A 30 años de la Guerra de Malvinas: Haciendo frente a los estereotipos

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Descripción

A 30 AÑOS DE LA GUERRA DE MALVINAS:
NUEVAMENTE HACIENDO FRENTE A LOS ESTEREOTIPOS

Cnl VGM Guillermo Horacio Eduardo Lafferriere

Los treinta años del inicio de la Guerra de Malvinas que se conmemoran
el 02 de abril de 2012 han sido sin lugar a dudas una circunstancia
propicia para que el "tema Malvinas" vuelva a tener una vigencia más
difundida entre nosotros, y seguramente lo será para quienes fueron
nuestros circunstanciales enemigos de entonces. Hace cinco años, en
ocasión de recordarse el aniversario 25 de la guerra, publiqué en Argentina
y en España un trabajo titulado "A 25 años de la Guerra de Malvinas:
Haciendo frente a los estereotipos", [1] En el traté de desarrollar,
dentro de lo que estuvo a mi alcance, los que consideraba eran los
estereotipos más difundidos relacionados a la acción militar en la guerra y
en particular a la que llevó adelante el Ejército Argentino. Hoy, vuelvo
a la carga con la misma empresa, presentando los estereotipos que
desarrollé en aquella ocasión, apelando a que haya muchos lectores que no
los leyeron o que quizás deseen tener la oportunidad de leerlos nuevamente
para buscar argumentos para rebatirlos o confirmarlos. A ello sumo una
estereotipo más, el cual tiene su origen en bibliografía de relativamente
reciente data, y que creo al menos, servirá para generar más polémica sobre
la Guerra.


Quisiera dejar algo claramente establecido para el lector que no ha
leído trabajos anteriores míos o directamente no me conoce. No tengo una
aproximación chauvinista a la Guerra de Malvinas. Veo a la misma como
una guerra donde ambos bandos trataron de aplicar el poder militar para
imponer lo que consideraban salvaguardaba mejor sus intereses nacionales.
Por lo tanto, creo que la objetividad es el punto de vista que debe
guiarnos, especialmente a los militares en nuestro análisis de la guerra,
precisamente para extraer de ella las mejores experiencias posibles. Y
esto debe hacerse reconociendo tanto los aciertos como los errores
cometidos por ambos bandos.


La postura antes mencionada, sin embargo, muchas veces no ha sido
puesta de manifiesto entre nosotros. Muy posiblemente debido a que la
guerra se llevó a cabo durante un gobierno militar, el cual se encontraba
en un claro proceso de declinación de su poder, ha hecho que la derrota en
la guerra sea asociada a la debacle política que signó al mismo
inmediatamente después del 14 de junio de 1982. Para buena parte de la
ciudadanía, ajena por completo a la profesión militar, todo lo relativo a
la guerra se resumía a una acción donde los militares no estuvieron a la
altura de las circunstancias, posibilitando con su inoperancia que el país
sufriera una derrota deshonrosa. Esa es, al menos en mi opinión, la
visión que muchos compatriotas han tenido sobre la guerra, para los cuales
Malvinas es una suerte de sinónimo de falta de liderazgo de los oficiales,
carencias alimentarias, impericia militar, falta total de accionar conjunto
de las FF.AA., los que podríamos considerar como aspectos encuadrados
dentro del ámbito estrictamente militar de la guerra. Pero además, otro
convencimiento es muy difundido entre nosotros. Aquel que dice que era casi
infantil creer que el Reino Unido no desplegaría una fuerza militar para
recuperar el archipiélago. De los primeros aspectos traté en ese viejo
artículo del año 2007, y hoy a los mismos, le agrego este último relativo a
la reacción militar británica.


Adelanto al lector que en modo alguno pretendo convencerlo que todo lo
que expreso es "la verdad" de los hechos. Ese concepto es a mi criterio
muy difícil de ser alcanzado por la propia naturaleza de la condición
humana. Tan solamente pretendo llegar al lector con aspectos que creo en
cierta medida refutan o cuestionan los estereotipos más relevantes de la
guerra de Malvinas. Y esto es muy importante, por dos aspectos
principalmente. El primero, como antes expresé por la necesidad de extraer
enseñanzas. Estas deben obtenerse de hechos, o al menos de lo que las
fuentes permiten entender que estamos en presencia de los mismos. Si así
no lo hiciéramos, crearíamos conocimiento sobre bases falsas, y por lo
tanto sin valor para nuestro perfeccionamiento como profesionales. Y
finalmente, porque los militares deben entender que es muy importante
cuestionar los estereotipos, más aún aquellos que como responsables de la
conducción de nuestras organizaciones mayor rechazo nos crean. No con
ánimo de polemizar por la necesidad de imponer nuestras visiones. No. Lo
que deberíamos buscar al desafiar los estereotipos es echar luz sobre lo
que permanece oculto, sobre lo que se ignora, para de esa manera entender
mejor las razones de lo sucedido y tener una visión más fundada de los
hechos, y no descansar en lo que la tradición oral nos indica que debe ser
entendido como explicación final de las cosas. Aspecto este último que
trasunta una adscripción dogmática al conocimiento, que está bien alejada
de la que es deseable esperar de un profesional militar, responsable de
conducir los medios más destructivos de la República en la guerra. Con ese
espíritu, invito al lector a encarar el desafío de descubrir algunas
perspectivas diferentes a esa guerra de Malvinas que tanto significó para
nuestro país en su historia reciente.




