Algunas consideraciones acerca del abastecimiento y la evacuación de agua en la Corduba tardoantigua

August 30, 2017 | Autor: B. Vázquez Navajas | Categoría: Late Antique Archaeology, Late Antiquity, Water History
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Descripción

Edita: Grupo de Investigación Sísifo (P.A.I., HUM-236)

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[ monografías de arqueología cordobesa ] 2014

20. VAQUERIZO, D.; GARRIGUET, J. A.; LEÓN, A. (Eds.) 2014: Ciudad y territorio: transformaciones materiales e ideológicas entre la época clásica y el Altomedioevo, Monografías de Arqueología Cordobesa 20, Córdoba. 19. VAQUERIZO, D.; MURILLO, J. F. (Eds.) 2010: El Anfiteatro Romano de Córdoba y su entorno urbano. Análisis Arqueológico (ss. I-XIII d.C.), Monografías de Arqueología Cordobesa 19 (2 vols.), Córdoba. 18. VAQUERIZO, D. (Ed.) 2010: Las Áreas Suburbanas en la ciudad histórica. Topografía, usos, función, Monografías de Arqueología Cordobesa 18, Córdoba. 17. RUIZ OSUNA, A. B. 2010: Colonia Patricia, centro difusor de modelos. Topografía y monumentalización funeraria en Baetica, Monografías de Arqueología Cordobesa 17, Córdoba. 16. RUIZ OSUNA, A. B. 2007: La monumentalización de los espacios funerarios en Colonia Patricia Corduba (ss. I a. C. - II d. C. ), Arqueología Cordobesa 16, Córdoba. 15. MORENO ROMERO, E. 2007: “Santa Rosa”. Un sector de la Necrópolis Septentrional de Colonia Patricia, Arqueología Cordobesa 15, Córdoba. 14. GUTIÉRREZ DEZA, M. I. 2007, Los opera sectilla cordobeses, Arqueología Cordobesa 14, Córdoba.

monografías de arqueología

cordobesa

Monografías de Arqueología Cordobesa (MgAC), que vio la luz por primera vez en 1994, es una serie de carácter temático publicada por el Grupo de Investigación Sísifo (P.A.I., HUM-236), de la Universidad de Córdoba, con la colaboración, en este caso, del Ministerio de Ciencia e Innovación, y del Servicio de Publicaciones de la misma Universidad. La dirigen Desi-

Vaquerizo, D.; Garriguet, J. A.; León, A. (Eds.)

Ciudad y territorio: transformaciones materiales e ideológicas entre la época clásica y el Altomedioevo

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derio Vaquerizo Gil y Juan Fco. Murillo Redondo, y surge como instrumento para dar a conocer de forma monográfica propuestas de interpretación arqueológica desarrolladas por Investigadores de dicho Grupo,

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Monografías de Arqueología Cordobesa

que someten así, de manera periódica, su trabajo al juicio crítico de la comunidad científica internacional, así como temas de especial relevancia para el avance de la investigación arqueológica internacional, española y cordobesa.

13. LEÓN PASTOR, E. 2007: La secuencia cultural de la Corduba prerromana a través de sus complejos cerámicos, Arqueología Cordobesa 13, Córdoba.

11. VAQUERIZO, D.; GARRIGUET, J. A.; VARGAS, S. 2005: “La Constancia”. Una contribución al conocimiento de la topografía y los usos funerarios en la Colonia Patricia de los siglos iniciales del Imperio, Arqueología Cordobesa 11, Córdoba. 10. MONTERROSO, A. 2005: Ex teatro cordubensi. La vida del monumento y la producción de cerámicas africanas en el Valle del Baetis, Arqueología Cordobesa 10, Córdoba.

8. SALINAS, E. 2003: El vidrio romano de Córdoba, Arqueología Cordobesa 8, Córdoba. 7. SÁNCHEZ RAMOS, M. I. 2003: Un sector tardorromano de la necrópolis septentrional de Corduba, Arqueología Cordobesa 7, Córdoba. 6. MARTÍN URDIROZ, I. 2002: Sarcófagos de plomo de Córdoba y provincia, Arqueología Cordobesa 6, Córdoba.

4. SÁNCHEZ MADRID, S. 2002: Arqueología y Humanismo. Ambrosio de Morales, Arqueología Cordobesa 4, Córdoba. 3. VAQUERIZO, D.; MURILLO, J. F.; CARRILLO, J. R.; MORENO, M. F.; LEÓN, A.; LUNA, M. D.; ZAMORANO, A. M.ª 1994: El Valle Alto del Guadiato (Fuenteobejuna, Córdoba), Arqueología Cordobesa 3 2. VAQUERIZO, D.; MURILLO, J. F.; QUESADA, F. 1994: Fuente Tójar, Arqueología Cordobesa 2 1. QUESADA, F.; MURILLO, J. F.; CARRILLO, J. R.; CARMONA, S.; QUESADA, F. 1994: Almedinilla, Arqueología Cordobesa 1

MINISTERIO DE CIENCIA E INNOVACIÓN

9 788499 271637

5. CÁNOVAS, A. 2002: La decoración pictórica de la villa de El Ruedo (Almedinilla, Córdoba), Arqueología Cordobesa 5, Córdoba.

Vaquerizo, D.; Garriguet, J. A.; León A. (Eds.)

9. CASAL, M. T. 2003: Los cementerios musulmanes de Qurtuba, Arqueología Cordobesa 9, Córdoba.

Ciudad y territorio: transformaciones materiales e ideológicas entre la época clásica y el Altomedioevo

12. CASTRO DEL RÍO, E. 2005: El arrabal de época califal de la zona arqueológica de Cercadilla. La arquitectura doméstica, Arqueología Cordobesa 12, Córdoba.

Imagen de portada: Plano de la Colonia Patricia de época imperial, sobre una imagen de la Campiña de Córdoba (montaje E. Cerrato).

NÚMERO

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2014

[ NUEVA ÉPOCA ]

Ciudad y territorio: transformaciones materiales e ideológicas entre la época clásica y el Altomedioevo Vaquerizo D.; Garriguet, J. A.; León, A. (Eds.)

Córdoba, 2014

NÚMERO

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2014

[ NUEVA ÉPOCA ] Serie monográfica publicada por el Grupo de Investigación Sísifo (P.A.I., HUM-236), de la Universidad de Córdoba, en colaboración, en este caso, con su Servicio de Publicaciones.

