AL-ADAWIYYA RABI\'A. DICHOS Y CANCIONES DE UNA MÍSTICA SUFÍ.

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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID FACULTAD GEOGRAFÍA E HISTORIA Máster Estudios Medievales

AL-ADAWIYYA RABI’A. DICHOS Y CANCIONES DE UNA MÍSTICA SUFÍ PENSAMIENTO, MÍSTICA Y HEREJÍA Mª ELENA BARCELÓ BENAVENTE MADRID, 2016

ÍNDICE 1. PRESENTACIÓN DE LA OBRA Y DEL AUTOR…………………………………………3 2. DESCRIPCIÓN FORMAL DE LA OBRA………………………………………………...3 3. ÁMBITO TEMÁTICO Y OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN…………………………..7 4. METODOLOGÍA………………………………………………………………………9 5. APARATO CRÍTICO………………………………………………………………….11 6. CONCLUSIONES……………………………………………………………………..12 7. BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………....12

Reseña: Al-Adawiyya Rabi’a. Dichos y canciones de una mística sufí. Presentación de la obra y del autor La obra de la que vamos a hablar aquí pertenece a la colección Olañeta, “Los pequeños libros de la sabiduría”. En este caso concreto, es María Tabuyo quién edita la obra, recogiendo una gran cantidad de dichos y poemas de Rabi’a y además es la encargada de traducir los mismos de su idioma original. Esta obra es una recopilación de la producción de una de las grandes figuras femeninas del Islam, Râbi’a al-‘Adawiyya, mujer que vivió en el siglo VIII de nuestra era (II de la Hégira) en la ciudad de Basora. Aunque lo veremos posteriormente, lo que queda claro es que este libro lo que busca es resaltar y recuperar el papel que tuvieron las mujeres en la espiritualidad musulmana, un papel que hoy en día es poco conocido, pero que fueron mujeres muy relevantes en su época. Rabi’a no fue el único ejemplo de este tipo de mujeres musulmanas, pero su importancia ha dejado en la sombra a muchas otras. Pero además la obra no solo quiere revalorizar el papel de las mujeres dentro del mundo espiritual, si no que también quiere dejar claro que la mujeres en los principios del Islam, estaban en el centro del espacio público, en el centro de la vida de la comunidad, y que incluso participaban en las campañas guerreras. Descripción formal de la obra. Esta obra se divide en dos grandes capítulos, pero el primero de éstos se subdivide a su vez en cinco subcapítulos que hacen un análisis histórico cultural de Rabi’a antes de proceder a mostrarnos los dichos y poemas de ésta: •

Introducción: En esta breve introducción, se nos pone en cuestión brevemente sobre Rabi’a, sobre como ha sido tratada a lo largo del tiempo, y de cómo si nos centramos concretamente en estudiar su figura, podemos cambiar nuestra visión en cuanto al Islam, el sufismo y el papel que las mujeres tuvieron dentro de éstos. o Inspiración coránica del sufismo: Este capítulo empieza con una introducción histórica del Islam, para continuar hablando concretamente de la ciudad de Basora, y acabar introduciendo el inicio del sufismo y su relación con el Corán (pues muchas veces se ha entendido como cosas separadas o que el sufismo despreciaba el Corán). Se nos dan distintos ejemplos de que se entiende por sufismo por autores islámicos, a lo largo



