Algunas consideraciones sobre las sombras las revoluciones y la diversidad cultural

May 24, 2017 | Autor: J. Bonafina | Categoría: Cultural History, Comparative Politics, Political Theory, History and Memory, Essays
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Algunas observaciones sobre las sombras, las revoluciones y la diversidad cultural. 1776-2016. Mg. Javier Bonafina(UTDT) Quiero comenzar estas palabras con una simple pregunta: ¿Pesan las sombras? Claro, se preguntaran ¿Una sombra? ¿Cómo es posible siquiera nos hagamos esa pregunta? ¡Cómo una sombra va a tener peso! ¡Qué disparate! Bueno.... Aunque no lo crean, la luz y la ausencia de luz —la sombra— sí influyen en el peso de las cosas. La luz es energía, y la energía tiene un peso, por lo tanto cuando la luz interactúa con un objeto cualquiera lo hace más pesado. Entonces, cuando no interactúa —cuando hay sombra— ese objeto pesa menos. Así que intentemos dar algo de luz a los dos cumpleaños que tenemos como Nación. Y necesitamos comenzar por decir que la Argentina, tal como se conformó en la segunda mitad del siglo XIX, no tuvo en sentido estricto un acta de independencia, dado que el 9 de julio de 1816 se declaró la independencia de las Provincias Unidas de Sud América. Por ejemplo, Bolivia concreto su declaración el 6 de agosto de 1825 en nombre de las provincias del Alto Perú, y lo hizo no solo para separarse de España sino también para declararse independiente de Buenos Aires. En Uruguay, la declaración de independencia de 1825 estuvo destinada a declarar la emancipación del Imperio del Brasil y la unión a las Provincias Unidas del Río de la Plata. Sólo tres años después, y producto del tratado de paz que puso fin a la guerra entre las provincias rioplatenses y Brasil, se creó la República Oriental del Uruguay. En Paraguay, el acta de declaración de la independencia es tardía –data de 1842- y se elaboró en una coyuntura de conflicto con la Confederación Argentina dominada por la figura de Juan Manuel de Rosas. Si a esta diversidad de independencias le agregamos las que surgieron dentro de esos mismos países, el cuadro de situación es, por lo menos, rico en sucesiones de acontecimientos y mutaciones. Por ejemplo, solo pensando en el territorio que conformó luego la República Argentina, nos encontramos con una división entre 1820 y 1853 en provincias autónomas reunidas bajo un frágil vínculo confederal.

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Así que comencemos por decir que la Revolución de Mayo es el principio de una revolución y no el final. Podemos debatir si el 25 de Mayo es una revolución cuyo cambio de gobierno trae aparejados movimientos cada vez con mayor radicalización, como suele ocurrir en muchas revoluciones. De hecho, 1808 va proponiendo cambios más fuertes y profundos caracterizando un proceso que se extendió 10 años. Aunque eso también podríamos discutirlo, ¿cuándo termina? Es fácil saber cuándo empiezan las revoluciones pero no cuándo terminan ¿no? Pero por lo menos podemos arriesgar que hasta 1820. Ahí sí, es posible observar que hubo cambios revolucionarios y que esa sociedad que era de una manera en 1810, en la década de 1820 es distinta. De hecho, la Revolución tiene dos momentos muy claros. Hay un momento en donde las cosas se radicalizan, en el sentido de que se buscan cambios fuertes y que va de 1810 a 1815, es la época marcada por la idea de crear una república, de la independencia, de imponer la libertad. El ejemplo más claro de esto es la Asamblea del año XIII, que dice "no más títulos de nobleza, no más tortura, No más esclavitud". Es decir, todo tipo de medidas libertarias aunque limitadas, claro, porque por ejemplo la esclavitud seguirá existiendo por lo menos hasta 1850. Lo cierto es que había un espíritu de transformación. Ahora bien, a partir de 1815 los sectores que dirigen la revolución son más conservadores, de hecho el Congreso de Tucumán que declara la independencia saca una proclama que dice "Fin de la revolución, principio del orden". El hecho de que entre 1810 y 1816 no se declare la independencia tiene que ver con que no hay acuerdo en si dar el paso del gobierno republicano o no, porque en realidad el autogobierno se puede lograr dentro de la monarquía. Todos están a favor del autogobierno y no todos de la independencia absoluta. En la época se hablaba de "independencia" y de "independencia absoluta" como dos cosas diferentes. ¿Qué marca esta distinción? Justamente, independencia muchas veces en los documentos de la época quiere decir lo que hoy diríamos autonomía: queremos ser independientes de las órdenes del rey. Es decir, un autogobierno pero sin romper con la monarquía, en cambio independencia absoluta está enmarcada dentro de un Estado Nacional. La otra cuestión que debemos preguntarnos es ¿Qué quiere decir "patria"? y esto es un problema, porque en realidad todos estos términos son polisémicos, es decir, tienen muchos sentidos a la vez. Hacia 1810, patria quiere decir tanto el lugar en el que naciste, 2

