector de la SAFA, P. Luis Alvarez-Ossorio, había intentado adelantarse a unos cambios que parecían inevitables. 215

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Con este propósito, se comienza a introducir la experimentación de la Reforma en algunos Centros, especialmente en el de Úbeda. Se forma, además, un Equipo Coordinador de Secundaria, integrado por distintos profesores de ese Centro. El curso 1989-90 la Junta de Andalucía concede a otros siete Centros de SAFA, entre ellos éste de El Puerto de Santa María, el Segundo Ciclo de la ESO. Es un tipo de enseñanza nuevo y, como tal, provoca ciertas resistencias por parte de los distintos miembros de la Comunidad Educativa. Por otra parte, trae consigo problemas transitorios de organización, al tener que convivir durante un tiempo dos tipos distintos de Enseñanza en el mismo Centro. No obstante, la labor del mencionado Equipo Coordinador y los diferentes cursos de la Escuela de Verano SAFA, centrados en los nuevos currículos y la nueva metodología de la Reforma, consiguieron que poco a poco fueran asimilándose y aceptándose los postulados fundamentales de la misma. De esta forma, cuando en septiembre de 1990 se aprueba definitivamente la LOGSE, gracias a las previsiones y ensayos llevados a cabo con anterioridad, la Ley fue puesta en práctica sin grandes problemas. El Puerto Información en su sección Comunidad Escolar de 12 de diciembre de 1990 destaca ampliamente esta noticia; subrayamos los siguientes párrafos: “A comienzos del curso escolar la Consejería de Educación y Ciencia de la Junta de Andalucía acordaba la aplicación experimental de ocho centros andaluces – uno por provincia-de algunos de los nuevos niveles de la recién estrenada Ley. En concreto los citados centros experimentarán los cursos 1º y 6º de Primaria y 1º de Educación Secundaria, que afecta a alumnos entre doce y trece años”. “En la provincia de Jaén el centro designado ha sido la fundación cultural privada Escuelas profesionales de la Sagrada Familia SAFA de Úbeda, una institución que ha tenido el privilegio de ser la primera entidad educativa privada a nivel nacional en que se aplica la nueva ley”. Tomar ventaja: “Un factor importante a tener en cuenta de esta experimentación – y que la gente ya sabe, señala Juan Clemente6- es que en los próximos años desaparecerán el BUP y la FP tal y como hoy están concebidos, y lo mejor es adelantarse un poco, adquirir ventaja. Ahora los alumnos están mimados tanto por la Administración como por nosotros; cuando se generalice la reforma, ya veremos si los medios y los profesores de apoyo llegan a todos sitios igual y si la ‘ratio’ se puede mantener en las cifras previstas. Las experiencias piloto tienen esas ventajas precisamente para compensar el que estén experimentando algo nuevo, aunque también es cierto que estamos más vigilados, que va a haber un seguimiento muy de cerca”. En 1991 empezaría a aplicarse la LOGSE en nuestro Centro; durante cuatro años se fue iniciando el segundo ciclo de Secundaria y se fueron extinguiendo los tres cursos de BUP y el COU. Había tantas reticencias, por parte del profesorado público y privado, con la aplicación de la LOGSE, que la mayoría de Centros, concertados en su mayoría, 216

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le dieron distintos nombres, en mi opinión intentando enmascarar a las familias una realidad educativa que para Centros como el nuestro no tenía vuelta atrás; así aparecieron ‘el bachillerato polivalente’, las NEM, nuevas enseñanzas medias, y alguno otro. El término ESO aparcería más tarde oficialmente. Los inquietos y balbuceantes pasos de la reforma tuvieron una plasmación escrita en nuestro Centro en la forma de un original periódico el ‘NEMBRILLO,’ que ocupó durante años el quehacer más o menos periodístico de los alumnos de NEM, dando muchos quebraderos de cabeza a los profesores del Departamento de Lengua, y que poco antes de cesar su publicación obtuvo reconocidos premios en el ámbito educativo y pedagógico; hay que reseñar que a los alumnos les vino muy bien aprender esta forma práctica de escribir y de conocer la realidad. De la citada publicación escolar, del año 1991, reseñamos algunos artículos del curso de 2º de NEM-B: “Jornada de Convivencia en las Lomas de alumnos de los centros SAFA. Esquema de la III Semana Cultural. Entrevista a la profesora de Historia Mª Sol Reymundo. Semana Santa Portuense. Feria de Primavera. Nuevas viviendas de la calle Valdés. La casa de Alberti se convertirá en su Museo. No al tráfico de armas. El partido ecologista presenta por primera vez su candidatura a unas elecciones. ¡Vámonos de fiesta!, ya es hora de agarrar caballos y carretas. El contenido de la resolución 687 de la ONU, la guerra de Irak. IV Semana cultural con actividades participadas de cursod de NEM, electrónica, automoción, BUP y COU. El Milán CF en crisis. Desgracia para Carlos Sainz. Sobre figuras del deporte: Ayrton Senna, Maradona, Stoichkow. Los graffitis”. Como podemos observar, temas más o menos sugerentes en aquel momento, pero que en manos de alumnos de 12 a 14 años tenían que modelarse estilísticamente, sin desmerecer por ello su trabajo. Algo que los profesores del departamento de Lengua hicieron a la perfección. Coincidiendo prácticamente en el tiempo con el transcendental acontecimiento anteriormente narrado, tiene lugar otro hecho extraordinariamente gratificante para el Centro. El 15 de noviembre de 1990 el Ayuntamiento de El Puerto de Santa María decide en sesión plenaria la concesión de la Medalla de Oro de la Ciudad al centro SAFA, por su labor social y educativa. El 23 de noviembre siguiente tiene lugar, en un acto solemne celebrado en el salón del Colegio San Luis, la entrega efectiva de dicha medalla. Los medios lo reflejaron en estos términos: El Diario de Cádiz de 16 de noviembre de 1990 cubrió extensamente la noticia; hacemos un extracto: “El pleno del Ayuntamiento portuense aprobó ayer por unanimidad la concesión de la Medalla de Oro de la ciudad al Centro de Formación Profesional de la Sagrada Familia, SAFA, con motivo de su 50 aniversario. A la sesión asistieron 150 alumnos de la Escuela, con cuatro de sus profesores y el director Antonio Ariza. El reconocimiento unánime a la labor de la SAFA en la ciudad centró la mayor parte del pleno celebrado ayer en el Ayuntamiento. Los alumnos y varios de sus profesores llenaron el salón de sesiones, en absoluto silencio, que sólo se rompió para aplaudir las intervenciones de los portavoces de los grupos políticos, todas ellas elogiando el trabajo desarrollado por el centro de FP durante los últimos cincuenta años”. 217

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De la misma noticia del 25 de noviembre de 1990 reflejamos otro titular: “El viceconsejero de Educación y Ciencia de la Junta de Andalucía, Juan Carlos Cabello, participó, junto con el alcalde de la ciudad, Juan Manuel Torres, el Rector de la Institución SAFA, Luis M. Álvarez-Ossorio, el director gerente, Antonio Ariza, munícipes, antiguos alumnos y portuenses en general, en la entrega de la Medalla de Oro de la Ciudad a SAFA, según determinación unánime de la totalidad de la Corporación, por el trabajo que durante 50 años ha desarrollado en la ciudad tanto a nivel educativo como humanitario. Previamente, se había celebrado el acto de clausura del Cincuentenario de su fundación con una Eucaristía celebrada en la Parroquia de San Francisco, donde actuó el Orfeón Portuense. Juan Carlos Cabello aprovecho para adelantar también que SAFA implantará los nuevos sistemas educativos” De este mismo acto, el que estas líneas escribe quiere destacar los siguientes párrafos de un artículo de interior del citado Diario de Cádiz: “Antonio Muñoz Cuenca, director del Orfeón Portuense, fue el encargado de dirigir la palabra a los asistentes en representación de los antiguos alumnos de SAFA, en cuyo colegio portuense ingresó el año de su fundación, 1946. Muñoz Cuenca, quien se definió como ‘uno de tantos niños hambrientos’ que tuvo acceso a los beneficios que entonces ofrecía la SAFA, también recordó al padre Villoslada, destacando su progresismo y su opción preferencial por los pobres, niños y jóvenes, lo que llevó a Antonio Muñoz a establecer cierta similitud con la Teología de la Liberación”. “Quiero pensar que la medalla se concede por el sentido social de la Institución, dijo el Rector de la SAFA, quien confesó que los jesuitas han querido romper los moldes del colegio clasista y elitista socializando la enseñanza para que todos pudieran acceder a este Centro; al fundamentar la decisión de fusionar las enseñanzas de SAFA (FP) y el antiguo Colegio de San Luis Gonzaga ‘Ya no hay tapias ni fronteras que separen un centro de otro. Ya no son las Escuelitas gratuitas y el Colegio rico y clásico. Se ha hecho lo que hemos denominado ‘avenida de la integración’7 para unir los dos centros también físicamente”, destacó Álvarez-Ossorio, quien finalmente aseguró que “la medalla no nos hará dormirnos en los laureles sino por el contrario asumir el compromiso formal de seguir adelante en el camino emprendido”. Este período se completa con un amplio Programa de Intercambios llevado a cabo por los profesores de Francés e Inglés en los que se pretendía por primera vez en la existencia de este Centro que, dada la importancia de los idiomas en la ya globalizada sociedad, se iniciara una experiencia educativa familiar entre alumnos de los países que formábamos parte del School Partnership International (SPI). Este era un programa de intercambio estrictamente académico donde los estudiantes 218

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se alojaban con familias anfitrionas y, durante cuatro semanas, participaban de las clases y actividades docentes del Centro. El estudiante aprendía la cultura del país anfitrión, realizaba visitas a lugares de interés y desarrollaba la habilidad de pasar de una cultura a otra, todo ello con el propósito de aprender o implementar un segundo o tercer idioma, a través de la práctica diaria, llegando en muchos casos a practicarlo con fluidez. Los intercambios que se hicieron en el ámbito de la lengua inglesa fueron: En 1992 y 1994 con la prestigiosa Norfolk Academy (EEUU), Virginia. Un Colegio de interesante historia y de definida filosofía, tolerante y procedente de media-alta clase, que tenía como modelo ayudar a sus estudiantes a apreciar y disfrutar del amplio espectro de la educación de calidad. Se centraban en programas que potenciaran la intelectualidad, la estética y valores morales entre otros. En 1999 con la Kvadraturen Vidergaende Skole de Aarhus (Dinamarca). Centro que ofrecía una enseñanza equivalente a los Ciclos Formativos de Grado Superior en España. Impartía programas del campo científico tecnológico en electrónica, diseño, salud y comercio exterior, con la pretensión de adquirir una enseñanza técnica más profesional. Los alumnos aprendían conocimientos y desarrollaban habilidades en los campos manuales y nuevas tecnologías, pudiendo al cabo de sus períodos académicos optar por niveles técnicos muy cualificados o licenciaturas afines. En el año 1999 con Camden School, Londres, Inglaterra. Colegio que fue fundado en 1871 por Frances Mary Buss, una de las grandes pioneras de la educación de la mujer. Por ello, el Colegio cuenta con una larga tradición de promoción de oportunidades para las niñas y a lo largo de su historia siempre intentó crear un entorno social y físico que combinaba el estímulo personal y las expectativas educativas más altas, donde el personal y los alumnos trabajan junto con la comprensión y el apoyo de padres y profesores. El Centro siempre promovió la ética, el patrimonio y la filosofía de la escuela dentro de los contextos de las políticas públicas, las tendencias sociales y la necesidad educativa. En el ámbito de la lengua francesa se realizaron con el Collège Jeanne d’Arc de la ciudad de Limoges. Se hicieron varios años y el primero fue en el curso 92-93. La profesora francesa se llamaba Annie Bongrand y dejó muy gratos y fraternales recuerdos en profesores y alumnos. Antes de cerrar este periodo, es de justicia señalar que durante el mismo se produce la dolorosa pérdida de la persona más ligada, sin duda, a este Colegio tan suyo. En todos los grupos humanos, organizaciones y colectivos, siempre hay una persona que, por su manera de ser, encara y hace aquello que los demás, por pereza o incapacidad, no llegamos a hacer. Estamos hablando de Antonio Vaca, un entrañable ‘factotum’ que durante casi 40 años hizo en el Colegio de todo; fue persona de plena confianza de rectores, trabajó en la administración, despachaba con solvencia asuntos complicados y sobre todo lo hacía sin ‘ruido’, menos cuando tenía que llamar al personal para algún asunto, que aprovechaba cuando entrábamos y nos llamaba golpeando con energía las trampillas de las ventanas de la secretaría. 219

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Si decimos que era el perfecto oficial de mantenimiento, nos quedamos cortos, porque tenía una notable sensibilidad artística, como lo demuestra la recuperación de la talla en madera de la Virgen que preside el patio de arcadas. En los lugares a los que dedicó tiempo dejó emotivas huellas de su buen hacer. Había una menor cara oculta que retrató muy bien nuestro querido compañero y profesor de filosofía, Elías Estívaliz, cuando decía de él que era ‘jesuita sin sotana’, entendiendo, como lo hacen todos los que este libro leen, que tenía su ‘retranca’ cuando tenía algún asunto no acorde con sus convencimientos. Tuvo un final triste y doloroso pero me atrevo a decir que, por su profunda fe, se fue con dignidad y entereza. Persona a la que es difícil olvidar y que quizás mereció más que la plaquita que hay en su memoria en el patio delantero de la Iglesia de San Francisco. 7. GERENCIA DE D. FERNANDO MORA ELISO (2000-2008) Tras la dilatada etapa al frente del Complejo Educativo SAFA-San Luis de D. Antonio Ariza Albaiceta, el entonces Rector de la Institución SAFA, P. Joaquín Morales, encarga la dirección del Centro a D. Fernando Mora Eliso. Arriba éste a El Puerto tras una extensa hoja de servicios a la Institución SAFA. Bujalance y Baena, en la provincia de Córdoba, y Huelva han sido Centros SAFA dirigidos por él. Llega ahora al Centro de su ciudad natal para cubrir su última etapa profesional al servicio de la obra educativa de la Compañía de Jesús. Durante sus dos periodos de gerencia cuenta como equipo de dirección con D. Antonio Díaz y D. Rafael Berbell Serrano en el nivel de Infantil-Primaria, con D. Enrique Martín Lara y D. Emilio Miranda Moreno en el nivel de ESOBachillerato, y con D. Antonio Arroyo Caballero y D. José Peinado Matiola, en el primer periodo, y D. Emiliano Vaquero Vela y D. José Herrador Rus, en el segundo periodo, en el nivel de Formación Profesional. Durante esta etapa el Centro mantiene un uniforme nivel de escolarización en torno a los 2100 alumnos, siendo el mayor de los Centros SAFA-ANDALUCIA en cuanto a escolarización en los niveles obligatorios y postobligatorios. D. Fernando Mora afronta un notable progreso de la infraestructura del Colegio: se consigue la accesibilidad a todos los espacios del Centro para las personas con minusvalía. Se lleva a cabo el patio de San Francisco con la pavimentación y encementado del mismo, así como la remodelación de los servicios de Infantil. Se pone en marcha el nuevo taller de soldadura y se construye el edificio del aulario-taller que lleva el nombre de D. Antonio Ariza. Se readapta el bar de FP como comedor escolar. Se coloca la iluminación en los campos de deportes. Se construye en el edificio de San Luis el nuevo laboratorio de Química y el aula de Informática. Académicamente, se consigue la concertación del Ciclo Superior de Telecomunicaciones y la tercera unidad de Infantil y se consolida, en jornada vespertina, la concesión de innumerables cursos de Formación Profesional Ocupacional. Capítulo interesante es el notable impulso que se da al fomento del voluntariado con la consolidación de la organización “Jóvenes Voluntarios”. 220

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Finalmente, cabe destacar la apertura al entorno de nuestro recinto escolar, que se plasma en: la participación de las zonas ajardinadas del nivel de FP en el certamen de la tradicional Fiesta de los Patios. La cesión al Ayuntamiento de los campos de deportes para aparcamiento en época estival. La utilización del patio central para la celebración en verano del Ciclo o Festival de Teatro. La celebración de sesiones de cine de verano en el patio de San Francisco. 8. GERENCIA DE D. LORENZO RUS JIMÉNEZ (2008-2014) En septiembre de 2008, tras la jubilación parcial de D. Fernando Mora, es nombrado nuevo director D. Lorenzo Rus Jiménez, que había sido trasladado desde el Centro SAFA de Alcalá la Real, donde había ejercido la dirección del colegio los doce años anteriores. Entre los objetivos marcados por el nuevo equipo directivo se encontraban: A) Desde el punto de vista económico, la búsqueda del equilibrio presupuestario. En estos últimos años el centro ha conseguido mantener el nivel de inversión de años anteriores y superar el déficit económico que soportaba. En la actualidad el colegio cuenta con una economía saneada. Se han iniciado obras de reparación de los tejados, muy deteriorados; se terminó el edificio “Antonio Ariza”, se han mejorado los aularios. Pero la apuesta de este momento ha sido, sin lugar a dudas, la mejora de los recursos didácticos, la práctica de nuevas metodologías y la incorporación de las nuevas tecnologías. B) Desde el punto de vista académico, éstos han sido algunos de los objetivos planteados: a) La apuesta por el bilingüismo en el Centro. Esto ha supuesto la vuelta al programa de intercambios que se había desarrollado en época de la dirección de Antonio Ariza. Ahora el Centro se ha incorporado a la mayoría de los programas de desarrollo lingüístico europeo (programas Erasmus, Comenius, Leonardo…). En 2013 se abre un Aula de extensión del Centro de Lenguas Modernas “Jesús Mendoza”, y se convierte en centro examinador de los prestigiosos certificados “Trinity”. b) La ampliación, de forma más acorde con la demanda del alumnado, de la oferta de bachillerato c) La ampliación de la Formación Profesional, con la incorporación de la FP a distancia. d) La incorporación de la Formación en Centros de trabajo en el extranjero. 221

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C) Se ponen en marcha nuevos servicios de carácter complementario, como las actividades extraescolares de lunes a jueves, el aula matinal o el comedor. 9. LAS PERSONAS DEL COLEGIO DE SAN LUIS GONZAGA Me dispongo a contar como cierre de esta parte de la historia del Colegio lo que hay detrás de los muros, rectorados y acontecimientos, que, se quiera o no, pueden dar una perspectiva un tanto ficticia de lo que estamos tratando. Hablamos del ‘factor humano’, parafraseando a Graham Greene. En los años que manejamos ¿nos imaginamos el número de alumnos que han pasado por el Centro?, ¿qué pensará cada alumno/a que entró en el Centro en Preescolar y salió en COU o Ciclo Formativo?, ¿qué conocemos de sus alegrías, sus frustraciones, sus amores, etc.? A una media de más de treinta años por profesor o personal no docente, ¿cuántas horas de clase hemos impartido o cuántos documentos de administración habrán manejado Manolo Santiago o Paco Cepero? Todos nos hemos encontrado con muchos antiguos alumnos y nos han contado que la experiencia parece ser positiva, en su mayoría, pero me interesa saber y relatar qué hicieron o hicimos en tantos años. Vamos a referir a través de las Memoria Finales de muchos cursos lo que se hizo en el Colegio, lo que se investigó, lo que se trabajó y, de alguna manera, quiero que anónimamente cada uno, cuando lea estas páginas, pueda decir ‘ahí estuve yo’; espero conseguirlo. No cabe duda de que el período escolar deja una profunda huella en las personas y más en los jóvenes, y en un Centro confesional aún más, pero antes de nada vaya por delante la acertada libertad de la que siempre hemos disfrutado aquí; seguramente no todos compartirán la misma idea, pero es la pequeña licencia de escribir primero. Lo que se relata a partir de ahora no va a ser un acta de actividades, sino que quiero escribirlo como ‘crónica breve’ y, si la narración lo permite, contar alguna anécdota. Empezamos en ‘los ochenta’ con toda una declaración de intenciones: “Se ha procurado evitar el ‘copieteo’, la chapuza, y en general aumentar el nivel académico de los alumnos, lo que nos ha creado muchas dificultades con los padres, que incluso llegaron a crear una comisión-protesta, que finalmente se acalló en la segunda evaluación”. Más adelante se dice: “Referente a la educación integral social, se nota que falta en el Centro una dimensión festiva, familiar y participativa. El Colegio está demasiado cerrado en horas no lectivas, con dificultades de todo tipo para entrar y con una mínima presentación de alicientes, quizás fuera de las actividades deportivas. El Colegio y punto. Vuelvo a decir que está suficientemente desarrollada la tarea informativa, pero no las otras dimensiones del hombre… La educación social es débil: ni siquiera cuidan las sillas, hay pintadas, no hay interés por la prensa, por los acontecimientos vivos de 222

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la sociedad y únicamente se fomentan (o se fomentaban) fiestas sociales de final de curso o para sacar dinero. Es cierto que aunque la estructura no es socializada, sin embargo hay cierta mentalización hacia afuera: campaña de Navidad (traer alimentos) y campaña contra el Hambre. Pero la dimensión social solo tiene expresiones en algún que otro profesor, no en todos; lo hacen de una manera asistemática…” En los ‘noventa’ ya pretendíamos, en conformidad con el ideario SAFA, lo siguiente (sólo se señalan algunos objetivos): Mejorar la capacidad inicial investigadora del alumno. Intentar el trabajo en grupo bien estructurado. Atención a la tutoría. Funcionamiento del Departamento de orientación. Recuperar la dimensión festiva: academias, fiestas, exposiciones, acampadas…Fomentar la apertura del Colegio a la realidad de la vida de El Puerto. Comunicación frecuente de la gestión. Fomentar el trabajo en grupo y atención personal a los alumnos problemáticos. En esa misma década se establecen los siguientes proyectos de innovación: Acercamiento a la realidad socioeconómica de El Puerto de Santa María. Educación ambiental incorporada a la formación del adolescente. Incorporación de la educación sexual en la formación educativa del adolescente. Alimentación y nutrición incorporadas a la formación educativa del adolescente. Proyecto de innovación del departamento administrativo. Proyecto de innovación del departamento de mecánica; control numérico. En esta misma década, por parte de profesores del Centro se lee una tesis doctoral, se editan libros en el ámbito de la psicopedagogía y se publican artículos en diversas revistas científicas. Desde los años noventa a dos mil nueve y diez, se produce la gran explosión de las nuevas tecnologías y el Centro se suma a ellas con todo tipo de proyectos informáticos en los campos: educativos, técnicos, pedagógicos, culturales, administrativos; investigación histórica musical y de instrumentación; red de jóvenes solidarios y jóvenes voluntarios. Junto con lo anterior, notables participaciones de nuestros alumnos en competiciones a nivel nacional en el campo de la tecnología mecánica y automoción, olimpiadas de química, matemáticas y biología. Por último, una más que destacada incorporación de nuestro profesorado a los siguientes ‘sitios web’: English Learning, Tenzine, Cosmological Constant, Aeterna Christi Munera y Galilei Blog de Ciencias. Con todo ello cerramos la contemporánea historia de este emblemático Centro, al que, a buen seguro, el futuro se le adivina floreciente y al que hemos colaborado algunos de los relatores de esta historia.

