“¡Aires de juventud entran a la Iglesia! Francisco, Evangelii Gaudium y la Iglesia “de salida””. Revista Pastoral Juvenil (España) Padres Escolapios – Instituto Calasanz de Ciencias de la Educación, Diciembre 2014 n°502, ISSN 1577-273X, pp. 7-11

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Descripción

nº 502 DICIEMBRE 2014

evangelizar a los jóvenes hoy

AIRES DE JUVENTUD ENTRAN EN LA IGLESIA

revista de pastoral juvenil

Nº 502 diciembre 2014 DIRECTOR

Carles Such Hernández [[email protected]] EQUIPO DE REDACCIÓN

Manel Camp Mora Camilo Llorca Escolano J. Iván Ruíz Cortizo José Ángel Beltrán Solano Ángel Ayala Guijarro Concha Domínguez Guillermo Gómez Megías

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COLABORADORES

José Mª González Ochoa, Joseba Louzao Villar, Rogelio Nuñez Partido, Santi Casanova, Luis Sánchez, José Luis Jiménez, Luis Manuel Suárez, María Manzano, José Luis Viguer, Juan Carlos Colomer, Beatriz Acosta, Carolina Franco, Sandra Sánchez, Elena López.

La Revista de Pastoral Juvenil está bajo una licencia Creative Commons lo que permite compartir cualquier contenido siempre que se cite su procedencia.

Edita José Picón, 7. 28028 Madrid T 91 725 72 00 · F 91 361 10 52 Cada autor se hace responsable del contenido de sus escritos Depósito Legal: NA 14-1958 ISSN: 1577-273-X

Suscripción anual 2015 Número suelto: 6,30 euros España Sin IVA 40,77 euros Con IVA 42,40 euros Europa

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tema del mes > Juan pablo espinosa

aires de juventud entran en la iglesia CON QUIÉN ANDA EL PAPA FRANCISCO Ignacio dinnbier sj

una civilización mundial que se pasó de rosca

Diana Blázquez José Montalvá

Citius, Altius, fortius … naranjito

martín gelabert ballester

PRODUCCIÓN EDITORIAL

DISEÑO

el condensador de flujo > luis sánchez

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el bien halla cobijo en la belleza > saunier ortiz

el greco

palabra de vida > Fidel Oñoro, cjm

te digo: “Levántate” rap > sergio sánchez rayo

alive again

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qué ver > josé mª gonzález ochoa

birdman

fichaS de FORMACIÓN TEOLÓGICA > Joseba Louzao Villar

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> entrevista religión digital

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> editorial

> buceando en la red

Por @jimenezjosel

De H

Redes Sociales y la libertad

I

El director de la Revista de Pastoral Juvenil, Carles Such, habló acerca del panorama de la pastoral con jóvenes en una entrevista reciente en Religión Digital. Such, durante su entrevista con Juan Manuel Vidal aseguró que “la grandeza del Papa Francisco consiste en que está traduciendo magníficamente lo que dicen el Evangelio y el Vaticano II”. Cree que la diferencia con los papas anteriores consiste en que Francisco “está despertando simpatía en un colectivo de jóvenes que no da su simpatía a cualquier Papa por el simple hecho de ser Papa”. Sobre la Iglesia española, piensa que “ha perdido el ritmo y el espacio donde están los jóvenes” y que, al margen de encuentros y celebraciones, falta dar protagonismo real a los jóvenes: “La Iglesia hace grandes concentraciones de jóvenes, pero no les da la palabra”, afirma. Y afirma que “la pastoral juvenil de España vive hoy en día bastante al margen de los problemas vitales de la juventud”, principalmente, el paro.

magino que en la caricatura de asignatura de filosofía que han dejado en 2º de Bachillerato, seguirá nombrándose al menos, a estos presocráticos. Partiendo de un núcleo común difieren en su concepción dinámica o estable del ser. Mientras el de Éfeso postula un “eterno devenir” y un constante movimiento, el de Elea insiste en su concepción estática y permanente del ser. (Dicho de mala manera). Me sirvo de estos dos autodidactas del pensamiento para colocar a la Pastoral juvenil en nuestros días también entre los dos polos de una misma elipse. Ni en pastoral está todo dicho y solo tenemos que volver atrás y recuperar lo que ya se ha dado, ni está todo por inventar y por empezar de cero. La postura cerrada de lo permanente, avalada por la sabidurí

Accede a la entrevista completa aquí.

> II edición jornadas jif

Despertar la pregunta de Dios en los jóvenes Las Jornadas #JovenesIglesiaFrontera celebraron el pasado 12, 13 y 14 de febrero su segunda edición. Un encuentro organizado en Zaragoza por la JOC, jesuitas y el centro diocesano de San Valero y que ha abordado la cuestión de cómo “Despertar la pregunta de Dios” y en la que han participado colaboradores de RPJ como Pedro José Gómez o Jose Fernando Juan Sánchez. PAG 7

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Échale un vistazo a las nuevas secciones de LUIS SANCHEZ y PALABRA DE VIDA

Más info: http://www.jornadasjif.es @jornadasjif #JovenesIglesiaFrontera

S

altó hace poco la noticia. Twitter expulsa a algunos twitteros que pueden resultar incómodos y estos buscan y encuentran redes sociales no comerciales basadas en la dispersión de servidores y no controladas por organismos dependientes. Hablo de dependencia cuando pienso en que dependo de unos beneficios económicos, o de un control sobre la libertad de expresión amparándome en leyes que puede que no sean las que hemos aprobado en nuestro país, ya que muchos de estos servicios tienen sede en otros países. Vale, acepto que no hayas podido comprender ni una palabra de lo que he escrito. Pero, ¿somos conscientes de los términos y condiciones que aceptamos al hacer uso de móviles, software o redes sociales? ¿Mis datos y mi intimidad es mía o la cedo a cambio de un servicio? El planteamiento sé que es largo y difícil de manejar. ¿Prefiero mantener mi comodidad a cambio de ceder parte de mi información sin saber qué intereses invierten en esas compañías y pueden disponer de mi información? Me gusta imaginar las redes sociales como una plaza de pueblo antigua en el que todo el mundo se puede juntar para dialogar, jugar o protestar. Pero realmente son un moderno centro comercial, donde todo está controlado por personas que no conoces ni eliges, todo aparenta ser una plaza, pero donde las protestas están prohibidas, donde el diálogo puede estar coartado y el juego solo está pensado si el fin último es la compra. --¿Esta gente joven lleva diciéndome que participe en redes sociales y ahora ponen pegas a lo mismo?-Pues sí, así somos los posmodernos, de todos modos te dejo unas palabras para que investigues. Quitter, Diaspora*, GNU_Linux, Ubuntu

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> el condensador de fluzo

Citius, Altius, fortius … naranjito

(en la RPJ NÚMERO 211-212. abril - mayo DE 1982)

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llá por el lejano 1982, en plena vorágine del Mundial de fútbol celebrado en España, la RPJ publicó un interesante artículo sobre la formación moral y el deporte, la pastoral y el ejercicio deportivo entre los jóvenes, a la postre. El autor, Clemente Domeño, señala que, pese a la incansable presencia de Naranjito y todo lo relacionado con la competición futbolística en los medios de comunicación, la afición a la práctica del deporte claramente había disminuido entre los jóvenes, frente a otro tipo de ocio más mundano, como las discotecas, la televisión o los videojuegos. En su opinión, el ocio es tan necesario para el desarrollo personal como el propio trabajo; tiene una función decisivamente complementaria, en línea con la máxima de Goethe “amargas semanas, gozosas fiestas”. Pero el ocio debe ser aprovechado para colaborar en la construcción de la persona, y de ahí que sea decisiva la educación en el entretenimiento. Al deporte, al menos la práctica pura alejada de la profesionalidad, lo define una triple composición frente a otro tipo de actividades lúdicas: juego, lucha y actividad física. Esa trilogía debe servir de base para que el educador potencie en el formando su desarrollo fisiológico armónico y muy especialmente, el desarrollo de las virtudes humanas: la imaginación, la superación de la timidez, la convivencia social, el respeto, la cooperación, el afán de superación, la constancia, el sacrificio, etc. Desaprovechar esta oportunidad formativa es frecuente, no sólo en los chavales que no practican deporte alguno, sino también en los que sólo ven, guiados a veces por sus propios padres, entrenadores y responsables, un ejercicio de competición en el que sólo importa ganar a cualquier costa.

> tema del mes

¡Aires de juventud entran en la Iglesia! Francisco, Evangelii Gaudium y la Iglesia “de salida”

En palabras de San Pablo: “Los que compiten se controlan en todo; y ellos lo hacen para ganar una corona corruptible, nosotros una incorruptible. Yo voy corriendo, no como quien corre a la ventura, no como quien da golpes al aire, sino que castigo mi cuerpo y lo esclavizo, no sea que habiendo predicado a los otros, venga yo a ser reprobado.” (1 Cor. 9, 25-26). Portada de la RPJ 211-212, abril mayo de 1982

La Pastoral en el deporte debe inculcar esa misión: el cultivo de la propia persona como fin en sí mismo. Aprender en la derrota, aprender en la victoria, aprender en la soledad de la carrera, aprender en la compañía del amigo y del adversario. “Lo que sería muy difícil arrancar del joven por meras recomendaciones, aun de tipo cristiano y espiritual, es posible conseguirlo a través de presentar las finalidades inmediatas, palpables e interesantes para el chico, como puede ser la participación en un campeonato y lo que esto supone y exige”. Aprovechemos los clubs deportivos, las competiciones para insuflar el Espíritu. Aspiremos a llegar más lejos, más alto, más fuertes … aunque seas Naranjito.

> el autor LUIS SÁNCHEZ es historiador y puedes contactar con él y seguirlo a través de su cuenta de twitter @luisango71

No habíamos dedicado en RPJ ningún número a la última Exhortación apostólica del Papa Francisco. Es un texto de una versatilidad y amplitud enorme. Es un compendio repleto de herramientas para la evangelización y de propuestas claras y definidas. Nos detenemos en este número en algún aspecto (sería imposible abarcarla toda) y subrayando la aportación directa y específica que se hace a los jóvenes. Para ello nos hemos servido de alguien que hable desde donde habla el Papa, Latinoamérica. El autor, desde Chile, nos acerca una reflexión que puede abrirnos los ojos a esta nueva etapa que la Iglesia está iniciando bajo el empuje y firme convicción de Francisco.

por Juan Pablo Espinosa Arce Chileno. Licenciado en Educación Profesor de Religión y Filosofía (UC del Maule), Magíster(c) en Teología (PUC). Email: [email protected].

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y legitimaba una línea simbólica de la marginación. Si hoy nos preguntásemos cuáles son esos mismos rostros mutilados, hemos de decir (aquí en Chile) sin temor a equivocarnos, que son las minorías sexuales, las mujeres, los estudiantes, los mapuches, las madres solteras, los divorciados, y los jóvenes. Muchos de estos rostros siguen siendo como tabú. Es peligroso hablar de ellos. Sin embargo y gracias a la nueva forma de ser Iglesia, hemos ido paulatinamente interpretado el Evangelio desde las exigencias actuales. Desde ya agradecemos a aquellas comunidades que han incorporados a todos esos rostros en los cuales el Hijo de Dios se oculta esperando ser discernido desde la fe (Cf. Mt 25,35-50)

La Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium (EG), reflexión de Francisco a la luz del Sínodo de Obispos sobre la Evangelización del año 2012, nos coloca en la sintonía de una renovación en el orden de la misión cristiana en el mundo actual. El artículo siguiente tiene que ver con comprender cuál es el paradigma eclesiológico que el Pontífice asume y cómo este tiene repercusiones prácticas en el orden del trabajo pastoral, especialmente en medio de los desafíos juveniles. Será un escrito en forma de “pre-texto”, es decir, nos puede permitir seguir reflexionando y actuando desde el corazón del Evangelio y desde la praxis de Jesús para hacer de nuestra comunidad creyente cada día más una “Iglesia de salida”.

“La Iglesia, que apuesta en su esencia por los vínculos interpersonales, debe volver a levantar su voz profética para anunciar que el verdadero desarrollo y sentido humano no se logra sino viviendo y sintiéndose comunidad”

C

El cambio de paradigma en la comprensión de la Iglesia uando hablamos de paradigma y siguiendo los planteamientos de T. Kuhn (1922 – 1996), hacemos referencia a una visión determinada del mundo, un marco teórico específico, una forma de hacer las cosas a partir de determinados métodos o propuestas los que responden a determinados valores y un determinado vocabulario1. Desde esta base, la reflexión teológica y pastoral ha descubierto que Francisco presenta con su forma de ser Pontífice una nueva forma de ser y hacer Iglesia. En EG, Francisco titula a esta nueva comprensión eclesial como la “Iglesia de salida”. Francisco sostiene “La Iglesia en salida es una Iglesia con las puertas abiertas. Salir hacia los demás para llegar a las periferias” (EG 46). Dicha salida se fundamenta en la experiencia del pueblo de Israel en el éxodo y en la vocación dinámica que su fe posee ya que el mismo Dios bíblico es uno que va de camino, que se mueve y que hace su centro vital en medio de los pobres y desterrados. También esta dinámica responde a la invitación misionera de Jesucristo en su “vayan y hagan discípulos a todas las naciones” (Mt 28,1920). En esto sostiene Francisco “fiel al modelo del Maestro, es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco, sin miedo. La alegría del Evangelio es para todo el pueblo, no puede excluir a nadie” (EG 23). La práctica de Jesús favorece la inclusión, la cercanía y el encuentro con el otro. Si la Iglesia excluye a uno sólo de sus hijos está haciendo oídos sordos al mensaje de su fundador. Es más, actualmente vivimos como si muchos rostros del macro y del micro tejido social no existieran. En el tiempo de Jesús los leprosos, las prostitutas, los endemoniados, los locos eran marginados y debían asentarse en los cementerios y en los lugares desiertos para así evitar que contaminaran a los ‘sanos’ de la pureza ritualista judía. Se experimentaba 1.- Cf. González García, Diccionario de Filosofía, 2007, p. 306.

