Acerca del Tacto

June 23, 2017 | Autor: Gabor Csepregi | Categoría: Ethics
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Descripción

Acerca del

TACTO GABOR CSEPREGI

No se puede decir que en estos tiempos nos estemos distinguiendo por la delicadeza en el trato mutuo. A través de los medios de comunicación nos enteramos deformas de comportamiento en la familia, en la escuela, en el trabajo y a veces en el parlamento, más bien groseras e hirientes. En este artículo, el autor1 se refiere al tacto, cualidad humana sutil que

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aclav Havel sostiene en un ensayo reciente que es absolutamente falso que un político tenga que mentir o intrigar. "Lu que sí es necesario -señala- es el tacto, los instintos apropiados y el buen gusto". Su experiencia de la gran política le ha permitido descubrir que el buen gusto es mas importante que un diploma de estudios superiores en ciencias políticas- . Estas observaciones del presidente ele la República Checa están hechas para asombrar a todos aquellos -innumerables hoy, al parecer- que ven la vida política como poco recomendable, y dan ade más ocasión al filósofo para repensar ciertas cualidades de la vida aparentemente difíciles de captar y que una mirada superficial juzgaría secundarias. Tal es la reflexión que desearía iniciar,

es expresión del aprecio de sí mismo y de los '

otros y que sostiene una manera esperanzadora de convivencia entre personas. MENSAJE ?| Oaubn 19%

El autor es profesor del Coiiege Dominicain de Pbilosophteet 'flH'ologie de Ottawa, Cunada. Et artículo está tomado de Science et Sprit XLVU,3 (1995). Vacian Havel: Polítics, Moraiily and Civility, en SuinimT Medítations de Al/red A. Knopf. Canadá, 1992, pp 10-12.

centrándome en el tacto, porque este cristaliza algunos de los elementos étii os mas esenciales para la con; ivencia humana, sobre iodo en nuestros días. No carece de razón Havel cuando lamenta la falta de cortesía y delicadeza en las relaciones profesionales y las decisiones de ciertos políticos. Basta con asistir a algunos debates parlamentarios para oír las vulgaridades de diputados incapaces de convencer de otro modo, ávidos de alcanzar una mayor popularidad. No menos en decadencia parece estar el tacto en nuestro medio educativo: los profesores se quejan de que sus alumnos los abordan en forma hiriente e insolente; incluso la vida familiar parece marcada por un recrudecimiento de palabras y gestos poco delicados. La rude/a se manifiesta también en nuestros modales groseros con los objetos de la vida diaria. Adorno ha hecho notar que "se ha olvidado cómo ' errar suavemente y sin ruido una puerta; las de los autos o refrigeradores, hay que golpearlas"^ . .Sometidos a la exigen< ia de una "pesada precisión" nuestros movimientos se van haciend< > cada POR EL TACTO VAMOS MÁS ALLÁ DE LA SUPERFICIE DE LOS SERES: ESTE ES vez más bruscos y entrecortados, des(COMO EL OÍDO EN LA AUSCULTACIÓN) EL SENTIDO DE LA INTERIORIDAD provistos de toda hesitación y refinamiento, como ya lo deploraba \ietzsche H . seres: este es (como el oído en la imprevistas de la vida real, gracias a una auscultación) el sentido de la interiori- capacidad de percibir lo que escapa a la "TENER TACTO" dad, el sentido por el cual me experi- regla general. mento de algún modo al interior ele mi Sin el laclo no sabríamos meternos en Estas no son más que manifestaciomismo por vez primera -por el y no por la piel tlel olio, adivinar sus intereses y nes de la ausencia de tacto, y no las más la vista, por ejemplo, me doy cuenta de preocupaciones, manteniendo una cierta profundas. ¿En qué consiste precisaque mi mano me pertenece-, y al mismo compostura, una distancia apropiada. mente el tacto? Se manifiesta por una tiempo como distinto de los demás Porque el lacio nos salva de una intruelección adecuada de contactos, un seres. sión molesta en la esfera íntima del otro; sentido refinado de la decencia en el Analógicamente, lo que se revela en nos permite evitar tóela torpe brusquecomportamiento. La expresión "tener el tacto es una atenta receptividad a lo dad \ ti tdoroce embarazoso, pre\ inientacto" nos remite al sentido del verbo o >ncreto, el sentid< > de matices afectiv< >s, do los posibles choques violentos tocar. Gracias a este sentido, la manóse sobre todo: ele lo que conviene a los "Tenertacto" me evoca loque la ética amolda con admirable suavidad y delidemás, en especial a los humanos. El clásica llamaba la benignidad, esa vircadeza al contorno y Ui realidad de las tacto se traduce en una sensibilidad tud que, procediendo de la viva concosas mismas: percibe el calor < > el trio, especia] frente a lo contingente concre- ciencia deque no basta, por ejemplo, la la aspereza o la blandura, la solide/, o to, a las circunstancias cambiantes e voluntad de dar, vela sobre el modo de fragilidad y se adapta a ellas. En forma aun más significativa, por el laclo vaTheodorAdorno: Mínima Moralia. Réflexions sur la vie muülée. Parts, Payot 198 .' A 7•> mos mas allá de la superficie de los Friedrick Nietzcbe. La < ¡ . I \ J (. iencla, A . :.."> MENSAJE |

