AMEA. Anales de Historia Medieval de la Europa Atlántica, 2.

July 23, 2017 | Autor: J. Solórzano Tele... | Categoría: Medieval History, Viking Studies, Medieval Europe, Atlantic history, Medieval trade, Medieval Spain
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Descripción

Número 2, 2015

Número 2, 2015

AMEA ANALES DE HISTORIA MEDIEVAL DE LA EUROPA ATLÁNTICA

Revista Internacional de la Europa Atlántica en la Edad Media International Journal of Atlantic Europe in the Middle Ages Revue Internationale de l'Europe Atlantique au Moyen Age Het internationaal tijdschrift voor Atlantisch Europa in de Middeleeuwen Revista Internacional da Europa Atlântica na Idade Média

Número 2 · 2015 Relaciones Norte-Sur en la Europa Medieval

Asociación Cántabra de Estudios Medievales

Esta publicación se enmarca dentro del Proyecto de Investigación subvencionado por el Ministerio de Economía y Competitividad “Las sociedades urbanas de las ciudades y villas portuarias de la Europa Atlántica en la Baja Edad Media” (HAR2012-31801).

Santander 2015 Spain

AMEA ANALES DE HISTORIA MEDIEVAL DE LA EUROPA ATLÁNTICA International Journal of Atlantic Europe in the Middle Ages Revue Internationale de l'Europe Atlantique au Moyen Age Het internationaal tijdschrift voor Atlantisch Europa in de Middeleeuwen Revista Internacional da Europa Atlântica na Idade Média Número 2, 2015

AMEA es una publicación periódica interdisciplinar que tiene como objetivo publicar artículos, recensiones y números monográficos sobre cualquier tema relacionado con el poblamiento, la economía, la sociedad y la cultura de la Europa Atlántica en la Edad Media.

Los índices y resúmenes de los artículos publicados en AMEA se recogen en International Medieval Bibliography, Historical Abstracts, Dialnet, Latindex, Redalyc, DOAJ y la base de datos ISOC. Diseño Portada: Sergio Martínez

AMEA tiene una periodicidad anual AMEA features substantive articles, monographic dossier, review essays, and book reviews relating medieval research and work in a lots of topics such as settlement, economy, demography, society, institutions and political thought, culture... Spanning all geographical areas of the Atlantic Europe in the Middles Ages. AMEA is published once-yearly The languages of the journal are Spanish, English, French, Dutch and Portuguese. Articles, review essays and books for reviews should be sent to: AMEA. Anales de Historia Medieval de la Europa Atlántica. Universidad de Cantabria. Edificio Interfacultativo. Avd. de los Castros, s/n. 39005. Santander. España. Tel. + (0034) 942202015 Fax + (0034) 942201158 E-mail: [email protected]

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AMEA ANALES DE HISTORIA MEDIEVAL DE LA EUROPA ATLÁNTICA Revista Internacional de la Europa Atlántica en la Edad Media Revue internationale de l'Europe Atlantique au Moyen Age International Journal of Atlantic Europe in the Middle Ages Internationaal tijdschrift voor Atlantisch Europa in de Middeleeuwen Revista Internacional da Europa Atlântica na Idade Média Número 2, 2015

COORDINADOR - EDITOR IN CHIEF JESÚS Á. SOLÓRZANO TELECHEA (Universidad de Cantabria. ESPAÑA) CONSEJO DE REDACCIÓN INTERNACIONAL – INTERNATIONAL EDITORIAL BOARD AMÉLIA AGUIAR ANDRADE (Universidade Nova de Lisboa. PORTUGAL) BEATRIZ ARÍZAGA BOLUMBURU (Universidad de Cantabria. ESPAÑA) JUAN ANTONIO BONACHÍA HERNANDO (Universidad de Valladolid. ESPAÑA) ANTONIO COLLANTES DE TERÁN (Universidad de Sevilla. ESPAÑA) DONNCHADH Ó CORRÁIN (University of Cork. IRLANDA) WENDY R. CHILDS (University of Leeds. REINO UNIDO) ELISA FERREIRA PRIEGUE (Universidad de Santiago. ESPAÑA) ERNESTO GARCÍA FERNÁNDEZ (Universidad del País Vasco. ESPAÑA) JOSÉ AVELINO GUTIÉRREZ GONZÁLEZ (Universidad de Oviedo. ESPAÑA) JELLE HAEMERS (Universidad de Lovaina. BÉLGICA) BRUNO LEMESLE (Université d’Angers. FRANCIA) PEDRO ANDRÉS PORRAS ARBOLEDAS (Universidad Complutense de Madrid. ESPAÑA) LOUIS SICKING (Universiteit Leiden. PAÍSES BAJOS) MARIO PAULO MARTINS VIANA (Universidade dos Açores. PORTUGAL)

AMEA ANALES DE HISTORIA MEDIEVAL DE LA EUROPA ATLÁNTICA Número 2, 2015

ISSN: 1886-8436

Monográfico Relaciones Norte-Sur en la Europa Medieval Javier Añíbarro Rodríguez David Carvajal de la Vega Imanol Vítores Casado Coordinadores

SUMARIO PRESENTACIÓN, por Beatriz Arízaga Bolumburu

1

INTRODUCCIÓN por Javier Añíbarro, David Carvajal, Imanol Vítores

3

La presencia vikinga en el Cantábrico durante el siglo IX Víctor Manuel Aguirre Cano

5

La actividad pesquera en las Cuatro Villas de la Costa durante la Baja Edad Media Javier Añíbarro Rodríguez

41

Un témoignage des relations maritimes et commerciales entre Bordeaux et la Bretagne: le plus ancien contrat d’affrètement conserve dans le fonds de la garde-note de Bordeaux (27 decembre 1445) Michel Bochaca

65

Flujos financieros norte-sur en Castilla a fines de la Edad Media David Carvajal de la Vega

81

Génova y Túnez. Comercio y política entre las dos riberas mediterráneas Gianluca Pagani Puccioni

105

Una historia comparada sobre la naturaleza de las revueltas en la Corona de Castilla y el condado de Flandes a finales de la Edad Media Fernando Martín Pérez

121

Del comercio internacional al gobierno municipal. Enfrentamiento político y pugna fiscal en la configuración de los mercados urbanos del Señorío de Vizcaya a fines de la Edad Media Imanol Vítores Casado

141

La participación vasca en la conquista del reino de Granada Sergio Delgado Sotelo

167

Arthur’s heirs: comparing the Nordic and Spanish Tristan Nahir I. Otaño Gracia

185

The Anglo-Saxon map. A medieval representation of the world Cristina Bravo Asensio

215

AMEA INTERNATIONAL JOURNAL OF ATLANTIC EUROPE IN THE MIDDLE AGES Issue 2, 2015

ISSN: 1886-8436

Monographic Issue North-South Relations in Medieval Europe Javier Añíbarro Rodríguez David Carvajal de la Vega Imanol Vítores Casado Issue Coordinators

SUMMARY PRESENTATION, by Beatriz Arízaga Bolumburu

1

INTRODUCTION, by Javier Añíbarro, David Carvajal, Imanol Vítores

3

The viking presence in cantabrian sea during the 9th century Víctor Manuel Aguirre Cano

5

Fisheries in Four Villas on the Coast of the Sea (northern spain) during the middle ages Javier Añíbarro Rodríguez

41

A testimony of maritime and trade relations between Britain and Bordeaux: the oldest charter agreement stored in the collection of the garde-note in Bordeaux (december 27, 1445) Michel Bochaca

65

North-south financial flows in Castile in the late middle ages David Carvajal de la Vega

81

Genoa and Tunisia. Trade and politics between two mediterranean shores Gianluca Pagani Puccioni

105

A comparative history about nature of the riots in the Crown of Castile and County of Flanders in the late middle ages Fernando Martín Pérez

121

International trade in municipal government. Political showdown and fiscal struggle in urban markets of Lordship of Biscay at the end of the middle ages Imanol Vítores Casado

141

Basque participation in the conquest of the kingdom of Granada Sergio Delgado Sotelo

167

Los herederos de Arturo: comparando el Tristán nórdico e hispano Nahir I. Otaño Gracia

185

El mapa angosajón. Una representación medieval del mundo Cristina Bravo Asensio

215

PRESENTACIÓN

Durante la Edad Media existió un flujo constante de personas que desarrollaron sus actividades en dos polos geográficos: el norte y el sur. Estas gentes sirvieron de enlace entre regiones separadas y contribuyeron al intercambio de negocios, de nuevas ideas políticas, conocimientos culturales y, en definitiva, de otras sociedades. Esta publicación es fruto de la colaboración entre varios estudiantes de doctorado y profesores a partir de un seminario celebrado en 2011 en la Universidad de Cantabria. En dicho encuentro participaron investigadores de diferentes universidades. Entre todos analizaron las relaciones que existieron entre territorios del norte y del sur durante la Edad Media. En ocasiones se ofrecen panorámicas de conjunto sobre los contactos culturales entre las tierras de Escandinavia y España; y en otras ocasiones se tratan aspectos o relaciones Norte-Sur en ámbitos Geográficos más reducidos como los existentes en los territorios castellanos tras la conquista cristiana. Los tres primeros trabajos que se presentan en esta obra tienen como objeto de estudio las relaciones marítimas; Víctor Manuel Aguirre Cano se centra en la presencia vikinga medieval en las costas vascas, cántabras, asturianas y gallegas de España; Javier Añíbarro aborda los contactos existentes entre las villas del norte de la Península Ibérica y zonas septentrionales como Irlanda, o del sur, como la Berbería (en el Magreb) tomando como referencia la pesca. Michel Bochaca, por su parte, se basa en los contratos de fletamento para explicar cómo funcionaba el transporte comercial entre Burdeos y Bretaña. De manera similar, David Carvajal utiliza la economía financiera para explicar los movimientos de flujos de capital que se daban entre regiones. En su estudio analiza cómo la riqueza de las nuevas tierras

1

conquistadas a los musulmanes en el sur de la Península Ibérica fue canalizada por importantes familias castellanas hacia el norte. Gianluca Pagani por su parte, estudia las cuestiones diplomáticas y comerciales entre Túnez y Génova. Para ello recurre a la documentación de un notario genovés estante en Túnez que le sirve como fuente de estudio de las relaciones sociales que se dieron entre ambas comunidades separadas por el Mediterráneo. Por otro lado, Fernando Martín e Imanol Vítores centran su atención en el impacto social que tuvieron en la Corona de Castilla las nuevas ideas políticas venidas del norte a través de los contactos comerciales. Fernando Martín desarrolla su discurso tomando como referencia la idea del bien común que se había desarrollado en la región de Flandes desde el siglo XIV y su implantación en el imaginario colectivo de las villas castellanas como reivindicación durante los siglos XV y comienzos del XVI. Imanol Vítores se centra en el papel que la oligarquía urbana vasca desempeñó en la adopción en sus villas de prácticas fiscales y medidas políticas provenientes de reinos como Francia, Inglaterra o Escocia. Las relaciones políticas entre cristianos y musulmanes aparecen en el estudio de Sergio Delgado centrado en la guerra; analiza el papel protagonizado por la nobleza vasca en la Guerra de Granada a finales del siglo XV, y se detiene en los flujos migratorios provenientes del País Vasco acaecidos tras la Conquista del reino musulmán. Para finalizar, Nahir I. Otaño y Cristina Bravo abordan el estudio de las relaciones entre el norte y el sur desde una óptica cultural. Nahir realiza un análisis comparativo de las fuentes literarias de las versiones nórdica e hispana de la leyenda de Tristán e Isolda en el que concluye que en ambos espacios existieron concepciones diferentes sobre el poder o el ideal de caballería. Cierra esta obra el trabajo de Cristina Bravo, que centra su atención en la cartografía medieval, utilizando como objeto de estudio el denominado Cotton Map. Para su análisis disecciona el mapa en diversas regiones y las compara con la Biblia; con ello ofrece una visión aproximada de la concepción del espacio geográfico durante la Alta Edad Media. Beatriz Arízaga 2

INTRODUCCIÓN El presente monográfico es el resultado de las investigaciones realizadas por un grupo de jóvenes doctorandos y complementadas por profesores de las universidades de Cantabria, Valladolid, el País Vasco y La Rochelle. El tema elegido fueron los contactos entre espacios alejados durante la Edad Media, pues entendíamos que la Geografía jugaba un papel esencial en el desarrollo del comercio en la Edad Media ¿Hasta qué punto la distancia condicionó la cultura, la economía, la política o incluso la sociedad medieval?. En un principio se estimó oportuno enfocar las investigaciones en el espacio comprendido entre los reinos del sur de Europa con los del norte, en el que el Atlántico funcionaba como vía de unión entre los diferentes países. Pero también deseábamos incluir a las relaciones existentes entre el mundo islámico y la cristiandad, en especial en lo que se refiere a lo que acontecía en las nuevas zonas conquistadas por los cristianos, de ahí que considerásemos la posibilidad de establecer el eje Norte-Sur como nexo de unión en las investigaciones que presentamos. Desde los planteamientos del lugar central de Walter Christaller, pasando por la concepción de Burke del Mediterráneo como un sujeto histórico, la Geografía ha estado presente en la mente de los historiadores como factor explicativo de cambios económicos o incluso como elemento determinante en la configuración de ciertos tipos de sociedad. El propósito de los trabajos que aquí presentamos es continuar la vía abierta por los historiadores y reflexionar sobre los diferentes modos en los que los hombres y las mujeres de la Edad Media interactuaron con la Geografía. Como el lector tendrá oportunidad de comprobar, las metodologías y fuentes consultadas se han adaptado a las circunstancias que requería cada investigación: analizar la imagen que se proyectaba del extranjero y de las tierras lejanas; detectar los mecanismos utilizados para hacer rentable el comercio y el flujo financiero entre grandes distancias; conocer cómo las 3

ideas sobre el gobierno urbano de las ciudades flamencas influyó en las villas costeras de Castilla; y por último, comprender cómo los cristianos del norte interactuaron con los musulmanes del sur en su búsqueda de nuevas tierras y mercados. La evolución de Europa es, en parte, el desarrollo de los lazos que han unido a los reinos y a quienes han formado parte de ellos. En esta obra los protagonistas son los intelectuales que vislumbraron el mundo más allá de sus fronteras, los mercaderes y los grandes hombres de negocios que asentaron las bases del comercio internacional, los marineros y comerciantes que estaban al servicio de éstos, los embajadores y, por supuesto, la sociedad que buscaba nuevas ideas sobre el gobierno en las ciudades que visitaba. Los estudios aquí presentados ofrecen una visión panorámica de las relaciones existentes durante la Edad Media desde Islandia hasta Túnez, pasando por Génova, Granada, Castilla, Francia, Flandes o Inglaterra. Hemos pretendido poner en relieve los trasvases culturales, económicos, sociales y políticos que se dieron entre estos lugares y que, sin duda, contribuyeron a reforzar los lazos entre las gentes del Norte y el Sur. Esperamos que los estudios que aquí presentamos sean útiles para el lector y le inciten a reflexionar sobre el papel que la Geografía desempeñó entre las gentes del norte y el sur durante la Edad Media. Coordinadores Javier Añíbarro David Carvajal Imanol Vítores

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ANALES DE HISTORIA MEDIEVAL DE LA EUROPA ATLÁNTICA

LA PRESENCIA VIKINGA EN EL CANTÁBRICO DURANTE EL SIGLO IX THE VIKING PRESENCE IN CANTABRIAN SEA DURING the 9TH CENTURY

Víctor Manuel Aguirre Cano Universidad de Cantabria RESUMEN El presente artículo consiste en un análisis en profundidad de las dos expediciones vikingas que alcanzaron el mar Cantábrico a lo largo del siglo IX. A lo largo de las siguientes páginas pondremos el énfasis en los problemas cronológicos que plantean estos episodios, así como en los choques con las poblaciones locales y los problemas de diversa índole que los navegantes nórdicos tuvieron que enfrentar. Para ello nos serviremos tanto de los textos cristianos hispanos y francos, como de las fuentes musulmanas. PALABRAS CLAVE: vikingos, Cantábrico, Alta Edad Media, siglo IX, Reino de Asturias ABSTRACT This article is a detailed analysis of the two Viking expeditions that reached the Bay of Biscay during the ninth century. Over the following pages, we will put the emphasis on the chronological problems, as well as in the clashes with local populations and the various problems that the Nordic sailors had to face. To do this we will use Christian chronicles, both Hispanic and Frankish, as well as Muslim sources. KEY WORDS: Vikings, Bay of Biscay, Early Middle Ages, 9th century, Kingdom of Asturias La costa cantábrica fue, en el ámbito del litoral atlántico europeo, el espacio menos afectado por la expansión de los pueblos nórdicos. Este movimiento fue iniciado a finales del siglo VIII y hasta la primera mitad NÚMERO 2 – 2014 | 5

Víctor Manuel Aguirre Cano

del XI, con momentos culminantes en los siglos IX y X. Allá donde los escandinavos

establecieron

una

presencia

duradera

alteraron

significativamente el contexto político-económico del lugar. En territorios como las Islas Británicas, el norte de Francia, Irlanda, Islandia, las estepas rusas, y más tarde también Sicilia, hubo un antes y un después de la presencia vikinga1. El despertar de los pueblos escandinavos inauguró el florecimiento económico de la Europa atlántica, con la activación de numerosas rutas comerciales y la puesta en circulación de grandes cantidades de oro, aparte de su contribución a la formación de señoríos y reinos originales2. Aún a pesar de esa escasa presencia escandinava en el sur de Europa, las dos únicas expediciones que tenemos documentadas fueron empresas muy ambiciosas, tal y como se advierte en las fuentes. En este artículo no pretendemos dar una explicación al problema de la débil presencia vikinga en las costas cantábricas, cuestión que ya hemos tratado más detenidamente en otra publicación3. Nuestra intención en estas páginas es más modesta, y se limita a dar una visión detallada de esas dos expediciones que los normandos lanzaron sobre tierras hispanas, enfocándonos exclusivamente en su paso por las comarcas norteñas. Para ello poseemos un grupo de fuentes limitado, pero suficientemente extenso y preciso para hacer posible llegar a conclusiones fundadas sobre algunos aspectos

cruciales:

cronología,

itinerarios

y

resultados

de

los

enfrentamientos con las poblaciones locales. Tenemos documentadas dos expediciones de envergadura en el siglo IX que tuvieron resultados dispares. La primera de ellas tuvo lugar en el 1

ROESDAHL, E., The Vikings. Londres, 1998. Ibíd., pp. 295-297. 3 El presente artículo es una traducción al español de la parte relativa al análisis de los hechos de la mencionada publicación. Esta puede consultarse en AGUIRRE CANO, V. M. “The viking expeditions to Spain during the 9th century”, Mindre Skrifter, 30, 2013, pp. 1-73. 2

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ANALES DE HISTORIA MEDIEVAL DE LA EUROPA ATLÁNTICA

año 844, mientras que la segunda se produjo casi quince años después, y se prolongó entre el 858 y el 859. A continuación procederemos a su análisis detallado. 1.- 844. La primera expedición de los vikingos por la costa cantábrica El primer ataque vikingo documentado fue el que concluyó con la destrucción del monasterio de Lindisfarne en el reino de Nortumbría, en 7934. Desde ese momento, las salidas de los piratas nórdicos desde sus bases escandinavas (tanto noruegas como danesas) se multiplicaron. El primer asalto sobre el continente está datado en la región de Frisia, bajo soberanía carolingia, en 8105. En el primer tercio del siglo IX, las expediciones de saqueo eran empresas aisladas y sus caudillos frecuentemente pactaban con los señores carolingios su conversión al cristianismo. A cambio recibían feudos que debían proteger frente a otros piratas6. A medida que transcurría la centuria, no obstante, el panorama dio un cambio profundo. A lo largo de los años 30 se intensificaron los ataques en distintos escenarios costeros del ámbito franco, y en los años 40 se desató por primera vez el terror generalizado por toda la costa atlántica de la Europa occidental: en 841 se produjo el saqueo de Rouen; en el 842, un gran centro comercial fue arrasado en Quentovic; durante el año siguiente los piratas remontaron el Loira, saquearon Nantes, y pasaron el invierno en la isla de Noirmoutier por primera vez7. En la primavera del 844 los

4

ROESDAHL, E., The Vikings, op. cit., p. 233. Ibid., p. 195. 6 Ibid., pp. 196-198. 7 Idem 5

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Víctor Manuel Aguirre Cano

vikingos remontaron el Garona y, aprovechándose de la guerra civil entre Carlos el Calvo y Pipino II de Aquitania, saquearon Toulouse. Inmediatamente tras el saqueo de Toulouse, una parte de la flota vikinga continuó un camino al sur que había iniciado a principios de la década. La curiosidad de los navegantes nórdicos les llevaría en este caso hasta las orillas cantábricas en la que fue la primera expedición vikinga en España. Está de más reseñar que estos expedicionarios no tuvieron noción ninguna de frontera política al aproximarse a las costas hispanas, y quizás en su afán estaba el hallar un opulento reino moro sin duda bien conocido en la Francia sureña8. Las fuentes con las que contamos para historiar esta jornada son exclusivamente escritas y se las debemos a los Annales Bertiniani, escritos por el hispano Prudencio en el reino franco entre el 830-882, y a las Crónicas Asturianas, ciclo historiográfico de tiempos de Alfonso III datadas sobre el año 883. Con posterioridad a estos textos, nuevas crónicas –todas ellas hispanas– recogieron en sus compendios los ataques pero sin novedades relevantes, salvo la modificación hiperbólica de las cifras. Dado que contamos con un espacio limitado y no tienen interés real, las omitiré9. Los Annales Bertiniani nos transmiten en su entrada referida al año 844:

8

El reino de Aquitania compartía fronteras con la marca superior del emirato andalusí, y sus luchas en ocasiones fueron feroces. Cercano a nuestra época de análisis está el combate en el que los condes Emmenon de Perigord y Sancho de Gascuña cayeron prisioneros de Musa ben Musa en una batalla no muy bien conocida. SÁNCHEZ ALBORNOZ, C., Orígenes del reino de Pamplona. Su vinculación con el valle del Ebro, Pamplona, 1985, pp. 138-139. 9 Buena parte de estos textos pueden consultarse, no obstante, en FABRICIUS A., “Normannertogene til den Spanske Halvø”, Aarbogen for nordisk Oldkyndighed og Historie II, 12, 1897, pp. 112-115; MORALES ROMERO, E., Historia de los vikingos en España. Madrid, 2004, pp. 127-139, donde el autor elabora una lista bastante completa de crónicas, aunque como ya he adelantado, su dependencia de las historias asturianas aquí presentadas es tal, que no tienen mayor interés. 8 | NÚMERO 2 – 2014

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Los normandos remontaron el curso del Garona hasta alcanzar Toulouse, llevando consigo la destrucción por todo lugar sin encontrar oposición. Entonces algunos de ellos se retiraron de allí y atacaron Galicia, pero perecieron, parte por la resistencia de los tiradores (ballistariorum), parte porque fueron sorprendidos por una tormenta en la mar. Algunos de ellos, sin embargo, alcanzaron la parte suroccidental de España, donde lucharon largo tiempo y vehementemente con los sarracenos, pero fueron finalmente derrotados y se retiraron a sus barcos10. En cuanto a las Crónicas Asturianas, los cuatro textos con los que contamos aportan información sobre el ataque, aunque de valor dispar. La primera de ellas, la Albeldense sitúa la expedición en el reinado de Ramiro I (843-850). La línea en cuestión es una interpolación en el texto donde se describe la guerra civil entre Ramiro y Nepociano, en la primera mitad de la década: Ramiro reinó siete años. Fue vara de la justicia. Acabó con los bandoleros arrancándoles los ojos. Terminó con los magos por medio del fuego11, y con admirable celeridad desbarató y exterminó a los rebeldes. Primero venció a Nepociano sobre el puente del Narcea, y así se hizo con el reino. En ese tiempo vinieron a Asturias los primeros normandos. Más adelante, al mismo Nepociano y a otro rebelde, un tal Aldroito, les arrancó los ojos de la cara, y vencedor dio muerte al soberbio Piniolo12. 10

“Nordomanni per Garonnam Tolosam usque proficiscentes, praedas passim inpuneque perficiunt. Unde regressi quidam Galliciamque adgressi, partim ballistariorum occursu partim tempestate maris intercepti dispereunt. Sed et quidam eorum ulterioris Hispaniae partes adorsi, diu acriterque cum Saracenis dimicantes, tandem victi resiliunt” WAITZ, G., Quellen zum Karolingischen Reichsgeschichte zweiter teil. Hannover, 1883, p. 64. 11 La quema de los magos por medio del fuego puede ser una referencia al ataque vikingo que pasó desapercibida a los cronistas posteriores que copiaron el texto Albeldense, y también a los historiadores modernos. Remito a las razones que aporto sobre el problema en AGUIRRE CANO, V. M The Viking expeditions…, op. cit., pp. 1618. 12 “Ranemirus rg. an. VII. Uirga iustitie fuit. Latrones occulos euellendo abstulit. Magicis per ignem finem inposuit, sibique tyrannos mira celeritate subuertit atque NÚMERO 2 – 2014 | 9

Víctor Manuel Aguirre Cano

En segundo lugar, la crónica Profética dedica unas breves entradas de tipo analístico a los ataques de los vikingos en la España cristiana. Su utilidad radica en que es precisa a la hora de datar los sucesos. Respecto al primero, escribe: “Entraron los vikingos en España en la era 882 [844 d. C.], el primero de agosto”13. Finalmente, la crónica de Alfonso III en sus dos versiones, Rotense y A Sebastián, ofrece generosas descripciones –para la parquedad a la que nos tienen acostumbrados– de la primera llegada de los vikingos a las costas del norte de la península. El texto Rotense recoge en las líneas referidas al reinado de Ramiro I: Por el mismo tiempo, el pueblo de los normandos, antes desconocido para nosotros –un pueblo pagano e infinitamente cruel–, vino con una armada a nuestras tierras. Ante su llegada, el ya dicho rey Ramiro congregó un gran ejército, y en el lugar que se llama Faro de Brigancio les plantó batalla; allí dio muerte a gran cantidad de ellos y sus naves las aniquiló por el fuego14. La crónica A Sebastián ofrece una versión similar pero con información novedosa: Y así, en tiempo posterior, llegan las flotas de los normados por el océano septentrional a la costa de la ciudad de Gijón, y de allí siguieron al lugar que se llama Faro de Brigancio. Cuando lo supo el ya nombrado rey Ramiro, envió contra ellos exterminauit. Prius Nepotianum ad pontem Narcie superauit et sic regnum accepit. Eo tempore Lordomani primi in Asturias uenerunt. Postea idem Nepotiano partir cum quodam Aldroitto tiranno occulos ab eorum frontibus eiecit, superbumque Piniolum uictor interfecit”, GIL, J., Crónicas Asturianas. Oviedo, 1985, p. 175. 13 Ibid., p. 188. “Ingressi sunt Lothomanni in Spania era DCCCLXXXII Kalendas Augustas” 14 Ibid., p. 142. “Per idem tempus Nordomanorum gens antea nobis incognita, gens pagana et nimis crudelissima, nabali exercitu nostris peruenerunt in partibus. Renimirus iam factus rex ad eorum aduentum magnum congregauit exercitum et in locum cui nomen est Farum Brecantium eis intulit uellum; ibique multa agmina eorum interfecit et nabibus igni consumsit”. 10 | NÚMERO 2 – 2014

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un ejército con sus generales y condes, y aniquiló a una multitud de ellos y quemó por el fuego sus naves15. Las versiones de unas crónicas y otras se complementan sin necesidad de forzar su testimonio y no se contradicen. Especialmente interesantes son las coincidencias entre los Annales Bertiniani y la Crónica de Alfonso III: ambas versiones sitúan un ataque en Galicia por los vikingos y un resultado negativo para ellos, y cada una de las tres crónicas aporta detalles no presentes en las demás. Mientras la crónica A Sebastián es posiblemente una versión más moderna de la Rotense16 con algún detalle añadido que el cronista consideró oportuno insertar, no parece existir ningún parentesco entre los Annales Bertiniani y la Rotense, que aunque coincidente en grandes líneas, ofrecen información distinta. En primer lugar, debemos dedicarle un espacio a la cronología del primer ataque vikingo a España. Gracias al trabajo de un buen número de especialistas, hoy por hoy no ofrece dudas tal datación17. Los Annales Bertiniani lo sitúan con precisión en el año 844, fecha en la que coincide la crónica Profética, donde se añade que fue el primero de agosto18. La 15

Ibid., p. 143. “Itaque subsequenti tempore Nordomannorum classes per septentrionalem oceanum ad litus Gegionis ciuitatis adueniunt et inde ad locum qui dicitur Farum Brecantium perrexerunt. Quod ut conperit Ranimirus iam factus rex, misit aduersus eos exercitum cum ducibus et comitibus, et multitudinem eorum interfecit hac naues igni conbusit” 16 GIL, J. et alii, Crónicas Asturianas, op. cit., vid. el estudio introductorio. 17 FABRICIUS A., “Normannertogene...” op. cit., p. 88; SÁNCHEZ ALBORNOZ C., “Invasiones normandas a la España cristiana durante el siglo IX”, I normanni e la loro espansione in Europa nell’Alto Medioevo, 1967, pp. 370-372; URÍA RIU, J., El reino de Asturias y otros estudios altomedievales. Oviedo, 2005, pp. 193-199. 18 Existe un error en la datación de este evento en la crónica Profética, por el cual el escriba anotaba que la llegada se había producido en el año DCCCLXXX II kalendas Augustas, es decir, 31 de julio de 842 de la Era Cristiana; pero J. Uría advirtió con sagacidad que pudo el amanuense separar confusamente el II del resto de la fecha, ya que en el caso de ir unido significaría que los vikingos llegaron el 1 de agosto de 844, lo que cuadra perfectamente con el resto de crónicas conocidas. Nadie hasta hoy ha discutido esta interpretación (remito a URÍA RIU, J., El reino de Asturias… op. cit., pp. 193-199). NÚMERO 2 – 2014 | 11

Víctor Manuel Aguirre Cano

crónicas Albeldense, la Rotense y la de A Sebastián no precisan fecha, pero hacen encajar la primera venida en el reinado de Ramiro I, que abarca desde el 843 aproximadamente19 hasta el 850, lo cual es perfectamente compatible con lo hasta ahora visto. Si indagamos en las entradas de los cronicones de la época podemos acotar las fechas de presencia vikinga en el norte de España con bastante precisión. Sabemos que los vikingos saquearon los alrededores de Toulouse y las poblaciones ribereñas del Garona aprovechando las luchas entre Carlos el Calvo y su sobrino Pipino II20. Con la esperanza de recuperar la capital del sur de Aquitania, Carlos emprendió su asedio en primavera, pero se vio obligado a levantarlo cuando el ejército de refuerzo que esperaba fue emboscado por Pipino en Angulema21. Quizás en la segunda mitad de julio22, Carlos retornó al norte sin rendir Toulouse, y los vikingos –a la sazón establecidos en Noirmoutier23– enterados probablemente de los últimos acontecimientos, se lanzaron sobre la debilitada ciudad, tal y como describen los Annales Bertiniani24. Después de sucedido esto es cuando parte de la flota decide proseguir explorando hacia el sur, enlazándose los hechos con las Crónicas Asturianas, que consignaban la llegada de los vikingos a España a 19

No es segura la fecha a partir de la cual Ramiro es rey indiscutido de Asturias, pues desde la muerte de Alfonso II en 842 se produce una guerra civil, durante la cual Nepociano tuvo un corto reinado. Las Crónicas Asturianas presentan a Ramiro como el legítimo heredero, pero todo hace pensar que Nepociano, que estaba en Asturias a la muerte de Alfonso II –que no tuvo hijos– y contó con el apoyo de los astures y vascones durante la guerra civil, fuese el auténtico candidato a la sucesión. Si estas crónicas son tan favorables al partido ramirense se debe simplemente a que fueron mandadas redactar por el nieto del vencedor, Alfonso III. Véase el artículo de BESGA, A., “El rey Nepociano de Asturias, monarca legítimo y vasco”, Letras de Deusto, 33, nº 101, 2003, pp. 9-41. 20 Estos acontecimientos se encuentran descritos en detalle en AUZIAS, L., L’Aquitaine carolingienne (778-987). Québec, 1975. 21 Ibid. LOT, F., HALPHEN, L., Le règne de Charles le Chauve. Gèneve, 1975, pp. 112121. 22 Idem. 23 NELSON, J. L. The Annals of St-Bertin. Londres, pp. 55-56. 24 Ibid., p. 60. 12 | NÚMERO 2 – 2014

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principios de agosto. Las fechas encajan satisfactoriamente, y de haber desfase cronológico se reduciría a varios días, lo que puede considerarse una precisión notable tratándose de información del siglo IX. Por otro lado, la cronología de la llegada de los vikingos a la España musulmana –Al Andalus– se aviene bien con la información debida a la cronística latina. Los historiadores musulmanes registran la aparición de los vikingos en Lisboa a finales del año 229 de la Hégira25, correspondiente al último mes de verano del año 844 de la Era Cristiana. Se desprende de este análisis que el primer paso de los vikingos por el norte de España fue fugaz, abarcando aproximadamente entre quince y veinte días del mes de agosto. El primer encuentro documentado entre los vikingos y los astures se produjo en Gijón, población antiquísima que había sobrevivido al derrumbe del mundo romano y también a la invasión musulmana y que contaba, con toda probabilidad, con una reducida población. Esto no significa que los vikingos no recalasen en las costas cántabras o vascas, cosa que seguro hicieron26, sino que no podemos saber exactamente dónde.

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Así los presenta Ahmad Al Razi en la versión del Al Muqtabis de Ibn Hayyan: “A fines del año 229h., aparecieron las naves de los normandos, que fueron conocidos en Alandalús como magos –mayus–, en la costa occidental de Alandalús, deteniéndose en Lisboa, como primer punto de entrada en terreno vedado, el miércoles primer día del mes de dulhiggah de este año, y permaneciendo allí trece días, en los que tuvieron tres batallas con los musulmanes locales”. IBN HAYYAN, Crónica de los emires Alhakam I y Abdarrahmán II entre los años 796 y 847 (Ed. Lit. de MAHMUD ALI, M.,). Zaragoza, 2001, p. 312. La crónica atribuida a Ibn Al Qutiyya es independiente de la de Ahmad Al Razi, y sitúa la llegada de los vikingos a Sevilla en 230, lo que encaja a la perfección con la versión de Ahmad, que nos indicaba cómo a finales del 229 permanecieron trece días en Lisboa. La citada crónica dice así: “Abd al Rahman built the Great Mosque of Seville. He also built the walls of that city, because of the seizure of Seville by the Majus [the pagan Vikings] when they invaded, during his reign, in the year 230” vid. JAMES, D., Early Islamic Spain. Londes, 2009, p. 29. 26 De serles posible, los vikingos siempre navegaban cercanos a la costa. Con mayor motivo lo harían si estaban explorando una tierra completamente desconocida para ellos. La navegación de cabotaje era, además, imprescindible para el abastecimiento en una expedición cuya duración no podían saber con certeza. NÚMERO 2 – 2014 | 13

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Las crónicas nada dicen de las actividades de los piratas en la civitas asturiana. Ese silencio oculta con toda probabilidad un choque violento con un enemigo hasta entonces desconocido, de una población en la retaguardia de la lucha contra los musulmanes, y por tanto mal protegida. Los adjetivos con los que el cronista de la Rotense describe a los normandos son bastante elocuentes: “gens pagana et nimis crudelissima”, lo que deja claro que la impresión fue sumamente traumática para las poblaciones costeras que la sufrieron. De camino a Galicia, no mucho tiempo después de haber abandonado Gijón, quizá hubo algún intento por explorar la ría de Avilés. La historiografía hispana se ha preguntado alguna vez si no remontarían los vikingos sus aguas para posteriormente alcanzar por tierra Oviedo27. La sede regia ofrecía el mayor atractivo para pillajes en el conjunto del Reino Astur, por no hablar de la posibilidad de hacer rehenes que garantizasen sustanciosos rescates. Pueden esgrimirse varios indicios documentales que invitan a creer que los vikingos, o bien no intentaron, o bien no pudieron alcanzar Oviedo. En primer lugar no hay una sola mención en las crónicas o documentos asturianos de la época a reedificaciones o donaciones a iglesias destruidas en el área ovetense durante los años intermedios del siglo IX. Y sabemos que los reyes de Oviedo socorrían a las iglesias y

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Quien más claramente defendió esta posibilidad fue Fidel Fita en FITA. F., “La insigne lápida de Oviedo”, Boletín de la Real Academia de la Historia, vol. XXXVIII, 1899, pp. 35-48. El insigne jesuita tomaba en defensa de su hipótesis del ataque a Oviedo, el epígrafe que se encontraba incrustado sobre la puerta del antiguo castillo de la capital astur, de época de Alfonso III. En él, el rey transmitía, entre otras cosas: “Tensauri avlae huivs sanctae aecclesiae residendum indemnem caventes quod / absit dum navali gentilitas pirato solent exercitu properare ne videatur” (Ibid., p. 36). Pero realmente la inscripción no demuestra que los piratas llegasen a Oviedo, sino que en Oviedo se tomaron medidas defensivas preventivas por si llegaban a hacerlo. Y tampoco debemos olvidar que, en aquellos tiempos, el reino astur enfrentaba por mar tanto a los vikingos como a los musulmanes. 14 | NÚMERO 2 – 2014

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cenobios castigados por la guerra con cierta urgencia28. Podríamos considerar que nuevamente los cronistas hispanocristianos ocultan información –circunstancia no aplicable a los diplomas– pero, ¿qué decir de los Annales Bertiniani? Prudencio, su redactor en este tiempo, había tenido acceso a una fuente bastante próxima a los hechos, como prueba el que se permitiese dar detalles de la expedición del 844, pero tampoco dice nada al respecto de un ataque a la capital astur. ¿Y los cronistas musulmanes? No se les pasó por alto el ataque a Pamplona en 859, lo registraron oportunamente en sus cronicones. Si los vikingos hubiesen cometido estragos en la sede de sus detestados rivales, ¿no es lógico que tomaran nota del hecho con mayor regocijo? El asalto y saqueo de Oviedo hubiese tenido enormes resonancias, pues en su suelo se aunaban palacio, obispado y sepulcro de reyes, reliquias de santos y residencia de los magnates de la monarquía29. El que no haya ni la más mínima señal de ningún tipo a este respecto obliga a afirmar que la capital astur no fue alcanzada por los invasores30. 28

Así ocurrió en el caso del saqueo de Oviedo en 795, con las destrucciones de sus iglesias, de las que Alfonso II se ocupó algunos años más tarde, cuando la amenaza musulmana enflaqueció y pudo volver a Oviedo tras su misterioso exilio a principios del siglo IX. La restauración de San Salvador de Oviedo queda reflejada en el Testamentum Regis Adefonsi (véase la obra FLORIANO, A., Diplomática española del período astur. Oviedo, 1949, Vol. I, pp. 119-131). Siendo Alfonso todavía rey, en 840, el rebelde bereber Mahmud, que había encontrado asilo en el reino de Asturias tras su guerra con el emir, se rebeló en Galicia sembrando la destrucción en la zona de Lugo. En el documento de 841 otorgado a la iglesia de Lugo se menciona la rebelión del bereber y los motivos de la refundación del templo (A. Floriano lo considera forjado en Ibid., pp. 204-210; véase la convincente vindicación de este diploma en SÁNCHEZ ALBORNOZ, C., Galicia histórica. Estudios sobre Galicia en la temprana Edad Media. La Coruña, 1981, p. 22, nota 3). E. Morales Romero refiere a un documento gallego del 846 por el cual un tal Gundialdo reconstruía la iglesia de San Cebrián de Logo, en la actual provincia de La Coruña, presumiblemente destruida por los vikingos en 844, MORALES ROMERO, E., Historia de los vikingos…, op. cit., p. 142). 29 URÍA RÍU, J., El reino de Asturias…, op. cit., pp. 423-613. 30 El saqueo de Oviedo por los musulmanes en 795 fue reflejado en las crónicas musulmanas, pero también en la diplomática astur, con uno de los más importantes y enigmáticos textos de la historia medieval española, el Testamentum Regis Adefonsi, NÚMERO 2 – 2014 | 15

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Dejando de lado hipótesis más o menos probables de las actividades de los vikingos en el mar Cantábrico, lo seguro es que lo abandonaron pronto para alcanzar el litoral de Galicia. Esta provincia ofrecía una mejor situación para invasores llegados por mar, como prueba la predilección que mostraron los piratas nórdicos por sus costas cada vez que venían a España. Especialmente en el área del golfo Artabro y en las rías Bajas, las condiciones para la navegación y el desembarco eran muy apropiadas, y por lo reflejado en las crónicas, existían posibilidades de hacer botín31. Navegaron a lo largo del norte de Galicia sin que nos haya llegado ninguna noticia de sus capturas allí, y pronto se internaron en el golfo que se forma en la zona occidental de la provincia. Se erigía en un extremo de su costa un colosal faro romano de algo más de cien metros de altura, espectacular estructura que denota la importancia del tráfico marítimo durante los primeros siglos de nuestra era32. En el episodio que siguió las crónicas atribuyen protagonismo a ciertos condes y duques, como no se olvidó de subrayar C. Sánchez Albornoz, por lo que no resulta difícil imaginar que en la zona atacada existiese algún delegado regio de cierto poder33. Lo que no se sabe con certeza es si Ramiro estuvo presente en la lucha, pues las Crónicas Asturianas se contradicen en ese punto.

donde, entre otras muchas cosas, se daba cuenta de la reconstrucción de la iglesia de San Salvador tras su destrucción por los musulmanes, vid., FLORIANO, A., Diplomática española..., op. cit., Vol. I, pp. 119-131. 31 La noticia de este desembarco la recogen tanto la crónica Rotense como la versión A Sebastián (cf.. notas 14 y 15), y aunque no citan expresamente la villa coruñesa, los Annales Bertiniani recogen un choque militar en Galicia, sin duda el que ahora nos ocupa (vid. nota 10). 32 C. Fernández Ochoa y A. Morillo Cerdan no datan el faro pero consideran que la época de mayor tráfico marítimo en el golfo Artabro estuvo entre finales del siglo I y el siglo V, vid. FERNÁNDEZ OCHOA, C., MORILLO CERDAN, A. “La ruta marítima del Cantábrico en época romana”, Zephyrus, 46, 1994, p. 227. El faro no remontará más allá del siglo II o finales del I. 33 La crónica A Sebastián los llama ducibus et comitibus, y puede ser consultada en la nota 15 de este estudio. 16 | NÚMERO 2 – 2014

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No podemos saber si los vikingos se enseñorearon de la región y de la villa de Flavium Brigantium, siendo repelidos a posteriori, o si resultaron derrotados en los primeros momentos de su desembarco. Sí sabemos, a través del testimonio de las crónicas, que se produjo uno o quizás una sucesión de combates que terminaron con la retirada de los vikingos y la toma de algunas de sus naves, que fueron hundidas o incendiadas. La tardía crónica Silense exagera la cifra de naves destruidas: sesenta34. Además, sorprende comprobar que la crónica Silense copia a la Rotense en todo lo relativo a los reyes astures, y este último texto ninguna cifra aporta, de lo que se deduce que el monje leonés se inventó el número tres siglos después o lo copió de dudosas tradiciones. Sea como fuere, este dato numérico nos despierta la curiosidad sobre el tamaño de la flota. Las opiniones de los autores contemporáneos a ese respecto son muy divergentes, y las posturas de los distintos historiadores suelen aumentar y disminuir el tamaño de las flotas al calor de nuevas interpretaciones35. Hacer aproximaciones sobre la entidad de una armada no es sencillo, dado que la información disponible es muy escasa, inexistente para la España cristiana36. Los mismos vikingos que recorrieron el Cantábrico y Galicia alcanzaron después Al Andalus, donde los cronistas dejaron detallados relatos de sus correrías. Pero servirnos de las fuentes árabes para hacernos una idea de la magnitud de la amenaza es engañoso, pues en estas crónicas –como en las cristianas– el número no tiene una finalidad estadística o administrativa de ningún tipo, sino simbólica. Es un medio más para trasladar sensaciones, ideas, impresiones o hacer

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Cf. “Traditisque igni navibus numero LX, onustus preda ad propria incolumis reducitur”, SANTOS COCO, F., Historia Silense. Madrid, 1921, p. 29. 35 El debate sobre las magnitudes de las flotas figura en WILLIAMS, G. “Raiding and Warfare”, The Viking World. 2009, pp. 193-203, con una abundante bibliografía. 36 Si excluimos el dato de la Crónica Silense, que no tiene ningún fundamento. NÚMERO 2 – 2014 | 17

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propaganda37. Por eso, todo esfuerzo volcado a desvelar el tamaño de esta flota, ante la falta de cantidades fiables, será poco creíble. Todo lo que puede decirse es que las condiciones para el abastecimiento eran tan complicadas, que un ejército numeroso en este escenario sucumbiría al hambre antes que a las armas de sus enemigos. Por eso creo difícil que la hueste vikinga pudiese estar formada por más de 1000 hombres38. Considero estos criterios extensibles a las magnitudes de la flota durante la segunda expedición. Tras su accidentado paso por tierras gallegas, los vikingos reembarcaron rumbo al sur. No es difícil que realizasen asaltos en otros puntos de las costas de Galicia, especialmente en la mitad sur de la provincia y en el área de las Rías Bajas. Pero la alarma despertada en la monarquía y la fecha de su llegada a Lisboa no permiten creer que fuesen desembarcos largos39. 37

La profesora de la universidad de Zaragoza, M. P. Zaldívar Bouthelier, escribió lo siguiente en su estudio sobre la ficción en las crónicas hispanomusulmanas: “No debemos fiarnos de las cifras que dan las crónicas porque suelen ser inexactas, cuando no inventadas, pero el mismo hecho de que el autor se detenga a decir que en una batalla murieron “más de 4000 hombres”, nos está indicando sus deseos de que conste aquélla como una gran hazaña”. De las tres crónicas que estudia en su artículo destaca que existen “otros rasgos comunes que comparten las tres crónicas como la magnificación del adversario, la manipulación de las cifras...”, ZALDÍVAR BOUTHELIER, M. P. “La ficción en las crónicas andalusíes”, Aragón en la Edad Media, 18, 2004, pp. 38 y 42. 38 Me confieso partidario de los cálculos de P. Sawyer, pues desconociendo su obra durante la redacción del Trabajo de Investigación sobre la guerra en el reino de Asturias durante el siglo IX, llegué a conclusiones muy similares a las suyas en relación al tamaño de los ejércitos, no ya de los vikingos, sino de los astures y andalusíes. Es evidente que el problema en este caso no es reunir a más o menos soldados, sino el mantenerlos alimentados y disciplinados, verdadero reto de todo caudillo militar altomedieval vid. SAWYER, P., The Age of the Vikings. London, 1971, pp. 128-130. 39 Carecen de fundamento histórico las tradiciones que atribuyen la llegada de los vikingos a Chantada, en el centro de Galicia, durante esta expedición. Vid. MORALES ROMERO, E., Historia de los…, op. cit., pp. 142-144, donde daba crédito a crónicas muy tardías que referían el ataque vikingo a esta población, en una consecución de anacronismos que no soportan la más mínima crítica histórica. Estas crónicas vienen a enaltecer a un linaje nobiliario que entronca con un supuesto héroe de la lucha contra los vikingos en la citada villa, que ni diplomática ni cronística astur permiten reconocer. 18 | NÚMERO 2 – 2014

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Respecto al regreso poco sabemos. Si contabilizamos que los vikingos estuvieron más de un mes en Al Andalus, y que habían alcanzado sus costas en la segunda mitad de agosto, debemos entender que se realizó a finales de septiembre o principios de octubre40. Se desprende de las crónicas árabes que las condiciones en las que había quedado la flota tras la incursión en España eran calamitosas: a una mortandad que se estima alta, a la pérdida de buen número de naves, se unen unas condiciones humanas funestas tras cerca de tres meses de travesía, que llevan a los vikingos a pedir comida y ropa a cambio de los rehenes, en lugar de riquezas41. Todavía protagonizaron algún asalto en el sur de España y en la costa atlántica, con Lisboa como última referencia42. De su paso de vuelta por la España cristiana sólo tenemos una noticia en las crónicas árabes y por lo confusa y contradictoria no merece demasiada credibilidad43. 40

Remito al inicio del análisis de esta expedición, dedicado a la cronología. Sobre los rescates pedidos por los vikingos a cambio de los prisioneros, la crónica atribuida a Al Qutiyya dice: “The enemy did not want gold or silver: rather food and clothing”. Vid. JAMES, D., Early Islamic Spain... op. cit., p. 102. 42 Ibn Hayyan obvia esta información en su crónica, a pesar de que todo indica a que Ahmad Al Razi sí lo relató en la suya, como prueba que Al Atir en el siglo XIII, siguiendo a Al Razi como demuestra el inmenso parecido de sus entradas con las debidas a Ibn Hayyan al respecto de ese autor, consigne: “Los infieles llegaron después a atacar Niebla, donde hicieron muchos prisioneros; después desembarcaron en una isla próxima a K’oûrîs (Corias) para proceder al reparto del botín. Ese espectáculo inflamó la cólera de los musulmanes, que atravesaron el río para atacarles y les mataron a dos hombres. Entonces, los mayus viajaron a Sidonia, donde se quedaron dos días, reunieron víveres e hicieron prisioneros. Los barcos de Abd Al Rahman, soberano de España llegaron entonces a Sevilla, y con esta noticia los Madjous cayeron sobre Niebla, donde continuaron saqueando y haciendo cautivos, después, sucesivamente sobre Ocsonoba, Bâdja y Lisboa. A continuación se retiraron y los nuestros nos volvieron a oír hablar de ellos, de suerte que las poblaciones pudieron respirar”, IBN AL-ATIR,( trad. de FAGNAN) E. Annales du Magreb & de l’Espagne. Argel, 1898, pp. 221-222. 43 En la Historia de Sevilla de Alfihri, el autor dedica un párrafo al regreso, basándose en una entrada de Isa B. Ahmad Al Razi, en la que afirma: “Y se marcharon [los vikingos] por donde habían venido, más allá de nuestras costas, y acometieron las de nuestro enemigo, la gente de Gilliqiyyah [Galicia], donde no fueron rechazados por el esfuerzo de esta, ni salieron de allí, a causa de la debilidad y pusilanimidad en guerrear que la afecta, gracias a dios”, vid. IBN HAYYAN, Crónica de los emires..., op. 41

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2.- 858-859. La segunda expedición de los vikingos en el mar cantábrico Mientras el reino de Carlos el Calvo se debatía en ásperos conflictos con bretones, aquitanos, germanos y vikingos44, en España el panorama no era más alentador. Las rencillas familiares y los odios raciales desestabilizaban y debilitaban al emirato de Al Andalus desde principios de siglo45, pero también en el norte los enfrentamientos sucesorios y territoriales se sucedían46, coyuntura de la que los vikingos pudieron sacar provecho. En esta expedición, que duró al menos dos años, los vikingos recorrieron las costas españolas, llegaron al sur de Francia e instalaron su base en la isla Camargue. Al año siguiente, parece evidente que parte del grupo se desligó y retornó hacia Francia, y otra parte permaneció en el Mediterráneo, saqueando las costas francesas e italianas47.

cit., pp. 316-318. Cabe pensar que el cronista equivocase Galicia con Francia, a través quizás de la voz Galia, pero no conozco crónicas árabes en las que se utilice Galia para referirse al reino franco. Lo más probable es que se trate de una errata y que se esté refiriendo a Francia, donde sí sabemos que permanecieron mucho tiempo. 44 Remito con carácter general a los Annales Bertiniani, donde se dan año tras año puntuales noticias de todos estos conflictos vid. NELSON, J. L., The annals of St-Bertin, op. cit. 45 La sola lectura de las crónicas musulmanas demuestra el avanzado proceso de descomposición interna que sufría el emirato andalusí, pues buena parte de sus páginas se centran en las continuas guerras intestinas y los ajustes de cuentas que los emires eran incapaces de dominar, vid.con carácter general la obra de Ibn Hayyan, Crónica de los emires..., op. cit., traducida por F. Corriente y M. J. Viguera. 46 El reino de Asturias todavía tuvo que superar los coletazos postreros de la conflictiva sucesión de Alfonso II, con la revuelta de los vascones en 850, vid, GIL, J., Crónicas Asturianas, op. cit. pp. 144 y 147). Otras regiones de la península no eran menos conflictivas, por ejemplo la Marca Hispánica bajo soberanía de Carlos el Calvo (vid. la traducción de las crónicas francas por Nelson Janet L., The Annals of St-Bertin, op. cit., pp. 69, y las fuentes sobre el ataque de Musa ben Musa a Barcelona en 856 en la obra SÁNCHEZ ALBORNOZ, C., Orígenes del reino de Pamplona..., p. 142 y nota 101) o la región pamplonesa de los Arista (en continuos conflictos con el emirato, a veces de la mano de sus vecinos los Banu Qasi, véase Ibíd,. especialmente la segunda parte de la obra). 47 En la entrada correspondiente al año 860, los Annales Bertiniani dan noticias de las andanzas de los piratas en las costas francesas e italianas: “Hi vero Dani qui in Rodano morabantur usque ad Valentiam civitatem vastando perveniunt. Unde, direptis quae 20 | NÚMERO 2 – 2014

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A pesar de lo ambicioso de esta segunda expedición, cuyo objetivo principal fueron las costas mediterráneas, los relatos cronísticos que le fueron dedicados no son generosos. De los contados episodios que conservamos en relación a este larguísimo viaje, nos llega información breve, confusa y a veces de difícil interpretación. La más temprana aportación sigue siendo la de los Annales Bertiniani, aunque de un modo muy breve y genérico. A la estancia en la España cristiana le dedican espacio también las Crónicas Asturianas y las historias árabes, aunque de manera muy breve. Los Annales Bertiniani centran su interés en los hechos que afectan al territorio franco: “859. Los piratas daneses hicieron un largo viaje, navegaron entre África y España hasta llegar al Ródano. Despoblaron algunas ciudades y monasterios, e instalaron sus bases en una isla llamada Camargue”48. A los anales francos les siguen en antigüedad las Crónicas Asturianas. En primer lugar, la Albeldense recoge una noticia de importancia capital por no estar reflejada en ningún otro texto, un combate en Galicia con las tropas de un delegado regio: “En su tiempo (de Ordoño, 850-866) los normandos, que vinieron por segunda vez, fueron exterminados en la costa de Galicia por el conde Pedro”49.

circa erant omnibus, revertentes, ad insulam in qua sedes posuerant redeunt (...) Dani qui in Rodano fuerant Italiam petunt et Pisas civitatem aliasque capiunt depraedantur atque devastant”. De hecho, las Crónicas Asturianas y la obra de Al Qutiyya atribuyen a los vikingos el haber llegado a Grecia, en un episodio mal conocido, pero no por ello falso (las primeras en la entrada citada más abajo, nota 51, y la segunda en JAMES, D., Early Islamic Spain, op. cit., p. 102). 48 “Pyratae Danorum longo maris circuitu, inter Hispanias videlicet et Africam navigantes, Rodanum ingrediuntur, depopulatisque quibusdam civitatibus ac monasteriis, in insula quae Camarias dicitur sedes ponunt”, WAITZ, G., Quellen zum Karolingischen…, op. cit., pp. 98 y 100. La traducción es propia. 49 “Eius tempore Lordomani iterum uenientes in Gallicie maritimis a Petro comite interfecti sunt”. GIL, J Crónicas Asturianas, op. cit., p. 176. NÚMERO 2 – 2014 | 21

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La Crónica Profética le dedica una noticia analística que cierra el texto de la obra. Nuevamente, otorga importancia a la cronología especificando el mes, algo realmente útil para contrastar con los testimonios musulmanes: “De nuevo vinieron más adelante en la era 896 (858), en el mes de julio, y hubo aquella matanza en Lisboa”50. Las crónicas Rotense y A Sebastián también le dedican un espacio a esta expedición, largo para lo que acostumbran, pero enfocado a la España musulmana y no a lo ocurrido en el Reino Astur. Sus entradas son gemelas: Los normandos vinieron de nuevo de piratería a nuestras costas por estos tiempos. Luego siguieron hacia España, y asolaron toda su zona marítima, devastándola por la espada y por el fuego. Después, cruzando el mar, asaltaron Nekur, ciudad de Mauritania, y allí mataron por la espada a una multitud de musulmanes; luego, atacando por la espada las islas de Mallorca y Menorca, las dejaron despobladas. Después llegaron hasta Grecia, y al cabo de tres años se volvieron a su patria51. En el tomo del Al Muqtabis II-2 de Ibn Hayyan se conserva la más antigua noticia árabe conservada que relata la segunda expedición vikinga a España, y en ella se recoge el sorprendente caso del ataque a Pamplona, al final del relato que el historiador cordobés dedica al paso de los mayus por la España musulmana. El fragmento aquí presentado es el único traducido al respecto de esta expedición52: 50

“Iterum uenerunt postea era DCCCXLVI Iulio mense et fuit ille homicidius in Olisbona”. Ibid., p. 188. 51 “Iterum Nordomani piratide per his temporibus ad nostris litoribus peruenerunt; deinde in Spaniam perrexerunt omnemque eius maritimam gladio ingnique predando dissipauerunt. Exinde mari transiecto Nacchor ciuitatem Mauritanie inuaserunt ibique multitudinem Caldeorum gladio interfecerunt; deinde Maioricam et Minoricam insulas adgressi gladio eas depopulauerunt. Postem Greciam aduecti post triennium in patriam suam sunt reuersi”. Ibid., p. 149. 52 Eso si excluímos una noticia del Al Muqtabis II-2 que tiene poco interés para nuestro tema, pero que toca tangencialmente el tema de la expedición de 858-859: “Bajo el reinado de Mohammed, los Madjus que desembarcaron en la costa occidental de 22 | NÚMERO 2 – 2014

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Luego los restantes barcos de los Mayus siguieron subiendo hasta varar al pie de Pamplona, e hicieron algaras contra los Baskunis, matando a muchos y haciendo prisionero a su emir Garsiya ibn Wannaqo. El rescate se fijó en 70.000 [piezas de oro]. Por diferirse el pago de parte, quedaron en rehenes sus hijos, y a él lo soltaron53. Los cronistas musulmanes que siguen a Ibn Hayyan reproducen la misma noticia alterando el precio del rescate, pero sin modificar la esencia de la misma. Al Atir e Ibn Idari ofrecen una descripción completa de la expedición, que nos resultará útil para fijar los acontecimientos en su cronología en las siguientes páginas. En primer lugar, Al Atir: En dicho año –245H. 859 d.C.– los madjus partieron de las tierras de Al Andalus, a bordo de sus barcos, hacia las tierras ocupadas por los musulmanes. Entonces ordenó Muhammad Ibn Abd Al Rahman, príncipe de las tierras musulmanas, que las tropas salieran a luchar contra ellos. Los barcos de los “madjus”, que se dirigían a Isbiliya (Sevilla), atracaron junto a Algeciras, saqueando los contornos y quemando la gran mezquita. Después pusieron curso hacia la costa africana y desembarcaron junto a Nekur, tras lo cual volvieron a Al Andalus, donde los habitantes de Tudmir fueron puestos en fuga; tomaron el castillo de Uriwala (Orihuela). Después siguieron hasta la frontera con Ifrang (Francia), donde también se dedicaron al pillaje, consiguiendo un gran botín y muchos prisioneros. En el camino de vuelta [los vikingos] se encontraron España lo hicieron prisionero y lo rescató un mercader judío creyendo hacer un bonito negocio. Sarabânki pagó algún tiempo a su acreedor el interés de la suma que había adelantado por él; pero más tarde se fugó y olvidando el préstamo del judío, le hizo perder su dinero. Habiéndose arrojado luego a las montañas comprendidas entre Coimbra y Santander [¿quería el traductor referirse a Santaver o quizás Santarem?], y que aún llevan su nombre, se entregó al bandolerismo en las tierras de los musulmanes y en la de los cristianos: sucediéronle muchas aventuras, siendo, por último, muerto por mandato de Alfonso III, señor de Galicia”, DOZY, P. Los vikingos en España. Madrid, 1987, pp. 37-38. 53 Véase el artículo de LÉVI-PROVENÇAL, E. y GARCÍA GÓMEZ, E. “Textos inéditos del Muqtabis de Ibn Hayyan sobre los orígenes del reino de Pamplona”, Al Andalus, v. XIX, 2, 1954, p. 309. NÚMERO 2 – 2014 | 23