El encuentro con el otro como exigencia de la misión cristiana Anteriormente decíamos que la forma de comprender el mundo y la realidad está experimentando vertiginosos cambios. Uno de esos cambios es la pérdida de lo comunitario. Francisco sostiene que “el individualismo posmoderno y globalizado favorece un estilo de vida que debilita el desarrollo y la estabilidad de los vínculos entre las personas, y que desnaturaliza los vínculos familiares” (EG 67). Frente a este escenario, la Iglesia, que apuesta en su esencia por los vínculos interpersonales, debe volver a levantar su voz profética para anunciar que el verdadero desarrollo y sentido humano no se logra sino viviendo y sintiéndose comunidad. Para hablar de las relaciones interpersonales, Francisco asume el concepto del “otro” y sostiene que “el Evangelio nos invita siempre a correr el riesgo del encuentro con el rostro del otro, con su presencia física que interpela, con su dolor y sus reclamos, con su alegría que contagia en un constante cuerpo a cuerpo. La verdadera fe en el Hijo de Dios hecho carne es inseparable del don de sí, de la pertenencia a la comunidad, del servicio, de la reconciliación con la carne de los otros. El Hijo de Dios, en su encarnación, nos invita a la revolución de la ternura” (EG 88) Las expresiones ‘correr el riesgo del encuentro’, ‘Encarnación del Hijo de Dios’ o ‘revolución de la ternura’, nos exigen ser fieles al Misterio de la Encarnación del Verbo, acabando con el individualismo y entrando decididamente en la lógica del Pueblo de Dios y de la comunidad creyente que ‘callejea la fe’ convirtiéndonos así en una Iglesia de salida que anuncia el Reino que fue discernido en medio de los signos de los tiempos. Este encuentro ‘cuerpo a cuerpo’, fundamenta también la dimensión social del Evangelio. Esta dimensión nos irá ayudando a superar la ‘psicología de la tumba’ (EG 83), la cual “convierte a los cristianos en momias de museo” (EG 83), es decir, creyentes encerrados en viejas y egoístas estructuras. El llamado a la renovación misionera y a la conversión pastoral que propone Aparecida y que es asumida por Francisco en buena parte de su Exhortación Apostólica, exige de parte de los creyentes salir de sí mismos en busca de los rostros de las periferias, de los “no ciudadanos, los ciudadanos a media o los sobrantes urbanos” (EG 73). Debemos pues aprender a ser compañeros de camino, miembros de la Iglesia de salida. La Pastoral Juvenil como esperanza de la Iglesia de salida En este último apartado queremos exponer los planteamientos sobre la Pastoral Juvenil que Francisco presenta en Evangelii Gaudium. Los puntos que nos interesan rescatar son el 105 y el 106, ubicados en el apartado “Otros desafíos eclesiales”. Comienza el número 105 “La pastoral juvenil, tal como estábamos acostumbrados a desarrollarla, ha sufrido el embate de los cambios sociales. Los jóvenes, en las estructuras habituales, no suelen encontrar respuestas a sus inquietudes, necesidades, problemáticas y heridas”

Volvemos a ver el cambio de paradigma o de época que hemos venido comentando anteriormente. La Pastoral Juvenil no ha estado al margen de ellos. El tema de que los jóvenes no encuentran sus respuestas en las estructuras habituales lo podemos apreciar en las innumerables marchas y acciones de protesta que se han sucedido en los últimos tres años y antes en el llamado conflicto ‘pingüino’ y en las cuales muchos de nosotros hemos participado. Los jóvenes hemos experimen-

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“Los jóvenes hemos experimentado un descontento progresivo con las instituciones que nos representan y hemos aprendido a levantar la voz exigiendo cambios sociopolíticos y culturales”

tado un descontento progresivo con las instituciones que nos representan y hemos aprendido a levantar la voz exigiendo cambios sociopolíticos y culturales. Queremos más participación, más representatividad y más respeto por la dignidad de cada ciudadano. Continúa EG 105 “A los adultos nos cuesta escucharlos (a los jóvenes) con paciencia, comprender sus inquietudes o sus reclamos, y aprender a hablarles en el lenguaje que ellos comprenden. Por esa misma razón, las propuestas educativas no producen los frutos esperados” El tema del lenguaje con que evangelizamos tienden a caer en incomprensiones, ya sea por sus rebuscados términos o por aparecer como desencarnado de la cultura en la cual se expresa. Esta es una exigencia no menor en la revitalización de la misión. Cuando los misioneros nos lancemos a las calles, a las poblaciones, a las oficinas, a los colegios, Universidades, a las fábricas, y a todos los ambientes en los cuales nos desarrollamos, debemos presentar el Evangelio con un lenguaje comprensible y cercano a la experiencia de los creyentes y no creyentes. No podemos presentarnos desde la vereda de la lucha o del fundamentalismo, sino que debemos apostar por el diálogo y por el arte de escuchar y contemplar la acción de Dios en cada uno de sus hijos e hijas. Francisco también hace mención de los medios educativos que se presentan para lograr que los jóvenes podamos obtener aquellas respuestas por el sen-

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tido. Aquí me quisiera detener desde mi labor como profesor. El Papa distingue dos formas de educación, una que tranquiliza a los jóvenes haciendo de ellos “seres domesticados e inofensivos” (EG 60) y por otro lado una “educación que enseñe a pensar críticamente y que ofrezca un camino de maduración en valores” (EG 64). Aquí no puedo dejar de pensar en los planteamientos del pedagogo brasileño Paulo Freire que distinguió estos dos mismos tipos de educación a los cuales denominó bancaria y liberadora respectivamente. La II Conferencia del CELAM celebrada en Medellín, Colombia, el año 1968 y que se encargó de acercar los planteamientos del Concilio Vaticano II a la realidad latinoamericana, dedicó importantes números al tema de los dos tipos de educación. Invito a que se puedan leer estos puntos (apartado 4 del documento conclusivo – “Educación”) y reflexionar también cómo la labor docente y catequética debe ir en beneficio de los jóvenes de la manera de obtener los frutos que sí permitirán contribuir a la mejora progresiva de nuestras sociedades. Francisco continúa en su planteamiento sobre la Pastoral Juvenil sosteniendo lo siguiente “La proliferación y crecimiento de asociaciones y movimientos predominantemente juveniles pueden interpretarse como una acción del Espíritu que abre caminos nuevos acordes a sus expectativas y búsquedas de espiritualidad profunda y de un sentido de pertenencia más concreto. Se hace necesario, sin embargo, ahondar en la participación de éstos en la pastoral de conjunto de la Iglesia”. El tema de las nuevas comunidades de vida juvenil ya sean eclesiales o no, constituyen una oportunidad para los que hemos hecho la opción por el trabajo con niños y jóvenes. Como personas, tendemos a unirnos a otros que tienen nuestros mismos intereses y con los que compartimos un código común o unas mismas expectativas de presente y futuro. Hay sí una dimensión que hemos de ir superando constantemente, me refiero al paso de “la masa” al del “pueblo”. La masa se deja arrastrar por fuerzas que coaccionan sus decisiones, en cambio el pueblo tiene una identidad común. En esto, pensemos en lo que bellamente expresó el Vaticano II en la Constitución Dogmática Lumen Gentium sobre el Misterio de la Iglesia: “La condición de este pueblo (del Pueblo de Dios) es la dignidad y la libertad de los hijos de Dios, en cuyos corazones habita el Espíritu Santo como en un templo. Tiene por ley el nuevo mandato de amar como el mismo Cristo nos amó a nosotros (cf. Jn 13,34)” (LG 9). Frente a esto, se nos

presenta el desafío de acrecentar el sentido de pertenencia a la Iglesia, el cual está unido indisolublemente con la relación que tenemos con el otro. Finalmente pasamos al número 106 de Evangelii Gaudium “Cabe reconocer que, en el contexto actual de crisis del compromiso y de los lazos comunitarios, son muchos los jóvenes que se solidarizan ante los males del mundo y se enmarcan en diversas formas de militancia y voluntariado. Algunos participan en la vida de la Iglesia, integran grupos de servicio y diversas iniciativas misioneras en sus propias diócesis o en otros lugares. ¡Qué bueno que los jóvenes sean callejeros de la fe, felices de llevar a Jesucristo a cada esquina, a cada plaza, a cada rincón de la tierra” Las últimas palabras de Francisco sobre la Pastoral Juvenil son profundamente proféticas y provocativas. Sabemos que la sociedad actual vive el individualismo representado en la ‘crisis del compromiso de los lazos comunitarios’. Es una piedra en el camino de la evangelización. Pero los que se saben discípulos misioneros deben ser capaces de sobrepasarla desde el Evangelio y desde la praxis evangelizadora de Jesús que apuesta por lo comunitario. Y como por la fe sabemos que su Espíritu sigue actuando en medio de nuestras historias, comprendemos que aquellos que se solidarizan y que nos solidarizamos con los demás siendo profetas, a veces decididos, a veces torpes, a veces temerosos, pero profetas al fin y al cabo, somos esa esperanza en esta Iglesia de salida. El llamado de Francisco es callejear la fe, es llevar a Jesucristo, primer callejero de la esperanza y del amor, a aquellos lugares en los cuales la esperanza falta sembrando el Evangelio de la alegría. A modo de conclusión Francisco nos está dando señales claras, sencillas pero potentes de lo que constituye esta nueva forma de vivir y de hacer Iglesia. Su propuesta, que es la propuesta de Jesús de Nazaret, es la de ser callejeros de la fe, ser una Iglesia de y en constante salida. La dinámica de la fe no se agota en la vivencia al interior del Templo material, sino que se juega y se valida en medio de las plazas, poblaciones y calles. La misión cristiana responde por tanto a la invitación provocativa y siempre nueva de Jesucristo que nos envió por todas las naciones a anunciar y a enseñar aquellos que Él mismo nos dejó como herencia y exigencia: El Reino de Dios. El Espíritu del Resucitado sigue hablando en el tiempo y en el espacio público ¡El que tenga oídos que oiga lo que el Espíritu está diciendo a las Iglesias” (Ap 2,11).

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> tema del mes

Con todo respeto, me gustaría hacer una aplicación libre de un conocido refrán al escrito del Papa Francisco Evangelii Gaudium: “dime con quién andas y te diré quién eres”. Este, como todos los refranes, tiene distintas lecturas. Una podría ser: ¿cuáles son los apoyos teológicos del Papa actual, con qué autores se siente cómodo, quiénes son sus referentes intelectuales?

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algunos les ha llamado la atención que el Papa, en su exhortación sobre la alegría del evangelio, cite con frecuencia a Tomás de Aquino. En los escritos de Benedicto XVI uno de los autores más citados era San Agustín. Francisco también cita a San Agustín alguna vez, pero no con la frecuencia con que se apoya en Tomás de Aquino. ¿Hay que ver ahí alguna intencionalidad especial? En su contexto cultural, la teología de Santo Tomás resultó innovadora. El santo dominico buscó un diálogo con la cultura y se abrió a las propuestas más nuevas de la filosofía, la biología y la cosmología de entonces. Para Santo Tomás todas las opiniones merecían ser escuchadas con atención, porque en todas era posible encontrar algo bueno. Y lo bueno y verdadero, lo diga quien lo diga, siempre procede del Espíritu Santo.

CON QUIÉN ANDA EL PAPA FRANCISCO Hemos pedido a un experto teólogo que nos adentre en los entresijos teológicos de la exhortación Evangelii Gaudium. A primera vista puede resultar un ejercicio caprichoso y poco significativo, pero todos cuando hablamos y escribimos lo hacemos desde un posicionamiento, unas ideas labradas y consensuadas interiormente y que son los motores internos de nuestra acción. Más allá del texto de la exhortación, en la que nos hemos adentrado brevemente en el artículo anterior, hemos querido dejar constancia de los pilares de pensamiento desde donde nos habla y nos provoca el Papa Francisco. Sin duda estas páginas nos darán claves para fundamentar nuestras propuestas de Pastoral con jóvenes. por Martín Gelabert Ballester, O.P.

Las citas de Tomás de Aquino seleccionadas por el Papa son significativas. Quizás quiere resaltar que algunas de sus propuestas más llamativas y sorprendentes cuentan con el apoyo teológico de uno de los autores más apreciados por la Iglesia. Uno de los principios teológicos más explotados por el Papa, que de alguna manera prolonga a Tomás de Aquino, es el de la “jerarquía de verdades”. El Concilio Vaticano II empleó este criterio para avanzar en el terreno del ecumenismo. Esto significa que los enunciados de la fe son teológicamente correctos y legítimos sólo cuando se entienden, no en función de sí mismos, sino en relación con el misterio de Cristo. El Papa, tras recordar explícitamente este principio del Vaticano II, hace una aplicación interesante: concentrarnos en las convicciones que nos unen. Esto vale para todo tipo de diálogo y más en nuestras escuelas en las que cada vez se encuentran chicas y chicos que provienen de distintas culturas y hasta de distintas religiones. Debemos invitarles a ir a lo esencial en todos los terrenos de la vida, porque eso es lo que nos une. Si profundizamos en lo que nos separa, nos alejamos cada vez más. Si buscamos lo que nos une, nos acercamos unos a otros. Si vamos a lo esencial, resultamos atractivos. Si nos quedamos en lo secundario o accesorio, probablemente no resultaremos atractivos, porque lo secundario, incluso aunque sea muy importante, solo se entiende y se acepta en el contexto de lo fundamental. Apoyándose en varios textos de Tomás de Aquino, el Papa Francisco aplica este principio de la “jerarquía” al terreno de la moral (nº 37 de Evangelii Gaudium). El criterio de toda la moral es el amor. Por eso, lo que más agrada a Dios no son los sacrificios, sino la misericordia con el prójimo. La moral católica no debería presentarse como una lista de prohibiciones, sino como una búsqueda del bien

Si vamos a lo esencial, resultamos atractivos. Si nos quedamos en lo secundario o accesorio, probablemente no resultaremos atractivos, porque lo secundario, incluso aunque sea muy importante, solo se entiende y se acepta en el contexto de lo fundamental.