ERA EVIDENTE QUE EL REINO UNIDO IBA A OPERAR MILITARMENTE CONTRA LA
ARGENTINA LUEGO DEL DESEMBARCO DEL 02 DE ABRIL DE 1982 

Entre nosotros, es una costumbre harto arraigada la de tomar como
verdadera una explicación que nos parece fácilmente comprensible, y
rápidamente difundirla a quien quiera escucharla, convirtiéndola a ella en
una explanación incuestionable. La que estamos ahora tratando es una de
las más diseminadas entre nosotros. Sin embargo, quienes la propagan, por
lo general no toman en cuenta un dato, que a mi juicio es muy importante:
Los hechos de la historia no están "congelados". Quien esto escribe no es
un historiador, me he servido de ella a lo largo de muchos años para
tratar de encontrar enseñanzas para comprender un poco mejor esta profesión
nuestra. Pero sin ser historiador, sé como cualquier profesional de la
historia, que la misma posee la interesante característica que en cualquier
momento, y esto cada vez ocurre con mayor frecuencia, pueden aparecer
documentos, testimonios u otras fuentes que posibiliten obtener una
perspectiva diferente de lo que hasta el momento previo a su aparición, se
consideraba como un hecho. Permítaseme un ejemplo. Durante buena parte
del año 2010 y 2011 estuve concentrado en la investigación de mi tesis para
un Master en Geopolítica de una Universidad argentina. El tema de la misma
estaba relacionado con Pakistán y un capítulo de la misma estaba dedicado a
la relación de ese país con la India. Uno de los puntos eran las guerras
que ambos países desarrollaron, y particularmente, la de 1971, en la que la
por entonces provincia de Pakistán Oriental desata una rebelión contra el
gobierno pakistaní buscando su independencia. Bien, el "hecho" que
existía por aquel entonces era que el gobierno de Washington había sido
relativamente imparcial en la guerra, limitándose a enviar una flota al
Golfo de Bengala para "morigerar" las acciones de la India en su lucha en
Pakistán Oriental en apoyo a los rebeldes bengalíes. Sin embargo, y
gracias a la muy buena política de desclasificación de documentos que el
gobierno de EE.UU. posee, hoy tenemos acceso a desgrabaciones de
conversaciones del entonces Presidente Nixon con su Secretario de Estado,
el Doctor Kissinger, donde queda demostrado que Washington apoyaba
plenamente al gobierno de Pakistán, y que esa acción que se buscaba
mantener encubierta, incluía también a otros países tan interesados como
los EE.UU. en que Pakistán, su gobierno al menos, no saliera tan mal parado
de la guerra con la India. Este ejemplo es válido de hasta que punto debe
serse extremadamente cauto al formular explicaciones finales sobre hechos
de alta política, máxime si quienes los formulan no poseen acceso no digo a
documentación clasificada, sino a bibliografía que está disponible en su
propio país y por supuesto en Internet.

En nuestro caso, abundan entre nosotros los analistas que dan por
sentado que la reacción militar del Reino Unido era obvia para cualquiera,
y no se han cansado de difundir este criterio, al punto que es plenamente
aceptado. Pero, sucede que a pesar que rige en el Reino Unido una norma
que niega el acceso a documentos oficiales del período de la Guerra de
Malvinas, eso no ha impedido que aparezcan autores británicos que nos
aportan un dato que pone claramente en duda este estereotipo. Nos
referimos a los libros publicados por el General (Ejército Británico) Sir
Michael Jackson,[2] y al que escribiera el muy reconocido historiador Hugh
Bicheno,[3] quien además se desempeñó en el Servicio Secreto de Su Majestad
en la Embajada Argentina en Buenos Aires pocos años antes de la guerra.
Estos autores, y me permito a partir de estas líneas hacer una suerte de
racconto de sus escritos, nos cuentan que una vez producido el desembarco
en lo que por entonces denominábamos los argentinos Puerto Stanley, la
Primera Ministra, señora Margaret Thatcher, estaba en una reunión en el
famoso 10 Downing Street, discutiendo la crisis con dos de sus asesores más
relevantes: El secretario de Defensa, señor John Nott y miembros del
Foreign Office. Estas personas, estaban asesorando a la Primer Ministro a
no reaccionar por las armas ante la acción argentina. Al tiempo que esto
sucedía, el First Sea Lord,[4] Almirante Sir Henry Leach, enterado de la
reunión que acabamos de comentar, se hace presente en la sede del gobierno
británico, y hace que le avisen a la Primer Ministro de su presencia allí,
ante lo cual ella accede a que ingrese a la reunión. El Almirante Leach,
ignorando a los altos funcionarios que asesoraban a la señora Thatcher, le
dirige la palabra, diciéndole que la Royal Navy podía hacerse cargo de la
situación.

