Análisis teórico conceptual de la medición de la eficiencia del gasto público

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ANÁLISIS TEÓRICO CONCEPTUAL DE LA MEDICIÓN DE LA EFICIENCIA DEL GASTO PÚBLICO Diana Lizette Becerra Peña, Universidad de Guadalajara RESUMEN En los últimos días, se ha despertado un interés por parte de la ciudadanía, para conocer con mayor detalle cuál es el destino final de los recursos provenientes del pago de sus impuestos, traducido en una oferta de bienes y servicios públicos a su disposición, y que ha sido originada por un gasto público determinado. Tradicionalmente, el Gobierno Federal se ve en la necesidad de incrementar su gasto para satisfacer las demandas hechas por la sociedad, lo que conlleva a disponer de un monto mayor de ingresos. Como resultado, durante la última década, ha crecido la preocupación por la sostenibilidad de las Finanzas Públicas, lo que lleva al Estado a evitar un exceso en el déficit y por consiguiente en la acumulación de la deuda, cuestiones que en su conjunto provocan el creciente interés por las cuestiones de eficiencia dentro del sector público. Asimismo, la política fiscal necesita de la eficiencia del gasto público para lograr los objetivos de progreso económico y social de una nación, sin agrandar sus presiones fiscales. Dicha eficiencia tendrá repercusiones en la calidad económica y social de un país, y, por ende, en el día a día de la población, según los recursos que se hayan empleado. PALABRAS CLAVE: Eficiencia, gasto público, sector público, administración pública

THEORETICAL CONCEPTUAL ANALYSIS OF THE MEASUREMENT OR THE EFFICIENCY OF PUBLIC SPENDING ABSTRACT In recent days, has attracted interest from the citizenship, for insight into what is the final destination of the resources from them payment of taxes, resulted in a range of public goods and services available, and which has been caused by a particular government spending. Traditionally, the Federal Government needs to increase his spending to satisfy the demands made by society, leading to have a greater amount of income. As a result, over the last decade, has been growing concern about the sustainability of Public Finance, leading the State to avoid an excess déficit and therefore the accumulation of debt issues which togheter cause the growing interest in issues of efficiency within the public sector. Moreover, fiscal policy needs the efficiency of public spendind to achieve the objectives of economic and social progress of a nation, without enlarging its fiscal pressures. Such efficiency will impact on the economic and social quality of a country, and hence, in the life of the population, according to the resources that have been employed. JEL: E61, E62, H50, H60 KEYWORDS: Efficiency, public spending, public sector, public administration INTRODUCCIÓN Hoy en día encontramos algunas naciones, como las latinoamericanas, inmersas en un ciclo de moderación de sus tasas de crecimiento, ocasionado principalmente por una baja en la demanda externa y las limitaciones estructurales de cada una de las economías en particular, sumado a esto las recaídas de la crisis financiera global a la cual se han enfrentado durante los últimos años. Ante dicha panorámica, es indispensable acentuar la necesidad de una correcta aplicación de las políticas públicas y así lograr una disminución de las debilidades asociadas a una adecuada gestión del gasto en el sector público.

