Altazor: Del orden al desorden

July 5, 2017 | Autor: V. Serrano Muñoz | Categoría: Literatura, Southern American literature, Vicente Huidobro, Creacionismo
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Descripción

Orden y desorden y creación en Altazor
Análisis de Altazor de Vicente Huidobro.

Vicente Serrano Muñoz
3ro Medio C
8 de Abril de 2015




























Introducción.

Probablemente, la primera pulsión en la apreciación del arte vanguardista
es, para el espectador aficionado, la búsqueda de un sentido literal y
monosemántico para la obra en cuestión. Enfrentar a Altazor resulta,
entonces, un verdadero desafío para la comprensión literal de la poesía;
Resulta absurdo buscar un significado único para el poema, a pesar de su
carácter aparentemente narrativo. Sin embargo, es posible rescatar
elementos a lo largo de su lectura que, sumados a la premisa creacionista
que agencia Vicente Huidobro, podrían dar pauta para la interpretación de
sus conceptos, sintetizando a grandes rasgos un camino a seguir en el
poema. Aparte del reconocer y analizar los primordiales elementos presentes
en el poema, el carácter de obra símbolo de la vanguardia creacionista dota
al lector de una primera guía para su comprensión. Por consiguiente, es
pertinente incluir una lectura general del movimiento que plantea el poeta
chileno en la primera década del Siglo XX.

Es posible datar la consolidación del creacionismo en el año 1914, con la
publicación de Non-Serviam[1], un texto lírico, de carácter prosaico, con
el que Huidobro evidencia la posición crítica frente a la creación poética
de la que había dado señales anteriormente; en la revista Musa Joven, en la
que participa como cofundador, afirma:
"El reinado de la literatura terminó. El siglo veinte verá nacer el reinado
de la poesía en el verdadero sentido de la palabra, es decir, en el de
creación, como la llamaron los [2]griegos, aunque jamás lograros realizar
su definición."[3] (Musa Joven número 5, página 5).

En Non-Serviam principalmente aparecen tres elementos que serán
determinantes tanto para su analogía con Altazor como para una primera
comprensión del creacionismo: El poeta se posiciona por sobre la naturaleza
y la o las realidades que ha concebido y alabado hasta ahora, se denomina
gestor de nuevas y propias realidades y explicita su intención rupturista
de generar una nueva era.


Altazor, publicado en 1931, parte con un prefacio en el que se presenta
como el viaje "en paracaídas" del poeta, tomando como punto de partida el
infinito y como meta la muerte, haciendo uso de elementos propios de la
narrativa poética. Lo siguen siete cantos: El primero gira en torno a la
angustia, la liberación, la confusión, el deseo de emancipación y la
presentación del poeta cósmico. El segundo es considerado el canto a la
amada y plasma la imagen de la musa; la significación que cobrará la mujer
para la realidad altazoriana. En los cantos tercero, cuarto y quinto se
hace patente la intención de crear realidad nueva mediante el uso de
imaginería y alteraciones del lenguaje (como juegos de palabras y
conjugaciones fonéticas) pero, generalmente, manteniendo coherencia y
cohesión. El canto sexto carece tanto de coherencia como de cohesión, pero
las alteraciones lingüísticas no se presentan de forma tan exagerada como
en el séptimo canto, en que parece imposible determinar cualquier tipo de
coherencia global, aunque hay algunos conectores y sufijos que parecen
dotar algunos versos de cierta coherencia. Este último canto aparte de no
usar una gramática convencional, hace uso de numerosos monemas y aparentes
onomatopeyas que le otorgan, por llamarlo de alguna forma, musicalidad. En
síntesis, Altazor describe el viaje de un creador de realidad desde el
infinito a su tumba, y su constante interacción con el lenguaje.

El desarrollo del presente informe destacará, explicará y analizará cuatro
elementos conceptuales que fundamentan el recorrido del orden al desorden
presentado en el poema: El lenguaje y la realidad, los objetos líricos
principales (creación, caída y muerte), el Sujeto de Altazor, el papel de
los elementos religiosos y trascendentales, y la relevancia de la figura
femenina.










