ACERCA DEL AZAR DESTINO Y FELICIDAD EN RELACION CON LA ETICA EN EL PENSAMIENTO DE ARISTOTELES

May 26, 2017 | Autor: M. Polisena | Categoría: Philosophy, Philosophie Grèce Ancienne
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Descripción

Página 1 de 10 Acerca del azar, destino y felicidad en relación con la Ética en el pensamiento de Aristóteles

Marcos Fabián Polisena

Alumno de Licenciatura en Filosofía. Alumno de Licenciatura en Letras Clásicas. Universidad Nacional de Córdoba. UNC. Argentina [email protected] Publicado en FILOZOFSKI POGLEDI. Belgrado. Diciembre 2016. http://filozofski-pogledi.weebly.com/about-philosophical-views.html http://filozofski-pogledi.weebly.com/unesco-world-philosophy-day http://filozofski-pogledi.weebly.com/unesco-world-philosophy-day/acerca-del-azar-destino-y-felicidaden-relacion-con-la-etica-en-el-pensamiento-aristoteles

Este trabajo tiene su origen en un Seminario dictado por los Profesores Ramón Cornavaca -a quien debo el incentivo y la inspiración-, Pedro Luis Villagra Diez y José Lissandrello en la Universidad Nacional de Córdoba en dos mil quince. A pesar de los dos mil cuatrocientos años que nos privan de ser testigos de las promenades philosophiques que acostumbraba dar Aristóteles por los jardines del Liceo acompañado de los peripatéticos, su pensamiento se encuentra a plena disposición para nuevas reflexiones y reinterpretaciones de valor inconmensurable. El albur con el que corre este trabajo es el de hacer una breve consideración sobre las nociones de «μοῖρα», «τύχη» y «εὐδαιμονία» en la filosofía aristotélica. Arguyo que estos términos se encuentran vinculados con las ideas que expone el estagirita en sus obras: Ética Nicomaquea, Física y Metafísica porque, la visión eudaimonista de la realización del hombre que presenta es oportuna para explicar el desarrollo de las «ἀρεταί» del hombre virtuoso, según el establecimiento de la «ἕξις» Aristóteles, hijo de su tiempo, aprendió bien de Platón el amor por las simetrías. Las acciones de los hombres y los acontecimientos del mundo, un microcosmos y un macrocosmos, están vinculados por un azaroso devenir o por un contundente designio, quizás ambos caras de una misma moneda. En este sentido cabe pensar la relación entre destino y libertad no en forma dicotómica sino complementaria.

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I

Χορός: ἧ μέγα μοι τὰ θεῶν μελεδήμαθ’, ὅταν φρένας ἔλθῃ, λύπα παραιρεῖ ξύνεσίς τε: τίς ἐλπὶς ἃ κεύθει λείπεται ἔν τε τύχαις θνατῶν καὶ ἐν ἔργμασι λεύσσειν; ἄλλα γὰρ ἄλλοεν ἀμείβεται, μετὰ δ’ ἵσταται ἀνδράσιν αἰὼν πολυπλάνητος αἰεί.1 ῾Ιππόλυτος, Εὐριπίδης. “Coro: Mucho alivia mis penas la providencia de los dioses, cuando mi razón piensa en ella, pero, aunque guardo dentro de mí la esperanza de comprenderla, la pierdo al contemplar los avatares y las acciones de los mortales, pues experimentan cambios imprevisibles y la vida de los hombres, en perpetuo peregrinar, es siempre inestable.”2 Hipólito, Eurípides.

