Análisis de Caso Piña Transgénica Carlos Martínez.docx

May 23, 2017 | Autor: C. Martínez | Categoría: Ethics, Transgenics, Enviromental Ethics
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Descripción







Instituto Tecnológico de Costa Rica

Escuela de Idiomas y Ciencias Sociales

Problemática entorno a la producción y liberación de piña transgénica en Buenos Aires de Puntarenas, Costa Rica

Elaborado por: Carlos Andrés Martínez Molina

Sede Regional Santa Clara, San Carlos

03/05/2016




Problemática entorno a la producción y liberación de piña transgénica en Buenos Aires de Puntarenas, Costa Rica
Introducción
La empresa LM Veintiuno lleva a cabo experimentos con la piña transgénica Rosé desde el 2005 cuyas plantaciones se han realizado en Buenos Aires de Puntarenas en propiedad de Pineapple Development Company (PINDECO) subsidiaria de la corporación Estadounidense Del Monte. Para noviembre de 2010 LM Veintiuno empezó con los trámites para liberar al medioambiente entre ocho y diez líneas de piñas transgénicas en forma de cultivos "semi-comerciales" con extensión de 10 – 20 ha por cada línea, para el año 2013 sus extensiones alcanzaron las 17 ha (Pacheco & García, 2014).
Buenos Aires es el cantón III de la provincia de Puntarenas y cuenta con una extensión de 2382,61 Km2. Sus límites son: al norte con Talamanca y Pérez Zeledón, al sur con Osa y Coto Brus, al este con Talamanca y Coto Brus y al oeste con Pérez Zeledón. Sus coordenadas geográficas son: 9°10'08.5"N y 83°19'47.9" O (Arauz, 2010). El clima en Buenos Aires es clasificado como tropical. Su altitud es de 397 m.s.n.m., en la mayoría de los meses se presentan precipitaciones importantes con 3339 mm anuales, el mes más seco es febrero con 26,3 mm y el mes más lluvioso es octubre con 527,6mm, su temperatura media anual de 25,8 °C y su humedad relativa promedio anual es de 82% (Instituto Meteorológico Nacional, 2014).
Antes de 1980 las principales económicas y culturales eran la actividad agrícola y ganadera, basada en cultivos de subsistencia como arroz, frijoles, maíz, tubérculos y en los sesentas la ganadería alcanzó un gran porcentaje en la economía nacional. Posteriormente en los ochentas, al instalarse la empresa PINDECO gran cantidad de terrenos ocupados por las actividades ganaderas y agrícolas fueron vendidas a esta empresa, lo que desplazo significativamente las otras actividades económicas, situando así la actividad piñera como principal motor económico de la región. (Arauz, 2010). Para el 2005 el cultivo de piña en esta región ocupaba 5000 hectáreas, con un rendimiento de 45 toneladas métricas por hectárea (Consejo Nacional de Producción, 2005). En el 2014 PINDECO reporta 6700 hectáreas con una inversión de 47 millones de dólares (Environmental Justice Atlas, 2014), convirtiendo a Costa Rica como el emplazamiento de suministro más importante para la trasnacional Del Monte.
Las Compañía del Monte, con sede en las Islas Caimanes, desarrolló esta piña transgénica que se caracteriza por un tejido de color rosa. Ésta, según información brindada al Departamento de Agricultura, "sobreexpresa" un gen que se deriva de la tangerina y suprime otros genes, lo que promueve un aumento en la producción de licopeno. Además presenta una alteración en el ciclo de floración para brindarle mayor uniformidad al crecimiento y uniformidad. En Estados Unidos El Servicio de Inspección de Salud de Plantas y Animales del Departamento de Agricultura concluyó en abril del 2013 que la variedad "Rosé" es un cultivo transgénico que no requiere permiso biotecnológico para ser exportado a dicho país (Capital Press, 2012). Pero por otro lado, la aprobación de este producto en Estados unidos se da cuando aún se encuentra en una fase de prueba y el vicepresidente de marketing en América del Norte, Dennis Chritou, en un comunicado, agrega que el programa de investigación y desarrollo con la piña "Rosé" puedan o no llegar a comercializarse en dicho país (Ettinger, 2013). Esto revela un interés por convertir a Costa Rica como productor de piña transgénica.
Este trabajo se realiza mediante búsqueda y análisis de documentos digitales e impresos. En los cuales se muestra la producción de piña transgénica en Costa Rica como se ha llevado a cabo el cultivo, los riesgos que corren el medioambiente, y la salud humana, en relación con pruebas llevadas en laboratorios que han sido afectados por la alimentación de Organismos que presentan transgénicos con evidencias científicas. Por otra parte como se propone a nivel internacional la opción de la piña transgénica según Del Monte y el apoyo que se brinda al desarrollo biotecnológico en Estados unidos.