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de la Edad Media, marcando que lo central en el sufismo es la shahâda, es decir, la profesión de fe del Islam. Además se centra en incidir en el sentimiento ascético con el que nació el sufismo, siendo esta denominación la que se les dio a los sufíes, la de asceta, conocidos también como los Compañeros de Muhammad, siendo de estos los primeros testimonios de este ascetismo. o Râbi’a al-‘Adawiyya: En este capítulo ya se introduce propiamente la figura de Rabi’a, intentando no caer en las leyendas que se le asocian. Se analizan las distintas opiniones que ha habido con respecto a donde nació y como fueron sus primeros años de vida, ya que se dice que nació en Basora pero otro piensan en un origen persa. Lo cierto es que pasó la mayor parte de su vida en esta ciudad, donde se dice que construyó una cabaña para dedicar su vida a la oración, y donde iban una gran cantidad de personajes a visitarla y pedirle consejo. Además el capítulo sigue hablando de las distintas fuentes que tenemos para estudiar la vida y obra de Rabi’a, siendo la principal Farîduddîn ‘Attâr, en su Memorias de los Amigos de Dios. También es importante la obra de as-Sulamî, el gran sistematizador del sufismo, en su Memoria de las devotas sufíes, sin ser una obra hagiográfica, si no que recoge los dichos de hombres y mujeres en igualdad, siendo para él Rabi’a la sufí por excelencia. Este capítulo termina con una análisis del papel que pudo tener la mujer en el mundo sufí, e islámico en general, en estos primeros siglos, donde hay autores que hablan y escriben obras de estas mujeres, aunque Rabi’a sea quizás la más famosa de ellas. o Gnóstica y maestra: Este capítulo comienza haciendo hincapié en la labor de maestra de Rabi’a, con su dichos directos pero perfectamente equilibrados con su aspecto emocional, y que muchas veces descubren las trampas que se interponen en la vía espiritual. Se incide además en la concepción de ciencia del sufismo, una ciencia tanto del corazón como del conocimiento, que necesita de una disciplina para no distraerse del Amado. Se habla además de la dedicación de Rabi’a a la oración, que ocupaba sus noches y sus días, y de la que numerosos contemporáneos de ella (algunos de los que decían de haber tenido relación con Rabi’a, en realidad la utilizaban como una manera de ensalzarse a si mismos,

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porque muchos no pudieron coincidir en el tiempo con ella), daban fe al mencionar acontecimientos que ocurrían cuando iban a verla. Rabi’a además estaba en igualdad de condiciones con los maestros sufíes, e incluso en algunos casos por encima de ellos, teniendo además discípulas, incidiendo en su labor de maestra, así como distintos discípulos hombres y seguidores. Además muchos amigos iban a visitarla, como ella misma cuenta, lo que desmonta ciertos tópicos sobre el Islam, ya que parece que nadie se escandalizaba de esta situación, y es muy probable que esto pudiese extrapolarse a otras mujeres de la época. Además, la forma de vida de Rabi’a es dura, ya que no acepta donativos, cultivaba su propia huerta y realizaba trabajos con sus propias manos para ganarse la vida y tener algo de dinero para tener lo suficiente para vivir. Este capítulo termina haciendo hincapié en que la vida ascética de Rabi’a no tiene una concepción negativa del mundo, como si podían tenerlo algunos grupos ascéticos con el Día del Juicio, ya que los sentimientos como la alegría y el dolor, pertenecen a la Belleza de Dios, y todo se resumía en Él. o Asceta y amante: En este capítulo se analiza como Rabi’a conjugaba en sus poemas el deseo y la renuncia y el conocimiento de la distancia que solo Dios traspasa. Esos poemas son muestra de sus largas conversaciones con el Amado, así como el deseo de su amor incondicional, que era para ella el verdadero amor, amar sin condiciones. De hecho, esta concepción del amor, del amor a Dios, traspasó al mundo cristiano, como más tarde podrá verse en Santa Teresa de Jesús. Este capítulo está lleno de referencias y de hechos que dicen que le ocurrieron a Rabi’a, así como ejemplos de algunos de sus poemas amorosos, todo para ejemplificar esta idea de su amor por el Amado. También se critica la transposición que se hizo de la figura de Rabi’a al mundo cristiano, puesto que en realidad, hablamos de realidades diferentes que no pueden compararse, y se utiliza algo concreto del mundo islámico para traspasarlo al mundo cristiano. En definitiva es un capítulo que presta especial atención al amor divino, así como a la entrega incondicional que tanto Rabi’a como el sufismo hacían de sus vidas.



