alrededor de Foucault: exclusiones de la verdad en el discurso educativo

June 28, 2017 | Autor: Gladys Fava | Categoría: Culturas Juveniles
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Descripción

LA EXCLUSIÓN DE LA VERDAD EN EL DISCURSO EDUCATIVO
Autora: Gladys Fava
Profesora de Enseñanza Secundaria, Normal y especial en Filosofía (U.N.L.P.)
Mg. En Educación UNICEN

Es bien conocida la idea que Foucault presenta de la verdad como una producción histórica, que depende de los mecanismos de poder y se manifiesta en el discurso. En este proceso de producción y difusión de la verdad por medio del discurso, la acción de los educadores es de vital importancia. Pero si ellos no adoptan una actitud crítica frente a lo que la sociedad y los mass media consideran como verdadero, adecuado o 'normal', se convierten en los principales legitimadores de lo que el poder político impone como verdadero, olvidando que la actitud crítica no sólo debe practicarse en el análisis de textos, sino principalmente frente a los hechos mismos

En el análisis de Foucault, la verdad no es algo que está más allá de la actividad humana y que pueda alcanzarse. La verdad está aquí en nuestro mundo nosotros mismos la producimos, es histórica. No existe una única verdad sino que cada sociedad produce la suya propia y ella depende de las formas de discurso científico, está sometida a la difusión y al consumo. Es producida y transmitida bajo el control de aparatos políticos económicos y sociales, está ligada a los sistemas de poder de los que es consecuencia así como a los efectos de ese poder. La verdad, en definitiva, está íntimamente ligada a política.
La verdad se manifiesta en el discurso, que en su aparición histórica está sujeto a ciertos usos. El discurso está sujeto a los mismos errores que trata de denunciar, es por eso que su análisis crítico presenta variados problemas: no hay discurso neutro ni ingenuo, todo discurso persigue de algún modo el poder, surge de algún deseo, quien habla siempre está en mayor o menor medida insatisfecho.
Este discurso que surge del deseo no se manifiesta en el vacío, sino que surge en el marco de una institución y está sujeto a sus reglas. Existen diversas maneras de controlar la producción de la verdad a través del discurso, que sólo serán mencionadas por razones de espacio.
Entre ellos podemos mencionar: procedimientos de exclusión externos, como la prohibición, la oposición razón- locura, la oposición entre verdadero y falso. Procedimientos de exclusión internos: como el comentario, el autor, las disciplinas. Procedimientos de exclusión del sujeto, como el ritual, la acción de las sociedades de discurso, los grupos doctrinales, la educación.
Entre estos tipos de procedimientos pasaré a describir únicamente aquellos que se relacionan directamente con el sujeto, ya que es el sujeto-docente el que aplica generalmente sin tener conciencia de ello estos mecanismos de exclusión de la verdad en su práctica educativa, avalando de este modo lo que se acepta y transmite como verdadero.
Cabe destacar, no obstante que todos los mecanismos de exclusión actúan sobre el discurso y la práctica educativa, así como sobre cualquier otro aspecto del saber.
Mecanismos de exclusión propios del sujeto:
El ritual:
Existen gestos, comportamientos, circunstancias y signos que imponen una conducta determinada como apropiada para cada situación. Estos gesto y actitudes refuerzan y garantizan la eficacia de las palabras componiendo un ritual apropiado para diferentes situaciones o circunstancias.
Las sociedades de discurso:
Estas sociedades controlan a los sujetos del discurso, divulgan u ocultan las palabras según los criterios de quien ejerce el poder. Los escritores, los científicos, los técnicos y los políticos funcionan como sociedades de discurso, son los que dosifican cómo cuándo y dónde se hacen circular las palabras. Estas sociedades son dueñas del poder que les confiere el hecho de manejar la información.
Grupos doctrinales:
Estos grupos intentan la difusión de su discurso. El discurso crea la dependencia del individuo respecto del grupo. La doctrina mantiene la sumiisión en dos sentidos: el discurso queda sometido a sus voceros, que defienden la doctrina, y los individuos quedan sometidos al discurso de manera tal que si se alejan de la ortodoxia quedan excluidos del grupo.
La educación:
El sistema educativo, en que se interrelacionan saber y poder, es una forma política de adecuación social de los discursos y modificación de los mismos. La educación distribuye, permite y prohíbe la circulación de las palabras. Imparte directivas a los educadores, que son formuladas desde el poder. La educación va dejando la marca del poder político en el discurso, al tiempo que va mostrando lo que ese poder y los micropoderes permiten o sancionan.
