Antecedentes históricos del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST): Régimen militar, religión y luchas campesinas: Brasil, 1964-1985

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Descripción

Antecedentes históricos del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST): Régimen militar, religión y luchas campesinas: Brasil, 1964-1985 Alfredo Mora Pavón Mi único ánimo es cortar el mal gobierno de tanto ladrón zángano, que nos roba la miel de nuestros panales José Gabriel Condorcanqui

Introducción

El 23 de octubre de 2010, el Movimiento de los Sin Tierra (MST1) de Brasil se pronunció a favor de la candidatura de Dilma Rousseff del Partido de los Trabajadores a la presidencia del Brasil, una semana antes de las segunda vuelta de las elecciones en las que habrían de enfrentarse ese partido político y el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) encabezado por José Serra. El apoyo por parte del MST a la candidata Rousseff, se daba no obstante las fuertes críticas2 que enfrentaron ella y Luiz Inácio Lula da Silva3, presidente de Brasil, por parte del MST, acusándolos de implantar políticas sociales y económicas – particularmente agrarias- de poca profundidad a lo largo de su gobierno. Una semana después del pronunciamiento, el 31 de octubre, Dilma Rouselff ganaría las elecciones presidenciales de Brasil con el 56% de la preferencia electoral, dando continuidad al proyecto político encabezado por Da Silva en los dos cuatrienios anteriores.

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El nombre completo, en portugués es: Movimiento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra. “Infelizmente, los avances del gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva en dirección de esas banderas democráticos populares fueron insuficientes, a pesar del acierto de su política externa.” MST, “Mensaje al pueblo brasileño,” 23 de octubre de 2010. Citado en Periódico La Jornada, 24 de octubre de 2010. 3 Da Silva fue presidente de Brasil desde el 1 de enero de 2003 y hasta el 31 de diciembre de 2011. En enero del 2003, nombró a Rousseff Ministra de Energía, y en 2005, Jefa del Estado Mayor. 2

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Meses después, y una vez asumido el cargo de presidenta de Brasil, Rouselff reivindicó la implementación de la reforma agraria, al considerarla clave para la erradicación de la pobreza, evitar la superpoblación de las ciudades y hacer justicia sobre la distribución de la tierra declararía “democratiza el acceso a la tierra, garantiza la producción de alimentos saludables y baratos y genera renta y bienestar social en el campo”; en lo que se considera una clara alusión y respuesta al apoyo brindado por el

MST a su

candidatura, reconociendo al importante peso e influencia que este ha adquirido en la actualidad política, social y económica del Brasil, a lo largo de más de 25 años de existencia formal, colocándolo como el más importante movimiento social brasileño contemporáneo4. Por su influencia en el sistema político brasileño, su larga trayectoria que incluye distintas fases de transformación y nivel de organización, así como por su capacidad para construir propuestas alternativas que den viabilidad al agro brasileño, el MST de Brasil es considerado, en la últimas tres décadas, como uno de los más importantes movimientos sociales de América Latina. Fundado en el año de 1985, el MST abarca al día de hoy a 24 de los 27 estados brasileños y organizando a 350 mil familias o alrededor de dos de los 17 millones de campesinos brasileños.5 Pese al valor político del movimiento en el contexto actual brasileño -evidenciado en la autoridad con la que puede expresar su posición respecto a diferentes asuntos en las esferas económica, social y política-, es necesario señalar que cualquier análisis que

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El movimiento de los Sin Tierra (MST) es, sin duda, el mayor y mas vigoroso movimiento social que existe en Brasil […] Su capacidad para producir hechos políticos relevantes, de tornar visibles sus banderas de lucha t de extrapolar el recorte estrictamente rural no tiene parangón […] En función del peso político que ha adquirido, del ejemplo contestatario que encarna y de la causa que defiende es también el movimiento que encarna y de las causas que defiende, es también el movimiento social más combatido por la burguesía y los grandes medios de comunicación. Mendes, Joao. “El MST en una perspectiva histórica”, 2005, p.102 5 MST, Entenda como estamos organizados, 10 de julio de 2009