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NOTAS: 1 P. M. Bermudo de la Rosa, SAFA, medio siglo de educación popular en Andalucía. Historia de las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia, 1940-1990. Universidad de Jaén, p. 343. 2 Ibid., pp. 343-350. 3 Ibid., p. 349. 4 p. 524. 5 Ibid., p. 528. 6 Director del Centro de Formación Técnico Profesional SAFA, Úbeda. 7 Término con el que, en la actualidad, se conoce al itinerario principal que hay aun lado del campo de deportes y que une los dos centros, con el tiempo esta pequeña vía se ha techado.

BIBLIOGRAFÍA: A las ya citadas fuentes: SAFA, medio siglo de educación popular en Andalucía y la revista Diálogo, añadimos los Catálogos Anuales del Centro de EGB ‘SAGRADA FAMILIA – SAN LUIS y El Centro de ‘BUP y COU SAN LUIS GONZAGA’ de los años...1966-67 a…..1993-94, la Web ‘Habitantes y gentes de El Puerto’ en: www. gentedelpuerto.com/ y la recensión histórica del P. Leonardo Molina sobre el COLEGIO DE SAN LUIS GONZAGA.

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Capítulo quinto MUSEO DE HISTORIA NATURAL DEL COLEGIO SAFA SAN LUIS DE EL PUERTO DE SANTA MARÍA 2014

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Capítulo quinto Juan Carlos Pumar Reyes

MUSEO DE HISTORIA NATURAL DEL COLEGIO SAFA SAN LUIS DE EL PUERTO DE SANTA MARÍA 2014 1. INTRODUCCIÓN El Colegio de SAFA San Luis, situado en el municipio gaditano de El Puerto de Santa María, siempre ha tenido un destacado papel dentro de esta población. El día 4 de diciembre de 1995, con motivo del Día Local del Patrimonio Histórico, se celebró la centenaria inauguración de su fachada. Durante este día se organizaron visitas al edificio y entre tantos libros, documentos, fotografías y rincones que sirvieron de punto de encuentro de antiguos alumnos, muchos portuenses tuvieron la oportunidad de descubrir la existencia de su Museo de Ciencias Naturales. Este acontecimiento sirvió de punto de partida para clasificar parte de la colección de peces del museo. Gracias a la colaboración del Ayuntamiento de El Puerto, por medio de la Concejalía de Cultura se consiguió la publicación del libro Museo de Ciencias Naturales del Colegio San Luis Gonzaga. Catálogo de Peces, en el que se incluye una breve introducción a la historia del museo. Este documento sirve de base al presente capítulo, junto al asesoramiento de la profesora del centro Dª Isabel López Guerrero. El pasado 13 de febrero de 2014 tuvo lugar el acto de presentación del programa de actividades con motivo del 150 aniversario del colegio SAFA San Luis en El Puerto. A partir de aquí surge la oportunidad de rememorar la historia de este emblemático colegio en la ciudad. Este capítulo trata aquellos aspectos relacionados con los avatares del museo de Historia Natural, su Gabinete de Física y la importancia que tuvo en la educación del momento. Aún quedan colegios jesuitas con museos similares en diferentes localidades de España, como el Museo de Historia Natural Padre Ignacio Sala S.J. en el colegio San José de Valencia, el que existe en el colegio Inmaculada jesuitas en Alicante, el del Salvador en Zaragoza, Inmaculada Concepción en Gijón o el que existe en Villafranca de los Barros (Badajoz) entre otros. Todos ellos son un legado que merece ser Membrete del Colegio en 1885 227

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conservado y por este motivo es de agradecer que el próximo curso, los alumnos/as de El Puerto puedan hacer un uso didáctico del Museo gracias a la Concejalía de Cultura y la apertura del mismo a la Oferta Educativa Municipal. 2. APUNTES DE HISTORIA DEL MUSEO DE CIENCIAS NATURALES La presencia de los jesuitas en el Colegio de Cádiz data del año 1556 y en el Colegio de Jerez están desde 1573. Aunque estos Colegios llevaban a cabo una tarea apostólica, los jesuitas pronto se prestigiaron en su tarea educativa. La Compañía tardó en establecerse en El Puerto. Los comienzos de este colegio se sitúan en el s. XVIII, en plena expansión económica por el comercio de América. Primero, los jesuitas se establecieron en las capellanías de las monjas del Espíritu Santo (y de la Concepción), luego en el Colegio de San Francisco Javier y a continuación en el Hospicio de Misiones. La Fundación del Colegio de San Francisco Javier constituye el primer Colegio de la Compañía de Jesús en El Puerto. Alrededor de 1670, el capitán don Juan Rodríguez Calderón y doña Catalina Cerrato, dejan legado y sustanciosos bienes para la fundación de este Colegio. Al principio, este hospicio-residencia estuvo situado en la calle Espíritu Santo o en unas casas inmediatas al Espíritu Santo. En el año 1719, se traslada a la calle Luna, a unas casas llamadas Carreños, ocupando el espacio que era del Teatro Principal. Aunque tiene carácter de residencia, gestionaba una parte importante de enseñanza. Este Hospicio-Residencia de la calle Luna no tiene nada que ver con el que se construirá años más tardes (de 1729 a 1735) y que se llamará HOSPICIO DE INDIAS, o de la Misericordia (frente al Campo de Guía). La localización de este edificio era en unas casas de la calle Sacramento, por el norte limitan con la calle San Francisco, por el oeste con la calle Comedias, por el Sur con el campo del Socorro, río Guadalete y la Bahía de Cádiz. Podemos decir que el Hospicio estaba situado en las casas de Osborne, detrás de la Plaza del Polvorista, a espaldas del actual Ayuntamiento. Este edificio era paso obligado para muchos misioneros que iban o venían de América o Filipinas. Su mayor utilidad fue la de acoger a los cientos de jesuitas expulsados de las colonias americanas a partir de 1767. Se estima en más de 2000 jesuitas que desembarcaron en El Puerto procedentes de América y Filipinas, permaneciendo algunos hasta 5 meses antes de terminar en Italia. De entre tantos, destacan por ejemplo, el abate Molina, como se le conoció al jesuita chileno, que fue uno de los que llegaron a El Puerto de Santa María, en Cádiz, tras la expulsión de la Compañía de todos los territorios hispanoamericanos ordenada por Carlos III por una pragmática de 2 de abril de 1767. Juan Ignacio Molina fue uno de los naturalistas más reconocidos dentro de la gran aportación cultural que los jesuitas exiliados realizaron en la Italia y en la Europa de finales de 17006. Posteriormente, el edificio pasó al Estado. Durante trece años fue utilizado como alojamiento de tropas y como hospital, lo que provocó su deterioro, hasta que en 1780, por orden de Carlos III, fue convertido en Casa-Hospicio de religiosos misioneros para América. Tras la desamortización de 1835, el Hospicio quedó de nuevo desocupado y abandonado7. 228

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El Hospicio de Indias fue el que ocupó, interinamente, el Colegio San Luis, cuando trasladado de Puerto Real (Calle Amargura), se instala en El Puerto en 1865, mientras se construía el nuevo edificio en 1864, que no estaría terminado hasta 1867. Posteriormente, el 12 de mayo de 1895, se inaugura la nueva entrada y fachada, según programa impreso para las fiestas de Beatificación de Juan Ávila y Fray Diego de Cádiz. El acontecimiento tendría un testigo de excepción, Juan Ramón Jiménez, alumno entonces del Colegio8. Muchas familias sevillanas y gaditanas cristianas que no querían enviar a sus hijos a Inglaterra por el costo y los peligros morales que eso suponía, llamaban a los jesuitas como educadores de la juventud burguesa de la Baja Andalucía. La creación de Gabinetes de Historia Natural en España, estuvo motivada por la reforma de los estudios universitarios de 1845 (Plan Pidal), y la Real Orden de 1849, que por iniciativa del Ministro Bravo Murillo, instaba a las Universidades e Institutos a su organización. A partir de esta Ley Moyano, que se publicó el 22 de mayo 1859, cuando se refiere a los materiales que ha de tener un Instituto, dice así9:

“Título III, Capítulo III sobre los medios de instrucción



Artículo 118. Habrá además: 1. Una colección de sólidos y los instrumentos necesarios para la enseñanza elemental de la topografía. 2. Los globos, mapas y demás objetos para el conocimiento de la Geografía. 3. Los cuadros sinópticos que se requieran para el estudio de la Historia. 4. Un gabinete de Física y un laboratorio químico con los aparatos e instrumentos indispensables para dar con fruto esta enseñanza. 5. Una colección clasificada de mineralogía. 6. Otra de zoología en la que existan las principales especies; y cuando no, láminas que las representen. 7. Un jardín botánico y un herbario dispuesto metódicamente. 8. Los medios materiales que pidan los estudios de aplicación que se den en el establecimiento.

Artículo 119. La dirección general de instrucción pública formará catálogo de los objetos propio para la enseñanza de cada una de las asignaturas indicadas en el artículo anterior, a fin de que los directores se ajusten a ellos en las adquisiciones que se hagan. Artículo 120. Los directores cuidarán de que en los gabinetes de Historia Natural se vayan formando colecciones tan completas como sea posible de los productos de la provincia. Artículo 122. Cada catedrático tendrá a su cuidado la conservación de los medios materiales que haya en el Instituto para el desempeño de su asignatura.” 229

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Entre 1884 y 1902 se equiparon los museos de la mayoría de colegios jesuitas en España como los de Zaragoza, Manresa, Valencia, Valladolid entre otros pero la gran mayoría de ellos extravió sus colecciones, fundamentalmente durante la Guerra Civil española. Así por ejemplo, el colegio San José de Valladolid llegó a disponer de una colección de 10000 ejemplares de conchas que junto a peces supuso la mayor colección de Biología Marina de España, después de la Universidad Central. Quizás fue este de Zaragoza uno de los mejores museos de Historia Natural ya que fue impulsado por el profesor P. Navás. Normalmente, la procedencia de los ejemplares y piezas procedían de América, Filipinas, Francia e Inglaterra. Los museos de Ciencias Naturales mostraban los ejemplares de los reinos de la naturaleza en grandes armarios y vitrinas. Algunos minerales o animales eran remitidos por los misioneros de América y Filipinas; pero otros eran coleccionados por los mismos profesores10. Las primeras piezas del museo no llegaron a manos de la Comunidad de jesuitas hasta los años 1865-67, cuando estos se asentaron en el antiguo Hospicio de Misiones de la calle Los Moros, consolidándose entre los años 1875 y 192411. Muchas de sus piezas proceden de familias adineradas cuyos hijos estudiaron en este colegio; otras fueron compradas a principios de este siglo y otras tantas deben su presencia a las antiguas misiones jesuitas que transcurrieron por América e incluso por extremo Oriente. La fundación del actual colegio tiene lugar en 1867. En septiembre de 1868, acababan de llegar desde París grandes cajas y embalajes con algunas máquinas e instrumentos para el Gabinete de Física del Colegio, cuando, no se sabe si por ignorancia o malicia, alguien identificó tales aparatos nunca vistos como instrumentos de suplicio para la inquisición que, según se decía, los jesuitas habrían llegado a implantar si no hubiera estallado la Revolución12. Esta anécdota es un indicio claro de la existencia del Museo en esa fecha, ya que este siempre estuvo unido al Gabinete de Física en su primera andadura. El museo siempre estuvo ligado a la Sala de Física del Colegio (ANEXO: Fotografías 1 y 4), muy importante debido a la alta innovación y tecnología de sus instrumentos con fines pedagógicos (ANEXO: Fotografía 2). A pesar de que actualmente se conserva parte del museo de Historia Natural, seguramente, el colegio de El Puerto destacó en el territorio nacional por su Gabinete de Física. La mayoría de sus instrumentos para la Física y la Química fueron comprados en Francia, Alemania e Inglaterra. Las piezas de este museo representaban lo mejor de la tecnología de esa época; se podían encontrar astrolabios, microscopios, telescopios, sextantes, una gramola y gran cantidad de aparatos de navegación y astronomía. Estas piezas no están actualmente en el museo, pues fueron repartidas entre los colegios de “El Palo” en Málaga y “Portaceli” en Sevilla, según se relata en el trabajo documental “Archivo de América” dirigido por Dª Isabel López. Un ejemplo de la trascendencia de este Gabinete de Física es el que sucede el 10 de febrero de 1897, donde los colegiales de este colegio portuense montaron una academia de Física sobre el reciente invento de los Rayos X, que entusiasmó al Arzobispo Espínola13. Durante la Revolución de 1868, avisado el rector de la Comunidad Padre Munar por el almirante Topete de que habían sido expulsados por la Junta 230

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Revolucionaria de El Puerto, los jesuitas se vieron forzados a abandonar el Colegio. En este momento, fueron acogidos en casas particulares y en nombre del Estado, se incautaron muchos de los bienes pertenecientes a la comunidad de religiosos de la Compañía de Jesús. A partir de este momento, el colegio permanecería cerrado siete años, reabriendo sus puertas en 187514. Si bien en el archivo histórico hay documentos que revelan la existencia de un inventario acerca de las piezas que componían la Sala de Física, no hay nada escrito sobre las piezas de este museo hasta su regreso del exilio en 1875. A partir del curso 1875/76, se conocen los jesuitas que fueron responsables de la custodia del museo. Existe un inventario de los bienes y pertenencias del Colegio del año 186815. No obstante, podemos citar brevemente los apartados del inventario realizado en 1885: Instrumentos de Mecánica, Acústica, Calorífico, Óptica, Electricidad y Magnetismo.16 Desde que se recuperó el colegio en 1875 se prepararon aulas adecuadas para el estudio de las ciencias experimentales; el museo con ejemplares de Historia Natural, una estancia gótica con armarios para guardar los instrumentos de Física y una oficina aneja para los experimentos de Química. Con la posterior restauración del edificio, comienza la etapa más fecunda del Colegio en El Puerto, llegando a tener 42 jesuitas y hasta 200 alumnos, en su gran mayoría internos. Desde el año 1924, el Colegio San Luis Gonzaga estuvo cerrado por su transformación en Noviciado-Juniorado de la orden, hasta que en 1932, durante la Segunda República, se disuelve de nuevo la Compañía de Jesús y se incautan sus bienes17. Durante este periodo republicano, el Colegio fue usado por colonias escolares dependientes del Patronato Cultural de Sevilla. En estas fechas, los jesuitas gestionaban en España 8 colegios de segunda enseñanza. La vida del Colegio fue brillante, destacando algunos personajes más o menos populares como Juan Ramón Jiménez, Rafael Alberti, Manuel Halcón, Fernando Villalón, Juan Gavala, Pedro Muñoz Seca, Juan Guilloto “Modesto”, Jesús Pabón, Elías Ahuja… y también ilustres jesuitas como Pérez del Pulgar (fundador del ICAI), Domínguez, y los hermanos Ayala. Muy destacadas fueron las dos visitas que realizó Alfonso XII y las princesas en la década de 188018. Durante la Guerra Civil, el colegio fue utilizado como hospital de sangre y de “moros”, ocasión que aprovecharon antiguos alumnos y jesuitas para trasladar muchas piezas a domicilios particulares. Paralelamente al devenir de la Comunidad de jesuitas, la colección de piezas del museo ha sufrido muchos traslados y movimientos que consecuentemente llevaron al deterioro y pérdida de buena parte de sus “reliquias”. Al finalizar la Guerra Civil Española, se reunieron todas las piezas, volviendo a ocupar su sitio en las antiguas vitrinas, dentro de una gran sala de la segunda planta del edificio y junto a la antigua capilla del noviciado. En 1961, las reparaciones del edifico y el traslado del noviciado a Córdoba, propiciaron la sustracción y extravío de algunas piezas singulares de la colección. Diez años después, en 1971 y por readaptación del espacio para el alumnado, se decidió el traslado del museo a cuartos situados en la crujía de la fachada principal. Para ello, se seleccionaron aquellas mejor conservadas desechando muchas otras por su mal estado de conservación, mutilaciones o roturas. Al parecer, se tuvo que 231

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prescindir de hasta un 50% del total de las piezas hasta entonces conservadas, incluyendo algunas de gran tamaño e inestimable valor. El P. Conradi S.J. era rector del colegio S. Luis Gonzaga desde 1974, en los momentos de integración de la EGB de SAFA y el Colegio San Luis en el antiguo edificio hoy renovado. En 1975, el Padre Luis Conradi S.J. con la ayuda de Fernando Terry Merello, consiguió financiación privada a través de la Caja de Ahorros de Cádiz para llevar a cabo una restauración taxidérmica de aves, peces y mamíferos, realizada por el conocido taxidermista sevillano Vicente Gamarra, quién se sorprendió de lo bien que estaban disecadas, especialmente las aves rapaces. Algunas especies como un ciervo, jabalíes y algunas aves fue imposible recuperarlos. Como curiosidad, un chivito de dos cabezas nos cuenta en cartas escritas por el P. Conradi S.J. se encuentra en la actualidad en el colegio de Las Palmas. También mencionaremos un desgraciado incendio que sufrieron las vitrinas del museo que no afectó de manera importante a las piezas. Este suceso tuvo lugar estando ubicado en el primer piso de la biblioteca, desde donde fue trasladado con posterioridad a la parte del Colegio correspondiente a la antigua fachada del edificio. Una simpática anécdota, según nos cuenta la profesora Dª Isabel López, el Padre Martínez S.J. contaba como tuvieron que custodiar buena parte de las colecciones en sus propias habitaciones, incluso debajo de las camas ya que cuando se derrumbó el techo que albergaba el museo constató la desaparición de la colección de minerales. Esta custodia le supuso más de un susto cuando al levantarse por la mañana temprano tenía a la vista un ave rapaz de grandes dimensiones frente a su cama. Finalmente y desde 1985, después de 5 traslados en 11 años, esta “Sala de los Bichos”, como denominaban antiguamente y aún citan los maravillados alumnos, se ubica en su sala actual. En su amplia y diversa colección, se incluyen animales disecados de todo tipo: aves, peces y mamíferos, invertebrados, corales y hasta restos fósiles. Dado que muchas de las piezas son originarias de América, es obvio que muchas proceden de las misiones jesuitas en el nuevo mundo. Entre diversos especímenes, se puede encontrar una etiqueta bajo la peana del mapache que cita al disector Gonzalo Fuentes De María, de Puebla (México). La profesora Dª Isabel López constata la relación establecida con un colegio jesuita en México, ya que existe un envío de una colección de caracoles con destino al museo de El Puerto. Éste es el caso de las especies tropicales disecadas o los 200 ejemplares de aves tropicales que conforman la colección, como el tucán, los colibríes, el correcaminos, la jacana americana, la gachona de México, etc., datadas en el año 1901. Los corales son en su mayoría de origen caribeño y sudamericano. Esta importante fauna americana indujo a un grupo de alumnos, dirigidos por la profesora Dª Isabel López Guerrero, a titular “Archivo de América” un trabajo científico-documental que fue premiado y que sirve de guía científica del museo. Este trabajo fue presentado en un concurso convocado por el propio Ayuntamiento con motivo de la Expo´92 de Sevilla. 232

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Años después, profesorado del centro en colaboración con los alumnos/as de Diversificación han digitalizado las piezas del museo y han elaborado un blog del mismo que puede visitarse en el blog http://museoSAFApto.blogspot.com.es Los moluscos constituyen una parte muy importante del museo tanto por su número como por la variedad de especies. Esta colección está formada por 1264 gasterópodos marinos, 552 terrestres y 686 bivalvos entre un total de 2502 conchas, fósiles y fueron determinados, clasificados por el jesuita Luis Conradi según el sistema A.P.H. Oliver (Shells of the World). De todas ellas, 1000 piezas fueron compradas al naturalista francés A. Loffe en el año 1902. Según relata P. Conradi S.J.; “…recuerdo, por aquellos días, que Antonio Vaca, a quién tanto debe este Museo y el propio Colegio en los muchos años que trabajó en él, me enseñó unas grandes cajas de cartón, donde se encontraba la colección de moluscos y fósiles. Ordenar, al menos a nivel de Familia esta colección fue una verdadera odisea que nos llevó al P. Cambreleng S.J., P. MarreroS.J. y a un servidor mucho tiempo; ratos y ratos durante el verano. Personalmente, esta colección de conchas es lo más valioso del Museo”.

Y como testimonio del esfuerzo y dedicación que dedicó al museo, también relata;

“Lo más maravilloso es que siendo tan numerosa y estando tan completa en algunas familias es una parte pequeñísima comparada con lo que existe en este mundo. Ponerse uno en contacto con estas cosas le lleva a uno aunque no quiera a admirar a Dios” De entre los caracoles de tierra, hay muchos procedentes de Cuba. Según cuenta el P. Conradi S.J. en unas cartas dirigidas a la profesora Dª Isabel López, los jesuitas tenían colegios en Cuba y durante la época hubo algún tipo de intercambio. Destacan entre las conchas, un Nautilus (N. pompillius) procedente del O. Pacífico y cinco caracoles gigantes, de gran belleza que presentan en su superficie nacarada, dibujos semejantes a bordados realizados por nativos filipinos (s. XIX). En lo que a últimas incorporaciones se refiere, precisamente una de las últimas piezas incorporadas fue un leopardo cedido por la familia Terry el día 3 de julio de 1997. También destacar que el búho real fue un regalo al P. Conradi S.J. por lo que también es reciente. Puede conocerse la composición del Museo a finales del s. XIX gracias al catálogo inventario del cual mostramos los contenidos del Museo de Historia Natural inventariados en 188519. En definitiva, este museo alberga en la actualidad miles de piezas y ejemplares en diferente estado de conservación.

