Amor y sexualidad en la vejez. La historia contada por sus protagonistas.

July 3, 2017 | Autor: Carmen Orte | Categoría: Gender and Sexuality, Quality of Life and Elderly People, Seniors Health
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Descripción

En, Varios Autores (2015). Investigación en salud y envejecimiento. Vol. II. (127-133). Almería: ASUNIVEP.

Amor y sexualidad en la vejez. La historia contada por sus protagonistas

Carmen Orte Socias *, Margarita Vives Barceló** y Lydia Sánchez Prieto *** * Grupo de investigación GIFES. Universidad de las Islas Baleares ** Grupo de investigación GIFES. Universidad de las Islas Baleares *** Cátedra de Atención a la Dependencia y Promoción de la Autonomía Personal. Universidad de las Islas Baleares

1.

Introducción

En nuestra sociedad, los aspectos vinculados con la sexualidad han significado, hasta hace poco, un tabú que implicaba la ausencia de investigaciones y de literatura científica asociada con el tema. Pero además, el secretismo se incrementa si se asocia con la edad, delimitado en gran medida por los aspectos culturales que favorecen la asunción de que la sexualidad en la tercera edad “debería ser” rechazada (Esguerra, 2007; Freixas y Luque, 2009). Leiva et al. (2013) enfatizarán que la vivencia de la sexualidad se convertirá en indispensable para el desarrollo psicoemocional del individuo, así como para asegurar el establecimiento y fortalecimiento de las relaciones interpersonales. Las personas deben vivir, sentir y experimentar, no obstante, ¿el climaterio, la menopausia o la andropausia, son estados que implican la disminución de la libido o de las relaciones sexuales? Las autoras apuntarán a que las variaciones estarán vinculadas con los cambios orgánicos, las características vitales y de las creencias o las percepciones concebidas sobre la sexualidad. Respecto a las variaciones físicas se identifica una disminución del deseo, de satisfacción sexual, así como más problemas para mantener la erección y reducción de las erecciones nocturnas, entre otros en los hombres. Los estudios indican que a pesar de que las perspectivas biomédicas y sociales apuntan que la libido disminuye asociada a la edad, ya sea por los cambios asociados a la menopausia como a elementos socioculturales, la realidad es otra (DeLamater y Koepsel, 2014). De hecho, Fernández et al. (2006) se señala que un 32,2% de las participantes si exponía que su vida sexual había empeorado en los últimos años, pero un 30,12% explicaba que no había cambio, o incluso que había mejorado. La edad, por si misma, no constituye un factor con entidad propia para afectar ni a las relaciones sexuales, ni al placer asociado (Esguerra, 2007; Thorpe et al., 2014). Según indican, tendrá más incidencia sobre las relaciones los asociados, que las propias limitaciones físicas o variaciones asociadas con el cambio de etapa vital. Los prejuicios y los estereotipos favorecerán, como no podría ser de otra manera, el recelo de las personas mayores ante la práctica sexual, que ante el temor del rechazo social, pueden verse inhibidas en la búsqueda de relaciones sexuales o ante la exploración de nuevos comportamientos placenteros (Gott et al., 2004; Orozco y Rodríguez, 2006; Cerquera et al., 2012). Cerquera et al. (2012) expondrán que las sociedades actuales tienden a percibir al adulto mayor como carente de relaciones sexuales, convirtiéndose en una percepción común tanto en colectivo juveniles como en las personas mayores. Por lo que, serán esos estereotipos algunas de las principales barreras a las que se verán sometidas estas personas mayores, especialmente, las mujeres, que sufrirán una doble vulnerabilidad al estar inhibidas por creencias asociadas a la edad, por un lado, y por el género, por otro lado (Gott et al., 2004; Thorpe et al., 2014).

