A dos metros bajo tierra. Pensando los yacimientos prehistóricos de hoyos (2015)
Descripción
03
Extra
Homenaje a Rodrigo de Balbín Behrmann
2015
ARPI 03 Extra
Homenaje a Rodrigo de Balbín Behrmann
Publicación Extra: 2015 ISSN: 2341-2496 Dirección: Primitiva Bueno Ramírez (UAH) Subdirección: Rosa Barroso (UAH) Consejo editorial: Manuel Alcaraz (Universidad de Alcalá); José Mª Barco (Universidad de Alcalá); Cristina de Juana (Universidad de Alcalá); Mª Ángeles Lancharro (Universidad de Alcalá); Estibaliz Polo (Universidad de Alcalá); Antonio Vázquez (Universidad de Alcalá); Piedad Villanueva (Universidad de Alcalá). Comité Asesor: Rodrigo de Balbín (Prehistoria-UAH); Margarita Vallejo (Historia AntiguaUAH); Lauro Olmo (Arqueología- UAH); Leonor Rocha (Arqueología – Universidade de Évora); Enrique Baquedano (MAR); Luc Laporte (Laboratoire d'Anthropologie, Université de Rennes); Laure Salanova (CNRS). Edición: Área de Prehistoria (UAH)
Foto portada: Peña Somera (J. A. Gómez Barrera)
SUMARIO Editorial 05-12 Semblanza asturiana seguida de un oprobio de la vejez . Limón Delgado, Antonio 13-19 Hacerse humano. Carbonell Roura, Eudald 20-31 Peuplement de l’intérieur de la Péninsule Ibérique pendant le Paléolithique supérieur: où en est-on? Aubry, Thierry 32-43 Arte rupestre en la frontera hispano-portuguesa: cuenca del río Águeda. Reis, Mario; Vazquez Marcos, Carlos 44-55 Ganando altura. Tránsito, explotación y campamento de cazadores-recolectores en los espacios de montaña de la encrucijada vasca. Arrizabalaga, Alvaro; Calvo, Aitor; Domínguez-Ballesteros, Eder; García-Ibaibarriaga, Naroa; IriarteChiapusso, María José 56-72 Los anzuelos de la Cueva de la Canaleja (Romangordo, Cáceres). González Cordero, Antonio; Cerrillo Cuenca, Enrique 73-80 L’art céramique et l’émergence de l’économie agricole. Salanova, Laure 81-95 La nécropole de Barnenez à Plouezoc’h dans le Finistère: le long tumulus nord et son implantation. Cousseau, Florian 96-110 L’intégration de pierres dressées isolées à l’air libre dans les espaces sépulcraux de l’ouest de la France: Le département du Morbihan Gouezin, Philippe 111-118 Les pétroglyphes de la Pierre des Farfadets. Commune du Poiré sur Vie–Vendée (France). Etude d’interprétation provisoire. Benéteau, Gérard 119-132 Algunas reflexiones sobre métodos de realce digital de la imagen en pinturas rupestres. Cerrillo Cuenca, Enrique 133-147 El tiempo y los ritos de los antepasados: La Mina y el Alto del Reinoso, novedades sobre el megalitismo en la Cuenca del Duero . Rojo-Guerra, Manuel; Garrido-Pena, Rafael; Tejedor-Rodríguez, Cristina; García-Martínez de Lagrán, Iñigo; Alt, K.W. 148-163 El megalito pseudohipogeico “Monte Deva III” como representación de la plenitud neolítica en el hinterland de Gijón (Asturias). de Blas Cortina, Miguel Angel 164-179 Ad aeternum. Enterramiento de la Edad del Bronce en Carmona (Sevilla). Belén Deamos, María ; Román Rodríguez, Juan Manuel; Vázquez Paz, Jacobo
180-196 Nuevos datos sobre la secuencia de uso sepulcral de la cueva de Santimamiñe (Kortezubi, Bizkaia). López Quintana, Juan Carlos; Guenaga Lizasu, Amagoia; Etxeberria, Francisco; Herrasti, Lourdes; Martínez de Pancorbo, Marian; Palencia, Leire; Valverde, Laura; Cardoso, Sergio 197-210 Novedades en torno al arte rupestre de Valonsadero (Soria). Gómez-Barrera, Juan A. 211-223 Ces marques qui ne font pas partie du corpus. Hameau, Philippe 224-237 A dos metros bajo tierra. Pensando los yacimientos prehistóricos de hoyos. Márquez-Romero, José Enrique 238-256 The diversity of ideotechnic objects at Perdigões enclosure: a first inventory of items and problems. Valera , Antonio Carlos 257-271 Sobre la cronología de los ídolos-espátula del dolmen de San Martín (Laguardia– Alava). Fernández– Eraso, Javier; Mujika-Alustiza, José Antonio; Fernández– Crespo, Teresa 272-286 La diversidad campaniforme en el mundo