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3. INVENTARIO MUSEO DE HISTORIA NATURAL (1885)

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En el Catálogo de los objetos pertenecientes al Gabinete de Historia Natural del colegio, con fecha de septiembre de 1885, aparecen perfectamente inventariados todos los ejemplares para el estudio de la Zoología Descriptiva (mamíferos, aves, peces, reptiles, anfibios, articulados, cefalópodos, radiados e incluso de botánica, paleontología y mineralogía). Pero sin lugar a dudas, llama la atención el apartado de los peces, donde en los comienzos del museo ya había más de 70 especies sin determinar, tal y como refleja el siguiente texto20 : “Peces: Existen ejemplares de más de 70 especies raras y que aún no están clasificadas por estarse formando la colección, que lo mismo que las de las demás especies está creciendo merced a la oficina doméstica en que trabajan tres disectores”. 237

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Curiosamente, uno de los tres disectores que trabajaron en el museo, tuvo que ser Antonio Vicente, único que aparece en el documento anterior de 1885, coincidiendo con la elaboración del inventario. Destaca el hecho de que en estos comienzos ya hubiera más de 70 especies de peces “raras” desconociéndose sus nombres (actualmente quedan 49 ejemplares). Como se indica anteriormente, en el artículo 120 de la Ley Moyano de 1859, este fomentó que los directores cuidarán de que en los gabinetes de Historia Natural se fueran formando colecciones tan completas como sea posible de los productos de la provincia. Dado que la profesora Dª Isabel López nos sirve de enlace entre los testimonios del P. Martínez S.J. y P. Conradi S.J., es sabido que hubo jesuitas experimentados en la disección de peces y aves. Resulta muy probable que la colección de aves limícolas del entorno de Doñana y la de peces de aguas peninsulares no fueron compradas, sino disecadas por ellos mismos. Existen 49 ejemplares de las tres grandes clases en las que se agrupan los peces, formando actualmente la colección los Ciclóstomos (Mixinos y Lampreas), los Condríctios (Quimeras, Rayas y Tiburones) y los Osteíctios (verdaderos peces). Además de esta colección de peces disecados, destaca un pez fósil del Devónico, una mandíbula de piraña y un deteriorado pez cofre. En lo que se refiere a los peces, al final de este catálogo inventario se cita la sierra de este mismo pez que aún perdura, de la que se comprueba que nunca tuvo el resto del animal en el museo: “Como curiosidades posee una colección de más de 60 objetos pertenecientes a los indígenas de Fernando Páo ... y entre otras cosas una sierra del pez sierra de 0.99 mts.”21. También se conserva una mandíbula de Piraña del Amazonas y un deteriorado pez cofre de origen tropical, lo cual demuestra junto a la pieza anterior que también hubo incorporaciones de peces de otros continentes. Otra curiosidad indicada por la Profesora Dª Isabel López es la procedencia de vértebras y huesos fósiles de cetáceos, ya que estos huesos fueron recogidos por algunos jesuitas en la playa de Fuentebravía de El Puerto. En general, los restos fósiles fueron catalogados por el P. Saqueira S.J., especialista en la materia. Un antiguo alumno llamado José L. Poullet también ayudó mucho. Entre los fósiles (700) encontramos también piezas tan valiosas como una vértebra de ictiosaurio. Es interesante citar que también hay restos fósiles similares en el vecino Museo de Coloma del IES Padre Luis Coloma de Jerez. Pero estos fueron cedidos por el profesor D. Manuel Molina Navarro al ser recogidos durante el verano de 1998 en el mismo lugar22. Y es que el propio museo municipal de la ciudad contiene restos de cetáceos, escualos y bivalvos procedentes de la playa de El Manantial que pertenecen al Terciario Final. Hay otras curiosidades y anécdotas que podríamos citar, entre las que destaca la referencia a la tortuga griega encontrada y evocada en un capítulo de Platero y Yo por el propio Juan Ramón Jiménez: “Nos la encontramos mi hermano y yo volviendo del Colegio por la callejilla...... La regamos porque estaba muy sucia, y salieron, como de una calcomanía, unos dibujos en oro y negro. Nos dijeron que era griega. Luego, cuando en los jesuitas estudié Historia Natural, la encontré pintada en el libro, igual a ella en un todo, con ese nombre; y la vi embalsamada en la vitrina ...”23 238

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Precisamente, hoy se mantienen los ejemplares en las mismas vitrinas, posiblemente desde los comienzos de esta gran colección. Por aquel entonces la asignatura de Historia Natural con Fisiología se estudiaba en 5º curso de 2ª enseñanza según aparece en las normas del Colegio de 188924. No obstante, la tortuga que actualmente se conserva está determinada como tortuga leprosa (Mauremys leprosa) y no tortuga griega o mora (Testudo graeca) como describe el propio Juan Ramón Jiménez. Como curiosidad, la tortuga griega no es muy común en Grecia, sino que las placas y los dibujos de su caparazón recuerdan a los mosaicos griegos. Por esta razón para muchos científicos es más correcto denominarla tortuga mora, de la antigua provincia romana de Mauritania, ya que es el norte de África donde tiene sus mayores poblaciones. Visualizando fotos antiguas puede constatarse que un antiguo alumno sostiene una tortuga durante el curso 1918-19, justamente un año después de publicarse la edición completa del autor. La tortuga griega o mora es una especie actualmente catalogada en peligro de extinción en nuestra Península y si actualmente no se conserva en el museo es porque fue extraviada o simplemente confundida con la tortuga leprosa. En la misma fotografía del curso 1918-19 se puede observar otro ejemplar de esturión mucho más pequeño del que aún se conserva. Esta especie es de especial interés porque actualmente está en peligro crítico de extinción ya que en el Guadalquivir hubo una importante población de la especie A. nacarii cuyo último ejemplar fue capturado en 1997. De hecho, en la época de esplendor hubo una factoría de Caviar en Sevilla (Coria del Río) entre 1932-1970. Un familiar o empleado de esta factoría fue el que cedió el ejemplar al colegio ya que, además de disectores propios, misiones jesuitas y compras a naturalistas y coleccionistas de la época, las donaciones al colegio de padres de alumnos fue y continúa siendo una aportación destacable. Por aquel entonces, los padres de los alumnos pertenecían a una destacable clase social de Andalucía y Extremadura, por tanto, sería fácil pensar que el museo fue adquiriendo regalos de diversos ejemplares. Otras especies que alberga el actual museo pueden estar en riesgo de extinción o con diferentes figuras de protección como el caso de la malvasía, la avutarda o el lince ibérico, en peligro de extinción. Hay especies de todos los rincones del mundo y ecosistemas. Desde el ave del paraíso de Wilson propio de Papúa occidental hasta el pangolín arborícola de África pasando por aves de las selvas suramericanas, corales y conchas del caribe, Antillas, Galápagos, Chile, Nueva Holanda, Tahiti, Cuba, California, Panamá, Jamaica, Honduras… Gran parte de las aves de origen americano fueron determinadas y clasificadas por el veterinario y antiguo alumno del colegio D. José Gutiérrez. El museo contiene también especímenes de todo tipo conservados en formol, restos fósiles y muestras paleontológicas e incluso hay una pequeña colección de huevos de gallina recogidos por los propios jesuitas en los corrales o huertos anexos a la Comunidad, en febrero de 1907 según aparecen fechados. Estos huevos son de enormes dimensiones de los que se indican sus gramos (140 y 150 g) y como podemos pensar, los jesuitas sabían seleccionar muy bien las muestras y ejemplares del mayor tamaño posible, sabiendo la finalidad didáctica de los mismos. Muchos ejemplares 239

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de peces, crustáceos e incluso aves se conservan con un tamaño considerablemente mayor de lo que frecuentan actualmente en estado salvaje. Otras piezas que podemos comentar son reproducciones a escala de especímenes realizados en moldes de escayola, como se recoge en la tabla de Paleontología de 1885, que nos muestra esta forma de afianzar conocimientos, no sólo disecando ejemplares, sino haciendo moldes por los propios alumnos. A pesar de que el museo es un desconocido para la mayoría, los que hemos tenido la oportunidad de admirarlo, hemos comprobado que este tesoro merece ser conservado y mimado para así mantener viva su historia dentro del Colegio y de esta ciudad. Afortunadamente, se está haciendo un esfuerzo desde el propio centro para la adecuación y limpieza de sus ejemplares en la que colaboran profesores y alumnos/as. La propia Concejalía de Educación del Ayuntamiento portuense colabora para que el museo sea incluido en la Oferta Educativa Municipal del próximo curso 2014-15.

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4. ANEXO FOTOGRÁFICO

Fotografía 1 : Vitrinas del actual Museo de Ciencias Naturales que en su día fue el afamado Gabinete de Física. 1916.

Fotografía 2: Alumnos con algunos de los instrumentos del Gabinete de Física. Curso 1918-19 241

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ANEXO FOTOGRÁFICO

Fotografía 3 : Alumnos en el patio del Colegio con algunos de los ejemplares del museo de Historia Natural. Curso 1918-1919. El primero de pie por la izquierda, sosteniendo la supuesta tortuga de Juan Ramón Jiménez.

Fotografía 4 : Museo de Historia Natural y Gabinete de Física compartiendo el mismo salón. 1916. Photo –Art. R. Saus- Madrid. 242

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5. JESUITAS EN EL PUERTO DE SANTA MARÍA (1864-1924) Listado de los jesuitas que fueron responsables del Museo de Historia Natural del Colegio San Luis Gonzaga, desde el curso 1875-76 hasta 1920. En interrogante se señalan los supuestos responsables del museo ya que no aparecen con tal mención en el archivo. Estos responsables de la custodia del museo, siempre coinciden con profesores jesuitas de Historia Natural y/o Fisiología. AUS Leg. 1456-16.

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NOTAS: 1 Molina, L. S.J.: “La Compañía de Jesús en El Puerto de Santa María. Historia de una continua presencia” en Castro, A. y Molina, L. DOS ESTUDIOS SOBRE LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN EL PUERTO DE SANTA MARÍA. págs. 7-8. Fundación Municipal de Cultura y Juventud. 1991. 2 Sancho Mayi, Hipólito: HISTORIA DE EL PUERTO DE SANTA MARÍA DESDE LA INCORPORACIÓN A LOS DOMINIOS CRISTIANOS EN EL 1259 HASTA EL AÑO MIL OCHOCIENTOS. Ed. Escelicer. Cádiz. págs. 378-379. 3 Sancho, Hipólito o.c. pg. 478 y Cruzados nº 99. 4 Rubio de Espinosa, Hª. de El Puerto ms. en Molina, L., S.J.: “Los jesuitas en El Puerto” en Castro, A. y Molina, L. DOS ESTUDIOS SOBRE LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN EL PUERTO DE SANTA MARÍA. pág. 29. 5 Cebrián González, Carmen: “El Hospicio Misionero de Indias de El Puerto de Santa María” en El Puerto, su entorno y América. Biblioteca de Temas Portuenses nº 3. Concejalía de Cultura. Ayto. de El Puerto Sta. María. págs. 353-372. 6 Orrego González, Francisco. ARBOR Ciencia, Pensamiento y Cultura Vol. 187 - 751 septiembreoctubre (2011) 961-976 ISSN: 0210-1963 en “JUAN IGNACIO MOLINA Y LA COMPRENSIÓN DE LA NATURALEZA DEL FINIS TERRAE. UN ACERCAMIENTO DESDE LA HISTORIA (CULTURAL) DE LA CIENCIA”. 7 Castro A. y Molina, L. S.J.: DOS ESTUDIOS SOBRE…, ídem pág. 30. 8 Castro A. “Fundación del Colegio de San Francisco Javier. Primer colegio de la Compañía de Jesús en El Puerto” en Castro A. y Molina, L. DOS ESTUDIOS SOBRE LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN EL PUERTO DE SANTA MARÍA. Pág. 6 Fundación Municipal de Cultura y Juventud, 1991. 9 http://museo.iescoloma.es 10 Revuelta González, Manuel. Los colegios de jesuitas y su tradición educativa (1868-1906) págs. 115117. 11 Santiago, Tily: “Un tesoro que muy pocos conocen” en DIARIO DE CÁDIZ E6 martes 29 de julio de 1997. 12 Santiago, Tily: “Un tributo a la naturaleza desconocido” en DIARIO DE CÁDIZ E4 domingo 11 de febrero de 1996. 13 Revuelta González, Manuel. “Los colegios de jesuitas y su tradición educativa (1868-1906)” pág. 504. 14 Santiago, Tily: “Las aventuras de un histórico museo portuense” en DIARIO DE CÁDIZ E6 domingo 18 de febrero de 1996. 15 Archivo Municipal Puerto de Santa María. Actas de la Junta Revolucionaria de 1869 R.B. 137. 16 Archivo Universidad de Sevilla (en adelante AUS) Leg. 1456-16. 17 Castro A. y Molina, L. S.J.: DOS ESTUDIOS SOBRE…, ídem págs. 32-33. 18 Castro A. y Molina, L. S.J.: DOS ESTUDIOS SOBRE…, ídem pág. 33. 19 AUS Leg. 1456-16. 20 AUS idem. 21 AUS ídem. 244

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BIBLIOGRAFÍA Archivo Municipal Puerto Santa María. Actas de la Junta Revolucionaria de 1868. R.B. 137. Archivo Universidad de Sevilla (AUS) Leg. 1456-16. Castro, A. “Fundación del Colegio de San Francisco Javier. Primer Colegio de la Compañía de Jesús en El Puerto”. En Castro, A. y Molina, L. DOS ESTUDIOS SOBRE LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN EL PUERTO DE SANTA MARÍA. 6. Fundación Municipal de Cultura y Juventud. 1991. Cebrián González, Carmen: “El Hospicio Misionero de Indias de El Puerto de Santa María” en El Puerto, su entorno y América. Biblioteca de Temas Portuenses nº3. Concejalía de Cultura Ayto. De El Puerto Sta. María. 353-372. Conde Pérez de la Blanca, Luis S.J. “La Biblioteca de San Luis Gonzaga (1901-1961)”. Revista de Historia de El Puerto nº 49. 2012. López Guerro, Isabel. Trabajo premiado con motive de la Expo´92 “Archivo de América”. 1992. Molina, L. S.J. “La Compañía de Jesús en El Puerto de Santa María. Historia de una continua presencia” en Castro, A. y Molina, L. DOS ESTUDIOS SOBRE LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN EL PUERTO DE SANTA MARÍA. 7-8. Fundación Municipal de Cultura y Juventud. 1991. Orrego González, Francisco. JUAN IGNACIO MOLINA Y LA COMPRENSIÓN DE LA NATURALEZA DEL FINIS TERRAE. UN ACERCAMIENTO DESDE LA HISTORIA (CULTURAL) DE LA CIENCIA. Pumar Reyes, Juan Carlos. Museo de Ciencias Naturales del Colegio San Luis Gonzaga. Catálogo de peces. 2002. Biblioteca de temas portuenses. Ayuntamiento de El Puerto Santa María. Ramón Jiménez, J.R. Platero y Yo. Revuelta González, Manuel. 1998. “Los colegios de jesuitas y su tradición educativa (1868-1906)”. UPCO. Rubio de Espinosa, Hª de El Puerto ms. En Molina, L., S.J.: “Los jesuitas en El Puerto” en Castro, A. y Molina, L. DOS ESTUDIOS SOBRE LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN EL PUERTO DE SANTA MARÍA. 29. Sancho Mayi, Hipólito: HISTORIA DE EL PUERTO DE SANTA MARÍA DESDE LA INCORPORACIÓN A LOS DOMINIOS CRISTIANOS EN EL 1259 HASTA EL AÑO MIL OCHOCIENTOS. Ed. Escelicer. Cádiz. 378-379. 245

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Sancho, Hipólito o.c. 478 y Cruzados nº 99. Santiago, Tily: “Las aventuras de un histórico museo portuense” en DIARIO DE CÁDIZ, E6 domingo, 18 de febrero de 1996. Santiago, Tily: “Un tributo a la naturaleza desconocido” en DIARIO DE CÁDIZ, E4 domingo 11 de febrero de 1996. Santiago, Tily: “Un Tesoro que muy pocos conocen” en DIARIO DE CÁDIZ, E6 martes, 29 de julio de 1997. FUENTES WEB http://museoSAFApto.blogspot.com.es http://www.erevistas.csic.es http://investigacion.us.es/scisi/sgi/exposiciones/museo-geologia/historiamuseo http://www.jesuitas.es http://museo.iescoloma.es/

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Capítulo sexto LA BIBLIOTECA DEL COLEGIO DE SAN LUIS DE GONZAGA

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Capítulo sexto

Luis Conde Pérez de la Blanca

LA BIBLIOTECA DEL COLEGIO DE SAN LUIS GONZAGA1 El año 1983, por motivos que no es momento de especificar, la Compañía de Jesús cedió al Ayuntamiento portuense el pabellón de la fachada principal del Colegio de San Luis Gonzaga, en la Plaza del Ave María. En dicha emblemática fachada, a la derecha, sobre el Salón de actos, estaba instalada la Biblioteca de los jesuitas, que gozaba, por su traza y contenido, de tradicional fama. El amplio salón (de unos 15 x 9 ms. con balcones a la plaza), tenía adosada a sus paredes alta y noble estantería de madera de tres plantas con sus respectivos pasillos y barandales. Desde su inauguración en los inicios del siglo XX, los sucesivos Rectores y Bibliotecarios fueron dotándola de valiosos fondos, en particular, durante la etapa (1924-1961) en que el Colegio de Segunda Enseñanza de San Luis Gonzaga se transformó en Noviciado y Casa de Formación Humanista de los jesuitas andaluces. Magníficas colecciones de Literatura Española, de autores clásicos grecolatinos, selectas obras de Historia, Arte, Teología... llenaban sus estantes. Aunque no estaba abierta al público, los estudiosos que tuvieron oportunidad de conocerla e incluso trabajar en ella, de tal forma divulgaron su estima que, en los ambientes cultos portuenses, la biblioteca de San Luis llegó casi a rozar el nivel de mito. Yo tuve la satisfacción de usarla durante los años que fui profesor de los jóvenes jesuitas Cuando el año 1961, los novicios y estudiantes “juniores” (que ocupaban el edificio del colegio desde 1924) se trasladaron a Córdoba, llevaron consigo los fondos de la Biblioteca; pero las altas estanterías de madera permanecieron vacías en su lugar. Por esta razón, el Ayuntamiento portuense, nuevo propietario, decidió con acertado criterio ubicar en dichos anaqueles los documentos antiguos de su Archivo Municipal. Con ocasión de este cambio, me atreví a investigar la historia del local y de sus itinerantes fondos bibliográficos. Esta historia corre entramada con la del Colegio a lo largo de los años 1. LA PRIMITIVA BIBLIOTECA Como ya es sabido, una vez constituida por un grupo de padres de familia la sociedad constructora del colegio (27 de mayo de 1864), mientras se ejecutaban las obras del nuevo edificio en la antigua huerta del convento de San Francisco, el 249

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nuevo centro docente de los jesuitas comenzó a funcionar en Puerto Real (curso 1864-65) y, después, en la calle de los Moros de El Puerto (cursos 1865-1867). En agosto del 67 -aunque el nuevo edificio no estaba terminado del todo ni externa ni internamente- los alumnos y la comunidad de jesuitas se trasladaron a él. El pabellón de fachada del Colegio de San Luis Gonzaga tardó cerca de treinta años en levantar su bella estampa neoclásica en la plaza del Ave María. Este pabellón del Colegio -con sus tres grandes cancelas de hierro, que dan acceso a un vestíbulo realmente señorial- fue el último en construirse y se inauguró en 1895. En su ala derecha, se instalaría pocos años después la nueva Biblioteca. Al recordar estos datos, surge espontánea una pregunta ¿en qué parte del colegio estaba situada la primitiva biblioteca, durante los 34 años que mediaron entre 1867 y 1901 (fecha -como veremos- de la inauguración de la “nueva”)? Con motivo de la apertura del nuevo Colegio de San Luis, el corresponsal portuense del periódico gaditano El Comercio, Rafael Robles Carmona, visitó sus instalaciones. En artículo publicado el jueves 23 de julio de 1867, enumera pormenorizadamente y con elogio cada uno de los espacios del edificio2. Sorprende, sin embargo, que no mencione en absoluto la pieza destinada a Biblioteca. Pienso que sus fondos pudieran estar todavía en las instalaciones provisionales de la calle de Los Moros, o que, por estar en fase de organización con motivo del traslado, la biblioteca no estuviese aún “presentable”. Sin embargo, esta omisión del periodista quedó subsanada por los imprevistos acontecimientos del año siguiente que provocaron otra visita al edificio, esta vez menos amistosa, aunque sí más detallada. 2. LA REVOLUCIÓN DEL 68: INCAUTACIÓN E INVENTARIO DE BIENES El 17 de septiembre del 68, estalló en la Bahía de Cádiz la revolución conocida como “La Gloriosa” que interrumpió bruscamente la marcha del recién inaugurado Colegio. La Junta Revolucionaria local, “por unanimidad acordó expulsar a los jesuitas de esta ciudad (...) e incautarse a nombre del Estado, de todos lo bienes de la Compañía de Jesús”3. Al día siguiente, previo inventario detallado, la Junta embargó los bienes del noviciado jesuítico instalado en el monasterio portuense de La Victoria. Los libros incautados en La Victoria sumaban un total de 2.454 ejemplares: textos de Literatura Española y Extranjera, Filosofía, Ciencias, Historia Universal y de España, Geografía, Biblia, Teología y Elocuencia Sacra, Hagiografía y Espiritualidad. El inventario e incautación de bienes del Colegio de San Luis se realizó durante un par de semanas, a partir del 26 de octubre. La comisión estaba presidida por el delegado del Sr. Alcalde para tal efecto. La Sociedad de Padres, propietaria del Centro, estaba representada por don Bartolomé Vergara. La tarea de inventariar se inició en la planta baja en un local u oficina llamado “La Procura”. Allí se habían almacenado los objetos de culto y sacristía, material escolar y, aunque no era el local de la biblioteca, también se encontraban una variopinta cantidad de libros posiblemente para su adquisición por los alumnos. Cuatro jornadas emplearon los comisionados en inventariar todas las existencias de “la Procura” (27, 28, 29, 31 de octubre). En un solo día (2 de noviembre) tomaron nota del material de las aulas, 250

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pizarras y bancas. Por fin, llegaron a la Biblioteca. Dos jornadas de trabajo -el cinco y seis de noviembre- de diez de la mañana a tres de la tarde, dedicó la Comisión a este departamento. El inventario de libros de la Biblioteca se hizo inmediatamente después de realizar el del “Salón para recibir visitas” (hoy locales parroquiales) y antes del correspondiente a la “Cocina y Despensa” (hoy, aulas de educación infantil). De este hecho deduzco que la primitiva biblioteca estaba situada entre las dos piezas mencionadas, en una esquina del patio porticado: precisamente en el lugar donde también hoy se instala la biblioteca del colegio. La relación de libros inventariados ocupa 22 folios manuscritos por ambas 4 caras . Registra 697 títulos de obras que suman un total de 2.547 volúmenes. En el inventario suelen constar algunos pormenores sobre el libro. Por ejemplo: Cinco tomos viejos en pasta de Don Quijote; tres tomos en cartón, Astronomía física por Argüelles; un tomo en pergamino, Retórica de fray Luis sobre la manera de predicar; cuatro tomos en rústica, Floresta de la Literatura; cinco tomos con forro de lienzo de Cabanillas Historia de España; un tomo chiquito en cartón, Análisis lógicos de la Gramática Francesa; tres tomos grandes en pergamino de Laurentius Berti… Como es obvio, no puedo, ni en síntesis, esbozar los contenidos de ese inventario. Corresponden en su mayor parte a las materias que los profesores explicaban en el centro, según el plan de estudios de la ley Moyano (1857), modificado en 1861. Entre tales fondos, destaco algunas de sus más apreciadas colecciones: · · · · · ·