Desarrollo:

Basta con una comparación superficial entre el Prefacio y el Canto VII
para reconocer que Altazor es un poema que parte presentando total
coherencia y culmina en un aparente caos lingüístico. La relevancia de
explicar esta transición radica en que su comprensión está ligada
directamente a la comprensión global de la obra, y el vehículo para dicho
ejercicio radica en rescatar conceptos fundamentales y analizarlos uno por
uno.

El primer concepto que se analizará es la relación entre lenguaje y
realidad. Para llevar a cabo una comprensión metalingüística de la
transformación a la que Altazor somete el lenguaje, es necesario destacar
la importancia que el autor le otorga. Para Huidobro, la creación está
unida al lenguaje mediante un planteamiento similar al que posteriormente
tomará el constructivismo: El leguaje como generador o delimitante de
realidad. Para referirse a esta relación, en Altazor se ocupa la dicotomía
entre poesía y poética (páginas 65 a 60).

El segundo análisis está dirigido a los elementos centrales de la poética
en la obra y su relación con el planteamiento inicial: La caída, la
creación y la muerte. Se explicará el significado de dichos objetos líricos
y exponiendo las referencias directas o indirectas se demostrará que la
mayoría de los elementos en la obra parecen aludir a aquellos tres
conceptos. La caída es un elemento propio de la trayectoria descendiente de
Altazor, y dicho viaje desde el infinito a la muerte es completamente
análogo al recorrido planteado del orden al desorden. Mientras la caída es
el medio, la creación es, tanto como el desorden, el fin de la poética
altazoriana. La muerte será analizada como un concepto aislado del
planteamiento inicial, ya que no tiene una repercusión directa en el
recorrido planteado inicialmente, pero es fundamental para caracterizar la
caída de Altazor y la conformación del Sujeto de Altazor.

El tercer concepto a tratar es el Sujeto de Altazor. Se intentará
caracterizar y explicar qué es, cómo es, cuál es su origen y su finalidad,
y explicar en profundidad su camino del orden al desorden, y cómo y por qué
se considera un creador.

La cuarta temática de análisis está conformada por la manifestación de
elementos trascendentales recurrentes en el transcurso del poema. Por un
lado se analizarán las interacciones y alusiones religiosas, que se pueden
clasificar en dos grupos: Las alusiones críticas al catolicismo
(apariciones de Santa María, Dios y Jesucristo) y la incidencia del número
siete, y por otro, serán analizados dos fenómenos no-religiosos a lo largo
del poema; la trascendencia y el legado.

Lenguaje y realidad.

Altazor (y en general, la obra de Vicente Huidobro) plasma una relación
peculiar entre el lenguaje y la realidad. La realidad se presenta como un
espacio infinito, y el lenguaje, como su delimitante, de la misma manera
que las figuras geométricas se trazan en una hoja de papel. Así, existe
para el creacionismo la posibilidad de una realidad independiente del
lenguaje. La diferencia entre la poética y la poesía está en que, mientras
la poética está ligada a la creación, la poesía se encierra en los límites
del lenguaje: se convierte en un artilugio para alabar y confirmar que
dichas limitaciones son correctas. En el libro, esta diferencia se
explicará con dos figuras: El Poeta, artífice de la poesía, y el Mago,
artífice de la poética (páginas 15, 55, 56).

Mireya Camurati, investigadora literaria argentina doctorada en Pittsburg,
en su estudio Poesía y Poética de Vicente Huidobro plantea como influencia
determinante para esta tendencia poética el trabajo de Ralph Waldo
Emerson[4], particularmente por Nature (de 1836[5]), The Poet y Self
Reliance, obras de las que extrae la ideas sobre la naturaleza y el yo,
además del potencial creador y la necesidad de libertad e individualismo
que debe tener el poeta.

Emerson, en Nature, afirma que las palabras son signos de existencias
naturales, que a su vez son signos de existencias espirituales. Luego, la
naturaleza es el símbolo del espíritu. El ensayo contempla una crítica a la
sumisión humana al orden de la naturaleza y lo posiciona como un ente
superior a ésta. Incluso, citando a un poeta anónimo cercano, incluye el
siguiente enunciado: "Construye, entonces, tu propio mundo" (página 92). A
partir de lo anteriormente descrito es evidente su rol analógico con el
creacionismo y Altazor. Asumiendo que el poeta chileno estudió al
norteamericano, se entreve la interpretación que da a sus ideas: El hombre,
por sobre la naturaleza y empleando el lenguaje con que ésta lo dota, tiene
el poder de crear realidad, pero para lograrlo debe liberarse de las
construcciones bajo las que está circunscrito. La concepción de realidad
emancipada del lenguaje está implícita en aquel enunciado.

