ANALISIS DE LAS IMPLICACIONES FUNDAMENTALES DE LA HISTORIA DE LA CIENCIA

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BOLETI N DE LA UNIVERSIDAD DE GRANADA ANALISIS DE LAS IMPLICACIONES FUNDAMENTALES DE LA HISTORIA DE LA CIENCIA DISCURSO DE APERTURA DEL CURSO 1975-1976 MEMORIA DEL CURSO ACADEM!CO 1974-1975

XXXVI

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ANALISIS DE LAS IMPLICACIONES FUNDAMENTALES DE LA HISTORIA DE LA CIENCIA

JOSE LUIS VALVERDE

No hay ·duda d e que l a h istoria d e l a ciencia e s una d isci p l i n a que está conoci e nd o , e n los últimos años, un d esarrollo sorp re n d e n t e , alcanzando c o t a s i mp en sa b l e s , hace una decena de años, en p a íses como EE.UU. y la URSS. Hoy , especialistas, cada vez e n m ayor n ú m e ro , se ocupan tanto d e la h is toria ge neral de la c i e ncia como d e sus d iversas ramas. La b i b li ogra fía registra millare s de libros nuevo s, las revistas especialmen te consagradas a la historia d e las ciencias, son cada vez más num erosas , se pub lican e x t ensas obras d e sín t esis,

los

congresos

in ternacionales

de

h istoriad ores

de

la

ciencia

re ciben

una

participación que crece ráp id a m e n te . Por o tro lad o , Departa m e n t os de Historia de las Cie ncias, se están creando en las m ás prestigiosas unive rsid ades del mundo. Paralel amente las publicacio nes de d ivulgación que se re fiere n a este t e m a , ganan un favor crecie nte, l a rad io y la t e l e visión colaboran en e s t e sen t i d o , los seman arios e in cluso la pre n sa d iaria hacen o tro t a n t o; los a niversarios de los grandes h o m bres d e ciencia -el Co n sej o Mundial Je

la

Paz , proclama cada año los n o m bres más célebres- d a n ocasión a grandes

manifestaciones nacionales e int ernacio nales .

Este

no es q uizás el mej or índice de

expa nsión, pero no se puede dud ar que so m o s testigos y partic i p a m os d e un gra n i n terés por nuestra d isc iplina. Al c o m parar este a m bien te in ternacional con la realidad d e nuestro pa ís, no podemos demostrar tanto o p t imis m o. Si se exceptúa l a ya larga tradición del cul tivo d e la Historia e n las Facul tades de Medicina y Farmacia , aunque por un reducido n ú m ero de investigad ores y eje m p lo s a isl a d os y no co n t inuos, pero sig nifica tivos, en Ma temát icas, Veterin aria , Ciencias Químicas y Biológi cas, y por o tro lado el h i t o que m arcó M illas Val licrosa , d e n tro d e las Facul tad es d e Fi losofía y Le tras, el p a norama no es d e m asiado rico, aunq ue las perspec tivas no parecen excesiv a m e n te pesimistas . Las causas d e esta si tuac ión pue d e n ser múltiples. La posición un ta n to indifere n t e y hasta h ostil, de los claustros universitarios hacia esta d isc ipli na, más que por incom pre n�ión habría que achac arla a d e sconoci mien to de sus autén ticos alca nces y contenido . . Nosotros aquí, h oy, d e sea mos rel atar y reflejar al gun os Je los múl tiples problemas e implicaci ones que lleva implícitos el tratamie n to d e la h istoria d e las ci enc ias. Tenemos algunas e xp eriencias en la impartición d e cursos d e la hist oria d e una ciencia e n particular, curso que pue d e en caj a rse den tro d e lo que se l l a m a "Historia de las Ciencias" (en plura l, más adelante vere mos l a rad ical d iferencia), que tienen su proble mática específica y, por otro lad o , d e sde hace años ve nunos ocupándo nos d e un curso m onográfico que pue de 5

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quedar definido perfectamente dentro de las premisas que hoy se marcan como necesarias para los cursos de "Historia de la Ciencia" (en singular). Este curso está constituyendo para nosotros una estimulante experiencia. Desde el primer año nos favorecieron con su asistencia un heterogéneo grupo de alumnos procedentes de la Facultad de Ciencias, Derecho, Filosofía. y Letras y Farmacia. El análisis de la recepción del temario que se desarrolla y el intercambio activo de opiniones, entre licenciad os de formación tan distinta, nos está reafirmando en muchos extremos sobre el valor educativo de la Historia de la Ciencia, así como la gran p osibilidad que puede tener esta materia como disciplina cultural y puente entre el gran abismo de la formación humanística y la llamada científica. Lo que sigue, como se ha dicho, no es más que un guion de algunos de los múltiples problemas delimitatorios y m etodológicos que tienen planteados la Historia de la Ciencia. Por supuesto que muchas de las afirmaciones que se hacen son fuertemente polémicas entre sus mismos cultivadores y, por lo tanto , estamos muy lejos de pretender "convencer" a los especialistas en diversos campos del saber. El objetivo que se pretende es simple: ofrecer una visión sinóptica de algunos de los temas que nos preocup an a los que nos dedicamos a esta disciplina, al mismo tiempo que presentamos una inform ación sobre lo que realmente persigue el cultivo de la historia de la ciencia , con la esperanza de que , una vez más, se pueda cumplir aquello de que "del conocimiento nace la comprens10n . . ..

''

*

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*

Puede parecer singular o desprovisto de interés reflexionar sobre algo tan alejado , en apariencia, de la realidad como es la enseñanza de la historia de las llamadas Facultades de carácter científico. E� un hecho que la ausencia de todo enlace verdadero -aparte del puramente administrativo- entre las diversas facultades de una misma universidad condena a los jóvenes estudiantes que , al salir del Bachiller, se orientan hacia el estudio de las ciencias exactas o naturales, a abandonar al mismo tiempo todo contacto con las ciencias humanas y a recibir una enseñanza especializada, rehuyendo toda reflexión de orden filosófico o histórico. Hasta estos últimos añ os, los estudios llamados literarios hab ían conocido esta misma especialización, este mismo aislamiento un poco altivo. Pero la intervención cada vez más frecuente de técnicas de tipo matemático, físico , químico o biológico en el estudio de algunas de estas disciplinas , convertid as en ciencias humanas o ciencias sociales, ha llevado a numerosos investigadores a reconciliarse con las ciencias exactas y ha traído como co nsecu encia la creación de enseñanzas científicas preparatorias para la invest igació n en el campo de las ciencias sociales o humanas. Por ello muchos historiadores han debido iniciarse en los métodos de análisis estadísticos 6

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y d e la i n formática, e n los p ri n cipios d e l m aq uinismo, e n las grandes l íneas de l a evolución de las téc nicas, examinar los fu n d am e ntos d e1 b iología humana o de la m e t eorolog ía. Pero para q ue las ciencias humanas y las c i e ncias sociales puedan b e n e ficiar lo m ejor posible la in tervención de téc nicas de orden cient ífico, cad a vez m ej or adap tadas, es indispensable que numerosos científicos d e d iversas especialidades e stén suficientemente i niciados en sus problemas y sus métodos para pod er e ntrever l a puesta a p u n to de nuevas v ías de aproxi mació n . Parece pues, altamente d eseable que u n a notab l e proporción de los estud iantes q ue frecuentan las facultades de ciencias reciban una sólida iniciación a algunas de estas d isciplinas. Den tro d e esta m is m a p erspectiva , una enseñanza elem ental de historia de las ciencias aparece como uno de los m ejores m edios para dar a todos los futuros científicos, al mismo tiempo que útiles nociones sobre el origen de las grandes teorz'as científicas y sobre el lugar de las ciencias y de las técnicas en la historia general de la humanidad.

La u tilidad de tal e nseñ anza de historia d e las ciencias, destinad a a los estudiantes cient í ficos, h a sido saca d a a debate rep e t idas veces. Numerosos sabios , tales como Albert Einstein, Paul Langevin y Louis de Broglie, han i n sistido sobre su valor pedagógico y

for mativo. El estudio de las grandes e tapas de la evolución del pensa mien to cien t í fico debe permit ir, en e fecto, a los fu turos i nvestigadores penetrar en la u n id ad p rofunda de la ciencia, las l íneas p rincipales de su a rq uitectura , los enl aces en tre los d iversos sectores, los p rincipios permanentes de sus métodos, las p rincipales tend encias de su actual desarrollo. Igualmente debe estimular a manife star, en tod as sus investigaciones, el esp íritu crítico m á s at en to y no olvida r j amás que la h ip ó t e sis y las teor ías m ás corrientemente a d m itidas están

destinadas

a

ser

un

J ía, si no vu eltas a ser puestas a d iscu sión al m enos ,

perfeccion adas y mej or p recisad as. Debe, en fi n , revelar con ej emplos concretos los factores esenciales de la creación cient ífica y la necesid ad p rimord ial de una reflexión obj e t iva, l ibre de todo p rej uicio o partidismo. E n cuanto a los futuros profesores, no parece que se pueda poner e n duda el in terés que p ara ellos tendría conocer, al m enos , algunos rud imentos d e l a historia d e las d isciplinas q u e d eb erán enseñar. S in embargo, un n ú mero b a stante elevado de hombres de ciencia niegan aún todo valor positivo a la historia de las ciencias, estim ulando, de u n a m anera más o m enos reconocid a , que el d esarrollo rápido d e la cie ncia contem poránea ha conducido a u n a rup tu ra completa con el pasado y q ue , sin retroceder a fan ta s ías sin obj e to, el científi co de hoy no debe dedicar su atención más que a los resultados recientes y a las persp ectivas del fut uro. Esta oposición a la i n trod ucción de una enseñ anza de h istoria d e las ciencias presen ta un carácter simplista dem asiado evidente p ara que sea ú t il d iscutirl a , visto que se mani fiesta raramente b aj o u n a forma d irecta , sino a través d e rodeos de d atos c oncre tos­ que conciernen e n particular a l a sobrecarga d e los p rogramas o la d ificul tad de e ncon trar profesores competentes. M ás vale adop tar u n a voz prag m ática e intentar superar estos ob stáculos partiendo d e un análisis obj et ivo de la situación prese n te y de las posibil id ades del fu turo 1 . 7

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Hasta aquí podemos consid erar el plan teamiento d e l a p roblemática general d e l a historia de la ciencia en general o d e la his toria de las ci encias - como p e rfil ará alguno- p ero no podemos quedarnos en este u m bral de la definición y de l a exposición dogmá t ica , pues caeríamos e n el mismo error del que pretendemos salir. I n ten temos entrar con más detalle en toda esta serie d e p roblemas enunciados y en el curso de su e xposición y d e sarrollo estamos seguros irá naciendo una j u stificación lógica a tan amplia p roblemática y más aún , c reemos que en l a explanación de d ichas pre misas se encuentra, en conjun to, la auténtica idea que se debe de t e ner tanto de la historia de l a ciencia como d e l a historia d e l a s ciencias e n particular.

Algunos aspectos concreto_s y problemas metodológicos de la Historia de las Ciencias

Si realmente nuestra d isciplina la tornamos no como un p asatiempo cu rioso sino como un campo de i nvestigación y de a m plias implicaciones cie n t í ficas, cul turales y educativas , y los que nos d edica mos a él lo hacemos con plena conciencia y responsabilidad profesiona l , cosa q u e desgraciadamente n o e s frecuente , pod emos mostrar una imagen de nuestra d isciplina muy por encima de la mera a nécdo ta . Así no s ó lo demostraremos que poseemos un campo de acción fructífero sino que, sobre todo, hace mos d e spertar resp eto por nuestro trabaj o que no todo e s fútil pasatiempo, si nos dedicamos a él no como a rribistas sino como auténticos p rofesionales. Nuestra d isciplina tiene múl tiples implicacione s . Hemos de refe rirnos aq u í a l a historia de l a ciencia e n genera l , pues aunque nuestro papel espec ífico está en l a e nseñanza y en la investigación d e u na ciencia particular, si nosotros mismos nos encerramos en una especialización habremos matado de ra íz el esp íri tu de nuestra prop ia d isciplina. La historia de la

cie ncia,

como la historia de las c i encias, es ante todo conciencia y

meditación de la ciencia misma. Vivimos en una era que todo el mundo está de acuerdo en llamar científica.

Se estudia, la .flsica,

la química,

la

biolugz'a y sus mu/tiples

especializaciones , pero nadie se acuerda d e hab lar de lo que es la ciencia en sí, su

evolució n , sus implicaciones, sus consecuencias, sus obje tivos , su m etodolog ía , su valor formativo, etc. En muchos de estos problemas tiene algo que decir el historiador de las Ciencias. Hay p roblemas a l a hora d e p rogram ar l a e nseñanza más adecu a d a t a n to a nivel secundario como en l a misma Universidad. Se habla de educación i ntegra l , sin que ll egue a p asar d e s e r una b el l a d eclaración de p rincipios. ¿Qué p ap el d e b e desempeñar l a ciencia en la educación del hombre moderno? , ¿Qué implicaciones h a t e nido y tiene l a ciencia con otros campos de la cu ltu ra? . Ciencia y filosofía , ciencia y religión , ciencia y arte , ciencia y técnica, ciencia y sociedad , etc, etc, esto es todo un p rogra ma q ue no es ni más n i menos que el alcance con tenido y p roblemas d e nuestro propio campo d e estudio, si n 8

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olvidar, claro está, el contemplar, p e rfilar, establecer, com p re n der y explicar el d esarrollo de la ciencia. Permítase nos q u e de todo esto hab lemos un poco, en conj u n to será como una autén tica d eclaración de p rincipios de nuestros afanes y obj et ivos , puntos , nudos y d esenlaces que nos l levarán de l a m ano a tener que considerar la Historia d e las Ciencias como historia de la cul tura cien t ífica d e los hombres. Si e ste e studio p retend e ser fiel reflej o de una d isciplina, lo que sigue es com pletamente esencjal , no es o tra cosa que una exposición del con tenido ideológico y m etodológico que tiene y, por lo tan to, que hay que seguir en las explicaciones de cátedra así como en l a

inve stigación.