Esta historia, es altamente importante, pues nos pone de manifiesto
que en la cúspide del poder político británico existían posiciones que eran
claramente opuestas a tomar una acción militar contra la operación llevada
a cabo por la Argentina. Es más, uno de los autores, el General Jackson
sostiene que ¡¡¡la idea de no reaccionar militarmente contra una operación
militar argentina era compartida por el Foreign Office y el Ministerio de
Defensa aún antes de los hechos del 02 de Abril!!! Todo esto, al menos
nos debería de hacer pensar que existió un momento en que el Gobierno
Británico pudo haber adoptado otro curso de acción, y que no sucedió por el
poder de persuasión que evidentemente debe de haber tenido el Almirante
Leach para que la señora Thatcher valorara más su asesoramiento por sobre
el de sus colaboradores políticos más cercanos.

Queda para otra oportunidad el estudio de un nuevo aspecto que el
historiador Hugh Bicheno desarrolla, y que guarda relación con la activa
participación que la Argentina tenía en esos días en las operaciones
encubiertas que se llevaban a cabo en América Central contra los
irregulares de izquierda y el gobierno Sandinista. Un profundo estudio de
ese tema, quizás, solamente quizás, pueda darnos algunas pistas más de
porque algunos sectores del gobierno de Washington de ese entonces miraban
con cercana simpatía las acciones llevadas a cabo ese hoy lejano 02 de
Abril. Nuevamente, hay mucho por analizar aun hoy sobre las
consideraciones políticas del más alto nivel que llevaron a la decisión de
la guerra. Seguramente, llevarán tiempo, pero muy probablemente serán muy
útiles para conocer los hechos que la repetición sin mas de un estereotipo.



