Análisis y Discusión De Las Estrategias De Conservación en Mesoamérica

May 25, 2017 | Autor: J. Bonilla-barbosa | Categoría: Cosmovisión Mesoamericana
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Análisis y discusión de las estrategias de conservación en Mesoamérica Article · October 2008

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5 authors, including: Aralisa Shedden

Brenda Solorzano

Bournemouth University

Universidad Nacional Autónoma de México

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Jaime Bonilla-Barbosa Universidad Autónoma del Estado de Morelos 24 PUBLICATIONS 59 CITATIONS SEE PROFILE

Some of the authors of this publication are also working on these related projects: I am working with the nex project: Aquatic vascular plants in the Natural Protected Areas in Morelos Sate, México, and the other one, Use of Eichhornia crassipes as substrate to propagation of Sagittaria macrophylla, species vulnerable to extintion View project

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MESOAMERICANA

Revista Oficial de la Sociedad Mesoamericana para la Biología y la Conservación

Volumen 12 (2) Octubre de 2008

La Junta Directiva de la Sociedad Mesoamericana para la Biología y la Conservación agradece profundamente al Centro Científico Tropical y a la Universidad Nacional de Costa Rica por financiar este número de Mesoamericana. Así mismo, agradece sinceramente a Alexander Gómez (Universidad Nacional, Costa Rica) y Sara González Bonilla (Relaciones Públicas, Universidad Nacional, Costa Rica) por sus gestiones en favor de la publicación de este número.

MESOAMERICANA

Revista Oficial de la Sociedad Mesoamericana para la Biología y la Conservación

Volumen 12 (2) Octubre de 2008

EDITORES

COMITÉ EDITORIAL

Jaime Raúl Bonilla-Barbosa Olivier Chassot

Andrea Bolongaro-Crevenna Recaséns Elizabeth Arellano Arenas Jorge Luna Figueroa María Cristina Saldaña Fernández Salvador Santillán Alarcón David Valenzuela Galván Marisela Taboada Salgado Tigram Contreras MacBeath Hortensia Colín Bahena Marcela Osorio Beristain Vicente Torres Rodríguez Clotilde Arrocha Vásquez Víctor Manuel Mora Pérez

CONSEJO EDITORIAL Jim Barborak Juan Carlos Martínez-Sánchez Eduardo Carrillo Alfonso Mata Lenin Corrales Guisselle Monge Arias Oliver Komar Daisy Rodríguez Batista Bruce Ferguson Christopher Vaughan Jaime García René Calderón-Mandujano Fernando González Jorge Correa Bernal Herrera

PRODUCCIÓN EDITORIAL Jaime Raúl Bonilla-Barbosa Vicente Torres Rodríguez

© 2008 Sociedad Mesoamericana para la Biología y la Conservación Una publicación trimestral Derechos reservados Edición impresa de este número, Heredia, Costa Rica ISSN 1659-2794 Entregado al Presidente de la Junta Directiva el 15 de julio, aprobado el 5 de agosto 2008 Diseño de la portada: Tigram Contreras MacBeath Fotografía de la portada: Rocío Reyes

Las opiniones expresadas en Mesoamericana no necesariamente reflejan las opiniones de la Junta Directiva, el Editor o el Comité Editorial de la Sociedad Mesoamericana para la Biología y la Conservación.

DIRECTORIO SOCIEDAD MESOAMERICANA PARA LA BIOLOGÍA Y LA CONSERVACIÓN PRESIDENTE Olivier Chassot VICEPRESIDENTE Gerardo Borjas SECRETARIA Fengmei Wu Chen TESORERO Néstor Herrera FISCAL Luis Eduardo Girón Galván FISCAL SUPLENTE Vacante PRESIDENTE CAPÍTULO BELICE Elma Kay PRESIDENTE CAPÍTULO COSTA RICA Zaida Piedra Cerdas PRESIDENTE CAPÍTULO EL SALVADOR Milagro Salinas PRESIDENTE CAPÍTULO GUATEMALA Vacante PRESIDENTE CAPÍTULO HONDURAS Sara Raquel Romero Flores PRESIDENTE CAPÍTULO MÉXICO Jaime Raúl Bonilla-Barbosa PRESIDENTE CAPÍTULO NICARAGUA Luis E. Hernández Santamaría PRESIDENTE CAPÍTULO PANAMÁ Ricardo J. Pérez PRESIDENTE CAPÍTULO EXTRAREGIONAL Jesse Fagan EDITORES MESOAMERICANA Jaime Raúl Bonilla-Barbosa Olivier Chassot EDITOR DEL PORTAL VIRTUAL SMBC Carlos Galindo-Leal

PRESENTACIÓN El artículo que nos ofrece Randall García del Instituto Nacional de Biodiversidad (INBio) sobre los esfuerzos conjuntos del Estado y de la sociedad civil en Costa Rica para consolidar su famoso sistema nacional de Áreas Silvestres Protegidas motiva a reflexionar sobre la función misma de las áreas protegidas de Mesoamérica. El análisis de vacíos de conservación, es un método científico sistemático desarrollado en la década de los años 80´s que permite identificar el grado de representatividad de especies o ecosistemas en las redes de áreas silvestres protegidas. Aquellas especies, hábitats o ecosistemas que no están adecuadamente representados constituyen vacíos de conservación. La presunción principal del análisis es que al proteger un región adecuada de hábitats o de ecosistemas, las especies que en ellos habitan serán conservadas de la misma manera. Un análisis de esta índole es especialmente relevante en ecosistemas compartidos entre entes administrativos (áreas de conservación, países, etc.), donde los procesos y necesidades particulares de conservación pueden diferir significativamente y no haber sido construidos a partir de la información disponible más relevante. Una de las estrategias para mitigar los efectos de la fragmentación sobre los ecosistemas consiste en mantener o restablecer los vínculos en el paisaje. La conectividad es un tema fundamental dentro del marco de la Biología de la Conservación. Una gran cantidad de organismos tienen patrones de movimiento diarios o temporales que los llevan a menudo de un fragmento de ecosistema a otro. En términos de manejo, la conectividad encuentra su manifestación en los corredores biológicos; sin embargo, estos últimos representan tanto una oportunidad de desplazamiento para los organismos como una barrera, dependiendo del tipo de cobertura del corredor y del organismo particular. En el paisaje, el valor de la conectividad dependerá en gran medida del comportamiento de cada organismo con relación al uso de los corredores. Las estrategias de conservación basadas en los corredores consisten en optimizar el ancho y la variedad de hábitat natural en los eslabones de paisaje para que la mayor cantidad de especies nativas tengan la oportunidad de desplazarse entre áreas naturales. De ellas, existen numerosos y valiosos ejemplos en nuestra región. La conectividad se manifiesta también en las redes de conectividad, las cuales existen o se restablecen entre los fragmentos de ecosistemas que fueron separados por causas antropogénicas, permitiendo el libre movimiento de los organismos de un fragmento al otro. La idea subyacente de las redes ecológicas es la identificación de la diversidad biológica y de los recursos naturales en el paisaje guiados por principios de planificación de conservación combinada con información sobre las necesidades de llenar vacíos de conservación para preservar comunidades naturales. Sin duda, la escala y el diseño de elementos de conectividad depende de los objetivos de manejo y debe de adaptarse a las especies focales para las cuales se pretende mantener o restablecer el corredor. Hoy en día, en muchos de nuestros países se dan debates apasionados sobre la misma razón de ser de las áreas silvestres protegidas. Para algunos, son zonas que deben de permanecer prácticamente intocables y que representan los últimos vestigios de vastos ecosistemas. Para otros, el papel de las áreas silvestres ha cambiado a través del tiempo, y las consideran como motores de integración comunitaria, y factores de desarrollo. Los biólogos de la conservación enfocamos la mayor parte de nuestro trabajo en las zonas de amortiguamiento de nuestras áreas protegidas, concientes de los efectos de la matriz sobre estos núcleos, y con la ardua misión de contribuir a generar información científica que sea útil para el manejo adecuado de las mismas. En muchos casos conocidos, hemos incurrido en dos fallas: una falta casi total de monitoreo, y un exceso de planificación con poco manejo. La creación de un área protegida es un proceso que trasciende lo estrictamente ambiental, y conlleva aspectos sociales, económicos, legales y políticos complejos. De aquí la importancia de planificar el manejo y el desarrollo de las áreas silvestres, con el fin de determinar cuáles son los bienes y servicios que puede producir y cuál debe ser la política de manejo que se ha de seguir para lograr los objetivos contemplados. En la actualidad, no se puede pensar ten rabajar el tema de las áreas protegidas sin considerar las zonas que las conectan. Se tiene la esperanza que el recién formado Grupo de Interés Temático de Corredores Biológicos de la SMBC encabezado por el Dr. Bryan Finegan pueda contribuir a desarrollar un tema que tiene muchísimo que ver con las Áreas Silvestres Protegidas. Fraternalmente, Los Editores Jaime Raúl Bonilla-Barbosa Olivier Chassot

