Actualidad del concepto marxista de trabajo desde una perspectiva hegeliana

August 5, 2017 | Autor: F. Lopez Gonzalez | Categoría: Labor Economics, Hegel, Marxist theory
Share Embed


Descripción

15

La amplitud del concepto marxista del trabajo y su actualidad, desde una perspectiva hegeliana
Por Fabiola López González
Introducción
En economía, la función de producción (F) representa la cantidad máxima de un bien que se puede producir con ciertos recursos. Los insumos principales de esta función son el capital (K) y el trabajo (L). Es el segundo insumo el objeto de estudio de este ensayo, pues es en el trabajo donde el hombre toma sitio en la producción y como parte humana de este proceso, es necesario comprenderla en una realidad más allá de la economía.
La economía política ubica al trabajo como como un elemento más de la producción. Sin embargo, tanto Marx en El Capital como su predecesor, Hegel, en la Filosofía del Derecho conceptualizan el trabajo como algo más que una mera actividad productiva. Para el primero, el trabajo es un proceso de objetivación. Para el segundo, es un elemento ético: la máxima liberación del ser humano. Ambas definiciones describen al trabajo como un camino para la realización del hombre.
Es relevante esta postura del trabajo como algo humano, universal; debido a que, tanto el uso intensivo de computadoras como la difusión de internet, así como el desarrollo del sector servicios, el comercio y el sector financiero han incrementado la variedad de los trabajos, disfrazando el vínculo entre el trabajador y la producción de bienes materiales concretos. Por lo tanto, en este ensayo se mostrará en qué medida los conceptos de Marx y Hegel son abarcadores de la realidad de los mercados laborales del siglo XXI. Con este fin, se analizará en primer lugar la convergencia entre los planteamientos que hacen Marx y Hegel sobre el trabajo, para luego abordar la amplitud del concepto marxista de trabajo a partir del sistema de clases hegeliano según la división del trabajo. Finalmente, se discutirá la pertinencia actual del uso de la definición de trabajo marxista como categoría de análisis.
El trabajo en Marx y Hegel: algo más que un argumento de la función de producción
El concepto marxista de trabajo es central en su pensamiento, debido a que es mediante él que es posible la generación de riqueza y por ello, su concepto de plusvalía se centra en cómo el trabajo humano aplicado a un objeto genera valor, pues el objeto en sí carece del mismo. Asimismo, Marx distingue dos momentos en el trabajo y genera dos conceptos: la fuerza de trabajo como potencialidad para trabajar y el trabajo como el resultado de emplear la fuerza de trabajo.
Sin embargo, para Marx el trabajo no sólo tiene un carácter económico, sino que constituye una categoría que abarca la totalidad de la experiencia humana, ya que plantea que el hombre es un ser activo y dotado de movimiento que expresa su capacidad mediante el trabajo; medio por el cual alcanza la perfección:
"El trabajo es, en primer término, un proceso entre la naturaleza y el hombre, proceso en que éste realiza, regula y controla mediante su propia acción su intercambio de materias con la naturaleza. (…) Pone en acción las fuerzas naturales que forman su corporeidad, los brazos y las piernas, la cabeza y las manos, para de ese modo asimilarse, bajo una forma útil para su propia vida, las materias que la naturaleza le brinda, Y a la par que de ese modo actúa sobre la naturaleza exterior a él y la transforma, transforma su propia naturaleza, desarrollando las potencias que dormitan en él y sometiendo el juego de sus fuerzas a su propia disciplina" (Marx, 2005, p.116)
Marx concibe el trabajo no sólo como una actividad productiva, sino como una actividad humana a través de la cual el ser humano no sólo da forma a la materia, sino que en sí el trabajo es útil al hombre en la medida que lo moldea: mediante éste, ejercita y da vigor a sus músculos, incrementa la capacidad de su mente y también fortalece su voluntad. Por otra parte, plantea que el trabajo como una actividad que transforma la materia, permite la objetivación del hombre.