Antecedentes del estudio e interpretación de la Historia de las Ciencias

¿En qué é poca se ha enunciado por prim era vez que la historia de las cie ncias podría tener gran importancia p ara la educación de los hombres y p ara el con tinuo desa rrollo de la ac tividad humana consagrada al conocimiento cien t ífico del mundo e x terior? . Las cuestiones sobre l a p rioridad de los enunciados de d iferentes teorías son , por regla gen eral, con fusas y las resp uestas p ueden darse fácil m e n t e . El progreso de los estu dios erud itos tiene por norma re mon tar estos prim eros enunciados a un p asado lej ano, que acabamos por creer que todo lo que existe de im portante se dij o ya en Grecia . No obstante cue stiones d e este género son válid as , sobre todo cuando permiten ob tener respuestas que de muestran la e xistencia de la con tinuidad histórica en la progresión de los p rob lemas d ados. Alcanzamos e n tonces un m ej or conocimiento de las condiciones en las que estos p roblemas han ap arecido, del hecho en s í y de su carácter, que e s , p recisamente, lo que i n teresa . Respondiendo e n este sen tido, a la cuestión formulada al p rin cipio , pod e m os a firm ar que los hombres comenzaron a ocup arse de la h istoria de las ciencias más o m enos, en la misma é poca en que com prend ieron que la ciencia llegaría a ser la fuerza decisiva del d esarrollo de la civilización humana . Desde en tonces ciertos hombres apreciaron en su j Ü sto valor el papel de la ciencia en el porve nir de la humanidad , se interesaron igualmente en su evolu ción y en su historia, sobre todo en la historia más reciente. E n este sen tido, el interés por la historia d e las cie ncias se d espertó y cristalizó en función de la espera nza de los hombres en un d esarrollo rápido d e la civil iza ció n , gracias a los p rocesos cient íficos . Así pues, los visionarios d el fu turo s e pusieron a orga nizar el cuad ro del pasado. Para con firm ar la veracidad d e estos hec hos, basta evocar las ten tativas que emprendieron, en el siglo XVIII en Ingla terra, los alumnos y discz'pulos de Bacon y que apun taban tanto

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a l a organ iz ac1on de las investigaciones científicas p ara el bien d el fu turo , c o m o a l a elaboració n d e l a historia d e estas investigaciones. Hacia l a mitad del siglo XVI I , e ntre l o s n a turalistas y l o s p ol íticos ingleses, maduraron buen número de ideas sobre l a reorganización d e l as fovestigaciones y sobre l a reforma de la enseñanz a ; numerosos postulados se formularon resp ecto a l papel d e l a ciencia e n la vida socia l . S. Hartlib , e n su utopía publica e n

1 64 1 ,

d e m o straba l a importancia d e la

"casa de l o s sab ios" com o i n stitución e n l a que se practiquen todas l a s exp eriencias necesarias p ara elevar "la salud y la riqueza" de los hombre s. Siguiendo la iniciativa d e Hartlib, William P et t y p re paró u n p ro y ecto d e reorganiza ción d e las e scuelas, previendo l a fundación d e u n "gym nasium mecha nicum" . Este gimnasio d eb ía servir . n o sólo para l os o bj e tivos prácticos d e l a e nseñanza p ro fe sional , sino también para l a formación de u n n uevo tipo d e hombres , La historia d e l a industria era, b aj o e l punto d e vista d el autor, "el principal pilar d e la reconstrucción del mundo humano " . Liberando a l hombre d e quim eras y frases h u ecas , se d irigen su s esfu erzo s hacia el "conocimiento real" de la n at u raleza y de la técnica 2. En esta misma época John Evelyn y R . Boyle estud ian l a p o sibilidad de elaborar u n a amplia historia d e l a ténica y de l a ind ustria. La i d e a tuvo muy b u e n a acogida e n tre l o s m iembros de l a R oyal Sociaty e n d o n d e s e d iscu tió numerosas veces. A falta d e presentar una documentación más p rofunda y ampli a , record arem os un texto i mp orta nte d e Alembert raram.e nte citad o . E n su Essai s u r les élém ents d e philosophie3, este filósofo a firma q u e si l o s historiadores se inclinasen m á s a menudo sobre la historia de las ciencias, el p rogreso de éstas sería mayor, p o rq u e los hombres a l tomar conciencia de todo lo que sus predecesores alcanzaron , obtendrían aú n más. La gran Enciclopedia debía ser, precisamente, la gran h istoria general de las ciencias y d e l a s artes, b asándose e n

cuatro cosas: n u estros conocimientos, nuestras opiniones, nuestras d isputas y n uestros errores. La historia de nuestros conocimientos, según Alemb ert, humill a , por una p arte , nuestra soberbia, p orque prueba l a p equeñez del saber h u m ano , p ero , p o r o tra d a a los hombres e speranzas mostrándoles c ó m o crece este saber. La historia de nuestras opiniones nos enseña que la impaciencia humana o scurece nuestro c onocimie n t o y que e s d ifícil librarse de l o s prej uicios . La historia de las d isputas es importante porque pone en guard ia contra el abuso d e las p alabras . En cuanto a la historia de l o s errores, su papel consiste en p robarnos que el error debe p receder a l a verdad . D e estas cuatro d irecciones d e la investigación histórica, la m á s importante es, evidente me n te , l a p ri mera; p o rq u e las o tras tres susc ita n , a menud o , la n ovela o la sátira. El pensamiento d e Alembert en el sentido d e que el c onocim iento d e l a h istoria d e l a s ciencias e s u n factor importante d e la evolución cie ntífica y d e la educación d e l o s hombres llamados a hacer p rogresar l a ciencia , v i n o a s e f p articularmente importa n t e , 10

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pero t a m b i é n p articularm e n te d i fícil d e realizar, e n el curso d e las é p ocas siguientes e n las cuales e l d esarrollo d e l a ciencia fue cada vez m á s rápid o .

La Historia de la Ciencia y la educación del hombre moderno

En este p un t o h e m o s d e plan tearn os d o s p ro b l e m as q ue están i n m ersos en l a e n señanza a c tu al de los c o nocimie n t o s c i e n t ífic o s , t a n t o a nivel secund ario com o en las p ropias Faculta d es, para p asar d e sp ués a c on sidera r q ué papel d e carácter d id ác t ico y p edagógico puede d e se mp e ñ ar l a his t o ria de la cie ncia. A) La e n se ñ anza secund ari a y el p rogreso c i e n t ífico . . El rasgo p articular de la situación actual, en este ca mpo , co nsiste p recisam e n t e e n el rápid o d e sa rrollo d e las cie ncias a consecue ncia d e l cu al la e nseñanza pract icada por Ja may o r ía e n la s escuelas y e n el bachiller perte nece ya a la his toria d e las c iencias , m ie n tras que l o que se e nseñ a e n las Facultade s , e n algu nos casos, e s t a n nuevo y t a n d ifere n t e , q u e tal e n señ anza q u e d a , p o r lo común , d e sligada d e l a h istoria de las cie ncias. En el pri m er caso se e n señ a , e n realidad , his toria d e las ciencias, si bie n no se procede co nscien te m e n te a d ic ha e nseñ anza baj o l a form a de u n a in troducción his tórica a l a s ciencias conte m poráneas ; en e l segundo caso , no s e hace m ás que

exponer las

investigaciones

co n tem poráne as,

sin

tener e n cuenta l a carga de

"historic id ad" q u e encierra n . A s í p u e s ni e n el grado primario y el secundario, ni en el grado superior s e tiene e n cuenta de manera consciente y consecuente la historia de las ciencias si bien sus elem entos se hallan, de forma camuflada, en am bos grados de la instrucción.

Hoy , e n l a segunda m i tad del siglo XX, se impone u n a pregu n t a , con t o d o lo que ella contiene d e inesp erad o : ¿asegu ra e fec tiva m e nte la e n señ anza secu n daria d e nuestros d ía s a sus alu mnos el conocimie n t o d e la ciencia contem poránea? S i proced e m os a u n análisis p ara resp onder a esta cuestió n , ciert a m e n te nos daría m o s cu e n ta d e la gravedad d e l as lagu nas y d e las defic iencias q u e existen e n este campo tan i m porta n te . Tal análisis d e m ostrar ía , a n te tod o , q u e los programas y los m an uales escolare s e ncierran co ñ ocimien tos que so n , en general, cad ucos. Algunos e s t i m an incl uso que la e scuela prese nta u n re traso c o n side rable e n relación con la cie ncia y l o que e n ella se enseña sirve , e n el m ej o r caso , al sabe r del h o m bre d e hace cincu e n t a año s . A d em ás, l o s nuevos re sul tauo s d e l a investigaci ón cien tífica y , sobre tod o , sus nuevos problemas, son sie m pre más d ifícil es que los re sul tad os a n t iguos y los problemas resueltos. Así pues surge u n a preg u n ta inquietan te: ¿podremos introducir en la enseñanza escolar la f fsica o la biología contemporánea, por ejemplo, o seda mejor atenerse a la f(sica clásica y a la sistematización botánica o zoológica?. Unos estiman que únicamente 11

JOSE LUIS VALVERDE

el conocimiento de las etapas precedentes del desarrollo de la ciencia prepara a los alumnos para asimilar luego los resultados de la investigación científica actual; otros, por el contrario, afirman que el estudio de teon'as ya pasadas, incluso se opone a esta asimilación. Se pretende que l a ciencia actual h a sufrido n o solamente u n rápido p rogreso ,

sino también una metamorfosis tal que el estudio d e fen ó menos antiguos y d e teorías caducas p aralizaría l a capacidad d el esp íritu h u m an o d e asimilar los principios y el estilo del pensamiento cient ífico moderno. Los historiadores

de

las

ciencias

sigue n

con

particular interés

las

"revolu ciones "

producidas e n la evolución de l a ciencia , a consecuencia d e las c u ales vuelven a ciertas épocas, no solamente las d iferentes teorías sino tam b ién las concepciones y los principios fundamentales de la investigación cie n t ífic a . Si, en el mom e n to actual , la evolución de l a ciencia p asa realmente por u n a fase revolucionaria , e l d eseo de m an t ener l a enseñanza escolar e n los l ímites d e l a s ciencias t rad icionales sería t a n irrazonable como lo serían las tentativas de defender la física aristotélica e n l a época del desarrollo de la física d e Galileo o de Newton. Evidentemente , siempre se puede i n tentar establecer e n qué medida l a ciencia tradiciona l puede facilitar l a asimil ación d e l o s resu l t ados y l o s métodos d e l a i nvestigación actual y e n que medida h a perdido su validez. E st e es u n p roblema e x tremadam e n te complej o que no se sabría resolver d e m a nera muy concreta, e n fun ción de l a discipli n a que se h a de tratar. No obstante, cuanto más revolucionarias sean las n ovedades de l a ciencia actual, más difícil

será

salvaguardar e n

la enseñanza escolar la exclu sividad o i ncluso el

predominio de los elementos tradicionales de la ciencia.

B) La enseñanza med ia

y

la

formación

cien t ífica del esp íritu:

pero cuando nos

preguntamos si la enseñanza media asegura a sus alum nos un conocimiento suficiente d e la ciencia contemporánea, implicamos muchos aspectos del proble m a . L a época actual tiene como rasgos característicos no solamente el rápido p rogreso de l a cien cia , sino tamb ién una aplicación cada vez más com ú n de sus resultados en la vid a social y p rofesional d e los hom b res. En el siglo XVIII la instrucción científica no era, para gran número de gente, más que una preciosa cualidad "mundana"; se d iscu t ía acerca d e l a

cie ncia como acerca d e l arte -en elegan te y agradable compañ ía - en los salones y recepciones: En el siglo XIX, era aún un simple elemento de la llamada formación general, de la que no cesaban de afirmar los teóricos, que debía ser "gratuita". Este estado d e

cosa s se mod i fi có poco a poco hasta llegar a Jo que hoy es y se trata J� un estado que se puede caracterizar muy sucintamen te en los térm inos siguiente s : la ciencia es una fuerza productiva.

Así, la pregu n t a antes formulada pued e y debe ser com p re nd ida igualm en t e en este sen tido que se trata d e establecer d e si, e n las condiciones e n las q ue l a ciencia ll ega

a

ser

el fac tor fundamental de la vida social y p rofesional de los hom bres, ¿la p re p aración para 12

ANALISIS DE LAS IMPLICACIONES FUNDAMENTALES DE LA HISTORIA DE LA CIENCIA

la

vida

que

asegura

la

escue la

es

suficiente? .

Está

claro

que

para

resp onder

adecuad a m e n te a l a p regu n ta así formulad a , n o bastará e x a m inar el contexto de las informaciones c i e n t í ficas con t e n idas e n l o s program a s y m anuales escolares . E l problema es mucho m á s complej o, porq u e su solu ción i m pl ica l a e xistencia e n l a escu ela d e u n cli m a e sp iritu al co nforme c o n l a ciencia c o n t e m poránea l a for m ación d e u n a cul t u ra científica moderna , la c apacidad de cerrar el p aso al p rogreso cien t ífic o , puede i ncluso contrib uir activa m e n t e a este progreso . E l espíri t u h u m ano no est á , e n forma alg u n a , inclinando a l esfuerzo científico , a l a invención cie n t ífica y a l a d isc iplina c ie n t ífica. E s p re ciso vencer las fuertes d isp osiciones del esp írit u hum ano a l a pereza in telec t ual a l a fan t a s í a , al d ogmat ism o tan confortable , al p en sa m i e n t o verbal y a la ru tina. Los e sfuerzos d esplegad o s e n este aspecto por l a escu ela deben ser acrecentados y sab e m os muy b ie n lo d ifícil q u e es obte ner resultados ; sab e m o s d e m asiado bien que sería preciso in troducir mod ificaciones fu n d a m e n tales en los m é t odos d e enseñanza , e n el equipo d e las escuelas, e n los man uales y lib ros a uxiliares a fin d e que estos resultados fuesen más i mportantes.

C) Qué

aportació n

puede

te ner

la

h isto ria

de

la

cien c ia.

