Amina Saïd. «El dolor de los umbrales» (Extractos)

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Descripción

El dolor de los umbrales de Amina Saïd Traducción e introducción de Víctor Bermúdez

Amina Saïd (Túnez, 1953). La singular voz de esta poeta y traductora tunesina traza una identidad bifurcada entre dos lados del Mediterráneo. Afincada en Francia desde hace años, Amina sostiene una de las voces más discretas pero constantes de la poesía de expresión francesa y ha recibido por ello el premio Jean-Malrieu y el premio internacional de poesía Antonio Viccaro. El extracto de La Douleur des seuils que aquí se propone muestra íntegramente los capítulos uno y cuatro: «Nacimientos» y «Sendero de luz» son dos de los cinco umbrales de la obra en los que subyace la errancia y el encuentro. Aquí, escisión y completud amamantan la luz ardua de la materia en una escritura cuya indagación en la memoria constituye una profunda introspección. La reconstrucción y el contacto con el pasado abren el pensamiento hacia el paisaje. Así lo muestran Marcher sur la mer (1994) Gisements de lumière (1998) o Au présent du monde (2006), en donde el yo lírico se inscribe con vehemencia en la naturaleza, principalmente en el mar, la luz y el desierto, privilegiando una recomposición del espacio bajo una dialéctica de complementariedades que tejen un continuum que será incisamente atravesado. En la poética de Saïd el ritmo del paisaje fluye del exterior al interior alcanzando un terreno de intimidad del cuerpo y del espacio en donde lo espiritual y lo físico trazan los ritos de la vida. La fortuna y el desahucio del amor, el tránsito franco-tunesino en el que se forja una identidad desde dos frentes, la madurez y la mirada retrospectiva de su biografía son algunas de sus indagaciones. La escritura de Amina Saïd se extiende en el horizonte de la página con insistentes aliteraciones que construyen una musicalidad espiral, una envolvente de variaciones de signos que progresivamente excavan diversas capas de la escritura y la vida. Versos, pues, de hondura que se despliegan como la espuma del mar sobre la arena.

Umbral 1: NACIMIENTOS

nací a los bordes del mar del ocaso el gran mar el verdísimo mar de los Filisteos el que baña Cartago el blanco mar interior de los Árabes cuyos caballos estallaron en los ríos * alga crecí ola pez estrella de múltiples extremidades con la primera letra del alfabeto incrustada en la frente

* a los siete años nadaba sobre las aguas negras en el camino de luz que trazaba la luna iba hasta el callejón cerrado del sol hasta el país de los límites tomaba lecciones de espejismo escriba intemporal dedicado a caligrafiar los siglos en la azul tinta del mar * a los nueve años descubrí asombrada una ciudad engulllida al regreso puse mis alas a secar sobre las dunas conté las piedras antes de recogerlas tenía dos rostros vivía en dos mundos * a los once años ya no le hablaba a nadie sin embargo nacía una lengua de mi boca buscaba en el silencio los secretos del poema intentaba definirme en el orden de las claridades bajo su velo blanco detrás sus maquillados párpados mi ciudad guardaba sus misterios no se consolaba con su belleza perdida la puerta del mar ya no se abría a lo ancho obviaba nuestras más hermosas leyendas nosotros vivíamos nuestros días y nuestras noches sentados alrededor del mármol de una fuente seca *

a los dieciséis años tenía la sonrisa grave de quien sueña con la huida tenía dos rostros vivía en dos mundos maravillosamente inmóviles esfinges ciegas poblaban mis jardines de arena de pájaros de fuego atravesando mi cielo fisuras de silencio en el lento trabajo del día con la muerte como horizonte el mar nos retenía sus muslos de medusa ondulando bajo nuestros dedos * vivimos nuestros días y nuestras noches sentados alrededor del mármol de una fuente seca la puerta del mar ya no se abría a lo ancho esfinges ciegas poblaban mis jardines de arena pájaros de fuego atravesaban mi cielo hicimos plantar un palmero que muy pronto acariciará las nubes yo me quedé a sus pies con los ojos al cielo mi abuela apareció es una señal dijo nos vas a abandonar cumplidas las recomendaciones habituales vertió el agua verde bajo mi paso para que un día regreses dijo yo estaba ya en la otra orilla * a los cuarenta años era habitada siempre por mis sombras entre pasado y futuro pertenezco a mi infancia y a ningún otro lugar recuerdo una noche joven

