Ante la necesidad de esclavos y la escasa liquidez de los hacendados. Intercambios comerciales en la trata negrera de Santiago de Cuba en los primeros años de la liberalización

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Descripción

SOCIEDADES DIVERSAS, SOCIEDADES EN CAMBIO AMÉRICA LATINA EN PERSPECTIVA HISTÓRICA XII ENCUENTRO-DEBATE AMÉRICA LATINA AYER Y HOY

Coordinadores: Gabriela Dalla Corte Pilar García Jordán Javier Laviña Natàlia Moragas Ricard Piqueras José Luis Ruiz-Peinado Meritxell Tous

Sección Departamental de Historia de América y África de la UB

Sociedades diversas, sociedades en cambio. América Latina en perspectiva histórica Ponencias presentadas al XII Encuentro-Debate América Latina ayer y hoy, Organizado por la Sección Departamental de Historia de América y África de la Universidad de Barcelona, celebrado en Barcelona, en noviembre de 2009 Referencias bibliográficas I. Dalla Corte, Gabriela, coord. II. Universitat de Barcelona. Sección Departamental de Historia de América y África. III. Encuentro Debate América Latina ayer y hoy (12º : 2009 : Barcelona) 1. América Latina 2. Indígenas 3. Esclavos 4. Estado 5. Ciudadanía 6. Congresos

Sección Departamental Historia de América y África Universitat de Barcelona. Facultat de Geografia i Història. Montalegre 6, 2º piso. 08001, Barcelona

Diseño gráfico y edición: Anna Guiteras Mombiola ISBN: 978-84-694-0490-4

Publicado en Barcelona (España), 2011

Ilustración de la cubierta: “Lámina 40. República Boliviana. Paz. Carnabal” de Melchor María Mercado. Editado en Melchor María Mercado (1991 [1869]). Álbum de paisajes, tipos humanos y costumbres de Bolivia (1841-1869). La Paz, Banco Central de Bolivia, Archivo Nacional de Bolivia, Biblioteca Nacional de Bolivia, p. 112.

SOCIEDADES DIVERSAS, SOCIEDADES EN CAMBIO. AMÉRICA LATINA EN PERSPECTIVA HISTÓRICA XII ENCUENTRO-DEBATE AMÉRICA LATINA AYER Y HOY



SOCIETATS DIVERSES, SOCIETATS EN CANVI. AMÈRICA LLATINA EN PERSPECTIVA HISTÒRICA XII TROBADA-DEBAT AMÈRICA LLATINA AHIR I AVUI

• Coordinadores: Gabriela Dalla Corte Pilar García Jordán Javier Laviña Natàlia Moragas Ricard Piqueras José Luis Ruiz-Peinado Meritxell Tous

ÍNDICE Presentación

6

Mesa I Sociedades indígenas

Coordinadoras: Natàlia Moragas, Meritxell Tous Luis J. Abéjez. Arqueología y política. La incorporación de los grupos indígenas al discurso del patrimonio

8

Adriana Alzate Gallego. Quinientos Años de una Fundación Española en Tierra Firme

18

Víctor Armesto Naranjo. Cultura Moche. Estudio iconográfico de las Escenas de Carrera

21

Ariadna Baulenas i Pubill. La divinidad Illapa durante el Tawantinsuyu

25

Miguel Luque Talaván y María Castañeda de la Paz. En señal de fortaleza e ánimo. Tempranas muestras etnográficas novohispanas en las armerías concedidas a los conquistadores españoles

29

Manuel Jesús González Manrique y Manuel Alberto Morales Damián. Pensamiento indígena vs pensamiento español en el cine mexicano de conquista

45

Natàlia Moragas. ¿Aculturación u ocupación? problemáticas de la expansión teotihuacana en el territorio

59

Daniel Morillo Pérez. La medicina indígena en el Virreinato de Nueva España

73

Rossend Rovira Morgado. In Chalchihuitl in Quetzalli: Nobleza urbana, residencias palaciegas y rentas nobiliarias en México-Tenochtitlan

75

Victòria Solanilla. Las tejedoras precolombinas a través de las fuentes y el arte

86

Meritxell Tous. Simulacros territoriales: ocupación y control del territorio en la Nicaragua de los siglos XV y XVI

99

Annabel Villalonga. Un acercamiento a la escultura antropomorfa en Teotihuacan: problematicas, antecedentes y nuevas propuestas

112

Mesa II Esclavos, señores y producción

Coordinadores: Javier Laviña, Ricard Piqueras, José Luis Ruiz-Peinado Ramón Aizpurúa Aguirre. Esclavos, cacao y contrabando: la hacienda de la Obra Pía de Chuao

123

Iván Armenteros Martínez. Un precedente ibérico de las hermandades de negros: la cofradía de Sant Jaume de Barcelona (1455)

143

4

José Luis Belmonte Postigo. “Ante la necesidad de esclavos y la escasa liquidez de los hacendados”. Intercambios comerciales en la trata negrera de Santiago de Cuba en los primeros años de la liberalización

151

Alirio Cardozo. Cerca de Castilla, lejos de Brasil. La construcción política de la Amazonía brasileña (Maranhão) bajo la Unión Ibérica (1600-1621)

165

Rafael Chambouleyron. “Tapuios entre os pretos”. Mano de obra y cultivo en la Amazonía del siglo 17

177

Oscar de la Torre. “Crias de la Casa”: De Senzala a Comunidad en Pará, Brasil, 1850-1880.