Desarrollo
Costa Rica como principal productor de piña a nivel mundial está constantemente en desarrollo de mejoras en este sector primario de la producción. Actualmente se presentan grandes impactos negativos por su desarrollo como monocultivo en gran parte del territorio nacional. En este aspecto de optimización del cultivo entran en juego gran cantidad de variables que determinan los rendimientos según la calidad del producto y su costo de producción incluyendo el impacto al medio ambiente. Dentro de los métodos de mejoramiento productivo se utilizan fertilizantes, fungicidas, herbicidas e insecticidas para regular y aumentar las cosechas.
A nivel nacional existen muchas preguntas respecto al tema de producción de cultivos transgénicos. La mayor parte de la información que respecta a su producción, se mantiene a bajo perfil, donde ocasionalmente se discuten temas respecto a ellos pero no se le da una importancia prioritaria en que se busque su difusión general a los habitantes del país. La desinformación y la búsqueda de nuevos nichos productivos pueden ser muy peligrosos en un país, que busca resguardar sus riquezas biológicas, estas correrían el riesgo de ser desplazadas. Tanto con las posibles contaminaciones genéticas como el deterioro de la salud que podrían sufrir especies nativas de las zonas expuestas a cultivos.
Como una alternativa a nivel global se han desarrollado plantas transgénicas. Esto consiste en transferir genes, que brindan resistencia a factores problema en la agricultura de algún organismo de diferente especie, a diversas especies de plantas con las secuencias reguladoras apropiadas para adicionar un rasgo específico o modificar otro (Martínez, Cabrera, & Herrera, 2004). El problema aparece cuando no se realizan los estudios suficientes en relación con todas las variables a las cuales se enfrenta un organismo transgénico en el medio ambiente, incluyendo aspectos económicos y sociales (Bravo, 2011).
Para el desarrollo y aplicación de una nueva planta mediante este innovador método biotecnológico se deben seguir protocolos muy extensos que permitan su efectividad y seguridad tanto para el ambiente como para los consumidores. Lamentablemente muchas de las empresas que llevan a cabo el desarrollo de toda la gama de insumos agrícolas, también son los principales productores de plantas transgénicas, que además representan los principales sectores económicos en países como: China, Alemania, Canadá, Estados Unidos, Brasil, Argentina, entre otros. Como se ha evidenciado en las últimas décadas, el desarrollo de los transgénicos se ha realizado de manera inapropiada, que en ocasiones se han evadido pruebas extensivas que aseguren inocuidad del organismo, donde entran en juego el detrimento de factores éticos y científicos a favor de una economía creciente (Bravo, 2011).
En Costa Rica, se desencadenan varios problemas a raíz de la producción y liberación de un cultivo transgénico al ambiente, como lo es la piña, como ejemplo de problema, una vez que los cultivos salen del laboratorio y se relacionan con su medio físico y biótico, se reproducen y en estas condiciones pueden intercambiar su material genético, esto incluye el transgenes con cultivos convencionales y silvestres emparentados. Una vez que estos transgenes forman parte del acervo genético se vuelve muy difícil su eliminación. Otros peligros son el efecto que tiene sobre organismos benéficos o "no blanco", evolución de resistencia a plagas, creación de malezas y "supermalezas", erosión genética y extinción de especies silvestres, también rescatar los efectos inesperados (Ortiz, 2006).
Por otro lado, cabe el interés de las empresas desarrolladoras de semillas transgénicas. Dentro de sus principales objetivos estas mega-corporaciones buscan situarse en la cumbre de la comercialización de Agroquímicos y semillas transgénicas, generando así oligopolios de este sector. Por ejemplo: En 2005 Monsanto abarca el 80% del mercado de plantas transgénicas, Aventis 7%, Syngenta 5%, BASF 5% y Dupont 3%. Estas mismas empresas también abarcan la producción del 60% de plaguicidas y el 23% de semillas comerciales (Santamarta, 2005). El valor global de las semillas transgénicas alcanzó $ 15.7 billones en 2014, un 0,6 % a partir de 2013, una tasa de crecimiento baja sin precedentes en comparación con las tasas de crecimiento anual de la primera década del siglo XXI. En los Estados Unidos Monsanto tiene el 63% de todos los permisos de revisión y notificaciones emitidas por el Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) hasta el momento y Du Pont Pioneer posee el 13 %, seguido por Syngenta 6%, Dow AgroSciences 4%, USDA 4% (Zhou, 2015).