Octubre t996

GUARDAR SILENCIO

AL REÍR, EL SER HUMANO MANIFIESTA LA CAPACIDAD DE DISTANCIARSE DE SÍ MISMO. DE

Baste decir que el valor del tacto se revela sobre todo en nuestras conversaciones: entre la gran variedad de las formas del lacio, yo pondría en primer lugar la disposición a guardar silencio. I ii silencio que no significa desinterés ni condescendencia, sino más bien la voluntad de escuchar, de prestar aten ción, de dejarse guiar y convencer, de admitir las propias limitaciones, incerti dumbres o deficiencias. Solo el que sabe escuchar y confrontar las experiencias y puntos de vista diferentes puede evitar los peligros del error y la ignorancia. La consideración respetuosa de las palabras del otro, urgencia manifiesta tanto en el campo de la educación como en el de la investigación científica, es en el fondo inseparable de nuestro sentido de la verdad.

CONSIDERARSE COMO DESDE AFUERA, EN FORMA A LA VEZ. CRÍTICA V DISTENDIDA. E L HUMOR SUPONE HUMILDAD.

\sí. el tacto va acompañado de un refinamiento estético, de sensibilidad a las formas de la cortesía, la finura y el cumplimiento. Este sentido estético implica a su vez una aptitud para percibir y producir la interacción equilibrada y la rela< ion armoniosa entre ciertos gestos palabras o actitudes. Pero eso no es todo. Supone también la capacidad de reconocer y considerar estos diversos elementos más allá de preocupaciones purase< > de ser rec< >n< >cid< >s y c< imprendidos mente utilitarias, Como lo subraya el físico y filosofo K. von Weizsácker, se por nuestros semejantes. La imagen que trata de una aptitud para percibir y crear tenemos de nosotros mismos depende las formas que sin ser indispensables ran parte de la opinión y el comportamiento de los demás hacia nosotros. para vivir, se presentan 'sin la seriedad Cuando alguien nos niega el saludo o de 1< i necesario " . Saber informar a alnos habla con arrogancia, sufrimos por guien con delicadeza de una decisión ser ignorados o despreciados. Kl autén- que le sera penosa; saber dosificar con tico tacto esta ligado a una viva con- finura humor, ironía v seriedad para ciencia de la necesidad humana de atenuar las distancias o las dificultades reconocimiento, al respeto del deseo de las relaciones humanas según las universal de la persona -aunque no circunstancias; ello exige recursos poco siempre sea confesado o consciente- de comunes de gratuidad y humanidad, en una palabra: laclo. sentirse única e irreemplazable. prodigar los dones en el mayor respeto al ser concreto del otro. La elección de los medios oportunos, adaptada a las personas y a las circunstancias, es de capital importancia, a tal punto que con frecuencia al receptor le importa más la forma ele dar que el mismo don, como lo recuerda acertadamente [saiah Berlín en páginas notables sobre el deseo de reconocimiento^. En todos nosotros. individuos o pueblos, late un vivo de-

Ver Isaiah Beriin. VAoge de la liberté, París, Calman-Lévy, PressesPocket 1988 p -'-'ss. KariFnedricb van WeizsAcker. Der G a n e n des Menw Wic hen. Fmnhfurt ii»t Mein. Fischer 7987. p 104 HenriBergson "Lapolií ••• nEcrits et paroles il París PUF 1957,p.62

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"I Octubre

APRECIO DEL OTRO Y DE SÍ MISMO

Pero el reconocimiento sincero de los méritos del otro va mucho más allá del escuchai atentamente. Bien señala Bergson en sus páginas sobre la cortesía, hasta qué punto un elogio oportuno, una alabanza adecuada, inspiran al otro ta confianza en sí mismo, "la condición del g< »zo y la esperanza en el presente tanto tomo la prenda para el éxito en el futuro"7 Aquí tocamos una necesidad apremiante de nuestros tiempos. Quizás ninguna época como la nuestra ha ocasionado la autodestrucción por el desprecio de sí mismo ni empobrecido el siquismo humano en su vida interior hasta la destrucción por la desesperación. El uso masivo de las "técnicas de envilecimiento" u ¡.Maree!) por parte de los regímenes totalitarios, la proliferación en los medios de imágenes degradadas, vacías de lo humano, son algunos ejemplos de los factores que han erosionado la búsqueda de sentido y la autoestima esenciales a la acción propiamente humana. Al mismo tiempo en los contactos profesionales, la envidia y el temor ahogan en muchos el reconoci-