187

Cristina Mondéjar Hidrobo. Espacios Afroecuatorianos, inicios de la construcción identitaria

196

Rafael Ángel Obando Andrade. De Diego de Nicuesa a Felipillo capitán de negros de Conchas: cinco décadas de cimarronaje en el camino real de Castilla del Oro, 1508-1553

204

Rosângela Rosa Praxedes. O Projeto Unesco: Estudos de relações raciais no Brasil e a classe média negra

216

Ângelo Priori y Andrey Minin Martin. História e historiografia sobre os camponeses no Brasil (séculos XIX e XX)

220

Antonio Otaviano Vieira Junior. Habilitações de ‘Espiões’ do Santo Ofício da Inquisição e a História da Família: umaexperiência metodológica”

232

Mesa III Estado, región y poder local en América Latina: problemas internos y transfronterizos, siglos XIX-XXI

Coordinadoras: Gabriela Dalla Corte, Pilar García Jordán Gabriela Dalla Corte. Territorio, nación y ciudadanía en tiempos de guerra: del Chaco Boreal al Chaco Paraguayo

246

María Fernanda Duque Castro. Ciudadanía y círculos de poder en Colombia (siglo XIX)

259

Anna Guiteras Mombiola. La Ley de 24.11.1883 y los indígenas benianos en el avance de la frontera interna boliviana

273

Patrícia Victòria Martínez i Alvarez. De desigualdades ciudadanas a las ciudadanías mas diversas: discursos patrióticos e identitarios en América Latina, siglos XIX y XX

285

Eva Morales Raya. Territorios transfronterizos: Ciudad del Este (Paraguay), siglos XIX-XX

298

Enric Prats Gil. Modelos de ciudadanía y educación para la ciudadanía

302

Robinson Silva Hidalgo. Contexto y ejes de constitución en el movimiento social antidictatorial chileno

310

Cielo Zaidenwerg. Educando al extranjero. Relaciones y conflictos entre escuelas de inmigrantes y el Estado en Argentina (1880-1930)

324

5

“Ante la necesidad de esclavos y la escasa liquidez de los hacendados”. Intercambios comerciales en la trata negrera de Santiago de Cuba en los primeros años de la liberalización.

José Luis Belmonte Postigo Universidad Pablo de Olavide

En un artículo de reciente publicación analizamos las motivaciones que impulsaron la habilitación del puerto de Santiago de Cuba al comercio negrero, la estructura de las “cargas” de esclavos, los puertos de origen desde los que se realizaban estas operaciones comerciales y la periodicidad de las mismas (Belmonte, 2007). Realizamos, en este sentido, un aporte al estudio del tráfico de seres humanos en su vertiente menos conocida, la referida al tráfico regional caribeño, alejada de los grandes circuitos comerciales de la trata transatlántica, que han sido objeto de magníficos trabajos tanto por su extensión como por su meticulosidad (Eltis, Behrendt, Richardson, and Klein, 1999). Este estudio pretende mostrar las estrategias comerciales seguidas por los tratantes santiagueros en este breve pero intenso periodo, estudiando para ello los registros oficiales de los productos extraídos del puerto de Santiago de Cuba para la compra de esclavos en el periodo 1789-1794, los primeros cinco años de la liberalización de la trata. Pretendemos vincular, por tanto, dos elementos que, por lo general aparecen disociados y que en nuestra opinión están estrechamente vinculados, el comercio de esclavos y la producción y redistribución de otros productos desde las diferentes plazas del Caribe. La hipótesis de éste trabajo pretende analizar cómo la liberalización de la trata negrera en Santiago de Cuba de 1789 dinamizó los rubros productivos y el comercio de la ciudad, al legalizar y agilizar los contactos mercantiles de la capital de la Gobernación del Oriente de Cuba con las vecinas colonias extranjeras a las que acudían las embarcaciones negreras. A través de éste importante apartado comercial, y a cambio de los esclavos que reclamaban con insistencia los hacendados para el desarrollo de las haciendas, fueron extraídos del puerto cubano importantes recursos, como plata, ganados, maderas preciosas, parte de la producción local de azúcar o productos remitidos desde la Península.

151

1. Sin esclavos no hay azúcar La habilitación del puerto de Santiago de Cuba al comercio negrero fue una reivindicación constante de las autoridades y grandes familias locales durante buena parte de la segunda mitad del siglo XVIII. En un escrito elaborado por D. Francisco Xavier Sánchez Carmona, se achacaba el escaso desarrollo de las haciendas azucareras a las dificultades existentes para la adquisición de “operarios”, dada la estrechez del mercado y los altos precios que debían pagar1. La compra legal de esclavos debía realizarse a través del único puerto autorizado para tal comercio en la isla, el de La Habana, lo que encarecía considerablemente el precio de primera compra de los introducidos en la capital oriental2. El permiso concedido por la Corona en 1789 posibilitó que pequeñas y medianas embarcaciones con bandera española pudieran zarpar desde el puerto de Santiago de Cuba a las vecinas colonias extranjeras, en travesías que no se demorasen más de tres meses. De esta forma, se veía satisfecha una antigua reivindicación del Comercio y de los grandes terratenientes de la región, quienes observaron cómo la nueva reglamentación favoreció significativamente sus aspiraciones. El crecimiento del mercado de esclavos, unido a una serie de reformas fiscales y mercantiles, favoreció el desarrollo de los cultivos de exportación y, por añadidura, el auge del esclavismo en la región (Belmonte, 2006: 185-210)3. 1