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o Una tradición velada: Este último capítulo hace relación del conocimiento que en la Edad Media y en siglos posteriores, se tuvo en Occidente de Rabi’a, aunque no totalmente entendida como debería hacerse, pero sí que se conocen dichos y algunos hechos suyos. Este capítulo también es una crítica al uso posterior que se ha hecho de Rabi’a en cuanto a figura excepcional que dejaba en inferioridad de condiciones a otras mujeres. Es decir, hablar de la excepcionalidad de Rabi’a hace que se piense que era única entre las mujeres de su época, y por tanto, se fomenta la invisibilidad de las mismas. La autora no niega la existencia de textos misóginos dentro del Islam, pero igual que en otras religiones, en concreto en el judaísmo y en el cristianismo, teniendo en cuenta que por ejemplo, en el mundo islámico, no hay la concepción del pecado original de la mujer. Los maestros sufíes siempre incorporaron en sus obras ejemplos de mujeres, aunque con la idea de considerar “hombre” a las mujeres. Lo que está claro es que el papel de la mujer al comienzo del mundo musulmán, fue determinante y participativo dentro de esta sociedad, lo que indica que fuese el contexto propicio para que estas místicas tuviesen cabida. •

Dichos y canciones: En este capítulo, nos encontramos con una recopilación de distintos poemas y dichos de Rabi’a. La verdad es que es mucho mayor la cantidad de dichos que se recogen que poemas, aunque estos dichos, que se atribuyen a Rabi’a, que tampoco está claro si todos ocurrieron, nos muestran muy bien como era su mentalidad y la idea que tenía del amor divino y del mundo espiritual. El capítulo no se divide primero en una serie de poemas y luego los dichos o al revés, si no que se van intercalando unos con otros. Tanto los dichos como los poemas van siguiendo una línea, es decir, por un lado tendríamos una serie de dichos y poemas que siguen las ideas de Rabi’a sobre el ascetismo, luego en cuanto al Paraíso y al Infierno, ideas sobre distintos personajes, sobre su relación con Dios…es decir, se van poniendo esos dichos y poemas de determinadas maneras para seguir una idea concreta dentro del pensamiento de Rabi’a. La extensión de los dichos y de los poemas puede variar, ya que hay dichos bastante largos, y otros prácticamente de dos líneas, y poemas que en general tienen una extensión media.



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Ámbito temático y objetivos de la investigación. Evidentemente el tema principal que sigue este libro es Râbi’a al-‘Adawiyya, pero también se analizan otra serie de temas. Claramente la autora del libro quiere hablarnos de Rabi’a, quién fue, qué hizo, cómo vivió…y para ello, además de sus poemas y dichos, también nos centra a esta figura en un contexto concreto, el de Basora en el siglo VIII. Pero además, centrándose en Rabi’a también observamos que la autora tiene un interés grande en hablarnos de las mujeres anteriores, coetáneas o algo posteriores a Rabi’a. Se quiere demostrar que Rabi’a no fue única en su actividad, que muchas otras mujeres también participaron activamente de la vida comunitaria dentro del mundo islámico, y en concreto, dentro del mundo espiritual del sufismo. Junto a estos dos grandes temas, la figura de Rabi’a y de las mujeres ascetas, nos encontramos con un tercer tema, y es la defensa del sufismo dentro del mundo musulmán. La autora defiende esta vertiente de la espiritualidad musulmana, ya que durante mucho tiempo fue un movimiento criticado por no seguir el Corán o no aceptarlo de la manera que la ortodoxia lo exigía. Así que el libro lo que busca es rehabilitar estos temas, darles la importancia que realmente tuvieron en su momento y que posteriormente fueron perdiendo. Los temas analizados por la autora en este libro, no han pasado desapercibidos por otros autores, y en definitiva es una recopilación de ideas que ya llevan tiempo circulando dentro de la historiografía sobre el tema. En ese sentido, los ascetas que surgieron en Basora desde finales del siglo VII, no suelen considerarse como verdaderos místicos, otorgándosele este papel de iniciadoras de esta corriente a las mujeres1. Ya desde comienzos del Islam nos encontramos con personajes que optan por la vida ascética, de privaciones y pobreza, donde la oración es una forma de ensimismamiento y de despego de todo aquello que no sea Dios2. En los primeros tiempos del Islam, se pasó del miedo al castigo divino a la experiencia del Amor, pasándose así de la Ascética a la Mística, siendo la que dio ese paso, Rabi’a3. Ella será la primera de los habitantes de Basora que alcance el verdadero estado místico, así como una de las primeras en enseñar esa doctrina del puro amor a Dios, siendo sus enseñanzas espirituales más elevadas que las 1 Salto Sánchez del Corral, A., “El protagonismo de las mujeres en los albores de la mística islámica”, Revista de Antropología y Filosofía de las Religiones, Año I, Nº 2, (2014), p. 67. 2 Abumalhan Mas, M., “Espiritualidad femenina e Islam. La voz del silencio”, Feminismo/s, Nº 20, (2012), p. 262 3 Salto Sánchez del Corral, A., opus. cit., p. 66.

