Análisis de un Horror Evitable

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Descripción

Universidad de la República Sebastián Ramos

Setiembre, 2014

¿Donde se origina el problema de Oriente Medio, en el Sionismo, en la posición británica o en ambos? El Análisis de un Horror Evitable

Por Sebastián Ramos C.I.: 4.665.167-3 1

Universidad de la República Sebastián Ramos

Setiembre, 2014

Índice Introducción

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Sionismo

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La Posición Británica

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Naciones Unidas y el Estado Israelí

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Conclusiones

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Bibliografía

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Introducción: En este ensayo intentaremos analizar los principales factores intervinientes en el Conflicto Árabe-Israelí. Iniciaremos estudiando la corriente política del siglo XIX llamada Sionismo, cuna ideológica de la creación del Estado de Israel. Luego estudiaremos como se desenvolvió el proceso inicial que culminó en el nacimiento del Estado hebreo y por último, basándonos en el análisis previo extraeremos algunas conclusiones de carácter personal para contestar a la pregunta que dio origen a este documento. Sionismo: El Sionismo es un movimiento político de índole internacional, nacido en el siglo XIX. A grandes rasgos, este movimiento reivindica la necesidad de un Estado Judío como única manera de solucionar “el problema judío” como dice T. Herzl, oficialmente el autorfundador del movimiento internacional sionista. El contenido ideológico del sionismo, tiene sus orígenes en la Diáspora Judía, gracias a que ésta es la raíz del “problema judío”. Durante el Imperio Romano, en el siglo I, se sucedieron una serie de revueltas, de mayor o menor grado en los territorios palestinos entre las fuerzas romanas y el pueblo judío. La última y más grande, y la que se entiende como el origen de la diáspora, fue la Rebelión de Bar Kojba. El pueblo de la provincia romana de Judea no aceptó los decretos del emperador contra su religión, como la prohibición de la circuncisión y el no respeto del Sabbat, y comenzó una escalada de violencia que terminó en una guerra de proporciones. Luego de que el ejército romano aplastara la rebelión la entrada de judíos a Jerusalén fue prohibida, la provincia de Judea fue disuelta (fusionándola con otras) y el

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emperador Adriano tomó una serie de medidas para destruir la identidad judía, la cual creía causa de las revoluciones. De esta forma se prohibió también el Torá y el calendario judío, se quemaron manuscritos y pergaminos sagrados e históricos y se asesinaron eruditos, escribas y estudiosos de la religión y cultura judía. Este es el inicio oficial de la diáspora y el consecuente “problema judío”. Como bien señala Theodore Herzl en su libro “El Estado Judío”, este problema se refiere al rechazo común de las naciones al pueblo hebreo, al antisemitismo, que parece surgir allí donde existan comunidades mayores en cantidad de judíos. En base a esto, Herzl señala que el origen de este antisemitismo se debe a que el pueblo judío no está unido únicamente por una religión, sino que constituyen una nación. Una nación que se encuentra disgregada por todo el mundo y que comparte rasgos culturales y una identidad nacional extremadamente fuerte. A continuación, Herzl nos da su opinión sobre la razón del antisemitismo: “Creo entender el antisemitismo, que es un movimiento muy complejo. Contemplo este movimiento como judío, sin odio y sin miedo. Creo reconocer lo que en el antisemitismo hay de burda chanza, envidia ruin, prejuicio heredado, intolerancia religiosa, pero también lo que hay de pretendida defensa legítima. No considera la cuestión judía como una cuestión social ni religiosa, aunque ella se tiña con estos y otros colores. Es un problema nacional y para resolverlo tenemos que hacer de él un problema universal y político, que sería resuelto en el consejo de los pueblos cultos. Somos un pueblo, sí, un pueblo.” Herzl, padre del sionismo moderno, reconoce la existencia del problema judío, y lo hace como problema nacional. En el período histórico en el que se encuentra, habiendo publicado “El Estado Judío” en 1896, en pleno auge de los nacionalismos europeos, este concepto comienza a calar profundo. A partir de ese momento, vemos comienza a evolucionar el proceso sionista internacional, en busca de un territorio, un “hogar nacional judío”, en el mundo. La Posición Británica: En 1914 estalla la Primera Guerra Mundial entre las potencias aliadas (Alemania, Austria-Hungría y el Imperio Otomano) y la entente (Francia, Rusia y el Imperio Británico). Inicialmente los contemporáneos estimaban que la guerra resultaría en una victoriaderrota (dependiendo del bando que lo analizara) relativamente rápida, en torno a las tres o cuatro semanas. La prolongación del conflicto llevó a las potencias a observar sus 3

