Alienación y Pensamiento Económico

July 24, 2017 | Autor: E. Leiva Troncoso | Categoría: Social Theory, History of Economic Thought, Alienation
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Descripción

Alienación y Pensamiento Económico Auge, caída y restitución de un concepto Esteban Leiva y Pastor Montoya Universidad Nacional de Córdoba Las investigaciones de los individuos „desvinculados‟ („unattached‟), los „marginales‟, los obsesivos, los anómicos, y los aislados („isolated‟), conjuntamente, testifican el lugar central que ocupa la hipótesis de la alienación en la ciencia social contemporánea. Robert Nisbet (1953)1

I-. Introducción El concepto de alienación, en el sentido de reificación o cosificación2, fue forjado por Lukács a partir de motivos procedentes de Marx, Weber y Simmel. Figuró como leitmotiv de la crítica sociocultural alemana de los años „20 y ‟30 del siglo pasado. En su ensayo “La reificación y la consciencia del proletariado” (1923), Lukács „anticipó‟ la publicación de los Manuscritos Económico-Filosóficos (1844) del joven Marx e impulsó a los filósofos y sociólogos alemanes de su tiempo a analizar las formas de vida imperantes en el capitalismo. Pero tras la Segunda Guerra Mundial, la „reificación‟ perdió su carácter central y sobrevivió en algunos escritos de la Escuela de Frankfurt (Cfr. Honneth, 2007). Paradójicamente, mientras se hundía en el abismo insondable de la República de Weimar, el concepto se difundió en la sociología americana de los años „50 y ‟60, en la economía política inglesa de los ‟60. En ésta última, se recordó que el tema de las consecuencias alienantes del capitalismo ya se encontraba en Adam Smith, entre otros economistas clásicos. Por todas estas vías, la problemática alcanzó también alguna repercusión marginal en el pensamiento económico de los ‟70 (Cfr. Leiva y Montoya, 2008). Pero, con la consolidación del enfoque neoclásico como corriente principal de la „ciencia económica‟ y la generalización de una actitud anti-metafísica y formalista heredada del positivismo lógico, fue desterrado como tópico de investigación.

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Con esta cita de „La Búsqueda de la Comunidad‟, inicia Melvin Seeman su artículo clásico “On the meaning of alienation” (1959). 2 La alienatio o abalienatio latinas que originaron la palabra alemana Entfremdung, como „alienación‟ en nuestra lengua, tiene un sentido jurídico referido a la propiedad de los bienes que pueden ser confiscados o transferidos. En este sentido, la palabra remite a cosas, mercancías o bienes materiales. Pero en otro sentido latino, la palabra también tiene un sentido médico, que refiere a la locura y también, un sentido religioso, aplicado por Agustín a San Pablo: mentis alienatio.

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Con este giro epistemológico-analítico, la ciencia económica no sólo se distanció de las demás ciencias sociales, sino que se apartó de su propia tradición política. Con el destierro del concepto de alienación, el pensamiento neoclásico suprimió su reconocimiento como efecto del modo de producción industrial. Precisamente, esta apreciación de la realidad inglesa de los siglos XVIII y XIX, había justificado desde Adam Smith a John Stuart Mill, el desarrollo del sistema público de enseñanza, el apoyo estatal a la difusión de la ciencia y la cultura que se implementaron en Inglaterra desde fines del XIX.3 En el contexto teórico y político de su desconocimiento como concepto central o como tópico legítimo de investigación, al rescatar “Alienación, libertad y organización económica” (1971) de Edwin Dolan, pretendemos restituir una problematización político-económica, que los vinculaba polémicamente. Tras considerar la causalidad económica de la alienación, se examinan cuestionamientos (neo)-liberales que pretendían hacer del capitalismo, una condición necesaria y hasta un ideal para el mantenimiento de la libertad individual.

II-. Una discusión político- económica de la organización social La expresión „economía política‟ puede emplearse para negar una partición académica establecida entre las ciencias sociales: entre la economía, la política y la sociología. Pese a su actual desconexión, en tales ciencias, se asume que “sólo un número relativamente limitado de configuraciones de organización social, política o económica pueden existir como todos internamente consistentes.” (buscar e incorporar referencia) Según Doland, sólo una estructura compleja de relaciones sociales primarias y secundarias es compatible con el establecimiento legítimo de un moderno sistema estatal de autoridades, con un modo mercantil de apropiación, producción, distribución y consumo de bienes. A Karl Marx se remonta la explicación materialista de la historia que hace de lo económico, el fundamento real de la superestructura legal y política de un sistema de dominación de clases. En el arco opositor, podemos encontrar a Friedrich Hayek quien sostiene que la eficiencia competitiva de un sistema de precios, interpretado como sistema de registro y comunicación de información relevante para la toma de decisiones individuales, no puede ser igualada por un sistema de planificación centralizada. En el 3

Sobre la justificación que Smith realiza del gasto público para combatir los efectos de la alienación en la clase popular se puede cfr. Leiva y Montoya (2009).