Representación de Francisco Xavier Sánchez Carmona, haciendo presente las haciendas que posee y la falta de esclavos para que le den permiso para introducir en dicho puerto 250 esclavos procedentes de las colonias vecinas. Santiago de Cuba, 25 de abril de 1785. Archivo General de Indias (en adelante AGI.) Indiferente General 2821. 2 Carta de D. Antonio Mustelier y D. Pedro Márquez Herrezuelo al Rey. Santiago de Cuba, 22 de agosto de 1787. AGI. Indiferente General 2824 Los cálculos que ofrecen son los siguientes: “1. Por cincuenta negros bozales varones piezas a 155 pesos fuertes cada uno 7750. // 2. Por el aumento de 35 pesos que aseguran haberse añadido a cada uno de los derechos para resarcir el quebranto que puede padecer el Real Erario por la muerte y manutención de los que no se vendan inmediatamente 1750 pesos. // 3. Por el diario de 20 días que se computan necesarios para el apresto de la embarcación y conviene descansen en La Habana de su navegación de África, casa donde habiten refrescados y curados de las enfermedades para su sucesivo reembarco, a real y medio por cabeza 187 pesos y 4 reales. // 4. Por su manutención a bordo cuya provisión no ha de limitarse a 30 días a real y cuartillo por cabeza 234 pesos y 3 reales. // 5. Por la comisión del encargado de su compra cuyas obligaciones son recibidas en Cuba y conducir a La Habana los caudales que se le consignen para hacer la compra y cuidar después la manutención guardia y asistencia de los referidos esclavos en que necesitan dos de los menos en que lo ayuden al diez por ciento 992 pesos fuertes. // 6. Por su transporte desde el citado puerto de La Habana al de Cuba, con consideración de la capacidad del buque y aumento de la tripulación que deben llevar estos para su guarda, 600 pesos fuertes. // 7. Por el riesgo de mar del dinero en la conducción de caudales a La Habana, el mismo en el retorno del negro y el de su vida cuyo peligro es inminente por el peligro, trabajos, alimentos con que los sustentan los ingleses y mutación de su temperamento a razón del 18% 1710 pesos fuertes.” 3 Con el desarrollo de las reformas, entre 1790 y 1807, el número de explotaciones azucareras era el mismo, 51, pero el número de esclavos que las trabajaban se cifró en 1688. Además 9 de los ingenios estaban reformados y 28 eran considerados de nueva planta (Ver: Estado General de las plantaciones de café de Santiago de Cuba. Año 1807. Archivo Nacional de Cuba (en adelante ANC). Junta de Fomento. Leg. 92/3929). De otro lado, las explotaciones cafetaleras y algodoneras de la región, que hasta la irrupción de los refugiados procedentes del Saint Domingue carecieron de importancia específica, alcanzaron cifras significativas para el año 1800, cuantificándose 19 haciendas cafetaleras y 13 algodoneras en las que trabajaban 478 esclavos (ver: Relación de los franceses asentados en Santiago de Cuba hacendados que no fueron expulsados y tienen carta de naturaleza. Santiago, 30 de septiembre de 1800. ANC. Correspondencia de los Capitanes Generales. Legajo 1 Expediente 11.)

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Además, el nuevo ordenamiento comercial legalizó los contactos mercantiles que se habían mantenido durante buena parte del siglo XVIII con Saint Domingue y, especialmente, con Jamaica, que se constituyó como el principal punto desde el que fueron introducidos esclavos en Santiago de Cuba en el periodo analizado (Portuondo, 1979: 175). La prohibición que dictaron las autoridades españolas en el año 1793, impidió el contacto legal con las colonias francesas para evitar una probable propagación del fenómeno revolucionario que les afectaba (Fischer, 2004), lo que incidió en el número oficial de esclavos que fueron ntroducidos en la región4. Esta prohibición se extendió a los esclavos que eran propiedad de los colonos franceses que huían de la colonia francesa y trataban de radicarse en la isla de Cuba, si bien la disposición fue frecuentemente burlada (Lux, 1972) (Yacou, 1975)5. De forma paralela, se produjeron una serie de acontecimientos que beneficiaron los intereses de la clase esclavista del oriente de Cuba. Así, como señalan David Eltis, Stephen Behrendt, David Richardson y Herbert Klein (1999), el derrumbamiento del mercado de esclavos del Saint Domingue fue contemporáneo a esta nueva reglamentación comercial. La colonia francesa pasó de importar 47.926 esclavos en 1790 a sólo 586 en el año 1794. Si bien aún no se han realizado estudios cuantitativos que permitan asegurarlo, probablemente la caída de unos de los principales mercados negreros de la región posibilitó que la demanda que generaron las nuevas regiones que fueron habilitadas al “odioso 4

Las autoridades pretendieron crear un “cordón sanitario” que evitara el contagio revolucionario. Así, a medida que las insurrecciones de esclavos se extendieron por el Caribe en la década de los noventa, la prohibición de importar esclavos procedentes de las mismas se fue extendiendo. Bando del Capitán General de la Isla de Cuba D. Luis de las Casas. La Habana, 25 de febrero de 1796. AGI. Estado 4, N 3. Un buen ejemplo lo encontramos en Curaçao, donde los holandeses comenzaron a vender a precios muy bajos los esclavos que habían participado en la insurrección de la colonia neerlandesa, lo que provocó la prohibición de las autoridades de importar esclavos procedentes de esta isla. Carta del Capitán General de Caracas al Duque de Alcudia sobre insurrección de esclavos en Curaçao. Caracas, 5 de noviembre de 1795. AGI. Estado 65, N 30. Otra de las medidas que se tomaron desde comienzos de la década de los noventa fue la prohibición de liberar a los esclavos huidos procedentes de las colonias extranjeras, ya que se temía que por este conducto se introdujeran sujetos potencialmente peligrosos. Carta del Gobernador de Santiago de Cuba al Capitán General de de La Habana dando conocimiento de la llegada de la Real Orden que prohibía otorgar la libertad a los esclavos fugados de las colonias extranjeras. Santiago de Cuba, 18 de agosto de 1790. AGI. Cuba 1434. En el año 1796, ante el deterioro de la situación regional por las numerosas rebeliones de esclavos que se sucedieron, las autoridades cubanas decidieron evitar la introducción de cualquier esclavo que no fuera bozal en las costas cubanas (Childs, 2001). Como ha señalado Ada Ferrer, las noticias sobre los fenómenos revolucionarios del Saint Domingue llegaban por diferentes vías a Cuba con relativa rapidez (Ferrer, 2003: 675-694). Esta situación provocó que se dictasen medidas que propiciaron periódicas expulsiones de franceses del Oriente cubano (Yacou, 1989). Aún así, para el año 1800, había empadronados en Santiago de Cuba 867 franceses, más 220 que se encontraban enrolados en embarcaciones corsarias de la ciudad y que se encontraban ausentes en el momento de realizarse el padrón. Empadronamiento de los extranjeros residentes en Santiago de Cuba. Santiago de Cuba, 31 de enero de 1800. ANC. Correspondencia de los Capitanes Generales. Leg. 1. Expediente 11. 2/3 del total de residentes franceses en la ciudad de Santiago de Cuba eran esclavos o libres de color (Belmonte, 2006: 207). 5 En 1798, ante la llegada de un importante número de colonos franceses, las autoridades recordaron la imposibilidad manifiesta de que estos pudieran llevar sus esclavos, ordenando que “se les precisará a los que los traigan que se los lleven sin admitir excusa ni demora, no omitiendo diligencia a los que conduzcan a descubrir los que hayan esparcidos en aquella jurisdicción, y practicando con ellos lo mismo que con los antecedentes, aunque estén en manos de gentes pudientes, porque no podían ni debían comprarlo.” Carta del Gobernador de La Habana sobre nueva inmigración francesa en la costa de Cuba. La Habana, 5 de diciembre de 1798. AGI. Estado 1, N 58

