A Mourela (As Pontes, A Coruña): evidencias carpológicas de las prácticas de roza y del procesado y consumo de cereales en el monte gallego (siglos VII-XVII)

July 4, 2017 | Autor: Natàlia Alonso | Categoría: Medieval Archaeology, Archeobotany
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A Mourela (As Pontes, A Coruña): evidencias carpológicas de las prácticas de roza y del procesado y consumo de cereales en el monte gallego (siglos VII-XVII) Ferran Antolín Tutusaus1, Natàlia Alonso Martínez2 1

Laboratori d’Arqueobotànica, Universitat Autònoma de Barcelona. Becario JAE-Pre vinculado alGASA - Institució Milà i Fontanals (CSIC). 2 Grup d’Investigació Prehistòrica. Universitat de Lleida.

El registro paleocarpológico (los restos de semillas y frutos procedentes de contextos arqueológicos) es una de las mayores fuentes de información que tenemos los arqueólogos para aproximarnos a los sistemas de producción de alimentos en el pasado, pero también pueden proporcionarnos información sobre otras formas de consumo de los recursos vegetales y, en definitiva, contribuir a un más profundo conocimiento de las estrategias de producción y reproducción de los distintos grupos humanos que habitaron un ambiente determinado en un momento concreto del pasado.

1. EL CONJUNTO ESTUDIADO El estudio carpológico que presentamos a continuación corresponde a las semillas recuperadas a partir de la recogida en campo (únicamente tres casos puntuales: MS-105012, MS-207-002 y MS-314-003) y, sobre todo, a partir de la recuperación sistemática de sedimentos y su posterior flotación y selección, llevada a cabo por el equipo de excavación. Debemos hacer hincapié en este punto sobre una cuestión metodológica de enorme trascendencia en el estudio aquí presentado. Los tamices utilizados para recoger los restos de la flotación fueron de 3 mm y 1 mm de luz de malla. Desgraciadamente, no son suficientes para obtener todos los restos carpológicos, puesto que es el tamiz de 0,5 mm de luz el que permite recoger la mayoría de semillas de malas hierbas y restos de las espigas y espiguillas de los cereales cultivados. Aún así, los resultados obtenidos son de gran interés para comprender las actividades llevadas a cabo en el yacimiento. El muestreo de sedimentos ha sido sistemático en todo el yacimiento. Sin embargo, casi todas las muestras recogidas que han proporcionado restos carpológicos se encuentran asociadas al fondo de cabaña (siglos XV-XVII) exceptuando

las UE 22, 207 y 285 (en niveles anteriores al círculo lítico), la UE 171 (fosa exterior al conjunto, de época moderna) y las 312, 314 y 316 (agujeros de poste anteriores al fondo de cabaña) (fig. 1). El total de sedimento procesado fue de 592,8 litros. Las UEs que dieron resultados negativos por lo que respecta a los restos carpológicos son: UE 5, 16, 49, 73, 90, 100, 110, 165, 175, 177, 184, 227, 236, 257 y 276. En la tabla 1 mostramos la relación de unidades estratigráficas que dieron resultados positivos a nivel carpológico, así como el volumen de sedimento tratado, el criterio aplicado en la recogida del sedimento y el tipo de unidad estratigráfica que constituyen, así como el conjunto al que pertenecen, criterio a partir del cual las agruparemos en el análisis.

2. METODOLOGÍA APLICADA PARA LA IDENTIFICACIÓN Y LA CARACTERIZACIÓN DE LOS RESTOS CARPOLÓGICOS El criterio de determinación de las semillas carbonizadas estudiadas ha sido el morfológico y el biométrico a partir de la comparación de las semillas con la colección de referencia de material actual del Laboratori d’Arqueologia del Grup d’Investigació Prehistòrica de la Universitat de Lleida y la del Laboratori d’Arqueobotànica de la Universitat Autònoma de Barcelona, así como mediante la consulta de atlas especializados (Bojnansky & Fargasova, 2007; Schoch et alii, 1988, Capper, Bekker & Jans, 2006) y monografías (Renfrew, 1973; Zohary & Hopf, 1994). La unidad de análisis es el taxón, entendido como resto determinado al máximo nivel de precisión posible (variedad, especie, género, familia, etc.), siempre y cuando no haya otro resto dentro del mismo grupo identificado con mayor precisión. Hemos utilizado varias convenciones para la determinación de los restos en este trabajo. Estas se resumen en:

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Tabla 1) Muestras estudiadas y número de restos carpológicos proporcionados por cada una de ellas. - cf: para indicar que la determinación que sigue a esta abreviatura no es del todo clara, por la ausencia de algún elemento característico debido a la carbonización o la erosión de los restos. - / : para indicar que no es posible a partir de las características conservadas discernir entre los dos vocablos separados. - sp: usado para indicar que únicamente se ha podido determinar los restos a nivel de género. - tipo: término que pretende mostrar que el resto identificado tiene características morfométricas parecidas al taxón que le sigue, aunque su determinación no es suficientemente segura por la ausencia de alguno de los caracteres determinantes o la presencia de caracteres no necesariamente propios del taxón al que hace referencia. Los restos carpológicos de A Mourela han sido, además, caracterizados a partir de una serie de variables tomadas en cuenta con la finalidad tanto de tratar aspectos tafonómicos como de obtener información de los procesos productivos de los que han podido formar parte. Las variables tenidas en cuenta son (Antolín, 2008): la parte representada (semilla en-

tera, fragmento de semilla, etc.), vía de preservación (carbonización, mineralización, etc.), parte fragmentada (a partir de la cual contabilizamos el NMI en los cereales), el estado de preservación del pericarpio (intacto, rodado, etc.), grado de deformación por efectos de la combustión y otros caracteres (adherencia de glumas, adherencia del embrión), así como el tipo de fragmentación (regular o irregular) y el momento en el que se produjo (antes o después de la combustión). Entendiendo que la fragmentación de los cereales puede alterar de forma muy significativa los datos con los que se trabaja para interpretar los resultados, todo el análisis que se plantea en el apartado 3.4. de este trabajo utiliza la cifra del NMI por especie y no el número total de restos. Para calcular el NMI hemos tenido en cuenta los distintos tipos de fragmentación posible (ver fig. 2). Para calcular el NMI (Antolín, 2008), se suma el número de cariópsides enteras (C) con la cifra más alta entre TE, TA y TM , la cifra más alta entre LD y LV, y se le suman los LVD divididos entre dos, ya que cada semilla origina dos fragmentos longitudinales vientre-dorsales.