funerario. Algunos ejemplos de la cuenca media/alta del Tajo en el interior peninsular. Liesau von Lettow-Vorbeck , Corina; Blasco Bosqued, Concepción 287-305 El Yacimiento romano de la Ermita de San Bartolomé (Atalaya del Cañavate, Cuenca). López, José Polo; Valenciano Prieto, Mª del Carmen 306-319 De un largo “tiempo perdido” en la reconstrucción de la Prehistoria canaria a una rápida construcción de su protohistoria. González-Antón, Rafael; del Arco Aguilar, Carmen 320-333 Manifestaciones rupestres protohistóricas de la isla de Lanzarote en un contexto doméstico: el sitio de Buenavista (Teguise). Atoche Peña, Pablo; Ramírez Rodríguez , Mª Ángeles 334-356 Décorations et représentations symboliques sur les mégalithes du Sénégal et de Gambie. Laporte, Luc; Delvoye, Adrien; Bocoum, Hamady; Cros, Jean‐Paul; Djouad, Sélim;Thiam, Djibi 357-370 Breves notas en torno a unos grabados de armas metálicas de influencia atlásica en las tierras del Tiris, al SE del Sahara Occidental. Sáenz de Buruaga, Andoni 371-387 La figura humana en el arte rupestre en el sur del Valle Calchaquí (Salta, Argentina). Ledesma, Rosanna
A DOS METROS BAJO TIERRA. PENSANDO LOS YACIMIENTOS PREHISTÓRICOS DE HOYOS
José Enrique Márquez-Romero (1)
Resumen El registro arqueológico propio de la Prehistoria Reciente europea se caracteriza, especialmente, por la proliferación de yacimientos de hoyos. En este artículo se aborda el tema desde una perspectiva transcultural, integrando su interpretación dentro de las prácticas de condenación de la cultura material que perviven hasta momentos mucho más recientes. Se profundiza en los motivos que pudieron explicar la morfología recurrente de estos depósitos y en la fuerza significativa y estructural del acto material de enterrar objetos cotidianos o enseres de valor.
Palabras Clave: Prehistoria Reciente, Yacimientos de hoyos, Deposito de condenación, Depósito Ritual, Animismo.
Abstract Above all, the archaeological record of Prehistoric Europe is characterised by the profusion of pit sites. In this article the issue is approached from a cross-cultural perspective. Its interpretation is integrated in material culture termination practices which persist until much later. The paper explores possible causes of the recurrent morphology of these deposits and the significant structural force of the act of physically burying the stuff of daily life or valuable goods.
Key words: Late Prehistory, Pit sites, Termination deposit, Ritual deposit, Animis.
(1) Universidad de Málaga
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minar, los indios profirieron grandes gritos 1.- A MODO DE INTRODUCCIÓN
de alegría y los españoles gritaron tres veces ¡Viva el Rey! “(1911: 262)
Desde la fundación de los primeros asentamientos coloniales en Texas, es decir a finales de
La descrita es una práctica común entre
la década de 1710, los Apaches Lipán hostigaron a
los indios americanos de las praderas; parece que
los colonos españoles para obtener tecnología eu-
su origen se atribuye a los iroqueses, al menos la
ropea que no podían adquirir en los mercados de
referencia más antigua se debe al jesuita francés
Nuevo México. Fue esta una guerra intermitente,
Jérôme Lalemant que ya la recoge en las The Jesuit
pero agotadora, que duró casi treinta años en la
Relations de 1644. En concreto, se la menciona al
que el robo de caballos por parte de los apaches, la
describir la embajada que, en la primavera de
captura de prisioneros por ambas partes y las con-
aquel año, los iroqueses realizaron a Quebec para
tinuas represalia caracterizaron los enfrentamien-
negociar un tratado de paz con los franceses
tos hasta que, en 1749, en la localidad de San An-
(1996:139). Como es conocido, estas tradiciones se
tonio y tras varias tentativas, se firmó definitiva-
popularizaron dando origen a nuestra expresión
mente la paz (Hämäläinen 2008: 90).