En las políticas económicas llevadas a cabo por este modelo de producción no se toman en cuenta las riquezas con las que cuenta los países donde se establecen, ya sea en calidades de cultivos y las diferentes variedades, cayendo siempre en la promesa de que por ser un cultivo transgénico es mejor y supuestamente tendrá mejores rendimientos, lo que a ciencia cierta no se puede comprobar, ya que se generan dependencias a las empresas que comercializan las semillas y sus diversos paquetes tecnológicos. Esto último atenta contra la seguridad alimentaria (Barcena, Katz, & Morales, 2004).
¿Cómo se determina en Costa Rica que los procesos de producción de cultivos transgénicos siguen una norma estricta en constante revisión que solvente suficiente seguridad tanto ecológica como económica y social? Para el año 2013 se habían cultivado aproximadamente 10600 ha desde 1991, cuando se otorgaron los primeros permisos para reproducir cultivos genéticamente modificados, pero por falta de estudios respecto a este nicho productivo, son inciertos los beneficios económicos y riesgos para la salud humana (Salazar, 2013). Es en este aspecto que recae la falta de argumento para decir si es mejor o no utilizar este cultivo transgénico como lo son las variedades de piña llevadas a cabo por PINDECO.
Los avances que se presentan en este momento, presentados por las corporaciones más importantes en el ámbito de biotecnología parecen ser milagrosos. Los métodos de dominio de mercado inician con propuestas que parecen ciencia ficción, como en el caso de esta investigación las plantas transgénicas. El problema será después, donde hay que pagar los costos que estos desarrollos científicos implican para el medioambiente y para la humanidad (Rifkin, 2009).
La empresa PINDECO desde su establecimiento ha generado cambios drásticos en la región de Buenos Aires de Puntarenas, empezando por las grandes áreas de terreno cultivadas con piña (Ananas comosus), la cual abarca la mayor extensión territorial concentrándose en tres distritos: Potrero Grande, volcán y Buenos Aires con aproximadamente 12000 ha (Arauz, 2010). La expansión de piña sin una planificación adecuada y sin control por parte de las instituciones públicas ha generado muchos impactos negativos en el entorno social, en la salud de las personas y los derechos humanos. Por ejemplo, la población de Buenos Aires en 1978 fue 23460 y aumentó a 43526 en 2003, sin ningún tipo de planificación. Después de 30 años de la presencia de PINDECO, el cantón tiene una tasa de pobreza del 40,4% (Programa Estado de la Nación , 2006), filas de 74 a 81 en el índice de rezago social (INEC, 2001), 77 el índice de pobreza humana cantonal (IISP) y el índice de desarrollo humano en la posición número 74 ocupado en 2009 (PNUD, 2011).
Agregando a este problema se presenta el tema de producción y liberación de piña transgénica al medio ambiente. El ente que evalúa aspectos de riesgo técnico-científico es la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad, esta nació con la primera solicitud para el desarrollo de cultivos transgénicos en el país. Como dato importante a tomar en cuenta, el presidente Alex May dijo que esta comisión no realiza estudios socioeconómicos y que la legislación no dice que se deba aprobar un estudio de impacto ambiental. Luego de que la comisión autoriza un evento, estos carecen de fecha de vencimiento, en otras palabras, si esta empresa desea sembrar más área y cantidad de la misma variedad de semilla solo debe comunicar al MAG, porque este ya contaría con la evaluación de riesgo (Salazar, 2013). Entonces si las evaluaciones de riesgo no toman en cuenta estudios socioeconómicos, ¿con qué fundamento se puede aprobar que un cultivo de este tipo no va a afectar a la población?, por esta y otras razones resulta un tema muy complejo de analizar, principalmente porque giran muchos intereses entorno a el desarrollo de este cultivo. Por lo tanto, las empresas siempre presentarán lo aspectos positivos y evaden sus impactos negativos con afirmaciones de improbabilidad de que sucedan, cuando se evidencian resultados en pruebas de laboratorio que son escondidos a la luz pública resguardados para evitar las críticas que de cualquier manera siempre han enfrentado (PALT, 2014).