MENSAJE DEL PRESIDENTE Estimados Mesoamericanos y Mesoamericanas, Creo firmemente en la integración regional y en la formación de redes entre personas e instituciones, no sólo porque es evidente que los ecosistemas y las especies no conocen ninguna frontera política, sino también porque en la realidad global de hoy, no existe ningún otro camino que las alianzas para hacer que la conservación sea efectiva. Me gustaría brevemente referirme al manejo de recursos naturales y la educación. La disponibilidad de recursos humanos para poner en práctica acciones de conservación nacionales y regionales es un componente clave de cualquier trabajo de conservación a gran escala. Aunque un mayor rigor en el ajuste de las prioridades de conservación sea claramente deseable, no tiene mucho sentido crear proyectos elaborados de inversión en la conservación sin considerar a quienes los implementará y los hará perdurar a través del tiempo. Los esfuerzos para mejorar la conservación de la diversidad biológica realmente solo serán eficaces donde la capacidad local y la participación sean optimizadas. Y sé que El Salvador y los demás países de nuestra región, con miles de estudiantes sedientos de formarse, contribuirán a la formación del futuro de Mesoamérica. La Sociedad Mesoamericana para la Biología y la Conservación nace como una iniciativa de un grupo de 17 biólogos y ecólogos que se reunieron por primera vez en el Lago de Yojoa, Honduras, 1996. Nuestra misión consiste en “promover el intercambio de información, la capacitación de recursos humanos, la investigación científica y su difusión al servicio de la conservación de la diversidad biológica y cultural de Mesoamérica”. Algunos de sus objetivos estratégicos son: § Promover la comunicación y colaboración entre los profesionales en ciencias naturales de la región mesoamericana. § Orientar la investigación biológica de acuerdo con las necesidades regionales. § Incorporar y validar el conocimiento tradicional a la investigación biológica en la región. § Promover la capacitación de los estudiantes y profesionales de la región. § Difundir a nivel popular los resultados de las investigaciones. Es por esta razón que la SMBC ha creado mecanismos de comunicación vitales para la región y el desarrollo de profesionales, en las áreas de la biología, la conservación y el desarrollo sostenible. Además, la SMBC ha creado un foro de gran importancia para los estudiantes universitarios en estos campos del conocimiento, los cuales aprovechan los congresos para conocer a los profesionales y sus investigaciones, y a otros estudiantes de países vecinos. Muchos estudiantes también exponen sus investigaciones; de hecho, la mayor parte de las investigaciones biológicas en Mesoamérica son realizadas por tesistas universitarios. Actualmente, la SMBC está compuesta por Capítulos en cada uno de los países mesoamericanos y Cuba; además, existe un capítulo “Extrarregional” que agrupa a los miembros de países no mesoamericanos. La SMBC está conformada por más de 400 miembros. Después de doce años de existencia, la SMBC sigue siendo una institución única en Mesoamérica. Ha habido otros congresos ambientales en la región, como los congresos mesoamericanos de áreas protegidas, pero el congreso de la SMBC sigue siendo el único evento académico organizado anualmente por un grupo siempre diferente de jóvenes voluntarios. Cada año, el congreso incluye cientos de ponencias técnicas, e importantes simposios técnicos y talleres de entrenamiento, organizados por las instituciones ambientales más activas en la región. Claramente, la SMBC sigue siendo un importante foro para muchas instituciones, profesionales y estudiantes luchando para conservar el medio ambiente y la vida silvestre de uno de los “hotspots” mundiales de biodiversidad: Mesoamérica. En este sentido, el cambio climático nos ofrece retos de una magnitud tal que solamente unidos, podremos enfrentar. Aún no podemos afirmar que podremos superarlos, pero debemos de conservar el optimismo y saber que tenemos una sola oportunidad de convertirnos en la generación que salvará el Planeta de un desastre sin precedentes. Todos los estudios científicos sobre los efectos del calentamiento global demuestran que el cambio climático produce efectos importantes sobre los regímenes hídricos, la precipitación, la sequía, los ecosistemas, la vida silvestre, pero también sobre la economía humana y el tejido social de las comunidades expuestas.