y en ese caso tu patria puede ser Córdoba, tu patria es la Rioja, tu patria puede ser Potosí. Pero, además hay una idea de patria mucho más abstracta, más emotiva y más general que viene de la colonia, digamos que en la colonia hay un principio identitario clave que es la comunidad con la que compartís todo, y esa idea de patria es la que se politiza a partir de 1810. Lo que aparece más interesante es cómo se vuelve la idea de patria contra el Rey, que hasta entonces eran absolutamente compatibles. Lo que ocurre es que la revolución cambia los alineamientos. A partir de 1810, los que están simbólicamente a favor de la patria van a unirse. Todos aquellos que hasta 1810 eran inferiores legalmente, todos los pardos, todos los morenos, los indígenas, pueden ser considerados americanos. Entonces, si la guerra es entre americanos y españoles, todo americano desde un negro hasta un blanco, aunque materialmente siguen siendo desiguales, simbólicamente se consideran iguales. Y para muchos sectores esto es una cosa que los identifica con la patria. En el caso de los negros es muy claro, por ejemplo, porque muchos de los hombres van a entrar al ejército revolucionario; quieren combatir y se identifican fuertemente con la causa de la patria. Cada grupo le va a dar su propio sentido a esa idea de patria. ¿Por qué Estados Unidos llega a la revolución? Porque los colonos norteamericanos -los criollos, por decirlo mal- dicen "bueno nosotros pagamos impuestos, y no tenemos ninguna representación para decidir qué hacer con esos impuestos". Entonces se da una situación de tire y afloje entre la metrópoli y los colonos que lleva finalmente a una rebelión. Ahí uno puede ir marcando una profundización de los cambios que va in crescendo, que es más ordenada. En el caso rioplatense y en el caso hispanoamericano en general, hay una ruptura muy grande, sin un plan tan claro. Por supuesto que la gente quería cambios, y algunos, muy poquitos proponían la independencia. El grueso de la población no está a favor de eso. Sin embargo, frente a los eventos metropolitanos tiene que reaccionar y de ahí surge la idea de independencia. Me parece que el cambio más fuerte en las miradas sobre la Revolución y la Independencia es esto: que la idea de independencia no la antecede, sino que es posterior, y que los grupos que van a luchar por el poder no son siempre los mismos. Cada uno de los que estamos hoy aquí, estamos hechos de innumerables vivencias. Cada una de ellas nos ha convertido en lo que somos. Sin embargo, rara vez, percibimos las vivencias de las personas que nos rodean como propias. Al mismo tiempo, deseamos que se respeten nuestras diferencias. Aunque, la verdad sea dicha, solemos tener inconvenientes para respetar las diferencia de los otros. Una buena parte de los 3