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3. RESULTADOS Y CARACTERIZACIÓN DE LOS RESTOS De un total de 6880 restos recuperados, se han podido identificar 23 taxones en el conjunto, 5 de plantas cultivadas, 13 de plantas sinantrópicas (malas hierbas y/o ruderales) y 5 de plantas silvestres correspondientes a otras asociaciones vegetales (ver tabla 2 y figuras 3 y 4): 3.1. Discusión arqueobotánica de los taxones identificados 3.1.1. Asteraceae

Asteraceae tipo Crepis sp Las asteráceas son plantas principalmente de porte herbáceo que suelen dispersar sus semillas a grandes distancias por el aire. Algunos Crepis, como Crepis capillaris, crecen en brezales, comunidad vegetal que potencialmente podría darse en el entorno de A Mourela. Únicamente se ha conservado una semilla de esta familia (UE 316). Es de sección pentagonal y con la superficie lisa. 3.1.2. Betulaceae

Corylus avellana, avellano.

El avellano suele ser un árbol de porte arbustivo (hasta 6 metros de altura). Produce pequeños racimos de uno a cuatro frutos cubiertos por brácteas foliosas dentro de las cuales se encuentra una nuez con una gran semilla comestible. Maduran a partir de septiembre (Folch, 1999). El resto hallado en Mourela (UE 207) se corresponde precisamente con la semilla. Esta tiene una característica forma globosa y de sección pseudocircular con tendencia a rectangular. Su superficie es lisa. El avellano es cultivable y hay larga tradición de dicha práctica en territorios como Cataluña o Asturias (Masclans, 1988). El fruto se puede comer crudo o tostado, así como también puede usarse para obtener aceite o mantequilla de avellana (Folch, 1999). 3.1.3. Brassicaceae cf Brassica, col/rábano/mostaza negra u otros. Este género incluye varias plantas anuales mayoritariamente cultivadas, naturalizadas o sinantrópicas. Su fruto es una silícua que contiene varias semillas. En Mourela han aparecido varias semillas que podrían pertenecer al género Brassica sp (UE 285 y UE 291) que tienen en común una superficie con una retícula casi imperceptible y su forma globosa con tendencia a angulosa en algunos casos. Además, la ausencia de otros elementos diagnósticos como el hilo nos ha impedido efectuar una identificación más exacta.

Tabla 2) Listado de taxones recuperados en A Mourela y correspondiente nombre común.

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3.1.4. Cyperaceae

Las ciperáceas son plantas herbáceas vivaces. Sus flores suelen agruparse en inflorescencias espiciformes organizadas en espigas, glomérulos o panículas (Masalles et al., 1988). El fruto normalmente es en aquenio. Únicamente se han recuperado dos semillas en A Mourela (UE 12 y UE 316), de indentificación muy complicada en el estado de conservación en el que se encuentran, ya que han explotado debido al proceso de combustión y han perdido parte de su superficie externa. 3.1.5. Caryophyllaceae

Silene latifolia/vulgaris, colleja (fig. 4.4) El género Silene está muy bien representado en Galicia (Romero, 2008). Silene latifolia y Silene vulgaris son dos hierbas robustas de hasta 60 cm de altura, siendo la primera propia de herbazales húmedos y la segunda frecuente en campos y herbazales. Fructifican en verano-otoño. Las semillas de colleja recuperadas (UE 105 y UE 285) parecen pertenecer a una misma especie y tienen una forma redondeada-reniforme. El dorso y los lados son ligeramente convexos. El hilo forma una cavidad abierta que dibuja un arco de circunferencia con los extremos hacia arriba, de paredes gruesas y abultadas con forma elíptica con los extremos ligeramente orientados hacia arriba, igual que la cavidad que envuelven. La ornamentación de su superficie es tuberculada, con pequeñas y redondeadas protuberancias. No se conoce un uso culinario de las semillas de esta planta, aunque sí de los brotes jóvenes de colleja, consumibles una vez cocidos.

dría tratarse de Erica arborea, actualmente presente en toda Galicia. Las ramas tiernas de Erica arborea son usadas para el ramoneo de cabras y vacas, así como también de esta misma planta se pueden fabricar escobas (Folch, 1999). 3.1.7. Fagaceae

Quercus sp., roble, encina. Las bellotas son los frutos de distintas especies de árbol pertenecientes al género Quercus que pueden ser tanto de hoja caduca como perenne. La bellota es generalmente alargada y tiene forma ovalo-elíptica, con la base allanada y el extremo distal algo apuntado, sin embargo no hemos recuperado ejemplares completos en A Mourela. Sí disponemos de varios fragmentos de cotiledón de bellota procedentes de dos unidades estratigráficas, la 105 y la 314. Estos fragmentos no proporcionan información alguna sobre la especie a la que pertenecen, pues para ello es necesario que se conserven las cúpulas junto con el fruto (Jacquat, 1988). Tomando en cuenta que únicamente se han documentado carbones de Quercus caducifolios (ver M. Martín, este volumen), es posible que los frutos que hemos recuperado también pertenezcan al mismo grupo. Cabe destacar que el registro antracológico de las unidades estratigráficas de donde proceden nuestros restos está dominado precisamente por los Quercus caducifolios, siendo la única especie documentada en la UE 314. Las bellotas que normalmente se han usado para consumo humano son las de Quercus ilex, una especie precisamente perennifolia. Las bellotas de las especies caducifolias se han destinado, en cambio, al alimento del ganado, especialmente porcino.

3.1.6. Ericaceae 3.1.8. Lamiaceae

Erica sp, brezo. (fig. 4.1 y 4.2) Existen distintos tipos de brezo en Galicia (Romero, 2008), siendo frecuentemente arbustos de menos de un metro de altura que florecen y fructifican en distintos períodos del año, aunque básicamente lo hacen entre primavera y verano. Los frutos recuperados en A Mourela son cápsulas loculicidas aún cerradas, con numerosas semillas ya formadas. Las semillas que se observan cuando las paredes de la cápsula no se han conservado tienen forma elíptica, estando su superficie característicamente arrugada en sentido longitudinal, hecho que nos hace pensar que po-

Las lamiáceas o labiadas son plantas perennes que contienen aceites esenciales en todas sus partes anatómicas. Es pues, una de las familias más importantes a nivel farmacológico y médico. Incluyen varias especies muy utilizadas como condimento en la alimentación, como la menta, la albahaca, el orégano o la mejorana. El fruto suele ser un tetraquenio. Sólo se ha recuperado una semilla en A Mourela (UE 104). Esta presenta una forma globosa, con un extremo apuntado desde donde salen tres aristas principales. La superficie de la semilla se observa ligeramente ribeteada longitudinalmente.