El ser humano suele carecer de visión a largo plazo. Nuestros gobiernos y ciudadanos no están preparados, el ordenamiento territorial raras veces es prioridad de las agendas de Gobierno, y no siempre se acatan las recomendaciones de los estudios técnicos y científicos. Me parece que una parte significativa del problema radica en la interpretación del desarrollo sostenible y en nuestra cultura ambiental. Es especialmente relevante, porque el éxito del ser humano en el abordaje de la problemática del calentamiento global y su capacidad de respuesta a los fenómenos productos del cambio climático no se sostiene en el desarrollo de soluciones tecnológicas descabelladas, sino en nada más que un cambio de paradigma. Urge implementar programas integrales a nivel local, regional y global, basados en la filosofía del desarrollo sostenible y con la plena conciencia de alcanzar niveles de utilización de los recursos naturales sensiblemente inferiores que obligatoriamente implicarán sacrificios económicos, sociales y políticos drásticos. Desde la Sociedad Mesoamericana para la Biología y la Conservación, tenemos la posibilidad de revelar el ser humano como ser ecológico. Podemos contribuir en la medida de nuestras posibilidades a una ecología social y política. Podemos animar un proceso que lleve a promover la ciencia como una visión integral, democrática, éticamente responsable. El XII Congreso de la Sociedad Mesoamericana para la Biología y la Conservación, con su lema Conservación de la biodiversidad mesoamericana en el marco del desarrollo y cambio climático, busca poner en la mesa los temas relacionados con el cambio climático con el afán de contribuir a una discusión fructífera. Debemos actuar desde nuestro hogar, desde nuestra institución o empresa, y por supuesto desde la SMBC. Es nuestra obligación moral el contribuir de manera solidaria a la mitigación de los efectos del cambio climático. En este sentido, los profesionales y los estudiantes en ciencias naturales deben de asumir un papel preponderante en todos los ámbitos de su quehacer profesional y personal. En Biología de la Conservación, debemos enfocar esfuerzos hacia la aplicabilidad de nuestras investigaciones. No podemos ignorar las señales cada vez más evidentes de un desastre global inminente. Las soluciones pasan por un cambio de paradigma y modificaciones en nuestra actitud, en nuestros valores y en nuestra cultura, para lo cual la SMBC, en conjunto con sus socios institucionales, desea promover un cambio significativo. Fraternalmente, Olivier Chassot Presidente 2006-2008 Sociedad Mesoamericana para la Biología y la Conservación San Salvador, El Salvador 16 de junio de 2008

CONTENIDO Gestión territorial para la conservación de la biodiversidad: el caso de Costa Rica. Randall García

8

El cultivo de la piña: ¿Una alternativa de desarrollo sustentable para el Área Silvestre Protegida de Maquenque, Costa Rica? Olivier Chassot, Juan Criado, Melissa Marín y Guisselle Monge

13

Uso de hábitat, abundancia relativa del Quetzal (Pharomachrus mocinno costaricensis) y análisis de paisaje en el Sector Volcán Barva, Parque Nacional Braulio Carrillo, Costa Rica. Oscar Ramírez Alán

21

Manejo de palmas reales (Roystonea regia) para la nidificación del catey (Aratinga euops), en la Reserva Ecológica Mogotes de Jumagua, Villa Clara, Cuba. Raidel Díaz Aguiar, Juan Castillo Pérez y Vicente Berovides Álvarez

33

Estado de la conservación de especies de los grandes grupos de invertebrados terrestres cubanos (insectos, arácnidos y moluscos). Marta M. Hidalgo-Gato, Ada Chamizo y Vicente Berovides Álvarez

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Análisis y discusión de las estrategias de conservación en Mesoamérica. Ernesto Rodríguez Luna, Aralisa Shedden González, Brenda Solórzano García, Olivier Chassot y Jaime R. Bonilla Barbosa

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GESTIÓN TERRITORIAL PARA LA CONSERVACIÓN DE LA BIODIVERSIDAD: EL CASO DE COSTA RICA Randall García Instituto Nacional de Biodiversidad, Apartado postal 22-3100 Santo Domingo, Heredia, Costa Rica, [email protected]

RESUMEN El establecimiento de áreas protegidas en Costa Rica se ha dado como respuesta al acelerado avance de la frontera agrícola, más que como resultado de una planificación de las acciones de conservación. Sin embargo, un sistema de áreas naturales protegidas eficiente debe incluir la representación de los diferentes ambientes y ecosistemas presentes como eje central de la estrategia para lograr mantener la diversidad de sus ecosistemas, especies y genes. Para el año 2006, un estudio de vacíos de conservación promovido por el Sistema Nacional de Áreas de Conservación planteó algunas de las limitaciones del diseño del actual sistema nacional de áreas naturales protegidas, y la necesidad de una visión más integral del territorio para dar una mayor viabilidad a los logros obtenidos a la fecha en conservación. Este estudio llamado GRUAS II tuvo el objetivo de analizar la representatividad ecológica nacional, identificando acciones de conservación a nivel de las Áreas de Conservación que permitieran conservar la biodiversidad y mantener otros servicios ambientales requeridos por la sociedad. Palabras clave: GRUAS II, Sistema Nacional de Áreas de Conservación, SINAC, vacíos de conservación, representatividad ecológica, Costa Rica ABSTRACT The establishment of protected areas in Costa Rica has occurred like an answer to the accelerated progress of the agricultural border, more than as a result of conservation actions planning. Nevertheless, an efficient system of protected natural areas must represent the different realms and ecosystems as the central axis for a strategy to maintain the diversity of its ecosystems, species and genes. In 2006, a conservation gap study promoted by the National System of Conservation Areas raised some of the limitations in the design of the present national system of protected natural areas, and the necessity of a more integral vision of the territory to foster a greater viability to the profits obtained from conservation to date. This study called GRUAS II had the objective to analyze the national ecological representativeness, identifying conservation action within the Conservation Areas that allowed to conserve the biodiversity and to maintain other environmental services required by the society. Key words: GRUAS II, National System of Conservation Areas, SINAC, conservation gap, ecological representativeness, Costa Rica INTRODUCCIÓN determinado por los procesos naturales de los cuales depende su viabilidad ecológica e integridad (procesos biogeoquímicos, hidrogeomorfológicos y biológicos que determinan la composición de comunidades, poblaciones y especies). Se espera que cada área protegida haga un aporte a la representatividad, viabilidad o logro de algunos otros objetivos planteados para el sistema.

Por definición, un sistema de áreas naturales protegidas debe incluir la representación de los diferentes ambientes y ecosistemas presentes en un país como eje central de la estrategia para lograr mantener la diversidad de ecosistemas, especies y genes que le son propias. De qué tamaño deben ser estas muestras representativas es algo que está 8

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Además, de acuerdo con el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), la administración de las áreas protegidas debe considerar un balance razonable entre costos y beneficios, y debe velar por una justa distribución de los últimos. Los objetivos de manejo de las áreas naturales protegidas se consideran el norte que orienta las decisiones de los gestores, pues resumen la razón de ser de dicha área y su contribución al sistema.

depende la integridad ecológica de las áreas protegidas, muchas de ellas pequeñas y aisladas. Por ejemplo, la cobertura forestal en Costa Rica entre los años 1992 y 2002 (Instituto Nacional de Biodiversidad, 2006) presentó una disminución de cerca del 8% de la cobertura forestal original, y se iniciaba entonces el proceso de reconversión de áreas sin bosque a áreas en regeneración, lo que ha llevado a lo que hoy se llama el “reverdecimiento del país”.

El enfoque tradicional de la conservación es el que aún conduce muchas de las decisiones que se toman en conservación (Montes, com. pers.), el cual considera los postulados siguientes: 1)

Los sitios que ya están alterados “no tienen mayor valor para la conservación”.

2)

Las acciones de conservación se basan principalmente en listas de especies y en la creación de áreas silvestres protegidas, a veces como la única medida.

3)

Se parte de una visión estática de la naturaleza y de la sociedad: en donde el cambio es visto como amenaza.

4)

Los mayores problemas de las áreas silvestres protegidas son “administrativos y financieros” (no se cuestiona el modelo de gestión).