problemas que aquejan a los seres humanos se debe a la dificultad para integrar dos conceptos antagónicos, pero que en realidad vienen a definir la complejidad que caracteriza al ser humano en sí mismo y a la humanidad en su conjunto. La Unidad y la Diversidad dan nombre a tales ideas opuestas que, sin embargo, presiden la experiencia humana en todo lugar y tiempo. Una lógica que excluye a los contrarios, a los diferentes, habita en nosotros y ha provocado a lo largo de la historia, innumerable cantidad de atrocidades. Por un lado, la experiencia humana trata de la vivencia de lo diverso y de la seguridad que estar unidos ante la adversidad provoca. Vivimos en una paradoja: construir unidad en la diversidad. Pensemos en algunos de los momentos en los que la diversidad fue vista como un problema. Por donde comenzar. Sería un tanto obvio afirmar que la diversidad es inherente a la vida y que, por lo tanto, forma parte de la humanidad y en un sentido más amplio de la biodiversidad. En fin, tomo la decisión de comenzar por el pasado, 522 años hacia atrás. Todos sabemos que el 12 de octubre de 1492 ocurrió un acontecimiento, aunque la lectura del mismo puede contener diferentes interpretaciones. Sin embargo, y más allá de los debates en torno a las cantidades, podemos sostener que había a la llegada de los europeos entre 100 y 80 millones de habitantes originarios en América. Para el Siglo XVI esas poblaciones fueron reducidas a tan sólo 10 millones. Las causas de esa disminución drástica de la población se resumen en el contacto con el mundo europeo. Luego, para reemplazar como trabajadores a la gran cantidad de indígenas muertos durante el siglo XVI, a partir del siglo XVII los europeos capturaron alrededor de 60 millones de africanos al sur del Sahara, de los cuales unos 12 millones llegaron vivos a América donde fueron reducidos a la esclavitud. Son hechos del pasado y podríamos sostener que la cuestión de considerar al otro diferente, aún no estaba planteada. Sin embargo, a finales del Siglo XIX los Estados Centralizados de América iniciaron una fuerte expansión de sus fronteras productivas. El objetivo era ofrecer nuevas tierras a un mercado capitalista en expansión. En los Estados Unidos se denomina a este proceso “Guerras Indias” en nuestro país se lo conoce como “La conquista del Desierto”. El naciente Estado Argentino le declaró la guerra a los habitantes de las zonas habitadas por los pobladores originarios. La cifra de muertos varía mucho. En la Pampa vivían unos 20 a 30 mil indios; si se les sumaban los de Neuquén, las faldas andinas y la Patagonia alcanzarían las 50 45 ó 60 mil personas, al momento de producirse la campaña militar, que según estimaciones no oficiales bien pudo costar unas 20 mil vidas. El resto de los supervivientes, o se los redujo en reservas, o se los separó de sus familias y culturas. Se debe mencionar que en los 4

censos argentinos de 1895 y 1914 los indígenas de esta región no fueron censados aunque se menciona una estimación de entre 30 y 18 mil personas respectivamente. El Siglo XIX se encontraba atravesado por la idea de que todas las sociedades debían aspirar al “Progreso” y que el estadio más alto era lo que llamamos, incluso hoy en día, “Civilización”. Esa Civilización se construyó, en muchos sentidos, en oposición a lo que denominaban barbarie o salvajismo. Todo era permitido para alcanzar ese lugar de privilegio, que implicaba ubicarse entre las “Naciones Civilizadas” del mundo. Ese pensamiento intentó consolidarse durante el Siglo XX, aunque sabemos bien que fue el Siglo más violento y de mayores catástrofes. Sería demasiado exhaustivo enumerar aquí los problemas que el Siglo XIX lego al Siglo XX y que este no pudo resolver. Aunque podemos resumirlos en el encuentro con la diversidad y la esquiva búsqueda de la tolerancia. Esta búsqueda nos ubica en la cuestión del respeto a la diversidad. La diversidad expresa todo aquello que hay de múltiple y abundante en las sociedades. Lo que somos es parte del movimiento constante de la humanidad. Lo que somos es cambiante. Nuestro mayor problema, nuestro más grande temor es la aceptación de lo que cambia y de lo que permanece. El desafío es construir nuevos órdenes diferentes que permitan que lo diferente que se encuentra excluido pueda ser parte. Cuáles son las nuevas formas de organización que deben dar cuenta de esa diversidad, de esa diferencia, por fuera de las ideas de estado Nación que se fortalecieron desde finales del siglo XIX. Aún es algo que deberemos descubrir. El problema, en todo caso, ya no es aceptar las diferencias, sino aprender a vivir con ellas, saber llevar lo múltiple que habita en el mismo espacio. 25 de Mayo de 1810. Llueve en Buenos Aires. Bajo los paraguas hay una multitud, se reparten escarapelas celestes y blancas. Reunidos en lo que hoy se llama Plaza de Mayo, el Pueblo clama “¡viva la patria!”¡ Este bien podría ser el comienzo de este dialogo, que necesitamos tener hoy. La celebración de mayo de 1810, nos remite una y otra vez a los fundamentos de nuestro convivir diario familiar y social y, por tanto, sociopolítico también. Aquellos primeros movimientos y acuerdos básicos dieron comienzo a un proceso, a un torbellino de sucesos que generaron la independencia posterior de la Nación en la que hoy habitamos y en la que queremos ser ciudadanos protagonistas. La Revolución de 1810 fue interpretada de diferentes maneras a lo largo de 205 años: ¿qué fue verdad, qué fue posible y qué fue imaginado? 5