E s p reciso , pues, que

encon tre m o s aliados p ar a librar esta gran e i m portante b a t all a . Podríam os hacernos u n aliado d e l a historia d e las cie ncias , consi d erad a no c o m o u n a m a teria de enseñ anza e scolar,

evid e n t e m e n t e ,

e x traescolare s .

sin o como u n a o ri e n tación en las ocupaciones escolares y

Se enseña e n clase m a t e má ticas , física , q u ím i c a , b iología, historia y

geografí a , pero e n realidad apenas nos ocupamos d e l a ciencia y su historia; de la ciencia como una to talidad, de la ciencia como una forma homogénea y esp ecifica de la actividad humana, d e l a ciencia c o m o una fue rza capaz d e transform ar l a realidad y el hom bre. Y

sin e mbargo, l a ciencia actual no e s sólo u n conj un t o d e j u icios cien t íficos sobre los d ifere n t e s fe n ó m e n o s ; es t a m b i é n una fuerza poderosa , c reada por l o s hom bres que debe n desarrollarla y d e l a q u e deberían saber servirse . No basta e n se ñ a r las difere n t es m a terias, sería necesario p roceder a algunas con sid eraciones sobre la ciencia . .Es evide n te q u e las d iscusion e s sob re las cie ncias no pueden tran sform arse e n un catecismo laico. No e s m e n o s evidente que las consid eraciones sobre la ciencia disponen de ma teriales afe c t ivos, e x tre m ad am e nte rico s y variad os, pudiendo represen tar los problemas i mportan tes y apasionan tes d e la investigación y el d escu brimiento cient ífico , los errores t rágicos y las grandes vic torias, l a coro naci ó n d e los esfuerzos sostenidos



del

coraJe , los o b st ácu los y los est ímulos por parte de la sociedad, la resp onsabilidad de los sab ios. Y. p recisa m e n t e , cuan to más caneen tremas nu estra e n seña nza sobre los p roblemas de la

investigaci ón c ientífica actual, más impo rtante será asegurar a los alum nos esta a m pl i a 13

JOSE LUIS V ALVERDE

perspectiva de la ciencia que abre la historia de las ciencias, tanto a nivel de la enseñanza secundaria como a nivel de la enseñanza sup erior. La historia de las ciencias llega a ser en estas condiciones un elemento importante no sólo de la preparación de científicos competentes y responsables, sino también en la formación general y profesional de la totalidad de los alumnos4 . Aun en la época situada entre las dos guerras, en una conferencia titulada El valor educativo de la h istoria de las ciencias, Paul Langevin hacía constar que "el poco tiempo que los programas dedican a la enseñanza científica hace que se sacrifique el aspecto histórico (. . .) p ara no ocuparse más 5 que de su asp ecto utilitario" . El exam en de los programas escolares -prosigue Paul L a g e v i n - n o s muestra que los conocim ientos actuales son presentados casi exclusivamente bajo una forma dogmática, omitiendo el proceso de su desarrollo" . Esta tendencia hacia la deformación dogmática se manifiesta cada vez que el obj etivo asignado es claramente utilitario. Está lej os de ser especial en el grado secundario; la enseñanza primaria, que debe formar al niño entre los 8 y 1 2 años, prepararlo para toda su vida , es muy particularmente utilitaria y, en consecuencia , dogmática". Ocurre igual a nivel superior y sin emabrgo -y ésta es la tesis principal de P. Langevin- "la enseñanza dogmática es fría, estática, y hace llegar de pleno a esta impresión absolutam ente falsa de que la Ciencia es una cosa muerta y definitiva" . La enseñanza científica debe despertar el interés, convencer que la ciencia vive y se desarrolla constantemente, hacer comprender su perpetua evolución y sus incesantes lu chas en pro de la verdad . La historia de las ciencias constituye pues un elemento excep cional en la formación del científico en la formación de su actitud consciente y creadora de investigador, en la lucha contra el dogmatism o. El contacto de las generaciones j óvenes con los grandes esp íritus del pasado , incluso aunque sus teorías no sean hoy plenamente válidas, con la lenta evolución de su s ideas, sus métodos y sus resultados es -según Paul Langevin- muy instructivo . R emontar a las fuentes, es clarificar las ideas, ay udar a la ciencia en lugar de paralizarla6, de la mism a manera que el pensamiento ha sid o retorcido a menudo en los círculos más o menos hostiles a la historia de las ciencias . Coriocer la historia de los descubrim ientos científicos no basta, lo i mportante es conocer la historia de las aplicaciones científicas en la técnica y la vida social. Es preciso , en particular, que los hombres tomen plena conciencia del "papel histórico j ugado por la ciencia en la lucha para la liberación de los esp íritus y la afirmación de l os derechos del hombre"7 , del papel que -así lo demuestra P. Langevin­ se ha manifestado vigorosamente en la época de la Revolución Francesa. Hoy , cuando damos tanta importancia a la cultura general del hombre , im porta velar de modo especial p or una cultura científica del esp íritu, objetivo para cuya realización la historia de las ciencias es el mej or medio. Las concepciones de la historia de las ciencias y los métodos de practicarla son muy diversos15 y no nos proponemos ni presentarlos ni analizarlos aquí. Unicamente

14

ANALISIS DE LAS IMPLICACIONES FUNDAMENTALES DE LA HISTORIA DE LA CIENCIA

querríam o s d e sglo sar c ie rt o s p ro b le m as q u e nos p arecen p articularm ente i m portan tes para la e d u cación del h o mbre m od erno e n t od o s los niveles de l a e nseñ anza .

La ciencia y el hombre

La ciencia, c o m o forma d e l a ac tividad h u m a n a , aparece e n u n a fase rel a t iva m ente t ard ía d e la_ evolución h is tórica del hom bre . A p e sar de q u e las civilizaciones p ri m it ivas d ispu sieron de un cierto núm ero de conocimi e n t o s p rá c ti c o s , ind ispe n sables para su existencia, no cabe hablar e n e s t a é poca de l as ciencias, según la acepción ordinaria de l a p al a b r a , a c t ivid ad art ístic a , so bre todo l a m úsica y l as artes plásticas, a s í como l a activi dad t éc n ica s e han m anife s t a d o b a s t a n t e a n tes que la a c t ivid ad cie n t í fica de los hom bres . No se sabría c o n te s t ar si l a ciencia nació y s e d e sarro lló e n Europa c o m o en l o s otros con tin e n te s , a l c o mi e nzo de l as grandes c ivilizaciones h u m an as . Lo que sí es indiscutib l e e s q u e hay q u e llegar a l siglo XVII p¡ira q u e l a c i e n c i a conozc a e n Europa un giro tal q u e s e incluyó e n l as v ías cualita tivam e n te n u evas y se aseguró l as p o si b il idades d e un progreso rápido y de u n a c re c i e n te i n flu e ncia econó m ica y socia l . Aunque la hum anidad existe d e sde hace u n millón de años, la ciencia apenas cuenta unos m il es y t odas las real izaciones cie n t í ficas i mportan tes d a t a n de los úl t i m os siglos. Esta t ard ía apari ción e n la historia de la a c t ividad cie n t í fica de los hom bres ha sido obj e t o d e toda c lase d e r e fl e x i o n e s . A lgunos h a n vis t o e n e s t e hecho l a p ru e ba de u n progreso, l e n t o , p ero i mportan t e , de la h u m anidad; estos son los que han estab lecido las e tapas e n función d e l a evolu c i ó n d e l a cie ncia

( Con dorce t,

Com te); o tro s h a n e s t i m ado que este

m ismo hecho t e s t imonia l a con trad ic c i ó n fu ndam e n ta l q u e surgió e n tre l a na turaleza h u m an a y el co noci m ie n to cien t í fico, e l triu n fo logrado sobre l a s d isposiciones naturales d el hom bre , irracionales o p ri m i t ivas, e l p e n oso p roceso de form ación de l a actitud racional, crítica, so m e t id a a l o s criterios de l a verificación . Au n o tros conce ntran su ate nción en las causas según las cuales t o d a la c iencia moderna ha nacido en el curso d e los últ i m o s siglos en el red ucido terri torio geográfico de Eu ropa y desde allí se ha irrad iado al m un d o e n t e ro . Los n u m erosos estud ios históricos sociológicos y filosóficos , cgn sagrados a estos pro b l e m as , subrayan las correl aciones que se estab lece n e n tre el , d esarrollo d e la ciencia m oderna, por una part e , y por la o tra: e l naci m ie n t o d e l a sociedad capitalista l a form ación d e u n a nueva a c t i t u d hacia l a vid a , l as nu evas situaciones soc iales y las n uevas formas del po d e r del E st ad o , e l progreso ge neral d e la racional ización d e l as ac t ivid ad e s econ ó m icas , mili t ares y p o l íticas, l a

ca

íJa de l as formas c o m u n i tarias

tradicio n al e s , el d esarrollo del com ercio, particularm e n t e el de ul tram ar, y de las ciudad e s: La c i e n cia pues pru e b a ser a l a vez l a obra d e esta especie d e l géne ro hu mano que apare c i ó e n e l Renacimiento y e l siglo XVII y uno d e l o s fac tores q u e formaron esta clase e sp ecífica. La c i e n c i a e u ropea se irradiaba a l mundo pre c i sa m e n t e

en

la medida que esta 15

JOSE LUIS VALVERDE

esp e cie e staba extendid a y los ob stáculos con que e st a i rradición chocó , se d e b ía n siempre a las d iferen tes condiciones sociales y m a t e riales, a los d iferen t e s t ip os humanos. I n cluso en Europa, la evolución de la ciencia, y su importancia social depend ía n de los p rogresos

de

la

industrialización

y

de

la

urbanización ,

de

la

expansión

de

la

esp ecialización profesional d e l trabajo, basadas e n las realizaciones cient íficas, d e l a educación d e t al t ipo d e hombre p ara el c u al l a ciencia habría constituido l a ocasi ó n p rincipal del conocimiento del m undo y uno d e los p rincipales fac tore s d e su actividad . Desde e st e p unto d e vista, l a h istoria d e l a s ciencias n o e s sólo l a historia d el conocimie n to del mundo e x te rior sino también l a historia d e los hombres conocien do el mundo e x t e rior con ayuda de los métodos cie n tíficos. E llo significa q u e la historia de l as cien cias n aturales es, e n l a misma m edida que l a h is toria de l a s ciencias h u m an a s , l a historia del hombre como suj e to conocedor. Esta historia d e muestra que l a cienci a , como una de las formas de l a actividad humana, ganaba importancia con el tiempo y que el hom bre contemporáneo, más que e l h ombre de épocas p(l$adas, e s en su vid a , su acción y su p e n samiento, equiparable a l a ciencia. Este fen ó m en o está a t estiguado por la evolución p articular d e l a ciencia en l a época actual: m ás del

90

p or ciento de los cient íficos d e

todas l a s épocas viven y obran e n n u e st ro tiempo; este h echo es espec ífico d e l a ciencia p uesto que esta p roporción es inversa refe rida al a rt e . Esta m edida común e n tre homb re y ciencia se m anifiesta igualmente e n el grado d e vulgarización d e l a ciencia gracias a l a instrucción y a l trabajo p rofesional b asado e n ella . A p esar d e todo, n um erosos hechos demuestran que la alianza e ntre el hombre y l a ciencia , históricamente condicionada , no ha alcanzado a ú n su total e xp re si ón .

La ciencia y los otros campos de la cultura

La evolución histórica de la ciencia se p roduj o al mismo tiempo que el d esarrollo de otras muchas

formas

de

la

activid ad

humana,

p ero

contradictoriam ente.

Contactos

p articula rmente i mportantes se establecieron e n tre la cienci a y la filosofía , la religión , el art e , la t écnica, el trabaj o y l a m agia. Estas relaciones a ú n no han sido su ficientemente e st ud ia d as y a veces los h istor iadores d e la ciencia a c e ntúan m ucho, la e sp ecificidad d e la autonomía de l a e volución de la ciencia, b i e n su carácter contradictorio en relación a todos los d emás géneros d e l a actividad humana, b ie n , i ncluso, las a finidades de l a ciencia e n los c ampos e xt ra-científicos. E st a s d iferencias e n t re los historiadores son consecue ncias de las d iferencias m e todológica s e n las que se reflej an las situaciones variables de la ciencia en las d iferentes épocas históricas. La evolución de la ciencia e st a b a desde los t iem pos más remotos , condicionada al desa rrollo d e la filosofía ; durante largos s iglos, no hubo u na clara separación e n t r e el conocimiento filosófico y el conocimiento cie n t ífico. S e 16

p uede

p resentar el proceso

AN ALISIS DE LAS IMPLICACIONES FUNDAMENTALES DE LA HISTORIA DE LA CIENCIA

his tórico del d esarrollo d e l a cie n cia como el p roceso d e su e m a n cipación d e est a d ep e n d e ncia; ello ocurrió e n l a é poca d e l R e n ac i m ie n to y , ya en el siglo XVII, no es la filosofía quien forma la ciencia, sino la ciencia quien condiciona a la filosofz'a. Se pued e ,

s i n e mbargo, conce bir e l proceso h istó rico d e la evolu c i ó n d e l a ciencia como l a i nves t igac ión d e ge n e ralidades filosó ficas y d e m ostrar el papel posi tivo jugado por l a filosofía e n e l conocimie n to c ie n t ífico. Incluso e n n u estra é poca , est a con troversia está l ejos de ser aclarada : las opiniones según las cu ales la evolución de la ciencia se debe al abandano de la filosofía, crece n en con tra d e las opiniones de que este desarrollo no era posible mis que gracias a profu ndos lazos de u n ió n con la filosofía 9 . El papel d e l a re ligión e n l a evolu ción histórica d e la cie ncia se p resta m enos a d iscusió n . La con trad icció n e n tre e l conoci mie n to c i e n t í fico y l a fe rel igiosa , sobre todo l a fe d e fe ndida y propagada por las organ izac ion es religiosas poderosas , es evide n te d esde hace mucho tie mpo. Esto se ve i n cluso e n el papel d e la Igl esia en c u a n to a la d isc ri m i n ación de la invest igación cie n t í fica laica, y la p e rsecu ción d e los sab ios. Y si n em bargo ciertos his toriadores d e l as cie n cias han proclamado que la re l igi ó n c ristia n a , acen tuando el ord e n d ivino d e l m u n do, ha s e n tado las bases ese nciales d e l a i nvest igación laic a q u e n o pod ía d esarrollarse mis que gracias a la acep tación del pri ncipio de que el u n ive rso está sometido a l eyes i n mutab les e i n d e pe n d ie n t e s . El n e xo que se ha es tab lecido e n l a historia e n tre la evolució n de l a cie ncia y la evolución del arte es muy comp lejo. La época del Re nacimi e n to (Leonardo de Vinci, Du rero, Vesal ius) ha marcad o e l pu n to cu l m inante e n la cooperación e n tre l a cie ncia y e l arte . Pero ya e n la época siguie n te los ca m i nos d e la cienc ia y el arte se bifurcaron: la ciencia l legaba a se r e l conocimie n to m a t e m á tico de las re l acio nes y las l e y es que gob iernan la naturaleza,

mie n tras

que

el

arte

era

tratado

bien

como

alegor ía,

bien

como

e n t re t e n imie n to. A pesar de todo, en e l curso d e l siglo XVII, las bases de un nu evo siste m a d e l azos d e unión e n t re la cie ncia y el arte fueron se n tados. La cienc ia som e t ía los datos se nsoriales a crítica, apoy á n d ose e n su con fianza e n las matemá ticas y la mecánica, p ero los hombres con t inuaban v i v i e n d o e n el m u n d o d e las se nsac iones que resguardaban su veracidad psicológica, incluso si estaba n d escualificad os a t ítulo de tes t i mon ios d e la rea l i d a d obj e t iva. Así pu es, mie n t ras que la c i e ncia prese n taba el á1u ndo com o obj e to del conoci mie n to ,mate mático del hom bre, y e n d o m ás a l l á de los testi mon ios ilusorios de los se n t idos , e l arte, au nq ue sin rival izar con la ciencia , mostraba e l mu ndo como obje to de la exp erie n cia humana y sus imáge n es eran verídicas , porq ue e x p resaban l as experiencias auté n t icas d e l os hom bres. Locke e d i ficó la base d e u na conce pción e n sen tido de los dones se nsorial es y sobre esta co ncepción l os teóricos d e l arte fu n daron la autonom ía de esta ac tividad respecto a la actividad cie n t ífica. Es ve rdad que se ha pred icho n u m erosas veces el decli nar d e l arte d e n tro d e u na socied ad que prac ticase l as ciencias, pero estas pre d icciones no se real izaro n . Al cont rario: los juic ios for mu lados en los siglos XVII y XVIII so bre la equ iva l e nc ia d e la cie ncia y e l arte, como dos ac tividades humanas orien tadas hacia d ifere n tes asp e c tos d e la realid a d , ganaron n uevos adep tos. 17