Un impresionante proceso de fragmentación llevó a parches boscosos más pequeños y de formas más complejas e irregulares (la dimensión fractal pasó de 1.27 a 1.66), así como el hecho de que los principales parches de bosques se ubicaran dentro de parques nacionales y reservas biológicas, pasando del 20.3% del bosque del país en 1992, a 23.3% del bosque dentro de estas áreas en el 2002. Cabe señalar que las áreas protegidas establecidas en este periodo también incorporaron importantes extensiones de terrenos en regeneración, dando paso a las primeras experiencias de restauración ecológica en el país, como las del Área de Conservación Guanacaste. Para el año 2006, un estudio de vacíos de conservación promovido por el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sistema Nacional de Áreas de Conservación, 2007), planteó de nuevo algunas de las limitaciones del diseño del actual sistema nacional de áreas naturales protegidas, y la necesidad de una visión más integral del territorio para dar una mayor viabilidad a los logros obtenidos a la fecha en conservación.

SITUACIÓN ACTUAL En el caso de Costa Rica, al igual que en el resto de los países de Centroamérica, el establecimiento de áreas protegidas ha sido reactivo, se ha dado como respuesta al acelerado avance de la frontera agrícola, más que como resultado de una planificación de las acciones de conservación que definiera qué conservar, dónde hacerlo y cómo hacerlo.

Este estudio llamado GRUAS II, tuvo el objetivo de analizar la representatividad ecológica a nivel de país, identificando acciones de conservación a nivel de las Áreas de Conservación que permitieran conservar la biodiversidad y mantener otros servicios ambientales requeridos por la sociedad, servicios de los cuales puede también depender la viabilidad ecológica de dichas áreas protegidas.

Esto ha llevado a que el sistema difiera significativamente del modelo teórico, ya que las áreas naturales protegidas muchas veces no son del tamaño ni la forma requerida para asegurar su integridad ecológica, ni responden a una clara representatividad de la diversidad de ecosistemas de los países. Esto es un ejemplo de que la conservación in situ además de los fundamentos técnicos, debe considerar la compleja trama de procesos políticos, sociales y económicos que en gran medida la determinan.

En este estudio se identificó la necesidad de tomar acciones de conservación en aproximadamente el 15.5% del territorio nacional para dar mayor viabilidad al sistema; del cual una tercera parte se identificó como requerida para completar la representatividad ecológica de dicho sistema. Además, se detectó la necesidad de promover la restauración ecológica como un elemento

Todos estos procesos de los que depende la conservación, se concretan en el territorio del cual 9

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Octubre de 2008 enfoque actual, en donde el ciudadano visualiza la conservación como algo lejano, algo que sucede dentro de las áreas protegidas.

fundamental para alcanzar las metas de conservación propuestas. Como parte de otro proceso desarrollado por el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC) y el Instituto Nacional de Biodiversidad (INBio) en el año 2007, y con el objeto de determinar los avances del país en la implementación de la Estrategia Global para la Conservación de Plantas (EGCP), se identificó como la principal limitante para avanzar en la implementación de la estrategia el hecho de que la información de que disponen los sectores sociales para relacionar su quehacer con la conservación, es muy limitada.

4) Que el valorar y cuantificar la oferta de servicios ambientales conlleve a la identificación de oportunidades de generación de ingresos para la gestión de las mismas áreas (sostenibilidad financiera). El hecho de que las áreas alteradas jueguen un papel en la conservación de la biodiversidad manteniendo paisajes funcionales, es otro elemento a incluir en la nueva visión, considerando para ello como paisajes funcionales, aquellos en los que si bien se da la inter vención humana, conser van características de estructura y función que posibilitan el sostenimiento de comunidades naturales de manera adaptativa, sin perder la capacidad de que en determinado momento se recuperen las condiciones originales (resiliencia). En este sentido, hay cada vez más evidencia científica que respalda el diseño de paisajes funcionales para articular la integración de acciones en espacios naturales y culturales con fines de conservación de la biodiversidad (García y Montes, 2003; Cagan et al., 2007).

RETOS La visión La conservación integrada al desarrollo sostenible obliga a los gestores de la conservación a ampliar el espectro de disciplinas y habilidades requeridas para la gestión, así como el establecimiento de nuevas alianzas. La clara comprensión de los procesos hidrológicos que se dan en un área protegida, o de los que esta depende, son un ejemplo de la información básica para una gestión que tenga como objetivo mantener una oferta ambiental, en donde la conservación de la biodiversidad es uno, entre otros servicios que se ofrecen.

Comunicación de la conservación En este sentido, se plantea un importante reto en el área de educación y comunicación, esto es, comunicar los valores directos de la conservación a los gestores del desarrollo del país y a las comunidades locales, buscando una visión integral, no sectorial, que atienda la limitada apropiación de las oportunidades que representa la conservación y el uso sostenible de los recursos naturales.

El paso de una gestión que se proyecta a la sociedad como centrada en mantener especies y ecosistemas, a una gestión centrada en mantener una oferta de servicios ambientales y por lo tanto, de los procesos ecológicos y evolutivos que los generan, permite lo siguiente: 1) Convocar a múltiples sectores, beneficiarios de los servicios ambientales que generan el adecuado funcionamiento de los procesos ecológicos. 2) Que la conservación de la biodiversidad se pueda plantear de manera que resulte políticamente más interesante, ya que es mediante la conservación lo que posibilita el mantenimiento de los servicios ambientales requeridos para una adecuada calidad de vida para la ciudadanía.

El discurso ambientalista radical basado en la oposición, es una de las mayores barreras para avanzar en la conservación de los recursos naturales, ya que no reconoce el hecho de que son los gestores del desarrollo los que están determinando el futuro de la conservación, no los ambientalistas, e impide la comunicación y la participación en la mesa de negociación, dejando la conservación fuera del proceso de decisión.

3) Que el mensaje de conservación resulte más comprensible para la sociedad, ya que se convierte en algo que tiene que ver con su calidad de vida, con su cotidianeidad, y no como sucede muchas veces con el

Un discurso que destaque el valor de la conservación para los procesos socioeconómicos tiene hoy en día muchas más probabilidades de éxito. Visto así, conservación de la biodiversidad significa 10

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reducción de vulnerabilidad ambiental para las comunidades rurales y urbanas, y una oferta permanente de insumos productivos como belleza escénica, agua y energía. Siguiendo esta lógica, la conservación además de especies y ecosistemas, es parte de la base productiva del país, y por lo tanto, es de interés de todos.

Específicamente, los retos para la gestión de la conservación en Costa Rica incluyen lo siguiente: 1) La puesta en práctica de la Ley de Biodiversidad: concebida para un abordaje intersectorial y altamente descentralizado de la conservación, en donde los beneficiarios más directos de la conservación podrán ser gestores y no solo receptores.

En síntesis, la comunicación de la conservación debe basarse en el principio o concepto de que el aporte de la conservación al desarrollo social, es el de mantener los espacios y los servicios ambientales que la sociedad requiriere para un adecuado desarrollo con excelente calidad de vida.

2) La articulación de esfuerzos: utilizar la capacidad instalada regional del SINAC para convocar a actores y compartir visiones, y generar así una mayor apertura para dar respuesta a demandas sociales, basadas en el conocimiento de cómo funciona la naturaleza en el territorio a su cargo en materia ambiental.