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primer caso, un modo de producción y de apropiación de sus ganancias, es el fundamento de una libertad fácticamente desigual que, en las clases subalternas se aliena y sucumbe particularmente a las necesidades de la subsistencia y, en general, al fetichismo de la mercancía. En el segundo, un sistema descentralizado de coordinación de planes de acción es condición de posibilidad de la libertad individual frente al autoritarismo inevitable de una planificación burocrática por parte del Estado y su Partido único. Como se ve, el énfasis compartido en el papel fundamental del sistema económico no ha impedido que marxistas y liberales exhiban profundas divergencias respecto de cuales son las organizaciones económicas que podrían producir resultados sociales y políticos óptimos. En este escenario, Ewin Doland se propuso contrarrestar la incomunicación entre estas tendencias divergentes del pensamiento social, examinando la relación de la alienación y la libertad, más específicamente, abordando la cuestión de cómo la primera afecta las condiciones políticas de la última.

III-. Impotencia, Sinsentido e Insatisfacción: un concepto de alienación susceptible de investigación científica Apreciando el estado de la literatura de la alienación trazado por Melvin Seeman (1959), como una elucidación del término razonablemente precisa y viable para la investigación empírica, Doland enfatiza tres de sus componentes4:

-. Impotencia -. Sinsentido -. Falta de autorrealización (insatisfacción por falta de retribución intrínseca del trabajo)

La impotencia refiere a la expectativa o probabilidad de que el propio comportamiento del individuo no pueda determinar la ocurrencia de los resultados o refuerzos que busca: “Los procesos de producción en línea de los que el trabajador no tiene control o los procesos económicos y políticos más amplios en los que el 4

Vinculando el interés histórico y el esfuerzo empírico moderno, Seeman distinguió cinco usos del concepto: impotencia ( powerlessness), sinsentido (meaninglessness), anomia (normlessness), aislamiento (isolation), extrañamiento o auto- extrañamiento (self-estrangement). Doland hace uso de los dos primeros y del último de tales usos sin justificar la exclusión del resto.

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individuo se percibe controlado por un „establishment‟ o „élite‟ cuyas acciones están más allá de su influencia”. (Dolan, 1971: 1086-87)

Desde un punto vista objetivo, la impotencia sería provocada por la escasez de oportunidades de promoción o la falta de un sistema apropiado de incentivos. Desde un punto de vista subjetivo, la impotencia se manifestaría en la actitud fatalista y resignada del trabajador a sus condiciones presentes. Mientras la impotencia puede ser interpretada como un estado objetivo o subjetivo, en la medida en que refiere a la incapacidad del individuo de percibir en su ambiente un marco coherente de patrones de causa-efecto, el sinsentido resulta estrictamente subjetivo. Esta incapacidad priva al individuo de una claridad mínima para tomar decisiones y organizar su comportamiento inteligentemente. Como la pérdida de algún sentido global de la realidad, de alguna comprensión de la marcha general de los acontecimientos, es producida por la carencia duradera de información relevante para la propia situación en el mundo. La pérdida del sentido, se manifiesta como ignorancia producida por desinformación. Por último, la insatisfacción por la falta de una retribución intrínseca en el trabajo fue un concepto introducido para contrastar la sociedad industrial con órdenes sociales hipotéticos en los que habría sido natural que el hombre trabajara como un acto de autoexpresión creativa: los modelos de Marx fueron el artista, el artesano y el científico, no el obrero industrial ni el oficinista. Desde este punto de vista, el trabajo asalariado, la actividad que se desarrolla por una retribución externa al proceso de trabajo, lo extraña, desnaturaliza al hombre como especie. Después de 50 años de socialismo real, contra quienes pretendían confinar el fenómeno de la alienación al mundo capitalista, Doland sostenía que el síndrome de la alienación prevalece independientemente de las formas legales de las relaciones de propiedad, y se asocia a fenómenos tales como la división del trabajo, el sistema salarial y el consumismo.