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3.1.9. Papilionaceae

Trifolium sp, tréboles. Los tréboles crecen generalmente sobre herbazales y prados más o menos húmedos. Los restos de Trifolium sp de A Mourela se concentran en la UE 285. Se caracterizan por su forma redondeada y su superficie lisa, así como por su radículo prominente. El trébol de prado se ha cultivado como pasto o forraje. Sus hojas se pueden consumir crudas o cocidas, así como sus inflorescencias, las cuales se solían secar y mezclar en la harina para hacer pan. Tipo Melilotus sp., meliloto. Los melilotos son hierbas anuales, bienales o perennizantes que suelen producir entre una y dos semillas por fruto. Tenemos un único resto de este tipo en la UE 103 de A Mourela. Tienen una forma más bien elíptica, con el embrión en uno de los lados y, por encima del mismo, se observa una prolongación del radículo. Algunas de las especies de meliloto se cultivan como plantas forrajeras o para mejorar los pastos pero no se les conoce valor alimenticio en sí mismas.

Ulex europaeus, tojo (fig. 4.3) Arbusto espinoso propio de brezales, setos y orlas espinosas. Es una planta pirófita y se quema con enorme facilidad. En Galicia hay una larga tradición de agricultura de rozas en zonas donde abunda el tojo. Las semillas se caracterizan por su forma casi triangular y de caras bastante planas, y por tener el hilo basal, circular y hundido. 3.1.10. Plantaginaceae

Plantago sp., llantén El llantén es una hierba perenne bastante común que crece en prados, herbazales y como mala hierba. Sus semillas son elípticas, con un surco ancho y una arruga longitudinal en la cara ventral, siendo su superficie lisa. Sólo se ha recuperado un resto en A Mourela (UE 8), y su estado de conservación es demasiado pobre para precisar su identificación. 3.1.11. Poaceae

Avena sp, avena (fig. 3.2)

Las semillas de avena doméstica son elípticas y alargadas. Se caracterizan por tener el área del germen con forma triangular. Los extremos están ligeramente redondeados y presentan un surco ventral no demasiado profundo. La única manera de diferenciar entre la variedad silvestre y la cultivada es a partir de la base de la espiguilla y no hemos conservado ninguna. Sin embargo, dado el contexto histórico en el que nos encontramos, el número de restos recuperados y las dimensiones de las semillas, creemos que no hay duda de que responden a la especie doméstica. De los granos de avena se hacen sémolas y harinas. Son particularmente energéticas y ayudan a entrar en calor.

Bromus sp, bromo. A este género pertenecen mayoritariamente plantas de tipo ruderal y malas hierbas de los campos. Las semillas se caracterizan por tener una estructura celular alargada, teniendo como resultado la aparición de líneas longitudinales, especialmente en la cara ventral. Únicamente se ha recuperado un resto perteneciente a este género en A Mourela (UE 310).

Hordeum cf vulgare, cebada. La cebada es un cereal doméstico de ciclo largo. Las semillas suelen tener una forma angulosa con las caras convexas o ligeramente convexas, el ápex anguloso y de forma alargada. El surco ventral del resto recuperado (UE 8) es más bien estrecho y muy recto. La presión de la lema acostumbra a dejar unas líneas muy características en la cara dorsal, aunque nuestro resto está demasiado rodado y fragmentado, de modo que no podemos apreciarlo claramente. Se puede cultivar en invierno o a inicios de la primavera, aunque parece que las cosechas sembradas en invierno dan mejores resultados (Matterne, 2001). Se ha cultivado para la alimentación humana, pero especialmente para el malteado y la obtención de mostos para la elaboración de cerveza. También se utiliza para la alimentación animal, especialmente para cerdos. Su harina es panificable pero no es tan buena como la del trigo común. A menudo se mezclan ambos tipos. Tipo Leersia oryzoides Planta rizomatosa que se suele encontrar cerca del agua. Los restos que hemos podido atribuir a esta clasificación en A Mourela proceden de la UE 8 y la UE 310. Se caracterizan por ser muy estrechas, con el ápex truncado y un área del germen muy cóncava que termina de forma puntiaguda.

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Lolium perenne/rigidum, raygrás; Lolium temulentum, cizaña. El género Lolium comprende tanto malas hierbas asociadas a cereales de invierno (especialmente la cizaña) como ricos pastos forrajeros. Las cariópsides de Lolium presentan la cara ventral convexa y la cara dorsal plana con el surco ancho y el ápex redondeado. La distinción de especies en este género es muy complicada, aunque hemos podido diferenciar entre Lolium perenne/rigidum y Lolium temulentum cuando el segmento de raquis se ha conservado adherido a la semilla, siendo el extremo superior del segmento de raquis de los primeros completamente plano en sección y de truncadura plana o cóncava, mientas que el de los segundos es más grueso y de sección triangular en algunos casos (fig. 3.4 y 3.5). En la ausencia de raquis hemos identificado, siguiendo propuestas realizadas por otros autores (Zeist et al. 1988, 252), como Lolium cf temulentum las cariópsides más robustas (fig. 3.3.), mientras que las de Lolium cf perenne/rigidum son más esbeltas y por tanto tienen un índice largo/ancho muy superior al de Lolium temulentum. Sin embargo, distintos autores (Buxó, 1997, 134; Alonso 1999, 85) han manifestado que esta relación puede ser orientativa pero en ningún caso un criterio eficaz de determinación de ambas especies. Si bien los restos de Lolium temulentum con raquis se encuentran bien representados en A Mourela, los de Lolium perenne/rigidum son más escasos, especialmente los restos con raquis (UE 8 y UE 314). A nivel cuantitativo, los distintos tipos de raygrás constituyen el grupo más numeroso en A Mourela. Lolium temulentum es una conocida mala hierba, especialmente de los campos de avena y centeno (Bojnansky & Fargasova, 2007).

Panicum miliaceum, mijo común. El mijo común es un cereal de ciclo corto (crece en 3 meses) y uno de los cereales con más resistencia a la sequía, motivo por el cual se suele sembrar en primavera y crece durante el verano (Zohary & Hopf, 1994). La semilla se puede comer cruda pero es necesario descascarillarla primero. Las cariópsides son de elipsoidales a redondeadas, en algunos casos con el ápex ligeramente apuntado, de hilo redondo y escutelo divergente que llega, como máximo, a la mitad de la longitud de la semilla.

Secale cereale, centeno. (fig. 3.1) El centeno es un cereal desnudo muy apreciado por su resistencia a los inviernos rigurosos y a la sequía (Zohary &

Hopf, 1994). La semilla se caracteriza por tener el área del germen muy grande, el embrión apuntado y el ápex truncado. La cara ventral es entre plana y convexa con un surco estrecho y a veces profundo. Su sección es más bien redonda. En el yacimiento de A Mourela es el cereal cultivado más frecuente a nivel de número absoluto de restos y por número de unidades estratigráficas en las que se encuentra presente.