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con la escuadra de Muhammad que incendió dos barcos de los infieles y capturó otros dos, cuyo cargamento fue tomado como botín. Por todo ello, los infieles estaban muy enfurecidos y combatieron con redobladas energías, con lo que buen número de musulmanes sufrieron el martirio. Los barcos de los “madjous” siguieron adelante hasta alcanzar la ciudad de Banbaluna (Pamplona). Allí consiguieron hacerse con el señor de la ciudad, el franco Garsiya (García Íñiguez 851?-870?), quien tuvo que pagar un rescate de noventa mil dinares54. Ibn Idari, por su parte, escribió: En el año h. 245, los normandos (mayus) reaparecieron con sesenta y dos naves en la costa oeste, pero se encontraron que la mar estaba defendida por las naves musulmanas que habían pasado desde la costa de Francia a la de Galicia (…) Estos bárbaros siguieron luego hacia Francia, donde pasaron el invierno y se entregaron al saqueo, conquistando una ciudad que todavía lleva su nombre. Después volvieron sobre la costa española, pero ya habían desaparecido cuarenta de sus naves; marchó sobre ellos la flota del emir y se apoderó, en la costa de Sidonia, de dos de sus navíos que contenían abundantes riquezas. El resto de la flota normanda se dio a la fuga55. Al Nuwairi e Ibn Jaldun56 también ofrecen una versión de este episodio, pero por ser copias evidentes unos de otros, no aportan nada nuevo salvo las discrepancias en el monto total del rescate, debidas sin duda a una errata en la copia. En conjunto contamos con unas noticias dispersas y difíciles de interpretar para elaborar la historia de la segunda expedición vikinga en el norte de España –su análisis para el sur es más consistente por lo completo de los relatos musulmanes–. Este conjunto de 54

Traducido al francés en la obra de E. FAGNAN, Annales du Maghreb…, op. cit., pp. 234-235. 55 PÉREZ DE LABORDA, A., Guía para la historia del País Vasco hasta el siglo IX. San Sebastián, 1996, p. 351. 56 A. Fabricius tradujo la entrada debida a Al Nuwairi y puede consultarse en FABRICIUS, A.,“Normannertogene...” op. cit., pp. 113-114. 24 | NÚMERO 2 – 2014

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textos plantea una serie de problemas –cronología e interpretación de los hechos– que a continuación estudiaremos en detalle. La expedición que nos ocupa fue una audaz empresa que buscaba nuevos litorales para saquear en el sur de Europa. El paso por España dejó pocas noticas, porque no tuvo el mismo impacto de la otra ocasión: los vikingos saquearon las costas de la península Ibérica como medio para llegar a la Francia mediterránea, y se establecieron en el curso del Ródano, donde sus razzias se prolongaron hasta el año siguiente57. La cronología de la segunda expedición que tocó España presenta problemas que no han sido satisfactoriamente solucionados, a pesar de que es posible conciliar los testimonios que supuestamente se contradicen58. La fuente más antigua en presentar una cronología precisa es la Crónica Profética, que apunta a julio de 858 como fecha de la segunda llegada de los vikingos a Asturias. En el siglo XI, el geógrafo hispanomusulmán Al Bakri coincidió con el monje de la Profética y señaló que los mayus habían desembarcado en Nekor –actual Nador, norte de África– tras abandonar las costas de España en 244 H., que corresponde al año 858 de la era Cristiana. El hecho de que dos crónicas, una cristiana y la otra árabe, separadas temporal y geográficamente y sin sospecha de parentesco ofrezcan la misma fecha debería convertir esta opción en muy viable. Pero la coincidencia se repite para los partidarios del 859. Por esta fecha se 57

Remito a la nota 55, la crónica de Ibn Idari expresa claramente cómo los vikingos pasaron el invierno en Francia, hecho que además puede adivinarse por el curso de los hechos. 58 A. Fabricius consideró que la expedición duró de 859 a 861, propuesta que ignora los testimonios de la Crónica Profética y Al Bakri, que juntos señalan al 858, (vid. FABRICIUS A., “Normannertogene... op. cit.,” pp. 114-115). C. Sánchez Albornoz no llegó a dar una explicación para la contradicción, y supuso que en 858 atacaron el norte de España y en 859 el sur, pero con tal solución no podemos encajar el ataque a Nekor en 858, (cf. SÁNCHEZ ALBORNOZ, C. Orígenes del reino... op. cit., pp. 75-77). Por su parte, E. Morales Romero no entra a analizar el problema cronológico para la segunda llegada de los vikingos a España, a pesar de que sí lo había hecho en la primera (cf. MORALES ROMERO, E. Historia de los vikingos..., op. cit., pp. 139-140 y 159-174). NÚMERO 2 – 2014 | 25

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inclinaron los Annales Bertiniani, y al parecer también el cronista áulico Ahmad Al Razi, pues las historias que le son deudoras –la versión de Al Razi no se conserva–, el Al Muqtabis II-2 de Ibn Hayyan, la crónica de Al Atir, el Bayan al Mugrib de Ibn Idari y el trabajo de Ibn Jaldun, todas ellas sitúan el ataque a Nekor y otras plazas en España en 859. No cabe imaginar relación de parentesco entre los anales francos y los andalusíes. Veamos por qué es posible conciliar las dos posturas. Todos los cronicones, los partidarios del año 858 como los del 859 describen la misma expedición. Imaginar dos ataques gemelos en los mismos escenarios en un espacio temporal de un año es inverosímil. Al Bakri (s. XI) extrajo su información sobre el desembarco en Nekor de una fuente independiente a Ahmad Al Razi (s. X), de un texto africano no vinculado al cronista cordobés59. Lo sabemos porque los cronistas dependientes de Ahmad Al Razi ignoraron muchos de los detalles aportados por Al Bakri. Lo preciso y suculento de la información del geógrafo onubense invita a darle mayor autoridad que a la sencilla noticia vinculada a Ahmad Al Razi. Unido a ello, la puntería cronológica de la Profética para la primera expedición ofrece garantías a tener en cuenta para la segunda. La confianza que nos inspiran las Crónicas Asturianas y El Libro de Carreteras y de Reinos de Al Bakri no desmonta la credibilidad de las versiones asociadas a la crónica de Ahmad Al Razi y de los Annales Bertiniani. Pero el relato de Prudencio en los citados anales francos hace referencia a lo ocurrido en Francia. La descripción del viaje a través del 59

Ofrece información mucho más rica que cualquier otra crónica sobre el paso de los vikingos por Mauritania: “Los Madjus (Dios los maldiga) desembarcaron cerca de Necur en el año 244, tomaron la ciudad, la saquearon, y redujeron a sus habitantes a la servidumbre, excepto a dos que se salvaron huyendo. Entre los prisioneros se encontraron Ama-ar-rahman y Janula, hijas de Wâkif Ibn-Motacim Ibn Sâlih, a quien rescató el imam Mohammed Ibn Abderraman. Los Madjus permanecieron ocho días en Nekur” DOZY, P., Los vikingos…, op. cit., p. 32). 26 | NÚMERO 2 – 2014

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estrecho es meramente circunstancial. Y es notorio que las acciones relevantes de los vikingos en 858 tuvieron lugar en España y el norte de África; la llegada a Francia se produjo acabando ese año, pues allí instalaron los cuarteles de invierno. Pero la actividad a lo largo del Ródano corresponde ya al 859, por eso Prudencio fecha en tal año. ¿Cómo explicar, sin embargo, el año apuntado por las crónicas musulmanas emparentadas con Ahmad Al Razi? Los relatos conservados de Ibn Hayyan, Al Atir, Ibn Idari, Al Nuwayri e Ibn Jaldun están plagiados; unas veces se copian unos a otros, otras copian a la fuente original, Ahmad Al Razi. El resultado es que todos fechan en 859, seguramente porque esa es la fecha que señaló Ahmad Al Razi. En este caso los hechos narrados abarcaban más allá de un año concreto, pero en la crónica se incluyó la entrada en el año de conclusión: si observamos detenidamente las versiones árabes arriba presentadas, en la misma noticia atribuida al año 245 H. se incluye la llegada y el retorno de los vikingos, un retorno que Ibn Idari explicita se produjo transcurrido el invierno. Normalmente, la anomalía de ofrecer una noticia en bloque y no desgajarla en los distintos años que abarca no se produce en las crónicas – que, recordemos, están organizadas como anales– pero en este caso la entrada de los vikingos está así dispuesta. El resultado es la confusión que genera. Un lector observador podría objetar, no obstante, que acaso los años de la expedición son 859 y 860, como parece sugerir que exista noticia de la presencia de los vikingos en las costas del sur de Francia y de Italia en 86060. La única explicación posible a este problema es que la flota se 60

En la entrada correspondiente al año 860, los Annales Bertiniani dan noticias de las andanzas de los piratas en las costas francesas e italianas: “Hi vero Dani qui in Rodano morabantur usque ad Valentiam civitatem vastando perveniunt. Unde, direptis quae circa erant omnibus, revertentes, ad insulam in qua sedes posuerant redeunt (...) Dani qui in Rodano fuerant Italiam petunt et Pisas civitatem aliasque capiunt depraedantur atque devastant”. WAITZ, G. Quellen zum Karolingischen... op. cit., p. 100). NÚMERO 2 – 2014 | 27

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dividiese, parte de los vikingos retornasen y otra parte permaneciesen en el Mediterráneo los tres años completos que las crónicas asturianas señalan61. Y esto es así porque existen noticias fidedignas que narran los hechos de los vikingos en las costas españolas y africanas en 858, y porque cuando se produjo la batalla de Albelda en 85962, García ya había sido rescatado de los vikingos, que debieron retornar en primavera de ese mismo año al Golfo de Vizcaya. De toda esta disertación acerca de la cronología creo posible concluir que la expedición partió de las costas atlánticas francesas en primaveraverano de 858, y al menos parte de ella hizo el viaje de regreso desde Camargue en el año 85963. Poco se ha escrito sobre los motivos que llevaron a los vikingos –en esta ocasión parece que mayoritariamente daneses64– a retornar a las costas 61

Vid. nota 51. Tanto la crónica de Ibn Al Atir (véase la nota 54), como los Anales Castellanos I (In era DCCCLXVIIII populavit domnus Ordonius Legione et in tertio anno sic fregit..., en SÁNCHEZ ALBORNOZ, C Orígenes del reino..., op. cit., p. 150), como las indicaciones de la crónica de Alfonso III, refiriendo que la batalla se produjo el mismo año que Lope ben Musa (hijo de Musa ben Musa), consiguió para sí la prefectura de Toledo (“Musa... multas ciuitates partim gladio partium fraude inuasit... Postremo uero Toletum ubi filium suum Lupum posuit prefectum”, en GIL, J. Crónicas Asturianas... op. cit., p. 146. C. Sánchez Albornoz defendió con argumentos muy sólidos que Lope fue elegido por los toledanos en 859, SÁNCHEZ ALBORNOZ, C Orígenes del reino..., op. cit., p. 143, nota 107) apuntan en ese sentido. Más adelante nos ocuparemos con mayor detalle de este problema. 63 C. Sánchez Albornoz no llegó a ver que para los cronistas musulmanes era imposible hacer encajar una noticia que abarcaba dos años en unos anales ordenados de año en año: Algunos de estos autores refieren, además, el ataque normando a Al Andalus después de la rendición de Toledo a Muhammad en 859. Es evidente que la noticia rompe el natural orden cronológico con otras nuevas de años anteriores o posteriores. Ibn Idari, Ibn Jaldun y Rodrigo Ximénez de Rada relatan la rendición del Toledo rebelde en 859 antes que la incursión normanda. Pero si el retorno de los mayus se había producido con posterioridad a la rendición de Toledo, ubicar una noticia que abarcaba desde verano de 858 hasta tiempo después de la conquista de la citada plaza (859) era un problema que rompería el orden cronológico lógico en cualquier caso. Ibid. pp. 7677. 64 Los Annales Bertiniani los llaman Pyratae Danorum. WAITZ, G. Quellen zum Karolingischen... op. cit., p. 100. 62

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hispanas casi quince años después de su primera incursión. Sabemos que a lo largo de la década de los cincuenta los piratas habían sido muy activos en los cauces de los grandes ríos franceses y habían llegado a asolar ciudades del interior sin que los señores francos pudiesen evitarlo. Carlos el Calvo había comprado a un alto precio la paz a algunos jefes vikingos en 858, caudillos que comprometidos por su palabra se vieron forzados a buscar la rapiña en otras tierras65. De haber sido así, cobraría pleno sentido que en 858 volviesen a aparecer en España, no tanto por habérseles despertado un renovado interés en sus escarpadas costas, sino por ser una vía de paso obligatorio para alcanzar el Mediterráneo. Sobre el paso de los vikingos por las costas del reino astur en 858 podemos adelantar que nuevamente fue fugaz. Su travesía por el Cantábrico no dio lugar a ningún suceso digno de ocupar una línea o dos en las Crónicas Asturianas, que se centran exclusivamente en Galicia. En páginas anteriores defendí la importancia logística que tenía la costa gallega desde el punto de vista del navegante que venía cruzando el Cantábrico: sus aguas son más tranquilas, su litoral está salpicado de islas de cierta envergadura y los ríos que desembocan al Atlántico en la mitad sur de la provincia son amplios y generosos, y penetran profundo en tierra cual fiordos. Es difícil imaginar lugar donde los vikingos pudiesen sentirse más cómodos como patrones en toda la franja que va desde la costa 65

“Moreover –dice S. Coupland– on every occasion when the King paid tribute, the Northmen kept their word and left the kingdom soon afterwards, never to return. Those historians who have written about the tributes in largely negative terms have undoubtedly been coloured by the criticism of the clerical writers of the day”, COUPLAND, S., “The Frankish tribute payments to the Vikings and their consequences”, Francia, vol. XXVI, 1, 1999, p. 75. A. Fabricius señala que varios cronistas francos recogen en sus obras cómo los líderes de esta expedición fueron Bjørn Costado de Hierro y Hasting. Esa posibilidad encajaría bien dado que Bjørn cobró posiblemente un rescate de Carlos el Calvo el mismo año 858 (véase Ibídem) y atado por su compromiso se vería impulsado a encontrar nuevas tierras donde dirgir sus expediciones. FABRICIUS, A.,“Normannertogene...” op. cit., p. 117. NÚMERO 2 – 2014 | 29

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guipuzcoana hasta la desembocadura del Miño. Para los nórdicos que llegaban por unas circunstancias u otras a España, Galicia fue siempre plataforma de proyección y punto de referencia. De su desembarco en Galicia en julio de 858 nos ha llegado muy poca información. Como si el caso no tuviese interés, las Crónicas Asturianas se toman la licencia de narrar lo que los vikingos hicieron en Al Andalus y hasta mencionan Grecia, y nada nos dicen de sus actos en el territorio de los reyes astures. Con la excepción de la Crónica Albeldense, que desde su parquedad habitual narra un desembarco y una batalla, favorable al conde Pedro66, personaje enigmático que no se deja ver en ninguna otra crónica o diploma. Sobre la localización del combate u otros detalles que puedan lanzar algo más de luz sobre el segundo choque entre las bandas vikingas y los guerreros gallegos no hay ningún dato. Merece un interés especial la tradición del ataque vikingo a Santiago de Compostela, que no se soporta sobre la cronística de la época67. Ávida de noticias con las que construir una idea precisa de lo ocurrido ese verano, la historiografía se ha mostrado demasiado permeable a informaciones poco fiables por tardías y por estar soportadas sobre anacronismos evidentes. Según este relato, durante el verano de 858, los vikingos habrían remontado la ría de Arosa tras haber saqueado Iria Flavia, presentándose a 66

Nada sabemos de este conde gallego, aunque no han faltado propuestas sobre su descendencia. C. Sánchez Albornoz aventuró algunos posibles descendientes, pero reconoció que tales nombres no eran sino hipótesis SÁNCHEZ ALBORNOZ, C., Orígenes del reino de Pamplona…, p. 78. 67 La recogen con calidad de hecho en sus obras ALMAZÁN, V., Gallaecia Scandinavica, Vigo, 1986, pp. 93-94; MORALES, E., Historia de los vikingos… op. cit., p. 160; PRICE, N., The Viking world... op. cit., pp. 462-469. La falsedad de este mito obra hoy por hoy como hecho cierto en el saber popular gallego y español, y está recogido como tal en obras no españolas de especialistas reconocidos, a pesar de que su falta de rigor histórico fue apuntada por historiadores de la talla de C. Sánchez Albornoz: “Era ésta [Santiago de Compostela] todavía demasiado ignota y reducida para atraer necesariamente la codicia normanda. En verdad ignoramos a qué playas llegaron y el radio de sus depredaciones”. Vid. SANCHEZ ALBORNOZ, C.,“Invasiones normandas…”, op. cit., p. 380. 30 | NÚMERO 2 – 2014

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las puertas de Santiago, ciudad a la que sometieron a un firme asedio. Para evitar la destrucción del lugar santo, los habitantes pagaron un rescate a los vikingos, que, contra lo esperado, permanecieron apretando el sitio. Fue entonces cuando llegó el conde Pedro con sus tropas y derrotó a los vikingos, que tuvieron que retirarse. Vista la vulnerabilidad de Iria en la costa, que a la sazón era la sede episcopal, Ordoño I solicitó por carta al papa Nicolás I el traslado a Santiago –en el interior del país– de la dicha sede, cosa que el pontífice aprobó68. En primer lugar, Santiago en 858 no era una ciudad, ni siquiera una aldea, sino un locus rural69 fundado para dar cabida a un culto apostólico en el emplazamiento donde, alrededor de los años veinte del siglo IX, se había descubierto un sepulcro atribuido al hijo de Zebedeo. El lugar albergaba la iglesia de Santiago edificada por Alfonso II, el baptisterio de San Juan, una residencia episcopal y un complejo monacal del que cabría destacar la otra iglesia dedicada al Salvador, de menores dimensiones que la primera70. F. López Alsina estima que el desarrollo urbano del locus eclesiástico se prolongaría durante dos siglos, entre 850-1050, desde el modesto complejo religioso inicial hasta convertirse en una ciudad que desbordó sus

68

El relato se extrae de un documento de 1134 otorgado por Diego Gelmírez al cabildo de Iria (en la obra de LÓPEZ FERREIRO, E. Monumentos Antiguos de la Iglesia Compostelana. Santiago de Compostela, 1882, pp. 8-11). El documento incurre en sonados anacronismos, como creer al rey –cuyo nombre no menciona– rey de León, que no fue sede de la monarquía hasta medio siglo más tarde. 69 “La nueva delimitación espacial (...) es calificada en la documentación como locus sanctus, expresión con un sentido técnico muy preciso en las escrituras de la época. En general, el término locus designa bajo esta acepción el espacio geográfico más inmediato a una iglesia, que ha sido atribuido a la comunidad eclesiástica que la atiende. Por extensión se aplica también al propio centro eclesiástico” LÓPEZ ALSINA, F., La ciudad de Santiago de Compostela en la Alta Edad Media. Santiago de Compostela, 1988, p. 130. 70 Ibíd., pp. 137-145. NÚMERO 2 – 2014 | 31

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murallas71. Esto no invita a pensar que en 858 fuese un emplazamiento demográfica y económicamente destacable en el norte de España. En segundo lugar, el espacio en el que se asentaba el locus sanctum no estaba amurallado, no en el siglo IX. El amurallamiento de Santiago se dio en varias fases, la primera de ellas la llevó a cabo el obispo Sisnando II (muerto en 968 d. C.), con motivo de la expansión poblacional del núcleo y de la fama que iba adquiriendo a nivel internacional, de modo que realmente empezaba a ser objetivo de piratas, tanto vikingos como musulmanes72. F. López Alsina no descarta que Alfonso II pudiese haber elevado algún tipo de defensa en torno al núcleo inicial, pero no deja de ser una hipótesis, y en el caso de haberse dado no pasaría de ser una empalizada rudimentaria, pues no ha dejado restos arqueológicos73. Dejando de lado el atropello de su propia palabra, cobrando el rescate y persistiendo en el ataque, algo poco común entre los vikingos74, colocaríamos en el tercer lugar la falacia del traslado de la sede a Iria. La carta de Ordoño al papa Nicolás I no existe en ningún cartulario: ni entre las analizadas por L. Barrau-Dihigo en su revolucionaria historia del Reino Astur75, ni en la diplomática publicada por A. Floriano76, ni en la obra más 71

Ibidem. La noticia la ofrece la crónica Iriense, y atribuye su construcción al obispo ya mencionado: “Ne forte beatissimi apostoli Iacobi venerabile corpus an illorum hostium occupatione subito tolleretur, largita architectis munificentia, ac plebibus laborum implicitis, circumquaque eundem Locum Sanctum menium, turriumque ac profundis vallorum fossis aqua circumfusa, ut Locus Sanctus totus esset, summopere cingi precepit”, Ibid., p. 144. El obispo Sisnando II consideró que las defensas del lugar santo no eran suficientes cuando empezó sus obras constructivas en la década de los sesenta. Fue en aquellos años que los vikingos se dejaron ver de nuevo por las costas gallegas, lo que sin duda no fue una coincidencia, vid. también Ibid., pp. 254-257. 73 Ibid., p. 144. 74 COUPLAND, S. “The Frankish tribute payments...” op. cit., pp. 57-75. 75 Donde llevó a cabo un exhaustivo análisis del conjunto de la documentación conservada acerca del reino astur. FERNÁNDEZ CONDE, F. J. Historia política del reino asturiano (718-910), Oviedo, 1989; la obra original en francés se publicó como artículo largo en Revue Hispanique, 52, Recherches sur l’histoire du Royaume Asturien (718910), 1921. 72

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reciente sobre documentación asturleonesa de M. Lucas Álvarez77. Aparte de no existir tal carta, sabemos, gracias a la investigación histórica, que el obispo de Iria se instaló en Santiago desde el primer momento del descubrimiento del sepulcro –década de los veinte o treinta–, no tras el ataque vikingo, pero por ley canónica no se trasladó oficialmente la sede de Iria a Santiago hasta el año 109578. Si a todo ello unimos que no hay ningún documento que incida en la reconstrucción de la iglesia compostelana o iriense de los años inmediatamente posteriores a la llegada de los vikingos –aunque sí hay donaciones a Santiago de esos años que ninguna referencia hacen a destrucciones o restauraciones79– se confirma que la historia recogida de generación en generación desde el siglo XII es mítica y no es útil para reconstruir el conocimiento histórico. También resulta problemático estudiar el ataque a la cristiana Pamplona. Es difícil saber lo que ocurrió, pues la capital vascona, enclavada en el valle del Arga al sur de los Pirineos, se encuentra muy mal documentada durante los siglos altomedievales. Encajada en una encrucijada de poderes –francos al norte, astures al oeste, musulmanes al sur y al sureste– la política de los soberanos se orientaba a mantener su 76

FLORIANO A., Diplomática española… op. cit., dos volúmenes. Lucas Álvarez, M., El reino de León en la Alta Edad Media., Vol. VIII, La documentación real asturleonesa (718-1072). León, 1995. 78 Véase la obra de LÓPEZ ALSINA, F. La ciudad de Santiago... op. cit., pp. 154-155. 79 Un documento del 858 –sin que precise si fue otorgado antes o después del verano– concede tres millas más a la iglesia de Santiago, que habría que sumar a la concesión que el locus sanctum había recibido previamente por parte de Alfonso II en 834. Nada dice de violencias cometidas contra el sepulcro del Apóstol, vid. FLORIANO, A., Diplomática española..., op. cit., I, pp. 259-260; existe controversia sobre la autenticidad del diploma. De época de Ordoño existe otro documento de millas entregadas a Santiago, pero controvertido al ser otorgado por Alfonso, su hijo, cuando aún no era rey. En cualquier caso tampoco este documento (que M. Lucas Álvarez estima auténtico, en LUCAS ÁLVAREZ, M., El reino de León… op. cit., pp. 117-118) menciona ningún daño ni reconstrucción ni pista que pueda llevarnos a pensar que algún episodio violento había ocurrido en ese lugar los años inmediatamente anteriores. 77

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independencia, buscando fortalecer lazos con sus vecinos dependiendo de la coyuntura. Durante la primera mitad del siglo IX, Pamplona se había vinculado estrechamente con la familia musulmana preponderante en el valle del Ebro, los Banu Qasi, cuyo patriarca Musa ben Musa fue hermano uterino del magnate pamplonés Íñigo Arista. Pero la muerte de este último en 852 condujo a un enfriamiento de las relaciones, preludiando el posterior enfrentamiento, que llevó a su hijo García Íñiguez (852-870) a acercarse a los reyes de Oviedo80. Sobre la historicidad del ataque no hay dudas, pues aparece en la cronística árabe y el desarrollo de los acontecimientos posteriores parece avalarlo81. Ofrece sin embargo un reto el situarlo satisfactoriamente en el tiempo y tratar de adivinar el itinerario seguido por los vikingos, que en el pasado fue motivo de controversia. A. Fabricius anotó el ataque a Pamplona sin entrar a debatir fechas ni itinerarios82. C. Sánchez Albornoz abogaba sin ambages por situar el asalto en el año 858, y consideraba que la batalla por Pamplona fue el primer episodio de la nueva incursión vikinga en España83. J. M. Lacarra, en su obra sobre historia política de Navarra, se inclinaba por situarla en 859 –durante el regreso–, aunque no profundizaba en el tema84. Coincidía con su maestro C. Sánchez Albornoz en que la penetración de los piratas se dio desde la costa vasca y no 80

Sobre los orígenes del reino de Pamplona véanse las obras de LACARRA, J. M. Historia política del reino de Navarra desde sus orígenes hasta su incorporación a Castilla, Pamplona, 1972 vol. I,; también la recopilación de trabajos de C. Sánchez Albornoz al respecto de historia Navarra, en SANCHEZ ALBORNOZ, C., Orígenes del reino de Pamplona… op. cit.,, y la aportación de MARTÍN DUQUE A. Historia de España de Menéndez Pidal, Los núcleos pirenaicos (718-1035), vol. VII-2, 1999, pp. 39-266. 81 Remito a las páginas siguientes. No cabe duda de que algo grave ocurrió en el valle del Ebro por estas fechas, que alteró la balanza de poderes en favor del reino astur, y todo parece indicar que fue el cambio de alianzas en Pamplona, que venía anunciándose desde mediados de la década y que se precipitó por el ataque vikingo. 82 FABRICIUS, A.,“Normannertogene...” op. cit., pp. 119-120. 83 SANCHEZ ALBORNOZ, C., Orígenes del reino de Pamplona… op. cit., pp. 73-85 84 Vid., LACARRA, J. M. Historia política…,op. cit., I, pp. 68-69. 34 | NÚMERO 2 – 2014

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remontando el Ebro. V. Almazán, en su obra Gallaecia Scandinavica85, sugería que la llegada se produjo siguiendo el curso del Ebro en 859, influido de una antigua hipótesis de E. Levi Provençal86. Más recientemente, E. Morales se inclinaba por situar el asalto a Pamplona en el viaje de vuelta, año 859, aunque no se decantaba por ninguna de las dos vías de llegada –Ebro arriba o costa vasca– afirmando que una opinión puede ser tan viable como cualquier otra87. Veremos cómo contrastando las fuentes árabes se distingue bastante claramente tanto cronología como itinerario de la expedición que asoló Pamplona. Debemos señalar en primer lugar que todas las crónicas que dan noticia del ataque lo sitúan en el regreso, año 859. Invito a revisar los testimonios de Ibn Hayyan, Al Atir, Al Nuwairi e Ibn Jaldun. C. Sánchez Albornoz, partidario del 858, opuso argumentos muy débiles contra la unanimidad de las crónicas: en primer lugar consideró que los cronistas árabes, al dar noticia de los ataques normandos, postergaron la empresa pamplonesa al final por el poco interés que les merecía88. Pero tal propuesta no es cierta, porque las narraciones son lineales y enlazan los hechos ocurridos en Al Andalus con el ataque a Pamplona. Por otro lado, estimó que los piratas estaban demasiado agotados a su regreso desde Al Andalus para acometer una acción tan arriesgada89, pero tampoco parece un argumento convincente, dado que el cansancio de los vikingos no es algo que podamos llegar a apreciar hoy en día con noticias tan pobres. La 85

ALMAZÁN, V., Gallaecia Scandinavica... op. cit., p. 95. PROVENÇAL, L., “España musulmana. 711-1031” Historia de España de Ramón Menéndez Pidal, IV, 1950, p. 203. 87 MORALES, E., Historia de los vikingos… op. cit., p. 172. 88 “Los cronistas islamitas –escribe– interesados especialmente en registrar los sucesos ocurridos en la España musulmana, habrían referido el ataque pirático al país vascón después de su relato de los sufridos por Al Andalus, no porque hubiese sido posterior, sino porque para ellos tenía un mero interés apendicular o complementario”, SANCHEZ ALBORNOZ, C., Orígenes del reino de Pamplona… op. cit., p. 77). 89 Ibíd., p. 81. 86

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defensa albornociana del 858 debe ser superada, pues no se sostiene a la luz de las fuentes, que unánimemente apuntan al 85990. En el apartado del itinerario seguido puede afirmarse que el desembarco se produjo en el Cantábrico, bien tras navegar algún río vasco, bien en la misma costa, para después continuar a pie. Considerar que los vikingos remontaron el Ebro choca con el testimonio de las crónicas, aparte de con la lógica91. Ibn Al Atir afirma que en el año 245H. (859 d. C.), tras perder dos barcos luchando con la flota del emir Muhammad, los mayus avanzaron hacia Pamplona, donde capturaron a García. Su testimonio no nos saca de dudas, porque no especifica dónde combatieron las armadas. Pero si lo contrastamos con Ibn Idari, que no da noticia del secuestro de García pero sí del paso de los vikingos por Al Andalus, descubrimos que el combate en el que los vikingos perdieron dos barcos tuvo lugar en la costa de Sidonia, esto es, en el Golfo de Cádiz. La información es perfectamente fiable, es fácil imaginarse a los barcos musulmanes protegiendo las regiones más pobladas y más duramente castigadas durante la incursión previa de los vikingos, y que en su empresa chocasen con la armada vikinga. Con esos dos testimonios extraemos una conclusión lógica: tras ser 90

La explicación albornociana trataba de conciliar la captura de García Íñiguez por los vikingos, su enfrentamiento con Musa a causa de la falta de ayuda que le prestó en tal trance, y la batalla de Albelda. Pero la crónica de Al Atir confirma que el secuestro de García y la batalla se produjeron el mismo año (245H., 859 d. C.): “La flota enemiga – escribió el historiador mesopotámico– avanzó hasta Pamplona, donde el jefe franco García tuvo que pagar un rescate de 90.000 dinares. El mismo año el gobernador de Tarazona –Musa ben Musa, sin duda– hizo una expedición contra Pamplona, y conquistó el castillo de Ichan (?), poniendo presos a sus habitantes; al día siguiente hubo una batalla donde murieron por su fe muchos musulmanes”, PÉREZ DE LABORDA, A., Guía para la historia... op. cit., p. 345. Pace SANCHEZ ALBORNOZ, C., Orígenes del reino de Pamplona… op. cit., pp. 148-156, donde se aprecia el error en que incurrió el maestro de los medievalistas españoles. 91 Si los vikingos hubiesen remontado el río Ebro habría quedado noticia en las crónicas musulmanas, pues a lo largo de su cauce se disponían ciudades de importancia capital para el emirato, como Zaragoza, Tudela o Tarazona. De hecho, Musa ben Musa gobernaba la Marca, y su reacción habría sido tan sonada –dado el protagonismo que le otorgan las crónicas– que habría llenado bastantes líneas en cualquier historia árabe. 36 | NÚMERO 2 – 2014

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derrotados en la costa atlántica andaluza los vikingos huyeron hacia el Atlántico, pues es evidente que en su regreso querían alejarse del Mediterráneo y regresar a sus bases en Francia. Su retorno por el litoral atlántico les devolvería a las aguas del Golfo de Vizcaya y recorriendo el Cantábrico a la costa vasca. Por tanto, el ataque a Pamplona sólo pudo producirse cuando la flota regresaba por el Cantábrico en 859. Los vikingos encontrarían en su interior una antigua diócesis y la sede de una incipiente monarquía92, aunque los modestos tributos que la ciudad había pagado al emir no invitan a pensar que fuese una plaza opulenta93, puede afirmarse que las crónicas musulmanas exageran la cuantía del rescate. Es preciso destacar también que el cautiverio de García debió ser corto, como observó C. Sánchez Albornoz. El soberano pamplonés hubo de entregar a sus captores la cantidad que pudo reunir en pocas semanas, pero al ser incapaz de sumar lo exigido, los piratas tomaron a algunos de sus hijos como rehenes. Los vikingos sabían que no podían detenerse demasiado tiempo en Pamplona, pues la ciudad se encontraba en una encrucijada de poderes en continuo batallar, y era peligroso permanecer allí demasiado tiempo. La demostración de esta afirmación es que sólo unos meses después de ocurrido el ataque vikingo a Pamplona, Musa ben Musa lanzó una 92

Véase el artículo de MARTÍN DUQUE, A., “El señorío episcopal de Pamplona hasta 1276”, en Príncipe de Viana, LXIII, 227, 2002, pp. 791-806. 93 Al Udri nos informó del tributo que debía pagar Íñigo Arista al emir después de recibir el amán por su rebeldía: “Se concertó también el amán de Yannaqo ibn Wanniqo, hermano de madre de Musa, reconociéndole sus tierras con la condición de que pagaría setecientos dinares anuales de capitación que enviaría a los Ummal de la Marca” cit. SÁNCHEZ ALBORNOZ, C. Orígenes del reino de Pamplona..., op. cit., p. 110, n. 34. En páginas anteriores había defendido el escaso crédito que merecen los números en las crónicas, y me reafirmo en ello. La cantidad arriba apuntada por Al Udri –difícilmente precisa– indica a las claras que la capitación pagada por Pamplona era pequeña, del mismo modo que la cuantía del rescate de García Íñiguez en las crónicas nos informa de lo caro que fue, sabiendo siempre que 90.000 o 70.000 son números exagerados y del todo desproporcionados con las posibilidades del país. NÚMERO 2 – 2014 | 37

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incursión contra García Íñiguez que terminó trágicamente para el muladí: aprovechando el descuido de Musa, Ordoño I de Asturias se movilizó sobre la plaza fronteriza de Albelda –al suroeste de Pamplona– y, en la batalla, favorable a las armas cristianas, el caudillo islamita a punto estuvo de perder la vida94. De todo ello podemos deducir que los vikingos aprovecharon el viaje de regreso para emprender una incursión sobre Pamplona, ciudad de la que seguramente tuvieron noticias durante su estancia en Aquitania. No debió mediar mucho tiempo entre el éxito sorprendente de su empresa y la retirada con el botín, pues poco después los poderes beligerantes en la zona tomaron parte en la confusión generada por el inesperado asalto. El gran ganador de esa contienda fue sin duda Ordoño I de Asturias, que logró poner al rey pamplonés de su lado95 e infligir una derrota a Musa ben Musa, que provocó el inicio del lento ocaso de la familia de los Banu Qasi96. 3.- Conclusiones Las dos expediciones vikingas que recorrieron las costas hispanas en el siglo IX fueron empresas de exploración y saqueo sumamente ambiciosas, con resultados dispares. Por un lado, la primera venida de los normandos a la Península Ibérica se enfrentó a numerosos contratiempos y 94

Las Crónicas Asturianas se recrean en este episodio, y nos cuentan cómo Musa, herido tres veces de espada, pudo salvarse sólo por la traición de un cristiano que le entregó su caballo. GIL, J. Crónicas Asturianas, op. cit., pp. 147 y 149. 95 Al año siguiente del ataque vikingo, Ibn Hayyan refiere la alianza de Ordoño y García: “En este año (246H. 860 d.C.) salió en campaña con la aceifa el emir Muhammad contra Garsiya ibn Wannaqo, señor de Pamplona, después de que éste se hubo rescatado de la cautividad de los Mayûs pues (Garsiya) se alió por entonces con Urdun Ibn Idfuns –el cronista lo considera erróneamente hijo de Alfonso II–, rey de Yilliqiya, para hacer una incursión por tierras del Islam” SÁNCHEZ ALBORNOZ, C. Orígenes del reino de Pamplona… op. cit., p. 82, n. 46). 96 Ibíd., pp. 175-180. 38 | NÚMERO 2 – 2014

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reveses que terminaron con los piratas en un estado sin duda calamitoso: en última instancia, los vikingos exigieron a las autoridades emirales de Sevilla ropa y comida a cambio de los prisioneros, lo que por sí solo es muy significativo97. La segunda expedición, en cambio, parece que cosechó mayores éxitos. En ella, el territorio español supuso solamente el camino ineludible para alcanzar el Mediterráneo, sin que ello le librara de ser víctima de violencias y rapiñas. A pesar de luchas poco afortunadas en Galicia o en el golfo de Cádiz contra la flota andalusí, lo cierto es que el balance fue más positivo. Aparte de las múltiples presas que realizaron en el norte de África, en Francia y en la España mora, también tomaron prisionero a García Íñiguez en una audaz y temeraria incursión en territorio navarro, y cobraron, sin duda, un rescate por su libertad. Sin duda debió haber otros acontecimientos de menor envergadura en el siglo IX, aparte de los descritos en estas páginas, protagonizados por los vikingos. Pero quizás por haber ocurrido en territorios mal documentados, o por la escasa incidencia que tuvieron, no merecieron ser plasmados en una crónica. Algunos indicios que se nos han conservado de aquellos tiempos sugieren que el reino de Asturias, por ejemplo, se tomó muy en serio la amenaza que venía de los mares. En época de Alfonso III se construyeron varias fortificaciones costeras que denotan una preocupación creciente por la amenaza que podía llegar por vía marítima como, por ejemplo, el castillo de Gozón y otras fortalezas costeras98. 97

La crónica atribuída a Ibn Al Qutiyya ofrece una información preciosa que los otros textos dependientes de Al Razi no consignan: “la mayor parte de los rehenes entre los prisioneros [de los vikingos] fueron rescatados. El enemigo no quería oro ni plata: en su lugar pidieron comida y ropas”, JAMES, D. Early Islamic Spain op. cit., pp. 102. La traducción al español es propia. 98 A través de la arqueología conocemos a día de hoy varias fortificaciones del siglo IX orientadas a la defensa costera. Buena parte de esta identificación figura en el interesantísimo artículo AVELLO ÁLVAREZ, J. L., “Fortificaciones altomedievales de la costa asturiana”, Arqueología Medieval Española: II Congreso, 1987, pp. 94-102. Estas defensas protegían los caladeros donde se presumía un fácil desembarco, o la entrada a NÚMERO 2 – 2014 | 39

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Como conclusión última podemos afirmar que las venidas de los navegantes escandinavos a España fueron muy escasas pero ambiciosas, y levantaron una alerta en los principales poderes políticos de la península que se reforzaron mediante castillos y flotas99. En todo caso, es también preciso destacar que los vikingos estuvieron lejos de ser la principal preocupación de los reyes asturianos o andalusíes. El paso de los vikingos por España no alteró significativamente la historia posterior del conjunto de la península. Quizás el evento más destacable provocado por los vikingos en este siglo IX fue el acercamiento de los soberanos pamploneses a sus correligionarios de Asturias, que marcó el inicio del declive de la familia Banu Qasi, y facilitó a la postre la conformación del reino de Pamplona a principios del siglo X.

rías que pudiesen conducir a espacios poblados del interior del reino. CAMINO MAYOR J., RODRÍGUEZ OTERO V. “La Peña Castiello (Villaviciosa): ¿Una fortificación del reino astur para la defensa costera?”, III Congreso de Arqueología Medieval Española, 1989, pp. 193-197, donde relacionan la construcción de este castillo con las incursiones de los normandos. Quizás la más celebre estructura que vigilaba el mar Cantábrico en esta época fuese el castillo de Gozón, por su gran tamaño y relevancia política –Alfonso III encerró a su hijo García entre los muros de esta fortaleza tras su rebelión, y en ese mismo espacio fue elaborada la Cruz de la Victoria, símbolo del Reino de Asturias–. Sobre su importancia defendiendo la ría de Avilés puede consultarse FITA, F., “La insigne lápida de Oviedo” en el Boletín de la Real Academia de la Historia, XXXVIII, pp. 35-48, y URÍA RIU, J., El reino de Asturias…, pp. 671-755. En Galicia, defendiendo la ría de Arosa se levantan las Torres del Oeste, defensas que se estima datan también del siglo IX, vid. Sánchez Albornoz, C. Orígenes... op. cit., III, pp. 845-846. 99 En la controvertida carta de Alfonso III al clero de Tours se menciona una flota de barcos a remo, que debía llevar a los peregrinos hasta Burdeos para que de allí continuasen hasta San Martín de Tours: “Quamobrem pernoscite navalem remigationem inter vos et amicum nostrum Amalvinum ducem Burdelensem inesse et opitulante alti Poli potentia in hoc anno qui est Incarnatione Domini DCCCCVI, indictione VIIII inter cetera maxime disposuimus, ut mense madio nostrae naves, cum pueris Palacci nostri usque burdelensem civitatem remigent”, FLORIANO, A. Diplomática española... op. cit., II, pp. 340-341. La carta ha sido impugnada y parte de su contenido parece que fue manipulado; no obstante, las mayores sospechas pesan sobre la segunda parte de la carta, en la que el rey responde a algunas preguntas formuladas por el clero turonense, y lo que a nosotros nos interesa está en la primera parte, lo demás es una epístola perfectamente normal, escribe el citado paleógrafo Ibid., p. 345. 40 | NÚMERO 2 – 2014

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LA ACTIVIDAD PESQUERA EN LAS CUATRO VILLAS DE LA COSTA DURANTE LA BAJA EDAD MEDIA FISHERIES IN FOUR VILLAS ON THE COAST OF THE SEA (NORTHERN SPAIN) DURING THE MIDDLE AGES

Javier Añíbarro Rodríguez1 Universidad de Cantabria RESUMEN Las villas costeras medievales del Norte Peninsular dependieron de los recursos económicos provenientes del mar. Las principales fuentes de riqueza fueron el comercio y la pesca, que aparecen estrechamente unidos en las cuatro villas estudiadas. Nuestro trabajo concluye que, aunque los marineros tuvieron que arriesgar sus vidas viajando lejos para lograr un equilibrio rentable entre pesca y comercio – desde la costa africana hasta Irlanda –, la mayor parte de las ganancias quedaban en manos de unos pocos. PALABRAS CLAVE: Pesca, Villas, Costa, Economía Medieval ABSTRACT Medieval coastal towns in North Peninsula depended on economic resources from the sea. The main sources of wealth were trade and fisheries, which are closely linked in the four towns which have been studied. Our research concludes that although the sailors had to risk their lives travelling far away to achieve a profitable balance between fishing and trade - from the African coast to Ireland - most of the profits were in the hands of a few of them. KEY WORDS: Fishery, Towns, Coast, Medieval Economy

1

Este artículo se enmarca en el proyecto de investigación, subvencionado por el Ministerio de Economía y Competitividad, “Las sociedades urbanas de las ciudades y villas portuarias de la Europa Atlántica en la Baja Edad Media” (HAR2012-31801). NÚMERO 2 – 2014 | 41

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1.- Introducción La escasez de recursos cerealísticos en la costa septentrional de la Península Ibérica forzó a sus habitantes a buscar en el mar la solución a sus problemas de subsistencia durante la Baja Edad Media. Las Cuatro Villas de la Costa de la Mar, formadas por las villas de San Vicente de la Barquera, Santander, Laredo y Castro Urdiales practicaron la pesca en diferentes zonas del Atántico, desde la Berbería, próxima a las Islas Canarias, hasta el Canto Viejo, ubicado en Irlanda. El fin último de aquellos viajes era el abasto de pescado con el objetivo de intercambiarlo por cereal. Nuestro trabajo se centra en detectar esas dinámicas, conocer qué tipo de pescado podía obtenerse en las cercanías de los puertos, e identificar los motivos que forzaron a los pescadores de estas villas costeras a buscar sustento en aquellas zonas tan alejadas de su hogar. Para ello analizaremos aspectos como el impacto de la pesca en las villas, la rentabilidad de la actividad pesquera y los problemas surgidos en este tipo de economías. Por último, hablaremos de la importancia de la sal y su papel en la expansión del alcance del pescado de las Cuatro en zonas del interior de la Castilla Bajomedieval. Nuestra hipótesis de partida es que la pesca fue, con diferencia, el motor económico de las Cuatro Villas. La mayor parte de los vecinos de estas zonas se dedicaban directa o indirectamente al trabajo en el mar, y las actividades secundarias o terciarias dependían de la actividad pesquera. 2.- Ubicación de las villas. La ubicación de los puertos en la costa de Cantabria obedece a una serie de razones que podemos dividir en dos tipos: geográficas y políticas.

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En cuanto a las geográficas, cabe mencionar que las villas están asentadas en las pocas zonas proclives a albergar puertos en el Cantábrico Central. Las poblaciones eligieron el lugar óptimo para asentarse y prosperar. Buscaban un entorno que reuniese varias condiciones que permitieran el sostenimiento de un enclave portuario, a saber: la existencia de una zona donde pudieran guarecerse las naves, que estuviera protegida del viento noroeste, y al ser posible que dispusiera de cierto calado para facilitar la llegada de grandes navíos. También se buscaron zonas con recursos hídricos potables, ya que el objetivo era sostener a la población y a los marineros que llegaran a puerto. Además, el lugar debía de contar con unas defensas naturales que permitieran rechazar un ataque enemigo, ya que toda la costa formaba parte de la frontera del reino. Junto a todo ello, se tuvieron en cuenta las comunicaciones con su hinterland, que les permitiera realizar intercambios comerciales con el interior la Corona de Castilla. Para ello se eligieron zonas cercanas a los ríos y valles más importantes que se internan en la Cordillera Cantábrica. Sin embargo, las poblaciones de aquellos lugares no podrían prosperar sin la ayuda del rey. En este sentido, desde la segunda mitad del siglo XII, y hasta la primera década del XIII se percibe en el Cantábrico Central un interés

regio en articular una política costera, orientada a

consolidar el dominio de Castilla en las costas cántabras, vizcaínas y guipuzcoanas. Alfonso VIII fue el encargado de estimular el crecimiento de las Cuatro Villas mediante la concesión de los fueros a Castro Urdiales (1163), Santander (1187), Laredo (1200) y San Vicente de la Barquera (1210)2.

2

MARTÍNEZ DÍEZ, G., “Fueros locales en el territorio de la provincia de Santander”, Anuario de Historia del Derecho español, Tomo XLVI, 1976, pp. 527-608. SOLÓRZANO TELECHEA, J. A., “Villas y redes portuarias en la fachada Atlántica del NÚMERO 2 – 2014 | 43

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3.- Economía dependiente del mar A los fueros debemos sumar otros privilegios y franquezas que los diferentes monarcas otorgaron a los vecinos de estas villas como contraprestación al papel que desempeñaron en la toma de plazas hispanomusulmanas como Sevilla o Jerez. Así, por ejemplo, en 1285, Sancho IV otorgó una merced a Castro Urdiales consistente en la exención de portazgo y peaje en todo el reino, salvo en Sevilla y Murcia, en reconocimiento por las naves que sus vecinos habían prestado en el cerco de Jerez, un privilegio que ya le había sido concedido a Santander en 12553. Este tipo de mercedes suponían un estímulo al comercio del norte peninsular, ya que abarataba sensiblemente el coste del transporte de la mercancía por el reino. La vocación pesquera de las Cuatro Villas de la costa de la Mar procede de la pobreza agrícola de la región; los suelos no eran lo suficientemente fértiles como para poder abastecer a la población, por lo que las actividades económicas relacionadas con el mar eran las predominantes. Así, tomando como ejemplo San Vicente de la Barquera, nos encontramos que algunos de sus vecinos, al hablar de la economía de su villa en 1516, admitían “que sy avya algunos que no trabtaban por la Norte Peninsular en la Edad Media”, Castilla y el mundo feudal. Homenaje al profesor Julio Valdeón, Valladolid, 2009, pp. 485-502 3 GAIBROIS DE BALLESTEROS, M., Historia del reinado de Sancho IVde Castilla. Madrid, 1928, T. III, doc. 88, pp. LVI-LVII. “...por fazer bien e merced al concejo de Castro de Ordiales, por seruiçio que fiziera siempre al rey don Fernando, nuestro auelo e al rey don Alfonso, nuestro padre, e sennaladamente por my grand seruiçio que fizieron agora a nos, con una naue e con una galea, en esta flota que nos mandamos armas, quando Abenyuçaf tiene cercada la uilla de Xerex, franquamos los eviatamos los que non den portazgo ni peage de sus mercadorías nin de ningunas de sus cosas en ningunos logares de nuestros reinos, saluo en Sevill e en Murçia, que tenemos por bien que lo den”. Otros ejemplos aparecen en RUIZ DE LA PEÑA SOLAR, J. I., “ El desarrollo urbano y mercantil de las villas cántabras en los siglos XII y XIII”, El fuero de Santander y su época. Santander, 1989, pp. 255-291, p. 289, nota 161. Véase también SOLÓRZANO TELECHEA, J.A., “Santander y la construcción de Europa: Comercio y mercaderes en la Edad Media”, Santander como ciudad europea: una larga historia, Santander 2010, pp. 38-66; p. 45 44 | NÚMERO 2 – 2014

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mar feran muy pocos, e que las tierras tenyan pocas labores, salvo sólo algunas vyñas”4. En efecto, el cereal producido en la Cuatro Villas era escaso y de mala calidad; las fuentes mencionan trigo, cebada, centeno, mijo, borona,y escanda, y en una cantidad insuficiente como para llegar a la mitad de lo necesario para el mantenimiento de quien lo cultivaba durante un año5. El lugar que surtía de trigo a estas villas era el más cercano: la comarca de Tierra de Campos, entre Burgos y Palencia. El cereal procedente de aquella región llegaba por vía de mulateros que cruzaban los montes cantábricos, aunque éstos no siempre podían hacerlo: en 1504 Fernando Gomes de San Miguel, se lamentaba “porque los recueros que solian venyr a la dicha vylla de Tierra de Campos, asy por no lo poder fallar, como por ge lo inpedir el dicho pan, se veya la dicha villa en grand neçesydad e fatyga6. Ello forzaba a los vecinos a buscar trigo por el mar; preferentemente en Guipúzcoa, Vizcaya, Asturias y Galicia, pero también en Andalucía, Francia y Bretaña, y aunque lo encontraran, no era siempre era posible traerlo a las villas sin una licencia real7. 4

Archivo General de Simancas, Cámara de Castilla. Memoriales. Leg. 120, doc. 80, fol. 6r. Se trata de la respuesta dada a la segunda pregunta de un interrogatorio 5 A.G.S. Cámara de Castilla. Pueblos, leg. 17, doc. 279. 16 Mayo 1504. Testimonio presentado por Fernando Gomes de San Miguel al alcalde de Corregimiento Ruy Días de Tablares; “que puede aver treynta e çinco años este testigo viera a nyngund vecino de la dicha villa senbrar nyn coger pan alguno eçebto que en la jurediçion de la dicha villa y su comarcas ay algunas personas que syembran pan, lo qual es borona e escanda, e lo han mester para sus mantenymyentos cada uno de su propia casa, e aún no les basta la mytad del año, segund la tierra es esteryl e pobre. En Laredo, en 1507, coincidiendo con un período de hambre, una ordenanza obligaba a los vecinos sembrar los caminos con esos cereales, o pagar una multa de 2000 maravedís, véase BLANCO CAMPOS, E., ÁLVAREZ LLOPIS, E., GARCÍA DE CORTÁZAR, J. A., Documentación referente a Cantabria en el Archivo General de Simancas. Sección Cámara de Castilla. Santander, 2005, doc. 251, p. 178, A.G.S., Cámara de Castilla,, Pueblos, leg. 10, doc. 50. 6 A.G.S. Cámara de Castilla. Pueblos, leg. 17, doc. 279. 16 Mayo 1504. Testimonio presentado por Fernando Gomes de San Miguel al alcalde de Corregimiento Ruy Días de Tablares. 7 A.G.S. Cámara de Castilla. Pueblos, leg. 17, doc. 279. 16 Mayo 1504. Testimonio presentado por Fernando Gomes de San Miguel al alcalde de Corregimiento Ruy Días NÚMERO 2 – 2014 | 45

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En consecuencia, aquellas poblaciones tenían una fuerte dependencia del mar: el puerto era un punto de llegada del cereal, pero también del producto que hacía posible comprarlo, el pescado. Los mulateros que llegaban a las Cuatro Villas estaban interesados en vender el trigo, y con los beneficios, adquirir pescado para distribuirlo por el interior de Castilla8. Por tanto era el pescado el producto principal de las Cuatro Villas, cuyos excendentes permitían practicar un comercio interregional que llegaba a las zonas del interior de Castilla. También podemos hacernos una idea de la importancia de la industria pesquera de las Cuatro Villas si acudimos al precio de las rentas de las Cuatro Villas en 1502.

de Tablares; e asy muchas vezes de pan que venya de sobre la mar, asy de Françia como de Bretatña e de Andaluzía e de otros lugares (...) algunas personas vezinas de ella, e otras, avian procurado e comprado pan asy de trigo como de borona e escanda asy en el Principado de Asturias como en el Condado de Biscaya e Lepusca e Galizia e en las dichas villas de Campos, e que sabe este testigo que les fue impedido e embargado en los logares e villas donde lo tenyan, comprado e pasaban con ello en manera que no lo podieron traer. 8 Los testimonios de este comercio son varios; en San Vicente de la Barquera A.G.S. Cámara de Castilla. Pueblos, leg. 17, doc. 279. 16 Mayo 1504. Testimonio presentado por Fernando Gomes de San Miguel al alcalde de Corregimiento Ruy Días de Tablares: E asy mismo dijo que la dicha Villa syempre avia sydo e hera probeyda de dicho mantenymyento de pan de las villas e lugares de Campos que trayan los rozineros a la dicha villa para llevar su pescado; en las ordenanzas de Castro Urdiales, BARÓ PAZOS, J., GALVÁN RIVERO, C., Libro de ordenanzas de la villa de Castro Urdiales (15101572). Santander, 2006, p. 102, “Otrosi, qualquiera que tomare carga de pescado que saliere desta villa sin aber traydo dos fanegas de trigo o otro mantenimiento que es çevada, o çenteno, o borona, o arina, al açoque o otros”; en Santander está documentado el tránsito de sal y pescado hacia Castilla y de trigo hacia Santander, véase BLANCO CAMPOS, E., ÁLVAREZ LLOPIS, E., GARCÍA DE CORTÁZAR, J. A., Documentación referente... op. cit., doc. 731, p. 445, año 1522, García de Villa, de la guarda de su majestad, comunica que el concejo de Cabezón, en el marquesado de Santilla, solicita una cédula del rey gracia a la cual puedan sus vecinos apacentar sus recuas de ganado en las dehesas de los pueblos por donde pasan cuando van a Castilla a llevar sal y pescado, y cuando de allí traen trigo a Santander. 46 | NÚMERO 2 – 2014

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Tabla 1. Precio y porcentaje de las rentas de las Cuatro Villas en 15029 Rentas

San Vicente

Santander

Castro

Laredo

Urdiales Producción

Precio

%

Precio

%

Precio

%

Precio

%

Agraria Pescado

525.000 58

193.920 43

111.000 51

157.000 50

Vino

42.000

4,6

77.770

17

50.000

23

77.000

24

Pan

70.000

7,7

63.630

14

11.800

5,4

24.000

7,6

Carne

36.500

4

31.310

6,9

13.000

6

10.000

3,2

Sal

__

_

6.065

1,3

2.500

1,1

4.000

1

Producción

43.795

4,8

18.498

4,1

10.886

4,9

14.760

4,7

53.429

12,1

19.500

9

25.900

8,2

Artesanal Otros

174.110 19,5

Como se puede observar, la mayor parte del porcentaje de la recaudación de las rentas de la alcabala en 1502, procedía del pescado. La alcabala gravaba la venta de productos, de lo cual se desprende que el más importante en las Cuatro Villas fue el pescado10. Por tanto la actividad pesquera supuso el motor económico de las villas estudiadas y el comercio que confluía o emanaba de ellas estuvo íntimamente relacionado con el pescado que llegaba a estos puertos al final de la Edad Media.

9

Tabla extraída de SOLINÍS ESTALLAO, M. A., La Alcabala del Rey, 1474-1505. Santander 2003, p. 167. Dado que únicamente nos interesan las alcabalas del sector primario, hemos obviado el desglose que realiza el autor en las actividades artesanales, en la fila “Otros” están incluidas las rentas del alfolí, el aver del peso, las tercias, las heredades, y en el caso de Laredo, las rentas de Ampuero. 10 A su vez, la alcabala del pescado podía desglosarse en tres grupos: costeras (en función de la temporada), pesquerías (en función de la zona de extracción del pescado) y tipo de venta. Véase SOLINÍS ESTALLO, M. A., La alcabala del rey... op. cit., pp. 168169. Al mencionar las modalidades de venta, este autor sugiere que el pescado del “canto viejo” podía referirse a un modo de venta, aunque en nuestra opinión se refiere la pesquería homónima. NÚMERO 2 – 2014 | 47

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4.- Zonas de pesca En un principio los vecinos de las villas aprovecharon los recursos naturales más cercanos. Así se desprende, por ejemplo, del fuero otorgado a San Vicente en 1210, en el que se menciona que los habitantes de la zona ya utilizaban nasas para obtener peces y mariscos en las desembocaduras de los ríos Nansa y Deba: Do etiam aquas de Deba et de Nansa ad piscandum in illis, sauis directuris militum, ita quod detis domino qui de me honorem tenuerit decimas piscium quos ibi prendideritis, et quod faciatis ibi nassas quomodo forum est et consuetudo11. Sin embargo, conforme la villa se desarrollaba, los vecinos comenzaron a especializarse en la pesca y a explotar de forma sistemática los fondos marinos. Así, en primer lugar, cabe mencionar la pesca practicada en las zonas próximas a la villa. Es la conocida como “pesca de bajura”, en la que no se pierde de vista la línea costera. Este tipo de pesca estaba regulada por las diferentes cofradías de pescadores, aunque a veces el concejo podía emitir ordenanzas que les afectaran. Las especies que se capturaban en esta zona eran la sardina, merluza, congrio y besugo, y cada una requería unas técnicas específicas pues se hallaban en zonas diferentes. La pesca de Bajura en la costa Cantábrica estaba fuertemente condicionada por la plataforma continental sumergida; la zona menos profunda (hasta los 200 m.) era la más rica en pesca, pero en las Cuatro Villas este espacio era muy reducido: variaba entre los 20 y los 5 km. mar adentro12. El espacio en el que la plataforma continental desciende bruscamente hasta las fosas oceánicas se denomina cantil, y a lo largo de éste se extienden los caladeros, también llamadas playas de pesca donde los marineros podían capturar el pescado que migraba en esas aguas. El estudio de las zonas de 11

MARTÍNEZ DÍEZ, G., “Fueros locales...” op. cit., doc. 11, p. 599. ORTEGA VALCÁRCEL, J., Gentes de Mar en Cantabria. Santander, 1996, p. 40; ARIJA DUFOL, F., Pesquerías en Cantabria. Santander, 1984, p. 89. 12

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captura en la pesca de bajura medieval adolece de dos problemas; el primero es metodológico; en la documentación aparecen pocas referencias al lugar donde se faena; pese a ello, el más mencionado es la Mar de España, que se localiza a unos 20 kilómetros al norte de Castro Urdiales13. El segundo problema es la volatilidad de estas playas. Es posible que se agoten, que el pescado deje de transitar por cambios en las corrientes marinas, o simplemente se abandonen porque las nuevas técnicas y artes de pesca permitan sacar más provecho a otras zonas más ricas14. No obstante, en líneas generales los principales caladeros se hallan a lo largo del cantil. Dependiendo de la especie a capturar, los pescadores acudían a zonas más alejadas o cercanas al litoral; así, el besugo adulto habita las zonas cercanas al cantil, aunque para su captura era necesario desplazarse hasta 50 kilómetros mar adentro. El congrio se localiza en zonas rocosas y profundas del cantil, a una profundidad de unos 150 m., lo que suponía alejarse hasta 30 kilómetros mar adentro. En aguas un poco más cercanas y menos profundas se encuentra la merluza, entre los 100 y los 50 metros de profundidad, a unos 15 ó 20 kilómetros de la costa, dentro de la plataforma continental. Por último, en la zona más inmediata a la villa se encuentra la sardina, a menos de 10 kilómetros del litoral15.

