Aldo Ferrer – Un joven entusiasta de la densidad nacional y regional

Aldo Ferrer – Un joven entusiasta de la densidad nacional y regional. Material para el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). Daniela Perrotta

Aldo Ferrer (15 de abril de 1927 – 8 de marzo de 2016) Aldo Ferrer quedará en la memoria latinoamericana y caribeña como uno de esos jóvenes entusiastas que contribuyeron a conformar un corpus de pensamiento autónomo para resolver los problemas del desarrollo de nuestros países y que, además, lograron poner sus ideas en movimiento a partir de posiciones políticas en agencias internacionales, regionales y nacionales. Su trayectoria está atada al devenir de los procesos autonómicos de los países latinoamericanos y de la región latinoamericana. Fue un constructor de densidad nacional y de densidad regional, términos a los que apelaba para insistir en las limitaciones al desarrollo (integral) de nuestros países y que deben de ser superadas desde respuestas propias. Aldo nos brindó instrumentos para alcanzar estos proyectos políticos desarrollistas, para construir naciones basadas en la justicia social y regiones integradas en base a la cooperación solidaria.

Trayectoria Nacido en Argentina, estudió economía en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Uno de los últimos cursos que tomó como estudiante fue el del por entonces profesor Raúl Prebisch, cuando éste comenzaba a esbozar su teoría del desarrollo. Fue un encuentro que marcó su vida para siempre: Prebisch y Furtado serán sus maestros y Aldo conformará junto a ellos y otros más la Escuela Estructuralista latinoamericana, una escuela de pensamiento crítico, heterodoxo, centrado en la búsqueda del desarrollo a partir de la industrialización y la promoción científica y tecnológica y la atención a la cuestión social. Con tan solo 23 años gana un concurso internacional y se muda a Nueva York (Estados Unidos) a trabajar en la Secretaría de las Naciones Unidas (1950-1953). Aquí se reencontró con Prebisch –ya por entonces Secretario Ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL)– y conoció a Celso Furtado. Estuvo en contacto con economistas de diferentes partes del mundo, incluyendo a Michal Kalecki. Eran años propicios para intercambiar ideas, pensar alternativas y discutir con el pensamiento ortodoxo. Al regresar a Buenos Aires en 1953, culmina y presenta su tesis doctoral, un trabajo seminal titulado “El Estado y el desarrollo económico” que se publica en formato libro en el año 1956. Por entonces, ya se encontraba militando en la Unión Cívica Radical (UCR), asesorando a Arturo Frondizi y a Oscar Alende. En 1956 se muda a Londres (Inglaterra) como parte del equipo de asesores del embajador argentino ante ese país, puntualmente, como consejero económico de la embajada. Con 31 años, es designado Ministro de Economía y Hacienda de la provincia de Buenos Aires (19581960); impulsa desde allí alguna de sus ideas, incluyendo una reforma tributaria que provocó tensiones y resistencias. En 1960 es invitado por Felipe Herrera, quien entonces era el Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a trabajar en Washington (Estados Unidos) con él. Permaneció en ese país hasta 1963, en los cuales escribió su libro “La Economía Argentina” (publicado en México en 1963). Regresa a Argentina en 1963 y trabaja en el Instituto de Desarrollo Económico Social (IDES), institución que había creado junto a otros colegas con los que compartió su paso por la gestión en