La capacidad de influenciar políticas de otros sectores resulta también fundamental y para ello, la comunicación del conocimiento científico es la principal herramienta que el gestor de la conservación debe desarrollar para plantear con objetividad el reto de la gestión territorial, que considere no sólo el espacio geográfico y sus características físicas, sino también, los procesos ecológicos y evolutivos, muchos de los cuales son invisibles para la sociedad, pero de los que en última instancia dependerá la sostenibilidad de las inversiones sociales y económicas que se realicen. Gestión La Evaluación de los Ecosistemas del Milenio (www.millenniumassessment.org) puso de manifiesto el deterioro de los procesos ecológicos de los que depende la vida en el planeta, y planteó un nuevo reto a los gestores de áreas naturales protegidas en el sentido de ¿cómo gestionar los espacios naturales para asegurar que estos procesos continúen? El planteamiento parte de que si los procesos naturales funcionan, los ecosistemas estarán en capacidad de mantener la oferta de servicios requeridos para el bienestar humano (servicios ambientales), y que por el contrario, iniciativas de conservación enfocadas en sólo conservar especies o ecosistemas, y no los procesos, están definitivamente destinadas a fracasar; particularmente en regiones como Centroamérica, en donde como se ha indicado con anterioridad, los sistemas de áreas protegidas no han respondido a un diseño técnico, sino más bien a un conjunto de fragmentos que han podido resistir el avance de la frontera agrícola.

3) El ordenamiento territorial: se requiere la inclusión de procesos ecológicos no obvios o no visibles en la planificación del territorio. Un ejemplo de esto es poder comprender el agua como un ciclo que se desarrolla mediante fases que se dan en diferentes unidades territoriales, y que dicho recurso como producto final, que es lo que la sociedad percibe, depende de mantener funcionando todas las fases de ese ciclo. 4) Los servicios ambientales: es preciso ampliar la visión para pasar de una lista definida en la normativa, a comprender en cada caso, cuáles son las relaciones sociales (económicas y culturales) con la oferta ambiental que utilizan, y por lo tanto, cuáles son los valores económicos y sociales que se le reconocen a las acciones de conservación. 5) El cambio climático: el cambio climático ofrece la oportunidad de acercar la conservación a las personas evidenciando la relación de las áreas naturales protegidas y sus ecosistemas con la mitigación, la reducción de la vulnerabilidad y la adaptación. 6) El acercamiento de la ciencia a la gestión: el conocimiento, y no solo el de la biodiversidad, debe analizarse en forma conjunta. En este s e n t i d o, l a i n f o r m a c i ó n g e o l ó g i c a , geomorfológica e hidrológica debe vincularse a la calidad de los ecosistemas y de la oferta ambiental, al igual que los procesos de erosión y sedimentación con medidas de manejo de cuencas. A esto debe agregarse el conocimiento 11

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Octubre de 2008 LITERATURA CITADA

que representa la experiencia de vida de quienes la comparten con cada ecosistema.

Cagan, H., H. Sekercioglu, S. Loarie y F. OviedoBrenes. 2007. Persistence of forest birds in the Costa Rican ag ricultural countrisyde. Conservation Biology 21(2): 482-494.

7) La conservación del mar: el desarrollar la capacidad de analizar la problemática de la conservación y del desarrollo local con visión de procesos, va a facilitar la integración de medidas de gestión en el área marina.

García, M. R y C. Montes (eds.). 2003. Vínculos en el paisaje mediterráneo. El papel de los espacios protegidos en el contexto territorial. Consejería de Quiz el reto msconcreto consiste en el Medio Ambiente, Junta de Andalucía, España. esfuerzo institucional que debe realizar el Instituto Nacional de Biodiversidad. 2006. SI NAC,par a apr ovechar r ecur sos de Evaluación de la situación actual de la proyectos decooperaci n que han sido b i o d i v e r s i d a d y l a formulados en trminos generales, bajo la l sostenibilidad/representatividad ecológica del sistema de áreas silvestres protegidas. Consultoría gica aqu planeada, yque dan la oportunidad realizada para el Sistema Nacional de Áreas de deavanzar enla gesti nterritorial para la Conservación. PNUD-SINAC. Sin publicar. conservacin. Sistema Nacional de Áreas de Conservación. 2007. Grúas II: propuesta de ordenamiento territorial para la conservación de la biodiversidad en Costa Rica. Volumen I. SINAC, FONAFIFO, INBio, COBODES, CI, TNC. En prensa.

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EL CULTIVO DE LA PIÑA: ¿UNA ALTERNATIVA DE DESARROLLO SUSTENTABLE PARA EL ÁREA SILVESTRE PROTEGIDA MAQUENQUE, COSTA RICA?

Olivier Chassot1, 2, Juan Criado3, Melissa Marín4 y Guisselle Monge1, 2

1

Centro Científico Tropical, Apartado 8-3870-1000, San José, Costa Rica, [email protected]

2

Sociedad Mesoamericana para la Biología y la Conservación, Apartado 8-3870-1000, San José, Costa Rica, [email protected]

3

Sociedad Española de Ornitología. SEO/BirdLife. c/ Melquiades Biecinto 34. 280053 Madrid, España, [email protected] 4

Fundación para la Gestión Ambiental Participativa. Apartado 1350-99 San Sebastián, San José, Costa Rica, [email protected]

RESUMEN El auge de la producción de piña está produciendo cambios económicos, sociales, culturales y ambientales importantes en el área de amortiguamiento y dentro del Refugio Nacional de Vida Silvestre Maquenque en la zona norte de Costa Rica. Se menciona que el cultivo de la piña ofrece oportunidades de desarrollo socioeconómico para la población, sin embargo, los impactos que ocasiona, afecta seriamente al medio ambiente y a la salud humana. En este artículo, analizamos de manera preliminar la viabilidad del cultivo de piña para la conservación de la biodiversidad y dentro del contexto de la estrategia de implementación del Corredor Biológico San Juan-La Selva en el hotspot de Mesoamérica. La agricultura orgánica puede ser una alternativa para proveer fuentes de empleo a las comunidades que habitan a los alrededores de una de las áreas protegidas de mayor importancia regional como Maquenque. Palabras clave: piña, agricultura orgánica, corredor biológico, Maquenque ABSTRACT The craze about pineapple production is producing significant economic, social, cultural and environmental changes in the buffer zone and within the Maquenque National Wildlife Refuge in Northern Costa Rica. The cultivation of pineapple offers opportunities for social and economic development, while it also produces a series of negative impacts on the environment and on human health. In this work we analyze a preliminary means for the viability of pineapple cultivation and biodiversity conservation within the context of the implementation strategy of the San Juan-La Selva Biological Corridor in the Mesoamerican hotspot. Organic agriculture may be an alternative for providing employment opportunities in communities surrounding a protected area of the regional importance of Maquenque. Key words: pineapple, organic agriculture, biological corridor, Maquenque las llanuras del norte. Antes del año 2003, se había circunscrito a la zona de Pital de San Carlos y a lo largo de la carretera que conduce al pueblo fronterizo de Los Chiles en zonas de pastos que durante las últimas décadas habían sido dedicadas primero al desarrollo de la ganadería y posteriormente y de