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del prójimo. Cierto, el bien, a veces, resulta costoso y exige algunas renuncias. Todo lo que vale, cuesta. Pero si comenzamos por anunciar las renuncias y las exigencias que comporta el ser cristiano, podemos resultar repelentes. Si destacamos la meta a la que conduce el Evangelio, que no es otra que la propia felicitad y el bien de nuestros hermanos, entonces despertaremos el interés del oyente. Y cuando hemos logrado despertar el interés, es posible aceptar que la felicidad es exigente y supone esfuerzo y disciplina. Tras servir de apoyo para las cuestiones morales, Tomás de Aquino sirve de apoyo para las doctrinales (EG, 40). El santo remarcaba que la bondad divina (y en general, toda la realidad divina) no puede representarse con una sola imagen. De ahí deduce el Papa la necesidad de tener en cuenta distintas líneas de pensamiento teológico y pastoral. Una sola línea nunca puede pretender agotar todo lo que se puede y debe decir de Dios. Dios es más rico que cualquier expresión doctrinal y cualquier práctica pastoral. Dice Francisco: “a quienes sueñan con una doctrina monolítica defendida por todos sin matices”, el contar con distintas líneas de pensamiento “puede parecerles una imperfecta dispersión. Pero la realidad es que esa variedad ayuda a que se manifiesten y desarrollen mejor los diversos aspectos de la inagotable riqueza del Evangelio”. Y tras varias citas de Santo Tomás, concluye: “necesitamos escucharnos unos a otros y complementarnos en nuestra captación parcial de la realidad y del Evangelio”. En el número 242 de EG encontramos uno de los grandes principios tomistas: “la luz de la razón y la de la fe provienen ambas de Dios, y no pueden contradecirse entre sí”. Santo Tomás fue hasta tal punto coherente con este principio que llegó a decir que cuando hay contradicción aparente entre lo que dice la Biblia sobre la creación y lo que dice la ciencia, es porque interpretamos mal la Biblia. En este sentido, la ciencia puede ayudarnos a entender mejor los textos de la Escritura y a expresar mejor nuestra fe. Dios es el autor de la inteligencia del hombre y también habla a través de ella. Esto, en la escuela de inspiración católica, tiene una importancia grande de cara a la mutua relación y complementariedad de la asignatura de religión con el resto de las materias. La razón y la fe son las dos alas que Dios ha dado al ser humano para que pueda volar. Si falla una de esas alas el vuelo deja de ser armonioso. Esta relación entre razón y fe debe prolongarse en el necesario diálogo entre ciencia y teología; o entre evangelio y cultura. Y, de forma más global, en la armonía entre lo cristiano y lo humano. Lejos de oponerse, humano y cristiano, gracia y libertad, acción de Dios y acción del hombre, caminan en la misma dirección.

Y cuando surgen tensiones entre humano y cristiano es porque algo va mal en alguna de estas dos dimensiones del único ser humano. “Toda la sociedad, dice el Papa, puede verse enriquecida gracias a este diálogo (entre fe y razón) que abre nuevos horizontes al pensamiento y amplía las posibilidades de la razón”. Al tratar de la opción por los pobres como categoría teológica, el Papa vuelve a apoyarse en Tomás de Aquino (EG, 199). Nuestro compromiso con los pobres no consiste exclusivamente en programas de promoción o asistencia. Hay que acercarse personalmente al otro, prestar atención a su persona y no solo a sus necesidades. Se trata de una atención amante. Y ahí es donde viene bien recordar que, cuando Tomás disertaba teológicamente sobre el amor insistía en la necesidad de considerar al otro como otro yo; y en la necesidad de valorarlo por lo que es y no por su utilidad. El auténtico amor es “gratuito”, a imitación del amor de Dios hacia todos nosotros; un amor que es un desborde de “gracia”: se trata de un amor que no busca el propio interés, porque todo el interés del amor es buscar el bien del amado. Acabo con un último ejemplo. En el número 150 se cita un famoso dicho de Santo Tomás: “comunicar a otros lo que uno ha contemplado”. El Papa hace una aplicación directa a la predicación, que vale para toda la pastoral, incluida por supuesto la pastoral juvenil. Y, ya puestos, vale también para todo tipo de enseñanza y de educación. Hoy los jóvenes necesitan modelos con los que identificarse. No bastan las palabras, si no están avaladas por la vida. Muchas veces, en la educación religiosa y en la educación en valores, fracasamos porque nuestro discurso queda desmentido con nuestros hechos y nuestra vida. Mientras hablamos de generosidad y entrega, vivimos egoístamente y nos aprovechamos de los demás. Y los jóvenes hacen más caso de lo que ven en nosotros que de los que les decimos. La cita de Santo Tomás merece, por parte del Papa, esta reflexión: “antes de preparar concretamente lo que uno va a decir en la predicación (o en la catequesis), primero tiene que aceptar ser herido por esa Palabra… Esto tiene un valor pastoral. También en esta época la gente prefiere escuchar a los testigos: tiene sed de autenticidad. Exige a los evangelizadores que le hablen de un Dios a quien ellos conocen y tratan familiarmente como si lo estuvieran viendo”. Si los que tenemos una responsabilidad pastoral no nos hemos preparado bien por medio del estudio, no hemos acogido la palabra en el diálogo de la oración, en suma, si antes no nos hemos dejado convertir previamente por esta Palabra, difícilmente podremos transmitirla de forma creíble. Seremos como campanas huecas, que solo hacen ruido, pero no transforman el corazón.

> tema del mes

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Algunos comienzan a hablar del Papa Francisco como oportunista, populista o excesivamente espontáneo. Ya hemos visto que tras sus palabras hay intenciones claras y fundamentos sólidos. En este sencillo acercamiento a unas palabras expresadas hace más un año y medio en Brasil con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, pretendemos poner de manifiesto que el Papa habla con sentido hasta cuando parece que improvisa. Lo que hace el autor una afirmación lo podríamos aplicar a la mayoría de sus “espontáneas palabras” de discursos, Ángelus, ruedas de prensa,…

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ucedió en el encuentro con los jóvenes argentinos que participaban en la JMJ de Río el mes de julio de 2013. Con un estilo espontáneo, el discurso de Francisco estuvo plagado de expresiones que llamaron la atención sobre situaciones reconocidas que aglutinan un sentir generalizado. Fue en ese encuentro cuando habló de “una civilización mundial que se pasó de rosca”

¿Se trata simplemente de una expresión provocadora o un titular fácil? ¿Es un slogan que busca conectar con una sensibilidad juvenil cuyo interés se pretende captar? El debate ya se está dando y algunos, quizá desconcertados e incómodos con este nuevo estilo, hablan de populismo. Para los que están familiarizados con la espiritualidad ignaciana les resultará fácil identificar en sus palabras una visión que responde a la experiencia de los Ejercicios Espirituales. Y ciertamente, detrás de sus palabras no hay populismo. En esta experiencia espiritual, configurada desde los Ejercicios, la contemplación como oración fundamental no es sólo una forma de orar sino también una forma de percibir, situarse y aproximarse a la realidad. Los Ejercicios Espirituales de san Ignacio proponen en sus distintas contemplaciones realizar los llamados «preámbulos»: «traer la historia», «composición viendo el lugar» y «petición». Lo que pretenden los preámbulos de la contemplación ignaciana es situar al orante ante la historia que va a contemplar y situarle objetiva, atenta, activa e implicadamente. Desde esta perspectiva nos acercaremos a aquellas palabras que Francisco compartió con los jóvenes argentinos. por ignacio dinnbier sj Director del Centro Arrupe (Valencia) @ignaciosj

Traer la historia que se ha de contemplar En este primer preámbulo se trata de hacer presente la historia que se va a contemplar con la máxima precisión y fidelidad posible. «Traer la historia» es hacer memoria del contexto y el proceso que hay detrás de la situación que se vive o

contempla. Contexto y proceso son, por tanto, dos elementos esenciales a toda historia que deben ser consideraros. ¿Cuál es la historia que propuso Francisco a los jóvenes argentinos? La de una “civilización mundial que se pasó de rosca, porque es tal el culto que ha hecho al dios dinero que estamos presenciando una filosofía y una praxis de exclusión de los dos polos de la vida que son las promesas de los pueblos.” El contexto de esta historia es el de una “civilización mundial” porque nuestra conciencia ya es global y sabemos que nada ni nadie puede sustraerse de ese complejo entramado que configura y afecta cada historia particular. Por tanto, todos somos sujetos pacientes de esta civilización pero no es lo mismo ser sujetos pacientes que sujetos pasivos. Esto es ante lo que reaccionará Francisco, empleando un lenguaje provocador: en este contexto debemos ser sujetos activos. Junto al contexto, nos encontramos con los procesos que genera esta civilización mundial y que Francisco no duda de calificar de exclusión. Frente al discurso que pretende maquillar dicha exclusión, es necesaria la reacción que saca del aletargamiento y aturdimiento en el que hemos podido sucumbir. La pasividad es inaceptable, la queja insuficiente. Su llamamiento no dejará lugar a dudas: hay que salir, hay que hacerse valer. La composición viendo el lugar La «composición viendo el lugar» es el segundo preámbulo de las contemplaciones ignacianas. Se trata de caer en la cuenta del conjunto de los escenarios en los que transcurre la historia que se ha de contemplar. Si el primer preámbulo nos llamaba al rigor y exactitud, el segundo es una llamada a la atención, porque los detalles son importantes, no son banales. Estamos hablando no de una mirada ligera, superficial, rápida, si no de un auténtico contemplar: ese mirar que nos permite llegar al fondo de las cosas, que nos permite alcanzar el “conocimiento interno” de la historia que vamos a contemplar. Esa mirada contemplativa nos saca de la globalización de la superficialidad en la que nos vemos inmersos al ser una mirada penetrante que atraviesa los discursos ideológicos, supera el nivel de los posicionamientos viscerales y evita dar por válidas las respuestas manipuladas por los grupos de interés. Francisco propone dos escenarios de exclusión. En primer lugar el escenario de los ancianos:

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No es populismo. Es mirada contemplativa sobre la realidad que permite desentrañar lo que hay más allá de las apariencias y las evidencias. ¿Acaso no era esta la mirada de Jesús sobre la realidad? “Exclusión de los ancianos, por supuesto, porque uno podría pensar que podría haber una especie de eutanasia escondida es decir, no se cuida a los ancianos pero también está una eutanasia cultural. No se los deja hablar, no se los deja actuar”. El otro escenario es el de los jóvenes: ”Exclusión de los jóvenes, el porcentaje que hay de jóvenes sin trabajo y sin empleo es muy alto y es una generación que no tiene la experiencia de la dignidad ganada por el trabajo, o sea esta civilización nos ha llevado a excluir dos puntas que son el futuro nuestro.” Componer el lugar de estos escenarios es mucho más que una representación imaginativa de los mismos o, en el peor de los casos, una fabulación inconsistente. Componer el lugar tiene como fundamento la historia que consideramos en el primer preámbulo y que ahora nos lleva a identificar el entramado que lo teje. Son rostros concretos, son situaciones reales, son consecuencias palpables. Pero también son poderes que legislan y justificaciones que se esgrimen; son consecuencias sociales e impactos personales; son intereses perversos y esperanzas que no se doblegan… y todo tiene nombre y apellidos. La mirada contemplativa de la realidad se hace penetrante, incisiva y va despertando una forma de situarse que acabará en una toma de postura, en un posicionamiento propio ante la historia que se contempla: “Entonces los jóvenes tiene que salir, tienen que hacerse valer, los jóvenes tienen que salir a luchar por los valores, a luchar por esos valores, y los viejos abran la boca, los ancianos abran la boca y enséñennos, transmítannos la sabiduría de los pueblos.”

> el bien

haya cobijo en la bellezA

Traemos de nuevo a nuestra revista otra propuesta de diálogo fearte. El autor, que va desgranando elementos de la realidad artística que nos sorprenden a los meros espectadores, quiere conducirnos, no sin esfuerzo por nuestra parte, al descubrimiento de aspectos que en muchas ocasiones quedan velados y escondidos. Es una propuesta para leer despacio a la vez que se contemplan los cuadros y las imágenes. No es una propuesta para la pastoral directa, sino un alimento para el pastoralista, para aquel que acompaña a jóvenes cuya realidad estética y capacidad contemplativa queda tantas veces sofocadas por el ritmo, el estilo de vida práctica y la casi ausencia de momentos para el silencio y la contemplación.

INMACULADA CONCEPCIÓN “DE OVALLE” Doménikos Theotokópoulos, llamado “El Greco”

1608 - 1613 Óleo sobre lienzo 347 X 174 cm Toledo, Hospital-Museo de Santa Cruz Nº inventario del Museo: 1277 Existe una réplica reducida (108 x 58 cm) en la Colección Selas-Fogalde

La petición Finalmente, la «petición» que se propone en los Ejercicios Espirituales será siempre una petición de «conocimiento interno»: contemplamos para conocer en profundidad, con un conocimiento que nos lleve hasta lo interior, hasta el fondo de lo que contemplamos, y con un conocimiento que nos llegue también a nosotros mismos hasta lo interior. Sólo desde ese conocimiento interno dejamos de ser sujetos pasivos y objeto de manipulación. Sólo desde este tipo de conocimiento nos convertimos en sujetos activos, en medio de una historia de exclusión, que reaccionan, proponen, se movilizan, se comprometen con un criterio propio y, por tanto, con capacidad de elección. No es populismo. Es mirada contemplativa sobre la realidad que permite desentrañar lo que hay más allá de las apariencias y las evidencias. ¿Acaso no era esta la mirada de Jesús sobre la realidad? ¿Acaso no fue justamente ese modo de mirar lo que le permitió reconocer que “el Reino de Dios está ya en medio de nosotros”?

