A vueltas con el amor: Trabajar las formas de relación e intimidad desde los feminismos

May 20, 2017 | Autor: Nagore García | Categoría: Love, Feminism, Workshop
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Descripción

A vueltas con el amor Trabajar las formas de relación e intimidad desde los feminismos

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FRACTALIDADES EN INVESTIGACIÓN CRÍTICA (FIC), UAB Reflexionaremos sobre cómo abordar el amor en su complejidad, asumiendo las incomodidades que provoca, trabajando desde las contradicciones propias y ajenas. Pondremos en diálogo nuestras experiencias con otras narrativas para acabar construyendo un texto colectivo.

Puntos de partida

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NAGORE GARCÍA FERNÁNDEZ Y NÚRIA SADURNÍ FIC UAB La idea de este taller surge de un proyecto de investigación feminista sobre las experiencias amorosas de mujeres feministas. El amor es un tema que ha interesado a feministas de distintas épocas y lugares por su relación con la dominación heteropatriarcal. Mientras que, ya a principios del siglo XX, algunas defensoras de los derechos de las mujeres criticaban el matrimonio como forma de esclavitud, feministas posteriores como Simone de Beauvoir (El segundo sexo, Madrid: Cátedra, 1999) o Kate Millet (Política Sexual, Madrid: Cátedra, 2010) destacaron el androcentrismo y la diferencia del amor entre hombres y mujeres: para estas últimas significaba dependencia y opresión. Las críticas feministas del amor han permitido relacionar las vivencias personales con relaciones de poder que trascienden lo privado. Además, han contribuido a desnaturalizar el amor y ubicarlo en un entramado social complejo atravesado de relaciones de poder asimétricas. Junto con Mari Luz Esteban (Crítica del pensamiento amoroso, Barcelona: Bellaterra, 2011), partimos de la idea de que el amor no se limita a una emoción, a un sentimiento, sino que engloba prácticas y símbolos y esto influye en las representaciones, las normas, los valores. Se trata, en fin de cuentas, de una ideología cultural directamente relacionada con la reproducción y mantenimiento de la subordinación de las mujeres. El interés por el amor entre los feminismos sigue vigente y una prueba de ello son las numerosas actividades que diversos colectivos organizan para cuestionar y desmontar el amor romántico y plantearse las formas de relación (desde cursos especializados a talleres, fanzines y otras publicaciones sobre el tema). Otra muestra de ello es la buena acogida que tuvo este taller en las jornadas. Lo habíamos pensado para un grupo mucho más reducido y para nuestra sorpresa, cerca de un centenar de personas terminamos ocupando un aula mucho más grande, por lo que tuvimos que adaptarlo. Relacionamos en parte este interés, a las dificultades para escapar de un modelo de amor que no nos resulta satisfactorio. A menudo, nuestro posicionamiento feminista choca con nuestro deseo. Como feministas queremos relaciones igualitarias, libres; buscamos priorizar otras relaciones y no solo las afectivo-sexuales; buscamos otras formas de establecer intimidad y complicidades, y a veces optamos por reorientar nuestros deseos

como forma de resistencia a la ideología romántica. Por otro lado, al ser leídas como mujeres, se nos especializa en la centralidad del amor, se nos programa en código heterorromántico. A menudo surgen contradicciones, tensiones, que no pocas veces se acompañan de culpa porque no somos lo suficientemente fuertes, porque no somos lo suficientemente feministas. Por todo esto, nos planteamos reflexionar sobre lo que nos aporta y lo que nos provoca el amor, trabajando desde las contradicciones propias y ajenas, partiendo de las in/comodidades para colectivizar los saberes sobre el amor.

