Adventistas de la Reforma

July 24, 2017 | Autor: Rubén Montero | Categoría: Adventist
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Descripción

LOS ADVENTISTAS DE LA REFORMA
Por Rubén Montero Guerrero
Uno de los movimientos disidentes históricamente más importantes es el llamado Movimiento de Reforma. En diversos lugares del mundo, los adventistas del séptimo día enfrentan la oposición del autodenominado movimiento de reforma. No son pocas las oportunidades en que miembros de este movimiento intentan sembrar entre los miembros de la iglesia el descontento contra la organización adventista y contra sus creencias.
Por lo general, más que tener una preocupación misionera con quienes no conocen a Jesús, los reformistas intentan entrar en contacto con adventistas del séptimo día para llevarlos a sus caminos. Con un discurso que combina textos de Elena de White y referencias magnificadas a errores administrativos de la organización adventista, logran atraer a varios feligreses adventistas que tienen razones, fundadas o infundadas, para estar descontentos con la dirigencia de la iglesia.
Pero ¿Quiénes son los adventistas de la reforma? ¿Cómo se originó su movimiento? ¿Cuáles son las mayores diferencias con los adventistas del séptimo día? Estas, y otras preguntas, responderemos de un modo sucinto en este capítulo.
Origen de los reformistas
La IASD enfrentó muchas dificultades durante los años de guerra (1914-1918), en especial en las áreas educativa y militar. Había una exigencia de la ley para que los niños fuesen a la escuela el sábado. Los líderes de la iglesia lograron que se estudie la Biblia el sábado durante el periodo de clases. Por otro lado, los jóvenes cumplían el servicio militar en tiempos de paz, pero cuando las condiciones cambiaron, empezaron a ser hostilizados por negarse a trabajar y cumplir ciertos deberes en sábado.
En el inicio de la Primera Guerra Mundial, el gobierno de Alemania ejerció una gran presión para que las iglesias se posicionen a favor del servicio de sus miembros en las fuerzas armadas. Algunos de los más importantes líderes de la Iglesia Adventista en Alemania se sometieron a esta presión. En una carta dirigida al Ministerio de Guerra el 4 de agosto de 1914, el presidente de la Unión Alemana Oriental, pastor H.F. Schubert, hizo la siguiente declaración: "…Me tomo la libertad ante vuestra Excelencia, de presentarle a continuación los principios de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Alemania… Aun cuando estamos fundamentados en las Sagradas Escrituras… guardando el día de descanso (sábado)… en momentos aciagos, como los que vive nuestro país hoy, nos hemos comprometido a luchar juntos en defensa de nuestra madre patria. Bajo estas circunstancias, nuestros jóvenes también portarán armas en sábado…" Evidentemente, esta declaración fue un grave error administrativo de algunos líderes de la Unión Alemana Oriental y produjo un desconcierto y posiciones encontradas en la feligresía. Algunos miembros, con cierto espíritu de rebeldía, aprovecharon esta situación para atacar a la iglesia, usando como pretexto esta carta. Acusaron a la iglesia de "apóstata", "ramera", "Jezabel", "Babilonia", "morada de todo espíritu inmundo", y otros insultos similares.
Muchos feligreses interpretaron que la posición asumida por los líderes de la Unión, y precipitadamente respaldada por los líderes de la División, era contraria a la postura tradicional de los adventistas. Tristemente, en lugar de canalizar el descontento con un espíritu cristiano y buscando solucionar los problemas, se realizaron protestas, especialmente en Bremen donde un grupo de hermanos se posicionaron públicamente en contra de los líderes de la iglesia. En algunos lugares, los disidentes interrumpieron los momentos de adoración causando escándalos mayúsculos. Estas actitudes negativas llevaron a los dirigentes a actuar de modo precipitado, y muchos fueron desfraternizados sin el debido procedimiento, lo que derivó en un enfrentamiento en el que quienes se negaban a portar armas en el servicio militar, no tenían reparos en usar todas las armas a su alcance en contra de la iglesia y sus dirigentes.
