Análisis comparado de movimientos sociales en la esfera política: El caso de ALIANZA PAÍS y Podemos.

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Descripción

Rodrigo Pena Barbeito Análisis comparado de movimientos sociales en la esfera política: El caso de ALIANZA PAÍS y Podemos. Abstract: The initial goal of this paper is to portray the engines that led social movements such as 15M (in Spain) and Rebelión de los Forajidos (in Ecuador) into political parties, “Podemos” and “Alianza País”. Mainly based on the theoretical approaches of Melucci, and Castells, the latter aim of this work will be not only to draw the frame of these movements, but to know if they have both followed the same logic in their way into politics, therefore, if they may be compared. Resumen: El objetivo inicial de este documento es describir qué fue lo que encauzó a movimientos sociales como el 15M (en España) y Rebelión de los Forajidos (en Ecuador) hacia los nuevos partidos políticos “Podemos” y “Alianza País”. Principalmente basándose en las aproximaciones teóricas de Melucci y Castells, el último propósito de este trabajo será, no solo delinear el marco de estos movimientos, sino saber si ambos han seguido la misma lógica en su camino hacia la política, y por tanto pueden ser comparados. Resumo: O obxectivo inicial deste escrito é expor que foi o que encarrilou a movementos sociais coma o 15M (na España) e Rebelión de los Forajidos (no Ecuador) cara os novos partidos políticos “Podemos” e “Alianza País”. Maiormente baseandose nas aproximacións teóricas de Melucci e Castells, a derradeira mira deste traballo será, non só debuxar o marco destes movementos, senón saber se ámbolos dous seguiron unha mesma lóxica na súa vía cara a política, e por tanto poden ser comparados.

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ÍNDICE DE CONTENIDOS:

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INTRODUCCIÓN. Página 3.



NUEVOS MOVIMIENTOS SOCIALES, RELACIONES DE PODER Y POLÍTICA DEL MOVIMIENTO: Un marco teórico. Página 4.



EL PASO DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES A LA POLÍTICA: ALIANZA PAÍS VS PODEMOS. Página 9.



CONCLUSIONES. Página 18.



BIBLIOGRAFÍA. Página 20

INTRODUCCIÓN : La aparición de Podemos en España y Alianza País en Ecuador supusieron, en su medida, sendas sacudidas al panorama político de sus respectivos países. Mas allá de similaridades formales o no, ambos (nuevos) partidos políticos 1 no pueden negar la importancia que han tenido los movimientos sociales en la aparición y definición de sus formaciones. Además, ambas formaciones han sido comparadas. Sus propios dirigentes han hecho declaraciones intercambiando elogios y recalcando esos símiles. Los ejemplos no son pocos; tras un encuentro oficial en Quito, englobado en el ELAP (Encuentro Latinoamericano Progresista) la página oficial de Alianza País daba cuenta de la información y resaltaba “Tras una intensa e interesante discusión entre las delegaciones, se pudo observar las similitudes que existen entre el incipiente proceso de Podemos con lo que fueran los inicios del Movimiento Alianza PAIS en el año 2006. De esta forma, queda claro que ambas organizaciones están llamadas a trabajar juntas y compartir sus experiencias para enriquecerse mutuamente.” 2 Tales “similitudes” pueden verse fundamentadas en que, más allá de acercamientos ideológicos, que también se han de tener en cuenta, ambos partidos se fundamentan en movimientos sociales previos. En el caso de Podemos se dice que nace de las “asambleas ciudadanas” del 15M, pese a que sus dirigentes huyen de atribuirse toda la representatividad del 15M (el mismo Pablo Iglesias lo señalaba en una entrevista al Huffington Post “El 15M es irrepresentable”) , sí se exponen como un instrumento del mismo cuando desde los partidos tradicionales se les pedía que se presentasen a unas elecciones. Ángela Ballester, secretaria de Coordinación en el Consejo Ciudadano de Podemos lo exponía así: Con el 15M retaban “a que nos presentáramos [a unas elecciones] y ahora dicen que vienen los rojos bolivarianos” 3 Para el caso ecuatoriano, sus raíces se remontan directamente a la Rebelión de los Forajidos, y al posterior proceso de la Revolución Ciudadana, donde ALIANZA PAÍS se ve completamente englobado. Pero estos movimientos están a su vez influenciados por anteriores movilizaciones sociales en Ecuador. Por tanto el primer punto del trabajo será ofrecer un contexto histórico y encuadrar como los movimientos sociales se mueven de la esfera cívica a la política, proporcionando un marco teórico suficiente para un posterior análisis y comparación de los casos español y ecuatoriano.

1 En ambos casos se huye de la idea de partido político clásico o tradicional. En el caso de Alianza país se denomina formalmente “movimiento” y no partido, en el caso de Podemos, se presentó como un “movimiento ciudadano” a las elecciones europeas de 2014, recientemente se han constituido como partido (la asamblea constituyente tuvo lugar entre el 15 de Septiembre y el 15 de Noviembre), pero siguen apartándose de los partidos clásicos (o grandes partidos) en tanto que los califican de “casta” y recalcan no formar parte de ésta. 2 Fuente: Página oficial Movimiento Alianza País (consultado el 23 de Diciembre de 2014) http://www.movimientoalianzapais.com.ec/index.php?option=com_content&view=article&id=8935:podemos-yalianza-pais-estrechan-lazos-e-intercambian-experiencias&catid=26&Itemid=128 3 Declaraciones a Europa Press (consultado el 23 de Diciembre de 2014) http://www.europapress.es/comunitatvalenciana/noticia-angela-ballester-podemos-15m-retaban-nos-presentaramos-ahora-dicen-vienen-rojosbolivarianos-20141206112027.html

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Lo que nos lleva a los objetivos de este trabajo. Esta redacción se justifica en los siguientes puntos: -El objetivo inicial del trabajo es ofrecer una comprensión teórica detallada de cómo un movimiento cívico como el 15M o la Rebelión de los Forajidos, alcanzaron la esfera política. -El objetivo secundario surge del primero, a partir del marco teórico aplicado a los dos casos, realizar una comparación de los mismos que permita disipar las dudas sobre las similitudes entre Podemos y Alianza Pais, si éstas son solamente superficiales o si podríamos decir que son casos homólogos. A partir de estos objetivos a su vez, podemos extraer una serie de hipótesis a las que les tratará de dar respuesta: 1. Ambos movimientos son resultado de crisis derivadas de políticas neoliberales. 2. Ambos movimientos se pueden englobar en los nuevos movimientos sociales. 3. Ambos movimientos pese a ser considerados de izquierdas, siguen estrategias de partido “atrapalotodo” 4. Ambos movimientos se fundamentan en bases amplias movilizadas y líderes carismáticos. NUEVOS MOVIMIENTOS SOCIALES, RELACIONES DE PODER Y POLÍTICA DEL MOVIMIENTO: Un marco teórico. Para poder realizar el posterior análisis de los nuevos movimientos sociales se empleará la terminología desarrollada por Manuel Castells en su libro Comunicación y Poder (2009). Castells desarrolla en él la premisa de que las relaciones de poder fundamentan la sociedad, porque los que ostentan el poder a su vez construyen las instituciones de la sociedad según sus propios valores e intereses, que no tienen que coincidir con los de la mayoría. El poder, así entendido, se ejerce bajo coacción (el monopolio de la violencia, legítima o no, por el control del Estado) y la construcción de significados en las mentes a través de mecanismos de manipulación simbólica. Las relaciones de poder están incorporadas en las situaciones de la sociedad, especialmente en el estado. A pesar de esto, Castells señala que las sociedades son conflictivas y contradictorias. Donde quiera que haya poder, también hay un contrapoder que el autor considera como la capacidad que tienen los actores sociales de oponerse al poder incorporado en las instituciones de la sociedad con el objetivo de reclamar la representación de sus propios valores e intereses. Todos los sistemas institucionales serían un reflejo de las relaciones de poder así como de los límites de estas relaciones de poder negociadas en un proceso histórico interminable de conflictos y acuerdos. La configuración propiamente dicha del estado y de otras instituciones que regulan la vida de la gente dependen de esta interacción constante entre poder y contrapoder. A pesar de esto Castells argumenta que la coacción por si sola no garantiza la estabilidad de un sistema, pues son las significaciones simbólicas que la gente hace en su mente las que motivan el cambio social, si la sociedad no piensa de acuerdo a las imposiciones del sistema, el cambio social será mucho más probable (aunque no necesariamente en la dirección deseada). Por ello Castells centra su mirada 4