De esta manera, se observa que es de vital importancia trabajar en el fortalecimiento de la eficiencia en el manejo de los recursos públicos, ya que, por esta vía, es posible tener un control interno para hacer frente a las necesidades y demandas que surgen en el entorno local, en contraste con las demandas externas que no se encuentran en manos del país productor en su totalidad, por lo que no se da cabida a un mecanismo fiable de control al cien por ciento. El presente trabajo trata de definir qué se entiende por eficiencia del gasto público y se organiza de la siguiente manera. A lo largo de la sección sobre revisión de literatura se hace un bosquejo de manera general sobre la función del Estado dentro de la Administración Pública, seguido de la situación del gasto público en el contexto internacional. Posteriormente se define el concepto de eficiencia aplicado al sector público y se brinda una breve panorámica sobre la evidencia empírica que gira entorno a su medición. Por último encontramos algunas conclusiones al respecto. REVISIÓN LITERARIA El Estado y la administración pública Una de las funciones que tiene el Estado en todas sus esferas para conseguir recursos de índole financiero es la tributación, llevada a cabo a través de la captación de impuestos, los cuales han sido establecidos previamente sobre bienes e ingresos de la ciudadanía. En este sentido, el principal objetivo de un gobierno será la generación de suficientes recursos financieros y conseguir un abastecimiento de bienes y servicios públicos para toda la sociedad. La teoría de las Finanzas Públicas, de acuerdo con Aschauer (1989), resalta que una razón primordial para que una nación sea la encargada de la provisión de bienes y servicios, recae en que, por uno u otro motivo, los agentes participantes en el sector privado son incapaces o no están dispuestos a llevar a cabo esa labor; otra de las razones que fundamenta este papel del Estado se origina en las economías de escala, donde la actividad del sector público disminuye ciertos costos y fija los precios con la finalidad de asegurar una eficiente asignación de los recursos. El sistema de impuestos traducirá el precio de los bienes y servicios que son proveídos por el sector público a la sociedad, siempre y cuando se defina a la distribución de la carga tributaria en función de los beneficios que se reciban gracias a la provisión de bienes y servicios públicos. De acuerdo con Schick (1998) la disciplina fiscal demanda un control efectivo por parte del Estado de los agregados presupuestarios: los ingresos y los gastos totales y el equilibrio que existe entre estos totales. Para aquellos economistas clásicos, el papel del Estado debía ser pequeño y limitado esencialmente a la distribución de los recursos (Tanzi y Schuknecht, 2000). Gran parte del tradicional debate sobre temas de política fiscal centran su atención en situaciones que atañen al déficit del sector público y a la importancia de las decisiones que las autoridades fiscales toman para conseguir la emisión de la deuda, como sustitución al uso de los impuestos, para hacer frente a un nivel de gasto determinado (Aschauer, 1989). La correspondencia que existe entre la generación de bienes y servicios públicos y la carga tributaria en cada una de las unidades del gobierno, según Aguilar (2010) no compone el elemento racionalizador de las erogaciones públicas, debido a que dicha correspondencia garantiza que la población de cada comunidad perciba el vínculo entre los impuestos y las decisiones de gasto de cada gobierno. La redistribución del ingreso, de acuerdo a Samuelson (1955), se lleva a cabo por medio de políticas fiscales y gastos de transferencia, así el gasto público puede ser justificado, incluso al no resultar eficaz por completo a pesar de que consiga evitar algunas pérdidas.