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La evidencia apunta que el deseo sexual puede mantenerse durante toda la vida, a no ser que sea alterado por las implicaciones de los cambios asociados al fenómeno de envejecimiento (Cerquera et al., 2012). Lo que si se mantendrá como una constante es la necesidad afectiva de las personas, y en gran medida, esto se vincula con las experiencias sexuales (Orozco y Rodríguez, 2006). Sin duda, no se puede determinar un único estilo sexual asociado a personas mayores, sino diferentes modelos según las características vitales de cada persona (Leiva, et al., 2013). En cualquier caso, se identifican relevantes controversias, que deben ser desmitificadas, entre el enfoque popular y la verdad de los protagonistas. Por lo que, el objetivo de este documento es la visualización de la realidad de la sexualidad mediante la exposición y el análisis de las diferentes opiniones y experiencias, es decir, se pretende perfilar las verdaderas perspectivas adquiridas por los participantes sobre aspectos que influyen en la calidad de la relación sexual, así como se ven afectados por la edad.

2. Método 2.1. Participantes Para conseguir la información se contó con una muestra formada por 26 alumnos de la asignatura “La gente mayor en el siglo XXI: nuevos roles, nuevos retos”, de 3º del diploma Sénior de la “Universitat Oberta per a Majors” (UOM) de la Universidad de las Islas Baleares impartida por la Dra. Carmen Orte Socias1. Los participantes, cuyas edades oscilaban entre 59 y 78 años, presentaban perfiles muy heterogéneos; se contaba con 16 personas casadas, 2 separadas, 4 divorciadas, 2 viudas, 1 en pareja y 1 soltera. En cuanto a los niveles educativos, también se observaba diversidad, presentando desde formación primaria hasta licenciados. 2.2. Procedimiento La obtención de la información se consiguió mediante la creación de 3 grupos de discusión: grupo de mujeres, de hombres y mixto. Con el fin de conseguir la máxima información con la mayor precisión y objetividad, se desarrollaron los tres grupos en paralelo, en los que un docente se encargó de coordinar los debates, mientras otro registraba la información. Las 3 sesiones tuvieron una duración de una hora y media. 2.3. Instrumentos Se elaboró un guión siguiendo el marco conceptual y la principal fundamentación teórica asociada a la sexualidad de las personas mayores. Las sesiones se estructuraron en función del guión elaborado, así como también se enlazaban con las principales directrices adoptadas por los alumnos participantes. Las preguntas se basaron en el “state-of-art” del tema de discusión y se emitían mediante formato abierto, permitiendo el desarrollo íntegro de las opiniones de los participantes (aspecto fundamental si se tienen en cuenta los sentimientos de recelo y de inhibición asociados a la temática).

1 La Dra. Carmen Orte Socias dirige un diploma de especialización de la UOM que se ofertará el curso 2015-2016 destinado a personas de 50 años o más titulado: diferentes miradas sobre la afectividad y la sexualidad en las personas mayores.

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La abundante información fue recogida mediante dos sistemas; anotaciones por parte de uno de los docentes y registros de audio. 2.4. Análisis de datos Tras las transcripciones de las sesiones, se realizó un análisis cualitativo de los diálogos desarrollados entre los diferentes participantes. Los resultados expuestos a continuación formarán parte de las conclusiones seleccionadas que fundamentan y consolidan las opiniones de las propias personas mayores sobre sexualidad.