Para la lectura de este artículo, su autor nos recomienda disfrutarla al estilo veneciano y propone dos obras de Antonio Vivaldi, el Magnificat, RV 610 (611) o la Nulla in mundo pax sincera, RV 630

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Doménikos Theotokópoulos (*1541 , †1614)

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Puedes echarle un vistazo a su atículo sobre “El buen ladrón” de Eduardo Chillida que tienes a tu disposición en www.revistadepastoraljuvenil.es

ucho se alaba y comenta hoy de uno de los pintores más extraordinarios que han trabajado en nuestro suelo, y cuya influencia en el arte moderno es inmensa. No siempre fue así. Tras su muerte, el 7 de abril de 1614, un manto de incomprensión y silencio se extendió sobre su obra y persona en la tierra que lo acogió. Citemos el llamado “Vasari español”, El Parnaso español, pintoresco y laureado (1723 ca), de Antonio Palomino, obra donde se acuñó el tópico con el que se le valoró hasta bien entrado el siglo XIX: “[El Greco] lo que hizo bien, ninguno lo hizo mejor; y lo que hizo mal, ninguno lo hizo peor.” El desdén del cretense por el dibujo y el uso académico de la perspectiva, su estilo tildado de caprichoso y extravagente, la apariencia astigmática y descoyuntada de las figuras, el empleo desabrido del color o la profusión de sombras, enervaba a los expertos y desorientaba al resto. Aunque no probablemente a las buenas gentes de Toledo, su ciudad, que cuidaron de sus obras con devoción y nos las han conservado. Fuera de España, el Greco no fue conocido hasta ser redescubierto en el Romanticismo. Théophile Gautier fue el primero en ponderar la locura grequiana, abriendo el interés al otro lado de los Pirineos por su obra. Delacroix, Millet, Manet iniciarán la lista de pintores que se van a sentir fascinados por su colorismo, sus yuxtaposiciones representativas, su perspectiva múltiple y su distancia con el naturalismo. Doménikos Theotokópulos y su evolución como artista son de conocimiento reciente. El primer estudio serio sobre su obra, el de M.B. Cossío, apenas tiene un siglo. Desde entonces se ha indagado con rigor en sus largos años de formación, pues Il Greco se estableció en Toledo con 36 años. Hoy sabemos de su estancia veneciana y su aprendizaje de Tiziano, Tintoretto, Veronese y Bassano, de su fugaz paso por la Roma en la que reinaba Miguel Ángel después de muerto. Y somos conscientes de su formación como iconógrafo de la escuela cretense y del bizantinismo mediterráneo que fertiliza su obra. Desde entonces, una variedad de interpretaciones acompaña a su figura. Hay quienes creen en el Greco humanista, otros en el bizantino e incluso cripto-ortodoxo. Se le ha relacionado con el misticismo español del siglo XVI y con el catolicismo en desacuerdo con la Contrarreforma. Algo hay de todo ello en la obra del artista, quien, no obstante, resulta incalificable. Y, aunque sólo sea por eso, merecedor en sus obras de contemplación pausada. Hemos escogido como excusa para conocer al famosísimo griego de Toledo el asomarnos a su biblioteca. Estamos convencidos que podremos entender cómo es nítidamente deudor de la teología de los Padres Orientales. Aplicaremos los resultados de la indagación a una obra; esa que, a juicio del profesor Álvarez Lopera, autor del catálogo de referencia de sus pinturas, es su “testamento estético”, concluida pocos meses antes de su fallecimiento: una Inmaculada Concepción encargada para la capilla que Dª Isabel de Ovalle mandase erigir en la Iglesia de San Vicente Mártir. Para los que quieran saber más, una lectura nos parece imprescindible, el recién reeditado El Greco y Toledo, último libro salido de la pluma de ese gran humanista cristiano y español grequista que fue D. Gregorio Marañón, a quien el que suscribe profesa, como también al pintor de Candia, una indisimulada admiración de aprendiz.

> el autor JUAN-SAUNIER ORTIZ es profesor de religión, plástica y matemáticas de un colegio de Madrid. Puedes contactar

con él a través de su correo [email protected]

GRAN FILÓSOFO DE AGUDOS DICHOS Sendos inventarios presentados por Jorge Manuel nos hacen saber que su padre, El Greco, poseía al morir 129 libros, escritos en griego, latín, italiano y español. Una biblioteca grande para la época, que abarcaba temas diversos: arte, arquitectura, filosofía, medicina, historia, autores clásicos y religión. De esta última se enumeran el Nuevo y Viejo Testamentos en 5 tomos, los Decretos y Cánones del Concilio Tridentino, el Flos Sanctorum de Alonso de Villegas (donde se escribe la vida de la Virgen y de los santos antiguos) o una Historia Pontifical. Nada raro, tratándose de un hombre que trabajó por encargo en plena Contrarreforma, sujetándose a los requerimientos de los patronos que le encargaban las obras —obispos, órdenes y cabildos en general— y a los mandatos de Trento, que exigían para las obras religiosas decoro, precisión y claro sometimiento al dogma católico. Sin embargo, el estilo utilizado para estimular la fe de los creyentes y fomentar en ellos las buenas acciones en estas obras destinadas a los espacios de culto quedaba a criterio del artista. No hay traza alguna de que el Greco poseyera algún texto significativo de la teología occidental o de la mística española. Que no tuviera libros de teología católica era innecesario; recordemos que con los decretos del Concilio se elaboró un Catecismo de Trento, compendio suficiente para sus fines. Pero que no poseyese tomo alguno de los maestros espirituales de su época resulta, en principio, chocante. Las obras de Santa Teresa, Fray Luis de León, San Juan de la Cruz y San Juan de Ávila ya circulaban. En Toledo vivían en la época gran número de clérigos, había numerosos monasterios de todas las órdenes religiosas y abundaban las cofradías de fieles. La ciudad era un crisol de reformas: sus imprentas editaban numerosos opúsculos sobre vida interior y había distintos círculos de personas que abogaban por un cambio en la vida espiritual, incluida una célula erasmista. Contaban entre sus miembros con destacados prohombres y damas. Se sabe que el Greco tuvo relación con estos grupos, que le unieron fuertes lazos sea de amistad o de patrocinio con personas que apoyaron a Santa Teresa, a San Juan de la Cruz, a Fray Luis de León o al arzobispo Carranza, como su patrono Diego de Castilla, el cardenal Quiroga o diversas personas de los Mendoza. Es probable que el Greco optase por la prudencia en cuanto a la posesión de obras de los místicos reformadores o de Erasmo, dadas las circunstancias de la época: Fray Luis y San Juan de la Cruz habían visitado las cárceles de la Inquisición, Santa Teresa había padecido no pocas contrariedades, y el arzobispo Carranza había sido depuesto y encarcelado bajo la acusación de erasmista. Las obras de Erasmo estaban, por supuesto, en el Índice de Libros Prohibidos, una novedad promovida por el Concilio de Trento en 1564. Tratándose de un extranjero oriundo de una isla greco-ortodoxa, proviniendo de Italia, y muy relacionado con algunos conocidos conversos del judaísmo, como por ejemplo su mismísimo casero, el marqués de Villena, cualquier precaución era poca. Además, siempre podría haber pedido a sus amigos más poderosos que le proporcionasen aquellos textos para leer “menos convenientes”. El Greco siempre se cuidó de afirmar que era católico y de vivir como tal, como lo atestiguan diferentes datos. Así, el que contratara su enterramiento en el convento cisterciense de Santo Domingo el Antiguo, para el que diseñó el altar y el retablo, con un tema que hacía alusión tanto a su nombre —Theotokópoulos significa “de la Madre de Dios”— como a la intercesión que imploraba para la vida eterna: la de la mismísima Virgen María que da a conocer a su Hijo a los pastores. O esta frase

Adoración de los pastores

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manuscrita en el deficiente español que llegó a usar, que encabeza su testamento: «…creo y confieso todo aquello que cree y confiesa la Santa Madre Iglesia de roma y en el misterio de la santísima trenidad en cuya fe y crehenzia protesto bibir y morir como bueno fiel y católico cristiano.» En la biblioteca del Greco había volúmenes de clásicos griegos y latinos. No había ni uno de Platón o de filósofos neoplatónicos, pero sí en cambio dos tratados aristotélicos: Política y Física. Hay un volumen de la Consolación de la Filosofía de Boecio, así como obras de Plutarco (Vidas Paralelas y Moralia), de Hipócrates, Jenofonte, Homero (Ilíada), Flavio Arriano, Apiano, Flavio Josefo (Guerra de los Judíos) y Cornelio Tácito (Anales). La inclinación histórica y moralizadora de su biblioteca es clara, y nos hace ver que fue una persona culta pero no seguidora de las corrientes platonizantes de su época. De sus contemporáneos, aparte de los excelentes tratados de arte de Vitrubio, Lomazzo, Vignola, Serlio, Alberti y Palladio, poseía un ejemplar de El Cortesano, de Baldasarre Castiglione, y textos de Petrarca, Ariosto, Tasso y otros autores.

La dormición de la Virgen

El «gran filósofo de agudos dichos», como le definió Francisco Pacheco, bebía en otras fuentes. Su interés por la espiritualidad y por la fundamentación filosófica del arte lo demuestra no sólo el elenco de intelectuales que frecuentó y que le protegieron, muchos involucrados en la reforma de la vida católica española, sino también por la presencia en los inventarios de su biblioteca de textos religiosos de tradición eminentemente oriental, como las Obras de San Justino Mártir, las Constituciones de los Santos Apóstoles, las Oraciones de San Juan Crisóstomo, las Homilías y Discursos Éticos de San Basilio Magno, la Celeste Jerarquía del Pseudo Dionisio, y el tratado De Ánima de Filópono. No hemos de olvidar, por otra parte, que su formación y actividad inicial fue como iconógrafo antes de llegar a Venecia en 1567. Allí aprendería a buen seguro, y veremos que no se le olvidó, esta máxima de San Juan Damasceno, el gran defensor oriental del valor teológico de las imágenes: «Cuando lo invisible deviene visible en la carne, pintas la semejanza de lo invisible. Cuando aquello que no tiene cantidad ni medida ni dimensión por la eminencia de su naturaleza, cuando Aquél que es en la forma de Dios toma la forma de un esclavo y con esta reducción asume la cantidad, la medida y los caracteres del cuerpo, entonces pintas sobre tu tabla y propones para la contemplación a Aquél que ha aceptado ser visto.» (Defensa de los iconos I) Doménikos Theotokópoulos fue, efectivamente, il Greco (apelativo que recibió en Italia), como vamos a ver, no por los temas que representó, que le fueron encargados en su mayoría y en los que debía guardar ciertas formalidades, y tampoco por la elección de elementos propios de las propuestas reformadoras en el campo de la espiritualidad, aunque dejara trazas de ellos en ocasiones, sino por la respuesta específica que dio a los rasgos propios de la pintura: la composición, las formas, la luz y el color. COMPOSICIÓN, FORMAS, LUZ Y COLOR PARA LA ELEVACIÓN A DIOS Existe una anotación manuscrita del Greco, hallada en el margen del ejemplar que poseía de la Vida de los más excelente arquitectos, escultores y pintores italianos de Giorgio Vasari, que da qué pensar. «Si [Vasari] supiera verdaderamente lo que es aquella manera griega de la que habla, de otra suerte la trataría en lo que dice, digo que comparándola con lo que hizo Giotto, ésta es simple en comparación de aquella, por lo que la manera griega enseña de dificultades ingeniosas.»

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Sabido es que la pintura occidental ya estaba adelantando a la oriental en la época de Giotto en la representación naturalística de la realidad gracias a sus avances en el estudio de la perspectiva y la composición, resultado de un distinto planteamiento acerca del significado de la imagen. El Greco, que había aprendido con los venecianos, lo sabía. Y, sin embargo, osó escribir la frase, muestra de que la manera griega de la que habla era algo muy distinto de la simple manera técnica de pintar. ¿Qué quería decir? Composición y perspectiva elevantes. El pintor rechazaba de forma radical la validez artística de las matemáticas, sobre la que se basaban los criterios académicos de proporcionalidad propios del manierismo contemporáneo. Se oponía abiertamente a todo tipo de fórmulas correctoras de estilo arquitectónico y a las distorsiones visuales que se proponían a la percepción del espectador, que sólo podían tener sentido de estar fija la mirada ante el objeto corregido. Para él, la movilidad de quien contemplaba una obra era una condición no sólo lógica, en cuanto es la forma habitual de percibir una imagen, sino conveniente: «con el moverse de la vista se consigue variedad y ornamento», dijo. Ubicación del lienzo en la Capila Ovelle antes de su traslado al Museo de Santa Cruz

