A Rosalía de Federico: la herencia de Rosalía de Castro en los Seis Poemas Galegos de Federico García Lorca.

June 29, 2017 | Autor: Giulia Vezzaro | Categoría: Federico García Lorca, Rosalía de Castro, Seis Poemas Galegos
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Descripción

UNIVERSITÀ DEGLI STUDI DI MILANO Facoltà di Studi Umanistici Corso di Laurea Triennale in Lingue e Letterature Straniere Classe L-11 (Lingue e culture moderne)

LA ROSALÍA DE FEDERICO: LA HERENCIA DE ROSALÍA DE CASTRO EN LOS SEIS POEMAS GALEGOS DE FEDERICO GARCÍA LORCA

Relatore: Prof.ssa Mariaorsola Rosso

Tesi di laurea di: Giulia Vezzaro Matr. N. 776273

Anno Accademico 2013-2014

ÍNDICE

Abstract

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Introducción

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Capítulo 1: Federico García Lorca en Galicia

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Capítulo 2: El nacimiento de los Seis Poemas Galegos

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2.1.- Por qué nacen los Seis Poemas Galegos

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2.2.- Federico García Lorca y Eduardo Blanco Amor

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2.3.- Federico García Lorca y Ernesto Guerra da Cal

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2.4.- Elaboración y composición

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2.5.- La Editorial Nós, la publicación de la primera edición y la cuestión del prólogo

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Capítulo 3: Los Seis Poemas Galegos

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Capítulo 4: A Rosalía de Federico

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4.1.- Las “fuerzas formidables” de Galicia

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4.2.- Las sombras

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4.3.- La morriña

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4.4.- Canzón de cuna pra Rosalía Castro, morta

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Conclusión

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Bibliografía

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ABSTRACT

Hasta el momento en el que empecé a buscar un argumento para mi tesis, no sabía de la existencia de los Seis poemas galegos de Federico García Lorca, autor que llevo muchos años admirando y descubriendo, considerando la complejidad de su obra y de su personalidad. Al leer esos 138 versos en gallego, idioma que consigue hechizar, sentí y vi el alma del poeta granadino brotar de cada una de las palabras elegidas y decidí dedicar mi tesis al estudio y al análisis de esas maravillosas composiciones. Teniendo en cuenta la escasez de estudios sobre los seis poemas gallegos y el hecho de que los críticos, no obstante su inmenso valor, los consideren una obra menor del poeta andaluz, los campos de investigación disponibles eran muchos y es por eso que tardé bastante tiempo en decidirme. Mientras tanto tuve la oportunidad de participar en el programa Erasmus, experiencia que me llevó a quedarme durante nueve meses en España, precisamente en Galicia y consecuentemente, a presenciar la magia de su atmosfera, de su paisaje y de su gente, la cual fue fundamental a la hora de la elaboración de mi trabajo. En un primer momento tuve dificultades en lo referente a la búsqueda de los libros que forman parte de mi bibliografía, pero fue gracias a los profesores Jose Carlos Quiroga Díaz, profesor de literatura portuguesa, y Anxo Tarrío Varela, profesor de literatura gallega, ambos de la Universidade de Santiago de Compostela, que conseguí los materiales necesarios para la elaboración del primer capítulo de mi tesis en el que me ocupo de la presencia de Federico García Lorca en Galicia, de las sensaciones y emociones que estos cinco encuentros provocaron en el interior del poeta y de los personajes que le acompañaron durante esta experiencia y del segundo en el que explico las razones del nacimiento de los Seis poemas galegos, las complejas cuestiones relativas a la elaboración, composición e impresión de la obra y nombro los dos literatos que más influyeron en estos pasajes: Eduardo Blanco Amor y Ernesto Guerra da Cal. En lo referente a este punto, fue muy útil la ayuda del periodista Joel R. Gômez que me entregó su tesis doctoral y algunos de sus artículos siendo él uno de los mayores expertos sobre Ernesto Guerra da Cal. Parte fundamental de mi trabajo es el capítulo tercero, en el que hago un pequeño análisis de cada uno de los seis poemas, explicando también la ocasión en la que se

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compusieron o las causas que llevaron a su composición, las posibles interpretaciones, el orden de publicación y los trabajos en otros campos que se inspiraron en las seis composiciones lorquianas. Este último punto tuvo una gran importancia en el desarrollo del capítulo final y más importante de mi tesis: durante mi estancia en Santiago de Compostela tuve la oportunidad de asistir al espectáculo A Rosalía de Federico del músico Amancio Prada con el que pude hablar durante unos minutos al terminar la actuación. Fueron sus palabras y su música, unida a los versos de Rosalía de Castro y de Federico García Lorca, que me hicieron entender la cercanía de espíritu y de ideales entre los dos poetas no obstante el siglo que los divide. Después de haber leído una y otra vez tanto los Seis poemas galegos como parte de la producción poética rosaliana y haber vivido el encanto de Galicia, conseguí, siguiendo también mis emociones y recuerdos, demostrar que la mayor poetisa gallega influyó muchísimo en la composición de los versos gallegos de Lorca y que esta influencia podría extenderse también a otra parte de las obras lorquianas, como se demuestra en el cuarto capítulo de este trabajo.

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INTRODUCCIÓN

El presente trabajo se configura como un estudio hacia el descubrimiento de los Seis poemas galegos, una de las obras menos conocidas del famoso poeta granadino Federico García Lorca, y de la influencia que la poesía de Rosalía de Castro mantuvo sobre ella. Durante el desarrollo de la presente tesis me moví siguiendo tres líneas principales: la primera, tratar la presencia de Lorca en Galicia con el objetivo de demostrar la huella que esta tierra dejó en el interior del poeta; la segunda se ocupa de un primer análisis de la obra gallega del poeta andaluz con el fin de comprender las razones que llevaron al nacimiento de susodicha composición, su elaboración, las consecuencias que tuvo la publicación de la primera edición de estos maravillosos 138 versos y los personajes que se cruzaron en el camino de Federico García Lorca sin los cuales este proyecto nunca hubiera llegado a ser realidad y por último la que se ocupa del análisis más profundo de cada uno de los poemas con el objetivo de demostrar la cercanía entre Federico García Lorca y Rosalía de Castro no obstante su lejanía espacio-temporal. En el primer capítulo expongo detenidamente los cuatro viajes de Federico García Lorca a Galicia y su quinto encuentro indirecto con esta tierra que se produjo en Buenos Aires a través de los emigrantes gallegos. Durante estos viajes el poeta conoció el paisaje gallego, su gente y su historia literaria quedando completamente cautivado por su encanto. Lo que me interesó en el segundo capítulo tiene que ver con la cuestión más difícil de resolver y que envuelve esta obra desde el momento en el que fue publicada por primera vez en 1935: ¿Federico García Lorca es el verdadero (y único) autor de los Seis poemas galegos? Partiendo de las razones que llevaron al nacimiento de esta joya literaria, traté las figuras de Eduardo Blanco Amor, amigo del poeta y escritor del prólogo a los seis poemas, y de Ernesto Guerra da Cal, joven literato extrovertido y amigo también del granadino; ambos gallegos tuvieron un papel fundamental en el nacimiento, la elaboración y la composición de la obra lorquiana, tanto que muchos amigos literatos de la época y muchos críticos empezaron a elaborar una posible teoría de la colaboración o traducción de los poemas. Al final del capítulo nombro otro personaje muy importante en lo referente a la publicación de la obra, Ánxel Casal.

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En el tercer capítulo me ocupo de los Seis poemas galegos en cuanto poesías. Explico el significado y un posible momento de elaboración de cada uno, el orden en el que salieron por primera vez y tres teorías de interpretación: la primera afirma que los poemas gallegos, a través de la descripción antigua y mitológica de Galicia, despiertan en el poeta unas cuantas temáticas fundamentales de la obra lorquiana; la segunda se basa en la unión o separación del ser humano de la naturaleza y de los efectos que las dos condiciones causan en el hombre; y la tercera ve las seis composiciones como poemas de amor y amistad dedicados a los amigos gallegos de Lorca con los que pasó tantos buenos momentos. Como consecuencia de la gran impresión que Galicia en su conjunto causó en Federico García Lorca, en el cuarto capítulo comparo en varias fases temáticas la poesía del andaluz con la de la poetisa gallega Rosalía de Castro, llegando a resultados claros y sorprendentes.

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1. Federico García Lorca en Galicia

Federico García Lorca llega a Galicia por primera vez en 1916. Le llevan a esta tierra tan lejana de su ciudad natal razones de estudio: Martín Domínguez Berrueta, profesor suyo de Teoría de la Literatura y de las Artes, había obtenido una subvención ministerial para llevar a sus alumnos por las “rutas” más importantes de España (la del Cid, la del Quijote, etc). Entre éstas la que nos interesa es la ruta gallega en la que el autor andaluz visitará Santiago de Compostela, La Coruña y Lugo. Estando en León, así escribía Lorca en un telegrama a sus padres:

Queridos padres: Estoy en León después haber estado Santiago, Coruña Lugo. Coruña gustome mucho, sobre todo el mar. En Lugo salieron coches gala de ayuntamiento a recibirnos. [...] En Santiago compré conchas plata. Nos recibió el cardenal, contentísimo.1

De estos viajes por España, Lorca nos dejó su primer y único libro escrito en prosa que publicó en 1918 con el título Impresiones y paisajes. En esta obra que se configura como un diario íntimo repleto de reflexiones sobre su proprio yo interior y sobre los problemas que le atormentaban, encontramos tres referencias directas a Galicia (Un hospicio de Galicia, De Santiago a Coruña e Impresiones del viaje Santiago) y otra en el apartado Ciudad perdida en la que se nombra Santiago. Considerando estos testimonios, podemos darnos cuenta de cómo Galicia, con su paisaje verde, su lluvia y su gente, había dejado huella en el gran poeta. En Un hospicio de Galicia, producto de la visita que el grupo de estudiantes hizo al Hospicio de Santo Domingo de Bonaval cerca de Santiago de Compostela, Lorca trata temas sociales describiendo las condiciones de pobreza en las que esas gentes estaban obligadas a vivir luciendo su carácter sensible a las desgracias de los desafortunados, abierto a una idea de mayor integración para éstos y de justicia social.

Frente a una iglesia de piedra negriverdosa, donde los jaramagos quieren perder sus florones, está el hospicio humilde y pobre….. Da impresión de abandono el portalón húmedo que tiene….. Ya dentro, se huele a comida mal condimentada y pobreza extrema. El patio es Románico… En el centro de él juegan los asilados, niños raquíticos y enclenques, de ojos borrosos y pelos tiesos. Muchos son rubitos, pero el tinte de enfermedad les fue dando tonalidades raras en las cabezas. […] Todas las caras son dolorosamente tristes….. se diría que tienen presentimientos de muerte cercana. […] Quizá 1

F. G. Lorca, Impresiones y paisajes, Madrid, Ediciones Cátedra, 2010, p. 237.

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algún día, teniendo lástima de los niños hambrientos y de las graves injusticias sociales, se derrumbe con fuerza sobre alguna comisión de beneficencia municipal donde abundan tanto los banditos de levita y aplastándolos haga una hermosa tortilla de las que tanta falta hacen en España….. Es horrible un hospicio con aires deshabitado, y con esta infancia raquítica y dolorosa. Pone en el corazón un deseo inmenso de llorar y un ansia formidable de igualdad.2

En De Santiago a Coruña e Impresiones del viaje Santiago, Lorca logra sorprendernos con las descripciones acertadas del paisaje gallego y también con una pequeña descripción de sus gentes a través de la música de la gaita: Verdes, granates apagados, azules tenues, lejanías blancas… agua… y andar y andar… siguen grandes praderas con un verde luminoso; en ellas pacen vacas y corderos guardados por aldeanas descalzas con pañuelos de colores chillones en la cabeza… Y andar y andar… por un lado del tren siguen las montañas cubiertas de verde, recortadas con el blanco dulzón del cielo… y al otro lado el Miño… Se comprende viendo el paisaje de Galicia el carácter triste de sus habitantes y su música, que dice de penas, de amores, de imposibles… La gaita gallega tiene sonido de miel, sus melodías huelen a cantueso y a tomillo… seguimos andando y más montañas cada vez más altas y al otro lado el Miño… llueve a ratos… hace frío.3