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miento del otro como el de sí mismo, fuente primera de la voluntad de actuar. ¿Por qué extrañarse entonces del número creciente de .suicidios, en especial entre nuestros jóvenes? "La mayor desgracia de la humanidad -escribía Jean Lacroix- sobreviene sin duda cuando los hombres ya no saben amarse a sí mismos"® . En tal contexto, el tacto desempeña un rol compensatorio y puede obrar maravillas: en el intercambio entre colegas, con los alumnos, entre patrones y empleados, permite incluso apreciar las cualidades de los (.lemas y realmente fomentarlas. Pues, u>rno bien lo viera Alain. "en la conversación, como en la danza, cada uno es el espejo del otro"9 . SENTIDO DEL HUMOR

Ya he sugerido que una de las principales manifestaciones del tacto es el sentido del humor, en el que se reflejan los misinos rasgos fundamentales. Ya Aristóteles subrayó que los hombres de tacto saben agradar oportunamente - con tino, con guante blanco diríamos en lenguaje familiar10 . En un estudio importante sobre la creatividad, Arthur Koestler demuestra que el humor, que relaciona ideas, observaciones y sistemas de percepción diferentes, s u p o n e el fenómeno antropológico capital y bien conocido de la autotrascendencid' . Al reír, el ser humano manifiesta la capacidad de distanciarse de sí mismo, de considerarse como desde afuera, en forma a la vez crítica y distendida. El humor supone humildad. Implica distancia con

respecto a los propios impulsos y prejuicios, y permite tomar en serio los intereses y convicciones del otro, sin que el yo egoísta haga de pantalla. Este cuidado de la objetividad inherente al humor se manifiesta también en el gusto por lo concreto que le acompaña, en la "creciente necesidad de la verdad de la vida", tan bien descrita por Nicolai Hartmann12 . Gracias a su realismo, el humor hace volver la mirada hacia lo que estaba oculto por la mentira o por las diversas simplificaciones reductoras de lo concreto. Recordemos que en más de algún país y no hace mucho tiempo, el humor ha sido uno de los medios mas sanos y eficaces para rechazar y denunciar las mentiras de la propaganda oficial. Pero ahora, suceda lo que suceda, manteniendo el contacto humano con lo real y su integridad. ¡11 (>tege al mismo tiempo la estima del individuo concreto. Es cierto que la delicadeza que se despliega en las conversaciones puede llegar a ser ficticia y superficial. Todos hemos sido decepcionados en este sentido. Pero ese tipo de experiencias hace entrever, por contraste, la necesidad de un auténtico tacto.

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IMPORTANCIA DE LAS FORMAS

Esta breve meditación acerca del tacto debería reafirmar una antigua verdad: una vida en la que se mezquina la armonía, el ornato, la gratuidad. en una palabra, la belleza, nos deja profundamente insatisfechos, Agregaría que la importancia que se da a la aceptación de las formas nos permite vivir los valores éticos en forma clara y constante. Como lo muestra Hartmann en su Etica, la madurez moral del individuo depende tanto del cumplimiento de ciertas formas de comportarse como del acatamiento de las reglas o normas establecidas, sin lo cual "el hombre se opaca en lo deforme y Jo inculto"'-V Romano Guardini señala de igual manera que "la relajación de las costumbres se expresa inmediatamente por la decadencia de los modales en las relaciones sociales"14. Estas advertencias son muy oportunas, pues los gestos impregnados de tacto -como un saludo gracioso o una sonrisa amable- implican el desapego de los propios intereses y el reconocimiento de la dignidad humana que hoy más que nunca mere ce ser puesta en el centn i de la etica y de la vida.d

Jvttn Lacroíx: Le.-i sentiments et la v ic morale, 6" Ed. París. PI:F. 196% p U

Alain; Propos sur le bonheur, París, Gaüimard, 1967.. p 172 "> Ansíateles. Retórica II, 4. I.ifil a 34: Etica a Nicómaco TV, 14 1127-b, 35ss Arthtir Koestler: The Act of Creatíon hondón, Pan Books, 1970pp Í2-4. Nlcolai Hartmann Ásthetik Berlín, w de Gruyter, 1953, ¡' 447. \icolaiHartmann Ethik, Berlín, H .deGntyter, 1962. p.482. Jr

Aliiíííí¡);('C,'/fíí;-¡-/jí¡í.M()rLik-ai!-doládesintercti[s,

i'uns. Cerf, 1970, p 140 MENSAJE I Octubre 1996U

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