Triticum aestivum/durum, trigo común o candeal. El trigo común es una cereal doméstico que se suele cultivar en invierno. A partir de las cariópsides no es posible distinguir entre las dos especies de trigo común: la tetraploide (Triticum durum) y la hexaploide (Triticum aestivum). Por este motivo adoptamos la nomenclatura propuesta por Van Zeist (1980) de Triticum aestivum/durum. Las cariópsides de esta especie acostumbran a ser ligeramente abombadas, con la cara ventral plana o ligeramente convexa, con el ápex truncado y el surco estrecho y profundo. Tradicionalmente, el trigo común (Triticum aestivum) se ha cultivado para hacer harina, ya que es uno de los trigos con mayor cantidad de gluten, hecho que lo convierte en el más adecuado para la panificación. 3.1.12. Polygonaceae

Polygonum convolvulus, polígono trepador. Mala hierba anual de crecimiento rápido que aparece en campos y rastrojos. El fruto es trígono, con las caras apuntadas en los extremos y con el ancho máximo en el centro de la semilla, resultando simétrica longitudinalmente. Se pueden observar líneas longitudinales a lo largo de su superficie. La semilla recuperada en A Mourela procede de la UE 285. Tiene numerosas propiedades medicinales. Las semillas son comestibles, tanto enteras como trituradas en forma de harina. 3.1.13. Thymelaceae

Thymelaea sp, bufalaga. La bufalaga es una planta frecuente en pastos y medios degradados. Sólo hay dos especies de este género actualmente en A Coruña: Thymelaea coridifolia, que crece en brezales, y Thymelaea passerina, propia de pastizales xerofíticos, barbechos y rastrojeras. Por el momento no podemos discernir a qué especie o especies pertenecerían nuestros escasos restos de A Mourela. Las semillas de bu-

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falaga tienen forma de gota, con la punta ligeramente curvada y con un pequeño orificio. La superficie muestra una estructura en forma de red.

3.2. Caracterización de los restos. Implicaciones tafonómicas. La totalidad de los restos carpológicos de A Mourela se ha conservado gracias a la carbonización. Este proceso convierte las semillas en estructuras altamente frágiles a cualquier tipo de actividad mecánica. Sin embargo, como veremos a continuación, parece que las condiciones tafonómicas han sido excepcionales, favoreciendo una excelente conservación del material carbonizado. Siempre y cuando el número de restos sea suficiente, trataremos las UEs agrupadas por los conjuntos especificados en la tabla 1, bajo un criterio no sólo cronológico sino también espacial. En el gráfico 1 se puede observar que el conjunto se presenta, en general, muy poco fragmentado, siendo más de ¾ partes del mismo restos enteros. Cuando uno considera los distintos taxones por separado (gráfico 2) advierte también que la fragmentación ha sido determinante en la identificación de los mismos, ya que muchos de estos fragmentos se encuentran en categorías determinadas a nivel de familia (Poaceae) o subfamilia (Cerealia), o incluso indeterminados, estando constituídas todas estas categorías por más de un 60% de restos fragmentados. Los restos de centeno (Secale cereale) son los únicos que muestran un grado de fragmentación significativo, aunque no podemos valorar todos los taxones por igual, ya que no tenemos los residuos de menos de 1 mm y esto podría estar subrepresentando la fragmentación del conjunto, especialmente en relación a los taxones que producen semillas más pequeñas que el centeno o la avena.

Gráfico 1) Frecuencias relativas de restos carpológicos enteros y fragmentados de los distintos conjuntos de A Mourela (FC: fondo de cabaña).

Gráfico 2) Frecuencias relativas por especie de restos carpológicos fragmentados y enteros. Es importante destacar que no hay ningún indicio de fragmentación previa a la combustión, hecho que indica que los restos estaban enteros cuando se quemaron y que algunos de ellos se fragmentaron posteriormente. Parece que la fragmentación no se ha producido durante el proceso de excavación, actividad que suele producir fracturas regulares. Tal y como se observa en el gráfico 3, donde únicamente se presentan los resultados de cuatro taxones porque son los únicos que han proporcionado suficientes fragmentos como para considerarse estadísticamente significativos, domina la fractura irregular en el conjunto. Esta se puede haber producido tanto en el pasado como, de forma inevitable, durante el proceso de flotación de los sedimentos. Para nuestro caso únicamente hemos podido analizar la correspondencia entre fragmentos apicales y embrionales de Lolium cf temulentum y Secale cereale, ya que eran los únicos estadísticamente significativos por número de restos recuperados, procedentes del fondo de cabaña y de los agujeros de poste encontrados bajo el mismo. Como pode-

Gráfico 3) Frecuencias relativas del tipo de fractura que presentan los fragmentos de los taxones numéricamente más representativos en A Mourela.

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Gráfico 4) Frecuencias relativas de fragmentos transversales embrionales (TE) y transversales apicales (TA) del conjunto bajo el fondo de cabaña y del fondo de cabaña (FC).

Gráfico 5) Frecuencias relativas del nivel de degradación del pericarpio de las semillas recuperadas en A Mourela (RR: muy rodado, R: rodado, SR: semirodado, SI: semiintacto, I: intacto).

mos observar en el gráfico 4, los fragmentos apicales son un tanto superiores en los dos conjuntos comparados., aunque creemos que podemos concluir que la fragmentación se ha dado básicamente in situ o durante el proceso de flotación. Esto nos indica que los restos no han sufrido grandes procesos erosivos. El grado de erosión del pericarpio de las semillas es otro de los elementos que nos permite conocer datos interesantes sobre los procesos tafonómicos sufridos por el conjunto que estamos estudiando. Los resultados que mostramos en el gráfico 5 muestran el buen estado en el que se encuentra el conjunto carpológico de A Mourela, con un predominio absoluto de restos intactos y semiintactos. La combustión puede provocar distintos efectos visibles en las semillas (aumentan su volumen, en ocasiones pueden llegar a explotar, o bien pierden su morfología inicial volviéndose sus lados cóncavos) (a partir de Braadbaart, 2008). El gráfico 6 muestra como los efectos de la combustión no son sólo apreciables en poáceas, sino que también son muy significativos en las leguminosas, como se evidencia en el caso del tojo, el taxón de esta familia cuantitativamente más representativo. La presencia de semillas de tojo explotadas es indicativo de temperaturas elevadas durante la combustión (vid. figura 4.3, ejemplar derecha), probablemente bastante superiores a los 500° C (no disponemos de datos de experimentaciones al respecto pero tenemos en cuenta que según Guarino & Sciarillo (2004) las semillas de leguminosa no se carbonizan hasta alcanzar los 500° C) mientras que los cereales lo hacen a partir de los 200° C y desarrollan signos de ensanchamiento y explosión a partir de los 250° C (a partir de Braadbaart, 2008). Teniendo en cuenta que la mayoría de los restos de tojo proceden de la UE 285 (fosa bajo el círculo lítico fechada en los