Los ataques contra la iglesia adventista se multiplicaron y adquirieron dimensiones difamatorias. Uno de los líderes del movimiento disidente, Edmond Doerschler, acusó a los líderes de la iglesia de haber despojado a los creyentes de sus propiedades. Además, los disidentes publicaron un folleto en el que afirmaban que Elena de White había identificado a la IASD como Babilonia.
El año 1919, los miembros desfraternizados se organizaron como la Sociedad Misionera Internacional Adventista del Séptimo Día. Después de algún tiempo, y con argumentaciones alambicadas, sostuvieron que Elena de White había predicho el surgimiento de un "movimiento de reforma" que supuestamente alcanzaba su cumplimiento con ellos mismos. Así, cambiaron el nombra a "Adventistas del Séptimo Día: Movimiento de Reforma".
El entonces presidente de la Asociación General, pastor A.G. Daniells, llegó a Alemania en 1920 para analizar la situación. En ese momento, el grupo de disidentes ya se habían transformado en una organización que había empezado a trabajar en oposición a la iglesia y su dirigencia. El principal portavoz de la facción disidente era Edmond Doerschler y también sobresalía con representante H. Spanknobel.
Entre los días 21 y 23 de julio de 1920 se realizaron las reuniones dirigidas por el pastor Daniells, incluyendo a cincuenta y cinco representantes de la dirigencia de la iglesia adventista en Europa, y dieciséis de los más connotados entre los disidentes. Las primeras cuatro reuniones se presentaron documentos y se hicieron comentarios sobre lo que los hermanos tuvieron que pasar durante la guerra, y la manera irregular como muchos de ellos fueron desfraternizados de la comunión de la iglesia.
En la quinta reunión, el pastor Daniells respondió las preguntas planteadas por el movimiento opositor. En su alocución, el presidente de la Asociación General reconoció el error de la dirigencia al ceder a las presiones gubernamentales. Mencionó que la iglesia en Norteamérica había tenido un desafío similar cuando se desató la guerra civil. En ese entonces, la posición de la iglesia fue que sus miembros deberían declararse "no combatientes", pero reconocía que la decisión de servir al ejército era finalmente una cuestión de conciencia y que nadie tenía el derecho de erigirse en conciencia de otro. Explicó también que la iglesia en Norteamérica había tenido casi dos años para tomar una determinación al respecto, y que en el caso de Alemania, la urgencia de la situación y la fuerza de la imposición habían inducido a los dirigentes a actuar de modo equivocado y apresurado.
El pastor Daniells señaló que la dirigencia había aceptado su error (a excepción de Conradi que no lo hizo), e hizo un llamado a la unidad de la iglesia, pero también criticó, con tacto y prudencia, el hecho que los disidentes se hayan separado en una organización paralela para promover sus puntos de vista. Daniells señaló esta observación en los siguientes términos: "Hay todavía un paso más que creemos que no sea correcto, y esto es la formación de una organización especial que atraiga a los hermanos y hermanas, para recibir fondos tales como diezmos y ofrendas. Hemos sabido poca cosa de esto hasta el momento de venir aquí y hacer una investigación".
Finalmente, Daniells señaló que toda persona tenía derecho a abandonar una iglesia en la que ya no creyera, puntualizó que muchos habían hecho eso al salir de sus iglesias para formar parte del movimiento adventista. Sin embargo, añadió que nunca habían formado un movimiento que pretendiese apropiarse de los bienes de la iglesia de la cual salían. Daniells se expresó en los siguientes términos: "Hemos salido por cierto, de otras iglesias y organizaciones. Pero, ¿cómo lo hicimos? Hermanos, nos retiramos directamente y formamos nuestro propio fundamento afuera. Nunca tratamos de apropiarnos de la casa de culto o de los fondos de la iglesia a la cual pertenecíamos."
Daniells también hizo un enfático llamado para mantener la unidad de la iglesia y dejar la obra disociadora: "Hermanos, no debéis fundar una organización nueva dentro de nuestro pueblo. No debéis hacer circular impresos y luego organizar una nueva iglesia dentro de nuestras mismas filas a fin de apropiarse de esta manera de los diezmos y ofrendas de nuestro pueblo."
