Año 1691. Alicante es bombardeada y Almansa acude en su ayuda.

July 26, 2017 | Autor: A. Arráez Tolosa | Categoría: Alicante, Almansa, Socorros 1691 Alicante
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Descripción

Recreación Histórica

Año 1691:

Alicante es bombardeada y Almansa acude en su ayuda Por Alfonso Arráez Tolosa. Verano de 1691. La escuadra francesa parte de la base naval de Tolón con el objetivo de asolar la costa mediterránea española. Barcelona es bombardeada durante los días 11 y 12 de julio, y el 21 es acordonado el puerto de Alicante. Durante los días siguientes lanzará sobre la ciudad levantina unas 4.000 bombas, de ellas 600 incendiarias. Este trágico suceso ha de enmarcarse en la guerra que entre los años 1689 y 1697 enfrentó a Francia con la llamada Liga de Augsburgo (España, Inglaterra, Holanda, Austria, Baviera, Brandenburgo y Saboya). Para su estudio contamos con la correspondencia escrita y recibida por el consell alicantino en esos años, custodiada en el Archivo Municipal de Alicante (AMA); además, la muy interesante Illice Ilustrada de los padres jesuitas Maltés y López, de 1752, ofrece una vívida descripción de los hechos jornada tras jornada. También de inte-

Alicante. Grabado del siglo XVII

rés, aunque escrita casi 200 años después, es la Crónica de la Ciudad de Alicante, elaborada por Rafael Viravens en 1876. Para nuestra ciudad, se han consultado los Libros de Actas Capitulares, sitos en el Archivo Histórico Municipal de Almansa (AHMA). Llegada de la flota Como decíamos, en la tarde del 21 de julio del año 1691, los alicantinos avistaron las primeras velas de la escuadra francesa que, tras bombardear Barcelona, se dirigía sin demora al puerto, provocando miedo y desconfianza entre los habitantes de la ciudad portuaria: “…la Armada francesa ha avistado a este puerto esta tarde y nos tiene en rezelo de sus orrorosas hostilidades…”, se le comunicaba el mismo día al obispo de Orihuela. Estaba compuesta por “…catorse navíos, veinte y cinco galeras, tres pontones (de bombardeo) y ocho em14

barcaciones menores…”, como se lee en una carta al duque de Gandía. Al día siguiente 22, las galeras francesas acercaron los tres pontones amenazando con bombardear la ciudad. Mientras, el almirante francés D’Estrées solicitaba el pago de un tributo que era rechazado por el gobernador de Alicante. Decisión controvertida, pues marcaba el destino de la plaza. Solo quedaba aprestarse a la defensa y solicitar ayuda a las ciudades y villas cercanas, lo que se hizo a lo largo de aquel día 22 y siguiente 23, enviándose correos a la ciudad de Orihuela y las villas de Jijona, Onil, Castalla, Biar, Ibi, Elda, Novelda y otras, que por pertenecer al Reino de Valencia venían obligadas a prestar el socorro necesario en hombres y recursos. También se pidió ayuda a las ciudades castellanas de Villena y Chinchilla, así como a las villas de Almansa, Yecla, Albacete, Sax,

1. Original de la carta escrita por el concejo de Almansa comunicando la llegada de su socorro. 25 de julio de 1691 (Archivo municipal de Alicante). 2. Reverso de la misma carta. 3. Detalle de la rúbrica: Por la muy Noble y leal Villa de Almansa.

La Roda, La Gineta, Jumilla o Tobarra, pese a no estar obligadas a concederla. En concreto, a Almansa llegó un correo a las dos de la madrugada del día 24 de julio, despertando así al alcalde mayor, como se puede leer en el acta capitular de ese día. Una vez convocados los señores regidores, “…y avierto que fue dicho pliego se reconocio el mal estado en que se allava la Plaza de Alicante pidiendo socorro de gente y municion a esta dicha villa…” Por ello se decidió tomar las medidas oportunas: “…fueron alistados cien hombres con sus pertrechos de guerra y nombrado por su capitan a D. Juan Enriquez de Navarra Regidor de este Aiuntamiento que a las nuebe de este dicho dia salieron en cavallos y galeras con los viveres necesarios y seis arrobas de polvora a transitar a la ciudad de villena y desde alli en caso necesario pasar a dicha Plaza (Alicante)…”.

