Andalucía según los andaluces. Una imagen claroscura.

July 9, 2017 | Autor: Manuel Pérez Yruela | Categoría: Social identity processes, Andalucía
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ANDALUCÍA SEGÚN LOS ANDALUCES UNA IMAGEN CLAROSCURA Manuel Pérez Yruela Instituto de Estudios Sociales Avanzados. IESA/CSIC Publicado en el Anuario 2014 del Grupo Joly

No pretendo ni puedo en el espacio de este trabajo referirme a todo lo que podría decirse sobre cómo los andaluces percibimos Andalucía. Me limito a recoger y sintetizar una parte de la información disponible en estudios de opinión de contenido vigente, que permiten decir algo acerca de lo que los andaluces piensan sobre Andalucía y sobre ellos mismos a partir de lo que han dicho cuando se les ha preguntado1. Casi todos los andaluces piensan, desde que existen datos sobre ello, que Andalucía tiene características singulares que la hacen diferente respecto a otros territorios y sociedades. Según estos datos, una mayoría amplia de andaluces, en torno a dos tercios, opina que la primera de esas singularidades tiene que ver con el capital social y relacional de la sociedad andaluza. Dicho en otros términos, con la sociabilidad y la forma de ser abierta, alegre y afable de los andaluces. La relevancia de la familia, de los amigos y del tiempo que se les dedica avala la idea de que la sociabilidad y la convivialidad son un rasgo distintivo de la vida en Andalucía, aunque no lo sean exclusivamente de ella. Según datos de la encuesta social europea, casi un tercio de los andaluces dicen reunirse a diario con sus amigos y familiares, el doble o más que los alemanes, daneses, holandeses, ingleses e incluso italianos, y mayor que la de cualquiera de los países que participaron en el estudio, excepto Portugal. La segunda singularidad, según una mayoría algo menor (la citan poco más de la mitad de los andaluces), se identifica con el capital territorial y ambiental de Andalucía: el patrimonio histórico-cultural, el clima, el paisaje y el medio natural. Como es bien sabido, Andalucía cuenta con unos recursos en este aspecto que desde hace décadas han sido el soporte del turismo, uno de los recursos económicos más importantes de la región, que han contribuido a proyectar e internacionalizar la imagen de Andalucía como lugar para el descanso, el ocio y cierto tipo de deportes.

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Parte de las ideas de este trabajo y de los datos que se aportan en él pueden verse con detalle en M. Pérez Yruela (2014), Un relato sobre identidad y vida buena en Andalucía. Sevilla: Centro de Estudios Andaluces.

La tercera singularidad, citada por algo menos de la mitad de los andaluces, se refiere al mantenimiento de las tradiciones festivas, populares y religiosas. También es de sobra conocida la importancia que tiene para una buena parte de los andaluces este tipo de actividades vinculadas a la tradición que, pese al proceso de cambio y modernización que se ha producido en Andalucía en las últimas décadas, no sólo no han disminuido sino que se han expandido y reforzado. No obstante, es significativa la percepción dual que hay en entre los andaluces sobre este asunto: aproximadamente la mitad de los andaluces opina que se dedica demasiado tiempo a este tipo de actividades mientras la otra mitad cree que se les dedica el tiempo justo y necesario. A bastante distancia de las anteriores, no llegan al veinte por ciento los andaluces que citan como parte de la singularidad que diferencia a Andalucía los aspectos económicos, bien sea el menor nivel comparado de desarrollo, la especialización productiva u otros aspectos de la economía andaluza. No obstante, la economía es un aspecto problemático y preocupante para los andaluces. El desempleo ha sido el primer problema de Andalucía desde que existen datos sobre ello. Siempre lo han citado como problema principal más del sesenta por ciento de los andaluces, aun en los años en los que las cifras de desempleo fueron más bajas. Más de la mitad de los andaluces han venido valorando desde 1982 la situación general de Andalucía como regular o mala, elevándose esa proporción a dos tercios o más en la mayor parte de ese periodo. Finalmente, para la mitad de los andaluces, el desarrollo de Andalucía durante la mayor parte de ese periodo ha sido menor que el del resto de España. Llama la atención que uno de los asuntos más problemáticos de Andalucía por su influencia en el desempleo y en la percepción de la convergencia en términos de desarrollo con el resto de España, tenga una importancia tan poco relevante entre los rasgos diferenciales que los andaluces le atribuyen. Puede que sea porque la mayoría de los andaluces reconoce lo mucho que ha cambiado Andalucía en las tres últimas décadas (la paradoja de la satisfacción) en casi todos los aspectos (infraestructuras, sanidad, educación, bienestar…). No obstante, el reconocimiento de estas mejoras no ha conseguido eliminar la percepción subjetiva de las distancias respecto a otros lugares de comparación, por lo que aún son más los que creen que pese a lo hecho queda mucho por hacer. No las hemos acabado de transformar en una historia de éxito.

Además, así se sigue viendo a Andalucía desde fuera. Se la sigue asociando a la idea de predominio de la actividad agraria y de servicios, con una economía no muy desarrollada, cuyos activos principales son el patrimonio histórico y el turismo. Una sociedad a la vez tradicional y moderna a la que el resto de los españoles atribuyen capacidad de innovación, creatividad, riqueza en cultura tradicional y en cultura moderna, pero que sigue anclada aún en ciertos tópicos tradicionales. En suma, la andaluza es una sociedad plural en la que conviven la tradición y la modernidad, la autoestima y el sentimiento de inferioridad, la valoración del cambio y la preocupación por los problemas pendientes de resolver. Rasgos que no agotan la complejidad de esa realidad plural, pero cuya existencia debe considerarse como un hecho social que en la práctica afecta a la imagen de Andalucía y condiciona su encaje y su relación con el entorno nacional e internacional en el que se inserta. No obstante, estas singularidades también constituyen un activo en el que se valora la capacidad de Andalucía para practicar una vida buena que atrae a quienes la conocen. Una idea de la vida buena que puede ser a veces incompatible con las exigencias del modelo dominante en el actual contexto de globalización, que demanda actitudes y conductas más apegadas a la racionalidad, la competitividad, la innovación y el trabajo. El reto es cómo hacer compatibles ambas cosas. Se trata de un asunto sobre el que merece la pena reflexionar y no obviarlo aduciendo que es un debate sin importancia, un dilema de difícil solución o un problema que, como tantos otros, se resolverá con el mero paso del tiempo.

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