NO HUBO ACCIONAR CONJUNTO EN LA GUERRA DE MALVINAS


En todos los países, el accionar conjunto de sus respectivas FF.AA. ha
presentado siempre dificultades. Esto se debe no solamente a lo que a
primera vista pueden parecer excesos en celos profesionales, sino que se
encuentra enraizada en las culturas que son propias a organizaciones que se
estructuran y preparan para hacer la guerra en un campo específico de la
misma; y que en ciertas cuestiones, poseen capacidades que, correctamente
conducidas, posibilitan al accionar con una o más FF.AA. crear la sinergia
que hace muchas veces la diferencia que lleva a la victoria en la batalla.
Y es aquí donde creo que hubo serios inconvenientes en el accionar conjunto
de las FF.AA., especialmente a nivel del comando del Teatro de Operaciones
En efecto, se advirtió, una profunda falta de autoridad de parte de ese
nivel de conducción para ejercer a pleno las potestades que un comandante
conjunto de ese nivel posee. Cada Fuerza Armada se desenvolvió por su
cuenta, y ese nivel centralizado y conjunto de comando no se hizo notar en
la práctica. Cabe recordar que a ese nivel y de acuerdo a la doctrina que
en esos años regía, el Comandante del Teatro de Operaciones debía ejercer
la conducción de todos los componentes de las FF.AA. que en el mismo
actuaban. Eso no sucedió así y una complicada y por momentos ininteligible
cadena de comando prevaleció por sobre lo que la doctrina militar
establecía. Sin embargo, y pese a esa enorme falencia antes mencionada, la
guerra de Malvinas esta repleta de experiencias de accionar conjunto de las
FF.AA. Vamos a detallar algunos:
- La Operación Rosario, la toma de las Islas Malvinas, es en si misma una
muestra de accionar conjunto de las FF.AA.: La Armada, con representación
de sus componentes (buques de superficie, submarinos, infantes de marina),
el Ejército y la Fuerza Aérea, desarrollaron operaciones en la casi
totalidad del espectro posible del accionar conjunto. Tropas del Ejército
desembarcaron con el apoyo de la Armada, y esas mismas tropas,
posibilitaron a la Fuerza Aérea operar el aeropuerto existente, para que
los aviones de transporte descargaran a la masa del entonces Regimiento de
Infantería 25 en la Isla Soledad.
- La Armada facilitó a la Fuerza Aérea el empleo de sus destructores Tipo
42 (similares al Shefield), para que los pilotos pudieran familiarizarse en
todo lo relativo al ataque contra las naves británicas; desarrollando
intensas prácticas en el litoral marítimo continental.
- La Fuerza Aérea y la Armada coordinaron varias operaciones conjuntas
contra distintos blancos enemigos; como por ejemplo el ataque contra el
Shefield, el no reconocido contra uno de los portaviones enemigos, y una
infinidad de otras acciones en que por ejemplo, los medios de exploración
de una de las fuerzas compartía con la otra la información obtenida.
- En la noche del 12 de junio, en horas de la madrugada, se hizo fuego con
un misil Exocet sobre la fragata Glamorgan, [5] que se encontraba próxima
al sector Este del aeropuerto. La acción en si misma fue una demostración
plena de "conjuntez". El misil, operado por la Armada, el cual había sido
diseñado para ser disparado desde la plataforma que un buque de guerra
poseía, fue transportado a Malvinas en un avión de la Fuerza Aérea, y se
empleó para apoyar el dispositivo de lanzamiento, un camión Unimog del
Ejército. Asimismo, para el tiro, se usaron los datos que aportara un radar
Rasit del Ejército. [6]
- En la zona del aeropuerto, donde el autor de este trabajo prestó
servicios, estaban estacionados, dando protección al aeropuerto, la
Agrupación de Artillería de Defensa Aérea del Ejército, junto con elementos
de menor magnitud pero importantes de la Armada y la Fuerza Aérea. Todos
ellos coordinaron sus actividades, y se mostraron sumamente eficientes en
su misión, toda vez que el componente aéreo enemigo resultó incapaz de
impedir la operación casi diaria de la pista.
- En el monte Low, ubicado a pocos kilómetros al norte del aeropuerto, el
autor se encontraba con una patrulla del RI 25 dando seguridad a un puesto
de observación de la Fuerza Aérea, el cual cubría por las vistas los
sectores que el radar de Puerto Argentino no podía barrer. Con el correr de
los días, un radar de origen israelí fue colocado en la mencionada altura,
operado por personal de la Fuerza Aérea. El 01 de mayo, en horas de la
tarde, con miembros de mi patrulla, detectamos sobre la línea del horizonte
a tres buques enemigos que navegaban en dirección hacia el sector sur del
aeropuerto. Muñido de una brújula de campaña, sacaba rumbos del blanco, los
que eran pasados al Comando de las fuerzas terrestres en Puerto Argentino.
De allí, se derivaron a la Fuerza Aérea, la que dispuso de inmediato una
acción aérea sobre los buques antes mencionados; siendo esta el primer
ataque aéreo que se desarrollo sobre la flota enemiga, y del cual fueron
testigos muchos de los que allí estuvimos ese día[7]. Este pequeño ejemplo,
no fue el único, pues también se materializó actividad conjunta en los
ingenieros de la Infantería de Marina que concurrían habitualmente al
sector del aeropuerto a hacer detonar bombas enemigas no explotadas, así
como fracciones de ametralladoras pesadas de ese cuerpo naval prestando
servicio con elementos de infantería del Ejército. Estos sencillos
ejemplos, ilustran que aún en niveles muy menores, existió la posibilidad
de realizar actividades conjuntas.
Los ejemplos antes citados, nos sirven para comprender que en
Malvinas, no faltaron acciones conjuntas. Las hubo, tanto de diversa
importancia, como dirigidas a satisfacer necesidades de distintos niveles
de conducción. En mi particular opinión, son más que destacables, teniendo
en cuenta la circunstancia de FF.AA. que no tenían experiencia de guerra
relativamente reciente. Obviamente se debe avanzar y mucho más en todo lo
que hace a la actividad conjunta; especialmente en lo relativo al
sostenimiento logístico de operaciones, con atención marcada a los
componentes con menor capacidad de transporte; pero sin olvidar las cosas
que bien se hicieron en las operaciones desarrolladas en Malvinas. No tener
en cuenta lo que se hizo bien, puede llevarnos a la errónea idea que no
poseemos aptitud para operar al unísono entre las FF.AA., cuestión que
considero los ejemplos dados claramente expresan lo contrario. Para
finalizar con este tema, me permito recomendar la lectura del trabajo
"Argentine Jointness and the Malvinas" escrito por Robert Sheina en la
revista del Estado Mayor Conjunto de los EE.UU. [8] En el mismo, se
refiere a las acciones conjuntas desarrolladas por nuestras FF.AA. en
Malvinas, cuya lectura podrá servir para corroborar lo anteriormente
expresado.
 