en la comunicación, como pilar de los nuevos movimientos sociales. Ya en su libro Redes de indignación y esperanza (2011) se centra en el análisis de los nuevos movimientos aplicando este marco teórico y desarrolla más sus ideas. Para él “la transformación continua de la tecnología de la comunicación en la era digital extiende el alcance de los medios de comunicación a todos los ámbitos de la vida social en una red que es al mismo tiempo local y global, genérica y personal, en una configuración constantemente cambiante” (Castells, 2011: 24). Es más en lo que otros autores y Castells llaman “sociedad red” o “sociedad de la información” (lo que sería nuestra sociedad actual) el cambio social pasa por la recombinación de las redes de comunicación. Es decir, la transformación del entorno de las comunicaciones afecta directamente a la forma en la que se construye el significado, y por tanto, a la producción de relaciones de poder. En los últimos años el cambio fundamental en el mundo de las comunicaciones ha sido el nacimiento de lo que Castells denomina “autocomunicación de masas”: El uso de internet y las redes inalámbricas como plataformas de comunicación digital. Es comunicación de masas porque emite y recibe mensajes de muchos y para muchos y pontencialmente puede llegar a múltiples receptores que a su vez pueden conectar a nuevas redes. Y también tendría función de autocomunicación según Castells, porque el emisor decide el mensaje de forma autónoma, designa a los posibles receptores y selecciona los mensajes de las redes de comunicación que quiere recuperar. La autocomunicación de masas ofrece proporciona la plataforma tecnológica para la construcción de la autonomía del actor social, ya sea individual o colectivo, frente a las instituciones de la sociedad. Melucci (2001) hace un análisis similar al de Castells, también aborda los nuevos movimientos en las sociedades de “alta densidad de información” y resalta los desafíos a los que estos se enfrentan. Al igual que Castells habla de “autonomía”, Melucci nos detalla que la “autorregulación” es fundamental en estos movimientos. Melucci también enfrenta el debate teórico de los movimientos “clásicos” y los “nuevos” movimientos. Resaltando como muchos autores buscan una continuidad entre los nuevos movimientos y los clásicos, según él, cayendo en un reduccionismo economicista, ya que no se pueden restringir a la esfera económico-material, sino que comprenden una serie de relaciones sociales y orientaciones culturales. Por otro lado señala, que una parte de los autores afirman que muchos aspectos de las formas contemporáneas de acción pueden encontrarse en fenómenos históricos precedentes, y que su pretendida novedad está ligada solamente a esa “miopía del presente” de la que tanto padecen los sociólogos, sobre todo cuando están emotivamente implicados en su objeto de estudio. Pero según Meducci, críticos de la novedad de los “nuevos movimientos sociales” así como los que apoyan ese paradigma, se equivocan al considerar a los fenómenos contemporáneos como un objeto empírico unitario, y desde ese supuesto empezar a definir o a discutir su novedad. Tal razonamiento no sería realmente provechoso, pues según Melucci “Los fenómenos contemporáneos combinan componentes diversos en su unidad empírica, niveles y orientaciones de acción que deben ser distinguidos analíticamente” (Melucci, 2001:123). En la actualidad, conforme empiezan a ser excluídas las explicaciones que intentaban abarcarlo todo, su lugar está siendo ocupada por lo que Melucci califica de “una especia de retirada teórica” hacia una explicación de las relaciones sociales que se 5

plantea solamente en términos de intercambio, o hacia una reordenación de las teorías anteriores que es puramente terminológica. De este modo, la transformación que está teniendo lugar en los sistemas contemporáneos es designada con términos alusivos (sociedad compleja, postindustrial, de capitalismo tardío, etc.) , desde el supuesto de que estos tipos de sociedad presentan una lógica distinta a la del capitalismo industrial, pero ello conduce a descuidar o suprimir los problemas teóricos que este supuesto plantea. Melucci opina que enfrentarse a este tipo de cuestiones requiere de ir más allá del legado dualista del siglo XIX, que oponía estructuras a representaciones, o sistemas a actores sociales. Es necesario volver a plantearse la acción social a partir del proceso por el cual su significado se construye en la interacción social. Melucci da aquí una respuesta similar a la de Castells, centrándose en la información y su comunicación (sociedad de la información, para él, sociedad de red para Castells). A medida que la información se convierte en el recurso fundamental para los sistemas complejos, el control de la producción, acumulación y circulación de información depende del control de los códigos que permiten procesarla, lo que Castells personaliza (como se detalla más adelante) en “programadores” y “conmutadores”, ese control no está uniformemente distribuído y por ello el acceso al conocimiento deviene el terreno donde surgen nuevas formas de poder, nuevas discriminaciones y nuevos conflictos. Para Melucci, ahí radica la importancia de la identidad, del la exploración de “si mismo” (self), y que se complementa con la autocomunicación de Castells. El último gran aporte de Melucci, es lo que el considera los desafíos simbólicos de los movimientos. Los movimientos contemporáneos han pasado de la “secuencia” a la “coexistencia”. Es decir, no forman una cadena de sucesiones en los que unos movimientos desbancan a otros, sino que cohabitan, fragmentos de experiencia, de historia pasada, de memoria, coexisten dentro del mismo fenómeno y se convierten en elementos activadores de la acción colectiva. Además los movimientos no constituyen situaciones coyunturales, que se presentan de forma ocasional en la vida social, ni elementos residuales del orden social. En las sociedades complejas actuales, los movimientos son una realidad permanente. Pueden ser mas o menos visibles, pero se mantienen latentes, el proceso de diferenciación es tan extenso que la propia acción colectiva puede adquirir un status autónomo, y sus formas no institucionalizadas se atomizan., surgen en “áreas “, en redes sociales donde se negocia la acción colectiva. Por último, los nuevos movimientos Melucci argumenta que se basan en un modelo de funcionamiento “a dos polos”, es decir, una fase de latencia y una de visibilidad que cumplen funciones determinadas y que fijarán el éxito o el fracaso del movimiento. Estos dos polos están recíprocamente conectados. La latencia hace posible la acción visible porque proporciona los recursos de solidaridad que necesita y produce el marco cultural dentro del cual surge la movilización. Esta última a su vez refuerza las redes sumergidas y la solidaridad entre sus miembros, crea nuevos grupos y recluta nuevos militantes atraídos por la acción pública del movimiento que pasan a formar parte de dichas redes. Asimismo, la movilización favorece también la institucionalización de elementos marginales del movimiento y de nuevas élites que han sido formadas en sus áreas. El que estos movimientos sigan adelante o colapsen depende de que, en primer lugar, haya una alta diversidad en el entorno del movimiento, que evite a los grupos de esas redes encerrarse en sí mismos. Que haya una suficiente elasticidad del sistema político, que no 6