A lo largo del poema, aparecerán versos como:
"El universo se rompe en olas a mis pies
Los planetas giran en torno a mi cabeza
Y me despeinan al pasar con el viento que desplazan
Sin dar una respuesta que llene los abismos" (página 23).
"Anda en mi cerebro una gramática dolorosa y brutal
La matanza continua de conceptos internos
Y una última aventura de esperanzas celestes" (página 28).
Constantemente aparecerán alusiones al espacio, desde el que
metafóricamente Altazor va cayendo. El origen del carácter cósmico del
viaje en Altazor está en que la creación, con su implicancia de eliminar
delimitantes, implica un contacto con el infinito; el espacio físico y
metafísico ilimitado.

Sobre los siguientes versos del Canto III:
"Agoniza el último poeta
Tañen las campanas de los continentes
Muere la luna con su noche a cuestas
El sol se saca del bolsillo el día
Abre los ojos el nuevo paisaje solemne
Y pasa desde la tierra a las constelaciones
El entierro de la poesía

Todas las lenguas están muertas
Muertas en manos del vecino trágico
Hay que resucitar las lenguas
Con sonoras risas
Con vagones de carcajadas
Con contracircuitos en las frases
Y cataclismo en la gramática
Levántate y anda
Estira las piernas anquilosis salta
Fuegos de risa para el lenguaje tiritando de frío
Gimnasia astral para las lenguas entumecidas" (páginas 58 y 59)

Implicar la muerte del lenguaje para una posterior resurrección es un
enfrentamiento al espacio ilimitado, a la realidad desnuda y espiritual que
encierra, y esta transición es una creación poética. En conclusión, Altazor
se opone al orden establecido por el lenguaje, propone desordenarlo para
dar cabida una nueva concepción de la realidad.

Objetos líricos principales: Caída, muerte y creación.

Una evaluación global del poema permite reconocer tres objetos líricos
primordiales: La caída, la muerte y la creación. La caída y la creación
cumplen doble función; temática y estructural, ya que no sólo significan
acontecimientos para el personaje o símbolos a representar en la obra, sino
además aluden directa o indirectamente a la transición global del texto,
desde el orden al desorden. La muerte cumple principalmente la primera
función, y de cierta forma explica el por qué del recorrido del
protagonista.

El poeta, ensayista y crítico Federico Schopf, explica la caída como una
alegoría a la condición humana, contemplando sus limitaciones temporales
(proporcionadas a partir de la muerte) y espirituales, además de plantear
la función, por llamarla así, estructural de la caída en el poema. (Lectura
de Altazor, página 4). El Sujeto de Altazor, durante su caída, mantiene
aspiraciones trascendentales que el crítico chileno tilda de irrealizables,
y concluye con nidificarse junto con el lenguaje en el espacio. La caída
corresponde entonces, a un camino hacia la muerte y el fracaso en el que el
sujeto se aferra a sus aspiraciones, y asimismo conforma al poema
globalmente como un proceso de desintegración. Sin embargo, caracterizar la
caída en Altazor como un fracaso respecto a su aspiración es ignorar el fin
último que persigue. Según lo estipulado en el Prefacio, cuando el Creador
habla a Altazor "Creé la lengua que los hombres desviaron de su rol,
haciéndola aprender a hablar… a ella, a ella, la bella nadadora, desviada
para siempre de su rol acuático y puramente acariciador" (página 11) y a lo
largo de todo el Canto III, el objetivo de Altazor es romper las barreras
del lenguaje para generar un paradigma nuevo, libre e independiente.
Explicar la estructura del Canto VII como la nadificación del lenguaje, del
sujeto y de sus propósitos significa ignorar la musicalidad presente en el
canto. En el Canto I, Altazor estipula:
"Siglos siglos que vienen gimiendo en mis venas
Siglos que se balancean en mi canto
Que agonizan en mi voz
Porque mi voz es solo canto y sólo puede salir en canto
La cuna de mi lengua se metió en el vacío
Anterior a los tiempos
Y se guardará eternamente el ritmo primero
El ritmo que hace nacer los mundos"
Y posteriormente:
"Quiero darte una música de espíritu
Música mía de esta cítara plantada en mi cuerpo
Música que hace pensar en el crecimiento de los árboles"
Contrastando con el Canto VII:
"Lalalí
Io ia
i i i o
Ai a i ai a i i i i o ia"
Es evidente la falta de coherencia, pero se hace patente la musicalidad que
Altazor buscaba, y por consiguiente, no corresponde ni a un fracaso ni a
una supresión de la intención del poeta en Altazor. Sin embargo, la
relación que hace Schopf entre la caída del paracaidista y la paulatina
desintegración de la gramática convencional en Altazor es asertiva: El
lenguaje junto con el sujeto y su ambición no se desintegran, sino que se
desarticulan en el transcurso de la obra.