IV-. Causas económicas de la alienación División industrial del trabajo Al ubicar al trabajador en una tarea cuyo proceso inmediato está fuera de su control se le induce una situación de impotencia; al incrementar la racionalidad funcional a expensas de la sustantiva, la organización jerárquica cerrada provoca, que

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sus tareas carezcan de sentido para él. Las estructuras burocráticas altamente racionalizadas que proporcionan escasa información sobre la conducción de la organización como un todo, implican una paralela decadencia en la capacidad del individuo subalterno para actuar inteligentemente sobre la base de su propia perspectiva de las interrelaciones de los eventos (Doland cita aquí a Mannheim). En principio, este deterioro de la autonomía podría transferirse en la sociedad pos-industrial, a los trabajadores de cuello blanco, e indicarse en una creciente apatía política. Como este deterioro intelectual se relaciona con una reducción de la capacidad del individuo para participar efectivamente en la vida política y social de su comunidad; los sentimientos de impotencia y carencia de sentido originados en el trabajo, se transfieren a la sociedad. La especialización en una sola operación o transacción rutinaria no contribuye al orgullo o la expresión de sí.5

El sistema de salario y su contrato Un segundo factor es reconocido en el contrato de trabajo que establece una relación de autoridad entre el trabajador y su empleador. El estatus subordinado del empleado se inicia con su acuerdo, pero dentro de los límites del contrato, el trabajador aceptará órdenes, instrucciones provistas por la organización, como razones de su comportamiento. Tras su suscripción, es la coerción lo que tiene lugar, sus acciones se llevan a cabo para servir la voluntad de otro. En este sentido limitado, el trabajo asalariado es forzado y la impotencia, que emerge de la relación que el trabajador tiene con el proceso técnico de producción, se refuerza con el vínculo de autoridad establecido. El sentimiento de insignificancia, pérdida de sentido, puede favorecerse si el empleado no es informado o es incapaz de comprender los procesos de toma de decisiones que resultan en las instrucciones que recibe. Otro tipo de coerción se produce cuando los datos esenciales de la acción de un individuo son controlados por otro. Un caso especial se daría cuando empleador y empleado pertenecen a grupos socioeconómicos tan diferentes que las actitudes, responsabilidades y motivaciones del empleador resultan incomprensibles para el empleado. Al someterse a la autoridad que controla su propio comportamiento productivo, el trabajo del asalariado llega a ser, cada 5

Doland refiere a un estudio comparativo que señala que cuando más detallada es la división de la tarea es más probable que el trabajador afirme que su empleo no le da oportunidades para ensayar sus propias ideas, que es aburrido, monótono y demasiado simple para permitirle desempeñar sus mejores capacidades.

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vez más, un medio para satisfacer necesidades externas a él, y cada vez menos, una fuente de satisfacción intrínseca.

El Consumo Algunos escritores de la década del 60 se refirieron a la alienación del consumidor que extiende la alienación de la situación del empleo a las horas libres. El consumo de espectáculos o mercancías inducen la actitud pasiva e impotente del espectador: en lugar de desempeñarse como un agente activo que transforma un objeto, el sujeto se define o se reconoce en lo que posee más que en términos de lo que es capaz de crear. Así, el comportamiento del consumidor transferiría la alienación, de la producción al consumo.

V-. Alienación y Libertad Para plantear el problema de compatibilidad de alienación y libertad, dentro de la variedad de sentidos de la última, Doland asume un sentido negativo: ausencia de coerción. La coerción se define como la amenaza del uso inminente de la fuerza, el trato de fuerza, o sustitutos de la fuerza tales como el fraude o el engaño de un individuo a otro con el efecto de privarle de una parte de sus bienes o valores, o de hacer que sus acciones sirvan a la voluntad del primero. En su abordaje Doland comienza con una cuestión relativamente sencilla. ¿Buscaría un partidario de la libertad evitar estar o ser alienado? En la medida en que la libertad se valora como un fin en sí mismo y no como un puro arreglo conveniente para promover la eficiencia económica, la productividad o la tranquilidad civil, la respuesta sería afirmativa. El individuo cuyas preferencias están formadas de modo tal que el disfruta de un incremento directo de utilidad del propio hecho de verse libre de la autoridad arbitraria de otro, es relativamente improbable que prefiera asumir la relación de autoridad voluntaria implicada por el contrato salarial. El estatus de emprendedor o intermediario subcontratista, serían preferidos. Por otra parte, los individuos que tienen una fuerte preferencia por la libertad también preferirían ocupaciones y pautas de consumo que les permitan una oportunidad considerable para su auto-expresión creativa. La cuestión se complica, si se quiere saber si un tal individuo desearía que otros también se vieran libres de la alienación. Sobre este punto, Doland argumenta contra David Levy, quien había atacado la teoría de la alienación como un desafío a las razones de un sistema de mercado, 6