13

El Mar de España era frecuentado por pescadores de las Cuatro Villas; incluso algunos marineros de San Vicente, recorrían más de 100 kilómetros por mar para acudir a esta playa. SAÑEZ REQUART, A., Diccionario histórico de los artes de la pesca nacional. Madrid 1791-1795. (Facsímil, Madrid, 1988), p. 416, “[...] agora, de poco tiempo acá, se facen e esquipan navíos pequeños y pinaças de carel para la dicha Mar de España é para la Playa de Bretaña [...]”. 14 ARIJA DUFOL, F., Pesquerías en Cantabria, op. cit., p. 89 15 Los datos los ofrece Ortega Valcárcel y se refieren a fuentes de los siglos XVI y XVII; nuestro objetivo era identificar los lugares habitados por las especies documentadas en la Edad Media, y por tanto detectar dónde tuvieron que acudir los marineros medievales para capturarlas. Véase ORTEGA VALCÁRCEL, J., Gentes de Mar... op. cit; sobre la pesca del besugo, p. 54; sobre el congrio y la sardina, p. 60; sobre la sardina, p. 55. NÚMERO 2 – 2014 | 49

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Figura 1. Zonas Pesqueras en la Costa de Cantabria

El éxito de la pesca en las Cuatro Villas se tradujo en un incremento de la demanda del pescado. En este contexto surgieron las cofradías como organismos que garantizaban el correcto desarrollo de la actividad en el mar y la tierra y regulaban todo lo referente al oficio del pescador: cantidad que podía capturarse, artes que se empleaban, el modo de venta, mediación en los conflictos, etc. Sin embargo las competencias de las cofradías también suponían un freno a la expansión de la actividad pesquera. Ello, unido a la creciente demanda de pescado en el interior de Castilla estimuló a los pescadores de las Cuatro Villas a buscar otras zonas donde capturar especies que escapasen al control de las Cofradías. Nos referimos a la llamada pesca de Altura. La pesca de Altura es aquella en la que los navíos abandonan la visibilidad de la costa para adentrarse en zonas alejadas ricas en bancos de pescado. Esta pesca requiere de unos conocimientos y técnicas de navegación diferentes a la pesca de Bajura, además, de unas embarcaciones especiales que soporten el oleaje de alta mar. 50 | NÚMERO 2 – 2014

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Uno de los puntos más importantes de obtención de pescado fueron las costas de Galicia, lugar donde abundaba la sardina. Los caladeros de altura más frecuentados fueron, por un lado los de Irlanda, entre los que destaca el de Canto Viejo16. Por otro existía el caladero de la Berbería, situado al sur, entre las costas de las Islas Canarias y África. Por último, a finales de la Edad Media, se empezaba a explotar con un interés creciente las costas cercanas a la Península del Labrador, en el lugar llamado Terranova. Aunque el objetivo de estos viajes era conseguir pescado, éste no siempre se capturaba en el mar; a veces se podía obtener en los mercados locales. Los marineros también podían llevar su propia mercancía para obtener dinero con el que hacer negocios, por lo que debemos desechar la imagen de los pescadores que acuden a aguas extrañas para pescar y volver a las villas. En realidad, hubo una interrelación entre los marinos de las Cuatro Villas y las poblaciones de las costas en las que se entremezclaban la captura del pescado con la compra-venta. Como ejemplo podemos mencionar el caso de Pedro Gutiérrez de Comillas, vecino de San Vicente de la Barquera, quien afirma “partí de esta dicha villa [San Vicente de la Barquera] con los navíos e naos que yvan e fueron a la dicha pesquería al Reyno de Irlanda, que el mes de Junyo del año próximo pasado de quinientos e catorçe que las quales yo llevé para tabtar vino, e alumbre, e seda, e coral, e sal, e otras mercaderías que allá vendí [...] e yendo con los 16

Podemos ubicar esta pesquería en Irlanda dado que aparece asociada en diferentes documentos a dicha isla; A.G.S., Cámara de Castilla. Memoriales, leg. 120, doc. 80, fol. 5r, año 1516; preguntados los testigos por las recientes desapariciones de barcos en Irlanda y Terranova (quinta pregunta del interrogatorio), responden añadiendo que también se perdió una nao en Canto Viejo el año 1515, fol. 5rº, 6rº-vº, 7vº, 8vº-9rº, 10rºvº.También aparece relacionado en Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Reales Ejecutorias, c. 321/2, citado por PORRAS ARBOLEDAS, P. A., La práctica mercantil marítima en el Cantábrico Oriental (siglos XV-XIX). Madrid, 2002, doc. 92, p. 297, donde se dice que Pedro Remón el viejo, vecino de Laredofue a Canto Viejo e Irlanda con mercancías, para traer pescado. NÚMERO 2 – 2014 | 51

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dichos barcos e gente e con el dinero así había fecho de las dichas mercadoryas al lugar de Ventris, que es en el dicho Reino, a comprar e pescar pescado[...]. En otra parte del mismo documento se concreta mejor la mercancía: vino blanco e tinto, e alumbre e seda, coral e açafrán e sal e otras mercadorías... 17. Nótense dos detalles de las mercancías que llevaban consigo: el primero es que se la seda, el coral y el azafrán son dos mercancías de lujo; ocupan poco espacio en las naves y con ellas podrían obtener dinero con el que poder comprar pescado. El otro detalle es que son productos que no se producen en San Vicente de la Barquera ni en ninguna de las Cuatro Villas de la Costa de la Mar, por lo que probablemente llegaron desde Portugal o Sevilla para ser enviadas al extranjero. También llevaban consigo sal, la cual podían utilizar en la ida como lastre, en la pesca como conservante y vender a las comunidades locales antes de volver. 5.- El procesado del pescado El pescado que se obtenía en Irlanda era el congrio, el cual se compraba al principio de la campaña con el producto de las mercancías vendidas. Este pescado debía de conservarse en óptimas condiciones hasta su llegada a los puertos castellanos, máxime cuando se faenaba durante los meses de junio

17

A.G.S., Cámara de Castilla, Pueblos, leg. 17, doc. 360, 12 febrero 1515; fol. 1rº, “que yo [Pedro Gutiérrez de Comillas] partí de esta dicha villa [San Vicente de la Barquera] con los navíos e naos que yvan e fueron a la dicha pesquería al Reyno de Irlanda, que el mes de Junyo del año próximo pasado de quinientos e catorçe que las quales yo llevé para tabtar vino, e alumbre, e seda, e coral, e sal, e otras mercaderías que allá vendí [...] e yendo con los dichos barcos e gente e con el dinero así había fecho de las dichas mercadoryas al lugar de Ventris, que es en el dicho Reino, a comprar e pescar pescado[...]; fol. 2rº, ...e al dicho tiempo yo llevé en la dicha chalupa e en otras chalupas e naos del dicho reyno de Yrlanda vyno blanco e tinto e alumbre e seda, coral, açafran e sal e otras mercadoreías e mucha cantidad. Digan lo que saben [...] 52 | NÚMERO 2 – 2014

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y julio, por lo que debía de estar secado y salado18. Una vez que el pescado, ya fuera fresco o cecial (es decir, secado mediante el procesado de salazón o al sol),

llegaba a puerto, podía

venderse. Además, del propio mercado local, las zonas más atractivas para vender el pescado se situaban en el traspaís, al sur. El problema era que las comunicaciones con el interior de la Península Ibérica estaban condicionadas por la Cornisa Cantábrica, cuyo tránsito prolongaba el tiempo de transporte. Aquello suponía un grave problema para la comercialización del pescado fresco, muy sensible al transporte y al calor, y por consiguiente, limitaba el rango de venta del producto. Sin embargo el pescado cecial, aquél que había sido transformado mediante el secado, podía trasladarse a zonas mucho más alejadas, e incluso almacenarse. Este tipo de pescado tenía dos ventajas respecto al fresco: el alcance era mayor; además, su venta estaba menos sujeta a la temporada de pesca, por lo que su precio era más estable. Por todo ello los vecinos de las Cuatro Villas se percataron de las ventajas que suponía contar con una industria pesquera dedicada al procesado de pescado cecial. Sin embargo, para desempeñar tal actividad, eran necesarios dos requisitos; el primero, tener un privilegio para poder salar. El segundo, disponer de un producto básico para la industria bajomedieval: la sal. En cuanto al primer aspecto, sabemos que Alfonso XI, en su ordenamiento de 1338, reconoció a las Cuatro Villas la posesión de un alfolí de la sal, (depósitos en los que almacenar la sal) aunque existen indicios de la existencia de una regulación anterior del comercio de la sal. Así, por ejemplo, el 25 de Mayo de 1276, Alfonso X permitió que cuando 18

Ibid., fol. 2rº; Las dichas mecadorías yo las llevé para enplear al dicho Reyno de Yrlanda como otros mercadores las han llevado e llevaron al dicho tiempo para enplear en pescado e congrio e traer a esta dicha villa NÚMERO 2 – 2014 | 53

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no tuviera sal el Salín de Santander, pudieran vender la que trajeran sus vecinos, o los de otras partes, sin pagar derecho alguno19. A estos privilegios deberíamos añadir otros derechos, como el de traer sal por el mar y poder venderla a zonas del interior de Castilla20. En lo referente a la sal, existían recursos salineros en las inmediaciones de la Costa. La mayor parte de este tipo de sal procede de minas terrestres de zonas como Cabezón de la Sal. Sin embargo, esa sal resultaba inapropiada para procesado del pescado, por lo que se destinó a la industria no alimentaria (elaboración de cuero) o para el ganado. La sal destinada a la industria pesquera tuvo que ser importada de otros lugares. Tenemos noticias de sal traída desde Galicia, en 1491. Los pescadores que iban a aquella zona a pescar aprovechaban el viaje para comprar la sal en los lugares más rentables, Muros y Noya, aunque otras villas, como Finisterre, pretendían que se la comprasen a ella, donde era más cara, ya que también había sido comprada en Muros y Noya 21.

19

MAZA SOLANO, T., “Manifestaciones de la Economía Montañesa desde el siglo IV al XVIII”, Aportación al estudio de la Historia Económica de la Montaña, Santander, 1957, pp. 72-480; p. 173 20 Este tipo de derechos provocó tensiones en forma de pleitos entre Las Cuatro Villas de la Costa contra Salinas de Añana a finales del siglo XV y comienzos del XVI, véase, A.G. S., R.G.S., Septiembre 1485, fol. 205, Provisión a las justicias de la villa de Santander, Laredo, Castro Urdiales, y San Vicente de la Barquera, a petición de dichas villas y lugares, para que durante el pleitos que tratan con el conde de Salinas de Oñana, por razón de sacar y vender sal por los lugares de Palencia, Carrión, Valladolid, y Tierra de Campos, les dejen usar del privilegio que les permite hacerlo libremente; SOLÓRZANO TELECHEA, J. A., Los conflictos del Santander Medieval. Santander, 1999, doc. 88, p. 452. PÉREZ BUSTAMANTE, R., Sociedad, Economía, Fiscalidad y Gobierno en las Asturias de Santillana (s. XIII-XV). Santander 1979, p. 171, nota 251. 21 SOLÓRZANO TELECHEA, J. A., Colección Documental de la Villa Medieval de Santander en el Archivo General de Simancas (1326-1498). Santander 1999, doc. 61, p. 111., .[...] E say mismo, que del dicho tiempo acá los vesinos e moradores de las dichas villas e logares solían traher sal para salar sus pescados de las villas de Muros e Noya, e que de poco tiempo acá, los vesinos de la dicha villa de Finystere e de otras partes non ge lo dexar traher synon que lo compren de ellos al preçio que entren, que es trasdoble del presçio porque lo compran de las dichas villas de Muros e Noya. 54 | NÚMERO 2 – 2014

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Pese a todo no se trata de sal producida en la localidad, en realidad había sido captada en el comercio más amplio, cuyo origen estaba en La Rochelle y Bourgneuf, en Francia, y Aviero y Setúbal, en Portugal, los cuales aparecen como los principales centros exportadores de sal a nivel de toda Europa22. Más tarde, a partir del siglo XV el principal centro de importación de sal para las Cuatro Villas de la Costa será Sevilla, que además comenzaba a despegar como uno de los puertos más importantes de Europa. Una vez conseguida la sal, el pescado podía transformarse en las propias villas. Tenemos documentado cómo los vecinos de Castro Urdiales secaban al sol los pescados; para ello los sacaban y tendían en una zona protegida de las ventanas durante el tiempo necesario hasta que estuviera listo23. Procesado, el pescado se distribuía hacia el sur, atravesando la cordillera Cantábrica hacia el centro de la Península Ibérica; se ha documentado pescado de las Cuatro Villas en Aguilar de Campoo, Herrera de Pisuerga, Villalón de Campos, Orduña y Vitoria.

22

Sobre el origen de la sal, véase RUIZ DE LA PEÑA, J. I., Las “polas” Asturianas en la Edad Media., Oviedo 1981, p. 233; FERRERIRA PRIEGUE, E., Galicia en el comercio marítimo medieval. La Coruña, 1988, pp. 156-161. Sólo hemos detectado un caso de un navío procedente del País Vasco que abasteció de sal al puerto de Santander, véase SOLÓRZANO TELECHEA, J. A., Colección diplomática, op. cit., doc. 248, p. 381. Sobre el origen de la sal de los puertos del cantábrico, véase URIA RIU, J., Estudios sobre la Naja Edad Media Asturiana, Oviedo, 1979, pp. 326-332 23 Se trata de una ordenanza en la que se pide que los que velan a los enfermos por las noches, no roben los objetos y alimentos que se hallaban colgados en las casas, entre ellos el pescado: , BARÓ PAZOS, J., GALVÁN RIVERO, C., Libro de ordenanzas... op. cit., p. 108, [...] que dende aqui adelante ningunas personas no sehan osadas de salir de las tales casas do tubieren a velar, para salir afuera a robar, ni tomar la hortaliza, e ubas de las huertas, e biñas, ni la ropa ni el pescado de las ventanas, ni otra cosa alguna (...) NÚMERO 2 – 2014 | 55

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FIG. 2. COMERCIO

DEL PESCADO DE LAS

CUATRO VILLAS

EN EL

NORTE

DE

CASTILLA

6.- La rentabilidad de la pesca. Con todo ello queda demostrado que el pescado, además de ser el motor económico de las villas estudiadas, era un producto atractivo para comerciar. De hecho, durante la Baja Edad Media, los productos del mar del norte Peninsular gozaron de gran prestigio por su calidad en el centro 56 | NÚMERO 2 – 2014

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de Castilla. Ya en el siglo XIV el Arcipreste de Hita, en su Libro del Buen Amor, elogiaba las langostas de Santander, los arenques y besugos de Bermeo, el congrio cecial y fresco de Laredo, y los salmones de Castro Urdiales24. Es decir, que eran productos buscados y apreciados en los mercados castellanos. Sin embargo, cabe preguntarnos hasta qué punto resultaba rentable la adquisición del pescado y su venta. El hecho de llevar un navío a alta mar resultaba costoso, y emprender esta aventura en solitario resultaba arriesgado; aún en el caso de contar con un barco propio, había que contar con los aparejos, los cordeles, las velas, el mantenimiento y comida, además de armas por si eran atacados, gastos que podían ser estimados en doce mil maravedís en 1514, sin contar la nave25. A cambio los beneficios eran interesantes; el valor de los productos de lujo que se llevaban para comprar pescado, podían llegar a valer hasta cuatrocientos reales y nueve ducados; y la venta del pescado conseguido en alta mar podía llegar hasta los cincuenta mil maravedís, una cantidad considerable26. El pescado y otros productos resultaban sumamente baratos en lugares como Irlanda y el beneficio por su comercialización en Castilla podía llegar a ser el doble de lo invertido27. El precio de una pinaza cargada

24

GARCÍA DE CORTÁZAR, J. A., Vizcaya en el siglo XV. Aspectos económicos y sociales. Bilbao, 1966. p. 113. 25 A.G.S., Cámara de Castilla, Pueblos, leg. 17, doc. 360, 12 Febrero 1515; fol. 2v, “[...] la ropa de vestir, e armas de nuestros cuerpos e cordeles o otros aparejos e vituallas e mantenymyentos e otras cosas que nos thomaron e robaron podían valer a justa e comunal estimaçión en el dicho Reyno de Yrlanda doze mill maravedís [..].” 26 Ibid., “yo [Pedro Gutiérrez de Comillas] dexé de ganar e se me retreçion de dapno los dichos çinquenta myll maravedís o más segund que comunmente con el dicho barco e con los dichos compañeros que comygo iban e con los dichos quatroçientos reales e nueve ducados [...].” 27 Ibid., fol. 4r, “Pedro Gutierrez enpleara dicha moneda que asy le tomaron en el dicho Reyno de Yrlanda, lo truxiera enpleado a estos Reynos de España, que lo doblara la dicha enplea segund que en el dicho Reyno de Yrlanda cuesta el pescado y otras cosas que ally enplean los semejantes mercaderes...” NÚMERO 2 – 2014 | 57

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de pescado y con sus aparejos se calculaba en 1496 en torno a los cuarenta mil maravedís, lo que nos da una idea de la inversión a realizar28. Existe un segundo modo de hacernos una idea de la rentabilidad de la pesca: dado que era costoso la compra de aparejos y mantenimientos, los marineros acudían a prestamistas que les adelantaban dinero para aderezar sus naves antes de enviarlas a alta mar. Este interés se podía pagar en pescado, y oscilaba entre el 26,35 y el 38,8 %29. Ello aún dejaba margen de beneficio para los pescadores, aunque se llevaba una buena parte de las ganancias. Otra posibilidad era asumir riegos con un socio, existen varios casos documentados. Un ejemplo lo encontramos en el año 1489, en la compañía que formaron García del Castillo y Gonzalo Bravo, vecinos de San Vicente, por la que el primero adelantaba dinero al segundo, que se fue a Galicia a comerciar30. Algo similar encontramos en el documento ya citado de 1514, cuando Pedro Gutiérrez de Comillas utilizó “una chalupa llamada Santa María, que hera de Fernando del Corro, e Francisco del Corro, su hermano, e al dicho tiempo yo [Pedro Gutiérrez] llevé en la chalupa e en otras chalupas e naos del dicho Reyno de Yrlanda, vino blanco e tinto e alumbre e seda, coral, açafrán e sal e otras mercadoryas e mucha cantydad31.” Y en 1516, Juan de Oreña y Alonso González de Herrero, 28

SOLÓRZANO TELECHEA, J. A., VÁZQUEZ ÁLVAREZ, R., ARÍZAGA BOLUMBURU, B., San Vicente den la Barquera en Edad Media: una villa en conflicto. Archivo de la Real Audiencia y Chancillería de Valladlid. Documentación medieval (1241-1500). Santander, 2003, doc. 40, p. 309 29 El desglose del interés se explica en SOLÓRZANO TELECHEA, J. A., ARÍZAGA BOLUMBURU, B., “San Vicente de la Barquera en la Edad Media. Un puerto de vocación Atlántica”, San Vicente de la Barquera. 800 años de Historia, Santander 2010, pp. 104179, p.160, 30 SOLÓRZANO TELECHEA, J. A., ARÍZAGA BOLUMBURU, B., “San Vicente de la Barquera...” op. cit.,, p. 160; SOLÓRZANO TELECHEA, J. A., VÁZQUEZ ÁLVAREZ, R., ARÍZAGA BOLUMBURU, B., San Vicente de la Barquera en Edad Media... op. cit., doc. 21, p.133. 31 A.G.S., Cámara de Castilla, Pueblos, leg. 17, doc. 360, 12 Febrero 1515; fol. 2rº 58 | NÚMERO 2 – 2014

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aparecen como co-propietarios de un navío “que avían ynviado a Terranova a la pesquería”, el cual se perdió en Terranova32. La búsqueda de un socio no se hacía sólo para la captura de la pesca, si no también para comercializar el pescado en tierra. Así en 1489 está documentado que Juan de Oreña, un mercader de San Vicente que llevaba sardinas al interior de Castilla, pidió un préstamo con Pedro Álvarez, otro vecino de la misma villa que también comerciaba con pescado, a un judío, con el fin de alquilar conjuntamente un almacén en Villalón en el que poder depositar el pescado de ambos hasta que alcanzase un precio mayor33. También encontramos asociados en 1511 a Juan de Oreña, Fernando del Corro, Juan de Cosío y Pedro de Vallines, mercaderes de San Vicente estantes en Orduña, donde se les prendieron, respectivamente, treinta quintales de pescado de Yrlanda, siete quintales y medio, trece ducados de oro (porque el pescado de Juan de Cosío ya había sido vendido), y cincuenta y cinco docenas de besugos además de treinta y cinco libras de congrio que pertenecían a Pedro de Vallines34. Estas cantidades, además, nos dan una idea del volumen y precio del pescado que podía manejar cada mercader en las zonas del interior de Castilla.

32

A.G.S., Cámara de Castilla, Memoriales, Leg. 120, doc. 80, fol. 5v, testimonio de Juan de Oreña respondiendo a la quinta pregunta. 33 SOLÓRZANO TELECHEA, J. A., VÁZQUEZ ÁLVAREZ, R., ARÍZAGA BOLUMBURU, B., San Vicente den la Barquera en Edad Media... op. cit., doc. 20, p. 128 ... el dicho Juan de Urenna [...] en la vylla de Villalón fuera convenido por el dicho Pero Álvarez Barvero que anvos a dos juntamente por rasón de ciertos maravedís que avyan menester para pagar ciertos alquileres de çierta sardina que en la dicha vylla de Villalón tenya porque al dicho tiempo lo non podían vender, e fuesen a sacar los dichos maravedíes que asy avyan menester para los dichos alquileres algund judío o cristiano que ge los diese o emprestase. 34 A. G. S., Cámara de Castilla, Pueblos, leg. 17, doc. 344, fol. 2vº,-3rº. NÚMERO 2 – 2014 | 59

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7.- Los peligros del mar Por último nos centraremos en los riesgos relacionados con la actividad pesquera. Nuestro trabajo se ha construido basándole en interrogatorios, pleitos y procesos judiciales como consecuencia de los negocios que salieron mal, por lo que se podría pensar que la pesca y los trabajos derivados de ella resultaban arriesgados. Se trata de un problema metodológico, pero ello consideramos que se trataban de casos excepcionales que, precisamente por su naturaleza, llegaron a la justicia. En todo caso, estos documentos reflejan la realidad cotidiana bajomedieval de la gente que vivía de la pesca, por lo que podemos realizar una valoración general de los peligros asociados a la pesca y el comercio. En primer lugar estaba el incumplimiento del contrato por una de las partes implicadas. Se trata de un tema recurrente en la documentación y está asociado a las deudas o los créditos contraídos para formar una empresa pesquera. Ocurriría si una de las partes se negaba a devolver el dinero, o bien argumentaba haberlo devuelto. También podía darse porque uno de los socios en una compañía entendía que no se le había dado la parte proporcional que le correspondía35. Sin duda, uno de los mayores temores para los pescadores era que sus naves fuesen asaltadas y robadas en el mar, en especial cuando viajaban al extranjero, a lugares como la Berbería o Irlanda. Por ejemplo, en el verano de 1494, Gonzalo Sordo, Pedro Bravo, Rodrigo de Valles, Juan de Estrada y otros vecinos de San Vicente, “estando con sus chalupas en la Bahía de Cádiz, cuando iban a pescar a Berbería, Diego Fernández, vecino de la villa de Ardilla [Portugal], con ayuda de una carabela armada, les robó todo cuanto tenían, hiriendo a unos y llevando presos a 35

Por el impago de un préstamo, véase SOLÓRZANO TELECHEA, J. A., VÁZQUEZ ÁLVAREZ, R., ARÍZAGA BOLUMBURU, B., San Vicente den la Barquera en Edad Media... op. cit., doc. 15, p. 93. 60 | NÚMERO 2 – 2014

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siete de ellos”36. En este caso concreto los atacantes alegaron que otros vecinos de San Vicente habían atacado antes una carabela suya. El ataque también podía ser producido por negarse a contratar un “seguro” ofrecido por un señor local, eso ocurrió en las costas de Irlanda en 151437; algunos testigos afirman que los vecinos de esta villa [San Vicente de la Barquera] van cada año al dicho Reyno de Yrlanda en sus navios e el dicho señor [de Viaran] los asegura e les llevava por cada navio çiertos ducados por los que los asegura, pero aquella vez, el primogénito del señor les atacó de lo que deducimos que no se pagó el seguro. Conocemos estos casos porque hubo supervivientes, pero en otras ocasiones sólo tenemos noticias de barcos que desaparecieron sin que se volviera a saber de ellos sin saber la razón concreta. Este tipo de eventos fueron sin duda muy frecuentes en las Cuatro Villas y el impacto moral sobre las poblaciones (donde todos los vecinos se conocían), suponía un golpe muy duro. Parte del peligro residía en los barcos que se embarcaban a alta mar; solían ser pequeñas chalupas, pues eran las únicas que podían salir y arribar en los puertos del cantábrico. Así, en Laredo, en 1489, se dice que el pequeño tamaño del puerto condicionaba la calidad y tamaño de los barcos que en él repostan, y que “no los pueden facer grandes por lo que dicho es, e a causado de les tomar en la mar de diez años a esta parte son muertos en los varcos más de dozientas personas por las comer la mar por lo pequeños como dicho es que aún en este año pereçieron honce hombres e cada año se pierde una pinaça o dos por lo pequeñas que los cubre las holas de la mar”38. Los datos en San Vicente de la Barquera eran aún perores en 1516: algunos testigos afirman que “de un año e medio a 36

BLANCO CAMPOS, E., ÁLVAREZ LLOPIS, E., GARCÍA DE CORTÁZAR, J. A., Documentación referente... op. cit., doc. 56, p. 56. 37 A. G. S., Cámara de Castilla, Pueblos, leg. 17, doc. 344, fol. 4vº. 38 A. G. S., Cámara de Castilla, Memoriales, leg. 148, doc. 9, fol. 4vº. NÚMERO 2 – 2014 | 61

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esta parte pudieron morir fasta çien hombres, poco más o menos” en el mar39. 8.- Conclusiones Como hemos venido demostrando a lo largo del presente trabajo, la práctica de la pesca fue clave para el desarrollo de las Cuatro Villas. Tanto que supuso la actividad prioritaria de la zona durante la Baja Edad Media. Conforme avanza la Baja Edad Media, la actividad pesquera se equilibró con la actividad comercial. Fueron actividades complementarias e interdependientes: las villas necesitaban obtener el grano que no podían producir y para ello vendían el pescado de sus costas. El propio proceso de “reconquista” estimuló indirectamente a la actividad pesquera del cantábrico; algunas exenciones fiscales que favorecieron la inclusión de pescado al interior se concedieron por la participación de vecinos de las Cuatro Villas en la toma de plazas como Jerez o Sevilla. Sin embargo, conforme la industria pesquera se desarrolló en las Cuatro Villas, la pesca de bajura resultó insuficiente, y hubo que buscar nuevas zonas de pesca en Irlanda (como Cantoviejo), Terranova o en la Berbería, donde no tenía por qué obtenerse únicamente directamente del mar, sino que, como queda demostrado en nuestro trabajo, también se compraba directamente a las poblaciones locales. Otro aspecto a destacar es que el comercio de la sal fue indispensable para la difusión del pescado 39

A.G.S., Cámara de Castilla, Memoriales, leg. 120, doc. 80, fol. 5v “.[...]en el año pasado de quinientos e quynse años, pereçió en la mar de Canto Viejo una nao de esta dicha villa a donde murieron en ella quarenta hombres, pocos más o menos, e asy mismo en este presente año de quinientos e diez e seys años, sabe y es muy notorio que se perdieron en la costa del Reyno de Yrlanda quatro pynaças grandes en la mar, e mucha gente de ellas, e una nao en las mares de Tierranova, en que murieron en las dichas quatro pinaças e una nao fasta sesenta o setenta hombres de manera que en las dichas dos naos e quatro pinaças que asy se perdieron de la dicha villa de un año e medio a esta parte pudieron morir fasta çien hombres, poco más o menos”.

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seco por las zonas del interior de Castilla. Su lugar de Origen era Portugal y Francia, aunque se obtenía en Galicia y País Vasco. Por último, podemos afirmar que la pesca no sólo permitía a las villas subsistir (intercambiando pescado por grano), sino que también fue un negocio rentable: un pescador podía duplicar su inversión si compraba pescado en Irlanda y lo vendía en Castilla. De ello también sacaban provecho otros agentes económicos, como los prestamistas, que podían obtener unos intereses encubiertos de entre el 26 y el 38 %. No obstante, el hecho de que los marineros tuvieran que recurrir frecuentemente a empréstitos, así como a asociaciones entre ellos para diversificar el riesgo y hacer frente a una profesión con una alta mortandad, es prueba suficiente para afirmar que el lucro se desviaba hacia otros sectores.

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UN TEMOIGNAGE DES RELATIONS MARITIMES ET COMMERCIALES ENTRE BORDEAUX ET LA BRETAGNE: LE PLUS ANCIEN CONTRAT D’AFFRETEMENT CONSERVE DANS LE FONDS DE LA GARDE-NOTE DE BORDEAUX (27 DECEMBRE 1445) A TESTIMONY OF MARITIME AND TRADE RELATIONS BETWEEN BRITAIN AND BORDEAUX: THE OLDEST CHARTER AGREEMENT STORED IN THE COLLECTION OF THE GARDE-NOTE In BORDEAUX (December 27, 1445)

Michel Bochaca1 Université de La Rochelle RÉSUMÉ Le plus ancien contrat d’affrètement conservé pour Bordeaux a été passé par-devant Arnaud Martin le 27 décembre 1445 entre Johan Logal, marchand de Bordeaux, et Guillaume Jenolé, maître du Saint Yves (Morbihan). Consigné comme modèle dans un formulaire notarial, il illustre une pratique juridique plus ancienne. MOTS CLÉS: Commerce maritime, affrètement, Bordeaux, Bretagne, Bas Moyen Âge ABSTRACT The earliest preserved charter contract for Bordeaux was executed in presence of Arnaud Martin on 27 December 1445 between Johan Logal, merchant of Bordeaux, and William Jenolé, master of St. Yves (Morbihan). Recorded as a model in a notarial form, it illustrates an older legal practice. KEY WORDS: Maritime Trade, charter, Bordeaux, Brittany, Late Middle Ages 1

Professeur d’Histoire médiévale. Université de La Rochelle. UMR 7266 – Littoral, Environnement et Sociétés (LIENSs). Proyecto I+D HAR 2012-31801, Las sociedades urbanas de las ciudades y villas portuarias de la Europa Atlántica en la Baja Edad Media NÚMERO 2 – 2014 | 65

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Le 27 décembre 1445, une charte-partie instrumentée à Bordeaux par Arnaud Martin, notaire royal du duché de Guyenne, enregistre les clauses de l’affrètement passé entre Johan Logal, marchand de Bordeaux, et Guillaume Jenolé, maître de la barque morbihannaise le Saint Yves de Baden2. La transaction nous est connue par une copie in extenso consignée dans un formulaire notarial qui figure en tête du premier des 9 registres conservés pour le notaire de Bordeaux, Pierre Dubosc3. Elle est destinée à servir de modèle type de « carta de fret » (charte d’affrètement). Alors que la majorité des actes de ce formulaire sont écrits en gascon, langue usuellement parlée à Bordeaux dans la première moitié du

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siècle, le

document qui nous intéresse est le seul à avoir été rédigé en français, qui semble faire figure de « langue des affaires » entre maîtres de navires et marchands mettant à la mer4. De toute évidence Arnaud Martin ne maîtrise pas bien le français, pas plus d’ailleurs que Pierre Dubosc qui a recopié l’acte. Le gascon qui leur était davantage familier perce au détour de certaines graphies: pluriels en –tz (desditz portz, marchantz), emploi de –lh pour –ill5 (nulh, nulhe), de -nh pour -gn (Bretanhe) et du b à la place du v (bins, boyage, boyacge), redoublement de certaines consonnes initiales (ffret).

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Archives départementales de la Gironde, 3 E 4807, fol. 13 v°-14. Désormais: AD Gironde. 3 Ibid., 3 E 4807, fol. 1 à 69 vº. Les actes copiés dans le formulaire s’étendent de 1443 à 1446, alors que le premier minutier de Pierre Dubosc qui lui fait suite dans le même registre couvre les années 1464 à 1466. La calligraphie du formulaire est beaucoup plus soignée que celle du minutier, mais l’écriture est de la même main, celle de Pierre Dubosc. Les 9 minutiers de Pierre Dubosc sont conservés aux AD Gironde sous les cotes 3 E 4807 à 3 E 4815. 4 Les notaires bordelais des années 1460-1480 rédigent les chartes de fret ou d’affrètement, au demeurant peu nombreuses, et les chartes de connaissement, type d’acte le plus fréquent, indistinctement en français ou en gascon. 5 Pour restituer le son « yeu » (prononciation comme dans yeux). 66 | NÚMERO 2 – 2014

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Compte tenu de l’état de conservation des archives notariales bordelaises, cet acte est le plus ancien contrat d’affrètement6 qui nous soit parvenu à travers le fonds de la Garde-Note de Bordeaux7. Nous ignorons les raisons qui ont amené Pierre Dubosc à choisir ce contrat plutôt qu’un autre comme exemple de charte d’affrètement. Bien que connu, cet acte n’a jamais fait l’objet d’une étude approfondie8. Il porte témoignage des relations commerciales entre Bordeaux et la Bretagne méridionale dans les années 1440, à une époque où les Bretons s’impliquent de plus en plus dans le commerce maritime atlantique sous couvert de leur neutralité dans le conflit qui oppose Français et Anglais9. 1.- Les parties contractantes: affréteur et fréteur La forme gasconne du prénom et du nom de l’affréteur, Johan Logal ou Logual, ne doit pas faire illusion. Elle dissimule mal un patronyme breton assez courant: Le Gal. C’est d’ailleurs sous cette graphie qu’Henri Touchard le mentionne. Il réside depuis un certain temps à Bordeaux car il est qualifié de « marchand de Bordeaux ». On notera qu’il ne se prévaut pas du statut de bourgeois mais le fait est assez courant chez la part des marchands bordelais qui chargent du vin dans les années 1460-1480, alors qu’ils sont désignés comme bourgeois dans d’autres actes notariés les 6

Affrètement: terme de commerce de mer employé dans l’Atlantique pour la location d’un navire, équivalent à celui de nolissement en Méditerranée. 7 CHAUVET, G., BARENNES, J. et BRUTAILS, J.-A., Répertoire numérique des minutes notariales et terriers de la Garde-Note (3E). Imprimerie Gounouilhou, Bordeaux, 1913. Sur les notaires de Bordeaux et la Garde-Note voir: GASTON, J., La communauté des notaires de Bordeaux (1520-1791), Toulouse, Presses universitaires du Mirail, 1991. 8 MALVEZIN, T., Histoire du commerce de Bordeaux depuis les origines jusqu’à nos jours, Bordeaux, A. Bellier et Cie, 1892, t. II, p. 174 (lecture fautive de la date, du nombre de tonneaux chargés et du port d’attache). MICHELOT, A., « Mélanges », Revue historique de Bordeaux, 30, 1937, p. 174. TOUCHARD, J., Le commerce maritime breton à la fin du Moyen Âge. Paris, Les Belles Lettres, 1967, pp. 135 n. 178 et 141. BERNARD, J., Navires et gens de mer à Bordeaux (vers 1400-vers 1550). Paris, SEVPEN, 1968, t. 2, pp. 515, n. 244; 532-533 et 835-836, p.j. 13. 9 TOUCHARD, H., Le commerce maritime breton, op. cit., pp. 115-174. NÚMERO 2 – 2014 | 67

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concernant. À la suite de Jacques Bernard10, il est tentant, de rapprocher ce Johan Logal « marchand de Bordeaux » du « Johan Logal, forgeron, paroissien de Saint-Michel et bourgeois de Bordeaux » envers lequel, le 3 novembre 1445, cinq paroissiens de « Cap Sizun »11, un de Cléden12 et un autre de Pont-Croix13 se reconnaissent solidairement débiteurs de la somme de 203 francs bordelais suite à la vente de 7 tonneaux de vin14. Qu’une même personne soit indistinctement identifiée dans les actes d’un même notaire tantôt par son métier tantôt par le qualificatif plus général de marchand est une pratique habituelle à Bordeaux15. Les registres de la coutume de Bordeaux montrent que des Bordelais de conditions assez variées participaient aux exportations vinaires dans les années 144016. Le Johan Logalh qui figure le 9 décembre 1443 parmi les 48 chargeurs du Christophe de Guernesey est probablement notre homme17. Le fait qu’il ait mis à bord un tonneau franc du paiement des coutumes est un indice de son statut de bourgeois. Cela indique aussi qu’en 1445 il n’en était pas à son premier envoi. Toutefois, la présence des Bretons à Bordeaux dans la

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BERNARD, J., Navires et gens de mer à Bordeaux, op. cit., t. 2, p. 514, n. 244. Nous ignorons par contre sur quels éléments Jacques Bernard s’appuie pour faire de Johan Logal, marchand, un « courtier breton de Bordeaux » (Ibid., t. 2, p. 894). 11 Sizun: aujourd’hui commune et chef-lieu de canton du département du Finistère, à 17 km au sud-est de Landerneau. 12 Cléden-Cap-Sizun: aujourd’hui commune du département du Finistère, à 10 km au nord-ouest d’Audierne. 13 Pont-Croix: aujourd’hui commune et chef-lieu de canton du département du Finistère, en Cornouaille. 14 AD Gironde, 3 E 4807, fol. 8-9 vº. Cet acte sert de modèle de charte de dette. 15 BOCHACA, M., Les marchands bordelais au temps de Louis XI. Espaces et réseaux de relations économiques. Bordeaux, Ausonius, 1998, pp. 15-16. 16 The National Archives, E 101/194/3, 1443-1444. Par exemple, parmi les 23 affréteurs du Jehan de Barnstaple figurent, aux côtés du chapitre Saint-André et de Baudinot Guilhocha, important marchand de Bordeaux, un pelletier, Pey deu Perey, et un couturier, Guilhem Milon (fol. 55 vº). 17 Ibid., fol. 57 vº. 68 | NÚMERO 2 – 2014

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première moitié du

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siècle est à replacer dans le cadre de courants

commerciaux et de mouvements migratoires qui restent à étudier18. Johan Logal fait appel aux services du maître de navire Guillaume Jenolé, dont le patronyme est lui aussi breton. La référence à Baden19 et au « havre de Morbian » comme port d’attache et comme région de provenance d’une part, le nom du navire d’autre part, placé sous la protection d’un saint populaire en Bretagne, notamment parmi les gens de mer20, conduisent à voir sans équivoque possible dans le Saint Yves un navire breton. Le type de navire, identifié comme étant une barque21, et la quantité de vin mise à bord (31 tonneaux) plaident en faveur d’une petite unité, même si on ne peut exclure que le maître ait pu lui aussi charger pour son compte du vin ou d’autres marchandises. Cela correspond à ce que l’on

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L’attraction démographique de Bordeaux et de sa région a été étudiée pour la fin du e siècle et le début du XIIIe siècle, voir: RENOUARD, Y. (dir.), Bordeaux sous les rois d’Angleterre. Bordeaux, Fédération historique du Sud-Ouest, 1965, pp. 84-87, et pour la période de reconstruction qui fait suite à la guerre de Cent Ans, voir: BOUTRUCHE, R. (dir.), Bordeaux de 1453 à 1715. Bordeaux, Fédération historique du Sud-Ouest, 1966, pp. 31-38. Quelques dispositions prises dans les années 1400-1420 par la municipalité de Bordeaux au sujet des Bretons jettent une pâle lueur sur la présence de marins et de marchands originaires de Bretagne. Voir par exemple: Registres de la Jurade. Délibérations de 1406 à 1409, Bordeaux, imprimerie G. Gounouilhou, 1873, p. 287, 18 janvier 1408, cri public afin que les marchands bretons puissent venir à Bordeaux durant la trêve faite entre le roi d’Angleterre et le duc de Bretagne; Registres de la Jurade. Délibérations de 1414 à 1416 et de 1420 à 1422, Bordeaux, imprimerie G. Gounouilhou, 1883, pp. 70, 582, 583 et 590, navires bretons venus à Bordeaux et arrêtés. 19 Baden: aujourd’hui commune du département du Morbihan, dans l’arrondissement de Vannes. À la fin du Moyen Âge, Baden formait partie de la nébuleuse de petits ports du golfe du Morbihan qui est désigné dans l’acte sous l’appellation de « havre de Morbihan ». 20 LA BORDERIE, A. de, Les monuments originaux de l'histoire de saint Yves: rapport à Mgr l'évêque de Saint-Brieuc et Tréguier. Saint-Brieuc, Imprimerie Prud’homme, 1885. CASSARD, J.-C., Saint Yves de Tréguier; un saint du XIIIe siècle, Paris, Beauchesne, 1992. DEUFFIC, J.-L., Monuments originaux de l'histoire de saint Yves. Saint-Denis, Pecia, 2003. 21 TOUCHARD, H., Le commerce maritime breton, op. cit., pp. 311-319. BERNARD, J., Navires et gens de mer à Bordeaux, op. cit., t. 1, pp. 353-359. XII

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sait par ailleurs des navires bretons de l’époque qui sont plutôt de petites unités22. Bien que cela ne soit pas clairement exposé dans le contrat, on peut penser que Johan Logal s’apprêtait à embarquer sur le Saint Yves et à accompagner lui-même ses vins en Bretagne. Une clause, sur laquelle nous reviendrons ultérieurement, lui permettait en effet de choisir la destination finale entre cinq ports bretons: « au choix dudit Johan Logal, marchand, lequel prendra sa décision à l’île d’Yeu ». Il lui fallait pour cela être à bord du navire. 2.- Les clauses commerciales et financières: un acte d’affrètement type Conclu entre « Bretons », même si l’un d’eux, établi à Bordeaux depuis un certain temps, jouit vraisemblablement du statut de bourgeois et s’est inséré dans l’économie et la société de cette ville, l’affrètement lève un coin du voile sur les relations commerciales entre la capitale du duché d’Aquitaine et la Bretagne, région importatrice de vins gascons23. Cinq ports d’arrivée sont envisagés au départ de Bordeaux: Quimper, Quimperlé, Hennebont, Auray ou Vannes, l’affréteur se réservant la possibilité de choisir la destination finale une fois parvenu près de l’île d’Yeu: « lequel prendra son devis a l’ysle d’Uyes ». À la sortie de l’estuaire de la Gironde, le maître a donc l’obligation de faire route directement vers la Bretagne méridionale, « a droite descharge » selon l’expression consacrée qui est indiquée à deux reprises dans l’acte, c’est-à-dire sans faire escale. Cela exclut toute possibilité de cabotage et de commerce au gré des opportunités 22

Ibid., pp. 311-315. BERNARD, J., Navires et gens de mer à Bordeaux, op. cit., t. 1, pp. 353-359. 23 Les affrètements étant en général conclus pour un voyage aller, nous ignorons les circonstances qui ont conduit le Saint Yves à Bordeaux et quel était son chargement. Il est possible qu’il soit venu en totalité ou en partie lège, donc sur lest. 70 | NÚMERO 2 – 2014

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rencontrées dans les ports fréquentés, soit un système s’apparentant au tramping moderne. En principe le maître ne pouvait s’exonérer de cette obligation sauf à démontrer qu’il avait été contraint à un arrêt forcé en cours de route pour chercher refuge suite à du mauvais temps, à une avarie ou à une attaque. Le choix de l’île d’Yeu pour décider de la destination définitive s’explique par la route que suivaient habituellement les navires navigant entre Bordeaux et la Bretagne. Dans le Grant routtier, pylottage et encrage de la mer, où Pierre Garcie dit Ferrande rassembla dans les années 1480 une grande partie du savoir nautique des marins français qui sillonnaient les mers du Ponant, l’île d’Yeu apparaît comme l’un des principaux points de référence sur la côte du Bas-Poitou24 : « L’isle d’Ieux et les Asnes de Bourdeaulx25 gisent noroest et suest. Et prens ung quart de nort et de su et y a entre deux XXV lieues ». Après être sorti de la Gironde, le Saint Yves allait faire une route sud-est – nord-ouest légèrement compensée d’un quart (11º 25’) vers le nord. Les boussoles ou « aiguilles à naviguer » de l’époque ne permettaient pas une plus grande précision. Le maître de navire savait qu’il devait parcourir 25 lieues soit 138 kilomètres environ à raison de 5,555 kilomètres par lieue. À partir de cette route idéale, il lui appartenait d’estimer sa position tout au long du voyage en fonction des courants, de l’état de la mer et de l’allure du navire afin de rectifier le cap si nécessaire.

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WATERS, D. W., The Rutters of the Sea, the sailing Directions of Pierre Garcie, a Study of the first English and French printed sailing Directions with facsimile reproductions. New Haven, London, Yale University Press, 1967, pp. 223-224. Sur les techniques de navigation dans le golfe de Gascogne voir: BOCHACA, M. et ARIZAGA BOLUMBURU, B., « Savoir nautique et navigation dans le golfe de Gascogne à la fin du Moyen Âge d’après le Grant routtier, pylottage et encrage de la mer de Pierre Garcie dit Ferrande », Cuadernos del CEMYR, 15, 2007, pp. 91-107. 25 Les Ânes correspondent à un ancien banc et à une ancienne passe à l’embouchure de la Gironde qui servaient aussi de point de repère pour entrer et sortir de l’estuaire. NÚMERO 2 – 2014 | 71

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Johan Logal se réserve le choix de la destination finale un peu avant d’arriver en vue de la côte bretonne26. Il a de toute évidence une idée précise des ports dans lesquels il envisage de débarquer les vins mis à bord du Saint Yves. Vannes au fond du golfe du Morbihan, Auray au débouché du Loch, Hennebont près de l’embouchure du Blavet, Quimperlé sur le Scorf et Quimper accessible depuis la mer par l’Odet ne sont pas seulement des lieux de déchargement potentiels. Ces cinq petites villes portuaires constituent des marchés potentiels pour vendre les vins soit à des taverniers et à des aubergistes, qui les écoulent ensuite au détail auprès de leur clientèle, soit à des particuliers assez aisés pour acheter une ou plusieurs barriques ou pipes. Ce sont aussi des points de rupture de charge où la batellerie fluviale et le transport par route prennent le relais de la navigation maritime pour assurer la distribution vers l’intérieur de la Bretagne. Le contrat d’affrètement ne nous éclaire pas sur les circuits commerciaux, les contacts et les réseaux de connaissances sur lesquels Johan Logal sait ou pense pouvoir prendre appui pour écouler ses vins car ce n’est pas l’objet de ce type d’acte notarié. Il n’en laisse pas moins deviner l’existence de ceux-ci. Johan Logal prend le risque de mettre à la mer d’un seul coup et sur un unique navire 31 tonneaux de vin qui représentent un capital non négligeable pour le marchand de modeste envergure qu’il semble être27. La

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Autres exemples de choix en mer de la destination finale, voir: BOCHACA, M. et TRANCHANT, M., « Du golfe de Gascogne à la Picardie et à la Flandre maritime: le déplacement par mer des hommes et des marchandises à la fin du XVe siècle », Actes du 6e colloque européen de Calais (2006-2007), Se déplacer du Moyen Âge à nos jours, Calais, Les Amis du Vieux Calais, 2009, pp. 135-146 (pp. 140-141). 27 Si l’on prend pour base du calcul le prix moyen de 29 francs bordelais le tonneau que les 7 Bretons devaient à Johan Logal le 3 novembre 1445, les 31 tonneaux représentaient un capital de 899 francs, soit environ 674 livres tournois. Il s’agit d’un simple ordre de grandeur qu’il faudrait pondérer en fonction de la qualité du vin et en tenant compte du prix d’achat payé par Johan Logal et de sa marge bénéficiaire, 72 | NÚMERO 2 – 2014

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date tardive à laquelle le contrat est conclu (27 décembre) implique une navigation plus risquée dans le golfe de Gascogne dès lors exposé aux tempêtes hivernales28. Elle offre cependant l’opportunité de vendre des vins dont la qualité gustative ne s’est pas encore altérée et permet d’espérer un meilleur profit que si le transport s’effectuait au printemps suivant. La nature des vins n’est pas précisée. Il peut s’agir de vins du Bordelais. Toutefois, depuis la Saint-Martin d’Hiver (11 novembre), les vins du Haut Pays garonnais ne sont plus interdits à la descente à Bordeaux29. Du fait de la reprise des activités militaires dans les années 1440, le trafic commercial entre ces deux régions qui relevaient d’obédiences antagonistes s’était considérablement ralenti. Dans le compte de la coutume de 1443-1444 les cinq derniers enregistrements de chargements de vin sont datés du 17 janvier 1444 et dans celui de 1448-1449 les deux derniers sont consignés le 1er mai 144930. Les navires étaient sensés appareiller ensuite « du premier temps convenable », sous réserve des délais nécessaires pour s’organiser en une flotte afin de se protéger mutuellement durant la traversée. La possibilité de naviguer de conserve avec d’autres navires était plus réduite

ensemble de données que nous ignorons. La somme est cependant indicative de l’importance de l’investissement et de la prise de risque au plan financier. 28 BOCHACA, M. et TRANCHANT, M., « Du golfe de Gascogne à la Picardie et à la Flandre maritime », art. cit., pp. 135-146 (pp. 141-142). 29 BOCHACA M., «El control del puerto de Burdeos y de su tráfico mercantil del siglo XIII al XV: jurisdicciones y estructuración del espacio», dans ARÍZAGA BOLUMBURU, B. et SOLÓRZANO, J. A. (dir.), Ciudades y villas portuarias del Atlántico en la Edad Media, Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, 2005, pp. 91-113. 30 The National Archives, E 101/194/3, compte de 1443-1444, 80 des 85 enregistrements de cargaisons sont consignés entre le 20 octobre et le 9 décembre 1443. The National Archives, E 101/195/1, compte de 1448-1449, sur un total de 162 enregistrements, 140 interviennent entre le 5 octobre et le 1er décembre 1448 et 20 ont lieu le 11 mars 1449. Voir aussi: BOCHACA, M. et ARIZAGA BOLUMBURU, B., « Un témoignage sur les relations commerciales entre Bordeaux et la province du Guipúzcoa au milieu du XVe siècle: une expédition de vins vers Fontarabie au printemps 1449 », dans DEL VAL VALDIVIESO, M. I. et MARTINEZ SOPENA, P. (dir.), Castilla y el mundo feudal. Homenaje al profesor Julio Valdeón. Valladolid, Junta de Castilla y Leon y Universidad de Valladolid, 2009, t. 1, pp. 615-624. NÚMERO 2 – 2014 | 73

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en hiver du fait du ralentissement de l’activité maritime au départ de Bordeaux. Le coût total du transport est habituellement calculé à raison de 20 tonneaux payant le fret pour 21 chargés, le 21e tonneau servant à l’ouillage des autres, pour compenser les fuites dont souffrait la futaille entassée dans la calle et soumise à des mouvements incessants du navire une fois celui-ci en mer (roulis, tangage). Bien que cette formule apparaisse: «pour le pris de trenta souldz monoye de Bretanhe pour chescun toneau de ffret […] comptez vint et ung toneaulx p[o]ur vint» (fol. 13 vº), il semble que le fret ait été calculé sur 30 des 31 tonneaux chargés: « le mestre a donné pour son plaisir audit Johan Logual le fret de ung toneau dudit bin qu’il a chargé en ladicte barche» (fol. 13 vº). Au milieu du

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siècle, le tonneau constitue

une unité de compte de 1 000 litres environ, destinée à évaluer le volume des vins chargés à bord d’un navire, alors que la cargaison est répartie dans la pratique dans des barriques et des pipes: «pour charger en ladicte barche trenta et ung toneaulx de bins, entre pipes et barriques», «comptez […] deux pipas po[u]r ung toneau et trois barriques chescune de tiers de toneau pour ung toneau et quatre barriques chescune de demie pipa p[o]ur ung toneau ». Bien que l’acte envisage des barriques jaugeant un tiers de tonneau, la vaisselle vinaire habituellement en usage à Bordeaux était la pipe d’une contenance de 500 litres environ et la barrique de 250 litres31.

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RENOUARD, Y., «La capacité du tonneau bordelais au Moyen Âge», Annales du Midi, 65, 1953, pp. 395-403. PORCHER, K., La tonnellerie bordelaise à la fin du Moyen Âge, mémoire de Master inédit, La Rochelle, 2006. Dans les années 1460-1480, les charpentiers sont majoritairement dits «de barriques», secondairement « de pipes ». Les contrats concernant le merrain, bois d’œuvre destiné à la construction des fûts, ainsi que actes d’achat et de vente de fûts neufs ou usagés ne mentionnent que des barriques et des pipes. 74 | NÚMERO 2 – 2014

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Le prix du transport convenu entre le fréteur et l’affréteur s’élève à 30 sous de Bretagne par tonneau32. Le montant du fret calculé sur 30 tonneaux représente 45 livres. Les frais inhérents aux manœuvres de port (touage et petit lamanage) sont aussi à la charge de l’affréteur et s’ajoutent au fret proprement dit. Ces sommes doivent être payées au maître « deinz les premiers dix et huyt jours ouvrables empres que ladicte barche soyt arrivee a port de salveté a sa droite discharge et que comenssera a deschargier ledit bin ». Johan Logal a ainsi la possibilité d’honorer sa dette avec le produit des premières ventes de vin réalisées sur place, sans avoir à faire l’avance des fonds avant le départ ou juste à l’arrivée. Il est stipulé que le paiement doit se faire en espèces sonnantes et trébuchantes: « franchament en boursse ». Souhaitant de toute évidence repartir aussi vite que possible pour une nouvelle destination s’il a trouvé un chargement sur place durant les 18 jours ouvrables accordés à Johan Logal pour payer ou bien pour aller chercher du fret dans un autre port, Guillaume Jenolé demande un paiement métallique effectif et non pas une reconnaissance de dette qui, outre l’allongement du délai de paiement, lui imposerait de convenir à l’avance d’un lieu de rencontre, difficile à prévoir dans le cas d’un maître de navire travaillant à la demande et tributaire des choix de ses clients pour les destinations. Les maîtres de navires ne sont pas simplement des transporteurs. Ils se livrent eux aussi à des opérations commerciales et financières en faisant fructifier les sommes encaissées au terme de chaque affrètement33. Ils doivent d’autre part faire face à des dépenses courantes 32

Sur la monnaie bretonne voir: TOUCHARD, H., Le commerce maritime breton, op. cit., pp. 97-99 et COATIVY, Y., «La monnaie, instrument fiscal, en Bretagne à la fin du Moyen Âge (1341-1491)», dans CONTAMINE, P., KERHERVE, J. et RIGAUDIERE, A. (dir.), L'impôt au Moyen Âge. L'impôt public et le prélèvement seigneurial fin XIIe-début e XVI siècle, vol. III. Les techniques, Paris, Comité pour l'Histoire économique et financière de la France, 2002, pp. 719-729. 33 Sur le rôle d’«entrepreneur» des maîtres de navires, voir l’exemple anglais: KOWALESKI, M., « The Shipmaster as Entrepreneur in Medieval England », dans NÚMERO 2 – 2014 | 75

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qui leur imposent de disposer de liquidités: paiement du salaire de l’équipage, avitaillement et entretien du navire, paiement de certaines taxes et droits dans les ports visités34. La passation de l’acte par-devant notaire a pour objet de garantir la transaction. Instrumentée en forme de charte partie ou de chirographe, la charte d’affrètement a bien été grossoyée et délivrée aux deux parties: « quant ceste chartre fut fecte et partie »35. Arnauld Martin prend acte que la transaction s’est faite de gré à gré entre les parties: « quant ceste chartre fut fecte et partie, lesditz mestres et marchantz estoyent en bonne pees et accord ». Affréteur et fréteur s’engagent sous serment à ne pas se chercher querelle au terme du voyage: «et oussi ont promis et juré l’un a l’autre que depuis que ladeicte barche soyt arrivee a port de salveté en cest boyacge ne se ferount nulh empachement ni se calangeront l’un a l’autre nulhe chouse binant sino tant seulement ledit fret et les convenansses dessus escriptez». Enfin, pour garantir le respect de ce qui a été convenu et pouvoir apporter une preuve supplémentaire en cas de procès, Guillaume Jenolé et Johan Logal produisent chacun un témoin, respectivement «Olivier Karenner, marin[i]er de Baden, et Guillaume Paluder, notayre de Bordeaulx».

DODDS, B. et LIDDY, C. (dir.), Commercial Activity, Markets and Entrepreneurs in the Middle Ages, Woodbridge, Boydell Press, 2011, pp. 165-82. Les maîtres de navires aperçus dans les sources notariales bordelaises de la seconde moitié du XVe siècle, entre autres les Bretons et les Biscayens, consentaient des prêts d’argent aux marchands qui chargeaient des marchandises à leur bord. Voir: BOCHACA, M. et TRANCHANT, M., «Du golfe de Gascogne à la Picardie et à la Flandre maritime », art. cit., pp. 135-146 (pp. 144-145). 34 BOCHACA, M. et ARIZAGA BOLUMBURU, B., «Maîtres, marins et propriétaires de navires à Bayonne à travers les ordonnances municipales du début du XIVe siècle», dans STURMEL, P. (dir.), Navires et gens de mer du Moyen Âge à nos jours, Paris, L’Harmattan, 2010, pp. 45-53. 35 Dans le cas d’une charte-partie par .A.B.C., la coïncidence des trois premières lettres de l’alphabet et des indentations qui les partageaient (« partaient » en ancien français) permettait d’authentifier le document original (grosse) délivré par le notaire aux parties quand les deux exemplaires étaient juxtaposés. 76 | NÚMERO 2 – 2014

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Dans la première moitié du

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siècle la présence de navires bretons

est encore assez discrète à Bordeaux. Ils sont totalement absents des registres de la coutume de Bordeaux pour les années 1443-1444 et 14481449, seuls comptes conservés qui sont chronologiquement proches du document qui nous intéresse ici36. Le contrat d’affrètement passé le 24 décembre 1445 entre Johan Logal et Guillaume Jenolé n’en prend donc que plus de valeur dans la mesure où il atteste la présence et l’activité commerciale des Bretons à Bordeaux alors que la pression militaire française s’accentue sur la partie du duché d’Aquitaine encore aux mains du roi d’Angleterre. Il est conforme aux actes notariés du même type (affrètements et connaissements) conservés pour la seconde moitié du

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siècle, période au cours de laquelle les Bretons sont beaucoup plus présents et actifs à Bordeaux37.

