Algo se refleja y no es tu sombra: La pintura en la filosofia de Spinoza.

El vínculo de Spinoza con el arte, resulta marginal si lo pensamos en relación a la primacía de la filosofía política asumida en su pensamiento, como así también con respecto al vínculo privilegiado establecido en el siglo XVII entre ciencia y filosofía, cuya alianza coloca a la creación artística en los márgenes del conocimiento. Habrá que esperar casi un siglo para que el divorcio entre ciencia y filosofía haga posible una filosofía del arte con la invención de la estética creada por Baumgarten1, donde la curiosidad por diferentes expresiones artísticas es profundizada, haciendo del arte un problema filosófico y no simplemente un objeto de reflexión marginal. Los antecedentes de la relación que Spinoza guarda con el arte aparecen tanto en su obra como en su vida. En la obra de Spinoza las alusiones concretas al arte son periféricas pero no por esto menos importantes dentro de su proyecto filosófico ético, y político, cuestión que ha suscitado una serie de estudios recientes al respecto. Por otro lado, se sabe que Spinoza leía poesía, que era amante del teatro y que habitualmente dibujada retratos, asunto por el cual Lorenzo Vinciguerra nota que la relación de Spinoza con el arte será ante todo práctica2. No menos llamativo resulta que Spinoza haya vivido en dos ocasiones distintas con pintores, primero instalándose en la casa del pintor Daniel Tydeman en Voorburg de 1664 a 1669 y luego en la casa de Hendryck Van der Spick en la Haya. A partir de estos antecedentes –los cuales nos han suscitado cierta inquietud por la relación que se esconde entre Spinoza y el arte-nos enfocaremos particularmente en la relación de la pintura con la filosofía de Spinoza, aunque esta sea mencionada en una sola ocasión en el escolio a la proposición XLIII de Ética II para señalar que la idea verdadera no es algo mudo como " una pintura sobre lienzo " .