DIRECTORES DE LA SERIE

Desiderio VAQUERIZO GIL Juan Fco. MURILLO REDONDO SECRETARIOS

José A. GARRIGUET MATA Alberto LEÓN MUÑOZ © De los Autores. © Edita: Servicio de Publicaciones, Universidad de Córdoba, 2014 Campus de Rabanales, Ctra. Nacional IV, Km. 396 14071 Córdoba www.uco.es/publicaciones [email protected] Montaje portada: Eduardo CERRATO CASADO. D. L. CO: 1.860/2014 I.S.B.N.: 978-84-9927-163-7 CONFECCIÓN E IMPRESIÓN:

Imprenta Luque, S. L. - Córdoba www.imprentaluque.es

La dirección de MgAC no se hace responsable de las opiniones o contenidos recogidos en los textos, que competen en todo caso a sus autores «Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)»

Esta monografía recoge los resultados obtenidos en el marco del Proyecto de Investigación "De la urbs a la civitas: transformaciones materiales e ideológicas en suelo urbano desde la etapa clásica al Altomedioevo. Córdoba como laboratorio", financiado por la Dirección General de Investigación y Gestión del Plan Nacional I+D+I. Ministerio de Ciencia e Innovación. Gobierno de España), en su convocatoria de 2010 (Ref. HAR2010-16651; Subprograma HIST).

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ÍNDICE Córdoba, como laboratorio Pág. 11 / 40 Vaquerizo Gil, D., “Ciudad y territorio en el Valle Medio del Betis: apuntes al hilo de una realidad dual, pero esquiva” Pág. 41 / 54 Ruiz Bueno, M. D., “El entorno del decumanus maximus de Colonia Patricia Corduba: ¿evidencias de una remodelación urbanística hacia época severiana?” Pág. 55 / 68 Ruiz Osuna, A., “Monumentalización funeraria en ámbito urbano: vías de interpretación aplicadas a la Córdoba romana” Pág. 69 / 84 Delgado Torres, M.; Jaén Cubero, D., “Territorio y ciudad. El yacimiento arqueológico de Fuente Álamo, Puente Genil (Córdoba). Una reflexión” Pág. 85 / 104 Garriguet Mata, J. A., “Imágenes sin poder. Destrucción, reutilización y abandono de estatuas romanas en la Corduba tardoantigua. Algunos ejemplos” Pág. 105 / 120 Cerrato Casado, E., “El epígrafe funerario de Cermatius: ¿un testimonio arqueológico del primer cristianismo cordobés?” Pág. 121 / 136 Vázquez Navajas, B., “Algunas consideraciones acerca del abastecimiento y la evacuación de agua en la Corduba tardoantigua” Pág. 137 / 184 León Muñoz, A.; Murillo Redondo J. F.; Vargas, S., “Patrones de continuidad en la ocupación periurbana de Córdoba entre la Antigüedad y la Edad Media: 1. Los sistemas hidráulicos” Pág. 185 / 200 Blanco Guzmán, R., “Una ciudad en transición: el inicio de la Córdoba Islámica” Pág. 201 / 214 González Gutiérrez, C., “Hacia la ciudad islámica: de la percepción tradicional a la conceptualización arqueológica”

Varia Pág. 217 / 234 Romero Vera, D., “Dinámicas urbanas en el siglo II d.C.: el caso de Colonia Augusta Firma Astigi (Écija, Sevilla)” [ 7 ]

Pág. 235 / 250 Martín-Bueno, M.; Sáenz Preciado, J. C., “Valdeherrera, Bilbilis, Caesaraugusta: actualización de su conocimiento” Pág. 251 / 264 Andreu Pintado, J., “Rationes rei publicae uexatae y oppida labentia. La crisis urbana de los siglos II y III d.C. a la luz del caso del municipio de Los Bañales de Uncastillo (Zaragoza, España)” Pág. 265 / 282 Jiménez Salvador, J. L.; Ribera i Lacomba, A. V.; Rosselló Mesquida, M., “Valentia y su territorium desde época romana imperial a la antigüedad tardía: una síntesis” Pág. 283 / 292 Bermejo Meléndez, J.; Campos Carrasco, J. M., “El mundo tardoantiguo al occidente del conventus Hispalensis. La trasformación y ruptura del modelo clásico” Pág. 293 / 308 Schattner, Th. G., “Breve descripción de la evolución urbanística de Munigua desde sus comienzos hasta la época tardoantigua” Pág. 309 / 324 Rascón Marqués, S.; Sánchez Montes, A. L., “Complutum: de la ciudad clásica a la deconstruida a través de 700 años de historia” Pág. 325 / 338 Beltrán de Heredia Bercero, J., “Barcelona, colonia en la Hispania romana y sede regia en la Hispania visigoda” Pág. 339 / 354 Costantini, A., “Pisa. L’evoluzione della citta' e del suburbio tra Antichita' e Altomedioevo” Pág. 355 / 366 Bernardes, J. P., “Ossonoba e o seu território: as transformações de uma cidade portuária do sul da Lusitânia” Pág. 367 / 382 Lopes, V., “Mértola na Antiguidade Tardia” Pág. 383 / 414 Alba, M., “Mérida visigoda: construcción y deconstrucción de una idea preconcebida”

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Belén VÁZQUEZ NAVAJAS2 Grupo de Investigación Sísifo (PAIDI HUM-236) Universidad de Córdoba ✉✉ [email protected]

RESUMEN La pervivencia de la Córdoba tardoantigua habría dependido en buena parte del correcto funcionamiento de sus sistemas hidráulicos, y es que las infraestructuras de aprovisionamiento y evacuación de agua fueron imprescindibles para el desarrollo y el mantenimiento de la vida urbana, tanto en ámbito público como privado. No obstante, la documentación arqueológica al respecto es bastante reducida y apenas conocemos las características de estos dispositivos. En este sentido, el presente texto trata de recoger los testimonios materiales más significativos y lanzar algunas hipótesis sobre los mecanismos que pudieron haber sido empleados para gestionar el agua a lo largo de dicho periodo. Palabras claves: Antigüedad Tardía, Córdoba, sistemas hidráulicos, abastecimiento de agua, residuos

ABSTRACT During the Late Antiquity, the proper functioning of the hydraulic systems of Cordoba would have guaranteed the survival and continuity of the city. The water supply infrastructures and the sewage disposal were utterly necessary for the development and maintaining of the urban life, both in public and private contexts. Nevertheless, the available archaeological information is insufficient and we only know some of the characteristics of these systems. In this sense, the present text tries to collect information regarding the most significant hydraulic remains and hypothesize about how water was managed throughout this historical period.

Monografías de Arqueología Cordobesa 20  Páginas 121-136  ISBN 978-84-9927-163-7

ALGUNAS CONSIDERACIONES ACERCA DEL ABASTECIMIENTO Y LA EVACUACIÓN DE AGUA EN LA CORDUBA TARDOANTIGUA1

Key words: Late Antiquity, Cordoba, Hydraulic Systems, Water Supply, Sewage

Sin duda, los años más desconocidos de la capital cordobesa quedan comprendidos entre los siglos IV y VIII d.C., un largo hiato de tiempo en el que la imagen de la urbs clásica se pierde para dar paso a una nueva realidad urbanística, política, económica y social. Las excavaciones de las últimas décadas han proporcionado datos novedosos que, pese a los avances en el conocimiento, siguen sin ofrecer una imagen completa de la ciudad tardoantigua, aunque, en el estado actual de 1  Este trabajo se inscribe en el marco del Proyecto de Investigación “De la urbs a la civitas: transformaciones materiales e ideológicas en el suelo urbano desde la etapa clásica al Altomedievo. Córdoba como laboratorio”, financiado por la Dirección

General de Investigación y Gestión del Plan Nacional I+D+I. Ministerio de Ciencia e Innovación. Gobierno de España, en su convocatoria de 2010 (Ref.: HAR2010-16651; Subprograma HIST). Su realización se enmarca igualmente en un proyecto de doctorado financiado por una Beca de Formación de Profesorado Universitario (FPU). 2  Quisiéramos mostrar nuestro más profundo y sincero agradecimiento a todos aquellos investigadores y arqueólogos que, de un modo u otro, nos han ayudado en la elaboración de este trabajo.