Con la solicitud de la empresa LM Veintiuno S. A. para ampliar hasta 200 hectáreas de piña transgénica variedad "Rosé", la Comisión Nacional de Bioseguridad del Servicio Fitosanitario Del Estado del Ministerio de Agricultura y Ganadería, dio su dictamen con mayoría favorable. Dicha decisión fue tomada a pesar de gran notoriedad del desacuerdo por parte de advertencias fundamentadas de múltiples organizaciones ecologistas y campesinas, además de 20 diputados que presentaron consecuencias colaterales que se llegarían a dar con dicha ampliación (Red de Coordinación en Biodiversidad de Costa Rica, 2011).
La Ingeniera agrónoma Laura Orias, representante de la Red de Coordinación en Biodiversidad en La Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad, agrega que la aprobación se da incluso con la existencia de muchas dudas y carencias de información respecto a los impactos que generará la piña transgénica con esta escala. También agrega que no se deben dar permisos de siembra hasta que se tengan las medidas de bioseguridad, las cuales son muy difíciles debido al tamaño del cultivo. El representante del sector ecologista ante la Comisión, M.Sc. Fabián Pacheco, dijo "es inaceptable autorizar la liberación de 10 líneas de piña transgénica hasta contar con estudios objetivos que garanticen la inocuidad de dichos cultivos transgénicos. Los transgénicos tienen riesgos ambientales y sobre la salud humana, sembrar estas líneas de piña es un acto irresponsable y que burlaría el Principio de Precaución" (Red de Coordinación en Biodiversidad de Costa Rica, 2011).
Con los altos avances tecnológicos en biotecnología, se ha permitido generar organismos con cualidades únicas que de forma natural nunca habrían sido posibles. La humanidad ha avanzado mucho en cuanto a biotecnología pero muchos de estos avances no aún carecen de pruebas significativas y a pesar de esta condición han sido liberados al ambiente, estas acciones presentaran sus efectos probablemente en las próximas décadas, ya que gran parte de muchos cultivos transgénico extensivos son realizados para alimentación humana. Dentro de los peligros que se asocian a los cultivos transgénicos se describen: Efectos sobre organismos benéficos o no blanco, esto llega a suceder al introducir variedades transgénicas con modificaciones para control de plagas, como estas plantas producen toxinas para controlar estas plagas, también se pueden llegar a afectar otros organismos. Estos organismos beneficiosos pueden ser polinizadores y depredadores de plagas o parásitos, alterando así todas las redes tróficas entorno a los cultivos (Marvier, 2001).
Otro problema medio ambiental que se genera con el uso de variedades genéticas para controlar plagas puede promover el desarrollo de mecanismos de resistencia en estas plagas, como consecuencia esto genera mayor dificultad para controlarlas. Este problema también está asociado al manejo de pesticidas en cultivos convencionales (Obrycky, Losey, Taylor, & Jesse, 2001). Por otro lado se llegan a crear malezas o "supermalezas". Esto sucede debido a que plantas silvestres pueden sufrir intercambio genético con especies cultivadas que cuentan con estas características genéticamente seleccionadas para ser tolerantes a herbicidas. Entonces estas plantas silvestres también desarrollan la resistencia a herbicidas, generando así un serio problema para el manejo de malezas (Cattaneo et al, 2006).
Un problema muy alarmante es la erosión genética y extinción de especies silvestres. Esta se puede dar al introducir cierto cultivo transgénico a un ambiente con alta variabilidad de cultivos criollos, el cultivo transgénicos carecen de mucha variedad por lo tanto puede extinguir a los criollos y puede llegar a hacer lo mismo con los silvestres, aunque requiere de varios factores, pero definitivamente podría exacerbar esta tendencia (Ellstrand, 2001). Además de los posibles problemas ya nombrados en los párrafos anteriores también están los efectos inesperados. Estos suceden al realizar la inserción de genes, debido a que el proceso de transgénesis aún no permite direccionar sitios específicos que aseguren estabilidad del material genético que fue insertado. Como consecuencias se producen mutaciones de tipo deleciones, arreglos cromosómicos e inserciones de ADN superfluo en sitios de inserción de los transgenes (Latham, Wilson, & Steibrecher, 2006). Entonces para que el desarrollo de aplicaciones biotecnológicas como lo son las plantas transgénicas, deben desarrollarse ampliamente los aspectos que abarcaran la responsabilidad de los desarrolladores en consecuencia la búsqueda y experimentación de conocimientos científicos que aún son desconocidas (Buchanan, 1999).