Lluvia, paraguas, escarapelas, movilización popular, el Cabildo, brazos en alto. La Revolución de Mayo se sintetizó en estas imágenes. A cinco años del Bicentenario, Algunos dirán que ese 25 de mayo de 1810 llovía y que se usaban paraguas importados de Londres. Otros opinarán lo contrario. Algunos aseguran que las cintas repartidas por French y Beruti tenían un color blanco, y otros dicen que sus colores eran diferentes. La representatividad de Moreno y Saavedra también está en juego. Las preguntas siguen y suman. ¿Por qué se celebra el 25 de Mayo como origen de la Patria? Los festejos por el 25 de Mayo comenzaron muy temprano, durante el propio proceso revolucionario. La imagen de las fiestas cívicas inauguradas por la Revolución Francesa, tuvieron continuidad en las Revoluciones hispanoamericanas, es por eso que el 25 se convirtió en motivo de celebración cívica. Por lo tanto, ya desde un comienzo esta fecha cobró un lugar significativo en el imaginario político rioplatense. De hecho, los festejos por el 9 de Julio nunca pudieron rivalizar con estas fiestas, que se llamaban hasta 1930: Fiestas Mayas. Cuando a partir de la generación romántica de 1837 se comenzó a imaginar la existencia de una Nación Argentina y de un pasado para ella, el 25 de Mayo debía ser la fecha por excelencia de su origen y nacimiento. Este día se convirtió así en el nacimiento de la Nación. ¿Moreno o Saavedra? ¿Quién tenía más poder y representatividad? Saavedra era más pragmático, entre otras cosas porque tiene que hacerse cargo de las armas para la defensa de la ciudad. Tenía un criterio más realista que Moreno. Lo que Saavedra intentaba conciliar al mismo tiempo son los intereses de los pueblos que empezaron a llegar con sus representantes a Buenos Aires, muchos de los cuales estaban bastante lejos de coincidir con las posturas más radicales de Moreno. Por ello, en principio tuvo más representatividad que Moreno, dado que tenía a los milicianos, detrás de él. Y fueron los milicianos, los que impulsaron la realización del Cabildo Abierto del 22 de mayo y quienes presionaron para la salida del virrey Cisneros. Hasta 1806, nadie hubiera elegido la carrera militar como vía de ascenso y prestigio. Pero todo eso cambia a partir de las invasiones inglesas de 1806 y 1807. La milicia que más se destacaba era la de Patricios, comandada por Cornelio Saavedra. Pero allí también estaban otros protagonistas de la Revolución, como Domingo French, que junto a José Antonio Beruti formaba parte del ala más radical del partido patriota (los futuros morenistas).