En la primavera de 1932, García Lorca vuelve a Galicia para participar en algunas conferencias organizadas por los Comités de Cooperación Intelectual de tres ciudades: Vigo, Santiago y La Coruña. Este viaje se dividirá en cuatro partes puesto que después de haber pronunciado su conferencia sobre la «Arquitectura del Cante Jondo» en Vigo, se trasladará a Santiago donde, tras haber conocido al rector de la universidad, expondrá otra sobre el «Paraíso cerrado para muchos, jardín abierto para pocos» de Pedro Soto de Rojas. Lo vemos en los días siguientes en La Coruña donde pronunciará otra vez su conferencia sobre el Cante Jondo y recitará fragmentos de Poeta en Nueva York. El día 10 de Mayo vuelve definitivamente a Santiago donde se quedará durante unos días. Los mejores testimonios que tenemos de este segundo viaje son los de las personas que estuvieron con él durante su estancia en la ciudad: personajes como Carlos MartínezBarbeito, Ánxel Fole, R.Carballo Calero, Álvaro Cunqueiro y otros más, cuentan de un Federico alegre y hablador que los entretenía con cuentos, recitales de poesía y actuaciones de piano en las que alternaba canciones populares andaluzas con cantigas de

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Ibidem, p. 189-190. I. Gibson, «Los primeros escritos impresos de Federico García Lorca: dos artículos más.», Bulletin Hispanique, vol.70-1-2, 1968, p. 117. 3

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Martín Codax y otras del folclore gallego. Fue durante esta estancia en Santiago que Lorca quiso visitar, acompañado por Martínez-Barbeito, la tumba de Rosalía de Castro dejando allí un ramo de flores del que, como cuenta su acompañante, “robó una camelia de aquel ramo de flores y la guardó en uno de los libros de su biblioteca para que secara y desprendiera su olor para siempre4”. Antes de este viaje, García Lorca se había trasladado a la Residencia de estudiantes de Madrid y allí, gracias al músico Xesús Bal y Gay, se había acercado a la cultura, música y literatura gallega. Sin embargo fue en 1933, después de su segundo viaje, que el autor en una entrevista en Buenos Aires concedida al periodista gallego Xosé Rodríguez Lence y tras haberle reconocido como gallego y haberle abrazado, afirmó:

Llevo a Galicia en el corazón, porque en ella he vivido y soñado mucho: para mí es mejor soñar que vivir. […] Compostela y el paisaje gallego… ¿Cómo no han de surgir poetas llenos de vigor y de ternura de estas dos fuerzas tan formidables? […] Y en el estudio de lo gallego, en su literatura y en su música encontré afinidades verdaderamente milagrosas, con la literatura y la música andaluza, mejor dicho flamenca, y aún mejor dicho, gitana5.

Por su parte, el periodista Xosé Rodríguez Lence, describió así esta misma entrevista:

Hablamos: Santiago de Compostela es en los labios de este muchacho recio, fornido, fino y elegante, una estrofa. Con él vivimos en un momento la odisea maravillosa del Santo Yago y de sus peregrinos. […] Una noche de luna en Santiago de Compostela es más eficaz para un enfermo del alma y del cuerpo, que una temporada en Niza6.

El 22 de agosto de 1932 Lorca vuelve a Galicia, precisamente a La Coruña, con la Barraca: empieza su tercer viaje en esta tierra que le llevará a actuar con el grupo teatral en la misma Coruña, en la Praza da Quintana de Santiago que el poeta llamará plazabutaca, en Vigo, Pontevedra, Villagarcía de Arosa, Lugo y Ribadeo. Importantísimo fue el cuarto viaje de Lorca a Galicia que realizó durante la segunda mitad del mes de Noviembre de 1932. El Comité de Cooperación Intelectual de Pontevedra le había contactado para que pronunciara en la ciudad su conferencia sobre

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L. Pérez Rodríguez, O pórtico poético dos seis poemas galegos de F. García Lorca, Vigo, Ediciones del Consello da Cultura Galega, 1998, p. 22. 5 M. Laffranque, ‹‹Bulletin Hispanique. Federico García Lorca. Déclarations et interviews retrouvés››, in Persée. Revistas científicas, p. 121 http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/hispa_00074640_1956_num_58_3_3491 [consultado el 17 de octubre de 2014]. 6 Ivi.

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«María Blanchard, gloria y angustia de la pintura moderna». En los días siguientes el poeta se movilizará a Lugo donde tras haber vuelto a pronunciar su conferencia, se reunirá con unos amigos intelectuales gallegos véase Ánxel Fole, Álvaro Cunqueiro, Luís Manteiga y Francisco Lamas, a los cuales el poeta andaluz entregó para que fuera publicado en la revista Yunque7 el primero de sus Seis poemas galegos: Madrigal â cibdá de Santiago. En referencia a este acontecimiento, Luís Manteiga escribirá a Carlos Martínez-Barbeito:

Lorca ha caído entre nosotros; nos habló de María Blanchard, nos dijo sus versos y nos habló de ti, del Carlitos limpiamente amigo y paseamos mucho, él, Lamas y yo, por el anillo de las murallas; y Lorca hizo aquí el milagro de que le aplaudiesen sinceramente los que están muy lejos de él y de sus cosas; y Lorca nos dejó para Yunque su primera poesía gallega, hecha en Santiago8…

En octubre de 1933 se produce el quinto encuentro de Federico García Lorca con Galicia de una manera indirecta: el poeta, de hecho, llega en el transatlántico Conte Grande a Buenos Aires. Como sabemos la razón de su llegada a Latinoamérica es el éxito de Bodas de sangre, pero no le faltará ocasión para relacionarse con los gallegos de la Federación de Sociedades Galegas y del Centro Galego de Buenos Aires. Lorca había estado precedido por la noticia de la elaboración de unos poemas en lengua gallega, hecho que hizo que los emigrantes le estimaran aún más. Fue viviendo con ellos en este periodo que Lorca entendió el sentido profundo de la morriña9 lo que influirá muchísimo en la elaboración de otro de sus poemas gallegos. Además de las experiencias mencionadas, no hay que olvidar que García Lorca conocía bien a muchos autores gallegos: admiraba a los trovadores galaico-portugueses, a Eduardo Pondal, Manuel Curros Enríquez y al conocido Valle-Inclán, pero sobre todo, admiraba a Rosalía de Castro, autora de auténtica alma gallega que incluiré en mi trabajo a partir del cuarto capítulo. Prueba de esta admiración es la lorquiana Salutación elegíaca a Rosalía de Castro escrita el 21 de Marzo de 1919.

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Revista literaria y vanguardista fundada y dirigida por Ánxel Fole en 1932 en la ciudad de Lugo. L. Pérez Rodríguez, O pórtico poético dos seis poemas galegos de F. García Lorca, Vigo, Ediciones del Consello da Cultura Galega, 1998, p. 29. 9 Sentimiento típico gallego, muy parecido a la saudade portuguesa, pero referente exclusivamente a la tierra (en el sentido de lugar de origen). Para más informaciones, ver capítulo IV de este trabajo. 8

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Deducimos de todo lo mencionado que el gran poeta granadino experimentó un contacto directo con todo lo que es Galicia y fueron las muchas cosas que vivió, la humildad y sencillez de su gente, su centenaria tradición poética, el paisaje verde y lluvioso y el sonido inconfundible de la gaita que le llevaron a escribir sobre ese rincón olvidado de España.

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2. El nacimiento de los Seis poemas galegos

Después de haber mencionado las varias estancias de Federico García Lorca en Galicia, en este capítulo intentaré exponer detalladamente lo que son los Seis poemas galegos considerándolos bajo varios aspectos, aclarando así por qué Eduardo Blanco Amor afirmó un día: “Es un misterio que no se aclarará posiblemente nunca lo suficiente10”.

2.1. Por qué nacen los Seis poemas galegos

El nacimiento de una joya literaria como lo son los poemas gallegos, se debe a un afortunado conjunto de factores que influenciaron al gran poeta granadino. El primero de todos, como ya he mencionado más arriba, García Lorca había estado en las ciudades más importantes de Galicia y la había recorrido en tren, autobús, coche, andando, haciéndole vivir plenamente tanto el paisaje como las costumbres de esa tierra para él tan mágica, misteriosa y cautivadora. En 1933 el poeta afirmó: A mi llegada a Galicia, ellas11 se apoderaron de mí en forma tal que también me sentí poeta de la alta yerba, de la lluvia alta y pausada. Me sentí poeta gallego, y una imperiosa necesidad de hacer versos, su cantar me obligó a estudiar a Galicia y su dialecto o idioma, para lo maravilloso es igual12.

De esta declaración se puede entender que el poeta, considerada su alma tan sensible a la naturaleza y a su fuerza, entró a Galicia por la puerta del paisaje y que, en un segundo momento, éste depositó en él sentimientos tan profundos que Lorca incluirá en su obra posterior. Un ejemplo de lo dicho puede ser el hecho de que en su conferencia sobre la «Teoría y juego del duende», el granadino mencionó al Maestre Mateo entre las personas inspiradas por este poder misterioso.

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J. Landeira Yrago, Viaje al sueño del agua. El misterio de los poemas gallegos de García Lorca, A Coruña, Ediciós do Castro, 1986, p. 88. 11 Lorca se refiere aquí a las “fuerzas formidables” de las que habló en su entrevista con Xosé Rodríguez Lence en Buenos Aires en 1933. 12 M. Laffranque, ‹‹Bulletin Hispanique. Federico García Lorca. Déclarations et interviews retrouvés››, in Persée. Revistas científicas, p. 322 http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/hispa_00074640_1956_num_58_3_3491 [consultado el 17 de octubre de 2014].

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El segundo factor que llevó a García Lorca a escribir estos poemas fue la amistad de las personas a las que conoció y con las cuales compartió muchos momentos felices durante sus viajes. Muchas de ellas las mencioné en el primer capítulo, pero las personas que tuvieron más importancia en la elaboración de los textos fueron, sin duda, Eduardo Blanco Amor y Ernesto Pérez Güerra, mejor conocido como Ernesto Guerra da Cal. Estos dos personajes fueron tan importantes para la composición de los poemas y para sus estudios posteriores que les dedicaré un apartado más adelante. El tercer punto importante para el nacimiento de esta obra lo ocupa la tradición literaria. Rafael Alberti le confesó a Blanco Amor que la generación de Federico y por consiguiente el mismo Federico, leían los Cancioneros del ciclo trovadoresco. Además García Lorca había dado muestras al mismo Blanco Amor del conocimiento de las obras de Rosalía de Castro, Amado Carballo, Álvaro Cunqueiro y Manuel Curros Enríquez: cuenta Blanco Amor que fue él quien leyó por primera vez las obras de Eduardo Pondal a Lorca y el poeta granadino exclamaría “¿dónde estaba el tiazo éste?” recibiendo como respuesta “estaba en esa parte de España que suelen ignorar los españoles”13. De todas las obras que Lorca había leído en gallego sacó unas líneas de referencia temáticas de las que están repletas sus obras: las romerías, los santuarios y el mar son solo algunos de los elementos que encontramos en toda la obra del granadino y en los poemas gallegos. Como es sabido, para Lorca el medio a través del que las emociones llegaban a su corazón para inspirar versos y poesía era importantísimo y es por eso que muchos críticos, estudiando los Seis poemas galegos, afirmaron que la única manera para poder hablar de Galicia era usando su idioma. La cuestión en este sentido es mucho más compleja de lo que parece y por esta razón en los apartados que siguen hablaré de la elaboración de la obra, en la que incluiré también a los dos personajes antes mencionados: Eduardo Blanco Amor y Ernesto Guerra da Cal.

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J. Landeira Yrago, Viaje al sueño del agua. El misterio de los poemas gallegos de García Lorca, A Coruña, Ediciós do Castro, 1986, p. 88.

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2.2. Federico García Lorca y Eduardo Blanco Amor

Antes de examinar la relación que García Lorca mantuvo con Blanco Amor a partir del momento en el que le conoció hasta la trágica muerte del gran poeta en 1936, subrayando con más énfasis los años de la composición de los poemas gallegos, creí necesario incluir los datos biográficos fundamentales de este personaje. Eduardo Modesto Blanco Amor nació en Orense en 1897 y a partir de 1915 empezó a colaborar con el periódico El Diario de Ourense y a mantener relaciones con intelectuales gallegos que le empujaron a mantener viva la tradición literaria autóctona. En 1919 emigró a Buenos Aires donde entró a formar parte de la Federación de Sociedades Galegas, asociación que intentaba mantener viva la cultura gallega. Durante este periodo Blanco amor empezará a colaborar con el diario La Nación14 y empezará a escribir novelas en gallego. Viajó a España dos veces, una en 1928 y la otra en 1933, ambas como corresponsal del diario citado y a partir de 1936 cuando estalló la Guerra Civil, defendió desde Argentina los ideales republicanos y durante los siguientes 20 años, escribió solo libros en castellano. En 1956 volvió a escribir en su lengua madre con una novela fundamental para la renovación literaria gallega titulada A Esmorga15. En 1965 volvió definitivamente a España y se dedicó al teatro. Murió en Vigo en 1979. La relación entre Federico García Lorca y Eduardo Blanco Amor empezó unos años antes de su encuentro: en 1928 salieron dos obras importantísimas de ambos autores, Romancero gitano y Romances galegos, las cuales fueron elogiadas como las dos composiciones que marcaban el renacimiento del romance en España en dos idiomas diferentes. Según el testimonio del mismo Blanco Amor, dada la publicación de ambas obras en el suplemento literario semanal de La Nación, éste aprovechó para escribirle a Lorca y enviarle su trabajo. Una prueba de esta correspondencia previa a su conocimiento cara a cara la encontramos en una carta que García Lorca le escribió al poeta y periodista gallego después de haber leído sus Romances: “tú con tu fala de luces grises, deshuesada; yo con este resplandor hiriente, con este idioma tigre16”.