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comercio” pudiera verse, al menos en parte, satisfecha. El extraordinario incremento del esclavismo en Cuba, experimentado fundamentalmente tras las reformas aplicadas en la introducción de esclavos en la década de los 90 del siglo XVIII, fue posible, en buena medida, por la ruina de la principal colonia esclavista de la región, Saint Domingue, produciéndose un trasvase de indudable importancia para el estudio de la esclavitud y de la diáspora africana en el continente americano, cuyos resultados fueron más visible a lo largo del siglo XIX. La apertura de la plaza de La Habana a buques negreros de cualquier nacionalidad en 1789 incrementó seriamente la competencia de los principales introductores de esclavos en las posesiones españolas hasta ese momento, los británicos (Belmonte, 2007), gracias en buena medida al papel jugado por los comerciantes norteamericanos (Klein, 1971). Por ello, la apertura de puertos “secundarios” al mercado de negros constituyó una buena oportunidad de negocio para el comercio jamaicano, ya que podían acceder de manera indirecta a nuevos mercados que estaban vedados legalmente a sus principales competidores. Además, la nueva reglamentación era especialmente beneficiosa para los comerciantes santiagueros, ya que se les concedía acceso legal a los principales mercados de la región, que eran, al mismo tiempo, uno de los principales focos de comercio ilegal con el que mantenían contacto desde tiempo atrás (Belmonte, 2007). La estrecha imbricación de la economía de la región, especialmente con Jamaica6, dejó prácticamente sin efecto la nueva disposición de 1793 en la que se otorgaba permiso a las embarcaciones de la localidad para que acudieran directamente a África7. Como podemos observar en la siguiente tabla, los principales puertos jamaicanos fueron los centros a los que se dirigieron de manera destacada los comerciantes santiagueros para comprar esclavos.

6

La coyuntura fue muy favorable para que los contactos comerciales del Oriente cubano se incrementaran con Jamaica. Tras la finalización de la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, buena parte de los circuitos comerciales que unían el Caribe británico con las Trece Colonias, centro desde el que se abastecían de ganados y otros pertrechos, quedaron prácticamente cerrados. Como consecuencia, entre 1783 y 1787 se produjo una extraordinaria mortalidad entre las dotaciones de esclavos por la escasa alimentación que recibían (Sheridan, 1976). Este complicado contexto no marcó el fin del esclavismo en el dominio británico, ya que desde esa fecha el número de esclavos que fueron introducidos creció significativamente, lo que generó los incentivos necesarios para que se intensificasen los contactos con el Oriente cubano, región que podía ofrecer, entre otros productos, una importante cantidad de cabezas de ganado. 7 EL Gobernador de Cuba acusa el recibo de la Real Orden de 24 de Enero de 1793 en la que se ha dispensado la posibilidad a los españoles de acudir directamente a África a por esclavos. Santiago de Cuba, 18 de abril de 1793. AGI. Indiferente General 2823.

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Tabla 1. Puertos de origen de las embarcaciones negreras que arribaron en Santiago de Cuba, computando el número de esclavos desembarcados y el número de esclavos/barco, 1789-1794. Procedencia

Jamaica Kingston Montego Bay Pto. Antón Sta. Ana Sta. Lucía Sabana la Mar Sin especificar Saint Domingue Puerto Príncipe St. Louis Jeremías Providencia Mole St. Nichole Sin especificar Curaçao Islas de Barlovento San Eustasio Capitanía General de Venezuela Puerto Cabello Estados Unidos Baltimore Luisiana y Florida Biloxi

Número de embarcaciones

Porcentaje

Número de esclavos

Porcentaje

Esclavos/ barco

299 215 68 5 3 3 1 4 36 11 1 3 2 2

86.9 62.5 19,7 1.4 0.8 0.8 0.3 1.1 10.5 3.2 0.3 0.8 0.6 0.6

4208 3525 508 17 126 4 3 25 596 265 6 14 7 88

80.3 67.3 9.7 0.3 2.4 0.07 0.06 0.47 11.4 5.1 0.1 0.2 0.1 1.8

15 4 2

4.3 1.1 0.6

216 94 243

4.1 1.8 4.7

14.4 23.5 121.5

2 2

0.6 0.6

243 21

4.7 0.4

121.5 10.5

2 1 1 2

0.6 0.3 0.3 0.6

21 46 46 28

0.4 0.8 0.8 0.5

10.5 46 46 14

2

0.6

28

0.5

14

14.07 16.3 7.4 3.4 42 1.3 3 6.25 16.5 24.1 6 4.6 3.5 44

Fuente: Belmonte (2007: 44)

Para Ruggiero Romano, el importante número de esclavos que eran introducidos en las colonias británicas, sobre todo en Jamaica, contrastaba extraordinariamente con los que vivían en las mismas, por lo que, a pesar de la existencia de un número considerable de tierras cultivables, buena parte de los esclavos eran reexportados principalmente a las colonias españolas, lo que mostraría la importancia del sector comercial jamaicano (Romano, 1998: 66-67). En este mismo sentido, Herbert Klein establece la importancia cuantitativa de Jamaica, así como destaca el rol central que desempeñó como uno de los principales centros desde donde se abastecían de esclavos las posesiones españolas del Caribe (Klein, 1978). Como analizamos en un reciente trabajo, el puerto de Santiago de Cuba se convirtió, en este periodo, en un activo centro reexportador de esclavos, fundamentalmente al interior de la isla de Cuba, ya que a pesar de la apertura de diferentes puertos a este tipo de

