ANTECEDENTES DE LA LITERATURA GÓTICA: LOS RELATOS DE BRUJAS DE LOS SIGLOS XV-XVII

Share Embed


Descripción

ANTECEDENTES DE LA LITERATURA GÓTICA: LOS RELATOS DE BRUJAS DE LOS SIGLOS XV-XVII

Eva Lara Alberola Universidad Católica de Valencia

LOS MONSTRUOS DE LA RAZÓN. LO GÓTICO EN LAS LITERATURAS EUROPEAS Y TRANSATLÁNTICAS.

PALABRAS CLAVE terror - horror lo grotesco decadencia transgresión sublimación de lo sobrecogedor Núcleo indispensable: espeluznante sobrenatural/preternatural

noche ruinas castillos cementerios bosques

La literatura gótica parece, a priori, la materia prima ideal para un estudioso de la magia y la brujería:

El monje Frankenstein Melmoth el errabundo Drácula …

HIPÓTESIS DE PARTIDA Si en los siglos XVI y XVII la brujería apenas comparece en la literatura, y es precisamente en esas centurias cuando se da la eclosión de la caza de brujas, puede que sea necesario que, históricamente, se cierre la persecución para que termine de literaturizarse esa figura. La novela gótica será la perfecta marmita para este personaje, idóneo para protagonizar relatos de terror.

No se verifica

¿Dónde se encuentra recreado este actante, que tan presente se halla en el cuento popular?

¿Qué tipo de textos podían albergar relatos sobre esta fémina?

SEGUNDA HIPÓTESIS

La podemos encontrar en los manuales de inquisidores y tratados sobre esta temática; también en los registros de los procesos.

HIPÓTESIS VERIFICADA

Son compendios, recopilaciones de ejemplos cuyas protagonistas son las brujas. Son muy breves, no se presentan como ficción, sino como realidad (aunque evidentemente, son ficción). No se puede hablar de narraciones de terror, pero sí de un germen importante. Son como fogonazos de historias terribles o escenas espeluznantes, pero no hay un trabajo literario que se detenga en la intriga, pues no hay un proceso de escritura consciente, sino más bien un intento de recoger testimonios.

¿Por qué se puede considerar material literario? Tenemos un discurso (sobre la brujería) que actúa como el literario, en la medida en la que "crea una nueva realidad mediante la palabra”. Cuando ese discurso se construye, además, como un relato, la homología con la literatura se acentúa, pues se recurre a elementos narratológicos coincidentes con los literarios. En cuanto a la función estética, imprescindible para poder hablar de texto literario, en el discurso brujeril puede darse a la vez la lectura estética y epistémica, dependería del contexto.

Malleus Maleficarum Sirva de ejemplo el hecho de que uno de nosotros, los inquisidores, encontró en una ocasión una plaza fuerte casi vacía de habitantes por la muerte. Por otra parte, corría el rumor de que una mujer que había muerto y había sido enterrada había comido poco a poco el sudario en el que se encontraba amortajada, y que la epidemia no cesaría en tanto ella no hubiera comido el lienzo y lo hubiese digerido. Se tuvo consejo a este respecto. El preboste y el alcalde de la ciudad, cavando en la tumba, encontraron casi la mitad del lienzo introducido en la boca, la garganta y el estómago y ya digerido. Ante este espectáculo, el preboste, alterado, sacó su espada y cortándole la cabeza la arrojó fuera de la fosa. Inmediatamente la peste cesó. De donde se ve que mediante la permisión divina los pecados de una vieja bruja han sido castigados sobre inocentes por causa de la disimulación de pecados y crímenes anteriores. Una vez que fue practicada la Inquisición, se encontró que durante un largo período de tiempo esta mujer había sido bruja. (Primera Parte, Cuestión XV, p. 174)