Ciudad y territorio: transformaciones materiales e ideológicas entre la época clásica y el Altomedioevo  Córdoba, 2014

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Belén Vázquez Navajas

la investigación, la topografía urbana de Corduba es quizá la más precisa de la Bética (SÁNCHEZ RAMOS, 2010: 250). Salvo algunas transformaciones acaecidas entre la segunda mitad del siglo II d.C. y la primera mitad del III d.C.3, los principales cambios tuvieron lugar a partir de mediados del siglo III d.C. en recintos públicos como el teatro, el templo de la calle Claudio Marcelo, la plaza de la Puerta del Puente o la zona de Altos de Santa Ana. La mayoría de estos espacios fueron abandonados, colmatados y/o saqueados, siendo ocupados en ocasiones por construcciones domésticas fechadas a partir del siglo IV d.C. (vid. LEÓN y MURILLO, 2009). Los patrones de asentamiento intramuros se fueron modificando también en esta etapa, y es que la Córdoba tardoantigua fue un ente vivo en constante mutación (VAQUERIZO y MURILLO, 2010: 490). Aunque parece que el foro colonial se mantuvo en uso al menos hasta mediados del siglo IV d. C., el centro de poder civil, político y religioso se desplazó finalmente al sector más meridional de la civitas, en las proximidades del Guadalquivir, donde fue documentada hace unos años una estructura fortificada denominada como castellum, la cual ha sido puesta en relación con el control del puente, el río y el puerto (vid. LEÓN y MURILLO, 2009). Por su parte, en el área septentrional aparecen terrenos sin edificar y, como en otros núcleos urbanos hispanos (vid. RUIZ BUENO, 2013), los primeros enterramientos intramuros (SÁNCHEZ RAMOS, 2005: 167; VAQUERIZO y MURILLO, 2010: 486-488). Más allá del perímetro amurallado se constatan actuaciones de la misma importancia. Ya a finales del siglo II d.C., en el flanco oriental, se comienza a desmantelar el circo romano y la terraza intermedia del complejo cultual sito en dicho enclave (RUIZ LARA et alii, 2003: 308; MORENO et alii, 2003: 414-416), mientras que el anfiteatro, localizado en el suburbio occidental, lo haría en el tránsito del siglo III al IV d.C. (MURILLO et alii, 2010: 280-281). Junto a ello, cabe mencionar el protagonismo que adquiriría en la historia de la ciudad la construcción del complejo arquitectónico de Cercadilla, cuya tradicional interpretación como Palatium bajoimperial (HIDALGO, 1996) ha sido cuestionada por varios autores (ARCE, 1997; 2010; MARFIL, 2000; 2010-2011; VAQUERIZO y MURILLO, 2010). Pero, ¿qué presencia tuvo el agua en medio de este panorama de cambios y remodelaciones? Conocido el contexto general, reflexionaremos sobre el papel jugado por uno de los elementos más trascendentales para el desarrollo de la urbe tardoantigua. El mantenimiento de los espacios públicos, así como el de los hábitats domésticos, industriales y productivos, habría dependido en gran medida de la eficacia de los sistemas de suministro y evacuación de agua. Lamentablemente, frente a la considerable información disponible para las etapas romana e islámica, sólo podemos aproximarnos a la hidráulica de estos momentos a través de los escasos resultados derivados de algunas intervenciones arqueológicas, ya que, además, las fuentes escritas se muestran parcas al respecto. Pese a todo, las instalaciones de aprovisionamiento en particular han sido objeto de recientes estudios que han avanzado en el estado de la cuestión (vid. MORENO y PIZARRO, 2010; VENTURA y PIZARRO, 2010; PIZARRO, 2014).

1. EL SUMINISTRO Y EL ALMACENAMIENTO DE AGUA La ciudad tardoantigua fue heredera directa de su predecesora altoimperial y bajoimperial, por lo que, en primera instancia, resulta fundamental preguntarnos por la continuidad de las redes de abastecimiento de agua romanas. Sabemos que, en líneas generales, los sistemas hidráulicos de los núcleos hispanos se fueron colmatando y amortizando como consecuencia de las transformaciones producidas en las urbes clásicas durante la Antigüedad Tardía (GURT y SÁNCHEZ, 2008: 187). Debemos, pues, plantearnos si la realidad de la antigua capital de la Baetica respondió también a dicho patrón.

3  Vid. en esta misma publicación el estudio de Manuel D. Ruiz Bueno acerca de la remodelación topográfica en el entorno del decumanus maximus.

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Ciudad y territorio: transformaciones materiales e ideológicas entre la época clásica y el Altomedioevo  Córdoba, 2014