“enterrar el hacha de guerra” para hacer referencia al fin de las hostilidades o la firma de la paz.
La firma de dicho tratado se realizó durante un acto que duró tres días. Así, y tras construir una gran edificación en la plaza para recibir a
2.- CONTEXTOS ARQUEOLÓGICOS Y DEPOSI-
los indios, se desarrolló una ceremonia que tradu-
TOS DE CONDENACIÓN
cimos a partir de la minuciosa descripción que hizo en su momento W.E. Dunn:
Un repaso atento a los contextos
“Primeramente, un gran hoyo fue excavado
arqueológicos a partir de los cuales se ha construi-
en el centro de la plaza, y en su interior fue-
do la Prehistoria Reciente europea nos advierte
ron colocados un caballo vivo, un hacha,
que, la mayoría de estos, se formaron como con-
una lanza y seis flechas, todos instrumentos
secuencia de tres grandes modos o conductas hu-
de guerra. El capitán Urrutia y los cuatro
manas, a saber:
jefes (apaches), cogidos de la mano, danzaron tres veces alrededor del hoyo, después
-Depositar esqueletos humanos y ajuares en con-
los indios hicieron lo mismo con sacerdotes
textos cerrados –las tumbas-.
y ciudadanos. Cuando esta ceremonia hubo concluido, todos volvieron a sus respectivos
-Depositar objetos metálicos en tierra firme o en
lugares. Luego, tras dar una señal, todos
humedales –los conocidos como tesoros-.
acudieron al agujero y rápidamente enterraron al caballo vivo junto con las armas, lo
-Depositar tierra, objetos y restos óseos de ani-
que significaba el fin de la guerra. Para ter-
males y seres humanos rellenando fosas excavadas ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular
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en el terreno –los denominados campos de hoyos,
lica del final de lo que se conoce como ciclo o bio-
silos o depósitos- (Fig.1).
grafía de los objetos (Kopitoff 1986; Marshall y Gosden 1999) y, en este caso, de su reflejo intencionado en el contexto arqueológico.
Las referidas no son las únicas prácticas de condenación que podemos documentar en los contextos arqueológicos de la Prehistoria Reciente europea. La
fragmentación de
los
objetos
(Chapman 2000a), o el arrojo masivo, y no retornable, de piezas metálicas en humedales y otros lugares inaccesibles (Bradley 1998a; Levy 1982, RuizGálvez 1995; Needham 1988) son otros casos bien conocidos. También son frecuentes las prácticas normalizadas de condenación de cabañas, tal es el caso del abandono ritual de las casas largas en el Neolítico danubiano (Bradley 1998b: 36, 44) o en el Neolítico del Sureste de Europa donde la repetida Fig. 1.- Campo de hoyos calcolítico de Alameda (Málaga), buen ejemplo del aspecto que suelen presentar dichos sitios: un auténtico caos de excavaciones y reexcavaciones en ausencia de estructuras superficiales.
práctica de incendiar las casas al final de sus ciclos de vida ha llevado a la denominación del Neolítico local como Horizonte de las casas quemadas (Stevanovic 1997). Comportamientos similares se
De los tres contextos antrópicos resultan-
han documentado en el abandono de las roundhou-
tes, históriográficamente, la intencionalidad de la
ses y wheelhouses de los poblados de la Edad del
deposición se ha reconocido unánimemente en los
Bronce Pleno y Final y de la Primera Edad del Hie-
funerarios; ha habido más discrepancias en recono-
rro en las Islas Británicas (p.e. Brück 1999a). Por
cerla en los depósitos metálicos y, finalmente, ha
otro lado, muchas empalizadas que formaban par-
existido una resistencia casi proverbial a admitirla
te de recintos de fosos del norte de Europa o en las
en el relleno de los hoyos.