Por tanto, y pese a no tener obligación, la villa de Almansa se apresuró a enviar un primer socorro de hombres y pólvora, no conformándose sólo con ese envío, sino que, por si fuera necesario un “…segundo socorro tenia alistados aesta ora asta doscientos hombres, estando en proseguir en ello a segurado cien fanegas de arina doscientos machos de carne y aceite lo necesario…”, importante cantidad de soldados y víveres para la población asediada. Sufrimientos de una ciudad bombardeada Pero ¿qué ocurría en Alicante mientras llegaban los auxilios de las poblaciones cercanas? En la carta anterior al duque de Gandía, de 23 de julio, se lee que la armada francesa “…se puso sobre esta plaza Domingo por la mañana y esse mismo dia a las tres de la tarde ha disparado sin 15

cesar mas de tres mil bombas asta ayer…”. En otro escrito del 24 de julio, al virrey de Valencia, se describe una especie de Babilonia bíblica: “La Armada de Francia tres dias haze que nos bombardea la ciudad y sus arrabales, hecho todo un incendio, la gente fuera en disposicion de impedir el desembarco, pero tan poca, que si lo intentara el enemigo no sera facil impedirselo. A todo este desconsuelo se nos añade, el de que la gente del lugar y la del socorro han saqueado todo lo poco que quedava libre del incendio y nos han dexado a discrecion de los enemigos. Para el sustento de los pocos que se mantienen no ay dinero […] al verse morir de hambre con los niños y mugeres que van divagando por el territorio…”. En una carta a la ciudad de Xátiva, del 25 de julio, se lee: “…el daño de las bonbas en las personas solo han muerto tres o qua-

Izq. Alicante fortificado. Grabado de 1693 Drcha. El panadero Pedro Martí Villaescusa en la calle de las Monjas (actual Federico García Lorca), hacia 1917. Las galeras en las que se transportó la ayuda desde Almansa no debieron de ser muy diferentes a la de la imagen. Colección particular de Juan Carlos Banovio.

tro y otros tantos heridos, en los edificios ha sido la ultima ruina y casi toda la ciudad queda hecha un incendio. Dios por su infinita misericordia se apiade de nosotros.” Y más adelante: “…como la ciudad quedava sola, los mesmos naturales que quedavan y forasteros penetraron a su riesgo, con el pretexto de saquear las casas de los franceses lo han hecho en las de todos…”. Es decir, Alicante había sido abandonada por ancianos, mujeres y niños, que huían del incendio y los bombardeos hacia el interior ¡a finales de julio! Dejando abandonadas, por tanto, sus casas que serán pasto de los saqueadores, en muchos casos los mismos que llegan a auxiliar a la ciudad.

la mayor parte en el ardiente Sol de Julio”. Aproximadamente, entre 22 y 28 Km, y con el hambre y la sed amenazándoles, debido a que apenas pudieron coger lo justo. Huían además de un rumor por el que el francés habría conseguido desembarcar sus fuerzas: “…una voz imprudente y falsa, que se esparció, que el enemigo avia arrojado en tierra aquellos días la fuerza de mas de 4 mil hombres.” Por lo que en la huida “…se originaron muchas desgracias. Unas mujeres abortaron en el camino; a muchas costo la vida; y muchas perdieron la salud”.

“Ancianos, mujeres y niños (...) huían del incendio y los bombardeos hacia el interior”

trándola vacía y en llamas. De tal manera que con la excusa de despojar los bienes de los ciudadanos franceses allí residentes, el saqueo se expandirá a la mayoría de viviendas, a las que será fácil acceder debido a la destrucción provocada por los bombardeos. Mientras, unos pocos valientes permanecían firmes para la defensa mientras caían los proyecNo es difícil imaginarse esta es- tiles y las llamas prendían a su cena de gentes escapando a pie alrededor. o de cualquier modo, luchando con el sol y el polvo del camino, Por fin, como se temía, el enemiLos padecimientos de estas gen- diseminándose por todo el terri- go trató de desembarcar “…el tes serán notables: en la Illice torio cercano, mientras se cruzan lunes por la mañana que lo quiso ilustrada de los jesuitas Maltés y en dirección contraria con las intentar por dos veces…”, siendo López se cuenta que recorrieron compañías de socorro que acu- rechazado por la guarnición ali“…quatro, y cinco leguas, y a pie den a defender la ciudad, encon- cantina, como se describe en la 16