interfiera en las primeras fases del movimiento, al pasar de la latencia a la visibilidad pública. Que existan instancias y organizaciones transitorias en cada red del movimiento con capacidad para organizar y garantizar las comunicaciones internas. Según Melucci, siguiendo el modelo bipolar, el contacto del movimiento y la política solo se produce en la fase visible, cuando inicia su movilización pública. En las fases de latencia sólo los grupos profesionalizados del movimiento mantienen contactos de carácter principalmente instrumental con algunas instituciones políticas. El motivo principal para estas relaciones de intercambio con la esfera (o red) política parece residir en la necesidad que mantienen los actores colectivos de preservar sus espacios de autonomía frente al sistema, de mantener la independencia de unas áreas en las que es posible practicar y anticipar los cambios que persiguen. Para terminar de definir el marco de los nuevos movimientos y retomando el análisis de Castells, que como hemos visto, coincide con lo que presenta Melucci en muchos puntos. En una sociedad de red, el poder es multidimensional y está organizado en torno a redes programadas en cada campo de la actividad humana, de acuerdo con los intereses y valores de los actores empoderados. Las redes de poder lo ejercen influyendo en la mente humana predominante mediante redes multimedia de comunicación de masas. Por tanto, las redes de comunicación son fuente decisiva de la construcción de poder, las redes de poder en varios ámbitos de la actividad humana se conectan entre sí. Según Castells, se conectan, conservando su campo de acción específico, mediante un mecanismo básico de la construcción de poder en la sociedad red: El poder de interconexión, en el que se capacita a dos o mas redes a conectarse en el proceso de creación de poder para cada una de ellas. Mediante este mecanismo, los que ostentan el poder son los “programadores” y los “conmutadores”. Los primeros son aquellos con capacidad de programar cada una de las redes principales de las que depende la sociedad (por ejemplo; gobierno, medios de comunicación, instituciones financieras, etc.). Los segundos ejemplifican el fenómeno de la “puerta giratoria” en España, son aquellos que en resumen, conectan redes de diferentes ámbitos (los ejemplos son numerosos, magnates del los medios de comunicación introducidos en la clase política, élites financieras que financian a las políticas, élites políticas que rescatan a las financieras, y así sucesivamente). Pero si el poder se ejerce mediante la programación y la conexión de redes, el contrapoder, en un intento deliberado de cambiar las relaciones de poder, ha de incidir en la reprogramación de redes en torno a intereses y valores alternativos o mediante la interrupción de las conexiones dominantes y conexión de redes de resistencia y cambio social. Como los medios de comunicación de masas están controlados por los gobiernos y las corporaciones, en la sociedad red la autonomía comunicativa se construye fundamentalmente en las redes de internet y en las plataformas de comunicación inalámbrica, las redes sociales digitales permiten establecer comunicaciones autónomas sin trabas. Pero esto es solo un elemento de los procesos comunicativos a través de los cuales los movimientos sociales se relacionan con la sociedad en general. También necesitan establecer un espacio público creando comunidades libres en el espacio urbano, como el espacio público institucional está ocupado por los intereses de las élites dominantes y sus redes, los movimientos sociales tienen que labrarse un nuevo espacio público que no se limite a Internet, sino que se haga visible en los lugares donde se 7

desarrolla la vida social. Por eso ocupan el espacio urbano y edificios simbólicos. Los espacios ocupados han tenido un papel destacado en la historia del cambio social, así como en los nuevos movimientos, por una serie de razones. En primer lugar, crean una comunidad, definen un “nosotros contra ellos”, al incorporarse a un lugar ocupado y desafiar las normas burocráticas del uso del espacio, otros ciudadanos pueden ser parte del movimiento sin necesidad de adherirse a una ideología u organización. Simplemente estando allí, por sus propias razones. Además los espacios ocupados tienen un sentido, adquieren una razón simbólica que es la de ocupara espacios de las élites de poder. Por último al construir una comunidad libre en un lugar simbólico, los movimientos sociales crean un espacio público para la deliberación, que finalmente se convierte en un espacio político, espacio de reunión de asambleas soberanas para recuperar los derechos de representación. La cuestión fundamental sobre este nuevo espacio público, el espacio interconectado entre el espacio digital y el urbano, es un espacio de comunicación autónoma donde hacer política. La emergencia de la llamada “política del movimiento” (Iglesias 4, 2007), es decir aquella en la que la movilización constituye el eje básico de cambio político, encarna uno de los fenómenos políticos más importantes de nuestro tiempo surgido del ámbito de los movimientos sociales. Como no podría ser de otro modo en un mundo en cambio, la movilización política se ha convertido en una herramienta fundamental en la producción y diseño institucional de los regímenes políticos contemporáneos, en general, y de las democracias liberales, más en particular. Prácticamente, sin importar el ejemplo que observemos, movimientos y contra-movimientos marcan las agendas políticas, configuran la opinión pública, legitiman o deslegitiman los procesos de tomas de decisiones, contribuyen o dificultan la implementación de las políticas públicas, etc. A medida que la globalización se acelera, la política del movimiento refleja mejor que ninguna otra los aspectos más novedosos del cambio político en las sociedades de la información o, si se prefiere, la fenomenología del poder constituyente en el capitalismo actual. En efecto, si la anteriormente dominante política de partidos incorporó en su seno la “política de notables” , en la actualidad la que el autor del artículo denomina “política del movimiento” sobrepasa, progresivamente, la antigua “política de partidos”. Y si se habla de sobrepasar es porque la política de partidos, al igual que en su momento la política de notables, no desaparece, sino que más bien se recombina, incorpora y adapta a las nuevas reglas de juego que impone el progreso de la política del movimiento. O siguiendo el ejemplo que se propone en el artículo de manera más gráfica y empírica, allí donde antaño encontrábamos las grandes figuras del primer parlamentarismo, los honorables, ahora nos encontramos con las “baronías” de los partidos políticos. Los barones ya no son, sin duda, los honorables de hace un siglo, pero conservan buena parte de las funciones de aquellos dentro de las maquinarias del “Estado de partidos”. De manera semejante, los partidos políticos no son organizaciones de movimiento, pero cada vez más se ven obligados a actuar como tales, si lo que desean es movilizar electorados, ganar legitimidad para sus políticas, etc . 4 Artículo firmado por Pablo Iglesias Turrión, para la revista Ágora, donde expone de manera muy ilustrativa, lo que utilizando la terminología de Castells, sería la conexión entre las redes del ámbito político y social, utilizado para el poder y el contrapoder. Un claro ejemplo de estas ideas las llevaría a la práctica posteriormente su formación política, Podemos.