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busque precisar el origen, contenido y desarrollo histórico de este fenómeno debe remitirse y enfatizar el espectro en que el MST ha generado la mayor parte de su dinamismo: el ámbito agrario, y en particular la lucha por la tenencia de la tierra.6 Con ese enfoque, en el presente estudio histórico se pretende analizar los antecedentes históricos del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST) de Brasil, entre los años 1965 y 1985, es decir, las condiciones sociales, políticas y económicas que lo propiciaron, así como las formas de organización, movilización, demandas y propuestas campesinas en Brasil en ese período, La etapa señalada, de una duración aproximada de veinte años es, evidentemente, un reto debido a su amplitud. Por esa razón, en la realización de este trabajo habrán de realizarse los cortes y delimitaciones necesarios, que propicien un análisis acotado capaz de centrarse en los antecedentes de la formación del MST exclusivamente relacionados con el ámbito agrario. No se perderá de vista además, que en el análisis respecto a los procesos históricos de las naciones latinoamericanas, debe realizarse un estudio meticuloso capaz de matizar y precisar las condiciones propias de cada país en los diferentes contextos históricos, políticos, sociales, culturales, económico y geográficos, con el objetivo de encontrar las continuidades y disrupciones propias de cada uno de ellos. Para dar cuenta de los factores señalados, este ensayo buscará responder las siguientes preguntas: ¿Qué factores confluyeron en la formación del MST?, ¿Cuáles eran sus raíces, orígenes, causas?, ¿Cuáles son, por lo tanto, sus objetivos y características actuales?

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El estudio del ámbito o cuestión agraria brasileña no debe desprenderse de un referente teórico. Es por eso que en este trabajo se retomará lo que Mancano define como cuestión agraria: “el conjunto de problemas relativos al desarrollo del agro y de las luchas de resistencia de los trabajadores, que son inherentes al proceso desigual y contradictorio de las relaciones capitalistas de producción.” Mançano, Questao, 2000, p. 3

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Procesos que confluyen: política, economía, sociedad y religión.

Al MST se le puede considerar el resultado de una suma de diferentes procesos y factores culturales, políticos, sociales, económicos y geográficos, cuya convergencia pudo darse debido a complejas décadas de evolución, asimilación, ruptura, crisis y acuerdos que permitieron construir un movimiento que incluso, después de eso, es impensable considerar completamente homogéneo o acabado. Existe además, de manera imperativa, una realidad histórica que es inherente al campo brasileño, y a sus diferentes regiones, e incluso al de otros países de América Latina, saltando a la vista de manera casi necesaria: la preponderancia de la estructura latifundista, o en otras palabras, la concentración y forma de propiedad de la tierra, con ciertas variaciones, en muy pocas manos:

Desde la Roma antigua se utiliza el termino Latifundio para designar el dominio de una gran área de tierra por un único propietario. Pero el significado, de gran extensión, varía según la realidad de cada país, y a su vez, de las realidades locales dentro del mismo país. Por ejemplo, en Japón, que cuenta con poca superficie pero que está superpoblado, una propiedad de tierra sería considerada latifundio cuando estuviera por encima de las 100 hectáreas. En cambio, Brasil tiene una enorme extensión territorial y está relativamente poco poblado. Aquí se considera latifundio cuando la propiedad sobrepasa las 1,000 hectáreas. Pero en el mismo Brasil, debido a las características diferenciadas de sus regiones, el concepto de latifundio adquiere dimensiones muy diferentes de acuerdo con cada región.”7

Profundizando en la búsqueda de antecedentes, en el MST es posible reconocer la existencia de, al menos, cuatro diferentes formas fundamentales que confluyeron para

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Harnecker, Tierra, 2002, p. 85

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darle vida: la realidad socioeconómica del campo brasileño, caracterizada por el avance acelerado de la modernización capitalista de la agricultura; la mediación del trabajo pastoral de las Iglesias Católica y Luterana en pro de la lucha por la tierra, las luchas campesinas; y la crisis de legitimidad de la dictadura militar que experimentó la nación brasileña entre 1964 y 1985. De todos ellos se realizará un análisis a continuación.

La dictadura militar y la modernización capitalista de la agricultura.