Gráfico 6) Frecuencias relativas por taxón de semillas con evidencias del proceso de combustión en A Mourela. siglos VII-VIII) y de la UE 171 (fosa exterior al conjunto principal fechada en los siglos XVI-XVII), estaríamos ante la evidencia de procesos de combustión muy diferenciados: uno, conformado por los restos del fondo de cabaña y por el conjunto de agujeros de poste estratigráficamente más antiguos, donde se llevaron a cabo actividades de baja intensidad; y otro, constituido por las fosas exteriores (UE 285 y 171), donde se habría llevado a cabo la quema de plantas silvestres a altas temperaturas. Un último elemento que nos proporciona información sobre las temperaturas a las que se llegó durante la combustión de los restos es la presencia de semillas con las glumas o glumelas aún adheridas, puesto que éstas son muy frágiles y sólo se conservan en combustiones de ratio baja y que no lleguen a temperaturas elevadas (p.ej. Lolium fig 3.3 y 3.4). En el gráfico 7 mostramos cómo sólo hay presencia de dichos casos en el fondo de cabaña y en el conjunto de agujeros de poste de debajo del fondo de cabaña. El conjunto de datos presentados nos hace pensar que nos encontramos ante un conjunto muy bien preservado de restos conservados prácticamente in situ y muy poco afectados por las actividades antrópicas, tanto acontecidas durante el

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de poste de función desconocida (UE 207) y otra fosa de mayores dimensiones (UE 285). El número de restos y la densidad de restos por litro que han proporcionado es muy desigual (Tabla 3) y probablemente se relaciona con su funcionalidad.

Gráfico 7) Número absoluto de semillas con glumas/glumelas adheridas en los distintos conjuntos de A Mourela. pasado como en la actualidad (proceso de excavación y flotación). Esto nos permite afirmar que, si bien sabemos con certeza que el registro carpológico carbonizado no equivale al conjunto de recursos consumidos por un grupo, por lo menos podemos pensar que tenemos bien representado el registro carbonizado. Esta primera aproximación también nos ha permitido distinguir las UEs 285 y 171 del resto de unidades, ya que la presencia de un número elevado de restos de tojo con signos de haber sido expuestas a temperaturas elevadas estaría indicando otro tipo de actividades que no son las de tipo doméstico que se documentan en el fondo de cabaña y en el conjunto de agujeros estratigráficamente anteriores al mismo.

3.3. Descripción numérica del conjunto carpológico y primera valoración de los resultados A continuación presentamos los resultados propiamente dichos de la determinación carpológica de los restos procedentes del yacimiento de A Mourela. Las tablas no sólo incluyen el número absoluto de fragmentos, restos enteros y total de restos sino que también reflejan el cálculo del NMI, el cual ha sido realizado como se ha especificado en el apartado 2. Además, a nivel de UE y global, se ofrece el número absoluto de restos, la densidad de restos por litro y la riqueza taxonómica de las unidades estratigráficas, lo que nos permitirá ver la información potencial que puede proporcionar cada conjunto y cada UE dentro de su conjunto. Dado que tenemos cuatro conjuntos de estructuras diferenciados, los analizaremos por separado. 3.3.1 Las fosas cronológicamente anteriores al círculo lítico (siglos VII-X) Dentro de este conjunto tenemos tres tipos de fosa: una fosa de combustión (UE 22), una pequeña fosa tipo agujero

La estructura de combustión de los siglos IX-X (UE 22) de A Mourela no resulta analizable desde un punto de vista carpológico, ya que el número de restos recuperados es muy bajo y, por lo tanto, no son significativos estadísticamente. Esta baja presencia de semillas se podría relacionar con una de las posibles funcionalidades propuestas para esta estructura, que es la de producción de carbón (M. Martín et al., este volumen). La UE 207 sólo suponía un litro de sedimento, de modo que, aunque la densidad de restos no es de las más bajas del yacimiento, no ha proporcionado suficientes datos. Destacamos, sin embargo, que se han podido identificar mijo y trigo, lo que nos remite a un contexto doméstico agrícola. A esta unidad pertenece también el único resto de avellana de todo el yacimiento pero no se han estudiado los carbones de esta unidad, de modo que no sabemos si su presencia puede deberse a un uso de este taxón como combustible. La UE 285 es la que presenta mayor número de restos, densidad y variabilidad taxonómica de las tres fosas. Los restos recuperados pertenecen únicamente a plantas silvestres o plantas sinantrópicas y, como ya hemos comentado, parece que el conjunto fue expuesto a altas temperaturas de combustión. Esto convierte a dicha estructura en una de las más interesantes del yacimiento, más allá del propio fondo de cabaña, motivo por el cual será retomada más adelante para intentar aportar alguna hipótesis respecto a su funcionalidad. 3.3.2 Los agujeros de poste anteriores al pavimento del fondo de cabaña (s. XV) Debajo del pavimento del fondo de cabaña se documentaron tres agujeros de poste, muy próximos entre ellos. Como se ve reflejado en la tabla 4, muestran una diversidad taxonómica importante, con profundas semejanzas con la que a continuación presentamos para el fondo de cabaña, así como también destaca la presencia significativa de plantas domésticas. Las mayores densidades las muestran las UE 314 y 316 pero, de todos modos, son importantes en los tres casos y sugieren la proximidad de la actividad cotidiana doméstica.

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Tabla 3) Resultado de la identificación carpológica de las UE 22, 207 y 285.

3.3.3 El fondo de cabaña de los siglos XV-XVII Al contrario que el caso anterior, el conjunto carpológico correspondiente al fondo de cabaña excavado en A Mourela ha proporcionado un gran número de restos (Tabla 5), especialmente en la UE 8 (3137 restos), la UE 105 (1479 restos), la UE 306 (740 restos) y la 310 (218 restos). En cuanto al resto de unidades muestreadas, sin embargo, sólo la UE 103 (54 restos) y la UE 104 (83 restos) han proporcionado más de 35 restos. Así pues, hay diez unidades estratigráficas que resultan estadísticamente no significativas, motivo por el cual no se incluirán en algunos de los análisis e interpretaciones que siguen, en cuyo caso será especificado.