Aldo Ferrer – Un joven entusiasta de la densidad nacional y regional. Material para el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). Daniela Perrotta la provincia de Buenos Aires y espacio de difusión de ideas a partir de la Revista Desarrollo Económico. Su área de trabajo fue en el Centro de Estudios de Coyuntura, cuyos Informes eran creados y debatidos por números intelectuales y políticos. En 1966 renuncia a la titularidad de la cátedra Política Económica de la UBA que había ganado por concurso como consecuencia del Golpe de Estado del Gral. Onganía y la intervención universitaria. A partir de estos años de convulsión, junto a un grupo de prestigiosos intelectuales latinoamericanos (como Enrique Oteiza, Gino Germani, Raúl Prebisch, Felipe Herrera, Helio Jaguaribe) conforman la comisión organizadora (1965-1967) del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y, con su creación en 1967, asume como su Primer Secretario Ejecutivo (1967-1970). Tenía 40 años. En esos años también integró la nómina del Comité Interamericano de la Alianza para el Progreso. Durante el gobierno de facto del General Roberto Levingston, cuando se avizoraba una salida democrática y se perfilaban ciertas ideas de desarrollo económico en línea con las postuladas por él, Ferrer asume como Ministro de Obras y Servicios Públicos de la Nación, primero, y Ministro de Economía y Trabajo de la Nación, luego (y que mantuvo bajo la presidencia de Alejandro Lanusse). Fue uno de los promotores del slogan “compre nacional”. La vida política, económica y social en Argentina siguió los ritmos vertiginosos que escribió con tinta de sangre la última dictadura militar (1976-1938), que abrazó el pensamiento neoliberal. Aldo Ferrer fue uno de los pensadores más lúcidos y críticos para combatir ese dogma. A nivel político, Ferrer mantenía sus contactos con la UCR y retoma relaciones con Raúl Alfonsín. En 1983 publica uno de sus libros más importantes “Vivir con lo nuestro” y se lo alcanza al por entonces candidato. Retomado el orden democrático, vuelve a la gestión pública en la provincia de Buenos Aires, integrando el Banco Provincia, y a la vida universitaria, reincorporándose a la docencia en la UBA. Las actividades en su país así como en nuestra región se complementaron de la participación de una experiencia enriquecedora tricontinental: formó parte de la “Comisión del Sur” –organizada por el ex presidente y líder independentista de Tanzania, Julius Nyere– junto a colegas destacados de América Latina, Asia y África (1985-1991). Durante la década de los años noventa se dedicó a pensar el desarrollo económico en línea con los procesos de globalización. Fue un período prolífico, sacó números libros y un centenar de artículos; que se sumaban a su actividad docente y de divulgación. Vinculando estas tres facetas, la investigación, la docencia y la diseminación de conocimiento, Aldo Ferrer crea la Maestría en Procesos de Integración Regional – MERCOSUR en 1995 y que funciona a nuestros días. Respecto de la gestión pública por esos años, fue presidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (1999-2001) durante el gobierno de Fernando de la Rúa. Desde el año 2000, junto a un grupo de intelectuales fundan el Grupo Fénix, avizorando el camino que estaba tomando la política económica y que detonaría en la crisis profunda del país a fines del 2001. También formó parte de la dirección editorial del diario Buenos Aires Económico. Con el ascenso de nuevos gobiernos y la implementación de medidas de política económica a tono con los postulados de Ferrer, éste pasa a ser una personalidad consultada y desempeña sus dos últimos cargos de gestión: director de Energía Argentina S.A (ENARSA), una empresa estatal petrolera creada para proveer energía (2006) y Embajador argentino en Francia (2011-2013).

Aldo Ferrer – Un joven entusiasta de la densidad nacional y regional. Material para el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). Daniela Perrotta Hasta estos días, era Profesor Titular Consulto de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. En todo este trayecto, recibió varios premios, destacándose el Premio Konex de Economía Política en 1986, el Premio Konex de Platino al Análisis Económico Aplicado en 1996. El año pasado se conmemoró su contribución al desarrollo del pensamiento social latinoamericano con el Premio Latinoamericano y Caribeño de Ciencias Sociales de CLACSO (entregado en el marco de la VII Conferencia de CLACSO en Medellín, noviembre de 2015). En una de sus últimas grandes y lúcidas conferencias que nos brindó (porque su juventud entusiasta se mantuvo intacta siempre), “Los desafíos de la economía política en la América Latina del nuevo siglo” durante la VII Conferencia prefirió que lo presentáramos como un profesor universitario y como miembro de la comisión organizadora de CLACSO… porque eso hizo: sembró ideas, sembró instituciones… y aquel que siembra, nunca muere.