JOSE LUIS VALVERDE

Partiendo d e prn �iciones d iferentes (R ibot, Bergson, Pavlov) se ha comenzado a hablar d e l conocimiento figurativo y del conocimiento a b stracto, individ ual y general , definido y neutro ; algunos incluso estim aron que e l arte h ab ía d e asumir ram as particulares d e n tro de c iertas d isciplinas, t ales como, por ej emplo, la p edagogía ( Rousseau, Makarenko) o l a p sicología ( la novela p sicológica ) e incluso l a historiografía comprendid a como ciencia ideográfica. Las relaciones e n tre l a evolución d e l a ciencia y el trabajo, la técnica y la m agia eran aú n más complejas. La m agia, como e x p resión d e l d eseo d e l hombre d e dom inar l as fuerzas d e la n aturaleza, compre n d ía p rácticas m ísticas p ero e ficaces ; ilu sión o engaño, d isponía sin embargo d e ciertos elementos racionales. No sólo e n las sociedades prim itivas, sino también e n época más avanzada , es muy dif icil precisar la posición de la ciencia en relación con estas prácticas; la actitud científica se opone a la actitud m ágica , pero l a

ciencia beneficia ciertas exp eriencias d e l a magia . E n tales térm inos contradic torios se traduce la relación d e la astronomía con la astrología o de la química con la alquim ia . Todavía e n e l siglo XVI , l a ciencia racional s e aliab a con l a s ciencias ocu ltas , para oponerse a las concepciones tradiciona les e scolá st i cas. La obra d e Paracelso es una amalgama d e infl uencias d iversas, d e estilos de p e n samiento variados , d e diferentes métodos cognoscitivos. Desde los tiem pos más remotos, e l trab aj o humano, netamente opuesto a l a m agia , desvelaba ciertos elementos del conocimiento d e l m u ndo exterior ; sin e m ba rgo este conocimeinto p ráctico difícilm e n t e se transforma b a en conocimiento cient ífico. Las investigaciones e tnográficas d emuestran la gran riqueza del llam ado pod e r popular, q u e , s i n e mbargo, n o j ugó gran p ap e l e n l a evolución d e l a ciencia. Los l azos m á s estrechos se establecen e ntre la ciencia y la técnica, a p esar d e que la evolución d e la cie ncia y la el e la técnica siguiesen d uran t e m u c hos siglos v ías d istin t'a s y casi autónom as . El papel de l a evolución d e l a técnica respecto a l a · e volución d e l a ciencia y viceversa t uvo poca importancia h asta t ie mpos mod ernos ; sin embargo l a n aturaleza de este papel es d iscutid a . Los a ntiguos h istoriadores conside ran q u e el desarrollo t uvo e n su época el e feCto d e l a evolución d e l a cienci a ; hoy s e acentúa sobre todo l a función i nversa , subrayando l a i mportancia d el d e sarrollo de l a industria p ar a el p rogreso d e l a ciencia . E s t e último argumento n o basta sin e mbargo para refu tar la tesis que única m ente los descubrim ientos científicos marcan las etapas de las grandes revoluciones técnicas. Esta tesis es igualmente válida en la época actual en la que únicamente el progreso técnico perm ite nuevos descubrimientos científicos. La técnica p ermite crear u n a realid ad material total m en t e

nueva ; con stituye - a d e m á s del hombre y l a n at u raleza- u n tercer mundo ; p ermite p e ne trar e n los secretos d e l a naturaleza m ej or que hasta aqu í lo habían hecho los métodos d e observación y d e expe rime n t ació n . En estas cond icione s , la cien cia puede progresar gracias a la técnica, que ha creado una nueva realidad , pero, consecutiva m e n t e , la expan sión d e u n a activida d técnica d e e s t e t i p o no es ,posib le m á s q u e gracias a la

evolución de la cien cia 1 0 . 18

ANALISIS DE LAS IMPLICACIONES FUNDAMENTALES DE LA HISTORIA DE LA CIENCIA

La ciencia y la sociedad

Las relaciones que se e stablecen e n tre l a evolución de l a cien ci a y las o tras form a s d e la act ividad h u m a na, sie m pre han estad o e n fun c i ó n de condiciones sociales concretas. E n las sociedades prim itivas , l a c iencia n o est a b a separada d e las otras activid ades p rácticas d e l a tribu y e n esta época no p ue d e tratarse sino d e prácticas m ágicas d e los sa cerd9t_e s y m agos. En las sociedades fundadas sobre la esclavitud , la ciencia colocada a l servicio d e los a m os o escapando de l a esfera d e l o s i ntereses del Estado, conoció u n cierto d e sarrollo. E l soberano y los sacerdo tes p ose ían e l m on opolio d e l a cien cia, explotaban e l t rabaj o d e l o s sabios y d a b a n p rueba d e u n a i n diferencia t o tal hacia la cienci a . En Egip to, l a ciencia estaba e strecham e n t e l igada a la organ ización del Estado y colocada al servicio del p oder político y religioso ; e n Grecia y Ro m a se d esarrolló sobre todo al m argen d e l a vid a socia l . E s t e e s t a d o d e cosas n o se m od i ficó p ro n t o . Las cortes feudales daban e n general p rueba d e neu tralidad hacia la ciencia, m i e n tras q u e el arte

t e n ía / el apoyo d e m ecenas muy

generosos o del clero que e ncargab a a los artistas l a co nstru cción y ornam entación de las iglesias. L a ciencia d e b ía asegurarse p or sus propios m e d ios las b ases d e su e xistencia m a terial y las universidades medievales fu eron, en gran m e d id a, u n a form a de ayuda m utua de los sab ios e n tre sí. En la época del R enacimien to se apercibe la a u toridad de la cienci a p ara el estado y n u merosos soberanos, sobre t o d o e n I talia, recurrieron a los servicios de l os sabios para la construcción, los trabaj o s d e fortificación, la m ej ora d e las tierras, el de sarrollo del comercio y d e la n avegaci ó n, etc. Esto aseguró cond iciones l eve m en te m ej ores para e l d esarrollo d e l a ciencia, pero la estrechez d e e s t a política e ntrañ aba, e n m uchos casos, investigaciones

usurpadas

y

n u m erosos

conflictos

estallaron

en tre

los

cient íficos

pro t ectores. Estas relaci ones apenas m ej oraro n e n época del absolutismo, si b ien en Francia l a política real fue e n el siglo XVI I favorab l e a l a evolución d e la ciencia. Esta política d ispo n ía - a de más d e ' las u niversidades y las acad e m ias fu n d adas por el Estad o - d e asociaciones d e n tro d e las cuales los sab ios m a n t e n ían contactos reforzados por una abundante corresp o n d e n cia y farmaban d e esta manera u n u niverso cerrado, aparte d e la socied a d . Hasta e l Siglo d e las Luces este aisl a m i e n t o no s e superó ; la ciencia llegaba a ser interesa n t e p ara las m á s a m pl ias capas sociales, sus pro b l e m as y sus aplicaciones eran obj e t o de d iscu sión e n los sal ones, sus tesis se aprovechaban para com batir el fa nat ism o Y desp o t i s m o . La revolución francesa fue la primera revo lución d e l a hist oria que estuvo

19

JOSE

LUIS VALVERDE

aliada con la cienci a , alianza ciertam e n te bastante sup erficial , p ero m anife st a d a m uy claramente. En el siglo XIX la situación d e la cie n cia d e n tro d e l a socied ad lleg ó a ser aún m á s complicada . L a industria e n p l e n o d e sarro llo p ed ía a la ciencia l a resolución d e probl e m as concretos; el capitalismo estimulaba l a investigación cie n t í fic a , l o que no les im ped ía limitar, e n n u merosos casos, el campo d e las aplicacio nes cie n t íficas , fre nar la invenci ó n , no patrocinar l a s i nvestigaciones teóricas d e a mplias mira s . L a s investigacion e s d e l a s q u e no se pod ía esp erar resultad o s i n m ediatos, se realizaban e n penosa s c ondiciones, o b t e n ían a veces sub sidios d e fu ndaciones p rivadas, p ero l o m á s frecu e n t e era q u e d e b ía n olvid arse d e toda ayuda m at e rial . Tal fue l a suerte de los más grandes d escubrimientos cie n t ífico s . L a ciencia , p or su p arte , se aliab a a l a s fue rzas d el p rogreso , p articipaba e n l a l u c h a por la laicaisació n de la vida , por l a supresión de las inj u sticias y d e l a discri m inación , por una instrucción u niversal , por l a asistencia social . El socialism o , calificándose d e cie n t ífic o , era la expre sión de la c o nvicció n de que sólo el p rogreso so cial puede asegurar a la ci encia las condiciones d e un nuevo d esarro llo y que sólo el progre so d e la ciencia puede precipitar la liberación d e los hombre s de los lazos impuestos por la natu ral eza y por los mism os hombres. En el siglo XX, los problemas d e correlación e ntre la ciencia y l a sociedad conocerán nuevas c o mplicaciones. Del hecho del papel creciente d e l a ciencia e n la vida social y del carácter social d e las realizacio nes cient ífica s , cada nuevo progreso ci e n t í fico p od ía ser aprovechado para obj e tivo s social m e n te útile s 1 1 . La resp onsabilid ad d e los cien t í ficos e n la suerte d e l m u n d o era u n hecho total m ente n uevo en la historia de las ciencias. A l mism o tie m p o , e l trabaj o pro fe sional de u n creciente núm ero de hom bres s e fu ndaba cada vez más e n las realizaciones cien t íficas y se evaluaba e n fu nción d e los progre sos logrados por la ciencia. Este estado de cosas necesitaba n o sólo l a vulgarizació n de la ciencia e n dimen siones

más

considerab les

que

hasta

entonces,

si no

que

creaba

también

las

condicion e s de u n nuevo d e sarro llo d e la cie ncia. En n u m erosos cam pos, la actividad_ práctica p od ía elevarse al nivel d e la experiencia cie n tí fic a ; l a ciencia se d e sarrollaba no sólo e n las instituciones cie n t íficas sino t a m bién e n la serie d e exp eriencias p rácticas y profesionales i n mediatas . D e esta manera l o s progreso s d e la técnica ve n ían a enlazarse con la p ro d ucción , l o s de la m edicina con la práctica hospitalaria, los de la agrobiología con la agricultura, los d e la pedagogía con la práctica d e l a ed ucación y de la e n seña nza . La convicció n d e que u n p equeño núm ero d e e specialistas gob ernará e n el fu turo a las m asas ignorantes, no parece j ustificad a ; es mucho más exacto prever que la ciencia llegará a ser el bien de tod o s l o s hombre s que contrib uyan a su evolución ej ecutando u n trabaj o profesional q u e implica u n proceso incesante d e p erfeccionamiento t écnico e intelectual.

20

ANALISIS DE LAS IMPLICACIONES FUNDAMENTALES DE LA HISTORIA DE LA CIENCIA

El desarrollo de la c iencia

¿ Es l a h istoria de l a s cie ncias únic a m e n t e u n a historia " e x terior" q u e repre senta e l cond icio n a m ie n to histórico y l as c onsecue n cias social e s d e l a ciencia , o pued e , igu a l m en te ser c u e s t i ó n d e u n a historia "in terior" d e l a s cie ncias q u e caracteriza l a evol ución d e l conoci m i e n t o c i e n t ífico d e l m u n d o ? .

Algunos c o n sideran q u e l a cienci a no posee

historia, p uesto que todo lo q u e se ha hec h o c i e n t íficam en t e válido e n l a histori a , e s u n pasado . e n e l sabe r a c t u a l y consagrado. L o q u e h a l l egado a ser experimentado puede ser obj e to

de

a n á l i sis

históric o ,

pero

esto

no

so n

más que testim onios d e esfuerzos

i n fruc tuosos y e rróneos. En e fe c t o , el d e sarro l l o d e l a ciencia tiene e l c arác ter d e u na gra n progresión que acu m u l a todos l o s resu l ta d o s re a l e s d e l a s é p ocas pasada s ; e s t e d e sarrol l o difiere pues de l a evolución d e l art e , c u y os a n tiguos p ro d uctos n o so n n i perp e t u ad os n i a n u lados p o r l a s . nueva s

obras, pero c o n t i núan existie nd o co m o obj e tos a u t ó n o m os, suscep t ibles d e

d espertar e m ociones e s t é t icas. S i n e mbargo , e l carác ter acu m ul a tivo de l a ciencia no implica más q u e la so l a d e sc ripc ión de su estado ac tual es vál ida y que su h ist oria no puede ser m ás q u e u n relato d e l as v ías abando nada s . Es falsa l a tesi s d e que lo que es verd ad e n la ciencia no e s h istórico y l o q u e e n ella e s histórico, no es ve rdad . La h istoria de l as c i e ncias c o m p re nd e l a t o t a l idad de l os esfuerzos cie n t í fico s d e sp legad os en el curso de l os siglos, es l a h is t oria t a n t o d e las ve rdad es e stablecidas e n el m u ndo como de los e rrores y los d esv íos i n here n te s a la investigación d e l a ve rdad . Sólo la concepción dialéctica de la unidad y de la con tradición e n tre lo verdadero y lo falso permite realizar estudios válidos en el campo de la h is toria de las ciencias.