islas británicas (Gibson 2002) fueron intencionadamente incendiadas. También, como prácticas de
En este artículo, nosotros reconocemos
condenación podemos interpretar el relleno con-
que las tres conductas humanas arriba referidas
cienzudo e intencionado de los fosos y zanjas que
obedecen a prácticas intencionadas de condena‐
delimitan miles de recintos prehistóricos europeos
ción. Entendiendo por tal condenación, la acepción
(p.e Márquez-Romero y Jiménez-Jaimez 2010:
que la reconoce como clausura o cierre definitivo
cap.9) o el derribo y fractura intencional de nume-
de un espacio o lugar, y que nosotros extendemos
rosos menhires.
también aquí a la materialización explícita y simbóARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular
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Consecuentemente con lo expuesto, en-
perspectivas transculturales sobre el fenómeno, lo
tendemos que los depósitos en hoyos y fosas, so-
que han impedido observar la auténtica capacidad
bre los que versa este trabajo, no son más que una
comunicativa que tienen estos actos de deposición
variante subterránea dentro de la tradición prehis-
y la larga vigencia del fenómeno.
tórica europea de condenación de la cultura ma‐ terial. Es decir, defendemos, que también en estos
Con respecto al primero de los prejuicios,
casos, el agente controló el final de la vida útil de
E.Scott, al estudiar este fenómeno en el mundo
los objetos, enseres o construcciones, tanto como
britano-romano, apuntó que si “cada ejemplo de
en su momento intervino en su fabricación o su
hoyo o depósito en un acuífero, se toma de forma
uso.
aislada, por supuesto que puede ser explicado como resultado de una pérdida accidental, de eliminación de basura o de la casualidad, pero si se ob-
3.- PRÁCTICAS DE CONDENACIÓN EN HOYOS
serva en su conjunto estos depósitos indican un
Y FOSAS
complejo modelo de comportamiento humano…” (1991: 119). Y es que, como señala
Posiblemente
la
formalización
V.Jiménez-Jáimez, el abandono…” no puede se-
arqueológica más universal del fin de ciclo vital o
guir siendo contemplado simplemente como el
muerte simbólica haya sido la inhumación de obje-
paso de la actividad a la no actividad, del uso al no
tos y seres humanos. Es una constante en multitud
uso, de la ocupación a la no ocupación” (2008:130).
de prácticas funerarias, pero, y esto es muy impor-
Es momento de ser más exigentes en nuestras
tante, se emplea también para albergar depósitos
interpretaciones, de lo contrario, como se ha
en los que no necesariamente aparecen restos
apuntado, perpetuaremos la desatención e impre-
humanos. Hablamos de simples hoyos o cubetas
cisión de estos contextos en los informes y memo-
que se colmatan, en uno o varios episodios, con un
rias de las excavaciones (p.e. Fulford 2001: 213;
relleno terrígeno en el que aparecen restos mate-
Hamerow, 2006:1; Morris y Jervis, 2011:78; Borde-
riales y abundante fauna.
nave y Vialelle 1973:16).
Dos han sido los prejuicios que, a nuestro
El segundo error cometido es el que ha
entender, han dificultado la interpretación correc-
llevado a interpretar cada hoyo localmente. Esto
ta de estos depósitos:
ha dado como resultado lecturas solipsistas en las que cada investigador, aplicando su lógica y buen
a) Por una parte, aplicar solamente la premisa
hacer, ha explicado cada caso concreto pero sin
Pompeya como modelo a la hora de realizar la
perspectiva de mayor alcance. No obstante, los
lectura del ciclo formativo en estos yacimientos
pocos estudios transculturales sobre este fenóme-
(ver crítica en Jiménez-Jáimez 2007; 2008).
no muestran claramente la recurrencia de este tipo de yacimientos en distintas épocas (p.e. Frère
b) Por otra, los enfoques localistas y la ausencia de
-Sautot 2006; Hamon y Quillec 2008; Bonnardin et
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al. 2009) y, en ocasiones, solapándose en un mismo
asentamientos alto medievales del Mar del Norte,
yacimiento (Blanco 2011: 129).