Plano de Alicante y su bahía. Año 1764

Illice ilustrada: “…viniendo con 33 lanchas, y faluchas armadas de mosqueteros, y de artilleria corta y escoltadas con las cruxias de parte de sus galeras que disparaban incesantemente: intentó el desembarco, y el incendio de las otras embarcaciones que había en la ensenada. Pero fue rechazado con valor de la gente del socorro. […] Despues de larga contienda se retiró el enemigo, con muerte de quarenta y siete de los suyos, y de varios heridos”. La ayuda de Almansa Mientras estos hechos transcurrían, la compañía de auxilio almanseña había de volverse al llegar a Villena, como se lee en el cabildo del 25 de Julio, quizá debido a los saqueos. Allí les llegó “…noticia que en dicha ciudad recivieron expecialmente del Señor Corregidor de este partido ya no necesitava de gente alguna si de mantenimientos…”. Es decir, ya sólo se necesitaban víveres, no soldados, para evitar males mayores. Justo lo que Almansa tenía especialmente preparado: “…a esta ora ai debajo de bandera alistados doscientos hombres…”, y de suministros “…sean podido juntar de socorro para dicha plaza doscientas y cincuenta arrobas de arina enque entra porcion de pan amasado, ochenta carneros salados y ocho arrobas de polvora…”. Y por tanto, que “…se conduzga dicho socorro sin dilacion alguna para que nombran por comisario a D. Antonio Moreno y Mota Alguacil Maior de esta dicha villa librandose carta para los Sres Governador Justicia y Jurados de dicha ciudad y Plaza de Alicante previniendo a dicho comisario el que se adelante y disponga que dicho pliego antes de llegar dicho socorro se ponga en manos de dicha ciudad para que le den la mejor disposicion y no le corra el riesgo que moralmente se considera de la general Revolucion…”. Es decir, la carga salió rápidamente precedida, como acabamos de ver, de una carta para la ciudad de Alicante anunciándoles su llegada, con la intención de que no cayera en manos de los saqueadores, “de la general Revolucion”, se dice. Constaba el envío de unos 2.875 Kg de harina y pan, más otros 100 Kg de pólvora (1 arroba = 12,5 kilogramos), más 80 carneros salados, como hemos visto. En cuanto a la carta, permanece desde entonces en Alicante, y está disponible en su Archivo Municipal. En ella, además de anunciar la llegada del socorro, el concejo de Almansa comunica su disposición de auxiliarles con todo lo que se necesitara: “…asegurando a Vuestra Señoria quedamos con el maior desuello 17