Malleus Maleficarum Finalmente, en la misma diócesis [de Constanza], en el territorio de la Selva Negra, una bruja dijo al verdugo que la subía sobre el montón de leña preparado para quemarla; yo te daré tu salario. Ella le sopló en la cara e inmediatamente se vio cubierto de una horrible lepra por todo el cuerpo, de la que no sobrevivió más que unos días (Segunda Parte, capítulo X, 296)

Malleus Maleficarum En la diócesis de Basilea, en la ciudad de Thann, una bruja que fue quemada había confesado antes haber matado a más de cuarenta niños de la manera siguiente: A la salida del claustro materno, les hundía una aguja sobre la cabeza que les penetraba en el cerebro. Otra, en la diócesis de Estrasburgo, confesó haber matado tantos niños que no podía contarlos. Se la detuvo de la manera siguiente: Había sido llamada desde una ciudad a otra para que ayudase a una mujer a parir. Una vez que hubo terminado su trabajo, cuando volvía a su casa, en el momento de franquear las puertas de la ciudad, causalmente salió de su delantal un brazo de niño recién nacido que cayó al suelo. Los que se encontraban en las puertas lo notaron, y cuando hubo pasado fueron a coger lo que ellos creían un trozo de carne. Pero mirándolo desde cerca, vieron que no se trataba de un pedazo cualquiera de carne, sino un brazo de niño con sus articulaciones. Una vez que tuvieron consejo con los jefes, supieron por una investigación abierta que a un niño recién nacido, muerto sin bautismo, le faltaba un brazo. Detuvieron a la bruja, la pusieron en interrogatorio y descubrieron su crimen. Fue entonces cuando reconoció haber matado niños sin cuento. (Segunda Parte, Capítulo XIII, 307)

Malleus Maleficarum 1. Bruja que causa enfermedad o muerte a través de un maleficio, por venganza, despecho o desavenencias: ejemplos 4, 5, 7, 9, 15, 16, 21, 26, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 39, 41, 52, 54 y 64. 2. El prendimiento de brujos/as y su castigo: 6, 17, 18, 19, 42, 43, 44, 66, 67 y 68. 3. Bruja/o que provoca ligaduras, problemas de concepción, impotencia o pérdida de miembro viril: ejemplos 1, 25, 27, 28, 29, 30, 58 y 59. 4. Brujas que atentan contra la infancia: 3, 8, 18, 26, 42, 43 y 65. 5. El acoso diabólico: brujas atormentadas por el diablo, posesiones diabólicas en determinadas personas por medio de la brujería; íncubos, súcubos… ejemplos: 20, 22, 32, 56, 57, 61 y 62. 6. Bruja consagrada pervierte e inicia en la secta a otras más jóvenes: 12, 13, 14, 17, y 40.

Malleus Maleficarum 7. Brujas/os que se metamorfosean en animales o transforman a otros: 7, 31, 48 y 60. 8. Brujas/os que también pueden sanar: 2, 10, 52 y 53. 9. Brujas que embrujan a caballos u otros animales: 10, 46 y 63. 10. Brujas que causan tempestades: 23, 44 y 49. 11. Otros: mujer que falta a sus obligaciones religiosas y deviene, finalmente, bruja (11), bruja que roba hostia consagrada (26), brujo consigue crema de mayo en medio del bosque (45), protección contra brujos (47) y arqueros-brujos (50 y 51).

