ALENTADORES EVENTOS EN EL ORIENTE MEDIO

August 15, 2017 | Autor: F. Álvarez Simán | Categoría: Terrorismo
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ALENTADORES EVENTOS EN EL ORIENTE MEDIO
Fernando Álvarez Simán*
[email protected]
En la segunda mitad de enero, dos acontecimientos del Oriente Medio
captaron el interés mundial y generaron expectativas de que las dos mayores
crisis de la región, las cuales afectan también indirectamente al resto del
planeta, podrían estar en vías de una gradual solución. Nos referimos,
obviamente, a las elecciones en Palestina e Irak, que en el primer caso
abrieron –finalmente- conversaciones de paz entre israelíes y palestinos, y
en el segundo se demostró la vocación democrática de gran parte del pueblo
iraquí, cansado de décadas de dictadura y violencia, que espera así decidir
pronto su propio destino.
Si en el caso palestino los observadores son cautelosos en demostrar mucho
entusiasmo, se debe a que ha pasado más de medio siglo desde la creación
del estado de Israel, sin que se pueda producir una paz duradera, a pesar
de que la región ha visto cuatro guerras, mucho terrorismo y dos intifadas
desde entonces, con saldo de miles de muertos, además del creciente encono
de los pueblos judía y árabe debido a sus diferencias sobre asuntos
limítrofes y de seguridad. Sólo se puede hablar de avances en la paz los
logrados por Israel y Egipto en 1979, y el acuerdo de Oslo en 1993 entre
Rabin y Arafat, ambas logradas con la intermediación de Washington, durante
las administraciones de Carter y Clinton, respectivamente. Pero la
violencia había llegado a niveles insoportables, tanto por las acciones de
grupos radicales islámicos como por las crueles respuestas del gobierno
conservador de Sharon a las mismas, por lo que era muy poco probable que se
produjera un entendimiento de no haber ocurrido la desaparición de polémico
Arafat y la reciente elección de Mahmoud Abbás a la presidencia palestina,
logrando este último la anuencia condicionada del mayor grupo radical,
Hamas, para iniciar conversaciones de paz. Y aunque en ambos lados –y en el
resto del mundo- hay sólo un prudente optimismo, muchos conocedores del
problema palestino son bastante pesimistas, pues esta especie de armisticio
puede ser muy frágil si Abbás no logra controlar a otros grupos radicales
para que no realicen durante este delicado período actos terroristas, que
pueden echar todo a perder de la noche a la mañana por intereses extraños a
los de las dos comunidades. Como en un juego de azar, las probabilidades
están en su contra, pues tanto estos grupos terroristas como los sectores
"duros" del lado israelí, nunca se han caracterizado por su racionalidad y
visión, especialmente desde que se ha intensificado el antagonismo entre
las culturas judeo-cristiana y musulmana.
En el caso Irak, hay otros intereses en juego, desde 2002, con la
injustificable ocupación, el lado árabe tiene otro pretexto para odiar más
tanto a israelíes como a estadounidenses y británicos, recordando su pasado
colonial y a ciertos errores cometidos durante la posguerra (como el apoyo
al Sha en Irán, y al mismo Saddam Hussein durante la guerra Irán-Irak), a
veces por la influencia de los yacimientos petrolíferos en la región, que
han sido tanto un freno para escaladas como una razón para involucrarse,
tratando de proteger los esenciales y cuantiosos suministros petroleros y
su natural incidencia en el progreso material de occidente. Esta compleja
situación se ha radicalizado en los últimos dos años por la ocupación de
Irak.
Ciertamente, los comicios realizados el 30 de Enero en Irak son un avance
significativo, pero su resultado concreto tendrá que evaluarse a mediano
plazo, pues todavía quedan los problemas del antagonismo entre las tres
facciones principales: sunitas, chiítas y kurdos, cada uno con proyectos
políticos diferentes. Los primeros quieren recuperar el desproporcionado
poder que tenían durante el gobierno de Hussein, mientras los chiítas
apoyaron la "salida democrática" sabiendo que son la mayoría y que
seguramente obtendrán la mayor cuota de poder durante cualquier gobierno
que se forme. Por esto Irán ha intervenido poco en el conflicto iraquí,
haciéndole el juego a EE.UU., ya que no valía la pena gastar sus contados
recursos en apoyar a sus correligionarios, cuando pueden obtener igual
influencia en el vecino país con los votos de los chiítas. Y aunque los
líderes chiítas han afirmado que serán equitativos en su gobierno, puede
ser una simple declaración retórica que luego no cumplirán al estar en el
poder, en una lucha sin cuartel que se parece mucho a las guerras
religiosas entre católicos y protestantes de siglos pasados. Por otra
parte, los kurdos se han mantenido al margen del terrorismo, ya que ellos
apuntan a una región semiautónoma dentro del futuro estado irakí, o incluso
una unión con los grupos rebeldes kurdos que habitan las zonas orientales
de Turquía, para formar el "gran Kurdistán" que ansían desde hace siglos,
al tratarse de una etnia diferente a la árabe, aunque sea de religión
musulmana.