Por otra parte, la caída es atenuada por un paracaídas, que la prolonga y
la hace multidimensional. Schopf, en Lectura de Altazor se refiere al
paracaídas como "una mediación técnica que aminora no sólo la velocidad
física de la caída, sino que retarda o más bien dilata el paso del tiempo y
(...) permite ver y verse a sí mismo (…)" (página 5).

La caída tiene como punto de partida el espacio sideral, y el comienzo de
la vida de Altazor, y como conclusión su muerte, según el Prefacio:
"Tenía yo un profundo mirar de pichón, de túnel y de automóvil sentimental.
Lanzaba suspiros de acróbata. (…) Una tarde, cogí mi paracaídas y dije
«Entre una estrella y dos golondrinas.» He aquí la muerte que se acerca
como la tierra al globo que cae." (página 9).

Según Schopf, para Altazor, la muerte es la principal fuente de angustia
(lectura de Altazor, página 4). Es la limitación temporal que obstaculiza
su objetivo trascendental. La gravedad parece no tener efecto sobre el
paracaidista hasta que la enfrenta, y luego cae vertiginosamente, como
relata en el Prefacio: "Mi paracaídas empezó a caer vertiginosamente. Tal
es la fuerza de atracción de la muerte y del sepulcro abierto." (Página
11), o en el Canto I: "Todo ha de alejarse en la muerte esconderse en la
muerte" (Página 25).

El Sujeto de Altazor

Al igual que gran parte de los elementos presentes en el poema, el
carácter del Sujeto Altazoriano parece estar influido por otros personajes
en la literatura. Federico Schopf menciona la influencia de Maldoror[6] y
Zaratustra[7] en la conformación de su identidad, afirmando que estos
personajes son parte de su genealogía (Lectura de Altazor, página 3). Como
Maldoror, Altazor desafía al todopoderoso y a las leyes naturales, y como
Zaratustra, persigue un nuevo orden natural, declarando que Dios está
muerto. Esta última similitud también es mencionada por Óscar Hahn, que
recalca la relación entre las tres figuras nietzschenianas principales y la
configuración de Altazor: El Anticristo, Zaratustra y el Übermensch
(Altazor, el canon de la vanguardia y el recuerdo de otras vidas más altas,
página 13). El Anticristo, pues Altazor afirma "nacer a los 33 años el día
de la muerte de cristo" (página 9) y proclama la muerte del cristianismo
(página 21). Zaratustra, pues se autodenomina un profeta (Altazor, página
13) al igual que él (Also spracht Zatatustra, página 41), proclama, aunque
de forma más sutil que su precursor (Also spracht Zaratustra, página 43) la
muerte de Dios (Altazor, páginas 33 y 71), busca una nueva era para el
hombre (Altazor, página 268) y menciona la importancia de la risa (Altazor,
página 58). El superhombre, porque para lograr su propósito, Altazor
necesita, al igual que Zaratustra, el génesis de nuevos y mejores hombres.
Óscar Hahn explica que no hay mayor pista de que Huidobro estuviera
completamente familiarizado con la filosofía de Nietzsche, sino que rescató
estos tres elementos por su relevancia para la obra Altazor, el canon de la
vanguardia y el recuerdo de otras vidas más altas, página 16).