LAFUENTE, Historia General de España (29 tomos) FLOREZ Y RISCO, La España Sagrada (38 tomos) CÉSAR CANTÚ, Historia Universal (38 tomos) MADOZ, Diccionario geográfico (16 tomos) BUFFON, Historia Natural (34 tomos) AA.W, Classiques latins (145 tomos)

Dado el breve espacio de tiempo que funcionó el colegio en su nueva sede (curso 1867-68), es razonable pensar que gran parte de los libros incautados procedería de los fondos iniciales del Colegio en sus instalaciones provisionales de Puerto Real (calle Amargura) y de El Puerto (calle Uriarte 12, hoy, de los Moros). Tal vez algunos proviniesen de la casa noviciado de La Victoria. En cualquier hipótesis, es de admirar el empeño de promotores y superiores jesuitas por dotar al Colegio desde sus inicios de tan apreciables fondos bibliográficos. Los Padres de Familia reclamaron en vano ante la Junta Revolucionaria la propiedad del Centro, para impedir su incautación. Tres años después, los fondos bibliográficos incautados a los jesuitas (Noviciado de La Victoria y Colegio de San Luis Gonzaga) fueron a enriquecer la Biblioteca Popular creada en 1871 en el exconvento de San Juan de Dios. En el Inventario General de dicha biblioteca, realizado en 1906, aparecen numerosas obras procedentes, según se hace constar, de los “jesuitas”, sin especificar si de La Victoria o de San Luis5. Razonablemente sospecho que muchas de las obras reseñadas en el Inventario de la incautación de la Biblioteca de San Luis se encuentran hoy en los anaqueles del Archivo Municipal o de la Biblioteca Pública de El Puerto. 251

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3. LA ���������������������������������������������������� RESTAURACIÓN MONÁRQUICA. NUEVOS FONDOS BIBLIOGRÁFICOS Seis años después de la Revolución, en diciembre de 1874, se sublevó en Sagunto (Valencia) el general Martínez Campos y proclamó la restauración de la monarquía en la persona del joven rey Alfonso XII. En marzo del siguiente año, el Gobierno devolvió el Colegio de San Luis Gonzaga a sus propietarios, la Sociedad de Padres de Familia. Los jesuitas volvieron a encargarse de la enseñanza y dirección del Colegio. El 16 de septiembre fue nombrado superior de la Comunidad y vicerrector del Colegio el joven y dinámico P. José Mª Vélez. En una de las primeras reuniones mensuales del P. Rector con sus consultores, celebrada el 18 de noviembre de 1875, “se leyó una carta de D. Manuel Rafael de Vargas, de Málaga, en que nos proponía -atestigua el Acta de dicha reunión- la compra de una biblioteca (...). Se creyó que no se debía dejar pasar la ocasión y que cuanto antes se debía proponer al P. Provincial” (que era el P. Juan Nepomuceno Lobo). Tres meses después, en el mes de febrero de 1876, encontramos en el “Diario de la Casa” la siguiente anotación: “El P. Rector acompañó al R.P. Provincial a Málaga para ver una biblioteca; vuelve a los ocho días por Gibraltar”. Parece evidente que se trataba de la misma biblioteca ofertada por el Sr. de Vargas. ¿La adquirió el Colegio?¿Regresaron Provincial y Rector con el cargamento de libros? Parece razonable sospechar que sí y que tal adquisición vino a dotar de nuevos fondos a la Biblioteca del Colegio. Ignoramos materias, autores y títulos de la nueva adquisición. Pienso que el interés mostrado por la Comunidad y Superiores por esta compra es indicio de la precaria situación bibliográfica en que dejó al Centro el sexenio revolucionario. El interés por aumentar los fondos de la Biblioteca aflora de nuevo en la reunión de consultores celebrada en 3 de noviembre de 1876. Se preguntaban de qué medios se podrían valer para hacerse “con parte de la Biblioteca de la Victoria que era parte del P. Calvo y parte de la casa. Pareció más conveniente valerse, entre otros medios, o del P. Olmo y P. Cabello, o de otros cualquiera PP. o Sres. Seglares, con tal de que no apareciera que la tal biblioteca venía a parar al colegio de San Luis”. Ignoro si llegaron a realizarse gestiones al respecto. En esa fecha, los referidos libros, estaban incorporados -como ya dijea la Biblioteca Popular creada en 1871 en el exconvento de San Juan de Dios. Años después, la reunión de consultores (22-XI-1893), vuelve a ocuparse de la biblioteca: se trató sobre “la conveniencia de formar una pequeña biblioteca para los NN. (“los Nuestros”, es decir, los jesuitas) que no son sacerdotes a fin de que no tomen libros de la biblioteca de los PP.; igualmente se trató de formar con los libros adecuados la biblioteca de las diversas divisiones (de alumnos) a fin de que los niños no pierdan tiempo leyendo cosas inútiles y quizás perjudiciales”. 4. CONSTRUCCIÓN DE UN NUEVO LOCAL Dije en párrafos anteriores que la tradicional fachada del Colegio que preside la Plaza del Ave María no existía cuando se trasladaron al nuevo edificio profesores y alumnos el año 1867. Sin duda se pensaba en ella; pero su construcción -como la de otras dependencias- fue más tardía. En una reunión de Consultores durante el rectorado del P. Ildefonso del Olmo (1888-1893), se deliberó si se 252

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acometían primero las obras de una capilla para los alumnos o las de la fachada. Ante la diversidad de opiniones, remitieron el asunto al P. Provincial, quien tomó la decisión de comenzar por la fachada. El 9 de junio de 1893, día del Sagrado Corazón se consideró como fecha oficial del inicio de las obras, aunque de hecho comenzasen algún tiempo después. Según un programa impreso, la solemne inauguración de la fachada y del vestíbulo tuvo lugar el 12 de mayo de 1895, siendo Rector el P. Pedro Castelló6 . Una de las dependencias del pabellón de fachada sería la destinada a biblioteca. Su preparación estaba muy avanzada cuando se inauguró la entrada principal del colegio; sin embargo, las obras se paralizaron durante varios años. Leemos en la “Historia Domus” del curso 1898-99: “Se puede igualmente recordar que en este año se reanudaron las iniciadas y suspendidas obras de la biblioteca, que habían quedado casi completamente terminadas”. ¿En qué mes? Aunque no consta expresamente tal dato, según el orden de efemérides que sigue la “Historia Domus”, parece congruente fechar la reanudación de las obras de la biblioteca en el mes de mayo del 99. ¿Cuándo se concluyeron? A finales de 1901. Lo deduzco del análisis de partidas de gastos que constan en un libro de contabilidad titulado “Procura” y que se conserva en el Archivo Histórico del Colegio. Abarca el periodo Octubre 1900 - Agosto 1902. En sus páginas se detecta en el Colegio una gran actividad constructora. Se detalla la adquisición de abundante material de obra (ladrillos, cemento Portland, tubos de hierro dulce, madera de haya, baldosas, pintura de caoba, aceite de linaza, cerrojos y pasadores, clavos, puntas, tornillos...). Trascribo las partidas de gastos expresamente relacionadas con la biblioteca desde octubre de 1900 a noviembre de 1901 . Se trasluce en ellas el montaje de la gran estantería de madera, que todavía podemos admirar. • • • • • • • • •

Cuenta del Bazar Inglés: puntas y tornillos para la biblioteca ... 125,73 ptas. Puntas y tornillos para la biblioteca .............................................. 30,15 ,, Factura de madera para la biblioteca ............................................ 406,25 ,, Jornales de carpinteros para la biblioteca ..................................... 131,50 ,, Bencina para exterminar bichos en la biblioteca ......................... 1,65 ,, Jornales de carpinteros en la biblioteca ........................................ 145,00 ,, Jornales de biblioteca ………………….......................................... 230,50 ,, Jornales de biblioteca …………………............................................ 180,00 ,, Numeración para la biblioteca ........................................................... 2,00,,

Este último apunte sobre la numeración de los estantes puede sugerirnos la fecha en que finalizó el montaje de la nueva biblioteca del Colegio: noviembre de 1901. La partida de dos pesetas anotada en la página 248 del Libro de Procura se refiere probablemente al importe de las plantillas para pintar los números sobre los plúteos y armarios ya barnizados. En estas fechas (1901) era Bibliotecario del Colegio el P. José Mª Remesal (1898-1901) y Rector el P. José Mª de la Torre (18971904). A ellos debemos atribuir el mérito de haber reactivado y llevado a término las obras de la Biblioteca. En el Diario de la Casa no consta fecha alguna de su 253

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inauguración. Probablemente no la hubo solemnizada -al modo como se hizo cuando la fachada y el vestíbulo- sino que, una vez terminada la instalación de los estantes y debidamente numerados, poco a poco, se fueron trasladando los libros a su nueva sede. En la historia de la nueva biblioteca -como en la del colegio- hay que distinguir dos grandes etapas netamente diferenciadas. Primera: la biblioteca al servicio del Colegio de Segunda Enseñanza (1901-1924); Segunda: la biblioteca al servicio del Noviciado y Casa de Formación S.J. (1924-1961)(con el paréntesis de la República y Guerra Civil: 1932-1939). Ofreceré algunos datos sobre ambos periodos. 5. PRIMERA ETAPA: 1901-1924 (COLEGIO DE SEGUNDA ENSEÑANZA) El Colegio era habitual cliente de diversas Librerías o Editoriales de España. Constan adquisiciones de libros en Madrid, a Gregorio del Amo, Saturnino Calleja, Progreso Editorial, Apostolado de la Prensa, Librería Salesiana; en Barcelona, a Casals, Luis Gili, E. Subirana, La Hormiga de Oro, Librería Católica; en otras ciudades, al Mensajero (Bilbao), Martín Sánchez (Valladolid), Salido (¿Jerez?), M. Orozco, Rafael Navarro... Pero sus proveedores no eran exclusivamente entidades radicadas en España. De vez en cuando encuentro anotaciones de adquisiciones realizadas en el extranjero: • • • • • • • • •

Dos tomos “Casus” (concientiae) (Roma). En liras 13,50 Cheque a Herder por valor de 6,75 marcos Letra para Francia pago suscripción: 14,25 ptas. Libros de París pedido H. Valdivia: 15,25 ptas. Un libro de París: 8,80 ptas. Otro de Alemania: 40,25 Libros de Buenos Aires: 72 Libros encargados por el P. William a París: 21,80 Libros remitidos de Bruselas: 44,35

En las anotaciones de compra de libros, generalmente no consta el título del libro adquirido. Queda reseñado de forma genérica, como hemos podido comprobar en el párrafo anterior; o sólo indican la editorial o librería de procedencia. Destaco tres excepciones. Tienen el valor de informarnos sobre algunas adquisiciones realizadas en el primer año de la nueva Biblioteca (1901): Cartas del Bto. Canisio. Tomo III: 22,25 ptas. // Historia de la Compañía de Jesús en la República Argentina y Chile: 6,25 ptas. // Atlas geográfico de la Compañía de Jesús: 58,88 ptas. En los libros de cuentas de este periodo (1896-1918) se registran partidas de suscripciones a diversas publicaciones periódicas: 254

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• Prensa: El Correo de Andalucía, Diario de Cádiz, El Debate (2 ej.), El Siglo futuro, El Integrista-Semanario católico. Gerona (6 suscrip.). • Ciencia y Cultura: Diccionario Hispano (tomo II), Le Moniteur Bibliografique, Questions scientifiques, Cosmos, Boletín de la. Sociedad Aragonesa de Ciencias, Revista Médica, El Economista, Etudes, Razón y Fe, La Cristiada (en fascículos). • Sobre Enseñanza: Boletín de Instrucción Pública, La Educación Hispanoamericana, Páginas Escolares. • Religiosas: Diccionario de la Biblia (en fascículos), Acta Santae Sedis, Acta Apostolicae Sedis, Monumenta Histórica S.I, El Mensajero del Corazón de Jesús, El Siglo de las Misiones, Misiones Católicas, La Semana Católica, La Lectura Dominical, La Revista Popular, Iris de paz, El Buen Combate, La Leyenda de Oro. El Libro de Procura (1900-1902) anota una serie de gastos relacionados con un servicio complementario de la Biblioteca: el taller de encuadernación. Las revistas, las colecciones encuadernadas, con sus lomos uniformes y letras doradas, daban particular vistosidad a los anaqueles de sus estanterías. A título de curiosidad transcribo algunas partidas: Libro de oro para dorar: 119,40 // Barniz para la encuadernación: 2,75 // Un hornillo para la encuadernación: 4 // Mensualidad al encuadernador: 134,25 // Papel y cartulina para la encuadernación (9 manos a 1,78): 16,02 // Una prensa de cortar con ingenio de cuchillas, etc.: 50 // Gratificación al encuadernador: 10 // Viaje del encuadernador: 6 // Cartón 150 Kg.: 45 // Tela para la encuadernación: 54 // Letras para la encuadernación (tres juegos): 54 // Anilina para libros: 0,50 ¿Quiénes fueron los responsables de la Biblioteca en esta primera etapa (1901-1924)? Ya he mencionado al P. Remesal, que realizó el traslado de fondos. Fue, pues, un bibliotecario “puente” (1898-1902) entre el primitivo local y el nuevo. Entre los 38 bibliotecarios de esta etapa, quiero destacar particularmente a dos de ellos: Alberto Risco y Juan Lambertini. El primero -Risco- alcanzó cierta resonancia como profesor de Literatura y escritor. Nació en Cuba, enseñó en Bolivia, La Paz (1908-1912), en el Colegio de El Puerto de Santa María (19121916) y en el de Chamartín de Madrid. Ensayó la novela y las biografías con estilo ameno, siguiendo los derroteros del P. Luis Coloma, su maestro. Tal vez su mejor novela fue Paso a paso muy leída por la juventud de entonces. Su Historia general de la Literatura, es una buena síntesis, elemental, de la literatura universal y, durante muchos años, libro de texto en numerosos colegios. Destaca entre sus biografías la del heroico almirante Pascual Cervera. El P. Alberto Risco desempeñó el cargo de bibliotecario del Colegio de San Luis Gonzaga durante el trienio 1913-1916. Sucedió a Risco otro jesuita de muy distintos, pero no escasos méritos: el P. Juan 255

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Lambertini. Era Lambertini un encantador jesuita italiano que -según cuentan-, procedía de las misiones mejicanas de Tarahumara y, rumbo a su patria, recaló de paso en la bahía y permaneció en ella hasta el final de sus días. Por los años 1916-17, aunque no tenía contacto directo con los niños y jóvenes del Colegio, fue confesor de ellos. Rafael Alberti, entonces alumno, lo describe así en La arboleda perdida: “El P. Lambertini, italiano, fino, enfermo, buen hombre, confesor mío”. Yo lo conocí ya viejito por los años cuarenta. Era menudo y andaba con paso silencioso y corto. Piadoso y metódico, celebraba Misa en la capilla de la enfermería y confesaba en el templo. Alguna que otra vez se reunía con los novicios y nos divertía con interesantes anécdotas misioneras. Cuentan que fue torturado en una ocasión. Pues bien, este hombre, Lambertini, fue el bibliotecario del Colegio que permaneció mas años en el cargo: los cinco últimos años de la primera etapa del Colegio (1919-1924) y los ocho primeros de la segunda (1924-1931). 6. SEGUNDA ETAPA: 1924-1931 (COLEGIO-NOVICIADO DE JESUITAS) El 31 de julio de 1924, el Superior General de la Compañía de Jesús, P. Wlodimiro Ledowchoski, firmó el decreto por el que, de la demarcación jesuítica “Provincia de Toledo” (que abarcaba las actuales autonomías de Madrid, CastillaLa Mancha, Extremadura, Murcia y Andalucía), se segregaba la región andaluza y se erigía una nueva Provincia denominada “Bética”. Así lo aconsejaba el mejor gobierno del creciente número de jesuitas. Ahora bien, esta decisión conllevaba la necesidad de dotar a la nueva Provincia de una Casa de Probación (Noviciado) y de Estudios Humanísticos (Juniorado) para los jóvenes jesuitas. Se juzgó que el Colegio de San Luis Gonzaga de El Puerto era el lugar idóneo ya que reunía todas las condiciones requeridas. Además, este Colegio, a partir de 1916, experimentaba una sensible disminución de alumnos7. Y puesto que en Andalucía, la Compañía tenía ya dos importantes Centros de Segunda Enseñanza, uno en Sevilla (Villasís, iniciado en 1905) y otro, con internado, en Málaga (El Palo, desde 1882), se optó por clausurar temporalmente8 el de El Puerto y habilitarlo como Casa de Probación y Estudios. Desde 1924 y durante treinta y siete años, el tradicional edificio se denominaría “Colegio-Noviciado de San Luis Gonzaga”, o bien, “Domus Probationis Provinciae Baeticae”(Casa de Probación de la Provincia Bética). A partir de esa fecha, tal sería el sello que marcase los libros de la Biblioteca. Es muy probable que, al constituirse la nueva Provincia Bética y su Noviciado-Juniorado de El Puerto de Santa María, un buen lote de libros de la Biblioteca del Colegio Máximo de Cartuja, en Granada (donde hasta entonces habían estudiado los juniores) se repartiese equitativamente entre las dos nuevas Casas de Formación de ambas Provincias: la de Aranjuez (Prov. Toledo) y la de El Puerto (Prov. Bética). Se trataría especialmente de una bibliografía idónea para los nuevos estudios: Historia y Espiritualidad de la Compañía de Jesús, Humanidades clásicas grecolatinas, Literatura española, Oratoria Sagrada... Algún indicio encontré que avala esta razonable hipótesis: tres libros de la Casa de Probación de El Puerto tenían el sello: “Bibliotheca Collegii Granatensis”. Casualmente estaban publicados el mismo año de la división de provincias. 256

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• Quevedo IV, Obras satíricas y festivas. Colección Clásicos Castellanos, Madrid 1924, Ediciones La Lectura. • Salas Barbadillo, “La Peregrinación sabia”. Col. Clásicos Castellanos, Madrid 1924, Ed. La Lectura. • Moratín, Teatro. Col. Clásicos Castellanos, Madrid 1924, Ed. La Lectura. Este inicial trasvase y la progresiva adquisición de libros para el adecuado desarrollo de las actividades formativas del Noviciado-Juniorado, enriquecieron notablemente los fondos de la Biblioteca portuense. Un factor favoreció, sin duda, el ensamblaje de las dos etapas: la permanencia del mismo bibliotecario, el P. Juan Lambertini, que desempeñó este cargo -como antes informé- durante trece años (1919-1931). Esta segunda etapa se vio interrumpida por los traumáticos acontecimientos de la República y de la Guerra Civil. 7. LA REPÚBLICA: INCAUTACIÓN DE BIENES (1931-1936) El 14 de abril de 1931 se proclamó en España la Segunda República. El creciente ambiente hostil a la Iglesia y Órdenes religiosas se concentró particularmente contra los jesuitas. Después de los incendios y asaltos que el 11 de mayo sufrieron algunas casas, los estudiantes jesuitas fueron dispersados y el día 13 se disolvió la comunidad de El Puerto de Santa María. Al año siguiente (1932), el sábado 23 de Enero, el Gobierno presidido por D. Niceto Alcalá Zamora aprobó el decreto de disolución de la Compañía de Jesús e incautación de sus bienes. El P. Alfredo Verdoy ha realizado un documentado estudio sobre el tema9. A través de sus páginas, he logrado recoger algún breve dato sobre el Colegio portuense de San Luis y sus libros. Los jesuitas encargados de la administración y vigilancia de las Casas de la Compañía en España -informa Verdoy- embalaron y evadieron, ayudados por sus amigos seglares y con la connivencia en muchos casos de las autoridades civiles, enseres y ajuares de su propiedad. También los fondos que pudieron de las Bibliotecas. Por ejemplo, en el Colegio Máximo de Sarriá (Barcelona), de unos 180.000 libros que había en casa, se salvaron unos 50.000. Con bastante antelación, los habían depositado en casas particulares10. Pero no en todos los lugares fue posible sacar y asegurar los bienes. Las sospechas de la población, el celo de los gobernantes y el temor a ser denunciados hicieron que, en diversas localidades, resultase arriesgado tratar de sacar incluso lo necesario. Según relato del P. Antonio Osborne (1878-1964), “en el Colegio de San Luis, de El Puerto de Santa María, los enemigos no dormían, vigilaban la entrada y puertas exteriores del Colegio y de la huerta contigua, no permitiendo sacar nada. El mismo Alcalde acosaba continuamente a la policía secreta y a la guardia municipal que guardaban la entrada señalándoles deficiencias en el servicio, muchas veces imaginarias, o que le delataban una serie de pobres guardias y de mujeres apostadas junto al colegio11. No obstante las anteriores afirmaciones, algunos libros pudieron sacarse de casa. Días antes de formarse el cerco de estricta vigilancia, los jóvenes novicios y escolares de El Puerto habían cruzado la frontera de Portugal llegando muy 257

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pronto al lugar que se les había buscado en Bélgica. El P. Manuel Estrade (19122000), estudiante junior en aquellas fechas y uno de los jóvenes exiliados, me contó hace años algunos pormenores del viaje en que fueron protagonistas los libros: “Llevábamos las maletas -decía- atiborradas de libros, más que de ropa. Era un problema por el peso y el riesgo de reventar. Todos los libros que llevábamos pertenecían a la Biblioteca del Juniorado. Tal vez los profesores llevasen algunos pertenecientes a la “Biblioteca domus”. No pudimos llevarlos en cajas, pues sólo nos estaba autorizado sacar de casa el equipaje con nuestras pertenencias personales. Al regreso del exilio, desde Portugal, me encomendaron a mí y a mi compañero junior Francisco Torres la vigilancia y acompañamiento en tren de las cajas de libros. Llevábamos un cajón de más de cien kilos, cuyo transporte fue muy laborioso, especialmente su paso por la barcaza del río Guadiana en Ayamonte hasta el autobús hacia Huelva. Y desde allí, a otro autobús hasta Sevilla por Jerez. Hubo que emparejar los dos vehículos, para pasar más fácilmente el enorme y pesado bulto de la baca de un autobús a la del otro. Pienso que los profesores pudieran comprar algunos libros durante su estancia en Bélgica”12. Volvamos al estudio de Alfredo Verdoy. Tal como ordenaba el artículo 7 del decreto disolutorio, el 29 de enero de 1932 quedó constituido legalmente el Patronato incautador de los Bienes de la Compañía de Jesús. El Patronato destinó provisionalmente el inmueble de El Puerto de Santa María (como el de otras casas de los jesuitas) a colonias de verano. A lo largo de la primavera y verano de 1933 fueron incautados, entre otros muchos edificios y propiedades, 47 cajas de libros que se sustrajeron del Monasterio de Veruela-Zaragoza (Noviciado S.J.), guardados en casas de los vecinos de Borja; además de cuatro cajas de libros en la Aduana de El Puerto de Cádiz procedentes del Colegio de El Puerto de Santa María13. El P. Valerico Dacoba (domiciliado con otros jesuitas en la calle Federico Rubio 61) las había enviado mediante cosario al agente de Aduanas, Sr. Lozano, para ser exportadas a Amberes (Bélgica) en el vapor Veplu y entregadas a su destinatario José Aguirre. El 25 de enero de 1933 fueron intervenidas dichas cajas. Pesaban 251 kgs. Después de una serie de trámites judiciales y administrativos, a mediados de febrero, fueron puestas a disposición del Patronato Administrador de bienes incautados a la Compañía de Jesús. A raíz de estos hechos, agentes del Gobiernos Civil de Cádiz practicaron registros en las viviendas donde se alojaban los jesuitas de El Puerto. También inspeccionaron varios domicilios de amigos de la Compañía. Se encontraron 49 cajas de libros en la Bodega de D. Fernando C. Terry (calle Valdés 11) y 155 libros más en el domicilio del P. Francisco Gómez (calle Federico Rubio 67). En el domicilio del P. Dacoba (Federico Rubio 61), se hallaron dos cajas de libros y otros sueltos con el sello del Colegio14. En cuanto a los destinos de los edificios incautados, el Patronato no logró que el Consejo de Ministros hiciese definitivo alguno, sino sólo que reprodujese las ya conocidas cesiones temporales a Instrucción Pública o a la Dirección General de Beneficencia de los Colegios próximos a la costa para el uso de colonias de niños pobres (como fue el caso de la finca de “La Inmaculada” del Colegio S.J. de El Puerto de Santa María, usado por las colonias escolares dependientes del Patronato de Cultura de Sevilla). Pienso que el posible uso escolar del Colegio de San Luis por el Ministerio de Instrucción Pública no incluiría el acceso a la biblioteca situada en un extremo del pabellón de fachada, fuera del paso habitual 258