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comercio, el crecimiento de la demanda existente no se vio satisfecha, por lo que los tratantes santiagueros orientaron una parte considerable de los esclavos introducidos en la plaza a la reventa regional (Belmonte, 2010). Así, la mayor parte de las embarcaciones llegadas a la plaza con cargamentos de esclavos procedían de Jamaica, si bien al poner en relación el número de embarcaciones con el número de esclavos transportados encontramos ciertas disonancias. Si las embarcaciones procedentes de Jamaica representaban casi un ochenta y siete por ciento del total, un ochenta por ciento de los esclavos llegados a Santiago procedían de este dominio británico, lo que mostraría una variación del 7% entre el número de embarcaciones y el número de esclavos introducidos; Estas variaciones cobran mayor vigor si analizamos las cargas de esclavos y su puertos de procedencia. Kingston, el puerto que tuvo mayor importancia en el volumen de barcos que se despachaba a Santiago de Cuba, un 72.5% del total, introducía un 67.3% del total de esclavos desembarcados. Más claro parece el caso del puerto de Montego Bay, que absorbía casi el 20% de las embarcaciones dedicadas a este negocio, si bien despachó un 9.7% de los esclavos remitidos a la plaza oriental, lo que mostraría una variación superior al 10%. Los datos obtenidos para la elaboración de este trabajo han sido recogidos de la información oficial que remitieron las autoridades cubanas a la península para verificar los resultados de la nueva reglamentación comercial. Obviamente, al tratarse de documentación oficial, no quedan recogidas otros posibles viajes que pudieron tener como origen o destino Santiago de Cuba y que no se ajustaban a la legalidad existente. Sin embargo, de la documentación analizada podemos extraer una serie de valiosas conclusiones, si atendemos al volumen de esclavos introducidos y a la importancia específica de cada una de las travesías. En opinión de Herbert Klein, la escasa carga de esclavos en las embarcaciones negreras solía ser síntoma del transporte de otras mercaderías que eran introducidas de manera ilegal en las posesiones españolas (Klein, 1971). En este mismo sentido, apuntaban las directrices metropolitanas, al señalarse en la Real Orden de 24 de octubre de 1792, al Gobernador de Santiago de Cuba, que: “… habiéndome dignado examinarlos con la mas escrupulosa atención, he notado que muchas de las embarcaciones que emplean en este giro no retornan sino cuatro, tres, dos o un negro, cuya cortedad presta bastante margen para que se crean y confirmen las noticias que llegan a S. M. de que desde los puertos de ese Gobierno se hace con 8 la Jamaica un escandaloso contrabando” .

La escasa importancia del número de esclavos importados en muchas de las expediciones no se debía a la capacidad de transporte de las embarcaciones (Belmonte, 2007), si no a la instrumentalización que del nuevo permiso comercial mercantil hicieron los tratantes santiagueros. Los comerciantes santiagueros diversificaron sus actividades comerciales, utilizando la apertura legal del espacio comercial para el comercio de cómo medio de acceso a los principales mercados de los principales puertos negreros de las vecinas colonias del Saint Domingue y, sobre todo, de Jamaica.

8

Real Orden al Gobernador de Cuba. San Lorenzo, 24 de octubre de 1792. AGI. Indiferente General 2823.

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2. Sin plata, ganados o maderas no hay esclavos La creciente introducción de esclavos a través de Santiago de Cuba se llevó a cabo gracias a la extracción de importantes recursos económicos. Si bien las autoridades eran conscientes de que el negocio de la trata llevaba consigo un importante proceso de descapitalización a corto plazo, también suponían que éste proceso se vería compensado por el incremento de la producción y las facilidades otorgadas para la comercialización de productos no sujetos a estanco. El puerto de Santiago de Cuba quedó habilitado al comercio con la península ibérica desde 1778 en productos tales como azúcar, mieles, aguardientes o ceras. La liberalización de la estructura comercial fue un claro incentivo para el crecimiento de la producción de los insumos exportables, por lo que la entrada de esclavos, la principal fuerza de trabajo empleada en labores agrícolas, era un requisito indispensable (Andreo, 1994: 25-60). Nuestro análisis quedaría incompleto si estudiáramos solamente el número de esclavos introducidos en el puerto santiaguero sin atender al costo que estos comerciantes debieron pagar por la compra de los mismos. Para ello, analizaremos los registros de las embarcaciones negreras durante el periodo 1789-1794, para conocer cual fue el precio pagado por las cargazones de africanos. A continuación ofrecemos una tabla que muestra los géneros embarcados en las embarcaciones negreras en Santiago de Cuba para la compra de esclavos, si bien, para las autoridades metropolitanas estas cifras podrían no ajustarse a la realidad dado el activo contrabando que era frecuentemente realizado en las actividades comerciales con las vecinas colonias extranjeras. Tabla 2. Productos exportados desde Santiago de Cuba para la compra de esclavos, y número de esclavos introducidos 1789-1794, por año.

Productos extraídos/ esclavos introducidos Plata, en pesos fuertes Caballos Mulas Reses Cueros al pelo Fustete9, en quintales Carey, en libras Azúcar, en arrobas10 Azúcar de caña, en botijas Café en quintales Esteras, en docenas Algodón, en arrobas Malagueta11, en quintales Miel de abejas, en botijas

1789 1790 1791 1792 1793 1794 TOTAL 23800 40921 83904 59075 37790 65483 310.973 168 225 124 38 107 4 666 22 46 49 3 2 122 747 330 204 709 2791 1521 6.302 2278 8859 11202 8838 8757 3845 43.779 308 - 4010 18870 6940 30.128 100 55 112 40 307 5259 1050 5530 3306 3036 1068 19.249 408 408 36 645 681 4 4 1 1 230 240 32 6 25 2 65 5 5 120 894 1.014

9

Arbusto de la familia de las Anacardiáceas, ramoso, copudo, de hojas alternas, pecioladas, enteras, elípticas y agudas en la base. Se cultiva por el olor aromático de las hojas y lo curioso de las flores. El cocimiento de la madera y de la corteza sirve para teñir de amarillo las pieles. 10 Una arroba equivalía aproximadamente a 11,502 kg, 11 Fruto pequeño, aovado, de color de canela y de olor y sabor aromáticos, que suele usarse como especia.