"El trabajo se compenetra y confunde con su objeto. Se materializa en el objeto, al paso que éste se elabora. Y lo que en el trabajador era dinamismo, es ahora en el producto, plasmado en lo que es, quietud. El obrero, es el tejedor, y el producto el tejido" (Marx, 2005, p.117)
Podría pensarse que esta particular forma de ver el trabajo sólo atiende a la perspectiva de la producción de bienes materiales. Esta conclusión correspondería a una lectura errada del concepto pues, ya en tiempos de Marx, lo que se entendía por trabajo no sólo se limitaba a transformar los elementos de la naturaleza para fabricar algo nuevo, sino que había ya una gran cantidad de productos inmateriales. El dimensionar la noción de trabajo que Marx plantea es relevante, dado que durante el siglo XX y lo que va del siglo XXI se han introducido un mayor número de elementos tecnológicos, lo que ha modificado el trabajo intelectual y físico. Sin duda, la definición de trabajo como actividad productiva constituye una categoría comprehensiva de cualquier tipo de trabajo, pues el producto del trabajo para Marx no es simplemente un objeto físico, sino el resultado de la puesta en marcha del hombre en su totalidad: es la marca que deja en el mundo y por lo tanto, se constituye como un medio para obtener reconocimiento y trascender.
Sin embargo, cabe mencionar que la visión de trabajo como actividad productiva no es una innovación de Marx, sino de Hegel. Por lo que, para comprender mejor la forma en que Marx define el trabajo, es necesario entender en primera instancia el concepto hegeliano de trabajo.
Marx plantea al trabajo más allá de la esfera económica, Hegel, por su parte, otorga al trabajo un interés ético. De acuerdo con su razonamiento, el trabajo es la más alta liberación del hombre, pues constituye la conquista de la propia voluntad. El paso del ser en sí a un ser para sí; y por lo tanto, es una actividad espiritual que distingue al género humano. A través de él, los hombres satisfacen sus necesidades en una manera totalmente distinta a los animales, que al no ser racionales, se dirigen sólo por sus instintos, consumiendo aquello que está presente en su ambiente. Los objetos naturales se destruyen en este proceso, que se repite a fin de sostener la vida sin que se logre algún tipo de desarrollo.
Por el contrario, el trabajo humano es una mediación entre nuestros apetitos naturales y la naturaleza que nos rodea; no está dirigido sólo por nuestros instintos y al llevarlo a cabo, no conduce a una simple destrucción del objeto natural que es tomado como materia prima. En lugar de eso, ocurre primero una gratificación por el propio trabajo, visto por el trabajador como una conquista del instinto por la ética; y, por lo tanto, materia de reconocimiento social.
Esta liberación es en el sujeto el duro trabajo contra la mera subjetividad del comportamiento, contra la inmediatez del deseo, así como contra la vanidad subjetiva del sentimiento y la arbitrariedad del capricho. (Hegel, 2000, § 187)
Por otra parte, mediante el trabajo humano se crea un producto nuevo que se consumirá después. El postergar el consumo del objeto requiere del desarrollo de frenos para el instinto y de la reflexión. El hombre toma la materia prima y le da una nueva forma a los objetos mediante su esfuerzo, por ello, el nuevo objeto creado refleja a quien lo elaboró. De este modo, el trabajo es una mediación entre la naturaleza y el instinto del hombre, que se objetiva a sí en el producto y, por medio de él, es capaz de reconocer su fuerza y habilidad en un contexto objetivo: el mundo.
El desarrollo de la conciencia y capacidad para reflexionar del ser humano mediante el trabajo requiere de la relación con otros hombres para objetivarse. Por ello, el trabajo humano no es la mera satisfacción de necesidades, también es una actividad social que sostiene la relación con otros, vía la satisfacción mutua de las necesidades. Por ello, la satisfacción del individuo por el trabajo constituye, a su vez, el sostenimiento del sistema de necesidades vitales de la sociedad civil. (Hegel, 2000, §189)
Marx tomó y desarrolló la visión hegeliana de trabajo como actividad productiva. No como una descripción de alguna actividad específica, sino como una forma general que aplica para cualquier trabajo y le dio un carácter aún más general al ligarlo al capital, pues define al trabajo productivo como todo aquel que genera plusvalía. En el sistema hegeliano, este énfasis en lo general se aprecia en la definición de trabajo como una "elaboración" en la que el nivel de mediación determina la diversidad de actividades posibles, sin privarlas de su carácter transformador.