Tales e s t u d io s d e m uestran m u c h as i m p ortantes prop i e d a d e s d e l de sarrollo de la ciencia . Evid e n t e m e n te que l a c ien cia no se h a desarro l lado a u n ri t m o u n i form eme nte acelerado y const a n t e , pero que su d e sarro l l o está marcad o por " revo l uci ones" periódicas. Estas consiste n en nu evas adq uisiciones gracias a l a s c u al e s la marcha seguida hasta en ton ces sufr i ó t ran sform acio nes fu ndamen ta l e s a causa d e l d e scubrim i e n t o de n uevos proble mas y d e nuevas posi b i l i d ades. Estas adq u is i c iones puede n ser d e naturaleza va riada : se tra t a , bien d e desc ubri mient os d e nuevo s materia l e s o d e nu evos h echos, bien de la aplicación de u u evos mé t,o d o s o de la fo rmulac i ó n de nu evas h i p ótesis. Estos " parad igmas" (T. S. Kunn) forman e l e n tablad o fu ndam e n tal d e la i n ve s t igación cie n t ífica y cad a cambio que e n é l se opera se su ma para encajar l a s " revoluc i o n es" periódicas en la � ie n c i a . El desarrollo de la ciencia es al m ismo tiempo u n pro ceso de transformacio n es multidisciplinarias; porq u e , s i

bi e n e l

p rogreso del conoc i m i e n t o c ien t í fico se i ncluye siem pre en u n de term inado

campo , i n fl u y e , sin emba rgo , en gen eral, sobre l as o t ras discipl i nas ,

fo r z : rndo las a

incl i narse sobre nuevos p roble mas. E l l o se trad uce e n el papel particu lar que j u egan las d i feren tes c i e n c ias en l a s d i fe re n te s é p ocas : en e l Re naci m ie n to , este papel par ticu lar incu mbía a l a astronomía , e n el siglo XV I I a las mate m á t icas y a la mecá nica , e n e l s iglo XI X a la h is t o ria, fi nal mente en e l sigl o XX a la física y a la q u í m ica ; en cuanto a l fu t u ro 21

JOSE

LUIS VALVERDE

inm ediato se anuncia como que debe ser la era de la biología. Esto se traduce de igual manera en las teorías y nociones científicas, elaboradas sobre el terreno de una disciplina y transmitidas a otras. Este fue el caso de nociones tales como la naturaleza, el desarrollo, la entidad, la estructura, etc. En otros casos, las teorías p asaban d e una disciplina a otra, para volver más tarde a la inicial, por ejempl o , la teoría del evolucionism o, formulada por las ciencia� naturales e históricas en el siglo XVIII, fue desarrollada por la economía (Malthus) y aceptada p or la b iología ( Darwin) y la sociología ( Spencer) . Esta naturaleza integral del desarrollo de la ciencia no es sólo inherente a las etapas iniciales, porque las fronteras entre las disciplinas no se hab ían precisado aún ; ella caracteriza igualmente la época actual en la que la especialización es muy pronunciada. Es precisamente de la "unión" de las diferentes especializaciones de la que surgen los problemas más importantes y la interpretación de las disciplinas descubre las investigaciones más apasionantes. Desde el m omento que el desarrollo de la ciencia es un progreso integral y correlativo, las investigaciones h istóricas pueden dirigirse no sólo a la historia de las diferentes disciplinas, sino también a la h istoria de la ciencia como un todo.

Por esto importa en la periodización de la h istoria de las ciencias recurrir a los criterios de división, basados en la característica de las tendencias generales del conocimiento científico, de sus d iversos principios y métodos, de sus d iferentes estructuras. Bajo este punto de vista se considera la primera etapa de la evolució n de la ciencia hasta la época del R enacimiento, los investigadores elaboran una nueva concepción de las tareas de la ciencia y de sus métodos, se trata para ellos de estudiar los fenómenos y los síntomas, de i nvestigar las correlaciones y establecer las leyes; se embarcan en el objetivo de los análisis matemáticos, crean modelos de acuerdo con las leyes de la mecánica, niegan el valor de los datos sensoriales inmediatos. La investigación científica no tiene por objeto una cualidad c onocida sensorialmente, sino una cantidad que se pueda medir. La ciencia cesa -tal como lo exigía la trad ición griega - de estudiar la esencia ; estudia los fen óm enos y los resultados. Los instrumentos de investigación se p erfoccionan , sobre todo el telescopio y el microscopio que permiten penetrar en el mund o "más grande" y en el "más pequeño" . Pascal analizaba con particular atención estos dos nuevos aspectos del mundo accesibles al conocim iento del hombre gracias a los métodos an tiguos y a los instrumentos nuevos. La noción tradicional del mundo cerrado, perfecto en su arm onía y en su jerarquía , desaparece en favor de )a concepción moderna del universo infinito , regido por leyes que proceden de la mecánica. Estos cambios, operados en el siglo X VII, significaban el nacimien to de una ciencia moderna, una poderosa revolución espiritual que por su s efectos inauguró la transformación más importante en la historia de la humanida d , porque abría la época de , 22

ANALISIS DE LAS IMPLIACCIONES FUNDAMENTALES DE LA HISTORIA DE LA CIENCIA

l a d o m inación d e las fuerzas d e l a n aturaleza p or el h o mbre , fun d ó las b ases d e l a civilización i n d u strial y técnica , d e l a civ il ización m un dial . Se c on testa aún l a hipótesis e n términos según l o s c u ales el siglo XX c o nstituirá u n a etapa d istinta e n l a historia d e la evolu ció n de l a ciencia. Este siglo a siste a una enorme e xpansi ó n de l a c iencia, que c onstituye l a c o n t in ua ción de la revolución científica del siglo XVII I . S in e mb argo , en e sta épo ca a parecen ciertos el e m en to s nuevos; otros ll egan a t o m ar . sµ forma d e fi nitiva , por ej emplo el método d e l a c o n cepción histórica d e los fen ó m e no s q u e atañen tanto a la naturaleza como a l a c u ltura y a bo ca n finalm en t e e n l as . gra n d e s t eorías sin téticas (el evolucionismo ) , e n l a i mportan te c o ntroversia a p ropósito d e la

p a rt icularidad

estru ctural

de

las

ci e n ci a s

n atura l e s

y

hum a nas.

Al

mismo

t ie m p o , las i nvestigaci o n e s e n el camp o d e l a física y d e l a qu ímica sobrepasan l as fron t e ra s tradicio nales d e l a observació n y d e l a exp eri e n cia y p e n etran e n el m undo suprasensible c o nstru ído esp irit u a l m en te sobre l a b ase de h ip ótesis y d e m edidas. Los n uevo s " m od el o s" del p e n sa m ie n t o c i e n t ífico acab an p or t o m ar cuerp o , anunci ando l a e ra d e l a ciencia contemporánea . A lgun os estiman que es precisamente en nuestro siglo cuando se opera un nuevo giro fundamental en la h istoria de las ciencias. E st e giro c onsistirá e n el declinar d e la época de

l a o bservación d e l o s fen ó menos creados p or l a naturaleza y el adven im iento d e una época en la que e l h o mbre cre ará cient ífica m en t e n uevos fen ó menos m ateriales con m iras a una investigación cient ífica m á s profu nd a. Conocer el mundo creándolo, tal p arece ser el principio m od ern-o q u e se realiza n o sólo e n el c a m p o del conocimie n to d e l a n aturaleza inerte y animada, sino t a m b ién en l as ciencias sociales, e c o nó m icas y pedagógicas . Otra p ropiedad de l a ciencia c o n t e m p oránea c o n sistirá en el a b a n d o no de las n o ciones y de l a s ideas c o n formes, e n el " b u e n sentid o " , a l d o minio d el m un d o y d e s u e stru ctura. Einstein h a i niciado este n uevo e stilo de p e n samiento creando l a t eoría de la relatividad , m ientras q u e l a q u ímica y la física d e sintegran el áto m o , c o n sid erad o en el siglo XIX como l a p artícula d e m ateria m á s p eq u e ñ a e i n d ivisib l e . Esta revoluc i ó n e sp iritual s e ha operado igualm e n te en la p sicología , ciencia c o n sagra d a d e sd e su origen a la consciencia del h o m bre , que p asa a llegar a ser la ciencia de la sub co n scienc ia. A d e m á s , las tentativas con miras a la m at e m atización de las ciencias sociales h a conducido a la elaboración de co !1 stru ccion � s i n telectuales muy alej adas de l a o b se rvación d e l a realidad y d e su a nálisis p or los métodos trad icion ales.

La Historia de las Ciencias como Historia de la Cul tura científica de los hom bres

D e este b reve a nálisis resulta q u e l a ciencia a ctual pone en evid encia el p ap el q u e a su m e e n el conocimiento d e l m u n d o d e l a t e me ridad d el p e n sa m iento h u m a n o . Pero l a necesidad d e alcanzar este c oraj e e sp iritual form a u n nuevo ser.

23

JOSE LUIS VALVERDE

Así concibiendo l a historia d e l as ciencias como la historia d e l o s problemas cientí ficos objetivos, de l as i nstituciones científicas y de los resu ltad os reale s, de la investigación c ientífica b aj o d iversas formas materiales, adquirimos argum e n tos q u e n os au t orizan a mo strar que los hombres q u e a la vez crean e sta ciencia y evo lucionan gracias a ella, dependen d e ella y evolucionan p s íq uica m e n t e para p o nerse a la alt ura d e sus e xige n cias . La historia d e l as cien cias llega a estar d e e sta m anera indisolu b lemente ligada a l a hist oria de la expansión d e l a ciencia, y esto ocurre t an to p or l o s e fe c to s m ateriales de la ciencia, gracias a l o s c u ales el m ed io natural d e los h o m bres se tran sform a, c o m o por sus conse cuencias esp irituales, gracias a l as cual e s el c o mp ortam ient o m oral y e spiritual de l o s hombres se e nriquece d e c o n te nidos n u evos, p lenam en t e h u m anistas . Subrayando este aspecto d e l a historia d e las ciencias, p o n e m os d e relieve u n proceso histórico p articularmente i mportan te y d igno d e reseñar : la evolución d e los hom bres gracias a la civilización de la que son creadores. La ciencia e s, al igual q u e el arte y la técnica, u n a gran creación d e l hom bre q u e resiste al juicio d e las i nstancias o bj etivas d e la realidad . Pero el hom bre q u e h a cread o la ciencia llega a ser un h o m bre diferen t e d el q u e vivió e n tre quim eras y angustias . M ostrar este gran p roceso de "la e d u cación de l o s h o m bres p or la ciencia", b ajo sus diferen t e s aspectos sociales e individuales, en sus diferentes sist e m as, c o nd iciones geográficas y n acion al es, ésta es la b ella misión e du cativa de la h istoria de l as ciencias c o ncebida e n términos modernos. Pero c oger en su funcionam iento el proceso de la educació n de los h o m bres p or la ciencia, es u n irse a su m archa h acia ad elan t e . En e fecto, p ara los hombre s llam ad o s a vivir y a obrar e n u na civilizació n fun d ada en la ciencia, conocer la historia d e é sta, es acceder a la consciencia del mundo e x t erior. Y e s ah í donde resi d e el sen tido m á s profu n d o d e la historia de las ciencias c o m o factor e d ucativo del hombre m oderno.

Algunas corrientes actuales sobre lo que deben ser los cursos de Historia d e la Ciencia

Lo que a continuación vamo s a ind icar es una panorám ica d e la idea que se tiene, e n el momento actual, de l o q u e debe ser un curso de historia d e la cie n c i a , hay q u e hacer reparar q u e los criterios que aqu í se recogen son válidos únicam ente en aqu ellos p a íses en q u e la h istoria d e la cie ncia como tal, o c o m o hist oria de las c i encias, ha adq u irido y a un gran d esarrrollo y está reconocido p l en am e n te su valor e in troducidas sistemá ticam ente tanto en l o s estudio s secundarios como e n l a Universidad . Aunque tales orientaciones, por n uestra situación act u al y el " ambiente" p o co p ro p icio aun d e c o mprensión d e n u estra d isciplina e n la Universidad, hace q u e no pued an ser e stas d esideratas válidas en su

24

ANALISIS DE LAS IMPLICACIONES F UNDAMENTALES DE LA HISTORIA DE LA CIENCIA

t o talidad , s í e s n e cesa rio q u e e n u n estudio d e c o nj u n t o d e Í papel d e nuestra d isciplina se d e d iq u e u na a te nció n , aunque sea b reve , a l o s e n foques actuales de esta activi d ad . Los e c o n o m istas p revee n que d e aq u í a treinta a ñ o s , m á s o m enos, el

85

por cien t o d e l a

p o blación a c t iva estará e mpleada e n a ctividades q u e están m á s d e acuerdo c o n el llamad o " esp íritu cient ífico " . Co n u n a m en talidad n u eva el h o m bre futuro estud iará tanto l a naturaleza c o m o l a s socied ades. Ello e s p orqu e e l porvenir e s t á en l a e nseñ anza a l m ismo t iempo_ técnica y h u m anístic a . En u n a sociedad en la q u e se ha hecho poco p ara reparar a las generaciones p o steriore s , nos hace falta m od i ficar u n a d ob l e form ación existente : téc nica y literaria, c argan d o el acento sobre l a cultura general . Parec e q u e l a historia d e las c iencias puede librarse d e esta m ancha, a cond ición de que llegue a ser u n a especie de historia del d e sarrollo intelectual de l a hu m anidad . Así concebida, t e ndría c o m o o bj e to hacer c o m prender l o s orígenes, l a crista lización y las transformaciones del pensa miento h u mano d irigido hacia el d e sc u brimiento de los hechos y d e las l ey es que conciernen a la natura l eza y l a sociedad . Querría p resentar a q u í dos esquemas de un curso de historia de la ciencia. E l prim ero correspo nde al "program a m ax i m u m " y el segundo al ' ' p rogra m a m inimum " . L a historia d e l a ciencia c oncebida c o m o u n a d e las d isc iplinas d e l a ciencia general d e l a cultura, n o puede ser formada según sus d iversos c a m p o s , tales c o m o l a historia d e las m a t emáticas, d e l a astro n o m ía d e l a p sicología , e t c . , d e sd e el m om ento que debe dar la síntesis del d e sarrollo intelectual d e l a hum an id ad . Por el cont rari o , e s indispensable farmarlo según l o s prob lemas c o m p l ej o s , c o m o por ej e m plo el proble m a del conocimiento d e l a naturaleza y del d o m inio sobre ell a , d e la aplicación d e los d iferentes mé todos cient í ficos

que

corresponde

a

la d iferenciación d e los tipos d e razo n a m ie n t os , el

crecimiento del interés por l a realidad que nos rod e a y por los intentos hechos para camb iarl a , e t c . La idea de este géne ro , e l aborad a p or la comisió n esp ecial de la Un esco ha sido p resentada en los Oi.hiers d 'Histoire Mondiales ( París,

1 95 3 ) .

