Algo sobre jóvenes y juventud
Descripción
“La juventud es un estado mental y el clima del corazón”; alguien con muchos años de vida y con una apariencia física de piel arrugada, canas y deterioro de salud, por mencionar algunas características propias de la definición fisiológica de ‘vejez’, pudiese ser un joven si así se lo propone. Luego entonces, un joven es aquel no viejo, o adulto. Bordieu (2002: 2) define que la edad es un dato biológico socialmente manipulado y manipulable; muestra que el hecho de hablar de los jóvenes como de una unidad social, de un grupo constituido, que posee intereses comunes, y de referir estos intereses a una edad definida biológicamente, constituye en sí una manipulación evidente. Resulta entonces más complicado de lo que parece definir lo que es un joven y juventud, más con base a la edad o la apariencia, y aún más el diferenciarlos; pareciera sencillo dejar como sinónimo de los anteriores conceptos la palabra adolescente e incluso ignorar , ¿y cómo no?, si la misma etapa determinada como ‘juventud’ es complicada en sí misma. Los jóvenes han existido siempre, y desde las antiguas sociedades sin estado del siglo XVI han existido como una realidad empírica. Carles Feixa (1993), a través de acercamientos transculturales a los jóvenes de distintos continentes revela la existencia de unos “no niños pero tampoco adultos”. El término evolucionó de ser conocidos como púberes y efebos, palabras que hacen referencia literal a “haber llegado a la pubertad” (Feixa, 1998: 19). En ese momento histórico, la juventud era conocida como la etapa del desarrollo del humano, y era mejor definida como fenómeno fisiológico gracias a las características notorias del desarrollo de los caracteres sexuales secundarios, maduración de los primarios y engrosamiento de la voz, entre otras muchos cambios físicos evidentes, además, de haber sido dotados por un sentido jurídico en las sociedades griegas y romanas (Feixa, 1998: 20). Posterior a ese momento histórico, en las sociedades campesinas preindustriales se les definió como mozos, donde se alude a una cualidad, la de ‘muchacho de pocos años’, tomando como referencia la vejez. (Feixa, 1998: 19). En éstas épocas, juventud les significaba a las sociedades una cualidad o estado aplicable a los seres de poca edad y devenía en el reino de lo natural. Jóvenes hubo siempre, pero juventud no […] la juventud como tal (no los jóvenes) es un producto histórico resultado de relaciones sociales, relaciones de poder, relaciones de producción que generan este nuevo actor social […] es un producto histórico que deviene de las revoluciones burguesas y del nacimiento y desarrollo del capitalismo (Balardini, 2000: 11) En revisión de la producción académica sobre la conceptualización de la juventud y los jóvenes se pueden encontrar un sinfín de abordajes apoyados en diversas disciplinas, que van desde lo biológico hasta lo jurídico, sin dejar de recalcar lo social, y que se
encuentran lejos de concluir el tema. Roberto Brito Lemus (1996: 25) menciona que es necesario el construir una categoría analítica denominada juventud en el campo de las ciencias sociales, la cual problematice la realidad de las y los jóvenes con las que nos encontramos empírica y cotidianamente. Lemus, en concordancia con otros autores como Maritza Urteaga, Rossana Reguillo, Lydia Alpízar, entre otros, define juventud como un fenómeno sociológico que hay que entender desde la órbita de la reflexión sobre lo social humano y el devenir histórico. La juventud se alude a una condición social con cualidades específicas que se manifiestan, de diferentes maneras, según la época histórica y la sociedad específicamente analizadas en cada época. Referirse a las juventudes es centrarse en lo que las relaciones de poder social han configurado, en cada sociedad histórica, como condición juvenil. Cada sociedad identifica como ‘juventud’, lo que los y las jóvenes precisan y sienten sobre sí mismos y lo que el mundo de los adultos piensan y sienten acerca de los jóvenes de su época (Alba, 1975: 16). La juventud es, por lo tanto, un concepto dinámico, en movimiento y atravesado por tensiones de clases, género, etnia e identidades culturales (Urteaga, 2010). Además de las dimensiones biológica y social, se deben tomar en cuenta lo contextual y lo simbólico. La construcción de este tipo de conocimiento ha dependido de las plataformas epistémicas utilizadas para observar y representar un fenómeno efímero y mutable en el tiempo, en cual hay que incorporar el contexto sociohistórico de emergencia o desarrollo del mismo. Sin embargo, a pesar de que el conocimiento es producto del contexto social e histórico, éste tiende a ‘vulgarizarse’ y hacerse parte del conocimiento de sentido común. (Urteaga, 2011: 133) Como consecuencia observamos que aunque la realidad o las temáticas asociadas en la que emergen los jóvenes cambian rápidamente, sobre todo en la época de la inmediatez de la información y los medio electrónicos, los conceptos se mantienen a través de estereotipos de lo juvenil. Aunado a lo anterior, sólo partes de las definiciones conforman representaciones sobre lo juvenil, las cuales, además, aglutinan procesos de diversas índoles (inadaptación social, vandalismo, drogadicción, rebeldía, delincuencia, etc.), los cuales más que realidades empíricas identificables, son las expresiones de los aspectos de la juventud que más preocupa a la sociedad adulta de cada época. (Urteaga 2011: 133 y 134) Los jóvenes se volvieron protagonistas importantes de la historia durante el siglo XX y su procesos de constitución como ‘sujetos jóvenes’ en México tendrá algo más de un siglo.