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intereses a largo plazo. Es en este contexto, en el cual Francia y Gran Bretaña firman un tratado en 1916, con el cual establecen las nuevas “fronteras” y zonas de influencia de oriente medio, cuando obtuvieran la victoria sobre los turcos-otomanos. El Acuerdo secreto Sykes-Picot no significó de gran importancia política o estratégica, como bien indicaron los sucesos posteriores, donde Gran Bretaña buscaría mejorar sus posiciones en oriente medio a través de cualquier forma, ya sea haciendo alianzas paralelas con sionistas y musulmanes, ofreciéndoles el mismo premio, con la firme intención de desplazar las fronteras en su propio favor. Sin embargo, este acuerdo si nos sirve como referente de la atención internacional sobre la región, que se estaba sucediendo en la época. A partir de ese momento, los sionistas y la comunidad judía en general comenzó a participar de forma creciente en el conflicto, llegando a conocerse como el “factor judío”, haciendo referencia al poder e influencia que manejaban, principalmente en los Estados Unidos. Tanto los sionistas alemanes, como británicos y franceses, hicieron uso de este poder, intentando llevar a sus respectivos países a una alineación con sus intereses. En 1917 Gran Bretaña emite la Declaración Balfour donde se establecía oficialmente el apoyo del Gobierno Británico de la constitución de un “hogar nacional judío” en los territorios palestinos, ignorando completamente las promesas que había hecho a los líderes de la Rebelión Árabe y causando un rechazo generalizado de esta idea entre los musulmanes. Luego de la Primera Guerra Mundial los territorios obtenidos por los vencedores por parte de las potencias centrales fueron repartidos en una base de estilo colonial. Los mandatos, luego oficializados jurídicamente por la Sociedad de Naciones, constituyeron las nuevas fronteras establecidas por los poderes extranjeros. Durante esta época, el Gobierno Británico se esforzó en lo que había prometido al pueblo judío y a la Sociedad de Naciones al recibir el Mandato de Palestina, la creación del hogar nacional judío. A partir de este punto, miles de judíos comenzaron a migrar hacia Jerusalén y el mandato en general. A medida de que la comunidad hebrea se nucleaba en los territorios palestinos el antisemitismo milenario comenzó a surgir nuevamente. En 1920 se sucedieron los Disturbios de Jerusalén, el primer movimiento violento de árabes contra judíos, impulsados principalmente por las autoridades religiosas musulmanas. Para 1936 estalló la Gran Revuelta Árabe, una insurrección armada que proclamaba la restricción de la inmigración judía en palestina. Este conflicto duró cuatro años y modificó el pensamiento 4