"El elaborar es la toma de posesión más adecuada a la idea, porque unifica en sí (in sich) lo subjetivo y lo objetivo… Esta elaboración puede adoptar empíricamente las figuras más heterogéneas. El campo que cultivo es elaborado de ese modo. En relación a lo inorgánico la elaboración no siempre es directa. Por ejemplo, cuando construyo un molino de viento, yo no he elaborado el aire, pero hago una forma para la utilización del aire, el cual no me debe ser atribuido por esa razón, ya que no lo he formado. El que yo preserve la caza también puede ser considerado como un modo de elaboración, pues es un comportamiento en consideración a la conservación del objeto. Ciertamente, sólo el amaestramiento de animales es una elaboración más directa, que más proviene de mí." (Hegel, 2000, § 56)
Hegel trata en este párrafo a distintos tipos de trabajo como actividades de elaboración, dado que todas ellas dan forma a la materia, con ello da pues, un sentido productivo al trabajo que genera un producto material, como una artesanía o un producto manufacturado. Sin embargo, también se puede observar que Hegel ordena los diferentes tipos de trabajo de forma ascendente según el nivel de abstracción, es decir, la mediación que se establece entre el sujeto y el objeto natural, lo que retoma en su sistema de clases sociales según la división del trabajo: Clase sustancial o inmediata (1), Clase reflexiva o formal (2), Clase universal (3) (Hegel, 2000, § 202).
Este sistema de clases sociales se basa en el nivel de abstracción o mediación entre el trabajador y el objeto natural sometido a transformación que, como Hegel señala es la base de la diversificación del trabajo:
"Pero lo universal y objetivo en el trabajo se encuentra en la abstracción, la cual efectúa la especificación de los medios y de la necesitad vital, y por eso igualmente especifica la producción y origina la división del trabajo" (Hegel, 2000, § 198)
Marx, por su parte, desarrolla aún más esta idea, por lo que se analizará a continuación el concepto marxista del trabajo a la luz del sistema de clases sociales hegeliano, a fin de verificar que el aporte de Marx amplía la noción de trabajo inicialmente propuesto por Hegel.
La versión marxista de la división del trabajo hegeliana
En lugar de sólo tres clases sociales basadas en la división del trabajo, determinadas por el nivel de mediación entre la naturaleza el trabajador, como propone Hegel y considerando los aportes de Marx en El Capital, Sayers (2007) distingue en ambos autores cinco tipos de trabajo distintos: apropiación directa (1), agricultura y ganadería (2), trabajo artesanal (3), trabajo industrial (4), trabajo universal (5).

1. Apropiación directa
La forma de trabajo más simple sería la apropiación directa de la naturaleza, como ocurre en la cacería, pesca o recolección de plantas. En este tipo de trabajo, los objetos se toman tal como son en la naturaleza. Lo que distingue a este tipo de actividad es que no se transforme el objeto en sí. Se puede decir que este trabajo es muy parecido a lo que hacen los animales, de no ser porque se realiza de forma intencional y requiere además de la organización social y del uso de herramientas o utensilios.
"Todas aquellas cosas que el trabajo no hace más que desprender de su contacto directo con la tierra son objetos de trabajo que la naturaleza brinda al hombre. Tal ocurre con los peces que se pescan, arrancándolos a su elemento, el agua, con la madera derribada en las selvas vírgenes; con el cobre separado del filón." (Marx, 2, p. 115)
De acuerdo con Marx, entonces, la apropiación directa es una actividad productiva en la que se separa a un objeto natural de su entorno. Este objeto sufre un cambio mediante el cual es posible utilizarlo. Por ejemplo: si se trata de una presa de caza, es capturada y privada de la vida; una planta se corta o arranca desde la raíz y los minerales se remueven del lugar donde se encuentran. De acuerdo con este razonamiento, el trabajo se materializa, se objetiva en un cambio de lugar, de forma o de estado. Podría decirse que, de hecho, no existe un cambio sustancial en el objeto; sin embargo, a esta afirmación puede responderse –desde el sentido común: "más vale pájaro en mano que ciento volando".
2. Agricultura y ganadería
La agricultura y la ganadería, por su parte, no pueden considerarse como actividades de apropiación directa, pues en las primeras dos no se toma la naturaleza simplemente como se le encuentra. Mediante el cultivo de cereales y el cuidado de animales domésticos, la humanidad dejó de estar totalmente sujeta a los avatares de la naturaleza y se hizo más independiente de su entorno, pues fue capaz de controlar en mayor medida los recursos necesarios para su supervivencia.
De hecho, en la agricultura, la relación entre el hombre y la naturaleza está mediada por el trabajo previo. En primer lugar, para desarrollar el trabajo agrícola, se requiere de insumos que deben ser producidos o recolectados con antelación, como lo son las semillas y tierra cultivable que debió ser previamente labrada para la siembra. Asimismo, para desarrollar la ganadería como actividad productiva, se requiere tener antes un cierto número de animales.