ALGUNAS CONSIDERACIONES ACERCA DEL ABASTECIMIENTO Y LA EVACUACIÓN DE AGUA EN LA CORDUBA TARDOANTIGUA

La pervivencia de los acueductos cordobeses fue heterogénea, aunque ignoramos aún las fechas de colapso de algunos de ellos. El Acueducto de Valdepuentes o Aqua Augusta –conocido años después como Aqua Vetus– fue la primera gran conducción que llevó agua potable a Colonia Patricia (VENTURA, 1993; 1996: 30-40; 2002: 117-118; VENTURA y PIZARRO, 2010; PIZARRO, 2014: 64-79; 110-113). Erigido en época augustea, los vestigios arqueológicos nos indican que hacia mediados del siglo III d.C. el canal habría caído en desuso4, afectado probablemente por un posible terremoto reconocido por algunos investigadores en otras zonas de la ciudad (vid. VENTURA et alii, 2002). A esta circunstancia hay que sumar el estado material en el que podría haberse encontrado el acueducto para aquel entonces, cuya fábrica no habría resistido demasiado bien el paso del tiempo (BORREGO, 2008: 109-110). En este sentido, las roturas del specus y la caída de sus arcuationes son apreciables en un punto próximo al lienzo septentrional de la muralla. En un solar de la actual avenida de América fueron descubiertos in situ dos bloques de opus caementicium procedentes del derrumbe de su cubierta, los cuales cubrían unidades fechadas entre los siglos III y IV d.C. (vid. MOLINA, 2008; cfr. PIZARRO, 2014: 94-95). Por su parte, en las inmediaciones de la Huerta de Santa Isabel se documentó otro tramo del Aqua Augusta con deformaciones en varias direcciones, en esta ocasión debidas seguramente a la inestabilidad del terreno en el que se asentaba (Ibidem: 95-97). A pesar de haber dejado de suministrar al recinto intramuros, los últimos estudios indican que, a unos 3 km. de distancia de la ciudad, una parte del caudal del Acueducto de Valdepuentes siguió utilizándose durante 39 años más en el entorno de la Huerta de Santa Isabel Oeste, como así atestiguan las capas de costra calcárea que se fueron conformando en su specus, fruto a su vez del abandono de las labores de mantenimiento y limpieza del canal (vid. VENTURA y PIZARRO, 2010). Una de las causas por las que este tramo dejaría finalmente de transportar agua tiempo después sería la creación de un nuevo acueducto en este mismo sector (MORENO y PIZARRO, 2010: 172-174; PIZARRO, 2014: 97-99). Esta conducción habría sido una de las pocas infraestructuras hidráulicas construidas ex novo en Corduba. De ella se conocen 134 m. de longitud y algunos segmentos in loco. Sus dimensiones fueron reducidas y circularía a ras del suelo. Realizada en opus caementicum, careció de revestimiento y fue cubierta por tegulae, salvo en un pequeño intervalo en el que se emplearon diferentes tipos de ladrillos con motivo posiblemente de una reforma posterior. Se piensa que, dadas sus características constructivas, podría haber albergado una cadena de fistulae plumbae que permitirían la circulación de agua a presión. El destino de estas aguas se ha relacionado con la villa descubierta en la zona del Cortijo del Alcaide, que habría pertenecido a un personaje destacado de la élite cordobesa. Por las mismas fechas tuvo que ser erigida otra conducción situada en los terrenos del Cortijo del Cura o Huerta de Santa Isabel Este5 (Lám. 1), en el suburbio noroccidental, citada recientemente en la historiografía local como Aqua Maximiana (VENTURA y PIZARRO, 2010: 195-199; PIZARRO, 2014: 100-106). Este nuevo canal rompió y atravesó el Aqua Augusta en un momento posterior a su amortización, por lo que tuvo que ser proyectado más allá de mediados del siglo III d.C. Los arqueólogos que han analizado esta instalación la han identificado con una obra de carácter público asociada al conjunto de Cercadilla, donde, según dichos autores, podría desembocar en las proximidades del edificio denominado Gran Ninfeo. El acueducto fue ejecutado con opus caementicium y revestido al interior con signinum. Su origen podría hallarse en el área del Patriarca, aunque su caput aquae no ha sido localizado. En cualquier caso, se ha puesto en relación con una alcubilla encontrada en los “veneros de la Arruzafa”, sin olvidar su posible relación con una cisterna de grandes dimensiones

4  Siglos más tarde, en época califal omeya, parte del acueducto fue reutilizado para el aprovisionamiento de agua de Madı¯nat al-Zahra ¯’ (VENTURA, 1993; 2002). 5  En estos mismos terrenos salieron además a la luz los restos de 28 pilares de caementicium, cuyos materiales y disposición han hecho plantear la posibilidad de que se tratase de una arcuatio de una canalización romana. No obstante, la información arqueológica disponible no ha permitido aún aquilatar su cronología ni determinar su funcionalidad (PIZARRO, 2014: 102-105).

Monografías de Arqueología Cordobesa 20  Páginas 121-136  ISBN 978-84-9927-163-7

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Belén Vázquez Navajas

Lám. 1. Vista del Acueducto de la Huerta de Santa Isabel Este (PIZARRO, 2014: 98, Fig. 24c; Foto: I. Martín)

registrada en el mismo paraje (PIZARRO, 2014: 100; vid. MURILLO, 2009). En la actualidad, el conocimiento de estas dos últimas canalizaciones –Huerta de Santa Isabel Oeste y Este– supone una novedad6; recordemos que apenas se tiene constancia de otra gran obra de aprovisionamiento de agua erigida ex novo en la Hispania tardoantigua: el acueducto de Recópolis (OLMO, 2000: 387), si bien este último fue proyectado tres siglos después para el suministro de un núcleo urbano. Volviendo atrás en el tiempo, es ineludible continuar con el tema de la pervivencia de las antiguas conducciones romanas en la Córdoba tardoantigua. Junto al Aqua Augusta o Aqua Vetus, sabemos que a finales del siglo I d.C. fue levantado otro acueducto en Colonia Patricia, el llamado Aqua Nova Domitiana Augusta. Su existencia era ya conocida a través de una inscripción, pero fue A. Ventura (1996: 4959) el primero en identificar sus restos en la zona oriental de la capital, en los alrededores del Arroyo Pedroche. El canal principal recogía el caudal de cuatro ramales que captaban el agua de distintos puntos de la sierra. Todos ellos presentaban una técnica edilicia muy similar, con paredes y bases de caementicium. Pese a haber sido reexaminado en un reciente trabajo (PIZARRO, 2014: 86-89), se desconoce aún su trazado completo y el momento en el que fue colapsado. La urbs romana contó incluso con un tercer acueducto, cuyos vestigios fueron hallados hace un par de décadas bajo la estación de autobuses de Córdoba (vid. MORENO et alii, 1997; VENTURA, 2002: 118-120; PIZARRO, 2014: 81-86). El tramo excavado permitió vislumbrar una conducción superficial fabricada en opus caementicium y cubierta por losas de calcarenita. Posteriormente, el caudal de este acueducto quedó reforzado a través de un segundo ramal incorporado por su lado oeste, del que sólo han llegado a nuestros días unos pocos metros. Se ha conservado además su castellum divisorium o cabeza del sifón, o lo que es lo mismo, el lugar donde el agua pasaba a ser transportada a presión a distintos enclaves de la ciudad. Su cronología es aún bastante discutida7, aunque las últimas investigaciones lo fechan a finales del siglo I d.C., relacionándolo con el suministro de agua del anfiteatro romano, en el suburbio occidental, así como con el vicus que se generó en su entorno (PIZARRO, 2010: 89; PIZARRO, 2014: 81). No tenemos noticias directas acerca del uso de esta conducción durante la Antigüedad Tardía, si bien es cierto que 6  A estas canalizaciones sumamos una cuarta recientemente hallada cerca de la Clínica La Arruzafa. Se trata de un acueducto tardoantiguo de cierto porte (de origen y final desconocido), destinado tal vez al abastecimiento de una unidad doméstica periurbana situada en las inmediaciones. Agradecemos la información a F. Castillo y a su equipo de trabajo (Arqueoqurtuba S.L.), en especial a R. Clapés. 7  Las placas de plomo empleadas para revestir el receptáculo de sillares que conformaba la cabeza del sifón procedían de un sarcófago fechado entre finales del siglo II d.C. y principios del siglo III d.C. Aunque durante varios años se dató el acueducto con base a dicho elemento (MORENO et alii, 1997: 21; VENTURA, 2002: 118-119), lo que parece reflejar verdaderamente la utilización de este antiguo sarcófago es la remodelación del acueducto en un momento posterior a las postrimerías del siglo II o inicios del III d.C., y no su construcción.