LAS TROPAS DEL EJERCITO NO OFRECIERON RESISTENCIA AL ENEMIGO

Este es uno de los estereotipos más arraigados en buena parte de la
opinión pública, y quizás sea el que con mayor facilidad puede demostrarse
la falacia que la misma encierra. Para analizar este estereotipo, hemos
recurrido a la página que el Ministerio de Defensa Británico posee, y más
precisamente al sector que la misma dedica a la Guerra de Malvinas. [9] En
esa página, y bajo el rótulo "Roll of Honour", figuran los nombres de la
totalidad de los caídos británicos en la guerra. De la lista, he puesto
atención en aquellos que pertenecían tanto al Ejército como a los Royal
Marines, pero atendiendo con exclusividad a los que sirvieron en elementos
en contacto directo con el enemigo, es decir contra las tropas argentinas.
El número de hombres caídos es de 107. Ahora bien, tengamos en cuenta las
operaciones concretas de combate desarrolladas por los británicos desde el
desembarco del 21 de mayo en San Carlos. Básicamente, las acciones más
importantes se desarrollaron en Goose Green y en lo que podemos denominar
como la Batalla de Puerto Argentino, desarrollada por el control de las
estribaciones al Oeste de la capital del archipiélago. El combate de Goose
Green dura aproximadamente cuarenta y ocho horas, entre el 27 y el 29 de
Mayo de 1982. Por su parte, la Batalla por Puerto Argentino, puede decirse
que dura de manera intermitente entre la noche del 11 de Junio y las
primeras luces del 14 del mismo mes. En total, observamos que se
desarrollaron acciones de combate directo de carácter intenso durante un
total de cinco días aproximadamente. Dividiendo la cifra de muertos antes
especificada, que mencionamos era de 107 por los días de combate, nos da
que prácticamente en promedio caían muertos 21 soldados del Reino Unido por
día, a los que deben agregarse los heridos que toda acción militar trae
aparejada.[10] Cabe aquí que nos preguntemos ¿Qué acción producía que esos
hombres se constituyeran en bajas?. Y esto debe ser respondido, toda vez
que tanto la Fuerza Aérea como la Aviación Naval, no estaban en condiciones
de dar apoyo de fuego cercano a las tropas terrestres en Malvinas. Aspecto
este que tiene su respuesta en el hecho que el poco tiempo disponible que
las aeronaves propias tenían para operar sobre el archipiélago, era el
mínimo como para alcanzar objetivos navales de envergadura, pero
absolutamente insuficiente para localizar un blanco tan difícil de
delimitar sobre el campo como es el que ofrecen las tropas diseminadas en
operaciones de combate. [11] Ineludiblemente, esas bajas eran causadas por
el accionar de las tropas terrestres del Ejército Argentino y de la
Infantería de Marina. Ahora bien, según cifras oficiales británicas, la
totalidad de muertos en la guerra fueron de 255. Esta cifra incluye a los
que cayeron tanto en tierra como en el mar o el aire. Veamos a continuación
algunos datos oficiales británicos de otras guerras: [12]


"Guerra "Duración "Muertos "
" " " "
"Palestina "1945 - 1948 "223 "
" " " "
"Corea "1950 - 1953 "537 "
" " " "
"Malaya "1958 - 1961 "525 "
" " " "
"Malvinas "01 May - 14 Jun "255 "
" "1982 " "
"Irak "20 Mar 03 – 12 Feb"179[13] "
" "09 " "

Detengámonos ahora en el cuadro, y recordemos que de los 255 muertos
hay 107 que cayeron en acciones de combate contra las tropas terrestres
argentinas. Muertes que se producen en el tiempo que demandan las
operaciones de combate directo en Malvinas. Comparemos estas cifras con las
que los británicos sufrieron en campañas tan duras como las de Corea,
enfrentando durante tres años a Norcoreanos y Chinos, y las que sufrieron
en tres años de lucha contra los insurgentes malayos. La sola comparación
nos debe reafirmar lo duro que resultó el combate para las tropas
británicas. Esto en modo alguno significa que todas las tropas terrestres
argentinas combatieron bien, ni que no se hayan producido graves errores en
la disposición de tropas y en el planeamiento previo de las acciones a
desarrollar. Sin embargo, aun con esos aspectos ponderados, no puede dejar
de concluirse que las tropas argentinas enfrentaron al enemigo
circunstancial y le ofrecieron pelea, en la medida de sus posibilidades,
haciendo a mi juicio un esfuerzo honroso de su tradición militar. Este
último aspecto nos lleva a enfrentar el siguiente estereotipo.
 