"Frente a la vinculación del trabajo y de la ganancia a épocas naturales singulares y frente a la dependencia de la renta a la variable cualidad del proceso natural, la finalidad de la necesidad se convierte en una previsión del futuro… Con razón se ha colocado el comienzo verdadero y la primera institución del Estado en la introducción de la agricultura al lado de la introducción del matrimonio, puesto que aquel principio trae consigo la transformación y, por tanto, la propiedad privada excluyente…" (Hegel, 2000, § 203)
Sin embargo, Hegel identifica la agricultura como una actividad que desarrolla al hombre como ser que reflexiona y que se anonada ante la presencia de algo que no alcanza a controlar y comprender del todo "El hombre acepta aquí, con sentimiento inmediato, a lo dado y admitido y se agradece a Dios por ello, y vive en la confianza fiel de que este bien es duradero." (Hegel, 2000, § 203). Asimismo, esta actividad lo desarrolla como ser social, y como base de la noción de Estado, en tanto que trajo consigo el establecimiento de comunidades fijas en un territorio determinado y, por ende, la propiedad privada como forma de organización social (Hegel, 2000, § 203).
3. Trabajo artesanal
El siguiente grado del desarrollo del trabajo humano es la actividad artesanal, pues involucra un nivel de interacción diferente entre el objeto del trabajo y la naturaleza. En comparación con la agricultura, los procesos de fabricación artesanal dependen menos de los tiempos y contingencias de la naturaleza, debido a que es la creación de un producto por la actividad directa de un trabajador. Por ello, es una actividad eminentemente productiva. Lo que lo diferencia de las dos actividades anteriormente mencionadas, es que el trabajador utiliza sus propias habilidades para conformar un objeto, a partir de cierta materia prima que en sí es el producto de algún otro tipo de trabajo.
Si se toma al trabajo artesanal como la base del desarrollo de la industria, se encuentra nuevamente otro nivel de interacción entre el objeto del trabajo y la naturaleza, mediado principalmente por el capital, debido en primer lugar a la división del trabajo y, en segundo lugar, a la transformación del proceso de trabajo en sí, que conlleva el desarrollo capitalista, lo que Marx denomina sumisión formal del trabajo al capital (Marx, 2005, p. 307).
4. Trabajo industrial
A diferencia del trabajo artesanal, en el que proceso del trabajo no se altera, en el trabajo industrial se modifica la organización social del trabajo, mediante la división de la producción y la creación de la producción en línea. Para desarrollar cierto producto industrial, se requiere de muchas habilidades. Sin embargo, dentro de las fábricas se atomiza la fabricación de un producto y el trabajador se especializa, desarrollando sólo parcialmente las habilidades que requeriría para fabricar en su totalidad el producto. Además, al introducir maquinaria, se retiran los instrumentos de trabajo de las manos del trabajador y se le dan a la máquina, que es operada por el trabajador. Así, el proceso de trabajo se altera totalmente, desligándose del elemento artesanal, lo que Marx denomina como sumisión real del trabajo al capital (Marx, 2005, p. 306).
Más aún, con la transición del trabajo artesanal a la industria de manufactura el trabajo se convierte en un proceso cooperativo y social, en tanto que el producto deja de ser la expresión creativa de un individuo y pasa a ser el resultado de la actividad colectiva, dejando al margen a los productores. (Marx, 2005, p. 48). Asimismo, al incrementarse la escala de la producción, ésta se desliga de la satisfacción de las necesidades locales. Por ello, Hegel identifica el trabajo de la clase industrial como un proceso "universal" que tiene como objetivo satisfacer necesidades "universales" valiéndose del intercambio comercial, haciendo uso de un medio "universal" de cambio: el dinero (Hegel, 2000, § 204)
Marx abunda en este proceso de universalización del trabajo y muestra cómo la introducción de máquinas desliga los puestos de trabajo de las características físicas propias del obrero, restando plusvalía al trabajo.