En general, las responsabilidades del Estado en materia de gasto público, se sintetizan como sigue: equidad distributiva, estabilidad macroeconómica, desempeño económico, educación, salud, calidad institucional y pobreza. A través de la calidad de las Finanzas Públicas, un gobierno hace referencia a todas las disposiciones de su política fiscal como medio para el cumplimiento de los objetivos macroeconómicos fijados por dicha política, que buscan principalmente un crecimiento económico en el largo plazo (Rueda, 2009). Con el paso de los años y durante la última década, la evasión y elusión fiscal de las grandes empresas 1, ha llevado a los distintos gobiernos alrededor del mundo a verse privados de una cantidad formidable de recursos de vital importancia. Conforme los ingresos provenientes de los impuestos decrecen, un gobierno deberá decidir entre compensar su déficit público a través de un incremento en los impuestos de carácter colectivo, que afecta principalmente al estrato social con menor cantidad de recursos, o realizar un recorte en su gasto para atacar a la pobreza y desigualdad social. Generalmente, al final sólo se consigue una mala distribución de la riqueza que hace más grande a la brecha de desigualdad social. Una de las más poderosas herramientas que tiene cualquier gobierno central es el sistema fiscal 2, por medio del cual es posible la obtención de ingresos para dotar de bienes y servicios a la sociedad demandante. Cada sistema se moldea según las características y enfoques, de acuerdo a los rasgos políticos, socioeconómicos y culturales, que a su vez deberán respetar y seguir criterios y prácticas que permitan la homologación entre naciones, como resultado de la creciente globalización económica. Las principales fuentes de ingresos del gobierno son la recaudación y la imposición de aportaciones y derechos. Así, por medio de su política impositiva y de su política presupuestal, el Estado es capaz de hacer una transferencia de recursos, a través de la asignación y distribución de los ingresos y la riqueza dentro de una economía. La aplicación de estas políticas y la forma de la estructura tributaria, afectarán de manera directa a la toma de decisiones de consumo, ahorro, trabajo e inversión de cada integrante de la sociedad. A pesar del esfuerzo de homologación, los resultados que se obtienen en cada sistema fiscal varían entre los diversos Estados, dichas diferencias son independientes al grado de desempeño y pueden ser ocasionadas por los rasgos históricos, culturales e incluso por la forma de llevar a cabo su administración. El gasto público en el contexto internacional El crecimiento del gasto público ha sido un fenómeno mundial que, a pesar de las diferencias de carácter institucional y de las barreras geográficas y de lenguaje, ha existido entre las economías industrializadas (Tanzi y Schuknecht, 2000). La fuerte expansión del tamaño del sector público durante la posguerra en muchos de los países industriales, estuvo asociada con el protagonismo del gobierno central en el mantenimiento y la distribución del ingreso y la estabilización económica (Tanzi, 1995) y fue promovido por factores de carácter técnico, social y político 3 (Tanzi, 1998).

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La evasión y la elusión fiscal, son temas que no serán estudiados dentro de este trabajo.

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Un sistema fiscal tiene como objetivo principal abastecer al Estado de recursos que sean suficientes para cubrir el gasto público que resulta de las demandas sociales. Para el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO, 2013) la función del sistema fiscal no recae únicamente en la contribución de recursos suficientes para socorrer el gasto público y la inversión en infraestructura necesarios para el crecimiento de un Estado, sino que además debe promover la competitividad.

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Tanzi (1998) señala entre los factores técnicos la popularización de conceptos como bienes de interés público, factores externos y bienes de interés social; en cuanto a los factores sociales hace referencia a la distribución del ingreso, la clasificación del ingreso de acuerdo al status social (trabajador, jubilado, etc.) y la estabilización económica; por último entre los factores políticos apunta a las

Fue durante las décadas de 1980 y 1990 que el papel del Estado se tornó más conservador, se comenzaba a difundir la idea sobre la descentralización del poder, incluso se puso en duda la eficacia de las acciones del gobierno en materia de estabilización económica y en la óptima distribución de los ingresos públicos, así como en las reducciones de la pobreza y el desempleo. Esto dio paso a una reducción del tamaño del sector público, para otorgar un mayor poder a los gobiernos locales, con el objetivo de una reducción del nivel de gasto público. La descentralización tenía como meta la generación de nuevos espacios de participación para la ciudadanía, enfrentar la problemática de desequilibrio fiscal y organizar territorialmente al estado para conseguir la implementación de políticas sociales que consiguieran enfrentar la deuda social (Finot, 2005). Cabe destacar que un incremento en el gasto público puede convertirse en el foco de atención y una situación preocupante para algunos países, por lo que es indispensable contar con procesos regulatorios (prácticas presupuestarias) que permitan asignar y controlar este gasto. Dentro de los estudios existentes sobre el gasto público, la mayoría concluye que éste pudiera ser menor y más eficiente que el que se tiene actualmente. Para el año 2005, los países en vías de desarrollo 4 tenían un gasto público que equivalía entre 15 y 30 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB) de acuerdo a las cifras obtenidas por el Banco Mundial. De tal manera que, las pequeñas variaciones en la eficiencia con la que emplean sus recursos podrían tener un impacto de mayor dimensión en el PIB, que consecuentemente, tendrían un efecto en el logro de los objetivos de cada Estado. Así, una de las principales problemáticas que los responsables de las políticas públicas y los investigadores afrontan, consiste en la correcta medición de la eficiencia en el gasto público. Al tratarse de una nación en desarrollo, el gobierno central juega un papel muy importante dentro del crecimiento económico, especialmente al ejercer su política presupuestaria. Este rol del Estado resulta potencialmente beneficioso, sin embargo, se podría ver obstaculizado por la ineficiencia del gasto público (Rayp y Van De Sijpe, 2007). Es así, como una mejora en la eficiencia del gasto público puede ayudar a reducir el déficit fiscal (Rahmayanti y Horn, 2011) que un país en desarrollo enfrenta en la actualidad. Las crisis internacionales han provocado recortes presupuestales que, junto a las fluctuaciones en los precios del petróleo 5, resaltan la importancia de incrementar la eficacia de la recaudación fiscal y la ampliación de la base de imposición, además de la asignación de mayores responsabilidades en cuanto a imposición y gasto a los gobiernos locales (INAP, 2000).