Conclusiones
Primero, resulta determinante que para un desarrollo seguro del cultivo de piña transgénica, deben analizarse y estudiarse todos los factores que giran en torno a los posibles peligros identificados. En este tipo de estudios son muy complejos debido a la poca información respecto a esta área tecnológica. También se encuentra la necesidad de investigar más a fondo los protocolos que utiliza PINDECO para la piña transgénica, ya que no hay documentación de acceso libre para este cultivo.
Como segunda conclusión, se resalta que los beneficios o riesgos que representa un cultivo transgénico se va a influenciar por el tipo de transgénico del cual se esté tratando. Su desarrollo en laboratorio y como se procederá a liberar al ambiente. Se sabe que el organismo va a interactuar con un ambiente donde se procederá su desarrollo y por lo tanto los posibles efectos que se generarán entre las múltiples relaciones que surgirán en ambas direcciones.
Otro aspecto muy relevante es la comunicación subjetiva, parcial, relativa; debe ser completa, comprobada, irrefutable, objetiva y definitiva. Esto para tomar todas las referencias científicas disponibles con el fin de escoger las decisiones correctas o por lo menos las que brinde la mayor seguridad posible. Como se encontró durante la investigación, muchos datos e información respecto a los beneficios y riesgos depende del autor representan dos puntos de partida muy opuestos. Si se toma un artículo de la empresa que desarrolla este tipo de plantas, estas presentan como si fueran plantas perfectas y no toman en cuentas los efectos negativos de sus plantas. Por otro, si la información consultada proviene de una fuente, puede llamarse ecologista, todo respecto a los transgénicos es negativo.
Por último, es muy importante desarrollar estudios de impacto social y económico para contrarrestar lo que se ha realizado durante años en la mayoría de los sectores productivos primarios como lo es el sector Piñero en Costa Rica y como se ha evidenciado esta situación en Buenos Aires de Puntarenas. Esto se debe aplicar a nivel global, no solo en agricultura sino también en todo lo respectivo a desarrollos que implican la seguridad e inocuidad del ser humano. También deben haber normativas que establezcas responsabilidades específicas respecto al manejo de estos transgénicos. Esto tiene que delimitarse tanto a las empresas formuladoras de la variedad, como a los productores de campo y el consumidor; de modo tal que se promueva una cultura de bienestar común y desarrollo más amigable con la salud, el medio ambiente y la economía del país.

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