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de los primeros sufíes4. Los temas que tras la lectura del libro podemos ver que interesaban más a Rabi’a era, por supuesto el Amor a Dios, pero también el hastío que muchas veces le provocaba que esa oración constante que llevaba a cabo no fuese respondida por éste. También criticaba el modo de vida derrochador, viviendo una vida pobre, de la que muchos hombres importantes y amigos quisieron sacarla por medio del matrimonio, pero ella no entendía que se pudiese amar a otro que no fuese al Amado (Dios): “Decía Râbi’a: ¡Oh Dios mío! Cuantos bienes me hayas destinado en este mundo, dáselos a tus enemigos, y cuanto me hayas reservado en el otro mundo, dáselo a tus amigos. Porque a mí, Tú me bastas.”5 También a través de sus textos podemos ver su faceta de maestra y de consejera, pues son numerosos los ejemplos de personajes que van a su casa a hablar con ella, y ella acaba dándoles diversos consejos para que lleguen más cerca del Amado: “Râbi’a preguntó un día a al-Thawrî: -Qué es para ti la generosidad? -Para los hijos de este mundo- respondió él- es dar abundantemente de los propios bienes. Para los hijos del otro mundo, es darse abundantemente ellos mismos. -No, te equivocas- dijo ella. -¿Qué es entonces para ti? -Es servirle por amor, sin esperar por ello ventaja ni recompensa ninguna.”6 Este paso de lo Ascético a lo Místico (sufismo) aportó gran riqueza a la vida espiritual y a la teología, pero también amplió enormemente la producción poética dentro de las 4 Salto Sánchez del Corral, A., opus. cit., p. 67. 5 Tabuyo, M., Al-Adawiyya Rabi’a. Dichos y canciones de una mística sufí, Olañeta, 2006, p. 81. 6 Tabuyo, M., Al-Adawiyya Rabi’a. Dichos y canciones de una mística sufí, Olañeta, 2006, p. 95-96.

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literaturas que se cultivaban en territorio musulmán7. Es muy probable que muchas de estas mujeres llegasen a crear escuelas donde tendrían discípulos de ambos sexos. Como quiere dejarse claro a través de esta obra, en los primeros siglos del Islam, la mujer desempeñaba un papel muy importante dentro del mismo, ya que hombres y mujeres interpretaban en clave de igualdad el Corán, y aunque posteriormente en muchos dominios el papel de la mujer se fue deteriorando, desde el siglo II de la Hégira tuvieron un papel señero en el ámbito público del mundo sufí8. Hay que tener en cuenta que desde pronto se pone de manifiesto como la sensibilidad femenina provee de ciertos detalles que pasan desapercibidos para los varones, por ello, esa forma femenina de contemplar el mundo y de comprender la fe, promueve la aparición de esta figuras femeninas modélicas9. Por eso, aunque Rabi’a es la primera que alcanza la fuerza y el reconocimiento del Puro Amor, siendo maestra para las de su sexo, numerosas mujeres han marcado un importante patrimonio cultural de experiencia y magisterio espiritual, siendo un tesoro que poco a poco se va desenterrando, siendo las colecciones biográficas islámicas una fuente de primera mano para conocer a estas mujeres10. Ibn ‘Arabi y Ibn al-Ŷawzī pueden ser una buena muestra del interés que los propios místicos sufís tenían en la labor mística y espiritual de las mujeres, pues nos han dejado gran cantidad de menciones y relatos de su interés en las mismas. Metodología empleada. La metodología empleada a la hora de llevar a cabo esta obra es sencilla, un contexto histórico-cultural y una recopilación de dichos y canciones de Rabi’a para verificar lo que se ha dicho en el contexto histórico. La obra está claramente realizada desde una metodología islámica, es decir, se intenta poner en valor el mundo espiritual, en este caso el sufismo, del mundo islámico. Por ello, vemos multitud de referencias críticas hacia la utilización de la figura de Rabi’a por parte del mundo cristiano occidental, además de siempre defender una visión musulmana del tema. No es que sea una crítica feroz al mundo cristiano occidental, si no más bien vemos una serie de elementos para ensalzar el mundo islámico. Tampoco es presentarlo como un mundo mejor al cristiano o al judío, excepto cuando habla de mujeres, donde ahí si que hace hincapié en que el mundo islámico no tiene el concepto del pecado original en la mujer. Lo que se busca es 7 Abumalhan Mas, M., opus. cit., p. 262 8 Salto Sánchez del Corral, A., opus. cit., p. 68. 9 Abumalhan Mas, M., opus. cit., p. 265 10 Salto Sánchez del Corral, A., opus. cit., p. 68.