3. Resultados De acuerdo con la concepción de la sexualidad en la etapa vital que se aborda, el grupo de mujeres considera que la sexualidad es un aspecto secundario en la relación de pareja. Valoran otros aspectos como la afectividad, sentirse queridas y las expresiones de afecto como los besos y los abrazos. Con todo, también se valora la sexualidad, las relaciones sexuales. Esto es especialmente claro, en el caso de las mujeres, cuando se renueva la pareja: “M62SE Sí, es importante, aunque depende del estado de la persona. Me separé hace 2 años, no tenía relación íntima y me sentía invisible en ese sentido, me metí en un grupo de excursiones, etc., en la universidad conocí a una persona y comencé a sentirme de nuevo mujer, aunque no convivo con nadie, pero puedo sentir, me siento deseada. En ese momento la sexualidad la tienes perdida y la recuperas”. En el caso de los hombres la sexualidad, entendida especialmente en el contexto de las relaciones sexuales, tiene mayor importancia para ellos. En el grupo de hombres se da mayor importancia a la sexualidad y las limitaciones que plantean las analizan en el plano fisiológico, por edad o por enfermedad. El tema de la afectividad también lo valoran aunque lo verbalizan de forma, secundaria a la sexualidad en sentido estricto: “H67C: Cariño, al final todo eso se convierte en cariño, porque las frustraciones que tienes las vas proyectando al cariño, más que otra cosa” Abundan en estas ideas, El tema de las enfermedades, la toma de medicamentos y la importancia de ambas en la pérdida de funcionalidad sexual también aparece aquí como un tema importante para ellos, en algunos casos muy frustrante: “H71V: Me operaron de un cáncer de próstata malo, y esto me ha provocado un trauma tremendo, que si no tomo pastillas no sirvo para nada, y las pastillas el médico no quiere darme ninguna porque piensa que son peores que el beneficio que puedan darme por un momento de…, y al no tener mujer e ir a buscar a otra mujer por un ratito, dice que no… que no quiere darme ninguna pastilla. Y esto para un hombre, yo me siento frustrado” Otro planteamiento nos lo ofrecen aquellos que comparten sus pensamientos y reflexiones en el grupo mixto en el que incluimos tanto a hombres como a mujeres. Así, el grupo mixto de hombres y mujeres plantea la sexualidad como un tema complementario, no prioritario en sus vidas. Hablan de cualidad versus cantidad, en las relaciones sexuales y plantean la importancia del cariño, que las mujeres del grupo dicen que es “indispensable”. Sin embargo, unos y otras ven el tema de forma diferente. Para las mujeres de este grupo la sexualidad va unida a la relación afectiva “M72 C: para la mujer es indispensable”; la mujer no admite la sexualidad sin amor”. Los hombres, sin embargo lo plantean de forma distinta e independientemente de su estado civil: “H59C: Nosotros esto…., en la variedad está el gusto; H66V: yo creo que por naturaleza los hombres separamos más estas cosas.

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Para este grupo el tema fisiológico o físico por un lado y el tema de costumbre por otro, en relación a la pérdida de interés y de actividad sexual. Las mujeres separadas y divorciadas, sin embargo, opinan de forma diferente respecto al amor y al sexo: “M70S: no tiene nada que ver una cosa con la otra”, una opinión más parecida a la visión de los hombres incluso casados: “H59C: puedes tener sexo sin amar” En cambio, al tratar la relación entre sexualidad y calidad de vida los grupos opinan de forma muy parecida. El grupo de mujeres considera que la calidad de vida puede obtenerse sin sexo. Retoman el tema de la relación y la sexualidad y dicen que ésta “Influye en la calidad de vida, ya que ésta viene con la relación. Ambas cosas están relacionadas”. Este grupo plantea que “Las mujeres tienen un aspecto más emocional. Si no tienes relaciones u oportunidades, disminuye, no tienes esa necesidad, no es igual que cuando eres joven”. Consideran que hay actividades que pueden llenar tanto o más que el sexo: “Yo he estado arreglándome un piso, es una cosa que me gusta”. Por otra parte, la expresión del deseo sexual en el ámbito de lo privado y de lo público es otro tema que exploramos con este colectivo de personas mayores. Al grupo compuesto por mujeres, según sus comentarios, les parece que el deseo sexual se debe expresar, sí, pero hasta cierto punto. Una de ellas, (es la más mayor, está casada, su marido tiene Alzheimer y está en una residencia) dice que “Siempre me ha molestado, lo veo como una manifestación de “esto es mío”, yo lo he vivido así”. Otra responde que (es la que está casada también es más joven que la anterior), “Yo no lo veo como una posesión, tanto como protagonista y observadora, no me molesta, aunque hay actitudes que no me gustan ni en los jóvenes, como ponerse uno encima del otro, lo veo muy explícito. Puede ser desagradable según el gesto, tanto en mayores como personas jóvenes” El grupo comparte la idea. Consideran que no es una cuestión de edad sino de actitudes y de gestos. Con todo, el tema de la edad sí aparece como un tema importante en esta cuestión expresada así “Si es un hombre o mujer mayor no me parece adecuado, pero en gente joven lo puedes entender porque viven eso de otra manera”, la edad les parece que es un tema que debe tenerse en cuenta a la hora de expresar determinados gestos de cercanía íntima en público. El grupo mixto, por su parte, plantea el tema el tema desde dos puntos de vista, en casa (aunque sea delante de la familia) hay diferencias, en algunos casos la familia lo acepta de forma natural: “M67C: cogerse de la mano, no va una cosa relacionada con otra. Son muestras de cariño, que te complementas bien con tu pareja, con la persona que tienes al lado, con tu pareja. Siempre que estén dentro de los límites. Yo tengo 5 hijos y nunca han mostrado problemas, y yo también porque yo soy cariñosa. Mis hijas que tengo 4 nunca me han dicho “ay mama” porque están acostumbradas a ver ese afecto que nos tenemos los dos”. Otra dimensión de la expresión de los afectos es la externa, en público, piensan que hay un límite: “H59C: en público creo que no puedes hacer manifestaciones de cariño. Manifestaciones de sexualidad en público y a nuestra edad ... ya en el ámbito de la intimidad”. Seguidamente, ahora que nuestros protagonistas han empezado a tener confianza y sentirse cómodos con los temas que vamos planteando, formulamos otra pregunta para el debate en los diferentes grupos esta vez relacionada con la actividad sexual en positivo y en negativo y preguntamos: Según vuestra opinión ¿Cuáles son los factores que favorecen la actividad sexual en las personas mayores? De acuerdo con las respuestas, el tema fisiológico adquiere aquí protagonismo debido al tema sobre todo de las dificultades funcionales por temas médicos. En el grupo de mujeres ellas inician el tema con los aspectos negativos y plantean cuestiones de variada naturaleza que afectan la función sexual como las enfermedades, elemento fundamentalmente planteado por las mujeres casadas. El aseo personal es otro aspecto importante para las mujeres como