36

The National Archives, E 101/194/3, compte de 1443-1444; The National Archives, E 101/195/1, compte de 1448-1449. 37 BOCHACA, M., Les marchands bordelais, op. cit., pp. 38-47. Dans une charte d’affrètement, l’affréteur loue le navire à un fréteur pour y charger une certaine quantité de marchandises, avant de les conduire vers une destination donnée selon des conditions financières convenues à l’avance. Le connaissement intervient après le chargement du navire. Le maître reconnaît alors avoir chargé pour le compte de l’affréteur une certaine quantité de marchandises, pour les conduire vers une destination donnée selon des conditions financières convenues entre les parties. Il est cependant rare que l’on dispose dans les archives notariales bordelaises des deux types d’actes pour un même marché, affrètement et connaissement. Les connaissements sont en proportion beaucoup plus nombreux que les affrètements. NÚMERO 2 – 2014 | 77

Michel Bochaca

AD Gironde, 3 E 4807, fol. 13 v°-14 Bordeaux – 27 décembre 144538 [fol. 13 v°] Carta de fret Sachent toux ceulx qui cestes chartres parties per .A.B.C. verrount ou orrount que Johan Logal, marchant de Bourdeaulx, ad affrectez a Bordeaulx la barche nommee la Saint Yves de Baden39, de le havre de Morbian40, de laquielle est mestre empres Dieux Guillaume Jenolé, pour charger en ladicte barche trenta et ung toneaulx de bins, entre pipes et barriques, pour aller de part Dieux a Kampeu Korentin41, a Caimperellé42 ou Hanebond43, Aurey44 ou a Vanes45, a l’un desditz portz a droite descharge au choys dudit Johan Logual, marchant, lequel prendra son devis46 a l’ysle d’Uyes47 pour aller a l’un desditz portz, pour le pris de trenta souldz monoye de Bretanhe pour chescun toneau de ffret, paié franchament en boursse, comptez vint et ung toneaulx p[o]ur vint, deux pipas p[o]ur ung toneau et trois barriques chescune de tiers de toneau pour ung toneau et quatre barriques chescune de demie pipa p[o]ur ung toneau, excepté que ledit mestre a donné pour son plaisir audit Johan Logual le fret 38

Jacques Bernard a déjà donné une transcription de cet acte, voir: BERNARD, J., Navires et gens de mer, op. cit., t. 2, p.j. 13, pp. 835-836. Nous proposons ici une nouvelle version avec quelques variantes de transcription et un appareil critique qui n’existe pas dans la publication de Jacques Bernard. 39 Baden: aujourd’hui commune du département du Morbihan, dans l’arrondissement d’Auray. 40 Morbihan: ici au sens de golfe du Morbihan. 41 Ancien nom de Quimper. Quimper: chef-lieu du département du Finistère. 42 Quimperlé: aujourd’hui commune et chef-lieu de canton du département du Finistère. 43 Hennebont: aujourd’hui commune et chef-lieu de canton du département du Morbihan. 44 Auray: aujourd’hui commune et chef-lieu de canton du département du Morbihan. 45 Vannes: aujourd’hui chef-lieu du département du Morbihan. 46 Décision, choix. 47 Île d’Yeu: île constituant aujourd’hui une commune et un canton du département de la Vendée. 78 | NÚMERO 2 – 2014

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de ung toneau dudit bin qu’il a chargé en ladicte barche, et deinz les premiers dix et huyt jours ouvrables empres que ladicte [fol. 14] barche soyt arrivee a port de salveté, a sa droite discharge, et que comenssera a deschargier ledit bin. En cest boyage ledit mestre ou son actorné48 sera bien et loyalment payé de tot son fret sans nulh delay, thoacges et petitz lomanacgez49 sount sur ledit Johan Logual, marchant. Et quant ceste chartre fut fecte et partie, lesditz mestres (sic) et marchantz (sic) estoyent en bonne pees et accord, et oussi ont promis et juré l’un a l’autre que depuis que ladeicte barche soyt arrivee a port de salveté en cest boyacge ne se ferount nulh empachement ni se calangeront50 l’un a l’autre nulhe chouse binant sino tant seulement ledit fret et les convenansses dessus escriptez. Escript a Bordeaulx le vint et septisime jour du moys de decembre l’an Nostre Seigneur mil quatre centz et quarante et sincq. Presentz estoyent a cestez chousez Olivier Karenner, marin[i]er de Baden, et Guillaume Paluder, notayre de Bordeaulx, et je, Arnauld Martin, notayre royal en la duchié de Guienne, qui cestez chartres ay enquis et recehu, script et mon signé mis. [paraphe]

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Représentant, personne porteuse d’une procuration pour pouvoir agir au nom du maître. 49 Touages et petits lamanages: manœuvres pour faire entrer un navire dans un port et le mettre à quai à l’aide de petites embarcations conduites par des gens du lieu dont il fallait rémunérer les services. Par extension, droits payés pour effectuer ces manœuvres. Ils étaient habituellement à la charge des affréteurs. 50 De l’ancien français chalengier: 1. Réclamer en justice; 2. Contester quelque chose. NÚMERO 2 – 2014 | 79

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FLUJOS FINANCIEROS NORTE-SUR EN CASTILLA A FINES DE LA EDAD MEDIA NORTH-SOUTH FINANCIAL FLOWS IN CASTILE IN THE LATE MIDDLE AGES David Carvajal de la Vega1 Universidad de Valladolid

RESUMEN Los flujos financieros han ejercido una influencia relevante en la organización de las transferencias de capital entre las diferentes regiones de la Corona de Castilla a finales de la Edad Media. A pesar de que el proceso de expansión económica fue liderado por el crecimiento del comercio y la producción, aquí se presentan tres casos que explican cómo el capital se movía de norte a sur en Castilla: el crédito y el uso de instrumentos financieros tales como letras de cambio, la inversión en compañías, y el arrendamiento de rentas. A pesar de las dificultades derivadas de la geografía, estas tres operaciones sustentaron algunos de los vínculos financieros que constituyeron la base del naciente sistema financiero moderno en Castilla. PALABRAS CLAVE: Flujos Financieros, sistema financiero, Castilla, Edad Media, Geografía. ABSTRACT Financial flows have exerted a relevant influence in the organization of capital transfers between different regions in the Crown of Castile at the end of the Middle Ages. Even though the process of economic expansion was leaded by the growth of commerce and production, here we present three ways which explain how capital was moved from North to South Castile: the credit and use of financial instruments such as letters of change, the investment in companies, and the renting of taxes. Despite the 1

Este trabajo está realizado dentro el proyecto de I+D+i: Poder, sociedad y fiscalidad en las merindades de Palencia, Burgos y Valladolid en la época Trastámara (HAR200805841-C02-01) financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, integrado en la red Arca Comunis. NÚMERO 2 – 2014 | 81

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difficulties derived from geography, these three operations created some of the financial ties which were the base at the future modern financial system in Castile. KEY WORDS: Financial flows, financial system, Castile, Middle Ages, Geography.

1. Introducción A fines del siglo XV la economía castellana se encontraba inmersa en un proceso de expansión que se prolongó, en líneas generales, a lo largo del siglo XVI. Sobre esta cuestión han sido muchas las páginas escritas en las que se han abordado algunos de los factores sobre los que se apoyó esta etapa de bonanza: el crecimiento demográfico, la expansión comercial a nivel nacional e internacional, el desarrollo del sistema urbano, el aumento y mejora de la producción agraria, el impulso del sector pecuario, etc.2. A partir de este contexto, resulta interesante ampliar el estudio hacia nuevos campos que profundicen, por ejemplo, en el análisis de las relaciones socioeconómicas y de los flujos financieros norte-sur, tomando éstos como un buen indicador del desarrollo económico castellano. Una aproximación a nuevos enfoques con el fin de conocer hasta qué punto se habían consolidado las relaciones entre las regiones peninsulares, yendo un paso más allá de los clásicos y valiosos temas analizados, como ocurre con el caso la trashumancia, sin duda un ejemplo de integración territorial visible a todas luces a través del impulso institucional de la Mesta y del 2

Sobre la recuperación demográfica en Castilla a fines de la Edad Media ver PÉREZ MOREDA, V., “La población española en tiempos de Isabel I de Castilla”, en cuanto al crecimiento económico y comercial ver CASADO ALONSO, H, “Comercio y bonanza económica en la Castilla de los Reyes Católicos”, y sobre la importancia del sector pecuario ver GARCÍA SANZ, A., “La Mesta y la industria textil”, todos ellos en VALDEÓN BARUQUE, J. (Ed.), Sociedad y economía en tiempos de Isabel la Católica. Valladolid, Ámbito-Instituto Universitario de Historia Simancas, 2002, pp. 13-15, 91-100 y 82-89 respectivamente. 82 | NÚMERO 2 – 2014

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desarrollo y mejora de las vías pecuarias. Este referente de vertebración entre el norte y el sur peninsular nos vale como base para reflexionar acerca de la importancia que el eje norte-sur tuvo en el desarrollo de importantes actividades económicas y, en definitiva, en la articulación del vasto y amplio territorio sobre el que se extendía Castilla a fines de la Edad Media. Además del proceso repoblador, de cara al control efectivo del territorio, debemos tomar en consideración los efectos de la importante y cada vez más intensa conexión entre los polos económicos castellanos – financieros, mercantiles, productores…– a un lado y a otro del reino. Una conexión que a fines de la Edad Media parece mostrar una progresiva tendencia hacia la integración económica de los territorios castellanos a pesar de que el norte y el sur mantuvieran sus propias peculiaridades. Como ejemplo de estos vínculos y de su intensidad, en este texto queremos presentar un somero estudio de los movimientos financieros entre el norte y el sur peninsular para el cual hemos contado, entre otras fuentes, con datos sobre capitales extraídos de pleitos entre compañías mercantiles que operaron a lo largo de la geografía castellana, en concreto en dirección norte-sur. Los problemas derivados de su administración, las diferencias en la estimación del capital y de los beneficios, las deudas contraídas por las sociedades y los derechos adquiridos en la negociación mercantil dan buena cuenta de la intensidad y carácter de este tipo de relaciones que podríamos insertar dentro del sistema financiero castellano, entendiendo éste como un universo de instrumentos, instituciones y mercados financieros conectados, operando en un tiempo y lugar dados3.

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GOLDSMITH, R., Premodern Financial Systems. A Historical Comparative Study. Cambridge University Press, 2008 (1987), p. 1. NÚMERO 2 – 2014 | 83

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2. Geografía, economía e historia: norte y sur en el reino de Castilla Para los historiadores y los economistas, la geografía ha sido una inseparable compañera tanto desde el punto de vista teórico y conceptual como metodológico. Aunque en ocasiones las relaciones entre unas y otras disciplinas han sido complejas, fruto del constante diálogo entre ellas los historiadores dedicados al estudio de las estructuras económicas del pasado hemos accedido a un campo conceptual que nos ha permitido abordar nuestras reflexiones desde puntos de vista distintos. Sin embargo, a pesar de su utilidad, existe el peligro de utilizar conceptos que no siempre resultan nítidos incluso para los especialistas en la materia, siendo conveniente precisar en su correcta aplicación. Ya que en estas páginas estamos llevando a cabo un ejercicio basado en parte en la geografía económica de Castilla, me permito citar aquí, a modo de ejemplo, reflexiones como las del economista Paul Krugman en las que reconoce la dificultad de definir, y por lo tanto de sistematizar el uso del concepto “geografía económica”, entendiendo ésta de manera global – precisamente por la dificultad de su definición – como el estudio de “la localización de la producción en el espacio”. Es decir, un concepto que nace de la preocupación por saber dónde ocurren los hechos económicos y qué los ocasiona4. ¿Dónde y por qué?, dos preguntas que, más allá de ser aplicadas a fenómenos como la producción de bienes, queremos tomar como base del análisis de los flujos financieros entre el norte y el sur de Castilla a fines de la Edad Media. ¿De dónde parten y dónde llegan los movimientos de capital? ¿Por qué unos centros y no otros?, y en definitiva, ¿qué incidencia pudo tener la geografía y, en

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KRUGMAN, P., Geografía y comercio. Barcelona, Antoni Bosch, 1992, p. 7.

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particular, la relación norte-sur en el desarrollo de flujos financieros a fines del medievo?. Al referirnos a norte y sur jugamos con dos conceptos basados en un criterio de locación geográfica que hace imposible obviar el importante papel que la geografía y sus condicionantes han jugado en el desarrollo de la actividad económica. Las peculiaridades geográficas de cada región no sólo han determinado y determinan de manera directa las características del factor tierra (qué materias primas extraer o qué producir), sino que también ejercen una influencia decisiva en la organización de la actividad económica, por ejemplo en el intercambio y la distribución de productos. Yendo más allá, los condicionantes geográficos han influido en la organización de mercados y ferias a través del entorno y de las facilidades de comunicación entre centros donde confluían la oferta y demanda de bienes, servicios y capitales a fines de la Edad Media5. Por lo tanto, empecemos por aquí. La geografía no solo incide en el factor tierra sino que, como iremos viendo, también ha incidido en la formación del mercado castellano de capitales. Como muestra de ello, pretendemos explorar el mundo de los flujos financieros a partir de casos específicos con el fin de observar cómo las relaciones financieras entre dos regiones diferenciadas -norte y sur- han sido capaces de integrar la estructura económica de la Corona de Castilla. Para relacionar el componente geográfico con la actividad económica de Castilla a finales de la Edad Media debemos delimitar mejor en qué nos basamos a la hora de hablar de regiones al norte y al sur. La región norte 5

Durante los últimos siglos de la Edad Media hay un importante desarrollo de vías de comunicación: calzadas, puentes, puertos o pasos de montaña, son algunos ejemplos de la intervención del hombre para superar o aprovechar los condicionantes geográficos de cara a mejorar las relaciones comerciales. SPUFFORD, P., Power and Profit. The Merchant in Medieval Europe. London, Thames&Hudson, 2006,p. 174 y ss. (Chapter 4, Helps and hindrances to trade). NÚMERO 2 – 2014 | 85

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corresponde, en líneas generales, a la zona al norte del río Tajo, siendo precisamente este río el eje vertebrador de otras actividades económicas como, el comercio de la madera6 – una relación longitudinal este-oeste –, además de tener un papel como vía de comunicación privilegiada hacia la ciudad de Toledo. Aunque el norte fue una región heterogénea respecto a su estructura económica, podemos encontrar ciertos elementos de cohesión como la predisposición al comercio de materias primas y otras mercancías con el norte de Europa, la existencia de ferias y mercados regionales articulados dentro del ciclo ferial castellano7, o el desarrollo de intensas relaciones financieras entre sus habitantes. Al sur del Tajo encontramos una región compuesta por tierras incorporadas al reino durante los últimos siglos de la Edad Media y cuya estructura económica distaba del norte no sólo por su herencia islámica, sino porque presentaba importantes contrastes en cuestiones tan básicas como el régimen de propiedad – heredero de formas de repoblación diferentes –, o una marcada tendencia al comercio con el Mediterráneo apoyada en la intensa actividad portuaria y financiera de centros como Sevilla, Málaga o Almería8. Precisamente el auge comercial de la capital hispalense hizo que ésta haya sido definida por algunos autores como el gran mercado financiero de Castilla a fines de la

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Archivo de la Real Chancillería de Valladolid (en adelante ARChVa.), Pleitos Civiles, Fernando Alonso Fenecidos (en adelante (F)), caja.1132-7. 7 LADERO QUESADA, M. A., Las ferias de Castilla. Siglos XII a XVI. Madrid, Comité Español de Ciencias Históricas, 1994, pp. 100-107, y YUN CASALILLA, B., Sobre la transición al Capitalismo en Castilla. Economía y sociedad en Tierra de Campos (1500-1830). Valladolid, Junta de Castilla y León, Consejería de Educación y Cultura, 1987, pp. 183 y ss. 8 Para un primer acercamiento al tema siguen siendo referentes los trabajos de MELIS, F., Mercaderes italianos en España (siglos XIV-XVI). Sevilla, Universidad de Sevilla, 1976. En él se engloban capítulos como “Málaga nel sistema económico del XIV e XV secolo”, pp. 1-65, o “La lana della Spagna mediterránea e della barbería occidentales nei secoli XIV-XV”, pp. 141-156, que dan una imagen de la interacción del sur peninsular con los centros comerciales italianos. 86 | NÚMERO 2 – 2014

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Edad Media9. Dicho esto, debemos reconocer que hablar de regiones a priori “diferenciadas” no supone hablar de desconexión entre ellas. No estamos ante dos zonas perfectamente delimitadas y sin relación. Tal división es fruto de una categorización en la que únicamente se tratan de exponer las peculiaridades de cada zona respecto a la otra. Así, para incidir en la intensa relación económica entre norte y sur veremos algunos ejemplos que, a nivel financiero, nos ilustran sobre los estrechos lazos económicos que mantuvieron a fines del medievo. 3. Actividad económica y flujos financieros Ya que a estas alturas no resulta novedoso hablar de interacción comercial entre el norte y el sur peninsular a fines de la Edad Media, consideramos interesante profundizar en algunas transacciones comerciales que tuvieron como sustento una operación financiera, ya fuese de crédito por aplazamiento de pagos, depósitos, préstamos, etc.

En todas ellas

destaca la importancia de los flujos de capital como indicador de la intensidad de las relaciones entre ambos espacios. Antes de centrarnos en aspectos económicos, no debemos soslayar que uno de los puntos fuertes del análisis de los flujos financieros radica en el estudio de la capacidad de conexión entre una ingente diversidad de sujetos, hombres y mujeres conocedores de las técnicas necesarias para negociar con otras personas vecinas de villas y ciudades a cientos de kilómetros de distancia10. Hasta ahora, el valioso conocimiento que nos ha legado el estudio de los sujetos dedicados al comercio es destacable, pero no lo es menos el análisis económico de las operaciones. Así lo podemos 9

OTTE, E., Sevilla y sus mercaderes a fines de la Edad Media. Sevilla, Universidad de Sevilla, 1996, pp. 167-168. 10 La economía financiera categoriza a los sujetos que participan de los flujos financieros atendiendo a su carácter como oferente o demandante de capital: Unidades de gasto con superávit y Unidades de gasto con déficit. NÚMERO 2 – 2014 | 87

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comprobar en trabajos previos que iremos citando o en una documentación archivística tan rica como es la judicial donde, más allá de las puras cifras, podemos apreciar más aspectos de las operaciones financieras. Es común encontrar deudas como las de Pedro González de Bonilla, vecino de Écija, con Pedro de Quintanadueñas, mercader burgalés, que exigía al primero 27.663 mrs. por la venta a crédito de unos lienzos, de los que debía responder11. Es similar el caso de Rodrigo Gil, otro mercader de Burgos que reclama a la viuda de Mateo de Salcedo, vecino de Córdoba, 23.700 mrs. por la venta de lana. Estas operaciones comienzan a aportar datos y a orientar la respuesta a nuestras preguntas iniciales ya que derivan nuestro interés hacia los centros más activos desde el punto de vista económico (Burgos, Medina del Campo, Sevilla, Córdoba...). A través de operaciones de crédito basadas en el aplazamiento de pagos o de la concesión de préstamos entre operadores económicos asentados en el norte y en el sur conocemos hasta dónde podía llegar la movilidad de capitales. Las operaciones comerciales entre enclaves de todo tipo a un lado y a otro del Tajo no eran algo fuera de lo normal, pero sí parece que existió una tendencia a que el capital se moviera de manera más intensa entre norte y sur aprovechando los principales centros económicos, precisamente donde residían aquellas personas capaces de llevar a cabo operaciones complejas desde el punto de vista financiero como la firma de seguros marítimos, la concesión de préstamos, la venta a crédito, el giro de letras, la inversión en compañías mercantiles o el arrendamiento de rentas. De los casos que acabo de citar, me centraré en tres tipos de operaciones, ya que presentan algunas características básicas de lo que entendemos por flujo financiero: un movimiento de capital más o menos estable y constante, dentro de un circuito y dotado de cierto nivel de 11

ARChVa., Registro de Ejecutorias, c. 30-2 (1490).

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organización (los operadores y agentes implicados se conocen o tienen información sobre la otra parte, los flujos no se basan en simples operaciones puntuales, existen mercados o ferias donde acudir a financieros expertos en la negociación de instrumentos, etc). Las operaciones por las que nos interesamos son el giro y la negociación de letras de cambio, la inversión y actividad financiera de las compañías mercantiles y, por último, el arrendamiento de rentas. Los tres son ejemplos que permitirían hablar del inicio del tránsito decisivo de un sistema financiero rudimentario a un sistema financiero desarrollado12, un paso más hacia la transición hacia el capitalismo. 3.1. Crédito y Letras de cambio La numerosa presencia de mercaderes y otros sujetos procedentes del norte peninsular en centros del sur ya evidencia en un primer término la intensidad de las relaciones económicas entre ambas regiones. El asentamiento en tierras meridionales de gentes procedentes del norte, como pudieron ser los vascos o las grandes familias burgalesas en centros como Sevilla, es bien conocido13. Muchos de estos hombres se vieron movidos por el deseo y oportunidad de desarrollar su actividad mercantil, lo que irremediablemente venía acompañado de la adquisición y puesta en práctica de las técnicas mercantiles conocidas para mover capitales desde el 12

Según Goldsmith, un sistema financiero rudimentario se basa, entre otras cuestiones, en el uso de instrumentos financieros limitados (crédito al consumo y préstamos a corto plazo, moneda, etc.), en las transacciones esporádicas sin un verdadero mercado para los instrumentos y unas instituciones financieras limitadas al papel de cambiadores y prestamistas cuya actividad como financieros era una ocupación secundaria. Por el contrario, un sistema financiero desarrollado presenta numerosos y variados instrumentos financieros, además de mercados de negociación y de organizaciones financieras especializadas e independientes. Ver GOLDSMITH, R., Premodern Financial... op. cit., p. 231. 13 PALENZUELA DOMÍNGUEZ, N., Mercaderes burgaleses en Sevilla a fines de la Edad Media. Sevilla, Universidad de Sevilla, 2003. NÚMERO 2 – 2014 | 89

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lugar que habían dejado atrás, donde quedaron sus socios y familiares, hacia su nuevo emplazamiento. El primer ejemplo que voy a utilizar se refiere a las operaciones basadas en el giro y uso de la letra de cambio. A pesar de que las operaciones con cierto grado de formalidad, es decir, plasmadas sobre un documento escrito, podían llevarse a cabo a través de diferentes instrumentos – obligaciones, los conocimientos, las cartas de venta, etc. –, he optado por centrarme en el papel que jugó la letra de cambio como gran instrumento financiero gracias a su sencillez, aceptación y a la larga tradición de uso en el sur, donde la influencia mercantil de italianos y aragoneses se hizo patente en este aspecto. Al ser un instrumento cuyo dominio técnico era bien conocido entre los hombres de negocio, se observa un uso preferencial entre éstos. Por ello, los mercaderes y banqueros aparecen como los principales beneficiarios de las operaciones entre los grandes mercados financieros castellanos de fines del siglo XV, Medina del Campo y Sevilla. Los dos centros fundamentales, pero no los únicos. No debemos olvidar el papel jugado por otras ferias castellanas como las de Medina de Rioseco o Villalón14, u otros centros económicos como Burgos, Segovia, Córdoba o Almería: todos ellos fueron escenario de la firma y uso de este instrumento financiero. Una vez localizado dónde, la pregunta pertinente es por qué. Hasta ahora, trabajos centrados en el estudio de Sevilla como plaza financiera a fines del siglo XV e inicios del XVI nos mostraban la importancia de este centro a través del interés de varias familias de financieros italianos por asentarse y expandir su actividad mercantil y bancaria en el próspero mercado sevillano, al que llegarán a controlar en parte dado su elevado 14

LADERO QUESADA, M. A., Las ferias de Castilla, op. cit., pp. 92-99.

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poder de negociación15. Si además tenemos en cuenta su presencia en todo el reino, no cabe duda de que los italianos ejercieron como uno de los nexos financieros privilegiados entre el norte y el sur peninsular. Ellos son los que figuran entre los grandes dadores y beneficiarios de letras de cambio procedentes de ferias castellanas y con destino en Sevilla, fenómeno que además da cuenta de un interesante matiz en el sentido de la operativa: hasta ahora parecen ser mayoritarias las letras que se giraban desde el norte y que eran cobradas en Sevilla; es decir, en el norte se recibía capital que después sería reembolsado en el sur donde el instrumento se transformaba, a través del librado, en un medio de cambio con mayor liquidez, normalmente moneda, gracias a la operatividad de los cambiadores de la ciudad hispalense. La intensa presencia italiana en Castilla está sobradamente documentada. De sus múltiples conexiones destaca la profusa actividad del circuito financiero entre norte y sur a cargo de familias genovesas como los Doria, Grimaldi, Scala o Centurione. Sin olvidar la incorporación de otros operadores italianos como los florentinos Ardingueli, Fantoni, Panzano y los Velluti, o los sieneses Buoniseni, a los que se sumaron otras muchas familias con importantes intereses comerciales y familiares en la meseta norte castellana, como los Lita milaneses16. Hasta aquí, los ejemplos proporcionados por la documentación sevillana apenas evidenciaban una intensa participación de castellanos como libradores y/o beneficiarios de las

15

OTTE, E., Sevilla y sus mercaderes... op. cit., pp. 184-193. Los negocios de los Lita y su presencia en Valladolid en VILLANUEVA MORTE, C., “La empresa familiar de los “Litta”: negocios e intereses entre Milán y España desde mediados del siglo XV”, Edad Media. Revista de Historia, 2009, nº 10, pp. 307-341, y en ARChVa., Pleitos Civiles, Pérez Alonso (F), c. 1141-4, donde aparece la segunda generación de Lita, hijos de Jácome Lita. 16

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letras de cambio entre el norte y el sur17. Su aparición quedaba relegada al papel de los librados, a quienes era necesario acudir para hacer efectivo el cobro de la letra de cambio. Una visión que no deja de mostrar una realidad parcial tal y como se aprecia al ampliar el registro documental. Gracias a un pleito entre los que fueran almojarifes mayores de Sevilla, Pedro del Campo y Gonzalo de Segovia18, conservamos diecisiete letras de cambio giradas entre 1495 y 1501 desde centros localizados en el norte de Castilla hacia Sevilla19. De ellas poco podemos deducir si atendemos a la figura del dador, pues en casi todas ellas aparece Álvaro de Soria, potentado mercader segoviano y ejemplo perfecto de la diversificación

de

actividades de algunos hombres

de negocios

castellanos20. El mercader participaba en una compañía junto a Pedro Gómez Tapia y los dichos Pedro del Campo y Gonzalo de Segovia para comerciar y para hacer negocio en otros ámbitos financieros tan lucrativos como el arrendamiento de rentas, según veremos más adelante. Dentro de las actividades y operaciones de esta compañía se insertan las letras de 17

OTTE, E., “Las ferias castellanas y Sevilla en el sistema bancario europeo del siglo XVI”, en BERNAL, A. M., Dinero moneda y crédito en la monarquía hispánica. Madrid, Marcial Pons – Fundación ICO, 2000, pp. 31-40. 18 Gonzalo de Segovia fue almojarife mayor de Sevilla a finales de la década de los noventa junto a Pedro del Campo. Posteriormente marchó a Flandes, manteniéndose cercano al matrimonio de Felipe el Hermoso y Juana I, ya que fue designado por Felipe como su secretario para pasar posteriormente a ser jefe de la casa del Infante Don Fernando --- su mujer, María de la Concha era ama del Infante ---, y finalmente se encargó de la correspondencia de Carlos I para asuntos relativos a Castilla, FRANCO SILVA, A., “Epistolario de los Reyes Católicos y de Carlos V a los condes de Oropesa”, Historia, instituciones, documentos, nº 24, 1997, p. 121. 19 Esta compañía ya fue analizada en un trabajo por CASADO ALONSO, H., “Comercio, crédito y finanzas públicas en Castilla en la época de los Reyes Católicos”, BERNAL, A. M., Dinero moneda y crédito en la monarquía hispánica. Madrid, Marcial Pons, Fundación ICO, 2000, pp. 135-156. 20 Un dato sintomático del poder financiero de Álvaro de Soria lo apreciamos en una información de 1496 en la que se aplaza el pago de la deuda que mantenía Alonso Fernández de Zamora, vecino de Segovia, con el dicho Álvaro de Soria y con su socio Juan Pérez Coronel, financiero perteneciente a otro de las grandes familias segovianas. Archivo General de Simancas, Registro General del Sello, 1496, 03, 55. 92 | NÚMERO 2 – 2014

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cambio que desde Medina del Campo, Burgos, Segovia y Villalón se giraron con destino a Sevilla donde los librados, Pedro del Campo y Gonzalo de Segovia, harían efectivo el pago al beneficiario con los fondos obtenidos por la recaudación de las rentas a su cargo. Un simple caso como el de esta compañía ejemplifica la importancia que tuvo el movimiento norte-sur del capital castellano a través de este instrumento financiero. Las letras de cambio eran la contrapartida de los pagos recibidos por Álvaro de Soria en el norte librando la suma a sus compañeros almojarifes en Sevilla. Posiblemente este era un modo de transferir a su plaza los beneficios obtenidos en las rentas del sur para poder financiar la compra de telas y otras mercaderías en las ferias de Medina del Campo. Este ejemplo no supone minimizar la presencia de los italianos del panorama financiero ya que, incluso en este pleito, resulta imposible obviar su actividad como grandes oferentes de liquidez en Medina del Campo y otros núcleos de la meseta norte. En la compañía de Álvaro de Soria, las grandes familias italianas conservan su papel como grandes beneficiarias de las letras de cambio en Sevilla. Destacan las figuras de genoveses como Eduardo Escaja y Bernardo Grimaldo, de los que sabemos que mantenían negocios conjuntos en la ciudad hispalense, o también Bernaldo Pinelo, y el sienés Gerónino Buoniseni21. Junto al papel de los italianos, lo relevante de

21

Eduardo Escaja fue cónsul de los genoveses en Sevilla, socio de Bernardo Grimaldo quien sin duda fue uno de los genoveses más importantes en Sevilla a fines del siglo XV e inicios del XVI por su actividad financiera – otorgando préstamos al concejo y a los reyes –, lo que le valió para obtener carta de naturaleza además de la posibilidad de comerciar con Indias. De BernaldoPinelo financiero y cambiador genovés, también sabemos que acudió en ayuda del concejo sevillano y aportó dinero a las campañas de los Reyes Católicos en Baza. Ver BELLO LEON, J. M., “Mercaderes extranjeros en Sevilla en tiempos de los Reyes Católicos”, Historia, instituciones, documentos, nº 20, 1993, pp. 64, 55, 49, y 74, y OTTE, E., Sevilla y sus mercaderes... op. cit., p. 187. Gerónimo Benenseni (Buoniseni) era un sienés cuyos tratos pasaban por el trigo, el aceite, cuero, seda, etc., pero su principal negocio se encontraba en la venta de alumbre en Sevilla al ser representante del arrendatario de las minas de Tolfa, además de estar NÚMERO 2 – 2014 | 93

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este caso es la aparición de numerosos castellanos, en especial burgaleses, como Alonso de Castro, Juan de Castro, Alonso de Salinas, Rodrigo de Ballesteros, Juan de Valladolid o Fernando de Burgos, además de otros castellanos como Alonso de la Caballería u Ortega de la Torre. Los que procedían de Burgos eran miembros de las grandes familias que desde tiempo atrás participaban en el negocio lanero y que tiempo atrás habían extendiendo hacia el sur su actividad comercial introduciéndose, como hizo Juan de Valladolid, en lucrativos negocios como el del azúcar, vendiendo cobre en Sevilla, como hiciera Fernando de Burgos22; o irrumpiendo en el negocio del estaño como los hermanos Castro23, o Alonso de Salinas24. Precisamente, este último y los Castro aparecen como beneficiaros de las letras de cambio libradas en Sevilla por Pedro del Campo y Gonzalo de Segovia, evidenciando una relación de los burgaleses con los gestores de la renta sevillana que continuó en la iguala de 1510 – en este caso con el recaudador mayor del Almojarifazgo de Sevilla, Gonzalo del Puerto – sobre comercio de metales25.

inmerso en la red de letras de cambio entre Medina del Campo, Sevilla, Valencia y Roma, ibid., pp. 192-193. 22 PALENZUELA DOMÍNGUEZ, N., Mercaderes burgaleses en Sevilla... op. cit., pp. 94 y 102. 23 CAUNEDO DEL POTRO, B., Mercaderes castellanos en el golfo de Vizcaya (14751492). Madrid, Universidad Autónoma de Madrid, 1983, p. 122. 24 PALENZUELA DOMÍNGUEZ, N., Mercaderes burgaleses en Sevilla... op. cit., pp. 102103. 25 Id. Ibid. 94 | NÚMERO 2 – 2014

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Gráfica 1. Maravedís librados por letra de cambio desde el norte de Castilla hacia Sevilla por la Compañía de Álvaro de Soria y compañeros (1495-1501)

La importancia que desde el punto de vista financiero alcanzaron los mercaderes peninsulares, y principalmente los procedentes del norte, no resulta nada desdeñable tal y como se aprecia en el caso sevillano, al menos si atendemos a los flujos financieros observados en el caso que venimos comentando. A pesar del predominio financiero italiano, las operaciones conservadas y los maravedís librados en Sevilla en favor de algunas de las familias peninsulares que acabamos de citar: Castro, Salinas, Valladolid o Burgos26, no distaban en exceso de lo que se giró en favor de los extranjeros – considerando que ocho letras fueron giradas en favor de peninsulares frente a nueve para italianos –. Este hecho resulta sintomático ya que, a pesar de la diferencia en cuanto al montante total, los italianos básicamente utilizaban este medio de pago, a diferencia de los castellanos acostumbrados a manejar otro tipo de instrumentos en operaciones dentro de la corona. 26

Nos referimos a peninsulares, en general, ya que en los datos totales hemos incluido los de algunos personajes cuya adscripción a Castilla puede ser dudosa. Los datos proceden de las 17 letras de cambio citadas en el trabajo de CASADO ALONSO, H., “Comercio, crédito y finanzas...”, op. cit., pp. 142 y ss., y ARChVa., Pleitos Civiles, Pérez Alonso (F), 103-1 y 104-1. NÚMERO 2 – 2014 | 95

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Puestos a plasmar las rutas de los flujos financieros norte-sur derivados de la negociación de letras de cambio, podríamos sumar otras como la girada en Toledo por Benito Castillo, que debía ser cobrada en Córdoba por el burgalés Pedro Monte, quien a su vez había dado poder para realizar el cobro a Gerónimo Doria en 1495. Así completaríamos un primer esbozo del recorrido de los flujos financieros norte-sur presentes en el mercado de las letras de cambio. Una ruta norte-sur del capital en Castilla. 3.2.

Inversion en compañías

La oportunidad de negocio que ofrecían las tierras del sur de la Corona no escapaba a las pretensiones mercantiles de algunos comerciantes castellanos. Deseosos de continuar con sus cada vez más lucrativos negocios, fueron muchos los interesados en crear compañías para tratar con el mediodía peninsular, aprovechando al máximo las posibilidades que esta tierra y sus gentes les proveían. El próspero mercado financiero y comercial asentado en Sevilla, junto con la importancia de algunos núcleos como Córdoba, fundamental en el abastecimiento de materias primas y otras mercaderías, fueron motivo suficiente para que familias como los Castro decidiesen apostar por un constante flujo económico entre el norte y el sur comerciando con lana en Córdoba, con paños en Jerez de la Frontera27, o haciendo negocios con judíos en Almería28 y, cómo no, participando del entramado financiero sevillano junto a valencianos, genoveses y otros muchos29. Pero también se abrían nuevos horizontes basados en las expectativas despertadas por la incorporación a la Corona 27

CAUNEDO DEL POTRO, B., “Operaciones comerciales del grupo familiar Castro a finales del siglo XV”, En la España Medieval, 1986, nº 8, p. 292. 28 1489, Gonzalo de Castro adeudaba a Samuel Abolafia, físico judío, la cantidad de 12.500 mrs. ARChVa., Registro de Ejecutorias, c.61-18. 29 PALENZUELA DOMÍNGUEZ, N., Mercaderes burgaleses en Sevilla... op. cit., p. 175. 96 | NÚMERO 2 – 2014

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del Reino nazarí de Granada, un aliciente más para que burgaleses, vallisoletanos, y otros, invirtiesen importantes cantidades en busca de réditos en compañías de todo tipo. A pesar de que las consecuencias de la guerra tienden a ser trágicas, algunos ejemplos de este período nos recuerdan que siempre existen personas que, aprovechando las circunstancias y fuera de toda tacha moral, hicieron fortuna a través de lucrativos negocios como el de la venta de armas – como parece que hizo el potentado Diego de Soria –. En este contexto, el avance de la guerra con el Reino de Granada también supuso una oportunidad para el negocio de mercaderes como los vallisoletanos Juan Daza, Fernán López de Calatayud, Juan López de Calatayud y Gastón de San Juan, estos tres últimos hermanos. Los mercaderes eran socios de una compañía comercial creada en 1489 por un período de cinco años (1490-1494), con un capital inicial de 1.350.000 mrs. y un capital final que rondaba los 5,4 - 5,8 millones de mrs. – lo que supone un beneficio de 4 millones de mrs. y una revalorización en torno al 400% en cinco años (810.000 mrs. al año) –, sin contar el beneficio obtenido por las ganancias repartidas entre los socios30. Más allá de estos datos puramente contables, sabemos que uno de los socios encargados de la administración de la compañía se trasladó al sur para llevar a cabo la gestión del negocio de primera mano. En 1491, Juan Daza se encontraba en el Real de Granada aprovechando la estancia de los Reyes Católicos31. La cada vez más 30

La estimación media del beneficio anual repartido entre los socios es de 750.000 mrs. al año, calculado a partir de los 500.000 mrs. que Juan López de Calatayud, que participaba en un sexto del capital de la compañía, reclamaba para los años 1491-1494, participando éste en un sexto del capital de la compañía. 31 “Año de XCI. Estuvieron sus altezas en principio del en sevylla y pasada la pascoa florida partieron a çercar a granada y entraron en el mes de mayo y corrieron la vega quemaron çiertos lugares de valdeletin (?) y bolbieron a poner Real sobre la ciudad y hedificaron la ciudad de santa fe y tobieron el yvierno en el dicho real”, en RODRÍGUEZ DE LAMA, I., “Crónica-itinerario de los Reyes Católicos escrita en el siglo XVI (14681517)”, en Berceo, nº 22, 1952, p. 167. NÚMERO 2 – 2014 | 97

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cercana conquista del reino nazarí, sumada a la presencia de los reyes y de otros nobles conformaban un interesante mercado para una compañía que se dedicaba especialmente a operar con paños, brocados y, sobre todo, sedas, siendo Granada uno de los mejores lugares para proveerse de estas últimas. Durante su estancia, Juan Daza administraba los libros “por donde comprava, e vendia, e fiava, e reçebya e tratava”, y Fernán López se encargaba de proveer a la compañía de otras mercaderías adquiridas en el sur y que después vendían recorriendo la península hacia el norte. La capacidad de movimiento de capitales entre el norte y el sur – recordemos que el capital fundacional de la compañía procede del norte – no solo se aprecia en los viajes de los administradores y factores a lo largo del territorio peninsular. Las operaciones en sí mismas revelan a la compañía comercial como uno de los vehículos más adecuados para el movimiento de capitales a través de los tratos y contratos, ya fuesen de compraventa de mercaderías a crédito, como de obligaciones, préstamos u otras operaciones. Se aprecia bien en el caso de la compañía DazaCalatayud, cuyos documentos contables dan noticia de las relaciones con importantes mercaderes como Diego de Soria o Lope de Medina, o con grandes financieros como Fernán Núñez Coronel y Pedro Núñez Coronel. Junto a estas figuras, destacadas en el ámbito financiero y político, sobresalen en la nómina de deudores de la compañía los nombres de importantes figuras cuyos vínculos e intereses sociales y económicos se localizaban tanto en el norte como en el sur peninsular. En este sentido, el ejemplo más destacado por su significancia es el apunte contable referido a la deuda de la reina por 31.250 mrs. Sin embargo, atendiendo a nuestro interés



observar la movilidad geográfica de los capitales de una

compañía mercantil –, llama la atención la amplia nómina de nobles cuya influencia y posesiones se extendían por el vasto territorio castellano, y 98 | NÚMERO 2 – 2014

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sobre los cuales los socios de la compañía poseían derechos de cobro. Podemos citar, a modo de ejemplo, a los Enríquez, presentes a través de su contador, Pedro de Montesa; a los Pimentel, citados en las personas de Pedro y Juan de Pimentel; los Medinaceli y su tesorero Pedro de Villareal; los Manrique, la condesa de Monterey, o el marqués de Denia, entre otros. También el contador Diego de Talavera y el tesorero Rodrigo de Avendaño32, oficiales del Gran Cardenal, aparecen como deudores en dos anotaciones, además de otras personas vinculadas directamente a otros nobles sin identificar como es el caso de “Juancho, el sastre del marques” – posiblemente sastre del marques de Denia33. Sin duda, la presencia de todos estos sujetos revela la importancia que para la compañía tuvieron las relaciones comerciales con las capas más altas de la sociedad castellana, no solo desde el punto de vista de los réditos que pudieron derivar de las relaciones directas con tan poderosos señores sino que, a nivel estrictamente económico, la deuda de los anteriores con Fernan López de Calatayud, Juan López de Calatayud y Gastón de San Juan representaba un importante monto para la compañía – el 60% del total de las deudas por cobrar que los tres compañeros recibieron de la compañía34 –. La orientación de la actividad mercantil hacia un grupo muy determinado de la sociedad es evidente, más allá de condicionantes

32

Ver MARTÍNEZ MILLÁN, J., “De la muerte del príncipe Juan al fallecimiento de Felipe el Hermoso (1497-1506)”, en MARTÍNEZ MILLÁN, J . (dir.), La Corte de Carlos V. Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2000, p. 53, nota 48. 33 Tenemos noticia de la presencia de tropas de muchos de estos nobles durante 1489 en Granada, en concreto del Gran Cardenal, del Almirante de Castilla, del duque de Medinaceli y del conde de Benavente. Ver LADERO QUESADA, M. Á., Castilla y la conquista del Reino de Granada. Valladolid, Universidad de Valladolid, 1967, pp. 268269. 34 El total de lo adeudado por los nobles, sus criados, tesoreros, contadores y otros oficiales, supone 211.178 mrs. sobre 377.546 mrs. que correspondían a los tres hermanos socios de la compañía. NÚMERO 2 – 2014 | 99

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geográficos norte-sur que, en el caso del capital mercantil, fueron salvados con facilidad. Dicho esto, los apuntes contables siguen mostrándose como una fuente valiosa que nos ofrece otros datos sobre algunos derechos de la compañía dispersos por el mediodía peninsular. Algunos ejemplos de ello fueron las deudas de García Gutierre de Madrid, estante en Murcia, o las derivadas de la propiedad de unas casas y heredades en Granada por valor de 35.045 mrs., posiblemente adquiridas y utilizadas en la estancia de Juan Daza por aquellas tierras que ya citamos anteriormente. Un Juan Daza que, presto a probar sus alegaciones en el pleito desencadenado, se apresuró a viajar hacia Granada y Sevilla con el fin de recopilar las probanzas necesarias para su defensa ante la Real Chancillería de Valladolid, lo que también nos lleva a reflexionar sobre los intensos lazos que éste debió desarrollar en el sur y que en momentos de necesidad, como pudo ser el requerimiento judicial, podrían resultar útiles para poder demostrar su inocencia. 3.3.

El negocio de las rentas

Acabamos de analizar algunos negocios de una compañía mercantil castellana pero, por lo general, cuando hablamos de su actividad a fines de la Edad Media solemos obviar su interés por otro importante negocio a nivel del reino: el negocio fiscal. Cada vez son más los datos que nos muestran la presencia de dos ámbitos de actividad diferenciados pero presentes en muchas compañías: el mercantil o comercial, y el referente al arrendamiento de rentas. Una cuestión que aún no ha sido abordada en profundidad, salvo excepciones como el trabajo del profesor H. Casado, a pesar de la claridad con la que algunas compañías exponen su interés por tratar en ambos negocios: 100 | NÚMERO 2 – 2014

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“[…] e que la ganançia e ynterese que Dios dare en las cosas y negoçios que asy trataren, e entendieren y negoçiaren quier sea, por compras de pan e vino, e ganados, e pannos, e sedas [blanco] y otras qualesquier mercaderías de qualquier calidad que sean, e por compras de libranças o arrendamientos de qualesquier rentas de alcabalas, y terçias, y pechos e derechos, y otras qualesquier rentas que de sus altezas o de sus contadores mayores en su nombre, o de otros qualesquier personas todos tres, o qualquier de dellos, arrendaren, e asy mismo de qualesquier prestamos y benefiçios curados e huideros, y otras qualesquier rentas eclesyasticas e seglares […]”35. En su escritura fundacional (las capitulaciones), algunas compañías ya muestran su intención por entrar a formar parte del entramado financiero que giraba en torno al arrendamiento y gestión de rentas laicas y eclesiásticas. Un negocio en el que, vistas las complejas estrategias de arrendamiento que siguieron los grandes financieros castellanos, el movimiento de capitales de una región a otra del reino era algo común. Las actividades mercantiles de los citados Pedro del Campo y Gonzalo de Segovia, junto con Álvaro de Soria y Pedro Gómez de Tapia, fueron paralelas a su interés por hacer negocio con algunas rentas del reino36. En particular, se hicieron cargo de las rentas del almojarifazgo mayor de Sevilla, de su arzobispado y del obispado de Cádiz por los años 1495-1497, las del oficio del partido de Jerez de la Frontera entre 15001502, y las pertenecientes al oficio de Osma entre 1502-1504, todo ello gracias a traspasos y subarrendamientos de rentas. La dispersión geográfica de las rentas gestionadas no era un problema para una compañía cuyos socios, en su mayoría vecinos de Segovia, no cesaban de moverse a lo largo de la península, siendo fundamentalmente Álvaro de Soria el encargado de negociar en las ferias de Medina del Campo. Mientras tanto, Pedro del 35

ARChVa., Pleitos Civiles, Pérez Alonso (F), c. 103-1 (2ª parte del pleito) CASADO ALONSO, H., “Comercio, crédito y finanzas...” op. cit..., pp. 142 y ss., y ARChVa., Pleitos Civiles, Pérez Alonso (F), c. 102-5, 103-1 y 104-1.

36

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Campo y Gonzalo de Segoviase encargaban de gestionar directamente las rentas como almojarifes mayores en Sevilla, o situándose al frente de la recaudación de las rentas de Jerez. La inmersión en el mundo de las rentas a este nivel requería del apoyo y colaboración de otros grandes financieros castellanos, como Fernán Núñez Coronel, quien traspasó a Pedro del Campo las rentas de Jerez de la Frontera y de Osma. Estos traspasos muestran el funcionamiento del segundo escalón en el proceso de arrendamiento de rentas, un segundo nivel donde hombres y compañías con capacidad económica suficiente subarrendaron determinadas rentas a los grandes financieros – los arrendadores y recaudadores mayores –. Unas relaciones que escondían todo tipo de favores mutuos que podían consistir, por ejemplo, en responder con apremio por las deudas de los grandes financieros. Así se puede apreciar en 1496 a través de una operación por la que Gonzalo de Segovia, Pedro del Campo y García Barroso se obligaron a pagar de mancomún a Nicolás Beltrán, vecino de Soria, 500.000 mrs., que el citado Nicolás había pagado en nombre Fernán Núñez Coronel a los acreedores de éste, en concreto a Juan López de Calatayud, en cuya compañía – junto con sus hermanos y Juan Daza – , existía un derecho de cobro contra Fernán Núñez, según se recoge en la carta de venta de la citada compañía: “[...] e mas vos damos e traspasamos en Fernand Nunnez Coronel e su compannia dos cuentos e çiento e çinquenta mill mrs. poco mas o menos quel nos deve a nosotros por libramientos de la Reyna nuestra sennora los quales quedan en su fuerça e vigor [...]”37. No solo saldar deudas o fiarlas eran las contrapartidas aparentes del vínculo financiero entre el arrendador mayor y los socios de la compañía. 37

ARChVa., Pleitos Civiles, Pérez Alonso (F), c. 191-5.

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Entre ellos también eran comunes las actividades ligadas al préstamo, como podemos apreciar en documentos como la carta de fin y quito de la compañía, donde hay un apunte contable referente al préstamo que en 1499 concedió la compañía de Pedro del Campo a Fernán Núñez Coronel por una cuantía cercana a los 250.000 mrs38. 4. Conclusión Con ejemplos como estos, al menos dos cuestiones parecen claras. El movimiento de capitales derivados de actividades mercantiles y financieras discurría a través de cauces organizados como las compañías, movilizando el capital mediante instrumentos financieros como las letras de cambio o las obligaciones. Esto permitió que el capital se desplazase entre el norte y el sur peninsular con gran fluidez, sin encontrar grandes dificultades, ya fuese a través de préstamos y créditos o por medio de operaciones de arrendamiento de rentas. Un complejo mundo de tratos que creó vínculos socioeconómicos entre el norte y el sur, entre mercaderes, financieros y otros sujetos económicos presentes en el territorio castellano. Al inicio de este texto nos preguntábamos por la importancia de los condicionantes geográficos en la actividad económica y especialmente en su papel en la vertebración de los flujos financieros a fines de la Edad Media en Castilla. A lo largo del texto hemos tratado de articular nuestro discurso en torno a la importancia de las relaciones financieras entre dos regiones geográficamente diferenciadas: norte y sur. A pesar de las diferencias en su orientación económica, muchos intereses comunes posibilitaron que castellanos, aragoneses, italianos y otros recorriesen el eje norte-sur llevados por sus actividades comerciales o financieras, impulsando con ello la integración económica del espacio castellano. Un 38

Id. Ibid. NÚMERO 2 – 2014 | 103

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fenómeno al que hay que sumar otros procesos integradores como el desarrollo de la ganadería trashumante, los contactos por mar entre la cornisa cantábrica y la costa sur, o el progresivo asentamiento de comunidades como la vasca o la burgalesa en algunas ciudades del sur. Los principales centros urbanos del norte y del sur, normalmente aquellos que por alguna u otra razón poseían un papel destacado dentro del mundo mercantil y financiero, fueron origen y destino de los movimientos de capital. Ya fuese por factores geográficos (Sevilla y su puerto fluvial, o Toledo y su posición central en la península), como por otro tipo de factores (ser centro ferial como Medina del Campo o Medina de Rioseco, tener una industria desarrollada dentro del contexto castellano como ocurría en Segovia, poseer un activo grupo de mercaderes como Burgos, o ser sede de importantes instituciones como el caso de Valladolid), el capital no encontró excesivos problemas para salvar las diferencias geográficas entre el norte y el sur del reino de Castilla. No obstante, quizá la complicada orografía de regiones como Asturias o Galicia complicó el desarrollo de sus relaciones con la Meseta Norte, siendo estas al parecer más intensas a través del mar con los puertos cántabros y andaluces. Todo ello nos lleva a una reflexión final: los flujos financieros fueron capaces de salvar largas distancias u otros inconvenientes geográficos (fuese por tierra o por mar) siempre que existiesen centros urbanos suficientemente desarrollados y que mantuviesen fuertes intereses comunes.

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GÉNOVA Y TÚNEZ. COMERCIO Y POLÍTICA ENTRE LAS DOS RIBERAS MEDITERRÁNEAS. GENOA AND TUNISIA. TRADE AND POLITICS BETWEEN TWO MEDITERRANEAN SHORES Gianluca Pagani Puccioni Universidad de Sevilla

RESUMEN Esbozo de la actividad comercial, a través de la documentación notarial de Petrus Batifolius del año 1289, que la colonia genovesa presente en la ciudad de Túnez mantiene con los habitantes musulmanes, con miembros de otras comunidades europeas o de la misma comunidad ligur. En el marco de la relaciones diplomáticas de Génova con el sultanato hafisde. PALABRAS CLAVE: Mediterráneo.

Comercio,

Diplomacia,

Génova,

Magreb,

ABSTRACT This work presents a sketch of commercial activity, through the notarial deeds of Petrus Batifolius, which the Genoese colonia, resident in Tunis, develops with Muslim inhabitants, with members of other European colonia, or with other members of the same community. In the political framework of Genoese diplomatic relations with the hafside sultanate. KEY WORDS: Trade, Diplomacy, Genoa, Maghreb, Mediterranean.

1. Introducción Este trabajo quiere presentar brevemente las relaciones diplomáticocomerciales que se desarrollan entre Génova y Túnez en el siglo XIII, en particular en las postrimerías de la centuria a través de la documentación notarial de Pietro Battifoglio, así como mostrar la actividad económica que NÚMERO 2 – 2014 | 105

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la comunidad ligur desarrolló en la ciudad magrebina tanto entre sus miembros como con los vecinos musulmanes, y las redes comerciales mediterráneas que esta documentación traza. 2. Balance historiográfico En esta breve pincelada, queremos poner el acento, en el seno de la amplia producción historiográfica sobre las relaciones política y económica de Génova con el Magreb, en general, y con el área tunecina, en particular, a lo largo de la Edad Media, sobre los dos centros historiográficos más destacados en la articulación del debate. El primero es la escuela genovesa del historiador Geo Pistarino; el segundo es policéntrico desde una perspectiva espacial, y se refiere a los diferentes centros universitarios franceses unidos por un fecundo interés historiográfico hacia la ribera africano-mediterránea, aunque con matices importantes entre sí. Este último ve en la figura del historiador L. De Mas Latrie, de mediados del siglo XIX, la raíz de un interés hacia la ribera sur del Mediterráneo con sus trabajos liminares de recopilación documental sobre las relaciones internacionales de los países europeos con el Maghreb. Pasando al siglo XX, en 1929 se publica el primer estudio moderno de Sayous titulado Les commerces des Européens à Tunis. Ya en la segunda mitad del siglo, se publica a principios de los años cincuenta el trabajo de Bautier1, y luego en los años sucesivos, los de Dufourq2. Estos historiadores centran su trabajo de investigación en el desarrollo de las

1

BAUTIER, R. H., “Les relations commerciales entre l’Europe et l’Afrique du Nord et l’équilibre économique méditerranéen du XIIe au XVe siècle”, Bulletin philologique et historique du CTHS, 1953-1954, pp. 400-408. 2 DUFOURCQ, CH-E., L’Espagne catalane et le Maghrib aux XIIIe et XIVe siècles. Paris, P.U.F., 1966 y “Aperçu sur le commerce entre Gênes et le Maghrib au XIIIe siècle”, Économie et sociétés au Moyen Age Mélanges offerts à E. Perroy. Paris, Sorbonne, 1973, pp. 721-736. 106 | NÚMERO 2 – 2014

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relaciones económicas y políticas entre cristianos y musulmanes, la naturaleza de estas y los equilibrios de poder entre las dos orillas. Terminamos esta brevísima reseña, a vuela pluma, recordando los trabajos de los años ochenta y noventa de George Jehel3 dedicados al estudio de los aspectos comerciales y financieros de la presencia genovesa en el Magreb y finalmente los de Dominique Valerian de la primera década del siglo XXI, donde la autora analiza la institución por parte de las autoridades musulmanas del fondacum y la naturaleza de este como forma de control, pero a la vez, de protección de las minorías cristianas4. Pasando a la escuela genovesa, encontramos en la figura del historiador Roberto López, el maestro reconocido. Ya en sus trabajos de juventud de la década de los treinta del siglo pasado como Storia delle colonie genovesi nel Mediterraneo o Studi sull’economia genovese nel medioevo dedica un capítulo al comercio genovés en África, donde define claramente su área geográfica de interés y el campo de sus investigaciones. Detrás de su estela vendrán los trabajos de Pistarino a partir de los años sesenta del siglo XX5 y en el último cuarto de siglo los de las discípulas de este último, como Airaldi6, y sobre todo Balletto7. La escuela

3

JEHEL, G., Les Génois en Méditerranée Occidentale (fin XIème - début XIVème siècle). Ebauche d'une stratégie pour un empire. Amiens, Université de Picardie, 1993, “Gênes et le Maghreb au Moyen Age”, Studi Magrebini, XXII, 1990, pp. 59-86, y “Les relations entre Gênes et le Maghreb occidental au moyen age, aspects politiques et économiques”, L'Occident musulman et l'occident chrétien au moyen âge. Rabat, 1995, pp. 107-121. 4 VALERIAN, D., “Les marchands latins dans les ports musulmans méditerranéens: une minorité confinée dans des espaces communautaires ?”, Revue du Monde Musulman et de la Méditerranée, vol. 107-110, 2004, pp. 437-458 y Bougie, port maghrébin, 10671510. Roma, Ecole Française de Rome, 2006. 5 PISTARINO, G., “Génova medieval entre Oriente y Occidente”, Revista Storica Italiana. 81, 1969, p. 44-73 y “Genova e l'Islam nel Mediterraneo occidentale (secoli XII-XIII)”, Anuario de Estudios Medievales, vol. 10, 1980, pp. 189-205. 6 AIRALDI, G., “Da Genova al Magreb nel basso medioevo”, Italia e Algeria. Aspetti storici di un’amicizia mediterranea. Milano, Marzorati Editore, 1982, pp. 69-80. NÚMERO 2 – 2014 | 107

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fundada por Pistarino centra su labor en la reconstrucción de la expansión genovesa en el Mediterráneo, poniendo sobre todo el acento sobre los aspectos económico-comerciales y en la acción de las familias de mercaderes. 3. La fuente La documentación del cartulario notarial de Pietro Battifoglio consta de 133 actas, representa un unicum para el área africana. La actividad del notario se desarrolla a lo largo de seis meses entre el 20 de diciembre de 1288 y el 24 de junio de 1289. Hay todavía constancia a través de otras fuentes de su presencia en Túnez hasta 1292 por lo menos. Esta documentación fue estudiada por Jehel y luego publicada integralmente por Pistarino, edición sobre la cual nos apoyamos8. 4. La diplomacia Hay noticia documentada de un funduq9, un comptoir genovés ya desde el 1223. Con toda seguridad los mercaderes genoveses frecuentaban con anterioridad a esta fecha el territorio del Magreb oriental. Pero es con la llegada de la dinastía hafside al poder, alrededor de 1230, cuando empieza una relación diplomática a alto nivel, entre el gobierno de la ciudad ligur y el tunecino. 7

BALLETTO, L., “Famiglie genovesi nel Nord-Africa”, Dibattito su Grandi Famiglie del Mondo Genovese fra Mediterraneo ed Atlantico. Genova, Accademia Ligure de Sceinze e Lettere, 1997, pp. 49-71. 8 JEHEL, G., “Catalogue analytique et chronologique des actes du notaire Petrus Batifolius rédigés à Tunis du 20 décembre 1288 au 24 juin 1289”, Les cahiers de Tunisie, XXV, nº 99-100, 1977, pp. 69-137; PISTARINO, G., Notai Genovesi in Oltremare. Atti rogati a Tunisi da Pietro Battifoglio (1288-1289). Genova, Civico Istituto Colombiano, 1986. 9 Véase para un visión de conjunto del sistema de fondacum, no solo genovés, en el Mediterráneo el trabajo de CONSTABLE, O. R., Housing The Stranger in the Mediterranean World. Lodging. Trade, and Travl in Late Antiquity and the Middle Ages. Cambridge, Cambridge University Press, 2003. 108 | NÚMERO 2 – 2014

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El primer tratado que se conserva es de 1236, firmado con el sultán Abu Zakariya. En este pacto se garantiza la seguridad de bienes y personas de Génova y de su territorio, se fijan el impuesto sobre la mercancía vendida (10%) y la presencia obligatoria de un funcionario en las transacciones entre los genoveses y los musulmanes. Además se le reconoce el derecho a tener su fondicum speciale10. Luego, catorce años más tarde, Génova renueva los pactos con el sultán al-Monstancir, manteniendo los impuestos al mismo valor porcentual del anterior. En 1272 al-Monstancir firma un nuevo tratado comercial donde se introducen algunos artículos con respecto a los dos anteriores. En este último aparece la prohibición de introducir en Túnez moneda de plata adulterada so pena de ser confiscada, y la exención de los impuestos sobre la compraventa si todos los contrayentes son cristianos11. Una cuarta conventio, que será la última del siglo XIII, es del año 1287, con Abu Hafs. Este grupo de documentos que se conservan nos permiten, junto a la información que proporcionan los Annales Januenses, reconstruir la intensa actividad diplomática de Génova con el sultanato hafside cuyo objetivo era consolidar uno de los nudos de su red comercial. La urbe italiana consiguió obtener un reconocimiento y protección oficial de la presencia de sus mercaderes (con almacenes, casas, iglesia), no a través de una política beligerante, sino de acercamiento. Aunque no faltarán, como veremos, momentos de tensión entre las dos partes.

10

MAS LATRIE, M. L. de, Traités de paix et de comerse concernant les relations des chrétiens avec les arabes de l’Afrique septentrionale au Moyen Age. Paris, 1866, pp. 116-118. 11 Ibid., pp. 118- 120 y 122-125. NÚMERO 2 – 2014 | 109

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5. La comunidad genovesa en Túnez La documentación de Pietro Battifoglio nos permite, aunque limitadamente en el tiempo, volver la mirada hacia la comunidad genovesa presente en aquel momento en la ciudad. No se trata de documentación de carácter estadístico, por lo que se caracteriza por la eventualidad, no por la exactitud. Está sujeta a la contingencia de la redacción de un acta notarial. Podemos hablar de una documentación heterogénea y fragmentada, pero a la vez distribuida uniformemente en las diferentes capas de la sociedad ligur, por la cotidianidad que esta ofrece en tanto que la actividad notarial refrendaba todo tipo de actividad económico-social. Así, al leer los documentos de este notario que desarrolla su labor, no solo en los espacios designados a su comunidad, sino también en diferentes lugares de la ciudad tunecina, emerge de entre sus clientes una muestra representativa de las diferentes categorías profesionales; hay un cierto número de artesanos: barberius, botarios, draperius, fornarius, etc. (tab. 1). Aunque en su mayoría aparecen como testigos, raramente figuran como partícipes de operaciones comerciales de gran envergadura. Estas las protagonizan en particular miembros de familias emergentes en el seno de la oligarquía genovesa como Cibo, De Marini, Embriaco, Gattilusio, Negrone, Spinola e Usodimare. En las actas vemos cómo los artesanos acompañan su nombre con su profesión como señal identitaria mientras a los miembros de las familias destacadas les acompaña su apellido y, en ningún caso, se identifican delante del notario como mercatores.