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más bien analizar toda una serie de elementos que siempre se han criticado del mundo islámico desde otras culturas y religiones, para desmitificar esas ideas y poner en valor tanto el papel de la mujer en el mundo espiritual islámico, como la importancia de formas alternativas de espiritualidad que no caían en herejía como si ocurre en el mundo cristiano. También dentro de la metodología se utilizan en su gran mayoría fuentes islámicas sobre Rabi’a, tanto de coetáneos como de personajes posteriores que hablan de ella para seguir ensalzando su figura. La utilización de obras cristianas suele hacerse dentro de la crítica al mal uso que se ha hecho de Rabi’a desde el mundo cristiano, y sobre todo suelen ser fuente más de la Edad Moderna que de la propia Edad Media. Es muy utilizada por la autora un hecho que se le atribuye a Rabi’a (que incluso se siguió utilizando en el mundo cristiano), y es cuando Rabi’a salió a la calle (hay distintas versiones) con un cubo de agua en una mano y una antorcha en la otra. Esta historia es utilizada para remarcar la labor espiritual de Rabi’a, puesto que hizo aquello porque quería quemar el Paraíso y apagar el fuego del Infierno para que la gente amase a Dios no por miedo de ir al Infierno o el deseo del Paraíso, si no por tener un puro amor a Dios. La historita cuenta así: “Un día la gente vio a Râbi’a corriendo apresurada con una antorcha en una mano y un cubo de agua en la otra; le preguntaron: -Señora del Otro mundo, ¿a dónde vas? ¿Qué andas buscando? Y ella contestó: -Voy al cielo. Quiero prender fuego al Paraíso y apagar el fuego del Infierno. Así, Infierno y Paraíso desaparecerán y sólo quedará Aquel al que se busca. Entonces pensarán en Dios sin esperanza ni temor y, de este modo, Le adorarán verdaderamente. Pues, si no existiera la esperanza del Paraíso ni el temor al Infierno, ¿acaso no adorarían al Veraz? ¿No le obedecerían? ¿No le amarían a Él solo por Él solo?.”11 Como ya se mencionó dentro del la división por capítulos, los dichos y poemas que se introducen en la obra llevan un orden temático que da más sentido y lógica a cada uno de los mismos. Dentro de este punto también es interesante mencionar, que tanto en la parte del contexto histórico, como en la parte de dichos y poemas, muchos de los personajes que se mencionan tienen un nota al pie de página para contextualizar a ese 11 Tabuyo, M., Al-Adawiyya Rabi’a. Dichos y canciones de una mística sufí, Olañeta, 2006, p. 59.