Esta compleja situación es poco comprendida por las autoridades
estadounidenses, empeñadas con imponer su autoridad y su modo de gobierno
en la región, con la firma creencia de que con eso estarán más seguros en
su propia casa y no se repetirán actos terroristas tan impactantes como el
que sufrieron el 11de noviembre.
Precisamente, Bush ganó la reelección porque logró persuadir al electorado
que él sería más efectivo y duro en garantizarle su seguridad. Pero la
misma ha sido lograda a expensas de miles de muertos y mucha inestabilidad
en regiones lejanas, con una estrategia que implica alejar del territorio
norteamericano a los terroristas y enfrentarlos en el exterior. De ahí que
el pueblo estadounidense ha tolerado los mil quinientos soldados
expedicionarios muertos en combate y los numerosos heridos –además de los
miles de millones de dólares en deuda interna- un sacrificio que ha sido
vendido como necesario para tener una relativa tranquilidad en su propio
territorio. Sin embargo los tiempos cambian, y mientras se acumulan las
bajas estadounidenses en las tareas policiales y militares, la posición
política de los republicanos se debilitará gradualmente, aunque ahora
pareciera que ha mejorado debido al aparente éxito comicial, ciertamente un
logro del pueblo iraquí al desafiar toda clase de amenazas de los grupos
rebeldes y terroristas y hacerse contar en las urnas. Pero todos reconocen
que una rápida solución está lejos de concretarse, aunque la administración
Bush, sigue bastante empeñada –ahora más que nunca- con la "solución
democrática" para entregarle el poder a un gobierno local, mayormente con
la esperanza en una pronta retirada honorable para no perder más capital
político. Pero Washington olvida que es difícil implantar una democracia
funcional a un país que sólo ha conocido la ocupación colonial, la
dictadura y el conflicto bélico durante el pasado siglo, y que aunque se
logre elegir a un gobierno (alguien ganará las elecciones), éste
difícilmente será representativo o muy funcional en materia de seguridad.
Obviamente hay bases para tener optimismo, especialmente con la sorpresiva
alta afluencia de electores, pero siempre sin tener expectativas irreales
en una región demasiado volátil, con factores internos y externos que
atentan contra el compromiso y el entendimiento pacífico entre las partes
en conflicto. En medio de este relativo progreso en el campo político, está
la renovada agresividad del gobierno estadounidense, con un moralismo
anacrónico de tipo fundamentalista y planes anunciados de intensificar su
línea dura, ya que alegan estar legitimados por la reciente reelección.
También está el altísimo gasto militar que implica la necesaria tutela
militar-policial en Irak -por unos años más cuando menos- para un país con
fuerte déficit presupuestario y el asedio constante de la oposición
demócrata, que utiliza el déficit como argumento clave para regresar al
poder en 2008, recordando en cada oportunidad que Clinton dejó un
superávit. Por esto en medios liberales se sigue especulando en que hubiera
sido más efectivo y menos costoso –en términos humanos y materiales- el
haber empleado los 100 mil millones de dólares anuales que cuesta la
aventura irakí, en mejorar el nivel de vida de los pueblos islámicos y así
reducir el evidente antagonismo cultural que existe entre las sociedades
involucradas.
Sin embargo, aparentemente Washington sigue empeñado en su estrategia de
construir una nación a su imagen y semejanza, confiando en la fuerza de la
democracia, una estrategia ciertamente factible de realizarse a largo plazo
si se juegan bien las cartas, algo que muchos dudan, especialmente los
europeos. En este peligroso juego, los países petroleros tienen
–aparentemente- mucho que ganar a corto plazo en cuanto a la afluencia de
petrodólares a sus arcas, pero ignoran que la batalla por un desarrollo
sustentable puede perderse a mediano o largo plazo, por la tendencia a
malgastar dichos fondos, no relacionados con la saludable producción de más
bienes y servicios, por lo que es evidente que disfrutan ahora una bonanza
artificiosa y seguramente efímera, especialmente por su consabido potencial
de corrupción y derroche.
Así junto con signos de optimismo, nos llega una advertencia muy evidente y
oportuna, que se espera sea escuchada por las naciones más previsivas,
aunque también en esto hay sobradas razones para ser pesimistas si
recordamos las tristes experiencias anteriores de las alzas súbitas de
precios. Está visto que el hombre tiende a exhibir una tenaz resistencia a
aprender de las lecciones de la historia, debido al tradicional facilismo
que se filtra constantemente en la conducta humana, siempre tendiente a
obtener gratuitamente algo valioso sin el esfuerzo requerido. Queda por ver
si aprenderemos la lección esta vez, y en esto hay que tener siempre alguna
esperanza, pero sin un optimismo exagerado.
* Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma de Chiapas
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