No se t rata pues, en

este caso, de una simple recopilación de los d iferen tes estudios especializad os. Hoy , fascinad,o s por l a e sp ecialización tra t a m os la h istoria d e las ciencias (el p lural es significativo) como l a historia d e l a s d isciplinas particu l ares . N o o lvid e m os, sin e m bargo , que e n o tras o ca siones, los hombre s se sin tieron fascinados por el u n iversalismo del Renaci miento tanto c o m o los d el "gran siglo" t e n ían ante los oj o s la visión de una ciencia unitaria q u e e nglobaba todos los conocim ientos h u ma nos, una gra n m ayoría d e sabios tratan sus obras c o m o u n a especie d e sis t e m a q u e no abarca más que el a specto p articula r de l a ciencia u n iversal ( "u n iversa cognitio h u m ana" ) . Cada época t ie n e s u propia visión d e l universalismo y s u género d e esp ecializació n . E n un semanario li terario se pueden l eer ahora las p alabras sigu ientes : " Hablar de los progresos �5

·

JOSE

LUIS

VALVERDE

de una disciplina sería pueril desde el momento en que es el conjunto m ismo de las disciplinas el que estalla. En la era cósmica, no hay más que una ciencia, cuyo desarrollo va a continuarse a un ritmo vertiginoso" . Las dos tendencias, "universalista" y "esp ecialista" , pued e , p or otra p arte , llegar a ser el objeto de las investigaciones históricas, las cuales podrían mostrar los orígenes de una cierta " deformación profesional" de cada época. En todo caso , constatemos que muchos historiadores de las ciencias y muchos filósofos contemporáneos muestran los inconvenientes de una actitud "esp ecialista" . Basta recordar aquí la concepción de " Humanities of Science" de Derek de Solla Price (ej . el capítu lo sexto de su libro " Science since Babylon" , New Haven 1 96 1 ) y la idea de la integración de todo el conocimiento humano presentada por Karl Jaspers en su libro "The Idea of the University" (Boston

1 95 9) . Así pues, formulando e l postulado d el "programa max imum " , e s preciso su brayar una vez más que se trata en este caso de una concepción más o menos sintética que conCierne al desarrollo de las ciencias al mismo tiempo como la base y como la consecuencia de la formación del esp íritu humano o, si se me p ermite decirlo, como el resultado de una "postura" de la actitud intelectual hacia el mundo. Este pro ceso se realiza en relación con la observación cada vez más p erfecta y universal de los hechos, lo que p ermite elab orar construcciones teóricas cada vez más adecuadas. He aquí el "programa maximum" , que exigiría cambios considerables en la concepción tradicional. Presentemos ahora el "programa minim um" , que consiste en u na simple modificación de los cursos ya existentes en el conj unto de universidades. Los cursos y los m anuales trad icionales de la historia de las ciencias se limitan habitualmente a presentar la historia de las ciencias exactas. Sin embargo se encuentra , cada vez más a menudo, una concepción de esta historia que engloba también las ciencias sociales. El hecho está justificado por dos razones al menos: l . La omisión de una parte de la actividad intelectual de la humanidad no puede ser justificada desde el punto de vista metodológico , p orque las conclusiones generales no pueden fundarse sobre materiales incompletos.

2. Hay lenguas en las que el término " ciencia" engloba los dos campos del conocimiento humano (como p or ejemplo el vocablo alemán "Wissenchaft" y el término polaco "nauka "). Ordinariamente , la inclusión de las ciencias sociales (o si se quiere, hum anas) en el curso de la historia de las ciencias, se hace como un "anej o " , es decir, que constituyen simplemente un suplemento de la historia de las ciencias e�xactas. Segú n este método el 26

ANALISIS DE LAS IMPLICACIONES FUNDAMEN:TALES DE LA HISTORIA DE LA CIENCIA

autor describ e al principio la historia de las matemáticas , . de la astronomía, de la geografí a, e t c . , y luego aborda el curso de la historia del pensamiento económico, social, político, e t c . La e xp eriencia adquirida p o r alg u nos d e l o s profesores parece indicar que sería j usto y oportuno camb iar este orden de p resen tación d e las d isciplinas particulares y comenzar precisamente por h istoria de las ciencias "sociales" o "humanas" . El orden propuesto facilita, _desde el p rincip io ,/ l a compre n sión del régimen económico, social y pol ítico de la é poca que se estudia. Así, p arece más j ustificad o presentar al principio la é tica y la política de Aristóteles y pasar luego a su física, su bio logía , e t c . , que proceder en su sentido con trari o . De igual form a, el análisis del "Con trato social de J .J . Rousseau es mej or punto de partida para las consideraciones sobre la ciencia en el Siglo de las Luces que lo sería un cierto n ú mero de tra tados de m atemá ticas, de d inám ica , e t c . , publicados más o m e nos al m ismo tiempo. Así p ues, los ele m e ntos d e u na " característ ica ge neral de la ép oca" o de la " i ntrod ucció n" , q ue so n un acceso rio nece sario en casi cada cap ítulo, pueden ir u nidos a la historia del p e n sa m iento so cial. Se puede_ ahora e xponer la p regu n ta : ¿ d ónde se ��u e ntrª- el lugar d e la sociología en este sis tema de conocim ientos? . Se sa be b ien q u e no ha y nada más opuesto a la a c t i tud sociológica mod e rn a q u e la filosofía , tan apreciada por los h u m anistas de otros tie m pos , como el estud io del derecho p ositivo p or los jurisconsultos o la historia escrita por los hi storiógrafos an tiguos. Sin e m bargo, cuando se rele e n atenta m ente las obras de m uchos sabios antiguos -y sobre todo las de los historiad ore s eminentes- se ve que su actitud cient ífica

con sistía,

a menud o ,

en

el

análisi�

de

las instituciones hu m anas como

dependientes de la na turaleza y de su s con dicionam ie n tos resp ecto a la sociedad . Si se trata la sociología c o m o la " ciencia del h om bre en sociedad " ( segú n expresión de Georges Davy ) , se ve que el desarroll o que hoy nos lleva hacia los problemas sociales n o procede solame nte de Augusto Co m te que ha baut izad o esta disciplina, sino tambié n d e s u s lej anos precursores. E s m ás, a través del conocimie n to de l a realidad social, num erosos sab ios de antañ o querían modificar su medio a m b ie n t e , éste que es t ípico para la actitud cie n t í fica moderna. S o bre tod o , estudiando los hist oriadores más o m e nos an tiguos, se veri fica casi pupto por p u n to en l a fam osa m á x im a d e F u stel C o u l anges : la so cio logía 1 1 0 es más que la h is toria b ien comprendida.

Se puede argüir q ue la so l ución propu es ta en este "p rogra m a m í nim u m " no s e a re aliza b le e n ciertos casos, p or l a falta d e materiales concernie n tes a las ciencias sociales d e los tiempos más remotos. Pero in cluso en este caso, la o bra de H. Becker y H. Barnes: " Social Though t from Lore to Science" ( 3 ª ed . d e 1 96 1 ), puede se rv ir c o m o ej e m plo de una reconstrucción sed u c tora y convincen te a la vez . En todo caso , co m o pri ncipio ge neral, la proposición tiene , al menos, u na cua lidad : liga estrec hamente la historia de las cie ncias a la historia del desarro l l o económico, social o i n telectual de la h u m an idad

12 .

27

JOSE LUIS VALVERDE

La cuestión p o see aún o tro a sp ecto más general . Desde hace mucho tiempo se observa que e l tip o de h istoriador "puro " , es decir, del que cultiv a un solo c a m p o , se hace cada vez más raro . Otra c o ncepción de la h istori a se abre camino: la historia como disciplina basada e n l a historia de l a cult ura, de l a civilización t e cnológica del pensamiento socia l , etc. El hecho e s , p or o tra p arte , b i e n c o nocido; basta l eer l a s notas d e Herb ert Butterfield en las actas del XI Congreso In ternacio nal de las Ciencias Históricas, celebrado e n

Estocolmo, e n

1 960.

Los cursos y los manuales de la historia de l a s ciencias tienen actualmente la suerte de h.aberse convertido en "b est sellers", a la vist a del crecimiento del i n terés p or l a ciencia como uno de l o s factores esenciales de l a vida contemporáne a . Nuestra disciplina puede sacar provecho de e st a situación , p ero ello depende , a fin de cuentas, de l o s historiadores de las ciencias. Y no hay que o lvidar que los p rimeros en ll egar serán los m ej or situados. Cada historiador de l a s ciencias sabe b i e n que l as ciencias han t e n ido su m ayor progreso baj o el acicate de la nece sidad. Tal n e cesidad es ahora eviden t e vistas las a spiraciones contemporáneas de

socializar y

facilitar l a vida del hombre , e s decir, de u nir la

exploración racional de l a n aturaleza c o n l a organización racional de l a sociedad. La historia de las c iencias, o, m ej or, l a historia de l a Ciencia, formando l a b ase del arte m oderno de p e n sar, p uede contribu ir a l a formación del científico futuro . Desde su llegada a la Universidad deb e ser iniciado e n l o s métodos que permitan c o nstituir las formas racion al e s de l a i nvestigación c ie n t ífica . Y, e n el m o m e n to actua l , ¿qué necesidad hay más acu ciante? .

El método histórico en las enseñanzas de las ciencias

El gran físico Paul Langevin ( 1 872-1 946) , tantas vec e s m en cionado , ha consagrado durante toda su existencia u n a p arte de su a c tividad a l o s p roblemas p edagógicos. No se interesaba sólo a n ivel de l a e nseñanza sup erior, que e staba a su cargo en el Colegio de Francia y en la E scuela de F ísica y Qu ím ica de la

ciudad de París , sino a las de las

enseñanzas primaria y secundaria. Los o bj etivos de cultura general y de adquisición de las técnicas profesionales le p arec ieron i ndisolublemente l igados, y t e n ía l a i nquietud de u n a formación human ística homogén e a , capaz d e llevar a l o s alum nos al nivel d e hom bres plenamente conscie n tes. " La cultura e s l o que p ermite formar al ser humano desde n iño , p repararlo y adap tarl o todo l o p o sible a l a vida , a l c o ntacto c o n l a n a turaleza y con l o s h o m bres , a l a acción sobre las cosas de acuerdo con l o s hombres ( . .. ) E l verdadero sentido de la cultura y de las humanidades es dar a c ada u no conciencia l o más clara p o sible del esfuerzo h u m ano ( . . . ) El hombre cultivado deb e ser capaz de situar su tiemp c: y de situarse él m ismo e n la

p e rspectiva 28

de

este

esfu erzo .

La

enseñanza

tendrá

pues

por

máxima

remi tir

AN ALISIS DE LAS IMPLICACIONES FUNDAMENTALES DE LA HISTORIA DE LA CIENCIA

sistemáticamente los conocimientos a sus orígenes humanos, desp oj arlos de carácter abstracto o esp ecializarlo para hacerlo s ap arecer como fe nóm enos humanos que resp o n d e n a e xige ncias humanas. A este obj e t o , d e sd e q u e l a a mpliación del contacto del niño c o n el mundo lo permita, se d ará lugar p rivil egiado a una e nseñ anza histórica d e la civilización que servirá d e telón d e fo ndo y d e referencia constante a las d iversas e nseñanzas e n tre las cuales establecerá un l azo de u n ión p ro fu n d o . En la enseñ anza cie n t í fica e n p articular, la historia de las ideas d e b e , segú n y o , j ugar un papel esencial comp arable al del co ntacto c o n la realid ad " . Esta concep ción cie n t í fica d e l a cultura, amplia y generosa , s e halla e n e l i n t erior d e toda la obra ped agógica d e Paul Langevin . E s coheren t e con l a fu nción d e la ciencia tal y como él la e n tiende : " La labor d e la ciencia, i n iciada desde hace milenios, es p erseguir u n a adaptación cada vez más precisa d e nuestro e sp íritu d e realid ad , c o n struir u na represe ntación cada vez más adecuada del mundo que nos rode a y al cual p ertenece mos, para comprenderlo , e n primer lugar, p asar l u ego d e la com prensión , a la previsión y seguidamente a la acción " . Langevin pues, i n troduce e n primer lugar, e n tre las t a reas d e l a cie ncia , esta adaptación de nuestro e sp íritu a l a cual es i m p osible l legar por o tra vía q u e l a histórica, que l e d a todo su valor humanista. A causa de esta idea, a l a vez elevada y realist a , que él tiene d e l a form ación del esp íri t u , s e debe e n gran parte que l e fuera confiada, la presidencia de la Com isión q u e debía preparar u n a R e forma d e la e nseñ anza y e fec tiva m e n te esta p reocupación ha p residido y guiado sus t rabaj o s. Ta m b ié n declaraba y a , e n la p rim era reunión de Co m isión m inisterial : " La

enseñanza

de

las

cien cias ind ispen sables

en

la

m ay oría

de

profesionales d eberá, por referencia co n s t a n t e a la h i s t oria de l a s iueas

las

form aciones

y a l as grandes

figuras d e esta histori a , p erder su c arácter pura m e n te u tilitari o , t omar u n aspecto vivo e integrarse a s í a la cultura general " . S e ve, segú n, estas citas, hast a q u é p u n t o y por q u é razo nes la persp e c t iva h is t órica pare c ía fu ndamen tal a Langevi n e n la e nseñ anza c i e n t í fica . Los que tengan curiosidad por conocer mej or sus ideas a este resp ecto leerían co n provecho los t e x tos re unidos por Labére nne e n la o bra pub licada por los Ed . Sociales b aj o el signi ficativo t ítulo : La Pensée 1 3 . All í encon trarán con cre t a m e n te la reproducción et l 'A ction de una conferencia. dada en 1 9 2 6 e n el m u se o p e dagógico sobre el valor ed ucativo d e la h istoria de las cie ncias, en la cual cita ej emplos sacad o s d e su propia e xp eriencia .

29

JOSE LUIS VALVERDE

Ls factores del desarrollo de la Historia de las Ciencias

No hay duda alguna que la historia d e las ciencias es una disciplina cuyo desarrollo en diversos p a íses conoció una creciente intensidad , m ientras que la colaboración internacional en · este camp o da siempre más frutos. Mien tras que en un pasado relativamente reciente, solamente algu nos aficionados o jubilados se ded icaban a la historia de las ciencias , hoy especialistas, cada vez en mayor número , se ocupan tanto de la historia general de las ciencias como d e la d e las d iversas ram as del saber. La bibliografía registra millares d e libro s nuevos, las revistas especialmente consagradas a la historia de las ciencias son cada vez más numerosas, se publican gruesas obras d e síntesis, los congresos in ternacionales d e historiad ores de la ciencia conocen una p articipación que crece ráp idamente. Es�e no es quizás el mej or índice d e expansión, p ero no se puede dudar que somos testigos y p articipamos d e una verdadera explosión de nuestra disciplina. ¿Por qué la historia de las ciencias se desarrolla en nuestra ép oca? . Este fenóm eno nos incita a plantear la p regunta : ¿Por q ué en nuestra é poca la historia de las ciencias conoce un desarrollo tal? impulsan? .