Disquisitionum magicarum Dicho bastón lo suelen untar con un ungüento preparado con variedad de ingredientes sosísimos, en especial con manteca de niños asesinados. Pero otras veces no es el bastón lo que untan, sino las piernas u otras partes de su cuerpo. […] Se podría prescindir del ungüento. Sin embargo, dice [Grillando] que lo gastan en gran cantidad; y entendiendo ellas que sin él no pueden ser llevadas a la asamblea, quitan la vida a multitud de niños pequeños. […] Así ungidas pueden viajar montadas en un palo, horca, rueca o percha, apoyándose en un pie; o bien montadas en escobas, en una caña, un toro, puerco, macho cabrío o perro. […] Una vez allí, se enciende por lo general una gran hoguera, siniestra y espantable. El demonio preside sentado en su trono, en forma horrible, casi siempre de macho cabrío o de perro. Se le acercan para adorarle, mas no siempre del mismo modo: unas veces de rodillas, otras andando de espaldas y ocasionalmente con las piernas por alto. […] Ofrécenle luego velas de pez o cordones umbilicales, y en señal de homenaje le besan en el culo. […] Además de eso, ofrecen sus hijos al diablo.

[…] Cometidas estas maldades y execrables abominaciones, y otras parecidas, pasan a sentarse a las mesas, a celebrar un convite de manjares que proporciona el diablo, o de los que ha llevado cada cual. A veces bailan antes del banquete, otras después. Suele haber varias mesas, tres o cuatro, repletas de manjares, unas veces exquisitos, otras muy sosos y desazonados. En ellas toman asiento por orden de dignidad o de hacienda. Unas veces se sientan cada cual con su demonio, otras el brujerío a un lado, frente a sus respectivos demonios. Ni siquiera falta una bendición de la mesa digna de tal cofradía, a base de blasfemias. […] Al convite asisten unas veces a cara descubierta, otras oculta por una máscara, pañuelo u otro capuchón o careta. Así también enmascarados, las más de las veces, tras el banquete toma de la mano cada demonio de la guarda a su discípula, y llevan la ceremonia al colmo del disparate; dándose la espalda, asidos por las manos hacen corro, y sacudiendo la cabeza como locos, ejecutan alguna contradanza. A veces desfilan ante el demonio con velas encencidas, para besarle y adorarle, entonando en su honor cantos fesceninos de mucha obscenidad. […] Es entonces cuando muy feamente se aparean con sus demonios amantes. […] Por último, proceden a relatar cada uno sus fechorías realizadas desde la última asamblea. Cuanto más graves sean, más alabadas. […] Y como despedida, reciben unos polvos o venenos. […] La vuelta a casa la hacen a pie los que viven cerca, y los que no, como vinieron. (Libro II, cap. 13, pp. 338-340)

Disquisitionum magicarum En Lutzey, localidad bastante conocida en las estribaciones de los Vosgos, en mayo de 1589 celebraba el vecindario las fiestas del pueblo. Un tal Claudio Cotay regresaba de allí a la vecina localidad de Wisembach al anochecer. Ya había subido buen trecho del monte que separa ambos pueblos, cuando de pronto se vio arrebatado por un torbellino. Al aterrizar, miró en derredor con asombro, por ver la causa de un fenómeno tan inusitado, pues en la atmósfera reinaba la calma y serenidad absoluta. En una anfractuosidad […] advirtió la presencia de seis mujeres que avanzaban a saltos alrededor de una mesa aderezada con gran cantidad de oro y plata, al par que sacudían la cabeza como si tuviesen el baile de San Vito. Acompañábalas un individuo subido en un toro negro, que las observaba como los mirones callejeros. Volviendo en sí, se fijó en todo esto, y cayó en la cuenta de lo que veía. Pero al verse observada por él, la turba desapareció. Perdido el miedo, reemprende su camino. Ya había traspasado la cumbre del monte, cuando ve que le siguen las mismas mujeres, sacudiendo como antes la cabeza, y como concertadas, en el más absoluto silencio. Precedíalas un individuo de tez oscura y manos ganchudas, en ademán de herirle con ellas en la frente. Ante esto, el hombre tiró de espada, y al punto el otro, como asustado de muerte, dejó de atacarle y se esfumó.