decisiones sobre la asignación de los recursos, la promoción industrial, el desarrollo regional, las políticas de desempleo y subsidios, por mencionar algunos. 4

Aún no se ha llegado a un conceso sobre cómo clasificar a los países por su nivel de desarrollo; sin embargo, es indispensable hacer notar las diferencias sociales y económicas que existen entre los Estados. En esta investigación, un país será considerado en vías de desarrollo conforme a la última clasificación realizada por el Banco Mundial (2014), con base en el nivel de su Producto Nacional Bruto (PNB) per cápita, que aplica en los casos de ingreso bajo ($1,045 usd o menos) e ingreso medio (más de $1,045 usd pero menos de $12,746 usd), México se ubica en el segundo grupo. Para profundizar en las distintas clasificaciones que se han propuesto sobre el nivel de desarrollo de las economías, consultar el trabajo de Nielsen (2011).

5 Una característica de suma importancia en el caso del petróleo es la volatilidad de su precio de cotización en los mercados internacionales, sin dejar de lado el declive en su producción.

A partir de la Reunión Ministerial del Comité de Gobernanza Pública 6 de la OCDE, llevada a cabo en noviembre de 2010 en la ciudad de Venecia, el enfoque de la consolidación fiscal de sus países miembros ha puesto a prueba la capacidad administrativa del sector público, específicamente en su capacidad de movilización personal y de recursos con eficacia para combatir viejas y nuevas problemáticas (OCDE, 2011). Los resultados de la reunión recaen en una reforma prioritaria al sector público, protagonista en la recuperación económica de cada uno de los Estados, permitiéndose una mayor apertura e innovación, que les permita fomentar la eficiencia y la eficacia dentro del sector público y desarrollar diversos sistemas de evaluación que midan el desempeño de cada gobierno. Concepto de eficiencia aplicado al sector público Investigaciones previas se han centrado en la importancia de la inversión pública para generar desarrollo y crecimiento económico (Barro, 1990; Romer, 1990), sin embargo, ha surgido un cambio en la literatura sobre las finanzas públicas con el que se abre paso a una nueva línea de investigación, la cual está enfocada en los gastos del gobierno y sus respectivos impuestos. Es así como durante las últimas décadas se ha prestado mayor atención sobre el desempeño del gasto público y su eficiencia, cuya responsabilidad corresponde al Estado y que recae en su nivel de gasto y en la composición del mismo (Afonso, 2004). La denominada eficiencia económica establece una relación entre los recursos y la producción a través de una comparación de comportamientos, Trillo (2002) señala que desde el lente del sector público, al realizarse un análisis de frontera se estará tratando a la eficiencia relativa, debido a que no es posible determinar el mejor de todos los comportamientos posibles. Por su parte la llamada eficiencia técnica o productiva se enfoca al estudio del uso de los recursos humanos o de capital dentro de la producción de bienes y servicios, deja de lado el costo de los factores de producción así como a los ingresos obtenidos con dicha producción. Con la eficiencia asignativa se pretende conocer qué combinación de factores de producción generan un mínimo costo en la producción de bienes o servicios. Existe la creencia de que el control del gasto público, el cual es indispensable para encontrar una solución al problema financiero del Estado, siempre terminará acentuando el problema de la gestión de los recursos (Prior, 2011). Una caída en los niveles de eficacia podría estar justificada con la reducción de los recursos financieros del Estado, ya que con ello la satisfacción de la demanda de bienes y servicios públicos se verá afectada con una baja en el nivel de calidad, e incluso podría llegar a presentarse una menor producción de los mismos. Trillo (2002) afirma que algunos de los estudios sobre la eficiencia del sector público son realizados en dos etapas, la primera donde es posible separar la parte que resulta ineficiente debido a la gestión y la que se origina por el diseño de los programas, así la segunda etapa es interpretada como el grado de eficiencia de los programas y es fruto del análisis de la frontera de producción. Dentro de los estudios existentes sobre el gasto público, la mayoría concluye que éste pudiera ser menor y más eficiente que el que se tiene actualmente. Cabe destacar que un incremento en el gasto público puede convertirse en el foco de atención y una situación preocupante para algunos países. La eficiencia fiscal dentro de la teoría de la tributación, está directamente correlacionada con la correcta elección del nivel de gobierno que estará encargado de llevar a cabo la gestión tributaria de cada uno de los impuestos del sistema (Wildasin, 1995).