INTRODUCCIÓN El auge de la producción de piña en Costa Rica está produciendo cambios económicos, sociales, culturales y ambientales importantes. En la zona norte, el fenómeno de expansión piñera ha tenido un crecimiento acelerado en el Cantón de San Carlos, en 13

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Octubre de 2008 La unidad de conservación central del Corredor Biológico San Juan-La Selva la constituye el Refugio Nacional de Vida Silvestre Mixto Maquenque en La Cureña. Esta nueva área silvestre protegida conserva la porción del Corredor con el porcentaje más alto de cobertura forestal (Fig. 1). La meta principal de esta iniciativa es la preservación de las rutas de movimiento documentados de vida silvestre que conectan hábitats claves para prevenir el aislamiento o pérdida de especies y la preservación de las funciones del ecosistema (Chassot y Monge, 2002). El objetivo de la iniciativa del Corredor es la conservación de aproximadamente el 75% de los hábitats mediante el Pago por Servicios Ambientales dirigido a propietarios privados. Estos incentivos financieros influyen fuertemente en las tendencias de uso del suelo. El objetivo último, es promover la interconectividad biológica como requisito para implementar el Corredor. Se espera que Maquenque genere fuentes de empleo en un área de escasos recursos económicos ya que depende actualmente de actividades forestales y agrícolas sostenibles limitadas (Powell et al., 1999; Robertson, 2001).

manera principal al cultivo de la caña de azúcar. La importancia de la actividad piñera plantea debates relevantes, como lo es sobre el desarrollo de regiones productivas, el carácter potencial del desarrollo local en comunidades específicas, los impactos a nivel ambiental, las condiciones laborales y organizativas de las personas trabajadoras y la integración de este sector en la estructura económica nacional. Por otra parte, esta actividad como todo monocultivo a gran escala, presenta una serie de aspectos sensiblemente negativos en cuanto a los impactos que tiene sobre el medio ambiente y la salud humana, tal es el hecho del empobrecimiento de los suelos, los problemas de erosión, el uso extensivo de productos agroquímicos, el carácter inhibidor del desarrollo local en comunidades específicas y la dependencia económica frente a un mercado cambiante y volátil definido por el mercado norteamericano o europeo. En los últimos años han surgido propuestas para cultivar piña en el interior del recién creado Refugio de Vida Silvestre Mixto Maquenque en La Cureña, una zona que presenta los índices de biodiversidad más altos de la zona norte de Costa Rica. La presente contribución analiza de manera preliminar, la viabilidad del cultivo de la piña dentro del contexto de la estrategia de implementación del Corredor Biológico San Juan-La Selva.

EL CULTIVO DE LA PIÑA EN COSTA RICA La piña fue importada a Costa Rica desde Brasil, en el Siglo XVI, por los pueblos indígenas que comerciaban en América Central, región en la que se desarrolló una variedad conocida como “Monte Lirio” y que en el país fue denominada “criolla” por parte de agricultores nacionales de Alajuela y Puntarenas. En la década de los ochenta, se empieza a producir la piña en forma comercial, momento en el que su producción se vincula con la entrada de nuevos actores empresariales. Esto provocó un cambio abrupto del destino del mercado, que pasó de comercializarse a nivel local a priorizar la producción para la exportación (Cámara Nacional de Productores y Exportadores de Piña, 2004). De acuerdo con esta institución, la producción de piña debería alcanzar su pico en el año 2007, cuando la mayor parte de los proyectos alcancen su nivel máximo de cosecha, ya que la piña es uno de los cultivos que presenta el mayor potencial de mercado internacional y de alta rentabilidad financiera. Sin embargo, las prácticas culturales y sistemas de producción son de alto riesgo para el medio ambiente, lo que supone una preocupación para su desarrollo en el interior de una nueva área silvestre protegida.

MAQUENQUE El Corredor Biológico Mesoamericano es una iniciativa internacional que pretende mantener la conectividad ecológica entre América del Norte y América del Sur, con el fin de preservar rutas de migración y la transmisión del flujo genético a través del istmo centroamericano (Corredor Biológico Mesoamericano, 2002). La zona de bosque tropical atlántico húmedo del norte de Costa Rica mantiene el único hábitat viable de llanura capaz de mantener l a co n ti nui d a d d el C o r red o r Bi o l ó g i co Mesoamericano entre Costa Rica y Nicaragua, siendo la brecha más grande en la ruta del Corredor entre Honduras y Colombia. El propuesto Corredor Biológico San Juan-La Selva, de 246,608 ha de extensión conecta los fragmentos de bosque de la Cordillera Volcánica Central y la Reserva Biológica Indio-Maíz en el sureste de Nicaragua (Chassot y Monge, 2002). 14

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Figura 1. Refugio Nacional de Vida Silvestre Mixto Maquenque, Costa Rica.

EL CULTIVO DE LA PIÑA EN LA ZONA NORTE DE COSTA RICA

presenta una serie de problemas relacionados con la salud humana y la degradación del medio ambiente. A pesar de que el discurso prevaleciente de las empresas piñeras es que ésta se puede producir bajo condiciones moderadamente amigables con el ambiente, la manera en que se manejan las fincas de piña en Costa Rica causan un deterioro muy marcado en los suelos.

Las regiones en las que se ha asentado la expansión piñera en Costa Rica son la Región Huetar Norte, la Región Brunca y la Región Huetar Atlántica. La región norte es considerada como la primera en expansión por la cantidad de hectáreas que fueron sembradas con la variedad “Cayena Lisa” dedicada a la exportación. La Zona Norte ha experimentado un desarrollo piñero explosivo en los últimos años, ya que la cantidad de área cultivada por piña pasó de 4,218 ha a finales de los años ochenta hasta cerca de 11,500 ha en el año 2004, lo que representa el 60% de la superficie sembrada de piña del país (Quesada, 2004). El desarrollo de la producción piñera en la zona norte puede explicarse por el cambio en el modelo económico que posibilita la modificación productiva agraria nacional, los mecanismos de apoyo a las actividades productoras orientadas a la exportación y la forma en que se ha dispuesto el mercado nacional (Acuña, 2005).

Existen cuatro problemas específicos de manejo que afectan la productividad de la industria: la erosión, la compactación del suelo, el deterioro en la actividad microbiológica del suelo y la producción como monocultivo (Quijandría et al., 1997). La mala escogencia del área de siembra y las prácticas de preparación de los terrenos facilitan la erosión de los suelos seleccionados. La compactación del suelo se debe a la utilización de maquinaria en los procesos de siembra y cosecha del cultivo. La misma compactación hace necesario el uso de maquinaria pesada durante la siguiente temporada, iniciándose un círculo vicioso. La mayor causa de deterioro ambiental resulta de la utilización intensiva de herbicidas y fungicidas, los cuales producen la muerte no sólo de los patógenos para los cuales se aplican, sino de todas las especies que viven en asociación en el suelo. La uniformidad genética del monocultivo de la piña lleva a que los

EL MONOCULTIVO DE LA PIÑA Y SUS IMPACTOS AMBIENTALES El monocultivo de piña, como cualquier otro monocultivo que se realice de forma extensiva, 15