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elemento limitador de las relaciones sexuales, del deseo sexual. En este caso el tema lo plantean las mujeres que están sin pareja y lo consideran un aspecto fundamental y dicen que: “M62S, Y más a nuestra edad, tenemos más manías”. Otro tema importante que plantean las mujeres como elemento negativo, es el del acoso, el cual plantean de diferentes formas. En este sentido, valoran como negativo: “Una mujer se hace más madura cuando crece, el hombre tiene más ganas, puede convertirse en un acoso, porque la mujer disminuye su nivel sexual”. En cuanto a los aspectos positivos, el grupo muestra acuerdo en que, cuando se hacen mayores, hay muchas cosas positivas como tener más tiempo para estar juntos, más espacio….. pero que, aún así, todo ello va condicionado al entendimiento, a la comunicación: “El entendimiento es muy importante”. El grupo de hombres, por su parte, lo plantean de forma positiva, y valoran el hecho de que no tienen que inhibirse por temor a ser oídos por los hijos, por ejemplo, que ya no viven en casa. El tema del estrés también aparece: ahora no tienen estrés y también tienen más tiempo libre y eso favorece las relaciones, aunque también plantean el tema de los desacuerdos en la pareja como inhibidores: “H61C: Tienes más tiempo libre. Las percepciones sobre las nuevas relaciones al enviudar en general se aceptan y se entienden, aunque estas opiniones vienen marcadas por las diferencias de a) sexo (viudo/a) “El hombre no puede estar solo,” “La mujer puede llevarlo mejor.” “Nuestra educación, nuestro rol ha sido el trabajar, dedicarse al trabajo y consideramos que necesitamos esa protección cuando llegábamos a casa…”(H66C), “Necesitan una mamá” (H64C); b) con la cercanía a ellos mismos “Si a mi cuñado/a le pasara y encontrara pareja, no me gustaría, como persona me parece bien porque recuperan la felicidad, pero me ha pasado y me duele” (M65C); c) con la calidad de la relación con la pareja fallecida “Si ha tenido una relación tóxica, mala, me parece bien que lo haga, sea feliz, y rehaga su vida” y d) con el tiempo de distancia entre la nueva pareja y el hecho de estar viudo/a “Si es en poco tiempo que empieza con otra, me parece una falta de respeto” (M68S). En este sentido, algunas personas hablaron de la posibilidad de establecer una nueva relación pero de forma diferente a la que tienen/tenían con su marido/mujer: “Yo creo que no me volvería a casar, o no me volvería a juntar o no volvería a hacer una vida de pareja, pero bueno, a lo mejor tener relaciones, amigas con derecho a roce, pues a lo mejor si” (H59C); “[…] tener una relación, porque vivir con alguien” (H64C). Es decir, que el hecho de tener una nueva relación sí parece más aceptado, pero ven más difícil la convivencia con esta nueva pareja: “Iniciar otra relación de pareja, juntos conviviendo y empezar de conocer... es más complicado” (H66C). Los tres grupos afirman que tener pareja condiciona la vida sexual, especialmente en el grupo de mujeres “si no tienes pareja, va disminuyendo”(M); no obstante, todos refirieron dos aspectos, uno relacionado con el hecho de que la vida sexual no se reduce al coito: “La vida sexual si la tratas con una determinada calidad, no es únicamente el acto de acostarte con alguien, que pones afecto […] puedes estar muy bien abrazados y tal y estar perfectamente” (H78S) y que al no tener pareja, hay unas necesidades físicas que se busca cubrir, aunque condicionadas por el hecho de ser mujer u hombre “Hombre claro, sobretodo a una mujer y a una cierta edad. No vas a ir a buscar pareja por ahí así por las buenas” (M70S). Los grupos entienden que estas necesidades sexuales deben cubrirse ya que “Es una necesidad fisiológica (H66C) que se puede cubrir a través de diferentes vías: “Si tienes ganas, tienes que recurrir a lo que sea a ir a una tienda o lo que sea” (M67So), masturbación, profesionales del sexo,… aunque no recurrirían a internet: “No me atrevería a hacerlo por internet, por ejemplo, con esas páginas que hay ahora” (M68So).