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Dicha reunión fue organizada con la finalidad de asistir a sus países miembros en la detección y evaluación de las problemáticas ocasionadas por la crisis financiera, y por consecuente en la asignación de sus recursos humanos y financieros.

Cuando se requiere evaluar la eficiencia de la administración pública, es necesario contar con elementos adicionales de juicio, para establecer un marco de evaluación que aglomere las particularidades de producción del Estado (Trillo, 2002) como proveedor de bienes y servicios públicos. Para efectuar una correcta medición de la eficiencia 7 del gasto público es de vital importancia considerar el tamaño del sector público, ya que de la relación que existe entre tamaño y eficiencia dependerá el tamaño del sector privado (Dios, 2004). Herrera y Pang (2005) definen a la eficiencia como la distancia que existe entre combinaciones de inputs y outputs y la frontera eficiente. Para Conte et al. (2009), la eficiencia consiste en la construcción de la frontera de posibilidades de producción, la cual indicará la cantidad de output que puede ser producida, según el nivel de input, de manera eficiente. A una cantidad mayor de output con un nivel dado de input, o a una cantidad mínima de input dado una cantidad determinada de output, mayor será la eficiencia encontrada. Sin embargo, no existe una medida o una equivalencia estándar sobre la eficiencia del gobierno, de acuerdo con Rayp y Van De Sijpe (2007). A diferencia de lo que ocurre en el sector privado, en una administración pública resulta difícil la cuantificación de sus actividades y objetivos, dónde la mayoría no son de índole financiero. Dentro de una institución pública se lleva a cabo un proceso de producción en el que el producto final no consiste en un producto comercial, el resultado de dicho proceso se traduce en la generación de bienes y servicios públicos para la sociedad en general. Es así como surgen los conflictos en la medición de los outputs, debido a que sus procesos de producción son afectados por diversas variables exógenas, sobre las cuales no se tiene un control, y resulta complejo encontrar aquellas variables que logren resumir el valor social (Trillo, 2002) de los bienes y servicios públicos. Por ello, resulta indispensable obtener un estimador que nos ayude a inferir el nivel de eficiencia de un gobierno. De acuerdo al Instituto Nacional de Administración Pública (INAP, 2000) teóricamente se llegará a la eficiencia cuando se logre la mejor asignación de los recursos públicos para conseguir el óptimo bienestar social, mientras que prácticamente se aproxima a la eficiencia cuando se evita una distorsión en los precios relativos de bienes y servicios y por medio de una búsqueda de similitud en las condiciones para operar entre los sectores público y privado. La eficiencia no debe confundirse con la eficacia, Machado (2007) señala que la diferencia radica en que la eficacia considera el logro de los objetivos planteados, sin importar el nivel de gasto en el que incurran las unidades de producción. Así, una política fiscal podrá ser eficaz, lo que no implica que sea eficiente. Para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, 2011), un Estado cuyos resultados cumplen con sus objetivos será eficaz y, si genera esos resultados con el menor costo posible y emplea el mínimo de recursos públicos, será eficiente. Cabe destacar que los niveles de eficiencia de un gobierno se verán afectados por aquellos factores ambientales, de acuerdo a la composición de la economía de cada Estado. Estudios previos sobre eficiencia del gasto público 7 En los países que conforman la OCDE se han probado una serie de diferentes maneras de mejorar la eficiencia y la eficacia del gasto público. Las posibles técnicas a emplear, hacen especial hincapié en una mayor transparencia y evaluar de manera comparativa, apuestan por la creación de competencia interna y contratación externa, y prestan más atención en los cargos que se hacen a los usuarios de los bienes y servicios públicos, así como en la elección del consumidor (Roseveare, 2002)