vivida al ritmo del mar había entre mí y el mundo tanto espacio y tan poco el encantamiento la connivencia estuvo antes de la lenta agonía del planeta antes de la fisura de la máscara tenía dos rostros vivía en dos mundos soñaba con ondas del desierto frente al abrazo azul del horizonte * pertenezco a mi infancia y a ningún otro lugar qué otra verdad descubrí entonces que la del sol de cada día que la de una lluvia de arena en mi mano alada la gran voz del mundo en la trama única de la paciente lengua que me fue dada * yo que no hago más que volver que no hago más que partir con cada umbral atravesado avanzo hacia mi muerte hacia el primer día así se cruza nuestra soledad como exploramos al fondo de un pozo sin agua por la sombra nada más por la sombra y de cara a sí misma ese lugar en el que yace un reflejo de la luz *

alabada sea la sílaba libre del sol el archipiélago del silencio donde encuentro las palabras el viaje de umbral en umbral que es el viaje verdadero alabado sea el que se pierde aquel cuya palabra está en el extravío alabado sea el mundo porque todo existe más allá del poema y en él mismo * siempre entre pasado y futuro he querido encontrar lo que debía ser busco desde entonces lo que fue pertenezco a mi infancia y a ningún otro lugar medianoche de luz alfabeto de la nada mar blanco mar del ocaso inmenso mar interior al oeste de nuestros sueños

Umbral 4: SENDERO DE LUZ

he dormido tres siglos sobre una cama de rocas he visto cosas olvidadas de los hombres he medido la distancia que separa el cielo de la tierra he visto las líneas de la mano he otorgado los oráculos una voz que no era la mía ha hablado por mi boca he desaparecido en una ciudad ella misma desaparecida caballeros armados invadieron nuestros valles quedamos a la espera de otras barbaries el mar se apartó de las puertas de mi ciudad me he reconciliado con los ríos de la tierra he ordenado el día del tatuaje de mis sueños mi rostro ha visto mi otro rostro no he escuchado la voz que me llamaba la mano que me buscaba no me ha encontrado he nacido más veces que cada estrella he muerto tantas veces como el sol de los días he abordado muy pronto barcos de ningún sitio he pedido una habitación en la patria de otros no había alcanzado nada antes de nuestros adioses

he habitado el ocaso el alba y el espacio del viento fui esta extranjera que acompañaba la tarde dos veces extranjera entre norte y sur he grabado pájaros tristes sobre grises piedras he dibujado esas piedras y las he habitado he construido balsas donde no había océanos he levantado carpas donde no había desiertos caravanas me han conducido hacia un sueño de oriente mis caligrafías han viajado sobre la espalda de las nubes he recordado la nieve de los almendros he seguido la ruta aérea de los pájaros hasta el monte de la luna en los cobertores de los nacimientos he aprendido y olvidado todas las lenguas de la tierra he hecho un fuego enorme con todas las patrias he bebido algunas noches de la botella del olvido he buscado mi estrella en la cama de las estrellas he guardado tu amor en el hueco de mi palma he tejido una alfombra con la lana del recuerdo he desplegado el mundo bajo el arco de los comienzos he vendado las llagas del crepúsculo he hacinado mis estaciones para ofrecerlas a la vida he contado los árboles que me separan de ti éramos dos en esta tierra ahí solos he apretado un cinturón de palabras alrededor de mi cintura he recubierto con un sudario la ilusión de los espejos he cultivado el silencio como una planta rara destello tras destello he descifrado la noche la muerte un tiempo me ha cortejado he buscado en el sol la dirección del sol me he acostado en mi tumba y me he levantado me he extraviado luego reencontrado de un génesis al otro te he esperado sin esperarte hasta que te hicieras poema