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de las sociedades judía y palestina, al igual que la visión internacional del problema que se había gestado. Había quedado patente la necesidad de partir el territorio en dos Estados, ya que los árabes y judíos no podían convivir juntos en un mismo territorio. Además, habían surgido los grupos paramilitares sionistas, que demostrarían ser claves durante los conflictos independentistas de 1948, y se había fracturado la relación entre judíos y británicos por la publicación del “Libro Blanco” que efectivamente restringía la inmigración de hebreos. Estas restricciones estuvieron vigentes durante toda la Segunda Guerra Mundial, momento crucial donde los judíos, siendo perseguidos por el III Reich, escapaban de Europa. Gracias al “Libro Blanco” británico, los judíos no podían emigrar hacia el Mandato Británico de Palestina, donde se hallaba su “hogar nacional” en formación. Por ello, la mayoría ellos terminaron asentándose en los Estados Unidos, país que hoy en día sostiene cerca del 40% de la población judía del mundo. Esta situación afectó a los judíos en Palestina, especialmente a sus grupos paramilitares, que no solamente comenzaron a pensar en la necesidad de un Estado judío independiente, cuyo gobierno sea de judíos para judíos, sino que comenzaron a llevar a cabo acciones directas para este cometido. La más importante de las mismas, quizá sea el atentado contra el Cuartel General Británico en Palestina, radicado en el Hotel Rey David en 1944. A partir de este punto, el retroceso de la presencia británica se hizo patente, siendo declarada su voluntad para retirarse del Mandato. Naciones Unidas y el Estado de Israel: La ONU, organización recientemente creada, creó el Comité Especial de Naciones Unidas para Palestina (UNSCOP) con el objetivo de solucionar el conflicto latente en el Mandato Británico. La solución a la que arribaron fue a la partición del Mandato en dos Estados, uno judío y otro árabe. A pesar de que de ambos bandos, únicamente las autoridades judías aceptaron el acuerdo, fue aprobada la Resolución 181 de Naciones Unidas, la cual entraría en vigencia en cuanto las fuerzas británicas abandonaran el territorio. El 14 de Mayo de 1948 en la ciudad de Tel Aviv se declara la Independencia del Estado de Israel. Inmediatamente las naciones árabes vecinas declaran la guerra al nuevo Estado, con la firme intención de unificar nuevamente el territorio palestino en un solo Estado Árabe. Esta “Guerra de Independencia” como la consideran los israelíes, tuvo una duración de unos quince meses de combates intensivos, donde las instituciones del Estado judío se consolidaron en torno a la identidad nacional. El territorio israelí se 5

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expandió un 26% de su tamaño inicial y otros países como Egipto y Transjordania anexionaron territorios palestinos. El Conflicto Árabe-Israelí continúa hasta nuestros días. Conclusiones: El Conflicto Árabe-Israelí es un proceso complejo, en el cual han intervenido e intervienen muchos factores. Si bien una mirada fría a este problema nos supondría encontrar dos posibles culpables, como lo indica el título de este escrito, como lo podría ser el Sionismo o la Posición Británica, creo que la descripción que hemos realizado de los hechos relevantes nos permite comprender la profundidad de sus orígenes y elementos constituyentes. Tras haber realizado las investigaciones pertinentes a la elaboración de este documento, no puedo afirmar, bajo ningún concepto, que el problema en Oriente Medio, que amenaza con la Paz y Seguridad Internacional sea mérito originario de los árabes, de los sionistas o de los británicos. Entiendo que si establecemos un régimen de responsabilidades, encontraremos que cada parte del conflicto participa de forma importante de las mismas y que no podemos adjudicar a ninguno una mayor parte que al resto. Hay que tomar principalmente en cuenta que, desde la expansión del Califato Rashidun (el islam) sobre el Imperio Bizantino en 632-638, los territorios palestinos estuvieron bajo gobierno musulmán hasta la Primera Guerra Mundial. Esto quiere decir que desde el siglo I los judíos fueron disgregados del territorio gracias a la Diáspora y luego le sucedieron 1.300 años de hegemonía musulmana. Este quizá, podría tomarse como un argumento en contra de la creación del Estado de Israel, aunque personalmente no quisiera que fuera tomado de esta manera, solamente planteo los hechos y entiendo que se podría considerar legítimo el reclamo palestino sobre sus territorios originarios y el rechazo del establecimiento judío en los mismos. Ahora bien, Herzl nos introduce la realidad del otro bando. El Problema Judío lo entiendo patente, y la coyuntura internacional de la Segunda Guerra Mundial ameritaba una acción en pro de la unidad nacional judía. El pueblo judío es una nación en todo derecho, con lazos de identidad más fuertes que muchos Estados del mundo. Hablando en términos jurídicos actuales, ¿se debería aplicar el principio de Libre Determinación de los Pueblos? Entiendo que sí. La Nación Hebrea necesitaba un hogar y ese fue el centro de las negociaciones desde la Declaración Balfour en pleno auge de los Estados Nacionales. ¿Acaso el Pueblo Judía no constituía tal conformación? Los líderes 6