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Las personas participantes de los grupos entienden que existe una necesidad de intimidad en formas de convivencia como en hogares intergeneracionales o residencias, “Si ellos lo necesitan, sí”, “Yo creo que esto tiene que facilitarse y si es en la familia pues también hay que irse de paseo. Es que sino es complicado” (H59C) remarcando que hay que tener en cuenta la propiedad de la vivienda “No es lo mismo vivir en casa de tú hijo, que vivir en tú casa con tus hijos, son tus normas, aunque aún así hay que hablarlo” (M62C). El grupo mixto afirma que se mantiene un cierto tabú en esta situación “Todavía nos extrañamos y no debería ser así” (H61C); de hecho, se comenta que aún ven diferencias entre una pareja más joven que ellos o una pareja de su edad. Relacionado con esta afirmación y al preguntar por los mitos y estereotipos sobre la sexualidad en personas mayores, en los tres grupos de discusión se menciona el hecho de asociar persona mayor con no-sexualidad: son recurrentes “Los hijos piensan que sus padres no tenemos sexualidad” (M62C); el grupo de hombres mencionan los mitos relacionados con las nuevas parejas, especialmente el mito referido a las mujeres “Que está mal visto por la sociedad” (H61C). Al preguntarles sobre las realidades de la sexualidad en personas mayores, confirman que existe una disminución de la frecuencia en las relaciones sexuales comparada con otras etapas vitales y el desconocimiento de esta nueva etapa “Desconocimiento total de la gente mayor” (H61C). Completando estas reflexiones, se les preguntó a los grupos sobre si ha habido cambios en su propia manera de percibir su sexualidad en esta etapa vital. La mayoría afirmó que sí en el sentido que ellos mismos no pensaban en ello “Yo no pensé nunca en esto ni para bien ni para mal. Yo no pensaba en mi sexualidad” (H59C). El grupo de hombres comentan que les es difícil verse como personas de la edad que tienen “Es que sólo veo viejos a los demás, yo parece que no entraba en esa etapa” (H64C), también comentan que ahora ven el tema como algo normal, no tabú como en épocas anteriores; entendiendo que los medios de comunicación, la visualización de la sexualidad, ha ayudado, aunque no siempre en la medida adecuada: “Pero también, tal vez, en películas se ha banalizado un poco el tema del sexo, todo muy fácil, y en nuestro tiempo tampoco era tan fácil, podía ser natural y agradable hacerlo pero la facilidad de ahora es como también pasar al otro extremo que en nuestro tiempo” (H67S). Finalmente, una conclusión a la que han llegado todos es el hecho que la sociedad ha cambiado, puesto que poder hablar de este tema (sexualidad), en un entorno universitario, con personas de su misma generación e incluso más jóvenes era impensable: “Para mí, mira si considero que ha cambiado, que lo que estamos haciendo nosotros ahora era inviable por nuestros padres (…) como jóvenes hablar de este tema entre nosotros” (H61C). 4. Discusión Tal como se ha comentado, no existe una visión homogénea de la sexualidad entre las personas con las que se llevó a cabo el estudio. Las diferencias más claras en sus opiniones, están relacionadas con su situación civil y el género. Como vemos, las mujeres en general respecto a los hombres, valoran de forma importante la afectividad y sitúan en un segundo plano la sexualidad. El estado civil de las mujeres es una variable importante que modifica la percepción de la relación entre afectividad y sexualidad que consideran pueden ir unidas o no, si bien las mujeres consideran muy importante el elemento afectivo en una relación. Cuestión importante, aunque de segundo orden, en el caso de los hombres, de acuerdo con sus verbalizaciones del tema en este contexto. Estudios transculturales