El estudio de la eficiencia en el gasto público puede ser considerado como una investigación que aún está en progreso, constituye un campo del conocimiento en el cual se ha despertado un interés creciente a partir del último par de décadas. Fue Farrel (1957) quien dio inicio a la discusión moderna sobre la medición de la eficiencia. En su trabajo de investigación sobre la producción agrícola de Estados Unidos, identificó dos formas de ineficiencia mediante el uso de métodos no paramétricos; la primera, utilizando más insumos de los técnicamente se requieren para un nivel de producción determinado, a la que se denomina ineficiencia técnica; y la segunda, una combinación subóptima dado un nivel de precios y la producción marginal, conocida como ineficiencia asignativa. Posteriormente, Charnes, Cooper y Rhodes (1978) a través de un modelo de programación no lineal, someten a evaluación aquellas actividades de organizaciones sin ánimos de lucro que participan en programas de carácter público, medidas como unidades de toma de decisión (DMU: Decision Making Unit) que tienen inputs y outputs comunes. Sus estimaciones permiten inferir la eficiencia relativa, concluyen que la eficiencia observada tenderá a disminuir ante la presencia de un competidor (aplicable en el sector privado), sin embargo su trabajo estaba enfocado a la evaluación de los logros de cada DMU con base en los recursos que se le habían asignado, los cuales no podían ser desviados hacia otros programas. Existen diversos métodos para abordar la eficiencia del gasto público. Como el análisis Free Disposal Hull (FDH) empleado por Gupta y Verhoeven (2001) en 37 países africanos para los rubros de salud y educación, donde encontraron una relación negativa entre los índices de eficiencia de los inputs y el nivel de gasto público. Por otro lado y bajo un enfoque paramétrico, Jayasuriya y Wodon (2002) en una muestra de 76 países en vías de desarrollo, estimaron una función lineal entre los inputs (PIB per cápita, gasto per cápita y tasa de alfabetización adulta) y los outputs (educación y salud), concluyen que gastar una mayor cantidad de recursos no es una garantía para obtener mejores resultados en los rubros analizados. De igual manera, Afonso, Schuknecht y Tanzi (2003) evaluaron la eficiencia del sector público al construir el llamado índice de eficiencia del sector público (PSE: Public Sector Efficiency) para 23 países industrializados, pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE); dicho índice partía de la relación existente entre diversos indicadores de desempeño del sector público para los gastos de cada gobierno, consistía en una medida de eficiencia relativa en un modelo FDH, debido a que cada indicador estaba expresado como una relación del valor promedio de todos los Estados, se llega a la conclusión de que los países con un sector público pequeño manifiestan un desempeño mayor en términos generales. Otra variante, es el análisis FDH en conjunto con el análisis envolvente de datos (DEA: Data Envelopment Analysis) realizado por Afonso y Aubyn (2004) en una muestra de países de la OCDE. Herrera y Pang (2005) emplean la misma combinación metodológica en su trabajo, el cual se centra en las erogaciones de los rubros de salud y educación para una muestra de 140 países y, analiza cómo ha evolucionado la eficiencia del gasto a lo largo del tiempo, con lo que concluyen que la asociación negativa entre la magnitud del gasto público y la eficiencia se acentúa para aquellos países con un mayor PIB per cápita. Además del análisis de frontera estocástica (SFA: Stochastic Frontier Analysis) hecho por Greene (2005). Posteriormente encontramos estudios que vinculan a la eficiencia del gasto que ejerce el gobierno con el desempeño macroeconómico. Tal es el caso del trabajo de Rayp y Van De Sijpe (2007), en el cual se estimó la eficiencia del gobierno de 52 países en vías de desarrollo con la metodología del DEA. La eficiencia del gasto público está determinada principalmente por los indicadores de gobernabilidad y las variables