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Diario argentino fundado en 1870 por el presidente de la República Argentina Bartolomé Miltre. En castellano La Juerga. 16 L. Pérez Rodríguez, O pórtico poético dos seis poemas galegos de F. García Lorca, Vigo, Ediciones del Consello da Cultura Galega, 1998, p. 93. 15

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En 1933 se produjo en Madrid el primer encuentro entre los dos poetas en ocasión del segundo viaje de Blanco Amor a España. A partir de este momento se instaurará una muy buena relación entre los dos y de las muchas personas que conocieron al gran poeta, probablemente el gallego sea una de las que llegó a conocerle hasta en lo más profundo de su personalidad. Este conocimiento tan hondo se debe a muchas razones, algunas político-socio-literarias (recordemos la admiración que ambos poetas sentían por Azañas, por ejemplo), y otras más humanas y psicológicas. Éstas últimas tienen una gran importancia sobre todo para la crítica: es sabido que Blanco Amor era homosexual, exactamente como Lorca, pero de una forma más desinhibida lo que, como afirmó más de una vez Guerra da Cal, el granadino no apreciaba. Sinceramente, por lo que se refiere a esta cuestión tan delicada, estoy más de acuerdo con lo afirmado por Ian Gibson, uno de los biógrafos más importantes de García Lorca:

Ello no obstaría, sin embargo, para que sus relaciones tuvieran momentos de expansión. Por homosexual él mismo, Blanco Amor comprendía muy bien la angustia de Lorca y la razón de ser de la temática de la frustración sexual que domina su obra. Y en los escritos posteriores sobre el poeta no dejaría de atraer la atención de sus lectores sobre este aspecto callado y como vergonzoso del poeta granadino, insistiendo sobre la necesidad de comprender el hombre entero17.

A los pocos meses de su presentación, Lorca viajó a Buenos Aires, mientras Blanco Amor se quedó en España dando vueltas por el país (no olvidemos que estaba trabajando como cronista de La Nación): de este periodo es una carta en la que se evidencia el agradecimiento del poeta gallego por todo lo que Lorca hizo por él en España:

Les hablé de tus proyectos y realizaciones. Casi toda la conversación estuvo a ti dedicada. No hago más que corresponderte. Ahora veo cuánto has hecho aquí por mí, y eso apenas nos conocíamos. ¡Y hay quien dice que eres egoísta! En realidad, tú has impuesto aquí mi nombre; porque lo cierto es que la gente me quería y esperaba de mí no sé qué cosas, pero tú has atizado mucho este fuego. Gracias, Federico. Ya sabes que yo soy sobrio en las expresiones de mis sentimientos, pero que me van muy hondo18.

De 1935 es una carta que Blanco Amor le envió a Lorca para felicitarle el gran éxito de Yerma en Barcelona. Esta carta es fundamental porque en ella se nombran por primera

17

Cito por Gibson, 1987. L. Pérez Rodríguez, O pórtico poético dos seis poemas galegos de F. García Lorca, Vigo, Ediciones del Consello da Cultura Galega, 1998, p. 97. 18

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vez los Seis poemas galegos: “tu libro lo dejé en marcha; y si no hubiera sido por este asunto y por el proceso que me hizo dejar Santiago a los tres días de llegar, ya estaría listo para fin de mes19”. Blanco Amor conservó durante toda su vida recuerdos muy bonitos de esos años de amistad con el poeta granadino y habló de muchas anécdotas en varias entrevistas: contó cómo Lorca consideraba que pudiera haber ejercido como eclesiástico, de la magnífica relación que tenía con su madre, de cuanto amaba a su Granada, de los días que pasó con él en la ciudad andaluza, de cuando le acompañó de gira con La Barraca, de la aflicción del granadino por la muerte de su amigo Ignacio Sánchez Mejías, de lo espectacular que fue el estreno de Yerma y de cómo algunos representantes de la derecha intentaron estropearlo y muchas cosas más. El pasaje que voy a citar aquí abajo me pareció clave para entender hasta que punto llegaba la admiración de Blanco Amor por Lorca:

Para ser tu amigo en presencia y actividad, hay que tener o una personalidad absoluta para no haber cuenta de tus dramáticas e inevitables (inevitables para ti mismo, claro está) zambullidas en el no ser, en un mundo mágico y desconocido, al que te evades, envuelto en la capa de Fierabrás que has tenido la suerte de adquirir en un rastro de gitanas brujas, me conformo, pues, con ser tu amigo en pasividad y en ausencia. Ya sabes que la mejor poesía del alma de mi raza es la voluntad de la resignación20.

Se deduce que el poeta gallego llegó a renunciar a todas sus pretensiones de amigo porque sabía que Lorca tenías esos momentos de desesperación total en los que se refugiaba en sí mismo; además me pareció interesante la referencia a la raza gallega, elogiada por su voluntad de resignación. Cuando en 1936 estalló la Guerra Civil y se produjo el asesinato de García Lorca, Blanco Amor, por el dolor que sentía, se pasó muchos años sin hablar de él, hasta que en los años 50 volvió a incluirlo en todas sus conferencias y sus clases llegando a dedicarle un poema en 1937 titulado Exequias de Federico García Lorca. Es interesante saber que Ernesto Guerra da Cal sostuvo más de una vez que Federico mal soportaba la presencia del poeta y periodista gallego, asunto que fue totalmente desmentido por el mismo Blanco Amor, por la correspondencia que mantuvo con Lorca y por otras personalidades que les conocieron, sin contar a los biógrafos del granadino.

19 20

Ibidem, p. 108. Ibidem, p. 101.

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2.3. Federico García Lorca y Ernesto Guerra da Cal

Como hice en el apartado anterior, antes de exponer la relación entre Federico García Lorca y Ernesto Guerra da Cal, propongo una breve biografía del poeta ferrolano. Ernesto Román Laureano Pérez Güerra nació en Ferrol en 1911 y hasta los once años se quedó en Galicia con la familia materna porque, muerto su padre, su madre tuvo que irse a Madrid para reanudar los estudios de enseñanza. Estos años pasados en la tierra natal, fueron fundamentales para su vida y para su obra poética en la que el autor proyectará siempre su alma gallega. En 1922 llega a Madrid donde termina los estudios básicos y se matricula en la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid; son estos los años en los que desarrolla su ideal político haciéndose partidario de la República y en los que empieza a frecuentar tertulias literarias. Cuando estalla la Guerra Civil, Ernesto combate con las Milicias Galegas y compone su primera obra: Mariñeiro fusilado21. La noticia de la derrota de la República le llega a Estados Unidos donde estaba para cumplir encargos para el gobierno republicano: ya no volverá a España. En Estados Unidos se dedica a la enseñanza, al estudio y a la composición de obras, hasta que se traslada a Portugal donde muere en Lisboa en 1994. Ernesto Guerra da Cal, o Ernesto do Sil como le llamaba el granadino, y Federico García Lorca se conocen en Madrid en 1931 y hasta 1935 su relación fue muy intensa: es cierto que el poeta ferrolano ejercía cierta fascinación en el gran poeta que llegó a describirle como inteligente, apasionado por su tierra y muy simpático, aunque quizá un poco cínico e impertinente. Por su parte Guerra da Cal siempre reconoció que Lorca ya era leyenda antes de morir y como se puede notar de la cita que sigue, consiguió llegar al fondo de su alma:

Ora bem, 15es homo lucidus, 15es fornecedor de 15estrui, tinha enormes reservas de angustiada tristeza e de terrores irracionais. A vertente sombria do seu carácter se 15estruid em rajadas: repentinos silêncios inesperados nos que o relámpago negro dos seus olhos 15estrui apagar-se, e todo ele tornar-se vago, ausente remoto. Eram, porém, evasões 15estruido15s da sua circuntancia, das que regressava com renovado ímpeto de extroversão, de entrega à 15estrui do instante, da re-imersão no seu forte impulso de convivialidade. Julgo que de facto Lorca era sociável de vontade e solitario de natureza – mas un solitario que não 15estr aturar a solidão-22.

21 22

En castellano, Marinero fusilado. Cito por Gibson, 1987.

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Guerra da Cal estuvo presente en muchos acontecimientos importantes de la vida de Lorca como por ejemplo el nacimiento de La Barraca, de la que nunca hizo parte, y del Grupo Teatral Anfistora que vio al ferrolano como uno de sus mejores actores: cuando se representó La zapatera prodigiosa, Ernesto actuó como el Mozo de la faja. Además se considera que el ferrolano fue una de las personalidades indispensables para el nacimiento de los Seis poemas galegos.

2.4. Elaboración y composición

Una de las cuestiones más difíciles de tratar cuando se habla de los Seis poemas galegos se puede resumir con una pregunta: ¿Federico García Lorca escribió sus poemas gallegos directamente en este idioma o recibió la ayuda de un traductor? En los últimos setenta y cinco años muchos críticos intentaron, a través de sus estudios, aclarar este muy delicado asunto que se basa en las declaraciones que Blanco Amor y Guerra da Cal hicieron durante sus vidas sobre esta joya de la literatura gallega. Es muy importante saber que García Lorca, como más de una vez afirmó Blanco Amor, recitaba poesías en gallego y durante sus viajes estuvo en contacto directo con el habla de sus amigos; tomaba nota de algunas palabras de estos discursos en unos papeles que le servían después para componer versos, junto a las que encontraba en el vocabulario añadido al final de los Romances galegos del autor antes mencionado. Además, leyendo detenidamente los poemas, nos damos cuenta de que no solo de la lengua, sino también de las temáticas y de los recursos poéticos, brota el alma del poeta granadino. No obstante estas afirmaciones sean totalmente ciertas, no bastan para aclarar definitivamente una cuestión tan delicada. Empezaré entonces tratando la tesis blancoamoriana sobre la autoría lingüística y literaria de los Seis poemas galegos. Cito abajo unos cuantos pasajes de un artículo que Blanco Amor publicó en el periódico La hora23 de Chile que considero fundamentales para aclarar el asunto:

De las seis composiciones en esta lengua, sólo en uno no tuve arte ni parte. Lo escribió Federico e 1932 –Madrigal â cibdá de Santiago –durante una gira de estudiantes 23

Periódico chileno de distribución gratuita propiedad de Copesa. nació Apareció por primera vez el 25 de junio de 1935.

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patroneada por Arturo Soria […]. El Madrigal fue publicado en El Pueblo gallego de Vigo. De los cinco restantes, después de oírselos recitar innumerables veces, uno me dio en cuartilla autógrafa –Noiturnio do adoescente morto- sin pasar en limpio, escrito en gallego fonético un poco aportuguesado, lleno de tachaduras de letras, enmiendas, vacilaciones y finales de verso para los que proponía hasta dos o tres variantes en la misma asonancia; lo cual demuestra hasta qué punto conocía auditivamente el idioma. Para su fijación definitiva no tuve más que acudir a mi memoria –que es buena, gracias a Dios- y reproducirlo tal como él solía recitarlo, que tampoco es siempre igual. […] Las otras cuatro canciones se las dictó –algunas de ellas a mi vista- a su gran amigo Ernesto Pérez Guerra. Estos originales, que también conservo, están trazados sobre papeles que Federico iba cogiendo al azar, de su mesa de trabajo […]. Federico García Lorca conocía del gallego lo necesario para pensar y decir estos poemas. Era un buen lector de nuestra poesía del Cancionero; conocía muy bien a Gil Vicente y a Camoens y recitaba fluidamente versos de Rosalía de Castro. […] Federico me confesó que solía acudir a él24 cuando las canciones gallegas empezaron a bullirle en la cabeza. Efectivamente, nuestros idiomas se parecen, lo que dio lugar a supercherías y confusiones.[…] Su grafía gallega era fonética, pero el sentido interior de la modulación del verso y del espíritu de mi lengua materna eran, verdaderamente, un milagro. No hay manera –y alguna vez lo he intentado como ejerciciode acomodar o «reacomodar» esos poemas a formas castellanas. […] Esta poesía gallega de Lorca nació esencialmente gallega y todo lo demás es anecdotario gramatical y amanuense, sin valor alguno: esta es toda la verdad y no debe volverse sobre el asunto. Los poemas gallegos de Federico son tan suyos como los romances del Romancero. Nadie puede saberlo mejor que yo, como no sea Ernesto Pérez Guerra, que afirmaría conmigo estas líneas25.