para quanto pudiésemos socorrer esa necesidad. Y así mismo tiene esta villa 200 hombres […] para con aviso de Vuestra Señoria remitirles con toda puntualidad”. Asimismo, es de destacar la rúbrica: “La muy noble y leal Villa de Almansa”, sin el título de Felicísima, obtenido solo tras la Batalla del 25 de abril de 1707. También figura en el AMA una copia de la agradecidísima respuesta que el consell de Alicante remitió a nuestra ciudad, cuyo original por desgracia, no se conserva: “Dandole a Vuestra Señoria quantas gracias caben en nuestra obligación…”, por “el abundante socorro de bastimentos con que Vuestra Señoria nos favorece hemos recibido y de el bolvemos a repetir a Vuestra Señoria las gracias”. Pronto tendrían oportunidad nuestros antepasados de socorrer de nuevo a sus vecinos levantinos. En el cabildo del 26 de julio se lee la llegada sin problemas de la carga: “…esta villa aier veinte y cinco del corriente egecuto con su vigilancia la conducion del socorro de bastimiento y porcion de polvora…”, pero “… avia llegado noticia de que una de las maiores necesidades que padecia la plaza de Alicante era carecer de lo necesario en horden a material de balas…”. Sin embargo, también Almansa carecía de ellas, por lo que se decreta que “…fuese recorrida esta poblacion y qualesquiera genero de metal que diere desi fuese elesgido…” para ser enviado sin dilación. Por otra parte, como después se tratará, parece ser que se envió de nuevo a los soldados almanseños a la plaza de Alicante, a la que esta vez sí podrán acceder. Cólera antifrancesa Como no podía ser de otra manera, tanto daño y sufrimiento provocados por el bombardeo condujeron al odio hacia todo lo francés. Ya se ha visto el saqueo de sus viviendas en Alicante, donde la comunidad gala era amplia, mayoritariamente dedicada al comercio como era lógico en una ciudad portuaria. Pero no sólo sus propiedades, sino también sus personas se vieron amenazadas, ya que las fuentes hablan de muertes de franceses en medio de los saqueos. Todo ello se refleja en una petición dirigida al rey el 1 de agosto, con el fin de que no regresaran a la ciudad: “…se sirva Vuestra Merced de mandar desde luego que ningun frances aunque sea vezino desta ciudad y casado en ella pueda estar, ni vivir aqui y que sus haziendas e bienes muebles y sitios se apliquen y livren a la ciudad para ayuda a sus reparos, que aunque aora con esta invasion se han escondido muchos y otros les ha muerto la furia del pueblo, si despues volviesen se renovaría el dolor y la inquietud con peligrosas consequencias que casi devemos asegurar…”. Seguramente en el caos de la situación se juntaron las ganas de venganza con la codicia por lo ajeno. Además, volverían antiguos rencores, aprovechándose el momento para vengar pasadas disputas. De paso, podías quedar libre de deudas si tu acreedor fallecía o era expulsado de la ciudad. También en otras ciudades como Valencia o Xativa ocurrieron sucesos parecidos en contra de las personas y bienes franceses. Almansa tampoco escapó a esta reacción. En el cabildo del 28 de julio se decide “…tomar posesion en nombre de su magestad de algunos bienes asi muebles como raices y deudas que hubiere de franceses y sea con la maior brevedad que sea posible para que nose agan fraudes ni oculten algunas deudas y que el presente escribano asista y lleve cuenta de todo…”. Es decir, se les arrebatarían todas sus pertenencias a los ciudadanos franceses que habitaran en la villa. Sin embargo, no consta ningún listado o similar de tales bienes y personas, como se ordenó. Rescate y agradecimientos Por fin, el día 29 de julio llegó la tan esperada liberación. En carta a don Joan de la Torre, regente de la Audiencia Foral de Valencia, se reproduce el momento exacto: “En este instante nos avisa D. Francisco Pasqual de Ybarra que reside en el castillo haverse descubierto por Poniente 20 velas, que se discurre será la Armada de España. Dios quiera darnos este consuelo…”. Y así fue, al amanecer de dicho día, una escuadra española era avistada rumbo al puerto de Alicante y, aunque inferior en número, conseguía ahuyentar a la francesa hacia aguas de Mallorca. Finalizaban así ocho días de brutales bombardeos que arrasaron casi por completo la plaza alicantina. De 2.000 viviendas sólo quedaron en pie 200, quedando destruida entre ellas la casa del gobernador. Otro edificio arrasado fue el mismo Ayuntamiento, incluyendo su archivo que contenía los actos, privilegios y otros documentos ciudadanos, perdidos así para siempre. Tal desastre forzará al rey Carlos II a asignar 4.000 pesos para la retirada de minas de la ciudad. 18

