Angustia y responsabilidad en Sartre

November 22, 2017 | Autor: Williams Pitter | Categoría: Philosophy, Philosophy Of Religion
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ANGUSTIA Y RESPONSABILIDAD EN SARTRE Rav Dr. Williams Pitter Universidad del Zulia, Facultad de Ciencias, Departamento de Física Maracaibo, Zulia. Venezuela. E-mail: [email protected] Rosh Yeshíva de Talmud Torá BESH RESUMEN En este artículo abordo el problema de la angustia en Sartre según se encuentra en su 1

conferencia La Libertad como condena , en donde resalto la importancia de algunos conceptos claves en su pensamiento tales como desamparo y responsabilidad, por ejemplo. De manera particular enfoco mi interés en discriminar dos conceptos de angustia que se encuentra en esa conferencia, uno de manera explícita, definido y explicado por el mismo Sartre, el otro, lo extraigo al darme cuenta que su antropología conduce al hombre existencialista a una incertidumbre en cuanto al futuro del ejercicio de la libertad del hombre. La primera angustia: la responsabilidad frente a todos los hombres La conferencia de Sartre que ahora vamos a tratar brevemente es en verdad una auténtica apología del existencialismo; nace de su preocupación de que muchas de las críticas que le han hecho a sus tesis tienen su origen en una mala imagen o lectura de la teoría 2

existencialista . No hay que sentir horror por el existencialismo ateo que él defiende, ni tampoco es un pesimismo antropológico en extremos; es una doctrina que afirma la dignidad del hombre, en tanto que es libre para construirse a si mismo y también para crear otro mundo. El existencialismo tiene sus valores e ideales, aunque para ello no necesite para nada al Dios de los cristianos, grupo al cual Sartre dirige a su vez sus críticas. De acuerdo con J. P. Sartre, el primer principio del Existencialismo ateo expresa la tesis de que la existencia del hombre precede a su esencia, es decir, es decir, arrojado al mundo el hombre comienza por existir, luego él se crea a si mismo en el sentido que el llega a ser lo que él hace de si mismo. En palabras de Sartre, “En efecto, no hay ninguno de nuestros actos que al crear al hombre que queremos ser, no cree al mismo tiempo una imagen del hombre tal como consideramos que 3

debe ser” . Si interpreto bien sus palabras, en contra de la concepción antropológica judeo-cristiana según la cual el hombre es creado a “imagen y semejanza de Dios”, Sartre asevera que, en principio, que el hombre se crea a si mismo en conformidad con la imagen que él mismo ha creado, y hacia ese destino se proyectan sus acciones. Esta tesis tiene varias consecuencias para Sartre, entre las que quiero mencionar aquí destacan algunas ligadas a un conjunto de categorías, todas ellas articuladas entre sí, tales como desamparo, responsabilidad, angustia y libertad. 1

J. P. Sartre, La libertad como condena, conferencia en J. P. Sartre, El Existencialismo es un humanismo. Ediciones Orbis, 1980, p. 62. De aquí en adelante citado simplemente como Sartre. 2 A mi parecer, esta apología guarda una estrecha relación con la Apología de Sócrates. De hecho, al leer a Sartre me da la impresión de que Sócrates ha “reencarnado” con espíritu existencialista en el cuerpo del francés. 3 Sartre, p. 62.

2 Con el desamparo quiere decir Sartre que el hombre está sin el Dios judeo-cristiano en el mundo; y por tanto no hay pecado en el hombre y un Dios que pueda redimirlo, con lo cual el hombre no encuentra, ni dentro de sí o fuera de sí, una posibilidad alguna para aferrarse. El hombre no está condicionado por nada ni por Alguien, no hay determinismo y tampoco 4

excusas . El hombre entonces debe asumir la responsabilidad por si mismo, y en tanto que él está situado en el contexto comunitario de todos los hombres, eleva aun más su responsabilidad por cuanto que la imagen que modela para si mismo compromete a toda la 5

humanidad . Esta responsabilidad del hombre existencialista frente a los demás hombres crea en él 6

una angustia, de hecho él es una angustia en si mismo . Se trata, de una angustia de la que 7 “conocen todos aquellos que han tenido responsabilidades” . En este sentido la responsabilidad crea a su vez un compromiso, por demás libre, con el resto de los hombres, y 8

la elección que él haga también compromete a la humanidad entera . Por ello declara 9