En la Conferencia General de 1922, los reformistas solicitaron una entrevista que no les fue concedida. Ha habido otras reuniones conjuntas en las que no se pudo llegar a ningún acuerdo, debido mayormente a la inflexibilidad de los reformistas en tratar de imponer sus puntos de vista a la organización de la iglesia.

Breve historia del movimiento de reforma
Del 14 al 21 de julio 1925 se realiza la primera reunión de la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día Movimiento de Reforma. Participaron delegados de las cuatro uniones que entonces conformaban ese movimiento. No demoran en enviar a varios obreros al campo mundial a fin de llevar el mensaje reformista a varios continentes. Un obrero fue a América del Sur, otros fueron a los Estados Unidos y organizaron la Unión Americana. Sin embargo, a través de los años, la Unión Americana ha sido un área problemática para el liderazgo de Alemania de fuertes tendencias autoritarias.
En 1948, la dirigencia de la Asociación General en Alemania decidió actuar resueltamente para dominar la siempre difícil de someter Unión Americana. Un obrero que había servido en Australia fue enviado a los Estados Unidos con el fin de reorganizar la obra en la Unión Americana. Los líderes norteamericanos se rehusaron a entregar la dirección conforme les estaban exigiendo, y en una decisión insólita, y con la simple firma de este obrero, se disolvió toda la Unión Americana y se excluyó a sus dirigentes. Este acto totalmente arbitrario llevó a la mayoría de los miembros a apartarse totalmente del movimiento. Algunos retornaron a la Iglesia Adventista del Séptimo Día en tanto que otros abandonaron completamente su fe.
En 1951, en una sesión de la Asociación General, el mismo dirigente que había disuelto la Unión Americana, Dumitru Nicolici, estaba decidido a ser nombrado como presidente de la Asociación General. Como no consiguió su objetivo, organizó una rebelión y se retiró con cerca del 45% de los delegados y fundó un nuevo movimiento. Por ese motivo hay dos Movimientos de Reforma, cada uno pretendiendo ser el original. Las dos facciones resultantes de este cisma son (1) La Sociedad Misionera Internacional con sede en Alemania y (2) el Movimiento del 51, cuya sede está en los Estados Unidos. Los dos grupos usan el nombre de Adventistas del Séptimo Día Movimiento de Reforma.
Ha habido varios esfuerzos para lograr la unidad entre estas facciones, pero todos han resultado infructuosos. Cada una de las facciones intenta quitarle miembros a la otra. Su animadversión mutua sólo es superada por sus sentimientos contra la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Principales enseñanzas
La teología reformista es sustentada por presuposiciones completamente infundadas debido a una deficiente interpretación de la Biblia y el Espíritu de Profecía. Veamos esas presuposiciones:
La Iglesia Adventista del Séptimo Día perdió el favor divino y constituye Babilonia;
La Biblia y los escritos de Elena de White comprueban el origen divino del Movimiento de Reforma;
La iglesia puede legislar sobre temas ligados a la responsabilidad individual y libertad de consciencia;
Las creencias y reglamentos de la Iglesia no pueden ser cambiados;
Los adventistas deben dejar la Iglesia Grande (adventista) y unirse a la Manada Pequeña (reformista).
Respecto al primer punto, que la iglesia adventista constituye Babilonia, bastaría colocar algunas de las muchas declaraciones de Elena de White que desautorizan esta interpretación. En 1893 Elena de White declaró: "El pretender que la Iglesia Adventista del Séptimo Día es Babilonia es tener la misma pretensión que Satanás, que es el acusador de los hermanos, que los acusa delante de Dios día y noche." Ella añade: "Cuando se levanta alguien, de entre nosotros o de afuera, que siente la preocupación de proclamar un mensaje que declara que el pueblo de Dios forma parte de Babilonia, y asevera que el fuerte pregón es un llamamiento a salir de ella, podéis saber que no proclama el mensaje de la verdad."