La felicidad parece ser el motor de nuestras acciones, es decir, quizás no pongamos en marcha ninguna empresa sino en razón última de conquistar la felicidad. Para no precipitarnos, cabe destacar algunas diferencias filológicas acerca del término «felicidad» tal como lo entendían los griegos. Haremos referencia a dos palabras: la primera, «μακαριότης», que podría ser traducida como bienaventuranza, condición propia de los dioses olímpicos en la épica homérica; y la otra, «εὐδαιμονία» cual vendría a ser lo más cercano a nuestra idea de «felicidad». Etimológicamente, «εὐδιαίμων» no significa otra cosa que “disponer de un buen daímon”, es decir, tener una divinidad que preste beneficio a mis propósitos para alcanzarlos con éxito. Eduardo Sinnott opta por una traducción más parca: «dicha». Nosotros no estamos en contra de esa traducción, por el contrario, nos parece oportuna y verosímil, pero en las ocasiones meritorias, la palabra «εὐδαιμονία», permanecerá en griego, para no perder el matiz semántico que su etimología indica. La principal diferencia entre la “bienaventuranza” de los dioses inmortales y la «εὐδαιμονία» de los hombres, es que la primera no manifiesta cambios. Las divinidades que aparecen en Homero y en Hesíodo poseían caracteres antropomórficos, eran capaces de albergar la envidia, la ira y hasta de practicar la conspiración y el adulterio, 1

Versión en griego de: David Kovacs. Perseus Digital. vv. 1105-1110. Eurípides (1982), Hipólito. Trad. A. Medina, J. A. López Férez y J. L. Calvo. Madrid. Ed. Gredos. p. 268. vv. 1105-1110. 2

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pero su “bienaventuranza” era constante. En cambio, para nosotros los mortales, la felicidad constituye un estado oscilante; representa un movimiento pendular esporádico que va del hartazgo a la carencia absoluta de los bienes que nos hacen felices. Ahora bien, Aristóteles concibe la felicidad no como un estado definitivo en el que descansamos para siempre, sino como una actividad, una actividad que tendrá su modo de realizarse según el modo de vida que cada quien escoja. En el libro primero de la Ética Nicomaquea, el estagirita distingue tres modos de vida3, a saber: el dedicado a los placeres, propio de los hedonistas, el consagrado a la búsqueda de los honores (se lo atribuye a los políticos), y por último, la vida teórica «ζωὴ θεωρική», dedicada a la contemplación «θεώρησις». Esta última, en toda la filosofía antigua, es tenida en consideración como el modo de vida más elevado porque, la contemplación es la actividad racional propia del ser humano, constituye un fin en sí misma, y eso hace libre a quien la practique. Aristóteles no desconoce que los hombres se conduzcan en pos de conseguir honores y placeres, no obstante, enfatiza el hecho de que la «felicidad» es la más buscada de todas las cosas que existen: -δ´ ἡ εὐδαιμονία μάλιστ´ εἶναι δοκεῖ· ταύτην γὰρ αὶρούμεθα ἀεὶ δι᾿ αὐτὴν καὶ οὐδέποτε δι’ ἄλλο, τιμὴν δὲ καὶ ἡδονὴν καὶ νοῦν καὶ πᾶσαν ἀρετὴν αἰρούμεθα μὲν καὶ δι’ αὐτὰ (μηθενὸς γὰρ ἀποβαίνοντος ἔλοίμεθ’ ἂν ἔκαστον αὐτῶν), αἰρούμεθα δὲ τῆς εὐδαιμονίας χάριν, διὰ τούτων ὑπολαυβάνοτες εὐδαιμονήσειν. τὴν δ’ εὐδαιμονίαν οὐδεὶς αἰρεῖται τούτων χάριν, οὐδ’ ὅλως δι’ ἄλλο-4 “La dicha es tenida por una cosa de esa clase en el más alto grado, pues la elegimos siempre por ella misma, y nunca a causa de otra cosa. En cambio, elegimos el honor, el placer, el intelecto y toda forma de virtud por ellas mismas, desde luego (pues elegiríamos cada una de ellas aunque nada más resultara), pero las elegimos también con vistas a la dicha, en la idea de que por medio de ellas seremos dichosos. Pero nadie elige la dicha con vistas a aquellas cosas ni, en general, a causa de ninguna otra.”5

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Ciertamente, al final agrega uno más, el modo de vida práctico. Versión en griego extraída de: J. Bywater Perseus. Digital. 1097b.30. 5 Aristóteles (2010). Ética Nicomaquea. Trad. Eduardo Sinnott. Buenos Aires. Ed. Colihue. pp. 22-23. 1097b30. 4

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II “Everything of course is necessarily determined, and yet of course our wills are free: a sort of free-will determinism is the true philosophy”. William James.