estructurales de cada país, parcialmente como un reflejo de políticas y eficiencia del pasado, lo que restaba importancia a los determinantes de la política económica. Otro ejemplo es el estudio realizado por Angelopoulos et al. (2008), donde se empleó la eficiencia del sector público para explorar la relación que existe entre el nivel de recaudación y el crecimiento económico, con datos de 64 países (desarrollados y en vías de desarrollo) calcula índices PSE y SFA. Se encontró que la eficiencia explica en su mayoría la relación dinámica entre el nivel de recaudación y el crecimiento económico, además concluye que la relación existente entre éste y el tamaño del gobierno cambia de acuerdo al nivel de eficiencia observado. De igual manera, Conte et al. (2009) utilizan métodos no paramétricos (DEA) y paramétricos (SFA), enfocándose en medir la eficiencia del gasto público destinado a investigación y desarrollo (I+D) para países de la comunidad europea, sus resultados muestran evidencias sobre un incremento en el gasto público en el rubro de la investigación, hablan de un incremento en la eficiencia para los nuevos países miembros, señalan que aquellos países con mayor gasto en I+D como porcentaje del PIB son los mismos que presentan niveles altos de eficiencia. Por su parte Rahmayanti y Horn (2011) calcularon los índices de eficiencia para 63 países (en vías de desarrollo) por medio del DEA, esto para insertarlos en un modelo de crecimiento económico a través del gasto público. Sus resultados demostraron que la eficiencia disminuye el tamaño óptimo de erogaciones del Estado que se requiere para maximizar el crecimiento económico, por lo tanto, el gasto del gobierno óptimo está condicionado a la eficiencia. CONCLUSIONES Una administración pública debe hacer frente a las dificultades que atañen a la cuantificación de sus actividades y objetivos, dado que en su mayoría no son de índole financiera, a diferencia de lo que comúnmente se observa en el sector privado. De esta manera, se puede vislumbrar que un Estado lleva a cabo un proceso de producción que será traducido en la provisión de bienes y servicios públicos para su ciudadanía. Es de vital importancia establecer una diferencia entre el nivel de eficiencia técnica y el nivel óptimo de gasto público, en cuanto a políticas públicas se refiere. Dentro de las conclusiones de su trabajo, Herrera y Pang (2005), hacen hincapié en que a pesar de que un Estado resulte como eficiente, cabe la posibilidad de que deba expandir su nivel de gasto público para llegar a los objetivos deseados. Sin embargo, existen modelos teóricos sobre política fiscal, en los que se señalan que los efectos positivos de la productividad del gasto público se debilitan conforme las ratios del gasto del gobierno crecen (Barro, 1990). Lo ideal consistiría en que la nación que crezca su nivel de gasto público, lo haga mediante la ampliación de su escala operativa a lo largo de la frontera eficiente resultante. Se han llevado a cabo otras investigaciones sobre aquellos determinantes de la eficiencia de la gestión de los recursos públicos, donde se destaca el papel que juegan las nuevas condiciones del entorno, como el tamaño del gasto público, el nivel de educación de la población, el PIB per cápita, la apertura comercial, la competencia de los funcionarios públicos, los derechos de propiedad intelectual, el grado de urbanización, el nivel de salud de la población, la inversión en investigación y desarrollo, entre otros. A pesar de ello, la mayoría de los trabajos de investigación sobre esta problemática, tratan de medir la eficiencia del gasto público por medio de los rubros de educación y salud, esto es debido principalmente a la falta de información para algunos países, para los diferentes periodos de tiempo, o a causa de una combinación de las situaciones anteriores.