LOS SOLDADOS FUERON ABANDONADOS A SU SUERTE POR SUS SUPERIORES

El presente es un estereotipo que bien podría se rebatido empleando
exclusivamente la lógica. Invito al lector a imaginarse la situación que
describiré a continuación, para lo cual, deberá trasladarse mentalmente a
los días de las acciones terrestres en Malvinas, sean estos los de Goose
Green o la batalla de Puerto Argentino. Piense en miles de jóvenes
conscriptos, en muchos casos con escasa preparación militar previa, quienes
son de buenas a primeras abandonados a su suerte por todos sus superiores,
es decir que quedan sin ninguna referencia para ser conducidos en el
combate. Esa masa de hombres, naturalmente hubiera tendido a replegarse
totalmente sobre la retaguardia, sin retener en modo alguno las posiciones
que ocupaban, y mucho menos es razonable que, obedeciendo a liderazgos
aparecidos ad hoc, desarrollaran masivamente acciones de combate contra el
enemigo. Si ese caso es el que hubiese ocurrido en Malvinas, me permito
preguntar al lector ¿Quién produjo las bajas en las tropas británicas
empeñadas en combate terrestre?. Además, si tal hubiera sido la situación,
¿Por qué causa distintos autores, especialmente de habla inglesa, hacen
mención en sus trabajos sobre la Guerra de Malvinas a la dura resistencia
que en muchos lugares sufrieron las tropas británicas de parte de las
fuerzas terrestres argentinas? [14] Evidentemente, el presente estereotipo
carece de razonabilidad. Sin embargo, el hecho que carezca de sentido, no
significa en modo alguno que no pudiera haberse cometido hechos que puedan
estar comprendidos en algunos de los delitos que el propio Código de
Justicia Militar contempla. Los mismos, dignos de castigo si fueran
comprobados, en modo alguno pudieron ser generalizados, ya que como ha sido
expresado con anterioridad, de haberse concretado tal situación la campaña
terrestre británica en Malvinas debió haber hecho sufrir un número de bajas
sensiblemente inferior al que oficialmente aceptan.[15]
Creemos por otra parte que una falencia importante, que hace a la
cohesión de las tropas, especialmente a las de menor nivel, aquellas que en
definitiva llevan el peso del combate en contacto directo con el
enemigo,[16] se hizo evidente en la Guerra de Malvinas. Y nos referimos a
la falta que el Ejército Argentino tenía en ese tiempo de un cuadro de
suboficiales dispuesto a ejercer con amplitud la iniciativa en el campo de
combate. Esto no significa una crítica negativa al valor bajo fuego de los
mismos, a lo que intento referirme, es que la cultura organizacional de la
fuerza de aquellos tiempos no priorizaba el ejercicio responsable de la
iniciativa por parte de los suboficiales, haciendo de su accionar más
propio del de auxiliares de los oficiales en la conducción que la de
líderes que tenían responsabilidades específicas de mando sobre sus propias
organizaciones.[17] Por el contrario, el Ejército Británico ha tenido un
enfoque muy diferente a esta cuestión, más notable quizás desde el fin de
la 2da Guerra Mundial, en que la propia naturaleza de los conflictos donde
ellos participaron, luchas coloniales en su mayoría, hacían del empleo de
las fracciones menores un punto importante de su desempeño táctico; y son
precisamente esas fracciones las que se encuentran al mando de
suboficiales. En años posteriores a la Guerra de Malvinas, nuestro propio
Ejército ha comenzado a comprender el tema, e inició un proceso de
jerarquización de las funciones de los suboficiales. Este camino no ha
finalizado aún, y es mucho lo que hay que avanzar todavía, especialmente
por parte del Cuerpo de Oficiales, que debe delegar mayores
responsabilidades en los suboficiales.[18] Asimismo, la más alta conducción
del Ejército de ese entonces decidió enviar a combatir junto a soldados que
poseían cierto nivel de instrucción (Clase 1962) a los de la Clase 1963,
los que apenas habían recibido una instrucción militar básica. Tal tuvo su
contraparte en el personal de Cuadros, ya que se hizo egresar antes de
tiempo a los Aspirantes a suboficial de las Escuelas de Suboficiales y a
los Cadetes de IVto año del Colegio Militar.[19] Esa decisión, estuvo sin
lugar movida más por el criterio de privilegiar la "cantidad" por sobre la
"calidad". Fue una determinación equivocada, pues creó mayores
inconvenientes en los elementos de combate, toda vez que es muy distinto el
esfuerzo necesario para conducir hombres con experiencia militar que aquel
que se necesita para obtener rendimientos acordes de personas prácticamente
inexpertas.
 
A MODO DE CIERRE

¿Por qué aceptamos estereotipos? Probablemente porque nos ofrecen
explicaciones sencillas a hechos sumamente complejos, y de esa manera nos
posibilitan creer que entendemos el mundo en el cual nos desenvolvemos.
Además, los estereotipos en cierta forma, al tener casi una categoría
dogmática, nos liberan de la responsabilidad de cuestionarnos su validez,
creando en nosotros una cierta pereza intelectual, la que resulta a mi
juicio inaceptable en alguien que aspira a liderar hombres en combate o a
asesorar sobre el empleo adecuado del recurso militar en una crisis. Todo
esto se ve potenciado porque desafortunadamente, la realidad normalmente es
muy compleja y más cuando el asunto a tratar tiene que ver con la guerra,
actividad humana donde el engaño, la propaganda y la desinformación son
algunas de sus herramientas más usadas. Permítaseme insistir con algo que
mencioné al principio: Puede aceptarse que alguien ajeno a estos temas
tienda a inclinarse por las explicaciones sencillas, pero resulta
inaceptable en un profesional que tiene la responsabilidad de poseer una
natural inclinación por la búsqueda de los hechos que respalden a las
afirmaciones.