Pero lejos de su función creadora y elevada, el personaje de Altazor posee
características humanas, como la imagen que describe de sus padres, su
temor a la muerte, la romantización de la amada y la angustia, propia del
poeta, que lo asalta en ciertos episodios (estos últimos dos elementos
suelen aparecer también en la poesía romántica, y el último también es un
punto que expone Emerson en Nature). Estas características, sin embargo,
parecen ir difuminándose en el desarrollo de la obra, en pos de la
personificación del poeta elevado. Así, la personalidad humana de Altazor,
se difumina, se desordena, para dar paso al poeta elevado, al profeta, al
superhombre, a fin de posicionarse por sobre Dios, la religión, la
naturaleza y el lenguaje.


La figura femenina en Altazor

Principalmente en el Canto II se da énfasis a la figura de la amada,
aunque figura en distintas ocasiones a lo largo de la obra. El hablante
posiciona la relevancia de la amada para sí, menor a la de la muerte: "La
tumba tiene más poder que los ojos de la amada. La tumba abierta con todos
sus imanes. Y esto te lo digo a ti, a ti que cuando sonríes haces pensar en
el comienzo del mundo." (Altazor, página 11) pero también reconoce que sin
ella, y el rasgo humano amoroso del que dota a Altazor, mucho perdería
sentido:
"Si tú murieras
Las estrellas a pesar de su lámpara encendida
Perderían el camino
¿Qué sería del universo?" (Altazor, página 52).

Esta afirmación recuerda a la máxima de Zaratustra: "¡Oh gran astro!
¿Crees que serías feliz si no tuvieras a quien iluminar?" (Also spracht
Zaratustra, página 41) y a los versos que el mismo personaje dedica a su
amada: "Acabo de mirarte a los ojos, mi vida, y he visto en tu oscura
miradas centelleos de oro; Ante tal voluptuosidad mi corazón se ha
detenido" (Also spracht Zaratustra, página 219). El trato que recibe la
amada recuerda a la figura de la musa ocupada por poetas clásicos y
románticos. De hecho, en el Canto II esta analogía se explicita: "Y al
fondo de ti misma recuerdas que eras tú / El pájaro de antaño en la clave
del poeta" (Altazor, página 49).

La figura femenina, entonces, es una figura estética y emocional para el
hablante, pero también cumple un rol en la caída en que este está
implicado; Su rol es el de la pausa. En el Canto II, Altazor parece detener
temporalmente su viaje en paracaídas para alabar a la musa.



Figuras religiosas y la trascendencia en Altazor

Desde el prefacio se evidencia que en Altazor no hay cuidado de no tocar a
las figuras religiosas. No es necesario un análisis individual de los
fenómenos religiosos que aparecen en el poema, pues su relevancia suele ser
sólo incidental, pero la forma en la que Altazor tiene contacto con ellos
ayuda a la comprensión del poema. Altazor y su carácter superhumano le
otorga la posibilidad de conversar casualmente con el Creador y la Virgen
María. Y es que este superhombre altazoriano, portador de la egolatría
propia de la obra de Huidobro, es también un creador. Además de las dos
figuras presentadas en el prefacio, se puede considerar como una alusión
religiosa el elemento numerológico primordial en la religión católica: El
número siete. En el encuentro con el Creador, éste relata a Altazor una
versión de los Génesis, como un relato compuesto de siete frases, de las
cuales la sexta y la séptima, que correspondería analógicamente al sexto
día donde bíblicamente se lleva a cabo la creación del hombre y la mujer,
el Creador afirma: "Creé la lengua de la boca que los hombres desviaron de
su rol, haciéndola aprender a hablar… a ella, ella, la bella nadadora,
desviada para siempre de su rol acuático y puramente acariciador" (Altazor,
página 10). Esta tradición del Génesis es a la que alude la estructura en
siete cantos del poema; Los siete cantos como una persecución de la
creación y la perfección según Altazor. Y la perfección y creación según
Altazor, necesariamente significan libertad. Y para alcanzar la libertar,
se debe devolver la cualidad acuática y puramente acariciadora a la lengua.

Una preocupación para Altazor es la trascendencia:
"Vamos cayendo de nuestro zenit a nuestro nadir y dejamos el aire manchado
para que se envenenen los que vengan mañana a respirarlo.
Adentro de ti mismo, fuera de ti mismo, caerás del zenit al nadir, porque
ese es tu destino, tu miserable destino. Mientras de más alto caigas, más
alto será el rebote, más larga tu duración en la memoria de la piedra."
(Altazor, página 14).