he mezclado la carne con la arcilla y la luz he mezclado el soplo con lo que ya era soplo he habitado la casa caliente con tu voz he hecho nacer los recuerdos que no fueron vividos he ocultado mi amor bajo los pudores de la sombra me he preguntado cómo decirlo antes de decirlo y por qué no lo decía he dicho que era hora de que fuera hacia ti me he arrastrado hasta tus labios sobre una cama de zarzas he creído que lo que nos unía era lo que nos asemejaba me he buscado en ti un país una lengua alejándome del sueño me he acercado he obscurecido páginas con la noche del poema el pájaro negro del silencio las ajaba una a una ignoro aún qué lengua me habla y me absuelve he tomado un sendero de luz que lleva al horizonte mi país: un aroma de adioses cosechados al filo del tiempo he desenredado sus orillas como una trenza de alfa he encontrado un nombre para lo que queda de la infancia para florecer entre tus brazos he arrojado las tormentas del recuerdo a un pozo he dibujado mi amor a la creta sobre una muralla de agua nada perdura en la memoria de los hombres andaba en mí y lejos de mí una sombra a veces se plegaba a mi sombra en cada partida cortaba un lazo liberaba el pájaro de fuego de las cenizas de la memoria andaba en ti y lejos de ti me alié al alfabeto de la arena a las ondulaciones de la ola a la paz que cierran tus párpados mi canto tendrá la imagen de esa paz

he reconocido el alba al alba en su mirada he deseado el día similar a los que amo he preparado la noche para cosecha del sueño he cortejado lo visible he abrazado lo invisible he leído todo de la tierra en el gran libro de la tierra he presenciado lo efímero y la eternidad del instante me he demorado en el umbral de cada umbral nuestros muertos llamaban desde la otra orilla las líneas de su mundo trazaban nuestras manos el eco de sus voces se agotaba en la distancia los suicidas de la sangre eran tantas piedras en las murallas del tiempo he dado mis primeros pasos en el limo de los ríos me han encallado viva bajo un montón de dunas han obstruido la caverna – mi sueño se eterniza han borrado mi nombre de todos los registros hasta las nupcias de las dos orillas he llevado en mí el vacío como la boca de un ahogado diciembre desapareció detrás del horizonte he llamado – sólo el silencio estuvo atento he visto los siglos extraviarse hasta nosotros el granado volverá a florecer entre las estrellas mi ciudad cambió de maestros como de ornamenta mi tierra: una nube al margen del alba por qué buscar un lugar cuando somos el lugar mi sombra ha subido un largo camino hasta mí un día entré en la casa de la lengua anidé dos pájaros en el lugar del corazón atravesé el espejo del poema y él me atravesó me he encomendado al destello de la palabra he dispuesto un amor insumiso a la primavera de los árboles y liberé mis manos para que vuelen las palomas

Víctor Bermúdez (Mexicali, 1986). Licenciado en Humanidades (USAL, 2010), Máster en Literatura Española e Hispanoamericana (USAL, 2011), y becario de investigación en la misma institución, donde desarrolla la tesis doctoral Ciencia y modulación del pensamiento poético: percepción, emoción y metáfora en la escritura humanista de Lorand Gaspar. De 2010 a 2013 dirigió la revista Periplo. Tras jugarse la vida un tiempo en los carriles-bici de París, actualmente desafía la espesas capas nieve en el Centre Figura de Montreal. En diversas revistas ha publicado traducciones de Lorand Gaspar, Bernard Noël, Salah Stétié y Heather Dohollau, entre otros. Sostiene el blog de traducción literaria The light passenger. CV extenso aquí.

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