Sin embargo, el principal motivo por el que muchas de sus composiciones, entre ellas la Inmaculada “de Ovalle”, son contrapicados completos o parciales, con una disposición recurrente de los personajes en forma cóncava y dispuestas según una línea visual que asciende serpenteando (que es lo que hace el incienso al elevarse) es otra. El Greco desea que el espectador se eleve en contemplación hacia Dios junto con los personajes representados. O entienda, como en el caso de la Inmaculada, que la purísima vía descendente de la Luz Divina que lleva a María a la Tierra es la que queda abierta para que el hombre ascienda mentalmente a Dios y goce aquí de Su presencia. Dios mismo es quien con su Luz permite al hombre llegar a Él con la contemplación en oración silenciosa o en la liturgia. En el caso concreto de la Inmaculada “de Ovalle”, la ubicación original de la obra tendía a acentuar esta propuesta de elevación. La capilla medía 2,65 (l) x 3,20 (a) x 6,00 m (h), con el lienzo sobreelevado al fondo, permitiendo a quien allí entrara a orar o a celebrar un movimiento acentuado de la mirada de abajo arriba, tanto de pie como de rodillas. La Virgen, sobre todo en esta posición, parecería estar siendo entregada como regalo preciosísimo al orante para que éste siguiera el camino inverso y se cumpliera lo que decía el Pseudo Dionisio: «En Dios el deseo amoroso se hace éxtasis» (De los Nombres Divinos IV,2). Formas y proporciones transfiguradas. Hay quien piensa que lo que mueve al Greco a romper con las reglas de la perspectiva y las proporciones académicas es un mayor naturalismo. Se remiten a esta otra glosa del pintor, esta vez en un lugar de los Diez Volúmenes de Arquitectura de Vitrubio: «La figura de un hombre bien proporcionado y hermoso no es la misma a caballo que a pie, bueno sería porque a caballo sube más alto que el nivel de nuestra vista… le andáramos cambiando las proporciones…; procúrese dar a las cosas la proporción perfecta y dejarse de superfluidades.» Este comentario, que podría entenderse de forma naturalista incluso en obras como San Martín y el mendigo, resulta increíble en otras, sobre todo posteriores, en el que la espiritualidad de lo representado se ha acentuado enormemente. El Greco maduro se desentiende de las proporciones de las figuras y de su relación con el espacio. Los santos, ángeles, la Virgen y Cristo mismo se alargan y estilizan, adquiriendo un aspecto más parecido a un huso o llama que a una real figura humana, los bienaventurados rejuvenecen y sus sexos se difuminan al suavizarse los rasgos faciales, pues, como decía Gregorio de Nisa «la naturaleza divina es beata y no presenta distinción entre hombre y mujer» (La creación del hombre XXII). El toledano pintor echa mano de lo que aprendió como iconógrafo en Creta: allí le enseñaron que la proporción humana (1:11 en el canon bizantino) es menor que la angélica (1:14) —por ser el hombre «poco inferior a los ángeles» (Sal 8,6 / Hb 2,7)—, que nada puede igualar en dignidad a la Theotokos (y, por tanto en tamaño, como en la Inmaculada “de Ovalle”), y que los cuerpos de los santos se han aligerado de la materialidad por su renuncia al mundo, de ahí que los rostros de los iconos y las manos, únicos ele-

mentos carnales visibles, se pinten con rasgos muy esenciales y estilizados, como les suceden a muchos santos del Greco, e incluso al mismísimo crucificado. El Greco, que estudió en Venecia y no quiere abandonar la pintura “a la Occidental”, enriquece estos motivos no por razones estéticas, sino con estudiada función teologal. Las formas de sus figuras son flechas que apuntan al cielo, descoyuntándose las proporciones más allá de los cánones ortodoxos para que el movimiento ascensional se acentúe, y con él quede divinizada la temporalidad (pues según la Física de Aristóteles, el tiempo el «número del movimiento según el antes y el después», Física IV, 11, 219b), algo que las representaciones atemporales de la iconografía oriental nunca lograron representar. Los cuerpos bienaventurados de la Virgen y los ángeles tienen cabezas cuyo óvalo se invierte, algo que no sucede en la iconografía grecobizantina, como llamas de amor vivas que se consumen con buen olor. Llamas que se quedan fijadas en la forma y el movimiento de los cuerpos, retorcidos sarmientos que se consumen. Luz divina. En la Inmaculada “de Ovalle” hay unas rosas y unas azucenas a los pies de un cuadro sin espacio ni luz real. Es curioso que el único esbozo naturalista sea tan simbólico: la rosa mística, pura como una azucena, bendecida por Dios, es regalo para el hombre. Simbolismo doble, pues el Greco seguro que conocía los versos sanjuanistas:

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«Quedéme y olvidéme, el rostro recliné sobre el amado. Cesó todo, y dejéme, dejando mi ciudado entre las azucenas olvidado.» (Noche oscura, 36-40) De nuevo nos encontramos con la invitación a elevarse y reposarse en Dios, cuya presencia, como en muchísimas otras obras del Greco, está indicada pictóricamente por el uso de la luz. Oigamos de nuevo a San Juan de la Cruz, que atribuye las luces o llamas a la íntima comunicación de un alma con Él: «¡Oh lámparas de fuego en cuyos resplandores las profundas cavernas del sentido, que estaba oscuro y ciego, con extraños primores calor y luz dan junto a su querido!» (Llama de amor viva, 3)

Y ahora al Pseudo Dioniso, que llama fuego a la luz, representaciones ambas de Dios: «El fuego representa, por decirlo así, muchas propiedades de la Deidad. Está sensiblemente presente en todas las cosas. Lo penetra todo sin mancharse y continúa al mismo tiempo separado. Todo lo ilumina y permanece a la vez desconocido, pues no se le percibe más que a través de la materia donde opera. Es incontenible. […] Todo lo domina, y transforma en sí mismo cuanto alcanza. Se entrega a los que se le acercan. Renueva con su calor vivificante. Ilumina con su resplandor […] Dinámico, poderoso, invisible, presente en todo ser. Si no se le hace caso, parece que no existe. Pero cuando hay frotación, como si se le hiciera un ruego, sale en busca de algo.» (De la Jerarquía Celeste XIII, 329A-C) El Greco identifica a la Virgen y a los ángeles con cuerpos celestes que reflejan la luz «del sol que nace de lo alto para iluminar a los que viven en tinieblas» (Lc 1,78s). Este uso de la luz es empleado también por otros pintores occidentales. Pues la pintura religiosa, y la del Greco no es excepción, sabe que… «La mente no puede ser de ningún modo dirigida hacia la presentación espiritual y la contemplación de las cosas celestiales si no se sirve de la guía material que está a su alcance, interpretando las bellezas que ve como imágenes de la belleza oculta, el dulce incienso como símbolo de la dispensación espiritual, y las luces terrenas como representación de la iluminación inmaterial.» (Pseudo Dionisio, De

la Jerarquía Celeste I, 121D)

> PALABRA DE VIDA Por Fidel Oñoro, cjm

Colores nuevos para realidades nuevas. El colorido de las telas en las obras del Greco más espirituales es verdaderamente rico, tanto si lo contrastamos con el del habitualmente tenebroso fondo como si lo comparamos transversalmente, por ejemplo, con el de los vestidos de sus retratos. Rojos rubí, azules zafiro, amarillos ofir, verdes berilo o esmeralda, grises plateados, ocres áureos visten a personas con carnaciones cerúleas o azulinamente espectrales. A nueva luz, nuevos colores para representar la Novedad de la Transfiguración (como en los iconos bizantinos de la Fiesta, donde resplandecen muy coloridas las vestimentas de Pedro, Santiago y Juan como reflejo de la luz blanquísima del Señor). Colores nuevos en personas están disolviéndose en Dios, como «pábilos que humean» sin que Él los apague (Is 42,3). La riqueza del colorido tiene que ver, pues, con la transformación interior del Espíritu, como sucede en la iconografía oriental. Una transformación que se realiza por la consumición de la vida material en Dios, devuelta en forma de uno de los mil colores en los que se descompone el blanquísimo del resucitado. Se cumple así lo profetizado para los últimos tiempos: «Jerusalén con zafiros y esmeraldas será reedificada, con piedras preciosas sus muros, y con oro puro sus torrentes y sus almenas Y las plazas de Jerusalén serán pavimentadas de berilo y rubí y piedra de Ofir» (Tob 13,17s)

EL GRIEGO ESPAÑOL Retoma definitivamente el Greco en sus años de madurez la mejor tradición oriental, dando al manierismo aprendido de su época una profundidad única e irrepetible, y probando que es posible derribar el muro entre las pinturas oriental y occidental. El uso de los colores vivos, unidos a la progresiva bidimensionalidad de las figuras, a los acusados contrastes entre luz y oscuridad en proporciones no realistas y a un planteamiento compositivo no naturalista, indica un fin expresivo teologal y contemplativo de la representación pictórica, no descriptivo, como en la iconografía griega. Como en la mística española, el mejor logro del arte religioso del Greco encuentra su fin y centro en la noche, no en el dogma. En sus escenas bíblicas, en especial en las de los misterios más importantes de la fe, el tema está en el rostro y en la luz. La exaltación barroca de los elementos externos se diluye en un vacío cubierto de tinieblas, como en la Inmaculada “de Ovalle”. Pero en el corazón de esta noche «una luz brilla en las tinieblas» (Jn 1,5) y la disipa, haciéndola resplandecer en quienes la acogen como regalo de colores distintos, extraordinarios y únicos en los agraciados, sean ángeles, pastores o la Purísima.

“Te digo: Levántate” Pastoral juvenil como Discipulado misionero al servicio de la vida Lc 7, 11-17 Iniciamos con esta primera colaboración, una serie de propuestas bíblicas que alimenten y ayuden a la formación interior del acompañante/catequista de jóvenes. Es una propuesta para acoger, integrar e invitar a vivir el evangelio que vamos a proponer a nuestros jóvenes. En la línea de la EG que invita a ser primero experimentados en aquello que vamos a dar o de lo que vamos a hablar. En nuestra pastoral con jóvenes necesitamos estructuras, contenidos, procesos… pero todo puede quedar en agua de borrajas si no potenciamos y enriquecemos la dimensión experiencial del acompañante-catequista, posibilitando que aparezca más como testigo que como maestro. Posiblemente, la fuerza y la plausibilidad del Primer Anuncio entre las generaciones más jóvenes solo pueda darse desde el contagio. Esperamos que estas propuestas alimenten y ayuden a ello.

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de la ciudad. Al verla el Señor, tuvo compasión de ella, y le dijo: «No llores». 13

Introducción Y, acercándose, tocó el féretro. Los que lo llevaban se pararon, y él dijo: «Joven, a ti te digo: Levántate».

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Una imagen para comenzar El profeta Jeremías describió su vocación en estos términos: “Había en mi corazón algo así como un fuego ardiente, prendido en mis huesos, y aunque yo trabajaba por ahogarlo, no podía” (Jr 20, 9).

Pues bien, ese fuego que arde en el corazón es la Palabra. La vocación es esencialmente una experiencia de la Palabra de Dios. A propósito de la palabra como fuego, Jeremías nos regala una sugestiva comparación: “¿No es así mi palabra, como el fuego, y como un martillo golpea la peña?” (Jr 23, 29)

Un maestro de la escuela de Rabbí Ishmael que interpretaba así: “De la misma manera que ese martillo desprende muchas chispas, un solo pasaje de la Escritura da lugar a muchos significados”. ¡Esta es la riqueza de la Palabra! Vamos a tratar de captar en estos días algunas de esas chispas de la Palabra que brotan de la gran palabra que es el martillazo de la vocación. Lectio de Lucas 7, 11-17 Pongámonos en un primer lugar ante la persona de Jesús y la obra de su Evangelio. Es a él a quien seguimos, la misión de él la que realizamos, por tanto de él proviene el contenido y el método de nuestra pastoral. Como premisa, permítanme recalcar que la sencilla aproximación que haremos a esta página del Evangelio es ya, de por sí, un ejercicio de discipulado propiamente dicho, ya que los servidores del Señor aprendemos lo que tenemos que hacer contemplando y escuchando al Maestro. Con la lectura que vamos a realizar podremos comprender mejor lo que significa ser “Discípulos–Misioneros de Jesús al servicio de la vida” y revisar nuestros enfoques, actitudes y metodologías en la pastoral juvenil.

Los servidores del Señor aprendemos lo que tenemos que hacer contemplando y escuchando al Maestro

En la bellísima pagina de Lucas 7,11-17, vamos a descubrir la ruta que seguirá en los siguientes nueve encuentros que tendremos con la Palabra. Al hacer la lectura orante del texto, los invito para que vayamos con decisión a la fuente vivificadora de la Palabra de Dios y dejemos que sea Jesús quien inspire al 100% nuestra misión con los jóvenes que pone nuestro camino. Observemos con cuidado: ¿En qué contexto Jesús lo encuentra? ¿Qué hace con él? ¿Cuáles son sus actitudes? ¿Qué se genera a partir del encuentro del joven con Jesús? Comencemos, ahora sí, nuestra lectura de Lc 7, 11-17, el relato de la resurrección del Hijo de la viuda de Naím: “11 Y sucedió que a continuación se fue a una ciudad llamada Naím, e iban con él sus discípulos y una gran muchedumbre. 12 Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda, a la que acompañaba mucha gente

El muerto se incorporó y se puso a hablar, y él se lo dio a su madre. 15

El temor se apoderó de todos, y glorificaban a Dios, diciendo: «Un gran profeta se ha levantado entre nosotros», y «Dios ha visitado a su pueblo». 17 Y lo que se decía de él, se propagó por toda Judea y por toda la región circunvecina”. 16

una gran muchedumbre. 12 Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda, a la que acompañaba mucha gente de la ciudad” Para captar mejor la dinámica pastoral de Jesús con el joven hay que partir del contexto en el cual se sitúa. Comencemos la reconstrucción de la escena observando en estos versículos:  Los personajes  El escenario  La acción inicial 1.1. Los personajes En el versículo 11 aparecen ordenadamente tres personajes: (1) Jesús, (2) discípulos, quienes “iban con él”, es decir están en el ejercicio del seguimiento del Maestro; y (3) la muchedumbre, con la cual se indica una nube de gente admiradora, que se ha sentido atraída por los milagros y algunas enseñanzas de Jesús (los “fans” diríamos hoy) pero que no han dado el paso hacia el discipulado propiamente dicho.