La segunda presuposición de los reformistas es asegurar que la Biblia y Elena de White predicen el surgimiento de su movimiento. Básicamente enfatizan Apocalipsis 18 y algunas declaraciones de Elena de White en el sentido de la necesidad de una reforma en la iglesia. Basta decir que Apocalipsis 18 se refiere al derramamiento de la lluvia tardía, cuando el cuarto ángel une su voz al tercer ángel en la proclamación del evangelio. Además, hay múltiples declaraciones de Elena de White en las que dice que la reforma ocurrirá al interior del pueblo de Dios, no fuera de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
En tercer lugar, también hay un grave error en la pretensión reformista de legislar sobre todos los ámbitos de la vida de la persona, no dejando espacio para el uso de la libertad individual. Elena de White declaró: "Dios no ha designado a nadie para que sea conciencia de sus semejantes."
La alegación reformista que no es posible establecer cambios en las creencias denominacionales los ha llevado a confiar más en sus propios credos que en la propia Palabra de Dios. La Biblia dice que "La senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto". Al respecto, Elena de White escribió: "no podemos sostener que ninguna posición, una vez adoptada, ninguna idea, una vez defendida, no habrá de ser abandonada en circunstancia alguna. Hay solamente Uno que es infalible"
Finalmente, no hay concordancia entre su llamado a abandonar la Iglesia Adventista del Séptimo Día y el claro testimonio del Espíritu de Profecía cuando en reiteradas oportunidades exhorta a la unidad del pueblo de Dios. Por ejemplo, ella declaró: "no podemos derribar ahora el fundamento que Dios ha puesto. No podemos entrar ahora en una nueva organización, porque eso significaría apostatar de la verdad."

Conclusión
El movimiento reformista surgió en el contexto de la primera guerra mundial. Los líderes europeos cometieron errores que terminaron fortaleciendo algunos espíritus rebeldes que están a la espera de cualquier error para originar problemas en el seno de la iglesia del Señor. Sin embargo, los errores humanos no pueden ser tomados como pretexto para enfrentar al pueblo de Dios.
El movimiento reformista pretende ser el nuevo remanente, pero su propia historia demuestra lo contrario. Las facciones en las que están divididos, demuestran que no son un verdadero movimiento de reforma, ya que una auténtica reforma estaría completamente libre de cualquier espíritu contencioso que ha caracterizado a su movimiento.
Las presuposiciones teológicas equivocadas llevan inevitablemente a sostener una teología equivocada. Las pretensiones que señalan a la Iglesia Adventista del Séptimo Día como Babilonia no resisten ni siquiera un análisis superficial de los escritos de Elena de White al respecto.
Los reformistas también son amados por Jesús, y él tiene entre ellos hijos preciosos que sinceramente creen en lo que les han enseñado. Es necesario tener un espíritu comprensivo y compasivo para con nuestros hermanos reformistas. Una disposición de auténtico amor cristiano será mucho más efectivo que cualquier enfrentamiento para conquistar sus corazones.




En este estudio, llamaremos reformistas a los miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día Movimiento de Reforma, y adventistas a los miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Fragmentos de la carta al Ministro de Guerra en Berlín, 4 de agosto de 1914, firmada por H. F. Schubert, Pte. de la Unión Alemana Oriental. Helmut H. Kramer, Os Adventistas da Reforma. Pág. 26.
De Oliveira, La mano de Dios al Timón, 130.
Tomado del documento "protocolo de Friedensau" tal como aparece en la siguiente página: https://docs.google.com/a/teologia.edu.pe/document/d/1e8pMgDdrnYU821UVIqnb199orc0ywv06iLkvv6uL6tI/export?format=docx&id=1e8pMgDdrnYU821UVIqnb199orc0ywv06iLkvv6uL6tI&token=AC4w5VjmDQtAvnswoljHiQ5OxYpNzPkB4A%3A1390303320142
Elena G. de White, La Iglesia Remanente (Buenos Aires, Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1993), 29.
Ibíd., White, La Iglesia Remanente, 28.
White, Testimonios para ministros Testimonios para los Ministros, 2ª ed., (Buenos Aires, Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1998) 477-78.
Proverbios 4:18.
Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, Manual de la Iglesia, rev. en 2010 (Buenos Aires, Argentina: ACES, 2010), 156.
White, La Iglesia Remanente, 53.
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