“No definimos al hombre sino en relación con un compromiso” . Por otro lado, la ausencia de Dios y el desamparo que ello comporta, implican, a juicio de Sartre, la ausencia también de todo condicionamiento, por lo que el hombre es libre, y según 10

lo expresa Sartre: “el hombre es libertad” ; puede elegir libremente lo que él desee, todo lo 11

cual no si no una manifestación espontánea de la voluntad del hombre .El desamparo implica 12 también que nosotros mismos elijamos nuestro ser . El hombre existencialista está condenado a ser libre y a inventarse a si mismo, además de ello, su libertad no le da excusa 13

para dejarse dominar por la pasión, el hombre es responsable de ella . El hombre existencialista de Sartre no encuentra socorro en los signos del mundo, como si éstos le dijeran esto o aquello, o como actos providenciales de Dios; él tiene la responsabilidad de interpretar el sentido y significado de estos signos del mundo de manera responsable, en conformidad del 14

compromiso que él tiene con el resto de los hombres . Al margen del ateismo en que funda su tesis, debemos reconocer que los pensamientos de Sartre en cuanto a la angustia y la responsabilidad comunitaria son verdaderamente extraordinarios. De hecho, en la escasa literatura teológica del mundo occidental que podido leer, nunca he encontrado en forma tan densa y explícita ese sentimiento de angustia y responsabilidad que el creyente tiene ante el resto de los hombres. Tal vez unos comentarios interesantes aquí o allá sobre el pasaje clásico de “amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Lv. 4

Sartre, p. 68. Sartre, pp. 62,63. 6 Sartre, p. 63. 7 Sartre, p. 66. 8 Sartre, p. 84. 9 Sartre, p. 91. 10 Sartre, p. 68. 11 Sartre, p. 61. 12 Sartre, p. 75. 13 Sartre, p. 69. 14 Sartre, p. 69-75. 5

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19:18) , podrían encontrarse, pero jamás con la densidad y preocupación que lo expresa Sartre. A la verdad, si se puede encontrar en la biografía de grandes y famosos predicadores cristianos fuertes sentimientos de angustia y responsabilidad por el mundo en decadencia, 16

pero la reflexión teológica debe acompañar estos sentimientos . De parte del Judaísmo, lamentablemente, debemos confesar con mucha franqueza que 17

no hay mucho que rescatar en ese sentido . Por ejemplo, el Dr. Shaul Magid, Profesor de Pensamiento Judío en el Jewish Theological (Estados Unidos), abordó en un artículo el tema 18

de la reconciliación como idea política y teológica desde la perspectiva del Judaísmo . En ese tema se trató a la reconciliación tanto como una construcción teológica de fuentes judeocristianas como su posible aplicación al plano político usada en este caso para resolución de conflictos regionales o globales. Magid buscaba presentar la manera “cómo el Judaísmo puede contribuir a disminuir el conflicto en el mundo, o cómo puede desplegarse el pensamiento teológico judío para mitigar y no endurecer los polos opuestos en cualquier conflicto”. A fin de que, en términos prácticos, el pensamiento judío asuma su responsabilidad y pueda contribuir efectivamente a la resolución de conflictos en el mundo, Magid piensa que se deben operar profundos cambios en la mentalidad del Judaísmo: en el ámbito teológico: la reformulación de la idea de la reconciliación sobre nuevas bases -bases que si bien siguen siendo judías, lo acercan al pensamiento cristiano como mostraremos más adelante-; en el ámbito político: la idea de la reconciliación desde las perspectiva del Judaísmo constituye un verdadero desafío, reconoce Magid. Entre los obstáculos que se presentan están: el carácter aislacionista del Judaísmo, ya que “gran parte de la historia política y religiosa del Judaísmo... y de su capacidad de supervivencia, en su deseada separación de las crisis regionales y globales que caen fuera del impacto directo sobre los judíos o al Judaísmo”. Este carácter aislacionista tiene sus fundamentos en el exclusivismo religioso (“nosotros somos el pueblo escogido de Dios”), y en un indiferentismo social por causa de su particular concepción escatológica de que el advenimiento de la era mesiánica traería la liberación política de Israel y la paz para el mundo. Esta simple comparación de las reflexiones filosóficas de Sartre sobre la angustia y la de Sartre responsabilidad del hombre existencialista muestra, entre otras cosas, el profundo concepto que tiene Sartre de la dignidad del hombre y, por otro lado, que de parte del judeocristianismo, que si bien es cierto también posee una concepción particular sobre la dignidad del hombre, no ha producido, hasta donde conozco, una erudita y amplia reflexión teológica sobre este tema de la angustia. Bueno, aunque Sartre reclama con arrogancia los derechos de 19

exclusividad para su teoría en cuanto a darle la dignidad del hombre .

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Por cierto, en la historia del joven y de su anciana madre, Sartre ofrece una exégesis existencialista de este pasaje bíblico, cuando comienza preguntando: “¿a quíén hay que amar como un hermano? ¿al soldado o la madre? (Sartre, p. 71ss). 16 Dado mi limitado conocimiento de la teología cristiana, le concedo el beneficio de la duda, pues, muy posiblemente algunos autores cristianos han realizado planteamientos similares a los del Dr. Jean Paul Sartre. En este sentido, si alguien lee este artículo mucho sabré agradecer que me envié referencias al respecto, para enriquecer esta investigación. 17 Aunque ya se avizoran algunos cambios en el horizonte en virtud del reciente surgimiento del crecimiento del movimiento judío-mesiánico. 18 S. Magid, Concilium, Vol. 303, 2003, pp. 81-94. 19 Sartre, p. 84.