¿ cuáles son las fuentes d e este d esarrollo?

¿cuáles las fuerzas que lo

Es una cuestión inquietante y difícil . Podríamos referirnos al desarrollo general de la ciencia en nuestra época y deducir que es el resul tado directo del d esarrollo de la historia de las ciencias; se podría afirmar que en esta época de desarrollo todas las disciplinas , en la s q ue se ven aparecer nu evas institucio nes cient íficas m ientras que las antiguas se extienden, con un crecimiento del número de investigadores y de sus trabaj os, esta alta ola del crecimiento cient ífico no puede más que llevar igualmente la historia de las ciencias. Esta e xplicación parece, sin embargo, insu ficiente y su adopción significaría reconocer la tesis escép tica y sobre todo c ínica de que el desarroll o de la ciencia no e stá d eterminado por factores importantes, sino que es u na especie d e ilustración d e lá célebre ley de Parkinson según la cual las creaciones burocráticas d el hombre tienden irresistiblemente a una proliferación inútil. Si rechazamos esta explicación, la cuestión d e saber por qué la historia d e las ciencias se desarrolla en nuestra época, aparece su co mplej idad, tal vez desatendida . ¿ Hay un con tacto más profundo, ín timo y real en tre el desarrollo con temporáneo de la ciencia y el paralelo de la h is toria de las ciencias ?

¿ Exige el desarrollo moderno de la ciencia

profundizar más que en los periodos p recedentes, en la mem oria histórica y en la reflexión histórica?

¿ Existe relación en las p articularidades d e la ciencia m oderna que

inspiren y favorezcan el desarrollo d e la investigación histórica?

O bien , ¿es preciso

admitir que tales contactos, no existen y que el desarrollo �e la ciencia no exige en m od o alguno e l desarrollo de su h i storia? .

30

ANALISIS DE LAS IMPLICACIONES FUNDAMENTALES DE LA HISTORIA DE LA CIENCIA

Al e xponer estas cuestiones, p e n e tram o s e n un terreno p articular m ente difícil ; a m edida que ampliamos nuestro análisis, su s horizontes se a m plian t a m b ié n . Por aqu í llegam os a las c u e s t iones, p osib le m e n te m á s a rd u as d e l a filosofía . Comencem os , sin e m bargo por algu n as o bserv acio nes e m p íricas .

a) Posición del científico ante la Historia d e las Ciencias

Se reconoce, ge n eralme nte , que los investigad ore s no se i n tere san d e m asiado por l a h i st o ria d e l a s c i e ncias. Consideran que no es ú til para las investigacio nes actuales. S i algu nos c i e n t ífic o s mu estra n , a p esar de tod o , algu n a curiosidad p o r l a historia de las ciencias, es para ellos más un vio l ín d e l ngress que u n elemento real m e n te ú til p ara su trabaj o cotidian o . A veces se trata solam en te de adornar brillan tem e n te las especulacion es presen tadas a un auditorio vasto, o incluso de lucir, por coquetería, una erudició n aparen temen te inú til. La h is toria de las ciencias se sirve e n tonces de una retórica erudita, como también lo es la poesz'a de la que se puede to mar una b ella cita. Esta acti tud que to man hacia la his toria de las ciencias los cien t zficos absorbidos por un trabajo de creació n, no es ex traña más que en apariencia y es injusto que despierte a veces las criticas de los en tusiastas de la his toria de las ciencias 1 4 . Porque la analogía con l a

acti tud d e los t écnicos hacia la his t oria d e las téc nicas es clara . Ello parece t a n inútil a los t é c nicos c o m o la historia de las cie ncias a los cie n t í fic o s . A v e c e s se intenta e x plicar esta a n alogía por el hec h o d e que e n estos d os campos s e asiste no sólo a un d e sarrollo sino t a m b ién a un progre so . Este progreso -sobre todo en estos últimos

tie mpos-

prec e d e n tes.

es

tan

rápido

que

h ace

inú t iles

las

e tapas

y

las

realiza ciones

De hecho, los c i e n t ífico s y los t écnicos d e los siglos pasados no so n

equiparables a los cient íficos y técnicos d e hoy . En la d iscusión de los problemas que se plan tean a c tual mente e n los lab ora torios y las fáb rica s , el pasad o general m e n te no tiene nada que decir.

b � La posición del creador cient ífico y art íst ico

Pero no parece

j u s t i fi cada

la d egrad ación del pasado por el progre so . Existe , en efec to , un

campo en el que no se m an ifiesta en modo algu no lo que noso tros llam arn os progreso , y la historia nos i n teresa apenas a l o s c readores. Se tra t a del arte en el que la historia del arte apenas d espierta la curiosidad de los artistas, persuadidos de que tiene poca u t il idad para ellos, igual que ocurre con la hist oria de las c ie ncias y de las téc nicas para los c ie n t íficos y los técnicos. Pero e n el caso del arte es d ifícil hablar d e p rogre so t a l c o rn o se e n t iende e n el caso d e l a ci e ncia y d e l a técnica. ¿ Dó n d e s e h alla pues la causa d e l a ind iferencia e n esta m a teria? . 31

JOSE LUIS VALVERDE

¿ Se puede pensar que l a creación es una causa tan ab sorbente q u e no dej e lugar a la m e n t e a la n ecesidad d e conocer l o q u e h a n hecho l o s o tros? ¿Que l a creación es egocéntrica p o r propia naturaleza? . Probablemente h a y una parte d e la verdad e n tal a firmació n . Pero l o s art istas -igual q ue los cie n t íficos y los técnico s están corrie ntemente m u y interesa d o s p o r lo que hacen s u s contemporáneos, i ncluso s i e s t a c u riosidad t o m a forma d e oposición o d e lucha. El egocentrismo del creador haría p ue s más d ifícil el contacto co n el pasad o p er o no lo impediría con el presente. ¿ Po r q u é ? . Probableme n te p orqu e en esta realidad p resente en la que viven los artistas se c o n stata l a existencia de ciertas inclinaciones y gustos comunes, de una i nvestigación común d e medios y d e formas d e expresión , d e sentimientos y de reacciones esenciales comunes. El p asado n o p ertenece a tal c o m u nidad . El pasado e s otro, e xtraño. El mismo m otivo debe p ro bablemente ale ntar e n tre los científicos y l o s técnicos. Si el pasado resulta a menudo i ndiferen t e , n o es p o rque el p rogreso anule las realizaciones d e l o s siglos precedentes s i n o sencillamente p orqu e resu l ta tan e x traño , que l o s cient íficos y los técnicos - igual q u e l o s artistas- n o tienen u n lengu aj e común con este pasad o . Pero , ¿ n o existe tal l engu aj e común?

¿ I n t erp retamos corre c tamente e l d esprecio d e la

historia q u e manifiestan los hombre s d e l a ciencia, de la técnica o del arte vie ndo e n ello una prueba d e q u e e l p asad o no participa e n su obra creadora actual? Respondiendo a esta cuestión , es preciso p roceder a u n a d istinción que m e parece muy importa n te . Se trata de establecer diferencia entre el pasado de cuyo legado vivimos y el pasado q u e se conoce.

El investigador d ispone de una herencia b i e n d e terminada del p asad o , alm ace nada tanto e n su cerebro como e n los aparato s q u e u tiliza. Esta herencia constituye su p u n to d e partida. Sin e s t o s fundamentos, su trabaj o creador sería i mp o sib le. Pero , a deci r verdad , cuando este trabaj o toma el carácter d e una creación , d e u na inve n ción , pone e n duda sus propias raíces . La creación, la invención cien tífica consiste en u tilizar la h erencia del pasado y,

sim ultán eamente,

sobrepasarla,

vencerla.

Las

nuevas teorías, los nuevos

métodos, los nuevos aparatos, no podrían ser creados sin servirse de l as antiguas teorías, d e los an tiguos métodos, de los an tiguos aparatos. El pasa d o , gracias al cual el investigado r viv e , es todo lo q u e utiliza cada d ía e n su trabaj o y también todo lo que combat e , corrige o rechaza . Desd e este punto d e vista , se puede d ecir que el diálogo del cie n tífico con el pasado es un d iálogo consigo mis m o , diálogo que con tinúa todo el tiempo que su trabaj o es inve n to . Pero esta es una pregu nta particularmente i mportan te para n oso tro s , historiad ores d e l a ciencia, ¿ este pasado por e l cual vive e l cien tzfico es idéntico al pasado objeto d e n uestra� inv estigaciones ? ¿ O bien el

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ANALISIS DE LAS IMPLICACIONES FUNDAMENTALES DE LA HISTORIA DE LA CIENCIA

p asado que nosotros estudiamo s como historiadores es j ustamente aquel que escapa ya al d o minio de la vida científica del i nvestigador? . Dicho de o tra manera , ¿ la historia de la ciencia se ocup a d e lo que constituye la existencia cotidiana del científico o m ás b ie n de lo que encuentra fuera de sus experiencias y de sus horizontes actuales? Parece_ indudable que la historia de las ciencias , ocupándose d e campos tan vastos, en el espacio y el tiempo, ha creado una imagen tan rica del p asado de la ciencia que se puede aspirar a co nocerlo pero no vivir para él. Cua nto más se desarrollan los e stud ios, esta imagen es más rica, y por la misma razon toda esta riqueza éscapa cada vez más a la realidad que constituye la vida del científico e n su trabaj o . Se p odría expresar esta verdad por una constatación p ropiamente p aradój ic a , a saber, que entre el d esarrollo d e la ciencia mod erna y el desarrollo contemporáneo de la historia de las _ciencias, no hay contacto p ositivo d irecto e incluso que las tendencias y las orientaciones en estos dos campos p arecen contradictorias. Cuanto más intenso es el d esarrollo d e la ciencia contemporánea, menos se interesan los cient íficos p or el pasado ya muert o ; cuanto más intenso es el d esarrollo de la historia de las ciencias, menos necesaria p arece a los investigadores cuya vida científica ape nas si tiene relación con el p asad o si se lo compara con los horizontes que abre la historia de las ciencias . Esta conclusión p aradój ica incita a proseguir nuestras reflexiones. ¿Es necesario este desacuerdo entre el desarrollo de la ciencia y el d e la historia d e las ciencias? ¿Puede ser razonablemente comprendido? . Hemos co nstatado , es verdad , que en este contacto no es excepcional , que el mismo caso se da en los campos de la técnica y del art e . Y hemos acep tado como explicación el hecho d e que la actitud inventiva conduce a la gen te hacia aquellos en los que pueden encontrar un leguaj e común, es decir, hacia la contem poraneidad . Sin embargo , ¿no p ueden los cient íficos encontrar un lengu aj e común con el p asado o , mejor dicho, c o n un p asad o mej or comprendid o q u e aquel p o r e l cual viven? . El pr_oblema qu� ás aparezca un d ía nuevo cuando acudamos, en nuestra:': consideraciones, a la filosofía . De las observaciones hechas en los campos d e la ciencia, d e la técnica y del arte , resulta que el pasado que se conoce n o constituye un factor importante d e la obra d e invención Y d e creación actual ; sólo importa el pasado por el que se vive , y este p asad o no se pone en duda por el conocimiento asistem ático y esp ecial del p asad o ; en efecto, p ertenece directamente al mundo subj etivo y obj etivo d e los cien tíficos. Sin

embargo l a exp eriencia de la filoso fía es o tra . Es m uy difícil establecer una 33

-

JOSE

LUIS VALVERDE

delimitación en tre la h istoria de la filoso[ía y la filosofía m isma. En todo trabaj o d e

creación filosófica la historia de l a filosofía está presente d e u n a m anera m á s extensa, más profunda que en la creación científica o art ística . La filosofía es una incesante l ectura , siempre renovada, de su propia historia ; la historia d e la filosofía -aunque no se trate más que de una simple crónica- llega a ser, a d ecir verdad , filosofía misma. El diálogo del filósofo con el pasado es muy amplio, y el conocimiento d e la historia d e la filosofía se convierte en u n factor estimulante p ara l a filosofía. Los l ímites, que p arecían tan claro s, entre el pasado p or el que se vive y el pasado que se �onoce, pierden su claridad en el ámbito d e la filosofía. El p asado que se conoce se confunde con el p asado p or el que se vive.

c)

La

Historia de las Ciencias y la Filosofía

Estos análisis abocan a una pregunta importante : ¿ la relación que existe hoy entre la historia de la ciencia y la ciencia contemporánea debe quedar siempre así o podría transformarse de alguna manera? . ¿No tenemos d erecho a pensar que en el campo de la ciencia esta relación no es la única posib le y necesaria y que en el futuro po dría aC.:optar una forma similar a la relación que existe entre la filosofía y la historia de la filosofía? Porque, en definitiva, desd e el momento en que la filosofía engloba su propia historia, ¿por qué la ciencia no p odría hacer igual? . La ciencia y la fil osofía , ¿no son actividades del hombre p ara intentar conocer y comprender la realidad en la que viven y crean? . Estas cuestiones nos abren nuevos horizontes. No querría acometer aquí la vasta empresa de analizar las relaciones entre l a ciencia y la filosofía , creo sin embargo que m erece la pena, en la medida d e l o que nos interesa subrayar las semej a nzas y las diferencias entre la ciencia y la filosofía , que se p odrían · resumir adelantando que la ciencia investiga la verdad mientras que la filoso[ía busca la sabiduría.

Precisamente p orque l a filosofía investiga la sabiduría , guarda sus d istancias respecto a todas las conquistas actuales del saber. Para consid erarlas den tro d e la gran perspectiva histórica del combate del hombre contra el misterio y el cao s en el mundo y dentro de sí mismo . La sabiduría -por su propia naturaleza- es humana e histórica. Porque en el universo , el hombre se ha abandonado a sí mismo y a su propia historia . Hubo un tiempo en que se creyó que el progreso d e la ciencia consistía en liberarse d e la filosofía . Esta concepción fue en cierto m od o justa en el pasad o . Pero la ciencia contemporánea, revelando p or sus descubrimientos revolucionarios un rostro totalmente nuevo de la verdad , entrevé al mismo tiempo -y más que nunca anteriorm ente­ horizontes vastos y siempre misteriosos. 34

ANALISIS DE LAS IMPLICACIONES FUNDAMENTALES DE LA HISTORIA DE LA CIENCIA

Quizás e s t e m os e n e l u mb ra l d e una época q u e verá nacer u na n u eva a lianza e ntre la ciencia y la fil o so fía - m u chos hechos l o testimonian - , de una época en la cual l as ventaj a s

materiales

y

sociales

resu l tantes

de

los

descubrimientos

científicos

serán

comple tadas por e l reco nocimiento de su valor educa t ivo para el hombre una época pues, e n l a q u e l a inte nsa investigación d e l a verda d y l a investigación d e l a sabiduría no serán contra d ic t orias sino ( e n todo c aso) converge ntes 15 . Cuand9 . la ciencia sea u n fac tor del d ominio ej ercid o p o r l o s hombres sobre sus condiciones d e e xistencia m a teriales y sociales, será también u n componente esencial d e su vid a : y , cuando acercánd ose a l a filosofía, se una l a investigación d e l a verdad a l a necesidad d e sabid uría, e n tonces l a historia d e l a ciencia, c o m o l a h istoria d e l a fil osofía , estará más pró x im a a l o s ho m b re s e nlazad o s c o n la ciencia . ¿ Se trata d e u n a visió n utópica?

