Adiós a un gigante

June 24, 2017 | Autor: M. Rivera Careaga | Categoría: Columnas de Opinión
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Descripción

Adiós a un gigante Hoy culmina para siempre Sábado Gigante, el programa más exitoso en la historia de la televisión nacional, conducido por Mario Kreutzberger, más conocido como Don Francisco, tras 53 años de transmisión ininterrumpida. Esta vez, desde la cadena Univisión, la señal hispanoparlante más importante de Estados Unidos, realizará un especial de despedida con los invitados internacionales que han marcado estos años, secciones con innumerables recuerdos y el aplauso permanente de las generaciones marcadas por el espacio y de los 43 países a los que se transmite actualmente.

El primer capítulo fue transmitido el 5 de agosto de 1962 con el nombre de Show Dominical, día en que comenzó su realización previo al despido del conductor por que el canal no estaba satisfecho con el espacio. A las semanas, y tras los llamados del público exigiendo su regreso a Canal 13, el programa volvió al aire los días sábados con el nombre de Sábados Alegres. Más tarde confesaría Don Francisco, que pidió a sus amigos que llamaran insistentemente al canal pidiendo su retorno. Luego de un año, el show de variedades adoptó su nombre final, comenzando a transmitir por cerca de siete horas continuas, que convirtieron las tardes familiares chilenas, en momentos de encuentro y convivencia permanente frente a la pantalla.

¿Qué se puede mencionar del espacio o de Mario Kreutzberger que no haya sido recogido por alguna memoria, tesis de estudio, revista, magazine, programa radial, televisivo, o libro recopilatorio de nuestra televisión? Más aún, ¿que sea parte de nuestro recuerdo colectivo, familiar o personal? Difícil respuesta, imposible, quizás. De seguro, todos quienes leen esta columna, tienen en su memoria alguna tarde familiar con una rica comida viendo el espacio y riendo con algún segmento. Sábado Gigante tiene ese componente emocional indiscutible como su máximo tesoro, no son solo los record históricos de sintonía, que se asume, debe haber logrado en los años 70´s y 80´s, ni el Record Guiness, como el programa más longevo del mundo, ni la estrella de Don Francisco, en el Paseo de la Fama de Estados Unidos, ni el centenar de premios y reconocimientos internacionales del animador, ni más aún, el vínculo que tenemos como chilenos, que genera que retorne desde Miami tras cada desastre natural a organizar la ayuda para la zona afectada, o el compromiso anual de forjar y aportar con un granito de arena para la Fundación Teletón. No es eso, lo que reconocen los chilenos ni los latinos, es un compromiso permanente por mantener la unión de los países de habla hispana, del intercambio cultural y de mantener una televisión “a la antigua”, con un lenguaje correcto, humor familiar, música de consumo masivo y entretención para todas las edades. Fueron esos ideales, los que llevaron a inmortalizar a participantes, personajes y secciones, como Valentín Trujillo, Pepe Yeruba (Jorge Pizarro su nombre real), Mandolino (interpretado por Armando Navarrete), la Cuatro Dientes (Gloria Benavides), el Chacal de la Trompeta; y espacios como Los Eguiguren, Sketch de humor con niños, y Pinto, Paredes y Angulo. Otros espacios que serán recordados son: “La cámara viajera”, que durante décadas fue, para la mayoría de los chilenos, la única forma de conocer el mundo, las principales ciudades de Europa y los rincones de Asia y África; “El Clan Infantil”, donde un grupo de niños conversaba de temas de actualidad y de sus vivencias, y desde donde aparecieron figuras como Luis Jara, Miriam Hernández y José Luis Viñuela; “Solteras sin compromiso”, en donde el público femenino escogía a quien le parecía más atractivo entre los postulantes, y donde se

originó un particular canto para que ellos bailaran, o el concurso “¿Dispara usted o disparo yo? , en donde un concursante avanzaba etapas junto a Don Francisco, a medida que evitaban que las pistolas que portaban, dispararan. Punto aparte conforman los decenas de “gingles”, canciones de corte publicitario de las empresas patrocinadoras, que todos recordamos, los “bloopers” o errores que ocurrieron con los concursantes, respuestas equivocadas, el rompimiento de escenografías, y las las exageradas y burlescas reacciones del conductor con las modelos, públicos e invitados el programa; videos que registran miles de visitas y que son recordadas semanalmente por Canal 13 en su espacio “Homenaje Gigante”. Parte de mi infancia y mi memoria televisiva está forjada en esos minutos que acompañaron mi infancia y adolescencia.

¿Qué ocurrió entonces? ¿Por qué se termina? Particularmente hay un tema de no renovación contractual con Univisión. El acuerdo previo había sido por tres años, que terminan hoy, la señal había decidido continuar con variaciones al formato del espacio y dejar a otro conductor, para derivar a Don Francisco a otros proyectos, situación que él no aceptó y que declina en lo que conocemos. Pero también hay algo más, el cambio país, ideológico y generacional. Chile no es el mismo que el programa dejó en diciembre de 1992 y decidió instalarse definitivamente desde enero de 1993 en Miami. Muchos sintieron el magazine perdió su esencia y su internacionalización terminó jugándole en contra, optando por un sentido estético, de contenidos y rostros, muy lejano, poco empático a nuestra realidad y que no representaba los intereses y demandas sociales que si cubría en décadas anteriores. Este cambio se había realizado de forma gradual con viajes durante años, de don Francisco, grabando simultáneamente los programas en nuestro país y Estados Unidos con su hija Vivi Kreutzberger liderando el espacio local, temiendo precisamente esa discusión. Finalmente, el radicarse en el extranjero, terminó por restar horas en pantallas, una baja considerable de sintonía, patrocinadores y esfuerzos de producción. Toda la energía se destinó al programa latino.

Nuestro país cambió su humor por uno más de actualidad y picaresco, el estándar de vida aumento, y con ello, el regalar electrodomésticos, algunos miles de peso, e inclusive un auto, ya no eran motivaciones ni sueños imposibles, para la gran clase media, los invitados internacionales, ya no eran inalcanzables, y el programa en su propuesta audiovisual y libreto, parecieran lentos y fuera de época, comparado con los nuevos espacios y formatos de cable que se estaban consumiendo. Don Francisco lo sabía e intentó mantener contacto permanente con nuestro país a través de programas de concurso (¿Quién quiere ser millonario? y Atrapa los millones), y espacios de conversación, entrevista y política, pero ya era tarde, nos opacamos, nos creímos invencibles, nos volvimos arribistas y con memoria a corto plazo.

Las nuevas generaciones no tienen mayores referencias, salvo el recuerdo de sus padres. Son ellos (y nosotros), quienes debemos reflexionar sobre lo que se vivió en pantalla, en nuestros televisores los fines de semana, e intentar sostener en nuestra memoria los recuerdos de un programa emblema, el más importante de todos, con sus frases célebres “que venga la modelo”, “¿a usted quién le dijo que viniera?”, “le cambio todo por lo que tengo en mi bolsillo”, etc. Frases

que quedarán en el inconsciente colectivo de este público mayor, que deberá salvaguardar Sábado Gigante, no sólo porque fue parte de nuestras tradiciones familiares reunirse un rato por la tarde para verlo, para reír con él, para llorar y emocionarnos, para reconocernos como pueblo y país en una pantalla; Sábado Gigante fue más que un programa de entretención, Sábado Gigante forma parte de nuestra historia, de nuestra vida como chilenos.

Manuel Rivera Careaga. Realizador audiovisual y docente de televisión. @manuel_riverac

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