Alemania y las Islas británicas (Hamerow 2006:22), la Península Ibérica (Fig.4) o alcanzando la tradi-
No es posible realizar, en este momento, un repaso exhaustivo en el que de forma significati-
ción albigense, en momentos ya de la Baja Edad Media (Bordenave y Vialelle 1973).
va se pueda recoger una imagen, ni siquiera aproximada, de la magnitud del fenómeno ni de longevi-
Un ejemplo claro de la longevidad de estas prácti-
dad de estos depósitos en hoyos. Su presencia en la
cas y del solapamiento de hoyos de distinta época
Prehistoria continental es abrumadora desde el
en un mismo lugar lo hemos comprobado en las
Neolítico y la Edad del Cobre (p.e. Chapman 2000b;
excavaciones que realizamos en el yacimiento por-
Garrow et al. 2005; Márquez-Romero y Jiménez-
tugués de Perdigões. Allí, concretamente en el
Jáimez, 2010; Anderson-Whymark y Thomas 2012)
ámbito de la puerta noreste de época calcolítica, y
(Fig.2), la Edad del Bronce (p.e. Levy 1982; Bradley
junto a decenas de depósitos realizados en fosas
1998a; Brück 1999a; Hamon y Quilliec 2008) o la
prehistóricas, a veces superponiéndose incluso con
Edad del Hierro (p.e. Cunliffe 1992; Hill 1995; Wil-
ellos, hemos documentado varios depósitos portu-
son 1999) (Fig.3). También son frecuentísimos en la
gueses del siglo XVI que, por la morfología de las
Antigüedad y la Edad Media. Así, por ejemplo,
fosas, la naturaleza del relleno y el tratamiento
proliferan en la época romana en las Islas
fragmentado de la cultura material que albergaba,
Británicas, Países Bajos y Alemania (Fulford 2001;
no se diferenciaba apenas de los depósitos más
Groot 2008; Van Haasteren y Groot 2013), en
antiguos (Fig.5). En cualquier caso, cabe señalar
Fig. 2.- Depósito de finales del IV milenio a.C. en el yacimiento de Cortijo Quemado (Antequera) (Foto Luis E. Fernández) (tomado de Fernández et al., 2009 fig. 4) ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular
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que si bien los depósitos de condenación, como lo
significado concreto de cada depósito debe ser
demuestra su longevidad estructural, son “buenos
contextualizado espacial e históricamente.
para pensar” la muerte simbólica de los objetos, el
Fig.3.- Depósitos de la edad del Hierro región de Wessex (tomado de Hill 1995 fig. 3.1.) ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular
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Fig.4 .- Yacimiento de Lebrija (Sevilla). Estructuras tardo romanas y alto medievales (Foto gentileza David Godoy).
Fig.5.- Depósito del siglo XVI en el contexto calcolítico de la puerta 1 de Perdigões (Reguengos de Monsaraz) (Foto de José Luis Caro). ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular
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4.- DEPÓSITOS DE CONDENACIÓN. RUTINI-
posible-hacer cuanto lo que no-es-posible-hacer.
ZACIÓN Y RITUALIZACIÓN
Por tal motivo, determina el cómo, es decir la acción asfixiante de excavar fosas y rellenarlas a con-
En las pautas que caracterizan un depósi-
tinuación, conducta que termina por configurar un
to intencionado de condenación reconocemos tan-
aire de familia que parece emparentar yacimien-
to las circunstancias concretas -el aquí y ahora- del
tos con hoyos alejados en el espacio y en el tiempo.
agente en el momento de realizar el depósito, co-
En este caso, este aire de familia se aleja de lo efí-
mo otros principios generales, por él no advertidos,
mero, puntual o episódico y trasciende espacios y
que son determinados por el habitus (ver Márquez
periodos materializándose en los que F.Braudel
-Romero y Jiménez-Jáimez 2014: 222-226).