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Productos extraídos/ 1789 1790 1791 1792 1793 1794 TOTAL esclavos introducidos 922 288 Aguardiente de caña, en botijas 1.210 12 Guayacán , en quintales 100 Vino tinto, en pipas 100 24 6 Vino tinto en arrobas 30 115 Vino blanco, en arrobas 115 10 Aceitunas, en botijuelas 10 13 25 Cordobana , en docenas 25 6 Vinagre, en botijas 6 12 Cocos 12 - 3000 Cebo en rama, en arrobas 3.000 24 4 Jabón de España, en arrobas 28 46 Sombreros de yarey14, en docenas 46 472 Aceite de oliva, en botijuelas 472 20 Cueros curtidos 20 31 Pares de zapatos 31 490 Arroz, en arrobas 490 70 Ñame, en arrobas 70 120 Esclavos introducidos 120 401 1304 1391 1038 789 466 5389 Fuente: Elaboración propia. Archivo General de Indias. Indiferente General 2822, 2823, 2824 y Santo Domingo 2207.

Las cifras muestran cómo los productos más utilizados en la compra de esclavos por los tratantes santiagueros fueron la plata, el ganado, los cueros, maderas, tintes, especias y, progresivamente, un mayor número de géneros llegados desde España. Llama poderosamente la atención la gran cantidad de plata que fue dirigida a este ramo del comercio. Conviene recordar que una de los más graves problemas, que prácticamente llegó a ser considerado endémico por las autoridades que aquejaba a la capital de la Gobernación oriental era precisamente, la escasez de numerario. Esta escasez había generalizado en la región el uso de la moneda macuquina15, cuya retirada de circulación fue una de las principales tareas a las que se enfrentaron los Gobernadores de la plaza con relativo éxito, ya que su eliminación generó que surgieran otras monedas de cartón, ya que los recursos en metálico enviados desde La Habana para su retirada fueron 12

Árbol de América tropical, de la familia de las Cigofiláceas, que crece hasta unos doce metros de altura, con tronco grande, ramoso y torcido. Su madera era muy codiciada y empleada por su dureza y resistencia. 13 Piel curtida de macho cabrío o de cabra. 14 Planta de la familia de las Palmas, con el tronco delgado y corto y hojas plegadas, sin espinas, cuyas fibras se emplean para tejer sombreros. 15 Moneda cuyo valor metálico era inferior al valor nominal al haber sido limada o raspada. La unidad de peso para los metales era el llamado “marco” que equivalía a 230 gramos de metal, ya fuera éste de oro o de plata. El marco de oro se dividía a su vez en “castellanos”. Dos castellanos de oro equivalían a una dobla o doblón. El marco de plata se dividía en onzas. Ocho onzas equivalían a un marco de plata. La onza de plata fue una moneda de uso extendido en la región del caribe, donde recibió el nombre de patacón, por la similitud en las formas que la moneda alcanzaba con este alimento. La moneda era macuquina, limada por los bordes. La unidad base para la asignación de valor a las monedas era el maravedí. Treinta y cuatro maravedíes conformaban un peso fuerte. Para más información Juan Carlos Garavaglia y Juan Marchena Fernández (2005).

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del todo insuficientes16. La escasez de los situados, la irregularidad de su llegada y la merma significativa que éstos sufrían una vez que arribaban a Santiago de Cuba desde La Habana, dificultaron extraordinariamente la monetarización de la región si bien, como ya señalara Romano, las monedas de alto valor solían ser patrimonio de los grandes comerciantes que las utilizaban en importantes transacciones comerciales, quedando al margen de esta actividad monetaria la mayor parte de la población (Romano, 1991: 239-280). A pesar de lo antes expuesto, la cantidad de plata dedicada al comercio de esclavos fue, durante el periodo analizado, fue realmente significativa. Este fenómeno puede responder a tres circunstancias completamente distintas. En primer lugar, la retirada de moneda macuquina, que provocó un fuerte proceso de descapitalización en la región por los retrasos con los que las autoridades conseguían introducir la moneda de curso legal, afectó especialmente a los sectores populares, ya que ésta era utilizada en operaciones de compraventa de escasa importancia. En segundo lugar, el gran endeudamiento de las Cajas de la plaza con el Comercio de la ciudad17. El retraso con el que frecuentemente llegaban las remesas de plata, generaba que a su recepción, buena parte del metal terminara dirigiéndose a los comerciantes y tenderos de la ciudad, que habían vendido a crédito parte de sus existencias18. Para Marchena, tres fueron los instrumentos financieros utilizados por parte de las autoridades para solicitar plata a los comerciantes de la ciudad: préstamos, créditos y libranzas. En el préstamo, el comercio de la ciudad facilitaba una cierta cantidad de metálico, a reingresar con los próximos situados. Este instrumento fue uno de los principales artífices para el gran crecimiento de la deuda de las instituciones públicas. Los créditos consistían en el metálico concedido por el comercio de la ciudad que era distribuido comerciante por comerciante para la adquisición de enseres en sus propias tiendas. Por último, las libranzas consistían en la aceptación del comercio de la ciudad de una serie de avales emitidos por la contaduría con valor monetario canjeables por productos en las tiendas y almacenes de su propiedad. Esta serie de medidas provocaron, un fuerte proceso inflacionista, un incremento del fraude aduanero y del contrabando, así como la erosión de las medidas tomadas por la administración para evitar el incremento del contrabando con las posesiones de otras potencias europeas en la región 16