Estos mecanismos de exclusión están estrechamente relacionados entre sí. Sirven para ubicar a los sujetos hablantes en los distintos discursos y a la vez adecuan los discursos según la calidad de los hablantes. Pero de todos ellos, la educación es la ritualización del habla por excelencia: le otorga distinta categoría a los sujetos, juega su papel en la conformación de grupos doctrinales, dispone los discursos según un saber y un poder.
LOS MECANISMOS DE EXCLUSIÓN EN EL DISCURSO EDUCATIVO
Analizadas las condiciones de posibilidad del discurso en general, podemos intentar un análisis análogo que se ocupe de mostrar cómo intervienen en el discurso educativo la conexión con el deseo y el poder, así como la dependencia de los procedimientos de exclusión.
Comenzando con la problemática del deseo en el discurso educativo, podemos encontrar este aspecto tanto en el discurso de los teóricos de la educación como en el discurso y en la actitud de cada educador.
Hay deseo en la teoría de la educación: deseo de interpretar la realidad social y de saber cuáles son los mecanismos adecuados para perpetuarla o modificarla a través de la acción educativa. Asimismo hay deseo en la actitud individual de cada docente, deseo de comunicar, de influir en el otro, de obtener atención, deseo de destacarse frente a un grupo que no puede rechazar la opción de escuchar, deseo de imponer autoridad al manejar la disciplina y la suerte del alumno a través de la evaluación. Deseo también de juzgar actitudes y aptitudes del otro representado por el alumno.
Respecto del poder, se desprende desde una óptica guiada por la lectura de Foucault, que la educación institucionalizada o no, es el ámbito adecuado para el ejercicio de múltiples micropoderes.
Según Foucault el ejercicio del poder se confunde con las categorías de la práctica de manera que en la sociedad liberal el poder se encuentra en todas partes y en ninguna. La organización social no está regida por la racionalidad técnica como sostendrán otros autores, sino por el ejercicio del poder.
El poder es normalización y es la sociedad toda la que pone los mecanismos de poder en movimiento, de manera de poner cada vez más distancia entre lo normal y lo anormal, lo sano y lo patológico, lo lícito y lo ilícito, lo central y lo marginal. Es el poder, el conjunto de mecanismos de la microfísica del poder, el que crea al sujeto. Entre estos mecanismos objetivantes de la normalización que se aplican a la constitución del sujeto juega un papel fundamental la educación. La disciplina propia de la educación es una de las tecnologías que el poder aplica para fabricar esa realidad que es el sujeto.
En cuanto a la institución, ella respalda y encausa el discurso, que se patentiza en la acción de los distintos niveles de enseñanza. Como ejemplo propio de nuestra transformación educativa podríamos a la transformación lingüística de las materias o asignaturas correspondientes al antiguo ciclo superior en espacios curriculares propios del actual polimodal. Fue una transformación discursiva impuesta y respaldada por la institución educativa en todos sus niveles de poder, ya que en la cotidianeidad de la práctica en el aula no trajo cambios significativos.
Sobre el discurso educativo gravita además lo prohibido. En él se hacen presentes en cada época los temas acerca de los que hay que hablar; al tiempo que se evitan, se omiten o se hacen circular en ámbitos muy reducidos aquellos otros que no conviene sean conocidos y analizados por todas las personas. Al respecto podríamos traer a la memoria como ilustración la tácita prohibición que se cernía sobre el tratamiento del tema del divorcio durante la última dictadura militar en nuestro país. La familia era uno de los tópicos que se analizaban en la asignatura 'Formación Moral y Cívica', pero los textos hacían estricta omisión del tema del divorcio y ni siquiera se mencionaba que en otros países del mundo era, como hoy lo es en el nuestro, una más de las realidades que constituyen la estructura familiar.
El comentario es el hilo conductor en cotidianeidad de la acción educativa. La tarea diaria de maestros y profesores se guía por comentarios y trascendidos acerca de innovaciones en el sistema educativo, aplicación de nuevas técnicas o revalorización de las clásicas, nuevas disposiciones de orden burocrática y exigencias administrativas que permiten en la realidad de los hechos que cada docente mantenga su continuidad en el sistema.
El comentario cuando se aplica a la difusión de nuevas teorías educativas y su aplicación en el aula, suele ser el causante de graves errores en el campo de la práctica educativa. Pocas veces son analizados los textos originales de los nuevos teóricos de la educación, la generalidad de los docentes, los que no se dedican a la investigación, guían su actividad aúlica por referencias de segunda o tercera mano, que frecuentemente son provistas aún en los cursos denominados de ' perfeccionamiento '.