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Tabla 1. Artesanos Bernardus d Sancto Thoma

Botarius (79, 83)

Bertraminus Ferrario

Cabellotus cabelle magne vini (1)

Filipus

Peliparius (88, 89)

Fraceschinus de Sigestro

Faber (21, 41, 107, 120)

Gilletus de Clavaro

Faber (5)

Gilletus de Lavania

Faber (83, 84)

Guillelmus Balbus

Peliparius (41)

Guillelmus de Domoculta

Taliator (46)

Iacobus

Faber (42, 43, 120)

Iacobus de Finali

Curerius (63, 95)

Iacobus de Sancto Anbroxio

Pulpurerius (65)

Ianuinus de Castello

Scriba (79)

Iohannes Sethelinus

Peliparius (77)

Iohanninus

Balberius (65)

Iohanninus de Clavaro

Sartor (66)

Murinnus

Peliparius (41)

Obertus

Peliparius (97)

Odinus de Saguona

Speciarius (16,17,22)

Pagannus

Balberius (80, 81)

Percivalle

Ferrarius (22, 28, 98, 107, 115, 116)

Petrus de Monelia

Sartor (123, 130)

Ricobonus

Sartor (113)

Rolandus

Sartor (97)

Symonetus de Sancto Martino de Irciis

Sartor (130)

Ugolinus

Calegarius (6,24)

Ugueto

Fornarius (82)

Uguolinus

Sartor (5)

Además de Génova, está igualmente representado su territorio, la hodierna Liguria, y su comunidad, cómo emerge de la documentación, y mantiene relaciones con los miembros de otras comunidades. Las personas NÚMERO 2 – 2014 | 111

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que aparecen en el cartulario proceden de Piamonte, de Lombardia, de Toscana, de Sicilia, del sur de Francia y de los territorios de la Corona de Aragón. Hay un fondacum de sicilianos, uno de marselleses, uno de catalanes, y los genoveses cuentan incluso desde el tratado de 1287 con dos, el viejo donde está también la iglesia de Santa María donde se estipulan los negocios, y el nuevo donde se almacenan las mercancías. La “colonia” se gobierna a través de un consul y la escribanía local se da en concesión desde la madre-patria. En 1244 aparece documentada una scribania propia y en 1250 hay constancia documental de un cónsul genovés. Este último se ocupa principalmente de la administración de la justicia en el seno de la comunidad y de las negociaciones comerciales con las autoridades locales, un sistema el consular que terminará, a lo largo del siglo XIII, por constituirse en un sistema de afirmación política12. 6. Rutas y mercancias Como se puede ver en la tabla 2, las mercancías que constituyen la exportación genovesa desde Túnez son productos agrícolas: dátiles y algodón y sobre todo animales la lana barbaricina, las pieles de cordero y el cuero. Las mercancías importadas del área tunecina que aparecen en la documentación son el vino para el consumo interno de la comunidad, además del el aceite y el trigo siciliano, dirigidos estos hacia el mercado musulmán. Otra voz en el capítulo de las importaciones es el de las estofas. Y curiosamente encontramos, no obstante los deveta, papales para comerciar con productos como la madera o el metal con los infieles, una carga de cobre. 12

PETTI BALBI, G., “Un sistema di negoziazioni politico-commerciali: i consolati genovesi nel Basso-Medioevo”, Negociar en la Edad Media / Negocier au Moyen Âge. Barcelona, Inst. Milà i Fontanals CSIC, 2005, pp. 475-487. 112 | NÚMERO 2 – 2014

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En el caso del aceite, no lo encontramos en los contratos comerciales registrados por Pietro Battifoglio sino a través de pleitos en la aduana relativos al pago de impuestos sobre una partida (un 0,5%) como en el documento nº 40, o en pagos no realizados a los genoveses de sus derechos y en la confiscación ilegal del aceite depositado en su almacén (97-98). El tráfico mercantil dibuja por lo tanto una compleja red marítima que cruza todo el Mediterráneo occidental, el flujo comercial no se limita únicamente a las plazas de Génova y Túnez, como se ve en la tabla nº 2. Aparecen los puertos europeos de Marsella y Mallorca en el eje Sur-Norte y Norte Sur, y en el eje este oeste los centros africanos de Busa y Bona (Magreb central). En el caso del contrato de flete (30 marzo 1289), por ejemplo, se detalla con precisión la ruta a seguir por las dos galeas, precisando los puerto intermedios, entre Túnez y Génova, a tocar o sea Arborea y Bosa (Cerdeña) Hyères (Provenza) y Savona (Liguria). Indicando los tiempo de permanencia en cada uno de ellos

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Tabla 2. Rutas y cargas Fecha Documento 7) 15-01-1289

Nombre del barco -

Puerto de salida Túnez

22) 07-02-1289 34) 20-03-1289

Sancta Maria -

Trapani Túnez

Puerto de Llegada Messina (Sicilia) Túnez Génova

37) 22-03-1289

-

Génova

Túnez

59) 30-03-1289

Dos barcos

Túnez

Génova

64) 19-04-1289 70) 24-04-1289 71) 23-04-1289 72) 73) 82) 08-05-1289

Génova Túnez Túnez

Túnez Bona Sicilia

Mallorca

Túnez

86) 11-05-1289

Túnez

Mallorca

Túnez

Génova

Mazzara (Sicilia) Túnez

Túnez

91) 13-05-1289

Sanctus Iohannes

101) 1-06-1289 103) 3-06-1289 106) 4-06-1289

Sanctus Vincencius Sancta Fides

116) 7-06-1289

13

Marsilia15 (Francia) Sicilia

Mercancía Dátiles Pieles de cordero Oro, Plata, Perlas (no llegó) Lana sucia, pieles de cordero, cuero Cobre Lana sucia Tela blanca de Borgoña13 Cautivos Sarracenos Arroz habichuelas, trigo Cuero, lana, pieles de cordero Trigo14

Mallorca Túnez

Vino

Túnez

Trigo

Luego ese barco procederá del puerto siciliano a Génova con un cargo de trigo comprado a través de la venta de la tela de Borgoña. 14 Asaltada en Mazzara por los piratas. 15 Procedente de Génova. 114 | NÚMERO 2 – 2014

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7. Conclusiones Se

ha

querido

mostrar,

brevemente,

cómo

la

abundante

documentación notarial genovesa permite puntualizar aspectos económicos y sociales, en este caso concreto de la comunidad genovesa presente en Túnez. Una documentación que integra los datos extraídos de los tratados diplomáticos y de las crónicas ciudadanas. Se llega así a una reconstrucción más rica en detalles y matices, no solo de la actividad cotidiana que los tratados, por ejemplo, no pueden ofrecer, sino también de la importancia de la plaza tunecina en el network comercial genovés a través del volumen de negocios que en esta se genera tanto de entrada como de salida. Un importancia que se manifiesta incluso espacialmente, como demuestra el hecho de que los genoveses eran los únicos entre los europeos que en esta fecha, 1289, poseían dos fondaci. Una documentación donde no aparece una clientela musulmana, a parte de las figuras institucionales de la aduana y de la corte del sultán, debido probablemente al uso de la contratación oral a través de la figura del torcimanus, recogida en los tratados, contrariamente a la costumbre latina de la validación documental escrita. Por último, se han señalado las actas donde aparece un contrato de flete y transporte de mercancía, dejando al margen las actas donde socios inversores entregan una suma de dinero para ir a negociar a puertos tanto europeos como africanos, o en algunos casos, sin especificar dejando amplio margen de maniobra al socio que se embarca. Y también por razones de espacio se ha dejado de lado el mercado monetario, cambio y crédito, cuya actividad también ha quedado registrada. Hay un cierto número de letras de cambio, entre la ciudad magrebina y Génova, que permiten evitar el transporte de metálico y probablemente el pago de impuesto al entrar en Túnez. NÚMERO 2 – 2014 | 115

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Fig. 1. Puertos de destino desde y con salida hacia Túnez

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Fig. 2. Plano de Túnez en época hafşide16

16

BRUNSCHVIG, La Berbérie orientale sous les Hafsides, t. 1, Paris, 1940, p. 338 NÚMERO 2 – 2014 | 117

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Bibliografia. AIRALDI, G., “Da Genova al Magreb nel basso medioevo”, Italia e Algeria. Aspetti storici di un’amicizia mediterranea, Milano, 1982, p. 6980 BALARD, M., “Notes sur le commerce génois en Tunisie au XIIIe siècle”, Les cahiers de Tunisie, nº 55-156, t. XXXXIII, 1991, p. 369-382 BALLETTO, L., “Gênes et le Maghreb au XVe siècle”, L'Occident musulman et l'occident chrétien au moyen âge, Rabat, 1995, p. 91-106 BALLETTO, L., “Da Genova al Magrib : 1222-1226”, Archivio Storico Sardo di Sassari, VIII, 1982, p. 305-316 BALLETTO, L., “I Genovesi a Tunisi sulla fine del Duecento”, La storia dei Genovesi. Atti del Convegno di studi (1986), Genova, 1987, p. 81-98 BAUTIER, R.H., “Les relations commerciales entre l’Europe et l’Afrique du Nord et l’équilibre économique méditerranéen du XIIe au XVe siècle”, Bulletin philologique et historique du CTHS, 1953-1954, p. 400-408 DUFOURCQ, Ch-E., “Aperçu sur le commerce entre Gênes et le Maghrib au XIIIe siècle”, Économie et sociétés au Moyen Age Mélanges offerts à E. Perroy, Sorbonne, Paris, 1973, p. 721-736 JEHEL, G., “Gênes et le Maghreb au Moyen Age”, Studi Magrebini, XXII, 1990, p. 59-86 JEHEL, G., “Les relations entre Gênes et le Maghreb occidental au moyen age, aspects politiques et économiques”, L'Occident musulman et l'occident chrétien au moyen âge, Rabat, 1995, p. 107-121 MANSOURI, T., “Produits agricoles et commerce maritime en Ifrīqiya aux XIIe-XVe siècles”, Médiévales, 16, 1997, p. 125-139 MOURAD, R., “Aspects de l’évolution de l’économie ifriqiyenne au Moyen-Age du Xe au XIIIe siècles, a travers son commerce avec les républiques maritimes italiennes”, L’Italia ed i Paesi Mediterranei. Vie di 118 | NÚMERO 2 – 2014

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comunicazione e scambi commerciali e culturali al tempo delle Repubbliche Marinare. Atti del Convegno Internazionale di Studi, p. 117127 TANGHERONI, M., “Sui rapporti commerciali tra Pisa la Tunisia nel Medioevo”, L’Italia ed i Paesi op. cit. Pisa, 1988, p. 75-91 VALÉRIAN, D., “Le fondouk, instrument du contrôle sultanien sur les marchands étrangers dans les ports musulmans (XIIe-XVe siècle) ?”, La mobilité des personnes en Méditerranée de l’Antiquité à l’époque moderne. Procédures de contrôle et documents d’identification, École française de Rome, 677-698, Roma, 2004 VALÉRIAN, D. “Les marchands latins dans les ports musulmans méditerranéens:

une

minorité

confinée

dans

des

espaces

communautaires ?”, Revue du Monde Musulman et de la Méditerranée, vol. 107-110 (2004), p. 437-458 VALÉRIAN, D., Bougie, port maghrébin, 1067-1510, Ecole française de Rome, Roma, 2006

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UNA HISTORIA COMPARADA SOBRE LA NATURALEZA DE LAS REVUELTAS EN LA CORONA DE CASTILLA Y EL CONDADO DE FLANDES A FINALES DE LA EDAD MEDIA. A COMPARATIVE HISTORY ABOUT NATURE OF THE RIOTS IN THE CROWN OF CASTILE AND COUNTY OF FLANDERS IN THE LATE MIDDLE AGES

Fernando Martín Pérez Universidad de Cantabria RESUMEN A través del presente artículo pretendemos observar la naturaleza de las revueltas que se dieron en los territorios del Condado de Flandes y la Corona de Castilla a finales de la Edad Media. Para ello, observaremos los espacios en los que surgen estos movimientos, el ascenso social y económico de una parte de la población que se encontraba marginada de los órganos de poder urbanos y las vías de comunicación en cuanto a la difusión de la idea de protesta. PALABRAS CLAVE: Revuelta, Protesta, “Elitización”, Común, Espacios Urbanos, Vías de Comunicación. ABSTRACT Through the current article we intent to observe the riots causes which took place in the Flandes County and the Castilian Crown at the end of the Middle Age. For that reason, we will pay attention to the spaces where those movements came up, the social and financial increase from one part of the population which was isolated from the public power body and the communication framework within the protest idea diffusion. KEY WORDS: Riot, Protest, Promotion, Common, Urban Space, Roads.

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1. Introducción La editorial Siglo XXI publicó una colección sobre la historia de los movimientos sociales. Por desgracia, ésta se encuentra descatalogada a día de hoy. Aquí se publicaron, entre otras, obras fruto de la investigación de Julio Valdeón, José María Monsalvo o Rodney Hilton1. En la actualidad, la historia de los movimientos sociales ha vuelto a ser un tema en voga, a pesar de que nunca perdió la importancia que merece en cuanto al desarrollo de las sociedades tanto urbanas como rurales. El método histórico comparativo es la forma de trabajo que nos permite realizar una disertación histórica basada en el desarrollo de un proceso en el tiempo y en espacios distantes como pueden ser Castilla y Flandes a finales del siglo XV. Los métodos de la diferencia y de la concordancia nos sirven para agrupar las cuestiones en cuanto a similitudes y diferencias, no sólo en la naturaleza de las revueltas sino también en la óptica con la que los historiadores de los movimientos sociales de ambos espacios enfocan sus estudios2. Nosotros trataremos de buscar similitudes, entendiendo la existencia de grandes diferencias en cuanto a la naturaleza de las revueltas de ambos territorios estudiados. En los últimos años se han realizado trabajos de Historia Comparada en diferentes zonas durante la Baja Edad Media como, por ejemplo, entre

1

HILTON, R. H. Siervos liberados. Los movimientos campesinos y el levantamiento inglés de 1381. Madrid, Siglo XXI, 1978; MOLLAT, M.; WOLFF, Ph. Uñas azules, Jacques y ciompi. Las revoluciones populares en Europa en los siglos XIV y XV. Madrid, Siglo XXI, 1970; MONSALVO ANTÓN, J. M. Teoría y evolución de un conflicto social. El antisemitismo en la Corona de Castilla en la Baja Edad Media. Madrid, Siglo XXI, 1985; VALDEÓN BARUQUE, J. Los conflictos sociales en el Reino de Castilla en los siglos XIV y XV. Madrid, Siglo XXI, 1975. 2 MAIER, C. S. “La Historia Comparada”, Studia Storica-Historia Contemporánea, vol. X-XI (1992-93), p. 11-32. 122 | NÚMERO 2 – 2014

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Venecia y Florencia3. La comprensión de los lugares de convivencia, del intercambio de ideas y de diversos conceptos en torno al orden y el desorden tienen gran importancia en la historiografía actual. Es decir, es un campo que preocupa en esta actualidad globalizada. Y más en este momento en que los movimientos sociales y políticos son temas con los que convivimos. Nuestro principal objetivo es revisar los motivos que llevaron a personas de la Corona de Castilla y el Condado de Flandes a rebelarse y llevar a cabo reivindicaciones semejantes en lugares tan distantes. 2.- hipótesis principal La hipótesis a la que pretendemos dar forma a lo largo de estas páginas es si al observar los espacios, la sociedad, la economía y la cultura en relación a los movimientos sociales, podemos afirmar que el origen de las revueltas en Castilla y Flandes era el mismo o, por el contrario, surgen de modo genuino en cada uno de los lugares. Para intentar llegar a resolver este punto hay que tener en cuenta la evolución de la historiografía referente al tema que nos concierne y las siguientes cuestiones secundarias que trataremos de ir observando a través del presente artículo:  ¿En qué espacios surgen las revueltas y por qué espacios luchan los rebeldes?  ¿La “elitización” de una parte del común es un movimiento general que tiende a desembocar en la protesta y/o la revuelta en pos de un acceso al poder?  ¿Los mercaderes de las zonas estudiadas intercambiaban no sólo productos sino también ideas? 3

CROUCET-PAVAN, E. “Venise-Florence. Pour une histoire comparée des lieux du vivre ensemble (fin du Moyen Age)”, ARÍZAGA BOLUMBURU, B.; SOLÓRZANO TELECHEA, J. Á. La convivencia en las ciudades medievales. Logroño, IER, 2008, p. 211-235. NÚMERO 2 – 2014 | 123

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 Gracias al tráfico de ideas ¿Existen “conceptos viajeros”? 3.- marco historiagráfico Cuando hablamos de la Corona de Castilla en la Baja Edad Media nos estamos refiriendo a un territorio histórico que abarca gran parte de la península Ibérica, desde las villas del Cantábrico hasta Algeciras y desde Huelva hasta Murcia4. En este gran escenario interpretado por diferentes espacios que mantienen el título de Reino, se dieron numerosas tensiones en relación a las luchas por el ascenso al poder. Desde que Julio Valdeón publicara su obra sobre Los conflictos sociales en el Reino de Castilla en los siglos XIV y XV hasta el día de hoy son muchos los autores que han afrontado sus estudios sobre los movimientos sociales catellanos. En un primer momento se estudiaron los grandes temas como las Comunidades5 (quizás, el movimiento peninsular más marcado por el folklore y las novelas) desde la óptica de la última revuelta medieval o la primera de época moderna. También han sido temas de estudio los malos usos de los señores feudales o el movimiento Irmandiño6. En los años de 1980 y 1990 los estudios sobre los conflictos sociales en las ciudades y villas de la Corona de Castilla conocieron un gran avance gracias a la apertura de España a Europa y la llegada, con esto, de la escuela de los Annales a la península Ibérica. Los análisis realizados en diferentes territorios concretos, revelan inestabilidades sociales que 4

MONSALVO ANTÓN, J. M. Atlas de la España Medieval. Madrid, Editorial Síntesis, 2010, p. 237. 5 PÉREZ, J. La revolución de las comunidades (1520-1521). Siglo XXI, Madrid, 1977; Ídem, Los comuneros, Madrid, Historia 16, 1989; SÁNCHEZ LEÓN, P. Absolutismo y comunidad: Los orígenes de la guerra de las comunidades en Castilla. Madrid, Siglo XXI, 1998. 6 BECEIRO PITA, I. La rebelión Irmandiña, Madrid, Akal, 1977; MORETA VELAYOS, S. Malhechores feudales. Violencia, antagonismos y alianzas de las clases en Castilla, siglos XIII-XIV, Madrid, Cátedra, 1978; VAL VALDIVIESO, M. I. “Los bandos nobiliarios durante el reinado de Enrique IV”, Hispania, nº 130, 1975, p. 251-293. 124 | NÚMERO 2 – 2014

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propiciaron conflictos económicos, sociales, religiosos, etc. favoreciendo así el comienzo del estudio de las luchas de bandos, la delincuencia y los conflictos de religión que evidencian luchas por el poder en diferentes sociedades7. El trabajo de transcripción y recopilación de fuentes ha sido y sigue siendo llevado a cabo por paleógrafos y medievalistas. La publicación de colecciones documentales ha sido muy provechosa, no sólo para el estudio de diversos temas sino que también para una difusión de datos fluida, ya que gracias a estas publicaciones los historiadores han tenido la posibilidad de acceder a la información documental de una forma más cómoda y rápida8.

7

BAZÁN DÍAZ, I. Delincuencia y criminalidad en el País Vasco en la transición de la Edad Media a la Edad Moderna. Vitoria, SPCGV, 1995; DÍAZ DE DURANA, J. R. “Historia y presente del tratamiento historiográfico sobre la lucha de bandos. Balance y perspectivas al inicio de una nueva investigación”, DIAZ DE DURANA, J. R. La lucha de bandos en el País Vasco: de los Parientes Mayores a la hidalguía universal. Bilbao, Universidad del país Vasco, 1998, p. 21-46; ESTEBAN RECIO, A. Las ciudades castellanas en tiempos de Enrique IV: Estructura social y conflictos. Valladolid, Universidad de Valladolid, 1985; MONSALVO ANTÓN, J. M. “Parentesco y sistema concejil. Observaciones sobre la funcionalidad política de los linajes urbanos de Castilla y León. Siglos XIII-XV”, Hispania, nº 185, 1993, p. 937-969; VAL VALDIVIESO, M. I. del, “Ascenso social y luchas por el poder en las ciudades castellanas del siglo XV”, En la España Medieval, 17, Madrid, 1994, p. 157-184; VAL VALDIVIESO, M. I. del, “Oligarquía versus común (Consecuencias sociopolíticas del triunfo del regimiento en las ciudades castellanas”, Medievalismo, nº 4, 1994, p. 45-58. 8 CUÑAT CÍSCAR, V. Documentación medieval de la villa de Laredo, 1200-1500. Santander, Fund. Marcelino Botin, 1998; ENRÍQUEZ FERNÁNDEZ, J. et al., Fuentes documentales del País Vasco. Colección documental del archivo municipal de Orduña (1271-1510.), Tomo 1. Donostia, Eusko Ikaskuntza, 1994; PINO REBOLLEDO, F. Diplomática del Reino de Castilla (1474-1520). Valladolid, 1972; SOLÓRZANO TELECHEA, J. Á. Los conflictos del Santander Medieval en el Archivo del Tribunal de la Real Audiencia y Chancillería de Valladolid. Patrimonio documental (1389-1504). Santader, Consejería de Cultura y Deporte del Gobierno de Cantabria, 1999; SOLÓRZANO TELECHEA, J. Á.; VÁZQUEZ ÁLVAREZ, R.; ARÍZAGA BOLUMBURU, B. San Vicente de la Barquera en la Edad Media: Una villa en conflicto. Archivo de la Real Audiencia y Chancillería de Valladolid. Documentación medieval (12411500).Santander, Consejería de Cultura del Gobierno de Cantabria. Asociación de Jóvenes Historiadores de Cantabria, 2003. NÚMERO 2 – 2014 | 125

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Ya en el siglo XXI, el estudio de los conflictos urbanos no ha perdido fuerza si observamos las investigaciones que se han llevado a cabo en torno a la articulación del poder urbano, sobre todo a partir de la creación del Regimiento. La nueva historia social y otras corrientes historiográficas dominan en esta nueva etapa del estudio de los conflictos sociales. Así mismo, el estudio de los linajes y las luchas de bandos se antoja cada vez más completo gracias a los trabajos que se han hecho y se siguen haciendo sobre los sectores que buscaban el acceso al poder y la protección mutua respecto a la otra parte de la sociedad que trataba de mantenerse en los puestos privilegiados del gobierno de las villas9. La historiografía reciente ha dado grandes avances a la historia de las revueltas y los conflictos sociales de la Corona de Castilla en los siglos XIV y XV. Tal y como observamos anteriormente, los estudios sobre las luchas urbanas en la Castilla Bajomedieval han avanzado y adquirido nuevos tintes gracias a los artículos publicados por diferentes investigadores del entorno universitario español. Pero también debemos 9

DACOSTA, A. Los linajes de Vizcaya en la Baja Edad Media: Poder, parentesco y conflicto. Bilbao, Universidad del País Vasco, 2003, p. 281-386; MONSALVO ANTÓN, J. M. “Luchas de bandos en Ciudad Rodrigo durante la época Trastámara”, VAL VALDIVIESO, M. I. del; MARTÍNEZ SOPENA, P. (dirs.) Castilla y el mundo feudal. Homenaje al profesor Julio Valdeón, III, Junta de Castilla y León. Universidad de Valladolid, Valladolid, 2009, p. 201-214; OLIVA HERRER, H. R. “Révoltes et conflicts sociaux dans la Couronne de Castille au XIVe siècle”, BOURIN, M.; CHERUBINI, G.; PINTO, G. (eds.) Rivolte urbane e contadine nell’Europa del trecento. Firenze, Firenze University Press, 2008, p. 73-91; SOLÓRZANO TELECHEA, J. A. “Elites urbanas y construcción del poder concejil en las Cuatro Villas de la Costa de la Mar”, Logroño, IER, 2005, p. 187-229; SOLÓRZANO TELECHEA, J. A. “Linaje, comunidad y poder: Desarrollo y consolidación de las identidades urbanas contrapuestas en la castilla Bajomedieval”, Aragón en la Edad Media, Universidad de Zaragoza, 2007, p. 73-93; VAL VALDIVIESO, M. I. del, “Elites populares urbanas en la época de Isabel I de Castilla”, CHALLET, V. et al. La sociedad política a fines del siglo XV en los reinos ibéricos y en Europa, Valladolid, Universidad de Valladolid, 2004, p. 33-48; VALDEÓN BARUQUe, J. “La nobleza y las ciudades en tiempos de Isabel I”, CHALLET, V. et al. La sociedad política…, op. cit., p. 21-32. 126 | NÚMERO 2 – 2014

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tener en cuenta que la sociología y otras ciencias han entrado en el campo de estudio de la Historia Medieval, sobre todo en relación a la convivencia y las redes de sociabilidad cotidianas, tanto violentas como pacíficas, que se dieron en las ciudades europeas del Occidente Medieval10. En relación a las ciudades flamencas, la investigación historiográfica viene abordando el tema de los movimientos sociales desde que en 1900 Henry Pirenne publicara Le soulèvement de la Flandre maritime de 13231328 y en 1912 viera la luz el estudio de Verniest Les luttes sociales et le contrat d’aprentissage è Tournai jusqu’en 1424. A través de estos estudios los historiadores pretendieron arrojar un poco de luz a las raíces de la sociedad flamenca. Desde la década de los años 30 se afrontó el tema de los movimientos sociales del siglo XIV a partir de la corriente historiográfica marxista, centrada en la economía de este territorio de oficios tan especializados como, por ejemplo, el trabajo de los paños. Espinas publicaría en 1933 y 1936 dos volúmenes sobre Les origines du capitalisme. En 1945 vio la luz la obra de Lestocquoy, Les dinasties bourgueoises d’Arras du XIII au XV siècle. En la actualidad estos estudios tienden a definir las clases económicas y sus luchas dentro de los núcleos urbanos del Flandes medieval, es decir, las aspiraciones sociopolíticas de una clase emergente que luchaba por acceder al poder11. Actualmente la historiografía sobre las revueltas en el Condado de Flandes durante la Baja Edad Media ha dado un gran salto gracias a la gran 10

CARVAJAL DE LA VEGA, D; AÑÍBARRO RODRÍGUEZ, J. Y VÍTORES CASADO, I. (eds.) Redes sociales y económicas en el mundo bajomedieval, Castilla Ediciones, Valladolid, 2011; OLIVA HERRER, H. R. “Sociabilidad y comunicación política a fines de la Edad Media. Algunas reflexiones previas”, MARTÍN CEA, J. C. Martín Cea, J. C. (coord.), Convivir en la Edad Media, Burgos, Ed. Dossoles, 2010; VAL VALDIVIESO, M. I. del, “La perturbación de la paz urbana”, ARÍZAGA BOLUMBURU, B.; SOLÓRZANO TELECHEA, J. Á. (eds.) La convivencia…, op. cit., p. 23-51. 11 DUMOLYN, J. y HAEMERS, J. “Patterns of urban rebellion in medieval Flanders”, Journal of Medieval History No. 31, 2005, pp. 363-369. NÚMERO 2 – 2014 | 127

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cantidad de artículos y libros publicados por los diferentes investigadores de las Universidades flamencas12. Ya no priman sólo las luchas de ascenso al poder por una parte “elitizada” del común que acumuló riqueza gracias al comercio, sino que los espacios y las vías de comunicación y comercio, los juramentos de las Hermandades, las quejas de una parte de la sociedad que se siente margina del acceso a los órganos de gobierno urbano y el ideario del “bien común” juegan un papel importantísimo para los historiadores que están afrontando a día de hoy los movimientos sociales en Gante, Brujas, etc.13. Todos han tratado los movimientos sociales pero falta un estudio comparativo de dos lugares distantes en el espacio y que respondan, como el taller que ha dado lugar a este volumen monográfico, a las zonas norte y sur de la Europa Medieval. 4.- Estudio Los movimientos sociales que se dieron durante la Baja Edad Media en Europa no responden a un único patrón. Cuestiones sociales, económicas, culturales, etc. se entrelazan, sin aportar, a quienes las estudian, claridad sobre las razones de las mismas. Resulta evidente que en su contexto las líneas estuvieron mejor definidas y que en la naturaleza de las revueltas primaron el descontento de una parte de la sociedad (debido principalmente a cuestiones fiscales y políticas), la comunicación, la 12

HAEMERS, J. “Factionalism and state power in the Flemish Revolt -1482-1492)”, Journal of Social History, verano de 2009, p. 1009-1039; LEEUWEN, J. van, “Municipal oaths, political virtues and the centralised state: the adaptation of oaths of office in fifteenth(century Flanders”, Journal of Medieval History No. 31, 2005, p. 185-209; MOOR, T. de, “The silent Revolution: A new perspective on the Emergence of Commons, Guilds, and Others Forms of Corporate Collective Action in Westen Europe”, IRSH, No.53, 2008, p. 179-211. 13 BOONE, M. “Urban space…”, op. cit., p. 621-640; HAEMERS, J. For the Common Good. State and urban revolts in the Reign of Mary of Burgundy (1477-1482). Turnhout, Brepols, 2009, pp. 137-262. 128 | NÚMERO 2 – 2014

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capacidad de organizarse y la asimilación de unas ideas tendentes a la necesidad de intentar cambiar un orden establecido. Hablamos de cuestiones propias de una vida en sociedad y aunque cada espacio experimentó su propio desarrollo, debemos observar si las revueltas se dieron de manera totalmente genuina en cada uno de los lugares. A lo largo de estas páginas, observaremos ambos espacios buscando sobre todo los casos que nos indiquen concordancia en cuanto a la naturaleza de las revueltas urbanas en una época tan dinámica, y no estática cómo se tiende a pensar, como es la Baja Edad Media. 4.1. ¿En qué espacios surgen las revueltas y por cuáles luchan los rebeldes? Resulta obvio afirmar que las ideas de revuelta surgen en aquellos lugares donde se forja la comunicación, la cual en la Edad Media se dio en plazas públicas, mercados, calles, puertas, espacios privados y caminos14. Es decir, para que se dé un movimiento colectivo lo principal es la comunicación, la articulación de un mensaje que se trasmite y asimila. Los caminos fueron los espacios que permitieron no sólo la llegada de gentes y mercancías de unos lugares a otros sino que también se convirtieron en los hilos conductores de unas ideas relacionadas, por ejemplo, con la identidad, los poderes o simplemente con lo que estaba ocurriendo en otro espacio diferente como podría ser Gante para un habitante de Bilbao en el siglo XV. Estos espacios son dinámicos, los caminos son portadores de productos, gentes, ideas, mensajes, experiencias, etc., es decir, son aquellos lugares donde no se cumple la acción sino que se

14

CROUZET-PAVAN, E. Les villes vivantes. Italie XIIIe-XVe siècle. Paris, Fayard, 2009, p. 132-134; VAL VALDIVIESO, M. I. del, “Les rues castillanes au XVe siècle: miroir d’une société”, La rue, lieu de sociabilitè?, Rouen, Université de Rouen, 1997, p. 72. NÚMERO 2 – 2014 | 129

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transporta, son “palimpsestos donde se reinscribe sin cesar el juego intrincado de la identidad y la relación”15. Dentro del espacio urbano, las gentes habían desarrollado durante la Edad Media unos lugares políticos altamente articulados, caracterizados por la presencia de edificios simbólicos como ayuntamientos y campanarios, en torno a los cuales las afirmaciones políticas podían ser efectuadas. En general tienden a ser los espacios públicos mejor construidos de las ciudades y villas de la Baja Edad Media. Asimismo, son los lugares por los que luchaban los rebeldes, es decir, aquel estrato social que se encontraba marginado del acceso a los organos de poder urbanos. Las relaciones comerciales entre la Corona de Castilla y el Condado de Flandes durante el periodo bajomedieval han quedado recogidas en la documentación16. Este dato nos permite comprender el evidente contacto que se dio durante la Baja Edad Media entre estos dos territorios, permitiendo el intercambio cultural a través de un sistema de redes al que presta tanta atención la historiografía actual. En Flandes, por ejemplo, el poder se comunicaba desde la Bretesche, la ventanilla desde la cual las ordenanzas municipales se hacían públicas17. Al parecer esta ventanilla permitía guardar una distancia entre los oficiales y las gentes de a pie de las ciudades flamencas, otorgando una distinción entre ciudadanos. También las nuevas corporaciones de oficios existentes en Gante durante el siglo XV se encargaron de ocupar el espacio representativo del poder. Cuarenta y tres de las cincuenta y ocho 15

AUGÉ, M. Los no lugares: espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad. Gedisa editorial, Barcelona, 2008, p. 84. 16 SAINZ DÍAZ, V. Notas históricas sobre la villa de San Vicente de la Barquera. Estudio, Santander, 1986, p. 500-501. De las estipulaciones sobre las que habla el documento se extrae la conclusión de unas relaciones comerciales fluidas y antiguas entre Flandes y la Marina de Castilla. 17 BOONE, M. “Urban spaces…”,op. cit., p. 430-431. No sólo indica este hecho sino también que los instrumentos de ejecución de una violencia legitimada se encontraban en las fachadas de los ayuntamientos. 130 | NÚMERO 2 – 2014

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corporaciones de oficios que tenía la ciudad, se hallaban concentradas en el centro de la misma. Su visibilidad espacial no estaba limitada a los bienes y elementos materiales sino también a la representación de su poder18. Los rebeldes o los contrarios y aspirantes al poder trataron de conseguir tomar esos espacios urbanos con el fin de legitimarse. El ayuntamiento de Brujas, por ejemplo, era uno de los lugares centrales de rebelión y contestación contra el poder legítimo. El medio a través del cual se llevaba a cabo la protesta social era el de panfletos que llamaban al derrocamiento de los magistrados en activo19. Estos panfletos jugaron un importante papel en las rebeliones que se dieron en Gante entre los años 1351-1353 y entre 1482-1492. En las villas y ciudades de la Corona de Castilla sucedió lo mismo. Isabel del Val encuentra una gran cantidad de ejemplos donde habitantes de ciudades y villas castellanas lucharon por acceder a los concejos, de los cuales se encontraron marginados en ese momento20. Así mismo, Jesús Solórzano halla las mismas circunstancias en la zona norte castellana21 y Monique Bourin para las ciudades francesas entre otros22. Observando los espacios de comunicación, de ejercicio de poder y de conflicto en el interior de las villas y ciudades, tanto castellanas como en las flamencas, podemos afirmar, como hace Vincent Challet, que las revueltas medievales, (prácticamente) condenadas al fracaso, constituyen 18

Ibídem, p. 431. Ibídem, p. 429-434. 20 VAL VALDIVIESO, M. I. del, “Ascenso social…”, op. cit. p. 170-176; VAL VALDIVIESO, M. I. del, “La perturbación…”, op. cit., p. 31-42; VAL VALDIVIESO, M. I. del, “Oligarquía…”, op. cit., p. 45-49. 21 SOLÓRZANO TELECHEA, J. Á. “Élites urbanas y construcción del poder concejil en las Cuatro Villas de la Costa de la Mar (siglos XIII-XV)”, ARÍZAGA BOLUMBURU, B.; SOLÓRZANO TELECHEA, J. Á. Ciudades y villas portuarias del Atlántico en la Edad Media. Logroño, IER, 2005, p. 189-230; SOLÓRZANO TELECHEA. J. Á. “Las nereidas…”, op. cit., p. 39-61; SOLÓRZANO TELECHEA, J. Á. “Linaje, comunidad y poder…”, op. cit., p. 76-93. 22 BOURIN, M. “Les révoltes…”, op. cit., p. 49-71. 19

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momentos de gran sociabilidad, gracias a estos espacios públicos que proporcionaban, dentro de los centros urbanos, canales a través de los cuales los ciudadanos podían comunicarse23. La argumentación del motivo que desencadenaba la protesta, y de llegar al caso, la lucha, fue lo que otorgó sólidas razones de fondo a las revueltas medievales europeas. 4.2. ¿La “elitización” de una parte del común es un movimiento general que tiende a desembocar en la protesta y/o la revuelta en pos de un acceso al poder? Al observar los diferentes estratos sociales que se forjaron a lo largo de la Baja Edad Media en ambos territorios sobre los que versa el presente artículo, podernos afirmar que esta “elitización” de la que hablan investigadores de ambas zonas tendió a desembocar en protesta y/o revuelta. Lógicamente no por parte de aquellos que accedieron al poder sino por los grupos sociales que quedaron marginados del mismo. El caso de la revuelta flamenca que se dio durante la regencia de María de Borgoña, entre los años 1482 y 1492, refleja tan claramente esta situación como la que encontramos en Castilla durante la guerra civil castellana o las Comunidades. En ambas zonas, la debilidad de los poderes centralizados permitió, a una parte de la sociedad urbana, levantarse en pos del acceso al poder. Este grupo al que nos referimos, hasta ese momento se encontraba marginado del regimiento y había conseguido ascender socialmente gracias, entre otras razones, a las rentas que proporcionaba el comercio a pequeña y gran escala24.

23

CHALLET, V. “Las revueltas medievales…”, op. cit., p. 235-251. CARVAJAL DE LA VEGA, D. “Redes socioeconómicas y mercaderes castellanos a fines de la Edad Media e inicios de la Moderna”, CARVAJAL DE LA VEGA, D.; AÑÍBARRO RODRÍGUEZ, J.; VÍTORES CASADO, I. (eds.), Redes sociales… op. cit., pp. 81-101. 24

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Los desórdenes se sucedían con frecuencia, desde los ruidos y asonadas hasta las luchas de bandos25. Los poderes señoriales se debilitaron progresivamente, debido, entre otros factores, al hecho de que la ciudad se convirtiera en sí misma en un señor. La documentación muestra una sociedad conflictiva contra los malos usos feudales, como las tasas impositivas o la violencia señorial y los cuadernos de quejas contienen un léxico que puede resultar violento tanto, por ejemplo, en Benavente como en Brujas26. De esta manera, entendemos que la debilidad de los órganos de poder frente a las ciudades se percibe en los espacios de ambos territorios estudiados. Debemos especificar que los oligarcas también contaban con apoyos de los estratos bajos de la sociedad, los cuales ejecutaban y recibían ataques a cambio de una serie de seguros y favores de las altas esferas políticas27. Los conflictos a pequeña escala que se dieron a finales del siglo XV se acabaron manifestando en forma de conflictos armados de mayor envergadura como la lucha entre Isabel y Juana la Beltraneja o entre Valois y Borgoñones durante la minoría de edad de Felipe el Hermoso. Como ya se ha indicado, en ambas zonas se dio el caso en que grupos de mercaderes lograron acrecentar su nivel adquisitivo gracias al comercio marítimo-terrestre y se posicionaron en el bando que optaba a acceder al poder cuando las instituciones se encontraban debilitadas debido a las diversas tensiones sobre las que hemos hecho referencia. Las armas

25

LÓPEZ GÓMEZ, Ó. “Toledo. La violencia en la ciudad durante el siglo XV”, Arqueología, Historia y Viajes sobre el Mundo Medieval, 26, p. 86-95; SOLÓRZANO TELECHEA, J. Á. “Del conflicto al delito…”, op. cit., pp. 340-343. 26 BOONE, M. “Urban space…” op. cit., p. 630-631; VAL VALDIVIESO, M. I. “La perturbación…”, op. cit., p. 45. 27 LÓPEZ GÓMEZ, Ò. La sociedad amenazada. Crimen, delincuencia y poder en Toledo a finales del siglo XV, Ayunamiento de Toledo, Toledo, 2007, pp. 237-256. NÚMERO 2 – 2014 | 133

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principales de estas nuevas élites urbanas a la hora de optar al regimiento de las villas eran sus rentas y su mayor preparación e imparcialidad28. Las Hermandades fueron las principales instituciones que articularon la protesta en ambos territorios. Éstas se forjaron gracias a la creación de cofradías, que aglutinaban al conjunto de los habitantes de un espacio concreto, legitimadas a través de juramentos29. La división de las sociedades en grupo heterogéneos, provocó múltiples situaciones de desorden en ambos lugares, más en Flandes que en Castilla, pero aún así, numerosas en ambas zonas, lo que ha dado lugar a multitud de publicaciones que hacen de este tema algo inabarcable. Pero debemos tener en cuenta que tanto en una zona como en la otra, las Hermandades, se caracterizaron por la ejecución de una justicia rápida en pos de un bien común contra los intereses propios de las altas esferas sociales. Es decir, la Hermandad se antoja como un elemento común, un órgano en el que quienes ascendieron económicamente encontraron su medio de respuesta contra las decisiones arbitrarias de una clase potente que gobernaba por el bien propio y desatendía los intereses del conjunto de su comunidad30.

28

SOLÓRZANO TELECHEA, J. Á. “Linaje, comunidad y poder: Desarrollo y consolidación de identidades urbanas contrapuestas en la Castilla Bajomedieval”, Seminario de Historia Medieval de la Universidad de Zaragoza. Zaragoza, 2007, pp. 71-72; VAL VALDIVIESO, M. I. “La identidad urbana al fin de la Edad Media”, SOLÓRZANO TELECHEA, J. Á.; PEÑA BOCOS, E. (coord.) AMEA. Laredo y su época en tiempos de Isabel I. Conmemoración de V centenario de la Muerte de Isabel la Católica. Santander, 2006, pp. 5-28. 29 LEEUWEN, J. van, “Municipal oaths…”, op. cit., p. 185-209; OLIVA HERRER, H. R. “Révoltes et conflits sociaux dans la Couronne de Castille au XIVe siècle”, BOURIN, M.; CHERUBINI, G.; PINTO, G. Rivolte… op. cit., pp. 73-91; VALDEÓN BARUQUE, J. Los conflictos sociales en el Reino de Castilla en los siglos XIV y XV. Siglo XXI, Madrid, 1975, pp. 15-37. 30 SOLÓRZANO TELECHEA, J. Á. “De ‘todos’ los más del pueblo a la republica e comunidad: el desarrollo y la consolidación de la identidad del común de Laredo en los siglos XIV y XV”, SOLÓRZANO TELECHEA, J. Á.; PEÑA BOCOS, E. AMEA. Laredo y su época… op. cit., pp. 82-84. 134 | NÚMERO 2 – 2014

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4.3. ¿Los mercaderes de las zonas estudiadas intercambiaban no sólo productos sino también ideas? Como hemos indicado anteriormente, las vías de comunicación dentro de los diferentes territorios jurisdiccionales son las que más tradición tienen y las principales responsables del renacer urbano. Jelle Haemers observa la gran importancia de estas vías como elementos de comunicación, en el sentido del transporte del mensaje de revuelta campociudad31. Pero no sólo se puede encontrar en esos espacios de escala local sino que también encontramos elementos de comunicación a mayor escala como, por ejemplo, las vías del comercio marítimo atlántico a las que hemos hecho alusión, estas rutas marítimas a las cuales otorgamos el epíteto “autovías de la Edad Media” tuvieron una reseñable importancia en su contexto. Debemos suponer que ocurrió lo mismo en los puertos de la fachada Atlántica de la península Ibérica dónde con la finalidad de protegerse y de hacer progresar el comercio, se creó una institución supralocal en pos de la acción colectiva de las villas de la Hermandad de la Marina de Castilla en 129632. Ésta se compuso por siete puertos del Cantábrico (Santander, Laredo, Castro Urdiales, Bermeo, Guetaria, San Sebastián y Fuenterrabía) y una villa no portuaria, Vitoria, de tal manera que encontramos dentro de la Corona de Castilla vías de comunicación e intereses comunes que permitieron la creación de una Hermandad, tanto por mar (cabotaje) como por tierra firme. La comunicación gracias a las infraestructuras creadas por diversas necesidades como son el comercio, la peregrinación o la defensa, se antojan también hilos conductores de mensajes. Las relaciones comerciales entre 31

HAEMERS, J. “Factionalism...”, op. cit., pp. 1009-1014. SOLÓRZANO TELECHEA, J. Á. “las nereidas…”, op. cit.., p. 48-51; VALDEÓN BARUQUE, J. Los conflictos…, p. 68-69. 32

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Castilla y Flandes se muestran como una de las causas por las que miembros de cofradías, como la de San Vicente de la Barquera, dirigieran sus quejas a los Reyes Católicos durante los últimos años de la Edad Media. Estos cofrades pidieron lo que ya se había pedido en otras zonas de la cornisa Cantábrica y que había sido motivo de diez años de revuelta en el Condado de Flandes: el acceso al regimiento de la villa por parte de aquellos miembros del común mejor preparados, los cuales no repondían por parcialidades o bandos si no al bien de la comunidad33. A pesar de que los movimientos urbanos castellanos no son de la magnitud de los italianos, flamencos, franceses o aragoneses, no debemos olvidar que la mayor parte de las revueltas medievales surgieron en el mundo rural, como ya ha indicado Jelle Haemers, donde la comunicación interpersonal fue más continua y fluida34. 4.4. ¿Existen “conceptos viajeros”35? Tal y como ocurrió en el Mediterráneo, en la franja portuaria del litoral atlántico se formaron una serie de conexiones comerciales y culturales gracias a las redes que estuvieron articulándose continuamente a lo largo de la Baja Edad Media36. Los Roles de Olerón articularon el derecho comercial Atlántico, basado es un elemento de comunicación común, en este caso la lengua francesa. La evidencia de la capacidad de comunicación de los mercaderes de unos y otros puertos nos indica la evidencia de los intercambios culturales. 33

HAEMERS, J. “Factionalism...”, op. cit.; MOOR, T. de, “The silent…”, op. cit., p. 210211; SOLÓRZANO TELECHEA, J. Á. “Las nereidas…”, op.cit.., p. 59-61. 34 (V.g.) MARTÍN CEA, J. C. “El legado de los vecinos: repercusiones de la conflictividad social bajomedieval en el régimen señorial castellano. Paredes de Nava, siglos XIV y XV”, VAL VALDIVIESO, M. I.; MARTÍNEZ SOPENA, P. Castilla… op. cit., vol. III, pp. 145-164. 35 BAL, M. Travelling concepts in the humanities. A rough guide. University of Toronto Press, Toronto, 2002. 36 SOLÓRZANO TELECHEA, J. Á. “Las nereidas…”, op. cit ., p. 48-51. 136 | NÚMERO 2 – 2014

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En la Europa Continental también se dieron este tipo de situaciones por lo que podemos hablar de comerciantes que se dirigían a mercadear en ciudades distantes de su lugar de residencia, que observaron situaciones diferentes, en ocasiones de desequilibrio y que cuando las llegaron a asimilar, las aplicaron en sus respectivas villas. Se trata de “conceptos viajeros” como los de

los anteriores procesos. Podemos citar como

ejemplo el caso del proceso social que se dio a través del movimiento comunal bajo el control del patriciado urbano en las ciudades francesas desde la segunda mitad del siglo XIII. Las manifestaciones de descontento que se dieron en estos espacios se trasladaron también a las ciudades flamencas37. Y terminamos hallando el mismo contexto en el norte de la Corona de Castilla. Conceptos como bien común, comunidad, hermandades… o prácticas como los juramentos… son términos que se hayan en ambos territorios, razón que nos invita a observar la existencia de unos intercambios de información mutuos que hacen de las revueltas en ambas zonas algo menos genuino y más global aunque las particularidades de unas y de otras hagan el tema de los levantamientos populares en la Edad Media algo atractivo y enriquecedor. 5. Conclusión: ¿El origen de las revueltas en Castilla y Flandes era el mismo o por el contrario surgieron de modo genuino en cada uno de los lugares? A lo largo de estas páginas hemos observado en primera instancia y en líneas generales la evolución de la historiografía en ambas zonas NorteSur de la Europa Atlántica. La cantidad de publicaciones dan fe de que se trata de un tema no sólo vigente a día de hoy sino en permanente 37

BOONE, M. “Urban space…”, op. cit., p. 625-627. NÚMERO 2 – 2014 | 137

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actualidad, dinámico, fructífero e imprescindible para investigadores de ambos territorios y, en verdad, de toda Europa. A la hora de comparar dos territorios tan distantes las diferencias se antojan mayores que las concordancias, aunque hay muchos puntos en común en cuanto a la naturaleza de las revueltas en ambas zonas. La necesidad del sustento, la existencia de unas instituciones comunes, tanto laicas como eclesiásticas y la realidad urbana de la Baja Edad Media, hicieron que los rebeldes de ambas zonas mostraran una actitud de resistencia ante ciertas situaciones como las concesiones señoriales en el entorno urbano. El entramado urbano flamenco fue mucho más compacto que el castellano y la especialización en artes, sobre todo la textil, tuvo mayor profundidad en el Flandes medieval. Aun así, Castilla tuvo una muy dinámica actividad mercantil que permitió (como en las ciudades del citado Condado) la articulación de corporaciones de oficios, Hermandades… que proporcionaron protección a los miembros del común en unos espacios urbanos y rurales donde la convivencia se envolvía de intereses contrapuestos que desencadenaron situaciones de violencias tanto verbales como físicas. Los momentos en los que los poderes centralizados, sea el monárquico, como el de Enrique IV, el señorial laico, como durante la minoría de edad del conde Felipe el Hermoso, o el eclesiástico, como puede ser el obispo de Palencia a principios del siglo XIV, permitieron que una parte de la oligarquía se levantara en pos de conseguir un ascenso al poder junto a un grupo de artesanos y campesinos, lo que daría lugar a un motín por el ascenso al regimiento urbano y no contra la miseria. Los mercaderes que alcanzaron grandes rentas gracias al comercio, lucharon por acceder al poder en ambos territorios, no se encuentran 138 | NÚMERO 2 – 2014

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grandes diferencias aunque en unos casos las revueltas fueron más violentas que en otros. Lo que sí es evidente es que la “elitización” de estos mercaderes dio lugar a que se provocara la lucha por el acceso a un poder del que, hasta esos momentos, estaban marginados. La misma situación que se dio en Barcelona donde la Busca y la Biga se disputaron el poder urbano, en Castilla y Flandes, de maneras diferentes, en esta génesis de los Estados Modernos, hubo divisiones sociales que permitieron la lucha entre dos grupos bien definidos, principalmente el de las élites y el de los oficios. Las redes comerciales permitieron a las élites del común no sólo intercambiar productos sino también ideas. Ideas de lucha que se asimilan y pueden aplicarse. Esto evidencia la existencia de unos “conceptos viajeros” que se fosilizaron en ambos territorios. Algo que resulta llamativo en este sentido es que los rebeldes de ambas zonas no sólo sufrieron y lucharon por lo mismo, sino que lo denominaban igual.

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DEL COMERCIO INTERNACIONAL AL GOBIERNO MUNICIPAL. ENFRENTAMIENTO POLÍTICO Y PUGNA FISCAL EN LA CONFIGURACIÓN DE LOS MERCADOS URBANOS DEL SEÑORÍO DE VIZCAYA A FINES DE LA EDAD MEDIA INTERNATIONAL TRADE IN MUNICIPAL GOVERNMENT. POLITICAL SHOWDOWN AND FISCAL STRUGGLE IN URBAN MARKETS OF LORDSHIP OF BISCAY AT THE END OF THE MIDDLE AGES

Imanol Vitores Casado Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea RESUMEN Los debates habidos en el Señorío de Vizcaya en torno a la creación de ordenanzas municipales tendentes a la regulación de las actividades económicas y fiscales en las villas son algunas de las principales líneas de este trabajo. Códigos legislativos elaborados por mercaderes, marinos y transportistas encaminadas a dotar a sus ciudades de mejores herramientas de poder en su progresivo distanciamiento institucional con los concejos de la tierra llana a fines de la Edad Media. PALABRAS CLAVE: Fiscalidad, Vizcaya, comercio, marina, guerra. ABSTRACT The discussions held in the Lordship of Biscay around the creation of bylaws directed towards regulating economic activities and prosecutors in the villages are some of the main lines of this work. Law codes developed by merchants, sailors and carriers aimed at providing their cities with the best power tools in its progressive distancing institutional with land councils in the late Middle Age. KEY WORDS: Taxation, Biscay, trade, shipping, war.

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1. Introducción El desarrollo económico de las villas vizcaínas tuvo en la fuerza de sus mercados uno de sus principales fundamentos. En un contexto de clara división y progresivo distanciamiento político e institucional, los enclaves urbanos del Señorío de Vizcaya tratan de impulsar y dirigir hacia su propio beneficio la riqueza generada en los mismos. Conscientes de la dependencia de buena parte de los concejos circundantes respecto a los bienes y productos que preferentemente llegan a sus mercados, los gobernantes urbanos legislan para regular el funcionamiento de éstos y, con el beneplácito de la monarquía, consiguen imponer una fiscalidad indirecta acorde a sus intereses. Ante lo que se entiende una clara agresión a los privilegios, libertades y exenciones de los habitantes del Señorío, son las propias Juntas Generales las que llevan a algunas de las villas ante las más altas instancias judiciales de la Corona para tratar de intervenir en el funcionamiento de unos mercados sobre los que dependen tanto el abastecimiento de productos básicos como el funcionamiento de su principal industria. En la defensa de privilegios y jurisdicciones, las oligarquías urbanas del Señorío apelan a las ordenanzas mercantiles y a los modelos fiscales de otras villas y ciudades europeas en busca de una justificación plausible; modelos que conocieron en sus viajes en calidad de mercaderes, marinos y transportistas. A través de los testimonios judiciales emanados principalmente del Consejo Real de Castilla, trataremos de valorar la trascendencia del enfrentamiento político e institucional que enfrentó a villas y tierra llana del Señorío en su plano económico y fiscal. Presentados tanto los privilegios como las compilaciones legislativas de ambas partes, nos centraremos en dibujar la extensión de las redes económicas de los mercados vizcaínos, hecho que nos permitirá comprobar cuál fue el grado 142 | NÚMERO 2 – 2014

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de dependencia de los núcleos rurales del territorio con respecto a los centros urbanos. Una vez esclarecida la inclusión y fuerza de los grupos mercantiles entre las oligarquías urbanas del territorio, pasaremos a analizar los argumentos empleados por los procuradores de ambas partes para justificarse en la defensa de unos viejos usos, privilegios y libertades orientados a dirigir la riqueza económica de los mercados hacia unos intereses donde resulta un tanto complicado distinguir las esferas de lo público y lo privado. 2. Superposición de privilegios y jurisdicciones fiscales En las reconstrucciones históricas referentes tanto a la política como a la economía del territorio en el bajo medievo, comprobamos una minusvaloración e, incluso, cierto abandono de los aspectos hacendísticos1. La óptica de los investigadores ha pasado de largo sobre la cuestión fiscal, debido principalmente a la supuesta exención general de impuestos atribuida al territorio. Fenómenos como la hidalguía universal o la caracterización de Vizcaya como una de las provincias exentas en la modernidad han contribuido a dirigir la atención de los historiadores hacia otros campos o temáticas de análisis. No obstante, si bien es cierto que existió un alto nivel de exención en lo tocante a los impuestos generales cobrados por la Corona en el territorio2, tampoco deja de ser cierto el hecho 1

En buena medida, los trabajos referentes al poder y a las fuerzas económicas del Señorío en la baja Edad Media siguen siendo deudores de los apuntes fiscales trazados por José Ángel García de Cortázar. Véase Vizcaya en el siglo XV. Aspectos económicos y sociales. Bilbao, 1966 y GARCÍA DE CORTÁZAR, José Ángel; ARÍZAGA BOLUMBURu, B.; RIOS RODRÍGUEZ, L.; VAL VALDIVIESO, Mª. I. del, Bizcaya en la Edad Media. Evolución demográfica, económica, social y política de la comunidad vizcaína medieval. Haranburu Editor, San Sebastián, 1985. 2 Para lo tocante a la fiscalidad regia en el Señorío pueden consultarse los trabajso de GARCÍA FERNÁNDEZ, E., “La Hacienda medieval en Álava, Guipúzcoa y Vizcaya”, Iura Vasconiae nº 6, 2009, pp. 265-328 y VITORES CASADO, I., “Los recaudadores de las rentas de ferrerías de los Señores de Vizcaya en los siglos XIV y XV”, en GARCÍA NÚMERO 2 – 2014 | 143

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de que en el Señorío de Vizcaya, y concretamente en sus mercados, funcionó una fiscalidad no menos importante que la existente en otras villas y ciudades europeas de marcado carácter comercial. Si nos acercamos al análisis de la documentación de carácter jurídico-legislativa, comprobamos que existe una superposición de ordenamientos y privilegios que entran en marcada contradicción. Desde comienzos del siglo XIII señores y monarcas concedieron a los vecinos de las villas la prerrogativa de cobrar impuestos sobre el tránsito y la compraventa de mercancías (prebostades, portazgos, pontazgos, carretajes, sisas, etc.), esto es, comenzaron a dotar de cierta autonomía financiera a los concejos urbanos a través de la concesión de privilegios. La gestión y cobro de muchos de estos impuestos que afectan al funcionamiento de los mercados quedará regulado por los poderes urbanos a través de la confección de capítulos específicos en los libros de leyes u ordenanzas por los que se rige y gobierna el concejo; ordenamientos que incluyen disposiciones tendentes al control de la actividad mercantil que se desarrolla en sus términos jurisdiccionales. Aunque buena parte los cuadernos de leyes elaborados por los concejos urbanos datan de finales del siglo XV, el control y progresivo monopolio de la actividad económica concentrada en las villas comienza en el mismo momento en el que señores y reyes conceden sus cartas de privilegio para la fundación de los enclaves urbanos. La concesión de ferias y mercados semanales, hacer de las villas escala obligada para mercaderes y transportistas que, a su paso por el Señorío, se dirigen hacia a los puertos del Cantábrico o hacia a la meseta Castellana, o redirigir y concentrar en éstas toda la actividad mercantil de

FERNÁNDEZ E. y VERDÉS PIJUÁN P. (eds.), En busca de Zaqueo: los recaudadores de impuestos en las épocas Medieval y Moderna. Madrid, Ministerio de Economía y Hacienda. Instituto de Estudios Fiscales, 2011 (en prensa). 144 | NÚMERO 2 – 2014

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su hinterland -o espacio circundante-, puede ser buena muestra de la política económica llevada a cabo por señores y reyes en el territorio. Sin pretensión alguna de exhaustividad y a modo de ejemplo, cabría recordar algunas de las disposiciones y privilegios otorgados en este sentido por los Haro y los Lara o por los propios monarcas castellanos desde mediados del siglo XIII. En 1257 Alfonso X ordenaba que “todos los camineros que fueren de Santo Domingo de la Calçada o de Nájera o de Logronno a la puente de Miranda e de la puente de Larra para yr a Castro de Urdiales o a Balmaseda que vayan por Horduna; los que fueren de Salinas de Annana o de Vitoria o de Miranda para Balmaseda o Castro de Urdiales que baian por Hordunna”3. Pasado medio siglo, doña María Díaz de Haro otorga disposiciones similares para la villa de Bilbao en referencia al camino que va de Orduña a Bermeo, mientras que en 1335, doña María Díaz de Haro II concede a ésta la facultad de recaudar un impuesto sobre las acémilas cargadas que entraran en la villa con el fin de recaudar dinero para la construcción de un puente4. En 1322, María Díaz de Haro funda la villa de Portugalete concediéndole por términos de la mar “desde el rio Lombar donde se parte la tierra del Rey, e de Meñacoz fasta Luchana”; términos en los que no se permitirá carga o descarga de mercancía alguna para concentrar toda la actividad en la villa de Portugalete5. En similares términos se expresó el infante don Juan años antes de acceder a la dirección del reino. En la confirmación de fueros de la villa de Durango (1372), ordena que “en todo Durango [merindad] non haya venta ninguna salvo en 3

ENRÍQUEZ, FERNÁNDEZ, J.; HIDALGO DE CISNEROS AMESTOY, C.; LORENTE RUIGÓMEZ, A.; MARTÍNEZ LAHIDALGA, A., Colección documental del Archivo Municipal de Orduña (1271-1550). Eusko Ikaskuntza, San Sebastián, 1994, T. I, p. 13. 4 ENRÍQUEZ, FERNÁNDEZ, J.; HIDALGO DE CISNEROS AMESTOY, C.; MARTÍNEZ LAHIDALGA, A., Colección documental del Archivo Histórico de Bilbao (1300-1473). Eusko Ikaskuntza, San Sebastián, 1999, T. I, pp. 11, 42. 5 ITURRIZA Y ZABALA, J. R. de, Historia General de Vizcaya y Epítome de las Encartaciones. Bilbao, 1967, Escritura núm. 56. NÚMERO 2 – 2014 | 145

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la dicha villa de Tabira”, mientras que en Ermua manda “a todos los caminantes o recuas que ban e fueren de la villa de Sant Andres de Heibar e Villamayor de Marquina e Valle de Mendaro e Montrreal de Deba e Villa de Motrico e de todos los otros lugares para la villa de Tabira e Bilbao, que pasen e vayan por su camino real por la villa de Hermua, e non por el camino de Pagazubiaga so pena de cient maravedis por cada persona […]”6. Ordenanzas y acuerdos concejiles desarrollan en este sentido medidas tendentes a ejercer un mayor control de las actividades mercantiles que operan en sus términos jurisdiccionales. Concentrar toda la actividad económica dentro del espacio amurallado, establecer los precios de determinados productos y los pesos y medidas por los que éstos han de regirse, prohibir o restringir la presencia de intermediarios (o “regatones”) en el mercado u obligar al comprador a adquirir determinados productos sólo en las cantidades establecidas por el concejo pueden ser buena muestra de estas medidas7. El arrendamiento de renterías, carnicerías, tabernas u otras tiendas y bienes de propiedad concejil quedan también regulados por estos ordenamientos locales, donde se establecen asimismo las bases para el cobro de impuestos. Diversos aranceles acompañan o se incluyen en ocasiones entre la documentación legislativa que regula el cobro de portazgos, pontazgos, sisas u otros impuestos que afectan al tránsito o compraventa de mercancías;

6

impuestos indirectos que afectan al

Ambos documentos llevan la misma data. Ibídem, Escrituras núm. 52, 53. Existen varios trabajos dedicados al análisis de las ordenanzas municipales de varias villas vizcaínas en los que se dedican apartados específicos al análisis de estas cuestiones. A modo de ejemplo, pueden consultarse los estudios de ARÍZAGA BOLUMBURU, B.; RÍOS RODRÍGUEZ, Mª. L.; DEL VAL VALDIVIESO, Mª. I., “La villa de Guernica en la Baja Edad Media a través de sus ordenanzas”, en Cuadernos de Sección de Historia nº 8, 1986, pp. 168-234 o GARCÍA, FERNÁNDEZ, E., “Lequeito en la Edad Media a través de sus Ordenanzas Municipales del siglo XV”, BRSVAP, 1992, pp. 263283. 7

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funcionamiento de los mercados y que, a finales del siglo XV, suponen la principal fuente de ingresos de las haciendas de muchos concejos8. Tabla 1. Ingresos ordinarios de la villa de Bermeo en 15099. Renta

Valor (mrs)

Sisa del pan Mesuras Sisa de la carne Panadería10 Sal Mollaje "Carra" Corretaje Marcar de los paños Aceite y candela "Aver de pesa" Pescadería Cestería “Sisa de las ruedas e foraneos por el pan que sus duennos comen" Total

52.000 20.000 8.000 4.250 3.500 2.500 750 6.750 1.000 4.680 1.500 2.000 2.000 3.390 112.320

8

A pesar de que no se han conservado cuentas concejiles más que para algunas villas, cabría adelantar aquí el hecho de que buena parte de los enclaves urbanos del Señorío optaron por incentivar el desarrollo de una fiscalidad indirecta que, como veremos, será puesta en entredicho y contestada por los poderes de la tierra llana. Estudios sobre las finanzas de algunos concejos vizcaínos en la Baja Edad Media pueden seguirse a través de los trabajos de GARCÍA FERNÁNDEZ, E., “Finanzas y fiscalidad de la villa de Lequeitio (1325-1516)”, Anuario de Estudios Medievales nº 22, 1992, pp. 711-732; “Génesis y desarrollo de la fiscalidad concejil en el País Vasco durante la Edad Media (1140-1550)”, en FURIÓ, A. (coord.)., La Génesi de la fiscalitat municipal (segles XIIXIV), Revista d’Història Medieval, nº 7, pp. 81-114; “Finanzas muncipales y fiscalidad real en el País Vasco en el tránsito del Medievo a la Modernidad”, en MENJOT, D. y SÁNCHEZ MARTÍNEZ, M. (eds.) Fiscalidad de Estado y fiscalidad municipal en los reinos hispánicos medievales, Colección de la Casa Velázquez, Madrid, 2006, pp. 171196; “Poder y fiscalidad: la gestión hacendística de los concejos urbanos”, en Gobernar la ciudad en la Edad Media. Oligarquías y elites urbanas en el País Vasco, Diputación Foral de Álava, Vitoria-Gasteiz, 2004, pp. 173-210; RIVERA MEDINA, Ana Mª.,“E tobimos por bien echar sisa. Los impuestos al consumo como medio de financiación concejil. Bilbao, 1300-1550”, en ARÍZAGA BOLUMBURU, B., SOLÓRZANO TELECHEA, J.A. (eds.), La gobernanza de la ciudad europea en la Edad Media (2010).Logroño, IER, 2011, pp. 429-449. 9 Archivo General de Simancas (en adelante A.G.S.), Cámara de Castilla, Pueblos, Leg. 3, Fol. 240. 10 La renta de la panadería rinde anualmente 11.000 maravedís. La cifra señalada se ha hallado descontando el prometido de la puja y la cuantía que, según las cuentas, le es debida al arrendatario. NÚMERO 2 – 2014 | 147

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La gestión del impuesto concejil, esto es, la recaudación de los propios y rentas que forman el grueso de los ingresos del erario municipal, cuenta con importantes capítulos tendentes a su ordenación y control por parte de los poderes de la ciudad. Los encargados de la gestión y contabilidad de los ingresos y gastos del concejo (fieles o bolseros) se acogen al mismo sistema de elección que alcaldes y regidores11, mientras que, en algunos casos, se requiere la vecindad para acceder al arrendamiento de determinadas rentas municipales12. Asimismo, algunas villas como la de Bilbao prohíben -o tratan de limitar al menos- la participación de oficiales concejiles en el arrendamiento de rentas municipales, ya sea como arrendatarios o fiadores, mediante el establecimiento de multas13.

