Acciones del cuento El topo que quería saber...

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Descripción

El topo que quería saber quién se había hecho aquello en su cabeza Ana Perusquía

ACCIONES DEL TOPO PÁGINA

ACCIÓN

Portada

Avanza

Página de portada

Duda

Amanece

RAZONAMIENTO DE LA ELECCIÓN Veo decisión, rapidez, alguien con la mente clara en el objetivo. Al contrario de la portada, se detiene todo movimiento y se voltea hacia donde vino. Esta duda va a ser parte fundamental del cuento. Hay una sonrisa y placidez en nuestro protagonista que asoma la cabeza al mundo. Nada sospecha del futuro que pende sobre su cabeza.

1 Reclama

2

Las cortas manos apoyadas en la cintura y el gesto de la boca marcan el reclamo.

3

Exige

4

Evita, cuestiona

5

Interroga

6

Se pasma

7

Requiere

Husmea

8 9

Indaga

10

Estudia

Una mano se dirige al suelo, el topo se para de puntitas, no quiere dejar pasar a la paloma sin resolver su problema. Ante la bomba de excremento, no hay asco. El topo se lleva una garra a la boca en forma de evidente cuestionamiento, pero el resto de su cuerpo está echado hacia atrás. Esta posición me remite a las películas de juicios. Una mano detrás y la garra acusadora, la nariz hacia arriba, todo marca un tipo de acusación implícita en la pregunta. Las manos no se apoyan, el topo ha caído al suelo verdaderamente sorprendido, no tiene noción de nada más que de aquello que cae frente a él. Ha desaparecido el juicio, ahora hay una barrera formada por los brazos cruzados en defensa propia. Nuestro topo casi sale del cuento, pero se asegura de meter las narices en un gesto apacible, para ver cómo hace la liebre.

Ahora el topo regresa a las manos en la cintura, pero avanza hacia la cabra, hay más disposición de su parte. En cuclillas, con una boca que alarga el gesto entre amor y asco, veo al investigador que hay en el topo salir a la superficie.

Requiere

11 12

Acecha

13

Intimida

Asimila

14 15

Idea

Ya no hay barreras entre el animal y el topo: las manos están a los lados indicando cansancio, dejadez, está por darse por vencido.

Esta vez ya no lo agarran de sorpresa, está cubierto por la pata de la vaca, amurallado y protegido, observa interesado la boñiga. El topito dirige un decidido dedo hasta prácticamente meterlo en la nariz de la cerda, arrinconándola. Una mano a la nariz para tapar el olor, pero no hay ningún otro gesto de rechazo. El investigador sigue en pie y por el gesto, parece que sus investigaciones marchan bien.

Una mano a la barbilla (inexistente) del topo marca algo que está tomando forma dentro de la mente del protagonista.

16 17

Aguarda

Hay un gesto de evidente resignación en el topo, quien sentado espera a que las moscas terminen.

Acomete

Decidido, el topo avanza, pero asoman algunos de sus dientes en una sonrisa algo perversa. El camino es de subida pero no lo detiene. Apenas asomado detrás de la perrera, nuestro protagonista cuidadosamente observa a Hermenegildo (no lo vaya a despertar). Las manos atrás y una sonrisa tímida muestran el cuidado en su observación.

Verifica

18 19

Depone

20

Torna

Aquí no aparece sino la consecuencia en su trayecto. No aparece la cara del topo, dejando al lector la tarea de imaginarse su satisfacción. Pero debe ser bastante pues cava con velocidad su regreso a casa.

Conclusiones Este ejercicio me ha recordado la exactitud con que el actor de teatro en escena debe saber lo que está haciendo con su cuerpo y su voz. Entre más exacto y puntilloso sea un actor, su trabajo escénico tendrá una mejor traducción para el público. Quizá para el común de las personas las

palabras “preguntar” e “indagar” signifiquen lo mismo. Sin embargo, el artista, ya sea actor, escritor, ilustrador, etc., está obligado a saber con exactitud la diferencia, probablemente mínima en el caso de varios sinónimos, entre las dos palabras. En el caso de los libros para niños, esto me ha parecido sorprendente, pues nunca había reflexionado hasta qué grado la labor del ilustrador es tan parecida a la del escritor, quien puede buscar durante horas una palabra, sabiendo que no se detendrá hasta que encuentre la adecuada. En el caso del libro que nos ocupa, el ilustrador está buscando el gesto conveniente para el topo. Voy al ejercicio en concreto. La primera parte del libro consiste en una investigación por parte del topo para descubrir quién le ha depositado tal sombrero. En una primera observación del libro, mientras el topo va de animal en animal viendo sus deposiciones, podríamos quedarnos con dos verbos: PREGUNTAR (siempre le pregunta al animal) y OBSERVAR (siempre observa cómo defeca el animal). Sin embargo, un examen más minucioso nos llevaría a prestar atención sobre todo a los gestos de sus manos, ojos, boca para lograr matizar lo más posible nuestros dos verbos clave. Una mano en la cintura realza el carácter de la pregunta. Una boca abierta cambia toda una expresión. No es lo mismo observar parado, que sentado, que atrincherado. Me parece fascinante y objeto de mayor estudio la relación que guarda la ilustración con el texto, sobre todo pensando en los libros que son leídos en voz alta y cómo el oído del lectorespectador (guiado por el texto de quien lee) puede llevar un camino distinto al de sus ojos. Más enriquecedores me parecen los ejemplos donde hay una franca contradicción entre estos dos campos, pues ahí me parece que radica una función didáctica de la literatura infantil que no ha sido demasiado explorada: el niño puede ver la realidad pero necesitará más de uno de sus sentidos para descifrarla. El niño está expuesto (bombardeado, hablando de buscar verbos exactos) a la publicidad de un modo alarmante y hace falta ingenio y percepción profunda para descubrir que un anuncio no quiere mejorar nuestra vida, sino vendernos un coche. Creo que los libros para niños pueden lograr este tipo de lector perspicaz. Además la ilustración avanza en un camino que el niño ya lleva adelantado, ¿pues no su primer contacto con el mundo es observar? Si está comprobado que en la comunicación humana el lenguaje corporal ocupa casi la mitad de la transmisión del mensaje, la capacidad que el libro álbum tiene de llegar al lector es mucho mayor que un libro sin ilustraciones. Lo interesante de l a ilustración en el libro álbum es que en las últimas décadas ya no se limita a “ilustrar” sino a contar su propia historia enriqueciendo a las palabras. Finalizo con una duda que me surgió al realizar el ejercicio: ¿qué pasa con los matices del idioma y de la acción en distintos países? Sabiendo cómo las palabras pueden cambiar de significado, a veces drásticamente, de país en país, ¿sucede lo mismo con las acciones?

¿Existen gestos que sean desaprobados en ciertos países, como ciertas groserías, mientras que en otros no tengan carga negativa? ¿Qué tanto un ilustrador trabaja desde su conocimiento subjetivo del lenguaje? ¿Y entonces que pasa con la traducción y el cambio de idiomas? PD. Comparto con ustedes una animación del libro en alemán, interesante para ver cómo se interpretan los espacios entre página y página: http://www.wdrmaus.de/lachgeschichten/kleinermaulwurf/ El topo que quería saber quien se había hecho aquello en su cabeza. Werner Holzwarth, ilustraciones de Wolf Erlbruch. Mexico: Altea, 2002.

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