El 31 de marzo de 1964, un golpe militar depuso al presidente Joao Goulart, permitiendo a los militares asumir el control desde ese momento y hasta el año de 1985. A lo largo de ese período, la dictadura militar habría de representar un importante giro en el proyecto nacionalista con tintes de izquierda encabezado por Goulart, mediante la imposición de un Estado de Seguridad Nacional (ESN), “cimentado en una serie de medidas económicas que sentaron las bases estructurales de un modelo de interdependencia económica, política cultural y militar8” que, en los primeros años, habría de volcarse a la implementación de una serie de programas de desarrollo para el campo y la aplicación de una serie de reformas en materia agraria. Precisamente en el ámbito agrario, el gobierno militar se caracterizó por establecer un proceso de modernización de la agricultura y de expansión del capitalismo en el campo, bajo el paradigma de la Revolución Verde9, fundamentada en la elevación de los índices productivos como resultado de la introducción de tecnología, la colonización y la ampliación de la frontera agrícola, así como la dependencia de la renta al capital, la

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Elkisch, “MST”, 2005 p. 29 “Esta revolución verde se materializó de hecho sobre un patrón tecnológico en el cual, donde fue implantado de forma significativa, se rompió radicalmente con el pasado para integrar fuertemente a las familias rurales a nuevas formas de racionalidad productiva, mercantilizando gradualmente la vida social, y, en un lento proceso histórico, quebrando la relativa autonomía sectorial que en otros tiempos la agricultura había experimentado”. Zander, “Futuro”, 2001, p. 84 9

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concentración de tierras y las políticas de financiamientos para la agricultura con beneficios exclusivos para los latifundistas o grandes productores rurales. Lo anterior habría de instrumentarse mediante el Estatuto de la Tierra, que clasificó los inmuebles rurales y promovió a la empresa como la forma ideal de propiedad y producción y para ello, estableció la función social de la tierra, lo que otorgó al Estado la posibilidad de expropiar tierras improductivas. Con la implementación del estatuto, sancionado en la ley 43,330 de 1964, y con la puesta en marcha de minifundios y la concentración de la tierra mediante latifundios y empresas10, la dictadura militar dio dirección a la cuestión agraria hacia una perspectiva empresarial agrícola que, al mismo tiempo, indicaba una política para controlar las luchas sociales, así como la radicalización de las mismas, y que Souza califica como:

Una propuesta de reforma agraria localizada y restringida en áreas de tensión social grave, por medio del cual, el gobierno militar podía enmarcar dos tendencias en apariencia contradictorias […] por un lado una política deliberada de concentración de tierras y de constitución de grandes empresas en el campo, y por el otro, una política de redistribución de tierras en los lugares en que las tensiones sociales podían definir como un peligro para la seguridad nacional.11

El avance acelerado de la modernización capitalista de la agricultura, particularmente en el la región del centro-meridional del país, que se materializó por medio de la

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Minifundio entendido como propiedades con un área inferior a un módulo rural (unidad de medida de la tierra en Brasil que es la cantidad mínima necesaria para el sustento de una familia) y por lo tanto incapaces de proveer la subsistencia del productor y su familia; latifundio entendido como inmuebles de un área entre 1 y 600 módulos rurales que pueden ser por explotación, esto es con niveles de explotación inferiores a la medida regional o por extensión que se cuentan independientemente del tipo y las características productivas desarrolladas en ellas. Las empresas son vistas como inmuebles entre 1 y 600 módulos caracterizadas por un nivel de aprovechamiento del suelo y de racionalidad de la explotación compatibles con los patrones regionales, el cumplimiento de la legislación laboral y la preservación de los recursos naturales. Véase, Servolo de Medeiros, Reforma, 2003, p. 23 11 De Sousa, “Campesinos”, 1984, p. 19

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mecanización de la labranza, el paquete tecnológico de la revolución verde12, y el financiamiento del crédito rural por parte del régimen militar, apoyado por instituciones crediticias internacionales como el Banco Mundial,

produjo también una intensa

expropiación de pequeños arrendatarios, medieros e hijos de pequeños productores:

La agravante en este momento consistió en que las alternativas de vida tradicionales no respondían ya a las necesidades de reproducción de los campesinos: por un lado, los proyectos de colonización de la frontera en la región norte demostraron ser inviables y muchos agricultores comenzaron a volver a sus regiones por falta de condiciones de vida adecuadas; por otro lado la emigración a las ciudades tampoco era una alternativa atractiva, dado el agotamiento de la fase expansiva del empleo industrial […] En el marco de una sociedad altamente desigual y una brutal concentración de la propiedad agraria, los efectos socialmente regresivos de la modernización conservadora de la agricultura, ya no eran mitigados por mecanismos compensatorios.13

Entre los efectos más devastadores del sistema de medidas agrarias puesto en marcha por el régimen militar –que respondían a su vez, a los lineamientos establecidos por el gobierno de Estados Unidos y cuyos rasgos fundamentales se estipulaban en la Alianza por el Progreso-, se encontraron la acentuación de las diferenciaciones sociales, la exacerbación del monocultivo el mantenimiento de formas esclavistas14, así como a las repercusiones ambientales producto de la degradación de suelos agrícolas; y el hecho de que en período de diez años, se generó la expulsión de más de 30 millones de campesinos y trabajadores agrícolas a las ciudades,15 “lo que a su vez modificó profundamente la configuración demográfica del país, la cual, si para los años cincuenta

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Que incluyó la explotación intensiva de los monocultivos, así como la utilización masiva de pesticidas, herbicidas y fertilizantes. 13 Mendes, “MST”, 2005, p. 10 14 “Diversos investigadores estiman que en la década de los 70, más de medio millón de trabajadores fueron sometidos a la esclavitud en la región amazónica para permitir la apertura de las nuevas y modernas empresas agropuecuarias.” De Souza, “Futuro”, 2001, p. 33 15 Zibechi, “Zapatisti”, 2001, p. 18

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registraba una población rural de 69 por ciento, contra una urbana del 31 por ciento, en los ochenta registraba la relación urbana, 32 por ciento rural y 68 por ciento urbana.”16 Todo ello habría de dar pie a la concatenación de tres fenómenos: la introducción de una faceta de libre mercado (que a la postre se conocería como neoliberalismo) en el campo brasileño; el paradójico crecimiento de la producción de alimentos y de los campesinos que pasaban hambre, excluidos por el modelo de modernización económica, y la generación de las primeras poblaciones que enfrentaron las consecuencias de la fallida modernización y que conjunto; “crearon un contingente de la población potencialmente dispuesto a luchar por la posesión de la tierra en las propias zonas de residencia: los trabajadores sin tierra”.17

Religión y trabajo pastoral: la Iglesia como impulsora de la lucha agraria.

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Elkisch, “MST”, 2005, p 29 Ibíd., p. 10

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El segundo proceso que habría de contribuir al origen y fundación del MST, fue el intenso trabajo pastoral tanto de la Iglesia Católica como de la Luterana, en pro de la lucha por la tierra, particularmente a través de dos elementos: la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), fundada en 1975, y las actividades realizadas por las comunidades eclesiales de base (CEB), que servirían de base a la creación del Movimiento de Educación de Base (MEB) en 1961 y que estarían vinculadas estrechamente a la Iglesia Católica y, en particular, a las corrientes dentro de ésta relacionadas con la Teología de la Liberación y el Concilio Vaticano II de 1965, que exhortó a los católicos a retomar la función social de la Iglesia, propiciando que el principio de ayuda a los pobres y oprimidos por parte de la iglesia tuviera eco en un importante número de integrantes del clero católico. El concilio derivó en la formación Comisión Pastoral de la Tierra (CPT)18 en 197519, considerada una de las plataformas fundacionales del MST, del cual tuvo que distanciarse nominalmente, por ser una entidad religiosa que no podía distinguirse plenamente como parte de una organización cuya bandera fuera la lucha campesina. Las actividades de la CPT se vieron fortalecidas por la existencia previa de los Comités Eclesiales de Base (CEB)20, cuya existencia desde los años cincuenta, cobró mayor fuerza tras el Concilio Vaticano II y la formación de la CNBB.