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Octubre de 2008 principales razones que han incentivado a muchos propietarios de tierras dentro del Refugio Nacional Maquenque a convertir sus fincas en parcelas de desarrollo piñero. Durante la última década, una gran cantidad de tierras abandonas, utilizadas anteriormente para la actividad ganadera o extracción de madera y actualmente en regeneración, han sido re-convertidas de manera sorprendente en centros de producción de piña. Este tipo de desarrollo asociado al uso indiscriminado de productos agroquímicos en algunos casos prohibidos por la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos, presenta serios problemas de contaminación en los suelos y de los numerosos cuerpos de agua todavía intactos de La Cureña. El estudio hidrológico preliminar del Plan de Manejo de Maquenque, destaca la necesidad de mantener las características hidrológicas de las cuencas del interior de las áreas protegidas (Chassot y Monge, 2006).

productores estén expuestos a perder toda su cosecha en la eventualidad del ataque de una plaga. Quijandría et al. (1997) indican que “un nivel alto de precipitación en las zonas de producción piñera lleva a que la escorrentía en los campos de cultivo, que transporta residuos de agroquímicos, pueda estar afectando los cursos de agua de la áreas cercanas, problema que tendría graves consecuencias especialmente en la zona norte, ya que afectaría a los ríos Sarapiquí, Cuarto y Toro, los cuales atraviesan la Reserva Biológica la Selva y el Refugio Nacional de Vida Silvestre Barra del Colorado. MERCADO Y FUENTES DE EMPLEO Para el año 2004, cada hectárea cultivada produjo en promedio cerca de 100 toneladas de piña con una producción de 1.65 millones de toneladas de fruta para Costa Rica. En general, la productividad de la piña ronda las 8,000 cajas por hectárea cultivada y las proyecciones sobre el impacto de la actividad para el año 2007 prevén exportaciones de aproximadamente 70 millones de cajas de 12 kilos, lo que implica un crecimiento del 66% en cuatro años.

En el área de Maquenque, existen diversos humedales (Laguna Maquenque, Colpachí, Tambor y Tamborcito) que es necesario mantener libres de efecto de la contaminación de agroquímicos utilizados en la producción de piña y que son transportados por escorrentía, y del aumento de la sedimentación a causa de la erosión del suelo. De acuerdo con el mapa de capacidad del suelo elaborado por el Centro Científico Tropical (Bolaños y Watson, 1992), solo el 9.37% del territorio de Maquenque presenta condiciones adecuadas para el desarrollo de la actividad piñera. Sin embargo, debido a las limitaciones de uso en la industria forestal, muchos empresarios tienen los ojos puestos sobre la zona de Maquenque como polo de desarrollo piñero.

Con relación a los alcances económicos, los ingresos por concepto de exportación de piña para el año 2004 fueron calculados en $230 millones de dólares, $50 millones más que en el año anterior. Considerando 18,000 ha de piña en Costa Rica, se obtiene un beneficio de exportación aproximado de 12,800 dólares por hectárea. De acuerdo con la Promotora de Comercio Exterior (PROCOMER), 56 empresas se registraron como productoras de piña para la exportación y en 2003 se vendió a 23 destinos. En el año 2004, la producción de piña estuvo a punto de sobrepasar la producción de banano. Hoy en día, Costa Rica es el principal exportador de piña hacia Estados Unidos, por encima de países productores como México, Honduras, Guatemala y Ecuador. La actividad piñera brinda empleo directo a cerca de 15,000 trabajadores, entre los cuales se cuentan aproximadamente 950 productores (Herrera, 2004).

MERCADO DE LA PIÑA ORGÁNICA La Unión Europea es el mayor mercado para piña orgánica, con un consumo que superó las 2,000 toneladas anuales en el año 2002. En segundo lugar está Estados Unidos con un consumo estimado en 1,000 toneladas anuales. A pesar de lo anterior, Costa Rica aún posee limitaciones técnicas que le impiden aumentar sus exportaciones, ya que la mayor barrera existente para la producción de piña orgánica continúa siendo la prohibición del uso de etileno para inducir la floración. En el último trimestre del 2002, fue introducida al mercado la certificación Comercio Justo para frutas tropicales, creando una nueva categoría de “piña sostenible” que ha crecido

DESARROLLO PIÑERO EN MAQUENQUE A partir del año 2004, se ha dado un desarrollo acelerado del cultivo de la piña en la zona norte de Costa Rica, especialmente en áreas con especial dificultad de acceso. El auge del cultivo, su fuerte demanda en el mercado internacional y la facilidad de obtener prestamos hipotecarios han sido tres de las 16

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rápidamente. El volumen del mercado de piña en Comercio Justo se estimó en aproximadamente 1,000 toneladas anuales para el año 2003. Actualmente, la totalidad de la producción es destinada a los mercados de Suiza e Inglaterra.

El Comité Ejecutivo del Corredor Biológico San Juan-La Selva propone un programa de desarrollo sostenible como primer componente de su planificación estratégica (Comité Ejecutivo Corredor Biológico San Juan-La Selva, 2003) a largo plazo con relación a la implementación del área silvestre protegida Maquenque. A continuación, se indica la estructura de desglose del trabajo correspondiendo al componente “uso sostenible”:

En Costa Rica, la piña orgánica es producida por Dole con más de 90 hectáreas sembradas, certificadas y con exportación sostenida. Existen otros pequeños proyectos de producción local. La certificación es indispensable para poder diferenciar los productos orgánicos. Costa Rica cuenta con la ventaja que desde 1995, la Ley Orgánica del Ambiente ha sido reconocida como equivalente a las legislaciones en vigor en la Unión Europea y Suiza, lo que implica que cualquier producto debidamente certificado en Costa Rica tiene acceso directo a los mercados de estas naciones (Delgado, 2003). La producción orgánica en general se encuentra en auge, y cuenta hasta el momento con más de 10,000 hectáreas de cultivos de mora, banano, cacao, caña de azúcar, café, piña y naranja (Soto, 2003).

1. Desarrollar un plan de ecoturismo 1.1

Involucrar al Instituto Costarricense de Turismo (ICT)

1.2

Capacitar a las comunidades

1.3

Desarrollar iniciativas comunitarias

1.4

Aumentar el nivel de seguridad en la zona

2. Fomentar el manejo compartido

PIÑA ORGÁNICA Y CERTIFICACIÓN ECOLÓGICA (SELLO VERDE) Los cultivos tradicionales a pequeña escala cumplen un papel importante en el mantenimiento de las funciones de los ecosistemas, especialmente dentro de un paisaje fragmentado como en el caso de Maquenque (Guerrera, 1995). El Movimiento de Agricultura Orgánica Costarricense promueve la filosofía de que la actividad de producción orgánica se vincula con “la búsqueda y desarrollo de alternativas que protejan la salud de nuestras familias y de los consumidores de dichos productos. Se trata de dejar de lado la mentalidad que otorga un poder inmerecido a sustancias artificiales para eliminar plagas o para acelerar la producción, y adoptar una nueva forma de pensar, dispuesta a escuchar y conocer la naturaleza para poder manejar sus ciclos, sus relaciones y su riqueza en favor de la “producción” (Chaves, 2003). En este sentido, la “cultura orgánica” parte de un profundo respeto hacia la biodiversidad, mediante el uso de prácticas productivas diversificadas. En el mercado internacional, el consumidor de productos orgánicos, especialmente europeo, ha mostrado también preferencias para aquellos de origen local y regional (Valdés, 2003).