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Una vez planteado el marco donde se desenvuelven los nuevos movimientos sociales y su “choque” con las redes políticas, se procederá al análisis del caso español y ecuatoriano y en última instancia, se intentará extraer una conclusión sobre la posibilidad de compararlos.

EL PASO DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES A LA POLÍTICA: ALIANZA PAÍS VS PODEMOS • El caso de Ecuador: Ecuador que hasta finales de los 70 había sido un baluarte más del neoliberalismo (sin haber realizado cambios estructurales que a la larga serían necesarios) y que se había visto beneficiado hasta entonces por la globalización entró en una serie de dificultades debido a desajustes macroeconómicos que han dejado huella hasta hoy en día, la bajada del precio del petróleo así como una serie de catástrofes naturales a causa de “El Niño” a principios de los 80 causó una serie de problemas que derivaron en un alza de la deuda externa con los acreedores internacionales. Ecuador recurrió en repetidas ocasiones al Banco Mundial y al FMI cuyos préstamos para el ajuste estructural y sectorial fueron poderosos mecanismos para forzar el neoliberalismo y agravar sus efectos. A partir de este periodo el país vivió una tortuosa marcha de ajustes y desajustes interminable, pasando por gobiernos socialcristianos, socialdemócratas (en un primer momento contrario a la tesis neoliberal) conservadores y populistas no llegaron a ofrecer soluciones sino confusión hasta el fin del siglo XX. Además el análisis del ajuste en el ecuador no estaría completo sin tener en cuenta las dificultades exógenas, tales como los diferentes desastres naturales (sequías, inundaciones, terremotos), la caída del precio del petróleo (1982-83, 1986, 1997-98), conflicto bélico (1981,1995), crisis financiera internacional (1997-98). A los proyectos coyunturales descritos se añaden varios factores endógenos. Sobre todo la propia política económica aplicada entre 1992 y 1999. Por un lado las desacertadas y costosas políticas de salvamento de la banca privada, aberraciones fiscales, la improvisada e inconclusa “dolarización” de la economía lo que aumentó las presiones inflacionarias y con ello la inestabilidad política del país. En estas condiciones la economía ecuatoriana atravesó una situación dramática (en 1999 hubo una devaluación de la moneda del 216%, inflación del 52%, caída del salario del 23%, etc.) Según UNICEF Ecuador experimentó entonces el empobrecimiento más acelerado de la historia de América Latina. Con este caldo de cultivo la inestabilidad política llegó a su punto álgido a partir de 1998 con la destitución de 3 presidentes antes del término de su mandato debido a la acción del congreso y las protestas ciudadanas. La victoria del presidente Rafael Correa muestra un cambio de rumbo acorde a la tendencia latinoamericana protagonizada por Chávez en Venezuela o Evo Morales en Bolivia, gobiernos con una orientación más social que socialista, más antineoliberal que propiamente de izquierda, con una oposición a la globalización y en particular a la hegemonía estadounidense en la zona. Desde el punto de vista de sus políticas económicas el gobierno de Alianza País, se ha alejado claramente de sus predecesores, muestra un claro giro a la izquierda tanto en el discurso 9

como en las acciones y retoma tópicos de los movimientos sociales (contenidos sociales de la democracia, subordinación del capital al trabajo, reivindicación de los derechos laborales,etc.) pero no libre de polémica, por un lado los neoliberales acusan a su amplio gasto público de hipotecar su futuro económico y otros cuestionan el excesivo poder del presidente Correa que salpica al resto de poderes. La corrupción sigue siendo una lacra en Ecuador y los movimientos indígenas continúan siendo una pieza política crucial. Todos los movimientos sociales en el país desde los más dinámicos hasta los más insignificantes están implicados en la lucha por el poder estatal. Por tanto los movimientos sociales son de vital importancia en Ecuador, son muchos y organizados y engloban generalmente al movimiento indígena. En la historia política de Ecuador los indígenas han sido tradicionalmente excluidos del proceso de toma de decisiones. A pesar de que “lo indio"constituyera un elemento fundacional de la sociedad ecuatoriana, el sistema político ha marginado su integración y participación en la política del país. Desde 1830, en los albores de la vida republicana, ya se hablaba de una República de blancos y de una República de indios. A través de los años, esta idea fue dando forma a la política ecuatoriana ya que los indígenas han sido excluidos a partir de diferentes mecanismos entre los que pueden mencionarse el ordenamiento jurídico del Estado y la cultura política de sus habitantes. Los movimientos sociales han marcado la historia del Ecuador durante la segunda mitad del pasado siglo, disputando su espacio de influencia política en las transformaciones socioeconómicas e institucionales que se han ido dando en el país. Son identificables diferentes momentos o etapas en función del protagonismo de los actores sociales: movimientos campesinos en la década de los 50 y 60; movimientos estudiantiles en los años 70; movimiento obrero en las décadas de los 70 y 80; y el surgimiento de los nuevos movimientos sociales a partir de los 90. En las tres últimas décadas la situación se ha ido transformando, paralelamente al proceso de democratización, los indígenas han comenzado a organizarse y, desde el levantamiento de 1990', se han convertido en un actor con gran capacidad de presión en la vida política del país y con gran influencia en la toma de decisiones. Por otro lado se hablaría de sectores religiosos (pese a que Ecuador es oficialmente laico) aunque también están presentes grupos relacionados con la industria y el comercio, con mención especial al sector petrolero. El protagonismo político y social del movimiento indígena como paradigma de los nuevos movimientos sociales que se reproducían por otras áreas del planeta, les llevó incluso al acceso al poder en el año 2003 y a su correspondiente contradicción consecuencia de la crisis de legitimidad del sistema político ecuatoriano. Lo indicado con anterioridad generó la pérdida de centralidad política del movimiento indígena e impacto a lo interno de la organización, provocando una crisis en el movimiento de la cual aun se está en fase de superación. La aparición en febrero del 2006 de Alianza PAIS y el posterior desarrollo del fenómeno correísta, generó aun más contradicciones al interior de las organizaciones sociales. Gran parte de las reivindicaciones históricas de los movimientos sociales se veían plasmadas en el Plan de Gobierno del Movimiento PAIS 2007-2011, condición que inhabilitó en parte el quehacer 10