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Ivo Poletto, primer secretario de la CBTT describió así a la Comisión: “los verdaderos padres y madres de la CPT son los peones, los colonos, los indios, los migrantes, las mujeres y los hombres que luchan por su libertad y dignidad en una tierra libre de la dominación de la propiedad capitalista Comissao Pastoral da Terra, “O nascimento da CPT”, 05 de febrero de 2010. 19 Durante el Encuentro Pastoral de la Amazonia celebrado en 1975 y convocado por la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) (creada en 1955), la CPT tuvo como origen la ola de conflictos por la tierra que ocurrián en regiones Norte y Centro-Oeste del país. Poseía como referencia doctrinaria la Teología de la Liberación y tuvo objetivo de elaborar una pastoral de conjunto y fortalecer la Iglesia asegurando su posición como una institución con autoridad para resolver las cuestiones sociales junto o al Estado en el mismo nivel de igualdad. Véase Stédile, Brava, 1999, p. 19 20 En la práctica, los CEB son núcleos de individuos reunidos para reflexionar y analizar temas bíblicos y sociales desde un horizonte religioso.

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Los CEB habrían de fungir como receptáculos en los que se insertaron y participaron una gran cantidad de trabajadores rurales para hacer frente a la restricción de derechos impuestos por la dictadura, convirtiéndose así en ejes de articulación y organización de buena parte de la población afectada por las políticas económicas, sociales y agrarias del régimen militar: “Dentro de una visión liberadora de la nueva evangelización, expropiados, explotados y muchas veces miserables, dejan de ser corderos y en los CEB, estos sujetos pasan a ser vistos en toda su dimensión […] Es en esta dimensión que el pobre emerge como sujeto de su liberación y también de la nueva evangelización.”21 Teniendo como fundamento la preocupación por la educación de base y la evangelización comunitaria, la CEB darían paso a la formación más amplia del Movimiento de Educación de Base en 1961, con una propuesta educativa que tuvo como objetivos la formación cristiana y la educación de base de las poblaciones de las zonas más pauperizadas del país, así como el desarrollo espiritual del pueblo para defenderse de las ideologías incompatibles con el espíritu cristiano católico y nacionalista.22 Es así como en la década de los 60, la iglesia brasileña, redefinida por el posicionamiento del Concilio Vaticano II, se percata de la realidad social, permitiendo y apoyando el surgimiento de las primeras iniciativas de formación de grupos de cristianos afectados por el contexto social, político y económico. organizaciones como la Acción Católica Especializada (ACE), la Juventud Universitaria Católica ( JUC) y la Juventud Estudiantil Católica (JEC), comenzaron a introducir, en diferentes sectores de la población brasileña, incluyendo la rural o campesina, reflexiones de fe sobre la práctica religiosa y su vínculo con la situación sociopolítica y económica del país, 21 22

Mançano, Formaçao, 1999, pp. 71-72 Véase Damasceno, Pedagogía, 1990, p. 43

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generando una tendencia denominada “izquierda católica”, en la que se exigía a la instituciones eclesiásticas asumir un compromiso verdaderamente histórico con el pueblo brasileño, particularmente con los más afectados por las injusticias sociales. Las amplias y profundas actividades de trabajo pastoral de las CEB, así como de la vocación ecuménica de la CPT, “su actuación prácticamente nacional, su orientación hacia la acción directa y su capacidad en ese momento para traducir al lenguaje religioso las reivindicaciones de los campesinos, favorecieron la constitución de los trabajadores rurales sin tierra como nuevo agente social.”23

Las ligas campesinas.

Uno de los más importantes resultados del trabajo pastoral de las Comités Eclesiales de Base fue el fuerte impulso a la creación, organización y desarrollo de las luchas campesinas, cuya existencia data, en la larga duración, de casi cinco siglos, pero que en el XX, habrían de consolidarse con mayor fortaleza al entrar en contacto con las CEB y otras expresiones religiosas, políticas y sociales. Es por ello, quizá, que en diferentes momentos de la historia brasileña hayan existido movimientos sociales y revolucionarios que enarbolaron la bandera de la lucha agraria, a veces mezclada con otros componentes como el político, el cultural o el religioso, y hayan influido en procesos de lucha agraria posteriores: la República de los Guaranís (1610-1768), la República de los Palmares (entre los siglos XVI y XVII), La Cabanada (1833-1839), Los Canudos (1893-1897), la Guerra del Contestado (1912-1916), El Calderaio (1922-1931), así como las Ligas Campesinas (1955-1964), a las que se dedicará un espacio de análisis más amplio, a continuación.