haciendo notar que el trabajador tiene preferencias sobre tres formas de retribución: ingreso monetario, tiempo libre y auto-realización o satisfacción intrínseca de su trabajo. La teoría implicaría que el trabajador recibe una mezcla equivocada: demasiado de lo primero, demasiado poco de lo segundo, y, particularmente, de lo tercero. Los teóricos de la alienación, consideran evidencia de la irracionalidad del sistema capitalista que ofrezca un paquete de proporciones fijas de tipos de ingreso y pida, al mismo tiempo, que el individuo alcance una distribución intra-personal de ingresos óptima. Pero si hubiera trabajadores que quisieran intercambiar salario por ocio, los empleadores explotarían la situación ofreciéndole salarios más bajos por un tiempo menor, seguramente, capturando una ganancia del cambio. En rigor, Levy sostiene que las condiciones que se observan en los mercados serían el punto final de un proceso de ajuste y el nivel de alienación que prevalece es óptimo: no puede ser reducido sino mediante el sacrifico inaceptable de grandes cantidades de ingreso material. Por lo tanto, la alienación no sólo sería compatible con la libertad en general, sino una consecuencia necesaria de la libertad contractual del trabajador bajo condiciones de escasez. Si el trabajador elige voluntariamente un modo alienado de existencia y hasta quizás lo disfruta, su cuestionamiento implicaría una objeción paternalista. Puntualmente, contra esta forma de pensar la alienación, Dolan recomienda tener en cuenta la posibilidad de que en las condiciones presentes del mercado, el trabajador al buscar la combinación óptima de tipos de ingreso alcance un máximo local y no uno global. Por ejemplo, el individuo nacido en un ambiente proletario es conducido por emulación de sus mayores y falta de exposición a alternativas, a comenzar su carrera productiva como un trabajador asalariado. En consecuencia, puede no haber adquirido el hábito de acción independiente o de investigar los funcionamientos de su ambiente. Imitará los patrones de consumo de sus compañeros y, si el trabajo es físicamente exigente, desarrollará un gusto por formas pasivas de diversión. Dada esta situación que induce la alienación, ningún pequeño ajuste de trabajo o consumo, incrementará su bienestar. Una reducción de una hora en su trabajo no le compensará su menor ingreso monetario. Como el beneficio del cambio por una ocupación más interesante sería acompañado por una significativa caída en la productividad; tampoco las oportunidades de avance dentro de la propia ocupación compensarían, las horas invertidas en educación.

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En sí mismo, el hecho de que la utilidad marginal iguale al costo marginal de oportunidad para cada aspecto de su producción y conducta de consumo, no garantiza que un amplio cambio discontinuo no lo dejaría mejor. Es posible que el individuo se estanque en un máximo local lejano del pico de su colina de placer, simplemente por el costo de obtener información acerca de estilos de vida alternativos y no alienados. Aunque este argumento debilita el que la alienación sea un aspecto inevitablemente concomitante de la libertad, simplemente porque es producida por el mercado libre, no es en sí suficiente para despertar el interés de un liberal no alienado que cree que el estado socio-psíquico de sus conciudadanos es, estrictamente, el último de nuestros intereses políticos. Muchos ejercicios de libertad son de poco interés directo para los empleados y no es fácil para ellos ver que su libertad depende de que otros puedan tomar decisiones que no son inmediatamente relevantes para su manera de vivir. Le adjudican poca importancia a oportunidades para actuar que no tienen lugar en sus vidas, consideran innecesarios muchos ejercicios de la libertad que son esenciales para que el propio individuo independiente desempeñe sus funciones. La libertad es, en consecuencia, seriamente amenazada por la tendencia de una mayoría asalariada que terminará imponiendo al resto sus estándares y visiones de la vida. Otro peligro de la libertad, planteado por una alienación ampliamente difundida, surge de su componente de pérdida de sentido. El individuo incapaz de ver relaciones de causa-efecto en su ambiente social, puede sucumbir a explicaciones sobre-simplificadas políticamente peligrosas. Un alto nivel de educación y capacitación técnica, así como un cuidado realista de los propios asuntos puede combinarse, en proporción directa con la alienación de las audiencias, con la susceptibilidad a la propaganda fascista, a las teorías conspirativas y los chivos expiatorios, a la negación de la realidad social. La alienación de los demás plantea un problema para el individuo liberal, no sólo político sino de seguridad. El individuo que fracasa en hacer de su vida una actividad significativa de expresión de sí o autorrealización desarrollaría, según Dolan, hostilidad hacia los exitosos. La violencia creciente del resentimiento social provocaría que el amor a la libertad individual se viera reemplazado por el temor a los individuos antisociales en libertad. Si una teoría política de lucha contra la alienación puede traer consigo el paternalismo de un estado autoritario; la alienación, como factor de inseguridad, perturbaría la paz democrática del liberal.