Estas líneas resumen los puntos más importantes de la tesis blancoamoriana que fue tratada en otros textos suyos como, por ejemplo, en Los poemas gallegos de Federico García Lorca, artículo que salió en el periódico Ínsula26 en 1959 y en el mismo Prólogo a la primera edición de los poemas gallegos, que trataré en el próximo apartado. Veamos ahora los puntos más importantes de esta tesis intentando sacarlos del texto citado. En primer lugar el escritor gallego intenta aclarar la existencia tanto de autógrafos como de apógrafos: cuatro de los seis poemas los dictó Lorca a Guerra da Cal que se ocupaba de transcribirlos. Por esta razón no disponemos de los autógrafos de todos los poemas aunque, como veremos, el mismo da Cal dará una versión completamente distinta. En segundo lugar, Blanco Amor afirmó que el gallego de Lorca era de tipo fonético, es decir intentaba reproducir gráficamente los sonidos que oía; es por eso que, sobre todo en el Prólogo a la primera edición, el autor gallego admitió ante todo haber corregido

24

Se refiere al vocabulario «precaucional» de los Romances galegos de Blanco Amor. E. Blanco Amor, Sobre los poemas gallegos de García Lorca, La Hora, Chile, 05-12-1948. 26 Revista de letras y ciencias humanas fundada en 1946. 25

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algunos aspectos de los poemas, en particular la ortografía y además, haberlos organizado sacándolos de recibos, telegramas y servilletas de bares en los que Lorca los había escrito. No obstante esto, si nos paramos a leer atentamente las seis composiciones lorquianas, nos damos cuenta de que las intervenciones de Blanco Amor fueron mucho más amplias: morfológicas, léxicas, corrección de castellanismos, colocación incorrecta de pronombres, etc. Podríamos entonces llegar a considerar una posible traducción de los poemas, si no fuera porque tanto Blanco Amor como Alberto Muzzio, el traductor que intentó pasar los versos gallegos al castellano, afirmaron que una traducción fiel es totalmente imposible, «no suenan igual». Para demostrar esta afirmación, incluyo aquí abajo el original y la traducción de los versos del 5 al 8 del primero de los poemas gallegos, Madrigal â cibdá de Santiago, uno de los dos autógrafos de la colección y por lo tanto, supuestamente, uno de los únicos que Lorca escribió solo.

Chove en Santiago

Llueve en Santiago

na noite escura

La noche es fría.

Herbas de prata e de sono

Hierbas de plata y de sueño

Cobren a valeira lúa27

Cubren la luna vacía.

La traducción resulta del todo insatisfactoria: hay cambios léxicos en escura/fría, o en sono/sueño (en gallego se distingue sono e soño dependiendo del significado, mientras que en castellano los dos términos se reducen a una única palabra, sueño) y sintácticos en na noite escura/La noche es fría. Si consideramos también los demás poemas, a estas diferencias gramaticales, se suman algunas de tipo simbólico que en castellano pierden completamente su significado. Todo esto probaría que García Lorca escribió sus textos directamente en gallego, un gallego defectuoso, pero en gallego. Blanco Amor se alejó entonces de cualquier acusación de autoría y podemos pensar que lo hizo también por razones sociales: el hecho de que un poeta como García Lorca, reconocido a nivel mundial como uno de los mejores exponentes de la literatura española del siglo XX, escribiese versos en gallego, confería a este sistema lingüístico una importancia y un valor que eran indispensables si consideramos que el gallego, a partir

27

Federico García Lorca, Seis poemas galegos, Compostela, Editorial Nós, vol. LXXIII, 1935.

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del momento en el que la poesía galaico-portuguesa empezó a decaer, siempre fue considerado el idioma de la incultura. Por lo que se refiere a Ernesto Guerra da Cal, sus testimonios sobre los poemas gallegos cambiaron con el tiempo: disponemos de la versión anterior a la muerte de Eduardo Blanco Amor (1979) y de la posterior, completamente diferente con respecto a la primera. Consideramos dos declaraciones del ferrolano, anteriores a la muerte de Blanco Amor, que éste obtuvo después de mucha insistencia y que consideraba indispensables, como se deduce de esta cita: “también vive otro escritor gallego y amigo común, mucho más entrañable y extenso en la relación lorquiana, que podría hacer si quisiese, pero no quiere…28”. Sobre los poemas de Federico –los gallegos se entiende- mi intervención fue servirle de diccionario viviente, y –si me es permitido decirlo- poético y discriminativo. Él me decía un verso en castellano y yo lo traducía libremente al gallego, buscando, como es natural, las palabras que a él más pudieran impresionarle por color, sonido y evocación mágica. Si no le gustaba alguna –pura y simplemente en un juicio poético, inmediato- yo le daba otras en opción, y él, augustamente, elegía la que le salía de los cojones líricos. Este es el caso de toda menos la que compuso en Galicia Chove en Sant-Iago. Ahora, yo no sé si él después cambió palabras por otras que halló en tu obra poética. Eso dímelo tú y cuéntame cuál fue tu colaboración. Yo escribía los primeros originales que él después copiaba. Algunos los corregí yo luego. Por eso quizás en los que tú tienes hay cosas en mi letra. Cuéntame, desmenúzame en sus detalles eso que tú llamas la ‘tenue intriga literaria’ que se ha tejido alrededor de esto. Cítame capítulo y versículo de lo que dice ese mendrugo, honesto industrial de las letras, primo político mío y que responde por Díaz-Plaja, (o Plaga como lo conocen en el ruedo ibérico). Estoy dispuesto a oponer a esa tenebrosa intriga un sólido frente único contigo y Federico29.

Y añadió:

Federico García Lorca, íntimo conhecedor dos Cancioneiros medievais e da poesía galega moderna, publica Seis Poemas Galegos (1935), que não são un jogo erudito, nem un capricho virtuosista, mas uma tentativa de interpretaçao poética da alma da Galiza; o poeta começa por tentar penetrar nela pela via medular do idioma30.

En el primer texto vemos como Guerra da Cal apoyó en todo las declaraciones del amigo poeta gallego, a excepción de la parte en la que admite haber contribuido en la 28

Blanco Amor, 1993, p.303. Ernesto Guerra da Cal a Eduardo Blanco Amor, New York City, 15 de Diciembre de 1949. 30 Dicionário de literatura Portuguesa, Brasileira, Galega, Estilística Literária, Companhía Editora do Minho, Barcelos, 1978, p. 111-C. 29

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traducción de los poemas, afirmación del todo desmentida por Blanco Amor y que, por lo contrario, se convertirá en el punto más importante de las futuras declaraciones de Guerra da Cal. Parece entonces que en ese momento los dos autores gallegos estaban defendiendo una legitimidad que ellos consideraban sagrada. Tras muchos años de silencio y de declaraciones esquivas, las cosas cambiaron cuando, después de la muerte de Blanco Amor, los originales que conservaba en su biblioteca fueron publicados en facsímile por Landeira Yrago31 provocando la reacción súbita de Guerra da Cal que rompió su silencio declarando: “tendo como apoio apenas a mina palabra e as sibilinas e contraditórias –e malignas- declarações de Eduardo Blanco Amor32”. Expongo aquí abajo la declaración más importantes de Guerra da Cal después de 1979: Ele, ‘homo ludicus’, achou divertidíssimo, quando eu lhe propus que dissesse que os tinha feito ele directamente. Concordou e pusemo-nos de acordó, para pôr mãos à obra do primeiro, o “Madrigal”, daí a poucos días, na sua casa. Assim o fizemos e foi um caso de tradução simultânea, talvez único na historia da poesía. […] Começou a recitar os primeiros versos do “Madrigal”, toda a primeira estrofe sem hesitação. Estava o poema já escrito? Sabia-o já de cor? Não sei. Nunca soube. Então eu incitei-o ao pôr em galego –e traduzi oralmente os dois primeiros versos- coisa facílisima. Ficou radiante. Eu tirei de caneta e apahei um bloco que havia sobre a mesa e pusemos mãos à obra. Acabado o poema, no mesmo bloco eu passei o rascunho para limpo. Falamos mais. Eu fui-me embora, e não soube mais –até à sua volta da nova viagem desse outono à Galiza. Foi, se bem me lembro em Dezembro. Eu já tinha visto o “Madrigal” em Resol e em El Sol. Fedrico vinha radiante. Tinham acreditado que ele possuia o galego como língua lírica e ria, ria, ria. Adorava esas simulações. Eu lembro-me de ter 20estruido o rascunho inicial depois de o copiar. Do que aconteceu com ese primeiro apógrafo meu não faço idéia33.

Como deducimos, Guerra da Cal intentó apropiarse de la autoría de los poemas gallegos, pero hay demasiados puntos que, si consideramos tanto los autógrafos como los apógrafos, no cuadran. En primer lugar, si nos referimos al último poema de la colección, Danza da lúa en Santiago, tenemos la primera prueba de que las declaraciones de da Cal son falsas. Mientras el granadino y el ferrolano estaban trabajando supuestamente juntos en este poema, el segundo tuvo un accidente de esquí en el que se rompió el brazo derecho,

31

Xosé Landeira Yrago, periodista y escritor gallego nacido en Santiago de Compostela en 1922 y muerto en Vigo en 1995. 32 Guerra da Cal a Xavier Alcalá, de data 7 de Noviembre de 1985. 33 E.J.Torres Feijó-J.R.Gômez, «Os Seis poemas Galegos de Federico García Lorca e os cânones das literaturas española, galega e portuguesa», Romance Notes, vol.53, 2, 2013, p. 221-236.

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acontecimiento que le impidió escribir. Según sus declaraciones, después de unos días de reposo, volvió a trabajar con Lorca en el poema dictándoselo, afirmación que se podría demostrar puesto que, a partir del verso 5, la letra es de Lorca. No obstante esto, la parte autógrafa está tan llena de errores que nos hace pensar en que da Cal estaba ausente y que Lorca estaba escribiendo el poema solo. En segundo lugar, como sabemos, en 1934 se produjo la muerte del torero Ignacio Sánchez Mejías, muy amigo de Lorca y por el cual éste escribió una de sus mejores composiciones, Llanto por Ignacio Sánchez Mejías. En este periodo, como declararon Blanco Amor y Margarita Ucelay, el granadino estaba tan sumergido en su dolor que dejó de asistir a las sesiones de composición de los poemas gallegos con da Cal. Supuestamente, a partir de este momento, la amistad entre Lorca y Guerra da Cal se fue deteriorando, lo que haría pensar que el gran poeta terminó solo sus poemas. En tercer lugar, no hay que olvidar que Guerra da Cal habla de cómo Lorca se divertía cuando se ponía a declamar los poemas gallegos y todos pensaban que eran suyos; si se conoce la personalidad del granadino y si leemos las declaraciones de Blanco Amor, sabremos que esto no es cierto puesto que el poeta odiaba la mentira y además era una persona bastante reservada. Por último, me parece muy importante recordar que en más de una ocasión Guerra da Cal dio muestra de la envidia que sentía por Lorca y Blanco Amor que, en los años de la composición de los poemas gallegos, eran dos poetas reconocidos a nivel mundial, mientras que él era un “estudiante e inédito aprendiz de poeta34”. Considerando todo lo dicho anteriormente, apoyo completamente la tesis blancoamoriana porque, no obstante el gallego de Lorca fuera defectuoso, no hubo ningún otro poeta que supiera acercarse tanto al alma y a las pequeñas y grandes cosas de las gentes de un pueblo y hacerlas suyas como si fuera uno más entre ellos.

2.5. La Editorial Nós, la publicación de la primera edición y la cuestión del prólogo

Para empezar este párrafo, me parece indispensable ofrecer algunas informaciones sobre la Editorial Nós y su fundador.

34

L. Pérez Rodríguez, O pórtico poético dos seis poemas galegos de F. García Lorca, Vigo, Ediciones del Consello da Cultura Galega, 1998, p. 173.