cotidiano de este espectro político no institucional. La convocatoria de la Asamblea Constituyente en 2007 y la gestación de la actual Carta Magna ecuatoriana a través de un importante proceso de participación social, conllevó que los movimientos sociales posicionaran estratégicamente su eje de acción en torno a dicho proceso. La metodología aplicada para la elaboración de la Constitución permitió que las organizaciones sociales introdujeran gran parte de sus postulados en los debates constituyentes, satisfaciendo las pretensiones de la mayoría de estas. Así, se plasmaron en la Constitución de 2008 gran parte de las agendas de lucha de las organizaciones sociales en el ámbito ambiental, económico, sociopolítico, laboral, ciudadano, cuestiones de género, participación social o la reivindicación de plurinacionalidad. Esto significó que en la campaña por la aprobación de la Constitución, referéndum que tuvo lugar el 28 de septiembre de 2008, coincidieran la mayoría de movimientos sociales junto a organizaciones políticas como Izquierda Democrática, Partido Socialista – Frente Amplio, Pachakutik, Movimiento Popular Democrático, Partido Comunista y el partido del gobierno, Alianza PAIS. La subsidiaridad de los movimientos sociales a la lógica política que se desarrollaba en ese entonces no ayudó a la reconstrucción y empoderamiento de estos, dejándolos en una posición subalterna respecto a la política institucional. Así, la emergencia de Alianza País, revolucionó, no solo el marco político ecuatoriano, sino todo el equilibrio de fuerzas de los movimientos sociales, que algunos podrían argumentar que “han muerto de éxito bajo el mandato de Correa”. Hay que puntualizar que la aparición de Alianza País, no fue un fenómeno coyuntural, podría decirse que primero pasó por fases de latencia, surgiendo de un movimiento social, La Revolución Ciudadana, que es heredero a su vez de la Rebelión de los Forajidos. Para entender el origen de Alianza País ha que remontarse a 2005, en una rueda de prensa del entonces presidente de Ecuador, Lucio Gutiérrez, cuando la movilización social empezaba a crecer inesperadamente la noche del 13 de Abril, lanzó con desprecio el epíteto de “forajidos” para referirse a aquellos que realizaron un a concentración frente a su domicilio, pero su caída en cuanto a la confianza ciudadana había sido tal que al difundirse por la prensa el calificativo se trastocó hacia un sentido positivo para generar una identidad común entre la oposición civil no partidaria, entonces en Ecuador comenzó a popularizarse el: “todos somos forajidos”. De allí en adelante, entre el 14 y el 21 de Abril se desenvuelve la llamada “rebelión de los forajidos”. Esta movilización social precipitó el derrocamiento del gobierno de Gutiérrez, en cuyo desenlace final intervino el Congreso Nacional que declaró vacante la primera magistratura y la decisión de las Fuerzas Armadas de retirarle el apoyo. Esta agitación social tuvo como escenario principal, a la capital de la República, la composición social estuvo dada mayoritariamente por la presencia de clases y capas medias, los motivadores de agitación fueron la salida del Presidente de la República, “Lucio fuera”, las reivindicaciones desde la ciudadanía, y sus mecanismos de acción bajo el precepto de la “autoconvocatoria”. Fue un movimiento bastante amorfo cuya presencia (visible) tiene apenas unos diez días, 11

pero tiene raíces en los sucesivos procesos de movilización por una revocatoria del mandato de hecho sobre los primeros mandatarios aplicando golpes de estado parlamentarios (como había acontecido con los casos de Abdalá Bucaram y Jamil Mahuad) Su punto fuerte estuvo en la participación abierta de sectores sociales diversos que se rebelan contra el deterioro del sistema político ecuatoriano, principalmente la corrupción, y todos los partidos políticos, ello le permitió convocar a un amplio espectro de pobladores que consideran que de esta manera evitan la manipulación de las cúpulas partidarias, pues la experiencia de los casos precedentes, es que ellos terminan negociando cargos, puestos, contrataciones y ministerios. Más ese mismo espectro amplio, que permite que a su interior se movilicen una gama enorme de sectores poblacionales: aficionados de equipos deportivos, núcleos de masones, congregaciones religiosas, asociaciones estudiantiles, clubes juveniles, gremios profesionales, comités de barrios, etc., pero donde casi no aparecen sindicatos ni comunidades indígenas, peor partidos políticos, no representan en sí un proyecto histórico consolidado, si no que proponen una “refundación del país”. El denominador común constituyó el rechazo a la corrupción que se mostró durante la última etapa del gobierno de Gutiérrez, un sentimiento de necesidad moral de actuar frente al sistema político que colapsaba en sus propias corruptelas. El derrocamiento del gobierno de Lucio Gutiérrez implicó un revés a las cada vez mayores determinaciones del Departamento de Estado de los Estados Unidos en la política interna del Ecuador, especialmente despliegue del Plan Colombia, consolidación de su base militar en Manta, negociaciones sobre Tratado de Libre Comercio. Gutiérrez armó la base política de su régimen sobre la base de un alineamiento absoluto con la administración Bush, en su primer viaje a Washington, en el 2003, se autoproclamó como “el mejor aliado de los Estados Unidos”. Educado en las escuelas de entrenamiento del Pentágono, se convirtió en una pieza incondicional a la estrategia del Comando Sur del Ejercito de los Estados Unidos para la región andina. Así, el entonces presidente, se encontró el miércoles 16 de Abril que el paro convocado por la llamada “Asamblea de Quito” resultó débil, parecía que todo estaba controlado, por un lado en el Congreso se reproducían las negociaciones tramposas, por otro lado, aquellos que en el pasado reciente habían activado la movilización, las organizaciones indígenas, los gremios de trabajadores, demostraban incapacidad de movilización. Pero el movimiento se revitalizó desde donde menos se esperaba: la conciencia de dignidad, de participación de las clases y capas medias de las ciudades, con poca trayectoria en partidos o sindicatos. Profesores no agremiados, militares retirados, abogados en “libre ejercicio de la profesión”, madres de familia, jubilados con pensiones de miseria, abuelito/as (lo que en España se denominará “yayoflautas”), jóvenes de universidades particulares, desempleados y también sectores económicamente acomodados. No cabe descartar sectores de profesionales a quienes una economía dolarizada lleva a bordear situaciones de pobreza. 12

El llamamiento provino desde una emisora de radio alternativa “Radio La Luna”, con una trayectoria a favor de la comunicación popular y participativa; convertida en caja de resonancia y coordinación de la indignación social. Desde esta radio se empezó a llamar a la gente a movilizarse ese mismo miércoles a las 21h00 a un “cacerolazo”: miles acudieron y luego marcharon hacia la sede de la Corte Suprema de Justicia. Así se quebró la trampa del control social sobre la base de dividir y envilecer. Los une la identificación de “ciudadanos”, se proclaman como “autoconvocados”, demandan cambios profundos en la sociedad ecuatoriana, se sienten partidarios de mecanismos no violentos y creativos para la protesta, aspiran a que su movilización pacífica y persistente sea suficiente para derrocar el gobierno. Transformaron en positivo el calificativo que despectivamente Gutiérrez les arrojó: “forajidos”. Desde la noche que inútilmente pretendió establecer el Estado de Emergencia todos proclamaron: “yo también soy un forajido/a” Es un movimiento novedoso, algunos lo calificaron “anárquico”, “pequeño burgués”, “sin dirección”, “apolítico”, “ingenuo”. Algo de eso hubo, pero también un rejuvenecimiento en las reclamas sociales, en un mar de compra de conciencias, divisiones, pragmatismos donde los “orgánicos”, los “verdaderos proletarios”, los “dirigentes” y “maduros”, apoyaron la candidatura de Gutiérrez, lo encumbraron en la presidencia y mas tarde aportaron a sostenerlo. También se desarrolla como una respuesta a la miopía de la propia socialdemocracia orgánica y las ong´s por menospreciar la radicalidad de la propuesta. El movimiento de los forajidos intentó, aspiraba desde lo no partidario, a superar las lacras de la institucionalidad del sistema político, precisamente porque lo partidario terminó por contagiarse de la podredumbre. Con el tiempo esta rebelión pareció ser un fenómeno líquido (utilizando la terminología de Bauman), pues con el tiempo se difuminó, pero tuvo su sucesora en el movimiento de Alianza País y la Revolución Ciudadana. Haciendo un recuento del origen y desarrollo de este fenómeno político llamado “revolución ciudadana” encontraremos que el punto de partida fue sin lugar a dudas “la rebelión de los forajidos” que tenía como antecedentes una grave crisis política institucional de los gobiernos de años anteriores . El movimiento de los trabajadores de la década de los 80 había sido derrotado, en gran medida por sus propios errores, los movimientos sociales que constituyeron la continuidad de la resistencia fueron de igual manera vencidos, a pesar de haber protagonizado la resistencia al neoliberalismo. En este contexto aparece Rafael Correa quien fue nombrado Ministerio de Finanzas de Ecuador, en el gobierno de Palacio. Durante su paso en el ministerio , Correa se mostró escéptico ante la firma de un Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y se mostró crítico con el FMI. Por otro lado, trabajó para aumentar la cooperación de Ecuador con otros países latinoamericanos. Después de que el Banco Mundial detuvo un préstamo (alegando cambios en el fondo de estabilización de ingreso de crudo), Correa salió del gobierno de Palacio. Por la falta de apoyo del presidente , Correa renunció el 8 de agosto de 2005, renuncia que produjo varias protestas en la Asociación de Empleados del 13