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Mendes, “MST”, 2005, p. 11

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No es imposible afirmar que en todas ellas existen vínculos con el Movimiento de los Sin Tierra de la actual, pues como lo afirma Harnecker, el MST “hereda una prolongada lucha por la tierra en Brasil que puede remontarse a la época de la llegada al país de los portugueses.”24 Las ligas campesinas son, por definición, un movimiento campesino cuya existencia puede establecerse. entre la década de los cincuenta y sesenta del siglo XX. Sus actividades han sido rastreados hasta el año de 1964 en la zona del noreste brasileño, hasta que fueron atacadas, perseguidas y puestas en la ilegalidad por la dictadura militar25. Asociadas o apoyadas por Comunidades Eclesiales de Base, intelectuales, políticos y artistas populares conocidos como “repentistas”26, alcanzaron un nivel muy importante de divulgación entre la población campesina brasileña, llegando, en 1963, a contarse alrededor de 218 ligas distribuidas del territorio de Brasil. En 1961, fue realizado el I Congreso Nacional de Campesinos y Trabajadores Agrícolas que buscaba consolidar una plataforma para reivindicar la reforma agraria, la libertad de organización de los campesinos y extensión a los trabajadores rurales de los derechos laborales concedidos a los trabajadores urbanos. Tras una etapa en la que se incrementó la participación campesina en las ligas, aumentando también su presencia a lo largo del país, el golpe militar de 1964 las dividió y aniquiló . Su principal dirigente, Francisco Juliao, fue exiliado del país y se refugió en México.

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Harnecker, Martha. “Sin Tierra” p. 10 Su origen se establece con mayor claridad en 1955, cuando los trabajadores campesinos del ingenio Gelileia, en Pernambuco, crearon la Sociedad Agrícola y Pecuaria de los Trabajadores de Pernambuco, reconocida como la primera liga campesina y cuyo principal objetivo fue luchar por la propiedad de la tierras y la reforma agraria. Véase, Stedile: Brava, 2002, p. 16 26 Se trataba de cantadores y tocadores que participaban en ferias y fiestas tradicionales del noreste Brasileño, componiendo versos improvisados en los que se divulgaban los objetivos, formas de organización y crecimiento de las ligas. 25

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Para la segunda mitad de la década de los sesenta, las ligas campesinas quedarían prácticamente extinguidas, pero dejarían rastros en las demandas, objetivos, formas de organización y contenido ideológico de otras organizaciones campesinas, que la postre, habrían de conjuntarse para fundar el MST:27

Caída del régimen militar: crisis económica, apertura política y protesta social

Como se mencionaba con anterioridad, el régimen militar en Brasil se mantuvo por espacio de veinte años, entre 1964 y 1984, en los cuales las decisiones de gobierno se ejercieron como imposición por parte de los altos mandos de las Fuerzas Armadas. La Constitución y los ordenamientos emanados de ella, incluyendo la división de poderes, se mantuvieron vigentes, otorgando a los militares la legalidad28 necesaria para permanecer en el poder. El debilitamiento del gobierno militar, sin embargo se vio alentado por dos procesos paralelos que habrían de tener un punto de convergencia a partir de la primera mitad de la década de los setenta, uno de corte económico y otro de tipo político y social. Por un lado, durante gran parte del período dictatorial la economía brasileña experimentó un cierto nivel de estabilidad y crecimiento, etapa a la que se le denominó “milagro brasileño” que habría de revertirse a partir de 1973 con el inicio de la crisis internacional del capitalismo “que al reflejarse en la economía brasileña, exigió una 27