Es menester para seguir nuestra exposición, hacer mención a las nociones de hábito «ἕξις» y virtud «ἀρετή» porque en torno a ellas es que Aristóteles erige su propuesta ética. La virtud es un «hábito electivo», es decir, consiste en aprender a , y para Aristóteles este adiestramiento se adquiere practicando las virtudes, de esta manera, no hay otra forma para volverme justo que practicando la justicia y prudente practicando la prudencia. -Ἔστιν ἄρα ἡ ἀρετὴ ἕξις προαιρετική, ἐν μεσότητι οὖσα τῇ πρὸς ἡμᾶς […]” “La virtud es, entonces, un hábito electivo que consiste en una medianía en relación con nosotros […]”.6

Que Aristóteles ponga en juego la noción de no resulta menor. Hasta entonces en las investigaciones sobre ética que hicieron sus antecesores, -Platón, por ejemplo- había la idea de un único bien, a la cual debemos conocer para participar de su perfección y volvernos virtuosos. 7 Aristóteles asimila el precepto délfico8 y las enseñanzas de Sócrates y Platón, pero arguye que el conocimiento de uno mismo debe conducir a reconocer que existen medidas según cada uno, a las cuales no debemos desatender si pretendemos continuar nuestro camino hacia la virtud. Insistimos en la práctica de la virtud porque según Aristóteles: -[…] καὶ ἡ ἀνθρώπου ἀρετὴ εἴν ἂν ἡ ἕξις ἀφ’ ἧς ἀγαθὸς ἄνθρωπος γίνεται καὶ ἀφ’ ἧς εὗ τὸ ἑαυτοῦ ἔργον ἀποδώσει.-

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Ibíd. 1107a.1. pp. 65-66. “La idea del Bien es el objeto del estudio supremo, a partir del cual las cosas justas y todas las demás se vuelven útiles y valiosas.” Ver República de Platón Libro VI, 505a. 8 γνῶθι σεαυτόν. 7

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. “[…] la virtud del hombre será el hábito por el cual un hombre llega a ser bueno y por el cual cumplirá bien su función.” 9 Esta -ἀνθρώπου ἔργον- es la piedra basal sobre la que se sustenta toda la ética aristotélica. Al ser el hombre un ser racional, encuentra su realización plena en esta actividad que lo caracteriza, el uso de la razón. Ahora bien, si la actividad más sublime que conoce la naturaleza humana es dijimos más arriba- es el uso de la recta razón -ὁ ὀρθὸς λόγος- y esta actividad ἐνέργεια- está íntimamente vinculada con la «εὐδαιμονία» ¿Por qué entonces si existe el ser en potencia -hablando en términos aristotélicos- de ser feliz nos encontramos con cambios de fortuna que a través de una sorprendente peripecia nos producen infelicidad o nos hacen caer en desgracia?10 -ἀνθρώπου δὲ τίθεμεν ἔργον ζωήν τινα, ταύτην δὲ ψυχῆς ἐνέργειαν καὶ πράξεις μετὰ λόγου, σπουδαίου δ’ ἀνδρὸς εὖ ταῦτα καλῶς […] τὸ ἀνθρώπινον ἀγαθὸν ψυχῆς ἐνέργεια γίνεται κατ’ ἀρετὴν […]“[…] afirmamos que la función del hombre es una forma de vida, y que esta consiste en una actividad del alma y en acciones acompañadas de razón, y que es propio del varón virtuoso hacerlas bien y noblemente […] si es así, el bien humano es una actividad del alma de acuerdo con la virtud. […]”11