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La revista Nós fue fundada en Orense en 1920 por Ánxel Casal. Debido a razones económicas, el fundador tuvo que empezar a imprimir en Pontevedra y, tras un periodo de colaboración con Leandro Carré Alvarellos del que nació la Editorial Lar, dejó el proyecto para fundar en 1927 la Editorial Nós que en 1931 se instaló en Santiago de Compostela. La presencia de Ánxel Casal en Santiago fue fundamental: republicano de izquierda, consiguió apoyar el renacimiento del idioma gallego y difundir los ideales republicanos entre los jóvenes que constituirían en 1935 el Fronte Popular. A partir de 1931, año en el que fundó el Partido Galeguista, consagró su vida a la política, llegando a ser alcalde de Santiago; intentó impedir el golpe de estado de 1936 organizando la resistencia de la ciudad hasta que fue encarcelado el 4 de Agosto y fusilado el 19 del mismo mes, un día después del fusilamiento de Federico García Lorca. Volviendo a los Seis poemas galegos, en 1934 Eduardo Blanco Amor pasó unos días en Madrid en los que tuvo la posibilidad de estar en contacto con Lorca y empezó a hablarle de la posibilidad de publicar sus poemas, cosa a la que en un principio el granadino se negó contradiciendo su gran generosidad en el momento de recitar sus escritos. Sin embargo, como sabemos, Blanco Amor era una persona bastante insistente y consiguió que Lorca le entregara los poemas en Mayo de 1935 después de haberle leído Doña Rosita la soltera, como afirma en el prólogo:

Federico García Lorca me llegó, un día cualquiera de nuestra amistad, con un puñado de versos en gallego. […] Y dijo: -«La verdad es que, a pesar de haberme bien leído mi Curros y mi Rosalía, el gallego lo aprendí en los vocabularios precaucionales que añades a tus libros de poemas. Debes ser tú, por lo tanto, quien ordenes éstos y quien los edite y quien los prologue. Y ya está. Y ya se acabó. Y no me hables más de esto hasta que me traigas el libro.» […] Y ahí os lo dejo para vuestra devoción y para nuestro estímulo35.

A partir de junio de 1935 muchísimos periódicos gallegos dieron a conocer la inminente publicación de los poemas gallegos de Lorca y, entre ellos, Suárez Picallo en el semanario Ser con fecha de 30 de junio de 1935 preveía que saldrían para el 25 de julio, día del Apóstol. Debido a unos problemas que alejaron a Blanco Amor de Santiago, el libro no saldría antes del 27 de Diciembre de 1935, como demuestra la fecha del colofón de la primera edición; ésta incluyó también el prólogo de Eduardo Blanco Amor, la eliminación de la única dedicatoria presente en el conjunto de poemas, Cantiga do neno

35

Federico García Lorca, Seis poemas galegos, Compostela, Editorial Nós, vol. LXXIII, 1935.

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da tenda, que Lorca dirigía a Ernesto Guerra da Cal (las razones de esta supresión se desconocen) y debería de haber incluido también un epílogo del granadino que nunca llegó a la sede de la editorial. Una copia de la primera edición fue enviada a Lorca a los pocos días de la publicación acompañada por una carta de Ánxel Casal:

Muy Sr. Mío: Con el último de este año quiero que lleguen a V. los primeros ejemplares de sus Poemas gallegos. La edición el modesta, como mis medios, pero está hecho con el entusiasmo de este humilde colaborador del renacimiento gallego que considera recompensada su labor en el cedístico 1935 sirviendo al mundo la generosa aportación de V. a nuestra lengua36.

La publicación de los Seis poemas galegos fue un gran éxito entre los galleguistas que, como Blanco Amor, veían renacer con ellos el prestigio de su idioma. Incluyo abajo solo algunas de las publicaciones de estos grandes personajes.

En Galicia ha pasado Lorca horas inolvidables y ha querido hacer perdurable constancia de ellas, escribiendo estos versos de ‘Seis poemas galegos’, tan sentidos y delicados en la vieja lengua que ahora reverdece y vuelve a ser en sus mejores poetas, como en tiempos de Airas Nuñez, gracia ingenua y exquisito artificio. Nunca agradeceremos bastante al alto poeta andaluz tan fino presente37. Agradecemos al poeta andaluz este regalo –triple regalo para los ojos, para los oídos y para el alma- de sus versos en la mañana primaveral de una Galicia que no quiere seguir muriéndose38. La publicación de este libro –gracias a Nós- justifica todo el júbilo esperanzado de los poetas gallegos contemporáneos. Quien no comprenda la importancia de este suceso literario es que no quiere ver ni oír39.

En Madrid la publicación de los Seis poemas galegos sorprendió mucho, pero no tiene que extrañarnos puesto que el mismo Valle-Inclán un día, pasando delante de la sede de la Editorial Nós en Santiago, había expresado su perplejidad ante la incursión del granadino en el panorama de la literatura gallega. Por lo que se refiere al prólogo de Eduardo Blanco Amor, se configura como un texto elogioso hacia el trabajo de Lorca y en él, el escritor gallego, habla de cómo y cuando el poeta granadino le entregó los poemas, del trabajo que tuvo que hacer antes de confiarlos Vid. Exposición Gráfico-Bibliográfica “García Lorca y Galicia”, dirigida por Guillermo Escrigas, do Grupo Sargadelos, Ediciós do Castro, Sada, A Coruña, 1995, p.30. 37 Ánxel Fole, «Lorca, poeta gallego», El Pueblo Gallego, 1-2-1936. 38 Roberto Blanco Torres, «García Lorca en la poesía gallega: Seis poemas galegos», El País, 26-2-1936. 39 Augusto María Casas, El Pueblo Gallego, 8-5-1936. 36

23

a Ánxel Casal y de la importancia que tuvo la obra para la lengua gallega (asunto del que hablé anteriormente). Sin embargo hay una cuestión que sorprendió tanto a los críticos como al mismo Blanco Amor, es decir, el hecho de que el prólogo no aparezca en ninguna otra edición posterior a la primera.

¿Por qué los graves escribas de la Editorial Losada lo han suprimido después? Es cosa que no acabo de explicarme. Soy viejo amigo personal y tenaz admirador de Guillermo de Torre y no menos amigo de Gonzalo Losada, extraordinario y casi increíble espécimen de editor inteligente y sensible. Nunca se lo he preguntado; siempre he creído de la más elemental cortesía que ellos me diesen una explicación. Jamás me la dieron. Llevé esta espina dentro de mi extrañeza –que no de mi resentimiento- durante diez o doce años y ahora me la quito aquí, ya que andamos hurgando en ello, escarificando viejas heridas. Con haber dejado el prólogo en el lugar donde tanto le contentó al poeta, se hubiese respetado su memoria y no hubiéramos tenido que andar ahora aclarando lo que allí estaba dicho40.

Hoy en día, todavía, no se ha aclarado esta delicada cuestión y, probablemente, no sepamos nunca por qué alguien decidió quitar el prólogo a pesar de los deseos de Lorca.

40

E. Blanco Amor, Sobre los poemas gallegos de García Lorca, La Hora, Chile, 05-12-1948.

24

3. Los Seis poemas galegos

Los Seis poemas galegos son un conjunto de 138 versos escritos entre 1932 y finales de 1934 o principios de 1935; están escritos completamente en gallego, tienen una extensión media similar, estructuras métricas parecidas y se configuran como un homenaje a Galicia y a los gallegos. Escritos después de Poeta en Nueva York (19291930) y contemporáneamente al Diván del Tamarit (1932-1934), Lorca compuso sus seis poemas renunciando al verso libre del periodo neoyorquino y utilizando formas métricas tradicionales como el romance y las cuartetas asonantadas sin olvidar la herencia de las formas gallegas. Dejo aquí abajo un pequeño listado con los títulos y un pequeño análisis de cada poema41. El Madrigal â cibdá de Santiago es la composición que abre el poemario y como se deduce del título, es un canto, un homenaje a Santiago de Compostela, ciudad que en Lorca había dejado una huella muy profunda y que le había hechizado: en este sentido, es importante recordar las palabras de Blanco Amor “cuando me dicen que Galicia nunca supo mandar, yo contesto que supo siempre encantar, que es más imperecedera soberanía42.”. Escrito y publicado en 1932, en este poema la ciudad está perfectamente descrita: la lluvia, la hierba, la piedra y el viento son elementos casi irrenunciables si se quiere alabar Galicia. El Romaxe de nosa Señora da Barca trata de una romería, tema popular y rosaliano tan esencial tanto para el poeta andaluz como para los gallegos. El poema es bastante costumbrista puesto que nos permite ver la escena que describe: colores, movimiento, ruidos y cierto trasfondo melancólico que se anuncia en la mirada final de la Virgen hacia el mar, elemento típico de la poesía gallega y que también fue y es testigo de la partida de los emigrantes, del trabajo de los pescadores y del sino de los ahogados. La fecha de composición es incierta, entre 1932 o 1933, con mucha probabilidad antes del segundo viaje de Lorca al nuevo mundo. La Cantiga do neno da tenda es el mejor acierto lorquiano sobre la morriña, sentimiento típico gallego que trataré en el próximo capítulo. La inspiración para componer este poema se apoderó de Lorca durante su estancia en Buenos Aires en 1933

41 42

El orden que aquí propongo es el de la edición de la Editorial Nós. F. García Lorca, Seis poemas galegos, Santiago de Compostela, Editorial Nós, 1935, Prólogo.

25

cuando tuvo la oportunidad de estar en contacto con los emigrantes gallegos. El protagonista del poema es Ramón de Sismundi, (nombre de procedencia gallega) personaje ficticio que se configura como un símbolo de todos los emigrantes. El poeta no le describe, pero tenemos la impresión de conocerlo muy bien: alto, rubio de ojos azules sonrientes, llenos de dulzura, de ironía y de perdón. Los domingos pasea por las largas y anchas calles de la ciudad argentina y lleva en su corazón los recuerdos de su patria que se identifican en el gaitero y la gaita, en el viento, en los valles y en los bueyes de los que nos habla Lorca. La morriña y el aburrimiento llenan su día a día hasta el desenlace final en el que deducimos que el joven decide suicidarse. El tema en este caso es tanto lírico como social. El Noiturnio do adoescente morto es un llanto de vivos y muertos por un adolescente asesinado en sus años de juventud que, como sabemos, para Lorca eran sagrados. El poema se compuso antes del otoño de 1933 y se basa en un hecho real: durante el verano del mismo año, Lorca junto con la Barraca estaba actuando en un pequeño pueblo de la comunidad autónoma de Castilla y León por donde pasa el río Sil y donde se habla gallego. Hacia el final de la actuación se oyó a alguien gritar por haber descubierto el cadáver de un adolescente flotando en las aguas del río. Testigos cuentan que Lorca se quedó unas horas hablando con las gentes del pueblo y que había quedado muy afectado por lo ocurrido. La Canzón de cuna pra Rosalía Castro, morta es la composición más importante en mi trabajo y, por esta razón, le dedicaré un apartado en el cuarto capítulo. La Danza da lúa en Santiago cierra el poemario y otra vez es la ciudad de Santiago de Compostela la que protagoniza el poema. La mirada del poeta se fija esta vez en la Plaza de la Quintana: antiguamente dividida en dos partes, Quintana de vivos y Quintana de muertos, simboliza la dualidad radical del ser. Los protagonistas son tres: madre e hija que dialogan como en los cancioneros mientras que la luna que es galán y muerte al mismo tiempo, baila en una atmósfera de otro mundo y va apretando sus giros para llegar a tocar el corazón y entonces la vida de las dos mujeres. Se desconoce la fecha de composición del poema. Por lo que se refiere al orden de publicación de los poemas, no sabemos si refleja la voluntad de Lorca que, como acabo de afirmar, escribió los poemas en momentos diferentes hecho que sugirió solo en un segundo momento la publicación en plaquette.

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No obstante esto, críticos como Miguel García Posada afirmaron que el orden de los poemas no es nada gratuito y que entonces reflejaría los deseos del autor. Según su tesis los poemas se dividirían en tres parejas: el Madrigal y el Romaxe presentarían cierta esperanza no obstante la presencia de elementos oscuros; la Cantiga y el Noiturnio que tratan el tema del suicidio; la Canzón y la Danza están enlazados por la común presencia femenina. Esta teoría no ha sido profundizada y aceptada todavía, pero me sentiría de afirmar que no es totalmente correcta: en el Noiturnio, por ejemplo, no sabemos si el adolescente del que se habla se ha suicidado o lo han matado, pero, por las palabras utilizadas, se deduce que alguien le quitó los mejores años a ese joven cuya alma “choraba, ferida e pequena”. Las interpretaciones que se dieron a conocer en los últimos 75 años sobre este pequeño conjunto de poemas son muchas y muy variadas. Trataré aquí las tres que más me convencieron. La primera interpretación es la elaborada por Andrew A. Anderson, hispanista y lorquista británico. Él considera que las seis composiciones no constituyen un poemario unitario y que los elementos en común que mantienen son fundamentales tanto para su unión como para su interpretación: la lengua de composición, las influencias literarias y en modo especial, la visión de Galicia constituyen el hilo fundamental de esta creación. La Galicia que brota de los seis poemas lorquianos es la tradicional y mitológica, marginal, misteriosa y a veces siniestra, perfecta para presentar las costumbres de su pueblo y el verde de su paisaje, tanto que en algunos de los poemas notamos un toque costumbrista y descriptivo. No obstante estos toques de realismo, Lorca no olvida sus estados anímicos, el "yo" lírico importantísimo para los románticos, y utiliza la mitificación de lo gallego para reiterar algunas de las temáticas fundamentales de su poesía como por ejemplo el cristianismo mezclado con lo pagano, la luna como símbolo mortal y el mar como representación de lo infinito. Se entiende que Galicia, con su encanto y su magia, consiguió plasmar el alma del poeta andaluz exactamente como lo hacía su amada Granada, ciudad que el mismo poeta seguía relacionando con ese rincón olvidado del norte de España antes mencionado. La segunda interpretación fue elaborada por el profesor e investigador de la Universidad de Santa Bárbara (California) Jorge Luis Castillo y se basa en el paisaje.