Observemos que el relato tiene tres partes: (1) Lc 7,11-12: Lo que podemos llamar la circunstancia, es decir, los personajes, el lugar y un problema inicial que se plantea. (2) Lc 7,13-15: Se centra en la acción de Jesús, donde su intervención de cara al problema inicial provoca un cambio profundo, un giro de 180 grados. Las cosas no vuelven a quedar igual desde el momento en que Jesús realiza su obra en el joven. (3) Lc 7,16-17: Se describen las consecuencias de la obra de Jesús. El texto podría haber terminado con la resurrección de joven, sin embargo el evangelio quiere que entendamos que el estilo pastoral de Jesús no es el de realizar acciones puntuales sino el de generar procesos. En esta última parte el actor principal ya no es Jesús sino los discípulos, los cuales dan muestras de lo que es un auténtico discipulado que está en sintonía con la misión liberadora de Jesús. Descubramos algunos matices del texto siguiéndolo parte por parte. 1. La circunstancia (vv.11-12) “11 Y sucedió que a continuación se fue a una ciudad llamada Naím, e iban con él sus discípulos y

En el versículo 12 aparecen otros tres personajes: (1) un joven difunto que llevan a enterrar; (2) la madre del joven; y (3) una gran muchedumbre de la ciudad, la cual acompaña solidariamente a la madre doliente. Tenemos entonces 6 personajes, tres individuales (Jesús, Joven y Madre) y tres colectivos (discípulos, muchedumbre que acompaña a Jesús y muchedumbre que acompaña a la madre). Notamos que los personajes están simétricamente ordenados: Jesús preside una especie de marcha e igualmente también el féretro del joven. Podríamos hablar de dos procesiones: una procesión de la muerte (el funeral) y una procesión de la vida presidida por Jesús. Jesús convertirá la marcha funeraria en una procesión que entra de nuevo a la ciudad trayendo vida y esperanza. 1.2. El lugar Tenemos dos datos: “una ciudad llamada Naím” y la “puerta de la ciudad”. Naím está ubicada al norte de Palestina, en la región de Galilea, sobre la llanura de Esdrelón, al pie del monte Tabor. Los arqueólogos rescataron el lugar el siglo pasado y hoy pueden verse los fundamentos y trazos principales de esta pequeña ciudad, modelo de tantas otras visitadas por Jesús en esta región. La indicación “puerta” nos deja entender que se trata de una ciudad amurallada. Como sabemos, las ciudades orientales antiguas no tenían el diseño de nuestras actuales ciudades, en las cuales hay generalmente espacios

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públicos, como las plazas, dentro de ellas. Las plazas fueron creación de los griegos (el “ágora”) y de los romanos (el “foro”). Si bien el mundo grecorromano ya estaba presente en Galilea, éste no era el caso de Naím. El espacio público en las ciudades como Naím era la “puerta”, es decir, la boca del cinto amurallado. Allí estaba el mercado, la administración de la ciudad, el juez, se daban citas los enamorados, etc. El evento de la resurrección del joven tiene como trasfondo la ciudad y parece tenerse en vista la puerta de la misma. El escenario urbano no parece ser causal: aquí ocurrirá un acontecimiento del cual la ciudad entera, este complejo tejido urbano, será testigo. Y, anticipémoslo, también en beneficio de la ciudad, imagen de la sociedad, Jesús le dará vida al joven. 1.3. La acción inicial En la entrada de la ciudad se encuentran, más aún, se chocan las dos procesiones. La procesión de la muerte sale de la ciudad y la procesión de la vida entra en ella. No es difícil imaginar la situación. De la procesión de la muerte se conoce claramente el propósito: “sacaban a enterrar”. Una frase fuerte. Como era costumbre en el medio oriente antiguo (y lo mismo en otros lugares) los muertos no pueden permanecer ni en la casa ni dentro del conglomerado urbano; para el mundo judío es “contaminación” de la pureza ritual. Se saca de la ciudad lo que ya no cumple ninguna función en ella. Pues bien, con este joven ya no se puede contar, se ha convertido en motivo de desesperanza y de lágrimas para la familia y la ciudad. [Nota: cada vez que pensamos que no podemos contar con alguien, le estamos haciendo el funeral; cada vez que decimos “aquí no se puede hacer nada”, “de esta persona ya no puedo esperar más”, le estamos haciendo el funeral; pero, un discípulo de Jesús, ¿a qué procesión pertenece?]. En la escena todavía aparece un agravante más. Se trata del “hijo único” de una “viuda”. Conocemos algo de la situación de la mujer en la estructura patriarcal del mundo judío y de la cultura mediterránea del siglo I dC. Quedar viuda ponía a la mujer en una situación difícil desde el punto de vista económico, ya que su trabajo – que era el de ser madre- no era remunerado. Más grave todavía era cuando el marido dejaba deudas, lo cual era frecuente, dado el alto índice de pobreza de la mayoría de la población. Cuando esto sucedía, les correspondía a los hijos encargarse de su madre, como pide el cuarto mandamiento (que apunta básicamente a la obligación financiera y a la paciencia que hay que tener con los progenitores cuando son ancianos).

Pues bien, la situación de la madre de este joven difunto no podía ser peor: había perdido el único sostén que le quedaba. El hecho que la acompañe “una gran muchedumbre de la ciudad” muestra la solidaridad piadosa y efectiva (también pedida por la Ley) con la viuda que pasa por situación límite. Así llegamos al núcleo del relato: al tiempo que la procesión sale de la ciudad, Jesús entra con sus seguidores en ella. ¿Qué hará Jesús? ¿Se unirá a la muchedumbre solidaria para mitigar con su compañía (y a lo mejor sus palabras) el dolor de la madre?, o ¿hará algo diferente, algo que más nadie sino el Mesías puede hacer? En lo que Jesús hace vemos el propósito y alcance de su misión, y al mismo tiempo lo que están llamados a hacer todos los que se llaman “seguidores suyos”. 2. La acción de Jesús que le da un giro a la situación (vv.13-15). “13 Al verla el Señor, tuvo compasión de ella, y le dijo: «No llores». 14 Y, acercándose, tocó el féretro. Los que lo llevaban se pararon, y él dijo: «Joven, a ti te digo: Levántate». 15 El muerto se incorporó y se puso a hablar, y él se lo dio a su madre” Hemos llegado al centro del relato. Jesús no se une a la procesión de la muerte de forma piadosa y solidaria, por el contrario, hará que la procesión de la muerte se convierta en procesión de la vida y que todos sigan sus pasos. El gran protagonista de estos versículos es Jesús. Él es el sujeto de siete acciones (notar los verbos), la cuales se pueden clasificar así:  Con la madre (3)  Con el joven (3)  Con los dos (1) 2.1. Jesús y la madre (v.13) “Al verla el Señor, tuvo compasión de ella, y le dijo: «No llores»” Con la madre Jesús realiza las siguientes acciones: (1) “VER” Para Jesús el funeral no pasa desapercibido, mucho menos la madre que va detrás del féretro llorando. En el evangelio, este verbo aparece con frecuencia como el paso de la misión de Jesús. Por algo es también el primer paso en nuestro método pastoral.

Jesús comenzó por la parte sufriente, pero también aquella que todavía estaba viva, de la cual pueden venir fuerzas para rescatar lo perdido.

(2) “SENTIR COMPASION” Es el verbo de la “misericordia” (en griego: splagnizomai), que describe la conmoción interior que provoca cruel situación que tiene ante sus ojos. Jesús entra en sintonía profunda con el dolor de la madre, siente como si fuera ella. (3) “DECIR” Del sentir se pasa a la acción concreta. Curiosamente Jesús habla con un imperativo que podía sonar extraño para el resto de los asistentes. ¿A quién se le ocurre pedirle a una madre que no llore en el funeral de su único hijo? Pero si leemos en retrospectiva el evangelio de Lucas (analizando el término “palabra”) veremos que se está haciendo una referencia al “poder generador de vida” que es propio de la Palabra de Dios. En la comunidad de Lucas probablemente se percibía una connotación que la relacionaba con el kerigma (cfr. Lc 24,44-49; que no es del caso analizar aquí). Curiosamente a quien primero Jesús se dirigió no fue al joven sino a la madre. Jesús comenzó por la parte sufriente, pero también aquella que todavía estaba viva, de la cual pueden venir fuerzas para rescatar lo perdido. 2.2. Jesús y el joven (v.14) “ Y, acercándose, tocó el féretro. Los que lo llevaban se pararon, y él dijo: «Joven, a ti te digo: Levántate»” Ahora Jesús se dirige al joven, también –como en el caso anterior- con tres acciones: (1) “ACERCARSE” Así como el “ver” genera contacto con la realidad, igualmente el “acercarse”. Para captar el alcance del gesto podemos servirnos ver otro relato. Jesús no observa la situación de lejos, como los sacerdotes y levitas del relato del buen samaritano, quienes “ven” y “dan un rodeo” (Lc 10,31-32). Más bien, como el buen samaritano “llegó junto a él” (Lc 10,33) y “se acercó” (Lc 10,34). (2) “TOCAR” Se esperaría aquí el “tener compasión” (como con la madre o como en Lc 10,33), pero el término se omite por

razones obvia: la “compasión” entendida bíblicamente como “rahamim”, esto es, sintonía visceral, de corazón a corazón, no es posible con un cadáver. En cambio aparece otro término que es tremendo para el contexto: “tocar”. Sabemos que tocar a un muerto implica contaminarse y perder la pureza legal. Fue esto lo que evitaron el sacerdote y el levita de la parábola del buen samaritano (no tocar sangre de un herido, mucho menos de uno que quizás podría estar ya muerto). Jesús no teme tocar al joven difunto, él rompe los esquemas de la mentalidad cultural y religiosa para salvar al joven. Jesús, como lo presentan una y otra vez los evangelios, es el libre que da libertad. (3) “DECIR” El tercer paso es el “poder de la Palabra”, como lo señalamos en la tercera acción con la madre. Tenemos con antecedes en el relato de Lucas el pasaje del anuncio del programa misionero de Jesús en la sinagoga de Nazaret, donde Lucas registra como primerísima reacción de la gente: “todos estaban admirados de las palabras de gracia que salían de su boca” (Lc 4, 22). Enseguida, en la sinagoga de Cafarnaúm se deja escuchar el comentario de los asistentes sobre el efecto de su enseñanza: “¡Qué Palabra ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen” (4, 36). En la primera escena vocacional, todo gira alrededor de este poder de la Palabra: “En tu Palabra echaré las redes” (5, 5); Pedro fue testigo de ese poder y cayó a los pies de Jesús pidiéndole que se alejara, pero Jesús hizo todo lo contrario: lo llamó para compartir su vida y su misión con poder (5, 8-10). En la escena anterior a la de la resurrección del joven, en el diálogo de Jesús con el centurión romano, imagen del poder terreno vigente, se le escucha decir a éste: “Mándalo de palabra y quede sano mi criado” (7, 7). La palabra de Jesús se pronuncia en imperativo (ver el pasaje anterior), contiene el término “levantarse”, el cual forma parte de los términos técnicos que los textos del Nuevo Testamento usan para referirse a la resurrección de Jesús. No puede dejar de sentirse el matiz pascual (obviamente anticipado): aquí hay una obra de fondo, una obra del Dios de la vida, una obra pascual cuyo paradigma será el mismo Jesús en su muerte y resurrección. El discipulado y la misión será comprendidos finalmente

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en el Evangelio y en los Hechos de los Apóstoles bajo este registro teológico y existencial. 2.3. Jesús, el joven y la madre (v.15) “El muerto se incorporó y se puso a hablar, y él se lo dio a su madre”

sús sino a un “Todos” que incluye a los que participaban en las procesiones de la muerte y de la vida. Puede verse cómo todo terminó en una única procesión de la vida que no sólo reingresa a la ciudad sino que se expande centrífugamente por todos los alrededores de Naím. Los tres verbos son:

Los verbos que describen las acciones de Jesús con la madre y el joven forman un esquema simétrico del cual podemos deducir (y aprender) el estilo pastoral de Jesús con el joven: Ver

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Acercarse

Sentir compasión

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Tocar

Decir

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Decir

La séptima acción es la corona de la obra de Jesús, en ella se juntan la madre y el hijo: “DAR”. Algunas traducciones, como por ejemplo la Biblia Latinoamericana, colocan “devolver”, lo cual le quita fuerza al texto original, si bien permite captar el eco profético Eliánico de 1 Reyes 17, 23. Conel verbo “dar”, Lucas está enfatizando uno de los verbos más bellos del evangelio, casualmente el verbo que describe el distintivo de la persona que actúa según la novedad de Jesús (ver el sermón de la llanura: 6, 38 y contexto precedente). El joven resucitado es un “don” de Jesús para su familia y para su ciudad. Éste reingresa a su ciudad “hablando”, es decir, como SUJETO que contribuye para la construcción de su familia, comunidad y sociedad. El joven deja se ser un objeto pasivo que recibe, que le cargan, sino como una persona con identidad capaz de aportar. 3. Las consecuencias (vv.16-17): “16 El temor se apoderó de todos, y glorificaban a Dios, diciendo: «Un gran profeta se ha levantado entre nosotros», y «Dios ha visitado a su pueblo». 17 Y lo que se decía de él, se propagó por toda Judea y por toda la región circunvecina”. Finalmente, y a punto de terminar esta primera intervención, detengámonos en la conclusión del relato. Como anotamos al principio, la historia no termina con la resurrección del joven, hay mucho más. El acontecimiento del joven, el joven resucitado, es el punto de partida de una nueva realidad en la que se da comienzo a tres procesos importantes. Si observamos detenidamente los vv.16-17 notaremos tres nuevos verbos. Pero estos ya no tienen como sujeto a Je-

(1) “TEMER” El verbo temer (en griego “fobos”) no siempre se refiere a “miedo”. En el lenguaje técnico de los evangelios también describe una actitud religiosa que consiste en la captación de la presencia de Dios. Se trata de la profunda conciencia de estar en la presencia de Dios, del Dios revelado que ha acontecido de forma concreta en la historia y aquí en la obra de Jesús. (2) “GLORIFICAR” Es uno de los verbos de la oración que tanto gustan al evangelista Lucas. “Todos” entran en actitud celebrativa de la obra de Dios. La obra vivificadora de Jesús con el joven es motivo de liturgia, de celebración. En la liturgia se confiesan los títulos de Dios, como efectivamente se afirma aquí de Jesús. (3) “DIVULGAR” El pasaje termina claramente con una “evangelización”: los títulos de Jesús, literalmente “lo que se decía de él”, son proclamados por todas partes por parte de los testigos del acontecimiento. El “divulgar por los alrededores” la obra de Jesús, muestra que la comunidad de fe que se ha constituido se convierte en comunidad misionera. En fin… El relato entonces termina con estas tres nuevas rutas que se abren hacia el futuro y que también son indicativas para el discipulado misionero hoy. Las podemos sintetizar como:  Espiritualidad: Percepción personal de la presencia de Dios por medio del encuentro con Jesús.  Liturgia: Celebración en alabanza y confesión de fe del acontecer de Dios en nuestra historia.  Misión: El Evangelio nos desborda, nos hacemos testigos de un acontecimiento que no podemos callar, como se dirá más adelante en los Hechos de los Apóstoles: “No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído” (Hch 4, 20). Todo el camino recorrido al interior de este relato del Joven resucitado por la acción misericordiosa de Jesús, sello claro de su victoria pascual en él, nos invita ahora a releer los procesos que realizamos.