"La capacidad de rendimiento de la herramienta se emancipa de las trabas personales que supone la fuerza humana de trabajo. Con esto, queda superada la base técnica sobre la que descansa la división del trabajo en la manufactura. He aquí por qué en la fábrica automática la jerarquía de los obreros especializados, característica de la manufactura, es sustituida por la tendencia a la equiparación o nivelación de los distintos trabajos encomendados a los auxiliares de la maquinaria y las diferencias de carácter artificial entre unos y otros obreros parciales se ven desplazadas predominantemente por las tendencias naturales de edad y sexo." (Marx, 2005, p. 244)
La introducción de maquinaria reduce el trabajo a actividades rutinarias. Asimismo, la industrialización introduce nuevas formas de automatización del trabajo, de modo que entre más mecánico sea el trabajo, cada vez más funciones quedarán a cargo de las máquinas, desplazando paulatinamente el trabajo humano; como lo han señalado tanto Hegel (Hegel, 2000, §198) como Marx (Marx, 2005, p.246)
De esta forma, a través del desarrollo de la industria, la relación entre el trabajo y el producto se va distanciando. El trabajo deja de ser la transformación directa del objeto por el trabajador. El elemento artesanal del trabajo se remueve por completo. En el proceso de producción, las máquinas producen por sí mismas y la naturaleza hace lo propio. Los propósitos humanos se llevan a cabo mediante la aplicación de la ciencia y el uso de la tecnología.
Así, la producción industrial se mantiene como la actividad productiva por excelencia, en la forma en que Hegel y Marx la definen: como una actividad premeditada con el fin de dar forma a los objetos de la naturaleza y generar nuevos objetos o valores de uso que materializan el trabajo humano; a pesar de que sea muy abstracta dicha relación.
4. Trabajo Universal
Es necesario tener en cuenta que incluso una industria automatizada totalmente no representa el máximo nivel de abstracción de la actividad humana. Para la sociedad industrial moderna hay formas de trabajo que parecieran no tener relación con la transformación de materiales o la satisfacción de necesidades materiales, como son todas aquellas actividades comerciales, administrativas o de cualquier tipo de servicios. En la sociedad actual estas actividades han aumentado en número e importancia.
Hegel y Marx presenciaron el inicio de los servicios como actividad económica. Sin embargo, sus definiciones sobre el trabajo son muy útiles para comprender el sector de servicios como lo conocemos actualmente. En primer lugar, Hegel identificó al comercio como una actividad totalmente subordinada a la industria manufacturera. Por el contrario, ubicó tanto al trabajo administrativo como a la educación en una esfera totalmente diferente. Estos tipos de trabajo, según él, por su carácter "universal" requerían de un tipo de trabajadores "universales": la clase que constituirían quienes llevaban a cabo servicios públicos y privados. Este trabajo es "universal" en tanto que es totalmente abstracto, desligado de la creación de objetos particulares para satisfacer necesidades específicas; más aún, requiere en mayor medida del empleo de la razón y el intelecto.
Asimismo, Marx define el trabajo en los servicios como el empleo de habilidades intelectuales y la generación de una relación aún más abstracta entre el objeto y el trabajador que en el caso de la industria manufacturera; en tanto que el concepto de trabajo productivo se restringe no a la producción de mercancías, sino a la producción de plusvalía. (Marx, 2005, p.306) Esta restricción permite que el concepto marxista de trabajo productivo sea más abarcador en los tipos de actividades que pudiera considerar.
A pesar de no requerir de materias primas para su realización, tanto Hegel como Marx identifican al trabajo en actividades comerciales, administrativas y de servicios como actividades productivas y las incluyen en el marco teórico de los otros tipos de trabajo, debido a que en cuanto más se desarrolla la industria, se requiere en mayor medida de la instrumentación de actividades comerciales y administrativas; dado que se requiere de mejores mecanismos de distribución e intercambio de bienes entre productores y consumidores. Por lo tanto, el comercio, la administración y los servicios son actividades productivas, en tanto que crean y sostienen estas relaciones económicas y sociales, necesarias para la producción. (Hegel, 2000, §205)

La actualidad del concepto marxista de trabajo desde una perspectiva hegeliana
Tanto para Marx como para Hegel el trabajo es una categoría fundamental para el desarrollo de sus ideas. Para Marx, es la base de su concepto de plusvalía y para Hegel es el primer momento del sistema de necesidades. Para ambos el trabajo es más que un mero insumo de la producción: es un elemento propio de la naturaleza humana, un medio de transformación de la materia y de realización de la persona.
Esta visión universal de la noción de trabajo es lo que le imprime su carácter de actualidad, pues a pesar de la diversificación y complejidad de los mercados de trabajo del siglo XXI, es posible incluir la multiplicidad de tipos de trabajo existentes dentro de la definición de trabajo revisada en este ensayo; puesto que no se limita a la consideración del trabajo como una simple actividad de transformación, sino que tiene en cuenta los diferentes niveles de mediación que ocurren entre el objeto de la naturaleza y el trabajador. Asimismo, considera la complejidad de los procesos económicos en el carácter de universalidad que los distintos niveles de abstracción otorgan al trabajo.