A través de las ordenanzas municipales,

podemos acercarnos también a las vicisitudes que conllevaba el arrendamiento de renterías14, tabernas, panaderías, pescaderías u otros establecimientos o bienes de propiedad municipal, así como de la recaudación de las sisas y tributos en ellos cobrados15. Asegurarse a toda

11

ARÍZAGA BOLUMBURU, B.; RÍOS RODRÍGUEZ, Mª. L.; VAL VALDIVIESO, Mª. I. del, “La villa de Guernica…” op. cit., pág. 171. 12 En Lequeitio, el titular de la rentería debe ser vecino de la villa. ENRÍQUEZ FERNÁNDEZ, J.; HIDALGO DE CISNEROS AMESTOY, C.; LORENTE RUIGÓMEZ, A., MARTÍNEZ LAHIDALGA, A., Colección documental del Archivo Municipal de Lequeitio, Eusko Ikaskuntza, San Sebastián, 1992, T.II, pág. 397. 13 ENRÍQUEZ FERNÁNDEZ, J.; HIDALGO DE CISNEROS AMESTOY, C.; LORENTE RUIGÓMEZ, A., MARTÍNEZ LAHIDALGA, A., Ordenanzas Municipales de Bilbao (14771520). Eusko Ikaskuntza, San Sebastián, 1995, pp. 45-46. 14 Para el caso de la bilbaína en 1495 puede consultarse ENRÍQUEZ FERNÁNDEZ, J.; HIDALGO DE CISNEROS AMESTOY, C.; MARTÍNEZ LAHIDALGA, A., Libro de Autos judiciales de la alcaldía (1419-1499) y Libro de Acuerdos y decretos municipales (1463) de la villa de Bilbao. Eusko Ikaskuntza, San Sebastián, 1995, pp. 123-126 U Ordenanzas…, op. cit., pp. 45, 118. 15 Aunque en buena medida prácticamente todas las ordenanzas municipales conservan disposiciones referentes al arrendamiento de propios y rentas concejiles, por su importancia y exhaustividad, cabría destacar las de la ciudad de Orduña de comienzos del siglo XVI publicadas por ENRÍQUEZ FERNÁNDEZ, J.; HIDALGO DE CISNEROS AMESTOY, C.; LORENTE RUIGÓMEZ, A., MARTÍNEZ LAHIDALGA, A., Colección 148 | NÚMERO 2 – 2014

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costa la recaudación del impuesto debido al concejo -independientemente del contexto o coyuntura en la que se hallara la población contribuyente, o de las posibles ganancias o pérdidas que tuvieran los arrendatarios-, resultaba indispensable para mantener y, en su caso, acrecentar el poder de la ciudad y de su clase dirigente, de ahí la minuciosidad que muestran algunas de las ordenanzas a este respecto. “Hordenamos que qualquier nuestro vezino que fuere echado el pecho del que lo pague; e sy bienes non le falleren que le fagan jura en Santa Maria que non ha mas de aquello que de presente trae al cuello, e sy jura non quisiere que le tomen aquello que trae sobre saya”16. “Otrosy, sepa el que asy arrendare la dicha renta de [de la sisa de la carnicería] que se a de poner todo caso fortituyto o no pensado, e otros qualesquier que conteçer pueda, asy de guerras commo de esterelidad, e pleitos e pestilencias, estatutos e otras qualesquier cosas e monipodios que en las comarcas se fizieren contra la ciudad e mercado della, e a qualesquier leys nuevas, prematicas e probisyones e mandamientos fechos o por fazer por su magestad o por otro qualquier que tenga poder de los mandar fazer, e a qualquier ordenança e estatuto e preçeto temporal o perpetuo que esta ciudad faga en bien unibersal de la republica e con justa causa, non enbargante que de todo lo susodicho o de parte dello venga o redunda perjuyzio a la dicha renta, e por ello no se puede reclamar contra el conçejo […], salvo pagar toda la dicha renta que asy arrendare […]. Otrosy, que qualquier que arrendare y tomare la dicha renta, agora gane o agora pierda en ella en qualquier manera y por qualquier caso que sea o ser pueda, en poca cantidad o en mucha, no pueda alegar nin oponer que obo perdia nin lisyon ni deçepçion ni enganno […]”17.

documental del Archivo Municipal de Orduña (1511-1520), de la Junta de Ruazábal y de la aldea de Belandia. Eusko Ikaskuntza, San Sebastián, 1994, Tomo II pp. 501-568. 16 Titulo de aquel a quien es echado el pecho que pague. ENRÍQUEZ FERNÁNDEZ, J.; HIDALGO DE CISNEROS AMESTOY, C.; LORENTE RUIGÓMEZ, A., MARTÍNEZ LAHIDALGA, A., Colección documental del Archivo Municipal de Lequeitio…, op. cit., T.II, pág. 380 17 ENRÍQUEZ FERNÁNDEZ, J.; HIDALGO DE CISNEROS AMESTOY, C.; LORENTE RUIGÓMEZ, A., MARTÍNEZ LAHIDALGA, A., Colección documental del Archivo Municipal de Orduña…, op.cit., T. II, pág. 538. NÚMERO 2 – 2014 | 149

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En lo que respecta las disposiciones tendentes al control de mercancías que entran y salen del mercado, las ordenanzas nos ofrecen asimismo una batería de capítulos que nos permiten comenzar a intuir la fuerza y vitalidad de los mismos. El cuarto capítulo de las ordenanzas bilbaínas de 1477 obliga a todos los mercaderes extranjeros a dar cuenta de las mercancías que traen y se llevan de la villa con la intención de frenar la saca de oro, plata y moneda, siendo los oficiales de la Universidad de mercaderes los encargados de llevar a cabo los registros18. En este mismo sentido, el concejo de Lequeitio impone que “todo omme, vesyno o estranno, que cargare trigo o carne o otra qualquier çebera para fuera parte sobre mar syn liçençia del conçejo o de los alcaldes o del fiel, que pierda la tal mercaduría podiendo ser alcançado”19. El férreo control sobre los productos y “mantenimientos” de primera necesidad lo comprobamos también en disposiciones tendentes a establecer cuantías máximas para la compra de determinados productos básicos como el trigo, o en medidas encaminadas a frenar la participación de especuladores en la compraventa de los mismos20. El concejo se preocupa también por controlar el precio de 18

“[…] porque los yngleses e bretones e flamencos e françeses e otros muchos estranjeros suelen tratar e tratan en esta dicha villa e traen muchas mercaderias es commo pannos e lienços e cannamazes e trigo e çebada e legumbre e otras diversas mercaderías, e los tales mercaderos estranjeros, en retorno de sus mercaderías, suelen llevar e llevan e sacan oro e plata e moneda monedada, e por ebitar todo esto, que hordenaban e ordenaron que todos los mercaderos estranjeros e maestres de los nabios en que traxieren las tales mercaderías sean tenidos de manifestar e manifiesten las dichas tales mercaderías al tienpo de descargar, e non sean tenidos de las descargar syn que sean manifestados antes que los descarguen al fiel e deputados de los mercaderos desta dicha villa, e asymesmo, al tienpo de descargar sus mercaderías que de retorno llevaren sean tenidos e obligados de los manifestar […]”. ENRÍQUEZ FERNÁNDEZ, J.; HIDALGO DE CISNEROS AMESTOY, C.; LORENTE RUIGÓMEZ, A., MARTÍNEZ LAHIDALGA, A., Ordenanzas… pp. 21-22. 19 ENRÍQUEZ FERNÁNDEZ, J.; HIDALGO DE CISNEROS AMESTOY, C.; LORENTE RUIGÓMEZ, A., MARTÍNEZ LAHIDALGA, A., Colección documental del Archivo Municipal de Lequeitio…,T. II, pp. 383. 20 Principalmente en relación a la actividad de los “regatones” como puede verse en ARÍZAGA BOLUMBURU, B; RÍOS RODRÍGUEZ, Mª. L.; VAL VALDIVIESO, Mª. I. del, “La 150 | NÚMERO 2 – 2014

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estos productos obligando a vendedores y revendedores a regirse por los preceptos establecidos al respecto en sus ordenanzas. Por otro lado, el concejo favorece el desarrollo de algunos sectores, obligando a mercaderes y transportistas a esperar a que se venda primero la producción local para que éstos puedan después proveer y vender sus productos21. Con todo, los poderes urbanos dirigen una especial atención al sector del hierro y toman medidas para tratar de concentrar y monopolizar su venta en las condiciones más favorables a los intereses de sus vecinos. La villa de Bilbao redacta una ordenanza en julio de 1487 por la que sólo se permite a los vecinos de la misma comprar hierro en cuantías inferiores a 50 quintales22. Conscientes de la importancia que suponía la plaza bilbaína como punto de unión entre productores y compradores, estas medidas contribuyeron a que fueran los propios vecinos quienes se constituyeran como únicos y obligados intermediarios para dar salida al producto. Juan Sánchez de Hereinoza, dueño de una ferrería y vecino del valle Ceberio, describía de la siguiente manera las capacidades que esta disposición les concedía a los vecinos de la villa para jugar con el precio del producto: “[…] por quanto este testigo asy lo ha visto pasar en la dicha renteria estando en ella muchas vezes e ahun ha visto que quando alguno comiença a comprar, los de la dicha villa suelen venir a tal comprador en la oreja que non le prometa tanto presçio de fierro, porque él que vende, aunque le pese, él dara a menos presçio, e villa de Guernica…” op. cit., pp. 182, 183, 219, 220; ENRÍQUEZ FERNÁNDEz, J.; HIDALGO DE CISNEROS AMESTOY, C.; LORENTE RUIGÓMEZ, A., MARTÍNEZ LAHIDALGA, A., Colección documental del Archivo Municipal de Lequeitio…, op.cit., T. II, pp. 383, 385. 21 “Hordenamos que qualquier nuestro vesyno o estranno que troxiere uba o vino o sydra a esta villa o al termino della, aviendo vino o sydra en la villa, por mar o por tierra, que lo pierda e peche sesenta maravedis para los jurados; e el que lo varruntare que aya desta pena o de tal sydra o vino o uba e los casos en que veniere tal sidra o vino le sean de los jurados”. Ibídem, p. 395. 22 ENRÍQUEZ FERNÁNDEZ, J.; HIDALGO DE CISNEROS AMESTOY, C.; LORENTE RUIGÓMEZ, A., MARTÍNEZ LAHIDALGA, A., Ordenanzas…, op. cit., p. 47 NÚMERO 2 – 2014 | 151

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porque lo ha visto que estas sutilezas e engannos los que estan a comprar el dicho fierro en la dicha renteria, de que be que los extranjeros non pueden comprar por menudo, suelen abaxar el presçio del dicho fierro e los del dicho condado bendergelo en el presçio que ellos ponen por la neçesidad que tienen de lo bender”23. No en vano, escribanos como Futún Ochoa de Lexarazu, vecino del valle de Arratia en la anteiglesia de Ceánuri, advertía ya por estas fechas de una disminución en la producción del sector debido al descenso del precio del hierro. Ante la imposibilidad de que muchos dueños y propietarios de ferrerías no hubieran obtenido por ello las suficientes ganancias para adquirir los necesarios bastimentos para sus ferrerías (carbón y vena fundamentalmente, además del alquiler de mulos y pago de “braceros” o mano de obra no especializada), ya ni los propios mercaderes adelantaban el dinero a éstos para su compra “como en otros tiempos solian”24. Es más, el acaparamiento del hierro por parte de los mercaderes y regatones de la villa les permite a éstos monopolizar en buena medida las vituallas que traen los extranjeros, para, una vez almacenadas en sus bodegas y lonjas, venderlas después a los foráneos que acuden a su mercado25. Villas como las de Lequeitio ejercían también un férreo control sobre el hierro que salía de sus términos, llegando a imponer impuestos que gravaban su salida26. 23

A.G.S., CONSEJO REAL, Leg. 91. Ibídem. 25 “A la dozena pregunta dijo que ha visto este dicho testigo que los dichos mercaderes e regatones de la dicha villa, despues de estado las dichas vituallas en la plancha, suelen comprar e meter en sus bodegas e lonjas e les dan a los dichos extranjeros a las vezes en troque d’ellas los dichos fierros que ellos tienen comprados en la dicha renteria, e ha visto despues que los tales mercaderes e regatones venden a los de la dicha tierra llana e a los otros que quieren comprar las dichas vituallas e mercaderías que ellos compran e toman de los dichos extranjeros lo mejor que pueden, e que cree que ganan en ello”. Ibídem. 26 “por quanto esta defendido por el rey, que ninguno non lleve fierro syn mandamiento del conçejo, so pena de perder el fierro […]”. ENRÍQUEZ FERNÁNDEZ, J.; HIDALGO DE CISNEROS AMESTOY, C.; LORENTE RUIGÓMEZ, A., MARTÍNEZ LAHIDALGA, A., Colección documental del Archivo Municipal de Lequeitio…, op. cit., T. II, p. 379. En 24

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En resumidas cuentas, el mercado urbano acapara en buena medida la entrada de los alimentos de primera necesidad y ejerce un férreo control sobre buena parte de las transacciones y compraventas realizadas en sus términos jurisdiccionales. Conscientes de la doble dependencia del entorno rural con respecto a la actividad económica que se concentra en éstas (entrada de productos de primera necesidad y salida del principal producto a exportar), los gobernantes urbanos legislan para tratar de salvaguardar los intereses de su comunidad de vecinos; aunque en la práctica tales medidas beneficiaran en primera instancia a los grupos mercantiles más pudientes. Por otro lado, los grupos dirigentes llevan a cabo una clara apuesta para que sean los impuestos indirectos que afectan a sus mercados los capítulos fiscales que sostengan y doten de mayor solvencia a las finanzas municipales frente al tradicional impuesto directo repartido entre los vecinos, esto es, existe una clara conciencia de que es necesario un aumento de los tipos impositivos y del número de contribuyentes para incrementar el poder de la ciudad. Poder que se traduce en una mayor capacidad

económica que sirve, entre otras muchas cosas, para la

prosecución de pleitos más allá de la instancia del corregimiento o para obtener una mayor presencia en la corte y asegurar así la defensa de los intereses y privilegios de la villa a través del el envío de emisarios y procuradores27.

1519, el corregidor de Vizcaya renueva el arancel de la villa que afectaba a las mercancías que entraban y salían de la villa. Todo vecino que cargara hierro para su exportación debía contribuir con una blanca (medio maravedí) por quintal, mientras que el extranjero debía contribuir con el doble. Ibídem, T. IV, p. 871. 27 Cabría recordar que es la monarquía quien autoriza a los concejos la creación y establecimiento de sisas u otras imposiciones indirectas. MENJOT, D.; COLLANTES DE TERÁN, A., “La génesis de la fiscalidad municipal en Castilla: primeros enfoques”, Revista d’Història Medieval, Nº 7, 1996 p. 54. NÚMERO 2 – 2014 | 153

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Esta dinámica, general y unidireccional en buena parte de las ciudades europeas de marcado carácter comercial28, encontró en el Señorío de Vizcaya una fuerte oposición por parte de las instituciones de gobierno del entorno rural. Las Juntas Generales de la tierra llana elevaron importantes protestas ante los reyes y prosiguieron costosos pleitos ante las más altas instancias judiciales de la monarquía para tratar de frenar la creciente exclusividad económica de los mercados urbanos y -quizá más importante-, la novedad de verse abnegados al pago de nuevos impuestos que, al mismo tiempo que dotaban a las villas de nuevas y mejores herramientas de poder, entraban en marcada contradicción con los viejos usos, fueros y costumbres por los que se regían y gobernaban sus concejos. En el terreno de la fiscalidad, éstos se referían principalmente a la defensa de la exención general de impuestos debidos a todo acto de adquisición o compraventa de mercancías con destino al sostenimiento de sus casas y enseres29; productos que, a tenor de lo expresado por los procuradores de la tierra llana, sólo podían adquirirse en el mercado urbano. La fiscalidad opera por tanto, si no como factor principal que explica el progresivo distanciamiento político e institucional entre villas y tierra llana, sí al menos como instrumento que lo permite, sustenta y regenera.

28

Para una visión de conjunto puede consultarse MENJOT, D.; SÁNCHEZ MARTÍNEZ, M., La fiscalité des villes au Moyen Âge (Occident méditerranéen), Éditions Privat, Tolouse, 2004. 29 “Otrosy todo home fijodalgo o labrador que truxiere sal o trigo o otra qualquier cosa para su mercaderia, que sea suelto para lo vender en su casa o en su heredad o en bagel al preçio primero que lo pusiere o dende ayuso, mas que lo non pueda poner a mayor preçio de lo que primero puso, e si a mayor preçio lo pusiere que gelo tomen todo el sennor o el su prestamero o merino para el sennor” (Capitulado de don Juan Núñez de Lara, 1342, Título 28). “Otrosy todo fijodalgo que es libre e quito para comprar e vender en sus casas e reçivir pannos e fierro e otras mercaderías, qualquier que sean, seyendo gordado a las villas su previlegios, usos e costumbres, según que usaron hasta aquí, salvo si algunos tovieren previlegios de el señor de Vizcaya que en contrario sean, que estonçes que se guarden sus previlegios” (Fuero Viejo, Título 14). 154 | NÚMERO 2 – 2014

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“Por parte de la Junta […] d’ese dicho condado e sennorio de Vizcaya me fue fecha relaçion por su petición deziendo que todos los vecinos dese dicho condado se probeen del pan e vino e carne e pescado e de todos los otros mantenimientos que se venden en las villas çercadas d’ellas[…]; de poco tiempo ha esta parte las dichas villas de Vermeo e Bilbao e Lequeitio e Guernica han echado e puesto en ellas sisas e ynpusiçiones en los dichos mantenimientos que se venden en las dichas villas, lo qual diz que es en mucho danno e perjuicio del dicho condado e de los vecinos del porque todo lo que sea de las dichas sisas lo gastan las dichas villas en sus pleitos […]. Por ende que me suplicaba mandase que agora nin de aquí hadelante las dichas villas del dicho condado ni alguna d’ellas non podiesen echar sisa en ningund mantenimiento nin en las otras cosas que en las dichas villas se vendiesen e que si tobiesen algunas neçesidades, los maravedis que asi toviesen neçesidad los echasen por repartimiento entre los vecinos de las dichas villas […]30”. 3. Inserción e influencia de grupos mercantiles y de “gentes de la mar” en las instituciones de gobierno concejil Conocidos algunos de los espacios y la trascendencia de las actividades mercantiles de los vizcaínos, la importancia y participación de sus protagonistas en los acontecimientos políticos del momento no han tenido a nuestro entender demasiado eco en el discurso historiográfico31. Conocida 30

A.G.S., Cámara de Castilla, Pueblos, Leg. 3, fol. 69. Asimismo, constamos la existencia de acuerdos entre las Juntas Generales de la tierra llana con villas como la de Bilbao para vender “en plancha” los productos que llegan a la misma durante un número prefijado de días. A.G.S., Consejo Real, Leg. 91. 31 Sin ánimo de ser exhaustivos, además los pioneros trabajos de José Ángel García de Cortazár – aparte de los ya citados destaca “El fortalecimiento de la burguesía como grupo social dirigente de la sociedad vascongada a lo largo de los siglos XIV y XV”, Investigaciones sobre Historia medieval del País Vasco (1965-2005) del profesor José Ángel García de Cortázar y Ruiz de Aguirre, Universidad del País Vasco, Bilbao, 2005, pp. 49-77 – cabría resaltar las investigaciones de Beatriz Arízaga Bolumburu en relación a las actividades económicas de las villas vizcaínas y del conjunto del País Vasco. Por su interés resultan a mi juicio indispensables “El abastecimiento de las villas vizcaínas medievales” En la España Medieval, nº 6, 1985, pp. 293-316; “La figura del mercader vizcaíno”, en Congreso de Estudios Históricos. Vizcaya en la Edad Media, Eusko Ikaskuntza, San Sebastián, 1986, pp. 319-327. ARÍZAGA BOLUMBURU B. y BOCHACA, M., “El comercio marítimo de los puertos del País Vasco en el Golfo de Vizcaya a finales de la Edad Media”, Itsas Memoria. Revista de Estudios Marítimos del NÚMERO 2 – 2014 | 155

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la participación de marinos y maestres vizcaínos en la Hermandad de la marina de Castilla, la trascendencia de la cofradía de vizcaínos en Brujas, la creación del Consulado de Bilbao en 1511 o su presencia como marinos, mercaderes y transportistas en los mares Atlántico y Mediterráneo, algunos de ellos desempeñaron como veremos un papel político de cierta trascendencia que superó con creces el término jurisdiccional de los enclaves urbanos en los que habitaban, llegando a tejer una red de relaciones que superaba con creces los estrechos límites del Señorío. Reparar en la injerencia e influencia ejercida por los grupos mercantiles y las “gentes de la mar” en las instituciones de gobierno municipal puede que nos ayude a comprender el por qué de las direcciones políticas tomadas por los concejos en la regulación de sus mercados y en la fiscalidad en ellos operante. El mar, y las posibilidades económicas que éste ofrecía, posibilitó el ascenso político de ciertos grupos que -ya fuera de forma individual o a través de la formación de cofradías u otras corporaciones de oficios-, acabaron adquiriendo unas destacadas cotas de participación e influencia en las instituciones de gobierno concejil. En algunas de las villas vizcaínas, mercaderes, marinos y transportistas desempeñaron cargos (o participaron en la designación) de alcaldes, fieles País Vasco, nº 4, 2003, pp. 41-53. Asimismo, resultan de marcado interés los trabajos de LÓPEZ BELTRÁN, Mª T., “Vascos y navarros en el reino de Granada en época de los Reyes Católicos (Málaga, 1487-1518)”, Baética. Estudios de Arte, Geografía e Historia, nº 25, 2003, pp. 474-505; “Financiación de los viajes y cobertura de los riesgos en el tráfico marítimo malagueño en época de los Reyes Católicos (I-II)”, Baética, nº 19-II, 1997, pp. 51-66; nº 21, 1999, pp. 281-390; TRANCHANT, M., Le commerce maritime de La Rochelle á la fin du Moyen Âge, Presses Universitaires de Rennes Cedex, 2003, pp. 233-341 o INCLÁN GIL, E., “El dinero de la mar: el comercio de la costa vasca con Europa en los siglos XIV al XVI”, GARCÍA FERNÁNDEZ, E. (Editor)., Bilbao, Vitoria y San Sebastián: espacios para mercaderes, clérigos y gobernantes en el medievo y la modernidad, Universidad del País Vasco, 2005, pp. 1779; “Portugalete y Bilbao: dos realidades distintas del mundo de la mar (siglos XV y XVI)”., FERNÁNDEZ DE PINEDO, E. (y otros)., El abra: ¿Mare Nostrum? Portugalete y el mar. Actas de las IV Jornadas de Estudios Históricos Noble Villa de Portugalete, 2006, pp. 75-92. 156 | NÚMERO 2 – 2014

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y regidores a través de su inserción en las parcialidades urbanas, controlaron y accedieron al beneficio de la fiscalización de las mercancías que entraban y salían de las villas, ejercieron de jueces ejecutores y tuvieron una continua presencia y participación en los acuerdos y decisiones tomados en el concejo a través de las amplias competencias que ofrecía el vitalicio oficio de la prebostad, o accedieron al arrendamiento de rentas concejiles o de la Real Hacienda tratando de obtener así un beneficio privado a través de la gestión del erario público. Otros consiguieron dar el salto hacia los altos cargos de la marina regia contratando o poniendo barcos mercantes al servicio de los reyes, mientras que otros obtuvieron mercedes y situados sobre las rentas de la tesorería vizcaína a través de su servicio armado como “vasallos mareantes”. En la villa bilbaína fueron representantes del mundo del comercio y de la mar los cabezas de las principales parcialidades que dirigían los cauces de la política municipal. Entre otros, los linajes de Leguizamón, Basurto, Arbolancha, Zurbarán, Bilbao la Vieja o Salinas, desde su posición de “mercaderos e de omes comunes”32, monopolizaban y se repartían el nombramiento de los oficios concejiles con la ayuda de caballeros, escuderos y otros representantes de las grandes bandos vizcaínos como reflejan las “ordenanzas antibandos” redactadas por la villa en época de Juan II33. No fueron pocos los mercaderes que ejercieron 32

“De los linajes de las villas de Vermeo e de Vilvao, e dónde suçedieron”, GARCÍA DE SALAZAR, L., Bienandanzas e Fortunas, Edición de RODRÍGUEZ HERRERO A., Bilbao, 1955. Libro XXI., pp. 81-82. 33 “Otrosi, por quanto en esta dicha villa, al tiempo de la exleçion de los dichos alcaldes e de los fieles y regidores e jurados, por los dichos bandos ser poderosos en esta dicha dicha (sic) villa nos, el dicho conçejo e comun della, no heramos libres para esleyr e sacar e constituir los dichos ofiçiales, e muchas vezes abia muchos escandalos sobre la dicha esleçion e, otrosi, se esleieron personas no conpetentes para los dichos ofiçios […]. Otrosi, ordenamos que por quanto los sobredichos linajes e bandos de la dicha [villa han] sus alianzas e confederaciones con otros caballeros e escuderos e linajes de fuera de la dicha villa, espeçialmente los del linaje de Leguicamo tenian e tienen su NÚMERO 2 – 2014 | 157

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como alcaldes, fieles o regidores, algunos pertenecientes a la cofradía de mercaderes de Santiago y, posteriormente, al Consulado de Bilbao34. Asimismo, en la costera villa de Lequeitio la cofradía de pescadores de San Pedro adquiere entre finales del siglo XV y comienzos del XVI prerrogativas políticas considerables. Si en 1490 sus mayordomos asistían a las reuniones concejiles con motivo de repartimientos o impuestos directos que afectaban al conjunto de los vecinos, éstos acabarán asistiendo a las reuniones del concejo regularmente;

ya antes de 1514 la cofradía

nombraba a la mitad de los oficiales del concejo35. Los prebostes de Durango y Bilbao, junto a otros dueños de naos y carabelas, desempeñaron cargos de cierta trascendencia en los cuadros de la marina regia. En 1492, el vecino de Lequeitio Iñigo de Artieta era capitán general de la llamada “Armada de Vizcaya”36; su hermano Francisco ocupaba la prebostad de la villa de Durango, hecho que no le impidió hacerse cargo del arrendamiento de la renta de las ferrerías del Señorío entre 1483 y 148837. En 1494 hallamos a este último pleiteando con los clérigos de la villa ante los contadores mayores de la Real Hacienda por la propiedad de los derechos pertenecientes a la prebostad; los reyes apremian liança e ayuntamiento con Gomez Gonzalez de Butron e con los de sus treguas, e con Ochoa de Salazar e con los de sus treguas, e con los de las treguas del solar de Salzedo e con los Ospines; e otrosi, los sobredichos de Çurbaran e de Arbolancha e Basurto e Martin Sanchez de Barraondo e Martin e Diego de Anunçibai, vezinos de la dicha villa, tenian e tienen sus lianças e confederaciones con Iohan de Bendanno e Furtun Garçia de Arteaga e con los de sus treguas, e con Lope Iñigo Sanchez de Nunçibay e con los de sus treguas, e con los Marroquines e de sus treguas, e por quanto por razon de las dichas lianças ha recreçido mucho danno a la dicha villa e vezinos della […]”. ENRÍQUEZ FERNÁNDEZ, J.; HIDALGO DE CISNEROS AMESTOY, C.; MARTÍNEZ LAHIDALGA, A.: Colección documental del Archivo Histórico de Bilbao… pp. 248-271. 34 GARCÍA FERNÁNEZ, E., “Las cofradías de mercaderes, mareantes y pescadores vascas en la Edad Media” en ARÍZAGA BOLUMBURU, B.; SOLÓRZANO TELECHEA, J A. (coord.), Ciudades y villas portuarias del Atlántico en la Edad Media. Nájera, 2005, p. 294. 35 Ibídem, pp. 289-293. 36 LADERO QUESADA, M. A., “La Armada de Vizcaya (1492-1493): Nuevos datos documentales”, En la España Medieval nº 24, 2001, p. 369. 37 VITORES CASADO, I., “Los recaudadores…”, op. cit. 158 | NÚMERO 2 – 2014

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al fiscal del Consejo para dirimir el pleito lo antes posible, ya que Francisco ha de incorporarse junto a su hermano a la armada de Sicilia38. Por su parte, el bilbaíno Tristán de Leguizamón es nombrado por los reyes en 1475 “armador mayor de la mi flota e flotas que yo mandare armar en las costas de la mar de Guipuscoa e Viscaya con la provincia de Castilla Vieja e Asturias de Oviedo e Gallisia, con la villa de Santander”, oficio que recibe por renuncia y traspaso de su anterior titular, Juan de Solórzano. El de Leguizamón se encargará del pago de sueldos y soldadas de ballesteros mareantes y otras gentes de armas, así como de escoger, nombrar, tomar y embargar las “naos, barchas e ballineres que serán menester para las tales armadas” y ocuparse así de su equipamiento, además de tomar la parte perteneciente a los reyes en todas las prendas y embargos llevados a cabo por los corsarios contra los enemigos de la Corona. El oficio, que heredará su primogénito, incluía asimismo la guarda de las atarazanas y galeras de la villa de Santander39.

El que desde 1487

será preboste de la villa de Bilbao40 tendrá además una activa participación política en las instituciones de gobierno del Señorío. Si en 1489 es enviado a la corte como representante de las villas para negociar el segundo capitulado de Chinchilla41, en 1493 aparece ya en los libros de la tesorería vizcaína como uno de los alcaldes del fuero42. Su hijo primogénito Tristán Díaz será, por otra parte, quien ejercerá como procurador en la corte en representación de la villa de Bilbao en lo tocante a las negociaciones para la creación de una casa de la moneda en la villa a comienzos del siglo XVI 38

A.G.S., Consejo de Cámara de Castilla, Cédulas, 1, 142, 3. A.G.S., R.G.S., Leg. 1475, VI, fol. 503. 40 A.G.S., R.G.S., Leg. 1488-VIII, fol. 97. También lo era en la vecina villa Larrabezúa desde 1475. A.G.S., R.G.S., Leg. 1475.VII, fol. 535. 41 ENRÍQUEZ FERNÁNDEZ, J.; HIDALGO DE CISNEROS AMESTOY, C.; LORENTE RUIGÓMEZ, A., MARTÍNEZ LAHIDALGA, A., Colección documental del Archivo Municipal de Lequeitio…, op. cit., T. III, p. 465. 42 A.G.S., Contaduría Mayor de Cuentas, 1ª Época, Leg. 122. 39

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(negociaciones que no llegarán a buen puerto)43. El linaje de Leguizamón, activo representante en las luchas de bandos del Señorío, acabará insertando a alguno de sus representantes en las órdenes militares44. Otros maestres y propietarios de naos como Martín Ibáñez de Marquina, vecino de la villa de Villaviciosa de Marquina, si no desempeñaron cargos políticos en los municipios en los que estaban avecindados, destacaron por una múltiple y muy diversa actividad económica y militar que les permitió la obtención de importantes ganancias. En el testamento redactado en 1512 por el de Marquina45, el que fuera capitán de varias naos en las guerras de Nápoles, incluye un amplio listado de deudores que nos permite intuir o rastrear el espectro de redes en las que se hallaba inmerso. La cuantía debida por el tesorero Alonso de Morales tras sus servicios en la armada superaba en esa fecha el medio millón de maravedís, amén de otras deudas contraídas por otros pagadores y maestres de naos guipuzcoanos y vizcaínos. Buena parte del armamento de las cuatro naos que capitaneaba era además propiedad del de Marquina. El testamento incluye también entre la amplia nómina de deudores a varios ferrones sobre los que quedan pendientes algunos adeudos por la compra de quintales de hierro, compras que alcanzan en ocasiones cuantías ciertamente considerables46. El capitán, además de comerciar con el hierro, también ejercía como productor, pues poseía media ferrería y partes de seles y montes que cedió a la villa para la realización de una misa perpetua en guarda de su alma47. 43

Asimismo, se le adeudan cuantías por

A.G.S., Escribanía Mayor de Rentas, Poderes y autorizaciones, núm. 684. GARCÍA FERNÁNDEZ, E., “Las cofradías…” op. cit., pág. 287. 45 ENRÍQUEZ FERNÁNDEZ, J., Colección documental del Archivo Municipal de Marquina (1355-1516), Eusko Ikaskuntza, San Sebastián,1989, pp. 217-231. 46 Pedro Pérez de Arexmendi, vecino de la merindad de Marquina, le debía 650 quintales de hierro, por los cuales había pagado 162.500 maravedís. Ibídem, pág. 223. 47 ENRÍQUEZ FERNÁNDEZ, J., Colección documental del Archivo Municipal de Marquina…, pp. 208-210. 44

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transacciones efectuadas en Medina del Campo o Bilbao, mientras que ordena el pago de ciertos maravedís que debe a mercaderes y cambistas castellanos como el burgalés Pedro de Salamanca –en este caso por adeudos que tienen que ver con cierto viaje a Londres- o con Andrés de Escobar y Juan Alonso de Sahagún, a quienes debe “quinze mil maravedis del cambio de las dos mil coronas de Flandes e de otras cosas que me paresçe que soy en cargo”48. Otros mercaderes y maestres de naos obtuvieron situados sobre rentas de la tesorería vizcaína a través de su servicio armado como “vasallos mareantes”. Además de representantes de los citados linajes Leguizamón y Arbolancha49, otros bilbaínos como Martín Pérez de Fagaza o Juan Fernández de Arbieto complementaron las actividades mercantiles poniendo al servicio de la monarquía, además de sus propios barcos, un número prefijado de hombres que, en forma de lanceros y ballesteros, formaban parte de las huestes de las armadas regias50. Otros vasallos, algunos propietarios y maestres de naos, obtuvieron mercedes o cuantías determinadas sobre rentas de la Real Hacienda por la inversión económica realizada al servicio de la monarquía. El armador mayor Martín Díaz de Mena, convierte en 1466 sus situados vitalicios sobre rentas de la tesorería vizcaína en juros de heredad por los servicios y 48

Ibídem, p. 222. A finales del siglo XV Juan Sánchez de Arbolancha ejerce como arrendatario de la renta del vino blanco de la villa de Bilbao a tenor de lo reflejado en A.G.S. Consejo Real, leg. 91. 50 El de Fagaza disfrutaba de 5.000 maravedís sobre las rentas de la tesorería para el sostenimiento de tres lanzas mareantes. Si en 1492 su embarcación transportó a 200 hombres en la llamada “Armada de Vizcaya” (LADERO QUESADA, M.A., “La Armada…” op. cit., pp. 371 y 387), tras su muerte en la guerra de Nápoles, en 1496 la merced pasa a su hijo Martín de Fagaza. A.G.S., Escribanía Mayor de Rentas, Tierras y Cartas Vizcaínas, Leg. 2, fol. 329. Por su parte, el mercader bilbaíno Juan Fernández de Arbieto disfrutaba desde 1502 de 6.500 maravedís anuales sobre las rentas de la tesorería para el sostenimiento de cuatro lanzas y un ballestero, merced que recibe por renuncia y traspaso del bilbaíno Ochoa Pérez de Arbolancha. A.G.S., Escribanía Mayor de Rentas, Tierras y Cartas Vizcaínas, Leg. 4, fols. 53, 54. 49

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gastos llevados a cabo en la contratación de fletes para el envío de embajadores del rey a Inglaterra; servicios que le fueron recompensados también con la concesión de otros juros en otros partidos del reino51. En 1503 el tesorero de lo extraordinario, Alonso de Morales, recibe una carta de la reina informándole de que deberá pagar al capitán Íñigo de Arteita 90.000 maravedís de forma anual una vez que éste haya finalizado la construcción de la nao de 900 toneles que por esas fechas construía en Lequeitio y la ponga al servicio de la Corona (parece ser que era ésta la cuantía estipulada para el acostamiento de naos superiores a 600 toneles)52. Por su parte, en 1506 el bilbaíno Juan de Arriaga recibe carta de libranza por valor de 112.500 maravedís a cobrar sobre varias rentas de la merindad del Cerrato palentino en remuneración por la nao que su padre había perdido al servicio de los reyes en la costa de Inglaterra; viaje en el que fallecen, además de varios marineros, tanto su padre como su hermano53. Entre finales del siglo XV y comienzos del XVI otros vizcaínos pusieron también sus naos a sueldo para servir a la Corona formando parte de las armadas regias en el marco de las guerras de Nápoles y El Rosellón54. 4. A modo de conclusión El mar, y las posibilidades políticas, económicas y humanas que éste ofrecía, puso en contacto a estas gentes con coyunturas y realidades diferentes que, desde otros espacios, comenzaron así a trasladarse para adaptarse a las características y circunstancias propias de los núcleos urbanos en los que habitaban. Ello tuvo un claro reflejo en las formas de 51

El mismo año de 1466 recibe 12.000 maravedís anuales sobre las alcabalas de la villa de Castro Urdiales. A.G.S., Escribanía Mayor de Rentas, Tierras y Cartas Vizcaínas, Leg. 55, fol. 23. 52 A.G.S., Escribanía Mayor de Rentas, Mercedes y Privilegios, Leg. 89, fol. 21. 53 A.G.S., .Escribanía Mayor de Rentas, Mercedes y Privilegios, Leg. 38, fol. 77. 54 Véase LADERO QUESADA, M.A., Ejércitos y armadas de los Reyes Católicos. Nápoles y El Rosellón (1494-1505). Real Academia de la Historia, Madrid, 2010. 162 | NÚMERO 2 – 2014

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controlar el mercado y en el progresivo impulso de una fiscalidad indirecta que lo gravara. Mercaderes, pescadores, pilotos, maestres y capitanes de naos utilizaron la experiencia adquirida en el mar para trasladar y copiar modelos de gobierno conocidos en otros territorios y tratar de concentrar y acrecentar así la riqueza y, por tanto, el poder de las villas en las que habitaban. En el Señorío de Vizcaya, los concejos de la tierra llana, conscientes de la dependencia que sufrían sobre los mercados de las vecinas villas y la fuerza política que les concedía a éstas su fiscalidad, dirigieron sus esfuerzos hacia la supresión de estos nuevos poderes. En este sentido, el envío de procuradores a la corte o la apertura de importantes procesos ante las más altas instancias judiciales de la monarquía estuvieron encaminados a lograr la desaparición de lo que, a su modo de ver, era un novedoso sistema de controlar y fiscalizar la actividad de los mercados de los que dependía tanto el aprovisionamiento como la salida de la producción de la principal industria del territorio. No en vano, obligarlos al impuesto en su propio territorio era, además de un freno importante en logro de mayores riquezas, cuestionar la defensa del ideario hidalgo que tantos beneficios había traído al territorio, entre otros muchos, también en el terreno de la fiscalidad debida a los reyes55. En sus diversos procesos, los procuradores 55

Cabría recordar aquí el hecho de que la exención de impuestos defendida por los vizcaínos en sus leyes está indefectiblemente unida a su hidalguía, hecho que les exonera de toda innovación fiscal habida en el Señorío. “Otrosi dixeron que los sennores de Vizcaya que ovieron siempre en los labradores su çierto pedido en las villas de Vizcaya e ovieron siempre sus pedidos tasados, segun los privilegios a las tales dados a diez e seys dineros viejos por cada quintal de fierro que las ferrerias de Vizcaya e de las Encartaçiones e de Durango labraren por lo seco de los montes e sus monasterios, e la mitad de la guarda del verde en los montes acostumbrados e sus seles, e las prebostades de las villas. E otro pedido ni tributo ni alcavala, ni monedas, ni serviçios los vizcaynos e de las Encartaçiones e durangueses nunca lo ovieron, antes todos los vizcaynos fijosdalgo e fijasdalgo de Vizcaya e de las Encartaçiones e durangueses sienpre fueron franqueados e libres e quitos de todos pedidos e serviçios e monedas e alcavalas e otros tributos qualesquier que sean de NÚMERO 2 – 2014 | 163

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de los concejos de la tierra llana se afanaron en este sentido por poner de manifiesto y denunciar la clara agresión que las nuevas ordenanzas y el pago de sisas y otras contribuciones indirectas suponían para los habitantes de la misma; advirtiendo de las consecuencias conflictivas que éstas podían llegar a tener dentro y fuera de los tribunales. “Porque los caballeros, escuderos hijosdalgo vecinos e moradores de la dicha tierra llana dende siempre aca han seydo e son libres de todos derechos, solamente deven serviçio con sus personas a su alteza para en tiempo de guerra en çierta forma e manera e siendo pagados. E donde dende siempre aca han tenido e tienen por devisa la lealtad e libertad, hazerlos yndiretamente tributarios seria y es cosa de muy notorio e conosçido agravio e que no se podría tolerar nin sufrir syn mucho e grabe escandalo e syn que ovisen de subçeder feridas e muertes e otros inconvenientes segund por esperençia ha paresçido. Lo otro, porque sy la dicha villa [de Bilbao] ha gastado sus rentas e propios ha seydo y es en pleitos e devates contra los de la dicha tierra llana e que agora por otra parte querían por bia de ynpusiçion e çisa aprovecharse de sus faziendas, seria dar armas contra sí mismos que serian ynpiedad e con su contra natura”56. Por su parte, los representantes de las villas, no dudaron en utilizar como argumento el hecho de que tales ordenanzas venían funcionando ya en las ciudades atlánticas y mediterráneas, ciudades que habían visitado en calidad de mercaderes, marinos y transportistas.

Inglaterra, Escocia,

Irlanda, Flandes, Nantes, Rouan, La Rochelle, Lisboa, Mallorca, Jerez, Sevilla, Valencia, Génova o Venecia fueron algunos de los lugares donde, dicen, haber conocido ordenanzas similares a las de las villas en las que residían57. Podríamos afirmar por tanto el hecho de que existió un trasvase o confluencia de ideas, una red Norte –Sur que, desde las relaciones qualquier manera que sean […]. ENRÍQUEZ FERNÁNDEZ, J.; HIDALGO DE CISNEROS, C.; LORENTE RUIGÓMEZ, A.; MARTÍNEZ LAHIDALGA, A., Fuentes jurídicas medievales del Señorío de Vizcaya. Eusko-Ikaskuntza, San Sebastián, 1986 pág. 85. 56 A.G.S., Cámara de Castilla, Pueblos, Leg. 3, fol. 269. 57 A.G.S., Consejo Real, Leg. 91. 164 | NÚMERO 2 – 2014

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establecidas en el mundo del comercio, tuvieron su reflejo en el establecimiento de modelos de gobierno urbano y en el control y fiscalización de su principal fuente de riqueza, el mercado. Modelos de los que se interesa y sirve también la monarquía para ratificar o frenar las iniciativas legales impulsadas por los gobernantes urbanos. “Ytem, sy saben e creen que en todas las villas e çibdades e logares pupulosas donde ay grand e semejante trabto commo en la dicha villa de Bilbao, asy en estos reynos del rey e reyna nuestros sennores commo en todos los otros reygnos e partidas, suelen fazer e tener e tienen sus hordenanças e estatutos los más provechosos e utiles que puedan hazer e tener, aun en las tales hordenanças e estatutos sean en algund tanto en dapno de las personas e mercaderes forasteros e tratantes, e sy non fuese por las tales hordenanças e estatutos, tales logares non se podrian sustentar nin gobernar, bien se despoblarian e digan e declaren los dichos testigos todo lo que saben cerca d’esta pregunta. A la quinta pregunta dijo [Ochoa Martínez de Goronda, vecino de la dicha villa de Bilbao] que sabe ser verdad todo lo contenido en la dicha pregunta porque asy lo ha visto ser e aver en muchos logares populosos, espeçialmente en Flandes e en Londres e en Roan e en Escoçia e en Sevilla e Jerez e Valençia e Mallorcas e Veneçia e Genova e en Napoles e en otros muchos logares populosos donde este dicho testigo ha estado e tratado”58.

58

Ibídem. NÚMERO 2 – 2014 | 165

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LA PARTICIPACIÓN VASCA EN LA CONQUISTA DEL REINO DE GRANADA BASQUE PARTICIPATION IN THE CONQUEST OF THE KINGDOM OF GRANADA

Sergio Delgado Sotelo Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Univertsitatea

RESUMEN En el siguiente artículo intentamos recalcar el singular protagonismo de la población vasca en la conquista del reino de Granada. Se imprime un especial énfasis en la campaña auspiciada por los Reyes Católicos y cuyo resultado supone el colapso del último reducto musulmán peninsular. Los vascongados, sin embargo, cada vez se involucrarán con mayor intensidad en la ahora naciente monarquía católica española. PALABRAS CLAVE: Reconquista, Granada, Banderizos, Cruzada, Reyes Católicos. ABSTACT In this article we try to emphasize the singular prominence of the Basque population in the conquest of the Kingdom of Granada. The campaign sponsored by the Catholic Kings is especially remarkable because winning that war enables them to recover the last Muslim stronghold in the Iberian Peninsula. The Basques, with the passage of the time, will be entwined more powerfully with the rising Spanish Catholic monarchy. KEY WORDS: Reconquest, Granada, Crusade, Catholic Kings, War.