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sostienen que grupos de mujeres mayores de 70 años destacan las vivencias sexuales como más placenteras si existen sentimientos asociados al coito (Esguerra, 2007). Respecto a los aspectos que influyen y condicionan las relaciones sexuales, los participantes destacaron como negativos algunos factores físicos como la falta de higiene personal, enfermedades que impiden la autonomía, así como también factores sociales como conductas demasiado invasoras o directas (denominadas en la discusión como “acosos”), creencias religiosas rígidas y la rutina. Fernández et al. (2006), coincidiendo en gran medida, destacará la disminución del deseo sexual como uno de los factores que perjudican potencialmente las relaciones sexuales, junto con no tener pareja, las historias previas (experiencias vividas) y al índice de Katz (capacidad para desarrollar actividades de la vida diaria, es decir, grado de dependencia). Freixas y Luque (2009) incidirán en cómo la influencia de la iglesia, junto con el control ejercido por los principales poderes, han contribuido desarrollando conductas sexuales diferenciadas no solo entre hombres y mujeres, sino también entre las antiguas y las nuevas generaciones. En cambio, subrayarán como aspectos positivos la disminución del estrés (que posibilitaría el pasar más tiempo con la pareja), la comunicación y la emancipación de los hijos. El grupo mixto apostó por la afectividad y el cariño como principales potenciadores del deseo sexual. Freixas y Luque (2009) señalan que el deseo sexual se verá condicionado por el estilo de sexualidad mantenido y las vivencias experimentadas. Tener pareja es valorado como el mayor promotor de las relaciones sexuales. El estudio de Fernández et al. (2007) destaca sus principales conclusiones que únicamente identificaban mujeres mayores activas sexualmente si tenían pareja. Puede asociarse, según enfatizan Thorpe et al. (2014) en como el deterioro del cuerpo físico en la mujer se convierte en un elemento a evaluar y a considerar cuando se aborda la sexualidad en la vejez. El envejecimiento se entronca a cánones de belleza que predispondrán a las mujeres mayores a sentirse menos atractivas en cuerpos sometidos al castigo de los años y el envejecimiento celular (Becker et al., 2013). La pérdida de atractivo físico puede influir disminuyendo la predisposición ante las relaciones sexuales, e incluso, ante el deseo sexual (Fernández, et al., 2006). Mientras que se produce una asociación positiva entre los años de relación o de matrimonio y el sentimiento de aceptación de la imagen corporal en las relaciones sexuales (más años de relación implicaría mayor bienestar en las relaciones sexuales con el compañero íntimo), también actúa como barrera en la búsqueda de nuevos compañeros sentimentales en la viudedad (Thorpe et al., 2014). Coincide con las opiniones de los participantes, que manifestaban que el género condiciona la promoción de nuevas relaciones, siendo los hombres quienes tendrán una mejor predisposición para la búsqueda de pareja, tanto por una mayor necesidad fisiológica como por una mayor seguridad. Por último, a la viudedad también se identifican otros elementos que condicionan sus percepciones, como la familiaridad o cercanía, la calidad en la relación establecida con el fallecido y el tiempo que se ha pasado en soledad. Por otro lado, la idea de manifestar en público el deseo sexual parece impactar al grupo de mujeres, quienes, a pesar de expresar que no es una cuestión de edad sino de actitudes, acaban confrontando sus opiniones al restar gravedad o impacto emocional cuando consideran que se refieren a personas jóvenes. El grupo mixto enfatizará las diferencias entre la manifestación en el ámbito privado y el público, considerando que en este último el deseo debe de limitarse, e incluso, inhibirse. Por otro lado, se reconocen diferentes estereotipos o mitos asociados a la sexualidad en personas mayores, subrayando aquellos basados en la no-sexualidad como los predominantes. Orozco y Rodríguez