Archivo General de Simancas (en adelante AGS). Secretaría de Guerra 6849. Exp. 58. Carta de Juan Lleonart al capitán General D. Luis de las Casas. Santiago de Cuba, 19 de julio de 1791. “Desde que se extrajo de esta ciudad la moneda macuquina en el año 79 o 80 no ha podido levantar esta pobre ciudad cabeza, y la causa es porque para el cambio de moneda tan sólo se puso en Contaduría diez mil pesos lo que no era suficiente (….) se mandó correr el cobre y tampoco era bastante, se hicieron monedas de papel sencillo con lo que se remendara la ciudad, sabe Dios como, porque era cosa que tan solo un día duraba. El año pasado del 88 vino la conducta de ciento setenta pesos para la recolección de los cartones y se puso al efecto menos de veinte mil pesos, dando a todos unas papeletas de débito y rompiendo una considerable porción de cartones a todos. 17 AGI. Cuba 1334. Carta del Gobernador de Cuba al Capitán General. Santiago de Cuba, 13 de agosto de 1791. 18 AGI. Cuba 1434. Carta del Gobernador de Cuba al Capitán General. Santiago de Cuba, 23 de agosto de 1791. En esta carta, el Gobernador oriental vuelve a incidir en la necesidad de liquidez que tenían las cajas, ya que en ese mes había llegado el situado, estimado en sesenta mil pesos, cantidad del todo insuficiente por “la absoluta deuda con los particulares que tienen las cajas de la ciudad”. AGS. Secretaría de Guerra 6846, exp. 16. Documento adjunto del Intendente Juan Francisco Salazar. Santiago de Cuba, 25 de octubre de 1790.Para el año 1790, el situado que correspondía a la ciudad era de 155.177 pesos y 17 maravedíes, cantidad que quedaba reducida, al restar las deudas contraídas con los particulares a 30.000 pesos fuertes de plata.

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(Marchena, 2002: 28). Durante este proceso, en el que el situado quedaba prácticamente secuestrado por la deuda de las arcas reales con los comerciantes, se produjo la transformación del capital mercantil en capital financiero, lo que permitió a los comerciantes que adquirieran unos niveles suficientes de capitalización que les permitió realizar ambiciosas aventuras empresariales, como la compraventa de esclavos19. En tercer debemos atender a los efectos que tuvo en Santiago de Cuba su habilitación para el comercio directo con la península ibérica desde 1778. Este permiso incentivó la producción en ramos como el azúcar, melazas, producción agropecuaria o ceras que, una vez transportadas hasta la península era transformada en plata, o en productos como vinos, aceites o aceitunas. Para los comerciantes santiagueros, la fluidez del comercio con la península significó incrementar considerablemente sus beneficios y permitió que estos fueran reinvertidos una vez llegados a Cuba en la compra de esclavos, toda vez que la nueva reglamentación comercial permitía que un posible incremento de la producción, especialmente la azucarera, tuviera una mayor facilidad para ser comercializada. De ahí no sólo el importante volumen de plata orientada a la trata, sino también la creciente cantidad de productos como vinos tintos o aceitunas que eran vendidas por los tratantes en los principales puertos negreros del Caribe para la adquisición de esta codiciada “mercancía”. En definitiva, los diversos mecanismos que posibilitaron el proceso de capitalización protagonizado por los comerciantes santiagueros posibilitaron que, cuando la estructura comercial se flexibilizó y otorgó facilidades para la distribución de la producción, una parte considerable de la plata capitalizada fuera dirigida a la consecución de esclavos. De esta forma, el mercado de esclavos santiaguero creció y se estabilizó permitiendo que la implantación de nuevos modelos de plantación, tanto azucareros como cafetaleros, se convirtieran en inversiones más seguras y rentables para las grandes familias santiagueras. La disponibilidad de mano de obra esclava era uno de los requisitos fundamentales para el desarrollo de los diferentes sistemas de plantación, por lo que el crecimiento del mercado de esclavos oriental se vio correspondido con el desarrollo de los principales cultivos de exportación de la región, el azúcar y el café, en los primeros años del siglo XIX. Otro de los recursos más utilizados para la trata regional desde el oriente cubano fue la producción agropecuaria. A pesar de las dificultades por las que aparentemente pasaba el sector, y del pleito entablado con Bayamo para que esta localidad siguiera suministrando vacunos a la capital oriental dada la insuficiencia de los recursos propios, observamos cómo una considerable cantidad de mulas, caballos y reses fueron reexportadas a Jamaica y el Saint Domingue como moneda de cambio20. Para el patriciado local santiaguero, resultaba mucho más rentable la exportación de los ganados a las vecinas colonias extranjeras que su orientación al abasto local. Por ello, cuando comienza a remitirse desde Bayamo ganado a la región de La Habana, donde adquirían un precio mucho mayor, desde Santiago se alzaron voces que reclamaban que Bayamo siguiera suministrando 19

AGI. Indiferente General 2824. Reflexiones que los Apoderados Generales del comercio de La Habana consideran oportuno hacer en lo elativo a las condiciones de la contrata Baker Dawson. La Habana, 12 de agosto de 1788. En la representación de exponía que “la falta de dinero se reconoce antes en el comerciante y en el hacendado que en cualquier otro individuo, ya que el dinero del comerciante se difundo por muchos conductos que contribuyen a la población…” 20 AGI. Ultramar 93. Causa que ha seguido la villa de Bayamo con la ciudad de Cuba acerca del abasto de las carnes. Puerto Príncipe, 1776-1806.