Las mismas unidades que contienen un número elevado de restos son las que muestran una densidad por litro también superior. Siendo el conjunto con más taxones representados (19), hay que destacar la baja variabilidad taxonómica por UE, ya que el número máximo de taxones por unidad es 10 (UE 105). Las unidades que proporcionan más de 5 taxones son: UE 8, 12, 104, 293, 306 y 310 (además de la ya mencionada). Hay que recordar que cuatro de estas unidades han proporcionado menos de 250 restos, de modo que muestran una variabilidad taxonómica relativa muy superior a las unidades con más restos recuperados.

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Tabla 4) Resultado de la identificación carpológica de las UE 312, 314 y 316.

En cualquier caso, el núcleo constituído por las UEs 8, 105, 306 y 310 se muestra como el más interesante para interpretar la funcionalidad de la cabaña y la gestión del espacio social de la misma.

3.3.4 La fosa exterior de los siglos XVI-XVII La fosa a la que corresponde la UE 171 ha proporcionado un número de restos muy bajo y éstos aparecen con una

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Tabla 5) Resultado de la identificación carpológica de los restos procedentes del fondo de cabaña de A Mourela.

densidad que también se presenta baja (tabla 6). Sin embargo, la variabilidad taxonómica resulta de interés ya que, aunque sólo tenemos dos taxones representados, éstos son el tojo y el brezo, con lo que nos obliga a ponerla en relación con los resultados de la UE 285, cronológicamente muy anteriores.

4. INTERPRETACIÓN DE LOS RESULTADOS Hasta este punto hemos evaluado el estado de preservación de nuestro objeto de estudio, y los resultados de su cuantificación. Para poder describir las prácticas económicas que originaron los conjuntos estudiados es aún necesa-

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rio analizar la importancia económica de los taxones identificados a partir de las frecuencias relativas que presenta la variabilidad taxonómica de cada UE, así como la frecuencia con la que aparecen dichos taxones y su distribución espacial en el yacimiento.

Gráfico 8) Frecuencias relativas de las comunidades vegetales presentes en los distintos conjuntos.

Tabla 6) Resultado de la identificación carpológica de los restos procedentes de la UE 171 de A Mourela.

tivos en los conjuntos del fondo de cabaña. Sin embargo son mucho más escasos, cuando no inexistentes, en las fosas exteriores. 4.1.1. Las plantas cultivadas

4.1. La importancia relativa de los taxones identificados: plantas cultivadas, plantas sinantrópicas y plantas silvestres. Seguidamente vamos a abordar el análisis de la importancia relativa de los distintos taxones que han sido determinados en A Mourela. Este trabajo es imprescindible para poder posteriormente interpretar las actividades económicas de los grupos que generaron el conjunto carpológico estudiado. Para ello vamos a partir de las frecuencias relativas del NMI de cada taxón estudiando por separado las plantas cultivadas, las sinantrópicas y las silvestres. Estas frecuencias serán siempre analizadas en función de los conjuntos arqueológicos que hemos presentado en el apartado anterior. Primeramente, sin embargo, queremos hacer hincapié en la importancia diferencial que tiene cada comunidad vegetal en los distintos conjuntos arqueológicos. Como queda reflejado en el gráfico 8 y en la figura 5, los conjuntos del fondo de cabaña (FC) y de las unidades estratigráficamente por debajo de su pavimento muestran un predominio absoluto de las plantas sinantrópicas (especialmente pertenecientes al género Lolium, como veremos más adelante). En cambio, las fosas exteriores a dicho conjunto muestran unas proporciones muy distintas, con una importancia muy superior de las plantas silvestres. En ningún caso se ha identificado Lolium en el conjunto de fosas anteriores al círculo lítico, tratándose de otros tipos de plantas sinantrópicas. Finalmente, es de suma importancia observar que los porcentajes de plantas cultivadas son bajos pero significa-

Sólo los conjuntos del fondo de cabaña y de los agujeros de poste bajo el pavimento del mismo fondo han proporcionado suficientes restos de plantas cultivadas como para evaluar su importancia económica. La UE 207 también ha proporcionado dos restos de cereales cultivados (mijo y trigo) pero estos no resultan interpretables y no serán tenidos en cuenta en este apartado. A nivel global, los resultados de los taxones de plantas cultivadas (gráfico 9) muestran un dominio del centeno (fig. 3.1.) y la avena (fig. 3.2.) por encima de los demás taxones, que aparecen de forma muy residual, especialmente el trigo y la cebada. El mijo, por el contrario, tiene una presencia algo más significativa. Debemos tener en cuenta también la posible pérdida de algunos restos de mijo más pequeños de 1 mm.

Gráfico 9) Frecuencias relativas de los taxones de plantas cultivadas de A Mourela.

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Gráfico 10) Frecuencias relativas de los taxones de plantas cultivadas de las UEs 8, 105 y 306.

Gráfico 11) Frecuencias relativas de Lolium temulentum y Lolium perenne/rigidum.

A nivel particular, en el fondo de cabaña, hemos querido comparar las tres UE señaladas como más interesantes (la 8, la 105 y la 306) (figura 6). Las diferencias no son significativas y vienen a confirmar la tendencia observada a nivel general, que es el predominio del centeno y la avena por encima del resto de cereales.

ambos taxones en las UEs más significativas (8, 105, 306 y 316). En el gráfico se puede observar como esta relación es muy constante en las cuatro UEs, exceptuando la 105, donde el número de Secale es más bajo, quizás debido a la propia funcionalidad de la unidad (es una estructura de combustión).

4.1.2. Las plantas sinantrópicas Esta comunidad vegetal se encuentra representada no sólo en los dos conjuntos anteriores sino también en el de las fosas cronológicamente anteriores al círculo, donde se adscribe la UE 285. Los taxones aparecidos en esta UE (Silene latifolia/vulgaris, fig. 4.4) Polygonum convolvulus y Trifolium sp) son de difícil interpretación al margen del resto de taxones de la misma, puesto que a pesar de formar parte del grupo de plantas sinantrópicas se encuentran asociados únicamente a plantas silvestres y creemos que deben ser vistos como tales. Aún y así, son cuantitativamente muy poco representativos (suman 23 restos en total). Uno de los elementos que distingue esta UE de los conjuntos asociados al fondo de cabaña es que no aparecen semillas del género Lolium. El género Lolium domina el registro de plantas sinantrópicas de las estructuras del fondo de cabaña y las UEs inferiores al mismo (figura 3.3., 3.4. y 3.5.). Por ello, en el gráfico 11 sólo representamos los resultados respecto a este género, ya que el resto de taxones no son estadísticamente significativos, estando representados por entre 1 y 3 restos. Dicho gráfico, pues, muestra la preponderancia de la cizaña, típica mala hierba de cultivos de centeno y avena (Bojnansky & Fargasova, 2007). Todo lleva a indicar, pues, que estamos ante desechos de la limpieza de la cosecha de estas especies. Esta relación entre Secale y Lolium temulentum se ha querido reflejar en el gráfico 12, donde se muestra la relación de

Al respecto de los taxones de malas hierbas no reflejados en el gráfico 11 sólo queremos añadir que el fondo de cabaña presenta una mayor variabilidad taxonómica probablemente debido al mayor número de UEs excavadas y muestreadas.