Ideas hechas acciones Aldo Ferrer se preocupó durante toda su vida por entender el desarrollo económico de nuestros países, periféricos, desde una visión propia (sin anteojeras del “mainstream” económico) de lo que podemos llamar la “economía política latinoamericana”. Su preocupación por el desarrollo –la capacidad de cada país de participar en la creación y difusión de conocimientos y tecnologías y de incorporarlos en el conjunto de su actividad económica y sus relaciones sociales– lo llevó a investigar los procesos de industrialización, el rol de la ciencia y la tecnología, la integración regional y, en especial, a comprender la globalización y cómo está genera un sistema de ideas vinculadas a los intereses de los países centrales que se difunden –casi a modo de recetario– en los países periféricos. En efecto, para él, la globalización no sólo constituye un sistema de redes en las cuales se organizan el comercio, las inversiones de las corporaciones transnacionales, las corrientes financieras, el movimiento de personas y la circulación de información que vincula a las diversas civilizaciones; sino que, además, es el espacio del ejercicio del poder dentro del cual las potencias dominantes establecen, en cada período histórico, las reglas del juego que articulan el sistema global. Así, uno de los principales mecanismos de la dominación radica en la construcción de teorías y visiones que son presentadas como criterios de validez universal pero que, en realidad, son funcionales a los intereses de los países centrales. Por supuesto, como integrante de la Escuela del estructuralismo latinoamericano, adscribe a las nociones de centro y periferia para entender el orden mundial. En este marco, el desarrollo es un proceso de transformación de la economía y la sociedad fundado en la acumulación de capital, conocimientos, tecnología, capacidad de gestión y organización de recursos, educación y capacidades de la fuerza de trabajo y de estabilidad y permeabilidad de las instituciones, dentro de las cuales, la sociedad transa sus conflictos y moviliza su potencial de recursos. A nivel endógeno, el desarrollo implica la organización y la integración de la creatividad y de los recursos de cada país para poner en marcha los procesos de acumulación en sentido amplio. Pero esto no se encuentra escindido de factores exógenos, que librados a su propia dinámica, solo pueden desarticular un espacio nacional y estructurarlo en torno de centros de decisión extra nacionales y, por lo tanto, frustrar los procesos de acumulación, es decir, el desarrollo.

Aldo Ferrer – Un joven entusiasta de la densidad nacional y regional. Material para el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). Daniela Perrotta Así, desarrollo y globalización se encuentran relacionados: son los proyectos políticos “desarrollistas” aquellos que pueden encauzar las formas globalizantes que proponen los países centrales. El concepto clave que elaboró para comprender esto es la noción de densidad nacional: el conjunto de circunstancias endógenas, insustituibles y necesarias al desarrollo. La densidad nacional está dada por la interrelación entre la integración de la sociedad, la existencia de liderazgos con estrategias de acumulación de poder fundado en el dominio y la movilización de los recursos disponibles dentro del espacio nacional y la estabilidad institucional y política a largo plazo. La globalización, en sus términos, desafía a la densidad nacional de los países y el tipo de respuesta dada condiciona la consecución del desarrollo. Esta mirada requería de una propuesta sobre el papel del Estado, el Estado desarrollista para conducir la economía de mercado en base a proyectos políticos inclusivos, basados en la defensa de la soberanía. Y dadas las peculiaridades de nuestros países, Aldo Ferrer insistía en que los proyectos de densidad nacional se retroalimentaban de los procesos de integración regional. En este sentido, fue un convencido de la estrategia regionalista como herramienta de desarrollo y, así, un férreo defensor del Mercosur. Proceso que estudió sin dejarse seducir por las teorías de la integración elaboradas para otras latitudes. El Mercosur posible era aquel capaz de desarrollar su densidad regional, la que se despliega en tres planos: la situación interna de los países (y por ende, su densidad nacional), las reglas de juego de la integración (cómo se distribuyen en el espacio regional los beneficios de la ciencia y la tecnología y se resuelven las asimetrías entre los países) y la proyección conjunta hacia el resto del mundo (como el bloque se convierte en un actor en los foros internacionales). Así, en la medida en que los países latinoamericanos avancen en la cooperación y en su integración es posible fortalecer sus respectivas densidades nacionales y adecuarlas respuestas a los desafíos y oportunidades de la globalización del orden mundial contemporáneo. Títulos destacados              

El Estado y el desarrollo económico, 1956. Tecnología y Política Económica en América Latina, 1975. Nacionalismo y Orden Constitucional, 1981. La posguerra, 1982. ¿Puede Argentina pagar su deuda externa?, 1983. Poner la casa en orden, 1984. El devenir de una ilusión: la industria argentina hasta nuestros días, 1989. Historia de la Globalización I y II, 1996, 2000. El Capitalismo Argentino, 1997. Hechos y ficciones de la globalización: Argentina y el Mercosur en el sistema internacional, 1997. De Cristóbal Colón a Internet: América Latina y la globalización, 2000. La Densidad Nacional, 2005. La economía argentina. Desde sus orígenes hasta principios del siglo XXI, 2008. El futuro de nuestro pasado. La economía argentina en su segundo centenario, 2010.