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> taller de rap Regresa nuestro amigo Fresh Sánchez, esta vez acompañado, para proponernos un nuevo tema que podemos trabajar con nuestros adolescentes y jóvenes. La música, en cualquiera de sus posibilidades, es un instrumento esencial para la evangelización. Esperamos que esta nueva propuesta suscite el deseo de fe y confianza en el Dios de la vida, en el Dios de Jesucristo.

Alive Again Fresh Sánchez & StelioN

Me encuentro aquí en la Tierra caminando por la senda escupo en estas líneas lo que a mí me representa no son ideas, son experiencias, de un pobre hijo pródigo que cae y se lamenta. Yo soy uno más, mira, yo soy como tú, me he rebozao en el fango pero me salvó la Cruz. Luces en las sombras de este valle que es el Mundo, de lágrimas regado por pecados y sus frutos. Astuto buscador de palabras de verdad, valiente soñador de ser fiel hasta el final, vivo, lucho, guerra espiritual, sufro, siento, que esto no es el final. He vivido de espaldas a Ti, que eres la fuente que da la vida, he dormido en brazos de la muerte en cada caída. Si en el centro no estás Tú, todo se desmorona, si en el centro no estás Tú, todo esto es una broma. Paloma, que vuela sin cesar al amparo de este aire que nos hace respirar, suspiros tan profundos cual profunda es la caída, que mina mi moral y hace mella en mis heridas.

Caer no es lo que importa, lo importante es levantarte, caminar en la luz sabiendo quien va delante. Duras son las piedras que nos hacen tropezar, zarpamos de este océano en busca de eternidad. Con manos doloridas y ensuciadas por luchar, amar es lo que Tú nos dejaste en heredad, sé que mis miserias me avergüenzan al seguirte, pues no merezco nada y aun así Tú me elegiste. Solo Tú me alientas, solo Tú me guías, solo Tú haces que aparezca en mi rostro alegría. Ser testigo de tu gracia es el mejor ejemplo, lo bueno que hay en mí, solo a Ti Dios te lo debo. Cuenta cuantas veces no has podido levantarte, sin su misericordia nadie aquí puede salvarse. Vivo encadenado en las caídas día a día, la oscuridad hoy cubre lo que ayer sí relucía. Yo creo en tu bondad, pues así lo experimento, en cada instante cada momento, yo aquí te siento, eres mi Padre, el Pan de mi sustento, el Hijo que entregó su vida dándonos ejemplo.

Estribillo Estribillo Oh I know, I know I did it wrong, I feel it in my soul, now treat me like (like), like I was (was), I was just a slave but you, you call me son, you put a ring in my finger and I thank you, oh God I was dead but I’m alive again.

Oh I know, I know I did it wrong, I feel it in my soul, now treat me like (like), like I was (was), I was just a slave but you, you call me son, you put a ring in my finger and I thank you, oh God I was dead but I’m alive again.

> el autor sergio sánchez rayo a.k.a. Fresh Sánchez es maestro y rapero, puedes seguirle por @SFreshSanchez

PREGUNTAS desde la canción 1. ¿Te has alejado alguna vez de Dios? ¿Por qué? 2. ¿Sin creer en Dios se vive mejor? ¿Por qué? 3. Cuando vienen las dificultades en tu vida, ¿en quién te apoyas? 4. ¿Te cuesta reconocer tus errores? ¿Por qué? 5. ¿Crees que Dios es un Padre Bueno como en la Parábola del Hijo Pródigo? 6. ¿Pides perdón a los demás cuando te equivocas? ¿Y a Dios? 7. ¿Sabes que cuando nos confesamos pedimos perdón a Dios y Él nos perdona siempre? 8. ¿Cada cuanto tiempo te sueles confesar? PARA TRABAJAR EN GRUPO Comenta brevemente las frases subrayadas con tus compañeros. ¿Qué similitudes ves con tu vida en la letra de esta canción? BUSCA EN LA BIBLIA: Lc 15, 11-32 ¿Tiene relación lo que has leído en la Biblia y el tema de Fresh Sánchez & StelioN?

¿RAPEAS? Te animo a que hagas una oración al Señor en forma de Rap, diciéndole quién es Él para ti y qué serías capaz de hacer por Él, para llevar su palabra en el ambiente en el que te mueves. Puedes ayudarte del tema y la música de Fresh Sánchez. Recuerda que la rima puede ser consonante o asonante: »» Rima consonante: es cuando todas las letras de la última sílaba coinciden. Por ejemplo: Sabias palabras en sus parábolas, Son alas para volar y escapar de entre las rejas Palabras para labrar el camino que escojas Lámpara a mis pies es, mira en la hojas con las letras rojas »» Rima asonante: es cuando la rima se produce también en la última sílaba, pero solo riman las vocales. Por ejemplo: El sol perdió el color y lo pájaros se detienen El mar extraña el resplandor y el cielo no se mueve Llueve en ascendente y la tierra mojada ya no huele Y los niños preguntan quién es el hombre del shure ¡¡¡Mucho ánimo que tú puedes!!!

Tema sacado del disco “ALIVE AGAIN” de Fresh Sánchez & StelioN. Podéis ver el videoclip de esta canción en youtube: http://youtu.be/9gLa-o-RqFM

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> qué ver

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“Birdman”

Alas Pesadas

Imagino que si “Boyhood” -película ya reseñada en la anterior RPJ (nº 501)-, o la entrañable “Hotel Budapest” no lo impiden, como hicieron en los Globos de Oro, “Birdman” seguirá su recogida de premios anuales en los Oscar de 2015, y servirá para relanzar las carreras de director y protagonistas. Ficha técnica Título original: Birdman or (The unexpected virtue of ignorance). Año: 2014 País: Estados Unidos Duración: 119 minutos. Director: Alejandro González Iñárritu Guión: Alejandro González Iñárritu, Nicolás Giacobone, Alexander Dinelaris y Armando Bo Música: Antonio Sánchez (solos de batería), y piezas clásicas de Mahler, Tchaikovsky, Ravel, Rachmaninov y John Adams. Producción: Alejandro González Iñárritu, John Lesher y Arnon Milchan.  Intérpretes: Michael Keaton (Riggan), Zach Galifianakis (Jake), Edward Norton (Mike), Amy Ryan (Sylvia), Emma Stone (Sam), Naomi Watts (Lesley), Andrea Riseborough (Laura).

U

na de las varias coincidencias y similitudes entre lo real y la ficción que nos cuenta. Hollywood es muy dado a mirarse el ombligo, analizarse con ganas para desollarse públicamente en aras de redención. Una manera más de alimentar la maquinaria. Se flagela, se autoinculpa, critica sus propios productos, reflexiona con el envoltorio de lo intelectual, le añade unos cuantos riesgos técnicos y convence a los críticos afines de que ha creado una obra de arte profunda y seria. Se publicita y se le dan premios. En realidad es más madera para seguir manteniendo activa la maquinaria del dinero y engordar los egos de sus creadores. (Aunque es cierto que de vez cuando le salen obras maestras como Sunset Boulevard, pero para eso tienes que ser Willy Wilder). Hay que reconocer que Alejandro González Iñárritu es un tipo listo, director con talento y estilo, a la vez que con tendencia a perderse en excesos dramáticos y gravedades filosóficas que terminan lastrando sus obras. Ha filmado tres excelentes películas – Amores perros, 21 gramos y Babel- imperfectas pero sugerentes y siempre necesarias de revisión. Su manierismo, exceso de hondura y desgarro se le fue de las manos en Biutiful y creó un bodrio infumable. Quizá porque la mesura o el duende venía de la colaboración de su habitual guionista, Guillermo Arriaga, con quien rompió antes de la prescindible Biutiful. Público y crítica le dieron la espalda a este mexicano que, hasta entonces, había sido mimado y llevado a Hollywood con todos los honores, pero que mostraba inequívocos síntomas de desorientación. Y aunque la industria no le dio la espalda, Iñárritu sabía que debía reenfocar su carrera, congraciarse con público y crítica y buscar su propia redención como

> el autor CHEMA GONZÁLEZ OCHOA es periodista, cinefilo y trabaja en la Fundación SM. Puedes contactar con él a través

de su correo [email protected]

artista. Qué mejor que dar un giro de 180 grados, cambiar su estilo caleidoscópico, su narración fragmentada y en puzzle, con un plano secuencia trucado que no necesita montaje mental y que lleva al espectador de la mano desde la primera imagen hasta el epílogo abierto, y sus temas del lado oscuro y personajes martirizados, por una reflexión metacinematográfica. Y además se empeña con dos artistas del star system necesitados también de impulso y renovación, haciendo poco más o menos de sí mismos. Michael Keaton, un Batman olvidado y envejecido que necesita mostrar que es un excelente actor -sin duda lo es-, y un Edward Norton, que es como lo vemos en la obra, un monstruo frente a la cámara pero insoportable para los directores. Todo ello con el envoltorio pseudointelectual del montaje teatral de una obra de uno de los más admirados escritores americanos de las últimas décadas, Raymond Carver, al tiempo que se esparcen corrosivas autocríticas y reflexiones sobre el cine y la vida. Así, en Birdman, la cámara nos atrapa siguiendo por un viejo teatro de Broadway a un actor que todo el mundo recuerda por su interpretación de superhéroe de comic y que él quiere reivindicarse, décadas después, como un actor y director teatral venerado por el público y la más selecta crítica de Nueva York. Al principio nos embauca la habilidad para sostener el larguísimo plano secuencia y la credibilidad de Keaton y del formidable elenco que le acompaña, pero a la media hora o poco más a la película se le abren costurones. Al final el ego manda y el Iñárritu más cargante deja su firma. Desea abarcar demasiado. Exactamente como el protagonista, que pretende salir a flote de un pasado que lo atrapa y de una realidad que es pura ficción, él mismo sigue creyéndose ser el héroe que volaba aunque intenta ser un actor de teatro; sus relaciones afectivas siguen marcadas por el abandono de la mujer

Sinopsis La película narra el intento de recuperar la carrera y el prestigio del actor Riggan Thompson (Michael Keaton), a quien la gente solo recuerda como el intérprete del superhéroe Birdman. Para ello dirige e interpreta en Broadway una obra de teatro adaptada de los textos del prestigioso literato Raymond Carver. A la vez intenta recupera la relación con su hija Sam (Emma Stone), que acaba de salir de rehabilitación por su adicción a las drogas, y a la que apenas prestó atención en su infancia y juventud, y lucha con su propio ego y el de sus compañeros de reparto, especialmente con las ansias de notoriedad de Mike (Edward Norton).

fichas de formación TEOLÓGICA Joseba Louzao Villar

Centro Universitario Cardenal Cisneros –Universidad de Alcalá de Henares–

“Para nuestro propósito pastoral hay un buen puñado de temas que aunque simplemente se apunten pueden facilitarnos el debate y la reflexión”

que amaba; es imposible recuperar el tiempo perdido con su hija; no tiene ni capacidad ni disciplina para poner orden entre su ego y el de sus compañeros; vive martirizándose entre sus sueños y sus miserias.

Los sacramentos de

la MISIÓN

El relato funciona como capas entre una realidad que quiere ser y una ficción que domina lo real. La pantalla es el juego de espejos: lo que se quiso ser y lo que se es; lo que se pretende y lo que se logra. Apunta pero no define. Y así, al intentar abarcar lo inabarcable, la película se despeña por momentos, se hace tramposa, pierde emoción y confunde lo ontológico con el desbarre y la pérdida de sentido. El guion se emborrona, la claridad y cercanía inicial se esfuman. Como le sucede al protagonista. Dicho lo anterior, la película merece su visionado. Técnicamente es una filigrana muy atractiva, con un meticuloso trabajo de planificación y virtuoso rodaje. Magnífica la ambientación, la luz y la fotografía en ese viejo teatro, con sus largos pasillos y destartalados camerinos en los que se desarrolla, así como el acierto de buscar unos exteriores alejados del moderno y comercial Nueva York con sus edificios de ladrillo, sus viejas azoteas y los decadentes neones de Broadway .

1. Presentación del tema: La Iglesia necesita de personas que se comprometan con su servicio a la humanidad. Los sacramentos de la misión nos invitan, cada día, a descubrir nuestra misión en el mundo y profundizar en nuestra vocación como cristianos. Y es que la misión, en el fondo, es la luz que nos guía por el camino, en ocasiones confuso, de nuestra vida. La misión no puede entenderse desligada de la vocación, la llamada desbordante de Dios Amor, que nos habla como un amigo habla a otro. Nadie se prepara para la misión, si no que ésta nos va preparando a través de un itinerario, no siempre razonado ni razonable, que se redescubre al reparar en los pasos dados y siempre en relación con los demás, de corazón a corazón.