Gráfico 12) Relación entre el NMI de Secale cereale (eje izquierdo) y Lolium temulentum (eje derecho) en las UEs 8, 105, 306 y 316.

4.1.3. Otras plantas silvestres El número de restos de otras plantas silvestres recuperado en A Mourela es muy bajo, especialmente si se compara con los dos grupos anteriores. Así pues, a pesar de haber representado las frecuencias relativas de los distintos taxones en el gráfico 13, debemos tener en cuenta que únicamente los restos de las fosas anteriores al círculo lítico suman más de 35. Por un lado, debemos destacar la reducida variabilidad taxonómica, que en ningún caso supera los 4 taxones por conjunto. En segundo lugar, observamos que Erica sp es uno de los

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Gráfico 13) Frecuencias relativas de los taxones de plantas silvestres recuperadas en A Mourela (Erica se contabiliza a partir de las cápsulas). taxones mejor representados (básicamente cápsulas, figura 4.1 y 4.2), juntamente con Ulex europaeus. Quercus sp aparece asociado únicamente a los conjuntos de la zona del fondo de cabaña, mientras que Corylus sólo aparece en las fosas anteriores al círculo lítico. Más adelante intentaremos relacionar estas asociaciones con la funcionalidad de cada estructura.

4.2. La distribución espacial de los restos. La distribución espacial de los restos carpológicos puede proporcionarnos información sobre las distintas tareas llevadas a cabo en el espacio doméstico, así como la posible detección de estructuras con una funcionalidad especializada. A su vez, permite terminar de valorar la importancia económica de los taxones presentes en el registro. En la figura 1 mostramos la densidad de restos carpológicos por litro de sedimento mediante la distinta coloración de las UEs estudiadas en la planta del yacimiento. Se puede apreciar como las unidades con mayor densidad se concentran en el fondo de cabaña, concretamente la estructura de combustión (UE 105) y los agujeros de poste asociados a la misma o cercanos (UE 8, UE 306 y UE 310). Creemos que ello es debido al hecho de que aquí se concentraron las actividades domésticas de procesado de alimentos y deposición de los desechos y residuos. Además de la densidad de restos, la frecuencia con la que aparece un taxón en un conjunto de UEs nos proporciona una visión general de su distribución espacial. En la tabla 7 presentamos las frecuencias (el número absoluto de UEs) con las que aparece cada taxón dentro de su conjunto de unidades estratigráficas. En los conjuntos asociados al fondo de cabaña, avena, centeno y cizaña son los taxones más significativos, presentes en el 100% de unidades en el conjunto más antiguo

Tabla 7) Frecuencia de los distintos taxones por conjunto en A Mourela. y en más del 50% de las del fondo de cabaña propiamente dicho. A continuación evaluaremos los resultados por conjunto. 4.2.1. Las fosas cronológicamente anteriores al círculo lítico Las fosas a las que corresponden las UEs 22, 207 y 285 parecen responder a actividades distintas. La UE 22 y la 285, ubicadas, dentro y bajo el círculo lítico, respectivamente, se componen exclusivamente de restos de plantas silvestres. La bufalaga es el único taxón común a ambas unidades. Para explicar este registro recogemos una de las hipótesis explicativas propuesta por M. Martín (este volumen) a partir del registro antracológico, proponiendo una vinculación de estas estructuras con la agricultura de roza, motivo por el cual aparecerían plantas de porte arbustivo. La otra hipótesis planteada es la de producción de carbón, práctica que difícilmente sería detectada a nivel carpológico. La UE 207 está, en cambio, ubicada fuera del círculo lítico, cerca del fondo de cabaña pero estratigráficamente anterior a la misma. La variabilidad taxonómica de esta UE es muy reducida, así como el número de restos proporcionados, pero nos remite a actividades de consumo alimentario, de modo que se podría plantear una continuidad a lo largo del tiempo en lo que sería la zona de hábitat del yacimiento. 4.2.2. Los agujeros de poste anteriores al fondo de cabaña Los tres agujeros de poste (UE 312, 314 y 316) muestran un registro extremadamente homogéneo que nos lleva a interpretar que responden a un mismo tipo de actividades, probablemente de tipo cotidiano y relacionado con la alimentación humana. La presencia de algunos taxones sil-

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vestres como Erica o Quercus debería relacionarse con su consumo como combustible, puesto que ambos taxones se han documentado en el estudio antracológico de las mismas unidades (M. Martín, este volumen). 4.2.3. El fondo de cabaña La dispersión de restos en las distintas unidades estratigráficas que constituyen el fondo de cabaña es muy desigual. Los restos se concentran en la zona oeste y especialmente en la zona suroeste, alrededor de la estructura de combustión 105. La avena, el centeno y la cizaña dominan todo el conjunto exceptuando tres pequeños agujeros de poste en la zona noreste (UE 147, 149 y 154) donde únicamente se han recuperado restos del género Lolium. Lo que nos sugiere esta dispersión de los restos es que la zona suroeste de la cabaña concentraría las actividades de procesado culinario, de modo que los residuos de esta actividad se acumularían en la zona más próxima a la pared del fondo de cabaña conformada por los agujeros de poste 9, 11 y 308. El resto de unidades estaría reflejando una dispersión no intencionada de los restos por todo el hábitat. 4.2.4. La fosa exterior: UE 171. La fosa a la que pertenece la UE 171 es de difícil interpretación, puesto que se encuentra alejada del conjunto que constituyen el fondo de cabaña y el círculo lítico. Sin embargo, es contemporánea a su última fase de ocupación (siglos XVI-XVII). La variabilidad taxonómica que presenta (una combinación de bufalaga y tojo) recuerda a la UE 285 y por ello pensamos que se podría relacionar con el mismo tipo de actividades, es decir, las prácticas de roza. Desafortunadamente ha proporcionado muy pocos restos (14) y no podemos ser concluyentes al respecto.