identificó como larga duración, configurando, así, estructuras que el tiempo tarda enormemente en
Así la variabilidad de los rellenos –no hay
desgastar (1986: 70).
dos idénticos- es competencia del agente, pero, recurriendo como simple analogía a la gramática
Sin pretender ser exhaustivos, cabe apun-
generativa de N.Chomsky, podríamos considerar
tar distintos eventos que pudieron desencadenar la
que estos actos de deposición estarían sujetos a
realización de uno de estos depósito de condena-
“una creatividad gobernada por reglas” (1970: 22)
ción. Recientemente H.Andeson-Whymark ha
que si bien permitiría en cada relleno el gesto, el
apuntado, como posibles motivos, el nacimiento o
momento o lo irrepetible, evitaría la conducta arbi-
la muerte de un individuo, un rito de paso, un mo-
traria y dejaría inalterado el conjunto de reglas
mento determinado del año o cuando un lugar es
estructurales básicas. La variabilidad del relleno,
abandonado (2012:191). Pero son muchas otras las
por tanto, nunca puede poner en crisis la compren-
circunstancias que pueden motivarlo, por ejemplo
sión de cada conducta particular ni el fenómeno
F.Gerritsen ha advertido su peso a lo largo de toda
general en el que se inscribe. También nos parece
la biografía de las casas de la edad del Bronce y
competencia del agente, elegir el evento social que
primer Edad del Hierro en el sur de Holanda donde
desencadena o requiere un depósito: el cuándo y el
están presentes tanto en la fundación y construc-
por qué se realiza. Es decir, la conducta del agente
ción de un edificio, como durante su habitación,
es dueña de lo que F.Braudel definió como la corta
abandono y post-abandono (1999: 95). El hecho de
duración: el
que estos depósitos puedan estar asociados a tan-
acontecimiento o el
episodio
(1986:64).
tas circunstancias relacionadas con la vida social, no sólo con las conductas de abandono de lugares
Por su parte, los límites formales los de-
y edificios, es lo que nos anima a integrarlos todos
termina el habitus que emerge como “una fuerza
bajo el término de depósitos de condenación. Y es
capaz de generar una infinidad de respuestas –pero
que, no podemos olvidar que en estos depósitos lo
- a partir de un número reducido de princi-
que se condena es la materialidad que ha participa-
pios” (Bourdieu y Wacquant 1992: 109). Ese núme-
do en un determinado evento, independientemen-
ro reducido de principios no dicta tanto lo-que-es-
te de que este haya sido un acto de fundación, revi-
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talización, ofrenda, celebración o abandono.
5.- DEPÓSITOS DE CONDENACIÓN Y FORMA ANIMISTA DE LA EXPERIENCIA
Esto también nos enfrenta con el peliagudo tema de la naturaleza ritual de estos depósitos. Es decir nos coloca ante el irresoluble tema de defi-
Una última reflexión resulta ahora perti-
nir lo que es un acto ritual y lo que, por el contrario,
nente. Si aceptamos como intencionados los depó-
no lo es. Estamos ante un tema especialmente
sitos en hoyos que tanto predicamento parece que
complejo, primeramente porque si bien la repeti-
tuvieron en la sociedades de la prehistoria y la anti-
ción y la rutinización son típicas de las prácticas
güedad, cabe preguntarse dónde radica la fuerza
rituales (Bell 1992) no es menos cierto que también
significativa del acto material de enterrar objetos
caracterizan las prácticas sociales cotidianas y dia-
cotidianos o enseres de valor? Por qué esta prácti-
rias (Giddens 1995). Por tanto, y como ha apunta-
ca, en apariencia tan simple, pudo integrarse en
do J. Brück, “intentar separar las esferas ritual y
tantas sociedades del pasado con una vigencia
profana del pasado es una tarea teóricamente falli-
estructural insospechada. Esta es una cuestión
da y metodológicamente inútil” (1999b: 336-337).
central para nuestro análisis pero que, sorprenden-
Creemos que los actos de condenación que esta-
temente, no ha recibido atención alguna.