La biblioteca del Colegio de San Luis de Gonzaga

del personal. Me atrevo a conjeturar que el local de la biblioteca permanecería clausurado por el Patronato, en espera de que el Consejo de Ministros decidiese el destino definitivo del Colegio y sus enseres. Entretanto -como nos sugiere el citado P. Estrade- es probable, que los profesores exiliados aprovecharan esta circunstancia para adquirir en editoriales belgas especializadas la bibliografía necesaria para su docencia; libros, en definitiva, que contribuirían al futuro enriquecimiento de la biblioteca portuense. 8. EL EDIFICIO DE SAN LUIS DURANTE LA GUERRA CIVIL (1936-1939) Al estallar la guerra civil el 18 de julio de 1936, las autoridades de la zona “nacional” destinaron el edificio del Colegio de San Luis Gonzaga a hospital militar. En el Catálogo S.J. del año 37, figura una pequeña comunidad de jesuitas con domicilio en el Colegio de San Luis. Allí vivían cuatro Padres y dos Hermanos, probablemente instalados en los cuartos de la fachada, junto a la biblioteca. Entre las actividades pastorales del Superior (Agustín Palacios) se apunta que “visita el Hospital Militar”. Ninguno de los jesuitas de esta pequeña comunidad (entre ellos Lambertini) desempeña el cargo de bibliotecario. Indicio de que el local permaneció cerrado durante la guerra civil. Oficialmente la Compañía de Jesús seguía disuelta. La restauración jurídica se produjo por decreto firmado por Francisco Franco el 3 de mayo de 1938; en él se disponía que se devolviesen las casas, conforme lo fuesen permitiendo las necesidades de la guerra, ya que algunas de ellas (como la del Puerto) estaban ocupadas por servicios oficiales. Esta situación se prolongó hasta el fin de la guerra, el 1 de abril de 1939. Los estudiantes y novicios jesuitas andaluces -que en el verano de 1936 se habían trasladado de Bélgica a Portugal (Loulé)- regresaron por fin al edificio portuense de San Luis, para iniciar el curso 39-40. El 6 de noviembre del 39, el P. General nombró nuevo Superior Provincial al P. Francisco Cuenca. Continuó de Rector y Maestro de Novicios del Colegio-Noviciado de El Puerto el P. Fernando Mª Moreno Pareja. Sobre la biblioteca, destaco un escueto dato: en los Catálogos S.J. del 40 y 41, figura ya con el cargo de bibliotecario el P. Dacoba. Signo evidente de que la biblioteca de San Luis, enriquecida -como antes sugerí- con la verosímil adquisición de libros en el exilio, había recuperado, después de una “parálisis” de ocho años, su normal actividad académica. 9. EDAD DE ORO DE LA BIBLIOTECA (1940 -1961) El año 1942, el P. Fernando Moreno Pareja cesó como Rector del ColegioNoviciado y el 45 dejó la responsabilidad de Maestro de Novicios; sin embargo, ese mismo año (1945) aparece en el catálogo con el cargo de Bibliotecario. Fue el P. Fernando hombre de recia personalidad y gran capacidad de gobierno. Pienso que tuvo notable influjo en el auge de la biblioteca portuense, que vivió en esta segunda etapa (1940-1961) su edad de oro. Discutido en el ámbito jesuítico por sus criterios espirituales elitistas, nadie negó al P. Moreno Pareja su notable valía personal, religiosa, intelectual. Cursó estudios de Humanidades Clásicas en la Universidad de Oxford. Dejó huella de su seria formación en las generaciones 259

Aportaciones al estudio histórico del colegio San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María. 1864-2014

de jóvenes jesuitas que lideró como Rector y Maestro de Novicios. También la Biblioteca de San Luis se benefició de sus valiosas iniciativas. Parece ser -según me informó el P. Luis Conradi -uno de sus antiguos novicios y juniores- que “el P. Moreno Pareja, con permiso del P. Provincial, empleó la parte legítima de su herencia en adquirir libros para la Biblioteca del Puerto. Fue él -añade Conradi- quien compró las colecciones de Clásicos de la acreditada Librería Hachette, de París, en los años 1939 y siguientes, cuando fue Rector de la Casa de Formación”. Años después, fue Rector del Colegio-Noviciado el P. Francisco Torres, hombre, sin duda, de más cortos vuelos intelectuales, pero que con humilde tesón procuró el “aggiornamento” bibliográfico de este Centro de Humanidades durante un largo mandato que cubrió dos etapas: 1948-1953; 1957-1963. Era el P. Torres un hombre de notable facilidad para entablar amistades “apostólicas” con familias portuenses tradicionalmente vinculadas a la Compañía. Acreditado y exigente consejero espiritual. Impulsor de la promoción cultural de las clases más humildes con el establecimiento en El Puerto de las incipientes Escuelas de la Sagrada Familia (SAFA). Puso también sus influencias al servicio de la formación de los jóvenes jesuitas. Un compañero de la Orden, Emilio Castillo, buen conocedor del tema, me contó que, “hacia 1955, el P. Francisco Torres procuró una serie de ayudas económicas de parte de los amigos de la Compañía, entre los que destaca las 500.000 ptas. que dio el Sr. Conde de Osborne (D. Ignacio) para dotar a la Biblioteca con nuevas colecciones y libros de literatura española, arte, historia, clásicos greco-latinos, y suscripciones a revistas de Literatura y Arte...” Yo fui testigo de esta notable actualización en los años que impartí clases de Humanidades en este Centro (1955-57). Creo no equivocarme al afirmar que la Biblioteca de San Luis alcanzó su máximo nivel y prestigio no en la primera etapa de Colegio de Segunda Enseñanza (1867-1924), sino en la segunda (19241961), cuando el Colegio se transformó en Casa de Formación de los jesuitas andaluces; sobre todo, después del largo paréntesis de la República y Guerra Civil española (1932-1940). A mantener ese nivel contribuyeron -además de los ya mencionados- varios jesuitas que dejaron excelente recuerdo en sus alumnos. No pretendo mencionar a todos. Desde mi limitada experiencia, pienso en los PP. Julio Fantini, Eugenio Ruiz Andreu, Juan de Dios Mendoza (profesores y bibliotecarios), Manuel Linares, Justo Collantes, Salvador Loring... Entre todos ellos, por su particular idiosincrasia y alta competencia, destaco al querido P. Julio Fantini, que fue responsable de la Biblioteca durante seis años. Ya en el bienio 1943-45 (antes de Moreno Pareja) ejerció el cargo. Y le sucedió durante cuatro años (1946-49). Era Fantini hombre original. Nacido en Triana, Sevilla, no conservaba rastro castizo alguno. Presumía más bien de su estructura mental germana, pues en Alemania estudió y se especializó en Lengua y Literatura Griega. Sencillo, sin la agilidad mental andaluza para captar los dobles sentidos humorísticos, era víctima ingenua de las cariñosas bromas de algunos alumnos, en particular de su alumno predilecto, Feliciano Delgado, quien años después, llegaría a ser eminente catedrático de Filología Románica en la Universidad de Córdoba. Fantini dotó a la Biblioteca de importantes obras de su especialidad, la lengua griega. Más tarde, fue nombrado catedrático de Historia y Literatura griega y lenguas semíticas en la Universidad Eclesiástica de Salamanca y Vice-decano de la Facultad de Filología 260

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Clásica. En los últimos años del Juniorado portuense (1953-1960), fue Bibliotecario de San Luis el P. Ruiz Andreu, entusiasta profesor de Oratoria que procuró enriquecer esta sección de la Biblioteca. 10. FONDOS DE LA BIBLIOTECA (HASTA 1961) La mayor parte de los fondos de la biblioteca trataban materias propias de las finalidades formativas de este Centro: Sagrada Escritura, Teología, Historia de la Iglesia y Espiritualidad (particularmente ignaciana); y, sobre todo, una amplísima bibliografía humanística: Lengua y Literatura Española, Lengua y Literatura greco-latina, Oratoria sagrada y profana, Historia Universal y de España, Historia del Arte... A continuación, cito algunas obras y colecciones que la prestigiaban. LENGUA Y LITERATURA ESPAÑOLA • Biblioteca de Autores Españoles (desde la formación del lenguaje hasta nuestros días), ordenada e ilustrada por D. Buenaventura Carlos Aribao, Editor M. Ribadeneira, Madrid 1864 y ss (303 vols.) • Colección Clásicos Castellanos, Madrid, Ed. La Lectura, (Iniciada en 1910 por los lingüistas Tomás Navarro Tomás y Américo Castro - 105 vols.) • Biblioteca Románica Hispánica, Editorial Gredos, Madrid 1952 y ss: Tratados y Monografías, Estudios y Ensayos, Manuales, Textos, Diccionarios etimológicos (Dámaso Alonso, Menéndez Pidal, Carlos Bousoño, Leo Spitzer…) • Gonzalez Porto-Bompiani, Diccionario Literario, Ed. Montaner y Simón,S.A., Barcelona 1959 (12 vols.) • Colección “Premios Nobel” (Obras escogidas), Ed. Aguilar, Madrid 1956 ss • 1956 y ss. (34 vols.) // Col. “Obras Completas”, Ed. Aguilar • Colección Austral de Literatura; Colección Alfil de Teatro (bolsillo)... LENGUA Y LITERATURA GRECO-LATINA • Pauly Wissowa, Realencyclopädie der Classischen Altertumswissenchaft • Stugart 1894-1973, 78 vols. • Universidades de Francia, Colección de Clásicos griegos y latinos publicada bajo el patrocinio de la Asociación “Guillaume Bude, París, Sociedad Editora “Les Belles Lettres” (414 vols.) • Colección “Clásicos Latinos”, Ed. A.J. Valpy, A.M., Londres (166 vols.) • Colección Hispánica de Autores Griegos y Latinos, Ed. Gredos, Barcelona (37 vols.) • Biblioteca Clásica Latina, Ed. Lemaire, París (152 vols.) • Colección de Autores Clásicos Griegos, Ed. Didot, París • M. Anatole Bailly, Dictionaire Grec-Francais, Librairie Hachette, París l0ª Edition, 2.225 pgs. (1ª ed. 1894) • r. Nöel, Gradus ad Parnasum ou Nouveau Dictionnaire poetique, Librairie Hachette, Paris 1865

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ARTE E HISTORIA • Ars Hispaniae, Historia Universal del Arte Hispánico, Madrid 1947-1958, Ed. Plus Ultra, 22 vols. • J. Pijoan, Summa Artis, Historia General del Arte, Ed. Espasa-Calpe, Tomo I, Madrid 1955 (4ª Ed.) (y Vols.ss.) • Historia del Arte, Ed. Labor Barcelona, Madrid, Buenos Aires, 1933-1944 (15 vols.) • Universidad de Cambridge, Historia del Mundo en la Edad Moderna, Ed. La Nación, Buenos Aires 1913 y ss. (25 vols.) • L´ Abbé Rohrbacher, Histoire Universalle de l’Eglise Catholique, Paris 1853, Ed. Gaume Frères (29 vols.) • Fr. Enrique Florez, España Sagrada: Theatro Geográfico Histórico de la Iglesia de España, Madrid 1847... (44 vols.) • Modesto Lafuente, Historia General de España (desde los tiempos primitivos hasta la muerte de Fernando VII, Montaner y Simón, Editores, Barcelona 1888 y ss (25 vols.) REVISTAS • Arbor // Archivo Español de Arte y Arqueología // Archivo Histórico de la Compañía de Jesús // L´Art Sacré // Bibliografía Hispánica // Cuadernos de Literatura contemporánea // Estudios Clásicos // Goya (Revista de Arte) // Film Ideal (Revista de Cine) // Hispania (Revista Española de Historia) // Razón y Fe // Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos // Revista de Literatura // Revista de Filología Española // ...... Estas son algunas de las obras y colecciones que -como dije antes- se exponían en la magnífica estantería de la biblioteca de San Luis. Cito un dato curioso sobre el ritmo de crecimiento de los fondos en los últimos años del Puerto: de los 13.708 volúmenes que figuraban en el Registro de la Biblioteca en abril de 1954, se pasó a 17.726 en marzo del 61: un total de más de 4.000 nuevos libros. El último título que se inscribió en el Registro de la Biblioteca portuense con fecha 29 de septiembre de 1961 fue el Vocabulario y refranero criollo de Tito Laudibet, editado en Buenos Aires por G. Kraft, S.A. Llevaba el nº 18.899. 11. DE EL PUERTO A CÓRDOBA (1961-1969) En 1961, todos los fondos de la biblioteca portuense se trasladaron a sus nuevas instalaciones en Córdoba, donde la Compañía de Jesús había construido un gran edificio para Noviciado y Centro de formación Humanista de los jóvenes jesuitas andaluces. En el Colegio de El Puerto, los estantes y baldas de la biblioteca quedaron completamente vacíos. También la casa se vio despoblada15. Para comprender esta dolorosa decisión de los superiores jesuitas de la Provincia Bética, es interesante dar un vistazo a las estadísticas de sus jóvenes escolares entre los años 1939-1961. Se constata un progresivo crecimiento: de 118 escolares en 1939 a 269 en 1961. El contraste es mayor, si nos remontamos al año 262

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1925, cuando inició su rodaje la nueva Provincia Bética e instaló su NoviciadoJuniorado en el Colegio portuense de San Luis. Entonces, los escolares eran 65; en 1961, un total de 269. Este notable aumento se debía básicamente al incremento de vocaciones e ingresos en el noviciado. El Colegio portuense resultaba ya pequeño, sus viejas instalaciones inadecuadas. Por fin, tras muchas deliberaciones, se optó por Córdoba como nueva sede de la Casa de Formación. En las estribaciones de su Sierra, cerca de la capital, carretera de El Brillante, en la finca de “La Aduana”, se construyó un magnífico edificio con todas las dependencias propias de un moderno centro de estudios. Su espectacular fachada se podía contemplar desde lejanos parajes de la campiña cordobesa. Pues bien, a esta nueva construcción se trasladó toda la Comunidad del Puerto. Y con los novicios, estudiantes y profesores, su imprescindible instrumento de trabajo, los valiosos fondos de la biblioteca portuense. Afirma el P. Gabriel Verd, buen conocedor de esos fondos: “Cuando se trasladó el Noviciado y Juniorado a Córdoba, la Biblioteca de El Puerto se trasladó íntegra; no sólo la “Biblioteca Domus”(Biblioteca General de la Casa), sino la de los juniores, novicios, Hermanos coadjutores... Todo -subraya enfáticamente-, unos 20.000 volúmenes”. Sobre el riguroso proceso seguido en el traslado, un jesuita, que participó directamente en la operación, Ignacio Bertrán, nos relata curiosos pormenores: “Se empaquetaron -escribe- todos los libros bajo la mirada atenta y organizativa de Juan de Dios Mendoza (bibliotecario), a la par que se iban clasificando y depositando en orden en el Salón de Actos (del Colegio de San Luis Gonzaga), junto a la portería, para su envío a Córdoba. Esta operación supuso varios meses de trabajo. El envío se pudo hacer en el mes de Abril o Mayo de 1961. Se descargaron en Córdoba en una madrugada (para así abaratar el precio, al ser camiones de retorno al Norte de España). La descarga la hicieron los novicios coadjutores, que estaban viviendo en la casa vieja de ejercicios de la Aduana para ir amueblando la casa. Se depositaron en unas salas en la planta baja del pabellón que ocuparían el Noviciado de hermanos, el Terceronado y la enfermería. Ya, de allí (y puesto que los paquetes estaban oportunamente rotulados) irían a su respectiva ubicación”. En mis años de profesor en la nueva Casa de Formación de Córdoba, pude comprobar la indiscutible mejora de instalaciones y disfrutar del “tesoro” acrecentado, de la biblioteca “de San Luis”. El P. Juan de Dios Mendoza (su bibliotecario desde 1961 al 67) la enriqueció con importantes obras; por ejemplo, adquirió entera la ya citada Collection Bude o “Les Belles Lettres” de Clásicos Griegos y Latinos. El Libro de Registro de la biblioteca llegó a contabilizar algo más de 29.000 ejemplares. 12. FIN DE UNA HISTORIA Importantes acontecimientos religiosos y sociales irrumpieron en el panorama español al final de los años sesenta. Una compleja serie de circunstancias provocaron la drástica y sorpresiva disminución de vocaciones a la vida religiosa. 263

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Hubo cambios en los planes de formación. Se clausuró el “juniorado” y sus tres años de estudios humanísticos. El noviciado de Córdoba se trasladó a Sevilla (1969). Ante este panorama, obviamente surge la pregunta ¿qué suerte corrieron los fondos de la “Biblioteca de El Puerto”? El P. Gabriel Verd nos informa detalladamente: “Al cerrarse el Noviciado de Córdoba, los fondos de la Biblioteca se repartieron de la siguiente forma: Todos fueron al Noviciado de San Luis en Sevilla. Todos, menos la mayor parte de los libros antiguos (anteriores a 1.801), que fueron a Cartuja, a la Biblioteca de la Facultad de Teología. Más tarde, del Noviciado de Sevilla, enviaron al Colegio de Portaceli, en régimen de préstamo, los libros de Arte, Literatura e Historia; y las grandes colecciones de clásicos greco-latinos. En el Noviciado quedaron los libros de Espiritualidad y los libros de texto (latín, griego, diccionarios...).. Finalmente, en diciembre de 1995, se pasaron a Cartuja (también en régimen de préstamo) el fondo de libros clásicos y algunos cajones de “libros pellejos” empaquetados por Diego Casares”.

Nos ha tocado vivir tiempos de rápidos cambios, reestructuración de comunidades y actividades pastorales. En el año 2000, los jóvenes del Noviciado de Sevilla se unieron en Valladolid a los novicios de otras regiones españolas. No obstante, una pequeña comunidad de jesuitas permaneció en la sede sevillana de la autopista de San Pablo, en cuyas dependencias se guardaba todavía un importante acervo de libros bajo el cuidado del P. Juan Berges, bibliotecario desde 1975. Durante varias semanas, un equipo de jesuitas dirigido por el P. Verd, estuvo empaquetando los copiosos fondos bibliográficos del Noviciado para ser transportados en furgonetas a su nueva y definitiva sede de la Facultad de Teología. Por último, un valioso resto de libros, meticulosamente informatizado por el P. Feliciano Delgado, se ofertó a las diversas comunidades jesuíticas de la Provincia Bética. Un profundo sentimiento de desencanto pudiera invadirnos al final de esta azarosa historia. Alguien pudiera lamentar con nostalgia y exageración que los prestigiados fondos, con tanta ilusión y esfuerzo acumulados en el Puerto y Córdoba por sucesivas generaciones de jesuitas a lo largo de 150 años, se dispersaran hasta su práctica desaparición… Me permito rectificar tal juicio. No se han perdido los valiosos fondos; se trasladaron a otras sedes jesuíticas para su ulterior uso pastoral o académico. Perviven, pues, los fondos de la antigua biblioteca portuense. Y algunos, con particular fortuna, pues tuvieron el privilegio de instalarse en los modernísimos locales de la biblioteca de la Facultad Teológica de Granada (en el campus universitario de Cartuja), esmeradamente tratados por un equipo de expertos, Allí pueden ser consultados por los estudiosos universitarios. La biblioteca del Colegio portuense (enriquecida después en Córdoba) era ciertamente una excelente biblioteca. Mas, con la incorporación de su mayor parte a la jesuítica de Cartuja en Granada, ha quedado ennoblecida, ya que comparte con ella la valía de unos fondos que cuentan con unos 350.000 volúmenes. Sólo en “pellejos” 264