Aristóteles entiende que las empresas humanas se mueven en el plano sublunar, donde impera la contingencia y el azar, por eso procede a formular una osada aserción: -ὑπάρξει δὴ τὸ ζητούμενον τῷ εὐδαίμονι, καὶ ἔσται διὰ βίου τοιοῦτος: ἀεὶ γὰρ ἢ μάλιστα πάντων πράξει καὶ θεωρήσει τὰ κατ’ ἀρετήν, καὶ τὰς τύχας οἴσει κάλλιστα καὶ πάντῃ πάντως ἐμμελῶς ὃ γ’ ὡς ἀληθῶς ἀγαθὸς καὶ τετράγωνος ἄνευ ψόγου.“Así pues, lo que buscamos se dará en el [hombre] dichoso, y [este] será tal a lo largo de su vida, pues siempre, o más que nada, actuará y conocerá lo que es conforme a la virtud; y soportará los cambios de fortuna con la más grande nobleza y de manera

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Ética Nicomaquea. 1106a. 20. En griego existen varias palabras para decir desgracia, una de ellas es «ἀτυχία», que está compuesta por una «α» privativa y por la palabra «τύχη», que significa azar. 11 Ética Nicomaquea. 1098a. 10-15. 10

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completamente digna en todos los sentidos si -es bueno de verdad- y -cuadrado sin reproche-.”12

“Soportará los cambios de fortuna con la más grande nobleza y de manera completamente digna […]”. Aristóteles nos invita a concebir un mundo en el que seamos responsables por nuestras acciones. Si bien no nacimos virtuosos, no obstante, está la posibilidad contenida en la naturaleza humana de volvernos virtuosos, y por tanto felices. Nos persigue la idea de que el destino resulta algo que padecemos a través del tiempo; sin embargo Aristóteles nos enseña que la perfección de las simetrías exige que cada elemento tenga su contraparte, de ésta manera, si somos libres, si tenemos libre albedrío; es menester que exista el destino y junto con él, la contingencia. Mas si el virtuoso debe aprender a elegir bien, ¿dónde encuentra el criterio según el cual conducir su elección? Para Aristóteles, este criterio, es el justo medio, pero un justo medio a la medida de cada uno. Cada uno debe encontrar la valentía, la magnanimidad, la conmiseración, pero siempre atendiendo a la naturaleza particular de quien actúa. Por eso, entendemos que en la ética aristotélica, el azar es una noción clave, porque para Aristóteles, el azar no es causa de nada, sin embargo: -Εἰσὶ δὲ τινες οἷς δοκεῖ εἶναι αἰτία μὲν ἡ τύχη, ἄδηλος δὲ ἀνθρωπίνῃ διανοίᾳ ὡς θεῖόν τι οὖσα καὶ δαιμονώτερον.“Hay algunos que opinan que el azar es una causa, aunque oculta al entendimiento humano, por ser algo divino y completamente extraordinario.”13

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Ibíd. 1100b. 15-20. Aristóteles (1993). Física, Libros I-II. Trad. Marcero Boeri. Buenos Aires. Ed. Biblos. p.85. 196b5.

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III “Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre se sabe para siempre quién es”. Jorge Luis Borges

Existe una noción clave de la filosofía aristotélica, la de «πράξις» (práxis), esta palabra, que a nuestra lengua suele traducirse como «acción» tiene una carga semántica especial en griego: Una «πράξις» es una acción, que tiene un principio, un medio y un fin, y que el fin orientado -con una deliberación previa- tiende siempre a un propósito específico. El estagirita considera que sólo conocen la deliberación «βουλεσις» los seres que poseen razón «λόγος»: -ἡ δ’ εὐδαιονία πραξίς τις· εὐπραξία γὰρ. ῞Ωσθ’ ὁπόσοις μὴ ἐνδέχεται πρᾶξαι, οὐδὲ τὸ ἀπὸ τύχης τι ποιῆσαι. Καὶ δὶα τοῦτο οὔτε ἄψουχον οὔδὲν οὔτε θηρίον οὔτε παιδίον οὐδὲν ποιεῖ ἀπὸ τύχης, ὅτι οὐκ ἔχει πρααίρσιν· οὐδ’ εὐτυχία οὐδ’ ἀτυχία ὑπάρχει τούτοις, εἰ μὴ καθ’ ὁμοιότητα.“Pero la felicidad es cierta acción , ya que es un estado en el que uno se encuentra bien. Así resulta que todos aquellos entes que no pueden realizar una actividad tampoco pueden hacer nada por azar. Y, por esa razón nada inanimado ni una bestia ni un niño pequeño pueden hacer nada por azar, pues no tiene capacidad de elegir. A estos entes tampoco les atribuimos buena fortuna o infortunio, a no ser en sentido metafórico”.14