5. LAS PRÁCTICAS AGRÍCOLAS EN A MOURELA A PARTIR DE LOS RESTOS CARPOLÓGICOS El registro carpológico de A Mourela permite plantear el cultivo y consumo de 4 tipos distintos de cereales: avena, centeno, trigo común/duro y mijo. La abertura de campos de cultivo en esta zona de Galicia ha sido tradicionalmente mediante la práctica de la roza. Felipe Criado (1988, 102) nos describe de forma excelente esta práctica en tierras gallegas:

“La agricultura de rozas (…) era un sistema de explotación del monte inculto que completaba las cosechas obtenidas en el labradío. A diferencia de estos últimos productos, el trigo do monte estaba exento de pago de rentas (…). Se cultivaban siempre trigo o centeno. Las rozas eran un trabajo colectivo efectuado en parcelas de propiedad comunal que se otorgaban por suertes entre las diferentes casas (o veciños) de un lugar. El proceso consistía en cortar el matorral (normalmente toxo); después se cavaba la tierra y se removía junto con el matorral utilizando como único instrumento el ligón (azada de gran tamaño y muy pesada); se hacían de este modo unos montones de tierra y maleza a los que se les prendía fuego; finalmente se expandía la ceniza y se echaba la semilla. El cultivo en una misma parcela se podía repetir dos o tres años. Después se abandonaba para que se recuperase el terreno y la vegetación original”. El período de recuperación variaba entre seis y veinte años. Su duración dependía (…) de la regeneración del tojo, producto que ha sido vital para la economía campesina gallega porque con él se obtenía el estiércol que se utilizaba como abono en los campos de labradío”. Así, pues, tal y como nos indica Criado, la práctica de la roza en el monte gallego no sería especialmente difícil (no requiere de un trabajo excesivo de la tierra) y, en todo caso, complementaria de los cultivos principales. El tojo, pues, podría haber sido recogido para alimentar al ganado y obtener así estiércol para estos otros cultivos (Criado, 1988, 103). El autor también comenta que montañas de tojo y tierra serían quemadas, actividad que de algún modo podría también justificar la presencia de semillas de plantas silvestres en las estructuras cronológicamente anteriores al círculo de piedras (UE 22, 207 y 285). A diferencia de lo que describe Criado y se observa en el conocimiento actual sobre cultivos tradicionales en Mourela por parte de la población de As Pontes (ver M.A. Sartal & M. Llinares, este volumen), los cuales asocian únicamente trigo y centeno a estos cultivos, el registro carpológico de A Mourela también ha permitido documentar mijo y sobre todo avena. Las causas de la presencia de mijos y cebada en el yacimiento podrían argumentarse de varios modos, pero creemos que la presencia de avena en el registro es suficientemente importante como para plantear su cultivo en la zona. Es posible que ésta se cultivara juntamente con el centeno. Además, no hay que olvidar, que el mijo no sólo está presente en tres unidades estratigráficas del fondo de cabaña, sino también en la UE 207. Su presencia en el yacimiento, pues, puede deberse tanto

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a una aportación sistemática de mijo producido en los campos de cultivo de la llanura como a un cultivo en los alrededores de A Mourela. Hay varias técnicas de obtención del cereal (ver Alonso, 1999, 178-179) en función de la parte del cereal que se quiera recoger (Sigaut, 1991). La mejor manera para aproximarnos a esta práctica es desde una perspectiva interdisciplinar en la que se integren los datos carpológicos y de los instrumentos utilizados en los trabajos de siega. A partir del registro del que disponemos para realizar nuestro estudio (falto de los restos de menos de 1 mm), no podemos hacer interpretaciones de la altura a la que se pudo realizar la siega en función de las malas hierbas presentes. Así pues, sólo podemos comentar el hecho que nos aparece raigrás y cizaña, principalmente, típicas plantas arvenses de campos de avena y centeno. El procesado del cereal tuvo que hacerse necesariamente por separado, ya que la avena y el mijo son especies vestidas que hay que descascarillar, mientras que el centeno y el trigo común/duro son especies desnudas que no necesitan de este procesado. Las tareas de descascarillado no son documentadas en Mourela, quizás debido a la parcialidad del registro estudiado o bien porque éstas no se realizaban en el interior de la cabaña y no llegaron a carbonizarse. Las condiciones de combustión del interior de la cabaña, como ya hemos mostrado anteriormente, sin duda habrían permitido su preservación en caso de haber estado presentes en el registro. El procesado culinario de parte de la producción cerealística obtenida parece que se llevó a cabo en el mismo lugar de ocupación, donde se encuentra una gran concentración de restos carpológicos alrededor de una estructura de combustión (UE 105). Estos restos serían residuos del procesado para el consumo diario de cereal.

6. CONCLUSIONES El estudio presentado al respecto de los restos carpológicos del yacimiento de Mourela ha proporcionado una cantidad de información significativa de gran utilidad para la interpretación general del yacimiento. No sólo se han podido determinar las principales especies que se consumieron y cultivaron en el yacimiento y sus alrededores sino que se han podido detectar áreas de actividades específicas dentro del mismo. Además, se han intentado proporcionar datos acerca de los procesos tafonómicos que han afectado el conjunto, procesos que pueden ser a su vez de interés para otros restos.

En cuanto a la aportación de información respecto al período tratado, creemos que es interesante la variabilidad taxonómica que hemos podido documentar, algo más amplia de lo que citan algunas fuentes, y que puede ayudar a tener una visión más plural de lo que fue el fenómeno de la agricultura de roza en los montes gallegos a finales del medioevo e inicios de la edad moderna.

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Figura 1) Plano de las estructuras excavadas en A Mourela, con indicación de las unidades estratigráficas que han proporcionado material carpológico y la densidad de restos correspondiente.

Figura 2) Tipos de fragmentación de los cereales (Antolín, 2008).

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Figura 3) Restos carbonizados de semillas y frutos recuperados en A Mourela: (1) centeno, Secale cereale (UE 8); (2) avena, Avena sp. (UE 8); (3) cizaña común, Lolium temulentum (UE 8); (4) cizaña común, Lolium temulentum, con glumas y segmento de raquis ejemplares modernos (izq.) y recuperados en el yacimiento (der.) (UE 8); (5) raygrás, Lolium perenne/rigidum, con glumas y segmento de raquis, ejemplar moderno (der.) y recuperado en el yacimiento (izq.) (UE 8) (Fotografias: SRI, Universitat de Lleida).

Figura 4) Restos carbonizados de semillas y frutos recuperados en A Mourela: (1) cápsulas de brezo, Erica sp. (UE 285); (2) cápsulas de brezo, Erica sp., detalle (UE 285); (3) tojo, Ulex europaeus (UE 285); (4) colleja, Silene latifolia/vulgaris (UE 285) (Fotografias: SRI, Universitat de Lleida).

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Figura 5) Representación gráfica sobre plano de los diversos tipos de plantas recuperadas en A Mourela en función de los conjuntos arqueológicos excavados.

Figura 6) Representación gráfica sobre plano de las frecuencias relativas de los taxones recuperados en las unidades estratigráficas más significativas de A Mourela (UE 8, UE 105 y UE 306).

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