La introducción de tecnología de la información y uso masivo de computadoras; así como la creciente automatización de los procesos productivos, el desarrollo y diversificación de los servicios, el incremento en la actividad comercial a nivel global y el impulso de los mercados financieros tienen como resultado que el crecimiento económico, principalmente dado por el aumento en la producción y el comercio, se conforme como un proceso cada vez más complejo, en el cual, se especializa cada vez más al trabajador, alienándolo en mayor medida del valor de su trabajo. Recuperando las ideas de Hegel, el trabajo ha sufrido un proceso de universalización, debido a un incremento en el nivel de abstracción, generado por las múltiples y complejas mediaciones. Uno de los efectos negativos de este proceso es el surgimiento de emprendedores oportunistas que lucran, desvalorizando al trabajador. Muestra de lo anterior es el surgimiento de outsourcings o consultorías que detrás de la bandera de la flexibilidad laboral, cobran a un tercero por un servicio hecho por trabajadores a los que pagan a un precio menor al requerido para la reproducción de la fuerza de trabajo, llevando a la pauperización progresiva y generalizada de los trabajadores.
Asimismo, el incremento en la complejidad de los procesos de producción y el desarrollo del sector servicios han llevado a una mayor dependencia social del trabajador, dada por una compleja cadena de mediación que es posible relacionar directamente con el incremento en el comercio internacional, la dispersión de la industria trasnacional, la influencia de los mercados financieros, así como debido al uso de las telecomunicaciones; que provocan que los trabajadores de todo el mundo y de cualquier actividad estén cada vez más fuertemente ligados entre sí. Por ello, la forma en que Hegel y Marx proponen el concepto trabajo puede ser un elemento clave para el desarrollo de análisis que permitan una mejor comprensión de la realidad económica actual, en la medida que toma en cuenta el carácter humano de los procesos productivos, abarcando prácticamente cualquier tipo de trabajo y considerándolo más allá de la economía, como un elemento ético, necesario para la realización humana, la consolidación de las relaciones sociales y la búsqueda de la libertad.



Fuentes bibliográficas
Hegel, G.W.F. (2000). Rasgos Fundamentales de la Filosofía del Derecho o compendio de derecho natural y ciencia del estado. Trad. Eduardo Vasquez. Madrid, Editorial Biblioteca Nueva,
Marx, K. (2005). El Capital, tomo I, vol. 1. México, Siglo XXI Editores.
Sandoval, F. (2012), Ese fenómeno llamado outsourcing. Animal Político [en línea]. http://www.animalpolitico.com/2012/10/ventajas-y-riesgos-de-la-subcontratacion-outsourcing-en-mexico/. [fecha de consulta: el 10/02/2015 19:33]
Sayers S. (2007). The Concept of Labor: Marx and His Critics. Science & Society, Vol. 71, No. 4 (Oct., 2007), Guilford Press pp. 431-454. http://www.jstor.org/stable/40404442. [fecha de consulta el 29/01/2015 21:22]
Tausch, A. (2010). Globalización y desempleo. Reflexiones empíricas desde la perspectiva de la teoría del "sistema mundial". Revista de ciencias sociales, (128-129). http://revistacienciassociales.ucr.ac.cr/wp-content/revistas/128-129/05-TAUCSH.pdf. [fecha de consulta el 29/01/2015 23:05].

UAS - FACESFabiola López González
La amplitud del concepto marxista del trabajo y su actualidad, desde una perspectiva hegeliana




Un estudio hecho por la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) advierte a sus agremiados sobre las ventajas de trabajar con empresas de subcontratación de personal (outsourcing en inglés), pero también de los riesgos de laborar con ellas, como es la "responsabilidad solidaria" que se tiene en materia de seguridad social con los trabajadores en caso de que la compañía contratada no cuente con la suficiente solvencia económica para hacerse cargo de sus obligaciones.
Arno Tausch demuestra con evidencia empírica que existen correlaciones negativas a largo plazo entre la penetración alta del capital extranjero (concepto UNCTAD) y el empleo a nivel mundial; esta correlación se mantiene también en un estudio del desarrollo regional en la Unión Europea.
Culiacán, Sin., a 13 de febrero de 2015.

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.