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Ciudad y territorio: transformaciones materiales e ideológicas entre la época clásica y el Altomedioevo  Córdoba, 2014

ALGUNAS CONSIDERACIONES ACERCA DEL ABASTECIMIENTO Y LA EVACUACIÓN DE AGUA EN LA CORDUBA TARDOANTIGUA

sus aguas fueron reaprovechadas y desviadas hacia un nuevo ramal construido en el siglo X por Al-H. akam II para suministrar los aledaños de la Mezquita aljama. Este hecho prueba que la canalización debió seguir siendo utilizada en los siglos previos, al menos parcialmente (MORENO et alii, 1997: 22). A este respecto, hay que recordar que algunos acueductos hispanos subsistieron también tras la etapa romana, como parece haber ocurrido en Valencia8, donde habría estado en funcionamiento hasta el siglo XI, aunque, como en el caso cordobés, su caudal se encontraría bastante mermado para entonces (vid. MARTÍNEZ, 2011). Al margen de los acueductos, la antigua Colonia Patricia contó con otra serie de dispositivos hidráulicos que facilitaron el aprovisionamiento de agua. La mayoría de ellos fueron abandonados a partir del siglo III d.C., por lo que no llegaron a formar parte de los sistemas de abastecimiento tardoantiguos. Algunos de los lacus que habían ayudado a distribuir agua limpia por la ciudad fueron colmatados, y no se han documentado surtidores, fuentes o estructuras análogas que los sustituyesen. En la mitad septentrional del recinto amurallado, en concreto en la calle Ramírez de las Casas Deza (HIDALGO, 1993: 96) y en el Colegio Santa Victoria (CASTRO y CARRILLO, 2005: 355), se excavaron dos fuentes/estanques que se amortizaron a partir del siglo III d.C. Otra alternativa podrían haber sido las cisternas. Sin embargo, tampoco hemos podido verificar la continuidad de estos mecanismos más allá del siglo III d.C., ya que los escasos ejemplos conocidos comienzan a colmarse en dicha fecha (vid. GARCÍA, PIZARRO y VARGAS, 2009-2010). Por el contrario, somos conscientes del hallazgo de varios depósitos hidráulicos asociados al complejo episcopal cordobés. Como comentamos, las sedes del poder político y religioso de la Corduba tardoantigua se trasladaron al ángulo suroccidental intramuros, próximas a la actual Puerta del Puente. Estas instalaciones habrían requerido una gran variedad de servicios hidráulicos, y es que, en general, la presencia de agua sería una constante dentro de los espacios cultuales y episcopales, representada tanto en pozos y fuentes como en letrinas y desagües (SÁNCHEZ RAMOS, 2009: 123). Carecemos de testimonios materiales que prueben la existencia de estos últimos elementos en particular, pero la arqueología nos ha proporcionado otras evidencias de carácter hidráulico dentro del conjunto de San Vicente. P. Marfil (2000: 128, nota 53) interpretó como un posible baptisterio o piscina bautismal una estructura rectangular revestida con opus signinum, documentada por F. Hernández bajo la primitiva Mezquita aljama. A escasa distancia, en el Patio de los Naranjos, el mismo arqueólogo localizó la superposición de cuatro suelos de signinum y vestigios de otro depósito hidráulico rectangular, del que sólo se ha podido determinar su anterioridad al siglo X (MARFIL, 1997: 334). Pero sin duda, el dispositivo más novedoso hallado en este complejo fue un pequeño depósito o alberca9, de 6 x 6 m de largo y 2,30 m de potencia, datado entre los siglos VI y VII d.C. (Lám. 2). Fue realizado con paredes de mampostería y revestido al interior con mortero hidráulico pintado a la almagra, conservándose una escalera de un solo tramo en su esquina suroeste (vid. CASAL et alii, 2004; CASAL y SALINAS, 2009: 716).

8  La continuidad de los acueductos se constata además en núcleos como Tarragona, Barcelona y Segovia. Salvo en este último, la pervivencia de las conducciones habría estado sujeta a la “semi-privatización” de las mismas por parte de individuos poderosos –como reyes u obispos– que buscaban el aprovisionamiento de sus palacios o sedes episcopales, permitiendo a su vez el acceso de la población a los baños y a las fuentes públicas (MARTÍNEZ, 2011: 128). 9  Desde el punto de vista estructural, y planteando esta comparación a modo de mera hipótesis y con todo tipo de cautelas, podríamos encontrar un posible paralelo en el asentamiento de Egara (Terrasa), sede de un famoso complejo episcopal en el que se han documentado baptisterios y otras instalaciones hidráulicas. Lo que nos interesa de este conjunto es precisamente un elemento de una fase anterior a la construcción de este complejo, hacia mediados del siglo IV d.C., cuando el lugar sufre una serie de transformaciones edilicias y se erige la iglesia, el baptisterio, las cámaras funerarias y una zona residencial sobre unas antiguas infraestructuras romanas (GARCÍA, MORO y TUSET, 2009: 76). Será dentro de éste último espacio donde en un patio se construya un depósito identificado con un lacus. Si bien la cronología no concuerda con el ejemplo cordobés, formalmente estamos hablando de un modelo muy similar, aunque los restos pertenecientes al complejo de San Vicente están aún en fase de estudio y sólo las futuras investigaciones esclarecerán estos hechos.

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Lám. 2. Alberca perteneciente al complejo tardoantiguo próximo a la Puerta del Puente, en cuya esquina se aprecia la escalera de acceso (CASAL et alii, 2004: Lám. 153).

Más allá de los sistemas de almacenamiento, el aprovisionamiento de Corduba pudo haber dependido considerablemente de los pozos de agua. No se ha podido reconocer ninguno de ellos con seguridad, aunque sí se han identificado brocales, como el aparecido en las intervenciones efectuadas en el Paseo de la Victoria en 1993. Éste fue asociado a una construcción de tipo rural dentro del vicus occidental y se fechó en el siglo IV d.C. (cfr. CÁNOVAS, 2010: 427). Sabemos que en otras ciudades tardoantiguas el abastecimiento se solventó principalmente mediante dichas instalaciones, como ocurrió en Emerita tras el abandono de la red pública de suministro (ALBA y MATEOS, 2008: 268). En Tarracona también se han registrado pozos de agua en los patios de las casas del suburbio portuario, además de cisternas que recogían las precipitaciones (DUPRÉ y REMOLÁ, 2002: 52; GURT y SÁNCHEZ, 2008: 188; vid. MACÍAS, 2008: 296-298). En Corduba, otro de los posibles casos de aprovisionamiento de agua privado fue descubierto en una vivienda tardorromana10 del vicus oriental; las estructuras localizadas en ella fueron relacionadas con un impluvium (PÉREZ, 2002). En último lugar, cabe preguntarnos por el papel jugado por el río Guadalquivir a lo largo de estos siglos, y si se habrían dispuesto en sus orillas norias fluviales para aumentar el acopio de agua de la capital cordobesa. Pese a ser considerado uno de los principales nudos de comunicaciones del Mediterráneo occidental, parece ser que sus aguas no llegaron nunca a servir para el consumo

10  Es importante tener en cuenta que muchas de las viviendas romanas estudiadas en la Córdoba fueron abandonadas a partir de mediados del siglo III d.C. La amortización de los espacios domésticos del vicus occidental se aprecia ya en el segundo cuarto del siglo III d.C. (CÁNOVAS, 2010: 426), así como la de los sistemas hidráulicos que en éstos se habrían dispuesto.