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internacionales establecieron que sí, fuera por convicciones propias, intereses estatales o presiones políticas, el Pueblo Judía tenía tanto derecho a un hogar como cualquier otra nación. Por otro lado tenemos el efecto de la posición británica en todo esto. Es interesante ver como afectó esta posición y las diferentes decisiones de esta potencia en la realidad de la época y principalmente, en la realidad más que actual que estamos viviendo. Las promesas realizadas a los Líderes del Califato durante la Rebelión Árabe contra el Imperio Otomano, cuyo principal objetivo era la consolidación de un único Estado Islamista, no fueron nunca cumplidas. Los británicos inclinaron la balanza en favor de los judíos y la consolidación de su hogar nacional. Los resultados de esta acción: a corto plazo, la conformación de la Liga Árabe, organización internacional cuyo principal objetivo era evitar el establecimiento de un Estado judío en Palestina, y a largo plazo, claramente, el surgimiento de los movimientos terroristas, tales como Al-Qaeda o Hamas, y principalmente el Estado Islámico de Irak y el Levante, quien enarbola la bandera de la unidad musulmana, intentando consolidar una sola nación bajo el liderazgo del “Califa”. ¿Acaso se pensaba que tales acciones impactarían en la realidad internacional 70 años más tarde? Creo que no, pero la profundad del asunto requiere un estudio profundo y serio. Habiendo dicho lo anterior entiendo, primeramente, que el problema de Oriente Medio no se debe ni al Sionismo ni a la Posición Británica ni a ambos, y en segundo lugar, que esto origina su raíz en la misma decisión que inició el conflicto. Si tomamos en cuenta el contexto internacional que abordaba el mundo en 1948, fecha de independencia israelí, lo lacerado de la sociedad internacional, el odio ya existente en la región por diferencias étnicas y religiosas, los intereses de las potencias, el anhelo de las Naciones Unidas de solucionar problemas tales como este conflicto, y si agregamos, como factor determinante, la inexperiencia misma de la propia Organización de Naciones Unidas, encontraremos, sin lugar a dudas, que un estudio mayor, pormenorizado, y un establecimiento real de normas y un mayor control sobre estos Estados nacientes y en caos hubiese, no solamente mitigado la escalada de violencia, sino solucionado el conflicto a largo plazo. Entiendo, luego de este extenso análisis, tomando en cuenta los factores históricos, económicos, políticos y los derechos inherentes a los bandos en conflicto, que la mayor de las responsabilidades sobre el enfrentamiento recaen en la Comunidad Internacional. Fronteras claramente limitadas, ayuda en la constitución de Gobiernos Democráticos 7

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en ambos Estados, establecimiento de vías diplomáticas y comerciales entre los países de la región, la creación de instituciones internacionales para la tolerancia mutua de las naciones podrían haber sido factores decisivos a la hora de solucionar un conflicto que tiene alrededor de dos milenios de antigüedad. Los reclamos tanto del pueblo judío israelí, como del pueblo árabe palestino, son absolutamente legítimos, y ahora cae la responsabilidad de evitar más masacres y la sumisión a una guerra de exterminio en quienes cuando debieron actuar con inteligencia y firmeza, no lo hicieron. La Comunidad Internacional deberá cargar sobre sus hombros el peso de las muertes que se suceden por causa de este conflicto y deberá intentar llegar a una solución de forma inmediata, que probablemente, y en una gran ironía de la humanidad y su historia, sea el que fue ignorado al inicio del conflicto: la constitución de dos Estados diferentes. Las consecuencias de esta época con las que debemos enfrentarnos actualmente, amenazan de forma seria y preocupante, la estabilidad de la paz en el mundo. Recae entonces en nosotros, la responsabilidad de solucionarlas. Bibliografía: 1. Gresh, Alain. “La larga historia de Gaza”. Le Monde diplomatique. Edición Nº182. Agosto, 2014. 2. Hertzl, Theodore. El Estado Judío. Organización Sionista Mundial. Jerusalén. 1960. 3. Hobsbown, Eric. Naciones y Nacionalismos desde 1780. Ed. Crítica. Barcelona. 1990. 4. Israel

Ministry

of

Foreign

Affairs.

Disponible

en:

http://mfa.gov.il/MFA/Pages/default.aspx FC: 25/8/2014 5. Renouvin, Pierre. Historia de las Relaciones Internacionales, Siglos XIX y XX. Ed. Akal. Madrid. 1982. 6. Wikipedia. Disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/ FC: 25/8/2014

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