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(libros anteriores a 1801), la biblioteca de la Facultad de Teología tiene más de 30.000 ejemplares. Cifra superior a la totalidad de los fondos que poseía la de El Puerto en sus diversas ubicaciones. No son, pues, cenizas dispersas lo que resta de aquellos queridos fondos bibliográficos portuenses sino células vivas injertas en organismos de mayor y actual vitalidad. NOTAS: 1 En esta colaboración, reelaboro y abrevio el artículo que, con el mismo título, publiqué en la Revista de Historia de El Puerto, nº 49 (2012) 35 -78. 2 Ver la mencionada descripción de Robles Carmona en el artículo de Bernardo Rodríguez Caparrini en el Diario de Cádiz -Domingo 27 de julio de 1997- con motivo de cumplirse los 130 años de la instalación del Colegio de San Luis Gonzaga, “El Colegio Grande”, En dicho artículo, evoca Rz. Caparrini el de Robles Carmona en 1867. 3 Archivo Municipal de El Puerto de Santa María (AMPSM), Actas de la Junta de Gobierno 1868, sesión de 4-10-1868, Punto 3º. 4 AMPSM, Inventario de la Biblioteca de la Compañía de Jesús, Colegio de San Luis Gonzaga Actas de la Junta Revolucionaria 1868, legajo 173. 5 Archivo Municipal de El Puerto de Santa Maria (AMPSM): “Inventario General de la Biblioteca Popular establecida en la calle Cánovas del Castillo, nº 9” Año 1906 (Dos cuadernos). 6 La inauguración de la fachada estuvo presidida por el Sr. Obispo de Cádiz, hicieron su Primera Comunión doce colegiales y se solemnizó el acto con una representación teatral: “Glorias de la Bética católica”. La construcción de este cuerpo del edificio se financió dificultosamente con la venta de unas fincas heredadas por el P. Mendaro y otros ahorros del Colegio (Revuelta, La Compañía de Jesús en la España contemporánea, II, 1303, nota 364. 7 Durante los años 1920-24 la media total de alumnos descendió a 150 y la de los jesuitas, a 17; muy lejos de la cifra record de 272 alumnos alcanzada en el rectorado del P. Miguel Sánchez Prieto (1881-1888) y de los cuarenta jesuitas que tuvo a comienzos de siglo (Rz. Caparrini, El Colegio de San Luis Gonzaga (1875-1924), conferencia tenida en la Academia de Bellas Artes de El Puerto de Santa María, el 11 de julio de 2006). El último Rector del Colegio fue el P. Nicolás Campos de Torreblanca (1920-1924). 8 El 10 de octubre llegaron de Granada los novicios y juniores jesuitas. Su estancia en el Colegio de San Luis no debería durar en principio más de diez años. Así lo prometió el P. General al Sr. Alcalde y a los amigos portuenses de la Compañía de Jesús, que le rogaron insistentemente la permanencia del Colegio de 2ª Enseñanza. Plazo que no se pudo cumplir por los graves sucesos que acaecieron en España a partir de 1931. La correspondencia entre el P. General y el Sr. Alcalde se conserva en el Archivo histórico del Colegio. Se adujo como motivo la imperiosa necesidad de suspender temporalmente la Segunda Enseñanza por falta de personal docente. 9 VERDOY HERRANZ, Alfredo, S.J.: Los bienes de los jesuitas. Disolución e incautación de la Compañía de Jesús durante la Segunda República, Madrid, Ed. Trotta, 1995, 422 pgs. 10 VERDOY, o.c. 147. 11 Archivo Romano de la Compañía de Jesús (ARSI), Hispania, 1009 (citado por VERDOY, o.c. 148 y 174 (nota 47). 12 De una conversación que mantuve con el P. Estrade en Jerez de la Frontera el 26 de enero de 1996.. 13 VERDOY, o.c. 274. 14 Ver Documentos sobre la Incautación de Bienes (1932-33) en Arch. Prov. Bética S.J., Facultad de Teología de Granada (Cartuja). Según estas fuentes, también fueron registrados sin resultado los domicilios de Dª Rufina Vergara y Guezala (Chalet Wenceslao), Dª María Reig Valerino, Vda. de D. Ramón Izquierdo (Plaza San Francisco 1), D. Antonio Osborne Vázquez (Conde de Osborne 7) y D. José Luis de la Cuesta (Santo Domingo 1). Sobre estos registros informó en su día el Gobertnador civil de Cádiz a los periodistas en rueda de prensa tenida a finales de enero de 1933 (El Noticiero Gaditano, nº 7.026, año XV, viernes 27 de enero de 1933, p. 2). 15 En el edificio de San Luis, sólo permaneció una reducida comunidad: los PP. Juan Martínez y Antonio Pascual (Director y Espiritual de las Escuelas de la Sagrada Familia); el P. Pedro Guerrero, responsable del templo de San Francisco; y los HH. David, Megías y Vázquez, al cuidado de la huerta y viejo caserón. 265

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Los años decisivos del Colegio San Luis Gonzaga (1961-2014)

Capítulo séptimo LA IGLESIA Y PARROQUIA DE SAN FRANCISCO

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La Iglesia y Parroquia de San Francisco

Capítulo séptimo Wenceslao Soto Artuñedo, S.I. *

LA IGLESIA Y PARROQUIA DE SAN FRANCISCO n elemento complementario al colegio, pero crucial para su objetivo U de educación en la fe, es la iglesia de San Francisco, superviviente del antiguo convento franciscano. Desde la fundación del colegio ha sido su espacio sacro, el lugar privilegiado para el cultivo de la fe, el escenario habitual de las celebraciones litúrgicas, y desde 1985 es sede de la parroquia del mismo nombre. 1. EL CONVENTO DE SAN FRANCISCO El convento de San Francisco fue fundado primeramente junto a un humilladero en la ribera del Guadalete en 1516, por el II duque de Medinaceli y I conde de El Puerto de Santa María, D. Juan de la Cerda y Vique (duque de 15011544). Con posterioridad se edificó en el emplazamiento actual, ya desvinculado de los duques que se desentendieron del patronato, partiendo de una ermita, que según unos autores era la del Santo Cristo1. Martín de Radona en 1567 y la información que recoge fray Francisco Gonzaga en 1587 refieren la titularidad de Santa Brígida, que asumen otros autores: “Ai un monasterio de freires de la Orden de Sanct Francisco fuera desta villa como doszientos pasos. Es casa muy pobre, para fundar esta casa y monasterio se tomó como primer sitio en un humilladero que estaba junto a la ribera del río Guadalete que hace de pleamar en las casas de esta villa. Para estos freires aquel sitio era muy hundido y mandaron el parescer y edificaronlo donde agora está; que antiguamente había una hermita de la advocaçion de Sancta Brígida y començose a fundar este monasterio en el año de myl y quinientos diez y seis annos” 2. Ruiz de Cortázar describe el lugar: “en sitio detrás del Castillo donde nombran el Ejido junto a la Ermita del Crucifijo, no lejos del río, …”, de modo que parece que se refiere ya al asentamiento definitivo. Fue su primer guardián fray Miguel Escobar3. Unos apuntes del jesuita Antonio Labrador, redactados en 1912, cuya fuente podría ser Ruiz de Cortázar, indican como fecha de fundación la de 1 de abril de 1517. También añade “junto al castillo del Sr. Duque”, lo que es coherente con el humilladero a la ribera del río. Pero parece que él no pensaba en esta ubicación 269

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cuando a continuación añade: “Ahora en ese sitio está el colegio de S. Luis; la iglesia existe igual” 4. El convento fue reformado con importantes obras en el XVII, en el que la orden fue comprando casas y terrenos a distintos vecinos de El Puerto. Así, en 1627, adquiriría unas casas de doña Juana de Hinojosa y otras del Baltasar González. Un año más tarde, dos de Isabel Cubián. También recibió donaciones como una cochera propiedad de Juan Villalobos, en 1644. Según Ruiz de Cortázar, el convento llegó a albergar unos 60 religiosos y allí hacía estudios para religiosos y seglares. “Los claustros, enfermería y demás piezas de habitación son admirables y capaces de más de sesenta religiosos, tienen una huerta bien grande, es casa de estudios de Filosofía para religiosos y seglares. En este convento se halla fundada la Orden Tercera de la Observancia de San Francisco, la Hermandad de San Antonio y Cofradía de la Virgen de la Concepción, capilla separada promovida por la devoción del M. Reverendo Padre fray Felipe Moreno, religioso de la misma Orden y natural del Puerto”5. 2. LA IGLESIA CONVENTUAL El único edificio del convento que ha sobrevivido es su iglesia, cuyo titular era San Miguel Arcángel. Del primitivo edificio, la ermita, queda constancia en los distintos planos que dibujó Anton van Wyngaerde de mayo a junio de 1567. En uno de ellos, tomado desde la salina, aparece el convento de San Francisco en un lugar elevado, asomando sobre árboles. En otro, tomado desde el camino de Sanlúcar se observa con más detalle: “Es un cuerpo de planta cuadrada de grandes dimensiones con contrafuertes en las esquinas, cubierto por una cúpula de media naranja. Además se reflejan vanos en los paramentos y una crestería a modo de pretil en los muros y un remate en la cúpula cuya forma no se distingue con claridad. Alrededor aparecen dos naves con cubiertas a dos aguas, que podrían ser dependencias del convento, y una tapia que circunda el conjunto”6. Esa ermita fue derribada para construir el templo definitivo, en cuyo proceso podemos considerar tres etapas, siguiendo a Hipólito Sancho. 2.1. La primera fase, en 1586, Alonso de Montoya donó todos sus bienes para la construcción de la iglesia, con más buena voluntad que fortuna. Se vendieron algunos de Detalle de uno de los dibujos de Wyngaerde en 1567. esos bienes y con el producto, además Vista tomada desde el camino de Sanlúcar. 270

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de otras limosnas, sólo se pudo comenzar la construcción en 1589, contratando el acarreo de materiales. En 1590 se concedió el patronato de la capilla mayor al comendador Antonio Manso, portugués españolizado, caballero de la orden del Cristo, quien se comprometió a construir la iglesia a sus expensas. De suyo, estaba casado con una pariente del fundador del convento, D.ª María Andrade de la Cerda, sobrina del corregidor de El Puerto. Manso fundó un mayorazgo, levantó una morada suntuosa y construyó un honrado enterramiento, pero la muerte lo sorprendió en Lisboa después de cumplir una misión de Felipe II. Le sucedió su hijo Diego Manso de Andrade, pero fue D.ª Ana Manso de la Cerda, hija del comendador y hermana de Diego, ya viuda de su primer matrimonio, quien el 29 de junio de 1595, concertó con Pedro Díaz de Palacios la construcción de la capilla mayor donde mandó enterrar a su padre. Pero, al poco de comenzarse la obra, languidecía por falta de aportaciones de los herederos del fundador. En 1605 el entallador jerezano Hernando Lamberto y el pintor y dorador Juan de Aguilar se comprometían a fabricar un sagrario de madera de borne tallado conforme a un modelo que se les dio, para entregarlo en el mes de agosto de ese año. Debió ser una construcción tipo torre exenta, sobre el altar, pero no nos han llegado ni el sagrario ni otros elementos primitivos. El segundo patrono, Diego Manso de Andrade, caballero de Santiago, dejó en su testamento de 31 de octubre de 1631 una disposición sobre su enterramiento en la capilla mayor de San Francisco, donde ya estaban enterrados sus padres y sus hermanos. Pero fallecido su hijo legítimo Francisco Manso de Andrade, y deseoso de hacer recaer la sucesión en su hijo natural Antonio Manso de Andrade, en perjuicio del que tenía derecho según el vínculo, que era nieto directo del fundador, Bernardino de Andrade, señor de Villel, renunció el vínculo en el primero por escritura de 4 de noviembre de 1651. A instancias del duque se inició un pleito que se sancionó a favor de los señores de Villel, con lo que quedó en poder de estos el patronato de la capilla mayor. Pero se retiraron de El Puerto, desairados, con lo que no se produjeron enterramientos, y dada la lejanía de los señores de Villel, en la práctica, se extinguió el patronato, de manera que los marqueses de Villel, aunque eran dueños de la capilla, no hicieron nada por ella. En 1620, acabada esta primera fase de la iglesia, se construyó un nuevo dormitorio para el convento. 2.2. La segunda fase, duró unos 50 años y consistió más bien en embellecimiento y ampliación de capillas. Dada la importancia que cobraba el templo y la devoción de los fieles, se había construido una nueva capilla mayor prolongando la nave con un ábside exento y ahora se completó el conjunto con las capillas laterales para enterramientos familiares y de cofradías, que se cerraban con rejas que daban a la nave principal, si bien después se corrieron para formar una nave lateral. Es probable que también se alargara el cuerpo principal de la iglesia, por sus pies. Si observamos una vista aérea de la iglesia vemos un tejado a tres aguas que cubre el presbiterio y parte de la nave principal, que puede corresponder a la primera construcción, a la que se adosaron dos capillas laterales a modo de crucero cubiertas con cúpula de media naranja y el ábside. También podemos distinguir una buena parte de la nave principal que tiene otro tipo de cubierta, sin 271

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tejado, por lo que puede ser un añadido posterior. Quedó así una iglesia de planta rectangular con tres naves y coro alto a los pies. La nave central es ancha y cubierta de artesonado, ocultado hoy por un cielo raso de yeso; las naves laterales están distribuidas en capillas de diferentes proporciones y arquitectura. En el conjunto predomina el barroco moderado con aplastadas pilastras, cornisa con metopas y triglifos y bóveda Vista aérea de la iglesia. cupuliforme en los cerramientos de las capillas equivalentes al crucero. Es un conjunto desigual y desordenado al que le falta unidad, tanto en su concepción como en la fábrica.7 Recorremos las capillas que hubo en tiempo de los franciscanos.

a) Capillas del lado del Evangelio

a.1. Mirando a la iglesia desde el altar, la primera capilla a la derecha, la de los Galaces, era de la familia Francisco Leal Galaz, contador mayor de los duques. Construyó su enterramiento encargándolo al maestro Francisco de los Guindos, y fundó una capellanía en esta capilla, que era la del sagrario, en 1664. En este lugar estaban en 1835 dos pequeñas tallas de S. Diego y S. Nicolás, además de una pequeña virgen del Rosario, de candelero, y la propia imagen de Jesús Nazareno, de candelero, con túnica morada. Se cierra con bóveda de crucería; las otras de este lado eran más bajas y más oscuras, al ser una cuña introducida en el convento, por lo que actualmente quedan bajo el primer piso de un ala del patio del colegio, antiguo claustro conventual. a.2. La siguiente era la capilla de N.ª S.ª de la Consolación, que se levantaba en 1606 en el segundo arco del lado del evangelio. Allí se enterró a Marcela Visede, esposa de Lorenzo Tello en 1678. a.3. La última capilla era la de San Francisco de Paula, vendida a Gaspar de Escalante el 24 de abril de 1690 por la comunidad de frailes. En 1835 tenía una imagen de este santo y otras dos imágenes, de candelero. Hubo una lápida sepulcral.

b) Capillas del lado de la Epístola.

Estas capillas estaban mirando a la iglesia desde el altar, al lado izquierdo, y, en parte, se conservan actualmente. 272

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b.1. La capilla de la orden tercera de penitencia era de mayor capacidad que las otras y se cerraba con una cúpula de media naranja. El solar para construirla fue cedido el 5 de agosto de 1673 a esta corporación, cuyo ministro era D. Tomás de la Cerda, marqués de La Laguna, segundo de la casa de Medinaceli. Estaba acabada en 1693. Exhibía lienzos de san Luis y santa Isabel, y de los esposos san Elzeario de Sabrán y santa Delfina, terciarios franciscanos. Había tres retablos originales que desaparecieron: el mayor con la terciaria franciscana santa Margarita de Cortona, de candelero, con vestido viejo y su perro; otro retablo sin efigie, que pudo ser uno colateral con un cuadro de S. José, en uso en 1704; y el de N.ª S.ª del Oreto, donado en 1678 y 1693 por Juana Garzona y su yerno Juan Palmero. Había otro altar con un cuadro de las ánimas y la Trinidad en la parte superior. Las lápidas de la capilla de los terceros no tienen relevancia histórica. b.2. Capilla de San Antonio de Padua, o de los señores Chacón, que estaba cerrada con una cúpula rebajada con linterna. Fue fundada por Domingo de las Nieves Chacón en 1661, quien, estando en Lisboa, se sintió atraído a un portal y halló la imagen de san Antonio allí venerada con un rótulo que decía “Llévame a España”. El aumento de un segundo cuerpo de esta capilla dio un segundo entierro a la primitiva, según recuerda una lápida existente. Tenía un retablo barroco obra de Vilches, constituido en tres calles verticales, y con las imágenes de san Joaquín y santa Ana, y un coronamiento con altorrelieves de un arcángel y otro santo. Había 4 lápidas en su pavimento, dos de las cuales han sido removidas. La primera era del enterramiento del fundador Domingo de las Nieves Chacón y su familia, probablemente de 1663. La segunda, con ostentoso blasón en altorrelieve, de Francisco Pérez Mancheño. La tercera cierra un entierro en la parte superior de la capilla, al pie de la gradilla del altar, e indica un nuevo patronato a favor de quien realizó la ampliación de esta capilla, D. José Viana Fernández y su mujer M.ª del Pilar Sánchez de Sans. La cuarta cierra otro enterramiento propiedad del anterior, que ofreció para enterrar a los devotos de S. Antonio. Actualmente solo están en su sitio la segunda y tercera. b.3. El siguiente lugar es el de la primitiva capilla de los terceros, que se construía en 1661, que se quedó pequeña y fue ampliada, quedando cerrada por rebajada cúpula con linterna. Fue cedida en 1673 al cargador de Indias el capitán Juan de Aranibar, síndico del convento San Francisco desde 1652, fundador del hospital de mujeres de N.ª S.ª del Amparo y San Sebastián. Su altar, donde estuvo Jesús de los Afligidos, se dedicó a S. Juan Bautista. Tenía dos bóvedas de enterramientos, que pertenecieron primero a los terceros y después a Aranibar, quien esculpió en sus laudas sus armas -como permanecen en la casa de la plaza del Castillo- que desaparecieron en una nueva pavimentación de la iglesia. Fallecidos el fundador y su esposa Leonor Rodríguez Cortés, sucedió en el patronato la familia Vizarrón. b.4. Inmediatamente a ella estaba la capilla de San Diego de Alcalá, de la cofradía de los sastres. Solicitaron terreno en el compás del convento en 1672 y se lo concedieron con la condición de acabar la obra en cuatro años. En esta capilla, análoga a las tres menores del otro costado, hubo una lápida sepulcral. 273

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Probablemente falta por identificar las capillas a los pies de la iglesia en ambos lados, pues la sacristía antigua estaba en parte del ala Norte del claustro y patio actual del colegio, y probablemente comunicaba con la iglesia por la capilla de la Consolación, por lo que el espacio de la actual sacristía estaría convertido en capillas. Además, había dos altares cerrados con reja, de 1675, en la parte inferior de la nave de la iglesia, bajo el coro. El altar de los Cañas, dedicado a N.ª S.ª de la Soledad con un retablo de caoba con vidrio, se dio primeramente al presbítero Guillermo Conte. Estaba junto a la capilla de S. Diego, a mano derecha entrando por la puerta de la iglesia al convento que caía frente a la huerta y portería. Tenía una bóveda de cañón para enterramiento. Se cerraba con reja o barandilla como la de la capilla de las Ánimas de San Francisco de Cádiz, que era de Juan de Filiboute. En 1701 cedió el patronato a la familia Cañas Trujillo, que cubrió la boca del entierro con ostentosa lauda con las armas de los Cañas. Otro altar semejante se concedió a Escalona, con la Virgen del Pópulo. Otro altar había frente al púlpito, dedicado a san Luis de Anjou. Hipólito Sancho8 se refiere a otra capilla que no pudo identificar y sitúa, probablemente entre las de Consolación y San Francisco de Paula, que pudo ser la de Nuestra Señora del Pagador, o la Concepción, de la hermandad de las berceras (vendedoras de verduras) con una pequeña talla y retablo. Probablemente estaba en esta capilla un altar de santa Ana, con imagen de candelero, en paradero desconocido. En el claustro hubo otra capilla dedicada a la Concepción, que pertenecía a la familia de los Montero, para la que Bartolomé García Montero encargó un retablo y la pintura de la capilla en 1660 a Juan Ximénez. Estaba bajo la escalera grande del convento, y tenía sendos cuadros de S. Francisco y S. Bartolomé y dos tablas con santa Dorotea y santa Isabel. Francisco García Lorenzo instituyó una memoria pía en 1661, y su pariente Dorotea, se ordenaba enterrar en esta capilla en 1690. Ya no existía en 1835. También hubo en este convento una capilla del gremio de comerciantes franceses, con una imagen de san Luis, pero, por desavenencias con los franciscanos, se trasladaron a la Victoria en 1663. 2.3. Durante la tercera etapa, en el siglo XVIII, se decoró el edificio, con copias realizadas por Fr. José Cordero que nació en 1717 en El Puerto, e intervino también en el reloj de la Giralda, y, sobre todo, con el complemento más importante, que es el retablo del altar mayor. El 23 de abril de 1722 otorgaba su testamento el teniente general Francisco Pérez Mancheño, por el que dejaba como heredera de su caudal a su alma y nombraba como albacea principal al guardián del convento Fr. Agustín González. De acuerdo con la familia Chacón, le dieron enterramiento en la capilla de S. Antonio, cerrando la bóveda con una ostentosa lauda marmórea, y se destinó parte de su fortuna para el retablo mayor. Algunos autores atribuyen esta magnífica obra al antequerano Luis de Vilches, dado que se encontraba en El Puerto en 1729 cuando aceptó el encargo de otro retablo para la Santa Caridad, y se vieron semejanzas estilísticas entre este retablo y el del Carmen de Antequera9. Otros investigadores la atribuyen al arquitecto de retablos Matías José Navarro y su taller, que, aunque eran procedentes de Lebrija (Sevilla), trabajaron en 274

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El Puerto de 1735 a 1750. Nuestro retablo tiene elementos propios de su estilo y guarda semejanzas con el mayor de las concepcionistas de Lebrija10. También es muy posible que Navarro aprovechase ideas o diseños previos del zamorano Jerónimo Balbás. Todo el presbiterio con su retablo quedaron más realzados con la iluminación que llevó a cabo la Fundación Sevillana Endesa en 2004. En la hornacina central, más pequeña que la actual, se albergó la imagen de la Concepción, donada por Leonor de Orellana en 1704 para sustituir a la de vestir que había hasta entonces. Quizás se le superpusieron ropajes, pues en 1835 los tenía. Sobre ella se ubicó el expositor para el Santísimo, según tradición de los antiguos sagrarios de la corona de Aragón. El retablo sin dorar debió estar acabado en 1730, cuando Felipe V escogió esta iglesia para asistir al jubileo de la Porciúncula o de los Ángeles. El ayuntamiento colaboró donando una paja de agua al convento, para, con su venta, obtener fondos. En el intradós de las arcadas de comunicación con las capillas inmediatas se colocaron dos altares. El del lado de la epístola estaba dedicado al Cristo de las Penas, imagen a la que hicieron donaciones el almirante Gaspar de Palacios en 1698 (enterrado en esta capilla), León Bizarrón (1697) y Leonor de Orellana (1704). Hubo un cuadro que representaba a la Virgen, san José, el Niño y san Juan Bautista, atribuido al Españoleto. El altar del lado del Evangelio, era de N.ª S.ª de los Dolores, gracias a la generosidad de José Buenaventura del Hoyo, enterrado al pie de las gradas del presbiterio. La nave central contó con 8 bocas de entierro, de las que solo cuatro disponen de inscripciones, pues las otras no debieron tener dueños determinados: Entierro de Sebastián Torres y su mujer, hijos y herederos, con blasón, de 1677; entierro del maestro Francisco de Guindos (aunque él fue enterrado en la Victoria) y su mujer hijos y herederos, sin blasón, sólo con una calavera, de 1687; entierro de los caballeros Cañas Trujillo con blasón; entierro de la familia Arévalo, sin blasón, de 1768. Al pie de las gradas del presbiterio en el lado del Evangelio hay una lauda blasonada que cierra el enterramiento de la familia que costeó la imagen de N.ª S.ª de los Dolores a juego con el Cristo de las Penas: José Buenaventura del Hoyo y Treviño. Debe ser de hacia 1778. Otro enterramiento existía en la sacristía, donde fue enterrado Tomás de la Llana en 1696. Al tiempo de la exclaustración, en 1835, la iglesia de San Miguel tenía una amplia nave cubierta de alfarjes de carpintería mudéjar y la cerraba un ábside pentagonal exento de tres cuerpos que alojaban los camarines. El inexistente crucero se suplía con dos capillas colaterales amplias. A uno y otro lado de la nave corría una cornisa decorada con metopas y triglifos que fingía apoyarse sobre pilastras y en los macizos comprendidos entre estas se abrían arcadas de medio punto que daban entrada a las capillas, de distinta altura. Una amplia tribuna a los pies para coro de los religiosos, bajo el cual había dos altares cercados de reja, que se prolongaba en dos tribunas menores a uno y otro lado, para el órgano11. La iglesia, al ser conventual, no tenía acceso directo desde la calle, sino por el compás –que comenzaba en la actual plaza del Ave María- a través de la puerta que hay a los pies del templo, y por otra segunda entrada, ornada con las armas franciscanas, que quedó impracticable al construirse la capilla de san Diego. Actualmente hay una entrada lateral en uso que se obtuvo abriendo un vano en 275