mos describiendo se integrarían, sin contradicciones, en el transcurso de las actividades diarias y sin
En ausencia de otros argumentos en contra, pensa-
necesidad de sobrepasar el ámbito de lo domésti-
mos que un punto de partida hermenéutico puede
co. No deben ser interpretados como prácticas
ser aquí recomendable, en el que se asuma que
rituales, tal y como nosotros las entendemos hoy
“para describir actividades humanas hace falta
en día, sino que estaríamos, simplemente, ante la
estar familiarizado con las formas de vida que en
naturaleza recursiva de la vida social que apenas
esas actividades se expresan” (Giddens 1995:40).
excederían del nivel de conciencia práctica, tal y
En esa coyuntura, no parece haber mejor remedio
como la define A. Giddens (1995); es decir que se
que realizar una aproximación a la racionalidad
realizarían automáticamente sin que, llegado el
primigenia; esa entidad que la antropología y
caso, el agente pudiera verbalizar o estructurar su
otras ciencias sociales han denominado, según el
comportamiento de forma discursiva. Pero hay
momento y las escuelas, “alma primitiva” (Levy-
que añadir que, debido a su fuerza comunicativa y
Bruhl 1985), “pensamiento salvaje” (Levi-Strauss
simbólica, estos actos se podrían inscribir también
1984), “ontología
en diversos acontecimientos públicos con un mar-
“pensamiento mítico” (Hernando 2002). La empre-
cado carácter comunitario y ceremonial. Por tanto,
sa no resulta fácil ni cómoda, ni con mucho está
son las circunstancias culturales e históricas, los
aún resuelta. Autores como P.Wich (1987) o
escenarios elegidos y el número de participantes
L.Wittgenstein (1996) ya apuntaron las dificultades
implicados en su realización los que enfatizarían el
que ofrece hacer inteligible, desde nuestro lengua-
significa económico, social y/o político en cada
je, las prácticas registradas por los antropólogos
caso.
europeos.
arcaica”
(Eliade
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o
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No obstante, y conscientes de los riesgo
el mundo en categorías de sujetos y objetos, sino
interpretativos que asumimos, pensamos que den-
de relaciones personales entre seres vivos que aun-
tro del pensamiento mítico, la conocida como for‐
que quizá no sean seres humanos, se comportan
ma animista de la experiencia (animismo), que
más o menos igual que los seres humanos de su
según Norbert Elías caracterizó a las sociedades
propia sociedad” (1990: 84). Por tanto, y es deter-
tradicionales o premodernas (1990: 72-90), nos
minante para el análisis que aquí hacemos de los
ofrece referencias válidas que podemos incorporar,
depósitos de condenación, al no existir “una lógica
de forma comparativa, a alguno de nuestros análi-
que represente el funcionamiento de cada uno de
sis arqueológicos.
los fenómenos de la naturaleza, se atribuye a éstos una dinámica humana, la única que se cono-
El animismo ha sido poco utilizado en los
ce” (Hernando 2002: 91 las cursivas son nuestras).
análisis del registro arqueológico en general y de la
Esto explica que en las sociedades premodernas se
cultura material en particular. En las ciencias socia-
proyecte la dinámica del comportamiento humano
les, e influenciados por los trabajos decimonónicos
a toda la realidad y que, dentro de ella, los objetos,
de E. Tylor, frecuentemente se lo ha reconocido
los animales, las construcciones tengan biografías:
sólo como un pensamiento prelógico o precientífi-
nazcan, vivan y, necesariamente, mueran o sean
co, es decir un pensamiento fallido, antesala, en
sacrificados como si de seres humanos estuviéra-
cualquier caso, de nuestras religiones y ciencias
mos hablando. En este contexto ontológico, la ba-
modernas. Esto ha supuesto que se haya minusva-
sura como desecho es, simplemente impensable.
lorado el peso real que pudo tener en la forma de percibir y construir las relaciones de los individuos
El alcance que esta asunción puede tener
entre sí y con el entorno natural (Bird-David 1999:
a la hora de entender e interpretar la cultura mate-
67-69). Por el contario, una aproximación herme-
rial es trascendente. Por ejemplo, recientemente J.