Para Altazor, en su megalomanía y condición superhumana, el legado es una
posibilidad latente. La realidad que pretende crear es tanto para sí como
para el resto. Pretende legar la experiencia de liberación de las amarras
del lenguaje. Como afirma Schopf en Lectura de Altazor, "A pesar de la
afirmación jubilosa de la muerte de Dios, que se entiende como liberacíon,
aún retiene la forma de una pregunta dirigida a la divinidad o a un ámbito
trascendente, aún aspira al encuentro de un ser fundante que garantice
sentido, eternidad, duración.". Ese ser es precisamente la Creación.
Conclusión

Altazor es un recorrido del orden al desorden tanto como lo es desde la
represión a la emancipación, desde la jerarquía a la anarquía. Lograr una
liberación respecto a la naturaleza y el lenguaje, con todo lo que esto
considera, para muchos significa una destrucción neta. Sin embargo, ahí
yace la paradoja en Altazor: La destrucción es, a priori, una construcción.

Para una comprensión más profunda y un estudio más detallado de la obra,
es recomendable analizar y contemplar las obras que fueron mencionadas en
el informe: Así habló Zaratustra y El Anticristo de Nietzsche, Nature y
Essays: First Series de Emerson, Los Cantos de Maldoror del Conde de
Lautréamont y la colección de manifiestos de Vicente Huidobro. Además, para
comprender la vanguardia cabalmente, una lectura de otros participantes
tanto del creacionismo como de movimientos contemporáneos: Modernismo,
cubismo, futurismo. En cuanto a autores de estas vanguardias,
principalmente Guillaume Apollinaire, cuya obra puede tener repercusiones
estructurales en el estilo del poeta chileno y Gabriel Alomar, que
compartió directamente la edad de oro del vanguardismo poético con Huidobro
son casos relevantes.

El informe tampoco contempla teoría estructural poética, y ya que una
primera versión de Altazor estuvo escrita parcialmente en francés, un
análisis teórico de la estructura interna y detallada de cada canto se hace
difícil, pero hay pistas que señalan el uso de elementos como ritmos en el
poema. Óscar Hahn ejemplifica con la presencia de rítmica en el Canto VI,
en que se usa un esquema de cuatro sílabas, similar a la técnica medieval
(Altazor, el canon de la vanguardia y el recuerdo de otras vidas más altas,
página 18).







Bibliografía
1. Camurati, Mireya: Poesía y Poética de Vicente Huidobro. Buenos Aires,
Fernando García Cambeiro, 1980.
2. Emerson, Ralph Waldo: Nature. Boston, James Munroe and Company, 1836.
3. Hahn, Óscar: Altazor, el canon de la vanguardia y el recuerdo de otras
vidas más altas, en Altazor. Santiago, Editorial Universitaria, 1997.
4. Huidobro, Vicente: Altazor, Santiago, Editorial Universitaria, 1997.
5. -----------------------: Editorial, en Revista Musa Joven, 1912.
6. -----------------------: Non Seviam, 1914.
7. Nietzsche, Friedrich: Así habló Zaratustra. Madrid, M.E. Editores,
1993.
8. Schopf, Federico: Lectura de Altazor.

-----------------------
[1] Non Serviam y otros manifiestos aparecen en
http://www.vicentehuidobro.uchile.cl/, consultada el 01/05/2015.
[2] Etimológicamente, la palabra poesía proviene del
griego À¿¯·Ã¹Â 'acción, creación; adopción; fabricación; composición. En el
desarrollo se mencionará y aplicará esta relación etimológi/, consultada el
01/05/2015.
[3] Etimológicamente, la palabra poesía proviene del
griego ποίησις 'acción, creación; adopción; fabricación; composición. En el
desarrollo se mencionará y aplicará esta relación etimológica.
[4] Revista Musa Joven, nº5, 1912.
[5] Filósofo y poeta estadounidense, principal figura del movimiento
Trascendentalista.
[6] En 1844, Emerson publicará otro escrito diferente bajo el mismo nombre.
[7] Les Chants de Maldoror, un poema en seis cantos publicado por el Conde
de Lautréamont en 1869.
[8] Also spracht Zaratustra, novela filosófica publicada por Friedrich
Nietzsche en 1883.
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