4 La reflexión más profunda que he encontrado al respecto es la del pastor luterano y 20

filósofo Soren Kierkegaard y, de seguro, a partir de allí se habrá producido alguna reflexión en la literatura teológica occidental, pero no ha estado a mi alcance. Y según entiendo, el existencialismo moderno hunde sus raíces en algunos de las obras de Kierkegaard. Brevemente deseo destacar una diferencia notable entre la angustia de Kierkegaard y la Sartre. En Kierkegaard es el resultado de la inconciencia en que se encuentran los hombres sobre su 21

destino espiritual , en Sartre la angustia, como ya vimos, es el resultado de tener una conciencia clara de la responsabilidad frente al resto de los hombres y al destino que tal responsabilidad pueda llevarla. Conciencia que se funda en el cogito cartesiano, fuente también de la verdad para el hombre existencialista, dado que, “… no puede haber otra verdad que ésta: pienso, luego existo; ésta es la verdad de la conciencia captándose a si misma… Luego, para que haya una verdad cualquiera se necesita una verdad absoluta; y éste es simple, fácil de alcanzar, está a la mano de 22 todo el mundo; consiste en captarse sin intermediario” . La otra angustia sartriana: la desconfianza en el hombre Sartre da un ejemplo interesante en el terreno de la praxis política que expresa su duda acerca del uso de la libertad del hombre, con ello expresa además que para él universo antropológico está escindido en dos clases de hombres el hombre existencialista, del cual él mismo es un prototipo, y el no existencialista. El primero es optimista, y el segundo es el que pone en riesgo el futuro del hombre, y de allí, como mostraremos en breve surge la angustia de Sartre y el pesimismo en su pensamiento. Esta otra angustia se puede sacar a flote en el contexto de su concepción de desesperación –como lo que sólo depende de nuestra voluntad- y de las acciones probables del futuro no comprometidas con la acción de uno. He aquí el ejemplo de la pluma de Sartre 23 que nos habla de su incertidumbre en cuanto al futuro político de la ex-URSS : “No sé que llegará a ser de la revolución rusa…no puedo afirmar que esto conducirá al triunfo del proletariado… no puedo estar seguro que los camaradas de lucha reanudarán mi trabajo después de mi muerte… No sé nada; solo sé que haré todo lo que esté en mi poder… fuera de esto no se nada”. Sartre es un hombre realista y consciente de los alcances de su propia teoría del 24

desamparo : “… [los] hombres son libres y decidirán libremente mañana lo que será el hombre”. Su ejemplo y su realismo están enraizados en su particular antropología, según la cual, la naturaleza humana, en tanto libre de todo determinismo, puede orientar sus acciones para definir el hombre que ella quiera; ello produce en el propio Sartre una desconfianza en el 20

S. Kierkegaard, Tratado de la Desesperación. Edicomunicación, Barcelona, 1994. Ibid, p. 36. 22 Sartre, pp. 83,84. 23 Sartre, pp. 77,78. 24 Sartre, p. 77. 21

5 hombre que él ha creado con su especulación filosófica, introduciendo además de ello, a mi parecer, una incertidumbre escatológica: “Pero no puedo contar con los hombres que no conozco fundándome en la bondad humana, o en el interés del hombre por el bien de la sociedad, dado que el hombre es 25

libre y que no hay ninguna naturaleza humana en la que yo pueda fundarme” . Conclusión Como vemos, el hombre existencialista está doblemente angustiado: por un lado, como bien lo dice Sartre, por la enorme responsabilidad del compromiso de orientar al hombre a lo que debiera ser y, junto con ello, a la humanidad entera, por otro, según la lectura que he realizado de su conferencia, también está angustiado por la orientación de las acciones que otros hombres puedan tomar, otro proyecto de hombre, distinto al del existencialismo puede tener lugar. El hombre existencialista no tiene agarradero alguno para fundar una esperanza de futuro, en este sentido, el optimismo clásico existencialista queda debilitado. Sólo queda un voluntarismo ya, que como el mismo Sartre afirma “no es necesario tener esperanzas para obrar”

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Este lo único que le queda al hombre existencialista, y me parece notable, trabajar por unos ideales de elevación de la humanidad, aunque no se crea en Dios y tampoco se crea en el hombre. Luchar en estas condiciones y con estos supuestos, despierta en el hombre existencialista una de las angustias más profundas –y un sentido de responsabilidad- que yo, hasta donde conozco, no he leído nunca en ninguna filosofía de hechura humana, a no ser en la vida de Sócrates. Por ello, despierta también en mi la más profunda admiración por el genio de Sartre. ¡Quiera Dios concederle su gracia!

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Sartre, p. 77. Sartre, p. 78.

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