En términos generales, es posible concluir dentro de la presente investigación que la eficiencia del gasto público consistirá en evitar un exceso en el déficit y por consiguiente en la acumulación de la deuda para conseguir el bienestar social; dicho de otra manera, se trata de obtener la producción máxima de bienes y servicios públicos a un nivel de recursos otorgados. En este sentido, una recomendación será la creación de organismos públicos autónomos, o en caso de que ya existan dichas entidades, que se encarguen de llevar a cabo el monitoreo de los niveles de gasto público de las diferentes instituciones que conforman al Estado, así como el análisis de la eficiencia de manera normativa. Actualmente no existe una medida estándar sobre la eficiencia del gobierno con respecto al gasto público, se trata de un tema que aún no se ha agotado, por lo que será vital contar con un indicador que mida el desempeño del sector público en términos de eficiencia, lo que posibilitará comparar distintas zonas geográficas (países, estados, municipios), permitiendo una clasificación para su estudio. BIBLIOGRAFÍA Afonso, A. & Aubyn, M. (2004). “Non-parametric Approaches to Education and Health Expenditure Efficiency in OECD Countries”. Department of Economics of School of Economics and Management of Technical University of Lisbon Working Papers Series. 2004/01. Afonso, A. (2004). “A note on public spending efficiency”. CESifo DICE Report. 2(1), 35-39. Afonso, A., Schuknecht, L. & Tanzi, V. (2003). “Public sector efficiency: an international comparison”. European Central Bank Working Paper Series. 242. Aguilar, G. (2010). “Capacidad tributaria y finanzas públicas metropolitanas en México”. Estudios demográficos y urbanos. 25, 103-132. Angelopoulos, K., Philippopoulos, A. & Tsionas, E. (2008). “Does public sector efficiency matter? Revisiting the relation between fiscal size and economic growth in a world sample”. Public Choice. 137, 245-278. Aschauer, D. (1989). “Is public expenditure productive?”. Journal of monetary economics. 23, 177-200. Banco Mundial. (2014). “Country and lending groups”. http://data.worldbank.org/about/country-andlending-groups (Recuperado en octubre de 2014). Barro, R. (1990). “Government spending in a simple model of endogenous growth”. The journal of political economy. 98 (5), 103-125. Charnes, A., Cooper, W. & Rhodes, E. (1978). “Measuring the efficiency of decisión making units”. European Journal of Operational Research. 2. 429-444. Conte, A., Schweizer, P., Dierx, A., & Ilzkovitz, F. (2009). “An analysis of the efficiency of public spending and national policies in the área of R&D”. European Comission Occasional Papers. 54. Dios, R. (2004). “El análisis de eficiencia en el sector público mediante métodos frontera”. Auditoría pública: revista de los órganos autónomos de control externo. 33, 39-48.

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