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el fondo de la capilla de San Juan Bautista, que quedó así convertida en un paso para la nave mayor. Esta iglesia tuvo torre: “con las casas y el convento se ha formado una plaza a donde cae la puerta principal de la Iglesia en un arco que sostiene una elevada torre y campanario con balcones de hierro alrededor”12. En su cuerpo superior se veneraba una imagen de la Concepción, iluminada durante la noche con faroles que servían de referencia a los barcos que entraban de noche en el Guadalete. El 16 de noviembre de 1878 los jesuitas trajeron las campanas del antiguo monasterio de la Victoria, para acomodarlas en la torre de la iglesia, pero no se llegaron a instalar, pues, siendo maltratada por un rayo, se resintió y se prefirió derribarla. Por esta razón, los niños no pudieron hacer la primera comunión en la iglesia en 187913. En el compás había una capilla de la cofradía de la Corona o Rosario público. 3. COFRADÍA DE LOS AFLIGIDOS Era una cofradía erigida en esta iglesia en el periodo franciscano, cuyo nombre oficial es “Real, Sacramental y Franciscana Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de los Afligidos, María Santísima del Rosario en sus Misterios Dolorosos y San Francisco de Asís”. La imagen representa a Nuestro Padre Jesús de los Afligidos, con el sobrenombre de «el greñudo», con la cruz sobre el hombro, ayudado por el Cirineo, añadido en 1958. Hacia la segunda mitad del siglo XVII, los miembros de la Orden Tercera, con sede en el convento de San Francisco, organizaban los viernes de Cuaresma una procesión penitencial y viacrucis con esta imagen. El itinerario partía del convento hasta la ermita del Calvario, en el olivar del monasterio de la Victoria, y discurría por las calles del Puerto, en las fachadas de cuyas casas se colocaban cruces, de donde viene el nombre de «Calle de las Cruces». En 1778 se incorporó a la procesión la imagen de María Santísima de los Dolores, donada por D. José Buenaventura del Hoyo y Treviño, actualmente en la parroquia de San Francisco. Durante el siglo XIX, las imágenes salían a las dos de la madrugada del Viernes Santo, y el itinerario solo discurría por la calle Cruces. Tras la desamortización de Mendizábal, la Orden Tercera pasó a la iglesia del convento de San Antonio, de los franciscanos descalzos, hasta que en 1868, durante la revolución «La Gloriosa», la junta revolucionaria local decretó en el mes de octubre el derribo de la iglesia14. La Orden Tercera fue disuelta y las imágenes se refugiaron en la iglesia del convento de las Madres Concepcionistas Franciscanas. En 1954, un grupo de trabajadores de las oficinas de la Bodega Fernando A. de Terry pidió a la Orden Tercera la cesión en usufructo la imagen de Nuestro Padre Jesús de los Afligidos, creando una hermandad, de manera que desde 1955, volvió a salir la procesión, ahora, desde la capilla anexa al antiguo hospital de San Juan de Dios. 15 4. IGLESIA DEL COLEGIO SAN LUIS Tras la desamortización de conventos y la exclaustración de sus frailes decretadas por Mendizábal en 1835, se pensó dar al convento de San Francisco 276

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una utilidad pública como hospital, o como refugio de mendigos, por su situación y su amplitud, dedicación que ya había tenido en alguna epidemia y durante la ocupación francesa, pero el Estado decidió su enajenación16. Fue adquirida la huerta por José Joaquín Orlando en 1839, la bodega fue arrendada y el resto del inmueble se convirtió en hospital para casos de epidemia. En 1843 la Junta de Enajenación de Edificios ordenó la subasta del inmueble, siendo tasado por 590.317,17 reales de vellón por el maestro mayor de obras de la ciudad, Diego Filgueras. Dado el estado de abandono de la iglesia, se pensó en reedificarla, para lo que se abrió una suscripción popular por parte de la comisión visitadora de la venerable orden tercera de San Francisco, según constan en las actas capitulares municipales de 1854.17 Finalmente, la iglesia pasó a la mitra18 en 1860, con lo que siguió prestando servicios religiosos, dependiendo de la iglesia mayor prioral de El Puerto de Santa María, y siendo administrada por el arcipreste de la ciudad. Así, se mantuvo abierta al público, aunque quedó prácticamente desatendida por estar en las afueras de la ciudad. Por este tiempo, un grupo de portuenses pensaron construir un colegio para que los jesuitas educasen a sus hijos, el colegio de San Luis Gonzaga, para lo cual, una junta de suscriptores junto con el ayuntamiento compró los restos del antiguo convento de San Francisco y su huerta, por 25 mil duros, que, con la compra de fincas colindantes, llegó a unos 30 mil duros19. Una aportación particular fue la de D. Miguel Pajares Morón que compró parte de la finca y la vendió simbólicamente por 4 mil reales que luego dejaría para matrícula de un alumno familiar suyo o no20. Todo fue donado a la sociedad constructora en agosto de 1864: “Pero el Puerto de Santa María, representado por una comisión mixtas de vecinos y del Exmo. Ayuntamientos, ofreció donar a la empresa, como después lo hizo, el exconvento de San Francisco, edificio propio para el caso, que al efecto habían comprado varios vecinos mediante una subvención, además de una suma de veintitantos mil duros en acciones y que testimoniando activamente sobre el particular y fundando sus pretensiones en el ofrecimiento, consiguió el fin propuesto, trasladándose en definitiva el colegio a esta ciudad desde la vecina villa de El PuertoReal en la que provisionalmente estaba establecido”.21 La sociedad constructora levantó el nuevo gran edificio calcado sobre el terreno y las ruinas del antiguo convento al NO de la ciudad22, con un coste de más de 3 millones de reales. Mientras tanto, el colegio había comenzado provisionalmente en un local alquilado en Puerto Real en 1864, de donde se trasladó al antiguo Hospicio de Indias de la Compañía, en El Puerto de Santa María en 1865, hasta que, acabado el inmueble en 1866, comenzó a impartir enseñanza en 1867. Por lo que respecta a la iglesia, recién inaugurado el colegio San Luis, en Puerto Real, en 1864, no disponía de capilla: “Fuera de las paredes de la casa no se recogen tantos frutos espirituales cuantos quisiéramos, tanto por el exiguo número de los nuestros, como porque carecemos de una iglesia pública”23. Pensando en la ubicación definitiva del colegio, y, dado que se habían adquirido las ruinas del convento, la comisión ejecutiva de la sociedad constructora pidió su iglesia al arzobispo Luis de la Lastra. En respuesta, el arzobispo autorizó al rector24 de la Casa-Noviciado 277

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de la Victoria (que era la única casa de jesuitas, entonces, en El Puerto) a que, de acuerdo con el vicario “se hiciera cargo de la iglesia San Francisco”, previo inventario: “En 6 de marzo 65, el Exmo. y Emmo. Sr. Cardenal Arzobispo de Sevilla, en oficio muy expresivo, mandó entregar la iglesia de San Francisco a los PP. del Colegio…”25, de modo que antes de la revolución septembrina se celebraba “en ella […] cada día el santísimo sacrificio de la misa26”. Con la revolución de septiembre de 1868 (La Gloriosa), los jesuitas fueron expulsados del colegio, la junta revolucionaria cerró el colegio e incautó el edificio, lo que fue recurrido por la Sociedad Constructora, propietaria del inmueble, y la mitra de Sevilla retuvo la iglesia. Reabierto el colegio en 1875, el señor arcipreste27 la ofreció, de nuevo, a la Compañía el 13 de septiembre de 187528, y tras estudiar la oferta en la consulta de la casa, “se aplazó para cuando oyéramos al R. P. Provincial”29. Se debió producir la entrega poco después, antes del 2 de diciembre30. La iglesia se vinculó con el colegio, de manera que en la visita diocesana de 1895 a la parroquia de Los Milagros, de El Puerto, al preguntar por capillas o ermitas fuera de la iglesia, se responde: “No existen”31. A partir de esta fecha son muy frecuentes las alusiones a actos religiosos en este templo, y se plantea darle utilidad no solo para los alumnos sino para el público en general. Así, el 25 de febrero 1877 se plantea esta cuestión:”¿Qué se podrá hacer en la iglesia de modo que sin hacer más que lo indispensable se pudiera hacer algo en bien de los prójimos? Más complicado era compatibilizar esa atención pastoral al público en general con el debido aislamiento de los alumnos y llegaron al extremo de proponer la colocación de unas rejas, en la iglesia, entre los chicos y el público: ¿Cómo aislar del contagio de la calle a los niños en la misma iglesia? Por medio de verjas o rejas tanto en los arcos de las capillas de uno de los lados, y otra verja mayor detrás de los niños de modo que queden incomunicados también por esta parte: reconocen que esto sería demasiado costoso y el colegio no estaba para esos gastos”.32 Descartadas las rejas, se tomaron otras medidas prácticas para favorecer ese aislamiento: la celebración ese año en privado de la fiesta de Navidad, que los alumnos cantasen solamente en algunos domingos de cuaresma, y que las funciones públicas académicas de mayo fuesen abiertas al público de fuera sólo una vez. En Semana Santa sólo se abrió el templo a los de fuera el Jueves Santo. Puesto que la cesión de la iglesia al colegio jesuita había sido verbal, hubo intención de formalizar la entera posesión legal en 1884: “Van a solicitar un documento oficial al arzobispado de Sevilla para que se nos entregue la entera posesión legal de la iglesia, que hasta ahora sólo se nos ha concedido de palabra”33. En el curso 1889-189034, se compraron «dos nuevas imágenes, ciertamente bellísimas, se pusieron en la iglesia: una del Sacratísimo Corazón de Jesús, que ocupa el lugar principal en el altar mayor; otra, de la Inmaculada Concepción, para la que se construyó un monumento con altar, realizado con mucha destreza»35. La imagen del Sagrado Corazón de Jesús, sin firma, más ancha y corpulenta, es muy típica del P. Victoriano Salmón, pues se parece al prototipo de estas imágenes, conservado en 278

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la residencia jesuita de Granada, más que otras: la túnica abierta deja ver el pecho desnudo algo más que en las demás imágenes; el manto no está sujeto con una cinta o cadena por delante del pecho, como es lo más habitual, sino que parece que se alza a su espalda sin sujeción; el globo terráqueo que está a los pies tiene una banda (con estrellas), en parte tapada por las nubes superpuestas al mundo. Y el manto es asimismo de color rojo liso. Parece que el escultor anónimo se inspiró en el prototipo, aunque es de distinto rostro y complexión. Es contemporánea de la imagen que hizo Font para Granada. 5. IGLESIA DEL NOVICIADO-JUNIORADO Al crearse la provincia Bética en 1924, el edificio del colegio se destinó para noviciado, juniorado y seminario menor. Para ello, la propiedad del conjunto, junto con la de la finca de La Inmaculada, pasó de la Sociedad Anónima Constructora a la Compañía de Jesús en 192536, si bien se discutía si el propietario era el Arca Seminarii o el propio Colegio-Noviciado. Nada se dice de la Iglesia37. El periodo breve de tranquilidad se interrumpió con la disolución de la Compañía en España en la II República y la incautación del Colegio-Noviciado San Luis en 1932. El último domingo en que hubo culto antes de la incautación asistió una cantidad enorme de gente de todas las clases sociales a la misa rezada de despedida, organizada por los congregantes. Casi no se cabía en la iglesia y se dieron más de 500 comuniones, y en la colecta pro culto y clero, se recaudaron 757 pts. En la puerta de entrada había un aviso que decía “Esta iglesia quedará cerrada al público el próximo día dos de febrero”. Al salir los fieles eran examinados por los policías, que retuvieron al prefecto de la congregación y otros congregantes que llevaban una caja con medallas de la congregación que estaban en la iglesia y no habían sido declaradas, por lo tanto, al entrar. Explicaron que eran medallas de poco valor económico e indicaron la casa donde estarían, con lo que dejaron que las introdujeran en el coche y se las llevaran. Como en tiempos anteriores similares, familias amigas ayudaron a los jesuitas. En la tarde del martes 2 de febrero de 1932 fue ejecutada la incautación del colegio, donde se presentó una comisión de autoridades encabezada por el gobernador civil de la provincia, cargo que ejercía el periodista jerezano Gabriel González Taltabull, acompañado del diputado a Cortes por Cádiz, el comandante de Infantería retirado Manuel Muñoz Martinez, que era natural de Chiclana, ambos, miembros destacados del Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux, a los que se unió el alcalde portuense, Sr. Cossi Ochoa38, militante de Izquierda Republicana, acompañados de varios agentes del orden. El Padre Francisco Gómez, procurador de la casa, tuvo que entregar las llaves, presentando al mismo tiempo una carta de protesta. Algunos días después, cuando el ambiente se tranquilizó, se mandó un camión para recoger algunas cosas de culto y la mesa del despacho del provincial que se había guardado en la sacristía, días antes de la incautación. Sacaron estos objetos por la puerta de la iglesia, cuya llave tenía el vicario y fueron depositados en la casa donde se alojaba el rector P. Walerico Dacoba, con un grupo de jesuitas: calle Pozuelo, después Federico Rubio. 279

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El alcalde Francisco Cossi Ochoa, curioseando la sacristía al precintarla, había visto objetos que no eran de culto y debió pedir permiso a Madrid para retirarlos. Posteriormente, Cossi, un notario, el registrador y el arcipreste se presentaron en la iglesia para ejecutar esa orden y únicamente se llevaron 300 zancos, algunos escudos y pelotas, que se encontraban en la llamada sacristía vieja. En el patio de dicha sacristía encontraron una colmena, que no era objeto de culto, que no pudieron trasladar por temor a las abejas, dejando constancia de que quedaba en depósito hasta que pudiese ser trasladada39. La propiedad del colegio fue reclamada en 1932 al Patronato Administrador de los bienes de la Compañía de Jesús por la Asociación Colegio San Luis Gonzaga. En el texto se hace referencia a la iglesia: “Dentro de estos límites se encuentra la iglesia San Francisco, su sacristía y servidumbre de entrada a dicha iglesia, que no pertenece a la finca que se describe”40. Se desestimó la reclamación en 1933, pero en la respuesta parece que se incluye la iglesia en el territorio del colegio, que… “linda por el norte con la calle de San Francisco y el ejido del mismo nombre”41. Por lo que respecta a la iglesia, el Patronato Administrador de los bienes incautados a la Compañía de Jesús, con fecha 29 de abril de 1932 se dirigió al arzobispo de Sevilla para que justificara los derechos que alegaba sobre la “iglesia contigua al colegio que fue de la Compañía en El Puerto de Santa María y que ella utilizaba”42. El arzobispado reclamó la propiedad de la iglesia, en mayo de 1932, como legítimo propietario de ella, y la junta del Patronato de los bienes incautados propuso que se estimara dicha reclamación, que venía acompañada de un certificado de la propiedad43. De acuerdo con esto, en un informe del provincial al P. general sobre la situación de los edificios tras el decreto de disolución de la Compañía en 1932, se dice “De las iglesias y capillas se hacen cargo los Sres. Obispos respectivos que ya tenían nombrados Rectores de las mismas a sacerdotes seculares. Las de Cádiz, Puerto de Santa María y Córdoba son propiedades de la Mitra, como también la Residencia de Córdoba”44. El 30 de septiembre de 1936, Gonzalo Queipo de Llano ordenaba al alcalde restituir a la Compañía sus bienes: el colegio de San Luis Gonzaga y la finca de campo La Inmaculada, por lo que fueron entregadas las llaves al provincial, el 6 de octubre, siendo la primera casa devuelta a los jesuitas. Se abrió de nuevo la iglesia en una ceremonia en la que predicó el P. Gutiérrez Silva, en la solemnidad de Cristo Rey de 193645. En este edificio permaneció el Noviciado y juniorado, hasta que fueron trasladados a Córdoba en 1961, momento en que se suprimió la capilla doméstica y se pasó a la iglesia la imagen del Sagrado Corazón de Jesús que en ella recibía culto. La de la iglesia fue donada en 1991 a la Parroquia del Sagrado Corazón de Los Palacios (Sevilla), que no tenía imagen de su titular, donde fue restaurada. La iglesia volvió a ser la del nuevo colegio que se abrió después del traslado del Noviciado. Por convenio con el Ayuntamiento se cedió a éste la mayor parte del pabellón de fachada a la plaza del Ave María, donde se instaló el edificio municipal San Luis. En el año de 1982 comenzaron las obras de rehabilitación del colegio, reducido ahora al entorno del patio central. La parte trasera del colegio se transformó en una nueva fachada con acceso desde la recién abierta avenida de S. 280

La Iglesia y Parroquia de San Francisco

Luis Gonzaga, ocupando los espacios de la antigua huerta y la llamada Montaña Rusa. En la parte no vendida de la antigua huerta se construyeron campos de juego abundantes para los chicos. La antigua sala de visitas quedó para uso de la iglesia que conservó el patio interior con las arcadas del antiguo convento de S. Francisco. 6. PARROQUIA SAN FRANCISCO El templo de San Francisco siempre ha sido en El Puerto un lugar de referencia de actividades religiosas, pues tanto para los alumnos como sus familias y otros allegados a la Compañía y los fieles en general, encontraban fácilmente a un confesor dispuesto a escucharlos y a orientarlos espiritualmente en el confesonario. Las eucaristías y los otros actos de culto también congregaban a muchos fieles de la ciudad. Esta relevancia aumentó cuando el obispo de Jerez, D. Rafael Bellido Caro, por decreto de 18 de junio de 1985 erigió la parroquia de San Francisco, segregando su territorio de de las de Nuestra Señora de los Milagros, Nuestra Señora del Carmen y Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. Así, los límites de la parroquia San Francisco quedaron fijados: “Partiendo de la Avda. del Ejército, sigue por Plaza de la Noria (margen derecha), Antonio Fernández Sevilla (margen derecha), Los Espadas (margen derecha), Calle Varilargueros (margen derecha), Avda. Libertad (margen derecha) hasta el término municipal de Rota, volviendo por la Hijuela del Tío Prieto a la calle San Francisco, continuando por San Bartolomé, Plaza de Elias Ahuja, Valdés, al punto de partida”46 En el convenio de colaboración firmado después por el obispo de Jerez y el provincial de la Compañía de Jesús, se confía a la Compañía de Jesús la parroquia San Francisco, a perpetuidad, que “se constituye en la iglesia de tal nombre en El Puerto de Santa María, propiedad de la Compañía de Jesús y centro de culto del colegio de San Luis Gonzaga”.47 Desde entonces se amplió la afluencia de fieles y a las actividades ya tradicionales (sobre todo eucaristías, predicaciones y confesiones) se añadían ahora las propias de una comunidad parroquial: bautizos, bodas, primeras comuniones, entierros, etc. La vida parroquial es intensa, si bien cada uno de los párrocos le ha sabido aportar su impronta personal. Actualmente se puede decir que tiene una vida pastoral muy dinámica, y con un amplio campo de actividades. Su primer párroco fue el P. Luis Conradi al mismo tiempo que era superior de la comunidad jesuita San Luis y profesor en el colegio, por lo que le ayudaba el P. Luis María Gómez de León que destacó por sus grupos de monaguillos y una buena dirección de las catequesis de primera comunión. Después de dos años, fue sustituido por el P. Miguel Angel Moore Candelera en 1987. A los cinco años llegó Federico Gutiérrez García-Herrera, en 1992, que estuvo dos años, y fue relevado por el P. Rodrigo Ruiz Serrano en 1994. A los 4 años regresó el P. Luis Conradi en 1998, y después de 4 años fue nombrado párroco en 2002 el actual, P. Antonio Olmo Civanto, que ya cumple su año número doce. 281

3: Parte del territorio de la parroquia, que por la izquierda continúa hasta Rota

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Actualmente la parroquia ofrece dos misas diarias, una a   las 9´30 de la mañana y otra a las 18´30 de la tarde, en un horario en que no hay celebraciones en ninguna parroquia de la ciudad con lo cual se cubre una necesidad para toda la población. Los domingos y días de precepto se celebran cinco misas con la posibilidad del sacramento de la reconciliación. Durante la semana se imparte catequesis de iniciación cristiana a unos 220 niños; y a otros 30-40 jóvenes, catequesis de confirmación. Además, se organiza la preparación de los bautizos con padres y padrinos todos los meses. Hay dos grupos de adoración nocturna, masculina y femenina, un grupo del Apostolado de la Oración, de jóvenes y adultos; se orientan ejercicios  espirituales en la vida diaria; hay cinco grupos de iniciación a la oración; un grupo de scout. Un equipo de matrimonios imparte los cursillos de preparación para la boda. Para llevar todo esto adelante la parroquia cuenta con unos 40 catequistas voluntarios, varios ministros de la comunión, un párroco, un vicario, y la ayuda de algunos miembros de la comunidad jesuita. Un problema estructural de la parroquia es que el templo que sirve de sede está situado en el extremo de su territorio, alejado de su feligresía, y rodeado de una zona inmediata sin viviendas (Colegio San Luis), que aísla al templo de su población. Por ello siempre existió el anhelo de acercarse más a las zonas más pobladas y populares de la feligresía. Así, en vísperas de la Navidad de 2008 se inauguró un nuevo local en la zona más habitada, con una “zambombá flamenca” y la bendición de un belén tradicional, que ganó el primer premio del certamen local. El local, actualmente en el número 2 de la calle de los Toreros, ofrece varias actividades por las mañanas, Cáritas atiende y acompaña a los necesitados y se ofrecen clases para adultos de varias materias. Por las tardes, se organizan talleres

Parte del territorio de la Parroquia, que por la izquierda continúa hasta Rota. 282