1. Introducción El trabajo de investigación presente versa sobre la intervención vascongada en la postrera contienda de la llamada por unos y discutida por NÚMERO 2 – 2014 | 167

Sergio Delgado Sotelo

otros, reconquista, y que culminará con la claudicación del último baluarte musulmán de la península constituido por el reino nazarí de Granada. Tema historiográfico asaz transitado por generaciones de historiadores y que, sin embargo, resulta obligado regresar a él para que se vea favorecido de los avances en la ciencia histórica de los últimos lustros, matizando, modelando y perfeccionando viejas teorías con nuevos enfoques, en un eterno retorno galvanizado desde el sentido crítico1. Para este sangriento epílogo los monarcas contarán con el auxilio de los pendencieros linajes vascos, integrándose éstos en la cada vez más intrincada urdimbre de la ahora naciente monarquía autoritaria. Tanto en las redes políticas y resortes de poder germinados alrededor del organismo áulico como en el fragor del campo de batalla advertiremos a los vascos participar con desenvoltura en el servicio a sus reyes y señores naturales. Confluencia de intereses nada extraña, de un lado el naciente estado moderno necesita de hombres para llevar a cabo las empresas que marcarán el inicio de una nueva época; por el otro, los arriscados norteños utilizarán la penetración en Castilla como una plataforma de proyección personal, un camino hacia ese anhelado “valer más” 2 que cada vez resulta más inhóspito en el solar del que son autóctonos. Es precisamente ahora y con esta prueba general que supone la 1

Sobre la evolución de la Historia como disciplina científica una opción de lectura es MITRE E., Historia y pensamiento histórico. Madrid, 1997. 2 Aspiración que constituye el nudo gordiano que encierra el sentido de lo que podríamos llamar alma banderiza y primera responsable del periodo de extraordinaria agitación y conflictividad social que asola estas tierras del norte peninsular en la Baja Edad Media: “(…) en el fondo, lo que presta coherencia a los hechos es la pugna por aquel quién valía más de que nos habla García Salazar, pero entendido, por un lado, en número contante y sonante de rentas y hombres y, por otro, en, igualmente medible por los contemporáneos, de valor, temple y honor”. GARCÍA DE CORTÁZAR J.A., “El fortalecimiento de la burguesía como grupo social dirigente de la sociedad vascongada a lo largo de los siglos XIV y XV”, La sociedad vasca rural y urbana en el marco de la crisis de los siglos XIV y XV. Bilbao, 1975, p. 297. Expresión popularizada por el más eminente cronista de todo el Medioevo para este espacio geográfico, éste no es otro que el insigne Lope García de Salazar de cuya pluma saldría la obra cimera de la historiografía propiamente medieval vasca, Las Bienandanzas y fortunas. 168 | NÚMERO 2 – 2014

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guerra granadina cuando empieza a solidificar el continuado y creciente fluir de emigrantes vascos que con el devenir de los años quedará imbricado en el aparato administrativo del Imperio y sus mecanismos productivos. La colaboración vasca es significativa, así resaltamos igualmente la pergeñada por la marina como aquella que tiene su teatro de operaciones en tierra y asimismo será efectuada por grandes linajudos vascongados mas sin poder olvidar aquellos individuos de más humilde condición incorporados en las redes clientelares de los anteriores. En esta coyuntura somos capaces de avizorar

los primeros pasos de un

trascendente flujo migratorio que marcará la historia de la ahora recién alumbrada monarquía hispánica y que se prolongará durante siglos hasta que esta enraizada tendencia se trastoque en sentido inverso. 2. Fuentes históricas La conquista de Granada ha sido en innumerables ocasiones objeto de detenida ponderación dada la enorme trascendencia que mantuvo desde su propia contemporaneidad. Culminaba un lento pero imparable proceso de reconquista sobre extensiones geográficas pretéritamente cristianas en un lapso en donde, además, la cristiandad había sufrido graves reveses frente al avance de los tan citados “enemigos de la santa fe católica”, y es que no hemos de olvidar que la celebérrima caída de Constantinopla se había producido sólo unas décadas atrás, exhibiendo a los turcos como un terrible enemigo que se apostaba a las puertas de los más importantes reinos cristianos. Tras la decepción de los amagos guerreros e hipotéticos proyectos militaristas de Enrique IV, habrá que esperar al advenimiento de la figura de Fernando el Católico

para rubricar un punto final en el

enfrentamiento secular que venían manteniendo estos dos credos en tierras hispanas. A nivel peninsular añadir que la lucha contra el infiel es un pilar NÚMERO 2 – 2014 | 169

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fundamental en la que se cimenta nuestra clásica historiografía3 y, asimismo,

una

de

las

bases

legitimadoras

de

la

monarquía

castellanoleonesa que se autoproclamada sucesora del antiguo reino visigodo4, imprimiendo con ello una pátina de guerra justa5 a un conflicto que por otra parte también 3

lucía como cruzada, una santa empresa

“(…) el pueblo de Castilla fue un pueblo regido por un Estado que nunca revistió las peculiares características históricas directa o indirectamente herederas del imperio carolingio; un pueblo que aspiraba a la riqueza y al medro por la espada, en el áspero batallar «divinal» para extender el reino de Dios y el suyo (…). El pueblo de Castilla fue por ello durante largos siglos un pueblo con un alma fronteriza; un pueblo que en los altos de su avance rumbo al Sur pensaba y soñaba en el cercano salto hacia tierras de infieles; un pueblo que se regodeaba con la esperanza de nuevas conquistas, que saboreaba de antemano la hora alegre en que tras vencer al perro moro haría suyos olivares y viñedos, huertos y trigales, prados y cortijos, y en que ocuparía casas y casonas de villas y ciudades, donde todavía humearían los últimos rescoldos de los hogares recién abandonados por los mahometanos y en que todos serían ricos por arte de magia”. SÁNCHEZ-ALBORNOZ C., España. Un enigma histórico, Edhasa. Barcelona, 2000, Vol. 2. p. 761. 4 El concepto de “Reconquista” resulta muy polémico en la actual historiografía siendo también muy voluminosa la bibliografía a la que podemos acudir, entre otras obras: GONZÁLEZ JIMÉNEZ M., “¿Reconquista? Un estado de la cuestión”, en Tópicos y realidades de la Edad Media. I, E. Benito Ruano (Coord.), Madrid, 2000, p. 155-178. J. MARAVALL A., El concepto de España en la Edad Media, Madrid, 1981. De inmediata publicación es la sugestiva RÍOS SALOMA M. F., La reconquista. Una construcción historiográfica. Marcial Pons ediciones de Historia, Madrid, 2011. En ella el autor pone de relieve que el concepto de reconquista aparece a finales del siglo XVIII y su consolidación está estrechamente ligada al desarrollo de la identidad nacional española contemporánea, particularmente, a la legitimación del régimen canovista. 5 Así, sirva de prueba san Isidoro que encuadra como guerra justa aquélla que emprendida para castigar o expulsar a un enemigo. Etimologías, lib. XVIII, 1. Para iniciarse en esta cuestión véase el sugestivo RUSSELL, F.H., The just war in the Middle Ages. Cambridge, 1975. Explicación aludida por don Juan Manuel: “Et por esto a guerra entre los christianos et los moros, et abrá fasta que ayan cobrado los christianos las tierras que los moros les tienen forçadas; ca, quanto por la ley nin por la secta que ellos tienen, no avrían guerra entre ellos”. D. JUAN MANUEL, Libro de los Estados. Ed. Por R.B. TATE e I.R. MACPHERSON, Oxford, 1974, p. 53. En boca de uno de los principales cronistas del reinado y de la época podemos encontrar una excusa afín: “Era notorio por todo el mundo que las Españas en los tiempos antiguos fueron poseídas por los reyes sus progenitores; e que si los moros poseyan agora en España aquella tierra del reyno de Granada, aquella posesión era tiranía e no jurídica. E que por escusar esta tiranía, los reyes sus progenitores de Castilla y de León, con quien confina aquel reyno, siempre pugnaron por restituyr a su señorío, según que antes avía sido” DEL PULGAR F, Crónica de los Reyes Católicos, Volumen Segundo, Guerra de Granada, ed. J. de M. Carriazo, Madrid 1943, p. 395-398. Idea o justificación ideológica que reiterarán machaconamente en todos los restos escriturarios de la época. 170 | NÚMERO 2 – 2014

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bendecida por el Papa que era indispensable completar. Isabel y Fernando, futuros Reyes Católicos6 por esta misma contienda, serán los que concluirán con el poder islámico en la península, dando por cerrado lo que algunos autores han considerado como un anacronismo7, una pervivencia, a la sazón, a primera vista inexplicable tras las espectaculares victorias castellano-leonesas del siglo XIII. Esta semblanza mesiánica y salvífica de los monarcas para con sus súbditos y el orbe cristiano, recogida en los ambientes culturales, políticos y literarios de la época, forma parte de la bisagra propagandística de la Corte y de quienes les sustentaron8. Con el prurito de entender el proceso de la conquista de Granada es inexcusable cotejar gran número de obras fruto de la labor de los cronistas coetáneos9, ávidos en plasmar los actos heroicos de la guerra así como las acendradas impresiones que les causó un conflicto armado que llegaron a asemejar con la legendaria guerra de Troya, y es que como ésta, Granada tardaría igualmente un decenio en ser tomada. Fuentes narrativas, por otra parte, de una gran utilidad al historiador de hoy por todo un piélago de observaciones que en ellas se contienen y que a mi juicio no han sido del todo aprovechadas. Entre los autores que se nos antojan como indispensables, con ánimo de brevedad dada las características de este opúsculo, resulta indefectible iluminar el legado de: Alonso de Palencia, secretario de cartas de Enrique IV y sus Décadas Latinas; Fernando del 6

La titulación honorífica es conseguida después de la conquista de Granada, la expulsión de los judíos y el descubrimiento de América mediante la bula del 17 de diciembre de 1496 expedida por el Papa Alejandro VI. 7 CARRIAZO J. M., “Historia de la Guerra de Granada”, en Historia de España, ed. R. MENÉNDEZ PIDAL, Tomo XVII. La España de los Reyes Católicos (1474-1516), Volumen I, Madrid 1969, p. 389. 8 NIETO SORIA J.M., Fundamentos ideológicos del poder real en Castilla (siglos XIIIXVI). Eudema S.A., Madrid,1988. pp. 73-75. 9 Nos ofrece una visión sintética CABRERA MUÑOZ E., “La guerra de Granada a través de las crónicas cristianas” en La incorporación de Granada a la Corona de Castilla, VV.AA., Actas del symposium conmemorativo del quinto centenario. Diputación Provincial de Granada, Granada, 1993. NÚMERO 2 – 2014 | 171

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Pulgar con su Crónica de los Reyes Católicos; Andrés Bernáldez creador de las Memorias del Reinado de los Reyes Católicos; Mosén Diego de Valera con su Crónica de los Reyes Católicos; por último, como estampa de la vida misma en la frontera granadina, hasta 1471, son muy provechosos lo Hechos del condestable Miguel Lucas de Iranzo en los que en una manera

colorista se nos relatan las cuitas y peligros de la

tumultuosa vida en la franja limítrofe entre estos dos reinos. Para estructurar una visión global de la caída del reino nazarí resulta imperativo sondear el universo de las fuentes documentales que por otra parte corroboren aquellas informaciones dimanadas por los humanistas de la época arriba mentados. Con ese deseo la visita a los heteróclitos archivos españoles, ya sean estatales, provinciales, municipales, etc., es ineluctable para quien asuma la dificultosa labor que exige este oficio. En la elaboración de este breve ensayo he utilizado restos escritos pertenecientes al Archivo General de Simancas y a los diversos Archivos Provinciales y Municipales de la Comunidad Autónoma Vasca10. Un examen necesario, asimismo más exhaustivo, sobre esta cuestión requeriría una exploración sistemática y con un mayor esmero de estos y otros almacenes documentales -por ejemplo Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Archivo Histórico Nacional, etc.- que por razones de la extensión proyectada para estas líneas nos hemos visto obligados a desdeñar. Ésta, como todas las faenas históricas, es un campo abierto en el que vemos necesario un complemento de nuevas indagaciones sobre la temática que

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Esfuerzo sumamente facilitado gracias a la extraordinaria labor de los últimos años efectuada por la Sociedad de Estudios Vascos. Fruto de ella nos hallamos con la Colección de Fuentes Documentales Medievales del País Vasco, en ésta nos es posible encontrar la trascripción de documentos oriundos, entre otros, de los archivos municipales y provinciales de la Comunidad. A día de hoy tenemos a nuestra disposición 142 volúmenes que ofrecen un inestimable auxilio y recurso indispensable para todos aquellos con voluntad de aproximarse la historia medieval del País Vasco. 172 | NÚMERO 2 – 2014

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nos permitan enriquecer y dotar de innovadores planteamientos la intelección del discurrir histórico. 3. Bibliografía La bibliografía relativa a la guerra de Granada es ingente por lo que sólo señalaremos las que creemos más relevantes y que sirvan como introducción al problema. Eminente autoridad sobre la conquista y el reino nasrí es Miguel Ángel Ladero Quesada11, uno de los mejores medievalistas españoles, que en su luenga vida académica ha asaltado el tema en innumerables encuentros. Por otro lado, topamos con una obra ya clásica y de bella manufactura de manos de Juan Mata de Carriazo12, sin olvidarnos, de la visión general ofrecida por una pléyade de historiadores en el coloquio conmemorativo a cuenta del quinto centenario de la incorporación de Granada a la Corona de Castilla13. Finalmente, en los últimos años, con la floración de los estudios de historia regional, han ido dándose a conocer una serie de investigaciones que se ocupan de la participación de cada una de las partes de la Corona de Castilla en el proyecto común de la querella bélica granadí14. 11

LADERO QUESADA M. A., Milicia y economía en la Guerra de Granada: el cerco de Baza, Valladolid, 1967; Castilla y la conquista de la guerra de Granada. Valladolid. 1968; Granada después de la conquista, repobladores y mudéjares, Granada, 1993; Granada. Historia de un país islámico (1232-1571). Madrid, 1989; Las guerras de Granada en el siglo XV. Barcelona, 2002. 12 CARRIAZO J. M. “Historia de la guerra de Granada”, en Historia de España, ed. R. Menéndez Pidal, tomo XVII. La España de los Reyes Católicos (1474-1516), Volumen I, Madrid 1969, p. 385-914. 13 AA.VV. La incorporación de Granada a la Corona de Castilla. Actas del symposium conmemorativo del quinto centenario. Diputación Provincial de Granada, Granada, 1993. 14 LUCIANO SERRANO, Los Reyes Católicos y la ciudad de Burgos. Madrid, 1943; BALLESTEROS GAIBROIS M., Valencia y los Reyes Católicos, cap. V. La Guerra de Granada y Apéndice documental, Anales de la Universidad de Valencia, año XX, 19431944; SEVILLANO COLOM F., “Las empresas nacionales de los RR.CC. y la aportación económica de la ciudad de Valencia”, Hispania, XIV, 1954, pp. 511-623; MARTINEZ ORTIZ J., “Participación de Valencia en la conquista de Málaga, año 1487”, Anales NÚMERO 2 – 2014 | 173

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4. Antecedentes de la colaboración vasca a la desaparición del reino de granada La presión hacia el sur de los habitantes de lo que hoy conocemos como País Vasco en la pugna frente a los mahometanos es continuada en el tiempo hasta la definitiva ocupación en 1492. Incluso podemos reconocer cómo alguno de los más señeros linajes vascos prestigian su remoto origen en el mismo fenómeno reconquistador15, fusionándose con el resto de las fuerzas de la Corona castellana hasta el epílogo de dicho proceso con la toma del postrero bastión

islámico. Un ejemplo de cómo tanto los

parientes mayores como los peones que servían a su cargo se incluyeron en las distintas fases bélicas en la frontera lo descubrimos en la Batalla del

centro cultura valenciana, V, 1967; BENITO RUANO E., ”Aportaciones de Toledo a la Guerra de Granada”, Al-Andalus, XXV, 1960, p. 41-70; Ídem “Aportaciones de Madrid a la guerra de Granada”, Anales Instituto de Estudios Madrileños, t. VIII, 1972, p.15103; SUÁREZ ÁLVAREZ M. J., “Aportaciones Asturianas a la guerra de Granada”, Asturiensia Medivalia, I, 1972, pp. 307-356; GONZÁLEZ JIMÉNEZ M., “Aportación de Carmona a la guerra de Granada”, Historia, Instituciones y Documentos, I, 1974, p. 85109; BOSQUE CANCELLER, Murcia y los Reyes Católicos, Murcia, 1953; ABELLÁN PÉREZ J., “Presencia de Murcia en la Guerra de Granada de 1486, a través de un repartimiento por vía de hermandad”, Miscelánea Medieval Murciana, 8, 1981, p.191210, “Contribución económica de la Judería murciana a la última fase de la guerra de Granada (1490-1492)”, Estudios de Historia y Arqueología Medievales, I, 1981, p. 5560; TORRÉS DELGADO C., “Aportación de Jaén a la guerra de Granada (1491)”, Cuadernos de Estudios Medievales, VII-VIII, 1982. 15 DACOSTA A., Los linajes de Bizkaia en la Baja Edad Media: Poder, parentesco y conflicto. Universidad del País Vasco, 2003. p. 81. Forma parte de la génesis del linaje del distinguido cronista Lope García Salazar así reseñado por él mismo: “Estando este Lope Garsía de Salasar en la Corte del rey en la ciudad de Toledo con Martín Ruys, su agüelo, seyendo de XXV años, vino allí un moro gigante en Ververía que era mucho corpudo e espantable, a demandar campo a pie uno por otro, e no le tomando ninguno aquella empresa, vino este Lope Garsía ante el rey, e su agüelo con él, e pidiole merced de aquella batalla con aquel moro, e al rey plogo mucho dello (…). E entrados en el canpo como convenía a tal fecho, ovieron a pie fuerte batalla, en que les turó la terçia fasta las vísperas. E que Lope García ovo ventura de lo matar por fuerça e ardidesa con la gracia de Dios e cortóle la caveça” GARCÍA DE SALAZAR, Libro de las Bienandanças e Fortunas, Códice del siglo XV (A. Rodríguez Herrero, ed.). Diputación Foral de Vizcaya. Bilbao. 1967, IV, p.113. Son claras las resonancias y similitudes con el mito veterotestamentario de David y Goliath. 174 | NÚMERO 2 – 2014

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Estrecho16. Ya en los inicios del siglo XV localizamos a gentes de estas tierras en el hito que supuso la victoria sobre el sitio de Antequera en donde morirá un Martín Ruíz de Avendaño17, evidenciando la faz más amarga de la batalla: no todo serían ganancias para aquellos que arriesgasen honor, hacienda y vida en este ánimo común. En fin, sobre 1455, los Salazar y un conjunto de hidalgos vizcaínos se sentirán impelidos a ejecutar una razzia a Granada durante dieciocho días18. Interesante mencionar, al menos por lo anecdótico, la referencia de la crónica de Juan II que indica cómo entre 1437 y 1442 “se levanto en la villa de Durango una grande heregía19” ya que el percutor de dicho movimiento herético, fray Alonso de Mella, dará termino a su epopeya heterodoxa escapando al reino de Granada cuando estalle la férrea represión de la disidencia religiosa. Curiosamente será en ese emplazamiento donde redacta una misiva20 al monarca castellano en la cual explica los acaecimientos de su huida e incluso los planteamientos ideológicos defendidos por su secta. Vemos pues cómo Granada aparece como un lugar al que acudir no sólo para combatir sino que también se alza como un adarve o refugio para aquellos refractarios al poder establecido, repitiéndose similar trasiego de rebeldes entre uno y otro territorio cuando

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Flagrante testimonio suponen los pasos de don Ladrón de Guevara en el Salado y en el cerco de Algeciras, liderando tropas alavesas al lado de su hermano Beltrán Vélez. PORTILLA M., “Cófrades de Álava en 1332”, La formación de Álava, Vitoria, 1985, p. 351. 17 “Murió gloriosamente atravesado de un «pasador con con yerba» y fue llevado a enterrar a la iglesia de Yurre (Arratia), donde los Avendaño de Bizkaia tenían su solar”. LABAYRU GOICOECHEA, E. J., Historia General del señorío de Bizcaya. Bilbao, 1968, Tomo III, p. 47. 18 GARCÍA DE CORTÁZAR et alii. Vizcaya en la Edad Media, San Sebastían, 1985, IV, p. 124. LABAYRU E., op. cit.; T.III, p. 230. Aparecen en esta incursión con sus respectivas mesnadas, entre otros, Pedro de Avendaño, Martín Ruiz de Arteaga, Alonso de Mújica, etc. 19 Crónicas de los Reyes de Castilla. BAE, Madrid, 1953, vol. 2, p. 608. 20 Publicada por CANABELAS D., “Un franciscano heterodoxo en la Granada nasrí: Fray Alonso de Mella”, Al Ándalus, 15, 1950, p. 233-250. NÚMERO 2 – 2014 | 175

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éstos afectan también a la esfera política de sus respectivos reinos21. El limes andaluz asimismo constituye un instrumento para aliviar la presión interna de la zona vascongada que vivía inmersa en el apogeo de lo que clásicamente conocemos como lucha de bandos22. Precisamente, una de las etiologías de este fenómeno resulta la paralización de la Reconquista en pleno siglo XIII con lo que los proventos que el estamento nobiliario recibía en virtud de su actividad

armada se vieron seriamente

comprometidos en un contexto, además, de inicio de dificultades económicas que posteriormente conoceremos como la gran crisis bajomedieval23. La caída de rentas señoriales será violentamente contestada desde un grupo social que no quiere resignarse a la pérdida de sus preeminencias y la ocasión de una oportunidad de contender contra el infiel se torna como una válvula de escape para una revoltosa nobleza vigorosamente desafiada tanto por la monarquía como por las villas, unidas éstas últimas en asociación comunitaria bajo la forma de hermandades. Es ahí donde localizamos el destierro de los parientes mayores decretado por 21

SUÁREZ FERNÁNDEZ L., “Granada en la perspectiva castellana”, en VV.AA. La incorporación de Granada a la Corona de Castilla, Diputación provincial de Granada, Granada, 1993, p. 27. 22 En los últimos años se ha quebrado la definición canónica de lucha de bandos como enfrentamientos meramente internobiliarios: “(…) lo que genéricamente se ha tratado como un solo conflicto agrupaba a multitud de ellos, muy dispares entre sí, enfrentando a oñacinos contra gamboínos, hermandades contra banderizos, linajes urbanos dentro de las villas, linajes urbanos de diferentes villas, linajes rurales contra linajes rurales, linajes urbanos contra bandos, poderosos contra subordinados de cada bando, banderizos contra campesinos, villas contra sus respectivas tierras, banderizos contra villas, etc.” TENA GARCÍA M. S., “Enfrentamientos en el grupo social dirigente guipuzcoano durante el siglo XV”, Studia Historica, Historia Medieval nº8, 1990, p.139. Denotaciones que han venido a resaltar el carácter poliédrico de dicho fenómeno, afilando y matizando el concepto clásico propuesto por el profesor Cortázar, aquel que subsumía dentro del hecho de las guerras de bandos: el antagonismo entre villas y nobles; entre éstos y el campesinado; dejando en la cola, el conflicto meramente internobiliario. 23 GONZÁLEZ MÍNGUEZ C. “Linajes nobiliarios y luchas de bandos en el espacio vascongado” en VV. AA., La nobleza peninsular en la Edad Media, VI Congreso de Estudios Medievales, Fundación Sánchez Albornoz, 1997, p. 214. 176 | NÚMERO 2 – 2014

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Enrique IV en 1457 a las villas de Estepona y Jimena24, núcleos amurallados en los que debían de permanecer entre uno y cuatro años luchando a su costa contra los enemigos de la fe católica25. Provechoso factor de cohesión para aquellos que poco atrás ferozmente bandeaban entre sí, ahora frente a un enemigo común han de asistirse mutuamente y buscar nuevas formas de demostrar quién valía más sin vulnerar ni dañar de forma directa a sus conterráneos26. En definitiva, el destierro supone un importantísimo paso para la clausura de las conflagraciones banderizas, ésta no tardará mucho en llegar dado que ya nos situamos en el pórtico del reinado de los Reyes Católicos y su política autoritaria. Desde el principio de la desabrida sucesión de Enrique IV las provincias vascas se instalan al lado de Isabel y Fernando. Su proceder será crucial en la lucha por el trono como evidencian los episodios bélicos contra la monarquía portuguesa, excelente reflejo de ello resulta la colaboración de tropas oriundas de estos

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Lope García de Salazar se encontrará entre los penados: “Entre los quoales dichos desterrados fue uno Lope Garçia de Salazar, por quatro años, a la villa de Xemena. E, llegado a la ciudad de Sevilla, adoleçió de terçianas, e llegado a punto de muerte, e porque los físicos le dixieron que, segund su hedad e dolençia, no podía aver vida si de Dios o de los ayres de su tierra no la oviese, e, codiçiando venir, fisose traer en andas con asemilas a sus fijos, disiendole que era duda poder llegar viuo a ella. E desde Guadalupe enbió su fijo Lope de Salazar a Jaén al Rey, a le faser saber su venida, e que no era por otra cosa su venida, sino deseando la vida como de toda criatura es codiçiada, pediendole por merced no la oviese por enojo, pues temor a la muerte gelo fasía faser”. GARCÍA DE SALAZAR, Libro de las Bienandanças e Fortunas, Códice del siglo XV (A. Rodríguez Herrero, ed.). Diputación Foral de Vizcaya. Bilbao. 1967, IV, p. 337-338. Información sobre el castigo penal del destierro BAZÁN DÍAZ I., “El destierro en el País Vasco (siglos XIV-XVI). La exclusión social a través del sistema penal”, En Marginación y exclusión social en el País Vasco. Universidad del País Vasco, 1999, p. 25-54. 25 DÍAZ DE DURANA J.R., “Las luchas de bandos: ligas nobiliarias y enfrentamientos banderizos en el nordeste de la Corona de Castilla”, en Conflictos sociales, políticos e intelectuales en la España de los siglos XIV y XV, XIV semana de Estudios Medievales 2003, p. 95. 26 En esa guerra “virtuosa y magnífica…, do la lanza cruel nunca yerra/ ni teme la sangre verter de parientes”. MENA Juan de, El laberinto de la fortuna, ed. BLECUA J.M., Madrid, 1943, p.83. NÚMERO 2 – 2014 | 177

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territorios en la toma de la fortaleza de Herreros27 o en la decisiva batalla de Toro28. 5. Conquista del reino de Granada Paradójicamente, con la inesperada toma de Zahara por parte de fuerzas granadinas, el reino nazarí sellaba su destino e ineludible desaparición, cristalizando con ello uno de los más acezantes anhelos de los monarcas católicos29. El profesor Ladero divide la guerra en cuatro grandes fases30: La primera de ellas de 1482 a 1484 gira en torno al mantenimiento de la Alhama en manos cristianas. Una segunda etapa vendría dada en el periodo comprendido entre 1484 y 1485, en la que se traduce una 27

“E luego como allí llegaron los peones, especialmente la gente que venía de Vizcaya é Guipúzcoa con ballestería grande que tenían, comenzaron á combatir aquella fortaleza; é tanta fue la multitud de la gente que cargó en el combate é tanta é tan grande priesa le dieron por todas partes, que los que estaban dentro no pudiendo socorrer á todos los lugares por do eran combatidos desmayaron, é por fuerza tomados, é aforcados fasta treinta hombres de aquellos ladrones que en ella estaban puestos por el alcayde Castronuño” PULGAR F., Crónica de los Reyes Católicos, Volumen Primero, ed. J. de M. Carriazo, Madrid, 1943. p. 271. 28 Tesón que brindaría un manantial de mercedes y dádivas regias para aquellos que se distinguieron en el suceso, recordar a agraciados como Martín Iñiguez de Zugasti que recibiría una variedad de privilegios en Larrabezua. ESTÉVEZ X., “Vascos y portugueses a finales del siglo XV: la actuación vasca en la guerra de Sucesión (1474-1479), en El pueblo Vasco en el Renacimiento. Instituto de Ignacio de Loyola-Universidad de Deusto, Bilbao, 1994, p.355. O el reconocimiento del patronazgo sobre San Sebastián de Soreasu para Beltrán Yañez de Loyola pues “acatando los muchos buenos e leales serviçios que vos nos fezistes en el çerco que tovimos sobre la çibdad de Toro, al tiempo que el de Portogal la tenía ocopada, e asy mesmo en el çerco del castillo de Burgos e en la defensa de la villa de Fuenterrabia, al tiempo que los françeses la tovieron çercada” DALMASES, C., Fontes documentales de S. Ignatio de Loyola. Documenta S. Ignatii, familia et patria, iuventute primis sociis. Roma, Institutum Historicum Societatis Iesu, 1974, p.126. Por otro lado, destacamos personajes que fueron exonerados de los crímenes de los que habían sido declarados culpables por su participación en la campaña como Juan de Galarde y Juan de Alcibar. SARASOLA M., Vizcaya y los Reyes Católicos. Biblioteca Reyes Católicos, nº 2, Madríd, 1950, p. 116. 29 “Antes que Sahara fuese por los moros tomada era publica fama en esta comarca que Vuestra Alteza los querie faser guerra en el verano venidero”. VALERA, Epístolas, citado en LADERO QUESADA M.A., Castilla y la conquista de la guerra de Granada. Granada. 1993. p. 38. 30 LADERO QUESADA M.A., La guerra de Granada (1482-1491), Los libros de la Estrella, Historia, economía y sociedad, nº4, Diputación de Granada, 2001. 178 | NÚMERO 2 – 2014

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dedicación más continuada de los reyes, instalados en Andalucía, y la intensificación de la crisis política en el seno de Granada. Los años decisivos serán los inclusos entre 1485 y 1487 en los que somos espectadores del asedio y posterior caída de Málaga. Un periodo en el que las conquistas militares, el estrangulamiento económico de Granada y la favorable evolución de la alianza con Boabdil deciden el curso de la guerra. Por último, el intervalo entre 1488 y 1491, en el que la cadencia de la contienda languidece y toma un ritmo de carácter cachazudo y menos espectacular: se quebrantará, por fin, la oposición de El Zagal y sólo habrá que esperar a la rendición de Granada por capitulación. El trascurrir de los días, junto con los deseos de paz de un cansado Boabdil, lubricó la cesión de la ciudad que el 6 de enero presenciaría la ampulosa entrada oficial de los monarcas castellanos con su corte. Éstos permanecerían en la anterior urbe musulmana durante varios meses con ánimo de organizar la población y evitar una posible insurrección de los vencidos. La adscripción de las tropas norteñas en el curso de la guerra y la relevancia del apoyo de su marina en el cerco de Granada es muy notable para llevar a término la invasión y posterior ocupación. Veremos a

vascos como Jorge de

Avendaño y un Salcedo formando parte de las guardas reales31; al frente de una capitanía de la hermandad acudía Diego López de Ayala con 84 lanzas32. En la tala de Málaga estaría Ochoa de Salazar con 5 jinetes en 1484 y en la campaña de Alora, Hurtado de Mendoza y Sancho de Salazar con 20 y 25 jinetes respectivamente. En la nómina de los continos de la Corona de 1487 encontramos, entre otros, a: Carlos de Guevara, el

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RONQUILLO RUBIO M., Los vascos en Sevilla y su tierra durante los siglos XIII, XIV y XV. Fundamentos de su éxito y permanencia, Diputación Foral de Bizkaia. 2004. p. 76. LADERO QUESADA M. A., Castilla y la conquista del reino de Granada, Granada. 1993. p.163. 32 Ibid. p.170. NÚMERO 2 – 2014 | 179

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comendador Iñigo López de Ayala, Lope de Mújica y Rodrigo de Henao33. Estos cortesanos realizaban servicios especiales en la Corte como puede ser para esta ocasión la reclamación, organización y traslado de tropas al campamento de Sus Majestades34. Asimismo, manejamos cédulas que demandan apercibimientos de soldados para la riña en curso como el de 700 peones, 300 ballesteros y 400 lanceros a la provincia de Guipúzcoa en 149035, o el perteneciente al mismo año a los concejos de Vitoria y su tierra exigiendo 300 peones, 150 ballesteros y 150 lanceros36. Pese a ser una liza que predominantemente se va a dirimir por tierra37, lo naval jugará un papel a subrayar al obstaculizar la llegada de refuerzos del norte de África en auxilio del reino vulnerado así como para evitar el aprovisionamiento de víveres y mantenimientos destinados a los sitiados38. Para ello, los reyes confiaban en la flota vasca39, conscientes de que se iban a ver asistidos 33

Ibid. p. 401-404. Se encarga a Françisco de Salaçar supervisar el alistamiento de tropas en el concejo de Vitoria y su tierra en un documento que en unos momentos comentaremos.AGS, RGS, diciembre de 1490, folio 50. 35 AGS, RGS, diciembre de 1490, folio 12. 36 AGS, RGS, diciembre de 1490, folio 50. 37 Explicada en mayor medida por una falta de visión marinera que por la incapacidad de reunir navíos o de que éstos no fuesen de una excelente calidad para satisfacer las necesidades del conflicto. LADERO QUESADA M. A., “Ejército, logística y financiación en la guerra de Granada”. En VV.AA.: La incorporación de Granada a la Corona de Castilla, Diputación de Granada, Granada, 1993, p.689. 38 “(…) La guerra que nos fasemos al regno e moros de Granada es necesario que tengamos flota en la mar sobre los puertos della que son del dicho regno de Granada porque no los puedan entrar gente ni mantenimientos (…) y confiado en la lealtad de vosotros y en la habilidad que tiene la gente desa provincia para las cosas de la mar” Extracto de una orden de 1483 a los procuradores de Guipúzcoa para que proporcionen naves para el cerco por mar del Reino de Granada. AGS, RGS, diciembre de 1483, folio 106. 39 Otras armadas con participación de la flota vasca se organizaron posteriormente con fines militares o diplomáticos. Véase I. SZASZADI LEÓN-BORJA, “El origen de la armada de Vizcaya (1492-1493): Nuevos datos documentales”, En la España Medieval, 24, 2001, pp. 365-394; PÉREZ DE TUDELA BUESO J., “La Armada de Vizcaya. Acerca de una razón de fuerza y otros argumentos en el acuerdo de Tordesillas”, El tratado de Tordesillas y su proyección, Valladolid, 1973, Vol. I, p. 33-92; LADERO GALÁN A. y LADERO QUESADA M.A., “Ejércitos y armadas de los Reyes Católicos: algunos 34

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como sus antecesores de su actuación40, socorridos además del espectacular desarrollo que había propulsado el sector naviero vizcaíno y guipuzcoano41 en los últimos decenios. Pese a las numerosas dificultades financieras- de naturaleza inherente en este tipo de proyectos- y manifestada en lo complicado del pago debido a las tropas42, la dedicación a la cruzada repercutió favorablemente para los que se batieron bajo el pendón real en forma de premios y recompensas regias. Una vez finalizada la conquista, individuos tradicionales del País Vasco aparecerán organizando el territorio, formando parte de las poblaciones y sobre todo en el entorno palatino de los reyes. Factor que les permitirá elevarse espectacularmente en la escala social al desconectar del ámbito local de su terruño en el que anteriormente estaban anclados, obteniendo una ventajosa posición en el albor de lo que muy pronto constituirá un imperio. Por último, recordar aquellos que se gratificaron del perdón a los “homicianos” de los delitos y crímenes perpetrados en virtud a su integración en los contingentes armados durante un tiempo determinado con objeto de redimir sus penas. Un excelente representante de este grupo es Juan Martínez, vecino de presupuestos y cuentas de gastos entre 1493 y 1500”, Revista de Historia Militar, 92, 2002, LADERO QUESADA M.A., La armada de Flandes: un episodio en la política naval de los Reyes Católicos (1496-1497), Edit. Real Academia de la Historia. Madrid, 2003 y de este último autor “La armada de Vizcaya (1492-1493): Nuevos datos documentales”, En la España Medieval, 24 (2001), p. 365-394. 40 Señalada es su enérgica participación en la guarda del estrecho frente a portugueses y moros. FERNÁNDEZ DURO C., “La Marina de Castilla. Desde su origen y pugna con la de Inglaterra hasta la refundición en la Armada Española”, en Historia General de España, dirigida por Antonio Cánovas del Castillo, 1894. p. 86. 41 GARCÍA FERNÁNDEZ E.: “Acerca de la contribución militar de la junta general de la Provincia de Guipúzcoa a la guerra de Granada en 1484”, en Anuario de estudios Medievales, 40/2, julio-diciembre de 2010, p. 623. 42 Sirvan como muestreo las exigencias de completa retribución a las tropas enviadas a Granada al condado de Vizcaya en 1487, AGS, RGS, agosto de 1487, folio 270; a los concejos y tierra de la merindad de Ayala en 1489, AGS, RGS, noviembre de 1489, folio 273; o a don Juan de Ribera, corregidor de Guipúzcoa, al que se le urge a pagar a Lope Ortiz, vecino de Villareal, que reclama el acostamiento estipulado a este concejo por haber servido con tres peones en la guerra, AGS, RGS, noviembre de 1492, folio 160. NÚMERO 2 – 2014 | 181

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Plasencia -Guipúzcoa- que culpable de haber dado palos a un vecino de la villa quedaría exonerado de la falta tras servir en la frontera de los moros, incluso tras haber cumplido sólo la mitad de lo establecido después de ser herido por una saeta43. El conjunto del cuerpo social se sumaba a este esfuerzo último de desalojo de la península de todo vestigio del poder musulmán, obteniendo para su logro las indulgencias civiles y religiosas necesarias con intención movilizar a la totalidad de sociedad. 6. Conclusión La disputa por Granada será la última en tener un carácter medieval y en forma de hueste es como acudirán las milicias vascas al servicio de sus señores, prelados y monarcas. Ulteriormente, tras la debacle agarena, fueron los permanentes ejércitos profesionales los que concurran a satisfacer los designios e inabarcables empresas de la naciente monarquía católica española. No obstante, como hemos venido repasando, la lucha contra el infiel es vehementemente sentida en la sociedad y mentalidad de los moradores de las provincias vascongadas. A partir de unas posiciones que claman como irreductibles ante un enemigo foráneo- razón esencial de la pretendida hidalguía universal- se involucrarán desde el principio en la resistencia para posterior conquista de los espacios perdidos ante las huestes mahometanas. Dista mucho el suyo de constituirse como un motivo altruista, tras dicha prestación recibirán numeras regalías, mercedes, donaciones e ingentes beneficios. En concomitancia proporcionará salida a las tensiones internas, aliviando los enfrentamientos intestinos que sufrían en sus tierras de origen. Una vez que finalice la destrucción del último reducto islámico de la península, muchos de ellos no volverán a sus solares, 43

AGS, RGS, junio de 1491, folio 121. Para un mayor conocimiento, véase: BAZÁN DÍAZ I., Delincuencia y criminalidad en el País Vasco en la transición de la Edad media a la Moderna. Gobierno Vasco, 1995. p. 595-602. 182 | NÚMERO 2 – 2014

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quedando en los territorios tomados o al servicio directo e itinerante de la Corte Real. Las ganancias para lo más selecto de la aristocracia vascongada por causa de esta íntima ligazón con el cetro imperial podían llegar a ser muy considerables: en 1529 el conde de Oñate recibía un acostamiento de 80.000 maravedís anuales mientras que su salario como capitán de una compañía de hombres de armas de las Guardias de Castilla le rentaba 250.000 anuales44. Como arquetipo de esta confluencia de intereses elegimos la figura de Ignacio de Loyola, de rancia familia banderiza45 y soldado involucrado en la conquista del reino de Navarra, se transformará en uno de los personajes con mayor eco internacional de la historia española, aquel a quien Unamuno consideraba como el vasco más universal. Al compás del definitivo ocaso del reino nasrí contemplaremos el alumbramiento de Imperio Español, ocasión que con fruición y entusiasmo será aprovechada -entre otros- por los hábiles marineros vascos. Es por ello que lo que por un momento parece un final no es sino un comienzo de un mundo nuevo de oportunidades y la toma de Granada se sitúa como una especie de ensayo general46 para que la presencia vasca se encastille en la administración y en el aparato productivo del conjunto de la Corona. Considerado el 1492 como fecha clave a causa de la toma de Granada, la expulsión de la comunidad hebrea y el descubrimiento de 44

FERNÁNDEZ DE LARREA J.A., “Los señores de la guerra en la Guipúzcoa bajomedieval”, en Los señores de la guerra y de la tierra: nuevos textos para el estudio de los parientes mayores guipuzcoanos (1265-1548), San Sebastián, Diputación Foral de Guipúzcoa, 2000, p. 34. 45 Iniciábamos estas páginas aludiendo a una especie de alma banderiza, parece apropiado rememorarlas en el epílogo auxiliados con los íntimos pensamientos del santo que paladinamente reverberan dicho espíritu: “Santo Domingo hizo esto; pues yo lo tengo que hacer. San Francisco hizo esto; pues yo lo tengo que hacer”. Es pues, ante todo, un ansia de valer más. Cita extraída de AROCENA I., “Los banderizos vascos”, Boletín de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. Año XXV, cuaderno 2º, 1969, p. 309. 46 DÍAZ DE DURANA J.R., OTAZU A., El espíritu emprendedor de los vascos, Silex Ediciones, 2008. p. 55. NÚMERO 2 – 2014 | 183

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América, también supondría un año bisagra en los territorios vascos, zonas que se verán crucialmente afectadas por dichos fenómenos. Como despedida, advertir al lector de la necesidad de realizar una disertación más exhaustiva de la cuestión así como de, a un plano más amplio, el estudio de la participación vascongada en el conjunto del esfuerzo “reconquistador” a lo largo de la Edad Media. Nos hemos visto limitados en exceso por el espacio permitido para una comunicación de estas características y advertimos como conveniente el trabajar en esta línea de investigación para enriquecer la aprehensión total del proceso.

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ARTHUR’S HEIRS: COMPARING THE NORDIC AND SPANISH TRISTAN LOS HEREDEROS DE ARTURO: COMPARANDO EL TRISTÁN NÓRDICO E HISPANO

Nahir I. Otaño Gracia1 Universidad de Massachusetts Amherst RESUMEN Mi investigación le da énfasis a la periferia Europea, investigando las semejanzas y diferencias entre los textos Artúricos sobre Tristán escritos en España y Escandinavia para demostrar cómo cada cultura maneja el material de forma diferente. Dándole énfasis a los contextos sociales y culturales de cada país, analizo como estos textos pertenecen al mismo sistema familiar mientras que mantienen una identidad única. PALABRAS CLAVE: Literatura Artúrica Española y Escandinava. Tristán. Traductología. Medioevo y la Corte. Estudios Culturales. ABSTRACT This study emphasizes the peripheries of Europe, investigating the similarities and differences between the Medieval Arthurian Tristan tales written in Spain and Scandinavia; demonstrating how each culture deals with the material differently. By emphasizing the social and cultural contexts of each country, I analyze how these texts belong to the same Arthurian system while maintaining their own unique identity. Thus, peripheral texts are entrenched in the cultural systems that gave birth to a family of texts: they are the heirs of Arthur. KEY WORDS: Spanish and Scandinavian Arthurian Literature. Tristan. Translation Theory. Medieval Courtly Culture. Cultural Studies.

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Programa de cooperación cultural entre el Ministerio de Cultura Española y las Universidades de Estados Unidos NÚMERO 2 – 2014 | 185

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The extensive Arthurian corpus differs greatly from culture to culture because each adaptation creatively engages the material, making each text unique while remaining within the Arthurian system. There is not only one Arthurian story, but many stories with a network of similarities and differences. Trying to find an original, common, or universal Arthurian tale is to fundamentally misunderstand the complex phenomenon of Arthur, and practically speaking, to exclude many of the most interesting variations. To fully understand the Arthurian tradition, one must move the Arthurian stories away from a national setting and a Eurocentric point of view. The different adaptations, refractions, translations, and pseudo-translations of Arthurian texts reveal family resemblances that both distinguish and unite the material. This idea of family resemblances is taken from the work of the philosopher Ludwig Wittgenstein. In Philosophical Investigations, Ludwig Wittgenstein rejects the idea that words, language, and concepts can be defined through one common idea. Instead he describes language as a “complicated network of similarities overlapping and criss-crossing”2. He uses the idea of family resemblances to explain the plurality of words and concepts. He states: “I can think of no better expression to characterize these similarities than ‘family resemblances’; for the various resemblances between members of a family—build, features, colour of eyes, gait, temperament, and so on and so forth—overlap and criss-cross in the same way”3. You may have the eyes of your mother and nose of your father, while your sibling has the eyes of your aunt and the nose of your mother, for example. Inspired by his take on the philosophy of language, I move my 2

WITTGENSTEIN, L., Philosophical Investigations: The German text, with an English translation by P.M.S Hacker and Joachim Schulte Revised 4th edition. Blackwater. Singapore 2009, p. 65 3 Ibid., p. 66 186 | NÚMERO 2 – 2014

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research away from the scholarly Arthurian tradition that concentrates on searching for an original, and/or a cohesive tale, proposing instead ‘family resemblances’ between the stories. I also compare texts without emphasizing the canonical “first-tier” Arthurian texts but comparing instead “second-tier” texts with each other. The Spanish and Scandinavian Arthurian materials in particular illustrate the transnational quality of the Arthurian texts. They remind us how these countries had contact with each other without necessarily having France as an intermediary. Moreover, these texts are entrenched in the cultural systems that gave birth to a family of texts: the heirs of Arthur. Scholarly research concerning medieval Arthurian material is extensive, especially regarding the canonical Arthurian texts: Geoffrey of Monmouth’s Historia Regum Britanniae (1136); the twelfth-century romances of Chrétien de Troyes; the romances of Hartmann von Aue (ca.1160-1210), and Wolfram Von Eschenbach (1170-1220), the Tristan tale by Gottfried von Strassburg (1210); the French Vulgate (1215-35) and the Post-Vulgate (between 1230-1240); the anonymous late fourteenthcentury Sir Gawain and the Green Knight; and Thomas Malory’s Le Morte D’Arthur, published in the late fifteenth century. Academic studies of the Arthurian corpus have usually been confined to how these canonical texts relate to each other and how the non-canonical or “second-tier” texts relate them4. Scholars have published research anthologies about the Arthurian material encompassing all of Europe5. In these anthologies, however, 4

There are critical texts that concentrate on exposing the wide range of Arthurian material available; they are, however, overviews of the material and limited in scope if one is a specialist. See: LACY, N.J. (ed.), The New Arthurian Encyclopedia. New York, Garland, 1991; LACY, N.J. (ed.), Medieval Arthurian Literature: A Guide to Recent Research. New York, London, 1997; LUPACK, A. (ed.), The Oxford Guide to Arthurian literature and legend. Oxford University Press, 2007. 5 S. LOOMIS, R. (ed.), Arthurian literature in the Middle Ages: a collaborative history. Oxford, 1959; LACY, N.J. (ed.), Medieval Arthurian Literature: A Guide to Recent NÚMERO 2 – 2014 | 187

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specialized national-language scholars divide the material by country; experts on the Arthurian material of each country research the Arthur of that particular country6. They rarely compare the non-canonical texts to each other, even though Arthurian texts show interesting and important differences and similarities across disparate times and places. Arthurian manifestations merit a more thorough investigation through the cultures that created them, while keeping the canonical Arthurian texts as background. They also merit new forms of comparisons that do not emphasize the canon. Beginning to address the significant gap in scholarship about Arthurian texts in the peripheries of Europe, I concentrate on the Icelandic Saga af Tristram ok Ísodd and the Spanish Don Tristán de Leonís7; I also briefly refer to the Norwegian Tristram saga ok Ísöndar and the Spanish Don Tristán de Leonís y del rey don Tristán de Leonís el joven, su hijo8. I aim to expose that Arthurian texts are not examples of one-way transfer, but show a relationship between the source and target culture, and between the adaptation and the target culture. And yet, all four texts are considered to be strongly influenced by the French canon. The Norwegian Tristram saga ok Ísöndar is preserved in fifteenth and seventeenth-century manuscripts, but the tale was translated from French in 1226. The Icelandic Saga af Tristram is preserved in fifteenth century manuscripts but stands as a fourteenth-century refraction of the Norwegian version. Don Tristán de Leonís (1501) closely follows earlier fourteenth-century manuscripts, and Don Tristán de Leonís y del rey don Research. New York, 1996; LACY, N.J. (ed.), A History of Arthurian Scholarship. Cambridge, 2006. 6 Each scholar generally presents the material through her or his own particular research interests, and summarizes the conversations and discussions among the experts of the field in that particular country. 7 The full title is Libro del esforçado cauallero don Tristan de leonis y de sus grandes fechos en armas. 8 The full title is Coronica nuevamente enmendada y añadida del buen cavallero don Tristan de Leonis y del rey don Tristan de Leonis el joven, su hijo. 188 | NÚMERO 2 – 2014

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Tristán de Leonís el joven, su hijo is the most recent edition of the Tristan Spanish tale which includes a section about Tristan’s son (1534). Both the Spanish and Scandinavian narratives uphold the chivalric code while injecting an element of instability to courtly and chivalric culture. Despite the fractured nature of Arthurian texts and research on the so-called second-tier Arthurian texts, the Arthurian material is still analyzed with the assumption that Arthurian texts are cohesive in nature. Scholars compare the material from different countries and epochs to find the potential original source of the materials. Concentrating on Arthurian texts solely to find commonalities and influences has resulted in a limited point of view. Although differences between the source texts and the translations are mentioned, they are not explored in detail, and the cultural systems producing the translations are disregarded. Scholars do not explore how these differences fit within the cultural system that created the text, or how they bring instability and difference to Arthurian literature. Yet, these texts create instability in different ways. For example, the Norwegian Tristan saga injects materials from the Celtic Arthur that are not found in the “source” romance9. The Icelandic Saga of Tristan uses hyperbole and narrative distortion to parody Arthurian Romances10. Finally, the story of Don Tristán de Leonís critiques the discourse of chivalry by adopting material found in Juan de Flores’ proto-feminist romance Grimalte y Gradissa (c. 1480-95). These examples support my general perspective, which is that differences between Arthurian narratives—the translations, pseudo-translations, and refractions—can be best understood as part of the different systems that created them. 9

KALINKE, M., King Arthur, north-by-northwest: The “Matière de Bretagne” in Old Norse-Icelandic romances. Copenhagen, Rehzel, 1981, p. 42. 10 SCHACH, P., “The Saga af Tristram ok Isodd. Summary or Satire?”, Modern Language Quarterly, 21, 1960, pp. 336-352; SCHANCH, P., “Tristam saga ok Ýsoddar as Burlesque”, Scandinavian Studies, 59, 1987, pp. 86-100. NÚMERO 2 – 2014 | 189

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In Translation in a Postcolonial Context (1999), Maria Tymoczko presents several ways to analyze translations. She finds that representing culture, humor, and names “take us to the heart of cultural power in translation, exposing the ways the translators reflect fundamental patterns of difference”11. The different Tristan tales examined in this essay incorporate contemporary indigenous material into the tales, making them unique in their own right while still showing connections between both Scandinavian and Spanish cultures. These texts belong in the cultural systems that created them, as well as an Arthurian system. They have overlapping similarities that show them as part of the same family, but they are decidedly different because of the cultures and times that created them. Thus, the international nature of these texts helps us understand differences and similarities between cultures. The Spanish and Scandinavian versions, for example, expose the connections between two seemingly disparate sections of Europe—the north and south peripheries. The Scandinavian and Spanish tales on Tristan as well as other European versions of the story have many common elements in their plot. Either one or both of Tristan’s parents die early in his childhood, he goes to the Kingdom of his uncle (albeit with different names in the different tales), he fights against the oppression created by a knight (usually an Irish Knight), and he falls in love with Isold, who will become the wife of his uncle, because of a love potion, and both Tristan and Isold die. Although the plot follows a pattern that makes it clear that the story is that of Tristan, the specificities of each individual story expose the cultural and historical backgrounds of the texts. An interesting example is the portrayal of Tristan’s uncle —King Mórodd in the Icelandic, and King Mares in the Spanish tales— since in the Icelandic version he is portrayed as the 11

TYMOCZKO, M., Translation in a postcolonial context: early Irish literature in English translation. St. Jerome Publishing, 1999, p. 159.

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accepted and rightful king of all of England, and in the Spanish version he is derided for not following the chivalric and courtly ideals. In the beginning of the Icelandic version, for example, Mórodd becomes King of all of England by two different means. First, he is accepted as the king of England by the men of the court. Second, he beats Plegrus, the champion of King Mórodd’s sister, who was trying to conquer England for her. Moreover, the text has several scenes were the mother of Ísolt, Queen Flúrent, offers Ísolt to Tristram as a wife and Tristram refuses because there is a better man for her—namely King Mórodd: Flúrent dróttning bauð, Ísodd fyrir þat hit mikla þrekvirki, er hann hafði drepit orminn. Tristram svarar. “Ekki vil ek þat,” sagði hann, “þvíat ek veit þann manninn, at henna sómir at eiga; en þetta er henna of lágt.” Hún frétti, hverr sá væri. Tristram svarar: “Mórodd kóngr, frændi minn,” sagði hann. (Norse Romance: The Tristan Legend) 12 The queen believes Tristram is the right man for her daughter because he has shown bravery and might by killing the reptile. Tristram, however, disagrees, and believes the king to be a better man. Although he

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HILL, Tr. J. (Tr.), “Saga af Tristram ok Ísodd”, Norse Romace: The Tristan Legend. Cambridge, 1999, p. 274. “Queen Flúrent offered Ísodd to Tristram in return for his great and daring deed in killing the reptile. Tristram replied: “I do not want that,” he said, “because I know the very man that it is fitting for her to have. But this is too humble for her.” She asked who it was. Tristram replied: “King Mórod, my kinsman,” he said” (275). I am using the edition edited by M. Kalinke titled Norse Romance: The Tristan Legend. This edition has the Icelandic facing the English translation. Peter Jorgersen translated the Norwegian Tristan tale, and Joyce Hill translated the Icelandic version. NÚMERO 2 – 2014 | 191

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becomes a passive figure once Tristram enters the tale13, King Mórodd is described positively. The king, in this version of Tristan, is an honorable man that deserves the kingship of England. The description of King Mares in the beginning of Tristán de Leonís differs greatly from the Icelandic counterpart. Once he becomes King of Cornualla, King Mares, pays tribute to Morlot of Ireland. Mares reacts by accepting the demands, without consulting the men of his court. Pernán, the brother of Mares, disagrees with his actions and tells him to fight Morlot or release the kingship of Cornualla to someone willing to fight: “Entonces dixo Pernán que si [Mares] no quisiese combatirse por defender su tierra e reino, que dexase la corona del reino, que bien habría caballero que la defendiese. Y el rey dixo que no quería e que haría en esto y en todo su voluntad, queriendo él o no” (Libro del esforzado caballero don Tristán de Leonís y de sus grandes hechos en armas)14. Mares pays tribute to Morlot, and then, decides to kill his brother in secret to avenge his words. In the very first chapter of the Spanish Tristan, Mares is presented as a tyrant who does not ask his men for counsel, acts according to his will and not according to what is best for his kingdom, and kills those who reproach his actions even if it is his own brother. The portrayal of Mares is very different from that of Mórodd. For example, in the Spanish version, Mares decides to marry Iseo. While in the Icelandic version, Tristram states that Mórodd is a better man, and thus, more deserving of Ísolt, Spanish Mares wants Tristán to die and sends him to get Iseo because Mares believes that 13

KALINKE, M., King Arthur... op. cit., pp. 38-43. ANZOÁTEGUI, I.B. (ed.), Libro del esforzado caballero don Tristán de Leonís y de sus grandes hechos en armas. Buenos Aires-México, Espasa-Calpe Argentina, 1943, P. 14. “Then, Pernán said that if Mares did not want to go and fight to defend his land and kingdom, then he should relinquish the Crown of the kingdom, that there would be a knight who would defend it. And the King said he would follow his own will in this, as he does with everything else, whether he likes it or not.” All Spanish to English translations are my own.

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he will be killed in the process of asking for her hand. The title of the chapter explains it well: “De cómo don Tristán se tornó a la corte y pesó al rey Mares con él. Y de cómo le envió a Irlanda por Iseo la brunda, porque lo matasen allá, por cuanto la reina, mujer del rey Languines, lo quería mal porque mató a su hermano Morlot, e la truxo consigo por su buena caballería” (Libro del esforzado caballero don Tristán de Leonís y de sus grandes hechos en armas)15. Although both the Icelandic and Spanish versions follow enough of a similar plotline for us to know they are different version of the same tale, the differences in the details, such as the personality of Tristan’s uncle and how he ends up with Isold, are strikingly different. The differences are significant because they usually signal the uniqueness of the adaptations, and how they engage their own cultures. Despite the differences that mark these versions as unique, there is an international quality to them. Each version finds different ways to integrate the tale to the Arthurian milieu. The Norwegian version adds scenes depicting Arthur similarly to the depictions of Arthur found in Britain16. The Icelandic version turns a servant of the Irish court into Kæi, echoing Kai, one of Arthur’s knights. Such a change works because both characters have similar attributes17. Finally, the Spanish version incorporates several characters of Arthur’s court into the tale, including Arthur and Lanzarote. Moroever, embracing an international Arthur has an added benefit; it also exposes the different ways that medieval European cultures came into contact with each other and how the Arthurian tales influenced the 15

ANZOÁTEGUI, I.B. (ed.), Libro del esforzado caballero don Tristán de Leonís y de sus grandes hechos en armas. Buenos Aires-México, Espasa-Calpe Argentina, 1943, p. 58. “On how Tristán went back to court and weighted King Mares with himself. And how [Mares] sent him to Ireland for Iseo the blonde so that he would be killed, since the queen, the wife of King Languines, wished him ill because he killed her brother Morlot.” 16 KALINKE, M., King Arthur... op. cit., p. 42. 17 Ibid., p. 111. NÚMERO 2 – 2014 | 193

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literature of the cultures that came in contact with them. In Scandinavia, many elements of the Tristan Saga made their way into the well-known Icelandic sagas such as Laxdæla saga and Grettis saga18, and in Spain the Tristan narrative was important because it synthesized the European Arthurian motifs and the Spanish chivalric ideals19. Nevertheless, scholars emphasize that these are heavily influenced by the French Arthurian romances20 and are translations or pseudo translations of the French Arthurian texts. To expose how these texts are appropriated by their respective cultures, I give information on the courts that created or had access to the Arthurian texts and how the specific courtly models impacted the texts. I also compare the Spanish and Scandinavian versions and expose their innovations to the Arthurian milieu. Medieval Arthurian texts had a great reception in Scandinavia since the Norwegian King Hákonarson (1204-1263) commissioned translations of many French Arthurian texts21. The first Arthurian text translated was Saga af Tristram ok Ísönd, the only complete translation of Thomas’ Tristan. The introduction tells us that a Brother Robert translated it in 1226. Scholars agree that it is possible that Ívens saga, Parcevals saga, and Valvens þáttr were also translated at the Norwegian court during the same time period22. King Hakon was given the throne of Norway in 1217. Unlike previous reigns, however, his was relatively peaceful. He had connections 18

KALINKE, M., Norse Romance... op. cit., p. 25. CUESTA TORRES, L., “La transmisión textual de Don Tristán de Leonis”, Revista de Literatura Medieval, V, 1993, pp. 63-69. 20 Ibid.; KALINKE, M., King Arthur... op. cit. 21 There are translations of four French Arthurian sagas available: Tristrams saga, Ívens saga (Ivain or The Knight of the Lion by Chrétien de Troyes), Parcevals saga with Valvens þattr (Perceval or The Story of the Grail by Chrétien de Troyes), and Erex saga (Erec et Enide by Chrétien de Troyes); two lais: Geitarlauf (Chevrefueil by Marie de France), Janual (Lanval by Marie de France); and a fabliaux Möttuls saga (The lay of the Mantle); vid. KALINKE, M., King Arthur... op. cit. pp. 7-8. 22 KALINKE, M, King Arthur… op. cit., pp. 5. 19

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to other courts, such as the English court

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. He is stated to have

commissioned several translations, including Tristrams saga. These translations served as entertainment and followed the literary fashions of other European courts24. As Rikhardsdottir explains: “Similarly the opulence of [King Hákon’s] court at Bergen, in comparison with prior and other Scandinavian royal sites, as well as the education of his sons bear witness to a predilection for the sophistication evidenced by his English and French neighbors”25. The introduction of the matière de Bretagne and the matière de France into Scandinavia was a product of the connections between the different courts in Europe and their penchant for knightly tales. Other Arthurian sagas, however, such as Erex saga, are more ambivalent since “structurally and stylistically the work deviates from the other literature which we know to have been translated during the thirteenth century in Norway”26. Moreover the matière de Bretagne and the matière de France were originally imported through the Norwegian court. They are, however, mostly available in Icelandic manuscripts, some even centuries removed from the material27. There are also Icelandic translations of “The history of the Kings of Britain” (Breta sögur), an Icelandic translation of book VII of the Historia titled Merlínús spá, and an Icelandic refraction of Tristan and Isold (Saga af Tristram ok Ísodd). Most of the

23

HALVORSEN, E. F., The Norse Version of the Chanson de Roland. Copenhagen, 1959; RIKHARDSDOTTIR, S., “The Imperial Implications of Medieval Translations. A Comparative Analysis of the Old Norse and Middle English Versions of Marie de Fance’s Lais”, Studies in Philology, 105.2, 2008, pp. 144-164. 24 KALINKE, M., King Arthur... op. cit., pp. 20-45. 25 RIKHARDSDOTTIR, S., “The Imperial Implications...”, op. cit., p. 148. 26 KALINKE, M., King Arthur... op. cit., p. 5. 27 HALVORSEN, E. F., The Norse Version... op. cit., pp. 13-26; KALINKE, M., King Arthur... op. cit., pp. 2-3. NÚMERO 2 – 2014 | 195

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Icelandic Arthurian material is written in prose narrative, following the structure of the Icelandic sagas28. The Arthurian material was introduced by the Norwegian court, but most texts available are written in Old-Norse Icelandic. As Kalinke explains: “Ultimately, the Icelanders were responsible for the preservation as well as transmission of Arthurian literature in the North, a foreign import at a time when their own literature was at its height. In the same epoch that the deeds of Gunnar, the poetry of Egill and of Kormakr, and the loves of Gudrun were set down in writing, the North also learned of the magnificence and munificence of Arthur, of the chivalrous deeds of Erec, Yvain, the new room Gawain, and Perceval, as well as of the tragic love of Tristan and Isolt”29. The Icelanders preserved the Arthurian material while creating their own literary corpus. The Scandinavian Tristan sagas are good examples of the

relationship

between

translations

and

refractions

within

the

Scandinavian culture30. Saga af Tristram ok Ísodd follows a clear pattern of normalizing the text to fit into the historical and social contexts of its place of creation. Literary evidence also points to innovative links between these two disparate countries. Saga af Tristram ok Ísodd is an Icelandic version of the Tristan tale inspired by the Norwegian translation of the French redaction of Thomas’ Tristan. In the Scandinavian version of the story, however, there are several important changes. Tristram’s father is from Spain, 28

BLAISDELL, F. W., KALINKE, M., “Introduction”, Erex Saga and Ívens Saga. University of Nebraska Press, 1977, pp. x-xi. 29 KALINKE, M., King Arthur... op. cit., p. 1. 30 Differences between the Norwegian and Icelandic version of the Tristan saga highlight the significance of the Arthurian texts in Iceland, in that they emphasize the knights and not King Arthur. Similarly, the sagas are about the Icelandic Vikings and not the Norwegian kings. I expand further on this theory in chapter three of my book manuscript. 196 | NÚMERO 2 – 2014

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Tristram is raised in Spain by his foster father31, and most of the tale is set in Spain, showing that the writer had, at the very least, some knowledge about Spanish culture. Moreover, Tristram fights “heathens” who are connected to Muslims: “Þá mæltu heiðingjar: ‘Þetta er fjándi en ekki maðr, er oss gerir svá mikinn skaða, ok hinn helgi Maúmet verði honum reiðr ok lægi hans dramb’…”32. The image of the Spanish, as knights fighting against Muslims is a common trope found in Europe, mirroring the historical context of Medieval Spain. Finally, in the Norwegian version of Tristran and in other versions of the story, Ísodd of the White Hands is a type of doppelganger of Ísodd, who is Tristan’s love and the female lead of the story. In Saga af Tristram ok Ísodd, however, Ísodd of the White Hands changes into Ísodd svarta, or Ísodd the Dark, from Spain (in Old Norse svarta means dark and refers to her hair and eyes). By changing her name into Ísodd the Dark her Spanish heritage is incorporated while contrasting with the main female character known as Ísodd the Fair. The story shows us that Ísodd the Dark is so named because she is Spanish. At the end of the tale, Tristan dies as the king of Spain. In one of the later Spanish versions of Tristan, while Tristan is not Spanish, his son, el joven Tristán, becomes King of Spain and fights against the Moors. While the earlier fourteenth-century versions of the Tristan tale have an English Tristan, these two Spanish and Scandinavian versions create the innovation of a Spanish Tristan, thereby moving away from a French-Anglo origin. Thus, the history of the transmission of the Arthurian texts and its literature show that Scandinavia and Spain, two regions that are not generally studied together because of their physical 31

HILL, J. (Tr), “Saga af Tristram ok Ísodd”, Norse Romace: The Tristan Legend. Cambridge, 1999, pp. 256-257. 32 Ibid., pp. 282-283, “Then the heathens said: ‘This is a devil, and not a man, because he does us so much harm. May the holy Mahomet (in Old Norse Maúmet) be angry with him and humble his pride…’”. NÚMERO 2 – 2014 | 197

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distance (as they stand for the north and south peripheries of Europe), have indeed a common ground and are aware of each other. Saga af Tristram ok Ísodd emphasizes Tristan’s adventures away from Isold, and courtly culture behavior is criticized because it is not conducive to honorable conduct. Early in the text, for example, Blenziblý, Tristan’s mother, wants to meet the knight who will later become Tristan’s father. She and her page, Pollornis, have the following conversation: “Ek hefi sét í dag,” sagði hún, “þann mann at ek hefi eigi litit hans jafningja, ok þér satt at segja, þá hefi ek svá mikla ást felt til hans, at ek má fyrir engan mun annat, en nú þegar í stað verð ek at senda þik til fundar við Kalegras, ok bið hann koma til mín, ok seg at ek vil hafa ást hans.” Pollornis svarar: “Frú, þú munt vera drukkin, er þér mælit slíka fólsku, þar sem hann hefir gert yðr svá mikinn skaða, at hann hefir drepit Plegrus riddara, vin yðvarn, er fyrir skömmu settuð þér höfðingja yðvars hers. Líz mér hit ráðligra, at ek fara of drepa hann ok færa [ek þér] höfuð hans; er þa vel hefnt várs manns.” (Norse Romance: The Tristan Legend) 33 Although the page does ask Plegrus to meet Blenziblý, a meeting that is essential to the story, Pollornis clearly reproaches her actions and the courtly system in general. In Viking society, vengeance is extremely

33

Ibid., p. 248; “I have seen today,” she said, “the man whose equal I have never seen, and to tell you the truth, I then fell deeply in love with him that, as a result, now, at this moment, I can act in no other way than to send you to meet Kalegras. Ask him to come to me, and say that I desire to have his love”. Pollornis replied: “Lady, you must be drunk since you say such foolish things, seeing that he has done you so much harm in that he killed the knight Plegrus, your friend, whom not long ago you appointed as commander of your army. It seems a better idea to me that I should go and kill him and bring you his head. Then our man would be properly avenged” p. 249. 198 | NÚMERO 2 – 2014

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important and is one of the main themes in the sagas34. Her actions, which do not punish Plegrus but enhance his honor, go against one of the most explicitly significant aspects of Viking culture, yet fit exceedingly well with courtly culture. Moroever, the actions of Blenziblý go against one of the most important literary constructions of female Vikings—to incite the men into action against those that have brought dishonor to the family unit35. Pollornis’ reaction is not only consistent with that of the Viking culture, but it also reminds Blenziblý of her role as a Viking woman, a role she rejects. Thus, the text shows ambivalence toward the courtly ideals by simultaneously projecting two different reactions—Pollornis, whose sentiments follow those of the Vikings, and Blenziblý, whose sentiments are similar to those in other Tristan tales, those in courtly culture. In Rethinking the Arthurian Legend Transmission in the Iberian Peninsula, J. Conde de Lindquist traces the possible sources of the Peninsular Arthurian texts36. She points out that Vikings traveled from Scandinavia to the Celtic region and from there south to Spain. Using historical facts, she comments on the possibility that Vikings brought the Arthurian material to Spain: “The fact remains, as stated previously, that the Vikings were everywhere in England, Scotland, Ireland, and Normandy, therefore, they were possibly familiar with the Arthurian legend prior to the existence of the French texts of the 13th century and may have transmitted some of their knowledge to the Spanish”37. Although she has no definitive proof that the Vikings brought any knowledge of Arthur, she does show that Vikings and Spaniards had contact with each other. Thus, historical evidence points to a possible connection between these two 34