néutica nos advierte que, cuando hacemos referen-
Brück y D. Fontijn (2013), al estudiar los depósitos
cia al animismo, realmente estamos hablando de
metálicos y el papel tradicional que se le ha dado
una epistemología relacional (Bird-David 1999:
como riqueza acumulada en la formación de las
568) o, mejor aún, de una auténtica ontología
primeras jefaturas, han advertido, en sentido con-
(Elías 1990: 82-83) que “postula el carácter social
trario, que, como arriba se ha indicado, entre los
de las relaciones entre los seres humanos y no hu-
habitantes de la prehistoria no existía un clara dis-
manos” (Viveiros de Castro 1996: 121). Esta contin-
tinción entre sujetos activo y, por otra parte, obje-
gencia modifica dramáticamente la manera con la
tos pasivos e inanimados, lo que conlleva que los
que el arqueólogo debe entender el significado de
artefactos supuestamente acumulados o desposeí-
la cultura material que recupera en sus excavacio-
dos por los jefes eran “inalienables, puesto que no
nes.
podían desgajarse de sus historias ni de las reclamaciones de sus ex propietarios, puesto que la meY es que, como Norbert Elías nos recuer-
da, “el conocimiento de tipo animista no considera
moria y la identidad no puede ser separadas de su componente material” (2013:202).
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Volviendo al ejemplo etnohistórico de la
de hoyos. Una perspectiva transcultural en el con-
introducción, parece evidente que los apaches li-
texto de la Península Ibérica” que dentro de las
pán al enterrar las armas de guerra las estaban
actividades programadas en el proyecto de
desactivando, apartando de la circulación “para
HAR2010-21610-CO2-01
que no siguieran matando”. Es una separación, no
www.peruma.es) se celebró en la Universidad de
sólo simbólica, sino funcional y práctica de los ob-
Málaga los días 13-14 de Noviembre de 2014.
(más
información
jetos que finalizan, así, su vida de igual manera que la del propio caballo de guerra que fue también enterrado vivo en aquella ocasión. Es desde este corolario, brevemente expuesto, desde el cual en-
BIBLIOGRAFÍA Anderson-Whymark, H. y Thoms, J. (eds.) 2012:
tendemos comparativamente la formación de mu-
Regional perspectives on Neolithic pit deposition:
chísimos contextos arqueológicos de condenación
beyond the mundane. Neolithic studies group
de la cultura material, de los cuales los depósitos en hoyos, pensamos, no son más que uno de sus
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mejores ejemplos.
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6.- AGRADECIMIENTOS
gy. Current Anthropology 40: 67-91. El presente texto debe ser entendido co-
Blanco, A. 2013: Práctica social, memoria y ritual en Cogotas I: esbozo teórico para un enfoque re-
mo nuestra modesta aportación al merecido re-
novado. Trabajos de Prehistoria 68 (nº1): 123-
conocimiento que la comunidad científica hace a la
146.
encomiable labor docente e investigadora que el profesor Rodrigo de Balbín Behrmann viene reali-
Bonnardin, S.; Hamon, C.; Lauwers, M. y Quilliec, B. (dir.) 2009: Du materiel au spiritual. Réalités
zando desde hace décadas. Para nosotros es una
archéologiques et historiques des depôts de la
satisfacción participar en dicho homenaje, su
Préhistoire a nos jours. Editions APDCA, An-
ejemplo, incansable, siempre nos ha contagiado el
tibes.
entusiasmo por el pasado y su conocimiento. No menos enriquecedora ha sido la inigualable fortuna
Bordenave, J. y Vialelle, M. 1973: Au racines du mouvement cathare: la mentalité religuieuse des
de compartir su amistad y la de muchos de los in-
paysans de l’albigeois médiéval. Eduard Privant
vestigadores e investigadoras que en torno a su
editor. Touluse.
ingente labor se ha formado.
Bourdieu, P. & Wacquat, L. 1992: Réponses : pour une anthropologie reflexive, Ed. Seuil, Paris.
De igual manera agradecemos aquí las discusiones y comentarios motivadores que nos
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proporcionaron los participantes en el Seminario “A dos metros bajo tierra: a vueltas con los campos
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