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de apoyo escolar (clases de primaria, secundaria y bachillerato) y talleres lúdicos (música, baile, costura o teatro). También se celebra la eucaristía en este local. Cofradías Es tradicional el Viacrucis con la Virgen de los Dolores que realiza el siguiente recorrido: Patio de la Parroquia San Francisco, calle San Francisco, Plaza del Ave María, Plaza de Elias Ahuja, cruce calle Valdés, Molinete, M. Díaz Dominguez, Toreros, Espadas, Varilargueros, Atalaya, Carlos Puerto, Pintor Juan José Botaro, cruce calle Valdés, Manuel Álvarez, Alberca, Avda. San Luis Gonzaga, San Francisco, Patio del colegio San Luis. También está relacionada con esta parroquia la cofradía de La Borriquita, o “Hermandad de la Entrada de Jesucristo en Jerusalén y Nuestra Señora de la Entrega” fundada en 1974 que hizo su primera aparición en las calles dos años más tarde. Estuvo alojado en la parroquia San Francisco y actualmente se encuentra en la Parroquia del Carmen y San Marcos. Celebración de los 25 años de la parroquia Un hito importante ha sido la celebración de los primeros 25 años de la parroquia, que abarcó un año entero. Comenzó al término de una eucaristía presidida por el P. provincial Francisco José Ruiz Pérez, el 19 de junio de 2009 y se clausuró en junio de 2010, organizándose al menos un acto mensual, sobre esta efeméride. Algunos de ellos fueron: • Una cena benéfica el 23 de julio en la que participaron 260 personas en los jardines del Real Club Náutico de El Puerto, junto al rio Guadalete. La recaudación (3.800,00€) se destinó a un colegio de Fe y Alegría en Paraguay. • Conferencia el 30 de julio, en los jardines parroquiales, cuyo tema fue “Los jesuitas expulsos por Carlos III en el convento de San Francisco” a cargo del historiador portuense D. Manuel Pacheco. Dio  a conocer, al centenar de asistentes, la historia que encierran los muros de la actual parroquia y antiguo convento franciscano que sirvió de cárcel para los jesuitas expulsados de América. • Festividad de San Ignacio, el 31 de julio, fecha en la que tradicionalmente todos los agentes de pastoral y   amigos, y allegados a la Compañía de Jesús, celebran  la eucaristía junto  con la comunidad de El Puerto y los jesuitas que pasan sus vacaciones en la casa de ejercicios de la Inmaculada. • Conferencia del Historiador del arte D. Francisco González Luque, el 17 septiembre con el título: “El convento de San Francisco de El Puerto de Santa María aproximación histórica y artística”. • Peregrinación a Fátima, con visitas a Lisboa y Guadalupe, del 10 al 12 de octubre. • La clausura del año festivo se realizó el 11 de junio de 2010 con una solemne eucaristía presidida por D. José Mazuelo Pérez, obispo de AsidoniaJerez. Los días anteriores predicaron el triduo al Sagrado Corazón, jesuitas hijos de esta ciudad, como son Ángel Arenas y Fernando Arjona. 283

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• El sábado 12 de junio culminó todo esto con una procesión de gloria del Sagrado Corazón de Jesús. 7. EL INTERIOR DEL TEMPLO EN LA ACTUALIDAD Lo que más impresiona del templo y capta la atención al entrar es el retablo del altar mayor, “una de las últimas buenas obras del barroco sevillano” 48. De estilo barroco, acabado en 1730, sigue la forma de la propia capilla, manteniendo la estructura impuesta por el escultor Cayetano de Acosta a mediados de la centuria, en la que se superponen sagrario, manifestador y camarín central49. Pudo emprenderse la construcción de este retablo gracias a la donación del teniente Francisco Pérez Mancheño, nacido en Arcos de la Frontera y muerto en El Puerto el 15 de mayo de 1722, que tiene su enterramiento a los pies de la actual capilla del Corazón de María. Está organizado en cinco calles. La calle central contiene un manifestador encima del sagrario, que antes contenía una Inmaculada y actualmente una reproducción de la Virgen de los Milagros. Por encima, una hornacina de construcción posterior donde estuvo la imagen del Sagrado Corazón hasta que por el año 2006 se colocó un crucificado del siglo XVII procedente de la capilla de la SAFA, atribuido al taller de Pedro Roldán50, y que, probablemente, había formado parte, con anterioridad, de un calvario en la parte posterior de la Iglesia. Sobre él se ubica el antiguo manifestador que hoy tiene una imagen de san Miguel, titular original del templo, y encima la figura del Padre Eterno sobre nubes y entre rayos. En el plan iconográfico están presentes, fundamentalmente, santos de la orden franciscana tanto de las ramas masculinas como femeninas. Los representados son (siempre de izquierda a derecha): en el primer cuerpo las figuras exentas completas de san Cristóbal de Licia portando a Cristo, santo Domingo de Guzmán (fundador de la Orden de Predicadores), san Francisco de Asís y san Antonio de Padua. En el segundo cuerpo, los bajorrelieves de medio cuerpo de santa Clara de Asís, y las terciarias franciscanas santa Isabel de Portugal, santa Rosa de Viterbo, y santa Margarita de Cortona o santa Clara de Montefalco (agustina que había sido terciaria franciscana). En el tercer cuerpo, de nuevo las figuras exentas y completas de san Francisco Solano, san Buenaventura, san Bernardino de Siena y san Diego de Alcalá. Finalmente, en el cuarto cuerpo en medallones, los relieves de los medios cuerpos de santa Isabel de Hungría (patrona de la orden franciscana), san Pedro de Alcántara, san Pascual Bailón, y una santa no identificada. El conjunto está salpicado de angelotes, destacando los dos que flanquean la imagen de san Miguel y los dos ángeles lampadarios, que sostienen sendas lámparas de plata. Es un prodigio de talla y estructura decorativa con elementos barrocos como volutas, molduras, hojas de acanto y estípites, rematado con un sol radiante que sobresale del ábside. Actualmente, en la cabecera de la nave del evangelio está la capilla de la Inmaculada con una talla que estuvo ubicada en el retablo principal. A sus lados se presentan las imágenes de dos santos “luises”: san Luis de Anjou (o de Toulouse) y san Luis Gonzaga, titular del colegio. 284

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Plano actual de la Iglesia de San Francisco.

En el lado de la epístola del crucero está la capilla con las imágenes de Jesús Cautivo y Nuestra Señora de los Dolores, bella imagen de autor desconocido que data del siglo XVIII. A continuación está la capilla del Inmaculado Corazón de María, presidida por una talla de bulto redondo de la misma, encargada por el rector del noviciado Enrique Simonet a Castrillo Lastrucci en 194351. Flanquean la imagen central otras de san Joaquín y santa Ana. En la cripta de dicha capilla están los restos del jesuita P. Pedro Guerrero (1918‑1973), cuya causa de beatificación está introducida. En una pared lateral hay un retrato del P. Guerrero y un expositor con recuerdos suyos. Hacia 2005 se instaló la capilla del sagrario a los pies de la nave de la epístola, al lado de la puerta lateral de la iglesia, en el lugar donde estaba el primitivo pórtico de la iglesia, restos del cual fueron descubiertos durante su construcción, como unas vasijas que están expuestas en la misma capilla, y un relieve con el escudo franciscano sobre el dintel de la primitiva puerta. Preside esta capilla un crucificado del siglo XVII sobre una cruz de carey, y a sus lados una Inmaculada copia sevillana del siglo XIX de ‘La Cieguecita’ de Montañés, de la antigua capilla de las congregaciones del colegio, y una talla de san Ignacio abanderado de bulto redondo en madera policromada, según diseño del P. Victoriano Salmón. Sobre 285

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la puerta de esta capilla del sagrario, en el interior, hay unas pequeñas figuras de san Nicolás y san Diego de Alcalá procedentes también de la primitiva iglesia franciscana. Completa esta capilla un cuadro que puede representar al jesuita francés san Juan Francisco de Regis que trabajó misionando las poblaciones del Languedoc francés, o a san Francisco Javier. Los jesuitas completaron el patrimonio artístico de este templo con las tallas san Ignacio de Loyola y san Francisco Javier52, a izquierda y derecha del crucero. Son tallas de Juan de Mesa (discípulo de Martínez Montañés) procedentes del antiguo colegio de San Hermenegildo de Sevilla53. En un altar, casi a los pies de la nave central, se encuentra la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, obra de F. Font, según diseño del P. Victoriano Salmón54. El diario de la casa, en el curso 19001901, se refiere a esta imagen, la segunda que hubo del Corazón de Jesús en este colegio. A propósito del triduo al Corazón de Jesús, que se celebró con máximo esplendor y gran concurso de gente, dice: «nos ha venido una bellísima imagen del Divino Corazón, que se puede llevar con facilidad en una solemne rogativa». Después del triduo la imagen marchó con gran solemnidad por las calles de la ciudad, como se expone detalladamente. Finalmente «esta nueva imagen del Divino Corazón fue trasladada poco después a la capilla de los alumnos». Líneas después, al tratar de las nuevas adquisiciones para la iglesia, se nos dice lo siguiente: «Este año nos hicieron varios regalos, además de la imagen del Sacratísimo Corazón, comprada con las limosnas de los socios del Apostolado de la Oración y sobre todo de cierta piadosa mujer»55. Sin duda esta segunda imagen del Corazón de Jesús, apta para procesionar, que se guardaba en una capilla interior del colegio, es la que tiene en la peana el nombre de Font. Entre el patrimonio de la iglesia también se encuentran numerosos cuadros, como “La multiplicación de los panes” de Antonio González Sevillano, de la escuela sevillana, de 1900; “María, Madre de la Compañía de Jesús”, de la escuela sevillana (iconografía que se repite en la vidriera del coro); copia de San Francisco abrazado al crucificado, de Murillo, atribuible a Joaquín M.ª Cortés; San Esteban Pongracz y compañeros mártires, pintado con motivo de su beatificación a principios del siglo XX por el H. Urbina, S. I.; seis cuadros grandes, firmados por detrás por José M.ª Rodríguez de Losada, hacia 1880, que representan distintas escenas: muerte de S. Francisco Javier; motivos bíblicos; S. Francisco de Jerónimo y la mujer pecadora; muerte y declaración de inocencia del P. general Lorenzo Ricci después de la supresión de la Compañía; S. Luis Gonzaga como paje en un acto de Filosofía. Existen dos cornucopias con bellos marcos barrocos que están sobre cada una de las dos credencias a cada lado de la capilla mayor. En la sacristía se guarda un buen cuadro de la Virgen rodeado de escenas de su vida, una buena colección de casullas con bellos bordados, así como vasos sagrados y custodias, pequeños crucifijos y otros objetos litúrgicos. En el coro hay dos cuadros pintados por el P. Romera cuando era junior hacia el año 1950.

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La Iglesia y Parroquia de San Francisco

NOTAS: 1 Así, Hipólito SANCHO MAYI, Historia de El Puerto de Santa María desde su incorporación a los dominios cristianos en 1259 hasta el año mil ochocientos. Ensayo de una síntesis, Editorial Escelicer, Cádiz 1943, 161-162; Hipólito SANCHO DE SOPRANIS, “Notas y documentos para la historia de la iglesia del Sr. San Miguel. Convento de San Francisco Observante de El Puerto de Santa María”, Archivo Ibero-Americano, 52 (1953), 441-504; Ruiz de Cortázar se refiere a “la ermita del crucifijo”: Anselmo RUIZ DE CORTÁZAR, El Puerto de Santa María ilustrado y compendio historial de sus antigüedades (1764), edición y estudio Manuel Pacheco Albalate y Enrique Pérez Fernández, Ayuntamiento, El Puerto de Santa María, 1997, 425. 2 Raúl ROMERO MEDINA, “Señores y mecenas. Los condes de El Puerto de Santa María y el arte (siglos XV-XVIII)”, en Francisco ANDÚJAR CASTILLO y Julián Pablo DÍAZ LÓPEZ (Coords.), Los señoríos en la Andalucía Moderna. El Marquesado de los Vélez, Instituto de Estudios Almerienses, 2007, 685-703, 3 RUIZ DE CORTÁZAR, o.c., 425. 4 Archivo Histórico provincia Toledo de la Compañía de Jesús [en adelante, Alcalá], E2, 5, 16: “Resumen de la Historia de El Puerto de Santa María para uso del Padre Antonio Labrador, SJ, escrito el año de 1912 y acabado en 1913, en el Colegio San Luis Gonzaga”, 44. 5 RUIZ DE CORTÁZAR, o.c., 426 6 Miguel Angel CABALLERO SÁNCHEZ, “Las vistas de El Puerto de Santa María de Wyngaerde (1567)”, Revista de Historia de El Puerto, 41 (2008), 109-147. 7 Hipólito SANCHO DE SOPRANIS, “Notas y documentos …”, 441-504. 8 Ibídem, 472. 9 Hipólito SANCHO DE SOPRANIS, “Notas y documentos…”, 460-461. 10 Francisco Javier, HERRERA GARCÍA, El retablo sevillano en la primera mitad del XVIII; Evolución y Difusión del Retablo de Estípites, Diputación, Sevilla, 2001; José Manuel MORENO ARANA, “Notas documentales para la historia del arte del siglo XVIII en Jerez”, Revista de Historia de Jerez, 9 (2003), 85-95; José Manuel MORENO ARANA, “Una familia de retablistas del siglo XVIII en El Puerto: los Navarro”, en Actas de los VIII Encuentros de Primavera en El Puerto: “La conservación de retablos. Catalogación, restauración y difusión”, Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María, El Puerto de Santa María, 2006, 657-675. 11 Hipólito SANCHO DE SOPRANIS, “Notas sobre los edificios más salientes de El Puerto de Santa María”, introducción y notas de Antonio Cabral Chamorro y Natividad Guzmán Oliveros, Revista de Historia de El Puerto, 11 (1992), 115-133, 125. 12 RUIZ DE CORTÁZAR, Ibídem. 13 Archivo Comunidad San Luis Gonzaga, El Puerto de Santa María [en adelante, Jesuitas El Puerto], Libro de Consulta [en adelante, L.C.] de 8.04.1879. 14 Cfr. Rafael SÁNCHEZ GONZÁLEZ, “Los edificios conventuales portuenses en el proceso desamortizador (1835-1875)”, Revista de Historia de El Puerto, 4 (1990), 67-90. 15 http://es.wikipedia.org/wiki/Semana_Santa_en_El_Puerto_de_Santa_Mar%C3%ADa http://losafligidos.blogspot.com.es/ Cfr. Francisco GONZÁLEZ LUQUE, La Hermandad de los Afligidos y el Hospital de San Juan de Dios de El Puerto de Santa María, Hermandad de los Afligidos, El Puerto de Santa María, 2005. 16 Cfr. Rafael SÁNCHEZ GONZÁLEZ, “Los edificios conventuales”. 17 José Ramón BARROS CANEDA, Tesis doctoral “Arquitectura y urbanismo en El Puerto de Santa María durante el siglo XIX”, Universidad de Sevilla 1995, 243-245. 18 Hasta la creación del obispado de Asidonia-Jerez, El Puerto de Santa María perteneció al arzobispado de Sevilla. En este momento era arzobispo de Sevilla fray Ceferino González (18831889). La bula papal de creación del obispado de Jerez es del 3.03.1980, y su primer obispo, D. Rafael Bellido tomó posesión el 29.04.1980. 19 Alcalá, Estante 2, Caja 5, 12, 7v: Indicaciones sobre la fundación del Colegio de San Luis Gonzaga en El Puerto de Santa María, 1863-1881, ff. 12-14. 20 Juan GÓMEZ FERNÁNDEZ, Formar hombres de bien. La enseñanza en El Puerto de Santa María en el siglo XIX, Universidad, Cádiz 2006,71-85. 21 Archivo Municipal de El Puerto de Santa María [en adelante AMPSM], Desamortización (18681869) leg. 2, año 1868. 22 Alcalá, E2, 5, 16: Resumen de la Historia de El Puerto…, 58. 287

Aportaciones al estudio histórico del colegio San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María. 1864-2014 23 Jesuitas El Puerto, Historia de la Casa, 1864-66. 24 Victorio Medrano era rector desde 1859. 25 Alcalá, Estante 2, Caja 5, 12, 7v: Indicaciones sobre la fundación …, 1863-1881. 26 Jesuitas El Puerto, Historia de la Casa, 1866-68. 27 Era párroco y arcipreste D. Francisco Espejo Borrego. Nació hacia 1827 en Benamejí (Córdoba), estudió Teología y Cánones y fue ordenado en 1857. Desde 1865 estaba en El Puerto, Archivo Histórico Arzobispal de Sevilla, Visitas 1452 R4, Visita El Puerto 1895. 28 L.C., Anotación de 13.09.1875. 29 L.C., 30.09.1875. 30 “[…] se preguntó si a pesar de lo ordenado por el R. P. Provincial de que en la Iglesia cuyo uso se nos había ya concedido, no hubiese otros ministerios…”, L.C., 02.12.1875. 31 Archivo Histórico Arzobispal de Sevilla, Visitas 1452 R4, Visita El Puerto 1895. 32 L.C., 21-II-1877. No se llevó a cabo la propuesta, aunque se discutió. 33 L.C., 14.04.1884. 34 Rectorado del P. Ildefonso del Olmo, de 5.08.1886 a 12.12.1893. 35 Historia de la casa, 1864-1910, en el capítulo del curso escolar 1889-1890. 36 AMPSM, Registro de la propiedad, libro 136, folio 135 v.: Colegio de San Luis. 37 Archivo Provincia Bética [en adelante, Bética]: Expediente para aclarar el propietario del colegio San Luis y la finca La Inmaculada de 1970-71, para su posible venta. 38 Cfr. Jesús N. NÚÑEZ CALVO, Francisco Cossi Ochoa (1898-1936). El último presidente de la Diputación Provincial de Cádiz en la Segunda República. Una muerte sin esclarecer, Diputación, Cádiz 2005. 39 Archivo Histórico Provincia Bética, Cartuja, Granada [en adelante, Cartuja]: Relación de apuntes y datos de la revolución de 1868 y de la de 1931 recopiladas por D. Antonio Osborne y Vazquez, Puerto de Santa Maria 30 de marzo de 1949. 40 Cartuja, Documentos Patronato incautación de bienes de la Compañía de Jesús, Caja 3: El Puerto, 25.08.1932. 41 Ídem, decreto de la presidencia del Consejo de Ministros, Madrid, 31.03.1933. 42 Ídem, minuta de Jaime Montero p.a. del presidente al arzobispo de Sevilla, 29.04.1932. 43 Ídem, certificado de Manuel Carrera, vicesecretario de Cámara y Gobierno del Arzobispado de Sevilla, sobre la propiedad de la iglesia San Francisco, 4.05.1932. 44 Archivo Romano Societatis Iesu, Baet. 1003-VII: J. Vélez = Antonio Revuelto al P. General, Gibraltar, 5.02.1932. 45 “La Compañía de Jesús y El Puerto de Santa María II”, Cruzados, nº 100, 28.05.1941. 46 Bética, Copia del decreto de erección de la parroquia San Francisco, 18.06.1985. 47 Bética, Convenio de colaboración para la parroquia San Francisco, entre el obispado de Jerez y la Compañía de Jesús, 18.06.1985. 48 Hipólito SANCHO DE SOPRANIS, “Notas sobre los edificios más salientes de El Puerto de Santa María”. Introducción y notas de Antonio Cabral Chamorro y Natividad Guzmán Oliveros, Revista de Historia de El Puerto 11 (1993), 115-133, 125. 49 https://sites.google.com/site/lascosasdelpuerto/home/arquitectura/monumentosreligiosos-1/convento-de-san-francisco 50 Francisco GONZÁLEZ LUQUE, “El crucificado del retablo mayor de San Francisco en El Puerto de Santa María”, Pliegos de la Academia, 14 (2009), 83-93. 51 La revista Cruzados, El Puerto de Santa María, 2.06.1951 describe la fiesta del Sagrado Corazón en la iglesia de San Francisco: “A las 9 hubo Misa solemne con sermón a cargo del R. P. Martín Prieto, S. J. Por la tarde se rezó el Santo Rosario, Letanías y acto de reparación y desagravio ordenado por S. S. Pío XII, y a continuación fue la procesión con S. D. M. por los patios del Colegio y Plaza del Ave María, donde habían sido colocados varios altares, que visitó el Señor. Al terminar la última visita, en el altar mayor se rezó el acto de consagración de la Compañía de Jesús al Divino Corazón, terminándose con la bendición sacramental y reserva. Por la tarde de mañana Domingo saldrá la procesión por las calles del Puerto. Llama poderosamente la atención el “paso” de la venerada imagen del Purísimo Corazón de María, magnífica escultura de Castillo Lastrucci”. 52 Cfr. Enrique ROMERO DE TORRES, Catálogo monumental de la Provincia de Cádiz, Madrid 1934. Una restauración hizo que se rompiera la cabeza de san Francisco Javier, en cuyo cuello encontraron un 288

La Iglesia y Parroquia de San Francisco pergamino que certifica la autoría de las dos imágenes por Juan de Mesa en el año 1622, año de la canonización de los dos santos jesuitas. 53 Francisco GONZÁLEZ LUQUE, “La Imagen de San Francisco Javier en la iglesia de San Francisco de El Puerto de Santa María (I)”, Cruz de Guía, El Puerto de Santa María, marzo 2007, 16-19. http:// www.lahornacina.com/articulosmesa1.htm 54 En su base hay una plaquita metálica, que pone en dos líneas: «F. de Font y P. / ESCULTOR». O sea, Francisco de Font y Pons, escultor. Es anterior a 1918. Es de las mejores imágenes de tipo Salmón, con gran fuerza expresiva. Tiene un hermoso rostro con la barba partida. La túnica es blanca con dorados, la capa, dorada, y el corazón, además de estar rodeado de llamas, despide rayos. Agradezco estos datos sobre la imagen del Corazón de Jesús a Gabriel Verd. 55 El texto sigue con los otros regalos, empezando por una casulla bordada en oro.

Exterior de la parroquia de San Francisco 289

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Vista aérea de la iglesia.

Reja del antiguo convento de San Francisco

Sagrado Corazón de Jesús de la iglesia de San Francisco, donado a la parroquia del mismo titular, de Los Palacios, Sevilla

Retablo de la iglesia San Francisco en 1905

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Retablo del altar mayor Altar de la Inmaculada Concepción

Altar de la Dolorosa Altar del Inmaculado Corazón de María, imagen de Antonio Castillo Lastrucci 291

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Capilla del Sagrario

San Ignacio de Loyola, de Juan de Mesa

San Francisco Javier, de Juan de Mesa Vidriera de la Virgen con santos de la Compañía 292

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Cristo crucificado abrazando a San Francisco, copia de un cuadro de Murillo, atribuible a Joaquín M.ª Cortés

Esteban Pongrácz y compañeros mártires jesuitas, del H. Urbina

Muerte de San Francisco Javier, de José M.ª Rodríguez de Losada 293

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Muerte del P. general Lorenzo Ricci y declaración de su inocencia, de José M.ª Rodríguez de Losada

Multiplicación de los panes y los peces, de Antonio González Sevillano 294

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Cartel de los 25 años de la parroquia

Cartel de los 25 años de la parroquia

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