Análisis inicial de escenografía

¿Cómo se construye la escenografía en la alocución de Sabbatella en las audiencias por la ley de servicios audiovisuales? ¿Qué recursos enunciativos emplea para ello? Todo enunciado contiene, explícita o implícitamente, una representación de sus condiciones de enunciación. Estas condiciones son señaladas a través de huellas de la subjetividad en el enunciado: entre otras, incluímos aquí a los deícticos, las modalidades y los fenómenos de polifonía. Esta relación entre la situación objetiva en la cual se enuncia y el enunciado no es directa; por el contrario, todo enunciado presenta una representación de dicha situación que se va construyendo en el devenir del enunciado mismo. El término “escenografía” designa precisamente esta “imagen” de la situación, sus participantes y las relaciones que establecen entre ellos, conformando un nivel de análisis que luego podrá ser puesto en relación con la escena genérica esperada en un contexto determinado y los rasgos generales de la escena englobante en la que la enunciación particular se desarrolla. En la alocución de Sabbatella, podemos diferenciar al menos dos escenografías bien distintas. En primer lugar, el inicio de su intervención construye una escenografía formal, definida fundamentalmente por los roles institucionales ocupados por los participantes. Para ello, emplea un conjunto de vocativos (es decir, de fórmulas más o menos estandarizadas para designar al interlocutor) y de recursos de deixis de primera persona (es decir, de referencias relativas a los participantes de la enunciación) para construir la representación discursiva del responsable de la enunciación (el locutor) y de aquel a quien se designa discursivamente como destinatario de la enunciación (es decir, el alocutario): Sr. SABBATELLA.- Señor Presidente del Máximo Tribunal, señores ministros, señoras ministras, buenos días. Voy a tomar la palabra como Presidente de la Autoridad Federal del Servicio de Comunicación Audiovisual, por lo tanto, como responsable del órgano de aplicación que tiene a cargo justamente la aplicación integral de la ley En este ejemplo, el locutor comienza designando a sus alocutarios por medio de vocativos formales (“Señor presidente...”, “señores ministros”, “señoras ministras”) y se también se designa a sí mismo por su cargo oficial, el cual define la posición de enunciación de su enunciado: “voy a tomar la palabra como Presidente de la AFSCA...”). Aunque este comienzo parece orientarse a una enunciación formal y menos marcada por la presencia del sujeto, desde el párrafo siguiente puede observarse un aumento de la deixis de primera persona y de modalidades que expresan valoraciones subjetivas con respecto al contenido de su enunciado. Así, leemos en el párrafo siguiente: Creo que recién los distintos técnicos y expositores jurídicos han explicado absolutamente bien la posición del Estado Nacional, así que simplemente quiero ratificar algunos conceptos a modo de conclusión. La escenografía presentada se encuentra fuertemente anclada en la situación de enunciación, es decir, se construye en el plano que E. Benveniste denominaba del “discurso” (por oposición a la “historia”), es decir, se organiza en torno al presenta de la enunciación y muestra una progresiva presencia del sujeto de la enunciación. En este ejemplo, se puede observar en la fuerte presencia de deixis temporal (el adverbio “recién”, el empleo del pretérito perfecto compuesto para indicar anterioridad en “han explicado”, el empleo del presenta de la enunciación en la desinencia verbal de

“creo” y “quiero”) y personal, de primera persona del singular (en ellos verbos “creo” y “quiero”). A su vez, en este ejemplo notamos la presencia de actitudes del sujeto de la enunciación con respecto al contenido del enunciado, es decir, de lo que D. Maingueneau denomina “modalidad del enunciado”. Por una parte, los verbos “creer” y “querer” muestran la presencia del locutor como sujeto que expresa los contenidos del enunciado en términos relativos a su propia subjetividad, es decir, como creencias y actos de deseo. Por otra parte, sin embargo, al decir que los técnicos han “explicado absolutamente bien” su posición, realiza un juicio de valor típico de las modalidades del enunciado axiológicas o apreciativas, es decir, juzgando el objeto de su enunciado en términos de un juicio de valor. En el párrafo siguiente, sin embargo, esta presencia de la subjetividad en el enunciado se hace más pronunciada, aún sin perder cierto grado de formalidad y el anclaje en escena judicial en la que se encuentran: Vengo también a enfrentar lo que nosotros entendemos un escandaloso fallo de la Cámara, que nosotros consideramos que está hecho absolutamente a medida del Grupo Clarín y protegiendo pura y exclusivamente los intereses económicos del Grupo Clarín. En este pasaje, en términos de modalidades predominan las valorativas, que funcionan como subjetivemas que transportan un punto de vista negativo a través del verbo en “enfrentar”, el adjetivo “escandaloso” y las construcciones “absolutamente a medida del Grupo Clarín” y “protegiendo pura y exclusivamente los intereses económicos del grupo Clarín”, las cuales descalifican el fallo por no ser neutral o imparcial. La escenografía sigue siendo construida en el plano del discurso, predominando el aquí y ahora de la enunciación. Esto puede observarse elocuentemente en el empleo del verbo “vengo”, que reúne información deíctica de persona (primera persona del singular, yo), de tiempo (en la flexión verbal, presente de la enunciación) y de lugar (por el significado del verbo, aquí). El locutor, sin embargo, no pierde su rol institucional de representante del Estado nacional, y es por ello que se desplaza hacia el lugar colectivo del nosotros exclusivo: la primera persona del plural que refiere a quien habla y a un tercero (yo + el/ella/ellos/ellas) y que tiene como portavoz al locutor individual que enuncia, en este caso, Sabbatella.