2.1

Capacitarse en el tema de gestión participativa

2.2

Desarrollar una campaña de información sobre gestión participativa

2.3

Capacitar a las Asociaciones de Desarrollo

2.4

Capacitar a los Consejos de Distritos

2.5

Crear la “Asociación de Amigos de Maquenque”

3. Realizar una campaña de uso sostenible de los recursos naturales 3.1

Establecer un programa de campaña de uso sostenible

3.2

Buscar financiamiento para la campaña

3.3

Capacitar las comunidades

3.3.1 B r i n d a r c a p a c i t a c i ó n p a r a l a diversificación de las actividades económicas (y ecológicamente sostenibles) en la zona 3.3.2 Establecer proyectos pilotos de alternativas de empleo ligados a la conservación

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3.3.3 Promover la acuacultura sentido, la exploración de mercados alternativos nacionales e internacionales basados en experiencias de producción ambientalmente sostenible y certificada se ve muy prometedora considerando el valor agregado que la etiqueta “Maquenque” podría darle al producto certificado. Se propone tomar en consideración la metodología para la implementación de una estrategia de desarrollo sostenible propuesta por Gómez y Danse (2003) (Fig. 2).

3.3.4 Capacitarse en el tema de agricultura orgánica 3.3.5

Promover prácticas de agricultura orgánica

3.3.6 Promover la restauración de ecosistemas 3.4

Capacitarse en el manejo de “productos verdes”

3.5

Realizar un estudio de mercado para “productos verdes”

3.6

Crear un sello verde “San Juan-La Selva”

3.7

Mercadear productos con sello verde

RECOMENDACIONES La expansión de la actividad piñera es una realidad tanto en la zona norte de Costa Rica como en la nueva área silvestre protegida Maquenque y su entorno. Es un cultivo cuyo mercado internacional está en franca expansión, sin embargo presenta serias implicaciones sociales, ambientales y culturales en la zona.

4. Ordenar el territorio de los cantones 4.1

Capacitar Municipalidades

a

las

4.2

Capacitar a los Consejos de Distrito

5. Establecer un programa de educación ambiental 5.1

Levantar fondos para el programa de educación ambiental

5.2

Construir un centro de educación ambiental

5.3

Contratar a un educador ambiental

5.4

Llevar a las escuelas de la zona norte

5.5

Capacitar a los maestros de las escuelas

La actividad piñera, como una actividad que pueda ser limitada en intensidad y extensión, puede ser una oportunidad para desarrollar el mercado de la agricultura orgánica, especialmente dentro del contexto del desarrollo de un área protegida de la importancia de Maquenque. En este

Figura 2. Metodología para la implementación de una estrategia de desarrollo sostenible (basado en Gómez y Danse, 2003).

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Desde el punto de vista de la sustentabilidad y su desarrollo en el área de Maquenque se plantean los siguientes aspectos:

certificación o sello verde que maximice su inversión garantizando con ello un bajo impacto sobre los ecosistemas de la zona.

1. El capital es esencialmente extranjero, sus beneficios económicos alcanzan a pocas personas y la mayor parte no son costarricenses.

3. Sería deseable establecer un máximo de superficie dedicada al cultivo de piña (o similar) en Maquenque (0.5% de la superficie, o sea, unas 300 hectáreas), así como limitar la extensión de monocultivo a 5 hectáreas.

2. La expansión del cultivo de piña no ha tenido un impacto social positivo significativo, ya que los pequeños y medianos productores no reciben incentivos ni créditos y están de alguna manera avasallados por la acción de las transnacionales que se llevan las ganancias, debido a que la porción del mercado más atractiva la constituye la exportación.

4. Es recomendable evitar cualquier tipo de desarrollo piñero en los enlaces críticos de conectividad identificados por Ramos (2004) en el Corredor Biológico San Juan-La Selva. 5. El Plan de Manejo de Maquenque debe incluir el análisis de aspectos sociales, económicos y ambientales de actividades agropecuarias de la zona, en particular de la piña, para su regulación en la zonificación del Área Silvestre Protegida Maquenque.

3. El cultivo de la piña genera impactos ambientales considerables, en particular relacionados con la alteración del suelo y la cubierta forestal, el uso de agroquímicos y su alta potencialidad de contaminar los cursos de los ríos y humedales cercanos.

6. Es necesario contar con un Plan de Desarrollo Local de las comunidades aledañas al Área Protegida Maquenque, de manera que se definan las actividades ecológicamente sostenibles y de beneficio económico para la población como actores principales.

4. La tendencia del cultivo de piña en Costa Rica es hacia los grandes propietarios que hacen unas prácticas intensivas del cultivo en grandes extensiones. Esta práctica no parece apropiada en el interior de la nueva área protegida.

7. Se propone iniciar un programa piloto con las comunidades comprometidas con la consolidación del Refugio Nacional de Vida Silvestre Mixto Maquenque y aquellas que presentan un alto grado de organización comunitaria (Vargas y Lizano, 2000), como Boca San Carlos, Boca Tapada, Santa Elena, Quebrada Grande y Golfito.

Es por esto que: 1. Es necesario disponer de mayor información sobre el uso de agroquímicos en el cultivo de la piña en la zona norte de Costa Rica, así como su efecto sobre las aguas subterráneas y la red hidrográfica. 2. Las extensiones de piña que se están desarrollando en el interior de la nueva área protegida Maquenque, deberán cuando menos, estar dedicadas a la producción de piña orgánica, de manera que eventualmente puedan recibir una

8. Apoyar el desarrollo de los planes reguladores municipales (Municipalidades de San Carlos y de Sarapiquí) para determinar las condiciones de la agricultura de piña orgánica dentro del Refugio

Nacional de Vida Silvestre Maquenque.

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USO DE HÁBITAT, ABUNDANCIA RELATIVA DEL QUETZAL (Pharomachrus mocinno costaricensis) Y ANÁLISIS DE PAISAJE EN EL SECTOR VOLCÁN BARVA, PARQUE NACIONAL BRAULIO CARRILLO, COSTA RICA

Oscar Ramírez Alán

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1

Escuela de Ciencias Biológicas, Universidad Nacional de Costa Rica. 86-3000 Heredia, Costa Rica. 2Sociedad Mesoamericana para la Biología y la Conservación, [email protected]

RESUMEN Se determinó el uso de hábitat, abundancia relativa y disponibilidad de alimento para el quetzal (Pharomachrus mocinno costaricensis) en el Sector Volcán Barva (SVB). El estudio se realizó de mayo a diciembre del 2003. Se realizaron conteos a través de cinco transectos distribuidos tanto en el área silvestre protegida como en fincas privadas. Se determinó el uso de hábitat mediante observaciones de comportamiento y análisis de sistemas de información geográfica. Además, la disponibilidad de alimento a través del seguimiento de la floración y 2 fructificación de árboles. Se encontró que el uso de hábitat del quetzal fue diferente (÷ 3 = 45.06; P
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