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Antes de seguir con la enunciación de esta tesis, quiero recordar unas palabras del Prólogo de Blanco Amor, muy significativas a la hora de explicar esta teoría:

El poeta español llega, desde la abundancia de su imperio, a herborizar flores pequeñas en el paisaje de nuestra tierra. ¡En todo el paisaje! En el de nuestra ternura: ‘Balada do adoescente afogado’; y en el de nuestro paisaje espiritual, que es la saudade: ‘Cantiga do neno da tenda’; en el paisaje de nuestro pasado, que son las ciudades santas; ‘Madrigal â cibdá de Compostela’; en el paisaje de nuestros muertos: ‘Canzón de cuna, pra Rosalía, morta’ y en el paisaje de nuestra fe primaria y paisajística: ‘Cantiga da Virxe da Barca’. Porque Galicia no es en lo yerto de una platitud moribunda, sino en él lo más riguroso de su vitalidad creadora, otra cosa que paisaje. Digámoslo otras veces: Paisaje. Paisaje. ¿Qué hay? Gracias a él todo lo nuestro nos sigue vivo; y él nos fue, y nos sigue siendo, la referencia indispensable para no perdernos de nosotros mismos y la esperanzada realidad de cada instante y la energía eterna contra el cotidiano desaliento. Y ya que García Lorca, poeta de todos los sures más antípodas, entra en nosotros precisamente por esta múltiple puerta verde, a decir todos con rudo acento himnario: ‘¡Os tempos son chegados!’43.

El paisaje, elemento fundamental de la vida y de la tradición gallega, sería según Jorge Luis Castillo el hilo conductor de los seis poemas lorquianos que se configuran como los representantes de una de las mayores preocupaciones de la poesía moderna: la relación entre el ser humano y la naturaleza. Este vínculo entre el individuo y la naturaleza se manifiesta de dos maneras antagónicas: una presume la unión del ser con la naturaleza y la otra presenta la nostalgia que la separación provoca en el poeta. El paisaje se configura como la causa principal de la evocación de sentimientos por parte del poeta y se convierte en paisaje interior en el que el “yo” se auto revela. La tercera interpretación pertenece a Luís Pérez Rodríguez, profesor especializado en la figura de Eduardo Blanco Amor y escritor, que intentó incluir los seis poemas dentro del conjunto de la poesía amorosa de Federico García Lorca. En este caso la clave de lectura de las seis composiciones sería Ernesto Guerra da Cal y la relación que Lorca mantuvo con el joven poeta gallego. Según el profesor, cada uno de los poemas estaría repletos de símbolos amorosos y eróticos relacionados también con la figura de Guerra da Cal: en primer lugar, como ya he mencionado, la Cantiga fue escrita por Lorca con una dedicatoria a Ernesto después eliminada ya en la primera edición de los seis poemas; en segundo lugar en el Noiturnio se hace referencia al río Sil, escenario de la infancia del poeta gallego (Federico le llamaba “Ernesto do Sil”); en tercer lugar el “galán” de la Danza podría ser una personificación del mismo Ernesto; en cuarto lugar, como sabemos, 43

Ivi.

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la luna, el aire, el agua y el caballo también son elementos de tipo sexual en Lorca (recordemos por ejemplo el “caballo garañón” de La casa de Bernarda Alba, animalización de Pepe el Romano y símbolo erótico). El profesor Pérez Rodríguez afirma también que dos de los seis poemas podrían ser considerados bajo el punto de vista de la amistad: en la Canzón y el Romaxe Lorca penetra tanto en la tradición literaria y popular gallega como para dejarnos considerarle poeta de estas tierras, cosa que se configura como un homenaje a todos sus amigos gallegos. Concluyo este tercer capítulo diciendo que desde cuando fueron publicados, los Seis poemas galegos fueron el libro en gallego del siglo XX más reeditado, traducido y versionado. En este sentido recuerdo que fueron interpretados por varios músicos muy famosos, entre los últimos Amancio Prada que ofreció una elaboración musical de estos poemas junto con la poesía de Rosalía de Castro en un mismo espectáculo titulado A Rosalía de Federico que tuve la oportunidad de ver y que fue motivo de inspiración de este trabajo.

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4. A Rosalía de Federico

En este capítulo intentaré demostrar la herencia de la poesía rosaliana en los Seis poemas galegos de Federico García Lorca. Mi estudio se basa exclusivamente en aspectos temáticos típicos tanto de la poesía rosaliana como de la tradición y paisaje gallegos de los que la poesía de Rosalía de Castro está repleta; estos elementos se reflejan, tanto por inspiración literaria como por experiencia directa, en los seis poemas lorquianos. Los ejemplos que utilizaré para mi pequeña investigación están sacados de tres obras de la poetisa gallega: Cantares Gallegos, Follas novas y En las orillas del Sar. Escritos en 1863 los Cantares Gallegos nacen de la preocupación de la poetisa por la condición de marginación y de pobreza de su tierra; escritos en gallego, se configuran como un homenaje a Galicia y a su pueblo y como crítica a todos los que consideraban Galicia como una tierra de poca importancia y el gallego como un idioma de gentes sin cultura. La obra se estructura a partir de un poema inicial, en el que se le pide a una joven mujer que cante, y uno final, en el que la misma chica afirma haber cumplido con su deber. Los demás poemas tienen como protagonistas a personajes diferentes procedentes del mundo rural gallego entre los cuales, de vez en cuando, se asoma la misma Rosalía no obstante el personaje que habla sea otro. Los temas son variados: la condición de la mujer, la injusticia social, el abandono por parte del estado español, la soledad, el amor, la tradición popular y el costumbrismo, todos enmarcados siempre por la belleza del paisaje, elemento fundamental de la tradición poética gallega. Follas novas fue publicado en 1880 y, escrito también en gallego, se configura en parte como la continuación de Cantares Gallegos por las temáticas tratadas (la marginación, la injusticia social y, en particular en este libro, la emigración) y como un conjunto de poesías de carácter más subjetivo e intimista. En este sentido cabe recordar que Follas novas es una de las obras principales de Rosalía porque, por primera vez, utiliza el gallego, idioma supuestamente inculto, para tratar aspectos fundamentales de la vida del ser humano: la vida, la muerte, el amor, las creencias religiosas, etc. La obra está dividida en cinco partes llamadas Libros: Vaguedás, Do íntimo, Varia, Da terra y As viudas dos vivos e as viudas dos mortos. Un año antes de su muerte, en 1884, Rosalía publicó En las orillas del Sar, una entre las obras más importantes de la autora escrita en castellano. En este libro la poetisa vuelve

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hacia dentro su mirada y deja casi completamente los temas sociales y el mundo exterior que se convierten en simple elemento de referencia o de comparación para el “yo” que se encuentra solo, abandonado y desolado. No conocemos la fecha de composición de los poemas que forman parte de esta obra, pero por las temáticas y el estilo se puede suponer que se compusieron en tiempos cercanos a los versos de Follas novas. 4.1. Las “fuerzas formidables44” de Galicia Con “fuerzas formidables” Federico García Lorca se refería a todos esos elementos del paisaje y de la cultura gallega que le impulsaron a escribir versos en esta lengua y que pertenecen tanto a la poesía de Rosalía como también al alma de cualquier gallego. Entre los muchos versos que leí de la poetisa gallega, hice una selección de los que manifiestan esas “fuerzas” considerando también los versos gallegos del granadino. Sabemos que tanto para Lorca como para Rosalía la naturaleza era muy importante, sobre todo por todas las relaciones que tenía con el alma y los sentimientos humanos y por los símbolos que traían consigo los varios elementos naturales que utilizaban en sus composiciones: encontramos por ejemplo como en ambos autores la luna es símbolo de tristeza, hasta de muerte en Lorca, o el calor se relaciona al erotismo o a la muerte, sobre todo en Rosalía que mal soportaba el calor de los campos castellanos como se deduce de estos versos:

Vós, pois, os que naceches na orela doutros mares, Que vos quentás á llama de vivos lumiares, E só vivir vos compre baixo un ardente sol; Calá se n’entendedes os encantos destos lares, Cal n’entendendo os vosos, tamén calamos nós45

Como ya anuncié más arriba, Lorca se quedó impresionado por los paisajes que encontró en Galicia y, como si fuera un verdadero poeta gallego, incluyó en sus versos en este idioma los rasgos típicos de la naturaleza norteña que podemos encontrar también en la obra rosaliana.

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Me refiero aquí a las fuerzas de las que Federico García Lorca hablaba durante su entrevista con Xosé Rodríguez Lence. 45 Rosalía de Castro, Follas novas, Vigo, Edicións Xerais de Galicia, 1990, p.281.

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Primera entre todos, la lluvia, esencial en el paisaje gallego puesto que Santiago de Compostela es la ciudad en la que más llueve en España.

Chove en Santiago

Cómo chove miudiño,

meu doce amor.

cómo miudiño chove;

Camelia branca do ar

cómo chove miudiño

brila entrebecida ô sol46.

pola banda de Laíño, pola banda de Lestrove47.

Inmediatamente después y casi como si fuera un elemento relacionado con la lluvia, encontramos la piedra; ¿cómo olvidar el olor del granito secándose al sol después de días de lluvia durante una estancia en la ciudad de piedra?

Olla a choiva pol-a rúa,

Nin pedra deixaron, en donde eu vivira;

laio de pedra e cristal.

Sin lar, sin abrigo, morei nas curtiñas;

Olla no vento esvaído

Ó raso cas lebres dormín nas campías;

soma e cinza do teu mar48.

Meus fillos…, ¡meus anxos!..., que tanto eu quería, ¡Morreron, morreron, ca fame que tiñan!49

Otro aspecto esencial de la naturaleza gallega es el viento, en particular el del norte, fuerte y helado que en Rosalía siempre está presente y que Lorca consigue reproducir perfectamente.

Bos aires ten una gaita

Cuando sopla el Norte duro

sobro do Río da Prata,

y arde en el hogar el fuego,

que a toca o vento do norde

y ellos pasan por mi puerta

coa súa gris boca mollada50.

flacos, desnudos y hambrientos51 [...]

46

Federico García Lorca, Seis poemas galegos, Compostela, Editorial Nós, vol. LXXIII, 1935, p.9. Rosalía de Castro, Cantares Gallegos, Vigo, Edicións Xerais de Galicia, 1990, p.207. 48 Federico García Lorca, ob.cit, p.10. 49 Rosalía de Castro, Follas novas, Vigo, Edicións Xerais de Galicia, 1990, p.176. 50 Federico García Lorca, ob. cit, p.16. 51 Rosalía de Castro, En las orillas del Sar, Madrid, Editorial Castalia, 1986, p.119. 47

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Llegamos al mar, otro elemento fundamental tanto en el poeta granadino como en la poetisa gallega. En Lorca el mar, como muchos otros símbolos, tiene significados diferentes y muchas veces antagónicos: puede significar vida, muerte, encuentro o pérdida del amor y también se relaciona con lo infinito. En Rosalía el mar es símbolo de paz y de descanso del alma como podemos apreciar en muchas de sus poesías; además hay que recordar que en las últimas palabras que pronunció antes de morir se deducía el gran deseo de la poetisa de ver el mar una última vez, cosa imposible desde Padrón, la ciudad en la que murió.

Imos silandeiros orela do vado

Co seu xordo e costante mormorio

pra ver o adoescente afogado.

Atraime o oleaxen dese mar bravío,

Imos silandeiros veiriña do ar,

Cal atrai das serenas o cantar.

antes que ise río o leve pro mar52.

-Neste meu leito misterioso e frío, Dime, ven brandamente a descansar53.