ministerio de Economía en respaldo a Correa. Su corto paso por el ministerio de economía Correa se ganó el respaldo de varias organizaciones sociales, el sector público, los sindicatos, y la ciudadanía que luego serían recogidas en la gestación del partido (denominado movimiento) Alianza País, sirviendo como organización política de la “Revolución Ciudadana”, y que fue lanzado formalmente en Quito, el 19 de Febrero de 2006 en un “festival cívico”. la victoria de Rafael Correa marcó un punto de quiebre en la historia ecuatoriana ya que este gobernante se presentó como una especie de “salvador ” que venía a reivindicar a las clases sociales menos favorecidas. Rafael Correa llegó con una propuesta de cambio la cual refleja los intereses básicos de los movimientos indígenas y, por esta razón, es que el apoyo que estos han brindado al gobierno ha sido fundamental para lograr todas las transformaciones a nivel institucional y político. Todo ello comenzó a tomar un carácter “visible” en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales a las que Correa se presentaba. La presión electoral vivida a finales del año 2006 se puede considerar como un momento de profunda trascendencia para el desarrollo de Ecuador, el cual se caracterizó por una gran competencia en la segunda vuelta de las elecciones entre Rafael Correa y Álvaro Noboa. Durante el período previo a la segunda vuelta, el ambiente político se impregnó de movimientos sociales en donde la gran mayoría estaban totalmente en contra de la llegada de Noboa al poder, debido a que era visto como un amigo de los Estados Unidos, lo cual podría significar la firma de un Tratado de Libre Comercio con la potencia norteamericana, lo cual no se veía con buenos ojos desde las movilizaciones sociales. Además, su profunda tradición política y oligárquica no era compartida por los movimientos indígenas, ya que representaba la antigua clase tradicional. Fue bajo esta imagen negativa de Noboa que la candidatura de Correa pudo fortalecer sus bases, dándose a conocer como una nueva alternativa que promete un cambio radical bajo la construcción de una nueva constitución de carácter más participativo y democrático. Lo anterior, ligado a un profundo alejamiento de Estados Unidos, y a un acercamiento significativo con la ideología venezolana de Hugo Chávez y con la boliviana de Evo Morales. Es bajo este marco de izquierda suramericano que la propuesta innovadora de Correa entra con un nuevo aliento, en donde los movimientos sociales ven cómo sus demandas pueden ser cumplidas gracias a la profunda transformación social que Correa propone. La política anti neoliberal de Correa es uno de los principales pilares de donde se sostiene el inmenso apoyo popular que la mayoría de los movimientos sociales le brindan. La posición de los movimientos sociales es clara, primero está el desarrollo social de todos los ecuatorianos y más, si hay que hacerle pagos a entidades neoliberales.En cuanto a los recursos energéticos, los movimientos sociales tienen una política muy clara ya que consideran que deben mantenerse protegidos para evitar un tipo de explotación que afecte su forma de vida y, sobre todo el medio ambiente. El nuevo carácter social de este gobierno, le brinda la oportunidad a una cantidad importante de movimientos sociales que nunca antes habían logrado una reivindicación de su historia y de sus raíces; la protección de su hábitat y de su cultura, la cual estuvo 14

durante muchos años explotada por multinacionales, les ha dado una nueva esperanza de mejorar su condición de vida bajo sus propios principios. El proyecto de Correa ha logrado unir bajo su mando un apoyo popular inmenso, que pocos meses atrás se había caracterizado por ser el culpable de la inestabilidad política del Ecuador y, de generar una imagen negativa del país a nivel internacional. Sin embargo, aunque el Presidente hasta ahora ha venido cumpliendo con lo prometido, vale la pena preguntarse hasta que punto su presidencia podría ser mucho más personalista (el rasgo de un líder carismático en España sería automáticamente tildado de populista5), dejando de lado esa perspectiva social que tantos éxitos le ha brindado hasta el momento. El exceso de personalismo por parte de Correa podría convertirse en una de las armas más destructoras para su gobierno, incidiendo profundamente en los niveles de popularidad y de estabilidad y dejando relucir ciertas carencias de su Movimiento Alianza PAIS, lo cual pondría en riesgo su presidencia y promovería una nueva sublevación social. La “Revolución Ciudadana” del Movimiento Alianza País, heredera de aquella “Rebelión de los Forajidos” se convirtió en la mejor forma para unificar a una masa popular decepcionada y desconfiada; Correa encontró la forma de hacerse ver como uno más de ellos, y consolidó un movimiento político con propuestas sociales radicales como lo son la Asamblea Constituyente y la ruptura de las relaciones con Estados Unidos. Sin el apoyo de los movimientos sociales, el proceso revolucionario propuesto por Rafael Correa no hubiera obtenido los éxitos que ha tenido hasta el momento. Una vez expuesto el caso ecuatoriano, ¿de donde viene Podemos en España? •

El caso Español:

La idiosincrasia de los movimientos sociales en la democracia (y en los años finales de la dictadura) tienen una composición muy diferente de lo visto en Ecuador, centrándose más en movimientos obreros, sindicales y estudiantiles, sin el factor de movilizaciones de carácter étnico. En cualquier caso, y sin ser tan beligerantes como su contrapartida ecuatoriana, los movimientos sociales españoles han existido a lo largo de los años, muchos de ellos, herederos de Mayo del 68. Fue en el contexto de la crisis española, agravada a partir de 2008, cuando los movimientos cívicos han retomado fuerza. Y fue en 2011, cuando casi por sorpresa, los nuevos movimientos se hicieron visibles en los espacios públicos. El hecho de ver vulnerado el Estado de bienestar (denominado del buen vivir, en Ecuador), el que las políticas neoliberales camparan a sus anchas y que las decisiones políticas fueran fagocitadas por la esfera económica, fomentaron una serie de sensaciones que se extendieron de forma vírica, sembrando el malestar; así surge la indignación. Si el 15M causó cierta conmoción e impacto mediático, fue porque su potencia y masividad fue completamente inesperada. Se ha argumentado que el 15M surge como un 5 Nótese que el término “populismo” en al ámbito español se aleja de su definición más política y adquiere un carácter peyorativo, que a un político se le llame populista en este sentido es casi sinónimo de decir que “vende humo”. Para una definición de populismo más pragmática consúltese: van Kessel, S. (2014) The populist cat-dog: applying the concept of populism to contemporary European party systems, Journal of Political Ideologies.