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vacunos a la ciudad, ya que de esta manera la producción propia podía ser dirigida fundamentalmente al comercio exterior. Como es observable en la tabla, y a pesar de las dificultades que debían haberse generado para el abastecimiento local por la negativa bayamesa a seguir suministrando ganado, éste fue exportado a gran escala21. Las necesidades de vacunos de colonias como Jamaica o Saint Domingue se fundamentada en la incapacidad de estas de satisfacer la demanda alimentaria provocada por el incremento sostenido de la población esclava, por lo que debían recurrir a otras regiones del Caribe donde las explotaciones ganaderas estaban lo suficientemente desarrolladas como para sostener un activo comercio de este género. Si bien el suministro de ganado a las colonias extranjeras había conformado uno de los principales rubros económicos de la región oriental desde el establecimiento de los sistemas de plantación en las posesiones británicas o francesas cercanas (Portuondo, 1979), la liberalización de la trata negrera, que había generado un incremento del comercio de esclavos, se tradujo en un incremento del volumen de ganado exportado. No faltaron voces indicando que el incremento del volumen de ganados exportados desde Santiago de Cuba estaba teniendo unos efectos perniciosos en la población por las dificultades que ésta tenía de encontrar carne vacuna en las carnicerías, por lo que solicitaron la prohibición de la extracción de animales para el comercio de esclavos22. Sin embargo, la importancia que éste comercio estaba alcanzando y la necesidad de introducir un cada vez mayor número de esclavos determinaron la imposibilidad de aplicar esta política. Sobre todo porque, de no utilizarse ganados para el comercio de esclavos, era factible que los tratantes utilizaran plata como medio de pago de sus transacciones, lo que chocaba diametralmente con los intereses de las autoridades metropolitanas. La fijación del metal en suelo cubano era una de sus principales preocupaciones, dada cuenta el destacado proceso de descapitalización que sufría la isla por la extensión del sistema de plantación. Cabe reseñar cómo parte de la producción azucarera santiaguera era dirigida a Jamaica para la adquisición de esclavos, lo que podría extrañar si tenemos en cuenta que la posesión británica era uno de los principales focos de producción azucarera de todo el área Caribe. Parte de la producción azucarera de la América española era dirigida a las posesiones de otras potencias europeas, para su posterior redistribución en Europa. EL estallido revolucionario en el Saint Domingue provocó el colapso de la producción azucarera de la colonia francesa. Como consecuencia, el control de buena parte de los circuitos comerciales de redistribución azucarera pasó a estar en manos británicas. Así la práctica utilizada por los comerciantes británicos que, en años de malas cosechas compraban parte de la producción azucarera de las posesiones caribeñas españolas, se vio ahora intensificado. En opinión de David Beck Ryan, este fenómeno se incrementó considerablemente durante la década de los noventa del siglo XVIII. Si hasta entonces el papel jugado por los británicos a nivel europeo era considerado por el autor como secundario, tras la desaparición de la producción del Saint Domingue, y 21

Desde la Capitanía General de la isla se acusaba directamente al patriciado santiaguero de orientar buena parte de la producción ganadera a la exportación en lugar de al abasto de la plaza, lo que provocaba la tan comentada carestía de víveres. Sin embargo, las autoridades de la región negaban tales extremos. AGI. Cuba 1334. Carta del Gobernador de Cuba D. Nicolás de Arredondo al Capitán General de la isla. Santiago de Cuba, 2 de julio de 1784. 22 AGS. Secretaría de Guerra 6849, expediente 58. Carta de Juan Lleonart al Capitán General D. Luis de las Casas. Santiago de Cuba, 19 de julio de 1791.

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consecuentemente, con la pérdida del control del mercado de redistribución en Europa de los franceses, los británicos comenzaron a dirigir la mayor parte de la redistribución de azúcar en Europa. Dado el contexto del mercado europeo de la época, caracterizado por un alza continuada de los precios, el negocio ofreció extraordinarios beneficios, lo que incrementó la demanda de azúcar en el mercado de Londres (Beck, 2001: 367). De esta forma, una parte de la producción azucarera de Santiago de Cuba comenzó a ser dirigida al mercado británico a través de los contactos comerciales establecidos con Jamaica para el abasto de esclavos. Los puertos cubanos jugaron un rol comercial destacado, donde el trasiego de productos de la fachada oriental atlántica se entremezclaba con la producción local, esclavos y con importantes cantidades de plata.

3. Conclusiones La liberalización de la trata negrera en Santiago de Cuba en 1789 provocó que las embarcaciones que navegaban bajo pabellón español pudieran acudir libremente a las vecinas colonias extranjeras, sobre todo a Jamaica, para comprar esclavos. Se cumplió, de ésta forma, una vieja aspiración del cabildo santiaguero, al romperse el monopolio que La Habana detentaba en tan importante ramo comercial. De esta forma, entraron en la plaza oriental un importe número de esclavos, que incentivaron el esclavismo en la región, con el consecuente incremento del número de haciendas azucareras y cafetaleras, y, sobre todo, con un incremento significativo del número de esclavos que operaban en las mismas. De esta forma, la producción se incrementó considerablemente en un periodo, el comprendido en la década de los noventa del siglo XVIII, caracterizado por un estado de guerra casi continuo, el derrumbe del principal centro productor de azúcar y Café de la región, Saint Domingue, devorado por los fuegos de la rebelión, lo que provocó un importante incremento de los precios en los principales mercados europeos de la época. Éste proceso no puede entenderse, sin embargo, si no entendiésemos que el extraordinario crecimiento económico cubano, y santiaguero en particular, no hubiera sido posible, exclusivamente, por una coyuntura favorable. El conjunto de medidas de tipo comercial y arancelaria que experimentó el Oriente cubano desde el último cuarto del siglo XVIII estableció la estructura productiva y comercial que posibilitó éste proceso. Por ello, al analizar los productos registrados oficialmente ( sin tener en cuenta aquellos que pudieron quedar encubiertos bajo el manto del fraude) encontramos elementos destacables. Así, pese a la insistencia de las autoridades de la escasa monetarización de la región y la casi absoluta falta de plata, demostramos cómo fue precisamente ésta uno de los principales productos orientados a la compra de esclavos, lo que vendría a poner en entredicho la escasa liquidez y capacidad del comercio santiaguero en éste periodo. Además, otros rubros económicos, como el ganadero, que en opinión del cabildo de la capital oriental se encontraba en un estado lamentable, también se vieron estimulado ante el permiso otorgado a los tratantes a comerciar directamente con las colonias británicas y francesas, ya que la demanda existente en estas regiones se había incrementado sustancialmente ante el aumento del número de esclavos y con el colapso de los circuitos comerciales que conectaban el Caribe británico con los Estados Unidos tras la su independencia. Finalmente, y enlazando con la hipótesis antes planteada, hemos analizado cómo una parte de las mercaderías que llegaban al puerto santiaguero tras el permiso recibido por el mismo para el

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comercio directo de la península en el año 1778, fueron reorientados al comercio de esclavos. El creciente contacto entre el puerto cubano y la península ibérica generó los estímulos necesarios para que la producción creciera en la región en los años inmediatamente posterior a la nueva reglamentación comercial, vertebrando buena parte del tejido productivo y mercantil que permitió que los tratantes de esclavos pudieran abordar los puertos jamaicanos para la obtención de esclavos que permitieron, en pocos años, que la región experimentara un fuerte crecimiento económico, como consecuencia del empleo masivo y extensivo de la mano de obra esclava.

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