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humano, o al menos no han sido encontradas aún pruebas materiales que así lo expresen. Además, aunque San Isidoro de Sevilla menciona en sus escritos el uso de norias durante la Antigüedad Tardía, en especial aquellas vinculadas a los trabajos agrícolas (cfr. GARCIA, 2007: 457), arqueológicamente no se han documentado ningunas anteriores a las Omeyas, ni en la Baetica ni en Corduba, y es que la mayoría de los autores defienden que la generalización de la noria en la península ibérica se produjo con la invasión musulmana (vid., entre otros, CÓRDOBA, 1996: 301). Los aguadores podrían haber aprovechado el caudal del Baetis para apoyar las labores de abastecimiento, pero la arqueología no permite tampoco rastrear su existencia y las fuentes escritas no mencionan nada al respecto, por lo que ignoramos si tuvieron algún tipo de actuación durante este periodo.

2. LA ELIMINACIÓN DE LAS AGUAS RESIDUALES Y PLUVIALES El análisis de los sistemas de evacuación de agua resulta igualmente significativo para comprender el funcionamiento y el desarrollo de una civitas. En general, podemos apuntar que, salvo excepciones como Baetulo o Emporiae, donde la obstrucción y el cese de las labores de limpieza de las calles y las cloacas manifiestan los primeros cambios en pleno siglo II d.C., el colapso de la red de saneamiento de las ciudades tardoantiguas fue un proceso más tardío, iniciado entre finales del siglo III d.C. y mediados o finales del IV d.C. (DUPRÉ y REMOLÁ, 2002: 49-50; GURT y SÁNCHEZ, 2008: 187). El panorama cordobés no es muy distinto al que presentan otros núcleos hispanos. Se piensa que la pérdida de funcionalidad del alcantarillado clásico se produjo definitivamente entre el 400 y el 600 d.C. (VENTURA, 1996: 148), si bien comienza a colmatarse años atrás. Dentro del recinto amurallado, existen conducciones fuera de uso a lo largo del siglo III d.C., como ocurre con las dos canalizaciones del Kardo Maximus. La occidental quedó inutilizada tanto en la calle Jesús y María (RUIZ NIETO, 2001a) como a su paso por la plaza de las Tendillas, tramo en el que sabemos que quedó inhabilitada antes de mediados del siglo IV d.C. (MURILLO et alii, 2003: 81, nota 40; CASTILLO, GUTIÉRREZ y MURILLO, 2010: 414). Por su parte, en la calle Ángel de Saavedra se pudo detectar un edificio público levantado a comienzos del siglo III d.C. (VENTURA, 1991: 262), cuya construcción podría haber supuesto la amortización de la cloaca oriental del Kardo. Conviene aludir a otros canales documentados en el espacio intramuros. En la calle Duque de Fernán Núñez salió a la luz una canalización viaria de opus latericium cuyo cese ha sido fechado a mediados del siglo V d.C. (RUIZ NIETO, 2001: 68), mientras que la ruina del canal hallado en la calle Azonaicas ha sido propuesta para el siglo VI d.C. (PENCO, 2003). No muy lejos de esta última, en la calle Ramírez de las Casas Deza, la cloaca de un decumanus minor quedó colmatada a partir del siglo IV d.C. (HIDALGO, 1993: 94). De igual modo, en la plaza del Cardenal Salazar, ya en el sector sur de la ciudad, se registró otro desagüe amortizado en el siglo IV d.C. por un muro de aterrazamiento, sin haber podido precisar el contexto en el que éste estaba insertado (LIÉBANA, 2005). Cerca de este solar, en la calle Tomás Conde, se halló una canalización abandonada a finales del siglo II d.C., aunque la vía por la que discurría se mantuvo en uso hasta finales del siglo III d.C. (CARRASCO, JIMÉNEZ y MORENO, 2001: 194). En la Puerta del Puente, ubicada también en el área meridional, se descubrió otra conducción inutilizada en el siglo III d.C. (CASAL et alii, 2004: 192-193). Estos niveles de abandono han sido comprobados al mismo tiempo en ámbitos periurbanos, un hecho latente en otras urbes clásicas, como Caesaraugusta, donde se han constatado canales extramuros colmatados a partir incluso de mediados del siglo II d.C. (ESCUDERO y GALVE, 2013: 78). En el vicus occidental se localizaron tres grandes cloacas relacionadas con el saneamiento del anfiteatro cordobés. En los rellenos de dos de ellas –el de la tercera canalización no fue excavado– se comprobaron que los servicios de mantenimiento de las mismas empezaron a ser deficientes a finales del siglo II d.C., y más claramente a mediados del siglo III d.C., encontrándose colapsadas por completo a lo largo del siglo IV d.C. (CASTILLO, GUTIÉRREZ y MURILLO, 2010: 415). Disponemos Monografías de Arqueología Cordobesa 20  Páginas 121-136  ISBN 978-84-9927-163-7

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Lám. 3. Cubierta de losas pétreas de la cloaca del siglo VI d.C. detectada en un solar de la Ronda de Isasa esquina calle Caño Quebrado (MARFIL y ARJONA, 2000: 136).

de menos información acerca del suburbio oriental, donde destaca una canalización tardorromana en la calle San Fernando que fue amortizada en época tardoantigua (ARIZA, 2006). Pero no sólo el alcantarillado de Colonia Patricia se vio afectado por las transformaciones acaecidas durante la Antigüedad Tardía. Éstas fueron igualmente evidentes en cursos fluviales menores como el Arroyo del Moro, que había actuado como foso del lienzo oeste de la muralla desde la primitiva ocupación romana, y al que evacuaban varias cloacas procedentes del suburbium occidental. Las excavaciones del aparcamiento del Paseo de la Victoria demostraron que el proceso de colmatación y desbordamiento de esta corriente se iniciaron a partir del siglo IV d.C., con motivo de los continuos residuos vertidos desde dicho vicus (VARGAS, 2000: 188; cfr. VAQUERIZO y MURILLO, 2010: 489; 492). Apenas hay evidencias físicas del alzamiento de nuevos canales en la civitas cordobesa, si bien la arqueología ha permitido determinar dos “momentos constructivos” intramuros en relación a los mismos11, uno más temprano y otro posterior, a partir de los siglos V y VI d.C. En primer lugar, en la calle Ángel de Saavedra se tiene constancia de dos canalizaciones asociadas a un edificio ex novo levantado a comienzos de la tercera centuria (VENTURA, 1991: 262), mientras que en la calle María Cristina fue documentada una cloaca de sillare-

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En Barcino se aprecian también dos momentos de reforma y construcción de canaliza-

ciones durante la Tardoantigüedad. Por una parte, el uso de la red de alcantarillado altoimperial se prolongó tiempo después, efectuándose algunas sustituciones puntuales en el siglo IV d.C. con el fin de mantener su funcionamiento. Por otra, hacia finales del siglo VI d.C. se documentan nuevas conducciones de desagüe, aunque se desconoce si pertenecieron a un sistema de saneamiento mayor o si murieron en pozos ciegos (BELTRÁN, 2013: 365-366).