¿Te n e m os derecho a v e r a s í e l fu turo de l a ciencia y e l

futuro d e l a historia d e l a s ciencias , nosotros hombres d e hoy , hombres d e u n a época e n l a q u e p arecen triun far l a s concep ciones utili tarias d e l a ciencia y s u esp ecialización a ultranza, p rovocando indi ferencia a todo l o q u e no sea ella? Para respo n d er a est o , es preciso volver d e nu evo a l prim er obj eto d e nue stras consid era­ cio nes : ¿ Por qu é se d e sarrolla la historia d e las ciencia s ? . S i e l desarrollo d e la ciencia c o m o tal n o es e l origen del desarrollo con temporáneo d e la h is toria de las ciencias, si la h istoria de las ciencias se desarro lla au n en con tra de las n ecesidades man ifestadas por los cien t íficos, hemos de b uscar de n uevo la resp u es ta al por­ q u é de estos h echos.

¿ En qué sentido debemos orientar estas n u evas i nvestigaciones?

Es p reciso partir de la

más inmediata constataci ó n . M ientras . q u e , como y a h e m os notado, l a historia de l as c ie n c i a s no despierta e n t re los c ie n t íficos u na curiosidad mayor q u e a n t a ñ o , es indudable que tiene partidos cada vez más n u m erosos e incluso entusiastas, en am plios m ed ios d e la sociedad . La� p u b licacic_Jn es q u e se refieren a la h istoria de las ciencias ganan u n favor creciente, la radio y la televisión colaboran en este sen tido, los semanarios e incluso la prensa diaria hacen o tro tan to, l o s a n iversarios d e l o s grandes hombres d e ciencia -el Consej o Mundial

de

la

Paz ,

proc lam a

cada

año

los

nomb res m ás célebres- d an o ca sió n a grandes

manifestaciones nacionales e internacionales. S e elevan voces -ningu n a , por otra parte , entre l o s historiad ores d e l a ciencia - p ara e xigir q u e l a historia universal sea desd e er principio p resentada com o la historia de la civi l izaci ó n h u m an a y del desarrollo d e las ciencias. Dos grandes p u b licaciones científicas , i n iciad as por iniciativa d e la UN E SC O y en la U . R .S .S . , llevan a c ab o p recisam ente en el momento actual , una concepción d e este tipo de la historia universa l . Cada vez más a m enudo se postula la in troducción de la 35

JOSE

LUIS

VALVERDE

historia de las ciencias como materia obligatoria en el programa de las Universidades y enseñan za secundaria 16 . El principal argumento es la convicción de que la historia de las

ciencias tiene un enorme valor educativo : permite comprender mej or la naturaleza del trabajo científico, protege contra el dogmatismo, facilita el entendimiento entre especialistas de diversos campos, hace tomar conciencia del papel social y de la responsabilidad social de los científicos. Aún más grande es la esperanza que se deposita en la historia de las ciencias para la educación de los adultos ; el motivo que sirva para desarrollar su curiosidad p or las cosas � e la ciencia, ayudando asía ampliar y profundizar su concepción del mundo . No es exagerado decir q u e la h istoria de las ciencias, hoy débil o bjeto de curiosidad en tre los eruditos, despierta un interés creciente en la sociedad y que su prestigio social crece de igual manera.

A la luz de estos hechos, parece justificado suponer que la explosión actual de la historia de las ciencias está ligada a una necesidad y al interés que despiertan la ciencia y su historia. La civilización contemporánea ha sido creada por la ciencia, por eso la historia de esta éiencia parece a las gentes importante y curiosa. Pero este factor que hoy estimula el desarrollo de la historia de las ciencias tiene también ciertas particularidades cuyas consecuencias obligan a reflexionar. La generalización, la vulgarización de la historia de las ciencias abocan a un dilema, tal vez a una antinomia, nos exige una reflexión . ¿De qué se trata?

d) La Historia de l a Ciencia es la historia· de la verdad?

Con la noción de ciencia se incluye corrientemente la convicción de que ella contiene la verdad. Incluso si se admite que la verdad no se puede alcanzar totalmente , no se saca la conclusión de que las opiniones falsas p ertenecen a la ciencia . Por el contrario , consideramos que únicamente tienen derecho a existir en la ciencia las opiniones opuestas a lo falso, o sea las opiniones verdad eras en cierta manera. Se caracteriza la ciencia , tomando como punto de referencia la verdad , diciendo que consiste en sobrepasar las falsed ades, los errores, las ilusiones y las quimeras 1 7 . Desd e este punto de vista , la historia de la ciencia d ebería ser comprendida co m o hist oria de la verdad . Sin embargo basta con hojear cualquier manual de historia de la ciencia para convencerse que en modo alguno es así ·; es cuestión en efecto , de errores y de falsedades. Así pues, si la historia de la ciencia no es la historia de la 'verdad , no es la verdad la que 36

ANALISIS DE LAS IMPLICACIONES FUNDAMENTAL.ES DE LA HISTORIA DE LA CIENCIA

constituy e e l contenido esencial d e l a ciencia ; la historia es precisam en t e lo que l a cienci a n o e s y l o q u e no quiere s e r , a l o que ella se opone. ¿ Seria la h istoria d e la ciencia -para emplear un término de moda - la h istoria de la an ticiencia ? .

S i esto es a s í , ¿habría q u e p e nsar e n crear una historia d e l a ciencia e n el sentido d e una histori a de l a verd a d ?

¿No sería p reciso redact ar un proyecto d e una nueva historia d e l a

ciencia? . T a l proposición d e sp ertaría , sin em bargo , n ec esariam ente reservas . Porque a p e sar de que l o s p rogramas d e " nuevas ciencias" hay a n sido formulados más d e una vez e n el curso de la historia, la evoluci ó n real d e la cie ncia s egu ía otra s v ías. Y en e st e caso la historia de l a ciencia d e m uestra de m anera co nclu y ente lo q ue era y lo que es la historia de la cie ncia. E n d e fi nit iva, en el d es arrollo histórico, l o que es rea l se revela y se separa de lo que es quimérico o sólo p ro ye c ta d o . Si t o d a l a hist oria d e l a ciencia hasta nuest ro s d ías era m ás la hist oria de la " ant iciencia" , esto d e m o strar ía sin duda que no p o d ía ser d e otra m anera y q u e , p ro b ab le m e n t e , tampoco lo será e n el fu turo . E n e fect o , se p u e d e d u d a r s i l a concepción d e l a historia d e l a ciencia c o m o historia de l a verdad es realizab le, s i tie ne , e n general , u n sentid o , e incluso s i es socialm ente d e se ab le. La verdad c o m o verd ad está, en e fe c t o , fuera del t i e m p o , porque está fuera del devenir . La historia pues, n o concierne a l a verd ad ; l o q u.e es verd ad no p osee historia. Si podemos e n cierto sentid o , hab lar d e "la historia d e l a verdad " , n o sería más que e n el sentido de l a h istoria d e l a vía que c o n d u c e a l a verdad ; p ero t a l historia contaría có m o se vence l o falso. Los e rrore s y l a s falsedades tiene n , e n e fect o , su historia , mientras q u e l a verdad como tal , no l a tiene. La h istoria de la ciencia como h istoria de la verdad es p u es irrealizab le. E s u n postulado

d e contradicción intern a . ¿Significa esto que l a historia de la ciencia d e b e ser comprendida c o m o historia de los e rrores y l o falso? ¿ De errores y falsedades sobrep asados e n el proceso histórico por o tros e rrores y false d ad es?

No es fácil a d m i tir tal al ternativa que parece estar en total

contrad icción c o n l o que e s l a cie ncia e n l a opinión general . ¿ Se puede concebir la historia de l a ciencia c o m o l a historia d e los errores y d e lo falso si se trata la ciencia como un conj u n to d e opiniones justas?

¿Pu e d e existir una a n tim o n ía de este género entre la

ciencia y su historia? D e estas reflexiones resul taría que la historia de la ciencia no podría ser concebida racionalmente n i como historia de la verd a d n i como historia d e lo falso . La historia de la verdad no existe porq u e la verdad no tien e h istoria. La h istoria de lo falso puede existir p ero no es la h is toria de la ciencia. ¿ Cómo salir de este dilema ?

¿Cóm o solu cionar el

con flic t o e n tre l a c o mpre n sión corriente de la cie ncia contemporánea como verdad y el hecho de que su historia es, a d ecir verdad , l a historia d e la "anticiencia " ? .

37

JOSE LUIS VALVERDE

La solución que proponemos es la aceptada comúnmente por especialistas y se basa en una cierta interpretación de la noción de la verdad y de lo falso. En las consideraciones precedentes nos hemos servido sobre todo de estas nociones en el sentido que corrientemente se les da. Sin embargo, la comprensión corriente de la verdad pide ser dialécticamente profundizada. La verdad accesible a los hombres, es de hecho un encaminarse hacia la verdad , y no la verdad ab soluta. Siempre contiene un elemento falso . Puede, incluso , que este sea el elemento más dinámico d e la verdad . En cierto sentido, la verdad nace de lo falso y de los errores ; la contradicción -como p ensaba muy atinadamente Hegel- penetra más profundamente en la naturaleza del Ser que la id entidad ; por esto precisaménte la negación es una gran fuerza creadora . En la evolución de la ciencia las falsedades y los errores son importantes no porque no sean la verdad , sino porque son la fuerza motriz de la verdad . Desde este punto de vista, la h istoria de la ciencia debe ocuparse de la conjunción dialéctica de lo falso y de la verdad, es decir que debe ocuparse del proceso en el cual a partir de falsedades y errores nacen verdades y en el cual las verdades revelan ser falsedades e incitan a formular nuevas verdades.

Tal concepción de la historia de la ciencia significa que esta disciplina no es ni "la historia de la verdad" ni "la historia de lo falso y lo erróneo " , sino una extraña m ezcla de una y otra a la vez. ¿Cómo es p osible esto? . Es posible solamente si se admite que la h istoria de la ciencia no es la h istoria de las opiniones y teorías científicas, sino la h istoria de la actividad científica desplegada por los hombres y de su consciencia ligada a esta actividad. Tratar la historia de la ciencia como

historia de las opiniones y teorías científicas nos arrastraría en todas estas dificultades que se revelan en las dudas corrientes relativas a la historia de la ciencia. La historia de la ciencia como historia de opiniones y teorías estaría obligada a llevar cada vez más hacia opiniones y teorías científicas verdaderas, es decir, reducir el campo del desarrollo histórico del conocimiento eliminando de este campo, cada vez más rigurosamente , las "verdades" que hoy se consideran "false.d ad es" . Contrariamente a esta concepción obj etivista de la historia de la ciencia como historia de opiniones y teorías científicas, p arece posible y juicioso formular otra concepción, la de la historia de la ciencia como historia de la actividad científica de los hombres y de su consciencia formada por esta actividad. ¿Qué significa esto? . La ciencia es el conocimiento de la realidad ; esto es evidente. Pero el conocimiento de la realidad no se efectúa en los esp íritus humanos p or una revelación directa de su estructura. El conocimiento de la realidad es una actividad humana . Y la actividad humana es un enlace p articular del suj eto con el objeto, un enlace en el que el sujeto se transforma en objeto mientras que el objeto se transforma en sujeto. En el campo del conocimiento de la realidad esto significa que la activi\fad cognoscitiva transform a la

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ANALISIS DE LAS IMPLICACIONES FUNDAMENTALES DE LA HISTROIA DE LA CIENCIA

real i d a d y los mismos hombre s ; lo cua l q u iere d e cir q u e la c i e n ci a e s : la obra d e l esp íritu h u m an o es - e n cierto m o d o - obra de l a ciencia. D e sd e este punto d e vista la ciencia e s l a historia de l a actividad cognoscitiva y d e l a conciencia

de

los hombres.

L a historia

de

l a ciencia e s tam bién

l a h i st oria del

conoc i miento h u mano por l a q u e algu nos apre nd e n a co nocer el m un d o . La h is toria de las matemá ticas n o es sólo la h istoria de los teoremas matemáticos sino tam b ién la del desarro llo· de las normas ma temáticas del pensamien to, la h is toria del hom bre como "creador de las matemá ticas ".

La noción d e "la ac tivid ad y e l conocim iento cognoscitivo" d e l o s hombres e xige, sin e m bargo , ser p recisad a más e xact a m e n t e . A veces conci b e esta noción con mucha a m p l i tu d . E n esta amplia comprensi ó n , no sólo l a ciencia sin o el arte e i n clu so la filosofía , t ie nen carácter cognoscit ivo ; e n e st a a m p lia comprensió n así como en l a p ráctica, la activid a d d e los h o mb res e n el campo d e l a na tura l eza y en el d e la vida t ie n e u n carácter cognosc i t ivo . La p regunta se plant e a pues : ¿ d e qué clase de activid ad y de consciencia se trata en el caso de l a ciencia? . La resp u e sta no p u e d e ser a b so l u ta p orque l o s l ímites de l a ciencia han variad o e n e l c urso d e l a histori a ; esta resp u esta presu m e preci sam ente l a historicidad d e l a ciencia . L a historia d e l a ciencia e s p u e s , a n te t o d o , l a historia d e l a comprensión d e l a ciencia , l a historia d e su d istinción d e otros géneros d e actividad cogno sc i t iva y de consciencia d e los hombres o de su iden tificación con ellos. Por e l c o ntrario , e n l o s l ím i t e s d e e st e campo esp ec ífico históricam en te variabl e , la historia d e l a ciencia, c o m o historia d e la actividad cient ífica d e l o s h o m bres, abarca todo lo que i nspira y l a d e sarro l l a , su evolució n , sus derrotas y su s victorias. Tal concepción de l a h istoria d e l a cie ncia es su fic ientemente a m p l i a para no o m i t i r nada e n el pasado de l a cie ncia
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