Por otra parte, su irrupción en la escena pública se dio de la mano con los movimientos estudiantiles de finales de los años sesenta. Si un país descuida su juventud y no le otorga suficientes posibilidades de desarrollo como acceso a la educación, empleos, y demás que le permiten un crecimiento integral justo renuncia a su presente y a su futuro. Más importante aún, si los programas y políticas generados no son creados tomando en cuenta la opinión y necesidades de los mismos jóvenes, el acercamiento e intento de solución serán fútiles. (Organización Iberoamericana de Juventud, 2013) Instituciones gubernamentales y algunas organizaciones sociales en el Distrito Federal, que se dedican a atender a la juventud ignoran los ejes centrales de las necesidades de los jóvenes, ya que heredan programas que atienden como prioritarios los temas institucionales que fueron elegidos con base al ‘estereotipo de lo juvenil’ o bien, con base a decisiones arbitrarias carentes de fundamentación. En entrevista con Alberto Sánchez, representante del departamento de Cultura Cívica de la Delegación Cuajimalpa del Distrito Federal, se dio cuenta de un escaso número de programas a favor de la juventud y los existentes fueron creados a partir de decisiones de relevancia temática por dependencia, como la creación de espacio deportivos por parte de la secretaría del deporte y la creación de talleres en contra de la violencia de la mujer por parte del instituto de las mujeres. (Sánchez, 2014) En el Instituto de la Juventud del Distrito Federal, en entrevista con la Licenciada Alma Suárez, enlace de Comunicación Social del Instituto, da cuenta de tener sólo 2 programas directos, el resto de acciones son las de canalizar al joven a instituciones bajo la temática que representa el problema. (Suárez, 2014) Las estadísticas sobre los problemas, intereses y necesidades de las juventudes están limitados a una visión temática institucional bajo la lente de los adultos que trabajan en ellas, desplazando así la participación juvenil, por ende, nublando la realidad de las necesidades de las juventudes. Por el otro lado, la Asociación de Scouts de México pretende fomentar la participación de los jóvenes en sus decisiones y en los propios procesos que la asociación genera en favor de su desarrollo a través de actividades atractivas y haciendo el uso del ‘método scout’, el cual confiere un compromiso voluntario al joven, quien obtendrá a cambio, un aprendizaje aplicable en su futuro (Gudiño, 2014). Es necesario conocer los intereses, necesidades, deseos y pensamientos de a quién se busca atender de manera directa, en este caso, las juventudes, sin nublar éstos por visiones o interpretaciones adultocentristas que priorizan problemáticas de manera arbitraria o de acuerdo a temas de ocupación institucionales.
Resultaría como hipótesis de esta investigación que el conocimiento oportuno y puntual de las necesidades juveniles puede derivar en una participación social activa que genere un cambio en la toma de decisiones en torno a los temas juveniles, y a su vez, puede ser tomado en cuenta para la gestión de políticas públicas, creando así un autoconocimiento del joven, que los comprometa con su propio cambio; propuestas y acciones pensadas por ellos y para ellos. Los jóvenes, a través de esta participación social aprendida, modificarían su postura pasiva y se convertirían en el principal actor de su propio cambio.
PROBLEMA
Existen instituciones destinadas a mejorar las condiciones en que viven las juventudes y que ayudan a fomentar su sano desarrollo. Sin embargo, los programas generados por algunas instituciones no consideran la opinión del joven, tomando sus decisiones de manera arbitraria o a través de los estereotipos de juventud, teniendo como consecuencia una desarticulación entre los programas diseñados y las juventudes al no satisfacer sus intereses ni cubrir los temas de mayor emergencia para ellos. Resulta fundamental conocer e incluir a los propios jóvenes en los saberes y las acciones diseñadas para su bienestar. Su naturaleza inquieta y propositiva, así como su gran capacidad de adaptación, constituyen atributos críticos en la generación de acciones públicas que logren incidir en su comportamiento a partir de procesos de apropiación de dichas iniciativas.
OBJETIVO GENERAL
Con el fin de fungir como un nodo conector entre los actores juveniles y los institucionales y gubernamentales; el objetivo de la investigación será la recolección directa de datos sobre las necesidades y problemáticas para los jóvenes capitalinos a través del diseño de un sistema que logre recabar, filtrar y visualizar los datos obtenidos de su participación social, representándolos de manera adecuada para su consumo por parte de instituciones y gobierno, posibilitando la incidencia juvenil en temas relevantes que ayuden a la creación de acciones estratégicas en beneficio de este grupo social.
PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN
1. ¿Qué categorías permitirían conocer las condiciones en que viven los jóvenes? 2. ¿Cómo se puede fomentar la participación social de los jóvenes para obtener datos directos de ellos y mejorar la creación de programas en su beneficio?
3. ¿Cómo se representarán los datos obtenidos de los jóvenes en información para consumo de instituciones y gobierno?
BIBLIOGRAFÍA
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