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jos de arenisca fechada en el siglo IV d.C., a espaldas del templo romano (JIMÉNEZ y RUIZ, 1994: 124). En una etapa más avanzada, aparecen nuevas conducciones en el sector central y meridional de la ciudad. En la plaza Ramón y Cajal se excavó un desagüe fechado en los siglos IV-V d.C. Éste desembocaba en el canal de una calle secundaria que había empezado a colmatarse un siglo atrás, pero que debía seguir aún en uso (MARTÍN, 2012: 107-108). En la Puerta del Puente, justo en el interior del arco central romano, se instaló un canal de mampuestos de mediano tamaño, revestido al interior con opus signinum y cubierto por losas de calcarenita. Éste ha sido también datado entre los siglos IV y V d.C., aunque sus propios excavadores advirtieron que su mal estado de conservación impedía aquilatar su cronología (CASAL y SALINAS, 2009: 716). En un solar cercano se descubrió otra canalización, vinculada tal vez al complejo episcopal tardoantiguo, fechada en el siglo VI d.C. (MARFIL y ARJONA, 2000: 127-128). Estuvo cubierta por losas pétreas y su caja fue realizada con ladrillos y sillarejos trabados con argamasa de cal, además de emplear algunos materiales reutilizados como un sumidero romano labrado en un sillar de calcarenita (Lám. 3). Por último12, en el ángulo suroeste del recinto amurallado, en la Ronda de Isasa, se localizó otra cloaca del siglo VI d.C. discurriendo bajo una calle, configurada por paredes de sillares a soga y cubierta por losas de pudinga y calcarenita (Lám. 4) (ORTIZ, 2007: 61-60). Durante la Tardoantigüedad comienzan a su vez a proliferar por toda la ciudad pozos y basureros. Sin embargo, este fenómeno no debe ser contemplado como un símbolo de decadencia o un impedimento para el desarrollo de la vida urbana, puesto que es un indicio claro de la actividad que se sigue manteniendo en su seno (cfr. VIZCAINO, 1999: 95; DUPRÉ y REMOLÁ, 2002: 49). En Barcino, por ejemplo, la red de saneamiento fue sustituida por pozos ciegos desde el siglo VI d.C. (GURT y SÁNCHEZ, 2008: 187). En Corduba se han registrado varias fosas y basureros intramuros. Tras la pérdida de funcionalidad del teatro romano, se fue generando en la terraza media oriental del edificio un vertedero, estudiado y datado entre los años 260 y 290 d.C. (vid. MONTERROSO, 2002). En el área más meridional se han hallado otras colmataciones, aunque generalmente pertenecientes a periodos más tardíos. De este modo, en la calle Tomás Conde se excavaron varias fosas de desechos fechadas entre los siglos VI y VII d.C., desprovistas de encañado y enmarcadas en un contexto desconocido (COBO y GARCÍA, 2010). En este mismo sector, de nuevo en la Ronda de Isasa,

Lám. 4. Canal descubierto en el ángulo suroriental del perímetro amurallado, fechado en el siglo VI d.C. y situado bajo una antigua vía (ORTIZ, 2007: Lám. 97)

12  En la calle Duque de Hornachuelos se documentó una cloaca romana que discurría bajo un decumanus minor y que, según J. Sánchez (2006: 196-197), se mantuvo en uso de forma ininterrumpida hasta época califal. Dicho autor ha considerado además que hacia el siglo V d.C. la cubierta de la canalización fue reparada, en relación con la remodelación de la calle en la que se insertaba y la de un antiguo complejo termal.

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se abrió una fosa en el intervallum de la muralla en un momento posterior a la canalización antes mencionada, rellenada con materiales constructivos y detríticos (ORTIZ, 2007). En la calle Duque de Hornachuelos fueron documentados asimismo pozos sin encañado que rompían pavimentos bajoimperiales (RUIZ NIETO, 2006).

3. LOS EDIFICIOS O ESPACIOS DE CARÁCTER HIDRÁULICO Tanto la urbs clásica como la civitas tardoantigua alojaron construcciones esencialmente hidráulicas, en las que el agua fue la absoluta protagonista, sin cuya presencia no hubieran podido funcionar. Los primeros establecimientos a los que debemos referirnos son las termas, uno de los principales pasatiempos del mundo romano. La desaparición de estos conjuntos en los siglos venideros se convierte en otro indicador más de los cambios urbanos producidos durante este periodo histórico. Parece ser que los edificios termales cordobeses estuvieron en uso hasta los siglos IV y V d.C., aunque no son muchos los ejemplos llegados a nuestros días. Los baños de la calle Duque de Hornachuelos habrían sido incluso reformados a finales del siglo IV d.C., cambiándose la localización de su zona caliente y sustituyendo algunos suelos por pavimentos musivos; poco después, serían amortizados y ocupados por nuevos espacios (RUIZ NIETO, 2006: 262-263). Por su parte, las termas localizadas en la plaza de Maimónides dejarían de estar en uso probablemente a finales del siglo IV o principios del V d.C., como así lo indica la cerámica procedente de los niveles de saqueo (MORENO y GONZÁLEZ, 2001: 166,170). Los últimos estudios acerca del seguimiento arqueológico llevado a cabo en el Colegio Santa Victoria han planteado la posibilidad de que varios de los vestigios detectados, incluyendo una fuente13 fabricada con material reutilizado en el tránsito del siglo II al III d.C., formasen parte de un complejo termal (MURILLO et alii, 2010: 282, nota 122). Recordemos que en este contexto fue hallado un lacus inutilizado ya en el siglo IV d.C., momento en el cual habrían quedado abandonadas estas supuestas termas. Fuera del perímetro amurallado, al sur del "puente romano", se registraron unas estructuras identificadas con unos baños, aunque su mal estado de conservación impidió definir su carácter público o privado (RUIZ OSUNA, e. p.). Lo que sí se ha podido constatar es su funcionamiento hasta el siglo IV d.C. En el suburbio noroccidental, dentro del complejo de Cercadilla, fueron excavadas otras termas (HIDALGO, 1996), revisadas en un reciente trabajo en el que se define su abandono en algún momento indeterminado del siglo V d.C., y, su saqueo y posterior colmatación, una centuria después (CAMINO, CARRASCO e HIDALGO, 2013: 153-155; 159). Más allá del excepcional caso de Cercadilla, no existen testimonios materiales que verifiquen a día de hoy el alzamiento de nuevos complejos termales en Corduba durante el Bajoimperio o la Antigüedad Tardía. Quizá, la incapacidad para hacer frente a su mantenimiento, junto con la pérdida de función social de estas instalaciones, hizo que estos espacios quedaran apartados de la vida diaria, al menos los de uso público (cfr. GURT y SÁNCHEZ, 2008: 187-188). Tampoco se han documentado baños privados, aunque tenemos constancia de ellos en otras ciudades hispanas, como Mérida, Barcelona o Tarragona. El segundo gran ítem de este apartado son los baptisterios. Como en la mayoría de las religiones, el agua fue –y sigue siendo en la actualidad– un bien indispensable dentro de la liturgia cristiana, para lo cual se tuvo que contar con sistemas de captación, almacenamiento y evacuación de agua. Al margen de los elementos descubiertos en el entorno del complejo episcopal de San Vicente, la única construcción hallada en este sentido en la capital cordobesa es el posible baptisterio de la Diputación Provincial de Córdoba, un depósito de grandes dimensiones que se ha asociado al bautismo por inmersión (Lám. 5). La estructura fue realizada en opus caementicum y revestida al interior con opus signinum, con boceles en los vértices para facilitar su limpieza. Sus dimensiones internas son 4,35 13  Se ha propuesto también que esta fuente hubiera formado parte en un ámbito doméstico (CASTRO y CARILLO, 2005; MURILLO et alii, 2010: 282).