Es más que conocida la frase militar que palabras más o menos expresa
que "quien menos errores comete, gana las guerras". Británicos y argentinos
cometieron una gran cantidad de errores, muchos de carácter político, otros
alcanzan el nivel estratégico y operativo y no pocos el táctico. Por igual
sus soldados, de todas las jerarquías enfrentaron los padecimientos propios
de toda guerra; el riesgo omnipresente de muerte o mutilación, los
padecimientos físicos (fatiga extrema, escaso sueño, dormir a la intemperie
bajo severas condiciones climáticas) y psíquicos. Un dato poco difundido
entre nosotros, quizás porque nuestra visión para analizar la guerra está
muy influida por aspectos totalmente ajenos al específico de la contienda,
es el que indica que los veteranos de guerra británicos han sufrido tantos
suicidios como sus camaradas de armas argentinos. En efecto, ya en el año
2002, la BBC informaba que se habían suicidado 264 hombres, recordemos la
cifra de 255 muertos en combate.[20] Según relatan los propios británicos,
el estrés postraumático sería la causa de tales suicidios.[21]
Resulta evidente que los errores británicos o fueron menores o menos
significativos, que los que su contraparte argentina cometieron, y que la
victoria fue alcanzada merced a la tenacidad que sus tropas han hecho gala
a lo largo de su dilatada historia militar. Por nuestra parte, y más allá
de las consideraciones políticas sobre la guerra, creemos que el análisis
de la Guerra de Malvinas (la primera de significación desarrollada por
nuestras FF.AA. desde la Guerra de la Triple Alianza), y más precisamente
del desempeño de las tropas terrestres argentinas en ella, merece una
aproximación que se haga alejada de preconceptos, los que seguramente serán
ajenos a un criterio que quiera tener en la objetividad su mayor respaldo.
Quizás esa sea una deuda que tenemos para quienes en el terreno hicieron lo
mejor que pudieron en una situación harto complicada, y para aquellos que
ya en la paz, no pudieron soportar los efectos que la guerra ya lejana
causó en sus almas.
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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[1] La Real Academia Española de la Lengua define estereotipo como:
Imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con carácter
inmutable
(http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=estereotipo).

[2] Jackson, Michael Sir Grl Ej Británico (2007). Soldier; Bantam Press.
London. United Kingdom. p. 130.
[3] Bicheno, Hugh (2009). Al filo de la navaja; Debate, Buernos Aires,
Argentina. p.119. Cabe agregar que más allá de la visión que el señor
Bicheno tiene sobre la Argentina, su cultura e instituciones es cuanto
menos opinable, es de destacar el trabajo de detalle que ha tomado en la
descripción de las acciones militares desarrolladas en la guerra, donde la
imparcialidad de sus juicios y la abundante cantidad de detalles que sus
relatos poseen, hacen de la lectura de este libro un hecho muy necesario.

[4] First Sea Lord: Nombre tradicional con que se conoce al equivalente
argentino del Jefe de Estado Mayor de la Armada.
[5] El impacto causó 13 muertos y 14 heridos, así como severos daños en
el sector de popa de la nave, especialmente en la Santa Bárbara del buque,
que sufrió un importante ingreso de agua de mar. Ver
http://www.hmsglamorgan.co.uk/html/diary_of_events.html
[6] Esa madrugada me encontraba de guardia en la zona de posiciones de
la Ca I "A" del RI 25 en el sector norte del aeropuerto, y pude tanto
escuchar como ver el lanzamiento de ese Exocet. Algunos días antes, había
llamado mi atención el extraño lanzador montado en un camión Unimog. No
imaginaba que ese sistema iba a ser operativo.