BYOCK, J., Viking Age Iceland. London, 2001, pp. 185-247. JESCH, J., Women in the Viking Age, Woodbidge, 1991. 36 CONDE LINQUIST, J. de, “Rethinking the Arthurian Legend Transmission in the Iberian Peninsula”, eHumanista: Journal of Medieval Studies 7, 2006, p. 72-85. 37 Ibid., p. 77. 35

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seemingly distant regions of Europe, and their different takes on the Arthurian tradition. Both the Scandinavian and Spanish tales portray ambivalence towards the courtly ideals that are characteristic of the Tristan tales, including the early Norwegian Tristan. Both stories tone down the courtly ideals of the story, especially courtly love, conforming the texts to their own cultures. Both the Spanish and Icelandic tales of Tristan, for example, emphasize his adventures outside of the court over his relationship with Isold. Moroever, the Icelandic Tristan exposes courtly behavior as inappropriate because it goes against their ideals on vengeance, and the Spanish Tristan questions the role of women in courtly literature by adding material from the proto feminist romance Grimalte y Gradissa (1495). Arthurian literature had a great impact on Spanish courtly literature and culture38. Spanish texts mention the matière de Bretagne as far back as the twelfth century. It was, however, the translations, pseudo-translations, and refractions of thirteenth-century French romances—mainly the Vulgate Cycle, the Prose Tristan, and the Post-Vulgate Roman du Graal—that had the biggest impact on Spain from the early fourteenth century until the sixteenth century. The Spanish Arthurian texts are written in different Spanish and Portuguese languages, mainly Galician-Portuguese, Castilian, Aragonese, and Catalan. The impact on Arthurian texts is most evident in the Libro del caballero Zifar (ca. 1300), the oldest Spanish chivalric romance, Amadís de Gaula (ca. 1400) which was influenced by the Prose Lancelot and Tristan, Tirant lo Blanch (1490), and Miguel de Cervantes’ (1547-1616) famous work Don Quixote (1605, 1615) the zenith and 38

ENTWISTLE, W. J., The Arthurian Legend in the Literature of the Spanish Peninsula, London, Dent, 1925; MALKIEL, Mª R.L. de, “Arthurian Literature in Spain and Portugal”, Arthurian Literature in the Middle Ages, Oxford, Claredon, 1959; SHARRER, H., A Critical Bibliography of Hispanic Arthurian Material. Vol. I, Texts: The Prose Romance Cycles. London, 1977. 200 | NÚMERO 2 – 2014

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collapse of the appropriation of Arthurian material in Spanish courtly culture. Don Quixote takes the ideals of Arthurian literature into the realm of insanity, asking whether Arthurian chivalric ideals have a place in Spanish society and concluding that they do not39. Nevertheless, Spanish courtly culture already had a complicated relationship with the chivalric ideals before Cervantes’ masterpiece, where courtly literature and the ideals of chivalry and courtly love intertwined. An interesting example of the impact of Arthurian literature on Spanish aristocracy and how a king’s real act was motivated by literary tropes occurs in 1434. With the consent of Juan II of Castile, a knight named Suero de Quiñones and nine of his friends would not allow other knights to cross over a bridge as a tribute to his love, causing injury and even death in the process. Rodríguez de Lena describes the event in the Libro del passo honroso (1434), returning the episode into a literary realm. Thus, in the Spanish courtly culture, the ideals of chivalry were important and had great impact in the literary constructions of the men of the court, including the king. The Spanish courtly ideals were intertwined with ideas of chivalry and knighthood. To be a courtier was to be a knight, and a knight was closely linked to the Arthurian romances: “Throughout Christian Spain and Portugal, Arthurian literature served as an exemplar for aristocratic society, prompting the mimicry of Arthurian tourneys and jousts, even molding the behavior of individuals”40. The king himself was expected to be the best knight since he was at the top of the hierarchy. Indeed, there is no better 39

I believe that Don Quixote exemplifies a literary encounter between ideas of chivalry, literature, and culture that began earlier in Spanish history, and which can be explored through the relationship between King Juan II of Castille (1405-1454) and his Grandmaster Álvaro de Luna (1390-1453). Although more information will be mentioned in this paper, I plan to make a more in depth analysis in a later article. 40 SHARRER, H., “Spanish and Portuguese Arthurian Literature”, The Arthurian Encyclopedia, New York, 1986, pp. 516-521; p. 520. NÚMERO 2 – 2014 | 201

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example of the complicated relationship between Arthurian literature and courtly culture than the life and literary construction on King Juan II of Castile (1405-54), who as we have already seen, used literary tropes to make decisions for the court. In the Cancionero de Baena (c. 1445) there are several dezires dedicated to the birth of Juan II of Castille, which expose the qualities the boy should have as a grown man. He was expected to be strong, just, generous, good looking, and a warrior—the very definition of an Arthurian knight41. Knightly virtues were intricately connected to how the court portrayed itself and the politics of the court42. The king and his knights had to keep order at the court and protect the different social systems attached to the monarchy. Thus, the attributes that the king and the court were supposed to have were part of a system that provided protection to the general populace. The portrayal of the king as knight in literary texts had political and cultural connotations; ‘Books of Chivalry’ and ‘mirror for princes,’ for example, were related genres at the

41

An example is the dezir 229 which says: “1. Primogénito es nasçido/ al muy alto Rey d’España;/ déle Dios graçia estraña/ por que sea muy complido,/ en la fe fortaleçido, / e mantenga bien justicia;/ non la maengüe por cobdiçia,/ otrosí nin por olvido. 2. Paresca al grant Çipión/ en esfuerzo e ardidaza,/ rezidumbre e fortaleza/ aya más que ovo Sansón/ e iguale con Salomón/ en saber e en cordura,/ traspasse de fermosura/ al muy fermoso Absalón. 3. Sea siempre vençedor/ en batallas e en guerras,/ conquiste mayores tierras/ que Alixandre, el grant señor;/ sea muy largo dador,/ otrosí muy verdadero./ Non crea muy de ligero,/ de buenos sea onrador” (277, Bold emphasis mine). “1. The first-born is begotten/ to the greatest King of Spain/ let us thank the Lord highly/ so that he has good attributes,/ that he is strong in his faith,/ and that he maintains justice;/ that he is not distracted by greed,/ nor distracted by forgetfulness. 2. Let him be like the great Çipión/ in his courage and fury,/ and vigor and strength/ let him have more than Sansón/ and the same with Salomón/ in his knowledge and good sense,/ that his beauty surpasses/ the very beautiful Absalón. 3. Let him always be a winner/ in battles and wars,/ that he conquers more lands/ than Alixandre the great;/ let him be a great giver,/ and true to his word./ Let him not trust too quickly,/ and honorable to the good.”; DUTTON, B. (ed), Cancionero de Baena, Visor, 2000, p. 277 42 BOASE, R., The troubadour revival: a study os social change and traditionalism in late medieval Spain, London, 1978. 202 | NÚMERO 2 – 2014

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time, and were connected to systems of governance43. Thus, there was a connection between the knights and the government—to be a good knight was to be a good ruler. Nevertheless, such attributes of knighthood are not found in the literature about King Juan II, who is portrayed as a man of letters. As Fernando Gómez Redondo explains: “Pérez de Guzmán no silencia las extraordinarias cualidades intelectivas de este monarca y su notable pericia al conocimiento de artes y ciencias; sin embargo, esas virtudes destacan aún más el principal de sus defectos: la ineptitud absoluta para gobernar el reino y su falta de voluntad para asumir sus obligaciones; con ironía, señala el poco provecho que había sacado este rey de las estorias a que era tan inclinado a leer”44. I am inclined to say these estorias are the ‘books of Chivalry’ and of ‘mirror princes’ that Maurice Keen describes. Juan II is portrayed as a man that reads the books of chivalry, but, unlike what was expected of him, he does not act like the knights within the texts45. I argue that the literary construction of Juan II, which expresses the sentiment that being a knight was not the same as reading about knights, and that chivalric ideals had political connotations in the Castilian court, points to the tendency in Spanish Arthurian literature to exalt the knights and not necessarily the king. 43

Keen states: “We re-encounter repeatedly in them the same account of the origins of knighthood that we found in Ramon Lull. Over and over again chivalry is associated, as in his books, with the art of government: indeed, it becomes clear that ‘books of chivalry’ and ‘mirror for princes’ are associated genres of writing”; vid., KEEN, M., Chivalry. New Haves and London, 1984, p. 16. 44 “Pérez de Guzmán exposes the extraordinary intellectual qualities of this monarch and his apparent skill at learning arts and sciences; nevertheless, these virtues exalt even more the greatest of his defects: his absolute ineptitude to govern the kingdom and his lack of will to assume his responsibilities; ironically, it shows the little benefit the king got from the estorias that he was so inclined to read” GÓMEZ REDONDO, F., Historia de la prosa Medieval Castellana: los orígenes del humanismo, el marco cultural de Enrique III y Juan II. Madrid, 2002, p. 2451. 45 I cannot help but see similarities between the construction of Juan II and that of Don Quijote. NÚMERO 2 – 2014 | 203

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Politics and chivalry are also connected to the literary descriptions of the grand-master (condestable) Álvaro de Luna, who is described as a great knight. In Laberinto de fortuna (1444), Juan de Mena describes the grandmaster in love with providence and riding his horse over fortune. In the text he rejects fortune, he is generous, restrained, and a warrior. The very attributes wished on the King on his birth are now used to describe Álvaro. The fact that he was also a writer was not emphasized in the text46. Álvaro de Luna was described as a great knight, and later became the embodiment of chivalry47. His literary construction as a knight helped defend his position as the favorite of Juan II and justified his political influence because he was chivalrous. The relationship between Álvaro de Luna and King Juan II shows the complicated relationship of chivalry and literary values of the Castilian court. Although the literary system of the court described them as opposites, the partnership of John II of Castile and Álvaro de Luna was necessary in the court. In John II of Castile and the grand master Alvaro de Luna, Didier T. Jean states: “By means of the affection he was able to arouse in the king, but also through his own political ability, he became practically sovereign ruler of Castile. The secret of his success was perhaps the fact that although he may have betrayed everyone else, he remained faithful to the king. After all, the king’s support was the only right Don 46

Álvaro de Luna, for example, wrote Libro de las claras y virtuosas mujeres (first half of the fifteenth century). 47 GÓMEZ REDONDO, F., Historia de la prosa... op. cit., T. III, p. 2202; As Fernando Gómez Redondo explains: “El triunfal regreso de don Álvaro del destierro de Ayllón, en 1428, marca un hito en la construcción del imaginario caballeresco de la corte; la corrección de la Crónica de don Álvaro tuvo que ordenarse en ese momento; pero, además, el de Luna procuró promover una nueva caballería en torno a su figura…”, “The triumphant comeback of don Álvaro from exile in Ayllón, in 1428, becomes a milestone in the imagined construction of chivalry on the court; a correction to the Crónica de don Álvaro was ordered at that very moment; moreover, Álvaro sought to promote a new form of chivalry based on his figure…”. 204 | NÚMERO 2 – 2014

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Alvaro had to hold the government and to confront the opposing nobility, who, despite their greediness and lust for power, respected the symbol of the crown. Yet, without Don Alvaro’s cunning, the weakling king would have been a plaything among the battling nobles. John II had the title to the crown, Don Alvaro the ability to rule”48. Jean romanticizes the relationship between these two men, but also makes it clear that they needed each other. Juan II needed the expertise of Álvaro, and Álvaro needed the support of the King. In fact, once the king removed his support, Álvaro was executed, and the court did not recover from the loss of his skills. The fact remains that Álvaro was described as a great knight and he gained honor and prestige because he followed the chivalric code of conduct, and King Juan II was described as a bad ruler because he did not. Chivalry was exalted in the literature of the court over kingship itself, even if in reality no one would cross the king, not even Álvaro de Luna. Moreover, the very literature that expressed chivalry as the highest form of praise and that was used to critique the king was the very stuff that the king used to escape his responsibilities as king. Tristán de Leonís follows the same literary trend as that found in the court of Juan II by having Tristán be described as a better knight and man than King Mares. The Spanish Arthurian material, especially the Spanish Tristan, highlights chivalric values. The ideals of chivalry, however, did not need to be embodied by the king. In Don Tristán de Leonís, King Mares is described as beneath Tristán. In “De cómo Tristán llegó a Cornualla e cómo la dueña del lago del Espina le envió a decir que se fuese a ver con ella” King Mares realizes that the woman he is interested in, la dueña del

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DIDIER, J. T., John II of Castile and the grand master Alvaro de Luna. Madrid, 1978, p. 12. NÚMERO 2 – 2014 | 205

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lago de la Espina, has sent a message to Tristán49. King Mares speaks to the messenger and the following conversation occurs: “El rey dixo: ‘Enano, sabe que yo quiero tanto de bien a ésta que no puedo ver ni oír a otra dueña, salvo a ella. E agora veo que ando engañado con ella e que ella escogió lo peor’. ‘¿Cómo?, dixo el enano, ¿escogió lo peor? ¿Cómo? ¿Vos no sabéis que Tristán es el mejor caballero del mundo?’50. The next chapter, “De cómo el rey se combatió con Tristán de Leonís,” or how the king fought with Tristán from Leonís, makes sure to describe how Tristán beats the king in combat without realizing who he had just attacked. Mares secretly waits for Tristán so that he can kill him during the night. When the king’s escudero, or squire, realizes this, he says: “¿Cómo, señor, recaudador sois vos fecho de aquella vuestra tierra, que salteáis los caballeros que buscan sus aventuras? Por Buena fe, señor, que descortesía facéis. E las gentes que lo supieren a mal vos lo contrarán. E deshace mucho en vuestro honor” (49-50) 51. Right after this conversation, King Mares is beaten by Tristán. Thus, King Mares is described as a man who does not follow the chivalric and courtly ideals of the court, while Tristán, his nephew and vassal, is described as the best knight in the world, an example of the chivalric and courtly ideals. Kingship is praised through characters such as Tristán and Arthur, but King Mares is criticized because he failed to follow chivalric conduct. 49

ANZOÁTEGUI, I.B. (ed.), Libro del esforzado caballero don Tristán de Leonís y de sus grandes hechos en armas. Buenos Aires-México, Espasa-Calpe Argentina, 1943, p. 48. She had arranged a meeting with Tristan for that night. She also told him to take his weapons in case he met anyone during the night. 50 Ibid., P. 48. “The king said: Dwarf, you know that I love her so much I cannot see nor listen to another dame, but her. And now I see that she is deceiving me and has chosen the worst.’ ‘What?’ Said the Dwarf, ‘She chose the worst? How? Don’t you know that Tristán is the best knight in the world?’” 51 Ibid., P. 49-50. How, my lord, can you collect from the land you own, when you jump upon the knights that are looking for adventure? Upon my lord, sir, what discourtesy are you doing. And if people knew they would find it a bad thing. And it does away with your honor”. 206 | NÚMERO 2 – 2014

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Don Tristán de Leonís also shows a shift in the portrayal of women in the text. Although, for the most part, the text follows fourteenth-century manuscripts of the story, the editor incorporated passages of Juan de Flores’ romance Grimalte y Gradissa (1495), a novella sentimental that critiques the discourse of chivalry. Of interest to this paper is that the editor chose to incorporate the tomb scene of Fiometa in the tomb scene of Tristán and Iseo52. In “Espacio y alienación en Grimalte y Gradissa de Juan de Flores”, Rina Walthaus explains why the death of Fiometa symbolizes the alienation of the main characters and distances the story from that of the ‘libros de caballería’53. She states: “El rechazo definitivo de Pánfilo origina el suicidio de Fiometa, por el cual ésta será condenada a las llamas eternas del infierno. Para Grimalte significa el fracaso definitivo de sus intentos. Mientras en los libros de caballerías el héroe suele partir de la corte (por ejemplo, artúrica) para, después de realizar las aventuras de su quete en otras partes del mundo, volver en triunfo a ella y reintegrarse en su propio mundo, en Grimalte y Gradissa no hay tal triunfo, ni vuelta con reintegración”54. Grimalte y Gradissa critiques the ideals of courtly culture and exposes its dangers by highlighting the negative aspects of courtly 52

In “Juan de Flores y Tristán de Leonis,” Pamela Waley states: “The 1501 Tristán de Leonís in fact borrows largely from Flores' Grimalte y Gradissa, containing seven lengthy passages from it. Some of these are quoted without alteration — the tomb of Tristán and Iseo's an exact repetition of the description of part of that of Fiometa, and the final verse of Grimalte becomes the song of a love-sick knight — but the other are altered, usually with care, to fit their new context” (XXV). 53 WALTHAUS, R., “Espacio y alienación en Grimalte y Gradissa de Juan de Flores”, Scriptura, 13, 1997, p. 5-18. 54 WALTHAUS, R., “Espacio y alienación...” op. cit., p. 14, “The complete rejection from Pánfilo instigates the suicide of Fiometa, for which she will spend eternity in the fiery pit of hell. For Grimalte it means the complete failure of his attempts. While in the books of Chivalry the hero usually leaves his court (for example the Arthurian court) so that after he finishes the adventures of his quest in other parts of the world, he comes back triumphantly to the court, and is reintegrated into his own world. In Grimalte y Gradissa there is neither success nor integration”. NÚMERO 2 – 2014 | 207

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culture—that women like Fiometa endure eternal damnation55. In Don Tristán de Leonís, for example, Belisenda kills herself because Tristán will not marry her56. Her tomb has the following inscription: “Aquí yace Belisenda, Fija del rey Feremondo, la cual se mató por amores de Tristán de Leonís”57. The fact that Belisenda is not considered important becomes clear by the action of those around her, who are more preoccupied with Tristan than her. The title of the section, “De comó tuvieron a don Tristán para cortar la cabeza, porque no quería amar a Belisenda, hija del rey Feromondo”58, is especially telling because it focuses on Tristán, and Belisenda’s death is only significant because it aggrandizes his stature. In stark contrast to Grimalte y Gradissa, Tristán de Leonís does not emphasize the rejection of Belisenda by Tristán or her eternal damnation. The addition of Fiometa’s tomb scene at the end of the texts expresses a different and new ideology. Perhaps, to include the same description in the tomb of Tristán and Iseo as that of Fiometa is to highlight the tragedies of their deaths. The incorporation of material from Grimalte y Gradissa in the Tristán tale points to the fact that these tales, although based on earlier material, are still influenced by the era that created them. This fusion between the Arthurian texts and the novelas sentimentales (Sharrer) shows how the Arthurian material engaged fifteenth-century Spanish culture. 55

In “De cómo tuvieron a don Tristán para cortar la cabeza, porque no quería amar a Belisenda, hija del rey Feremondo” Belisenda kills herself because Tristan does not love her. Her suicide is in stark contrast to that of Fiometa. While Fiometa’s suicide emphasizes her eternal damnation and leads to the imposed exile of Pánfilo from the whole of society, Belisenda’s death serves to glorify Tristan who is forever engraved in her tomb. 56 Ibid., P. 29. 57 Ibid., P. 24. “Here lies Belisenda, daughter of King Feromondo, who killed herself because she loved Tristán de Leonís”. 58 Ibid., P. 24. “How they held Tristán to cut his head off because he did not want to love Belisenda, daughter of King Feromondo”. 208 | NÚMERO 2 – 2014

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The Tristan tales from both Spain and Scandinavia demonstrate ambivalence toward the courtly culture that supposedly engendered them. As I have argued, these stories overlap in several ways—certain plot elements, interaction between their cultures, and ambivalence to courtly culture—but they also show differences that make the texts unique. For example, their methods of questioning the courtly setting are very different. On the one hand, the courtly setting in Saga af Tristram ok Ísodd is questioned directly, partly because the Viking society that created the text differed greatly from that of courtly culture. It was only in the great Scandinavian courts, such as that of the Norwegians, that such matters would have been important, and indeed, most translations of the Arthurian Romances were commissioned in Norway and, even then, still had points of contention with several of the ideals of courtly culture. Saga af Tristram ok Ísodd, however, was written by an Icelander who belonged to a place where there was no king and no courtly setting making a direct critique of the courtly setting possible. On the other hand, the courtly culture in Don Tristán de Leonís is questioned indirectly, partly because a new genre was created and because the chivalric ideals were emphasized over courtly love. Being a good knight was more important than the rank held. King Mares did not follow the chivalric code and was described as a tyrant. Tristan was a vassal of King Mares, but because he followed the chivalric conduct, he was described as better than the king. Being a good knight had precedence over your position. By analyzing the Arthurian texts through the cultures that translated and adapted them, with an emphasis on the similarities and differences of the Arthurian texts, one can better understand the choices in the tale that make it unique while having “family resemblances” with the other versions. NÚMERO 2 – 2014 | 209

Nahir I. Otaño Gracia

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THE ANGLO-SAXON MAP. A MEDIEVAL REPRESENTATION OF THE WORLD EL MAPA ANGOSAJÓN. UNA REPRESENTACIÓN MEDIEVAL DEL MUNDO

Cristina Bravo Asensio University of Aberdeen (UK) ABSTRACT The present article aims at showing the way medieval artists tried to represent the world using the knowledge, sources and conventions that were in vogue during the period. In this way, the reader can get an insight on the geographical knowledge of medieval Western Europe and realize how misconceptions about the medieval way to see the world are not true and, consequently, should disappear from present-day minds. In order to do this, we are going to focus on a particular map, the so-called Aglo-Saxon or Cotton Map, kept in the eleventh-century codex British Library MS Cotton Tiberius BV. It is a very important piece of geographical knowledge because of its stricking characteristics and valuable information: it is the only map produced in that part of Europe presenting a high degree of realism; it shows many of the conventions used to represent the world in medieval times; and it has certain aspects that appeared on a map for the first time, such as realistic shapes and locations. Moreover, it demonstrates how the provenance of a map has always been a decisive factor for the representation of the place and surrounding regions with accuracy or special emphasis. KEY WORDS: Medieval geography; Mappaemundi; Known World; Perceptions. RESUMEN Este artículo muestra el modo en el que los artistas medievales trataron de representar el mundo utilizando el conocimiento, las fuentes y tradiciones que estaban en boga durante el período medieval. De esta forma, el lector obtiene una perspectiva del conocimiento Geográfico del Occidente medieval y percibe cómo los errores conceptuales sobre la forma NÚMERO 2 – 2014 | 215

Cristina Bravo Asensio

de ver el mundo en la Edad Media no eran ciertos y, en consecuencia, deberían desaparecer de nuestras mentes actuales. Para ello, vamos a centrarnos en un mapa particular, el también denominado Anglo-Sajón o Cotton Map (Mapa de algodón): el código del siglo XI conservado en MS Cotton Tiberius BV, de la British Library. Es una obra muy importante por su conocimiento geográfico, las caracetísticas de sus marcas, y su valiosa información: es el único mapa producido en esa parte de Europa que representa tal grado de realismo; muestra muchas de las tradiciones utilizadas para representar el mundo en el período medieval, y presenta ciertos aspectos que aparecen por primera vez en un mapa, como formas realísticas y localizaciones. Además, demuestra cómo el lugar de procedencia de un mapa ha sido siempre un factor determinante en la representación, pues dicha región, junto con sus alrededores, aparecen con mayor precisión o se les da un énfasis especial. PALABRAS CLAVE: Conocido; Percepciones

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Geografía

medieval;

Mapamundi;

Mundo

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Figure 1. The Cotton Map 1. Pillars of Hercules; 2. Sicilly; 3. Canary Islands; 4. Mediterranean Sea; 5. Delta of Nile; 6. Pyrinees; 7. Apennines;8. Alps; 9. Adriatic Sea; 10. Aegean Sea; 11. Sea of Marmara; 12. Black Sea; 13. Sea of Azov; 14. Euphrates;15. Tigris; 16. Persian Gulf; 17. Red Sea; 18. White Sea; 19. Barents Sea; 20; Norwegian Sea; 21. Baltic Sea; 22. North Sea; 23. Orkney Islands; 24. Isle of Man; 25. The Rhine.

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In order to start talking about medieval conceptions of the world, it is important to leave behind generalisations which have always been believed concerning the medieval mind. Just to exemplify this, if the Earth was believed to be located at the centre of the universe, that is because the classical world thought it as well; if they thought that there were only three continents (Europe, Africa and Asia), that was due to the information taken from classical sources and supported by contemporary scholars and their representations of the world in the diagrams known as ‘T-O’ maps; and if they thought that the peripheries of the world abounded with fabulous and exotic beings, that is because classical authors, such as Pliny the Elder, and legends, as those of Alexander the Great’s campaings, accounted for this. Moreover, medieval authorities agreed with the classical authors that considered the Earth as a globe, and measurements of its circumference which date from classical times ‘survived side by side throughout the Middle Ages and were still coexistent in Columbus’s day.’1 There was a continuum in the transmission of classical ideas in the medieval period. For this reason, it is not correct to regard it as a void of knowledge that was filled up again in the Renaissance. As in all periods and places, ideas are transmitted according to different variables; for example, according to their acceptance throughout time and their suitability in a particular moment in history. As a matter of fact, one of the church Fathers, St. Augustine (354430 AD), ‘invited the Christian intellectual to pillage the “useful” knowledge accumulated by the ancients, and rearrange it in forms more pertinent to the Christian project.’2 In this way, regarding the three examples mentioned before, the classical idea of the central position of the 1

EDSON, E., Mapping Time and Space: How Medieval Mapmarkers Viewed their World. London, 1999, p. 4. 2 WALLIS, F., (trans.), Bede: The Reckoning of Time. Liverpool 1999, xxi. Augustine’s work, in which he expresses these ideas, in De Doctrina Christiana. 218 | NÚMERO 2 – 2014

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Earth fitted perfectly with the Christian idea of its centrality due to its importance; the division into three continents could be adapted to the biblical account of the division of the world by Noah’s sons;3 and the strange beings at the corners of the world accounted for the power of God in the process of creation. The presence in many medieval codices of astronomical and geographical literature by classical and contemporary authors, descriptions of itineraries and voyages as well as maps of different types are the clearest example of the interest that medieval people continued to profess towards the knowledge about the world they lived in. Moreover, space was also given a temporal sense in order to include a historical dimension. In this way, it is not strange to find textual or visual geographical material with works including different types of temporal information, such as chronologies, calendars and computistical texts, which measured the earth in terms of time. This temporal dimension could also appear in visual representations such as maps, with the inclusion of remarkable places and peoples in different periods of history. The manuscript British Library, Cotton Tiberius BV, which dates from the first half of the 11th century, represents many aspects of the study of geography during the Middle Ages, due to its contents on astronomy, reckoning of time and territorial information by means of geographical texts and a world map. The codex shows how Anglo-Saxon compilers combined classical and contemporary information in a balanced manner. In this way, excerpts from Pliny and Capella appear near those of Isidore of Seville and of Anglo-Saxon scholars such as Bede and Ælfric. Furthermore, the reader of the manuscript can get an insight on the AngloSaxon perception of the world and their territory. In reference to the first 3

Shem, Ham and Japhet. Genesis: 9, 19: ‘These are the sons of Noah: and from these was all mankind spread over the whole earth’, from the Douay-Rheims Bible. NÚMERO 2 – 2014 | 219

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one, contents such as Sigeric´s Itinerary to Rome (an account of the peregrination of this Anglo-Saxon Archbishop in 990 AD) and Wonders of the East (a text with images that presents to the reader the fabulous beings and places that could exist in far-off lands of Africa or Asia) elucidate what they knew about other places, but also about what they wanted to achieve through these descriptions: connecting themselves with some parts of the world, the focus of Christianity, or moving away from others, the edges of the world. Nonetheless, here we will focus on the most important content of the codex, the Cotton map, which is the best depiction of the known world of the time. 2. Notes on medieval mappaemundi It is important to learn how to look at maps of any period and content, taking into account the contexts in which they were produced as well as their functions. We tend to think that old maps are incorrect, misleading or biased due to the mapmaker’s beliefs, concerns or intentions; whereas modern maps, presenting modern cartographical techniques, involve precision and objectivity. However, maps always try to accommodate the world according to many variables such as politics and economy; something that also occurs in contemporary world maps, whose orientation tends to give prominence to the northern hemisphere. For this reason, a map from any period ‘reflects choice, as do its scale, projection, orientation, symbolization, key, colour, title, and caption.’4 Cartographical conventions have varied throughout history, presenting choices that have changed for others. The choices assumed in medieval maps correspond to the values of the time; once those changed in subsequent periods, mapmakers started using other conventions. 4

BLACK, J., Visions of the World: a History of Maps. London, 2003, p. 13.

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Following the classification designed by Evelyn Edson in her book Mapping Time and Space: How Medieval Mapmakers Viewed their World, medieval maps could be of different types according to their contents: T-O maps, consisting of a circle divided into three parts; list maps, usually T-O maps with place-names on the three sections; zonal maps, showing climatic zones; and detailed maps, which were perceived as elaborated T-O diagrams with a great number of place-names, topographical information and peoples. Since detailed maps are the closest to the idea of being proper geographical representations, and the map that focuses the scope of this paper belongs to this type, there is no need to present more information about the other categories. Apart from the large-scale medieval maps that were hung, or still are, in churches or cathedrals, like in Hereford and Ebstorf, world maps or mappaemundi were likely to be found in manuscripts. They represent the most important evidence for geographical knowledge, although caution must be taken when interpreting them. As a matter of fact, misinterpretations of medieval mappaemundi present the most important factor for scholars to support those ideas already mentioned about the lack of geographical knowledge in the Middle Ages. For example, the belief that medieval people thought that the earth was flat is a misinterpretation derived from bad readings of medieval maps due to the flat-disc shape of most of them. As Simek argues, ‘Such contexts do not presuppose the concept of a sphere-shape but in most cases they were embedded in texts in which the sphere-shape was argued in detail.’5 In fact, the Cotton map has rectangular shape, which indicates that medieval maps were not concerned on the shape of the earth, but on accommodating the known world in a 5

SIMEK, R., Heaven and Earth in the Middle Ages: the Physical World Before Columbus, Woodbridge, Suffolk, Rochester, New York, 1996, p. 26. As for example, texts from classical authorities and from Isidore or Bede. NÚMERO 2 – 2014 | 221

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given space (in this case the shape and size of the folio) and in other cases just as a convention. Not only the shape of the earth, but also the distribution of the continents and the information provided present problems to interpret medieval maps from a modern cartographical perspective, since they were not made on scale6 and they could present different kinds of information, including historical, contemporary, biblical and mythical places and peoples. All this will be shown through an examination of the Cotton map, an extremely important piece of evidence for geographical representation, since it is one of the best surviving detailed maps, and its striking characteristics present key information about the Anglo-Saxon perception of the world. 3. The anglo-saxon world map The world map that appears in folio 56v of Tiberius BV is the only detailed map from the period produced in England. Despite its small size, that of the folio (210 x 170 mm), it conveys a wide variety of information and attempts at representing the world in a realistic manner, as can be seen in the irregular shape of the coastal lines. Its basic structure corresponds to that of the majority of medieval maps, following the “T-O” conventions of the tripartite division of the known world with east at the top, so Asia occupies the upper half of the map, whereas Africa and Europe occupy the other half with the former on the right-hand side and the latter on the left. Scholars such as Beazly (1900) and Edson (1999) agree in considering the fifth-century Spanish bishop Paulus Orosius as its main source, since it presents seventy-five entries derived from his work Historia adversum 6

The sense of scale was unknown in the West until the 15th century, when Ptolemy’s Geography was rediscovered and translated into Latin (the work included the concepts of longitude and latitude).

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paganos,7 which was translated and adapted into Old English in the ninth century. Moreover, for its significant biblical content, another important source is the Bible, and the amount of new information about the north reflects the more contemporary influences related to the expansion of geographical knowledge. I suggest showing the information on the map by dealing with the three continents separately. In each continent, entries and other features will be discussed in those cases when they show relevant geographical information which may indicate the Anglo-Saxon knowledge and perception of the world. 2.1.- Asia It is the continent that presents more entries. Since its size on the map is roughly the same as that of Europe and Africa together, there is more space for including locations, geographical features and marvels. However, it can also appear the so-called ‘horror vacui,’ which is the blank space that can result for not having sufficient information to fill in the map. For this reason, some entries do not contain a proper name, but only the category, such as flumen (river) and mons (mountain), although that could indicate that the map was a copy of a larger model and that the scribe could not adapt all the places in the same way as in the original. The frontiers that delimit the continent are the river Don (Tanais), which separates Asia from Europe, the Mediterranean, the Aegean, the Sea of Azov (‘meotides paludes’), the Black Sea and the river Nile, which marks the boundary with Africa. The most important sources for the entries in this continent are the Old English Orosius and the Bible, for the many instances found on the map 7

The map has one hundred and forty-six entries in total. NÚMERO 2 – 2014 | 223

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that follow names and locations as they appear in Orosius and the Scriptures. Regarding the first source, some entries that show locations with the number of cities or nations are drawn directly from it. For example, the entries on the East that read ‘India in qua sunt xliiii’ and ‘Taprobanen habet x civitates’ agree with the sentence ‘In this land of India there are fortyfour nations, besides the island of Taprobana or Ceylon, in which there are ten boroughs.’8 Moreover, the boundaries of India on the map are the same as those described in OE Orosius: ‘Mount Caucasus is to the north, the river Indus to the west, the Red Sea to the south, and the ocean to the east.’9 The text explains that the lands between the Indus and the Tigris are known under the name of Assyria. In the map it appears as Siria, probably resulting form a scribal mistake. The entries on the map of Babylonia, Chaldea and Mesopotamia appear in the same location given in the sentence ‘To the Westwards, Babilonia, Chaldea and Mesopotamia are between the rivers Tigris and Euphrates.’10 Other connections with the OE Orosius are the locations of Arabia and the province of Eudomane (Eudemon on the map) along the Red Sea; the locations of Capadocia, Armenia and Asia Minor11 as well as those of Cilicia and Isauria,12 and the locations of the Armenian mountains13 and mount Taurus.14 8

OE Orosius, Chapter 1, Section 6. in KERR, R., A General History and Collection of Voyages and Travels, Arranged in Systematic Order: Forming a Complete History of the Origin and Progress of Navigation, Discovery and Commerce, by Sea and Land, from the Earliest Ages to the Present Time, 1824. URL.: http://www.gutenberg.org/files/10600/10600-h/10600-h.htm#h2H_4_0002 9 Ibid. 10 OE Orosius 1,6. 11 ‘To the north of Syria are the hills called Taurus, and to the north of these are Capadocia and Armenia, the former being to the westward of the latter; and to the westward of Capadocia is the country called the lesser Asia.’ In Ibid. 12 ‘betwixt Capadocia and lesser Asia are Cilicia and Isauria.’ In Ibid. 13 ‘from which the Euphrates takes its rise.’ Ibid. 14 ‘mount Taurus runs due west, quite to Cilicia.’ Ibid. 224 | NÚMERO 2 – 2014

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Even though there are more connections between the map and the text, those given here are enough to elucidate the influence of the OE Orosius on the upper part of the map or eastern part of the world. Many of the entries that are not mentioned in the text belong to the Bible. In this way, nine of the twelve tribes of Israel appear on the map, indicating the name of the ancestors of the tribes: Asher, Issachar, Zebulun, Ruben, Gad, Ephraim, Manasseh, Dan and Naphtali. Other biblical references are Galilea, Jerusalem, Bethlehem, mount Sinai, mount Pisgah, the land of the Philistines, Amonites, Moabites and Noah’s arc. As a matter of fact, the arc appears depicted in Armenia; its right location according to the Book of Genesis: ‘And the ark rested in the seventh month, the seven and twentieth day of the month, upon the mountains of Armenia.’15 The entry ‘Gog et Magog’ can be classified either as biblical or legendary. According to the Bible, Gog will be an ally of Satan in persecuting Christianity,16 and this belief evolved during the Middle Ages in order to identify groups by whom Christian territories felt threatened. Gog and Magog appear near the Turks, and that would explain the choice of the mapmaker of classifying them as enemies or dangerous people. On the other hand, Magog appears in Genesis 10.2: ‘The sons of Japheth: Gomer, and Magog, and Madai, and Javan, and Thubal, and Mosoch, and Thiras’; and maybe this entry is just a representation of a land, without conveying any negative meaning. Be that as it may, the entry is of great interest, since it appeared on a map for the first time. Finally, marvels are expected to abound in Asia, specially having in the same manuscript Marvels of the East. However, there are only some of them: Griffins and the golden mountain in India. This must have been taken 15

Douay-Rheims Bible. Genesis, 8, 4. ‘And the word of the Lord came to me, saying: Son of man, set thy face against Gog, the land of Magog.’ Ezechiel, 38, 1-2.

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from Isidore of Seville’s statement ‘There are also mountains of gold there, which one cannot approach because of dragons, griffins, and human monsters of immense size.’17 Furthermore, taking into account that some animals could be seen as strange or exotic, the lions that abound in the corner of the east might be included in the group of wonders.

Figure 2. Asia 1.Griphorum gens (Griphins); 2. Meotides Paludes (Sea of Azov); 3. Turchi (Turks); 4. Gog et Magog; 5. Arca Noe; 6. Mare Caspium; 7. Montes Armenie; 8. Mesopotamia; 9. Aracusia; 10. Hic abundant leones; 11. Mons Aureus (Golden mountain); 12. Trapobanen (Ceylon); 13. India in quae sunt gentes XLIIII; 14. Siria (Assiria); 15. Arabia; 16. Eudemon; 17. Arabica deserta; 18. Mons Sina (Sinai); 19. Chaldea; 20. Babilonia; 21. Moabite; 22. Ruben, Gad; 23. Commagena; 24. Cesarea Philippi; 25. Mons Taurus; 26. Cappadocia; 27. Asia Minor; 28. Ephesus; 29. Cilicia; 30. Troia; 31. Mons Olimpus; 32. Hierusalem; 33. Betleem; 34. Hiericho; 35. Galilea; 36. Tribus Dan, Tribus Zabulon. Red Line separating Asia from a piece of Africa: 37. Mons super ardens (burning mountain); 38. Egiptus superior; 39.Flumen Nilus (both rivers representing the Nile). 17

Isidore’s Etymologies XIV, iii, 7. In BARNEY, S. A. (ed.), Etymologies of Isidore of Seville, West Nyack, New York, 2006, p. 286. 226 | NÚMERO 2 – 2014

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2.2.- Africa Its frontiers are the Nile, which separates it from Asia, and the Pillars of Hercules in the Mediterranean, establishing the limits with Europe. Moreover, in the same way as stated in Orosius: ‘the true western boundaries of Africa are the mountains called Atlas and the Fortunate Islands.’18 Thus, coincidences with the Orosius can be noticed. One of the most interesting similarities is the size of the continent on the map, which is smaller compared to Europe. According to Orosius, ‘because the heat is more intense in the south, […] therefore is Africa inferior to Europe, both in the number of its people, and in the extent of its land.’19 Medieval scholars did not know much about the continent, except for places in the north for having been provinces of the Roman Empire, such as Libya, Pentapolis, Byzacena, Mauritania and Egypt, which appear on the map. For this reason, the southernmost point that was known was Ethiopia, and for being at the south edge of the world, marvellous beings were thought to exist there. To continue with similarities with Orosius, the boundaries of Egypt in the text are accurately represented on the map20 as well as its division into upper (‘egyptus superior’) and lower Egypt (‘egiptus interior’),21 and further information about their respective locations in relation to other places.22 Another entry on the map which shows the mapmaker’s concern for realistic representation is the river Nile, and the chances of following Orosius are high. This is the reason for its being depicted as separate entities, probably, in order to represent the following sentences: ‘The head 18

OE Orosius. 1, 3. Ibid. 1, 14. 20 ‘that country is bounded on the west by the river Nile, and then by Ethiopia to the south.’ Ibid. 1, 3. 21 ‘The farther Egypt lies along the southern part of the Red Sea, and to the east is the ocean. To the west is the hither Egypt.’ Ibid. 1, 5. 22 ‘To the east of Libia Ethiopica is the farther Egypt.’ Ibid. 1, 14. 19

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of the Nile is near the cliffs of the Red Sea, though some say it is in the western part of Africa, near Mount Atlas, whence it flows over a large track of land, till it sinks after which, it proceeds in its course.’23 The entry on the map ‘hic arenis inmergitur’ indicates that part where, as the text indicates, the river sinks, and the two depictions of the head of the river represents the two possibilities given in the text. Furthermore, the entry ‘meroen insula’ depicts an island in Orosius called Meroe in the Nile that ‘divides its stream.’24 Moreover, the entry ‘gentes aulolum pertingentes usque ad oceanum’25 corresponds to the Ausolum nation in Orosius, ‘which inhabits quite to the sea.’26 Other names that appear in the visual and textual representations are Alexandria, mount Climax, the river Malvarius, the salty lake, the bay called Sirtes, and the port of Zuges. Moreover, Isidorean content is represented here by the entry ‘vii montes’27 and legendary Ethiopia abounds with marvels and peoples, namely Ethiopians, Cinocephali, barbarians and the burning mountain. All these marvels derive from Marvels of the East, as these fragments demonstrates: ‘There is another race of people there of black colour to look at, who are called Ethiopians’ and ‘Then there is another mountain where there are black people, and no one else can approach those people because the mountain is all aflame.’28 Finally, it is interesting to point at the misunderstanding that existed in order to distinguish between peoples of Asia and Africa. The interchangeability between India and Ethiopia was common and this is reflected on the map by the entry ‘gangines ethiopes’, thus giving to the 23

Orosius. 1, 5. Ibid. 25 ‘Aulolum people extending all the way to the ocean’ (my translation). 26 Ibid. 1, 14. 27 BARNEY, S. A. (ed.), Etymologies of Isidore, op. cit., p. 293. ‘This end of Africa rises up from seven mountains.’ Isidore XIV, v, 12. 28 ORCHARD, A., Wonders of the East 1995, p. 203. 24

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Ethiopians a possible location in India, near the river Ganges. That elucidates the lack of thorough knowledge about both places.

Figura 3. Africa 1. Meroen Insula; 2. Gangines Ethiopes; 3. Alexandria; 4. Libia Cirenaica; 5. Lacus Calearsum; 6. Egiptus Inferior; 7. Libia Ethiopum; 8. Lacus Salinarus; 9. Sirtes; 10. Bizacena; 11. Cartagomagna; 12. Gentes Aulolum; 13. Zugis; 14. Cinocephali; 15. Mauritania; 16. VII Montes; 17. Mons Athlantis. 2.3.- Europe The map establishes the frontiers of Europe with the river Don, the Black Sea, the Aegean, the sea of Marmara, the Mediterranean and the Pillars of Hercules. Although there is no entry referring to the sea of Marmara, it is quite emphasised by means of something similar to a gulf in the northern shores of Constantinople. This part of the map also contains information drawn from the OE Orosius. Regarding its boundaries, the map places with exactitude the NÚMERO 2 – 2014 | 229

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source of the river Don as the text indicates, ‘Europe begins, as I have said before, at the Tanais, which has its source in the northern parts of the Riphean mountains,’29 as well as that of the British Isles in its northwestern setting: ‘To the westward of this same Mediterranean is Scotland.’30 Other coincidences between the map and the texts are the following: The location of Greece south of the Danube: ‘We shall now speak of Greca-land or Greece, which lies south of the Danube.’31 Since the location of the Danube on the map is not correct,32 this means that the mapmaker misinterpreted the OE Orosius to represent the river according to the sentence mentioned above, that is to say, emphasising the position of Greece south of that river. Moreover, in my opinion, the entry ‘Histria’ refers to the Danube with roughly a more correct location, since this second possible Danube flows into the Black Sea. Moreover, since Moesia (‘mesina’) is said to be south of the Danube in the text, the mapmaker locates it following this, but south of the second Danube, the one called Histria.33 For the position of Moesia further north on the map, all the nations nearby are consequently pulled northwards as well. In this way, Macedonia appears not so close to Moesia, and Thrace (‘tracia’), Bulgaria (‘bulgarii’) and the Slavs (‘sclavi) are located more to the north than their actual eastern locations. Regarding the orientation, size and boundaries of Italy, the map represents clearly the textual information of OE Orosius: ‘Italy is of a great 29

OE Orosius, 1, 2. Ibid. Scotland refers to Ireland. 31 Ibid. 1, 10. 32 It does not flow into the Aegean, but into the Black Sea. 33 Although Istria is a peninsula in the north of the Adriatic, I consider that the entry is referring to the Danube because it was also known by this name in ancient times. Danubius was ‘the Keltic equivalent of the Thracian name Ister.’ HOWORTH, H. H., “The Germans of Caesar”, The English Historical Review, vol. 24, No 96 (Oct. 1909), pp. 625-658, p. 629 30

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length from the north-west to the south-east and is surrounded by the Mediterranean on every side, except the north-west. At that end of it are the Alps.’34 The same occurs in the case of Spain: ‘Spain is triangular, being surrounded by the sea on three sides,’ since that shape is emphasised on the map. The place-names that appear in Italy are not taken from Orosius, but largely from Sigeric’s itinerary (the account of a bishop that went to Rome, which appears in the same manuscript of the map), since many entries appear in the account of the Archbishop. The most striking characteristics of the representation of Europe are the irregularity of the coastal lines, the large number of unnamed islands in the Mediterranean and the lack of place-names in present-day France.35 The large amount of islands and the irregular coastal lines account for a realistic representation. It is interesting to highlight the star-shape of one of them near the coast of Spain, which could represent the Balearic Islands. This is the opposite case of Italy, since the mapmaker might have considered important to include many names in that country. This accounts for the importance given to this part of Europe by the mapmaker and, consequently, is another example of the necessity felt by the Anglo-Saxons of connecting their land to the focus of Christianity.

34

OE Orosius 1, 11. However, the only name included, ‘Suðbrittas’ for Britanny, is very distinctive, since its spelling indicates the insular origin of the map for the use of ð. 35

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Figure 4. Europe 1. Tanae Flumen (Don); 2. Montes Ripam; 3. Scithia; 4. Bulgarii; 5. Constantinopolim; 6. Danubius Fluvius; 7. Attica; 8. Macedonia; 9. Athenas; 10. Dalmatia; 11. Pannonia; 12. Histria; 13. Sleswwic; 14. Dacia ubi et Gothia; 15. Tracia; 16. Hunorum gens (Huns); 17. Verona; 18: Roma; 19. Suðbrittas; 20. Bartimina (Barcelona?); 21. Hispana Citerior; 22. Brigantia; 23. Tylen (Iceland); 24. Hibernia (Ireland); 25. Lundona; 26. Wintonia (Winchester); 27. Camri; 28. Cantia (Kent); 29 Morenpergas; 30. Britannia; 31. Neronorroen (Denmark); 32. Scridefinnas; 33. Island (Scandinavia). 3.- The northern world 3.1.-The absence of marvels The North, in the same way as the other eastern and southern edges of the known world, was considered to be a remote, dangerous and inaccessible place by classical authorities. This danger was mainly due to 232 | NÚMERO 2 – 2014

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the supposed existence of barbaric peoples with bloodthirsty habits and warlike character. Moreover, it was also believed to abound with monsters and strange creatures. One of the most famous scholars known in the Middle Ages who wrote about the north was the Roman Martianus Capella, whose enumeration of the northernmost peoples combined actual and fantastic names: ‘From this point the Scythian coast is crowded with a diversity of barbarians; for there are the Getae, the Dacians, the Sarmatians, the Amaxobii, the Trogodytae, the Alans, the Germans.’36 Another popular work, in which the north was described, was Cosmographia (supposed to have been written by Aethicus Ister in the 5th or 6th century AD), an account that presented geographical knowledge in the first centuries of Christianity. It contains brief descriptions of the British Isles and Thule as well as an island nearby, Munitia (possibly the Isle of Man), which was supposed to abound with Cinocephali and barbaric peoples with pagan habits. Moreover, the large number of invasions from the north, which menaced the Roman Empire for centuries, generalised a negative vision of the Germanic world as a threatening entity composed of violent peoples and creatures. Even

if

knowledge

about

the

North

gradually

increased,

misconceptions regarding its location and inhabitants persisted during the Middle Ages, in part due to the persistence of classical views. In this way, for instance, the ‘Sawley map’ (figure 5) presents Cinocephali on the north, despite the fact that it was created in the twelfth century. This is contrary to the Cotton map, which does not locate marvels in the northern corner of the world. Whether the reason accounts for fidelity to a textual source like the OE Orosius, which does not make references to marvels in the north, or for particular intentions of the mapmaker, the map tries to push from the north 36

LEAKE, J. A., The

Geats of Beowulf: A Study in the Geographical Mythology of the Middle Ages. Madison, 1967, Capella, VI, p. 32. NÚMERO 2 – 2014 | 233

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all strange creatures which helped to construct the view of this location as mysterious, dangerous or far away from the rest of the known world.

Figure 5. ‘The Sawley Map’ 3.2.- Information about the North The most striking aspects of this part of Europe on the map are the correct location of places and the realistic representation of some of them, as in the case of the British Isles, which accounts for a better knowledge of 234 | NÚMERO 2 – 2014

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the north by the mapmaker. Apart from the inherent knowledge of the native mapmaker, a contemporary source must have determined the accurate representation of some places, as well as the entries that had never appeared before in other maps. There are many reasons to think that the OE Orosius was a decisive factor for the knowledge conveyed on the map regarding the North. First, Orosius is the main source for the whole map, since many entries in the three continents are clearly represented according to this text. Secondly, the late ninth-century translation into Old English of Historia adversum paganos, traditionally attributed to Alfred the Great, accounts for the popularity of this work in Anglo-Saxon England. Furthermore, extremely radical changes in the description of Europe and the interpolations of the voyages of two Norse seafarers, Ohthere and Wulfstan, along the White and the Baltic seas, make the OE Orosius a contemporary geographical treatise that established all the nations and peoples of northern Europe with clarity. While the fifth-centruy Historia adversum paganos only has a small reference to the north (I, 2, 53),37 the OE Orosius deals with this part in detail. It mentions a large number of tribes, all set in an area marked by the following boundaries: ‘From the Tanais westwards to the Rhine, which takes its rise in the Alps, and runs northward, till it falls into that branch of the ocean which surrounds Bryttannia, and southward from the Tanais to the Donua or Danube, whose source is near that of the Rhine38 […] and north even to that part of the ocean which is called the Cwen sea.39 There 37

‘deinde Germania est ubi plurimam partem Suebi tenent. quorum omnium sunt gentes LIIII.’: ‘then Germania, where the Suevi has a great part, of which there are fifty-four peoples in total’ (my translation). 38 Even though it is unnamed on the map, I suggest it is the river which rises in the Alps and flows into the sea in front of England. 39 Scholars such as Malone consider this sea to be the Gulph of Bothnia in the Baltic sea. MALONE, K., “Kingg Alfred’s North: A Study in Medieval Geography”, Speculum, Vol. 5, No. 2, 1930, pp. 139-167. However, I think that Cwean sea refers to the White NÚMERO 2 – 2014 | 235

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are many nations; and the whole of this extensive country is called Germany.’40 Although there is no entry for Germany on the map, the boundaries are clearly established following the text. Moreover, there are few entries referring to the nations stated in OE Orosius. Those entries that appear within the boundaries of continental northern Europe are ‘scithia’, ‘bulgarii’, ‘dacia ubi et gothia’, ‘sclavi’, ‘sleswic’ and ‘neronorroen’. As McGurk (1983) states, ‘bulgarii’ and ‘sleswic’ were included for the first time in a map, and both of them are mentioned in the OE Orosius. However, their locations on the map are affected by the disproportionate size of the Balkan Peninsula, reason for Bulgaria’s position in the extreme north. The second place-name refers to Hedeby (Haethum), in southern Denmark, the city from where Wulfstan, one of the two seafarers whose accounts are interpolated in OE Orosius, starts his journey along the Baltic Sea as far as Estonia, as his account reports. The location on the map of Hedeby (‘sleswic’) is not very clear, but its appearance is a plausible indication of the mapmaker’s dependence on OE Orosius. In my opinion, the lack of more place-names on the map accounts for the little space to include all of them, and the confusing location of some of the entries is due to the same reason, but also to the dependence on classical representations of the world. In this way, the North is represented according to a more contemporary source, the OE Orosius, although classical influence is still noticeable. For this reason, the entry ‘dacia ubi et gothia’ appears, even though it was a classical designation which became

Sea, since the translator is acquainted with Ohthere’s travel (included in the book), which reached the White sea. Thus this location was the northernmost part known by Anglo-Saxons from the late 9th century onwards. 40 OE Orosius. 1, 7. 236 | NÚMERO 2 – 2014

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generally accepted in the early Middle Ages,41 specially after its mention in the Latin Orosius. This does not mean that the mapmaker made use of both Orosius (the original in Latin and the Old English adaptation). He simply must have chosen this entry for being a standard term. Although it can lead one to think that it refers to Denmark, I consider that it refers to the ancient lands of Dacia, north of Thrace, since this is also the position given on the map. If it appears in the North, this is also due to the size given on the map to the Balkan Peninsula. Another reason to think that the map is largely based on OE Orosius is the entry ‘scridefinnas’ situated on an island of large size named ‘island’, since it appears in the text as follows: ‘The Sweons have to the south the arm of the sea called Ost, and to the north, over the wastes, is Cwenland, to the north-west are the Scride-finnas, and the North-men are to the west.’42 For their location next to the Northmen (Norwegians) and the mention of the Terfinnas in Ohthere’s account, people who lived at the north of the Scandinavian peninsula (presumably in the Kola peninsula),43 I suggest that the Scridefinnas of the map correspond to these people and, consequently the island on the map is Scandinavia. Even if Anglo-Saxons knew that Scandinavia was a peninsula, its representation as an island might correspond to classical accounts regarding that place, since ‘Scandinavia was considered to be one island or many separate islands of Germania variously placed in the Northern Ocean.’44 Another possibility for this representation of Scandinavia could account for the mapmaker’s interest in stressing the existence of the White Sea, as found and reported by Ohthere. 41

As the Latin Orosius states: ‘in medio Dacia ubi et Gothia’ (I, 2, 53). Different from the explanatory note in the Old English version: ‘Datia, though it formerly belonged to the Gottan or Goths.’ (1, 8) 42 OE Orosius 1, 9. 43 ROSS, A. S. C., The Terfinnas and Beormas of Ohthere, London 1981, p. 25, ‘The Terfinnas must therefore be a particular group of Lapps.’ 44 LEAKE, J. A., The Geats of Beowulf... op. cit., p. 58. NÚMERO 2 – 2014 | 237

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Be that as it may, if the isle represents Scandinavia, then the peninsula west of it, which is called ‘neronorroen’, must be Denmark. Scholars, such as McGurk (1983), argue that this peninsula could represent Norway due to the similar name given to the peninsula. However, the appearance of the entry ‘scridefinnas’ and the rest of reasons stated above are sufficient to demonstrate that the island is Scandinavia and, consequently, the peninsula represents Denmark. In this way, the sea that stretches eastwards (according to the orientation of the map) from Denmark to the east end of the island, Scandinavia, would be the Baltic Sea. Furthermore, the portion of water in the opposite side of Scandinavia would represent the Norwegian and the Barents seas, and the North Sea would be located west of Denmark. Finally, as I have already mentioned, the line of water that separates the eastern part of Scandinavia from the continent represents the White Sea, which was found by Ohthere when he sailed southwards while surrounding the Scandinavian Peninsula.45 The information which the map presents about continental northern Europe is reasonably complete, and that might be due to its dependence on OE Orosius, even if it does not contain the names of all the nations that the text includes. However, the introduction of some relevant entries, such as ‘scridefinnas’, shows the influence of OE Orosius. Moreover, the accurate representation of territories, despite the fact that the majority of them appear unnamed, and their distribution in relation to their boundaries also support this assumption.

45

ROSS, A. S. C., The Terfinnas and Beormas... op. cit., pp. 17-19, ‘There he had to wait for a due north wind because the land curved away there due south’. “Ohthere´s Northern Voyage.”

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3.3.- The British Isles The last part of the North that needs to be considered corresponds to the lower right-hand corner on the map (North-western Europe). It consists of the British Isles, including the Isle of Man, the Orkney Islands, as well as two islands that might be the Scilly Islands or Wight. Moreover, the isle of Thule (‘tylen’) appears to the north of Ireland (‘Hibernia’). According to the OE Orosius, ‘The island of Brittannia extends 800 miles in length to the north-east, and is 200 miles broad. To the south of it, on the other side of an arm of the sea, is Gallia-belgica. To the west of it, on the other side of another arm of the sea, is Ibernia or Ireland, and to the north Orcadus.[…] To the north-west of Igbernia is the utmost land called Thila, which is known to few, on account of its very great distance.’46 In all likelihood, this last island is Iceland, and both its shape and position in relation to the other locations are extremely accurate. The situation of the British Isles described in the text is the same as that on the map, but the accuracy of their shape as well as the number of place-names must account for the inherent knowledge of the mapmaker, although some scholars such as Harvey (1991) think that this can be explained by the influence of a lost Roman model. However, due to the fact that some entries appeared for the first time on a map, such as Armagh (‘Arthm’), I would suggest that the sources are native. Whether the mapmaker was Irish or English cannot be proved, although the introduction of Armagh and Cymry as well as the exaggerated size of the Welsh territory indicate a strong Celtic component. Despite this exaggerated part, the British Isles are accurately depicted, an accuracy that did not appear again untill the thirteenth century with the maps of Matthew Paris. Alternatively, this shape could respond to the deliberate choice of the 46

OE Orosius 1, 13. NÚMERO 2 – 2014 | 239

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mapmaker to conform the isle as close as possible to the continent, thus establishing a physical parallelism between the two. If that was the case, the intention of the maker would have been that of bringing near the Isles to the continent, making the impression that they are almost joined, but also delimiting the water that divides them. Thus, he emphasised the fact that the distance between them was not too long. The entries in ‘Britannia’ referring to London (‘Lundona’), Winchester (‘Wintonia’), Kent (‘Cantia’), Cymry or Welsh (‘Camri’), and an

unidentified

region

in

the

area

corresponding

to

Scotland

(‘Morenpergas’) identifies places in the whole island inhabited by English as well as Britons. In this way, these place-names elucidate the ethnography and history of the territory, since they make allusion to different peoples that represent both the Celtic and the Germanic legacy of the British Isles. Moreover, the depiction of two men fighting in Welsh lands could represent an episode in history related to confrontations between the native Britons and the Germanic invaders of the fifth century, who came from their homelands in northern Europe. It could also represent previous or later events of the same nature; that is to say, battles between Celts and Romans, among different Anglo-Saxon kingdoms that once existed in the isle, or between English and Vikings. Be that as it may, this depiction represents a constant in the history of the British Isles characterised by the amount of invasions and conflicts that they experienced for centuries. These events marked the history of their territories and inhabitants as well as their evolution as a nation, and made people aware of their roots and their situation in a world which still tended to locate them in a remote and even mythical place. Curiously enough, the Anglo-Saxon period started by means of these kinds of confrontations which, paradoxically, also marked 240 | NÚMERO 2 – 2014

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its end some years after the production of this map with the Norman Conquest (1066 AD). As has been seen, the representation of the North is characterised by the accuracy of its boundaries and the realistic shapes of some of its territories. Among them, the British Isles are the most accurate due to their shape, situation, number of place-names and the aforementioned depiction of two men fighting, which endows the territory with a historical perspective. Their position on the map stresses their connection to the continent, but without losing the physical characteristics that define them as a separate entity. This could explain the Anglo-Saxon geographical desire of being part of the world and being considered as such by the rest, mainly continental Europe. However, the accuracy of representation regarding shape and territories also shows their need to establish their own physical boundaries, history and identity. By means of analysing this map, we can get an insight on the way medieval maps presented information about the world, combining classical and biblical sources as well as real and mythical places and peoples, all distributed and presented with more or less realism. We also see that this realism depends on many variables, such as the knowledge about places, but also the way of considering the world from the location where the map is created. In this way, for example, we see how the realistic depiction of the north on the map is due to the fact that it was produced in that place, but it also shows the importance felt by the mapmaker of presenting that part of the world with emphasis and accuracy in order to establish it inside the known Christian world.

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Este segundo número monográfico de la revista Anales de Historia Medieval de la Europa Atlántica acabó de imprimirse en Santander el día 19 de febrero de 2015, festividad de San Beato de Liébana.



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