“En tanto que el MST se formaba a partir de la convergencia de un vasto repertorio de actores y sectores con amplia experiencia de lucha y organización, durante sus primeros años de vida el movimiento se volcó al debate y rescate de las diversas experiencias de lucha que se habían gestado en Brasil, como las Ligas Campesinas, los Sindicatos rurales, los movimientos mesiánicos de Canudos (1896) y Contestado (1912).” Elkisch, “MST”, 2005, p. 30 28 Durante ese período hubo un total de seis presidentes: Castelo Branco (1964-1967), Artur Costa e Silva (1967-1969), Emilio Gastarrazu Médici (1969-1974), Ernesto Geisel (1974-1979), Joao Baptista Figuereido (1979-1985) y el civil en transición José Sarney (que sustituyó al recién electo y fallecido Tancredo Neves). El régimen se mantuvo mediante la promulgación de Actas Institucionales, que fueron los decretos emitidos por la dictadura militar, que en conjunto con los ordenamientos constitucionales, le permitieron legalizar sus acciones de gobierno, incluida la represión por parte del Estado hacia amplios sectores de la población brasileña.

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nueva articulación de alianzas y políticas en el bloque dominante., promoviéndose un proceso de cambios y desplazamiento y mostrándose también los primeros síntomas de cansancio del modelo de desarrollo.”29. De esta forma, la fuerte contracción experimentada por la economía brasileña habría de tener una importante repercusión en la esfera política: “Como el milagro brasileño había dejado de ser tal milagro y la economía del país se desaceleraba, el régimen militar comenzó a debilitarse y comenzó a gestarse un proceso de democratización del país.”30 Con la llegada del general Ernesto Geisel a la presidencia en 1973, la dictadura buscó dar un giro hacia formas de ”apertura política”, dando muestras de su intento por recuperar la legitimidad y la gobernabilidad perdidas: […] De esta manera, el régimen comenzó a salir de una situación relativamente paralizante para ingresar en un nuevo momento histórico, en el cual ya no se encontraba capacitado para absorber sus propias fracturas internas. A partir de las elecciones de 1974 y 1976 creció progresivamente la oposición al mismo tiempo que los movimientos sociales resurgieron como canales de reivindicaciones de la sociedad civil. 31 En una primera etapa, que podríamos señalar entre los años de 1964 y 1974, las formas de protesta y movilización se mantuvieron en una posición latente pero pasiva. Podría afirmarse que la esfera política se trasladó y estuvo monopolizada por las acciones del gobierno y se dirimió en las altas esferas oligárquicas y militares: 32 A lo largo de la dictadura, sin embargo, hubo importantes movilizaciones de protesta en contra del régimen, que endureció paulatinamente las políticas de censura y represión por parte de éste. 29

Noé, Movimientos, 1989, p. 391 Harnecker, Tierra, 2002, p. 21 31 Noé, Movimientos, 1989, p. 391 32 “Durante el período comprendido de 1964-1974, el silencio dominaba en el país. La represión política garantizó el desmantelamiento y la clandestinidad de las diferentes formas de expresión de la sociedad civil. El pacto en el poder, se impuso a sí mismo la tarea de impulsar la racionalidad económica y acabar con toda agitación social” Ibíd, p. 389 30

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Los procesos de deterioro económico y de obligada apertura democrática habrían de detonar el creciente nivel de insatisfacción social experimentado por la mayor parte de la población brasileña. Campesinos, estudiantes, obreros, desempleados, desterrados, e intelectuales fueron los principales sectores que habrían de alimentar las movilizaciones opuestas a la dictadura: “Crecían las manifestaciones de descontento popular: primero centradas en la cuestión de los derechos humanos, pero muy pronto asumieron otras reivindicaciones y se vieron fortalecidas por las grandes luchas sindicales.”33 Al estrecharse el vínculo entre la movilización popular urbana y la lucha por la reforma agraria que favoreciera a los campesinos desposeídos por las políticas de las últimas dos décadas, se formó una ola de respuesta al gobierno que además, abriría las puertas a una etapa de transición, de importantes cambios políticos y de nuevas formas de organización social.34 Para 1985, la conjunción de estos factores llevó a la gestación de un importante movimiento que enarbolando el lema Diretas Já35, llevó a cabo una campaña política, que reivindicaba el derecho a elegir al presidente del país por voto directo de los electores.. La fuerza de las movilizaciones habría de consolidar a tal grado que serviría de plataforma a la casi total apertura democrática de la dictadura.. Una buena parte de la corriente agraria o campesina del este movimiento, habría de crear un foro de discusión, análisis y organización, que en enero de 1985 impulsaría la posterior fundación formal del MST.