Por ello es que semejante prerrogativa de poseer razón conlleva a asumir una vida donde los actos que realicemos sean contingentes así, al mismo tiempo, sin incurrir en contradicción, sean necesarios en el mecanismo del destino. De esta manera, al concebir la felicidad, bajo este punto de vista, podemos inquirir que el azar existe sólo en la órbita de los seres dotados de razón -lógos-, por ello es que nuestras acciones tienen consecuencias que entran en el ámbito del azar. 14

Ibídem. (Física, 197b5). p.90.

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Entonces, creemos que Aristóteles no niega el azar, ni la contingencia, tampoco del destino, sino que considera que estos dos se complementan recíprocamente. No estamos librados al azar, ni a seguir un destino inexorable, por el contrario, esas dos dimensiones que se nos presentan como una dicotomía insalvable, conviven sin conflicto en nuestra naturaleza humana, retroalimentándose mutuamente. Existe el azar en nuestras vidas porque es parte del libre albedrío del que gozamos. Hubieron (y seguirán habiendo) muchas filosofías que se nutran de estas concepciones, tal es el caso del estoicismo, nacido en el convulsionado período helenístico. Vale citar a Séneca que en los albores de la Roma imperial escribe con vehemencia:

Quicquid ex universi constitutione patiendum est, magno suscipiatur animo. Ad hoc sacramentum adacti sumus, ferre mortalia nec perturbari iis, quae vitarenon non est nostrae potestatis. In regno nati sumus; deo parere libertas est.15

“Aceptemos con buen ánimo todo lo que se ha de padecer por la constitución del universo; estamos sujetos a la obligación de soportar las condiciones de la vida mortal y no perturbarnos por lo que no está en nuestro poder evitar. Hemos nacido en un reino: obedecer a Dios es libertad”.16

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Versión en latin extraída de: John W. Basore. Perseus digital (Sen. Vit. Beat. 7.15.7). Séneca (1980). Sobre la felicidad. Trad. Julián Marias. Madrid. Ed. Alianza. p. 75.

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IV Finalmente a modo de cierre, podemos concluir que en el pensamiento antiguo estas nociones que hoy se nos presentan como conflictivas y dicotómicas no adquieren semejante implicación de paradoja, si bien resulta sencillo desembocar en una aporía; el destino, la libertad y el azar son palabras que se complementan para referirse a lo mismo; a lo desconocido, a lo enigmático que acompaña nuestro devenir y que no está vedado a nuestra razón conocer que la ética y el desarrollo de las virtudes están íntimamente relacionadas con las implicancias de nuestros actos en el mundo.

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Bibliografía:

1. Aristóteles (2010). Ética Nicomaquea. Trad. Eduardo Sinnott. Buenos Aires. Colihue. 2. Aristóteles (1993). Física, Libros I-II. Trad. Marcero Boeri. Buenos Aires. Biblos. 3. Aristóteles (2015). Metafísica. Trad. Tomás Calvo Martínez. Madrid. Gredos. 4. Aristotelis (1973). Metaphysica. Trad. W. Jaeger. Londres. Oxford University Press. 5. James, William. (1907). Pragmatismo. Un nuevo nombre para viejas formas de pensar. 2000. Trad. Ramón del Castillo. Alianza. Madrid. 6. Eurípides (1982), Hipólito. Trad. A. Medina, J. A. López Férez y J. L. Calvo. Madrid. Gredos. 7. Séneca (1980). Sobre la felicidad. Trad. Julián Marias. Madrid. Alianza. 8. Perseus Digital. http://www.perseus.tufts.edu/ 9. Florencio I. Sebastián Yarza (1972). Diccionario Griego-Español. Barcelona. Ramón Sopena.

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