No obstante, volvieron a aparecérsele las mujeres, y con ellas el mismo individuo montado en el toro y espectador de las coreas. Cotay, recobrado el aplomo, se le encaró y le dijo: Si eres el que supongo, Desiderio Gaxet, amigo mío, ayúdame en lo que puedas, por favor. Te juro por mi honor que nada diré de lo que he visto. Con la palabra en la boca, se vio envuelto en el mismo torbellino o niebla, que le sacó de allí, encontrándose en un lugar solitario y apartado del camino. Con gran trabajo, pudo al fin orientarse, y más que deprisa retornó a su casa. Tres días después dio parte del hecho, y más adelante, citado por el juez instructor, prestó declaración añadiendo nuevos detalles. Recordaba que, acercándose a la mesa para ver qué manjares se ofrecían, un demonio que le seguía los pasos le saltó a la cara dispuesto a clavarle las uñas; y mientras se batía con él, se le llevó el viento, esta vez a la cascada de Combrimonte a una distancia de doscientos pasos por los menos. (pp. 345-346)

El “relato” es construido por el propio autor, a partir de sus lecturas, su interpretación de las mismas y del fenómeno que analiza, y de la información que le llega oralmente. Los cuentos insertos sobre brujas no parten de su experiencia directa, como en el caso de algunos inquisidores, sino que selecciona los ejemplo de otras autoridades.

La obra contribuye a la circulación de unas narraciones que, en su fuente original, sí pueden haber sido recopiladas a partir de testimonios en procesos o de la transmisión oral.

Auto de Fe celebrado en la ciudad de Logroño en los días 7 y 8 de noviembre de 1610 Y es caso notable y de gran maravilla el suceso que dio principio a descubrirse estas maldades y seta de Bruxos en el lugar de Cigarramurdi […]. Y es que una Bruxa (cuyo nombre no se declaró, más que era de nación Francesa y se avía criado en Cigarramurdi)… […] Y aviendo esto venido a noticia de Estevan de Navalcorea, su marido y sus deudos le pidieron sobre ello requesta, y ella con grandes bozes y enojo afirmava que no era Bruxa. […] Y aviéndola llevado a su casa, puesta en su presencia, le dixo muchas razones y cosas que avían pasado en el Aquelarre. Y la dicha María de Iureteguía se defendía jurando y afirmando lo contrario. Y tanto le supo dezir la francesa, que todos se persuadieron a creher que era verdad, y apretavan a la dicha María de Iureteguía a que confesase. Y viéndose atajada y convencida, le sobrevino un sudor y grande congoxa, y cayó sentada con un desmayo, y dava a entender que en la garganta tenía un gran impedimento que la estorvava para que no pudiese dezir la verdad. Y aviendo vuelto en sí con un gran suspiro que dio, echó por la boca un aliento de muy mal olor, y luego confessó cómo era verdad todo lo que la francesa dezía, y que ella avía sido Bruxa desde muy niña por enseñanza de María Chipía, su tía y hermana de madre […]. Y dixo y confesó muchas cosas que avía hecho siendo Bruxa […].

Y en una noche de Aquelarre, estando el Demonio y todos sus Bruxos con él, les dixo el gran sentimiento que tenía y que era menester que fuesen todos a sacar de su casa a la dicha María de Iureteguía para la llevar al Aquelarre. Y poniéndolos a todos en distintas figuras de Perros, Gatos, Puercos y Cabras, y a Graciana de Barrenechea (que era la reyna del Aquelarre) en figura de Yegua, se fueron a casa de María de Iureteguía (que era de su suegro). Y aviendo entrado en la huerta della […], el Demonio se apartó con los Bruxos más ancianos, […] entraron en la casa por las puertas y las ventanas, abriéndoselas al Demonio. Y hallaron que la dicha María de Iureteguía estava en la cocina de la casa rodeada de mucha gente. […] Y el Demonio y Miguel de Goiburu, rey del Aquelarre, y otros Bruxos se pusieron detrás de un escaño y por cima dél sacavan las cabeças para mirar dónde estava y qué hazía la dicha María de Iureteguía y para la llamar haziéndole señas que fuese con ellos. Y María Chipía, su maestra y tía, y otra hermana suya se pusieron en lo alto del humero y desde allí la llamavan con la mano, haziéndole señas para que se quisiese yr con ellos, y la amenazaban poniendo el dedo en la frente, jurándosle que se la avía de pagar si no se yva con ellos.