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¿Hubo una movilización popular durante la Revolución de mayo? Por supuesto que no la hubo en 1810, ese año es un momento de quiebre con el pasado. Aunque la sociedad colonial seguía viéndose así misma cómo heredera de España. El año que suele tener menos visibilidad es 1811, del 5 al 6 de abril se produce una revuelta con un componente popular muy diferente al que tuvo el del 25 de Mayo de 1810. Es esta, en realidad, una disputa facciosa entre morenistas y saavedristas, éstos traen de los arrabales a un número de personas muy importante, que pertenecen a sectores populares manejados por líderes milicianos. La elite es sorprendida por la irrupción de esta gente en la Plaza Victoria, actual Plaza de Mayo. ¿Fue un fenómeno sólo porteño o de todo el virreinato? En principio es un fenómeno totalmente porteño. A partir de 1811, Buenos Aires se festeja a sí misma. Y esto dura hasta gran parte del siglo XIX. Es que Buenos Aires, sin dudas fue la cuna de la Revolución. Los Cabildos del interior, tan lejos del Río de la Plata, se van enterando lentamente de la formación de la Primera Junta. Algunos se resisten a aceptar el "nuevo orden", como el de Córdoba; otros reciben la noticia con gran beneplácito, y otros nunca van a aceptar a las nuevas autoridades, como Paraguay, y la Banda Oriental. ¿Cómo se convocó a los vecinos para que concurrieran al Cabildo Abierto del 22 de mayo? Es el Cabildo como institución el que convoca al Cabildo Abierto. En una ciudad de 50.000 habitantes, se enviaron 450 esquelas a los vecinos más "respetables y destacados de Buenos Aires". De esas 450 invitaciones, asistieron menos de la mitad. Sin embargo, no podemos dejar de considerar que fue una revolución. Algo cambio a partir de ese momento. Y es, fundamentalmente, a partir de ese acontecimiento que nos construiremos como una sociedad diferente a la que estaba. Vayamos un poco más allá: para 1820 los nombres que dan origen y sustento a la Revolución y a las guerras de Independencia ya no están: Saavedra, Mariquita Sánchez, que sería de Thompson, Casilda Igarzábal, Moreno y su esposa María Guadalupe Cuenca, French, Berutti, Belgrano, Manuela Pedraza, una humilde soldada tucumana, La salteña Juana Moro de López, Juana Azurduy, San Martín y tantos otros que el pasado ha ocultado. Se han hundido en el exilio o han muerto; se han ido sin volver la cabeza. Los vemos, los estamos viendo: Sabemos que ninguno de ellos le dicen adiós a su tierra. Ella 7

no se los creería. O quizás ellos no sabían, todavía, que se irían para siempre. En muchos sentidos, el paisaje se agrisa. Se van vencidos, siendo heroicos y nuestra tierra se queda sin aliento. ¿Que hubieran deseado ellos en sus sueños? Que los hijos que nazcan en esta tierra les devuelvan la respiración. Que quienes de esta tierra broten, quienes en ella entren: Se hagan dignos de esa tristeza tan honda que es la pérdida de las raíces, la ausencia de la comunidad en la que se ha nacido. La tierra que soñaron. Nuestra tierra del Sur. Todos ellos, les seguirán siendo tan necesarios, sin dudas, imprescindibles. En cada rincón en donde se respira la libertad, ellos seguirán viviendo. Porque la libertad es el derecho de las almas a respirar. Este Siglo XXI se ha propuesto resolver algunos de los dilemas que nos aquejan como Sociedad. Nuestros Pueblos originarios siguen luchando por ser visibles ante el Estado Nacional y al mismo tiempo ser respetados en su singularidad. Esta búsqueda también contiene la oportunidad de que nuestra sociedad, esquiva y refractaria, reconozca estas luchas como propias. Tenemos como cuenta pendiente mirar la variedad de este mundo y comprender que, a condición de que esta exista, tendremos la oportunidad de mirar lo opuesto y ver la belleza de la diferencia. Tenemos la necesidad de recordar que las imágenes que nos hacemos de nuestro pasado contienen luces y sombras. Y que necesitamos realizar una constante y esperanzadora búsqueda de la Libertad para seguir iluminando el futuro porque la imagen del pasado...corre el riesgo de desvanecerse para cada presente que no se reconoce en ella. La verdad, finalmente, está en el reclamo ético y político de los/as vencidos/as por la persistencia de las historias nacionales.

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