Tecnologías del amor

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Empezamos con una dinámica donde buscamos profundizar en las diferentes ideas del amor. Inspiradas en la idea de tecnología de Foucault (Las tecnologías del yo y otros textos afines, Barcelona: Paidós, 1980) y en las tecnologías del género de De Lauretis (Technologies of Gender. Essays on Theory, Film and Fiction, Londres: Macmillan, 1989), pensamos el amor como representación y auto-representación, como el producto de diferentes tecnologías sociales, como por ejemplo, el cine y la literatura, pero también los discursos institucionalizados o críticos y las prácticas de la vida cotidiana. En este sentido, los discursos críticos del amor también serían tecnologías del amor. Para reflexionar sobre estas tecnologías y dispositivos amorosos, trabajamos en pequeños grupos y tratamos diferentes conceptos que relacionamos con el amor. Dividimos a les participantes –para evitar el uso sexista del masculino genérico, y a falta de una normativa en lengua castellana para utilizar una forma genérica sin marca de género, en este texto utilizaremos el femenino genérico con e– en grupos y repartimos a cada grupo una tarjeta con una representación diferente del amor. Estas hacían referencia a distintas tecnologías amorosas, como el cine de Hollywood, la práctica de las citas y el consumismo romántico, pero también incluimos los discursos críticos del amor, las narrativas feministas, las representaciones contraculturales y los símbolos de resistencia al heterorromanticismo. Las imágenes incluían una imagen clásica de cita entre un hombre y una mujer, un fotograma de la película Grease, Hello Kitty rodeada de corazones, Kate Millet y otra mujer tomando vino en una azotea, una ilustración de dos mujeres punks dándose un beso, una pintada en espray de anarquía relacional entre otras. Cada grupo tuvo unos minutos para comentar la imagen y finalmente preparar una representación en mímica sobre lo que les había suscitado. Mientras la representaban, el resto de grupos trataban de

imaginar qué idea representaba la tarjeta para el grupo. Al tener que representar los conceptos corporalmente se ponían en juego los sentidos que tenemos asociados a distintos conceptos. Las ideas que surgieron fueron el amor libre, cálculo del amor, las bodas, el despecho, amistad, dar demasiado amor, o dar el corazón.

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Redes afectivas En la segunda dinámica nos propusimos pensar sobre nuestras redes afectivas. El modelo amoroso dominante es jerárquico y coloca las relaciones de pareja - sobre todo aquellas monógamas y sexualmente normativas - en una posición privilegiada. Eso nos lleva a sobredimensionar y centralizar este tipo de relaciones e invisibilizar otras relaciones que también están presentes y que son pilares importantes en nuestras vidas. Reflexionar sobre nuestras redes nos permite visibilizar aspectos invisibilizados y reconocer transgresiones cotidianas que a menudo quedan ocultas. La dinámica consistió en representar gráficamente las redes afectivas. Se mantuvieron los mismos grupos que en la dinámica anterior y cada grupo realizó su representación usando palabras, dibujos, mapas… Después se presentó lo que había hecho cada grupo reflexionando sobre las formas en que habían consensuado la red (¿cada una iba añadiendo su propia red individual o se hacía una colectiva?), la forma que adoptaba (¿era una idea abstracta?, ¿una representación más «fiel»?), los sujetos que aparecían (¿eran individuos, colectivos, humanos, no-humanos…?) y las posiciones que ocupaban unos respecto a otros (¿aparecía el yo? ¿dónde estaba ubicado? ¿cómo se relacionaba con el resto de sujetos?). El tema del yo fue uno de los más significativos. Se destacó cómo tendemos a pensar la red hacia afuera, en relación a les demás, y a veces olvidamos la relación con una misma y el espacio propio: estar bien, cuidarse, sentirse cómoda… En ese sentido, se destacó el espacio propio como un acto de resistencia frente a la imposición del cuidado o la orientación hacia les otres. Otra discusión importante tenía que ver con cómo entendemos las relaciones. Por un lado, se destacó la importancia de cuidar y nutrir las relaciones, como algo relativamente estable en el tiempo y que requería esfuerzo y trabajo. Por otro, se apuntó a relaciones más intensas y fugaces, que aunque no gozan del mismo reconocimiento social, pueden ser vitales y por eso se reivindicó su presencia en la red.

Algunas conclusiones A menudo nos obcecamos en la distancia entre teoría y práctica. Sin embargo, si observamos detenidamente nuestras experiencias cotidianas llegamos a vislumbrar cómo esta separación se desdibuja un poco. Vemos cómo nuestras prácticas son más variadas y complejas de lo que pensamos. No siempre reproducimos totalmente, ni subvertimos del todo. Reconocerlo, nos puede ayudar a salir de estas dicotomías y reencontrarnos en nuestras contradicciones e in/comodidades. Por este motivo, apostamos por seguir viviendo y pensando(nos) en el amor y las relaciones.

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