Y ella se defendía dando vozes y señalando dónde estavan los Bruxos; mas los que estavan allí no los podían ver, porque el Demonio los avía encantado y echádoles unas sombras para que no los pudiesen ver sino la dicha María de Iureteguía, la qual a vozes dezía: Dexadme, traydores. No me persigáis más, que harto e ya seguido al Diablo. Y viendo lo mucho que la apretavan para que se fuesse con ellos, quitándose un Rosario que tenía al cuello, levantó la Cruz dél en lo alto diziendo: Dexadme, dexadme, que no quiero servir más al Demonio; a ésta quiero y ésta me a de defender. Y santiguándose y nombrando el nombre de Iesús y de la Virgen santa María, se desaparecieron y fueron todos haziendo un gran ruydo en lo alto de la casa y el tejado. (pp. 165-166)

Y Miguel de Goybûru refiere que algunas vezes en el Año él y las Bruxas más ancianas hazían al Demonio una offrenda que le era muy agradable. Y para ello yvan de noche a las Yglesias y llevavan consigo cada uno de ellos una cestilla que tenía assa, y desenterravan los cuerpos de los difuntos que estavan ya gastados, y de ellos sacavan los huesos de los menudillos de los pies, las ternillas de las narizes y todos aquellos huesezillos que ay alrededor, y los sesos hediondos (que, aunque se van consumiendo con la tierra, tardan mucho en se acabar de gastar); y estas partes de los cuerpos de los difuntos (que son para el Demonio bocados muy sabrosos) las recogían en las cestillas, y bolvían a cubrir las sepulturas con la tierra, llevando consigo luz para hazerlo, que declaran es muy oscura, sin dezir de qué sea. […] quando los Bruxos van solos, sin el Demonio, a hazer las dichas cosas, la luz que llevan es una hacha hecha de el braço yzquierdo de un niño que aya muerto sin ser bautizado, todo entero, y lo encienden por la parte que están los dedos, y da luz como si fuera de una hacha. (pp. 175-176)

Y a los niños que son pequeños los chupan por el sieso y por su natura: apretando rezio con las manos y chupando fuertemente les sacan y les chupan la sangre; y con alfileres y agujas les pican las sienes y en lo alto de la cabeça y por el espinazo y otras partes y miembros de sus cuerpos. Y por allí les van chupando la sangre, diziéndoles el Demonio: Chupà y tragà eso, que es bueno para vosotras. De lo qual mueren los niños o quedan enfermos por mucho tiempo. Y otras vezes los matan luego, apretándoles con las manos o mordiéndolos por la garganta hasta que los ahogan. (178-179)

Hallamos dos discursos interrelacionados: uno general sobre la secta de los brujos y sus supuestas costumbre y crímenes; otro en los ejemplos concretos derivados de los testimonios. Los ejemplos insertos han estado sometidos a una reinterpretación y posible manipulación, sobre todo debido a los consabidos problemas de traducción. Este panfleto, que circuló en la época y difundió estas creencias, presenta una serie de relatos de gran interés que colindan con lo gótico.

Conclusiones Estos relatos pueden constituir material literario que, sin duda, se acerca a LO GÓTICO Por ello, en el nuevo género que se fragua en el siglo XVIII no se vuelve sobre lo que ya se había explotado en multitud de textos y circulaba oralmente Se opta por otros personajes, como el nigromante y, sobre todo, el vampiro y la vampiresa. Cuando despunta la literatura gótica, el tiempo de la bruja ya ha pasado, una nueva era comienza…

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.