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acumulado de protestas donde confluyen varias experiencias y movimientos: el movimiento V de Vivienda Digna; Juventud sin Futuro; ATTAC; el movimiento universitario contra Bolonia y otros. Esta densidad de participantes en el 15M nos indica, ciertamente, el uso y alcance de un trabajo en red muy importante (redes sociales on-line). Pero debemos admitir que esta presencia colectiva es mucho más que la suma de esas experiencias y que, desde luego, su éxito no puede explicarse únicamente a partir de esa suma. De hecho había otras experiencias que sin participar de manera directa en la convocatoria de la primera manifestación, habían alimentado,en la periferia del sistema político, la cultura de resistencia, el trabajo en red, la densificación del tejido asociativo crítico y un funcionamiento radicalmente democrático en sus formas de organización y de toma de decisiones. Podríamos mencionar el movimiento okupa, el movimiento ecologista y movimientos urbanos de diferente tipo: asociaciones de consumo sostenible; experiencias de uso alternativo de espacios urbanos (como Esta es una Plaza, en el madrileño barrio de Lavapiés); redes de pensamiento alternativo (fundaciones, institutos, universidades no formales pero también formales, editoriales, revistas etc..). Sin este tejido la difusión del 15M hubiera sido incomprensible, pero ello no explica por sí solo el surgimiento del 15M, estos movimientos crearon el caldo de cultivo; funcionalmente, fueron la fase latente del 15M .El movimiento 15M fue inesperado, o al menos su repercusión, y parece importante destacar esta característica. Pese a que algunos autores defienden que la masividad de la protesta, es capital señalar que una cosa es constatar la difusión extensa del descontento por las redes sociales y organizaciones a las que antes hemos hecho referencia,y otra muy distinta es deducir de ahí que la movilización sería cuantitativamente importante o tendría esa repercusión mediática y social. Y lo que traería después. Del legado dejado por el 15M y los indignados nace Podemos, aunque ellos mismos reniegan de ser el propio 15M, pues lo consideran por naturaleza “irrepresentable”, son por tanto el testigo político del mismo. Nacen de las asambleas del 15M, que ahora llaman “círculos”. Lo que en 2007 Pablo Iglesias denominaba “politica del movimiento” en estado puro. Iglesias transformó a Podemos, un partido constituido apenas cuatro meses antes, en la cuarta fuerza política del país, algo sin precedentes. Un movimiento arrollador que pilló por sorpresa a sociólogos y centros demoscópicos, que auguraban uno, dos o, en el caso de los más optimistas, hasta tres asientos en el Parlamento Europeo. Que cogió por sorpresa a los grandes partidos, a los medios de comunicación e incluso a sus propios seguidores y colaboradores. A España entera. ¿Quiénes son? ¿De dónde vienen? Podemos es un partido nuevo y en muchos aspectos distinto. Construido alrededor de un líder que se define como “un humilde portavoz” y que reniega de la jerarquía. Que no cobrará cantidades abusivas, y que él y sus compañeros de candidatura no viajarán en business. Un portavoz y cabeza de partido con una extraordinaria capacidad dialéctica y una seguridad inquebrantable en sí mismo y en su causa. Y con un ego que en los últimos doce meses ha crecido a marchas forzadas, al mismo ritmo que el número de sus seguidores, partidarios y simpatizantes. Un líder que no habla del partido, de órganos o de congresos, sino de círculos, de asambleas, de bases, de votos, de consensos. De decidir siempre desde abajo. De que no haya jefes que manden, o como mucho, y si no hay más remedio, que “manden obedeciendo” la voz de la mayoría. Un partido que ganó las 16

elecciones con una campaña de apenas 150.000 euros. Que hizo una campaña fulgurante. Austera, muy local, de base. De movimientos vecinales, asambleas. De redes sociales. De boca a boca. Que supo atraer a gente de izquierdas y derechas, a descontentos, a irritados, a indignados. Podemos es un movimiento, pero también es, como ocurre en Ecuador con Correa, Pablo Iglesias. Y para comprenderlo, a ambos, es necesario entender de dónde vienen, quiénes son y cómo entienden la política él y el grupo de expertos que lo han construido. El partido es novato, y la estrategia de comunicación novedosa. Pero su núcleo, sus ideas y la ejecución han sido todo lo contrario. El corazón de Podemos lo forman un grupo muy compacto de politólogos y profesores universitarios de Madrid. De la facultad de Ciencias Políticas y Sociología, en el campus de Somosaguas. Un edificio cuna de un activismo muy potente desde hace dos décadas. Allí imparten clases Iglesias y su círculo más cercano. Podemos es hijo de la crisis económica y del hundimiento de los partidos tradicionales, incapaces de dar respuestas a las demandas de millones de ciudadanos. Incapaces de arreglar una economía descompuesta, pero sobre todo de solucionar los problemas de confianza, corrupción y liderazgo en sus propias filas. Al calor del 15M, este grupo de la Complutense, históricamente muy próximo a Izquierda Unida, al Partido Comunista de España y a Izquierda Anticapitalista, comprendió que algo había cambiado de verdad. Que algo se había roto en el mecanismo de transmisión del mensaje político. Y que por ello se abría, por primera vez en mucho tiempo, un espacio valiosísimo en el espectro político que se podía ocupar. Que había hueco para un nuevo discurso, una oportunidad para entrar en el sistema desde fuera, pero también que no iba a ser fácil lograrlo sin recursos. Y allí entró en acción Iglesias, líder natural, joven, dinámico, con carisma. Él podía ser la cabeza visible de una nueva forma de hacer política. Para ello, para calar, necesitaba llegar de forma regular a millones de personas, de izquierdas y de derechas, jóvenes y viejos. A los indignados. A los parados, los desahuciados y los que estaban hartos de la política y la crisis. A los ofendidos por los rescates a la banca y por la corrupción. A los que creen que todos los políticos son iguales. A las mareas de todos los colores. Iglesias y su equipo hicieron correctamente el diagnóstico y entendieron cuál era la forma de administrar su receta: la televisión y las redes sociales. En realidad, el germen de Podemos viene de mucho antes. Entre 2008 y 2009, varios profesores del departamento de Ciencias Políticas y de la Administración III crearon la Promotora de Pensamiento Crítico, un espacio de debate dentro de la facultad que nacía con varias líneas de trabajo definidas, entre ellas cuestionar la Transición democrática, una tesis defendida por la mayoría de profesores del centro. Una Transición vista como “pacto entre élites”, dirigida, limitada, cooptada. Una Transición que “tuvo unos problemas de diseño que estamos pagando ahora”. El movimiento vivió su cenit el 25 de mayo de 2010, cuatro años exactos antes de las elecciones, cuando 500 alumnos y profesores asistieron a un debate en la sala Polivalente de la facultad. En él, ocho ponentes debatían sobre la Transición, la calidad democrática y la memoria histórica. Iglesias era el moderador, la voz cantante que controlaba el tiempo de cada ponente y la escenificación. El tempo y la escenografía. El evento suponía, en sus palabras, “un intento de la red de profesores La Promotora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UCM de renovar los 17