En una carta al monarca del 5 de agosto se le informará de todo lo acontecido. En ella, el consell de Alicante refiere la ayuda material recibida por distintas localidades, entre ellas la de Almansa, que junto a la de Villena fue de las más destacadas: “No menos ha devido esta ciudad para su defensa mucha parte de socorros de bastimentos a algunas destas comunidades y a otras que no tenian esta obligacion. […] y la villa de Almansa Reyno de Castilla con 250 arrovas de harina 80 carneros salados y 8 arrovas de polvora que todo ha sido de no poco alivio…” También se le da a conocer la ayuda en soldados: “Las ciudades y villas del Reyno de Castilla […] sin obligacion que les estrechase y voluntariamente de las ciudades de Villena y Chinchilla y villas de Almansa, Yecla, Albazete, Sax, la Roda, la Gineta, Jumilla, Tovarra y otras han venido con sus corregidores Alcaldes Mayores y Tenientes con toda la Nobleza de sus districtos por aventureros y gran numero de infantería y cavalleria que llegava a mil y quinientos sustentada a sus costas y han sido la mayor seguridad para impedir el desembarco y mayores hostilidades”. Como se ve, se hace referencia expresa a un socorro de hombres enviado por Almansa, como ya se ha comentado antes. Al respecto, en el acta capitular de nuestra localidad del 15 de agosto, se lee: “…fueron remitidos los mas infantes y cavallos que la brevedad del caso pudo dar de si yendo governandoles el señor Alcalde Maior…”. Se especifica claramente que sí se enviaron soldados almanseños, a la cabeza de los cuales iría el mismo alcalde mayor del concejo, lo cual concuerda plenamente con lo relatado en el informe al rey. En concreto su número sería de 249 hombres1 , entre ellos los provenientes de Alpera y Carcelén. Sea como fuere, conocedor Carlos II del gran auxilio que la villa de Almansa había proporcionado a la ciudad de Alicante, remitirá una carta de agradecimiento al concejo almanseño. De ella sólo hay constancia a través del acta capitular del día 29 de septiembre, pues desafortunadamente no se conserva. Dice así: Consejo Justicia Regidores Cavalleros escuderos oficiales y honbres buenos de la villa de Almansa haviendoos señalado muy particularmente en los socorros que esta villa enbio a la ziudad de Alicante en la ultima inbasion que en en ella executo la harmada de francia: e resuelto daros grazias (como os las doy) manifestandoos la gratitud que mea merecido buestro zelo y fineza en esta operacion y que es muy conforme a la confianza que tengo de buestra lealtad a mi servicio. de Madrid a 20 de Agosto de 1691. Yo el Rey Por mandado del Rey Nuestro Señor = Don Francisco Nicolas de Castro No será esta la única muestra de gratitud, ya que se recibieron otras dos cartas de agradecimiento, por parte del marqués de Castel Rodrigo, virrey del Reino de Valencia, y de don Jaime Antonio Borrás, gobernador de Alicante. Ambas también desaparecidas, y de las cuales se desconoce su contenido pues no fueron reproducidas en las actas capitulares, aunque con total seguridad irían en la misma línea de la enviada por el monarca. Conclusiones Finalmente, examinados estos acontecimientos, llega el momento de conocer sus causas, que habrían de atribuirse a la idea francesa de asolar las bases de partida y avituallamiento del enemigo, e imponer la sumisión a la supremacía del Rey Sol: recordemos que el gobernador alicantino se negó a pagar el tributo solicitado. Estas correrías y ataques de la Francia de Luis XIV sobre el levante español, constantes a lo largo del reinado de Carlos II (1665-1700), tendrán un resultado: la acentuación en los territorios de Valencia y Cataluña de la antipatía que sentían hacia Francia, ya desde la rebelión catalana de 1640. Resentimiento que será causa primordial para explicar su apoyo al bando austracista, en contra del bando borbónico de Felipe V, durante la Guerra de Sucesión Española (1701-1713). Terminemos con una reflexión. Conociendo esta muestra de solidaridad, castellana en general y almanseña en particular, tal vez fuera conveniente revisar el tan manido dicho de “Quan el mal ve d’Almansa…” 1 CÓZAR GUTIÉRREZ, R. Y MUÑOZ RODRÍGUEZ J.D.: “Monarquía, poder y movilización social en tiempos de crisis. La población del reino de Murcia en los socorros de Alicante y Cartagena de 1691”, en Ensayos, Revista de la Facultad de Educación de Albacete nº 23 (2008) proporcionan la cifra de 249 soldados aportados entre Almansa, Alpera y Carcelén.

Alfonso Arráez Tolosa - Historiador

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