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(2006) indicarán la necesidad de reconducirlos para combatirlos, debido a que acabarán perjudicando las experiencias sexuales. Aún así y actualmente, se reconoce una importante evolución actitudinal asociada a cambios culturales y sociales, que permiten el abordaje del tema y la normalización del tema, sin embargo, indican que se deben desarrollar campañas de sensibilización para terminar de disminuir las connotaciones negativas vinculadas con el tema.

5. Referencias Becker, C.B., Diedrichs, P.C., Jankowski, G. y Werchan, C. (2013). I’m not just fat, I’m old: has the study of body image overlooked “old talk”?. Journal of Eating Disorders, 1(6). Disponible en: http://www.jeatdisord.com/content/1/1/6 Cerquera, A.M., Galvis, M.J. y Cala, M.L. (2012). Amor, sexualidad e inicio de nuevas relaciones en la vejez: percepción de tres grupos etarios. Psychologia. Avances de la disciplina, 6(2), 73-81. DeLamater, J y Koepsel, E. (2014): Relationships and sexual expression in later life: a biopsychosocial perspective. Sexual and Relationship Therapy. DOI: 10.1080/14681994.2014.939506 Esguerra, I. (2007). Sexualidad después de los 60 años. Avances de enfermería, 25(2), 124-140. Fernández, M., Gaviria, M.N., Muñoz F., Calvo, M.A., Coll, E. y Fuentes, M.E. (2006). Sexualidad en las mujeres mayores. Atención primaria, 37(9), 504-509. Freixas, A. y Luque, B. (2009).El secreto mejor guardado:la sexualidad de las mujeres mayores. Política y Sociedad, 1-2 (46), 191-203. Gott, M., Hinchliff, S. y Galena, E. (2004). General practitioner attitudes to discussing sexual health issues with older people. Social Science and Medicine, 58, 2093–2103. Leiva, V., Arguedas, C., Hidalgo, M. y Navarro, Y. (2013). Conocimiento de las personas adultas sobre el climaterio, andropausia y la sexualidad. Revista Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 140(2), 163-173. Orozco, I. y Rodríguez, D. D. (2006). Prejuicios y actitudes hacia la sexualidad en la vejez. Psicología y ciencia social, 8(1), 3-10. Thorpe, R., Fileborn, B., Hawkes, G., Pitts, M. y Minichiello, V. (2014). Old and desirable: older women’s accounts of ageing bodies in intimate relationships. Sexual and Relationship Therapy. DOI: 10.1080/14681994.2014.959307

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