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m. de largo, 3,25 m de ancho y 1,55 m de potencia. Se divide en dos espacios separados por un muro de caementicium: uno rectangular, en el que se disponen dos escaleras enfrentadas de cuatro peldaños cada una, y otro ultrasemicircular (HIDALGO y VENTURA, 2001: 250-251). Con muchos frentes abiertos aún, la opinión más generalizada sostiene que este depósito habría pertenecido a un establecimiento termal romano que, en un segundo periodo, se acondicionaría como baptisterio, incorporando las dos escaleras para acceder a su interior. Esta teoría presenta ciertos inconvenientes, como son la falta de paralelos claros y la complejidad técnica que habría conllevado para tratarse de una pila bautismal (Ibidem). Desafortunadamente, poco más se puede avanzar en el estado actual de la investigación, ya que no contamos con las relaciones estratigráficas procedentes de las obras ejecutadas en el año 1969 con motivo de la remodelación del antiguo convento de la Merced (VENTURA, 1996: 112). Tampoco podemos precisar su cronología ni aventurar cuáles habrían sido los mecanismos de abastecimiento del mismo, si bien pudo existir algún pozo o estanque en las proximidades.

Lám. 5. Planta del posible baptisterio conservado en los sótanos de la Diputación Provincial de Córdoba (HIDALGO y VENTURA, 2001: 251).

4. ÚLTIMAS CONSIDERACIONES Los argumentos arqueológicos expuestos son muy limitados, pero nos permiten plantear algunas hipótesis sobre la gestión de los mecanismos hidráulicos en Corduba. Pese a ser conscientes de que la confirmación de nuestras teorías está sujeta a futuros avances científicos, consideramos que el abastecimiento de agua de la capital cordobesa se pudo haber producido en gran medida a nivel privado, a través de pozos y cisternas, es decir, mediante la captación directa de aguas freáticas y pluviales. La ausencia de este tipo de instalaciones en el Monografías de Arqueología Cordobesa 20  Páginas 121-136  ISBN 978-84-9927-163-7

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registro material se debería al abandono y amortización de las mismas a lo largo de la Historia. Los sistemas privados habrían perdido su funcionalidad a la par que las viviendas o inmuebles en las que se dispusieron, por lo que su posterior destrucción y/o deterioro fue inminente. En otras ciudades hispanas como Tarraco la privatización de los dispositivos hidráulicos a partir de la segunda mitad del siglo III d.C. –tanto los de abastecimiento como los de saneamiento– parece asimismo un hecho irrefutable (MACIAS, 2008: 296). Por otro lado, las grandes infraestructuras hidráulicas, como los acueductos documentados en Huerta de Santa Isabel Este y Oeste, se asociarían principalmente a propiedades de gran entidad, huertas14 o complejos como el de Cercadilla, lo cual no significaría que su caudal no hubiera podido ser aprovechado de forma puntual para otros fines. A ello hay que añadir que, además de la pérdida de funcionalidad de los espacios termales, los cuales dejarían de demandar continuas cantidades de recursos hídricos, los patrones de asentamiento urbanos durante estos años habrían cambiado, y la población cordobesa se encontraría más dispersa, no siendo quizá necesario un despliegue de canalizaciones como el que había existido antaño (vid. PIZARRO, 2014). En cualquier caso, ni la arqueología ni las fuentes escritas evidencian una preocupación por parte de las autoridades locales por gestionar y/o mantener un suministro de agua público. A la luz de los escasos datos expuestos, todo apunta a que la eliminación de los residuos urbanos se habría producido en parte a través de fosas y basureros. La información recabada nos hace pensar que se trataría de instalaciones polivalentes, ya que sus colmataciones muestran rellenos muy diversos, desde materia orgánica a piezas arquitectónicas. Las pocas cloacas erigidas durante la Tardoantigüedad pudieron estar al servicio de edificios o espacios muy concretos, sin haber sido capaces de reconocer una red jerarquizada de saneamiento en este periodo. En cuanto a la evacuación de las aguas pluviales, deducimos que muchas de ellas –además de haber podido correr por los desagües mencionados– habrían circulado libremente por la superficie del viario. Su drenaje pudo estar favorecido por la falta de pavimentos registrada en algunas calles y plazas, de manera que el líquido sobrante se iría filtrando entre sus capas (cfr. DUPRÉ y REMOLÁ, 2002: 52). Sólo las próximas intervenciones arqueológicas demostrarán si estas aguas fueron, a su vez, recogidas y almacenadas en cisternas para usos diversos. A través de la evolución de los sistemas de avenamiento se constatan tímidamente las transformaciones acaecidas en el interior de la ciudad tardoantigua, como el “despoblamiento” que sufre el área norte frente a la sur. En los terrenos más septentrionales no se han advertido todavía canalizaciones ex novo, aunque si podemos hablar de vertederos y fosas simples. Por contra, en la zona sur, junto a estos últimos elementos, si se han hallado conducciones de saneamiento levantadas en su mayoría en torno a los siglos V y VI d.C., momentos en los que la nueva realidad política, religiosa y administrativa de la civitas cordobesa habría quedado ya asentada en dicho sector.

14  Vid. en esta misma publicación el trabajo de León, Murillo y Vargas acerca de la continuidad de los sistemas hidráulicos periurbanos de Córdoba entre la Antigüedad y la Edad Media.

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