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Harnecker, Tierra, 2002, p. 22 “La eclosión de las huelgas obreras en la región más industrializada del país a partir de 1979-1979, sirvió de ejemplo a otros grupos sociales en el medio urbano y rural. Para ese entonces, la lucha en el campo coincidía con el ascenso en la movilización popular en las ciudades y la luchas por la reforma agraria se conecta más directamente con la lucha por la democracia. Esa convergencia de reivindicaciones favoreció la creación del MST y otras organizaciones, como el Partido de los Trabajadores (PT) en el plano político-partidario y la Central Única de Trabajadores (CUT) en el ámbito sindical.” Mendes, “MST”, 2005, p. 11 35 Directas Ya. 34

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CONCLUSIONES

El Movimiento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra (MST) brasileño, es, hoy en día, un actor social y político fundamental y necesario para comprender la realidad histórica que nos acontece como región. Sus fundación, principios, transformaciones y formas de maduración, que hoy trascienden el ámbito meramente agrario, son propias de una dimensión espacial y temporal específicas, pero responden a una situación que atañe al contexto latinoamericano en general: regímenes políticos autoritarios, escasa participación política y cuidadana, sociedades caracterizadas por profundas amplias y profundas diferencias sociales, culturales, económicas, etc; así como movimientos sociales enriquecidos por una diversidad de demandas y contenidos. En los orígenes del MST en Brasil puede localizarse la conjunción de diferentes procesos en los que han intervenido factores de tipo político, social, económico, y cultural con diversas duraciones. La crisis económica internacional e internacional en la década de los setenta, la llegada y posterior caída de una dictadura militar entre los años 1964 y 1984, la fundamental participación de corrientes religiosas cercanas a la Teología de la Liberación durante ese período, y que en Brasil pudo establecerse y consolidarse de manera amplia; así como el largo proceso recorrido por las luchas campesinas, son quizá los elementos más visiblemente determinantes. Sería un error considerar que éstos son los únicos que enmarcaron la formación del MST. Existirán en todo momento otros factores de los que el movimiento se nutrió, y seguirá haciéndolo en el futuro, y que tendrán que ser estudiados a fin de encontrar

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mayor precisión en el análisis del fenómeno, que hasta ahora, y mientras siga vigente, no quedarán agotados. Sin embargo, es posible localizar, a partir de la década de los cincuenta del siglo XX, en la dinámica de convergencia de los factores ya señalados, la detonación paulatina dn la fundación del MST, configurando una plataforma social, un amplio contenido político ideológico y una base material económica que pudo cimentarlo y sostenerlo. El Primer Encontro do Movimiendo Dos Trabalhadores Rurais em Terra, en la ciudad de Curitiba, estado de Paraná donde sería fundado el MST en 1985, representó un acto simbólico en el que se materializó una larga tradición de lucha y organización que no obstante el álgido y complicado período de dictadura militar, buscaba dar cauce a las luchas y demandas agrarias formuladas durante muchos años por parte de los campesinos brasileños, y que hasta entonces, no habían encontrado resolución por la vía de los mecanismos del Estado. En ese encuentro, una gran cantidad de organizaciones, con vestigios de las luchas campesinas de los décadas anteriores, habrían de llevar a escala nacional sus actividades políticas, incorporando a su proyecto político la lucha por la reforma agraria, la búsqueda de una sociedad justa e igualitaria, el acercamiento de las luchas del campo y la ciudad, la democratización de la educación, y la adopción de las ocupaciones como forma de lucha. Bajo estos preceptos, la historia del MST, que cumple 26 años, tiene como origen de la confluencia de las dinámicas descritas en este trabajo, lo que le ha otorgado al movimiento un carácter multifacético y diverso, en el que “la conquista de la tierra no sólo representa la recuperación de un pasado arrebatado sino, sobre todo, la conquista de un futuro por construir.”36

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Elkisch, “MST”, 2005, p. 40

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