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personaje, tanto en el tiempo como en su relación con Rabi’a, lo que facilita la lectura a aquellos que no están tan iniciados en el mundo islámico. Aparato crítico. Dentro del aparato crítico llevado a cabo por la autora a la hora de realizar la obra, tendríamos que volver a hablar de las fuentes que ella ha utilizado. Como ya he mencionado, utiliza autores islámicos, contemporáneos o no a Rabi’a, para que entendamos la consideración que se tenía a este personaje en su época y posteriormente. Utilizar fuentes primarias de este tipo es muy interesante puesto que nos puede dar un idea más concreta de lo que se pensaba de Rabi’a en su época, pero por otra parte, también son obras que pueden tener un interés concreto en resaltar esta figura, en detrimento de otras, por lo que tampoco podemos creernos totalmente este tipo de obras. Es decir, nos sirven para poder tener un contexto o una idea determinada, pero hay que analizar la totalidad de obras o referencias que hay sobre Rabi’a, pues si solo se utilizan unas fuentes determinadas, se están dejando por el camino otras que pueden acabar con la hipótesis que se quiere demostrar. En cuanto a fuentes secundarias, no son utilizadas por la autora, o si son utilizadas, no podemos saber cuales son porque no hay un apartado en el libro que nos indique concretamente este tipo de fuentes. Se echa de menos este apartado puesto que, sobre todo desde Francia, estas místicas sufíes y el sufismo en general ha sido muy estudiado. Tampoco hay un apartado que nos haga un listado de fuentes primarias utilizadas, pero la propia mención dentro de la obra si que nos da un idea más o menos general de lo que ha utilizado. Pero es evidente que para la parte de contexto se han utilizado diversas fuentes secundarias, y que no se reseñan en este libro, lo que es un problema para el lector, puesto que no puede ampliar conocimientos sobre algún tema de los que salen en la obra y que le pueda interesar más. En cuanto a los poemas y dichos que se recogen de Rabi’a tampoco se nos explicita de donde se han sacado, si hay alguna obra que los recoge en su mayoría o si son referencias que hay en numerosas obras y que se han ido recogiendo y editando, lo que nos indicaría un gran esfuerzo por parte de la editora a la hora de realizar esta obra si ha tenido que llevar a cabo este trabajo. En definitiva se observa que en la obra interesa más sostener y defender algunos temas concretos, los ya vistos anteriormente, más que hacer un análisis crítico y bibliográfico sobre los mismos.



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Conclusiones. En definitiva, nos encontramos con un obra interesante, en cuanto que rescata a una figura interesante del mundo espiritual islámico, a un nivel sencillo para la lectura de personas que no están especializadas en el tema. Sin embargo, dentro del mundo académico es una obra que tiene algunas carencias, como es el caso ya mencionado del aparato crítico. La revalorización del mundo sufí y de las mujeres que participaron de él es un punto a su favor, sobre todo, para rescatar la figura de las mujeres que por la historiografía antropocéntrica posterior han sido olvidadas. La edición de poemas y de dichos de Rabi’a también es un elemento interesante para introducirnos en su mundo, y sobre todo para poder acercarnos a la mentalidad de la mística. Aun así, una vez leída la obra, da la sensación como si para la autora Rabi’a solo fuese un pretexto para abordar otra serie de temas, principalmente el sufismo y el papel de la mujer en el mismo. De hecho, en mi opinión, la obra peca de ser algo escueta, puesto que sí es necesario un contexto histórico, del periodo, de la ciudad de Basora, del Corán y del sufismo, es necesario más contexto y más estudio sobre Rabi’a, no solo de su labor espiritual, si no también de otras facetas de su vida. Porque aunque Rabi’a ha pasado a la Historia como, quizás, la mayor mística sufí de comienzos del Islam, no podemos hacernos una idea de su persona solo analizando una parte de su producción vital. Está claro, que como una primera aproximación a la figura de Rabi’a, la obra sí que nos presenta cierto interés, y cuenta a su favor con esa facilidad y proximidad con el lector, pero desde luego si quiere saberse más de la mística y ampliar conocimientos, hay que hacer una labor investigadora mucho más amplia que la que se hace en la obra, a partir de otros trabajos académicos. Bibliografía propia. Abumalhan Mas, M., “Espiritualidad femenina e Islam. La voz del silencio”, Feminismo/s, Nº 20, (2012), pp. 259-273. Salto Sánchez del Corral, A., “El protagonismo de las mujeres en los albores de la mística islámica”, Revista de Antropología y Filosofía de las Religiones, Año I, Nº 2, (2014), pp. 63-77.



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