actos académicos para acercarlos a los últimos desarrollos de la cultura política audiovisual, apostando por un estilo de debate joven, ágil y desenfadado, inspirado en fórmulas televisivas de éxito”. Y funcionó. Poco después, desde Tele K ofrecieron trabajo a Iglesias y a su equipo. A partir de ahí, Pablo Iglesias y otros miembros de Podemos, en menor medida, fueran adquiriendo notoriedad en los medios de comunicación de manera exponencial. Labrando un camino que les habría de llevar a las elecciones europeas y a dar la ya mencionada sorpresa electoral. El movimiento, ahora ya más maduro se ha constituido (o está en proceso) como partido muy recientemente. Y se enfrenta ahora al reto de las elecciones generales. Evidentemente en este punto se encuentra en un estadío mucho menos avanzado que Alianza País y no es posible por tanto hacer una comparación de su carácter de movimiento social en el gobierno. Pero claramente las similitudes están ahí. CONCLUSIONES: En el marco comparativo, los dos casos expuestos tienen diferencias sustanciales (más allá de la diferencia geopolítica que supone comparar una nación sudamericana con una del sur de Europa) y evidentemente no se encuentran en la misma fase de desarrollo. Pero volviendo a los objetivos de este trabajo. Parece claro que ambos responden a la conexión de las redes sociales y políticas. Donde movimientos sociales pasan a formar parte de las redes de poder, como expone Castells. La definición de Pablo Iglesias de “política de movimiento” parece bastante acertada, pues en ambos casos se surge de un movimiento social inical (15M o rebelión de los forajidos) que calificados de, entre otras muchas cosas, “apolíticos o no partidarios”. El acierto de Alianza País, fue crear su propio “macromovimiento social”, la llamada revolución ciudadana, que pretende englobar al resto de movimientos ecuatorianos e introducirlos en las redes de poder políticas. El cambio de sistema ya ha llegado así a Ecuador, de momento Podemos no ha llegado ahí. Pero esto supone que los movimientos sociales en Ecuador están subordinados al partido del gobierno. En España, Podemos dice no ser el 15M, sino consecuencia de este, y aunque oficiosamente engloben a los movimientos, oficialmente no se han atrevido a dar el paso que dio la organización de Correa en el país andino. Podemos decir, que en diferentes grados, ambos movimientos sí siguieron el mismo camino del contrapoder al poder. ¿Pueden ser considerados los dos “nuevos movimientos sociales”? Ciertamente en Ecuador el continuismo de la acción ciudadana a lo largo de su historia, puede suscitar a que ciertos autores hablen de que estos nuevos movimientos, solo sean la consecuencia lógica de los movimientos clásicos, y que los análisis teóricos del siglo XIX podrían dar cuenta de ello. Sin embargo, aquí se sostiene que, siguiendo la lógica de Melucci y Castells, estos son movimientos, autonomos, de comunicación horizontal, heterogéneos y que viven en espacios públicos y en las redes sociales que proporciona internet y los medios de comunicación. El 15M tuvo un pilar en twitter y la rebelión de los forajidos no solo adoptó el nombre a partir de los medios de comunicación, sino que utilizó una emisora de radio alternativa (radio Luna) como medio de contrapoder. ¿y contra que protestaban estos movimientos? En ambos casos, y sin despreciar las características políticas y sociales propias de cada país, está claro que las políticas neoliberales y las crisis derivadas de las mismas fueron el motor de las movilizaciones. La deuda que 18

Ecuador vino sufriendo desde hace años y la que en los últimos sufre España han dilapidado una serie de derechos que ya no se encuentran garantizados y que unen a ciudadanos de muy diferentes perfiles. En los dos casos la desconfianza política ha sido clave, la corrupción y la conexión continua entre las redes políticas y económicas han sido la gota que colmó el vaso. Además, en su incursión política y tal vez por su sesgo social, ambas formaciones son frecuentemente catalogadas como “de izquierdas”, “extrema izquierda”, “rojos”, “comunistas”, y en el caso de Podemos, se le ha llegado a tildar de la banda armada “ETA”. En el caso de Alianza País no temen abrazar este calificación, y hablan de socialismo del siglo XXI, revolución bolivariana y socialismo “pragmático”; aún así el gobierno de Correa, escudado en ese pragmatismo, no teme difuminar sus límites ideológicos para abarcar a mayores sectores de la población. Podemos, por su parte, ha ido jugando a eludir calificativos, y se define como el pueblo antes que de izquierdas o derechas, es más, dirigentes de la formación se enorgullecen en recalcar que un porcentaje de sus votantes son antiguos votantes del conservador Partido Popular (PP). Por tanto no es descabellado hablar, de estrategias populistas (libre de connotaciones negativas) y más propias de partidos “atrapalotodo” que de partidos de izquierdas. Otro punto común es la amplia base social de ambas formaciones, las asambleas de Alianza País y los círculos de Podemos. Pese a esto y en contraposición a los movimientos originarios de ambas formaciones, no jerarquizados, los dos casos presentan unos líderes fuertes y visibles. Correa ha sido un presidente que ha ido acaparando poder sin reticencias, y que personaliza a la Revolución Ciudadana, tal vez uniendo el destino de la formación a su propia gestión (¿habría Alianza País sin él? Probablemente no más que sin movimientos sociales que la apoyasen). Pablo Iglesias también se ha echado su formación a la espalda. No escapó a la polémica la decisión de usar su cara en las papeletas electorales para las elecciones europeas. Además durante la constitución de Podemos como partido, tanto él como su círculo más cercano han mantenido o incluso aumentado su poder dentro de la formación. Habilitando a la prensa a llamar a Pablo Iglesias “el macho alfa de Podemos”. El cierre de este trabajo es afirmar que, diferencias a un lado, ambos casos son susceptibles de ser comparados bajo el marco de los nuevos movimientos sociales en la esfera política como se ha intentado argumentar. Que son casos homólogos en cuanto a su paso de la movilidad social a la política, no garantiza que los resultados electorales también sean iguales. Tal predicción queda fuera del análisis y las aspiraciones de este escrito, que por otra parte considera cumplidos sus objetivos, al menos de manera somera.

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BIBLIOGRAFÍA: Melucci, A. (2001) Los nuevos movimientos sociales. De la ideología a la identidad. CIS Castells, M. (2009) Comunicación y Poder. Alianza Editorial Castells, M. (2012) Redes de esperanza e indignación. Alianza Editorial Gutiérrez-Montealegre, A (2008) Los movimientos sociales ecuatorianos como elementos centrales del gobierno de Rafael Correa. Pap. Polít. Estud. Bogotá (Colombia), Vol. 4, No. 1, 147-158, enero-junio de 2008. ISSN 1900-5555 Machado, D. (2012) ¿Una nueva etapa de los movimientos sociales del Ecuador? Revista La Tendencia. Consultado el 24-12-14 en Rebelión.org: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=148525 Iglesias, P. (2007) Estudios sobre la política del movimiento Ágora. Revista de Ciencias Sociales. Nº17 Pág.9-12 Müller, J. (2014) Podemos: Deconstruyendo a Pablo Iglesias. Editorial Epulibre Chaves Giraldo P. (2012) La movilización de los Indignados: Una explicación sociopolítica. Revista Paideia. Nº 94 Págs. 73-86 Pena, R. (2012) Una aproximación al sistema político del Ecuador.

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