Galicia es una tierra muy verde, llena de bosques, campos, montes, praderas, muy poco urbanizada, así que no podían faltar, en ambos poetas, los pinos y los tojos. Los pinos son otro árbol muy común en Galicia, aunque Rosalía prefería el roble, considerado el árbol regional.

Súa i-alma choraba, ferida e pequena

Prados, ríos, arboredas,

embaixo os arumes de pinos e d’herbas54. pinares que move o vento, paxariños piadores, casiña do meu contento55. El tojo, en gallego “toxo”, es un arbusto espinoso típico de la región que da una flor amarilla llamada “alecrín”.

52

Federico García Lorca, ob. cit, p.20. Rosalía de Castro, Follas novas, Vigo, Edicións Xerais de Galicia, 1990, p.136. 54 Federico García Lorca, ob. cit, p.20. 55 Rosalía de Castro, Cantares Gallegos, Vigo, Edicións Xerais de Galicia, 1990, p.126. 53

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¡Si, a lúa, a lúa

Non Follas novas, ramallo

coronada de toxos,

De toxos e silvas sós,

que baila, e baila, e baila

Hirtas, coma as niñas penas,

na Quintana dos mortos!56

Feras, coma a niña dor57.

Vemos ahora dos elementos pertenecientes a la cultura: la gaita y la muñeira. La gaita es un instrumento de viento; símbolo por excelencia de la música tradicional gallega, apareció en Galicia en el siglo XIII y, no obstante las pocas pruebas históricas, este instrumento está relacionado con el mito celta puesto que se afirma que fue este pueblo quien creó la gaita. Hoy en día es uno de los elementos con los que se identifican el alma y la historia gallegas. En la maravillosa composición rosaliana titulada La gaita gallega perteneciente a los Cantares Gallegos de la que citaré una parte, la poetisa consigue reproducir todos los sentimientos que el sonido de este instrumento procura en el corazón de un gallego de nacimiento. Por su parte el poeta granadino, apasionado de la música y en este momento cautivado por el sonido de la gaita que parece llorar como sus guitarras del sur, ya había incluido el instrumento en su Preciosa y el aire, un romance perteneciente al Romancero gitano.

Non atopou o xemido

Cuando la gaita gallega

malencónico da gaita,

el pobre gaitero toca,

non víu o imenso gaiteiro

no sé lo que me sucede

coa boca frolida d’alas58.

que el llanto a mis ojos brota59.

La muñeira, o muiñeira en gallego, es un baile popular típico de Galicia que se remonta al siglo XVI cuando los campesinos bailaban alrededor de los molinos esperando la molienda. Se canta y baila acompañada de la gaita, del tamboril, del tambor, de la pandereta y a veces de las conchas. El utilizo de las percusiones hace pensar que nació durante las guerras históricas gallegas.

56

Federico García Lorca, ob. cit, p.29. Rosalía de Castro, Follas novas, Vigo, Edicións Xerais de Galicia, 1990, p.121. 58 Federico García Lorca, ob. cit, p.18. 59 Rosalía de Castro, Cantares Gallegos, Vigo, Edicións Xerais de Galicia, 1990, p.189. 57

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¡Triste Ramón de Sismundi!

Falaime sólo

Sinteu a muiñeira d’agoa

das muiñeiras,

mentres sete bois de lúa

daquelas voltas

pacían na súa lembranza60.

revirandeiras, daqueles puntos que fan agora de afora adentro de adentro afora61.

Para concluir este apartado, me parece esencial citar el Romaxe de nosa Señora da Barca, poema de clara inspiración rosaliana puesto que encontramos la misma temática de la romería al santuario de Nuestra Señora de la Barca en el cantar VI de los Cantares Gallegos. Este lugar de culto se encuentra en Mugía (Muxía en gallego), un pequeño pueblo en la provincia de La Coruña situado en la famosa Costa da Morte en la comarca de Finisterre. La romería a este santuario se remonta al siglo XI o XII cuando fue inaugurada la primera capilla y hoy en día constituye una de las etapas más importantes del recorrido religioso gallego.

¡Ay ruada, ruada, ruada

Nosa Señora da Barca

da Virxen pequeña

ten o tellado de pedra;

e a sua barca!62

ben o pudera ter de ouro, miña Virxe, si quixera63.

4.2. Las sombras

Galicia es una tierra misteriosa, anclada en su historia que está repleta de leyendas y cuentos muy antiguos; estas características hacen que el pueblo gallego sea, en su mayoría, bastante supersticioso. Todas estas creencias forman parte de la tradición de este

60

Federico García Lorca, ob. cit, p.18. Rosalía de Castro, Cantares Gallegos, Vigo, Edicións Xerais de Galicia, 1990, p.90. 62 Federico García Lorca, ob. cit, p.13. 63 Rosalía de Castro, ob. cit., p.93. 61

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pueblo y se reflejan en la obra literaria de cualquier gallego tanto del pasado como contemporáneo. Una de las imágenes que más reflejan esta tradición en Rosalía es la de la sombra, elemento clave de toda la producción rosaliana; dejo aquí una explicación de los cuatro tipos de sombras que encontramos en la obra de la poetisa. El primer tipo está relacionado con la Santa Compaña. Procedente de la tradición popular gallega, la Santa Compaña es una procesión de almas en pena que recorre los caminos de una parroquia en busca de personas vivas para incorporar al último lugar del corteo haciendo que la que ocupa el primero quede por fin libre. Siendo los componentes del corteo almas en pena, significa que o llevaron una vida insana, o fueron personas malas o decidieron suicidarse; en Follas Novas vemos reflejada esta última posibilidad en el poema Era no mes de Maio donde una voz celestial advierte a un hombre que está a punto de suicidarse que si lo hace volverá a la tierra en forma de espíritu condenado a pagar por haberse quitado la vida viendo la traición y el olvido de la mujer a la que amaba:

Despóis de atravesare os desertos inmensos do infinito, ó mundo volverías en esprito a sofrir, i o teu crimen a pagare64. El segundo tipo de sombras que encontramos son las típicas del romanticismo; como sabemos los escritores románticos utilizaban mucho las ambientaciones lúgubres como los cementerios, los castillos de la Edad Media y las noches sin luna en las que solían incluir espíritus, fantasmas y elementos macabros. No faltan estas características en las primeras obras de Rosalía:

Y en sombras la tierra envuelta como en un fúnebre manto. Doquiera en torno se mire

64

Rosalía de Castro, Follas novas, Vigo, Edicións Xerais de Galicia, 1990, p.255.

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sólo las sombras parecen65.

En este pequeño fragmento la palabra sombra del primer verso se refiere a la noche, mientras que la del cuarto se puede referir a los fantasmas que van apareciendo en el lugar descrito. Llegamos ahora a los dos conceptos más típicos rosalianos de las sombras que son los que García Lorca consiguió reproducir perfectamente en tres de sus poemas gallegos: las “miñas sombras” y la “negra sombra”. Estos dos conceptos se fueron desarrollando a lo largo de toda la producción rosaliana, pero es sobre todo en Cantares Gallegos, Follas novas y En las orillas del Sar donde encontramos los mayores logros de la poetisa referidos a estos conceptos. Con “miñas sombras” Rosalía se refiere a algo muy concreto; son seres que ya han dejado de existir y que viven a mitad camino entre el mundo terrenal y el cielo o el infierno cristianos. Estas entidades mantienen los caracteres que tenían en la vida y es por eso que se distingue entre sombras buenas y sombras malas y siguen sintiendo: aman, odian, se sienten traicionadas y son odiadas o amadas. Suelen quedarse en los sitios que han significado algo para ellas en la vida y sobretodo cerca de las personas amadas con las que entran en contacto, como hacía la madre de Rosalía con su hija: condición esencial para que esto se produzca es la soledad, sentimiento con el que la poetisa estaba más que familiarizada. En fin, estas presencias no se parecen en nada a las almas de la tradición cristiana, sino más bien a las de las creencias de un pueblo que aún después de la muerte se niega a dejar su tierra. El concepto de “negra sombra” es algo más complejo: durante mucho tiempo los críticos se equivocaron relacionándola con las sombras malas del tipo descrito en el párrafo anterior pero, en realidad, tiene un significado completamente distinto. La “negra sombra” es algo abstracto que puede ser el símbolo tanto de un mal recuerdo como del dolor existencial o el mal de vivir; es por eso que ellas también como las anteriores siempre acompañan al ser humano. La “negra sombra” no siempre es un recuerdo malo sino que, muchas veces, es algo bueno que se relaciona al color negro porque trae consigo melancolía y tristeza. 65

Marina Mayoral, «La poesía de Rosalía de Castro», en Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-poesa-de-rosala-de-castro-0/html/01bee4cc-82b2-11dfacc7-002185ce6064_14.html, [consultado el 15/01/2015].

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Como decía anteriormente, Lorca incluye en tres de sus poemas estas dos imágenes típicas rosalianas y ahora intentaré demostrar la existencia de una relación usando los versos de ambos poetas. Encontramos las “miñas sombras” tanto en el Romaxe de nosa Señora da Barca:

Pombas de vidro traguían a choiva pol-a montana. Mortas e mortos de néboa pol-as congostras chegaban66.

Como en el Noiturnio do adoescente morto:

¡Vinde xente escura do cume e do val antes que ise río o leve pro mar!67 Veamos ahora un pasaje de Rosalía donde se encuentran las “miñas sombras”:

No lejos, en soto profundo de robles, en donde el silencio sus alas extiende, y da abrigo a los genios propicios, a nuestras viviendas y asilos campestres, siempre allí, cuando evoco mis sombras, o las llamo, respóndenme y vienen68. Mientras en el Romaxe Lorca describe estos “mortos y mortas” que llegaban de los caminos cercanos relacionándolos con las sombras que siempre acuden a los sitios amados en vida, en el Noiturnio llama él mismo a unas sombras probablemente tristes por la muerte de un ser querido. En el pasaje de Rosalía vemos como la poetisa describe un lugar específico, ciertamente situado en Galicia por la presencia de los robles, al que “sus

66

Federico García Lorca, ob. cit, p.14. Federico García Lorca, ob. cit, p.22. 68 Rosalía de Castro, En las orillas del Sar, Madrid, Editorial Castalia, 1986, p.95. 67

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sombras” acuden cuando ella las llama. Vemos entonces una clara relación entre los versos lorquianos y los rosalianos. Pasamos ahora a la “negra sombra”. Empiezo citando un pasaje del Madrigal â cibdá de Santiago:

Soma e cinza do teu mar Santiago, lonxe do sol; Ágoa da mañán anterga trema no meu corazón69.

Citaré ahora unos de los versos más famosos de la poetisa gallega:

En todo estás e ti es todo, Pra min e en min mesma moras, Nin me abandonarás nunca, Sombra que sempre me asombras70.

Está clarísima aquí también la relación entre los dos poetas y los dos poemas: ambos hablan de un sentimiento, en este caso probablemente el recuerdo de un pasado perdido lejos de las preocupaciones de la vida adulta y de la muerte (ambos poetas notaban acercarse la hora de su muerte en los últimos años) que nunca les abandonarán porque es parte de ellos y de sus vidas. Es este recuerdo, este sentimiento que constituye el concepto de la “negra sombra” rosaliana. Otra vez quedamos impresionados por la manera en la que Federico García Lorca consiguió hacer suyos símbolos pertenecientes a la más importante escritora y poetisa gallega.

69 70

Federico García Lorca, ob. cit, p.10. Rosalía de Castro, Follas novas, Vigo, Edicións Xerais de Galicia, 1990, p.170.