[7] Posteriormente a ese ataque, con mi patrulla nos tiroteamos con un
helicóptero de la Royal Navy que hasta antes de la acción de la Fuerza
Aérea Argentina, cubría misiones de observación al tiro de artillería que
los buques hacían sobre el aeropuerto de Puerto Argentino. Durante el
ataque, el helicóptero buscó refugio al pie del cerro donde nos
encontrábamos, circunstancia que "aprovechamos" para dispararle.
[8] Robert L Sheina (1994). Argentine Jointness And The Malvinas; Joint
Forces Quadrenial, Washington, United States of America. p. 95

[9] http://www.raf.mod.uk/falklands/rollofhonour.html.
[10] El renombrado historiador militar británico Sir Lawrence Freedman
destaca que los muertos británicos en los combates terrestres fueron 22
para los Royal Marine y 58 para el Ejército. Esto hace un total de 80, los
que divididos los cinco días antes mencionados da un promedio de 16 muertos
por jornada. Estas cifras no cuentan los 45 muertos en las acciones de
Bahía Agradable (42 en el Sir Galahad y 3 en el Sir Tristan), ni los 20
muertos (uno de ellos un Royal Marine) en un accidente con un Sea King.
Freedman, Sir Lawrence (2005). The Official History of the Falkllands
Campaign; Routledge. London. United Kingdom. Vol II, Tabla 7, p. 772.
[11] Cabe aquí mencionar la acción de bombardeo llevada a cabo por dos
Canberra MK-62 de la Fuerza Aérea llevada a cabo sobre un presunto puesto
de comando enemigo en la noche del 13 de Junio, donde ofrendara su vida el
Capitán Casado.

[12] http://www.fuerzaaerea.mil.ar/conflicto/las_cifras.html.
[13] Fuente BBC http://news.bbc.co.uk/2/hi/uk_news/3847051.stm
(consultado el 31 Mar 09).
[14] David Aldea es un historiador militar australiano, prácticamente
desconocido por el gran público argentino. Ha escrito gran cantidad de
trabajos sobre la guerra de Malvinas, caracterizándose los mismos por el
nivel de detalle de la información que emplea en ellos. Los siguientes, son
cuatro artículos que dedicó a combates desarrollados por los argentinos. Su
lectura, por si sola sirve para refutar de cuajo el estereotipo del
abandono masivo de los soldados conscriptos. Asimismo, es de destacar, que
los mismos figuran en el site www.britains-smallwars.com, el cual está
dedicado a todas las campañas efectuadas por las tropas británicas con
posterioridad a la 2da Guerra Mundial.
http://www.britains-smallwars.com/Falklands/David/Mount-Harriet.htm
http://www.britains-smallwars.com/Falklands/David/Longdon.htm
http://www.britains-smallwars.com/Falklands/David/Tumbledown.htm
http://www.britains-smallwars.com/Falklands/David/WirelessRidge.htm.

[15] El libro de Hugh Bicheno, en su descripción de los combates en
Malvinas es otra prueba más de la dura lucha que los efectivos del Ejército
Argentino ofrecieron allí a sus contrapartes Británicos.
[16] Tan importante son estas fracciones, que los propios EE.UU. durante
el desarrollo de la 2da Guerra Mundial, designaron un equipo de estudio
para evaluar el comportamiento de las tropas de primera línea en el
combate. Ese estudio, un verdadero clásico, se denomina MEN AGAINST FIRE,
siendo su autor el Grl S.L.A. MARSHALL, Editorial Byrrd Enterprises Inc;
siendo su primera edición del año 1947. Quizás el aspecto detectado más
notable es que la masa de los soldados tienden a no disparar sobre sus
enemigos, ya que sienten muy arraigado el "tabú" de matar otro ser humano.
Más tarde en el año 2003, John Whiteclay CHAMBERS, publicó un análisis del
libro de Marshall, que critica algunos de sus enfoques, básicamente la
manera en que la información fue obtenida para el libro. Ese trabajo fue
publicado por PARAMETERS, en la edición Autumn 2003, páginas 113 y
subsiguientes.
[17] En mi artículo EL CRITERIO CERO DEFECTO, publicado por la Revista
EJERCITO del Ejército de Tierra Español, me he referido en profundidad a la
cuestión de la no tolerancia a errores, aspecto que creo se encuentra en el
núcleo del problema organizacional que impidió al Ejército contar con un
cuadro de suboficiales dispuesto a tomar iniciativas relevantes durante la
Guerra de Malvinas.
[18] El señor Alejandro L. CORBACHO, académico de la Universidad del
CEMA, ha publicado un excelente trabajo sobre el desempeño de las tropas
compuestas por conscriptos en Malvinas. El mismo puede accederse en la
siguiente dirección:
http://www.cema.edu.ar/publicaciones/download/documentos/271.pdf.

[19] El autor de este trabajo es uno de aquellos cadetes...
[20] Ver la nota de la BBC completa en la siguiente dirección:
http://news.bbc.co.uk/2/hi/uk_news/1758301.stm. Asimismo The Guardian
publicó sobre el tema aún antes, en el 2001:
http://www.guardian.co.uk/print/0,,4198879-103690,00.html
[21] Cabe aquí que nos preguntemos ¿Qué tipo de estrés podrían haber
sufrido dado el estereotipo de la falta de valor combativo de las tropas
argentinas?
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