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Por lo tanto, la alienación no sólo es incompatible con la libertad del individuo que afecta directamente, sino que representa una amenaza a los demás. Más que burlarse o eliminar el concepto, el liberal debería buscar sus propias soluciones al problema. “Porque la libertad está igualmente amenazada si ésta patología social se difunde sin control o si es curada por la imposición de las soluciones propuestas por los autoritarios altruistas de la Izquierda” (Dolan, 1971: 1093).

VI-. La restitución de la alienación como categoría filosófica para la investigación social Independientemente del problema económico-político de compatibilidad que plantean alienación y libertad, y de su éxito en motivar el interés del liberal no alienado; la polémica planteada por Doland se abre a interrogantes ética y políticamente ineludibles para el investigador social y el filósofo crítico: ¿Podría combatirse la alienación? ¿Podrían multiplicarse las oportunidades de autorrealización, el desarrollo de las potencialidades (actualización) y el desempeño de las capacidades (exteriorización) de los individuos? (Cfr. Elster, 1992). Si suspendemos el ideal de abundancia y de organización comunista de la libertad como plena autorrealización de los propios talentos y capacidades de cada uno, y nos preocupamos por el modo en que podría actuarse contra la alienación en las complejas

sociedades

modernas,

por

cómo

ampliar

las

oportunidades

de

autorrealización; nuestros interrogantes adquieren un cariz aún más definido: ¿Cuáles prácticas y organizaciones propician u obstruyen la autorrealización de sus miembros? ¿Cómo una política pública podría promover innovaciones que faciliten la producción eficiente a pequeña escala, la propiedad y gestión obrera de las empresas, la participación de los ciudadanos? En el escenario contemporáneo algunas amenazas a la libertad no pueden desconocerse: una abundante literatura denuncia una economización furtiva de la vida cotidiana, describe un mundo cuyos habitantes se tratan a sí mismos y a otros como a objetos inanimados, sin sensibilidad ni comprensión a lo diferente. Tras esta atmósfera de fría objetividad y distanciamiento, que también refleja el arte popular, muchos estudios de sociología de la cultura y psicología social detectan tendencias crecientes a

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la auto-manipulación, la simulación de deseos y sentimientos que se terminan internalizando. Por otra parte, en estudios recientes en el campo de la ética y la filosofía moral, se emplea la palabra alienación en un sentido directamente normativo, para calificar comportamientos humanos que quebrantan nuestros principios o valores, en tanto la utilización instrumental de las personas conduce al desconocimiento de sus cualidades humanas, su asimilación a objetos insensibles e inertes. Pero antes de una inscripción ética de la alienación económica de las personas, cabe destacar que el deterioro de la identidad producido por la marginación y exclusión crecientes, plantea el problema más agudo que desafía a la investigación y la acción política actual.

Referencias Dolan, E. G. (1971): “Alienation, Freedom, and Economic Organization”. Journal of Political Economy, Vol. 79, No. 5. (Sep. - Oct.): 1084-1094. Elster, J. (1992) [1986]: Una introducción a Karl Marx. México: Siglo Veintiuno Editores. Honneth, A. (2007) [2005]: Reificación. Un estudio en la teoría del reconocimiento. Buenos Aires: Katz. Leiva, E. y Montoya, P. (2008): “Salida, Voz y Alienación. Una introducción al análisis económico-existencial de las organizaciones”. En FAAS, H.; y SEVERGNINI, H. (eds.): Epistemología e Historia de la Ciencia. Selección de Trabajos de las XVIII Jornadas. Volúmen 14 (2008). Córdoba: Universidad Nacional de Córdoba. Págs.: 269-275. ________________ (2009): “Economía Política y Alienación: Smith predecesor de Marx”. En LETZEN, D.; y LODEYRO, P. (eds.): Epistemología e Historia de la Ciencia. Selección de Trabajos de las XIX Jornadas. Volumen 15 (2009). Córdoba: Universidad Nacional de Córdoba. Págs.: 300-306. Seeman, M. (1959): “On The Meaning of Alienation”. American Sociological Review, Vol. 24, No. 6. (Dec.): 783-791.

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