Y para nuestro propósito pastoral hay un buen puñado de temas que aunque simplemente se apunten o queden en subtramas pueden facilitarnos el debate y la reflexión: los egos de los intérpretes y la verdad de sus interpretaciones; la vida real y su confusión con los personajes interpretados; la banalización de la industria cinematográfica y por extensión la cultural; la mezcla indescifrable entre el cine juvenil, el de entretenimiento y el de pretensiones más intelectuales y artísticas y sus paradojas; cómo nos percibimos a nosotros mismos frente a cómo nos perciben nuestros semejantes; la paternidad ausente, los fracasos emocionales y sus intentos de redención; el oficio de creador frente al de crítico y las justificaciones y mentiras de unos y otros; la tiranía y ubicuidad de las redes sociales; en fin, el sentido que damos a lo que hacemos y a lo que queremos ser… Además de la ya señalada destreza técnica, la película la sostienen un soberbio plantel de actores. Por encima del resto destaca Michael Keaton (Riggan), siempre en equilibrio entre la ajustada contención y el necesario histrionismo de su personaje alucinado. Keaton merece todos los premios que le den. Y no menos altura alcanza la réplica genial de su alter ego, Edward Norton (Mike), que se adueña de la cámara cuando y como quiere. Entre los secundarios destacan la siempre eficaz Naomi Wats (Lesley), el socarrón y único cuerdo Zach Galifianakis (Jack), y Emma Stone (Sam), cuyos inmensos ojos traducen tanto dolor y amargura como esperanza y necesidad de redención.

- ¿Cómo ves la relación con su hija? ¿Cómo la enfo-

- ¿Qué crees que es lo más interesante y el mensa-

- ¿Cómo es el vínculo de tus padres con su trabajo?

- ¿Qué es lo que más te ha gustado de la historia?,

¿Crees que un verdadero artista, un auténtico crea-

emocionarte y hacerte reflexionar? je principal del relato?

¿qué es lo que más te ha hecho reflexionar? ¿Y lo más original?

- ¿Cuáles de los diversos temas planteados en la película te son más cercanos?

- ¿Qué crees que es lo que realmente quiere con-

seguir Riggan Thompson (Michael Keaton) con la obra de teatro que está montando?

carías tú?

¿Afecta mucho a vuestras relaciones familiares? dor ha de ser egoísta y olvidarse de los que le rodean?

- ¿Que te sugiere el final? ¿Cómo lo interpretas? - ¿Te has planteado alguna vez si hay diferencias

entre cómo te ves tú a ti mismo y cómo te ven los demás?

> fotocopia, reparte, comparte, reflexiona

ALGUNAS PISTAS DE TRABAJO -¿Te ha gustado o no la película? ¿Ha conseguido

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a. El orden sacerdotal Desde los orígenes, cualquier comunidad humana ha necesitado de personas para el servicio. En las más diversas sociedades, los sacerdotes han sido siempre los representantes de la comunidad ante las divinidades. De una forma u otra, tenían la función de mediar entre los hombres y Dios. Los que mejor expresaron esta labor fueron los romanos al considera que sus sacerdotes eran pontífices, es decir, constructores de puentes, que tenían la tarea de unir el mundo de los humanos y el de los dioses. También nos encontramos en el Antiguo Testamento con este tipo figura religiosa, pero con un significado diferente del cristiano. Para los judíos, el sacerdocio era una profesión, por lo que se necesitaba de una formación estricta, y debían ser hombres pertenecientes a la tribu de Leví para llevar a cabo la mediación entre los hombres y Yahveh. Por el contrario, en el Nuevo Testamento es evidente que Cristo aparece como el único y verdadero sacerdote, mediador entre Dios y la humanidad. De hecho, Jesús se mostró bastante crítico con el sacerdocio de su época al que acusó de convertir el culto del Tem-

plo en un negocio. Pero, además, Jesús eligió a Doce personas para representar a las Doce nuevas tribus de Israel, el nuevo pueblo de Dios, que se entregaron al servicio de forma desinteresada. Ellos fueron reconocidos como la referencia en las primeras comunidades cristianas, asegurando que se encaminan en la verdadera senda de Jesús. Ellos enseñaron, curaron enfermos e impusieron las manos para confirmar a los bautizados. Después de esta primera generación, en las comunidades fueron apareciendo personas dotadas de carismas concretos y funciones determinadas, que se convirtieron en permanentes. De esta forma, en el siglo II nos encontramos con las funciones de los ordenados bien delimitadas: los obispos supervisaban un área determinada como sucesores de los primeros apóstoles, los sacerdotes dirigían las comunidades y los diáconos servían a los pobres. Ya entonces se hacía el signo principal de este sacramento, la imposición de manos por parte del obispo que, junto a la consagración y la unción con el óleo, pretendía remarcar la vocación de servicio a la Iglesia transmitiendo lo que a su vez se le había transmitido: la fuerza del Espíritu para su tarea. Dicho esto, no podemos dejar de señalar que todos los cristianos, por el bautismo, somos ungidos como sacerdotes para ser imágenes de Cristo y estar en relación constante con Dios. El concilio Vaticano II redescubrió esta igualdad de todos los bautizados frente a un modelo piramidal que se había ido asentando en la Iglesia a lo largo de siglos. Los que reciben el orden sacerdotal viven una diferencia cualitativa en orden a su servicio, a través de sus tres grandes tareas (munera) en las que reside su ministerio: enseñar, regir y santificar. Es decir, las principales tareas de los ordenados son anunciar el Evangelio, santificar a la comunidad a través de los sacramentos, cuya cumbre es la eucaristía, y dirigir y acompañar a la comunidad

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“La Iglesia considera el celibato sacerdotal una forma de vida conveniente y un don precioso de Dios al hombre”

A través de la historia de la Iglesia, los tres ministerios han sufrido muchos cambios. En la actualidad, podemos distinguir tres ministerios ordenados dentro de la Iglesia: a) los obispos, que se convierten en la referencia de la comunidad cristiana local, la diócesis. Además, tiene el encargo último de regir, enseñar y santificar, como vicario de los Doce en la actualidad; b) los presbíteros, que están encargados de ayudar a los obispos en su tarea y ejercen la triple función en las pequeñas comunidades, siempre en comunión y obediencia al obispo; y c) los diáconos, que son los ministros que colaboran en el servicio a la comunidad y en la celebración de los sacramentos. En este caso, pueden ser diáconos permanentes, que siempre tendrán este servicio y pueden estar casados, o diáconos no permanentes, aquellas personas para las que el diaconado es el primer paso para su posterior ordenación sacerdotal. En la Iglesia católica sólo reciben el orden sacerdotal los hombres célibes. Ha sido una decisión propia, que considera que es un símbolo de la entrega total a Dios y al servicio del Reino. Eso sí, el sacerdocio y el celibato no están ligados de forma inamovible. De hecho, los sacerdotes católicos pertenecientes al rito oriental sí pueden casarse. Aunque no haya razones dogmáticas para el celibato sacerdotal, algo que el propio papa Francisco ha reconocido recientemente, la Iglesia lo sigue considerando una forma de vida conveniente y un don precioso de Dios al hombre. En cualquier caso, más allá de debates recurrentes sobre el celibato, en el corazón de este sacramento se encuentra la aceptación a las llamadas que Dios hace para servir a la comunidad. b. El matrimonio. Para los católicos, el matrimonio no sólo en una institución humana, ha sido visto así en diversas culturas como alianza del amor interpersonal, sino también un sacramento. En el fondo, se busca celebrar un hecho fundamental para el ser humano, asumiendo que nos encontramos ante un don del Dios Trinidad. En otras palabras, el sentido pleno del sacramento se encuentra en el amor de la pareja vivido desde la fuente primordial de

Acércate a la Carta a los Colosenses y detente a leer lo que se dice en el capítulo 3 (vv. 8-17). En esta carta se nos invita a ser hombres y mujeres nuevos para llevar con coherencia una vida como hijos de Dios en el servicio a los demás: «No os mintáis unos a otros, puesto que ya os habéis librado de vuestra vieja naturaleza y de las cosas que antes hacíais, y os habéis revestido de la nueva naturaleza: la del nuevo hombre, que se va renovando a imagen de Dios, su Creador, para llegar a conocerlo plenamente. (…) Dios os ama y os ha escogido para que pertenezcáis a su pueblo. Vivid, pues, revestidos de verdadera compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia. (…) Que el mensaje de Cristo esté siempre presente en vuestro corazón. Instruíos y animaos unos a otros con toda sabiduría. Con profunda gratitud cantad a Dios salmos, himnos y cánticos espirituales. Y todo lo que hagáis o digáis, hacedlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él».

ese amor: Dios. Cuando se siente llamada a unirse, la pareja pide fuerza para que su amor tienda al infinito y ambos pongan en ello su vida de forma incondicional. Como afirma Bernard Sesboüé, el matrimonio es un envite de humanidad y para la humanidad, ya que afecta a la totalidad de la persona. Para seguir profundizando en el significado del matrimonio cristiano podemos leer las indicaciones que el Padre de la Iglesia Tertuliano ofrecía a inicios del siglo III: «¡qué pareja la de dos cristianos unidos por una sola esperanza, una sola norma de vida, por el mismo servicio! Los dos hermanos, los dos compañeros de servicio; ninguna división en el espíritu, ni en la carne». Y es que los creyentes siempre son conscientes de que su amor está abierto a la vida porque éste nunca puede quedarse encerrado en sí mismo entre dos personas. El matrimonio es esperanza, porque sobrepasa a la propia pareja, y servicio a los demás. El matrimonio ha sido celebrado a lo largo de la historia de maneras diferentes según la época. En cualquier caso, la historiografía ha destacado en numerosas ocasiones cómo la mirada matrimonial del cristianismo fue revolucionaria en sus orígenes, aunque no existió un rito común hasta la Edad media. El signo principal del matrimonio es el consentimiento, que se transforma en una muestra del amor mutuo, libre, consciente y responsable. Los novios son los ministros del sacramento, ya que el sacerdote es un testigo –eso sí, indispensable- de la Iglesia. De hecho, si el ‘sí’ no ha sido verdadero porque no ha sido libre, consciente y sincero, no se puede hablar de sacramento. Y es que, como asegura el Catecismo, sin el consentimiento no hay posibilidad de matrimonio. Además, el matrimonio tiene otros signos que visibilizan su sentido más profundo, como es el intercambio de anillos o la puesta en común de los recursos de cada uno de los miembros de la pareja (las arras). Desde esta perspectiva, a través de este sacramento las parejas cristianas se ponen al servicio de la comunidad, que celebra este nuevo proyecto de vida en común. A veces se olvida, pero para la Iglesia el matrimonio es una “iglesia doméstica” que también es un fundamento primordial para el anuncio y la transmisión del Reino.

Lee las reflexiones sobre el sacerdocio de George Augustin, quien vive su ministerio como servicio y gozo: «Mi deseo es ofrecer testimonio de mi amor por el don y misterio del sacerdocio, un testimonio que brota del centro y de la plenitud de la fe católica. (...) Estamos llamados a ser cooperadores del gozo de los demás (2 Cor 1,24). Y solo aquellos que han descubierto para sí el gozo verdadero pueden de hecho ayudar a otros

a encontrar en sus vidas el gozo verdadero. El gozo verdadero, la alegría verdadera, es Dios; y cuando a través de nuestro ministerio hacemos visible y experimentable a Dios, las personas descubren con nosotros a Dios como la alegría de sus vidas» (Llamados a la alegría. El gozo de ser sacerdote, Sal Terrae, Santander, 2011, p. 14). En la Constitución Dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium del concilio Vaticano II se habla del matrimonio cristiano y su relación con la Iglesia y Jesucristo: «Los cónyuges cristianos, en virtud del sacramento del matrimonio, por el que significan y participan el misterio de unidad y amor fecundo entre Cristo y la Iglesia, se ayudan mutuamente a santificarse en la vida conyugal y en la procreación y educación de la prole, y por eso poseen su propio don, dentro del Pueblo de Dios, en su estado y forma de vida. De este consorcio procede la familia, en la que nacen nuevos ciudadanos de la sociedad humana, quienes, por la gracia del Espíritu Santo, quedan constituidos en el bautismo hijos de Dios, que perpetuarán a través del tiempo el Pueblo de Dios. En esta especie de Iglesia doméstica los padres deben ser para sus hijos los primeros predicadores de la fe, mediante la palabra y el ejemplo, y deben fomentar la vocación propia de cada uno, pero con un cuidado especial la vocación sagrada» (LG, 11).

3. Para trabajar

> fotocopia, reparte, comparte, reflexiona

cristiana en su camino hacia Cristo.

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2. Textos para profundizar:

> fotocopia, reparte, comparte, reflexiona

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Cuestionario: 1. 1. Reflexiona sobre la misión, ¿qué significa para ti?, ¿cómo se realiza en tu vida cotidiana? 2. 2. Acércate a un sacerdote conocido, charla con él sobre cómo vive su servicio en la Iglesia e intenta solventar tus dudas sobre el orden sacerdotal. ¿Cómo se entiende en tu entorno la misión que cumplen en la Iglesia?, ¿el retrato robot que se hace de los sacerdotes se ajusta a la realidad del ministerio? 3. 3. Intenta elaborar una lista con las características que debe tener un matrimonio cristiano. ¿Habías escuchado en alguna ocasión la expresión “iglesia doméstica” para referirse al matrimonio? ¿Qué repercusiones puede tener en el servicio a la comunidad hoy en día?

Lecturas suplementarias: Borragán, Vicente: Los sacramentos, ¿qué son?, ¿cómo vivirlos?, San Pablo, Madrid, 2007. Sesboüé, Bernard: Invitación a creer. Unos sacramentos creíbles y deseables, San Pablo, Madrid, 2010.

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> IMAGELIO Por Rogelio Nuñez Partido

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