En cuanto al autor, la práctica educativa está marcada por la difusión de la obra de ciertos autores que se consideran actuales en el momento, cobran importancia y pasan a ser referentes ineludibles del trabajo áulico. Puede tomarse como ejemplo lo sucedido con las investigaciones piagetianas y la aplicación del constructivismo en el trabajo diario de cada maestro, que llegó a tornarse una imposición de directivos y supervisores sobre toda la práctica docente, llevando a terribles y prolongados errores, que no dependían directamente del estatuto epistemológico de la teoría, sino de las erróneas interpretaciones.
La disciplina como mecanismo de exclusión tiene su papel sobre todo en la organización curricular y el desempeño particular de cada docente. La conformación de la estructura curricular es en sí misma una declaración de principios acerca de lo que se considera que se debe difundir y lo que no tiene suficiente importancia para ocupar un lugar destacado en el sistema educativo.
Los mecanismos de poder se advierten también en la importancia que el curriculum otorga a cada disciplina y la ubicación que tiene de acuerdo a la etapa cronológica de desarrollo por la que esté pasando el educando a quien va destinada. Podemos así apreciar en la estructura curricular de un sistema educativo si predomina una orientación economicista, humanista, regionalista o globalizadora, según la época y la circunstancia socio- política y económica que nos ocupe.
El ritual como mecanismo de exclusión, en la educación viene marcado por los procedimientos didácticos que las teorías vigentes en cada época consideran y difunden como apropiados. Como ejemplo podríamos considerar el sobredimensionamiento que no hace muchos años cobraron las técnicas de dinámica de grupos, al extremo de ser consideradas las únicas adecuadas para fomentar en el alumno una tendencia a la 'convivencia democrática'. En esos momentos el profesor que trabajaba con sus alumnos organizados en grupos, tenía garantizado el éxito de su función prácticamente en el ejercicio de ese ritual, por el contrario aquél que osaba trabajar en una clase expositiva, con sus alumnos atendiendo una explicación, quedaba inmediatamente excluido del ritual adecuado que hubiera garantizado la efectividad de su discurso.
La educación permite el que cualquier individuo acceda a todo tipo de discurso, pero marca los límites de lo que a cada uno le es permitido o prohibido.
La red de poderes indica cuáles serán los temas elegidos de acuerdo a la importancia que ellos cobran en un determinado momento histórico.
Pero no sólo sucede en el nivel social, también en la elección de cada sujeto podemos observar los efectos de los mecanismos de poder que han marcado su historia personal como individuo y como miembro de un determinado grupo social. En la actualidad en nuestro país los mecanismos de poder nacionales e internacionales disponen una preponderancia de los saberes instrumentales que permitan a los miembros de la sociedad conducirse efectivamente en un mundo globalizado. Las estructuras curriculares reflejan esta tendencia otorgando importancia fundamental a la adquisición del idioma inglés como única lengua extranjera en las escuelas oficiales y la enseñanza de la computación como contenido considerado indispensable por padres y docentes.
La que precede es una separación artificial del deseo, el poder, la institución y los sistemas de exclusión del discurso. Sin embargo en la realidad estos elementos funcionan en estrecha interrelación influyendo unos sobre otros para complementarse u oponerse.
Foucault dice que 'las palabras son siempre una violencia que se le hace a las cosas'. Eso nos lleva a pensar que debemos tener en cuenta que aún si pudiéramos eliminar los mecanismos de exclusión, tampoco de esa manera podríamos recrear la realidad con la palabra. Si fuera posible incluir en el discurso todo lo excluído, aún así no sería lícito esperar que la realidad se dejara expresar fielmente con el lenguaje. Sin embargo si podemos tener la esperanza de que el discurso se torne cada vez más libre en la medida que seamos capaces de tomar conciencia de estas exclusiones y de los mecanismos de poder que las sustentan, y de esa manera tomar un contacto más genuino con los hechos de nuestro mundo.
Los docentes especialmente deberíamos asumir como propia la tarea de hacer explícito lo que en el discurso está implícito u oculto, para orientar de esta manera a nuestros alumnos en la búsqueda de procedimientos que permitan distinguir lo verdadero de aquello que el poder nos impone como verdadero. Distinguir entre necesidades sentidas y necesidades impuestas por el consumismo homogeneizante.
BIBLIOGRAFÍA GENERAL
Castro , Edgardo. Pensar a Foucault. Ed. Biblos, Bs. As. 1995
Foucault, Michel. Arqueología del saber. Ed. Siglo XXI, México, 1970.
-----------------------El discurso del poder. Ed. Folios, Bs. As. 1983.
-----------------------La verdad y las formas jurídicas.Ed. Gedisa, Barcelona,1990.
-----------------------Las palabras y las cosas. Ed. Siglo XXI, México, 1977.
-----------------------Microfísica del poder. Ed. La Piqueta,Madrid, 1987.
-----------------------Saber y verdad. Ed. La Piqueta,Madrid, 1985.


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