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4.3. La morriña

Cuando se habla de Galicia, de su tradición y de sus autores, una de las cuestiones más difíciles de tratar es la de la morriña, sentimiento tan gallego que se puede decir que es tan viejo cuanto la tierra a la que pertenece. Durante muchos años novelistas, poetas, críticos, filósofos, psicólogos y médicos intentaron dar una definición a esta sensación interior propia del pueblo gallego sin llegar a una aclaración común si no la de que es un sentimiento que no se puede traducir con ninguna palabra que en otro idioma identifique una condición mental similar; solo hay una que se acerca mucho a ella y sería la saudade portuguesa. Ambos sentimientos se suelen asociar a la nostalgia o a la melancolía, pero ninguna de las dos palabras llega a sustituir los dos términos. La saudade es un sentimiento típico lusitano, es decir portugués y más tarde, cuando los portugueses empezaron a colonizar Brasil, se extendió también a esta tierra; se podría explicar como un sentimiento de melancolía y nostalgia hacia el pasado o hacia algo que tuvimos en el pasado, que hemos momentáneamente perdido y que tenemos la esperanza de volver a tener en el futuro. Este elemento por el cual tenemos saudade suele ser un amor, una amistad o una cosa y es en eso que se diferencia de la morriña gallega. La morriña también es un sentimiento que trae consigo nostalgia y melancolía, pero está relacionado con la tierra natía e identifica al pueblo gallego tanto que para los que no hacen parte de esta comunidad es prácticamente incomprensible. Estudiando el conjunto de la obra rosaliana, se puede apreciar como la poetisa trató tanto la saudade en sus varios niveles, cuanto la morriña, siendo ella el personaje que más de todos, encarna en su ser y en su nombre el alma y el pueblo gallegos; es en una de las poesías más conocidas de la autora donde encontramos la mejor representación de lo que es la morriña: ¡Adiós tamén, queridiña… adiós por sempre quizais…! Dígoche este adiós chorando desde a beiriña do mar. Non me olvides, queridiña, si morro de soidás…

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Tantas légoas mar adentro… ¡Miña casiña! ¡meu lar!71

La morriña es un tema que está claramente relacionado con la emigración. Rosalía ya había empezado a tratar este argumento en Cantares Gallegos, pero es en Follas novas donde podemos realmente apreciarlo. Esta relación hace que el sentimiento que acabamos de tratar no tenga que ver simplemente con los estados anímicos de un pueblo, sino también con la crítica y la denuncia social que Rosalía incluyó en las dos obras susodichas. En As viudas dos vivos e as viudas dos mortos que constituye la parte V de Follas novas encontramos la mayoría de los poemas dedicados al tema de la emigración visto, sobretodo, bajo el punto de vista de las mujeres: son cuentos de gentes pobres que dejan todas sus pertenencias para buscar suerte y riquezas, sueños e ilusiones que casi siempre fracasan: “-María, eu son mozo, Pedir non me é dado, Eu vou polo mundo Pra ver de ganalo. Galicia está pobre, I á Habana me vou… ¡Adiós, adiós, prendas Do meu corazón!”72

Es a través de este tema que Federico García Lorca encuentra la mayor prueba de unión entre el mundo de los gitanos de su amado sur y el de los gallegos. Vamos por grados. García Lorca refleja el sentimiento de la morriña y el problema de la emigración en uno de sus poemas gallegos, la Cantiga do neno da tenda; la composición está protagonizada por un chico gallego, Ramón de Sismundi emigrado a Buenos Aires, la ciudad donde residen la mayoría de los emigrantes gallegos. Avanzando en la lectura, encontramos la gaita que no solo es un símbolo de reconocimiento para los gallegos como

71 72

Rosalía de Castro, Cantares Gallegos, Vigo, Edicións Xerais de Galicia, 1990, p.128. Rosalía de Castro, Follas novas, Vigo, Edicións Xerais de Galicia, 1990, p.321.

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ya dije anteriormente, sino que también con su sonido evoca la morriña. Esta unión entre la gaita y la morriña está más que tratada en la rosaliana La gaita gallega. He aquí el primer punto en común de los dos autores. Llegamos ahora al punto en el que Lorca describe el trabajo de este joven emigrado obligado, para ganar algo de dinero, a trabajar en el fondo de un almacén oscuro y polvoriento ordenando cajas; los dos elementos, el almacén y las cajas, se convierten en símbolos de prisiones, siendo objetos en los que se puede guardar o “encerrar” algo:

¡Triste Ramón de Sismundi! Aló, na rúa Esmeralda, basoira que te basoira polvo d’estantes e caixas73.

Cito ahora los versos de otra obra lorquiana, Cueva, perteneciente al Poema del cante jondo:

De la cueva salen largos sollozos. (Lo cárdeno sobre lo rojo.) El gitano evoca países remotos. (Torres altas y hombres misteriosos.)74

Los gallegos emigrantes estás encerrados en almacenes-prisiones desgarrados por dentro por la morriña, mientras que los gitanos se refugian en cuevas oscuras pensando en su tierra lejana. Salen aquí esas “afinidades verdaderamente milagrosas” de las que hablaba Lorca entre su mundo y el gallego.

73

Federico García Lorca, ob. cit, p.17. C. Rendina, E. Clementelli, García Lorca, Tutte le poesie e tutto il teatro, Roma, Newton Copton Editori, 2009, p. 414. 74

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En los versos siguientes presenciamos como la situación fuera de los almacenes no cambia: los emigrantes pasean por esas calles largas y urbanizadas soñando con su tierra y sus praderas, llegando al final a la orilla del río donde no encuentran lo que sueñan:

Non atopou o xemido malencónico da gaita, non viu o imenso gaitero coa boca frolida d’alas75.

Rosalía también describe una situación similar:

Algunha vez chegaban hastra ela, Non sei se en ilusión se de verdade, Uns agrestes olidos De leixanas ribeiras e pinares. Íñase entonces a sentar nun alto, Contempraba os estensos horizontes, E rompendo en sospiros que a afogaban, Ronca escramaba saloucando:-“¡Eu voume!”76

El desenlace de los dos autores tampoco es muy distinto y nos hace ver cuanto el sentimiento de la morriña pueda ser insoportable para los gallegos y los lleve al suicidio:

Triste Ramón de Sismundi,

¡E íñase a présa e sen remedio…! ¡Íñase

veira do Río da Prata,

Ca tristeza mortal que a consumía!

víu na tarde amortecida

Íñase a probe Rosa,

bermello muro de lama77.

Pero…, ¡para a outra vida!78

75

Federico García Lorca, ob. cit, p.18. Rosalía de Castro, Follas novas, Vigo, Edicións Xerais de Galicia, 1990, p.369. 77 Federico García Lorca, ob. cit, p.18. 78 Rosalía de Castro, ob. cit., p.370. 76

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4.4. Canzón de cuna pra Rosalía Castro, morta

La Canzón de cuna pra Rosalía Castro, morta, o Vella cantiga, es uno de los mejores poemas escritos por García Lorca en honor de un personaje literario; se desconoce la fecha de composición del poema no obstante muchos críticos afirmaron que el autor lo elaboró después de su visita a la tumba de la poetisa gallega. Federico García Lorca ya había escrito en 1919 una poesía titulada Salutación elegíaca a Rosalía de Castro en la que se aprecia la admiración del granadino por la autora gallega, la melancolía que unía a sus personas, los motivos de relación entre su querida Granada y Galicia y el apoyo del autor por lo que se refería a la lucha para la protección de los más débiles, gitanos o gallegos que fueran. Entre las dos composiciones hay elementos recurrentes: el autor habla en la poesía de 1919 del “triste rumor de Granada” y de “cargar con una cruz” que se pueden relacionar con “a door de Galicia” del que habla en la Canzón, se refiere también a “una cabellera” que puede ser “a negra fonte dos teus cabelos” y, finalmente, nombra la “madrugada” que podemos encontrar en el estribillo que abre y cierra la composición gallega. Volviendo a la Canzón, ya en el título anuncia la dualidad entre la vida y la muerte, uno de los temas fundamentales de las seis composiciones gallegas. Se presenta como una albada, o canción del alba, en la que notamos también ecos de las cantigas de amor y de amigo medievales dado el utilizo de los términos “amiga” y “amada” en los dos estribillos. La composición se basa en uno de los cantares rosalianos:

¡Érguete miña amiga

-Cantan os galos pra o día,

que xa cantan os galos do día!

érguete, meu ben, e vaite.

¡Érguete miña amada

-Cómo me hei de ir queridiña;

que o vento muxe, coma una vaca!79

cómo me he de ir e deixarte80.

En esta primera estrofa-estribillo, el autor está diciendo a la poetisa que se levante del sueño de la muerte puesto que ya es de día, como entendemos por la presencia de los gallos que cantan. La imagen del viento que muge como una vaca se relaciona con el

79 80

Federico García Lorca, ob. cit, p.25. Rosalía de Castro, Cantares Gallegos, Vigo, Edicións Xerais de Galicia, 1990, p.85.

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símbolo de la madre que amamanta a los hijos y ayuda a cerrar el círculo del nacimiento del día entendido como nacimiento del ser humano, aunque en este caso se trata más de un renacimiento.

Os arados van e vên dende Santiago a Belén. Dende Belén a Santiago un anxo ven en un barco. Un barco de prata fina que trai a door de Galicia81.

En los primeros tres versos, tanto la aparición del arado como la de la ciudad de Belén, se refiere otra vez al tema del nacimiento; el ángel, como el Arcángel Gabriel, es portador de una buena nueva, mientras que el barco (con su forma de cuna) y las aguas son otro símbolo maternal. La plata en este contexto no se debe ver como los metales en Lorca, símbolos de muerte dada su relación con las armas blancas, sino como asociada a la luna que, en este momento, simboliza el renacimiento referido a las fases lunares. Llegamos entonces a la conclusión de que el dolor no siempre es algo negativo porque, en algunos casos, conduce a algo positivo como los dolores del parto al nacimiento de una nueva vida.

Galicia deitada e queda transida de tristes herbas. Herbas que cobren téu leito e a negra fonte dos teus cabelos, cabelos que van ao mar onde as nubens teñen seu nídio pombal82.

En el segundo verso Lorca introduce el elemento de la hierba que, en su poesía, es portador de desgracia sobre todo cuando cubre una tumba. Pero vemos que las hierbas se

81 82

Federico García Lorca, ob. cit, p.25. Ibidem, p.26.

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confunden con la fuente (símbolo vital) del pelo de Rosalía que constituye los ríos gallegos que llegan al mar. En el último verso el autor nos dice que las nubes tienen su “nido de paloma” en el mar y, puesto que las nubes traen consigo la lluvia que ayuda a que la tierra sea fecunda, el mar se convierte en símbolo de vida y maternidad. Finalmente Lorca nos vuelve a proponer el estribillo del principio que ahora cobra una intensidad y una expresividad mucho mayores apoyados por los versos anteriores:

¡Érguete miña amiga que xa cantan os galos do día! ¡Érguete miña amada Porque o vento muxe, coma una vaca!83

Rosalía de Castro se ha convertido definitivamente en madre del pueblo gallego y de su poesía y literatura y con su trabajo ha hecho que el idioma gallego resurgiera del olvido elevándolo a símbolo de reconocimiento y unificación de su comunidad.

83

Ivi.

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CONCLUSIÓN

Mi trabajo tenía como objetivos esenciales dar a conocer la relación de Federico García Lorca con Galicia, la única obra que el autor escribió en lengua gallega y demostrar la influencia de la poesía rosaliana en susodicha composición. La primera parte de esta tesis responde a los primeros dos objetivos que me propuse: describí las experiencias del poeta del sur caliente en las ciudades gallegas, experiencias que yo misma tuve la placentera oportunidad de apreciar, llegando así a sentir (en el significado más hondo de la palabra) el habla gallega, el llanto de la gaita, la lluvia fina en la cara, las calles siempre mojadas y el sol a menudo escondido entre las nubes y a padecer la lejanía de Galicia. Hablé de los gallegos que Lorca consideraba amigos y de su relación con él y sus Seis poemas galegos llegando a apreciar la influencia que tuvieron tanto en su personalidad como en su obra pero, al mismo tiempo, descartando unas correcciones demasiado exageradas de palabras y versos y unas posibles colaboraciones que llevarían a la traducción del castellano al gallego de los seis poemas puesto que, como he demostrado, con el pasaje de un idioma a otro, los versos pierden su musicalidad y esa inconfundible huella lorquiana que todos conocemos. Analicé el significado de cada uno de los poemas gallegos y su interpretación como conjunto de poemas demostrando que no son solo un simple homenaje a Galicia y a su gente, sino un medio a través del cual el poeta vuelve la mirada hacia su interior y otra vez se desnuda y nos plantea algunas de las dudas existenciales que se encuentran en cada una de las obras de Lorca. La segunda parte de mi trabajo me sirvió para demostrar la unión no solo literaria, sino también anímica entre Rosalía de Castro, la más importante poetisa gallega, responsable del “rexurdimento” del antiguo idioma de las cantigas y Federico García Lorca, el personaje literario español más importante después de Miguel de Cervantes, el mejor y más famoso poeta español. Para realizar mi objetivo utilicé las tres obras más importantes de Rosalía de Castro y las comparé con los Seis poemas galegos sirviéndome solo de algunos de los elementos en común que encontré entre las varias obras y que son los que mejor describen el paisaje, la tradición y el alma de los gallegos. Pero mis comparaciones se podrían extender también a la obra lorquiana más conocida como, por ejemplo, al Romancero gitano en el que encontramos elementos de la poesía rosaliana como afirmé en el cuarto capítulo, o a Impresiones y paisajes donde, en las partes donde el granadino

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se refiere a Galicia y que cité en el primer capítulo de esta tesis, notamos la denuncia social en lo referente a los pobres gallegos y a los marginados destinados a sufrir que en Lorca son los gitanos, asunto que Rosalía de Castro trató en sus obras más importantes utilizando el noble idioma de los campesinos del norte que es el gallego.

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